artículo everest

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Desafio

Everest Desastre del 96

En conmemoración a los fallecidos en el desastre •

Andrew “Andy” Harris (Guía)

Scott Fischer (Guía)

Doug Hansen (Cliente)

Subedar Tsewang Samanla

Rob Hall (Guía)

Lanza Naik Dorje Morup

Yasuko Namba (Cliente)

Jefe Constable Tsewang Paljor


Te atreverías a subir el Everest? Esto les ocurrió a los aventureros que decidieron hacerlo en 1996

M

ás de 40 cadáveres siembran los últimos 800 metros de la cara norte del Everest. Azotados por una ventisca perpetua que los mantiene siempre visibles al sempiterno escalador. Beck Weathers, un adiestrado alpinista norteamericano, compartió postura y convivió con todos ellos mientras esperaba en coma su muerte durante la primavera de 1996. Con sólo la cara y una mano al descubierto permaneció hundido e inconsciente bajo la nieve más de 30 horas antes de que su cerebro inexplicablemente decidiera salvarle. La historia de su segundo nacimiento está llena de hechos tan increíbles como inexplicables. Un equipo de especialistas de la National Geographic comandados por el Doctor Ken Kamler acompañaron a la aciaga expedición de Beck para investigar sobre el movimiento de las placas tectónicas y dar fe científica de todo lo acontecido. El mismo equipo que dio por muerto -hasta tres veces- al pobre Beck.

altas del planeta. Estaba preparado. Un año antes, incluso, se había operado los ojos para corregir su miopía y encarar con mejor visión el desafío, en lo que sería la decisión desencadenante de su desgracia. 10 de Mayo. Cuando todos los escaladores llegaron al borde sudoeste, pasado el campamento IV y a escasos 450 metros de la cumbre; una descomunal tormenta no prevista les sorprende en la última cuerda montañosa. Y digo cuerda montañosa porque en esa arista, un puente de 300 metros que conduce a la cima, nadie va atado; no hay cuerdas entre los alpinistas porque hacia cualquier lado la pendiente es tan vertical que si te atas a alguien, le arrastras contigo en caso de caída. A

Beck Weathers, de 49 años, tenía 10 años de experien-

la izquierda 2.500 metros

cia en alta montaña cuando se embarcó en el difícil ascen-

antes de aterrizar en Nepal;

so del Everest. No sin antes pasar varios meses de durísimo

a la derecha 3.600 metros

entrenamiento coronando seis de las siete cumbres más

antes de dar con tus huesos en el Tibet.


La montaña decide quien sube y quien baja En esa tesitura, a una

satélite- con su mujer, embarazada de siete meses, en

temperatura de -50 grados cen-

Nueva Zelanda; de la que se despidió en la más absoluta

tígrados, con vientos de 90 kilóme-

soledad después de decidir el nombre de su futuro hijo.

tros por hora y en el apogeo del derroche láctico; los alpinistas empezaron a colapsar con el último martillazo de la naturaleza; entregándose al destino e hincando las rodillas a escasos metros de su objetivo. En ese momento había 20 escaladores y un parte de tiempo equivocado en los últimos 600 metros de ascensión. El drama acababa de comenzar. Rob Hall daba el parte por radio al campamento III de la cabecera de la expedición a escasos metros de la cima. Su compañero Doug Hansen estaba exhausto y no podía ni continuar ni bajar. Se quedaría con él a esperar los refuerzos. También informó que Beck Weathers,

cia la arista. Todd Burleson y Peter Athans, ayudantes del médico de la expedicion, arriesgaron sus vidas en la imposible tormenta para salvar otras, quizás las menos. Al llegar al caos conminaron a los más fuertes a bajar hasta el Campo III, a 7.310 metros y estabilizaron a los colapsados en espera de imposibles. No encontraron a Beck Weathers. Los compañeros le buscaron durante todo el día para certificar la muerte antes anunciada, pero la ventisca hacía imposible ver mas allá de un par de metros.

nuestro protagonista, había colapsado durante la tor-

Además el propio Beck, como contaría más tarde, se

menta y yacía muerto en la nieve una decena de metros

había desviado unos metros de la cuerda a causa de la

más abajo. Desde el campamento conminaron a Rob a

ceguera que le estaba provocando la congelación de sus

que abandonase a Doug para poder salvar su vida. Rob

globos oculares. Las cicatrices de su antigua operación

contestó: “Imposible. Ambos estamos escuchando…” Rob firmo con serena lealtad su sentencia de muerte no sin antes pedir al campo III que le pusieran en contacto -via

Desastre del 96

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Desde el campo III salió un equipo de rescate ha-


habían reventado por el frío y su visión antes de desvanecerse era prácticamente nula. Beck decidió antes de ‘doblar la rodilla’ resguardarse del fuerte viento en un recoveco de nieve para esperar la bajada de sus compañeros. Se barruntaba el fin. El día 11 de mayo. 24 horas después de su desmayo. El equipo encontró el cuerpo de Beck Weathers, al lado del cadáver de la japonesa Yasuko Namba y cubierto completamente de hielo excepto media cara y la mano derecha que se erguía como un palo, congelada con los dedos abiertos y por encima de la nieve, como saludando. Comprobaron con dificultad que aún respiraba débilmente desde el coma y decidieron, ante la imposibilidad de efectuar un traslado imposible, certificar su segunda ‘muerte’. Al fin y al cabo nadie había despertado nunca en la montaña de un coma hipotérmico. 36 horas después del inicio de la gran ventisca Beck apareció tambaleándose como una momia en la tienda médica del campo III: Hola Ken… ¿Dónde me puedo sentar? […] ¿Aceptas mi seguro de salud? El primer chequeo fue desolador. Tras su aparente lucidez se escondía un cuerpo congelado y rígido. La mano derecha era una piedra y en la cara asomaba ya la necrosis negra del tejido muerto. Los primeros tratamientos iban encaminados a paliar el dolor que despierta el calor del cobijo. Beck fue reservado en una de las carpas mientras atendían al resto de pacientes no desahuciados. Durante esa noche, la ventisca destrozó la tienda donde estaba en solitario el alpinista y parte del nylon cayó sobre su cabeza, asfixiándole mientras le dejaba a la intemperie. Inmóvil pasó la noche entre gritos estériles y estertores de frío infinito. Cuando el equipo despertó y vieron el panorama pensaron en el desenlace fatal pero Becks… había vuelto a conseguirlo por tercera vez. Con una camilla de sogas sus compañeros consiguieron evacuarlo al campo base, a 6.500 metros. Un helicóptero lo trasladaría, desde allí a un hospital en lo que se considera el rescate a mayor altura que ha hecho nunca una aeronave de esas características. Beck Weathers pasó hasta 10 veces por el quirófano durante su larguísima convalecencia. Le amputaron el brazo derecho a la altura del codo y los dedos de la mano izquierda y de los pies. También le reconstruyeron la nariz con trozos de piel de las piernas. Nunca más volvió a la montaña.

Fechas

1 de abril - 2 de junio

Duración

De 8 a 9 semanas

Salida

Kathmandu, Nepal

Coste

65.000 $ Desastre del 96

Coste con la empresa Adventure Consultants

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