MALABABA 3

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Malababa surge del Observatori de Resistències i Subcultures (www.observatori-risc.net) en colaboración con ConsumeHastaMorir (www.consumehastamorir.com) de Ecologistas en Acción y un grupo de diseñadores gráficos, activistas y periodistas. Editores: Gemma Galdon Clavell e Israel Rodríguez Giralt Consejo de Redacción: María González, Isidro Jiménez, Pedro Ramiro, Senén Roy. Agradecimientos: Xesco Casacuberta, Mariana Vilnitzky, Marta Puigdemasa, Centre de Cultura Contemporània de Barcelona, Difusor.org, Educació per l’Acció Crítica (EDPAC), Conflux Festival, Entitat Autònoma de Difusió Cultural, Mujeres Creando, Bordergames. Diseño y maquetación: Noel Douglas (movementoftheimagination) Cristian Porres (sideart) Imprenta EL TINTER, S.A.L. ISBN 978-84-611-8236-7 D.L. B-32906-2006 Contacto: malababa@malababa.org www.malababa.org


pas de pub

presentaci贸n malababa 3

xesco casacuberta

el arte como excusa

el directorio

Gemma Galdon Clavell

un no-barrio para las compras

escaparate de libros

Consume Hasta morir

entrevistas: Conflux festival, mujeres Creando, BorderGames

buz贸n malababa


Presentación

¿Qué es el espacio público? Es el espacio accesible a todos, pensará la mayoría. Cierto, ¿pero alguien sabe dónde está? Búsquenlo. No lo encontraran fácilmente. Pareciera como si nuestras ciudades temieran cada vez más la calle y la plaza, como si nuestras autoridades recelaran cada vez más de los espacios abiertos y comunes donde todo puede acontecer. Arrinconado. Privatizado. Sobreregulado por políticas y leyes que nos hablan de civismo y del buen uso de la calle, el espacio público de nuestro tiempo parece

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sucumbir ante la moderna planificación urbana, difuminarse como fondo y decorado de rutilantes folletos y tours culturales y declinar ante el empuje de flamantes y espectaculares obras arquitectónicas. Atractivas pero inanimadas, más ficticias que reales, nuestras ciudades son de este modo diseñadas y modeladas en base a una especie de vacío orgánico y ordenado. Homogéneo y legible, sólo sometido a cambios amables y pertinentes. Pareciera como si hubiera que proteger la ciudad de la “obcecación” de sus habitantes para

hacer de ella un lugar para lo común, un espacio de experiencia, un escenario para el conflicto, lo imprevisible y azaroso. Afortunadamente, a pesar de esta obsesión por el control de lo subversivo y anormal, de esta extrema funcionalización de los espacios, cada día encontramos hechos, acciones y reacciones que nos recuerdan que ésta es una utopía irrealizable. Una pegatina, una pintada en un muro, una sencilla intervención en una valla


publicitaria, en una señal de tráfico, o una imaginativa y teatral ocupación de la calle, son suficientes para recordarnos que quizás se pueda ordenar la ciudad pero nunca lo urbano. Así es, posibilitadas por este mismo plan uniforme, o como consecuencia de ello, muchas de estas acciones nos acercan a la producción de ciudades efímeras, radicalmente sociales; a escenarios y productos colectivos que convierten el espacio compartido en un lugar inédito, de deseo y desequilibrio permanente, lúdico e imprevisible.

Pues bien, son justamente estas acciones las que han atraído la atención de este caracol bohemio y errabundo que es MALABABA. Por eso en este número hemos querido recoger con especial interés y cariño las intervenciones y colectivos que de un modo u otro contribuyen a convertir la ciudad en un campo abierto para la experiencia y la producción de nuevas formas de vida social y política. Los diferentes artículos y lecturas propuestas, las entrevistas a Conflux Festival, Mujeres Creando y Bordergames, así como

el amplio directorio de proyectos que hemos recopilado para este número, responden al objetivo de ofrecer una panorámica internacional de cómo, a través del arte, el buen humor y la creatividad, podemos (re) apropiarnos de la ciudad, vivirla y recuperarla para lo común, convertirla en algo más que el resultado de una determinada morfología predispuesta. ¿Cuándo fue la última vez que saliste a jugar a la calle?

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www.jr-art.net


El arte como excusa Por Gemma Galdon Clavell En primavera de 2001, en medio de la vorágine de los primeros latidos del movimiento antiglobalización, me encontré preparando la campaña contra la visita del Banco Mundial a Barcelona en un local del centro de la ciudad propiedad del Museo de Arte Contemporáneo (MACBA). Abajo hacíamos las reuniones a la vieja usanza, y arriba, en el altillo, varios ordenadores iban vomitando material gráfico que no se parecía en nada a lo que muchos estábamos acostumbrados. Muchos de los carteles de la campaña utilizaban la iconografía de las campañas institucionales del ayuntamiento para subvertir su significado, y entre asamblea y comisión, entre preparación de bloqueo y reunión de finanzas, el local se convertía en sede de desfiles de moda para manifestaciones y otras rarezas. Confieso que, entonces, no entendí nada. Sin embargo hoy, 7 años después, se hace difícil pensar el activismo sin ese vínculo con el mundo de la cultura. Los motivos de esta alianza son en parte de conveniencia (prácticamente no existen fuentes estables de financiación de la actividad política, mientras que sí existen subvenciones de instituciones culturales que flirtean con la transformación social), pero no sólo. El movimiento que lanzó a millones de personas a la calle en 2003 contra la guerra se creía vanguardia y actuaba como tal; después de la dura lección sobre los límites de la democracia representativa que supuso el ataque a Irak, los nodos de activismo que constituyeron el denso tejido del movimiento antiglobalización fueron replegándose para pasar a constituir efectivamente una retaguardia, un frente convencido de la necesidad de trabajar para contaminar la cotidianeidad y trabajar por un movimiento social capaz no sólo de convocar de vez en cuando a centenares de miles de personas, sino de articular también una presencia continuada en el tiempo y en el espacio. Al final la dicotomía fundamental no fue global/local, sino vanguardia/retaguardia. Esta voluntad de incidir sobre las formas de negociación de lo cotidiano y de desbordar los límites de lo real es

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lo que hace del arte y la cultura una herramienta, un lenguaje tan útil para el activismo político. Lo artístico permite especulaciones y derivas que la ortodoxia política no contempla. El diálogo entre la realidad y la resistencia se articula alrededor de una herramienta cargada de imaginación, sin fronteras definidas y capaz de abrirse a las emociones, la participación y la redefinición colectiva, a la horizontalidad, la complejidad y la creatividad. En un momento de crisis de legitimación de todo lo jerárquico, representativo y formal, a lo artístico no parece darle miedo lo que pueda haber detrás del espejo. Lo artístico es más libre que lo político. Esta es la intuición que puede explicar el ir y venir continuo entre lo político, lo cultural y lo artístico al que asistimos. Cada vez más, los programas de desarrollo comunitario se abren al uso del arte como catalizador y mediador de conflictos y desacuerdos; los ayuntamientos abren sus oficinas culturales a formas no expositivas ni estáticas de intervención social; y los museos y centros culturales acogen formas de expresión política de malestares sociales. Sin embargo, de la misma forma que la política institucional ha conseguido burocratizar lo político, el riesgo de que el arte y la cultura institucional burocraticen lo artístico es omnipresente –véase la arquitectura-espectáculo, o el arte “público” que es incapaz de establecer un diálogo con el entorno y los que lo habitan. Para intentar, pues, entender por qué los vínculos entre arte, cultura y política son relevantes, puede ser útil empezar a definir qué expresiones e intervenciones son capaces de cambiar la forma en que percibimos el mundo y experimentamos nuestra cotidianeidad, y subvertir los ejemplos de pseudocreatividad que decoran la fachada institucional. En este contexto, la relevancia de la calle, del espacio público como lugar de incertidumbre y miedo pero también de conflicto creativo, de potencialidad democrática y de negociación de la colectividad se ofrece como escena privilegiada de los usos de la reinterpretación y traducción artística de lo real,

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Atelier Populaire, Mai 68, Paris. 10


de la exploración de las manifestaciones de un deseo que no encuentra lugar en lo político y que, sin escapatorias colectivas, puede acabar buscando vías de escape en la sociedad del espectáculo. No hay nada más denso e incontrolable que la calle, por lo que ninguna mirada desafiará jamás tanto a la intervención artística como la mirada de la calle. Como evidencia la reciente exposición sobre Street Art de la Tate Modern en Londres, disentir, bordear la legalidad y provocar es siempre mucho más fácil en los espacios diseñados para ello, pero esta facilidad tiene un precio: la renuncia a la disidencia, el desafío de la legalidad y la provocación. El “seamos realistas, pidamos lo imposible” del mayo francés no es lo mismo escrito sobre los muros de la Sorbona que reproducido por un documental de ARTE. En parte, porque el de los muros de la Sorbona es incooptable, mientras que el del documental está a un paso de acabar en un anuncio de Coca-Cola. Lo mismo ocurre con las intervenciones en el espacio público de Banksy o de JR, por poner sólo dos ejemplos. El soporte, pues, traduce necesariamente el mensaje. Por eso el arte político, el arte como excusa, no puede permitirse ignorar cuál es su lienzo. La calle es tanto laboratorio como escaparate, y de la calidad de las intervenciones de denuncia de su despolitización y de su recuperación para usos no propagandísticos, de la capacidad de éstas para ser relevantes en el espacio, tiempo y la escala y para utilizar el entorno urbano y el tejido social como lienzo y actores, y no sólo como fondo y público, dependerá la posibilidad de que el puente entre lo político, lo cultural y lo artístico sea capaz de aportar algo nuevo y relevante a la recuperación y politización del espacio público.

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Un no-barrio para las compras ConsumeHastaMorir Con la clase media consumidora a mediados de siglo XX llega un nuevo escenario en la lingüística de los productos y servicios. Las décadas de los 60 y 70 supondrán el asentamiento del consumo por imitación, donde los múltiples electrodomésticos, el coche o la segunda residencia en el campo, se entienden como elementos indispensables para pasar a formar parte de una clase consumidora que hoy cuenta con casi 2000 millones de personas en todo el mundo.

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Y para ello, nada mejor que un nuevo modelo de establecimiento minorista, el centro comercial, supuesta materialización de la “compra libre” y de la gran variedad de oferta que el nuevo consumidor necesita, haciéndole creer un individuo independiente y con criterio, cuando justamente lo que representa es la nueva mercadotecnia, la de un cliente cada vez más hedonista que compra por impulsos y atiende a una publicidad cada vez más sentimental. Pero las grandes superficies y los centros comerciales no vinieron solos. Aparecieron con buena parte de las políticas de reordenación de la ciudad que hemos sufrido en las últimas décadas. Localizados normalmente en las periferias de las ciudades, son parte esencial del fenómeno de dispersión urbana anglosajona que tan rápidamente se ha globalizado. Así, frente a la ciudad densa y con una gran diversidad de actividades, planificada en la Europa del siglo XIX, tendemos cada vez más a ciudades con un denso centro de negocios rodeado por enormes extensiones de viviendas residenciales unifamiliares; y como guinda final, los centros comerciales ubicados en los principales accesos. Con este modelo se encarece enormemente el gasto público (en infraestructuras, gestión de recursos, transporte público…) y se dificulta la planificación de la ciudad (por ejemplo, el aumento de viajes en coches particulares ya hacen casi impracticables los accesos más importantes a la ciudad). Pero además, esto sentencia a muerte el modelo de pequeño comercio de barrio, mucho más redistributivo y socialmente beneficioso. Con su cierre se pierde trabajo (por cada trabajador de una gran superficie se eliminan entre 5 y 7 puestos de trabajo en el pequeño comercio) pero también sus

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actividades complementarias locales y de pequeña escala, e incluso factores tan importantes como la interrelación, que mejoran la calidad de vida de sus ciudadanos. Sin duda, este modelo comercial pero también urbano está en crisis, y ahora aparecen nuevos gestores que dicen venir con la pretensión de salvar el barrio. Es el caso de la empresa Triball, que ha logrado comprar un buen numero de locales en una zona degradada, en los aledaños de la Gran Vía madrileña, para planear un proyecto comercial más ambicioso. Pero no es casual que detrás de este proyecto se encuentren empresarios íntimamente ligados al otro modelo, el de la ciudad dispersa y sus centros comerciales (algunos de los socios de Triball están estrechamente relacionados con La Asociación Española de Centros Comerciales), porque justamente la doctrina económica es la misma, sólo que sobre otro terreno: concentración y uniformidad. Al igual que el centro comercial representa un “no-lugar” de las clases medias, un espacio universalmente repetible en serie en las arterias de cualquier ciudad, el nuevo barrio es una idílica recreación del espacio público comercial para las clases medias del mundo: tiendas casi indistinguibles de una ciudad a otra, con modernos espacios de encuentro y sofisticados espacios verdes. Es decir, una ciudad reconstruida, esencialmente, a base de locales de fast food y franquicias de moda juvenil, que recrea artificialmente las características mitificadas del barrio clásico, denso y diverso, al que sin embargo sustituye.

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Entrevista a Christina Ray y Sal Randolph

CONFLUX FESTIVAL Nueva York

por Mariana Vilnitzky

Desde hace 5 años, Nueva York acoge, de la mano de Glowlab, un festival de psicogeografia llamado Conflux que reúne proyectos de investigación del entorno urbano y las posibilidades de las nuevas tecnologías desde una perspectiva artística y de recuperación del espacio público. Hablamos con Christina Ray (CR), comisaria y fundadora de Glowlab, y con Sal Randolph (SR), artista y miembro del equipo de Conflux 2008. Una pregunta previa: ¿Qué es la psicogeografia? CR: La psicogeografía empezó a finales de los 50 como un movimiento de intelectuales y escritores. No empezó como un movimiento

artístico, pero si trataba de mirar el entorno urbano, cómo explorarlo, cómo disfrutarlo, qué es lo que no nos gusta, qué queremos cambiar... y también valorar los momentos únicos que ocurren en las ciudades que tienen que ver con la casualidad y el azar, los accidentes, ese tipo de cosas, y concienciarse del entorno urbano y de como lo experimentamos. Actualmente, muchos artistas utilizan el espacio público para hacer arte experimental y performances, y también las nuevas tecnologías, lo que constituye un elemento innovador. Pero la idea sigue siendo, como en los 50, mirar la ciudad, qué significa, cómo queremos

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que sea y cómo arreglamos las cosas que nos parecen problemáticas. ¿Por qué es necesario “explorar” el espacio público? CR: Yo no diría que el espacio público necesita ser explorado, si no que quiere ser explorado. SR: Porque sabemos menos de nuestro entorno de lo que creemos. ¿Qué proyectos destacaríais de los últimos 5 años de Conflux? SR: El proyecto “Public Seats” de Caroline Woodard está aún en mi barrio. Consistía en coger las señalizaciones y convertirlas en bancos para sentarse y en base para graffiti y pegatinas. Lo que me encanta es que es un proyecto que te provoca y te hace repensar las posibilidades de las estructuras municipales ordinarias como son las señalizaciones, y fomenta una actitud guerrillera ante la posibilidad de cambiar cosas en el espacio público y en la vida pública. También destacaría el proyecto City System de Lee Walton en 2003, una de las mejores exploraciones algorítmicas de la ciudad, que combinaba el juego con la observación atenta de las situaciones y el entorno, y las lecciones de cerrajería del Locksmithing Institute, que te hacían reflexionar

sobre el poder que te da ser capaz de sacarte tu mismo las manillas, y la impotencia que sientes ante formas de coerción que hacen que esa habilidad sea inútil. ¿Pensáis que los proyectos que se presentan en Conflux pueden cambiar el modelo urbano de Nueva York, o están condenados a ser absorbidos y a convertirse en parte del mainstream? CR: Sí pueden cambiarlo. Por ejemplo, en 2003, durante el primer Conflux, organizamos una desfilada nocturna increíble, organizada por un grupo llamado Toyshop Collective que atravesó la ciudad con centenares de participantes y acabó en una fiesta en un parque de la ciudad. Nada estaba autorizado, pero no nos interrumpieron, y fue una experiencia maravillosa que hizo que la gente saliera a la calle y cambió su percepción de lo que era posible. Además, este tipo de proyectos entran a formar parte de la memoria colectiva de la ciudad, que está en un estado constante de cambio y renovación. SR: Las dos cosas. Cualquier ciudad está siempre creciendo, cambiando, absorbiendo nuevas ideas y a la vez deteriorándose e incluso destruyendo cosas. La vida en la calle inspira y da vida al mainstream, pero muchas veces pierde su energía y


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su carácter de oposición en el proceso –no es más que el ciclo natural de la ciudad. Conflux no es tanto una revolución como una parte de la ecología vital de la ciudad. Todos sabemos lo que se siente en espacios urbanos muertos y homogéneos. Son las creaciones, oposiciones, invenciones, idiosincrasias, protestas, alteraciones e intervenciones pequeñas y continuas del tejido social lo que da vida a las ciudades. Alimentar esta vida urbana de pequeñas dimensiones no puede hacerse desde las grandes instituciones y políticas. Existe una incompatibilidad fundamental. Conflux se queda al nivel de la calle para crear un espacio de polinización mutua que facilitan las microintervenciones. ¿Sería Nueva York lo mismo sin anuncios y vallas publicitarias? ¿Es posible interferir en la comunicación vendedor-consumidor que está acaparando el espacio público urbano con las ideas que se presentan en Conflux? CR: Sí, muchos de los proyectos de Conflux han trabajado el tema de las interferencias, grupos como la Anti-Advertising Agency, Not an Alternative, C6, o más recientemente CutUp de Londres, cuyo trabajo se relaciona directamente con las vallas publicitarias urbanas. Otro proyecto,

titulado “Architectural Disasters”, utiliza estrategias publicitarias como un gesto crítico hacia el desarrollo arquitectónico. SR: Esta comunicación vendedor-consumidor siempre se ve interferida por la vida urbana, nunca es tan pura como querrían los publicistas. Pero hay artistas de Conflux como Steve lambert que son expertos en intervenir en estas estructuras. ¿Hay proyectos que intenten involucrar a más gente (vecinos) en el diseño de la ciudad y el proceso de decidir cómo y para quién debería ser? CR: Muchos proyectos incluyen conversaciones con amigos, vecinos y desconocidos como forma de descubrir cuáles son las preocupaciones existentes y a veces diseñar soluciones, como “Acting Stranger,” “Locations & Dislocation,” “New York Public Domain,” “Porta Park,” y “Open House”. La presencia de estos proyectos en la calle provoca una curiosidad natural del público, que se da cuenta del potencial que tiene la acción individual e independiente en el espacio público. SR: “Diseñar la ciudad” no es sólo responsabilidad de los urbanistas y los cargos públicos. Empieza en la vida en la calle, con la

ropa que la gente lleva, los escaparates independientes, los espacios de los artistas, el graffiti, los clubs, los jardines urbanos. Para que la gente sienta que está formando parte de la creación de la ciudad, deben ver a otros individuos que consiguen provocar cambios inmediatos en su entorno fuera de las estructuras inmediatas y las actividades esponsorizadas. ¿Qué idea del espacio público intenta promover Conflux? CR: Nosotros hacemos lo contrario, no intentamos promover o condenar un punto de vista u otro. Creamos una plataforma para que coincidan diferentes voces y compartan preocupaciones y visiones que a veces no coinciden http://confluxfestival.org/ conflux2008/


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Entrevista a María Galindo

MUJERES CREANDO Bolivia

por Marta Puigdemasa

María Galindo es agitadora callejera y grafitera y forma parte de Mujeres Creando, un movimiento de mujeres feministas autónomas, con una visión anarquista del poder y más de 125 años de trabajo en la sociedad y las calles de Bolívia. Os definís como “indias, putas y lesbianas; juntas, revueltas y hermanadas”… Es la definición que más nos gusta, con ella queremos comunicar que lo principal es la heterogeneidad como principio fundador de un movimiento de mujeres que, desde diferentes lugares, nos juntamos en alianzas insólitas para subvertir.

¿Qué es el feminismo para vosotras? La capacidad de desacatar los mandatos patriarcales: culturales, religiosos, patrióticos y militares. ¿Cuál es vuestra lucha? Nosotras buscamos una óptica subversiva en todos los temas. Trabajamos a dos niveles simultáneamente: por un lado, al nivel de la política concreta, que es el cotidiano nuestro y de la sociedad; y por otro lado, al nivel simbólico y del horizonte de utopía, que es una dimensión de los sueños más profundos.

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¿Cuáles son vuestros principales focos de acción?

¿Y todo eso está empezando a cambiar?

En Bolivia existe una economía informal muy extendida llevada adelante por las mujeres que, frente a la crisis y al ajuste estructural, han asumido el sostén de sus hijos y han llevado a la calle sus saberes domésticos para desarrollar estrategias de supervivencia. Allí el problema fundamental es una pugna por el espacio público vivido como medio de supervivencia versus la visión de este espacio como propiedad del hombre público, por lo tanto como sitio de orden y fluidez de circulación. Otro de los problemas que derivan de esto es la necesidad de las mujeres de acceder al capital y por ello de tener que recurrir al micro crédito, que es una forma de usura bancaria porque los préstamos son muy caros. Además, existe un conflicto en el concepto de maternidad, sujeto a la autoridad y legitimación paterna. También es problemática la realidad del cuerpo de la mujer como objeto, que se traduce en tiranías estéticas y relaciones de control y posesión del cuerpo y placer de las mujeres.

Algo que dentro de todo esto nos parece fundamental es el hecho de que las mujeres hoy, por ejemplo, somos el 70% de la población migrante en Bolivia y también el 50% o más de la población universitaria. Estos elementos constituyen claras formas de ruptura de fronteras, de espacios y de lógicas de dominación.

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¿Qué herramientas utilizáis? Todo es parte de la lucha porque no hacemos la dicotomía entre vida cotidiana y lucha. Hacemos seminarios y talleres, grafiteamos las paredes, acompañamos a las mujeres en casos concretos… Integramos el trabajo manual y el intelectual. Tenemos un espacio concreto que es una casa (un espacio no institucional y auto sostenible) y muchas cosas más, aunque las herramientas también podrían ser la palabra, la acción y el cuerpo.

¿Qué relación tenéis con el espacio público? Ocupamos el espacio público –la calle– con grafitis y acciones callejeras, entendiéndolo como el espacio político más importante y el patio común. ¿Se puede hacer política en la calle? Todo lo que se hace en la calle es político: desde besarse a reír, reunirse, vender piratería en un pañuelo o verte con “el diferente” con el que no tienes otro lugar común para encontrarte. Y esta calle ¿qué es o qué tendría que ser? “La calle es mi casa sin marido, la calle es mi trabajo sin patrones, la calle es mi salón de fiesta colorido”. ¿Quiénes son los “enemigos” del espacio público? No trabajamos desde una lógica de enemigos, pero a veces los municipios se convierten en expropiadores del uso del espacio público, la policía se convierte en una fuerza disciplinadora del uso de ese espacio y luego, cada vecino termina convirtiéndose en un vigilante del “otro”.


¿Cómo definirías el estado de la libertad de expresión en vuestro país? La libertad de expresión está bastante más extendida en América Latina que en los países europeos, donde el disciplinamiento de la población es tan rudo que la gente no sólo se deja censurar, sino que se autocensura y casi ya no puede pensar independientemente. ¿Qué proponéis frente a la violencia? La “creatividad” es el nuevo instrumento de cambio social frente al viejo concepto de “violencia”. ¿Un mundo gobernado por mujeres sería mejor o simplemente diferente? No creo en la necesidad de gobernar. Gobernar es en una forma ejercicio de dominación y no creo en la dominación, ni siquiera con supuestos fines benéficos. Y tampoco creo que las cuotas de las mujeres en los partidos hayan servido sino para funcionalizar su condición como un simple porcentaje biológico. La presencia de Hillary o de Bachelet no ha implicado formas distintas de política.

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Entrevista a Javier Rodrigo

BORDERGAMES España

por Marta Puigdemasa

Un videojuego de acción real, construido colectivamente por grupos de jóvenes inmigrantes u otros colectivos vulnerables. Esto es Bordergames. Y su función es ayudar a estos chicos a descubrir otras formas de entender y comunicar su realidad y sensibilizar al resto de población, alterando así, desde la propia calle, las fronteras -no sólo físicasque existen en el espacio público. Javier Rodrigo está trabajando desde Enero de 2007 con jóvenes del barrio barcelonés del Raval.

¿Qué significa el espacio público para vuestro proyecto? Para nosotros, el espacio público es principalmente un espacio de negociación. Desde el principio los jóvenes trabajan en el mismo espacio y, lo que es más importante, lo investigan. Trabajamos haciendo un mapeado del espacio público, no sólo con límites físicos para gente que tiene dificultades físicas, sino que trabajamos también con límites culturales que, quizás nosotros no percibimos, pero

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que otros colectivos como los inmigrantes tienen que afrontar en su día a día.

¿Qué tipo de fronteras se puede encontrar un joven en una ciudad como Barcelona? Hablamos de fronteras como, por ejemplo, las que se puede encontrar una chica inmigrante para establecer una conversación con un chico catalán. O los espacios que se crean con límites invisibles dentro del espacio público (como los de los paquistaníes en la Rambla del Raval).

¿Como creéis que tendría que ser idealmente este espacio? Participativo, no impuesto por un ayuntamiento, la ciudadanía o cualquier mirada externa. Tiene que crearse desde abajo, no estar dominado por los que están arriba. A veces en la Rambla del Raval hay mucha policía o mucho turismo y todo se decide desde arriba con unos objetivos concretos. Deberían tenerse en cuenta opiniones de diferentes miradas y planificar junto a asociaciones vecinales, centros cívicos, etc. intentando que la planificación urbana sea algo más democrático.

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¿El entorno forma parte de la identidad de una persona? Claramente. Muchos jóvenes son un cruce de culturas y constantemente están construyendo su identidad y abriéndose a influencias externas, que les llegan mayormente desde el entorno.

¿Cómo ven el espacio público del Raval los jóvenes con quién trabajáis? Para ellos el Raval es un espacio bastante abierto y social, aunque también son bastante críticos con la falta infraestructuras para jóvenes o zonas verdes…

¿BorderGames pretende modificar el espacio físico, la calle, a través del espacio virtual? La modificación no es que sea directa, no se interviene en el espacio público sino en el imaginario, en las políticas de representación del espacio. Interferir en las formas de intervenir el espacio, y en conceptos como qué es el espacio


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público y por qué éste es así, también es una forma de modificación.

Así ¿existe una interacción entre ambos espacios? Existe porque nosotros siempre hacemos una ida y una vuelta, mirando qué ha sucedido en la calle, para que todo lo que se hace en la plataforma virtual vuelva al espacio público en forma de representación.

¿Cuál es el objetivo último de Bordergames? La autonomía de autogestión de los jóvenes. Queremos que Bordergames sea una red de formación para chavales, hasta el punto que algunos que ya lo han hecho den los talleres ellos mismos y nosotros estemos fuera o desaparezcamos.

¿Crees que en general, los ciudadanos somos autónomos y autosuficientes en el espacio público urbano? Creo que hay dos versiones. Por un lado, dependemos mucho porque hay un plan urbanístico que domina la concepción del espacio público y que controla a la sociedad. Pero por otra parte, hay una capacidad de respuesta colectiva

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con eventos más invisibles que los ayuntamientos no pueden controlar. Es posible ser autónomo pero no desde el idealismo, sino desde un punto de vista de negociación.

¿Para el Bordergames os inspirasteis en alguna iniciativa virtual semejante? No, la inspiración fue a través de encuentros de algunos de los miembros antiguos de La Fiambrera Obrera (artistas y activistas) con bandas callejeras hace mucho tiempo en Los Ángeles. Hablando con ellos sobre qué tipo de representaciones les parecían más interesantes surgió la idea de explicar la realidad urbana de los jóvenes a través del videojuego, con una estética y lenguajes mucho más cercanos, y no a través de documentales o de otras personas que hablan sobre ellos.

¿Puedes decirnos otras iniciativas virtuales que te parezca interesantes? Todos los hackslabs, opensoftware e iniciativas de código abierto son interesantes porque están reconstruyendo la idea de conocimiento. Y específicamente, los


bancos de conocimiento a nivel digital o la gente que está trabajando a nivel de software. Empiezan a emerger muchos grupos que crean mapas disidentes de ciudades o hacen protestas a través de Internet, construyendo un espacio público alternativo, desde abajo.

¿Crees que para poder cambiar cosas en el espacio público, el futuro está en Internet? No, yo no soy muy tecnófilo, pero creo que es una herramienta nueva que potencia otro tipo de procesos o interacción social. Antes era la asamblea de vecinos y ahora es Internet, los weblogs, etc. que se realizan de otra forma. Pero igualmente, al final es necesaria la presencia física, de la persona.

de otras entidades del Raval. Después lo queremos colgar en los servidores del TEB (Asociación de jóvenes del Raval) y en la página web del Bordergames. En el futuro la idea es que todo esté en red y puedas descargarte todas las versiones del juego.

¿Tenéis planes para crear Bordergames en otras ciudades? Ahora estamos en el barrio de Lavapiés de Madrid, en Berlín, Gijón, Figueres, Barcelona y acabamos de llegar de Sao Paulo, para iniciar un Bordergames en las favelas de Alvarenga. También estamos cerrando la versión en Sant Celoni y se está trabajando mucho en La Cañada Real en Madrid, un barrio ilegal con más de 40.000 chavales y ni una escuela.

¿En qué fase está ahora el RavalGames? Se está terminando de diseñar la versión 2.0, sobretodo a nivel pedagógico para que pueda estar en escuelas, y se va a empezar a colaborar con otras entidades. Ahora hay cuatro personajes y tres diálogos con tres personajes de la calle. Lo que hay que hacer es introducir más personajes con otros jóvenes

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Pas De Pub Xesco Casacuberta

Este artículo empieza en una de las pocas casas de Generville, pueblo de 64 habitantes situado en la región del Languedoc en el sur de Francia. Junto a la casa, un buzón; y en el buzón, escrita a mano, una advertencia clara: Pas de pub (No a la publicidad; o mejor, paso de la publicidad). Durante mi viaje por diferentes pueblos de la zona descubro muchos más de esos cartelitos artesanos. Muchos están manuscritos en etiquetas, algunos impresos con el ordenador, grabados en cinta adhesiva o directamente tatuados en el buzón o en el interfono. Pero todos ellos exhiben un mensaje claro y contundente, invitando a no llenar los buzones de publicidad inútil. Mientras saco mi cámara y me dispongo a inmortalizar uno de los cartelitos, varias cosas me pasan por la cabeza: ¿Sufrirán también, estos pueblos tan pequeños, la sobredosis de publicidad que afecta las grandes ciudades? ¿Hasta este recóndito punto del planeta llegarán los tentáculos del consumismo? Es evidente que sí. Como lo es también, lo demuestran los cartelitos, que en esta zona existe una concienciación o, a su manera, una lucha contra el sistema. Pero ¿Quién estará detrás de esta pequeña résistance contra la ocupación ilegítima de propaganda de los buzones? Absorto en mis meditaciones, me despierta una puerta que se abre. De una de las casas donde termino de sacar una foto sale una señora mayor armada con una cesta de la compra lista para ir a comprar. No tiene mucha pinta de ser una activista antisistema. Si tiene pinta, pero, de ser ella la que ha manuscrito el Pas de pub en una de estas etiquetas para botes de mermelada y de haberla pegado en el buzón sin escatimar cinta adhesiva. Un acto, por su parte, casi invisible a los ojos del sistema pero más subversivo y eficaz de lo que parece.

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Detrás de la etiqueta de mermelada hay, pues, gente corriente (¿O tendría que decir contracorriente?), no encontramos ni una lucha organizada, ni glamorosa, ni urbana. La etiqueta de mermelada no es cool, pero sí sincera y elocuente, simboliza una lucha que, como la señora que sale a comprar y que ahora me saluda, es espontánea y cotidiana, pero no por ello menos eficaz. El Pas de pub escrito a mano en el buzón es, también, un mensaje individual y directo, sin intermediarios y esto da valor a la protesta. No dudo de que el poder de la palabra impresa, de la copia, de la multiplicación del discurso, no sea impresionante. ¡Pregunten sino a Gutenberg, Warhol o a las actuales empresas de publicidad! Pero entre ese barullo de mensajes clonados, la palabra manuscrita, afortunadamente, todavía hoy tiene mucho más valor de lo que nos imaginamos. Piensen sino en cualquier manifestación. Las pancartas artesanas, espontáneas y manuscritas con spray en una vieja sábana, tienen aún el poder de llamar la atención de los medios de comunicación. De todas formas el objetivo del “Pas de pub” no es llamar la atención de los medios de comunicación ni pegar muy alto. La acción simplemente pretende salvar el buzón de la sobresaturación de propaganda, lo que permitirá, a la vez, acabar poco a poco con el reparto indiscriminado de publicidad impresa. El éxito de la acción radica en el hecho de que persigue un objetivo sencillo y claro. Y el mérito de esto proviene del pueblo. Literalmente, del pueblo. La señora desaparece calle abajo y yo me voy con una lección bien aprendida. En la lucha individual contra el consumismo desmedido ¡en un arma muy eficaz se puede convertir el buzón! (Algo tendrá que ver que rime con razón y corazón).

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Directorio: jugar con la ciudad Cada vez más vigiladas por cámaras de seguridad, con más policía, sobrerreguladas por ordenanzas cívicas y ahogadas por la comercialización de todos sus rincones, las calles corren el riesgo de dejar de ser el espacio de lo fortuito y lo inesperado para convertirse en meros pasillos comerciales vaciados de sentido, en vías muertas de traslado de la fuerza de trabajo, en escaparates de una sociedad a la que cada vez le es más difícil relacionarse con los demás con alegría y desparpajo. La sobrerregulación, la comercialización, la privatización, la gentrificación y el miedo podrían acabar convirtiendo en irrelevante el único espacio que nos recibe a todos como iguales y posibilita la negociación social de lo común. Pero, afortunadamente, las costumbres sociales, los pocos metros que nos permite pagar la hipoteca y las ganas de que nos sigan pasando cosas que no consten en ningún guión se empecinan en mantenernos en el espacio público, utilizándolo intensiva e incívicamente, ensuciándolo con nuestras derivas y el no-consumo. En todo el mundo, centenares de colectivos y miles de niñas y niños grandes dedican su tiempo libre a recuperar la calle para jugar en ella y con ella, a reivindicar nuestro pedazo de escaparate para regalar imaginación, sociabilidad y vinculación con lo que nos rodea.

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Super Slow 5k Si en los maratones tradicionales lo importante es recorrer el máximo de distancia en el mínimo tiempo, en las carreras “super slow” lo importante es ir muy lento. La idea es recorrer distancias limitadas en todo un día. Durante el trayecto se instalan espacios de avituallamiento, se proporcionan sillas, refrescos, mantas, conversaciones... La idea es romper la dinámica de la prisa y favorecer que los participantes se conozcan, disfruten del espacio público y pasen un buen rato. Otra variante de esta modalidad disidente son los maratones en centros comerciales. Super Slow 5k en YouTube: uk.youtube.com/ watch?v=NDD7mWfGW9s

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Juegos de desorientación En la era de los móviles, los GPS y Google Maps, perderse es muy difícil. Los juegos de desorientación son gincanas que desafían a los grupos participantes a encontrar un punto de la ciudad pero obligándoles a seguir normas absurdas que lo hacen difícil y contribuyen a la desorientación. El ganador es quien antes llega al punto de destino, pero el juego continua con la puesta en común de las observaciones, reflexiones y reacciones provocadas por la desorientación. Otras propuestas, como la de los artistas Matthew Nash y Jason Dean, utilizan la colaboración vecinal para encontrarse, colgando carteles con fotos mutuas y atendiendo las llamadas de los viandantes. El que pierde debe retirar todos los flyers. Harvey Loves Harvey: www.harveylovesharvey.com/

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Señales que hablan Las ciudades están llenas de señales que indican adónde ir, por donde llegar, qué no se puede hacer, qué se puede comprar... Diferentes proyectos, como los de Los Reyes del Mambo (Madrid) y Astrid Winsløv Hammer (Dinamarca), con su proyecto Stress, juegan con el significado y la apariencia de estas directrices para invitarnos a volver a encontrarle la gracia al paseo urbano. Spy: www.spy.org.es Inkahoots: www.inkahoots.com.au Stress: www.kopenhagen.dk/ fileadmin/oldsite/jylland/ astrid2904_0404.htm

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Otro ejemplo lo encontramos en el proyecto Red Retro, una Acci贸n Suburbana, creada desde la plataforma creativa de www.trompelemonde.com, que quiere conseguir cambiar el nombre a determinadas estaciones de Metro de Madrid. http://www.redretro.org/

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Inkahoots

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Inkahoots 56


Tours multimedia La cultura popular ha inmortalizado muchos espacios públicos que reconocemos incluso aunque no los conozcamos. Los tours multimedia unen esta “memoria mediática” de una película, un libro, una canción, un acontecimiento histórico o una época determinada con la experiencia real del espacio y el tiempo. De esta forma, las fronteras entre la experiencia real y la experiencia mediática o la representación mental de un hecho se desdibujan, creando un dejà vu imposible. El ejemplo más desarrollado de tour mediático es el Ghostbustour, que recorre lugares emblemáticos de Nueva York que aparecen en la película Ghostbusters. Ghostbustour: ghostbustour.net/

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Aparca el árbol Las ciudades de todo el mundo reservan espacios de 10 metros cuadrados para que, previo pago, los coches puedan aparcar. Pero ¿sólo aparcar? Si dos euros liberan dos horas de aparcamiento en el centro de una ciudad, ¿no puede el que paga decidir qué hace con ese espacio? Si al conductor le falta aparcamiento, al peatón le faltan espacios verdes... El colectivo REBAR libera zonas de parking para construir mini-espacios verdes efímeros que se desmontan cuando expira el vale del parquímetro, proporcionando así espacio público temporal en espacios de uso privativo. REBAR: www.rebargroup.org/ projects/parking/

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Arte comunitario ¿Pueden las intervenciones artísticas contribuir a una mayor implicación de los ciudadanos y ciudadanas con el espacio público y sus conflictos? ¿Puede el arte ser una herramienta de desarrollo comunitario y transformación urbana? La creatividad y la imaginación cada vez juegan un papel más prominente en la búsqueda de soluciones innovadoras a los retos de unas ciudades en las que la interacción no mediatizada por el consumo es difícil, y en las que muchos espacios quedan olvidados al no ofrecer rentabilidades inmediatas. Desde la recuperación de la memoria histórica a la planificación participativa de los cambios urbanísticos, los proyectos artístico-comunitarios añaden la variable imaginación a un replanteamiento de la forma urbana y del espacio público tradicionalmente cerrado a los procesos burocráticos y de arriba a abajo. Entre algunos referentes interesantes, PlasmA en Badia del Vallès (Barcelona), el Servei d’Interpretació Territorial o las “recetas urbanas” de Santiago Cirugeda. PlasmA: www.diba.es/prem/GetBlob. asp?id=4112 SIT: www.sitesize.net/Recetas urbanas: www.recetasurbanas.net/

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Pantallas públicas Intervenir sobre el espacio público supone casi siempre arriesgarse a ser detenido y multado por la policía. Pero, ¿y si consiguiéramos proyectar sobre el espacio público? Aprovechando los recovecos de leyes absurdas, proyectos como Graffiti Research Lab han ideado proyectores portátiles para dibujar con láser sobre muros y fachadas. Otros, como Txtual healing, permiten mandar SMS a los muros y así colectivizar una forma de comunicación altamente personalizada e íntima.

Graffiti Research Lab: graffitiresearchlab.com/

Textual Healing 62

Txtual Healing: www.txtualhealing.com/


Graffiti Research Lab 63


Frozen Grand Central


Flash mobs Las flash mobs son acciones en las que un grupo de personas ocupa de repente un espacio público. Esta forma de llamar la atención sobre un espacio o un tema está siendo cada vez más utilizada con un contenido político o reivindicativo y, por su naturaleza, enfatiza el rol del espacio público como espacio de diversión y disidencia. Una de las flash mobs que más repercusión ha tenido fue la Frozen Grand Central, que en febrero de 2008 consiguió que más de 200 personas se quedaran “congeladas” durante cinco minutos en uno de los espacios más emblemáticos de Nueva York. Improv Everywhere: improveverywhere.com /2008/01/31/ frozen-grand-central/

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Reverend Billy 66


Reclaim the Streets Este colectivo británico apareció en la esfera pública por primera vez en 1995, bloqueando el tráfico de Camden High Street en Londres para denunciar el impacto ambiental del transporte privado y exigir alternativas públicas y colectivas. Con el tiempo y el estallido de los movimientos sociales globales, RTS se extendió por diferentes países y se convirtió en un movimiento de denuncia del sistema económico global y de promoción de la recuperación de las calles para la realización de protestas, fiestas y performances. Aunque poco activo como tal en los últimos años, muchos de sus miembros forman hoy la base de movimientos sociales ecologistas como Climate Camp, asimisomo, su vision de la recuperación de la calle como un acto político es utilizado por grupos de muy diversa índole. Reclaim the Streets (Londres): rts.gn.apc.org/

J18 Carnival against Capitalism, London 67


Dancing in the Streets Si el breakdance nació en los 70 en las calles del Bronx, ahora lo que hace mover las calles es el tectonique (o tecktonik), que arrasa en las calles de Francia, o el Get Lite, rutina habitual en las esquinas de algunos barrios marginales estadounidenses. Ya sea a través de los movimientos post-Saturday Night Fever del tectonique o del break-cumclaqué del Get Lite, el espacio público reaparece como lugar de creación, expresión y canallismo. Gettin’ Lite en YouTube: uk.youtube.com/ watch?v=XTYoCCX_ePA Tectonique en YouTube: uk.youtube.com/watch?v=F4fHnJ 1W1nE&feature=related uk.youtube.com/watch?v=F4fHnJ 1W1nE&feature=related

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Contrapublicidad Los mensajes publicitarios inundan la ciudad y la convierten en un espacio determinado para el consumo y, por lo tanto, excluyente; muchas propuestas de intervención abordan este tema, desde múltiples perspectivas, desde la recuperación de vallas publicitarias (Billboard Liberation Front) hasta la intervención directa (AntiAdvertising Agency), pasando por la puesta en práctica de los imperativos de los anuncios tipo “Just Do It”, “Think Different” (Corporate Command) o la propuesta de combinación de la jardinería de guerrilla y el sabotaje cultural que plantea el holandés Helmut Smits plantando árboles delante de las vallas publicitarias urbanas. BLF: www.billboardliberation.com/ AAA: antiadvertisingagency.com/ Corporate Command: www.ikatun.org/kanarinka/ corporate-commands/

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Otra forma de resistir al bombardeo continuo al que nos somete el marketing y la publicidad contemporĂĄnea la encontramos en los Logotrips de XTN, pensados como una forma subversiva y a la vez poĂŠtica de tomar la ciudad.

http://logotrips.blogspot.com/

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Qué hacer… gratis Muchas revistas nos proponen a menudo listados de cosas gratis para hacer. La mayoría de estas cosas, sin embargo, son actividades tradicionalmente de pago que ocasionalmente son accesibles de forma gratuita. ¡Ha llegado la hora de explorar alternativas! El proyecto “57 Things to Do for Free in Harvard Square” propone pasatiempos gratis (y difícilmente comercializables) como escalar fachadas, bailar, no fumar, arreglarse el pelo en el escaparate de turno, abrazar a alguien, redecorar el entorno o meterse donde a uno no le llaman. Habrà que darse prisa para hacer estas cosas mientras sean gratis y legales, porque nos tememos que las próximas ordenanzas cívicas ya incluirán muchas de estas acciones. 57 Things to Do for Free in Harvard Square: www.ikatun.org/57/

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Del mundo virtual al mundo real A menudo se afirma que las nuevas tecnologías imitan la vida real, pero ¿qué pasaría si la vida real imitara el mundo que recrean las nuevas tecnologías? Artistas como Aram Bartholl exploran estas fronteras entre lo virtual y lo físico fabricando placemarks de Google Maps, por ejemplo, y situándolos en espacios reales para explicitar las diferencias existentes entre los dos espacios. Aram Bartholl: www.datenform.de/blog/

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Otro buen ejemplo es el proyecto “Cerrar ventana” de Santiago Cortizo en el que el artista materializa gráficamente una utópica capacidad de respuesta al asalto visual en el entorno urbano gracias a la inclusión de símbolos propios del contexto virtual. http://apaw.javierabarca. es/2007/santiago-cortizo/

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Jugando con Gran Hermano El espacio urbano incorpora cada vez más elementos de vigilancia y control “para nuestra seguridad”. Muchos proyectos denuncian este proceso y denuncian lo absurdo de un mundo en el que se nos filma “preventivamente”, ya sea interceptando las imágenes grabadas y realizando montajes alternativos o películas de bajo coste (The Duellists), representando performances u obras de teatro (Surveillance Camera Players) o distribuyendo kits con instrucciones sobre cómo pasar desapercibido ante los mecanismos de seguridad y almacenaje de datos sobre los ciudadanos (How to Disappear Kit). The Duellists: www.mongrelx.org/?q=duellists Surveillance camera Players: www.notbored.org/the-scp.html How to Disappear Kit: watched.dk/index.php?group=4

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Ciudades con orejas Tendemos a relacionarnos de forma consciente con nuestro entorno de una forma muy visual; recordamos imágenes, iconos, formas, personas… todo aquello que percibimos a través de los ojos. Sin embargo, nuestra experiencia y recuerdo de lo que nos rodea es siempre multisensorial e incorpora otros elementos y vías de recepción de información. Por eso cada vez más proyectos de exploración de la experiencia urbana se centran en los paisajes sonoros, en su significación, su potencial disidente y distorsionador y sus posibilidades como circuitos de creación de experiencias colectivas. Entre los muchos colectivos que trabajan con la banda sonora de las ciudades, destacan, por ejemplo, Ciudad Sonora en Barcelona, Buenos Aires Sonora, Favourite London Sounds y NYSoundmap. Ciutat Sonora: www.ciudadsonora.net/ Buenos Aires Sonora: www.buenosairessonora. blogspot.com/ Favourite London Sounds: www.favouritelondonsounds. org/ NYSoundmap: www.nysoundmap.org/

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Casastristes Mostrar la estrecha relación entre el arte, la tecnología y las finanzas es el principal objetivo del colectivo Derivart. De entre sus iniciativas destaca “casas tristes, un proyecto que tiene el objetivo de proporcionar una visión aamplia y general de la problemática de la vivienda en España. Siguiendo la filosofía de la Web 2.0, casastristes.org tiene la voluntad de ser una plataforma de intercambio de información y recursos a través de la creación de una base de datos pública y fiable de las casas vacías en España, proporcionando, entre otras cosas, visualizaciones que sirven como recursos para aclarar conceptos ambiguos y afianzar redes sociales. Otro proyecto que aborda el tema de la vivienda son las recetas urbanas de Santiago Cirugeda, que abarcan desde ocupaciones sistemáticas de espacios públicos con contenedores, hasta la construcción de prótesis en fachadas, patios, cubiertas e incluso en solares. Todo ello negociando entre la legalidad e ilegalidad, para recordar el enorme control al que la sociedad está sometida. Casas Tristes: www.casastristes.org Recetas Urbanas: www.recetasurbanas.net

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Escaparate de libros Israel Rodríguez Giralt

La Cultura de los Suburbios -Una Energía PositivaMarc Hartzfeld Barcelona: Alertes editorial (2007)

Donde los urbanistas y los políticos idearon no man’s land de hormigón para alojar la clase inmigrante y trabajadora, Hatzfeld descubre creatividad e ingenio en la diversidad de las gentes de los suburbios. Entre el ensayo antropológico y la propuesta política, este trabajo nos ofrece un análisis sobre qué ocurre en la periferia de nuestras ciudades. Unas reflexiones originales que nos invitan a descubrir el rostro del Otro, del que sólo conocemos su existencia al ver por la televisión los automóviles que arden por las noches y peleas entre pandillas, entre otros problemas de convivencia que saltan a las primeras páginas de los periódicos. De este modo, el autor nos presenta las florecientes y cambiantes -rabiosas- expresiones artísticas de los jóvenes del extrarradio, la relación entre los viejos y los jóvenes, o el ingenio de las economías informales que se desarrollan en cualquier rincón de los barrios periféricos. En palabras del autor, el suburbio es una microsociedad diversa, compleja, original, que dispone de un espacio particular, de una historia propia, y también de una cultura específica; se trata de una sociedad capaz de hacer, de decir, de pensar conforme a los rasgos de esta cultura original. Y es en esta cultura original, compuesta de la suma de orígenes y tradiciones dispares de unos pobladores que comparten un mismo presente de carestías, donde el autor ve un potencial renovador único, una oportunidad tanto para la sociedad de los suburbios como para la de las ciudades.

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Dinero Miguel Brieva Barcelona: Mondadori (2008)

Todo está a la venta en el mundo según el dibujante Miguel Brieva. No hay cosa o persona, esencia o abstracción que no pueda ser cuantificada y convertida en una mercancía con un valor preciso de compra-venta. En las lúcidas y descarnadas viñetas de Dinero (Revista de poética financiera e intercambio espiritual) la gran oferta del momento es el planeta Tierra, y Dios –un hombre de negocios, mayor de edad; saco y corbata y aspecto de burócrata– parece haber puesto de remate todos sus contenidos, y a la Humanidad en liquidación total. El Dios de Brieva ha inventado el capitalismo como podría haber inventado casi cualquier otra cosa, pero desde que lo puso en acción todo en el mundo funciona en torno a ese único sistema operativo.

Dream: Reimagining Politics in an Age of Fantasy Stephen Duncombe New Press, New York (2007)

Un viejo conocido de la escena alternativa norteamericana, Stephen Duncombe nos propone atrevernos a “construir una política en la que haya espacio para los sueños de la gente y los espectáculos mediáticos que les dan forma”. Lejos de la superficialidad, propone mecanismos para que la izquierda aprenda a relacionarse con las emociones y a descifrar qué es lo que nos atrae de los castillos de fuego de la sociedad del espectáculo: desde los contros comerciales a los parques de atracciones, pasando por Las Vegas y Gran Theft Auto. Mezclando discurso político con destellos de la cultura popular, Duncombe consigue que cambiemos la mirada y nos atrevamos a relacionarnos con las partes de nosotros mismos que escapan a la rectitud del discurso doctrinario y a reivindicar la diversión como elemento imprescindible del cambio social. Aunque parezca evidente, pocas veces alguien se acuerda de recordarnos que “si queremos cambiar la realidad, tendremos que intentar hacer las cosas de forma diferente”. Un libro imprescindible, sin duda, para abrir nuevas formas de pensar el cambio social.

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El Lujo Eterno: de la Era de lo Sagrado al Tiempo de las Marcas Gilles Lipovetsky, Elyette Roux Barcelona: Anagrama (2004)

El lujo continúa interpretándose en términos de luchas simbólicas entre las clases sociales, con sus estrategias de distinción y de ostentación por parte de los dominantes. Esta interpretación, ¿resulta todavía defendible? La expansión contemporánea del fenómeno obliga a reconsiderar su naturaleza. Lipovetsky propone un análisis histórico-social del lujo desde la perspectiva diacrónica, mientras que Roux hace una lectura mercadológica y semiótica de la situación actual. La apuesta del libro consiste en cruzar ambas perspectivas.

Street Art: The Graffiti Revolution Cedar Lewisohn London: Tate Gallery Publications (2008)

Esta compilación ilustra algunos de los más interesantes ejemplos de Street Art o arte hecho en espacios públicos, al margen de la publicidad y el arte público, incluyendo graffity, pegatinas, poster art, stencils –plantillas- i “wheatpasting”. Originado en buena parte con los graffitis de los años 80, el Street Art se ha convertido en una de las áreas de la práctica artística que más ha crecido y más interés ha suscitado en la escena contemporánea. Este libro incluye trabajos de algunos de los artistas más reconocidos: Henry Chalfant, Lady Pink, Lee Quinones, Jenny Holzer, Blek Le Rat, Goldie, Mode 2, Barry McGee (Twist), Shepard Fairey(Obey), Futura 2000, Malcolm McLaren, Miss Van and Os Gemeos.

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Evil Paradises: Dreamworlds of NeoLiberalism Mike Davis and Daniel Bertrand Monk (Editors) New York: New Press (2008)

Evil Paradises, editado por Mike Davis y Daniel Bertrand Monk, es una guía a lugares fantasmagóricos pero reales –realidades construidas como utopías de la era capitalista ajenas a toda regulación por parte del estado o los sindicatos. Estos desarrollos –en ciudades, desiertos o en medio del mar- son mundos donde el consumo y la desigualdad superan cualquier realidad imaginada. Por ejemplo, en Dubai, donde un radiante archipiélago de islas privadas, conocido como “the World”, ha sido literalmente incorporado al océano. O e Medellín y Kabul, donde los señores de la droga redefinen el consumo gracias a palacios fortificados. O en Hong Kong, El Cairo, e incluso en el desierto de Irán, donde los nuevos ricos se refugian y colman sus deseos en Californias fantasiosas, que incluyen como no estatuas de Mickey Mouse, mientras sus criados duermen en el tejado de las granjas más cercanas. Y mientras tanto, Ted Turner otea tranquilo su rebaño de bisontes en los 2 millones de acres de su parque privado. Davis y Monk, apoyados por un extraordinario grupo de urbanistas, arquitectos, historiadores y pensadores críticos, parece dispuestos a escrutar la trayectoria de una civilización cuyo único ethos parece ser el de consumir todos los recursos de la tierra en una sola vida.

Post-it City: Ciutats Ocasionals, Ciudades Ocasionales, Ocassional Urbanities Marti Peran Barcelona: Diputació de Barcelona (2008)

Ciudades ocasionales pretende explorar el fenómeno de las post-it cities, una especie de ciudades efímeras que infectan la ciudad ordinaria partir de unos usos no codificados, temporales, anónimos y con una voluntad crítica implícita.

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Situaciones Urbanas Santiago Cirugeda (2007) Barcelona: Tenov s.l.

Santiago Cirugeda es un arquitecto atípico que desde el inicio de su carrera ha puesto en práctica sus ideas directamente sobre el terreno. A lo largo de los últimos diez años, ha desarrollado un método de trabajo basado en la observación y análisis de la ciudad, al objeto de afrontar las carencias urbanísticas que en ella detecta. Su arquitectura, inmediata y portátil, es un despliegue de ingenio y creatividad que busca proponer nuevos modelos ajustados a presupuestos limitados. Entendiendo la arquitectura como una disciplina que debe velar por la mejora de las condiciones sociales, plantea un modelo de ciudad autogestionada donde los ciudadanos puedan decidir sobre su entorno inmediato. Este libro presenta catorce situaciones concretas en las que Santiago Cirugeda explica cómo ha sido capaz de tergiversar el statu quo de la ciudad mercantilizada para proponer una ciudad más habitable. En él se detallan las estrategias que le han permitido reinventar tanto la vivienda, como los museos, la universidad, los centros sociales o el espacio público.

Commodify Your Dissent: Salvos from the Baffler Thomas Frank and Matt Weiland (editors) (1997) New York: W. W. Norton & Company

En esta interesante compilación de ensayos Thomas Frank y otros colaboradores de la provocadora publicación The Baffer examinan la ascensión sin precedentes de los negocios como fuerza dominante de la vida norte americana. Con sutileza e ironía estos teóricos analizan los modos en que la cultura manufacturada por la publicidad –a la que denominan Culture Trust- coopta el poder de la disidencia apropiándose del lenguaje y el simbolismo de la cultura juvenil inconformista, des de la jerga hippie hasta la indumentaria grunge; en otras palabras, cómo se convierte la rebeldía en otra opción de consumo más. Como evidencia, los ensayistas exploran la imagen de consumidor rebelde y pionero que han alimentado publicaciones como Details o Wired. El resultado es un libro original, satírico e incisivo acerca de la cultura consumista de los 90.

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Elogi Del Vianant. Del Model Barcelona a la Barcelona Real Manuel Delgado Barcelona: Edicions de 1984, s.l.

Esta obra contrasta dos Barcelonas. Una es la Barcelonamodelo. Modelo en el sentido de referente a seguir, pauta que los planificadores urbanos y los arquitectos de todo el mundo imitan o citan. Modelo entendido, asimismo, como maqueta o reproducción ideal de una ciudad que ha visto realizado el sueño dorado de una identificación absoluta entre la perfección del plan diseñado y unas relaciones sociales no menos proyectadas, sin desasosiegos, sin conflictos, sumisa. Igualmente, Barcelona es una modelo, o mejor dicho, una top-model, una mujer que ha sido adiestrada para permanecer permanentemente atractiva y seductora, que se pasa el tiempo acicalándose poniéndose guapa delante del espejo para después ser exhibida en una pasarela destinada a las ciudades-fashion, lo más in en materia urbana. Es la Barcelona-éxito, la Barcelona que está de moda, como lo demuestran los turistas que la visitan. A la sombra de esta Barcelona modelada y modélica, la Barcelona concebida como marca comercial, la Barcelona-negocio, encontramos otra Barcelona: la real, la que desahucia inquilinos insolventes, la que esconde sus miserables de la mirada propia y ajena, la del barraquismo invisible, la de la destrucción de los barrios que codicia la especulación y el abandono de los que descarta, la de las batidas policiales contra inmigrantes sin papeles, la de la represión contra los ingobernables. De un lado, la Barcelona de los políticos, los promotores turísticos y los inversores inmobiliarios; del otro, la de una humanidad considerada inservible o desobediente. Una recibe premios internacionales a su diseño, se ve agasajada por su espíritu cívico; la otra revienta por dentro y por fuera en Ciutat Vella, Poblenou o el Carmel. Una nació y ha vivido como una colosal mentira. La otra literalmente se hunde.

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Buz贸n Malababa

Juanolo

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Juanolo

CFPC


Costa

Xesco

Javolemalo, Tributo a El Fary

Rallo-X

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驴publicidad o contrapublicidad? (an贸nimo o no)

Julius Sandman

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Julius Sandman

Bender Rodríguez

Poeta lúbric XTN

One step beyond XTN

Fashion victim Covard XTN

XTN

Guerrer Cimmeri XTN

Super-pornstar XTN

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CFPC


Aguafiestaz

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