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Contenido c
Editorial c Federico Leiva Paredes Director. c
PORTADA LAS CATEDRALES DEL MUNDO. (Santa Cruz sobre el Mar, Cádiz).
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Colaboradores c
Joaquín Salleras Clarió (Historiador de Fraga). Albert Coll Vilá Josep Ricard Vento Juan A. Portales Frey Jesús Fredy H. Wompner
CONQUISTADORES ESPAÑOLES. (D. Ponce de León) LOS REYES GODOS. (Liuva II, Witerico y Gundemaro). LA NATIVIDAD, UNA MIRADA HISTORICA. LOS PAPAS DE LA HISTORIA. (San Marcos).
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REYES DE ESPAÑA, DE 1474 A 1873. (2ª Casa de Austria). (Felipe IV, El Rey Planeta). EL RINCÓN DE JOAQUIN SALLERAS.
Envio de artículos c Email: revista@oct.org.es Contacto c www.oct.org.es c
GRANDES BATALLAS. Batalla de Arsuf. JOYAS DEL ROMÁNICO ESPAÑOL. (Santa María de Eunate). LEYENDAS Y TRADICIONES POPULARES. (Leyenda de Cíbola). CONTRAPORTADA.
EDITA: OCT (Orden Católica del Templo) La OCT no se responsabiliza de las opiniones o doctrinas de los autores, ni de la posible violación de autoría y originalidad de los trabajos, colaboraciones o artículos enviados a esta redacción. Los autores serán los únicos responsables de todas las cargas pecuniarias que pudieran derivarse frente a terceros de acciones, reclamaciones o conflictos derivados del incumplimiento de estas obligaciones previstas por la Ley. Reservados todos los derechos de edición, publicación y difusión.
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Santa Cruz Sobre el Mar
La Catedral de Cádiz es la sede episcopal de la diócesis de Cádiz y Ceuta, en España. Se empezó a construir en 1722 y no se terminó hasta el 28 de noviembre de 1838. Recibe el nombre de “Santa Cruz sobre el Mar” o “Santa Cruz sobre las Aguas” aunque los gaditanos la denominan “Catedral Nueva” en contraposición a la Catedral Vieja (de la Santa Cruz), edificada en el siglo XVI sobre la antigua catedral gótica mandada construir por Alfonso X El Sabio. Está situada en la Plaza de la Catedral y es visible desde casi cualquier punto de la ciudad. Tiene horario de visitas tanto para el interior del recinto como para la Torre del Poniente. La misma entrada a la catedral sirve para acceder al Museo Catedralicio, situado en la Plaza Fray Félix junto a la Catedral Vieja. Historia Se trata de un edificio religioso de grandes proporciones que se comenzó a construir según proyecto del arquitecto Vicente Acero en 1722. Acero dejó el proyecto en 1739 y se hizo cargo de las obras Gaspar Cayón, pasando en 1757 a su sobrino Torcuato Cayón. Tras su muerte en 1783, le sucede Miguel Olivares hasta 1790, fecha en la que empieza a dirigir la obra Manuel Machuca. Finalmente desde 1832 hasta su finalización las obras las dirige Juan Daura. En los 116 años que tardó su construcción, se ve el cambio de estilo y los gustos de los distintos arquitectos, lo explica la mezcla de estilos, básicamente tres: barroco, rococó y neoclásico. Los materiales que se emplearon fueron muy variados debido a las diferentes crisis económicas a las que tuvo que hacer frente la ciudad durante el período de construcción, así se puede observar mármol genovés para los diferentes altares y puertas, piedra caliza y piedra ostionera para los muros exteriores. Fue el obispo Fray Domingo de Silos quien la bendijo en 1838. A causa del retraso de las obras, muchas partes del templo quedaron expuestas a los rigores del tiempo. Esto y la situación misma del edificio junto al mar ha provocado una
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enfermedad en la piedra que hace que ésta se vaya desmoronando poco a poco; es por ello por lo que las bóvedas del templo están cubiertas por redes que evitan que los cascotes caigan al suelo. La portada es una conjunción de formas cóncavas y convexas, característico del estilo barroco. Las torres que se levantan a ambos lados de la portada culminan en forma de observatorio astronómico; es un hecho excepcional que la Catedral de Cádiz posea campanarios de tal altura, puesto que estaba prohibido por los Borbones la construcción de tales estructuras, al constituir un blanco fácil para el enemigo. Tiene planta de cruz latina y tres naves, quedando delimitado el espacio por conjuntos de columnas. El altar mayor consiste en un templete de estilo neoclásico dedicado a la Inmaculada Concepción. En todo el perímetro del templo se observan capillas (que en el momento de la construcción estaban dedicadas a albergar los talleres necesarios para la obra del templo) dedicadas a la figura del Ecce Homo (obra de “La Roldana”) o a los patronos de la ciudad; San Servando y San Germán, entre otros. Una de éstas capillas alberga la monumental Custodia de plata, obra de Enrique de Arfe, que contiene la Sagrada Forma en la festividad de Corpus Christi. Cabe destacar las dos figuras en mármol de San Pedro y San Pablo que se encuentran junto a la entrada de las dos puertas menores de la catedral. Sobre la puerta principal se encuentran sendas estatuas de los santos patronos de la ciudad de Cádiz, San Servando y San Germán. Posee varias cúpulas, destacando dos; la cúpula mayor compuesta por un tambor y la propia cúpula se asienta sobre pechinas y en su exterior está cubierta de azulejos dorados que durante el día reflejan los rayos del Sol. Contigua a ésta se encuentra otra cúpula de menores dimensiones, situada sobre el altar mayor. Otra cúpula menor se sitúa sobre una sala dedicada a guardar diferentes reliquias y restos. Bajo el altar mayor se encuentra la cripta, situada bajo el nivel del mar donde están enterrados personajes ilustres gaditanos como Manuel de Falla y José María Pemán. Un elemento interesante de la catedral es su coro; se sitúa en el centro, ante el altar mayor. Verdaderas obras de arte son la sillería del coro y los dos órganos que posee. La Catedral de Cádiz posee un extenso archivo musical de la antigua Capilla Musical, con obras de compositores como Padilla, García Fajer o Delgado. Actualmente existe una intención de recuperar del olvido todas estas obras que, en la mayoría de los casos, sólo se tocaron el día de su estreno para los oficios. Santa
Apostólica
Iglesia
Catedral
de
Cádiz El traslado de la Casa de Contratación de Sevilla a Cádiz en 1717, fue el motivo del gran desarrollo económico de la ciudad, por lo que el Cabildo inició la construcción de una Catedral acorde con el esplendor de la ciudad, ya que la existente, mandada a construir por Alfonso X el Sabio sobre 1263, fue incendiada en 1596 y se encontraba en muy mal estado después de varias reconstrucciones. Las obras dieron comienzo en 1722 según proyecto del arquitecto Vicente Acero, el cual tras haber trabajado durante cinco años en la Catedral de Granada, deja ver en ésta la influencia de la anterior y la de Guadix.
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Vicente Acero dimite y en 1739 se hace cargo de las obras Gaspar Cayón, pasando en 1757 a su sobrino Torcuato Cayón. Tras la muerte de éste en 1783, le sucede Miguel Olivares hasta 1790, fecha en que las dirige Manuel Machuca. Finalmente desde 1832 hasta 1838, en que se dan por finalizadas las obras, las dirige Juan Daura. En todo este tiempo han transcurrido 116 años, a través de los cuales se ve el cambio de estilo y los gustos de los distintos arquitectos. La catedral se comienza en estilo Barroco, como su planta y el interior hasta el friso rococó y es terminada en estilo neoclásico, en su fachada, torres, cúpulas y el segundo cuerpo del interior, así como la mayoría de los retablos y el altar mayor. La fachada principal está realizada con mucho movimiento a base de formas cóncavas y convexas. Posee tres pórticos. El central tiene dos cuerpos, de los cuales el primero posee cuatro columnas corintias de fuste profusamente decorado y columnas estriadas, el segundo cuerpo es un gran ventanal flanqueado por los Santos Patronos, San Germán y San Servando, del genovés Esteban Frucos realizados en el siglo XVII, que anteriormente estuvieron en el Catedral Vieja. Todo ello está rematado por un gran arco abocinado con frontón triangular, y sobre él se sitúa una escultura del Divino Salvador realizada en mármol de Carrara por Esteban Frucos. Las dos portadas laterales están rematadas por complejos frontones y flanqueadas por dos torres de planta octogonal con tres cuerpos, el primero almohadillado, el segundo con vanos entre pilastras y frontones y el tercero con columnas, cerrado con casquete semiesférico. La fachada principal está rematada con candelabros y tiene dos cuerpos; el primero está realizado en mármol y el segundo en piedra caliza. Las fachadas laterales son idénticas, en mármol y jaspe con las puertas de orden corintio, dedicadas una a San Germán y la otra a San Servando. Las cubiertas son bóvedas vaídas con profusa decoración de orden clásico. El crucero, tiene una cúpula semiesférica sobre tambor, obra de Juan Daura, cuyo exterior es romo y está recubierta de cerámica amarilla y rodeada de imágenes de santos, atribuidas a discípulos de Cosme Velázquez. Es de planta de cruz latina con tres naves separadas mediante columnas corintias estriadas que sostienen un rico friso con decoración de rocallas y una compleja y movida cornisa; todo este cuerpo está recubierto de mármoles. El segundo está dentro del orden clásico, de pilastras adosadas, este cuerpo, al igual que las cubiertas están realizados en piedra caliza. De este interior destaca la amplia y compleja girola donde se utilizan bóvedas triangulares y cuadradas y las dieciséis capillas repartidas en las naves laterales. 1. Capilla de San Pedro.- Posee un interesante retablo neoclásico en piedra y mármol; en la hornacina hay una imagen en mármol del titular de tamaño natural obra del genovés Esteban Frucos. Estuvo colocada en la portada de la antigua catedral. El retablo está rematado con frontón curvo y una pintura de San Pedro.
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2. Capilla de la Asunción.- Su retablo de mármol italiano de estilo barroco y sustentado por columnas salomónicas, está presidido por una imagen de la titular de estilo barroco de gran calidad. En las hornacinas laterales se encuentran las imágenes de San Martín y San Fermín atribuidas a Ignacio Vergara; el pavimento forma un rico mosaico de mármoles de colores. Esta capilla fue la primera que se abrió al culto antes de ser terminadas las obras. En Marzo de 1775 se celebró la primera misa. 3. Capilla de San Sebastián.- El altar está presidido por un cuadro que representa el martirio del Santo, obra del genovés Andrea Ansaldi, pintado en 1621. Ante él una imagen del Ecce Homo, obra de la insigne imaginera Luisa Roldán fechada en 1684. En las hornacinas laterales se encuentran las imágenes de San Antonio y San Pascual Bailón obras de Ignacio Vergara. 4. Capilla de Santo Tomás de Villanueva.- En el altar podemos observar dos lienzos que representan al titular, obras de Antonio Quesada (el de abajo es copia de Murillo), e imagen del niño Jesús con hábito de la orden trinitaria. Las hornacinas laterales contienen imágenes de Santa Clara y San Fernando en mármol, realizadas en mármol por José Bover en 1856. 5. Capilla del Santo Ángel de la Guarda.- Con altar presidido por un lienzo del titular, y sobre el otro que representa a San Benito, ambos realizados por Joaquín Manuel Fernández Cruzado en 1838 y 1842, respectivamente. Sobre la mesa del altar hay una escultura de San Antonio de la escuela levantina del siglo XVIII. En las hornacinas laterales se encuentran imágenes de San Lorenzo y San Bernardo, esculturas italianas procedentes de la Capilla de los Genoveses de la Iglesia de Santa Cruz. 6. Capilla de Fray Diego José de Cádiz.- De retablo neoclásico con la imagen del titular en tamaño natural, obra de Diego García Alonso (1890). El ático del retablo está ocupado por un relieve en mármol de Santa Gertrudis y sobre ella hay una pequeña pintura del Santo Ángel de la Guarda. 7. Capilla de San Benito.- Con un altar presidido por un lienzo que representa al titular realizado por Carlos Blanco en 1838. En las hornacinas laterales encontramos imágenes de San Antonio y de la Virgen de Esperanza, de origen flamenco (s. XVII). 8 y 9. Capillas de San Servando y San Germán.- Presiden las mismas las esculturas de los Patronos de Cádiz: los hermanos Servando y Germán. Fueron realizados en 1687 por la escultora Sevillana Luisa Roldán “La Roldana”. 10. Capilla de Santa Teresa.- Presidida por un lienzo de Santa Teresa realizado por Cornelio Schut en 1668. Delante de ella se encuentra una imagen contemporánea de San Pío X y en las hornacinas laterales tallas del siglo XVIII de San francisco Javier y San Ignacio de Loyola. 11. Capilla del Sagrario.- Realizada en mármol y presidida por una Inmaculada Concepción de Ignacio Vergara (s. XVIII). 12. Capilla de San José.- El altar tiene un lienzo del titular y otro de San Antonio de Padua, obra del gaditano José García Chicano (1838). En la parte superior se encuentra una pintura de la Virgen del Carmen y a ambos lados imágenes en mármol del siglo XVII de San Jorge y San Juan Bautista.
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13. Capilla de San Juan Bautista de la Salle.- Con retablo en mármol y la imagen contemporánea del titular. En las hornacinas laterales se sitúan las imágenes de la Virgen y San José, ambas de Victor de los Ríos obras del barroco sevillano del siglo XVIII... 14. Capilla del Corazón de Jesús.- Presidida por una escultura del titular en bronce, obra de Benlliure en 1935, que fue realizada para un monumento público. A ambos lados están las imágenes de San Francisco Javier y San Ignacio de Loyola de mediados del siglo XVIII. 15. Capilla de la Adoración de los Reyes.- Presidida por un lienzo de la Adoración atribuido a Pablo Legot Yuna talla de Jesús Nazareno obra del italiano Pedro Campana, fechado a principios del siglo XVIII. En las hornacinas laterales se sitúan las imágenes barrocas de Santo Tomás y San Patricio. 16. Capilla de San Pablo.- Tiene un retablo neoclásico con la imagen de San Pablo realizada en mármol y de tamaño natural, obra de Estaban Frucos, realizada en 1672. El Presbiterio.- Es de planta circular y en él se encuentra el altar mayor con forma de templete sustentado por columnas pareadas de estilo corintio, realizado en mármol de Carrara gris, jaspes rojos y capiteles en bronce, construido por Juan de la Vega según proyecto de Manuel Machuca. En el interior se encuentra el Sagrario, de estilo renacentista, ejecutado en bronce y plata por el tallista gaditano Juan Rosado a finales del siglo XIX y sobre él una imagen de la Inmaculada Concepción del siglo XVII atribuida a Francisco Villega. Los púlpitos son de estilo isabelino en bronce dorado obras de Juan de Vega. El Coro.- Está situado en el segundo tramo de la nave central. La sillería, fechada en 1702, está realizada en maderas de cedro y caoba y son obra de Agustín Perea y sus hijos. Está compuesta por dos cuerpos: el primero con cuarenta asientos con espaldares altos separados por columnas salomónicas entre los que van tallas de santos y la parte superior tiene un gran entablamiento saliente, subdividido por medallones tallados con bustos de santos, todo ello rematado por una crestería de ángeles músicos. El segundo cuerpo está compuesto por veinticinco asientos, de un estilo más sencillo. La Cripta.- Se construye entre 1732 y 1730 realizada en piedra ostionera. Contrasta el esplendor del mármol de la parte superior c on la sobriedad de este recinto. De auténtica obra maestra de arquitectura debe catalogarse la bóveda vaída de la rotonda central. Aquí demostró Vicente Acero sus amplios conocimientos de cantería y de resistencia de materiales. Al fondo se encuentra la Capilla de los Obispos, donde descansan los prelados que han muerto en Cádiz desde la consagración de la Catedral Nueva. Preside el recinto el Cristo de Aguiniga, traído de América a principios del siglo XVII. Se encuentran enterrados en la cripta dos ilustres gaditanos: el músico universal Manuel de Falla, y el poeta José María Pemán. Por F.L.P.
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Nació en Santervás de Campos, municipio que se encontraba ligado a la diócesis y provincia de Palencia hasta la actual división provincial de 1833 y que actualmente se encuentra en la provincia de Valladolid próxima a la provincia de León, y que hoy es parte del territorio de la Comunidad Autónoma de Castilla y León. El apellido "de León" no se refiere a su lugar de origen, ya que éste en su época era Palentino, sino que lo añadieron los descendientes de Pedro Ponce de Cabrera, esposo de la infanta Aldonza, hija ilegítima del rey Alfonso IX de León, en el siglo XIII. Fue educado en la casa de un familiar en Sevilla, Ramiro Núñez. De ascendencia noble, fue paje de Fernando el Católico en la corte de Juan II de Aragón. Estuvo en el ejército durante diez años y combatió en la conquista del reino de Granada, junto a su tío Rodrigo, cuando contaba 32 años. Granada cayó el 2 de enero de 1492 y Ponce de León participó en la marcha triunfal en la ciudad. Otra de las personas que acudió a esa marcha fue Cristóbal Colón, que descubriría el Nuevo Mundo el 12 de octubre de ese mismo año. Ponce de León, si bien al terminar la Reconquista podría haberse desplazado a León a continuar con una vida dentro del sistema feudal, prefirió participar en la empresa española en Ultramar. Pudo haber tomado parte en el segundo viaje de Colón en 1493 y haber permanecido en la isla de La Española como guerrero durante todo el proceso de la conquista de la Isla. Se duda de si su primer viaje a América lo hizo con Cristóbal Colón en su Segundo Viaje en 1493, o con Nicolás de Ovando en1502. En dicho segundo viaje de Colón, éste se desplazó hasta una isla guiado por unos indios arahuacos que querían que Colón les protegiera de los indios caribes. El 19 de noviembre de 1493, cuando los navíos entraron en la Bahía Boquerón, los indios saltaron al agua y nadaron hacia la costa. Colón bautizó esa isla como San Juan Bautista y 18 años después Ponce de León bautizaría a su villa portuaria, Cáparra, como Puerto Rico. El segundo viaje de Colón, en el que se cree que participó activamente Ponce de León, sirvió para conquistar la isla de La Española, siendo el punto de inflexión la Batalla de la Vega Real. Tras el cese de Cristóbal Colón y de su hermano Bartolomé y por la muerte en el mar de Francisco de Bobadilla, Nicolás de Ovando fue nombrado gobernador de La Española en 1502. Otros apuntan a que Ponce de León arribó por primera vez al Nuevo Mundo con Nicolás de Ovando en 1502, desembarcando donde actualmente se halla Cockburn Town, en la isla Gran Turca, en las Turcas y Caicos, pero pronto se instaló en La Española. 8
En 1502 colaboró con Nicolás de Ovando y frenó una rebelión del pueblo taíno en la zona oriental de La Española. Por dicha actuación fue recompensado con el cargo de gobernador de la recién creada provincia de Higüey. En ese cargo, alquilaba indios para buscar oro y los que no trabajaban en los abundantes cultivos de yuca. Ponce de León se hizo rico sirviendo como gobernador sobre todo gracias a ese cultivo de la yuca. El puerto de Higüey, en el Paso de la Mona, era parada obligada para los barcos españoles que regresaban a Europa, ya que el pan que se hacía con la yuca se conservaba muy bien con la humedad, era nutritivo y sabía muy bien. Debido a esta prosperidad, Ponce construyó una villa en Higüey que llamó Salva León y mandó traer a su esposa e hijos. En 1502 había contraído matrimonio en Santo Domingo con una mujer indígena4 que servía de mesonera en Santo Domingo, que con su bautizo vino a llamarse Leonor. Con ella tuvo tres hijas, Juana, Isabel y María, y un hijo llamado Luis. . En su estancia en Higüey, escuchó las historias de las riquezas existentes en Borinquén, la Isla de San Juan. A partir de ese momento, concentró todos sus empeños en poder acudir a ese sitio, siéndole concedido el permiso necesario. El 12 de agosto de 1508, Ponce de León parte de Higüey para explorar Boriquen. Dio órdenes de plantar yuca en el caso de que las misiones de exploración en busca de oro fueran fracasando. Fue recibido con los brazos abiertos por Agüeybaná, cacique taíno, y tomó rápidamente el control de la isla. Por este hecho, Ponce de León fue nombrado Gobernador de la isla en 1509. En 1506, tras la muerte en el Convento de San Francisco de Valladolid de Cristóbal Colón, que había sido designado gobernador militar de sus descubrimientos, las autoridades españolas rechazaron conceder el mismo privilegio a su hijo Diego. A pesar de la oposición de Diego Colón, Ponce consiguió ser nombrado gobernador. En 1509, Ponce de León fundó el primer asentamiento en San Juan, Cáparra, actual San Juan, y fundaría también una villa en San Germán. En Cáparra fijó el hogar para su familia, ordenó construir una fundición de oro, repartió trabajadores entre los seguidores españoles y estableció una hacienda en Toa. Ponce de León, junto con otros conquistadores, forzó a los taínos a trabajar en las minas y a construir fortalezas. Numerosos taínos fallecieron a causa de la exposición a las enfermedades traídas por los marineros europeos y por la carencia de inmunidad ante esas enfermedades. Aunque la Corona había seleccionado para entonces a Ponce de León para colonizar y gobernar la isla de San Juan, Diego Colón había presentado una reclamación en el tribunal superior de Madrid y había ganado sus derechos. Ponce de León fue retirado del cargo en1511. Sin embargo, para demostrar el favor real, Fernando el Católico envió a Ponce 30 hombres, religiosos católicos de Sevilla, ganado y caballos, y le otorgó a la isla su propio escudo de armas, el primero del Nuevo Mundo. Para celebrar este gesto del Rey, Ponce llamó a Cáparra, su villa, Puerto Rico. Lamentablemente, el cacique indígena Agüeybaná, que había dado su beneplácito a Ponce, falleció y le sustituyó su sobrino Agüeybaná II el Valiente, quien
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opuso resistencia. Los arahuacos se unieron a los caribes para luchar contra los españoles, paralizaron la producción de oro y mataron a la mitad de los españoles. Tras esto, Ponce de León organizó la defensa, logrando abatir a Agüeybaná II y provocando la huida de muchos indios. Debido a la escasez de trabajadores, al notar que la producción aurífera había llegado al máximo y al no desear servir a Diego, pidió un título al Rey Fernando para explorar las áreas al norte de Cuba. Dicho título le fue dado gracias a la intervención a su favor de Bartolomé Colón. Cuando Ponce de León realizó la primera expedición europea a Florida también descubrió la Corriente del Golfo, ya intuida por Cristóbal Colón. Ponce de León fue a Salva León, donde equipó dos embarcaciones, la más grande a manos de Juan Bono de Quejo y la más pequeña a manos de un timonel llamado Antón de Alaminos, que había participado en el Primer Viaje de Colón en 1492 y que era el que mejor conocía el Caribe. Las dos naves parten a San Germán, donde alistan el buque insignia, la carabela San Cristóbal de Juan. En 1513 partieron las tres naves y navegaron por las Bahamas, llegando a la isla de San Salvador. Sobre el 27 de marzo, Domingo de Resurrección, avistó una isla, pero no hubo posibilidad de atraque. El 2 de abril, Ponce de León se montó en un bote para dirigirse a tierra, que pensó que sería una isla muy grande. Desembarcó, cruzó la playa y subió a las dunas. Desde lo alto divisó un paisaje plano y boscoso que se extendía hasta el horizonte. Dicho desembarco debió producirse en la costa oriental de la Península de Florida, en un punto aún disputado entre la playa de Melbourne, próxima a Cabo Cañaveral, y la playa de Ponte Vedra, en el norte de Florida, cerca de Jacksonville. Fue allí donde el 8 de abril reclamó toda esa tierra para España, y la llamó la tierra «Florida», debido a la vegetación en flor que vio, o porque llegó allí durante la Pascua Florida, a comienzos de la primera, identificada con Domingo de Resurrección. Fueron navegando por la costa oriental hasta una zona por la que fluye ahora el río Saint Johns. En un lugar al que llamó Río de Canas, en el actual Cabo Kennedy, nativos amistosos los invitaron a tierra. En una laguna con forma de cruz, que Ponce bautizó como Río Crucis, dio orden de erigir un pilar de piedra labrada coronado con una cruz de madera y se pusieron a rezar, sufriendo tras de eso un ataque indígena que les obligó a huir. Decidieron seguir con la exploración y navegar hacia el sur, y fueron bordeando los actuales cayos de Florida y remontando la costa occidental hasta el Cabo Romano. En dicha navegación hacia el sur, el 21 de abril, notaron una corriente que, a pesar de tener el viento a su favor, no les permitía avanzar, sino que les hacía retroceder. Los dos navíos que se encontraban más cerca de la tierra fondearon, pero la corriente era tan potente que hacía rehilar los cables del ancla. Ese fue el descubrimiento de la Corriente del Golfo, ya intuida por Cristóbal Colón. La corriente recorría el Caribe hacia el Atlántico y permitió a partir de ese momento una rápida ruta marítima de vuelta a Europa desde las posesiones españolas en América. El 23 de mayo de 1513, se detuvieron cerca del actual Fort Myers, donde unos indios se acercaron y uno, que sabía algo de español, aprendido posiblemente de
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otros indios que habrían huido hasta allí, les avisó de que en la costa su jefe tenía mucho oro para comerciar. Sin embargo, una vez desembarcaron, sufrieron otro ataque indígena. En Florida había apalaches, calusas y matacumbes, que se movilizaban mucho de un lado a otro. Los indios usaban flechas con puntas que eran anzuelos de pescar, o puntas normales impregnadas en sangre animal mezclada con veneno de cobra. Retornó a La Habana y luego volvió de nuevo, deteniéndose en la Bahía de «Chequesta» (Bahía Vizcaína) antes de regresar a Puerto Rico. La existencia de un indio que hablaba español podría ser indicativa de que algún español había llegado antes a esa zona, aunque también es posible que estos indios fueran informados de la presencia española en la zona por otros que ya habían estado en contacto con ellos. Existían leyendas de Cíbola y las Siete Ciudades de Oro y de la fuente de la eterna juventud en aquel entonces, y es probable que influyeran en la exploración de Ponce de León. Se dice que pasó desde entonces su vida buscando la fuente de la eterna juventud, que según una leyenda se encontraba en Florida. Él nunca dijo nada de que buscara la fuente, si bien el explorador Hernando de Escalante Fontaneda en su obra Memoria de las cosas y costa e indios de la Florida, de 1575, afirmó que había ido a buscarla porque le habían hablado de ella indios de Cuba y Santo Domingo. También el historiador Antonio de Herrera y Tordesillas, en sus Décadas, publicadas a principios del 1600, atribuye a Ponce de León esta búsqueda. Se sabe que esas leyendas sí influyeron algo en otros conquistadores españoles en Norteamérica como Alvar Núñez Cabeza de Vaca, aunque esa influencia fue anecdótica. En 1514 volvió a España y recibió comisiones para conquistar el Caribe, la isla de Guadalupe y la supuesta «Isla de Florida». Su expedición a Guadalupe en 1515 no fue acertada, y regresó a Puerto Rico donde se quedó hasta 1521. Quizá animado por el éxito que había tenido Hernán Cortés en México en 1519, Ponce de León organizó en 1521 una expedición para colonizar La Florida con dos barcos que transportaban aproximadamente 200 hombres, incluyendo a sacerdotes, agricultores y artesanos, 50 caballos y otros animales domésticos además de instrumentos de labranza. La expedición recorrió la costa suroeste de Florida, en alguna parte de los alrededores del Caloosahatchee River o Charlotte Harbor. Cerca de un gran campamento indígena en Bahía Espero comenzó a construir una colonia. Durante 5 meses todo marchó adecuadamente pero los colonos pronto fueron atacados por los calusa y Ponce de León fue herido por una flecha envenenada en el hombro. Otras fuentes apuntan a que realmente fue una herida de flecha en la pierna, que se le gangrenó. Después de este ataque, él y los colonos fueron en barco a La Habana, donde pronto murió a causa de la herida. Su tumba está en la catedral de Viejo San Juan, Puerto Rico, en un monumento erigido y costeado por el Casino Español de San Juan. Los restos habían sido exhumados el 18 de junio de 1907 de la Iglesia de San José en San Juan y se custodiaron allí, en espera de la construcción de un mausoleo en la Catedral
Por F.L.P
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Liuva II (583 – junio o julio de 603) fue rey de los visigodos (601–603). Sucedió a su padre Recaredo y accedió al trono cuando contaba unos 18 años. A su juventud e inexperiencia, se le unía su origen, pues era fruto de las relaciones de concubinato de su padre con la plebeya Baddo, antes de que estos contrajeran matrimonio religioso poco antes del III Concilio de Toledo (589). Ello hizo que tras su acceso al trono no contara con los apoyos de la nobleza visigoda, a la que por vía materna era ajeno. En la primavera del 602, el godo Witerico, quien había traicionado la conspiración de Sunna de Mérida para restablecer el arrianismo en 589 (según algunos autores o simple y llanamente para adueñarse del trono, según otros), consiguió el mando del ejército que iba a luchar contra los bizantinos. Seguramente la traición de Witerico a los conspiradores le había colocado en una posición de máxima confianza, y gracias a ello obtuvo el mando del ejército, en el cual colocaría a hombres de su confianza. En vez de expulsar a los bizantinos, Witerico utilizó las tropas para dar un golpe de estado (primavera del 603). Penetró en el Palacio Real y depuso al joven rey, contando sin duda con el apoyo de una facción de la nobleza probablemente hostil a la dinastía de Leovigildo (aunque no a los principios políticos de este rey). Witerico hizo que se amputara a Liuva II la mano derecha (lo que le imposibilitaba para reinar), y más tarde lo hizo condenar a muerte y ejecutar (verano del 603). Una de sus principales políticas fue la de eliminar los últimos focos de paganismo dentro del reino visigodo, como demuestra su ofrenda a la ciudad de Talavera de la Reina, de la imagen de una virgen (Nuestra Señora del Prado) con el fin de transformar las fiestas en honor a la Diosa Ceres en una ofrenda (Mondas) católica.
Witerico o Viterico (abril de 610) fue rey de los visigodos (603–610). Sucedió en el trono a Liuva II, a quien derrocó y luego hizo ejecutar. Su nombre también puede encontrarse escrito con tilde, Witérico. Tradicionalmente se ha creído que Witerico favoreció el arrianismo. No existen pruebas de ello, aunque es probable que el nuevo rey, aun siendo formalmente católico, conservara sus antiguas creencias. En todo caso, políticamente no era conveniente volver a la situación anterior al 589. Es muy escasa la información que se posee de su reinado, pero 12
se sabe que estuvo enfrentado a una parte de la nobleza y del clero (no obstante se sabe que contaba con el apoyo de algunos obispos, conociéndose el caso del obispo Elergius de Egara, hoy Tarrasa). Conocemos el caso de un conde de la provincia narbonense llamado Búlgar de Bulgaran, que al parecer fue torturado, encarcelado y después desterrado. El propio Búlgar explica que fue ayudado por dos obispos, Agapius y Sergius, que después del reinado de Witerico ocuparon sedes metropolitanas (Sergius fue arzobispo de Narbona). También se sabe que el obispo de Toledo, Aurasius, tuvo dificultades, pero no es seguro que fueran motivadas por un enfrentamiento con el rey, pues podía tratarse de un problema religioso interno. No obstante sabemos que todos los citados conservaron su vida y sus cargos, pues incluso Búlgar fue repuesto como conde antes de la muerte de Witerico (según él mismo explica en una de sus cartas, a causa de una visión que había tenido el rey) y participó más tarde en las negociaciones diplomáticas que buscaban una alianza de los visigodos con los reyes merovingios. Witerico luchó contra los bizantinos. Uno de sus generales ocupó Sagontia o Gisgonza sin que se sepa en qué año aunque debió ser alrededor del 605. Probablemente en la misma época fue ocupada Bigastrum (no muy lejos de Cartago Nova) cuyo obispo ya aparece en las actas del Concilio toledano del año 610. El 607 Teodorico de Borgoña solicitó la mano de la hija de Witerico, llamada Ermenberga (tal vez arriana), a la que juró que nunca privaría de su condición de reina. La princesa llegó a Chalon-sur-Saône pero la reina abuela, Brunegilda, y su nieta Teudila o Teudilana (hermana de Teodorico) instigaron al rey borgoñón contra Ermenberga, y finalmente el matrimonio no llegó a celebrarse, siendo reexpedida a Toledo, sin su dote. Witerico, ofendido, entró en una cuádruple alianza con Teodeberto y Clotario (de Austrasia y Neustria) y con Agilulfo rey de los Lombardos, dirigida contra Brunegilda y su nieto Teodorico de Borgoña, en cuyas negociaciones posteriores (ya en tiempos de Gundemaro, sucesor de Witerico) participó el conde Bulgar de Bulgaran antes mencionado. La alianza no obstante, no tuvo éxito, aunque de las cartas de Bulgar se desprende que hubo una serie de combates que tuvieron como teatro la zona de la Narbonense, pero no conocemos ni la zona de operaciones, ni su duración, ni su resultado. Como Isidoro de Sevilla no hace ninguna mención a estos sucesos, puede deducirse de ello que las luchas fueron más bien escaramuzas fronterizas menores y que los visigodos no obtuvieron ningún éxito. Se sabe por la misma correspondencia, que la Narbonense era teatro de muchas calamidades, pero no se indica cuáles eran ni si afectaban a otras provincias o territorios. Una conjura de nobles, probablemente de una facción rival, y próximos del clero católico, asesinó a Witerico durante un banquete, en abril del 610. Su cadáver fue arrastrado por las calles de Toledo. Los nobles conjurados aclamaron como rey a uno de ellos llamado Gundemaro, probablemente dux de la Narbonense. Tras la
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muerte de Witerico, Isidoro de Sevilla escribió: «Había matado con la espada, murió con la espada».
Gundemaro (Toledo, febrero o marzo de 612) fue rey de los visigodos (610–612). En el año 610 sucede a su antecesor Witerico al que había asesinado. Era un soldado que llegó a ser gobernador en la Septimania. Proclamado rey Gundemaro, los que habían apoyado al anterior rey sufrieron represalias. Búlgar de Bulgaran, un conde de la Narbonense, insulta abiertamente a Witerico en unas cartas como «el más malvado ladrón», porque considera que había explotado al pueblo. En cambio, dice de Gundemaro que ya había tratado amistosamente a los «exiliados y perseguidos» durante el periodo en que fue dux de la Narbonense. Gundemaro representaba a la nobleza visigoda más favorable al catolicismo tras el periodo de Witerico. Encabezó una expedición contra los vascones, a los que sometió, ya que efectuaban continuas expediciones de saqueo a lo largo de los valles del Ebro y Duero. El territorio vascón era un continuo foco de tensiones, y desde que Leovigildo tomara su capital y fundara la ciudad de Vitoria para controlar las correrías de este pueblo, todos sus sucesores realizaron escaramuzas contra las tribus montañesas, cuyo total sometimiento estaba lejos de conseguirse. Suintila logró una "deditio" (rendición incondicional) en el 621, nunca antes lograda; pero años más tarde, Wamba se volvía a enfrentar a ellos, lo que nos muestra el precario control que el reino visigodo tenía sobre esta zona. Poco después de su llegada al trono, Gundemaro promovió la celebración de un sínodo en la diócesis Carthaginense (Carthago Spartaria, la actual Cartagena era capital nominal de la diócesis y sede primada de las iglesias de España) y que se desarrolló en Toledo. El tema a tratar era la cuestión de la primacía del obispado de Toledo. El problema surgía por el control bizantino de Cartago Nova desde aproximadamente el 552. Puesto que Cartago Nova, la capital provincial, permanecía en manos de los bizantinos, la dignidad de obispo metropolitano debía recaer en el obispo de Toledo. El Sínodo acordó que Toledo sería la metrópoli de toda la provincia, declaración que respaldó el rey el 23 de octubre de 610. Gundemaro siguió un proceso de amistad y colaboración con Clotario II de Neustria y con Teodeberto II de Austrasia. A este último envió grandes sumas de dinero para apoyar la causa de hostilidad contra su hermano Thierry II de Borgoña. Por otra parte, demostró una política de hostilidad contra Brunegilda de Austrasia. El año 611 hubo un intento de restablecer la alianza cuatripartita contra Borgoña, pero la muerte del rey no dejó una respuesta clara en la historia. Murió en Toledo, de muerte natural, hacia febrero o marzo de 612. Después de su muerte se produjeron bastantes rebeliones y golpes de Estado a causa del ansia de poder de la nobleza y la Iglesia. Le sucedió el noble Sisebuto, hombre de gran cultura.
Por AML
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En el evangelios de San Mateo, en el capítulo dos, versículos uno al doce, se narra cómo unos Magos, guiados por una luminosa estrella, llegaron a Belén para adorar y ofrecer sus místicos dones al recién nacido Mesías, burlando al infanticida más temido y famosos de la historia, Herodes. Pero el mismo San Marcos no ofrece detalles sobre su origen, ni siquiera afirma que fueran reyes, por lo que muchos autores consideran que el evangelista, que escribía para los judíos, los utilizó como recurso para realzar la naturaleza divina y el carácter de Jesús como Mesías. Existen interpretaciones que dicen que los Reyes Magos podrían haber sido astrólogos babilonios o sacerdotes persas, cultivadores de las ciencias -particularmente la astronomía- desde un punto de vista teológico. Tampoco cita San Mateo el lugar o país del que procedían, aunque todo apunta a Babilonia o Persia; Babilonia era un gran centro astrológico, donde al igual que Persia, los magos eran una casta con mucha influencia. Lo más probable es que llegasen a Jerusalén dos meses después de que naciera Jesús. En cuanto al número de magos, se acepta el de tres, teniendo en cuenta el número de presentes ofrecidos. No obstante en determinadas representaciones pictóricas, por razones de perspectiva o capricho del autor, sólo aparecen dos o, en otras ocasiones, cuatro. Los tres nombres que han llegado hasta nosotros en la tradición occidental Melchor, Gaspar y Baltasar- no son los nombres primitivos u originales de los Magos, los cuales se desconocen por completo (Mateo tampoco los menciona). La representación de uno de los Reyes Magos como hombre de raza negra, no comenzó hasta el siglo XIV. El venerable monje benedictino, Beda, doctor de la Iglesia, los describió así en un códice: "Melchor, anciano de blancos cabellos y larga barba del mismo color; Gaspar, más joven y rubio; Baltasar, negro". Beda los consideró representantes de Europa, Asia y áfrica, para así acentuar la soberanía universal de Cristo sobre todas las razas y países. Los nombres son distintos en diversas lenguas. En griego, Appellicon, Amerín y Damascón; en hebreo, Magalath, Galgalath y Serakin. Los armenios suponen que fueron 12, por lo que les asignan doce nombres diferentes.
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Los magos que visitaron al niño Jesús eran provenientes de la tierra de Persia pertenecientes a la religión de Zoroastro. Después de cierto período el imperio persa y la tierra de Media formaron un gran conjunto imperialista y político. Es bien conocido por los historiadores que los magos de la antigua Persia eran personas avanzadas en conocimientos arcanos cuando se les compara con el conocimiento general de la época. El comentario del Nuevo Testamento la edición de 1970 de Luis Bonnet y Alfredo Schroeder hablando en cuanto a los magos hacen la siguiente admisión y declaran: "Los magos eran entre los persas y los medas una casta sacerdotal muy respetada; formaban el consejo secreto de los reyes, administraban los asuntos religiosos y se dedicaban al estudio de la naturaleza." Analicemos estas palabras con sumo cuidado. La primera admisión que hacen los escolásticos occidentales es que los magos era una casta sacerdotal. El título mago era el rango más elevado que podía ostentar los sacerdotes de la religión zoroastriana. Los magos estudiaban asuntos profundos los cuales eran desconocidos por las masas. Realizaban estudios e investigaciones en cuanto a los misterios de la naturaleza y administraban los asuntos religiosos. Esto pone en manifiesto y saca fuera de toda duda razonable que los mismos pertenecían a una religión en particular. El sacerdocio es un puesto relacionado a religión. Pretender que ellos solo estudiaban las estrellas (astronomía) como se le quiere hacer pensar a muchos es desviar a las masas de la realidad. La cuarta admisión que realizan los escolásticos en su comentario es que los magos se dedicaban al estudio de la naturaleza. El estudio de la naturaleza en aquella época es lo que conocemos hoy día como ocultismo, ciencias ocultas. Es por esta razón que la narración de Mateo en cuanto a la visita de los magos al niño Jesús presenta dificultades. En resumen, estas personas practicantes de las ciencias ocultas y de la magia eran pertenecientes a una religión que tenía distintas deidades. Se ha deducido con razón que eran paganos, y la iglesia antigua, considerándolos como las primicias del paganismo traídas al pie de Jesús, celebró su memoria en la fiesta de la epifanía. Lo que esto quiere decir es que los magos siendo líderes de la alta clase social de otra religión se sometieron simbólicamente al cristianismo. Aunque históricamente el cristianismo fue iniciado por Jesús a la edad de 30 años con su ministerio sobre la tierra y recién después de su muerte de Jesús es que comienza a propagarse en el mundo. La edad que tenía el niño Jesús cuando fue visitado por los magos, también es una incógnita. La Biblia declara en Mateo 2:16 que el rey Herodes ordenó la matanza de todos los niños nacidos en Belén menores de dos años. La edad del niño Jesús era menor de los dos años, pero Herodes quiso cubrir esta edad para asegurarse de que no fracasara en su intento por asesinar al niño Jesús. El destino de los reyes magos, tras la adoración, fue incierto. San Mateo sólo dice que regresaron a su país por otro camino para burlar a Herodes. La tradición piadosa afirma que fueron discípulos de Santo Tomás. Otros afirman que fueron consagrados obispos y murieron martirizados hacia el año 70 de nuestra era. Sus supuestas reliquias fueron transportadas de Milán a Colonia en el siglo XII, donde aún hoy son veneradas en un relicario bizantino de la catedral de esa ciudad alemana. Otro de los enigmas de los Reyes Magos más estudiados es la naturaleza del brillante astro que les condujo hasta el pesebre de Jesús. Para muchos autores no era
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sino un cometa o meteoro luminoso. Hay quien mantiene que pudo tratarse del cometa Halley. Kepler, en 1606, afirmó que pudo nacer de la conjunción triple de dos planetas, Saturno y Júpiter, en la constelación de Piscis. Por último, en la biblioteca de la Universidad de Salamanca se encuentra un curioso códice del siglo XV, titulado Historia de los Reyes Magos. Plagado de citas del Antiguo Testamento, relata la trayectoria de estos durante y después de la adoración. Destaca el episodio de las tentaciones que sufrieron los tres Reyes a cargo de Satanás. Finalmente se ha escogido el 25 de Diciembre como época para celebrarse la Navidad. Aproximadamente en el año 354 de nuestra era el obispo Iberio ordenó que el 25 de Diciembre fuese la fecha oficial de la celebración de la Navidad. Esto fue realmente una movida estratégica para tratar de eliminar la fiesta del solsticio de invierno practicada por los distintos pueblos paganos. La fiesta era conocida como la Natividad. La celebración simbolizaba la caída de las tinieblas (24 de diciembre) o el fin de un ciclo y la llegada de la luz (el amanecer del 25 de Diciembre) representaba el inicio de un nuevo ciclo. Tampoco está claro que el nacimiento del niño Jesús haya ocurrido en el mes de Diciembre. El motivo por el cual se sostiene esto es que existen varios factores de lo cual mencionaremos solamente uno. El anuncio de los ángeles a los pastores se produjo en un momento de la noche cuando los pastores cuidaban sus rebaños. "Habían pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño." [Lucas 2:8] Es bien sabido que el mes de Diciembre es un mes sumamente frío en Israel. Debido al clima y a la temperatura sería totalmente un suicidio el cuidar unos rebaños en las frías temperaturas de la noche y más aún cuando se trata del mes de Diciembre. Por último, debo decir que los hechos históricos que rodean el nacimiento de Jesús, son aún motivo de estudio y requieren nuevas precisiones, no obstante resulta incuestionable que el nacimiento de Jesús debe ser mirado desde un punto de vista espiritual, como salvador de la humanidad y luz del mundo, donde los detalles históricos no tienen mayor relevancia, sino que representan un condimento más para disfrutar y celebrar de la natividad del señor.
Por Fredy H. Wompner G. Coordinador de la Asamblea Templaría Internacional en Chile.
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San Marcos S. Marcos (336-336) Nació en Roma. Fue papa durante pocos meses. En la lucha contra la herejía de Arrio, que absorbió su actividad, fue coadyuvado por muchas otras eminentes personalidades de la Iglesia: Atanasio, Hilario y Basilio. Sin embargo el emperador Constantino actuó por su cuenta en la cuestión entre Arrio y el obispo Atanasio, volviendo a colocar el primero en la Iglesia de Alejandría, y exiliando al segundo a Tréveris, sin consultar mínimamente al papa. En ese período se redactó el primer calendario eclesiástico. A Marcos se le atribuye el decreto según el cual se reserva al obispo de Ostia el derecho a consagrar el Papa. Parece haber sido el primero en instituir la insignia del Palio, una banda blanca con cruces y flecos negros, que el Papa, los patriarcas y los metropolitas se ponen en el cuello por encima de los paramentos sagrados. Para confeccionarlo se utiliza la lana de dos corderos blancos. Los palios bendecidos están guardados en un cofre de plata cerca de la tumba de S. Pedro. Edificó la iglesia de S. Marcos Evangelista en Roma, donde más tarde sería enterrado. Papa, San Marcos Fecha de nacimiento desconocida; consagrado el 18 de enero del año 336; murió el 7 de Octubre de 336. Después de la muerte del Papa Silvestre, Marcos fue elevado a la silla episcopal Romana como su sucesor. La “Liber Pontificalis" dice que fue un romano, y que el nombre de su padre era Prisco. La carta de Constantino el Grande, convocando a una conferencia de obispos para la investigación de la disputa Donatista, es dirigida al Papa Milcíades y a un Marcos (Eusebio, “Hist. Eccl.”, X,v). Este Marcos era evidentemente un miembro del clero Romano, sacerdote o diácono, y es quizá el mismo que el Papa. La fecha de elección de Marcos (18 de Enero, 336) es dada en el Catálogo Liberiano de Papas (Duchesne, "Liber Pontificalis", I, 9) y es históricamente cierto; así también el día de su muerte (7 de Octubre), que es especificada del mismo modo en el "Depositio episcoporum" del Calendario de Filocalio, cuya primera edición apareció en el año 336. Respecto a la interposición del Papa en los problemas Arrianos, que entonces estaban afectando tan activamente a la Iglesia de Oriente, nada ha sido trasmitido. Una supuesta carta de él a San Atanasio es una falsificación posterior. Dos constituciones son atribuidas a Marcos por el autor de "Liber Pontificalis" (ed. Duchesne, I, 20) De acuerdo a una de ellas, él invistió al Obispo de Ostia con el palio, y ordenó que este obispo consagrara al Obispo de Roma. Ciertamente que, hacia finales del siglo cuarto, el Obispo de Ostia había conferido la consagración episcopal sobre el recién electo Papa; Agustín expresamente da testimonio de esto (Breviarium Collationis, III, 16). Es de hecho posible que Marcos hubiese confirmado este privilegio por una constitución, lo cual no impide el hecho de que el obispo de Ostia antes de este tiempo consagrara generalmente al nuevo Papa.
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En cuanto a la concesión del palio, la historia no puede ser establecida de fuentes del siglo cuarto, puesto que los monumentos más antiguos que muestran esta divisa, pertenecen a los siglos quinto y sexto, y la más antigua mención escrita de un Papa que concede el palio data del siglo sexto. (cf. Grisar, "Das römische Pallium und die altesten liturgischen Schärpen", en "Festschrift des deutschen Campo Santo in Rom", Freiburg im Br., 1897, 83-114). El "Liber Pontificalis” comenta además de Marcos: "Et constitutum de omni ecclesia ordinavit"; pero no sabemos a qué constitución esto se refiere. La construcción de dos basílicas es atribuida a este Papa por el autor del "Liber Pontificalis". Una de éstas fue construida dentro de la ciudad en la región "juxta Pallacinis”; es la actual iglesia de San Marco, que sin embargo recibió su presente forma externa por alteraciones posteriores. Es mencionada en el siglo quinto como una iglesia de título Romana, así que su fundación puede sin dificultad ser atribuida a San Marcos. La otra estaba fuera de la ciudad; fue una iglesia cementerio, que el Papa construyó sobre las catacumbas de Balbina, entre la Vía Apia y la Vía Ardeatina (cf. de Rossi, "Roma sotterranea", III, 8-13; "Bullettino di arch. crist.", 1867, 1 sqq.; Wilpert, "Topographische Studien uber die christlichen Monumente der Appia und der Ardeatina", en "Rom. Quartalschrift", 1901, 32-49). El Papa obtuvo del Emperador Constantino regalos de tierras y muebles litúrgicos para ambas basílicas. Marcos fue enterrado en las catacumbas de Balbina, en donde él había construido la iglesia y la vez el cementerio. Su sepulcro es expresamente mencionado allí por los itinerarios del siglo séptimo (de Rossi, "Roma sotterranea", I, 180-1). La fiesta del Papa difunto fue dada el 7 de Oct. En el antiguo calendario romano de fiestas, que fue insertado en el "Martyrologium Hieronymianum”; todavía se guarda la misma fecha. En un manuscrito antiguo se preserva un poema elogioso (desafortunadamente en un texto mutilado), que el Papa Dámaso había compuesto sobre un San Marcus. (De Rossi, "Inscriptiones christ. urbis Romae.", II, 108; Ihm, "Damasi epigrammata", Leipzig, 1895, 17, no. 11). De Rossi lo refiere al Papa Marcos, pero Duchesne (loc. cit., 204), no acepta esta visión. Puesto que los contenidos del poema son de una naturaleza enteramente general, sin ninguna característica particularmente distintiva de la vida del Papa Marcos, la cuestión no es de gran importancia.
Por Padre Jesús
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Felipe IV de Austria o Habsburgo, llamado «el Grande» o «el Rey Planeta» (Valladolid, 8 de abril de 1605Madrid, 17 de septiembre de 1665), fue rey de España desde el 31 de marzo de 1621 hasta su muerte, y de Portugal desde la misma fecha hasta diciembre de 1640. Su reinado de 44 años y 170 días fue el más largo de la casa de Austria y el tercero de la historia española, siendo superado sólo por Felipe V y Alfonso XIII, aunque los primeros dieciséis años del reinado de este último fueron bajo regencia. Durante la primera etapa de su reinado compartió la responsabilidad de los asuntos de Estado con don Gaspar de Guzmán, Conde-Duque de Olivares, quien realizó una enérgica política exterior que buscaba mantener la hegemonía española en Europa. Tras la caída de Olivares, se encargó personalmente de los asuntos de gobierno, ayudado por cortesanos muy influyentes, como Luis Méndez de Haro, sobrino de Olivares, y el duque de Medina de las Torres. Los exitosos primeros años de su reinado auguraron la restauración de la preeminencia universal de los Habsburgo, pero la guerra constante de la Europa protestante y la católica Francia contra España condujeron al declive y ruina de la Monarquía Hispánica, que hubo de ceder la hegemonía en Europa a la pujante Francia de Luis XIV, así como reconocer la independencia de Portugal y las Provincias Unidas. Felipe Domingo Víctor de la Cruz nació el 8 de abril de 1605 en el Palacio Real de Valladolid. Fue el tercero de los ocho hijos, y primer varón, del matrimonio habido entre Felipe III de España y su prima segunda (sus abuelos Felipe II de España y Carlos II de Estiria eran primos) la archiduquesa Margarita de Austria. A las siete semanas de nacer fue llevado a la pila bautismal de la iglesia conventual de San Pablo de Valladolid en brazos del ambicioso valido de Felipe III, el Duque de Lerma. Cuando se aproximaba el fin del reinado de Felipe III, las intrigas palaciegas se disputaban la confianza del futuro rey, el Príncipe de Asturias que llegaría a ser Felipe IV. El valido del rey, el Duque de Lerma, luchaba por obtener el favor del monarca con el apoyo de su yerno, el Conde de Lemos y de su primo, Fernando de Borja, gentil hombre de la cámara del príncipe, frente a sus dos hijos, el Duque de Uceda y el Conde de Saldaña. Olivares, que durante tanto tiempo había sido un personaje aislado en aquella casa, se había convertido en un estrecho aliado de los hijos contra su padre. 20
También aprovechó el Conde-duque la posición de su tío Baltasar de Zúñiga en el Consejo de Estado (que él mismo había propiciado) para mover los hilos de palacio. Tras la muerte del rey en 1621 debido a unas fiebres que contrajo en 1619 al regreso de un viaje a Portugal, donde su hijo había sido jurado como heredero de la corona portuguesa, el nuevo rey Felipe IV escogió al Conde-duque de Olivares como valido. Durante su etapa como válido, el Conde-duque realizó una serie de reformas para poder mantener la hegemonía en Europa. Estos cambios se concretaron en cuatro aspectos: reformar la vida pública, fomentar la economía, mejorar la hacienda e impulsar la formación de un ejército común. El valido intentó imponer las leyes y costumbres castellanas en su propósito de unir la Monarquía hispánica en una comunidad nacional, con una fiscalidad, Administración y Derecho comunes. Pero no alcanzó su propósito debido a la oposición de la nobleza a las nuevas propuestas del valido. Para ello luchó contra la corrupción del reinado anterior. Ordenó encerrar al duque de Uceda y al duque de Osuna, confiscó los bienes del duque de Lerma y sometió a Rodrigo Calderón a un juicio en el cual se decretó su ejecución. Mediante un decreto obligó a hacer un inventario de la fortuna de aquellas personas que desempeñasen cargos públicos y de relevancia. Para controlar este decreto formó la Junta de Reformación, que más tarde se encargaría de velar por la vida pública de los ciudadanos. Uno de los aspectos que se aplicó con mayor trascendencia fue el aumento de la demografía española; para ello el Conde-duque prohibió la emigración y favoreció la inmigración y las familias numerosas. Para favorecer la educación de los españoles, mandó construir el Colegio Real de Madrid en 1629 y otras instituciones, dirigidas principalmente por jesuitas. Dentro de esta dinámica de reforma de la moral, dos pragmáticas tomadas por Felipe IV en el siglo XVII, en un ambiente de "reformación de las costumbres", pretendieron de repente abolir la prostitución en todos los territorios de la monarquía. Se recurrió a la introducción de nuevos impuestos a la Corona, repartidos de manera más equitativa. Los reinos periféricos pusieron resistencia a estos nuevos impuestos, muchas veces con motines. La nobleza no aceptó un impuesto sobre las elevadas rentas del reino ni la tasa sobre productos de lujo, y bloqueó continuamente estas medidas. Esta reforma fracasó en un momento en que los gastos aumentaron. Por ello el Conde-duque tuvo que buscar dinero en: la emisión de juros, préstamos a banqueros judíos portugueses, nuevas contribuciones votadas en Cortes y la declaración de bancarrota (en realidad, suspensión de pagos) en momentos de extrema necesidad. El Conde-duque intentó crear un banco nacional con el fin de facilitar el comercio y contribuir a los gastos de la Monarquía. Para formar un capital solicitó una
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contribución especial sobre los patrimonios superiores a 2000 ducados de renta, pero la nobleza volvió a oponerse, lo cual causó su fracaso. La monarquía española de Felipe IV se vio envuelta en una recesión económica que afectó toda Europa, y que en España se notó más por la necesidad de mantener una costosa política exterior. Esto llevó a la subida de los impuestos, al secuestro de remesas de metales preciosos procedentes de las Indias, a la venta de juros y cargos públicos, a la manipulación monetaria, etc. Todo con tal de generar nuevos recursos que pudiesen paliar la crisis económica. Olivares decidió forzar la unidad de los reinos peninsulares. Con este fin formuló en 1626 el proyecto de la Unión de Armas. A cada territorio de la Corona se le exigió que colaborase con una cantidad de soldados proporcional a su población. Pero las Cortes de Cataluña se negaron. Olivares suspendió las Cortes, comenzando así un conflicto con el Principado. Durante esta etapa la política se centró en el mantenimiento de la reputación de la Monarquía en Europa. Encontramos una época de conflictos en Europa en la que España se verá influenciada. <<<Felipe IV en Fraga por Velázquez Los Países Bajos volvieron a la Corona española por la falta de descendencia de Isabel Clara Eugenia. Finalizada la Tregua de los Doce Años con las Provincias Unidas en 1621, empezaron las hostilidades. Comenzaron así operaciones de bloqueo y contra los intereses holandeses en los puertos europeos. En tierra, la guerra se concretó en grandes asedios a ciudades, como en Breda, plaza tomada por Ambrosio de Spínola en 1625. La respuesta de los holandeses se concentró en el mar. Tomaron Recife de Pernambuco, en la costa del Brasil portugués. En 1628 el corsario Piet Heyn se apoderó de la flota de Indias. El cardenal-infante don Fernando, hermano del rey, tras vencer en los campos alemanes de Nördlingen (1634) a protestantes y suecos, invadió en 1635 el territorio holandés, en un esfuerzo por acabar con la guerra. La iniciativa quedó paralizada por el inicio de la guerra contra Francia. Más tarde, con la batalla naval de las Dunas en 1639, se perdió la posibilidad de enviar refuerzos a Flandes y la situación de la monarquía en los Países Bajos se hizo insostenible. La ascensión al trono inglés de Carlos I provocó la reanudación de hostilidades entre España e Inglaterra. En 1625 una flota inglesa llevó a cabo un ataque fallido contra Cádiz. Pero ese fracaso simbolizó la obtención, por parte de Holanda, de un nuevo aliado contra la Monarquía y el impedimento de establecer relaciones marítimas con Europa por el mar Cantábrico. La rivalidad comercial entre ambos países en las Indias occidentales condujo en 1655 a la guerra anglo-española contra la Commonwealth inglesa durante el Protectorado de Oliver Cromwell. Nerviosa por la presencia de territorios de los Habsburgo en la mayor parte de las fronteras, inició una política de enfrentamientos contra la monarquía hispánica
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tras la llegada al poder del cardenal Richelieu, primer ministro de Luis XIII de Francia. En 1635 las victorias de los ejércitos imperiales en la Guerra de los Treinta Años la decidieron a intervenir del bando de los protestantes. Se declaró la guerra a España. Con la ayuda de las tropas imperiales, los españoles vencieron a los franceses en la batalla de Corbie en 1635. Al año siguiente, el cardenal-infante don Fernando, hermano de Felipe IV, estuvo a las puertas de París en 1636, pero se retiró por escasez de recursos. La reacción francesa fue rotunda y consiguieron amenazar el norte de Italia, cortar la vía de comunicación entre Italia y Flandes y enviar sobre los Pirineos a sus ejércitos. En 1639 se perdió la fortaleza de Salses en el Rosellón. Castilla, el único reino que había colaborado con los gastos de las empresas de la Monarquía, mostraba señales de agotamiento. Por ello, el valido exigió a los demás reinos una contribución equivalente y se dispuso a paliar las trabas institucionales que pudieran existir. Durante esta última etapa se producen las diferencias con Cataluña, Portugal y Andalucía. El conflicto comenzó con la negación de Cataluña a colaborar en la Unión de Armas que el conde-duque propuso en 1626. La guerra contra Francia dificultó aún más el entendimiento de la Generalidad de Cataluña y el Consejo de Ciento con el Estado. Las tropas castellanas e italianas que habían entrado en Cataluña para combatir con los franceses en el Rosellón, causaron grandes desmanes en el medio rural, al actuar como un ejército de ocupación. Hubo graves incidentes en varias ciudades catalanas hasta que el 7 de junio de 1640, día del Corpus, entraron en Barcelona un grupo de unos 400 o 500 segadores, trabajadores eventuales que acudían de todos los puntos del principado, los cuales se amotinaron y provocaron graves disturbios que finalizaron con la muerte de trece personas, entre ellos el propio Virrey Conde de Santa Coloma en lo que se ha venido en llamar el Corpus de Sangre. La actitud de la Generalidad y de su Presidente Pau Claris fue en aquellos momentos conciliadora, pues temían que la revuelta popular se les escapara de las manos, así como de la represión que la monarquía podría instaurar. Finalmente, el día 11 de junio fue posible sacar a los amotinados fuera de la ciudad. Las tensiones entre las autoridades catalanas y la monarquía española continuaron hasta que en el mes de septiembre, la Generalidad oficializó su ruptura con la monarquía de Felipe IV e inmediatamente se iniciaron los contactos con el enviado del rey de Francia, Du Plessis Besançon. En enero, Pau Claris efectuó la proclamación de la República catalana y días después, ante la amenaza que suponían las tropas castellanas que ya penetraban por el sur de Cataluña, se materializó la entrega del Principado de Cataluña al rey Luis XIII de Francia. El 26 de enero de 1641, el marqués de los Vélez fue derrotado por los catalanes en la batalla de Montjuïc. El conflicto se anunciaba largo y de difícil resolución. Debido a la política del Conde Duque de Olivares en la Corona de Aragón, además del conflicto en Cataluña, hay que añadirle un problema en el Reino de Aragón, que no tuvo la misma transcendencia pero fue importante a su vez. Por los altos impuestos establecidos en los territorios de Aragón, la mayoría de la nobleza
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aragonesa pretendió desvincularse del Reino de Castilla, proclamando rey al Duque de Híjar. Pero las tropas castellanas sofocaron la revuelta y dado que no tuvo demasiada transcendencia, al Duque de Híjar no se le condenó a la muerte, sino a permanecer recluido en sus feudos sin poder participar en las Cortes Aragonesas. El regreso de las hostilidades con las Provincias Unidas repercutió sobre las colonias portuguesas en Asia y Brasil. En diciembre de 1640 una conspiración, encabezada por la nobleza, proclamó rey de Portugal al duque de Braganza con el nombre de Juan IV de Portugal quién firmó la paz con los holandeses (pero no sin antes expulsarlos de Angola y de Brasil, en 1656) y obtuvo el apoyo de ingleses y franceses. Se inicia entonces la conocida como Guerra de Restauración portuguesa obligando el conde-duque a combatir en muchos frentes. De hecho, para este conflicto apenas pudo reunir un ejército que fue derrotado en la Batalla de las Líneas de Elvas. En 1641 el marqués de Ayamonte y el duque de Medina Sidonia desarrollaron una conspiración contra la Monarquía. El intento de rebelión se fundamentaba en el descontento de la nobleza y el pueblo y estaba apoyado por Portugal. Debido a que Andalucía no era un pueblo de tradición política independiente, la conspiración fue deshecha. El ataque contra los catalanes, en el que intervino el propio Felipe IV, fue detenido en Lérida. El Rey, a su regreso a Madrid ordenó, el 23 de enero de 1643, el destierro del conde-duque de Olivares. Sus propósitos de unión no funcionaron e incluso estuvo a punto de conseguir la ruptura de la Monarquía hispánica, que continuó como una confederación de reinos. Sin embargo, Felipe IV decidió conservar su título de "Rey de todas las Españas", aunque en este tiempo esta expresión incluía a Portugal. De esta forma quedó fijada la denominación y los límites geográficos de la actual España. La autonomía de cada territorio se reafirmó, dentro del llamado neoforalismo y desde el respeto exquisito a los fueros. Tras la caída de Olivares, el Rey pareció decidido a llevar personalmente las tareas de Estado, pero pronto tomó la decisión de nombrar, en 1659, como valido a Luis Méndez de Haro, sobrino de Olivares, con el título de primer ministro. Su objetivo fue el de acabar con los conflictos interiores y alcanzar la paz en Europa. Continuaron las sublevaciones de Cataluña y Portugal, a las que se sumó Aragón. En Nápoles, en 1647, se produjo un levantamiento debido a la falta de alimentos, que se extendió por Sicilia, pero los amotinados fueron controlados por las autoridades locales. En Cataluña, la guerra se prolongó hasta que en 1652, tras 15 meses de asedio, Felipe IV logró tomar Barcelona. Ese mismo año por las ciudades andaluzas se produjeron pequeños levantamientos debido a la falta de pan, el descontento por la alteración de la moneda - moneda de vellón -, la presión fiscal y las levas. Tras la caída de Olivares los tercios españoles fueron vencidos por los franceses en la Batalla de Rocroi en 1643. Por el Tratado de Westfalia, España reconocía la independencia de las Provincias Unidas y la conservación de Flandes. La guerra de Francia continuó por la exigencia planteada sobre Flandes, el Franco Condado, y el Rosellón. Como en Francia se produjo una guerra civil y ya se
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había firmado la paz con Holanda, la balanza se igualó y los españoles vencieron a los franceses en Valenciennes en 1656. Inglaterra y Francia pactaron en 1657 el reparto del Flandes español, así comenzaron unos fuertes ataques contra la Monarquía hispánica. La difícil situación económica en España y la derrota en la Batalla de Dunkerque ante el ejército anglofrancés llevó al monarca a firmar la Paz de los Pirineos en 1659. Se cedía el Rosellón, la mitad de la Cerdaña, el Artois y otras plazas en el sur de esos territorios. Se estipuló también el casamiento de la infanta María Teresa de Austria, hija de Felipe IV, con Luis XIV de Francia, con una dote de 500 000 escudos. Así se impuso la hegemonía de Francia sobre España a los cien años del tratado de Cateau-Cambrésis.
Continuó la lucha contra los portugueses los cuales ganaron dirigidos por Alfonso VI de Portugal en 1665 en la Batalla de Villaviciosa, que puso fin a la esperanza de unión entre la Monarquía española y Portugal. A principios del mes de septiembre de 1665, el rey comenzó a sentirse mal, deponiendo heces sanguinolentas, lo que induce a pensar que cayó enfermo de disentería, de resultas de la cual falleció el 17 del mismo mes, no sin antes padecer notablemente a causa de la enfermedad. Fue enterrado en la Cripta Real del Monasterio de El Escorial, tal como él mismo había dispuesto en su testamento.
Por F.L.P.
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Templarios en el Levante peninsular antes de la conquista de Valencia de 1238 Es de común conocimiento que los principales centros Templarios de la Corona de Aragón llegaron a ser: Monzón, Gardeny, Miravet, Tortosa y Peñíscola. Y como puertos de embarque más importantes: Colliure, Caldes d’Estrac (donde construyeron el más importante hospital termal), Vinaroz y Denia. Sin embargo, nuestro interés, y atrevimiento, será aproximarnos a las primeras noticias de los Templarios en tierras valencianas antes de la conquista de la capital del Turia en abril de 1238. Estas líneas responden a nuestro interés por recoger la memoria de aquellos monjes guerreros en la forma más escueta posible. Incursiones aragonesas en Valencia Los moros de Valencia se hallaban debilitados en número, al decir del historiador Vicente Boix (1845) en su Historia de la ciudad y reino de Valencia. Motivo por el cual no podían resistir la previsible invasión del Cid, don Rodrigo Díaz de Vivar, o la de los seguidores almorávides de Jusuf Ben Taxufin, en la segunda mitad del s. XII. Tras una lucha fratricida entre árabes y berberiscos, entró a gobernar Valencia Azmed Ben Djahhad, después de quitarse del medio a su predecesor en Valencia. Suceso aprovechado por parte del Cid, aliado del walí de Zaragoza Azmet Abu Giafar, quien se preparó en Morella para asediar Valencia. Intervino en esta acción un tercer personaje: el rey Sancho Ramírez de Aragón (1063-1094), hijo del primer rey de Aragón Ramiro I (1035-1063). El aragonés, queriendo vengar la muerte de su padre en el asedio de Graus (1063) de cuya muerte culpabilizaba a Don Rodrigo Díaz, el Cid, atacó Morella defendida por este caballero castellano y las hordas del Campeador. EL Cid salió de la ciudad de Morella para enfrentarse al rey aragonés. Parece que rondaban los mediados de agosto de 1088. El Cid sufrió tal derrota que, los aragoneses, alentados por esta victoria, entraron y saquearon Morella. Este suceso no impidió que ambos cristianos se aliaran por la conquista de Valencia, que resistió tenazmente hasta 1095, fecha en la que el Cid entraba victorioso en la ciudad. Valencia del Cid Los cristianos mozárabes de Valencia sintieron el consuelo del Cid y el arzobispo de Narbona, Gerónimo, que había de ser obispo de Valencia. En la capital del Turia fue bendecida hacia 1098 la iglesia de Santa María. Pero duró poco tiempo ese mozarabismo. La comunidad cristiana de Valencia tuvo que emigrar a Toledo ante la intransigencia de los nuevos moros llegados de África: los almorávides. En Toledo dejaba sus restos mortales el diocesano valenciano. El Cid solicita la ayuda del rey aragonés, Pedro I (1094-1104), que se hallaba en el asedio de Huesca. En respuesta favorable del monarca aragonés abandonaba el asedio de la antigua Osca, que deseba 26
convertir en nueva capital de su reino. Frente a ella, quedaron tres de sus mejores capitanes: Ferriz de Lizana, Pedro de Bergua y Rodrigo de Biel. Este último sería llamado desde esas fechas Cornel, portando en su divisa de caballero cinco cornejas. Unidas las fuerzas del Cid y del rey de Aragón, derrotaron a los almorávides, sin que se pudiera evitar la muerte del Campeador. Las honras fúnebres de don Rodrigo Díaz se celebraron en la iglesia de Nuestra Señora de las Virtudes o de San Esteban de Valencia. Valencia almorávide Valencia había de volver al dominio del almorávide Yusuf y de su hijo Alí, su sucesor, en un largo periodo de cien años. En este tiempo la ciudad fue remodelada y embellecida notablemente. El nuevo rey de Aragón, Alfonso I el Batallador (11041134), llegó a sus muros sometiendo al pago de parias a su walí. Al año siguiente, 1118, conquistaba Zaragoza. Estos notables sucesos históricos fueron coincidentes con la aparición de una nueva fuerza africana al mando de Azmet ben Abdalá, que se llamó a si mismo profeta de los unitarios o almohades. El citado rey aragonés, conocido como El Batallador, se desplazó por tierras de Valencia, Murcia y Granada sin tomar posesión de nuevas tierras, pero llevándose consigo un importante número de mozárabes granadinos que habían de repoblar parte de las tierras reconquistadas en Aragón. En esa expedición, y aunque son escasas las noticias, parece que le acompañaban caballeros franceses, entre ellos algunos Templarios llegados de Jerusalén. La repentina muerte del Batallador en el asedio de Fraga (de 1134) produjo un periodo de anarquía. Momento que fue aprovechado por los almohades para pasar definitivamente a nuestra península. Los Templarios reciben del rey aragonés el encargo de reinar en Aragón, concesión que pronto se vio inviable. Sin embargo, el testamento a su favor les había de reportar numerosas y valiosas donaciones por el acuerdo de Girona de 1143 con el conde-príncipe Ramón Berenguer IV. Hacia 1154, otro conde catalán, Armengol V de Urgell, recorrió tierras de Valencia, con un propósito incierto. Por un lado, para proyectar la conquista de Valencia; por otro, para rescatar cristianos y conducirlos a sus nuevos dominios. Fuere cual fuere el caso, el conde catalán halló la muerte en una refriega con las fuerzas valencianas que salieron a sus encuentro. Las primeras donaciones a los Templarios al norte de Valencia Las primeras donaciones a los templarios, antes de la conquista de Valencia, corresponden a las localidades de Oropesa y Chivert, concedidas a título de pre conquista en 1169 por el rey Alfonso II de la casa Aragón (1164-1196), hijo del condepríncipe catalán. Los avances cristianos en tierras de Levante forzaron a firmar el tratado de Cazola, en Soria (1179), señalando la zona de expansión castellana y aragonesa. (ACA, perg. Alfonso II, nº 268). Por dicho tratado quedaba el futuro reino de Valencia, con Játiva y Denia, hasta Biar, para los monarcas de la casa de Aragón. Ese mismo año, llegó a Valencia el citado rey Alfonso II de la casa de Aragón, ofreciendo a los Templarios dos vasallos moros: Galib y Hayyal. (AHN, Cartoral Magno de la Orden de San Juan de Jerusalén, nº 194). Las fronteras entre Valencia y Aragón quedaron establecidas para 1180. Discurrían por la línea de Ulldecona, Beceit, Peñarroya, Monroyo, Aguaviva, Camarena, Castellote, Las Cuevas, Villarluengo, Cantavieja y Valdejunquera. Al año
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siguiente, 1181, los templarios reciben el castillo de Mont-tornés, en Benicàssim. Pocos años después el castillo y Villa de Pulpis (1190), en el maestrazgo de Castellón. Hacia 1196, finales del reinado de Alfonso II de la casa Aragón, caían en manos cristianas los lugares de: Olocau, Vallibona, La Cènia, Castell de Cabres y Benifazà. El sucesor e hijo de citado rey, con el nombre de Pedro II de la casa Aragón (1178-1213), Pedro I para Cataluña, concedió a los Templarios diversos lugares como: el arrabal de Ruzafa en los intramuros de Valencia en 1211, y los lugares de Cantavella y término de Cuyà, siendo maestre de la Corona de Aragón Fr. Guillermo Cadell. Valencia almohade En 1212 se produjo el decisivo triunfo cristiano de las Navas de Tolosa. Pedro II de Aragón y su homónimo de Castilla Alfonso XI (1311-1350), acompañados de numerosa hueste de caballeros, entre ellos Guillem Ramón de Montcada que había de casar con una hija natural del monarca aragonés, hermana, por lo tanto, de Jaime I el Conquistador. En esa histórica campaña se hallaron presentes numerosos Caballeros Templarios. Comandaba estos caballeros de cruz roja el maestre Fr. Gómez Ramírez, que poco después murió gloriosamente. Pedro II de Aragón aprovechó para aproximarse a la costa levantina y conquistas Ademuz y Castellfabib arrebatándoselas a Abdalá de Valencia. Lugares que serían cedidos también a los inagotables Caballeros Templarios. Por desavenencias con el monarca aragonés, se hallaban en la capital del Turia dos personajes desterrados de la corte aragonesa: Artal de Alagón y Blasco de Alagón. Ambos aragoneses fueron testigos de la belleza de la ciudad y de las persecuciones de mozárabes por el dicho Abdalá; el qual, después de ser acusado de connivencia con el rey aragonés, fue suplantado por Abu-Zeyán de Denia. Abdalá huyó a refugiarse en Zaragoza donde estaba el joven Jaime I de Aragón (1213-1276). En la capital del Ebro pactó Abdalá la futura recuperación de Valencia, convirtiéndose más tarde al cristianismo con el nombre de Vicente. Hecho relevante en la historia es el que Jaime I había sido educado por los Templarios en Monzón. Su tutor, fr. Guillem de Monredón llegó a la ciudad del Cinca Medio desde el castillo templario de Gardeny. En Monzón, y junto al joven monarca, bendecido por el arzobispo de Tarragona, convivió largo tiempo con él su primo el conde de la Provenza, territorio entonces de la Corona de Aragón y cuna de la organización Templaria primigenia en la Corona de Aragón. Durante ese periodo de formación del monarca, Aragón se dividió en facciones y banderías fomentadas por D. Pedro de Ahonés y su hermano el arzobispo de Zaragoza, entre otros; este último nombrado regente que llegó a sacar sus armas contra el joven rey Jaime. Fueron muchos los caballeros rebeldes que se oponían a Jaime I: Guillem de Montcada señor del Bearn, Pedro Cornel, Sancho Martín de Luna... Pero decidido el monarca a canalizar tanta energía negativa, emprendió la campaña de la conquista de Peñíscola (1225), ciudad que se sometió a cambio del pago del quinto de sus rentas. El esfuerzo colectivo en ayudas y hombres fue solicitado por Jaime I para emprender la conquista de Mallorca.
Joaquín Salleras Clarió
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La batalla de Arsuf se llevó a cabo en el contexto de la Tercera Cruzada entre las fuerzas cristianas de Ricardo Corazón de León y las musulmanas de Saladino en Arsuf, actual Israel. Las fuerzas de la Tercera Cruzada habían tomado la ciudad de Acre tras un prolongado asedio. El siguiente objetivo estratégico del ejército cristiano era asegurar la ciudad de Jaffa, lo que facilitaría su objetivo final, la reconquista de la ciudad de Jerusalén. Luego de una serie de acosadores ataques por parte de las fuerzas de Saladino, la batalla se libró el 7 de septiembre de1191. El ejército de Ricardo encabezado por el contingente Templario, resistió exitosamente a los intentos para desarticular su cohesión hasta que los hospitalarios rompieron filas e iniciaron una carga; Ricardo
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entonces comprometió todas sus fuerzas para el ataque. Reagrupó a su ejército tras su éxito inicial y los condujo a la victoria. Tras esto, el puerto de Jaffa volvió al control cristiano y la captura de Jerusalén fue más factible. Tras su victoria en los Cuernos de Hattin el sultán Saladino conquistó la ciudad santa de Jerusalén, Tiberíades, Acre, Arsuf, Nazaret, Séforis, Cesarea, Haifa, Sidón, Beirut, Biblos, Torón y Gaza; solamente Tiro y Ascalón resistieron, pero quedaron cercadas por tierra. La respuesta a la conquista de Tierra Santa no se hizo esperar: el papa Urbano III hizo de inmediato el llamado a una nueva Cruzada. A su llamaron se sumaron Ricardo I de Inglaterra, Felipe Augusto de Francia, el conde Balduino IX de Flandes y el Sacro emperador Federico Barbarroja, aunque este último murió en el rio Saleph en Anatolia en junio de 1190. El plan de los cruzados incluía la captura de las principales fortalezas costeras antes del avance hacia Jerusalén, después de capturar Acre el 12 de julio de 1191 tras dos años de asedio (durante el cual las continuas disputas entre los reyes Ricardo y Felipe llevaron a que este último volviera a su país abandonando la cruzada) el monarca inglés se dirigió por la calzada romana que bordeaba la línea costera y que pasaba por Haifa y Arsuf a fin de no alejarse de su flota llena de suministros ya que el hostigamiento de las fuerzas musulmanas impedía el traslado seguro de aquéllos por tierra. Consciente de este continuo acoso, Ricardo formó a sus 24 divisiones (la mitad de infantería y la otra de caballería) organizadas en cinco cuerpos mayores para que estuvieran en orden de batalla durante toda la marcha. El calor y las escaramuzas hicieron a la marcha muy lenta, demorándose 19 días en avanzar cien kilómetros. Saladino planeó emboscar a la columna enemiga el 29 de agosto pero tras ver el orden de aquella formación decidió desistir de su idea, pero finalmente ante el continuo avance de ésta optó por emboscarla, eligiendo el bosque de Arsuf, cercano a la población homónima, como el lugar propicio. Su plan consistía en que los cruzados quedaran atrapados entre su ejército y el Mediterráneo. El 7 de septiembre, tras un descanso en donde está actualmente Birket-elRamadán Ricardo reanudó la marcha habiendo ya detectado a los exploradores de Saladino. Consciente de la cercanía del enemigo reorganizó a sus fuerzas: En la vanguardia iban los Templarios con los turcopolos (arqueros montados). A continuación iban los bretones y los angevinos del rey; luego, los normandos y los ingleses. Los franceses, a las órdenes del duque de Borgoña, que cabalgaba al lado de Ricardo, estaban presentes junto a los hospitalarios, que constituían como de costumbre, la retaguardia. A Enrique, conde de Champagne, se le confió el flanco izquierdo del ejército para prevenir un ataque turco.
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Los musulmanes habían ubicado a sus arqueros sudaneses, beduinos y turcos (a pie o a caballo) en la vanguardia, oculta entre el bosque, a los que les seguían mamelucos, sirios y egipcios que lanzaron varios ataques masivos contra la columna cruzada, que sorprendentemente resistió los continuos asaltos y la interminable lluvia de proyectiles. Los caballeros cristianos empezaron a luchar a pie y la infantería formo un muro defensivo con sus escudos. Cuando la vanguardia llego a los muros de Arsuf finalmente Ricardo consideró el momento oportuno de pasar a la ofensiva (aunque ya la retaguardia formada por los caballeros hospitalarios había iniciado sin autorización una carga). Ante la embestida de los cruzados armados con armaduras de metal, las ligeras tropas musulmanas rompieron filas, quedando atrapadas por el bosque a sus espaldas. Finalmente tras horas de sangrienta lucha las fuerzas de Saladino pudieron retirarse del campo de batalla. Tras esta victoria Ricardo tomo Jaffa, convirtiéndola en su base principal de operación e inicio negociaciones con Saladino pero estas fracasaron. Pero finalmente los altos costes del conflicto convencieron a ambos bandos de empezar a negociar llegándose a firmar un tratado de paz en junio de 1192. Según el acuerdo, y a pesar de la victoria militar cristiana, los cruzados conservaron finalmente solo la franja costera entre Tiro y Jaffa, la garantía de que sus territorios no sufrirían ataque alguno por tres años y la libertad de sus peregrinos de visitar Jerusalén. Chipre fue dado como feudo a Guy de Lusignan, anterior rey de Jerusalén, ciudad que permaneció en poder islámico.
Por F.L.P.
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Santa María de Eunate Esta pequeña pero bellísima iglesia octogonal del siglo XII, con su arcada o claustro exterior resiguiendo el octógono, conforman un conjunto de gran belleza y originalidad, acentuado por el llano y abierto paisaje que realza su encanto y espiritualidad. Si a todo esto sumamos su gran interés artístico, es fácil deducir que la iglesia de Eunate es uno de los más interesantes ejemplares de la arquitectura románica de Navarra, y que está declarada Monumento Nacional. Se ha especulado mucho sobre su origen y finalidad al no existir un testimonio certero que nos lo confirme. Las hipótesis más antiguas son de finales del siglo pasado y principios de este, y relacionan su planta octogonal con los Caballeros de la Orden del Temple. Aunque en la actualidad la mayor parte de los investigadores rechazan esta posibilidad, son cada vez más los investigadores que la retoman. Este segundo grupo está integrado principalmente por investigadores especializados en la cultura Templaria, especialmente en su aspecto esotérico. Para estos, Eunate esconde en su construcción muchos de los elementos de la "magia" Templaria. Todas sus teorías e interpretaciones las encontraréis en el capítulo "Enigmas". Ya sabemos que ante lo desconocido siempre se abre un camino para las especulaciones más fantasiosas, pero en este caso hay que reconocer que pueden tener alguna parte de razón. Aquí nos limitaremos a exponerlas, vosotros juzgaréis. Personalmente creemos que Eunate es una construcción Templaria, aunque sin entrar en todo lo referente al aspecto esotérico. Así que, aunque las dimensiones de la iglesia de Eunate nos hayan hecho pensar que su visita no da más que para un "alto en el camino", os aseguramos que esto no será así. De hecho, Eunate es visitada por gentes de todo el planeta atraídas, tanto por su original arquitectura, como por su aspecto más enigmático. No os extrañéis si veis gente que antes de entrar en la iglesia da varias vueltas en uno y otro sentido siguiendo un ritual concreto; gente que une sus manos formando círculos mientras "recargan pilas"; zahoríes escrutando con sus varas; o incluso gente que baila en sus alrededores mientras hacen sonar extraños instrumentos... La iglesia de Santa María de Eunate se construyó durante la segunda mitad del siglo XII, hacia el 1170, coincidiendo con un cierto auge constructivo que se produjo en áreas urbanas y rurales de Navarra, y en especial, en las áreas más próximas al Camino de Santiago. Por aquellas fechas, el interés por peregrinar hasta Santiago de Compostela experimentó un notable incremento en el mundo cristiano y la consecuencia más inmediata fue la construcción de diversos edificios para dotarlo de la infraestructura necesaria. Sus orígenes no están lo suficientemente claros, lo que ha motivado que se sucedan planteamientos con muy distintas hipótesis. También os hemos adelantado que una de ellas asegura su origen Templario. Esta orden gozó de todo el beneplácito
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durante el reinado de Sancho VI "el Sabio", periodo en el que se construyó la iglesia de Eunate; pero la ausencia de noticias históricas o documentales que certifiquen la presencia de los Templarios en Eunate, hace que esta hipótesis no sea considerada por la mayoría de los historiadores en la actualidad. Investigaciones más recientes, basadas en los resultados obtenidos a raíz de las excavaciones que se realizaron a mediados de este siglo, consideran que Eunate pudo ser la iglesia de un hospital de la orden de San Juan de Jerusalén, pues se tiene constancia documental de su presencia y prestigio en esta comarca. Se aporta como prueba un documento en el cual, el prior del Hospital estableció en el 1251 una concordia con los cofrades de Obanos, concediéndoles para sus reuniones "el nuestro Hospital del Camino". Este Hospital propiedad de los Sanjuanistas sería Eunate. Sin embargo, esta teoría no pasa de ser una suposición más, ya que podría referirse al Hospital de la Villa de Puente la Reina, cuyo nombre se conserva hoy en día. Además, parece relativamente distanciada cronológicamente (casi 100 años) del momento de su construcción. Otras hipótesis plantean la posibilidad de que fuera una reina (Sancha?) la que mandase su edificación. Al parecer la cantidad de robos que tenían lugar en esa zona lo requería. Conviene traer a colación un documento hallado en el archivo de la Catedral de Pamplona, datado en 1520, en el que se dice que "entre otras sepulturas ay una muy seynalada e principal en la que fue enterrada la Reina o aquella señora que fizo e mando hedificar la dicha yglesia". Aunque la existencia de enterramientos es un hecho que se ha confirmado en las excavaciones arqueológicas antes citadas, nuevamente la distancia cronológica entre el documento y la construcción de Eunate, hacen que su fiabilidad quede en entredicho. Además, y a pesar de que tampoco está del todo aclarado, todo parece indicar que la reina Doña Sancha fue enterrada en la catedral de Pamplona. Sea cual fuere el origen del templo, la mayor parte de las hipótesis coinciden en su función cementerial al servicio de los peregrinos fallecidos en el Camino de Santiago (en varios de los enterramientos excavados se han encontrado las tradicionales conchas de los peregrinos). Así, la iglesia de Eunate sería una edificación anexa a un hospital de peregrinos y un cementerio existentes en su época; y es de suponer que junto con el Sancti Spiritus de Roncesvalles y el Santo Sepulcro de Torres del Rio -ambas situadas muy cerca del comienzo y final del tramo navarro respectivamente- formaba parte de un escalonamiento entre dichas capillas funerarias. Como complemento a esta hipótesis, se ha barajado con la posibilidad de que Eunate dispusiera, al igual que la iglesia de Torres del Río (también de planta octogonal), de un faro o linterna de muertos en la que luciría permanentemente la llama conmemorativa de los difuntos, y que a la vez serviría de guía a los peregrinos durante la noche. En apoyo de esta teoría está el cubo de la escalera anexo a la iglesia que asciende hasta el tejado haciéndolo practicable o visitable. Allí estaría antiguamente la linterna. Sin embargo, esta última suposición también queda en entredicho para otros investigadores. Por un lado, se tiene constancia documental de que la actual espadaña ya existía en el 1520 y por otro lado, en las obras de
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restauración de la cubierta que se efectuaron, no se encontraron vestigios de su existencia. Este último argumento tampoco puede considerarse definitivo, ya que es muy probable que de haberse construido dicha linterna, se habría levantado sobre una base de mortero, y por tanto la no existencia de restos es razonable. Respecto a la arcada exterior, su historia constructiva es tan compleja como la de la iglesia, barajándose también diversas teorías sobre su origen y finalidad. El primer problema a dilucidar es si dicha estructura, con la disposición poligonal que adopta, es contemporánea de la iglesia o responde a un momento posterior. Algunos investigadores apuntan la posibilidad de que la arquería es mucho más reciente que la iglesia. Basan esta hipótesis en las evidentes diferencias que existen entre las columnas que sostienes sus ocho lados. En efecto, mientras que tres de las arcadas están sostenidas por columnitas pareadas con capiteles románicos, las otras cinco son sustituidas por pilares sencillos de sección cuadrangular sin capitel. En su conclusión, afirman que la arquería, tal y como hoy lo conocemos, habría sido edificada en la misma época a la que pertenecen sus cinco lados más sencillos (siglo XVII); los capiteles y las columnillas gemelas que componen los otros tres serían restos reutilizados de una construcción más antigua, un claustro probablemente, desaparecida y cuya disposición no se correspondería con la actual. Sin embargo, la mayoría de los especialistas descartan esta posibilidad, y consideran que el claustro con su disposición actual es coetáneo del edificio. Este habría estado desde su construcción, constituido por columnas y capiteles semejantes a los que se conservan. En todo caso, en el siglo XVII se habría llevado a cabo una reconstrucción del mismo, debido a que parte de los arcos y columnas se encontrarían desmoronados y amenazarían ruina, por lo que, respetando los que se encontraban intactos, se reestructurarían los restantes con arreglo a las prácticas constructivas del momento, pero teniendo siempre presente la ordenación octogonal primitiva. El hallazgo de un documento parece consolidar definitivamente esta segunda hipótesis; se trata del pleito entablado en 1654 por Juan Galbán, maestro cantero de Ezcároz, contra los mayordomos de la cofradía y ermita de Eunate, reclamando el pago de la obra de cantería que dos años atrás el demandante había realizado en la ermita; la obra consistió en rehacer 17 arcos y 7 pilares que estaban caídos. Por lo tanto, parece claro que en el siglo XVII se llevaron a cabo labores de cantería, pero no para ejecutar una nueva obra, sino simplemente para reconstruir una estructura ya existente que se encontraba parcialmente derruida. Otra de las incógnitas que plantea la arquería se refiere a la posibilidad de que fuese completamente independiente al templo o en un momento determinado hubiese estado adosado al mismo formando una especie de deambulatorio o galería cubierta; pero en su estado actual no quedan indicios de que en los muros de la iglesia se apoyara ningún tejado que se uniera con las ocho arcadas, por lo que esta hipótesis parece poco probable. Según otras hipótesis la arquería que se conserva no se correspondería con el perímetro exterior, sino con el perímetro interior de una galería que rodeaba un patio o atrio descubierto, en cuyo centro se levantaba la iglesia; esto explicaría la ausencia de
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indicio alguno del apoyo de la cubierta en los muros de la iglesia, ya que ésta se dispondría en sentido contrario, cerrando un espacio entre la arquería que se conserva y otra paralela a ella, localizada aproximadamente donde hoy se encuentra la cerca de contención de los campos inmediatos. Circundarían dicho claustro un grupo de construcciones adosadas de las que se conservan restos de cimientos, las cuales debieron integrar el complejo hospitalario que significó Eunate. Lo más probable es que la arquería fuese completamente exenta y cumpliese exclusivamente la función de delimitar el espacio cementerial. Además, esta hipótesis está en consonancia con la considerada como más acertada para explicar el origen y la finalidad de la iglesia. Dentro de este mar de dudas e incógnitas, lo que si se conoce con certeza es que Eunate fue siempre un templo dedicado a la Virgen. Aunque la que podemos ver en la actualidad es una reproducción moderna, el templo de Eunate siempre estuvo presidido por una talla románica de la Virgen con el Niño de finales del siglo XII o comienzos del XIII, desaparecida en la actualidad. En su día estuvo acompañada con un conjunto de retablos dispuestos en el ábside y en sus ángulos de ingreso que enriquecían el ámbito presbiteral. El principal era de estilo renacentista del siglo XVI. Los otros dos eran de estilo romanista, ejecutados a finales del siglo XVI. Estos retablos fueron desmontados en la década de 1950. La devoción de toda la comarca por la Virgen de Eunate, dio lugar a la aparición de una Cofradía, cuyas constituciones fueron redactadas en los años 1487 y 1533. Esta corría con los gastos de conservación, adorno y culto de la iglesia, disponía de una casa junto a la ermita para sus reuniones y, al menos hasta 1546, los funerales y entierros de los cofrades se realizaban en Eunate. La importancia del lugar en todo el valle hizo que fuera también el centro donde se celebraban, desde tiempo inmemorial y al menos hasta el año 1840, las reuniones de Valdizarbe. El fuerte deterioro que, en el transcurso de los años, fue sufriendo el conjunto de Eunate decidió su restauración por la Diputación Foral de Navarra, conmemorándose el fin de las obras el 15 de abril de 1943 con una solemne fiesta. Actualmente Eunate es uno de los parajes navarros más visitados, tanto por la devoción que suscita el lugar como por el interés cultural de esta original obra de arte románico.
Por JMS
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Cíbola es una ciudad legendaria llena de riquezas, que durante la época colonial se suponía en algún lugar del norte de la Nueva España, en lo que hoy es el norte de México y el suroeste de Estados Unidos, que según la leyenda, estaba hecha de oro puro. La palabra Cíbola procede de cíbolo, nombre español hoy desusado que se daba al bisonte, ya que el territorio del legendario reino en donde se suponía la existencia de las siete ciudades se extendía hasta las praderas en donde (hasta mediados del siglo XIX) existían millones de estos animales. Cíbola fue una de las fantásticas ciudades que existieron en una vieja leyenda que se originó alrededor del año 713 cuando los moros conquistaron Mérida, España; según la leyenda siete obispos huyeron de la ciudad no sólo para salvar sus vidas, sino también para impedir que los infieles moros se apropiaran de valiosas reliquias religiosas. Años después corrió el rumor de que se habían instalado los siete obispos en un lugar lejano, más allá del mundo conocido en esa época, y habían fundado las ciudades de Cíbola y Quivira. La leyenda decía que esas ciudades llegaron a tener grandes riquezas, principalmente en oro y piedras preciosas. Esa leyenda fue la causa de que exploradores españoles y sus gobernantes trataran en vano de encontrar durante siglos las legendarias ciudades. La leyenda creció a tal grado que con el tiempo ya no se hablaba únicamente de Cíbola y Quivira, sino de siete magníficas ciudades Aira, Anhuib, Ansalli, Ansesseli, Ansodi, Ansolli y Con, construidas en oro, cada una de ellas había sido fundada por cada uno de los siete obispos que partieron de Mérida al ser conquistada por los moros. De alguna manera la leyenda estaba viva en la época de las exploraciones españolas en el Nuevo Mundo, leyenda que fue alimentada por los náufragos de la fracasada expedición de Pánfilo de Narváez a la Florida en 1528, los cuales a su regreso a la Nueva España dijeron haber escuchado de boca de los nativos historias de ciudades con grandes riquezas. De esa larga caminata sobrevivieron cuatro hombres: uno de ellos fue Álvar Núñez Cabeza de Vaca, quien escribió un libro llamado Naufragios, en el cual describió la larga aventura a pie desde la costa de Florida hasta la costa de Sinaloa en México. Otro de los cuatro sobrevivientes fue un esclavo negro llamado Esteban, conocido como Estebanico. 36
Al escuchar las noticias que relataban los náufragos de ciudades de riqueza sin límite ubicadas más al norte de la Nueva España, el virrey Antonio de Mendoza y Pacheco organizó una expedición encabezada por el fraile franciscano Marcos de Niza, quien llevaba como guía a Estebanico. Durante el viaje a un lugar llamado Vacapa (probablemente en alguna parte del estado de Sonora) envió el fraile a Estebanico por delante para investigar. Poco después Estebanico reclamó la presencia del fraile por haber escuchado de los nativos historias de ciudades colmadas de riquezas. Al enterarse de eso, fray Marcos de Niza supuso que se trataba de las "Siete ciudades de Cíbola y Quivira". Estebanico no esperó al fraile, sino que siguió avanzando hasta llegar a Háwikuh, Nuevo México, en donde encontró la muerte a manos de los nativos que hicieron huir a sus acompañantes. El fraile Marcos de Niza regresó a la ciudad de México narrando que había continuado la exploración después de la muerte de Estebanico y había avistado a lo lejos una ciudad más grande que la gran Tenochtitlan (ciudad de México) y que los nativos de allí usaban vajillas de plata y oro, decoraban sus casas con turquesas y usaban perlas gigantescas, esmeraldas y otras joyas más. Al escuchar esas noticias, el virrey Antonio de Mendoza y Pacheco no perdió el tiempo y organizó una gran expedición militar para tomar posesión de aquellas riquísimas tierras que el fraile le había narrado con profusión de detalles. Al mando de la misma quedó un amigo del Virrey, Francisco Vázquez de Coronado, quien llevaba como guía al fraile Marcos de Niza. El 22 de abril de 1540 salió Coronado de Culiacán al mando de un pequeño grupo de expedicionarios, en tanto el grueso de la expedición iría más lentamente a las órdenes de Tristán de Arellano (en cada villa española se reorganizaba la expedición terrestre), a la vez que partía otra expedición por mar al mando de Fernando de Alarcón para abastecer a la expedición de tierra. 37
Coronado atravesó el actual estado de Sonora y entró en el actual estado de Arizona. Allí comprobó que las historias de Marcos de Niza eran falsas al no encontrar ninguna riqueza de las que el fraile había mencionado. Asimismo resultó falsa la aseveración del fraile que desde aquellas tierras se podía ver el mar, ya que como le dijeron los nativos a Coronado y lo comprobó él mismo, el mar se encontraba a muchos días de camino. En la actualidad, las viejas ruinas de un antiguo asentamiento indígena en Nuevo México se conocen como La Gran Quivira. Durante la colonización española el asentamiento fue llamado Pueblo de Las Humanas. Francisco Vázquez de Coronado llamó Quivira a un asentamiento indígena cuya ubicación se desconoce hoy en día, y desde allí partió García López de Cárdenas en busca de un río del cual los indios Hopi les habían hablado. Para cuando llegó García López al Gran Cañón que formaba el río Colorado, el río ya había sido visitado y bautizado en su desembocadura a cientos de kilómetros de distancia por Francisco de Ulloa en septiembre de 1539, quien llamó Ancón de San Andrés al delta del río, y ya Fernando de Alarcón lo había navegado 80 leguas río arriba y bautizado con el nombre de Río de Nuestra Señora del Buen Guía en agosto de 1540. García López no pudo encontrar una senda o atajo para bajar desde lo alto del Gran Cañón hasta el río Colorado. Sin embargo, se considera que fue el primer europeo en visitar el Gran Cañón.
De Leyendas de España
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