Los Reyes Magos

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Los Reyes Magos

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l maravilloso viaje emprendido por los tres Reyes Magos para conocer y celebrar el nacimiento del niño Jesús es uno de los relatos bíblicos más famosos. El esplendor de su recorrido, la magia de sus símbolos, sus enigmáticos protagonistas, han hecho de esta historia un episodio imprescindible en la memoria y en la imaginación de los niños, mujeres y hombres de nuestro tiempo. Es un relato en constante movimiento, que todavía transita, como en un desierto invisible, por los ondulantes espacios que comparten la historia y la religión. La vigencia de los tres Reyes Magos, su aventura fervorosa y plena de significados, se ratifica en la puntual celebración que tiene lugar trece días después de la Navidad. Cada 6 de enero, en distintas

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partes del mundo y en millones de hogares se reitera simbólicamente la llegada de estos tres importantes personajes a la humilde morada donde nació el Hijo de Dios. Esta celebración es conocida bajo el nombre de La Epifanía del Señor, ya que la palabra epifanía viene del griego epiphania, que significa “manifestación”. Para los Reyes Magos consistió en el surgimiento, en lo alto del cielo, de una estrella móvil e irrepetible que anunciaba el nacimiento del verdadero Dios. Los diversos rituales y las acostumbradas representaciones navideñas dan fe de la riqueza de esta historia que ha brillado con especial fulgor a lo largo del tiempo, resaltando sobre otros momentos de la vida de Jesús en los que se ha manifestado, de forma semejante, su divinidad. 3


Los Reyes Magos en Chile Desde inicios del siglo XIX comenzó a popularizarse la costumbre de hacer un pesebre en las iglesias, parroquias y casas de familias pudientes. En estas casas, se abrían las puertas para que quienes quisieran pudieran acercarse, así, niños y adultos dejaban regalos recreando a los reyes magos. Estos regalos solían ser alimentos preparados con especial cuidado.

El enigma de los Reyes Magos Los tres Reyes Magos son, en sí mismos, un enigma que se refleja y se desplaza sobre el espejo misterioso de su recorrido, pues lo que se sabe en concreto de sus vidas, desde un punto de vista histórico, es muy poco en comparación con la amplitud de su fama y la consistencia de las imágenes que los adornan en nuestra memoria. No existe un acuerdo definitivo entre las distintas versiones que se han elaborado sobre el viaje que llevaron a cabo, así como tampoco se tiene una idea cierta sobre quiénes eran, en realidad, los Reyes Magos. Incluso algunos de los elementos característicos de su historia, como la estrella que los guió a Belén o los regalos que ofrecieron al niño Jesús, permanecen bajo el manto enigmático de la duda. Las múltiples formas en que han sido interpretados estos símbolos contribuyeron a fortalecer y expandir su aire de leyenda. 4


Catacumba de Priscilla, Roma. Se cree que la figura de la izquierda, junto a la Virgen y el Niño, es el profeta Balaam señalando una estrella.

La profecía de Balaam Cuenta San Mateo en su evangelio que cuando Jesús nació en Belén, en los días del Rey Herodes, arribaron a Jerusalén unos magos que provenían del Oriente. Al llegar a la ciudad, inmediatamente quisieron saber dónde estaba el rey de los judíos, que acababa de nacer: porque su estrella hemos visto en el Oriente, y venimos a adorarle. La estrella, que les confirmaba con su íntimo brillo la llegada del Mesías, los había guiado, posiblemente, desde las lejanas tierras de Babilonia hasta las puertas de Jerusalén, donde misteriosamente había desaparecido. Para algunos Padres de la Iglesia, la aparición de esta estrella venía a confirmar la antigua profecía de Balaam, quien habría sido un importante antepasado de los Magos. Balaam había anunciado mucho tiempo atrás el surgimiento de una estrella en Jacob y con ella el levantamiento de un

La cabalgata de los Reyes en España Existe en España una hermosa costumbre muy difundida en sus pueblos y ciudades llamada Cabalgata de los Reyes, que se celebra durante la tarde del 5 de enero de cada año. Una de las más antiguas cabalgatas es la que se realiza en el pueblo alicantino de Alcoy pues los registros indican que comenzaron en 1866. Los preparativos comienzan el 4 de enero, cuando unos pajes reales recogen los pedidos de los niños que serán llevados a los Reyes. Al día siguiente, los reyes recorren las calles acompañados por sus pajes y pastores, por las bandas de música del pueblo y cientos de personas. También se monta un tradicional espectáculo de marionetas llamado Tirisiti que recrea la historia bíblica. Sin embargo, los reyes magos usan también otros medios de transporte, pues a Santiago de Compostela y a Toledo llegan en tren, a algunas ciudades costeras llegan en barco e incluso han abordado vehículos menos convencionales, como parapentes y helicópteros. 5


Villancico venezolano Corre caballito, vamos a Belén a ver a María y al Niño también al Niño también dicen los pastores que ha nacido un niño cubierto de flores. El ángel Gabriel anunció a María que el Niño Divino de ella nacería. De ella nacería dicen los pastores: que ha nacido un niño cubierto de flores. Los tres Reyes Magos vienen del Oriente y le traen al Niño hermosos presentes. Hermosos presentes dicen los pastores: que ha nacido un niño cubierto de flores. San José y la Virgen, la mula y el buey fueron los que vieron al Niño nacer. Al Niño nacer dicen los pastores: que ha nacido un Niño cubierto de flores.

cetro y un nuevo reino en Israel. En apego a esta creencia, San Juan Crisóstomo llega a entender a los propios Reyes Magos como hombres que pertenecían a una casta o grupo tradicional que tenía el deber de contemplar el cielo y los astros en espera del cumplimiento de esta profecía. Así, Crisóstomo menciona una comisión especial conformada por doce Reyes Magos que en determinada época del año remontaba la cima del monte de la Victoria para pedirle a Dios, durante tres días consecutivos de oración y esperanza, que les revelara finalmente la estrella anunciada por el profeta. Los reyes sabios Más allá del hecho de que la estrella de Belén fuera o no la realización de este vaticinio, se sabe que los Reyes Magos eran conocidos como astrólogos y hombres de ciencia. La palabra mago, en realidad, más que hechicero o ilusionista, asume en el relato bíblico

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Observatorio de MĂŠrida, Venezuela.

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Templo de Zoroastro, Irán. Zoroastro (o Zaratrusta) fue un profeta iraní que vivió durante el siglo VI a.C., fundó el zoroastrismo, religión que hoy se practica principalmente en la India.

La campaña de los Reyes Magos en Austria Desde hace más de 50 años, la Jungschar, movimiento que agrupa a más de cien mil niños y adolescentes católicos de Austria, colabora con la “Campaña de los Reyes Magos” (DKA Austria) logrando llevar adelante programas de cooperación con varias organizaciones internacionales vinculadas a la educación y salud de los niños del mundo. Brasil, Colombia, Nicaragua, Guatemala, El Salvador, Uganda, Kenia, Tanzania, India y Filipinas son países prioritarios para estas actividades signadas por la solidaridad. Así, inspirados por la historia bíblica, el 6 de enero de cada año miles de jóvenes de Austria visitan las casas llevando el mensaje cristiano y solicitando aportes para las iniciativas solidarias que abogan por un mundo más justo.

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y en leyendas posteriores, el significado de hombre sabio o persona eminente reconocida por su sabiduría. Incluso el título de reyes parece relacionarse más con la función de jefes o señores principales de estas congregaciones religiosas dedicadas a la astrología, que a hombres soberanos de un pueblo. Una de estas castas sacerdotales era la de los Medos. Tenían influencia en Persia y Babilonia, y su jefe era Nergal-sarezer, un hombre que Jeremías llama, precisamente, el “Rabmag”, que significa el Mago-jefe. Se cree que los Reyes Magos pertenecieron a este grupo cuya religión, profesada varios siglos antes de Cristo, era la de Zoroastro. Ecos en el cielo De acuerdo a los dictados de esta fe, los magos sostenían que los grandes astros y las estrellas eran las representaciones celestiales que alumbraban la existencia de perso-


Reyes Magos en Puerto Vallarta, México.

nas cuyos destinos serían importantes. Eran ecos luminosos o divinos que anunciaban el próximo cumplimiento de antiguas y anheladas profecías. Esta creencia no era exclusiva de hombres de ciencia y religión. Al contrario, era un pensamiento común para los habitantes de Judea, Samaria y Galilea que siempre habían estado familiarizados, por ser territorios ligados a la navegación marítima, con la idea de que sus pueblos fueran guiados por una estrella. Gracias a los relatos populares que han sido recogidos por historiadores de la época, se creía que nacimientos de gran relevancia también habían sido anunciados mediante los destellos particulares de un astro. Por ejemplo, el mismo del emperador Augusto (27 a.C. -14 d. C), según lo relata Suetonio en su historia de Los doce césares, fue precedido por signos celestiales que aseguraban su procedencia divina.

Los Reyes Magos en México La tradición popular incluye la celebración del 6 de enero, día en que los niños ponen en el pesebre las figuras de los tres reyes magos. También se parte una rosca de pan que lleva adentro un haba escondida y una o más figuras de niños que simbolizan a Jesús. Mientras que una porción de la rosca se reserva para alguna persona pobre que pida ayuda, a quien le toque una porción de rosca con una figura, debe invitar a todos a la fiesta del día de la Candelaria que se celebra el 2 de febrero. En las calles de Coatlán del Río, también en México, durante los primeros cinco días de enero, se hacen numerosas peregrinaciones hasta el centro parroquial junto con los reyes magos. El 5 de enero por la tarde, se hace una misa en representación de los reyes magos y se los recibe con la quema de una portada de luces. Al día siguiente se celebra una misa en honor a los reyes y por la noche se quema el castillo tradicional de luces. Durante estos primeros días de enero hay juegos mecánicos en las calles y en el Zócalo hay puestos de comida, juguetes y juegos.

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El temor del rey Herodes Para la fe cristiana, la sabiduría de los Reyes Magos se manifiesta, especialmente, en haber reconocido desde el primer instante el auténtico resplandor que señalaba la llegada del verdadero Rey de los judíos. Como lo muestra el evangelio de San Mateo, la certeza de este mensaje despertó el temor del rey Herodes. Al llegar a sus oídos la pregunta de los Reyes Magos, nos dice el evangelio, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. Herodes decidió convocar a los sacerdotes y escribas del pueblo para conocer el lugar que las profecías habían designado como cuna del Mesías. Los sacerdotes interpreta-

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Palacio de Herodes en Nueva Jerusalén, en Pernambuco, Brasil. Es un teatro al aire libre donde se representa la Pasión de Cristo.

ron las palabras del profeta Miqueas y señalaron en el sinuoso mapa de las escrituras al pequeño pueblo de Belén como el lugar de nacimiento del nuevo Rey. Herodes orientó a los Reyes Magos en aquella dirección y les pidió que en el camino de regreso volvieran a Jerusalén para conocer de su propio y directo testimonio lo que llegaran a saber acerca del niño. Así, les dijo Herodes ocultando sus verdaderas intenciones, podría ir él también a visitar al niño y adorarlo.

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La estrella de Belén Partieron los Reyes Magos de Jerusalén con apenas una palabra como guía invisible, el nombre del pueblo de Belén. A poco de emprender el camino, la estrella que habían visto en Oriente, el resplandor celeste que los lanzó al recorrido, volvió a brillar delante de ellos. Siguieron los derroteros de su luz hasta llegar a Belén. Allí, la estrella se detuvo sobre una pequeña casa, indicando, con aquel gesto suspendido, el lugar donde había nacido el Hijo de Dios. Las cualidades de esta estrella cautivaron el corazón de los Reyes Magos, sus privilegiados observadores. Provocó el profundo temor del rey Herodes y conmocionó al pueblo de Jerusalén, quienes supieron ver en su misterio el anuncio de un nuevo tiempo y un nuevo reino. La estrella de Belén extendió el influjo atractivo de su enigma, agrupando en su entorno a creyentes y racionalistas que han tra14


Los Reyes Magos en Venezuela

tado, hasta el día de hoy, de explicar la particularidad de su brillo y su movimiento. ¿Una estrella o un ángel? San Fulgencio fue uno de tantos hombres de fe que destacó, con reverencial sorpresa, los rasgos especiales de esta estrella que aparecía y desaparecía en el firmamento, que viajaba en una voluntaria dirección a escasa distancia de la tierra y que podía detenerse, como un astro común, en la trama inalcanzable del cielo. Una estrella que brillaba más que cualquier otra estrella y que se correspondía así, en la suma de sus maravillas y secretos, con el ser divino que anunciaba. Otros intérpretes de la historia cristiana afirman que estos elementos extraordinarios dan consistencia a la idea de que no se trataba de una estrella real sino, más bien, de una apariencia asumida por el Espíritu Santo para llevar a los Reyes Magos hasta el punto final de su destino. De manera similar, según cuentan

Cada 6 de enero, en la plaza Bolívar de Independencia (estado Táchira, Venezuela), se representa la historia de los Reyes Magos. A medida que avanza la historia, los telones van cambiando. Cuando finaliza la representación, conjuntos musicales del lugar tocan vilancicos y aguinaldos mientras los niños reciben los regalos de los reyes. Esta fiesta también es usual en Seboruco, Villa Páez y San Simón. En la zona de Barlovento también se celebra esta fiesta, especialmente en Higuerote donde tres hombres se visten de reyes magos y hacen largos recorridos regalando caramelos a los niños mientras son acompañados por numerosos músicos del lugar. El Instituto de Patrimonio Cultural de Venezuela ha declarado oficialmente bien de interés cultural la fiesta de Reyes Magos que celebran las comunidades de El Pedregal, El Cardonal, Galipán, Naiguatá y La Guaira.

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Los niños reyes de Alemania Desde el siglo XVI se conserva una bonita tradición alemana pues durante los primeros días de enero, los niños se disfrazan de reyes magos y recorren las casas cantando y pidiendo dinero. Son llamados Sternsinger quienes, con la ayuda de organizaciones católicas, recaudan dinero para financiar proyectos de ayuda a niños necesitados en otros países del mundo.

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las escrituras, a como se manifestó el Espíritu Santo, bajo la forma de una paloma blanca, el día que Juan bautizó a Jesús en las aguas del río Jordán. Por su parte, Crisóstomo afirma que fue un ángel, el mismo ángel que se apareció en sueños a los pastores anunciándoles el nacimiento de Jesús, el que, transformado en estrella, señaló el camino a los Reyes. Hablan los astrónomos Junto a las interpretaciones de la fe, muchos han intentado encontrar una fuente histórica y astrológica a la estrella de Belén. Se llegó a creer, por el movimiento que la caracteriza en el relato bíblico, que la estrella fue, en realidad, un cometa. Igualmente, la intermitencia de su brillo encontró en el fenómeno de las estrellas novas y supernovas una fugaz y parpadeante explicación. También se planteó la posibilidad de que aquel resplandor que encabezó la marcha de los Reyes fuera producto de una conjunción planetaria que


Novas y Supernovas Una estrella nova es una estrella cuya luminosidad crece hasta el punto de crear la ilusión del surgimiento de una nueva estrella. Este brillo repentino decrece y vuelve a su esplendor primitivo. Lo que en realidad sucede es que las capas de su superficie explotan como consecuencia, la mayoría de las veces, de reacciones nucleares provocadas por el choque con la materia de alguna estrella gigante próxima. De forma similar pero más expansiva, la supernova es una estrella cuyos destellos aumentan súbitamente para luego irse debilitando paulatinamente. La diferencia con la estrella nova es que, a diferencia de ésta, no son únicamente sus capas la zona afectada, sino el propio cuerpo de la estrella.

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Las Bodas de Caná, fresco en la Catedral ortodoxa de San Serafín, Dallas.

El bautizo de Jesús en las aguas del río Jordán, cuando Dios se hizo escuchar y lo reconoció como su hijo amado, es una de las manifestaciones más importantes de su divinidad. Para algunas iglesias orientales, en los inicios de la época cristiana,

La Epifanía del Señor celebraba de manera conjunta varios hechos milagrosos relacionados con la vida de Jesús: su nacimiento, la adoración de los Reyes Magos guiados por la estrella, el bautismo realizado por Juan y la transformación del agua en vino en las bodas de Caná.

forjó la ilusión óptica de una estrella andante. Frecuentemente, se menciona la conjunción de los planetas Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis en el año 7 a.C. y la de Júpiter y Venus en 6 a.C, un año después. Fue el 17 de diciembre de 1603 cuando Johannes Kepler, un astrónomo y matemático alemán, por primera vez se preguntó si la estrella de Belén mencionada en el evangelio de San Mateo no sería una conjunción de los planetas Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis. A través de cálculos y estudios, Kepler descubrió que en el año 7 a.C. una conjunción parecida tuvo lugar. Anotaciones en el Sol El hallazgo de Kepler obtuvo una confirmación importante varios siglos después, cuando en 1925 otro estudioso alemán, de apellido Schnabel, descifró anotaciones sobre astronomía que fueron acuñadas en escritura cuneiforme en una antigua tabla. Este obje-

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Johannes Kepler (15711630), astrónomo, matemático y óptico alemán, ayudante y sucesor de Tycho Brahe, descubrió las leyes del movimiento de los planetas.

to fue hallado en las ruinas de un antiguo templo del sol, de una vieja ciudad ubicada unos cien kilómetros al norte de Babilonia. La información contenida en la tabla ratificaba que la conjunción mencionada por Kepler había ocurrido en el año 7 a.C. y revelaba, además, sorprendentemente, que la conjunción de Saturno y Júpiter se produjo tres veces en aquellos meses: del 29 de mayo al 8 de junio, del 26 de septiembre al 6 de octubre y del 5 al 15 de diciembre. La triple conjunción de estos planetas a lo largo de ese año explicaría el fenómeno de la aparición y desaparición de la particular estrella que guió a los Reyes Magos. Como lo refleja la cronología de las conjunciones, el probar que algunas de estas alineaciones fue en realidad lo que hoy se conoce como la estrella de Belén ayudaría, desde un punto de vista histórico y científico, a fijar y demostrar con mayor exactitud el año de nacimiento de Jesús y de la era cristiana. 19


Una santa encuentra a los Reyes Cuando en el siglo IV la madre de Constantino el Grande, santa Elena, comenzó a dedicarse a la arqueología, seguramente no imaginó que iba a encontrar en Persia nada menos que los huesos de los Reyes Magos. Elena tomó esas valiosísimas reliquias y las llevó a Constantinopla, donde permanecieron hasta el siglo siguiente. Luego fueron llevadas a Milán hasta que en el siglo XII las feroces tropas del emperador Federico I, conocido como Barbarroja, saquearon la ciudad. En esta acción tuvo un rol muy importante el canciller del emperador, Reinald von Dassel, quien también era el arzobispo de la ciudad alemana de Colonia. El arzobispo, al tanto de la importancia de las reliquias, las ocultó y logró llevarlas a su ciudad.

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Se dice que santa Elena fue también quien encontró la cruz de madera donde murió Jesús.

En principio, de acuerdo a como es utilizada en la Biblia y como es entendida en los primeros momentos de la era cristiana, la palabra “Padre” designaba al maestro, a sus cualidades espirituales y morales que le otorgaban la autoridad para instruir a un discípulo. Durante el siglo IV d.C, en medio de las disputas eclesiásticas y doctrinales, la noción de “Padre” pasa a designar a un grupo más específico de personalidades religiosas del pasado, cuyas palabras adquieren una autoridad definitiva en las controversias de la fe.


Catedral de Colonia, Alemania.

Los habitantes de Colonia decidieron honrar los restos sagrados de los Reyes Magos y encargaron al mejor orfebre de la época, Nicolás de Verdún, realizar un sarcófago digno de los reyes magos. De manera que, tras diez

años de trabajo, Nicolás de Verdún entregó una obra espléndida, de 350 kilos, labrada en oro, plata y piedras preciosas, donde aparecen no sólo los reyes magos, sino también santa María y los apóstoles. Más tarde, y con el fin de dar una morada

apropiada a esta hermosa obra de arte, comenzaron a construir la catedral de Colonia, una de las más grandes del mundo. Con el tiempo, este lugar se convirtió en uno de los centros de peregrinación más concurridos de Europa.

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Herodes y la matanza de los niños Antes de que los Reyes Magos partieran de Jerusalén, siguiendo el camino señalado por la profecía, el rey Herodes quiso saber de sus propios labios cuándo había surgido la estrella milagrosa en el horizonte. Pero los Reyes Magos, después de visitar y adorar al niño Jesús, buscaron otros caminos para regresar a sus tierras ya que habían sido advertidos, mediante una revelación transmitida en sueños, del peligro que corrían si decidían volver al reino de Herodes. Herodes entonces, cuenta el Evangelio, cuando se vio burlado por los magos, se enojó mucho, y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los Magos. La cruel matanza de los niños de Belén, ordenada por Herodes de acuerdo al tiempo en que fue vista por primera vez la estrella, insi-

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núa la posibilidad de que los Reyes Magos alcanzaron y visitaron al niño dos años después de su nacimiento. El tiempo necesario, piensan algunos Padres de la Iglesia, para recorrer las más de mil millas de distancia que separan Jerusalén de las tierras de aquel lejano Oriente de donde se cree que provinieron. ¿Persia, Babilonia o Arabia? Sobre la ubicación precisa de esta famosa tierra de Oriente hay diversas afirmaciones. Para algunos hombres santos, como Clemente de Alejandría y Cirilo de Alejandría, este territorio es Persia. Para san Máximo se trata, más bien, de Babilonia.

Masacre de los inocentes, fresco de Giotto en la Capilla Scrovegni, Padua.

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Para san Justino y san Epifanio, el lugar de origen de los Reyes Magos es Arabia. Estas regiones vecinas, para el momento del nacimiento de Jesús, albergaban a las distintas congregaciones de Magos que existían en la época. Provenientes de Persia, Arabia o Babilonia, los Reyes Magos, impulsados por la velocidad inalcanzable de la convicción, han dejado atrás el enigma de su lugar de origen para plantear la incógnita sobre las circunstancias, cercanas a lo fantástico, de su recorrido.

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El viaje de los magos, Benozzo Gozzoli, Palacio Medici, Florencia.

Los cálculos de san Agustín San Agustín comprendió que la fecha de la Epifanía, el seis de enero, era la prueba evidente de que los Reyes llegaron a Belén trece días después del nacimiento de Jesús. La posibilidad de colmar una distancia tan grande en tan poco tiempo era, desde este punto de vista, un atributo natural de los poderes y de las características divinas de aquel viaje, como ya lo anunciaban los rasgos insólitos de la estrella. Esta creencia la confirma el relato bíblico y las representaciones contemporáneas de la Navidad y del día de Reyes, donde ya es costumbre ver al niño Jesús, recién nacido, siendo adorado en la precariedad de las briznas de paja de su pesebre. 25


La ciudad de BelĂŠn, Israel, en la actualidad.

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Llegada de los Reyes Magos Cuenta la Biblia que los Reyes, al ver que la estrella que los guiaba se postraba desde el cielo sobre aquel discreto hogar, se regocijaron y se sintieron plenos de alegría, pues significaba que la peregrinación había llegado a su fin y que pronto, al trasponer el umbral de ese lugar, contemplarían al anhelado Ser que fue anunciado por las profecías. Y al entrar en la casa, cuenta el Evangelio, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra. Como se sabe, era una costumbre ampliamente difundida en los pueblos antiguos comparecer ante el templo o ante el rey con una ofrenda en las manos. Y así, los regalos ofrecidos por los Reyes al niño Jesús han sido vistos como un acto de entrega que fue, a un mismo 27


Melchor

Su regalo para el niño Jesús fue oro, representando su naturaleza real. Rey de Persia

Gaspar

Su regalo fue el incienso, que representa la naturaleza divina de Jesús. Rey de India

Baltasar

Su regalo a Jesús fue mirra, que representa su sufrimiento y muerte futura. Rey de Arabia

tiempo, una ofrenda espiritual y material. Para los diversos intérpretes de la historia cristiana, el oro, el incienso y la mirra entregados por los Reyes Magos cumplieron una función ritual o simbólica de fervor, adoración y respeto. Pero también cumplieron una función concreta: paliar, con aquellos objetos, la situación de pobreza en que se dio el nacimiento. Oro, incienso y mirra El oro, por ejemplo, que es el más precioso de los metales y con el que se pagaba los más altos tributos, representaba así la divinidad absoluta del niño y su regia autoridad sobre los hombres. El incienso, asociado a los ritos de oración y piedad, simbolizaba el alma divina de Jesús y el sacrificio espiritual que los hombres debían rendir a su majestad sobrenatural. Y la mirra, de

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común utilización para ungir a los muertos, pues ayudaba a preservarlos de la corrupción, representaba la pureza eterna de su cuerpo. San Bernardo, a la par de estas interpretaciones, afirma que, a su vez, los Reyes Magos regalaron oro para socorrer la gran pobreza de la Virgen María, así como el incienso estaba destinado a suavizar el mal olor que reinaba en aquel lugar, que más que una casa propiamente dicha, era algo más parecido a un establo. Y la mirra, por sus propiedades conocidas, buscaba fortalecer el cuerpo del niño y protegerlo de enfermedades ocasionadas por parásitos o insectos. Tres regalos, tres reyes La importancia de los regalos en la historia de los tres Reyes Magos, al contrario de lo que se pudiera 29


pensar, va más allá de sus posibles finalidades, interpretaciones y significados. Los hechos narrados en el Evangelio no precisan el número de Magos que protagonizaron el viaje hacia Belén. En este sentido, algunos historiadores no creyentes afirman que el número de los Reyes, los tres que se conocen popularmente, fue desprendido o asimilado a partir del número de regalos que fueron entregados. El mayor o menor margen de incertidumbre sobre cuántos Magos conformaron la comi-

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tiva que recorrió miles de millas de distancia para rendirle pleitesía al nuevo Rey de los hombres, queda, en buena parte, cubierto por la consistencia que le brindan sus nombres, Gaspar, Melchor y Baltasar, con los que han sobrevivido hasta el presente. Retorno y descanso de los Reyes Magos Advertidos por un ángel, los Magos desistieron de pasar por Jerusalén, el crepuscular reino de Herodes, y retornaron a sus tierras por

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Monumento a los Reyes Magos, Natal, Brasil.

Estatua de Santo Tomás en la Catedral de San Isaac en San Petersburgo, Rusia. 32

caminos desconocidos. Se cree que el mismo ángel que los salvó de una muerte segura, los condujo a su mítico lugar de origen. Entresacada de un texto apócrifo, El libro de Seth, circuló la leyenda de que los Reyes Magos luego fueron bautizados por santo Tomás, convirtiéndose por completo a la fe de Jesucristo y que a partir de entonces se dedicaron, con una pasión idéntica a la de su viaje, a la propagación de la religión cristiana. Actualmente, lo que se cree que son los restos mortales de los Reyes Magos, permanecen en la ciudad de Colonia, a orillas del Rin, descansando en la paz de su fe cumplida. Sus cuerpos fueron descubiertos en algún lugar


de Persia y llevados posteriormente a Constantinopla, por santa Elena, madre de Constantino. Desde Constantinopla, durante el siglo V y bajo la orden del obispo san Eustorgio, fueron llevados a Milán. De Milán sus restos pasaron a Colonia, en el año 1163, donde ahora descansan. Un descanso eterno que sólo se interrumpe cada 6 de enero, cuando los Reyes Magos, puntualmente, vuelven a levantarse intactos en la memoria y la imaginación de las personas para repetir su legendario viaje: un viaje que se reitera en el corazón humano como un acto de amor, de alegría y de fe.

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El regalo de los Reyes Magos

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n dólar y ochenta y siete centavos. Eso era todo. Y setenta centavos estaban en céntimos. Céntimos ahorrados, uno por uno, discutiendo con el almacenero y el verdulero y el carnicero hasta que las mejillas se ponían rojas de vergüenza ante la silenciosa acusación de avaricia que implicaba un regateo tan obstinado. Delia los contó tres veces. Un dólar y ochenta y siete centavos. Y al día siguiente era Navidad. Evidentemente no había nada que hacer fuera de echarse al miserable lecho y llorar. Y Delia lo hizo. Lo que conduce a la reflexión moral de que la vida se compone de sollozos, lloriqueos y sonrisas, con predominio de los lloriqueos. Mientras la dueña de casa se va calmando, pasando de la primera a la segunda etapa, echemos una mirada a su hogar, uno de esos apartamentos de ocho dólares a la semana. No era exactamente un lugar para alojar mendigos, pero ciertamente la policía lo habría descrito como tal. Abajo, en la entrada, había un buzón al cual no llegaba carta alguna, y un timbre eléctrico al cual no se acercaría jamás un dedo mortal. También pertenecía al apartamento una tarjeta con el nombre de “Señor James Dillingham Young”. La palabra “Dillingham”

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había llegado hasta allí volando en la brisa de un anterior período de prosperidad de su dueño, cuando ganaba treinta dólares semanales. Pero ahora que sus entradas habían bajado a veinte dólares, las letras de “Dillingham” se veían borrosas, como si estuvieran pensando seriamente en reducirse a una modesta y humilde “D”. Pero cuando el señor James Dillingham Young llegaba a su casa y subía a su apartamento, le decían “Jim” y era cariñosamente abrazado por la señora Delia Dillingham Young, a quien hemos presentado al lector como Delia. Todo lo cual está muy bien. Delia dejó de llorar y se empolvó las mejillas con el cisne de plumas. Se quedó de pie junto a la ventana y miró hacia afuera, apenada, y vio un gato gris que caminaba sobre una verja gris en un patio gris. Al día siguiente era Navidad y ella tenía solamente un dólar y ochenta y siete centavos para comprarle un regalo a Jim. Había estado ahorrando cada centavo, mes a mes, y éste era el resultado. Con veinte dólares a la semana no se va muy lejos. Los gastos habían sido mayores de lo que había calculado. Siempre lo eran. Sólo un dólar con ochenta y siete centavos para comprar un regalo a Jim. Su Jim. Había pasado muchas horas felices imaginando algo bonito para él. Algo fino y especial y de calidad


O. Henry* -algo que tuviera justamente ese mínimo de condiciones para que fuera digno de pertenecer a Jim. Entre las ventanas de la habitación había un espejo de cuerpo entero. Quizás alguna vez hayan visto ustedes un espejo de cuerpo entero en un apartamento de ocho dólares. Una persona muy delgada y ágil podría, al mirarse en él, tener su imagen rápida y en franjas longitudinales. Como Delia era esbelta, lo hacía con absoluto dominio técnico. De repente se alejó de la ventana y se paró ante el espejo. Sus ojos brillaban intensamente, pero su rostro perdió su color antes de veinte segundos. Soltó con urgencia sus cabellera y la dejó caer cuan larga era. Los Dillingham eran dueños de dos cosas que les provocaban un inmenso orgullo. Una era el reloj de oro que había sido del padre de Jim y antes de su abuelo. La otra era la cabellera de Delia. Si la reina de Saba hubiera vivido en el apartamento frente al suyo, algún día Delia habría dejado colgar su cabellera fuera de la ventana nada más que para demostrar su desprecio por las joyas y los regalos de Su Majestad. Si el rey Salomón hubiera sido el portero, con todos sus tesoros apilados en el sótano, Jim hubiera sacado su reloj cada vez que hubiera pasado delante de él nada más que para verlo mesándose su barba de envidia. La hermosa cabellera de Delia cayó sobre sus hombros y brilló como una cascada de pardas aguas. Llegó hasta más abajo de sus rodillas y la envolvió como una vestidura. Y

entonces ella la recogió de nuevo, nerviosa y rápidamente. Por un minuto se sintió desfallecer y permaneció de pie mientras un par de lágrimas caían a la raída alfombra roja. Se puso su vieja y oscura chaqueta; se puso su viejo sombrero. Con un revuelo de faldas y con el brillo todavía en los ojos, abrió nerviosamente la puerta, salió y bajó las escaleras para salir a la calle. Donde se detuvo se leía un cartel: “Mme. Sofronie. Cabellos de todas clases”. Delia subió rápidamente Y, jadeando, trató de controlarse. Madame, grande, demasiado blanca, fría, no parecía la “Sofronie” indicada en la puerta. –¿Quiere comprar mi pelo?– preguntó Delia. –Compro pelo– dijo Madame. – Sáquese el sombrero y déjeme mirar el suyo. La áurea cascada cayó libremente. –Veinte dólares– dijo Madame, sopesando la masa con manos expertas. –Démelos inmediatamente– dijo Delia. Oh, y las dos horas siguientes transcurrieron volando en alas rosadas. Perdón por la metáfora, tan vulgar. Y Delia empezó a mirar los negocios en busca del regalo para Jim. Al fin lo encontró. Estaba hecho para Jim, para nadie más. En ningún negocio había otro regalo como ése. Y ella los había inspeccionado todos. Era una cadena de reloj, de platino, de diseño sencillo y puro, que proclamaba su valor sólo por el material mismo y no por alguna ornamentación inútil y de mal gusto... tal como ocurre siempre con las

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cosas de verdadero valor. Era digna del reloj. Apenas la vio se dio cuenta de que era exactamente lo que buscaba para Jim. Era como Jim: valioso y sin aspavientos. La descripción podía aplicarse a ambos. Pagó por ella veintiún dólares y regresó rápidamente a casa con ochenta y siete centavos. Con esa cadena en su reloj, Jim iba a vivir ansioso por mirar la hora en compañía de cualquiera. Porque, aunque el reloj era estupendo, Jim se veía obligado a mirar la hora a hurtadillas a causa de la gastada correa que usaba en vez de una cadena. Cuando Delia llegó a casa, su excitación cedió el paso a una cierta prudencia y sensatez. Sacó sus tenacillas para el pelo, encendió el gas y empezó a reparar los estragos hechos por la generosidad sumada al amor. Lo cual es una tarea tremenda, amigos míos, una tarea gigantesca. A los cuarenta minutos su cabeza estaba cubierta por unos rizos pequeños y apretados que la hacían parecerse a un encantador estudiante holgazán. Miró su imagen en el espejo con ojos críticos, largamente. “Si Jim no me mata, se dijo, antes de que me mire por segunda vez, dirá que parezco una corista de Coney Island. Pero, ¿qué otra cosa podría haber hecho? ¡Oh! ¿Qué podría haber hecho con un dólar y ochenta y siete centavos?” A las siete de la noche el café estaba ya preparado y la sartén lista en la estufa para recibir la carne. Jim no se retrasaba nunca. Delia apretó la cadena en su mano y se sentó en la punta de la mesa que quedaba cerca de la puerta por donde Jim entraba siempre. Entonces escuchó sus pasos en el primer rellano de la escalera y, por un momento, se puso pálida. Tenía la costumbre de decir pequeñas plegarias por las pequeñas cosas cotidianas y ahora murmuró: “Dios mío, que Jim piense que sigo siendo bonita”. La puerta se abrió, Jim entró y la cerró. Se le veía delgado y serio. Pobre muchacho, sólo tenía veintidós años y ¡ya con una familia que mantener! Necesitaba evidentemente un abrigo nuevo y no tenía guantes. Jim franqueó el umbral y allí per-

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maneció inmóvil como un perdiguero que ha descubierto una codorniz. Sus ojos se fijaron en Delia con una expresión que su mujer no pudo interpretar, pero que la aterró. No era de enojo ni de sorpresa ni de desaprobación ni de horror ni de ningún otro sentimiento para los que ella hubiera estado preparada. Él la miraba simplemente, con fijeza, con una expresión extraña. Delia se levantó nerviosamente y se acercó a él. –Jim, querido– exclamó –no me mires así. Me corté el pelo y lo vendí porque no podía pasar la Navidad sin hacerte un regalo. Crecerá de nuevo ¿no te importa, verdad? No podía dejar de hacerlo. Mi pelo crece rápidamente. Dime Feliz Navidad y seamos felices. ¡No te imaginas qué regalo, qué regalo tan lindo te tengo! –¿Te cortaste el pelo?– preguntó Jim, con gran trabajo, como si no pudiera darse cuenta de un hecho tan evidente aunque hiciera un enorme esfuerzo mental. –Me lo corté y lo vendí– dijo Delia. –De todos modos te gusto lo mismo, ¿no es cierto? Sigo siendo la misma aún sin mi pelo, ¿no es así? Jim pasó su mirada por la habitación con curiosidad. –¿Dices que tu pelo ha desaparecido?– dijo con aire casi idiota. –No pierdas el tiempo buscándolo– dijo Delia. –Lo vendí, ya te lo dije, lo vendí, eso es todo. Es Nochebuena, muchacho. Lo hice por ti, perdóname. Quizás alguien podría haber contado mi pelo, uno por uno– continuó con una súbita y seria dulzura, –pero nadie podría haber contado mi


amor por ti. ¿Pongo la carne al fuego?– preguntó. Pasada la primera sorpresa, Jim pareció despertar rápidamente. Abrazó a Delia. Durante diez segundos miremos con discreción en otra dirección, hacia algún objeto sin importancia. Ocho dólares a la semana o un millón en un año, ¿cuál es la diferencia? Un matemático o algún hombre sabio podrían darnos una respuesta equivocada. Los Reyes Magos trajeron al Niño regalos de gran valor, pero aquél no estaba entre ellos. Este oscuro acertijo será explicado más adelante. Jim sacó un paquete del bolsillo de su abrigo y lo puso sobre la mesa. –No te equivoques conmigo, Delia– dijo. –Ningún corte de pelo, o su lavado o un peinado especial, harían que yo quisiera menos a mi mujercita. Pero si abres ese paquete verás por qué me has provocado tal desconcierto en un primer momento. Los blancos y ágiles dedos de Delia retiraron el papel y la cinta. Y entonces se escuchó un jubiloso grito de éxtasis; y después, ¡ay!, un rápido y femenino cambio hacia un histérico raudal de lágrimas y de gemidos, lo que requirió el inmediato despliegue de todos los poderes de consuelo del señor del apartamento. Porque allí estaban las peinetas, el juego completo de peinetas, una al lado de otra, que Delia había estado admirando durante mucho tiempo en una vitrina de Broadway. Eran unas peinetas muy hermosas, de carey auténtico, con sus bordes adornados con joyas y justamente del color para lucir en la bella cabellera ahora desaparecida. Eran peinetas muy caras, ella lo sabía, y su corazón simplemente había suspirado por ellas y las había anhelado sin la menor esperanza de poseerlas algún día. Y ahora eran suyas, pero las trenzas destinadas a ser adornadas con esos codiciados adornos habían desaparecido. Pero Delia las oprimió contra su pecho y, finalmente, fue capaz de mirarlas con ojos húmedos y con una débil son-

risa, y dijo: –¡Mi pelo crecerá muy rápido, Jim! Y enseguida dio un salto como un gatito chamuscado y gritó: –¡Oh, oh! Jim no había visto aún su hermoso regalo. Delia lo mostró con vehemencia en la abierta palma de su mano. El precioso y opaco metal pareció brillar con la luz del brillante y ardiente espíritu de Delia. –¿Verdad que es maravillosa, Jim? Recorrí la ciudad entera para encontrarla. Ahora podrás mirar la hora cien veces al día si se te antoja. Dame tu reloj. Quiero ver cómo se ve con ella puesta. En vez de obedecer, Jim se dejo caer en el sofá, cruzó sus manos debajo de su nuca y sonrió. –Delia– le dijo –olvidémonos de nuestros regalos de Navidad por ahora. Son demasiado hermosos para usarlos en este momento. Vendí mi reloj para comprarte las peinetas. Y ahora pon la carne al fuego. Los Reyes Magos, como ustedes seguramente saben, eran muy sabios, maravillosamente sabios, y llevaron regalos al Niño en el Pesebre. Ellos fueron los que inventaron los regalos de Navidad. Como eran sabios, no hay duda que también sus regalos lo eran, con la ventaja suplementaria, además, de poder ser cambiados en caso de estar repetidos. Y aquí les he contado, en forma muy torpe, la sencilla historia de dos jóvenes atolondrados que vivían en un apartamento y que insensatamente sacrificaron el uno al otro los más ricos tesoros que tenían en su casa. Pero, para terminar, digamos a los sabios de hoy en día que, de todos los que hacen regalos, ellos fueron los más sabios. De todos los que dan y reciben regalos, los más sabios son los seres como Jim y Delia. Ellos son los verdaderos Reyes Magos. * O. Henry es el seudónimo de William Sydney Porter (1862 – 1910), escritor norteamericano autor de numerosos cuentos.

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Auto de los 38


Reyes Magos 39


Personas que hablan en él: Caspar, rey Balthasar, rey Melchior, rey Herodes, rey Mayordomo Sabios Dos Rabíes

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Auto de los Reyes Magos, donde se narra el descubrimiento de la estrella de Belén y el encuentro de los reyes magos con el rey Herodes, es la pieza teatral castellana más antigua de que se tenga noticia. Los estudiosos de la literatura medieval española afirman que fue escrito en el siglo XII. Se trata en realidad de un fragmento de autor anónimo, que fue copiado en las páginas sobrantes de un códice procedente de la Catedral de Toledo. Se cree que este auto se representaba en la Iglesia, tal vez en latín, pero con el tiempo terminó siendo un espectáculo de calle representado por los trovadores.


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CASPAR [Solo] ¡Dios Criador, qué maravilla No sé cuál es aquella estrella! Ahora por primera vez es vista; Poco tiempo hace que ha nacido ¿Nacido es el Criador que es de las gentes señor? No es verdad, no sé lo que digo; Todo esto no vale un higo. La próxima noche lo veré, Si es verdad, bien lo sabré

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[Pausa] ¿Bien es verdad lo que yo digo? En todo, en todo lo certifico. ¿No puede ser otra señal? Esto es así y no de otra manera Nacido es Dios, por ver, de mujer en este mes de diciembre. Allá iré, o donde fuere, y lo adoraré, por Dios de todos lo reconoceré. BALTASAR [Solo] Esta estrella no sé de dónde viene, quién la trae o quién la tiene ¿Por qué es esta señal? En mi vida no vi cosa así De verdad ha nacido en la tierra aquel que en paz y en guerra señor va a ser del Oriente de todos hasta en Occidente

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Durante tres noches lo veré Y ciertamente lo sabré [Pausa] En verdad, en verdad ha nacido No sé si algo he visto. Iré y lo adoraré, y pediré y rogaré MELCHIOR [Solo] Válgame, creador, una tal hacienda ¿Nunca fue algo así contado o en escritura trovado?

Los Reyes Magos Llegaron ya, los reyes y eran tres Melchor, Gaspar y el negro Baltazar Arrope y miel Le llevarán Y un poncho blanco de alpaca real. Changos y chinitas duérmanse Que ya Melchor, Gaspar y Baltazar Todos los regalos dejarán Para jugar mañana al despertar. El niño Dios muy bien lo agradeció Comió la miel y el poncho lo abrigó Y fue después Que sonrió, Y a medianoche el sol relumbró. Ariel Ramírez / Félix Luna

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Tal estrella no está en el cielo porque soy yo buen estrellero. Bien lo veo sin duda que un hombre es nacido de carne, que es señor de todo el mundo, así como el cielo es redondo. De todas las gentes será señor y todo siglo juzgará. ¿Es o no es así? Claro que es verdad. Lo tengo que ver otra vez Si es verdad o si no lo es. [Pausa] Nacido es el Criador de todas las gentes mayor.

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Bien lo veo que es verdad, iré allí por caridad E

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CASPAR [a Baltasar] Dios te salve, señor, ¿eres tú estrellero? Dime la verdad, de ti saberlo quiero. ¿Viste tal maravilla? Nacida es una estrella. BALTASAR Nacido es el Criador, que de las gentes es señor, iré, lo adoraré. CASPAR Yo también le rogaré.

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Celebración de la Epifanía en Belén.

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MELCHIOR [A los otros dos] Señores, ¿a cuál tierra queréis ir? ¿Queréis ir conmigo a rogarle al Criador? ¿Lo habéis visto? Yo lo voy a adorar. CASPAR Nos iremos a ver, si lo podemos hallar. Andemos tras la estrella, veremos el lugar. MELCHIOR ¿Cómo podremos probar si es hombre mortal, o si es rey de la tierra o si es celestial?

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BALTASAR ¿Queréis bien saber cómo lo sabremos? Oro, incienso y mirra a él ofreceremos; si fuere rey de la tierra, el oro querrá; si fuere hombre mortal, la mirra tomará; si rey celestial, estos dos dejará, tomará el incienso que le pertenecerá. CASPAR y MELCHIOR Andemos y así lo hagamos. E

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CASPAR [Y los otros dos reyes, a Herodes] ¡Sálvete el Criador, Dios te cure de mal! Un poco te diremos, no te queremos otro.

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MELCHIOR Dios te de larga vida y te cure de mal. BALTASAR Vamos en romería a aquel rey adorar que es nacido en la tierra, no podemos fallar. HERODES ¿Qué decís? ¿Adónde vais? ¿A quién vais a buscar? ¿De cuál tierra venís, o queréis andar? Decidme vuestros nombres, no los queráis celar.

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CASPAR A mí dicen Caspar, este otro Melchior, y aquel Baltasar. Rey, un rey es nacido que es señor de la tierra, que mandará el siglo en gran paz, sin guerra. HERODES ¿Es así por verdad? CASPAR Sí, rey por caridad.

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HERODES ¿Y como lo sabéis? ¿Ya lo habéis probado? CASPAR Rey, verdad te diremos que lo hemos probado. MELCHIOR Esto es gran maravilla, una estrella es nacida. BALTASAR Señal de que es nacido y en carne humana venido.

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HERODES ¿Cuánto ha que la visteis y que la percibisteis? CASPAR Trece días hace, y más no habrá, que la habemos visto y bien apercibida HERODES Pues andad y buscad y a él adorad, y por aquí tornad. Yo allá iré y lo adoraré.

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HERODES [Solo] ¡Quién vio nunca tanto mal sobre rey otro tal! ¡Todavía no he muerto ni bajo la tierra puesto! ¿Otro rey sobre mí? ¡Nunca tal cosa vi! El siglo va a la zaga, yo no sé qué hacer; por verdad no lo creo hasta que yo lo vea. Que venga mi mayordomo que mis haberes toma. [Sale el Mayordomo] Iré por mis abades

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y por mis potestades y por mis escribanos y por mis gramáticos y por mis estrelleros y por mis retóricos; decidme la verdad, si esta yace en las escrituras o si lo saben ellos o si lo han sabido. E

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[Salen los sabios de la Corte] LOS SABIOS Rey, ¿Qué deseas? Hemos venido. HERODES ¿Y traéis vuestros escritos?

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LOS SABIOS Rey, sí traemos, los mejores que tenemos. HERODES Pues ved, decidme la verdad, si es aquel hombre nacido que estos tres reyes me han dicho. Di, rabí, la verdad si tú lo has sabido. EL RABÍ De verdad te lo digo que no lo hallo escrito. OTRO RABÍ [Al primero] Hamihala, ¡cómo estás equivocado! ¿Por qué eres rabí llamado? No entiendes las profecías,

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las que nos dijo Jeremías. ¡Por mi ley, que no estamos equivocados! ¿Por qué no nos acordamos? ¿Por qué no decimos la verdad? RABÍ PRIMERO Yo no la sé, por caridad RABÍ SEGUNDO Porque no la usamos. Ni en nuestras bocas es hallada.

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Fuentes consultadas

Procedencia de las imágenes

Anónimo, Auto Sacramental de los Reyes Magos, versión modernizada basada en el texto que aparece en cervantesvirtual.com Atlas de Tradiciones Venezolanas, (2005) Bogotá: Fundación Biggott y CA Editora El Nacional Cirlot, Juan Eduardo (2000), Diccionario de Símbolos Barcelona: Editorial Siruela Darío, Rubén. Cantos de vida y esperanza (Fragmento) www. cervantesvirtual.com, Edición digital basada en la de Madrid, Tipografía de la Revista Archivos, Bibliotecas y Museos, 1905. Enciclopedia Británica Online La Cabalgata de los Reyes en España, Ayuntamiento de Alcoy, www.betlemdetirisiti.com La Campaña de los Reyes en Austria, www.jungschar.at Los Reyes Magos en Venezuela, www.rena.edu.ve; Corre Caballito, Serenata Guayanesa, http://php.mci.gob.ve Niños Reyes en Alemania, Deutsche Welle http://www.dw-world.de, www.sternsinger.org O. Henry, “El regalo de los Reyes Magos”, tomado de Biblioteca Digital Ciudad Seva, http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ing/henry/oh.htm

Todas las imágenes proceden de photoobject.com y photos. com, excepto las siguientes:

Ranke-Heinemann, Uta (1998), No y amén. Invitación a la duda. España: Editorial Trotta Nuevo Testamento, Antigua versión de Casiodoro de Reina (1960) USA: Sociedades Bíblicas de América Latina Reyes Magos en México, Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas http://cdi.gob.mx, Reyes Magos en Coatlán del Río, www.infomorelos.com Solemnidad de Epifanía en Belén, www.christusrex.org The Catholic Enciclopedia, Online Edition http://www.newadvent.org/cathen/index.html Vorágine, Santiago de la (1982), La leyenda dorada. Madrid: Alianza

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PÁG. 5 La cabalgata de los Reyes en España, Ayuntamiento de Alcoy, www.betlemdetirisiti.com PÁG. 7 Observatorio de Mérida, Venezuela, foto Myrian Luque. PÁG. 8 Niños, www.sternsinger.org; Templo de Zoroastro, Irán, 2004, commons.wikimedia.org PÁG. 9 Reyes en Puerto Vallarta, www.puertovallarta.gob.mx PÁG. 11 Palacio de Herodes, Brasil, foto © 2005 Allan Patrick, commons.wikimedia.org PÁG. 13 Virgen del clavel, Leonardo Da Vinci, www.hyyat.com PÁG. 16 Niño en camello, foto Martin Werner/Kindermissionswerk “Die Sternsinger”, www.sternsinger.org PÁG. 17 Vela supernova, foto © Axel Mellinger, 2004, tomado de http://canopus.physik.uni-potsdam.de/~axm/images/Vela_ 135mm.html PÁG. 18 Las Bodas de Caná, fresco en la Catedral ortodoxa de San Serafín, Dallas, foto © Vladimir Grigorenko, commons.wikimedia.org. PÁG. 19 Johannes Kepler, commons.wikimedia.org PÁG. 23 Masacre de los inocentes, fresco de Giotto en la Capilla Scrovegni, Padua, www.christusrex.org PÁG. 24 Península de Arabia, foto satelital de la Nasa http://visibleearth.nasa.gov/ PÁG. 25 Viaje de los Magos, Benozzo Gozzoli, foto Andreas Praefcke, 2006, commons.wikimedia.org PÁG. 31 Los Tres Reyes de Ravenna, foto Nina Aldin Thune, commons.wikimedia.org PÁG. 32 Monumento a los Reyes Magos, Brasil, foto Allan Patrick, commons.wikimedia.org; Estatua de Santo Tomás, Rusia, foto LoKi, commons.wikimedia.org PÁG. 41 Manuscrito auto sacramental, cervantesvirtual.com PÁG. 46 Celebración de la Epifanía en Belén, www.christusrex. org PÁG. 60 La adoración de los Magos, Pieter Aertsen, Rijksmuseum, Amsterdam, www.ibiblio.org


Índice Los Reyes Magos El enigma de los Reyes Magos Los Reyes Magos en Chile

La profecía de Balaam La cabalgata de los Reyes en España

Los reyes sabios La campaña de los Reyes Magos en Austria

Ecos en el cielo Los Reyes Magos en México El temor del rey Herodes La estrella de Belén

¿Una estrella o un ángel?

2 4 4 5 5 6 8 8 9 10 14 15

Los Reyes Magos en Venezuela

15

Los niños reyes de Alemania

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Hablan los astrónomos Novas y Supernovas

Anotaciones en el sol Una santa encuentra a los Reyes

Herodes y la matanza de los niños Los cálculos de san Agustín Llegada de los Reyes Magos Oro incienso y mirra Tres regalos, g tres reyes y Retorno y descanso de los Reyes y Magos g

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El regalo de los Reyes Magos

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Auto de los Reyes Magos Fuentes consultadas

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Los Reyes Magos, © Blanca Strepponi, © Magenta Ediciones, CA, ISBN 980-6990-06-4, Depósito Legal lf96820068003060, Concepción editorial, investigación, redacción de textos complementarios y coordinación: Blanca Strepponi, Redacción de texto principal: Rodrigo Blanco; Diseño gráfico: Myrian Luque, Asesoría: María Pilar Puig, Impresión: Printer Colombiana, Venezuela, 2006

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