2 - CÓDIGOS
CÓDIGOS
EL SEGUNDO NÚMERO DE MALAMAG: CÓDIGOS
Si usted se ha robado un chocolate en el super (¿super qué?) producto de sus bajas rentas o su debilidad por lo dulce y escucha por el altavoz “Atención, tenemos un Q12 en C7”, entréguese. Lo pillaron robando. Es una cuestión de códigos hechos especialmente para que uno no los entienda, porque si traducimos el mensaje, decía que en la caja 7 hay una persona que se robó un chocolate, así de claro. Los códigos están pensados para que no se entiendan a menos que sea “de ahí” o haya estudiado mucho, lo que quiere decir que conozca el librito de códigos que traduce a la vida real. Y para peor, el libro no está siempre escrito y a menudo se aprende por roce, contacto o “feeling”. En general sirven para engañar, dejar fuera del juego y mantener desinformado, aunque a veces eso tiene su utilidad. Con lo que llegamos a que hay códigos buenos o útiles y otros no tanto. También depende del uso. Eso es personal. En cambio hay unos que sólo sirven para tomar el pelo y discriminar, como distinguir entre el sobado “falda y pollera” o el más sutil Sacred College y San Bakán, para encubrir que antes o después todos venimos de un patio seco y tuvimos un banco cojo en la escuela o colegio (o college, o school, o etc.). Y si lo molestan, haga el gesto que señale el cogoteo que puede sufrir su adversario si sigue con la misma actitud. Pero si de amor se trata, déjese de dibujar corazones, que eso es pura simbología, que todo el mundo se da cuenta, es como la flechita que indica derecha-izquierda, o las rayas gruesas, delgadas o cortadas que lo pueden llevar por camino pavimentado, de ripio o a un cruce de tren: esas son cuestiones que usted debe saber. Por eso, domine siglas, símbolos y estudie bien el código que le sirve en su oficio, pero no pretenda que le den un carnet SUPER CODE para descifrar la vida entera, tendrá que arreglársela con mucho ojo, prudencia e incluso modestia. Esa actitud le puede servir hasta en la cárcel.
Equipo Editora Xaviera Lechner Director de Arte Carlos Romo Periodista René Paz Producción Gráfica Daniela Saldaña Prod. Ejecutiva Estudio 9 Sabrina Zúñiga Prod. Ejecutivo Malamag Javier Fanta Fotógrafos: Gabriel Schkolnick, Claudio Robles Anton Briansó, Álvaro Puentes Asistentes de Fotografía Roberto Olivares, Alejandro Gálvez, Diego Galaz, Jonathan Zamora Publicado por Estudio 9 Producciones. Las opiniones vertidas por diferentes autores en esta revista son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten, no teniendo MALAMAG, por tanto, ninguna responsabilidad al respecto. www.malamag.com facebook.com/malamagazine twitter: @Mala_Mag instagram: @mala_mag Impreso en Ograma. Santiago de Chile, Marzo 2014. Distribución vía correo directo certificado.
10 14 Código tras las rejas POR EQUIPO MALAMAG
Código norteamericano POR RANDALL GORMAN
26 30 La ciudad y el círculo POR JOSÉ CARPIO
Una seducción natural
POR RODRIGO CONTRERAS
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Comunicando sin palabras
Recodificación POR LYDIA BLASCO Y DAMIEN ANTONI
POR RENÉ PAZ
62 64 La ley del camarín POR JORGE GARCÉS
Cuento de verano POR RODRIGO MARÍN Y MATÍAS MONTECINOS
100 104 Cocinando con descartes ENTREVISTA DE EQUIPO MALAMAG A DIEGO PRADO
Oscuros retratos de la realidad CONVERSACIÓN DE EQUIPO MALAMAG CON JOEL-PETER WITKIN
119 120 Playlist POR DJ HAITÍ
Una identidad de sueños, recuerdos e imaginaciones POR PABLO SANTIDRIÁN
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Colores que transforman la ciudad ENTREVISTA DE
Una marca en la pared POR EQUIPO MALAMAG
Cuestión de centímetros POR EQUIPO MALAMAG
LaPORtradición ÁLVARO BISAMA
EQUIPO MALAMAG A INTI
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De la razón codificante a la escritura
Compórtate POR PASCUAL BRODSKY
Azul
POR CRISTÓBAL CARRASCO
POR MARCELO MELLADO
Una silla de playa construida con una pancarta política POR BENEDICTO LÓPEZ
48 52 54 60
El color elegido POR MIGUEL ÁNGEL MARTÍNEZ
Mapa del género: amor, identidad, biología y expresión
Retratos urbanos POR CARLA MCKAY
Instrucciones para usar un water japonés POR SANTIAGO RONCAGLIOLO
POR C31913
66 74 84 94 Lieve
POR JAVIERA EYZAGUIRRE
Mermaid couture POR CLAUDIO ROBLES
Transgenia POR GABRIEL SCHKOLNICK
Fuerte elegancia
POR FUERTE ELEGANCIA
110 112 114 116 Código de Hammurabi POR PABLO LUEBERT
Quick Response
POR EQUIPO MALAMAG
Del código al objeto POR EQUIPO MALAMAG
Breaking the codes POR DJ HAITI
122 126 130 134 Un océano de viviendas POR BOA MISTURA
Cómo saber cuándo tener sexo POR AMELIE LEEHAUS
El mejor matrimonio dePOR laDANIEL historia CASTRO
Comic Homo Hell POR GAY GIGANTE
CÓDIGOS
Colaboradores Damien Antoni Nacido en Bastia (Francia) en 1986, es arquitecto licenciado en la Escuela Nacional Superior de Arquitectura de París Belleville. Se interesa en los sistemas de construcción low-tech, la economía en la arquitectura y a las herramientas del urbanismo participativo.
Álvaro Bisama Escritor, doctor en Literatura y magíster en Estudios Latinoamericanos. Es profesor en la Escuela de Literatura Creativa de la Universidad Diego Portales. En 2011 recibió el Premio Municipal de Literatura de Santiago en la categoría novela y el Premio Academia por Estrellas muertas, otorgado por la Academia Chilena de la Lengua. Boa Mistura Es un colectivo de artistas urbanos nacido en Madrid (2001). Sus integrantes son el arquitecto, Javier Serrano; el ingeniero de caminos, Rubén Martín; el publicista, Pablo Purón y los licenciados en Bellas Artes, Pablo Ferreiro y Juan Jaume. Ha realizado proyectos en el espacio público en lugares como Sudáfrica, Noruega y São Paulo. Ha participado en exposiciones en el Museo Reina Sofía, Casa Encendida o Museo DA2. Pascual Brodsky Nació en Santiago de Chile en 1989. Licenciado en letras en el 2012, ha escrito relatos de ficción, crónica, columna y reportaje para varias revistas digitales e impresas (Paniko, Pointzine, Deriva, Grifo, Dossier, Caras) y trabajado para editoriales como Hueders, Das Kapital y Ediciones UDP. Lydia Blasco Nacida en Guadalajara (España) en 1986, es arquitecta licenciada en la Escuela Técnica superior de Arquitectura de Madrid. Se interesa en la urbanización de favelas, prácticas suburbanas inventivas y a las nuevas herramientas del urbanismo participativo. José Carpio Es arquitecto y urbanista nacido en Madrid. Se forma en Madrid, Londres, París y Río de Janeiro. Especialista en entornos urbanos, comercio, redes de movilidad y sintaxis espacial. Cristóbal Carrasco Es abogado de la Universidad de Chile. Actualmente se desempeña como editor en Hueders y colabora en diversos medios como El Mercurio Regional, 60watts y Zancada. Daniel Castro Guionista chileno que participó en las series de televisión “31 minutos”, ganadora del premio Altazor, y “Diego y Glot”, entre otros; en series de ficción como “Huaiquimán y Tolosa” (Iª temporada),
“El Lagarto” (Iª & IIª temporada) y “PicNic”. Actualmente realiza la cuarta temporada de 31 minutos, desarrolla una nueva serie y trabaja en el guión de su primer largometraje, “Crux”. Jorge Garcés Nacido en Talca (Chile), es un ex futbolista que se desempeñaba como mediocampista. Jugó en países como Chile, España, Honduras y Bélgica. Una vez retirado comenzó su carrera como director técnico. Ha dirigido a la selección de Chile y diversos equipos tanto en Chile como en el extranjero. Inti Grafitero y muralista chileno nacido en Valparaíso y erradicado en el extranjero. Su arte lo ha llevado a exponer en países como Chile, Puerto Rico, Bélgica, Francia, Noruega y España. Liisa Jokinen Directora de Töölö Fashion Institute, periodista de moda, fotógrafa y fundadora del blog de Street Style Hel Looks desde el 2005 ha registrado miradas y estilos de Helsinki, Finlandia. Benedicto López Gallardo Es diseñador de productos e ingeniero en sonido. Hace seis años fundó Grupo Vibra SpA, su propia empresa de desarrollo de productos. Es docente en Duoc UC y hoy en día trabaja en Casa Nirone, un nuevo estudio de diseño que desarrolla soluciones a clientes, además del diseño de productos basados en el rescate de oficios y de producción local. Pablo Luebert Ilustrador y diseñador gráfico independiente. Ha colaborado con publicaciones y exposiciones tanto en Chile como el extranjero. Junto con la ilustración ha desarrollado métodos de impresión experimental y artesanal. Miguel Ángel Martínez Licenciado en Publicidad y Relaciones Públicas y experto en Comunicación de Moda. Ha trabajado para la agencia EFE y como redactor de la revista masculina GQ. Ha llevado la comunicación de marcas como Emma Go, Tequila Solo o Mellow Yellow para diferentes showrooms madrileños y actualmente gestiona el departamento de compras de una web de moda ampliamente extendida en Oriente Medio. Carla McKay Fotógrafa y artista visual. Ha trabajado como portadista con fotografías para editoriales como Emecé, Alfaguara, Estruendo Mudo y Ediciones B. Sus retratos han aparecido en revistas y diarios como La Tercera y Qué Pasa. Ha expuesto parte de su obra en Fotoamérica, Balmaceda 1215, Perrera Arte, Cellar, entre otros. Actualmente prepara su primer libro de retratos.
Marcelo Mellado Escritor chileno, profesor de castellano y agricultor nacido en Concepción en 1955. Estudió literatura en Valparaíso. Ha escrito diferentes novelas y libros, entre los que destacan El objetor, La Provincia, Informe Tapia, Ciudadanos de Baja Intensidad, La Batalla de Placilla, La Hediondez y el libro de columnas y artículos La Ordinariez. Además es colaborador de The Clinic. Hoy vive en Valparaíso. Diego Prado Estudió gastronomía en Duoc. Trabajó varios años en Boragó donde entró como practicante y terminó los últimos dos años como jefe de cocina y jefe del departamento de investigación y desarrollo. Hizo una pasantía en Noma (Dinamarca). Hoy se encuentra con su trabajando en su proyecto personal llamado Prado Taller. Santiago Roncagliolo Escritor, guionista y periodista. Licenciado en Linguística y Literatura en Lima. Luego de publicar libros infantiles, como “Rugor, el dragón enamorado” y una obra de teatro, se fue a España. Allí publicó “El príncipe de los caimanes” y “Abril Rojo”, con la que obtuvo el Premio Alfaguara 2006. Es también autor de la novela Pudor. Ha recibido el Premio Nuevo Talento, FNAC (2003) y White Raven (2007). Axel Soto Alvarez Es estilista y maquillador. Es fundador del colectivo “Fuerte Elegancia” que busca promover la aceptación e integración de los hombres andróginos y ambiguos. Se vincula al mundo de la moda desde muy pequeño, siempre interesado en el maquillaje y la ropa.
CÓDIGOS
Gracias 12-na - Santiago, Chile Ainhoa Ezquiaga - Madrid, España Alberto Romo - Salamanca, España Álvaro Bisama - Santiago, Chile Asja Caspari - Berlín, Alemania Axel Soto - Santiago, Chile Balint Foeldesi, Berlin, Alemania Benedicto López - Santiago, Chile c31913 - Santiago, Chile Carla Mckay - Santiago, Chile Cecilia Checa - Santiago, Chile Cristóbal Carrasco - Santiago, Chile Damien Antoni - París, Francia Daniel Castro - Santiago, Chile Diego Prado - Santiago, Chile Dj Haití - Santiago, Chile Equipo Alpha - Santiago, Chile Fernando Vesga - Palma de Mallorca, España Gabriela Canseco - La Habana, Cuba Gabriella Fono - Budapest, Hungría Garry Ing - Toronto, Canadá Gay Gigante - Santiago, Chile Gebroeders van Limburg - Nimega, Holanda Gonzalo Donoso - Santiago, Chile Gören Kiziltas - Hamburgo, Alemania Ian Sanderson - Sidney, Australia Inti Castro - París, Francia Iván Barría - Punta Arenas, Chile Iván Melnick - Santiago, Chile Jaime Rojas - Santiago, Chile Javiera Eyzaguirre - Santiago, Chile Jorge Coke Ramírez - Santiago, Chile José Carpio - Madrid, España José Maldonado - Santiago, Chile Juan Jaume - Madrid, España Karthick Nagarajan - Bangalore, India Kenichi Hirate - Tokio, Japón Lydia Blasco - París, Francia Mafalda Silva - Londres, Reino Unido Manuel Pandalis - Hamburgo, Alemania Marcelo Mellado - Santiago, Chile María Larumbe - Pamplona, España María Melgar - Salamanca, España Marian Panchón - Tours, Francia Massi de Aguirre - Santiago, Chile Miguel Ángel Martínez - Ibiza, España Mutsumi Adachi - Tokio, Japón Naoki Terada - Tokio, Japón Nicolás Sandoval - Santiago, Chile Pablo Ferreiro - Madrid, España Pablo Luebert - Santiago, Chile Pablo Purón - Madrid, España Pablo Santidrián - Madrid, España Pascual Brodsky - Santiago, Chile Pascual Marín - Santiago, Chile Paulina Gutiérrez - Santiago, Chile Pedro Pan - Madrid, España Raúl Serrano - Madrid, España Rodrigo Hollmann - Santiago, Chile Rubén Martín - Madrid, España Sam Horner - Santa Mónica, California Saman Bernel-Benrud, Washington, DC Santiago Roncagliolo - Barcelona, España Sarah Kamada - Sao Paulo, Brasil Savannah van der Niet - Brisbane, Australia Soledad Coz - Santiago, Chile Stamen Design - San Francisco, California Stefan Parnarov - Sofia, Bulgaria Tomás Meersohn - Santiago, Chile Vicente Reyes - Santiago, Chile Walter - Tampa, Florida
R REGLAS
Código tras las rejas POR EQUIPO MALAMAG
En el mundo delictual se muere y se sobrevive ajustando el comportamiento a una trama de códigos. Allí incluso se habla un dialecto propio, el coa. Para conocer las claves de ese mundo, la cárcel es el mejor laboratorio. El teniente coronel de Gendarmería, José Maldonado, a cargo del penal Santiago 1, explica aquí algunas de son esas reglas y por qué sufrieron un brusco cambio desde hace tres décadas.
“Las deslealtades se cobran con sangre. El único código que no se ha roto es la lealtad con el compañero, no delatar. Si hay alguien que los traiciona, los ‘sapean’ como dicen en la jerga delictiva, ellos son capaces de matarlo. Son muy pocos los códigos antiguos que están vigentes hoy en la cárcel, pero ése permanece. Después de los ‘80, con la llegada de la droga se quebró la estructura antigua, esa que conocíamos de las películas, donde había una pirámide muy jerarquizada, donde el rol de jefe lo tenía el más adulto del grupo, el más experimentado. Y había un respeto muy fuerte dentro del mundo delictivo respecto a este personaje como el gran jefe de la mafia. Hacia atrás la población penal estaba estructurada en virtud de estos roles que los ejercían quienes tenían mayor historia y presencia delictiva e incluso un poco de historia de generaciones, de herencia. Con la llegada de la droga surgen nuevos delitos. Por ejemplo, antiguamente era un código que no se robaba en lugares de pobreza o de clase media, sino que solamente a los de clase alta. Eso se rompe como código. También el que no se podía robar a otro delincuente. Ahora hay un grupo que está traficando droga y hay otro cuyo trabajo es quitarles las drogas a ellos y venderla. Antes eso era impensado. Hoy estamos frente a un fenómeno distinto. Santiago 1 tiene 3.900 reclusos, es una cárcel concesionada, exclusivamente de personas que están en juicio (imputados en prisión preventiva). Las cárceles concesionadas están construidas con módulos. Esta tiene 30, sin conexión entre uno y otro. Tenemos un promedio de 180 presos por módulo y 320 gendarmes en total. Cuando llega un imputado, lo clasificamos según criterios de gendarmería: población penal especial como enfermos, insanos, sobreseídos mentalmente, tercera edad,
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delitos de alta connotación pública, delitos sexuales, pedófilos, psicópatas, narcotraficantes. Los homosexuales están juntos en un mismo módulo indistintamente de donde provengan o el delito que hayan cometido, porque eso tiene una prioridad por sobre las demás clasificaciones. Un sociólogo y un equipo de gendarmes trabaja en la clasificación por índice de peligrosidad y de compromiso delictual, o sea qué tan comprometido está con la delincuencia. Al primerizo no se le envía donde están los reos multireincidentes. El primerizo lo entendemos como un concepto más sociológico que jurídico. El jurídico dice: “Persona que no ha sido sancionada por crimen o simple delito”. Pero, muchas personas pueden haber pasado 10 veces por el sistema y nunca una condena. Para nosotros es un multireincidente. También hay una clasificación sociológica que tienen los presos: origen territorial, base delictiva y familiar. ¿Qué quiere decir eso? Que si alguien cae preso, automáticamente los reclusos se organizan o van a una dependencia con sus pares que provienen de la misma población, por ejemplo de la Santa Julia. Entonces ellos se agrupan y comparten. La base territorial es importante. La delictiva, se refiere a cuál es el tipo de delito en el que participa, pues se entiende el delito como una forma de vida. Cuando ingresan a la cárcel se ubican y reconocen entre ellos. Si hay rivalidades empiezan las agresiones verbales y físicas y si hay deudas pendientes gravísimas, como una persona que haya sido ajusticiada o asesinada por otro grupo, corre peligro su integridad física. Si se conocen, se pueden juntar o atacar. Cualquiera de las dos alternativas. Pues nuestro criterio de clasificación con 30 módulos y 3.900 reclusos no permite separar de inmediato a bandas rivales.
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Cuando llegan se miran las caras y se presentan. También se cuentan dónde están sus familiares y se arma lo que se llama una ‘Carreta’, un concepto social que tiene que ver con un grupo de pares de origen territorial o base delictiva o vínculo sanguíneo. Esta ‘carreta’ tiene un punto positivo que es la contención frente a la condena; pero también puede ser un grupo armado para cometer fechorías. La ‘carreta’ que tiene mayor control es la que posee apoyo económico, o sea, gente que financia su reclusión. La que tiene como solventar al jefe y a su grupo. Esa manda. Esa puede pagar protecciones a otros. En ese segmento están los narcotraficantes. Ellos ‘contratan’ gente que trabaja tanto en la vida normal, en el exterior, como dentro de la cárcel. En la vida de afuera tienen al tipo que hace de escolta y anda con pistola. Dentro de la cárcel se da ese mismo rol, pero armado con arma blanca. Para hacerse de estoques, destruyen todos los metales a su disposición: sacan de las escaleras, de las puertas. Todo metal susceptible de ser cortado con una sierra. La vida que tienen en la sociedad la trasladan a la cárcel. Se producen las luchas por el territorio para tener la hegemonía del módulo. El control lo buscan para traficar drogas, teléfonos celulares, lo que sea lucrativo dentro del modo de reclusión. En el coa, lo que está en disputa se conoce como ‘barco’. El que controla el ‘barco’ controla las interacciones económicas del módulo. Todo lo que se mueve pasa por sus manos. Dentro de cada ‘carreta’, los líderes se forman a través de los años de experticia delictiva, o sea quien ha ejercido el rol por mucho tiempo, quien ha tenido éxito con sus empresas, como llaman a sus atracos, y ha demostrado cierta habilidad y astucia. Así ganan el prestigio entre su grupo de pares. Los ingresos que tienen le permiten ostentar cierta calidad, rol y estatus. Acá las drogas más frecuentes en el tráfico son la marihuana prensada, pasta base y cocaína. La ingresan por vía aérea o por las visitas. La vía aérea se efectúa con los ‘pelotazos’, los cuales son pelotas de tenis rellenas con drogas y algún peso, como una piedra, que son lanzadas desde las calles Pedro Montt o Centenario. Tenemos que andar atentos, jugando al gato y al ratón constantemente en los patios donde llegan los ‘pelotazos’. Las visitas tratan de ingresarla a través de sus cavidades humanas. El otro día pillamos a una señora de 70 años que traía escondida una cantidad importantísima de droga. El que tiene mayor jerarquía come primero. El que no tiene estatus va a estar al último y puede ser tan grave su situación que ni siquiera coma, que los otros reos no le den espacio. O puede que algún recluso le venda su bandeja ¡Cuando la comida la da la empresa concesionaria! Tratamos de controlar eso, pero es muy difícil ejercer un control total en el trato diario de la población por el problema del hacinamiento. La cárcel está diseñada para 2.564 reclusos, uno por pieza, pero con el exceso, deben acomodarse hasta cuatro por lugar”.
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Otro código que se ha roto es la hora de las visitas. Antes era sagrada. Para el momento en que llegaba la familia había una especie de pacto de no agresión. No se daban actos de violencia de ningún tipo. Era un código súper fuerte en el sistema antiguo. Pero, desde los ‘90 eso comienza a romperse. Hay pandillas rivales que se enfrentan en el horario de visita con los niños entremedio y todos empiezan a correr de un lado a otro. Una cosa muy bestial. Hasta en los ‘camaros’ se han matado. Los ‘camaros’ son espacios para la visita conyugal informal. Con el hacinamiento se empezaron a armar en los gimnasios unas especies de carpas con las frazadas como cortinas, donde tenían relaciones íntimas con sus parejas. Un efecto positivo de los ‘camaros’ fue que disminuyó la sodomía y el rol de los ‘mocitos’ de la cárcel. Cuando se proyectan los penales concesionados se hacen con un venusterio –por Venus la diosa del amor-, un módulo especial que parece más un motel. Ahí tienen acceso a una visita íntima con sus parejas los que cumplen ciertas condiciones como no tener sanciones, no haber participado en riñas, no portar armas blancas, celulares o drogas. Si no ha cometido faltas al sistema puede postular. Luego tiene que acreditar el vínculo con la persona que lo visitará. Para demostrar que son pareja estable no se solicita una copia a la libreta de matrimonio, pero debe acreditar que hay vínculo para que no estemos amparando la prostitución. Hay ciertos momentos del día en que la población penal se cruza aunque están separados en módulos. Por ejemplo, cuando hay que llevarlos a tribunales hay una zona de espera. Diariamente llevamos a unos 180 a tribunales. O cuando van a la sala de abogados, que son como 200 por día. Todo eso es un foco de riesgo. Pues si tienen una venganza que cobrar, ahí aprovecharán de hacerlo. Hay un delito que sigue siendo el más detestado en el mundo delictivo. Eso no ha cambiado y lo que dice el mito es verdad: el delito sexual se paga aquí. Si no conocen a la víctima, a lo menos golpean al tipo. Si la conocen, el acusado corre el riesgo de ser violado. Nosotros ponemos medidas de seguridad a los violadores, pero a veces sucede que entra alguno por otro delito, por robo o hurto, pero acá todos saben que es un violador y apenas entra lo golpean con objetos contundentes o lo atacan con los estoques. Es muchísima población la que está dando vuelta aquí”.
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CLAVES
Código norteamericano POR RANDALL GORMAN
La violencia es un código que se puede encontrar en diferentes géneros cinematográficos. El artista visual describe personajes para explicar el código que se mantiene constante a través de códigos y tiempo. El western cinematográfico, la novela del oeste, la novela negra y las películas de mafia comparten un código similar: la violencia. A través de un sistema de signos y leyes (honor, codicia, lealtad, subsistencia) permite comprender el mensaje de la guerra eterna. La violencia siempre ha acechado. En “Meridiano de sangre”, western metafísico de Cormac McCarthy, la violencia toma ribetes metafóricos y poéticos. En las novelas de Ellroy es una violencia desatada, ordinaria, real. Las películas de mafia son de violencia estilizada. La tradición estadounidense es en esencia el western cinematográfico. El imaginario colectivo norteamericano comparte códigos en relación a la construcción de personajes, descripciones de paisajes y lugares (como en Texas 1849 o en Los Ángeles de los años cincuenta) para comprender el mensaje de la guerra eterna. Texas 1849. El juez Holden, en “Meridiano de sangre” (1985), especie de semi dios autárquico o ser sobrenatural, es capaz de recitar textos de memoria de los antiguos griegos, manejar un centenar de lenguas perdidas y convertir excrementos en balas de muerte. Es alto y calvo, pálido como un huevo. Líder espiritual de la pandilla Glanton que transfiere la guerra a cualquier escenario. El juez utiliza un sistema de metáforas (asociaciones arcaicas entre el hombre y los dioses, mensajes chamánicos, conocimientos alquímicos de ciencias ocultas) para transmitir su mensaje de la guerra perpetua. Toda su superstición y asociación bíblica está determinada por códigos míticos. California 1898. Cincuenta años después. Daniel Plainview, en “There will be blood” (2007), ambicioso y terrorífico magnate petrolero, está corroído por el odio, motivado por el oro negro y la codicia. Allá, lejos, en el noreste, donde las llanuras se tornan doradas bajo el cielo ensangrentado decidió encargarse del hijo de su compañero muerto. Lo cuidó y labró, pero nunca lo quiso. La violencia lo alejó de todo. Asesinó con un palo a un cura en su iglesia, años después de confesarse, obligándolo a repetir la frase “soy un falso profeta, dios es una superstición”. También mató a un hombre que se 1 ÁLVARO TAPIA HIDALGO - TRAVIS (2011)
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hacía pasar por su hermano enterrando su cadáver en el desierto. Por su sangre viaja el código violento. De ahí nace todo lo que nos fascina. New York, en algún lugar en la década del setenta. Travis Bickle, en “Taxi Driver” (1976), es un ex marine solitario y depresivo que sufre de insomnio crónico y piensa: “Todo es asqueroso y banal. Algún día una lluvia de verdad se llevará toda esta basura de las calles”, mientras elabora un plan para matar al futuro presidente de la nación. El guionista Paul Schrader lo escribió en cinco días. Mientras lo hacía, mantuvo una pistola cargada en su escritorio para la motivación e inspiración. New Jersey, siglo XXI. Entrenamiento Psicológico. Tony Soprano, de la serie “Los Soprano” (1999), es el Don de la mafia en New Jersey. Obeso culposo, infiel y asesino. Carismático padre de familia, tiene que lidiar con su vida en casa y la organización criminal. Su código supremo es el honor, la lealtad y la familia, también la violencia. Va al psiquiatra porque sufre una depresión severa. La realidad se mezcla con la ficción. Lillo Brancato Jr., actor que trabajó en la primera temporada de la serie, salió de la cárcel ocho años después de que fuera frustrado su atraco a una residencia para robar drogas prescritas. Un policía murió. Detectives drogadictos con sentimientos de culpa, de Hammet a Ferrara. Toda la literatura de Ellroy. Asesinos seriales, la Dalia Negra y Hannibal Lecter. Forajidos del western cinematográfico. La pandilla Salvaje de Peckinpah. Los villanos de Marvel. Fargo. La violencia siempre ha estado. Puede ser sublime. Violencia estilizada. Tradición de hermosa violencia.
E MENSAJES: ENTREVISTA A INTI, MURALISTA
Colores que transforman la ciudad POR RENÉ PAZ
En la segunda versión del festival “Hecho en casa”, Inti pintó dos Ekekos sobre los murales de Agatha Ruiz de la Prada que había en el metro Bellas Artes. Aquí cuenta los códigos de su trabajo.
Bélgica, Puerto Rico, Brasil y Francia. Estos han sido algunos de los lugares donde Inti, muralista chileno, ha difundido lo mejor del arte callejero. Comenzó a los 14 años en la clandestinidad cuando pintaba a escondidas en los muros de Valparaíso. Estéticamente, su fuente de inspiración nace en Bolivia observando a los bailarines del carnaval de Oruro. MALAMAG: ¿Cuál es la importancia del muralismo en la ciudad? Inti: Otorga un valor agregado a los muros, pero no podríamos decir que es elemental. Es difícil decirlo porque no quiero sobrevalorar lo que hago, pero tampoco quiero despreciar lo importante que puede ser para algunas personas el trabajo visual en la calle. Es importante porque, a mi entender, robarle cinco segundos a una persona de su rutina diaria para admirar algo que no ha visto antes es en extremo positivo. M: ¿Por qué es en extremo positivo? I: Porque les muestro algo diferente. Las personas tienden a vivir muy linealmente y les gusta encontrarse sólo con lo que quieren ver, con sus códigos habituales. Sin embargo, estamos en una sociedad donde la diversidad es parte de todo y los murales son una manera de encontrarse con las diversidades de la ciudad. Cuando caminas por la calle decodificas diferentes versiones de la vida. Así compartes y entiendes esa forma de cómo la gente ve la vida. Creo que entender esas diferencias de las otras personas nos hace crecer. M: ¿Cómo consideras tu trabajo? I: No le he puesto nombre aún. Le llaman arte urbano, pero ese es un nombre que generaliza a todo tipo de expresiones en la calle. Provengo del mundo del hip-hop y del graffiti, y la forma de afrontar los muros es muy diferente a la del muralista. Puedes ver y pensar que es lo mismo, pero los muralistas tradicionales, como la Brigada Ramona Parra, transmiten grandes verdades, demuestran que existe más de una manera de ver las cosas y son muchas personas trabajando en pro de una idea. Acá propongo una idea individual.
No existe el colectivismo dentro del graffiti. Aunque es un trabajo individual no cae en el individualismo, ya que concilia el trabajo con otras personas respetando siempre el trabajo de cada uno. M: ¿El trabajo de ustedes es llevarlo a la gente? I: Nosotros somos parte del fenómeno que estamos haciendo. No sé si lo que hago es graffititi, si es un mural, si es arte o no. Yo no digo que esto es arte, no me hago llamar artista tampoco. Creo que me parecen muy grandes esas palabras. M: ¿Crees que esto se transforma en un museo a cielo abierto? I: Es difícil trabajar con esas grandes palabras como arte, mural o museo. Son palabras que pertenecen mucho a la institucionalidad artística, y este movimiento al que pertenezco no proviene de una institución artística, entonces muchas veces las intenciones no tienen que ver con arte. No tiene que ver con sacar las obras de los museos a las calles, nosotros no queremos replicar en la calle lo que hay en los museos, provenimos de un medio gráfico que se produce y que sigue evolucionando en la calle. No sé como se llama ni qué es lo que estamos haciendo. Sólo es y me gusta llevarlo más allá. El trabajo de nosotros no es ponerle nombre. M: ¿Incentivas a la gente para que usen más los espacios públicos? I: Esa es la idea. A mi me encantaría que todos hicieran algo en la calle. Todos tienen una habilidad, y si todos compartiéramos eso con otras personas sería genial. Nos entenderíamos más como sociedad. No necesariamente pintar, no digo que todos saquen pinturas a las calles y se pongan a pintar. Hay gente que canta, que baila, hay gente que tiene capacidad de organización dentro de los barrios. Trabajar hacia afuera, es solamente eso. Salir del individualismo en el que vivimos. M: ¿Esto es invitar a la vida pública? I: Es compartir no más. Compartir lo que hacemos. 1 ANTON BRIANSÓ 1
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G CLAVES
Una marca en la pared POR EQUIPO MALAMAG
muy buena
inútil insistir
prohibido mendigar
cierran con cadena
cuidado policía
usar palanca
perro que muerde
vuelven pronto
hacerse pasar por creyente
desocupada en enero y febrero
niños solos en la mañana
casa deshabitada
casa ya robada
mujer sola
no hay hombres
personas mayores
¡Atento! El muro, la puerta o hasta postes de luz cercanos a tu casa podrían servir como una hoja en blanco para los ladrones. Una seguidilla de círculos, un triángulo o una simple línea pueden ser inofensivos rayados en las murallas de tu casa o un mensaje codificado para reconocer cuáles hogares han visto, cuáles son las características del propietario de la casa o cómo son las condiciones de seguridad de la casas y del barrio. “Niños solos”, “buena acogida si se habla de Dios” o “de vacaciones”, son algunos de los significados de los rayados hechos en las murallas. ¿Has visto alguno?
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TRANSFORM TODAY
Woodkid en Santiago POR ABSOLUT VODKA
Es la primera vez que el artista francés se presenta en Santiago. Es parte de la nueva campaña de Absolut “Transform today”.
Luego de ser anunciado para la versión 2014 de Coachella, Woodkid se presenta en Chile el próximo 26 de marzo en la explanada del Centro Cultural Matucana 100 en el marco de la campaña “Transform today” de Absolut, una campaña integrada por tres artistas más de otras diferentes disciplinas. Woodkid es un proyecto visual y musical dirigido por Yoann Lemoine, un francés que es músico, ilustrador, diseñador gráfico y director de videos musicales. Su espectáculo combina diferentes técnicas de animación, 3D, fotografía, películas en 35 mm, hologramas y efectos especiales. “Soy una persona que se aburre con mucha facilidad y busco evolucionar constantemente. Transformarse no es negar quien eres, sino ser alguien nuevo y mejor. A ver a dónde iré desde acá”, comenta Woodkid. En el 2012, Lemoine fue premiado como Mejor Director del año en Los Premios MVPA en Los Ángeles y fue nominado por 6 premios de videos musicales de MTV. El video musical que dirigió para su propia canción “Run boy run” fue nominada para Mejor Video Musical en los Premios Grammy 2013. Su último disco, “The golde age”, fue lanzado el mismo año. Además, ha dirigido “Teenage dream” de Katy Perry, “Born to die” de Lana del Rey y “Back to december” de Taylor Swift, entre otros videos. Además en sus inicios, en el año 2006, trabajó con la reconocida directora de cine y guionista, Sofía Coppola, en la película “Marie Antoinette”. Transform Today es una iniciativa global de Absolut Vodka que quiere conectar el espíritu creativo en cada persona, para inspirar una transformación artística alrededor del mundo y reforzar las energías para conectar la marca con una audiencia global por medio del arte como un lenguaje común. Para formar esta campaña realizó una colaboración creativa con cuatro artistas que trabajan cambiando cosas, rompiendo esquemas, desafiando convenciones y recreándose a sí mismos. Además de Woodkid cuenta con colaboraciones del artista digital, Aaron Koblin, el novelista gráfico, Rafael Grampá y la diseñadora de alta costura, Yiqing Yin. 19
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G SIGNOS
Cuestión de centímetros POR EQUIPO MALAMAG ILUSTRACIÓN DE C31913
Grandes, chicos, flacos y gordos. Hay tanta variedad de penes como personas en el mundo. En esta ocasión Malamag, basado en información de “The penis size worldwide”, muestra la diferencia de los tamaños alrededor del mundo.
En septiembre del 2011 el gobierno sudafricano devolvió a China 10 millones de condones que habían pedido como parte de una campaña para combatir el sida. Pero no porque éstos presentaban fallas, sino por su tamaño: eran demasiado pequeños. La empresa Siqamba Medical, acostumbrada a su público asiático, había fabricando los condones un 20% más pequeños de los que se usaban normalmente en África. Esta diferencia de tamaños quedó graficada en “The penis size worldwide”, una página que muestra el tamaño de los penes de todos los países alrededor del mundo, y que fue construida a través de las bases de datos de diferentes centros médicos, encuestas y estudios de universidades de cada país que aparece en el mapa, que datan desde el año 1998 hasta la fecha. En el listado, por ejemplo, la diferencia entre Sudáfrica y China es notoria. Mientras que los chinos tienen en un promedio de 10,89 cm, los sudafricanos promedian 15,29 cm. El tamaño del pene, símbolo de la sexualidad para algunos, ha sido desde siempre una preocupación masculina -incluso motivo de prejuicios y bromas- y se ha
constituido de manera informal en un código de virilidad: si es más grande, es mejor. ¿Cuánta importancia tiene el tamaño del pene para el éxito de una relación sexual? “En las relaciones coito céntricas hay muchos factores que influyen para mejorar el placer. Si el pene es muy delgado será desfavorable para la mujer porque no sentirá mucho. Sin embargo, si el pene es demasiado ancho y largo puede producir molestias en la penetración. Es importante recordar que la gran mayoría de las mujeres tienen orgasmo por estimulación a nivel del clítoris, así que el placer está más relacionado con una buena técnica de estimulación y juego previo extendido y no con el tamaño del pene”, afirma la Kinesióloga especialista en rehabilitación pelviperineal y sexualidad del Centro Miintimidad, Odette Freundlich. Como sea, este ranking no deja en claro qué tan importante es la extensión del pene a la hora de tener sexo. Pero de lo que sí creemos estar seguro es que lo verdaderamente importante es saber qué hacer con él. Al final, no sirve de nada tener el auto más grande si se va conducir por cinco segundos.
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R MENSAJES
La tradición POR ÁLVARO BISAMA
El escritor y crítico literario deambula por el mundo de Javiera Mena. Al desentrañar los códigos sociales que tratan sus canciones deja en claro del por qué es la sucesora de Violeta Parra.
Pienso en esto: a veces fantaseo con escribir una novela sobre Violeta Parra. Lo hago hace años. De adolescente, nunca fui un fanático de sus canciones. En la universidad, no recuerdo a nadie cantándola con especial ahínco. Parra estaba y no estaba. Era un espectro al que nos habíamos acostumbrado, que creíamos conocer de memoria. Nadie se detenía en sus letras, nadie pensaba demasiado en ellas quizás porque en los noventa, su discurso parecía provenir de los ochenta antes que de los cincuenta y los sesenta, que es a donde corresponde. Me imagino que ese efecto de mala lectura, ese misreading, era entendible: la condición de consigna de Violeta Parra esconde la posibilidad de saber qué dice, de acercarse a un universo complejo hecho de pedazos de una voz rota que lucha una y otra vez por volverse entera. Sus textos son poesía, pero también hablan desde otro lugar, más espinoso, menos cómodo. Porque pocos artistas chilenos poseen la nitidez de Violeta a la hora de relatar su propio dolor.
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1 GONZALO DONOSO 2,3,4 VIDEOCLIP JAVIERA MENA - ESPADA (LUIS CERVERÓ)
Hay, por cierto, una distancia demoledora entre esa Violeta y la de su imagen canonizada. Violeta Parra -en el lazo con la tradición- puede ser la mejor heredera de Gabriela Mistral pero también su reverso: si esta última sabe clausurarse para facturar un arte de sus silencios y distancias, Parra, por el contrario, se escribe como un cuerpo quebrado “sin médula y sin sustancia”, clasificando dolores, como si no conociera otro lenguaje que el de su padecimiento. Llama la atención, de este modo, que todo aquello devenga en una clase de martirio emocional donde ni la lengua puede penetrar. “Cuánto será mi dolor”, repite Violeta Parra una y otra vez y sí, sabemos que su malestar es inconmensurable. No tiene medida porque no puede ser traspasado, porque quien canta está a solas con eso que la inunda y aplasta. Aquello borra la patria, el paisaje o la memoria y hace que quien la escuche pierda todo lugar de referencia, algo que está en las antípodas de Víctor Jara, quien aspira a convertirse en la voz de una comunidad.
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Violeta Parra está sola pero eso es justamente lo que permite hablar con los otros, que también están solos, que comparten su soledad, que atesoran sus fetiches privados del duelo y el abandono, ese universo precario lleno de imágenes brutales, hecho de palomas degolladas, libros que no se pueden volver a mirar, amantes desaparecidos en el norte, novias muertas de males inclasificables; una suerte de deterioro de la vida privada –la suya, la de todos- enumerado una y otra vez hasta la extenuación. Javiera Mena grabó, en la década pasada, un par de versiones de la autora de “Gracias a la vida”. Recuerdo que hace años en el Cellar, un domingo en la tarde, cerca del metro Los Héroes y en pleno furor de las presentaciones de Mena, cantó “Ausencia”, canción que tomó la forma de una balada electrónica que se deshacía en medio de ruidos etéreos. Era conmovedor el modo cómo el fantasma de Parra era una especie de ánima que le hablaba al público por medio de la voz de Javiera Mena. Por supuesto, había algo extraño en la versión, como si las voces de ambas se quebraran del mismo modo. En la versión original de Violeta Parra, la guitarra suena detrás y casi no se escucha, está atrapada en un rincón, es casi un susurro. La voz de la cantante, aguda, parece inundarlo todo. La lentitud con la que narra su pena solo aumenta la sensación de desolación. La versión de Mena es levemente más rápida y no hay guitarras. Los teclados y los samplers construyen un paisaje sonoro que no alcanza a despegar, como si se tratase de una música dance que nunca se acelera y que sirve para subrayar lo que dice la canción, que es una fábula sobre el abandono y la nostalgia. Recuerdo que ese día en el Cellar, Mena cantaba moviéndose suavemente y, a veces, cediendo una intensidad dramática que nunca estallaba. A veces, cerraba los ojos, como si se concentrara, pero los abría de inmediato para mirar a alguien que estaba más allá o más acá. Hay que anotar que, además, la decoración del lugar, hecha de papel celofán plateado, le daba a todo una especie de extrañeza, una suerte de singularidad que subrayaba la posibilidad que Mena -como Parra- estuviera usando la canción sólo para sí misma, en un gesto íntimo que era un modo de descubrir su discoteca ante el público. Quizás, la cita a Violeta Parra era una confesión biográfica, un secreto. Era un fantasma, un estado de ánimo. Por lo mismo, es imposible no enlazar un disco como “Primeras composiciones” (2000-2003) de Mena, con otro como “Últimas composiciones” (1967) de Violeta Parra. Mena parece comenzar en el punto exacto donde Parra cierra su camino. Disco secreto (grabado a comienzos de la década pasada pero recién lanzado el año pasado) en el que llama la atención la fragmentación de las letras, que parecen casi apuntes al natural, bocetos de un trabajo en desarrollo. Mena tantea un lugar, apunta un destino. La guitarra es su libreta de notas y la precariedad de la grabación, antes que sabotear el resultado, sugiere una especie de intimidad cálida que le da un aura a los temas.
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Aquello rearma el lazo con Violeta Parra. Escuchado con atención, un disco como “Últimas composiciones” de Violeta Parra puede ser leído como la suma de la experiencia de la cantante. “Gracias a la vida” no es una celebración sino una despedida, una lista de momentos que se abandonan antes del fin de la experiencia, de la inminencia de la muerte, de la posibilidad de la fractura. “Primeras composiciones”, por su carácter arbitrario, por sus paisajes hechos de collages, es más una especie de indagación, de tanteo. Mena detalla la curva de su aprendizaje vital. Mena se salta tres décadas de música chilena y continúa de modo natural algo que existía en la década del sesenta. Arma una complicidad ahí donde era imposible pensarla. Pero hay un gesto de actualización. Una especie de comprensión del pasado. En “Primeras composiciones” aparece “Hambre jippie”, que es un adelanto de lo que se avecina: la prefiguración de la fiesta y de la pista de baile como nuevo campo de batalla de los afectos. “Hambre jippie”, que en vivo es puro dance, pero también puede ser leída como el puente entre el pasado y el futuro, entre la tradición y el presente. Mena sabe de dónde viene, qué es lo que ha escuchado, qué es lo que la ha formado. Hace más de medio siglo Violeta Parra se perdió en el campo recopilando las viejas canciones perdidas que solo existían en tradición chilena. Solo después de eso, pudo componer las propias, pudo encontrar el lugar desde donde podía elevar su voz. Ahora, en “Primeras composiciones”, en “Ausencia”, en alguna versión de “Que pena siente el alma”, Violeta Parra le susurra al oído. Casi todo parece alejarla de ella (la voz de Violeta es aguda y la de Mena, grave; las canciones de Violeta hablan desde la experiencia de una vida completa, las de Mena de una biografía que comienza) pero justamente es eso lo que las acerca, hermanándolas a través de la distancia que es el tiempo, que no existe, que es una ficción, que es algo que atraviesa los discos y el paisaje. Vuelvo al comienzo: ahí, anotaba mi fantasía de escribir una novela sobre Violeta Parra pero me doy cuenta de que es eso, una fantasía. No tiene sentido. Hace un buen rato esa novela ya la está escribiendo Javiera Mena.
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ORDEN
La ciudad y el círculo POR JOSÉ CARPIO
El urbanista español habla sobre la importancia del círculo en el desarrollo de la ciudad y de cómo las grandes urbes han sido perceptiblemente ordenadas por este elemento básico de la geometría. Los códigos son por definición arbitrarios, productos de una dilatada negociación comunitaria que prosigue. El sistema de códigos se muestra objetivo e inocente en su uso como herramienta para la comunicación, mientras que no por ello queda vacío de intencionalidad. Sin embargo, más allá de este juego de sugestión y seducción en la comunicación entre personas, ¿pueden los códigos ordenar nuestras ciudades y, por tanto, la vida cotidiana de nosotros? ¿Y si de ello pudiera haber resultado, por ejemplo, la avenida Américo Vespucio de Santiago? Generalmente la cartografía parece reglada y precisa, como un reflejo fiel de la realidad. A veces olvidamos que nació para la colonización y la guerra. La cartografía de la propuesta, el plan del proyecto, pasa a la guerra de la convicción, tratando de evidenciar sus virtudes. Propaganda disfrazada. Arquitectos y planificadores dominamos esta tarea: nos plegamos a las convenciones (carto)gráficas en todo tipo de planos, pero los elaboramos para seducir. Trabajamos con el mensaje, con el código y con el mensaje del propio código. No son pocos los casos en que los planos de un proyecto son más interesantes que el edificio que representan. Pero, ¿cómo se trasladan las virtudes al plano? ¿A cuáles elementos gráficos rendimos juicio? La circunferencia, elemento básico en geometría, conquista toda la cultura material y codificada del ser humano: anillos, monedas, ruedas, arquitectura. Desde siempre y en todos los rincones del planeta. Al fin y al cabo, en cualquier lugar del mundo el sol es circular y también las pupilas e iris con que lo miramos. La circunferencia se asocia a lo puro y a lo místicamente perfecto, pero ¿puede aparecer ordenando el territorio a una escala imperceptible? La hipótesis es que en efecto puede, dando este salto por su condición de código de virtud sobre el plano. Hace siglos, la ciudad fortificada solía asemejarse a un círculo. Más economía que misticismo: es el que maximiza el área encerrada con el menor número de toneladas de piedra. Así, ciudades como Madrid y París, capitales de pretendidos imperios, tenderán a crecer de forma concéntrica, apoyándose sobre ejes en la dirección de sus radios. Se trata de un modelo que, 1 c31913 2 MARTIN FISCHER
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para desplazarse entre dos puntos de la periferia, exige a menudo pasar por el centro con desvíos y rodeos. Tras la destrucción de las murallas, vino el milagro. La experiencia ventajosa de un desplazamiento tangencial a través de amplios bulevares evidenció las virtudes de la movilidad en anillos. Se abrió el festival de las avenidas de ronda, anillos ciclistas, cinturones verdes, líneas circulares de metro y ferrocarril y autopistas orbitales. Un catálogo de circunvalaciones que, según el arquitecto holandés Neutelings, hoy configuran las experiencias urbanas más características: desde lo idílico a la densidad del vacío, incluyendo una nueva percepción cinética de la metrópolis y reconfigurando el concepto de vestíbulos metropolitanos. Toda una fenomenología del anillo. La virtud de la movilidad en anillos parece indiscutida e indiscutible. Madrid y París son dos ejemplos de ciudades en múltiples círculos, de ciudades codificadas donde no importa el modo de desplazamiento ni la escala a la que se plantee, ya sea intraurbana, urbana, metropolitana o suburbana. Tampoco importa si todos estos anillos son coherentes entre sí. Sólo importa que se cierre o casi para llamarlo anillo, para nombrarlo circular. Los planos diagramáticos podrán insistir en esta idea sustituyendo a veces lo que nadie, enfrentado a una representación geográfica-geométrica fiel, podría considerar un círculo. Los anillos de movilidad plantean la obsesión por un código sobre el papel que determina el ordenamiento de todo un territorio. Una obsesión unánime que se disfraza de afirmación objetiva y condiciona el día a día de millones de ciudadanos. Por eso, envuelto en su criterio de optimización planificadora, quizás el círculo como código y como obsesión permita precisamente entroncar con la esencia de lo humano, alimentando lo que podría ser una antropología de la movilidad y del transporte en el territorio.
Tren de Cercanías, Madrid
Anillo Verde, Madrid
M30-M40,M-50, Madrid
Projet Grand Paris, París
Ceinture Verte, París
BP, A86, A104, París
Tranvías, Madrid
L6 y L12 de Metro, Madrid
Murallas, Madrid
Cinturones ferroviarios y tranvías, París
L6+L2 de Metro, París
Murallas, París
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CLAVES
Una seducción natural POR RODRIGO CONTRERAS
¿Cómo romper el hielo? ¿Tener una rutina preparada o improvisar? Son muchas las teorías para seducir, es por eso que Rodrigo Contreras, de Equipo Alpha, grupo de talleres y coaching sobre seducción, habla sobre la importancia de ser natural a la hora de conquistar. No hay que andar de buitre. Esa es la regla fundamental cuando vas a un bar, una disco o quieres conocer a alguien en la calle. Las mujeres son mucho más receptivas que los hombres a la hora de conocer gente, y si te ven tirando anzuelos por todos lados no querrán picar. Es por eso que debes tener calma. Caminar, buscar, saber a quién tirar el anzuelo para que pique sin problemas. Hay gente que dice que hay que ir una tras otra, pero la seducción natural no es así. Los códigos de la seducción natural buscan que las personas nos hagamos cargo de lo que sentimos. Si quiero hacerlo, llego y lo hago. No hay por qué avergonzarse de acercarse a ella. Incluso hay veces en que la mujer lo agradece, y mucho. Todo parte cuando sientes el impulso. Un pequeño cosquilleo del cual tienes que responsabilizarte. ¿Viste una mujer y quieres acercarte? No tienes por qué temer. Lo peor que puede pasar es que se dé media vuelta y siga su vida. Al igual que tú. No es difícil dar ese paso, sólo tienes que hacerlo. Lo siguiente es decir tu verdad. ¿Qué te gustó? ¿el pelo? ¿su cara? Simplemente acércate y dile. “Hola soy Rodrigo, mucho gusto”, y conversa normalmente. Siempre con un tono sincero. Juega con tus cartas abiertas. Si vas con un tono mal intencionado te descubrirán porque las mujeres son expertas entendiendo dobles intenciones. Siempre háblales desde tu punto de vista. Es muy distinto decirle “a mi me encantaron sus piernas” que acercarse como un maestro de construcción y decirle ¡tremendas piernas! Yo pienso, yo veo, a mi me gusta. Tengo que pensar por mí. Si estoy preocupado de lo que digo, si se enojará o si se siente incómoda, estoy haciendo mal las cosas. La idea es ser natural. No hay que considerarlo como un guión línea a línea, porque no funciona. Las relaciones y las interacciones son muy dinámicas. Dependen mucho del contexto. Además hay que usar 1 JUAN DíAZ-FAES (2014)
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mucho lenguaje corporal. Hay que ser muy expresivo con las manos, usar un espacio amplio, porque así te sientes más alfa. La mujer no lo piensa pero sí lo percibe. No puedes llegar con las manos en los bolsillos y quieto. ¿Qué pensará si ve eso? ¡No es congruente con lo que le dices! Para romper el nerviosismo sobre qué decirle a la mujer existen rutinas llamadas “abridores”. Hay algunas como: “¿has visto a mi duende? ¿No? Resulta que tengo un amigo, chiquitito, feo, medio orejón”. Y apuntas al primer tipo que pase. Hay otro, en que tomas varios hielos, te acercas a alguien, lo tiras al piso y le dices: “ahora que rompimos el hielo, ¿cómo te llamas?”. Sin embargo, no existe un paso a paso porque la seducción es un juego dinámico. Puedes conversar con ella y quizás llegue un amigo, amiga o el ex pololo o se puede ir y encontrarla después. Una vez, en Bar Constitución, usé una rutina enlatada. Dos segundos después me cuenta que ya se la habían dicho. Y el que lo hizo fue un amigo que andaba en la misma. Hay muchas mujeres, pero también muchos jugadores. Superaste tu miedo. Te acercaste a ella, le hablaste. ¿Y ahora? ¿Qué converso? ¿Saco un set de preguntas? Primero mira su reacción. Imagínate que pone cara extraña, ahí intenta relajarla inmediatamente. Además tienes que conversarle de cosas que estén en su vida. No puedes llegar con una historia preparada de cosas que no le importan. La teoría de la seducción dice que los primeros 10 minutos tienes que tratarla como tu hermana chica sin importar lo rica o top que sea. El primer patrón de una mujer es justificar el qué me dice y por qué lo hace. ¿Tiene intenciones? Es por eso que debe sentirse cómoda. Una vez que la conversación fluye, recién puedes dar un paso más. Tienes que dejar que ella te cuente. Qué es lo que le pasa, si está feliz o contenta. Son dos o tres preguntas iniciales, y mientras la escuchas sacas información para hablar. Ella debe sentirse cómoda y no en un interrogatorio. Lo importante es hacerle reír: si le puedes hacer reír, le puedes hacer gemir. El hielo se rompió, la conversación fluyó y el coqueteo apareció. El resto es historia. Hay muchos que piensan que el tema es salir, conseguir números, dar muchos besos en una noche o salir y acostarse con muchas mujeres y ahí cumplieron. La verdad es que va más allá. No es un tema de rapidez sino de hacer bien las cosas. Te puedes demorar un poco más. Uno es un hombre las 24 horas al día, y no sólo cuando sales.
R SIGNOS
De la razón codificante a la escritura POR MARCELO MELLADO
Desde lo que se come, lo que se observa y hasta se vive. Todo lo que rodea a la persona está lleno de códigos y mensajes que busca descifrar en el día a día. Para el escritor chileno todos los códigos que rodean a la cotidianeidad son parte del patrimonio de la cultura urbana.
El quiebre epistemológico Los códigos nos invadieron, mucho más allá que los códigos de barra de cualquier comestible. Podríamos hablar de una voluntad de codificación. Nos referimos a esa práctica clasificatoria basada en sistemas de signos formales, como el sistema lingüístico, su sinónimo. Es un lugar común en las ciencias sociales decir que éstas tuvieron el influjo renovador de la moderna lingüística estructural que permitió en varios campos de los estudios humanísticos ampliar saberes y descubrir un nuevo modo de describir objetos de estudio. Fue lo que se llamó un quiebre epistemológico, equivalente a un cambio de paradigma. La verdad que se instaló fue que todo era lenguaje y que bastaba dar cuenta del código para conocer la realidad correspondiente. Se practica una operación epistémica clásica, la homología, la aplicación de ese sistema a otras áreas. Finalmente, esto permea el sentido común y así como hablamos de códigos para referirnos al mundo delictual, también podemos hablar de códigos amorosos o códigos de camarín, como lo hacen los comentaristas de fútbol, o de códigos sociales.
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Esto que podríamos llamar codificación obsesiva, no es otra cosa que un protocolo retórico para ejercer este dispositivo cultural de construcción de mundos. En lo personal he reciclado parte de esta jerga para mi escritura, o para el uso ficcional (o literario) del espesor semiológico cultural. Se trata de una impostura que hace uso de la jerga de las ciencias sociales y la crítica cultural literaria para cotejar u operar analíticamente y comparecer doméstica y socialmente. Lengua y territorio El mismo modelo o paradigma descriptivo lo hemos utilizado en el rediseño del territorio como eje de productividad simbólica. Cuando viví en Chiloé desarrollé un proyecto agrícola como si fuera un objeto literario o una ficción de sobrevivencia rural. En San Antonio describimos el código político municipal, como sistema perverso del ejercicio del poder local. En Valparaíso esta impostura retórica da cuenta de la ficción patrimonial que define un nuevo código urbanístico. Lo que funciona hoy es una especie de conciencia sobredimensionada de código. Originalmente se imponían
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latentemente a nivel de jerarquía oligárquicamente determinada. La crítica ideológica la hizo extensiva a un modo de observación analítica o de hegemonía de los códigos visuales. Esto implicó sofisticar la construcción de códigos. La nueva lucha de clases, por ejemplo, funciona a partir del establecimiento estético y manifiesto de códigos de pertenencia y de producción simbólica. En el uso vestimentario, por ejemplo, jamás podría usar esas poleras con cuello y rayas horizontales con la imagen de un polista o golfista que usan los cuicos, porque son propias de un sujeto despreciable para mis códigos culturales. Me refiero al UDI sport investido al modo winner gringolandés. Por otro lado, también se sofistica el manejo de un código con el procedimiento anticódigo. El narrador que suelo utilizar en los textos narrativos, como un modo de toma distancia crítica con el sentido común de la izquierda conservadora, opera con la muletilla “no hay nada más ordinario que…”, asumiendo el giro discriminatorio del enemigo oligarca y dándole rendimiento retórico literario a una crítica de la crítica. En el caso del código gastronómico, hoy todos los consumos son simbólicos, comer es un acto de cultura híper codificado, ya no hay naturaleza, sólo espíritu, mal citando a Eugenio Pereira Salas en su Historia de la Comida Chilena. Antes del colonialismo antropológico y de la sensibilidad posmo que hicieron de la gastronomía una impudicia desterritorializada, solíamos pasar de la comida festiva a las rutinas alimentarias sin mayores mediaciones, y generalmente determinado por una maternidad abnegada o de una fiscalizada servidumbre. Lo mismo ocurre con otros protocolos, además del sobretransitado vestuario y otros consumos, como el del entretenimiento. Hay un momento en que todo parece mezclarse y se hace tan heteróclito o diverso-disperso que cuesta mucho encontrar una hebra razonable o inmanente, como dicen los teóricos; ese es el punto en donde hay que reconocer los niveles de descripción. Cuando era chico veía películas de cowboy, género que me encantaba y que aún me interesa, aunque se lo ve poco, a pesar de TCM. Me llamaba la atención que los sujetos no se cambiaran nunca de ropa, más aún, el vestuario los caracterizaba como personajes. El Llanero Solitario jamás se cambió de ropa y los hermanos Cartwrights de Bonanza tampoco. Más aún, hubo una generación fílmica de vaqueros mal vestidos y aparentemente hediondos, que eran los spaguetti western que implicó una recodificación del género, lo que en el fondo no era más que una cita irónica y europea del modelo original. Con esto queremos decir que la matriz cinematográfica es una de las mayores productoras de ese logos o razón codificante en nuestro estado de modernidad.
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Por un nuevo código territorial Y ahora que todo es protocolo y pauta alfabética (o sistema lingüístico o código), lo que no significa que con anterioridad no haya habido códigos -lo que pasa es que todavía no aparecía tanto el protagonismo académico justificando su pega o, simplemente, los dispositivos de visibilidad eran otros-, tratamos, algunos, de recuperar aquella simple precodificación, quizás pura histeria originalista o alternativa. Como que los signos hiperculturales, marcados por el amor a los códigos, tiene algo de majadero, es como el porno matando la posibilidad del deseo real del objeto amoroso. Es la banalidad discriminatoria que reduce y ahorra la interrelación social y simbólica, estableciendo guetos retóricos y límites de ingreso a las zonas de poder. Hablar de códigos empieza, en nuestro medio, a parecerse al psicoanálisis en Argentina-Buenos Aires, todo un patrimonio de la cultura urbana. No compartir algún código era motivo de resta, era quedar fuera de los programas de legitimación. Frente a eso, los que solemos quedar out por falta de “ropaje” recurrimos a la conspiración, viejo código resistencial, a la vieja galería impúdica que destruye el protocolo con su voluntad de hueveo. “Codifícame este pedacito”, diría una interpelación que proviene de allá, es decir, de ese lugar anónimo, a veces artero, que descompone la escena institucional o al director del colegio que está en el podio haciendo el ridículo y que debe soportar la burla de los mal comportados. Los únicos códigos que me están llamando la atención ahora tienen que ver con las pertenencias territoriales. Los que viven en Santiago, comunicacionalmente, exhiben un síntoma inequívoca de desprecio del que tienen nula conciencia. Creen que toda la gente vive en Santiago o que todos estamos referidos a la capital, más aún, a un par de comunas, que es donde habita todo el poder político o la élites. Como dispositivo resentido y resistencial, un grupo operativo de la provincia hemos generado el movimiento “Pueblos Abandonados”, un dispositivo táctico contra la cultura santiaguina dominante. El proyecto consiste en darle un vuelco al concepto de la vieja provincia, aunque con mucha voluntad lúdico crítica. En este registro es fundamental someter a juicio crítico a los que tributan a la razón metropolitana, resucitando la clásica rebelión de las provincias contra la capital, como las revoluciones del siglo XIX en las provincias del norte y del sur. Se trata de una instancia resentida que pretende destruir el código del Chile retórico y fundar otro desde la reescritura crítica del territorio.
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REGLAS
Compórtate POR PASCUAL BRODSKY
Las normas básicas de convivencia que alguna vez reguló el Manual de Carreño ya se extinguieron. El literato compara el hoy y el ayer, demostrando que ya no se sabe cómo actuar en público. La perversión del venezolano Manuel Carreño fue que al escribir su Manual de urbanidades –inspirado en manuales franceses e ingleses que tenían por objetivo enseñar la elegancia a los nuevos ricos europeos–, importó además un sistema de la vergüenza, del ridículo y de la distinción social, un cimiento de lo que se conocería por buena educación, una forma de jerarquizar conductas que las fuerzas del orden no podían castigar pero que serían la causa del pelambre, de la mirada desdeñosa, la causa de la repugnancia y el oprobio que iban a recubrir a los que tropezaran fuera del código. Eran conductas que herían la sensibilidad de la clase altísima y del inversionista extranjero, había que barnizar a los huachos con un esmalte de civilización. De a poco, el manual se convirtió en parte indisoluble de nuestra genética moral. Pero el relajo de las formalidades produce también un molesto zumbido de ansiedad e incertidumbre, todos los han sentido alguna vez, leve pero insistente: ya no hay consenso sobre el modo de empezar una conversación o terminarla, en la calle dudamos en detenernos o no para saludar a nuestros conocidos, y es imposible prever si el saludo será con la mano, con un beso, un abrazo; nos sometemos al trance esperando que se termine lo antes posible, como si miráramos la luz al final de un túnel. Los códigos de etiqueta –como el Manual de Carreño– estaban llamados a llenar este vacío, iluminar la escena, asignarle a cada actor un personaje, una pauta estricta a la cual ceñirse con la confianza de asegurarse, por lo menos, un desplante decente. Publicado en 1853, el Manual fue un éxito editorial en todas las recién nacidas repúblicas sudamericanas, impacientes por bien encauzar los primeros pasos de sus ciudades. Santiago tenía apenas su Plaza de Armas y cinco cuadras hacia cada lado, la Alameda, casuchas de adobe, un reñidero de gallos, abundancia de cuarteles, iglesias, monasterios y conventos, viñas y potreros extendiéndose alrededor. Había cierta urgencia de enseñar a los indios a caminar por la vereda y a cambiarse la ropa al menos dos veces por semana. Respecto al uso del pañuelo, Carreño acusa, no sin razón, a quienes contraen “el terrible hábito de observar atentamente el pañuelo después de sonarse”. 1 GØREN KIZILTAS - MOTHER (2012)
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La lectura del Manual también revela que el pasado ya era mala educación preguntar la edad a un adulto, en la torta de cumpleaños se colocaba una sola vela para representar el año en que nació. Algunos escritores se han cuestionado la vigencia del famoso manual. En 1917, Joaquín Edwards Bello –un abajista traicionero de su clase, autor de “El roto”– aclaraba que Carreño no podría encargarse de los tiempos más modernos: “Así, por ejemplo, en el dichoso Manual no se dice palabra de la manera de vomitar en el salón de baile. Tampoco dice nada de la manera más decorosa de escupir en un café donde otras personas se sirven su taza. No indica, tampoco, la línea de conducta para el charlador en voz alta durante el espectáculo cinematográfico (…) ¿Qué diría del joven de frac que desocupa su vejiga en la puerta de la casa donde lo invitaron a cenar?”. Por otro lado, ciertos profesores dieron magníficas continuaciones al género de los manuales de comportamiento, como el chileno Martínez Beselga, caído en el miserable olvido, cuyas instrucciones respondían a circunstancias más autóctonas, propiamente nacionales: “Es muy incivil hacer el amor desde la calle, las ordenanzas municipales no deben consentir esos espectáculos, tan ridículos y molestos. Hacer el amor en estas condiciones es ridículo, antisocial y antidecente. Las personas bien educadas tienen mil medios para expresar delicadamente sus sentimientos. Todavía es más incivil hacer todas estas cosas a caballo. Todos estos son residuos de la antigua barbarie”. Aparte de su rigor, quizás excesivo, Martínez Beselga manifestaba suficiente sentido común en relación a los bailes privados: “No hay cosa más incivil que un joven trate de ponerse siempre al lado de su novia como un moscón. También es altamente incivil la conducta de esos casados babosos que están siempre al lado de su mujer”. Como apunte final, queremos hacer nuestra la preocupación de Edwards Bello: ya no se publican tratados como los de antaño y los manuales de autoayuda –sus descendientes más directos–, pierden de vista la sangre fría y tirantez de nervios que demanda toda situación social. Aquellos más torpes seguimos resintiendo esta carencia, con sudor de axilas y manos, tartamudeando con la boca seca, salpicando comida al hablar, disimulando manchas en el pantalón, despidiéndonos sin pagar, aplaudiendo en mitad del acto, llegando sin invitación y atascando la taza del wáter, para después salir del baño y pudorosamente retomar la conversación.
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REGLAS
Azul
POR CRISTÓBAL CARRASCO
¿Para qué aprenderse un código de 2.524 artículos si están en un libro? Carrasco relata la historia de cómo, al verse obligado, logra entender esa fascinación que todos sus profesores y compañeros tienen acerca del Código Civil. En la clase inaugural de mi universidad un profesor nos dijo que la primera respuesta a cualquier pregunta legal era “depende”. Otro profesor, meses después, nos enseñó la palabra codificación. Debió ser en agosto, en una de las primera clases de Derecho Civil. Se supone que una de las intenciones de Napoleón era unificar la legislación, y para ello creó un cuerpo de leyes generales y aplicables a toda Francia. La idea se expresó en el Code Civil francés, que no fue el primer código de la historia, pero sí el más importante. El proceso de codificación, por supuesto, siguió su curso en Europa continental y en América. El proyecto tiene cierta lógica y también algo de gracia simbólica: de una parte estaba el mundo que confiaba en el movimiento de las normas, mientras que en otra estaban aquellos que desconfiaban de la duda y apreciaban la seguridad. De este último lado está el proceso de codificación y nos encontramos nosotros, los que respondemos. Todo dicho en términos muy burdos, porque los abogados detestan las imprecisiones y se llenan de pequeñas estructuras para diferenciar cosas que para todos los demás son nimias. Pero la duda, ese nudo crónico que se ata y desata en el mundo del derecho, pareció olvidarse por un tiempo: en el Code las leyes estarían donde podrían ser vistas por todos. Sería, aparte de un mandato, algo físico para acudir. Fue algo extraño el día que entendí que debía aprenderme ciertos artículos del Código Civil de memoria. Primero, porque fue algo de lo que rehuí con elegancia durante mis años de pregrado. Segundo, porque era algo inentendible, casi contraintuitivo: si las leyes estaban en un libro, ¿para qué memorizarlas? El espíritu tras ello, pensaba, era puramente deportivo, casi una rutina antigua, como esas personas que se duchan con agua fría por las mañanas. Por último, porque no tenía ganas y sin voluntad jamás aprendería ni un artículo, ni siquiera el más corto. Pero lo hice. Para mi examen de grado, muchos años después de tener mi primer Código Civil, tuve que comprar otro. Lo llené de post-it de colores y de notas escritas en los bordes con lápiz mina. Fue un gusto adquirido. En el primer año de universidad no quise comprarlo hasta que me obligó la presión social de mis
compañeros, y después nunca lo llevé a clases. El código en su versión azul para estudiantes pesa casi un kilo, y llevarlo tres veces por semana a clases no era tanto suplicio, sino más bien, una extensión de mi desidia. Me encantaría decir que fue un acto de rebelión, pero en las facultades de derecho del mundo la verdadera rebelión es estar a favor de la carrera, no en contra. Y fue ese año, el de los post-it y de las notas, que me a interesé por el código. No diría que se hizo mi amigo, pero muchas veces lo he pensado así. En algunas ocasiones, cuando me obligaba a llevarlo a clases, lo usaba para tapar otras lecturas. Debió ser ahí cuando terminé el Rey Lear en dos clases de política económica contemporánea, o cuando leí a Paul Auster en derecho comercial, creyendo vergonzosamente que era el mejor escritor norteamericano vivo, como creen casi todos los abogados jóvenes. Ahora nunca le haría eso al código, no podría tratarlo de esa manera. Lo que cambió, pienso, fue el tiempo que pasé con él. Al comienzo me resistí, pero en esa época había muy poco a lo que uno pudiera resistirse. En ese tiempo, en el que preparaba mi examen de grado, llené las paredes de mi pieza de notas pegadas con scotch o pins de colores. Luego dibujé esquemas con flechas que iban y venían. Puse algunos sobre la pared que daba a mi cama y me quedaba dormido viéndolos, o me acostaba con fichas que luego desaparecían. Allí anotaba los artículos que quería aprenderme de memoria y que no conseguía recordar. Perdí mucho tiempo así, creyendo que jamás lo lograría. Pero un día funcionó y luego todo se hizo más fácil, hasta entretenido. Ahí fue cuando noté algo que había permanecido latente: aprenderse el código era como dominar cada una de las avenidas, calles y pasajes de un mapa. Luego pensé que eso era algo obvio de notar, porque parecía claro que los profesores lo consideraban un libro que podía ser imaginado sin tenerlo cerca. Esa es, creo, la razón por la que mis profesores se enojaban tanto cuando sus alumnos buscaban algún título desde el índice, o no sabían que el Código Civil tenía 2.524 artículos más un artículo final, o que el artículo 1.004 es el más corto. Tras esa actitud se esconde una lección: quien domina ese código es capaz de dominar lo que sigue. Aprenderlo es conocer un mundo, hacerlo suyo, y quizás por eso la fantasía napoleónica nunca estuvo pensada para los abogados, para quienes la simpleza es un defecto y la complejidad una virtud. El código, que tan fácil les hizo la vida, ya no los deja decir depende tantas veces, y por mientras, nos queda pretender que sabemos las avenidas sin revisar las guías.
1 SAVANNAH VAN DER NIET - WRAPPED UP IN BOOKS
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MENSAJES
Una silla de playa construida con una pancarta política POR BENEDICTO LÓPEZ
¿Qué hacer con las pancartas políticas cuando terminan las elecciones? El diseñador tuvo una idea: crear una silla de playa con las pancartas de las presidenciales 2013. Se habla de un total de 500 toneladas de basura que dejaron las elecciones municipales de 2010 en Chile, y en las últimas elecciones presidenciales aún no existen valores claros y propuestas de los candidatos para responsabilizarse de la basura generada. Colgados en los postes de electricidad o dificultando el paso en las veredas, la propaganda política es un problema latente cuando finalizan las elecciones. Además, las grandes cantidades de basura no cumplen su función de invitar a la gente a las urnas: en las primarias, un 60% se abstuvo de participar y sólo un 39% emitió correctamente su voto. Sin embargo, son todos los habitantes del país los que se someten a las reglas del juego democrático con todo lo literalmente sucio que este pueda ser. Si bien representamos a la minoría que votó en primera vuelta por independientes, quisimos generar este acto político desde el oficio de diseñador. Ya que consideramos que hacer política no es tan sólo ir a votar para cada elección, sino que es la manera en cómo vivimos e influimos en la sociedad desde nuestras especialidades. Proponemos un ejercicio que vincula al diseño y la política desde los recursos reales y existentes: “La silla presidencial”, una silla de playa manufacturada por artesanos chilenos y construida con una pancarta política olvidada que se convierte en basura tras las campañas presidenciales de 2013. El ejercicio comenzó diseñando la silla en conjunto con el maestro Luis Ibáñez, especialista en la construcción de sillas de playas por más de 40 años y vendedor característico en el perímetro del Estadio Nacional. Junto a él construimos una silla de playa usando todo el material de una pancarta publicitaria estándar de 2 x 1 metros, la que es capaz de soportar hasta 95 kilos. 1 ANTON BRIANSÓ
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Fueron 10 sillas construidas y cada una demoró dos días de trabajo. Durante el periodo de campaña le presentamos el proyecto a los comandos de Michelle Bachelet y Evelyn Matthei. El plan era llevar las pancartas políticas desde los acopios municipales hasta los talleres de los maestros carpinteros, generar un pago justo por su trabajo y finalmente transportar las sillas a los municipios que cuentan con alta demanda turística para ser entregadas gratuitamente a gente vulnerable, dándoles la posibilidad de arrendar las sillas presidenciales en los parques y playas. Queríamos recuperar un 50% de la basura con un costo unitario similar a la construcción de una pancarta. Sin embargo, la falta de dinero de los comandos y el alto costo del proyecto fueron los que cerraron las puertas a “La silla presidencial”. Cuando se les consultó sobre las medidas que tomarían para responsabilizarse de la basura, lamentablemente tampoco obtuvimos respuesta. Aunque los comandos no acogieron el proyecto, igualmente lo realizamos. Plaza de Armas, Paseo Huérfanos, Bellas Artes y Plaza Italia, fueron las instalaciones donde las sillas de playa buscaban a los transeúntes para que descansaran unos segundos de sus ajetreadas vidas durante dos semanas. A los niños no les importó sentarse sobre el rostro de una candidata presidencial. Era una simple silla para ellos. En cambio, los adultos elegieron la silla disfrutando el descansar sobre la imagen, comentando que esto era un acto doméstico y real en que los políticos estaban al servicio de las personas. En cambio, los carabineros no entendieron si era parte de la misma campaña, vandalismo o una instalación artística. Nos pasó que en La Moneda y Plaza de Armas los policías se incomodaron muchísimo exigiéndonos que nos fuéramos rápidamente. Ahora las sillas están guardadas esperando alguna exhibición de arte.
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SIGNOS
Comunicando sin palabras POR RENÉ PAZ
Octubre del 2010. La cara de María del Pilar Pérez, más conocida como La Quintrala, está seria. Ninguna emoción domina su cuerpo mientras es interrogada en los Tribunales de Justicia de Santiago sobre el asesinato de un joven. Sus respuestas son cortas y precisas. Todo está bajo control hasta que en la audiencia leen los daños cometidos a la propiedad de sus vecinos. De pronto, sus labios esbozan una leve sonrisa. El gusto de realizar los destrozos quedaba al descubierto. “El placer del daño a otros era irreprimible para ella”, cuenta el periodista y experto en comunicación no verbal, Rodrigo Hollmann. La satisfacción de “La Quintrala” se deja entrever por una forma de comunicación que es casi involuntaria: el código no verbal, aquella comunicación que se realiza por los canales que no usan la palabra. “Cómo hago énfasis en las palabras, cómo gesticulo mientras hablo o mientras escucho. Todo eso es comunicación no verbal y va por canales distintos en la corteza cerebral que son más primitivos”, asegura Hollmann. Es un tipo de comunicación casi inconsciente ya que se debe a la reacción frente a diferentes estímulos. “Cuando te da miedo no piensas en ‘tengo que activar los músculos superciliares, abrir los ojos, estirar la boca y endurecer el cuerpo’. Sólo lo haces”, comenta Hollmann. El Dr. en Ciencias de la Comunicación, Sergio Rulicki, acompaña la afirmación de Hollmann: “el miedo a ser descubierto, la culpa por mentir o el placer de embaucar producirán mensajes corporales que pueden detectarse”. Para una de las cosas que sirve es para promover, anticipar o potenciar actos. Así que “cuando una persona recibe el primer estímulo se produce una expresión que adelanta cuál será la respuesta más probable”, afirma Hollmann. Para entender estos códigos hay que fijarse en los gestos de la cara, en el movimiento de las manos, en la postura corporal y en el tono de la voz. “Puedes expresar nerviosismo con las manos, sin embargo la naturaleza de las emociones las muestras a través de la cara”, asegura. Así, el conjunto de los ojos, la boca y la frente hablará de cómo se siente anímicamente la persona y ayudará a identificar cuál es la emoción preponderante. Existen 7 familias de emociones que marcan al rostro: la alegría, de connotación positiva; la sorpresa, de connotación neutra; el miedo, la ira, la tristeza, desprecio y asco, todas de connotación negativa. 1 EUGENE SERGEEV
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Cada emoción tiene su respuesta en el cuerpo. Por ejemplo en el miedo. “Puedes pasar desde la preocupación hasta el pánico. En caso de pánico no podrás hablar, con temor hablarás mucho más rápido y preocupado lo harás más pausado para tratar de disimular lo que sientes”, asegura Hollmann. La mentira o inseguridad también pueden ser descubiertas. ¿Cómo te fue en la entrevista? Le pregunta un amigo a otro. Mientras él responde “que bien” sube los hombros. “El cuello es la parte más débil del cuerpo, así que cuando nos sentimos inseguros tendemos a subir los hombros para protegerlo. El inconsciente sabe que no estás seguro de lo que dices y lo deja al descubierto”, comenta Hollmann. La ansiedad o el nerviosismo pueden ser descubiertos por el tacto ya que las manos se calentarán o sudarán, proyectando lo que pasa dentro de cada uno. Además, el tacto es una de las claves de las relaciones personales. Para Teresa Baró, experta en comunicación no verbal, a través de las manos “transmitimos calidez, amor y todo tipo de sensaciones. Además nos hace más simpáticos y ayuda a romper el hielo con las personas que no conocemos, pero tiene que ser algo casual, muy suave y nada invasivo”. En la comunicación con terceros se debe tener en cuenta la distancia. Es por ello que el antropólogo Edward T. Hall catalogó cuatro niveles de comunicación según la distancia: la íntima (15 a 45 cm.), la personal (de 46 a 120 cm.), la social (121 a 360 cm.) y la pública (361 cm. en adelante. Este marco de interacción se llama Proxemia. Sin embargo, los códigos no verbales no pueden ser explicados como un recetario, sino que deben ser entendidos como la sumatoria de varios signos para saber qué es lo que dicen u ocultan. “Es como una sinfonía, tiene que haber un conjunto de gestos y señales para ser entendida. Tienes que fijarte en el conjunto, en el contexto y en la cultura”, cuenta Hollmann. Pese a que el cuerpo pueda ser controlado, de alguna manera éste hablará. Como son códigos de comunicación instintivos, el cuerpo quiere expresarse. Y ahí es cuando es posible ver quién está nervioso. La persona que oculta lo que piensa estará tensa, las manos estáticas de las cuales saldrá algún movimiento involuntario. Si se puede potenciar la comunicación moviendo las manos de arriba a abajo, subiendo el tono de la voz o mirando directamente a los ojos, también se pueden romper esas brechas con los llamados “bloqueos”. “Cuando te cruzas de brazos, manos o piernas, o miras para otra parte en vez a la persona que te esta hablando. Todo eso va a ir dificultando y poniendo barreras”, finaliza Hollmann.
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Recodificación
POR LYDIA BLASCO Y DAMIEN ANTONI
¿Crees que sería demasiado técnico producir tu propia electricidad? ¿Resultaría demasiado complicado recuperar el agua de lluvia para el consumo propio? Aunque no lo creas, existen pruebas que demuestran lo contrario. Los arquitectos hablan de su proyecto Micromachins, en el que recopilaron una serie de artilugios autoconstruidos del Sudeste Asiático. La independencia es posible gracias a los Micromachins, objetos autoconstruidos en función de los recursos disponibles que proporcionan ahorro y autonomía a sus usuarios. Son servicios asociados al agua, a la energía y al transporte que se centran en las necesidades urbanas del individuo. La palabra proviene de micro (del griego pequeño) y machins (término francés que define cualquier cosa de la cual se desconoce su nombre o éste no viene al instante a la cabeza). Una turbina generadora de energía hidroeléctrica es un buen ejemplo de un Micromachins. El principio es sencillo. Varias familias, instaladas normalmente en un medio rural, se asocian para producir su propia electricidad, puesto que adherirse a la compañía eléctrica es muy costoso. Para ello, analizan el consumo propio para fabricar un sistema que se adapte a sus necesidades. Luego se hacen con los elementos necesarios para la fabricación, en este caso una turbina con un motor y todo el cableado para una instalación eléctrica doméstica. Aprovechando a su vez el medio natural, realizan una canalización en el río que permita obtener la máxima energía potencial y cinética de la corriente de agua. Una vez realizada instalan la turbina con un dispositivo de frenado que cierre el sistema si las necesidades energéticas están satisfechas. Conectando el cableado a la turbina ya pueden disfrutar de su electricidad sin tener que inscribirse a la compañía eléctrica. A través de la investigación los Micromachins, o servicios descentralizados, han sido considerados como una nueva tipología a tener en cuenta, y por qué no, a fabricar en el mundo occidental actual. Es así como nos cuestionamos: ¿Cuáles son las necesidades básicas de cada individuo? ¿Bajo cuáles códigos productivos las satisfaremos? Los occidentales estamos acostumbrados a consumir sacando partido a las economías de escala sin atender a las consecuencias que conllevan. Consumimos sin cuestionar los efectos de esas convulsiones empresariales en las regiones productivas y, a veces, aplicamos cierta hipocresía 44
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1 BOMBA DE AGUA, TAILANDIA (2011) 2 MICRO TURBINA HIDROELÉCTRICA, VIETNAM (2011) 3 MICROMACHINS (2011) 4 RICKSHAW, INDIA (2011)
Parte de unos dibujos realizados de «Micromachins» en Asia para reflexionar y forjar herramientas de acción en ámbitos cotidianos. En Camboya, en la India, en Tailandia o en Vietnam, los arquitectos Damien Antoni y Lydia Blasco han identificado diversos «servicios descentralizados» como un modelo emergente en estos días. Como resultado de la investigación, se realizó un catálogo organizado en tres temas: agua, energía y transporte. Se entiende como servicio «descentralizado» aquel que ha adquirido diversas funciones que antes ejercía un órgano central, como podrían ser una compañía eléctrica o de aguas. Con la descentralización se otorga un mayor poder a los grupos locales, que empiezan a tomar decisiones propias sobre sus competencias.
verde que calma nuestras conciencias, pero dentro del mismo ciclo económico-productivo. Los que predican a favor de la economía de escala inducen a una producción mayor para un consumo de masas con una gran previsión de la demanda. Su funcionamiento consiste en reducir el coste medio de un producto a medida que aumenta el nivel de producción, implicando a su vez la modificación de las técnicas utilizadas, de la organización y de la especialización de las tareas. Esta lógica que en nuestro entorno consumista podría ser hasta positiva, en algunos casos podría provocar deseconomías de escala, ya que el aumento de la producción también conlleva costes que generalmente pueden resultarnos aparentemente inverosímiles: aumento de costes administrativos, burocracia, o bien, beneficiar a las industrias primarias, aumentando los costes de la materia prima o de la mano de obra, sin tener en cuenta la escalada en los costes de transporte de los productos. En el sur de Asia, lugar donde se manipula constantemente la producción para satisfacer las demandas occidentales, paradójicamente encontramos una economía de ajuste o adaptación, en la que se ahorra en lo superfluo para concentrarse en las necesidades individuales. Por ejemplo, para desplazarse no implica forzosamente poseer un vehículo propio, al igual que para rellenar la cisterna del inodoro no es necesario utilizar agua potable. Esta economía de ajuste consiste en adaptar los objetos a las necesidades específicas de cada individuo y construirlos con elementos de fácil acceso. Es una economía de ahorro, productiva y de menor consumo. La observación, análisis y dibujo de estos objetos de ámbito vernáculo, tanto urbanos como rurales, permiten imaginarnos cómo estos servicios responden al mismo tiempo a cuestiones ecológicas, sociales y económicas en ámbitos de transporte, de energía o agua que cuestionan nuestro contexto occidental diariamente. El catálogo resultante de la investigación de los Micromachins pretende ser un punto de partida para la reflexión acerca de las necesidades, y cómo éstas pueden salirse de sus normas y recetas habituales.
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CLAVES
El color elegido POR MIGUEL ÁNGEL MARTÍNEZ
Cómo es percibido el color y cómo influye en el comportamiento de las personas es objeto de estudio de publicistas, diseñadores, músicos y cineastas. Es por eso que existen empresas que se dedican a pronosticar los colores y tendencias que tendrán éxito en las próximas temporadas. Carlos siempre viste de azul. Cada día repite la misma elección de incluir algo en su vestimenta de este color. Pueden ser los vaqueros, una chaqueta o parte de la tonalidad de una camisa estampada de cuadros. También le encantan las camisas con este diseño. En nuestro grupo de amigos comentábamos varias veces, con él presente, de por qué no probaba comprar prendas de otro color. Él respondía de la misma manera a la misma pregunta de siempre: es mi color favorito. Desde pequeños aprendemos una serie de normas que compartimos con nuestro entorno: no hurgarse la nariz en público, no tocarse los genitales fuera de la intimidad más absoluta, cuándo ser agradecidos y así un largo etcétera de normas para integrarnos a la sociedad de la manera más sencilla posible. Desacatar este conocimiento supondría sufrir el rechazo o aislamiento del resto. Es esta cultura aprehendida la que condiciona incluso nuestra elección del color al vestir. En las diferentes sociedades a lo largo de la historia, los colores, por motivos históricos, culturales y religiosos, adoptaron una serie de significados que condicionaron su uso. Elizabeth Hurley se presentaba como el diablo, con un provocativo vestido rojo, ante un desesperado Brendan Fraser dispuesto a vender su alma para conseguir a la chica de la que estaba enamorado en la película “Bedazzled”. Los estilistas del filme usaron las connotaciones que tiene este color en Occidente, asociadas a las emociones e instintos básicos, para cargar eróticamente al personaje. En esta lectura la ciencia también tiene algo que aportar. Un estudio de la Universidad de Rochester, publicado por dos psicólogos, demostró que los humanos perciben al sexo contrario mucho más atractivo si viste de rojo como respuesta a sus raíces primitivas. Este resultado establece un paralelo con las hembras babuino que se enrojecen cuando ovulan, emitiendo una señal de disponibilidad sexual al macho. “Por mucho que al hombre les guste pensar que actúa de una manera racional y sofisticada ante la mujer, el estudio revela que, en cierto grado, sus 1 LIISA JOKINEN - HEL- LOOKS.COM
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preferencias y predilecciones son primarias”, declaraba uno de los investigadores, Andrew Elliot. Cómo es percibido el color y cómo influye en el comportamiento de las personas es objeto de estudio de algunas disciplinas y además se ha convertido en una herramienta esencial de muchas profesiones. Publicistas y grafistas diseñan logos que transmiten valores de sostenibilidad, confianza o modernidad. Interioristas pintan los espacios para dotarlos de energía o convertirlos en áreas de descanso. Y por descontado la industria de la moda tiene mucho que decir respecto al color de tendencia. “Think Pink!”, exclama la directora de la revista Quality Magazine durante uno de los números musicales en la película “Funny Face”. En ella, la actriz Kay Thompson, cansada de las mismas propuestas a sus lectoras reivindica el rosa para teñir todos los objetos posibles. “La gran mujer americana está de pie y desnuda esperándome para decirle qué ponerse...”, con esta frase sentencia el personaje la influencia de las revistas de moda sobre la mujer de la época. Sin embargo, ¿son las publicaciones y los diseñadores quienes eligen las tonalidades de las próximas temporada siguiente? ¿Cómo es posible que diferentes marcas coincidan en sus propuestas en pasarelas y tiendas? Desde 2008 las propuestas de marcas como Prada, Louis Vuitton, Michael Kors o Banana Republic, por citar algunas, mostraron en sus colecciones un aire retro recuperando el estilo de los años cincuenta y sesenta. Ellas volvían a los estampados florales y recuperaban las faldas tubo, mientras que ellos abandonaban la silueta “skinny” para rescatar el corte recto en trajes y abrigos y los peinados con gomina. Esta tendencia no fue casualidad. Un año antes se estrenaba con éxito de crítica y público la serie de televisión “Mad Men”, que retrata el día a día de una agencia de publicidad neoyorkina en 1960. El ojo crítico de agencias como StyleSight, WSGN o la francesa Peclers seguramente ayudaron a más de un diseñador a anticipar lo que vendría. Estas empresas pronostican las tendencias a seguir. No sólo buscan inspiración en los barrios más “cool” de ciudades como Tokyo y Londres, sino que estudian todas las novedades dadas en sectores como la música, el cine y el diseño, además de estar al corriente de todos los avances tecnológicos en el sector textil prediciendo, como si tuvieran una bola de cristal, las próximas modas y cuáles serán las más exitosas entre la gente, analizando también nuestros hábitos de consumo. Otro ejemplo ha sido el rescate de las tendencias de los noventa promovido por este “revival” en los últimos años que ocurre en
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la música. En 2011 Coldplay resucitaba el hit noventero “Ritmo de la noche” dentro de su sencillo “Every teardrop is a waterfall” acompañado de una explosión de colores flúor que inundaron las pasarelas y tiendas en los siguientes veranos. Por otro lado, otra coincidencia fue la influencia del mundo del ballet en editoriales y desfiles de moda tras la notoriedad que consiguió antes y después de su estreno la película “Black Swan” (2010), cuyo vestuario fue diseñado por la firma Rodarte. Son ejemplos de pequeñas pistas que luego se convirtieron en los “must have” de la temporada. Otros motivos que promueven estas similitudes entre las propuestas de las distintas marcas es el propio funcionamiento del mercado de la moda. Firmas y diseñadores acuden a las mismas ferias internacionales para descubrir los últimos tejidos, estampados y colores. Lógicamente esto causa el mismo efecto que cuando compras una camisa en Zara: tienes muchas posibilidades de coincidir en el modelo con otra persona. Sólo las grandes firmas que poseen gran infraestructura, tanto de producción como de diseño, pueden salir de la norma desarrollando sus propias fibras y composiciones cromáticas. Sin embargo, eso no implica que quieran distanciarse de las tendencias emergentes, ya que formar parte de éstas siempre implicará estar a la moda. Lo que se transforma en publicidad y dinero. Pero, dejando a un lado los entresijos del mercado, existe una leyenda sobre un comité de expertos desconocidos, un grupo de personas de distintos ámbitos, que se reúnen en una habitación y exponen sus propuestas de lo que serán los colores a llevar en los años siguientes. No se conocen más datos ni sus asistentes aunque algunos afirman formar parte de estas reuniones como el editor y diseñador David Shah. “Uno de nuestros miembros llegó el pasado invierno con una cesta de cebollas. Cortó una por la mitad y dijo ¡mirad qué bonito es su color!”, declaró para el medio NPR estableciendo un ejemplo de la toma de decisiones de esta cita secreta. Cómo asistir a un determinado evento correctamente, qué llevar para una entrevista de trabajo para evitar ser juzgados o no encontrar aquella ropa imaginada en la cabeza porque no es el color o prenda de moda, parecen ser demasiadas imposiciones para vestir como realmente queremos. Sin embargo, como diría la directora de Vogue, Anna Wintour, “create your own style… let it be unique for yourself and yet identifiable for others.” La sociedad y la moda pueden ofrecer una serie de opciones, pero la creatividad individual puede dar alternativas para reflejar la verdadera personalidad de cada uno. Como mi amigo Carlos.
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Mapa del género: amor, identidad, biología y expresión POR c31913
¿Qué es ser una mujer? ¿Qué es ser un hombre? Una transexual que no tiene vagina, ¿no es mujer? ¿Ser masculino es una característica exclusiva de los hombres? ¿Una mujer de pelo corto es lesbiana? ¿Un gay es algo menos hombre que un heterosexual? Cada vez que nos hacemos estas preguntas, vemos que las cosas no son blancas o negras, siempre encontramos excepciones. Tantas que, como resultado, no existe una respuesta fija, lo normal es sólo una ilusión y el resultado es un infinito de posibilidades o combinaciones. La sociedad, religión, medios de comunicación nos han metido históricamente en cajones estancos, y cuesta mucho esfuerzo y determinación salirnos de ellos. Finalmente, depende de cada uno liberarse del mantra “tienes que ser lo que tienes que ser”. El mapa del género busca una apertura de miras, una primera aproximación a algunas variables que construyen nuestro género.
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Retratos urbanos POR CARLA MC-KAY
Carla Mc-Kay trabaja con las viñetas de una cotidianidad donde la autodeterminación respecto al cuerpo no sólo marca la pertenencia a una cultura sino el modo de apropiarse de un imaginario para habitar en él. Esas fotos, que retratan el día a día de esos espacios, sus tránsitos y sus flujos, también se encargan de las biografías visuales que pueden ser sus ropas, sus cuerpos, sus pieles. El registro de los rostros y ropas evade la estridencia de lo anormal y, por el contrario, detalla la felicidad de acceder a un ritual íntimo. Hay una extraña tensión que vibra en ellas pues el maquillaje y el disfraz rompen la normalidad del fondo. La ciudad se cuela ahí, existe en el fuera de campo de las imágenes, se marca indicando el peso de la historia. Así aparecen grafitis de estudiantes, locales comerciales, muros desnudos del centro, cortinas metálicas, piletas de plazas vacías de fin de semana. Carla Mc-Kay fotografía la ciudad desde los gestos de los rostros ciudadanos: hay en sus fotos un delicado contrapunto entre el entorno y los personajes, una tensión en tiempo presente que se resuelve foto a foto. El maquillaje resulta incorporado al paisaje de modo natural. Pero en la foto ese trazado está detrás, existe en el fuera de campo de una película en la que, dichosos, participan los ciudadanos. 54
Sam Mendoza y Julio Ciudad de México, 2013
Cony y Erwin Puerto Montt, 2012
Coni Santiago de Chile, 2012
Anónimo Santiago de Chile, 2013
Anónimo Santiago de Chile, 2012
Tomás y amigo Santiago de Chile, 2012
Bárbara Rhodes Santiago de Chile, 2011
Pedro y Cota Valparaíso, 2005
El Chopo Ciudad de México, 2013
Anónimo Santiago de Chile, 2011
Anónimo Santiago de Chile, 2009
Anónimos Ciudad de México, 2012
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Eduardo Woolrich Oaxaca, 2013
Pรกgina siguiente: Anรณnimos Santiago de Chile, 2013 -Pรกginas subsiguientes: Bruno Monroe Santiago de Chile, 2013 56
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Instrucciones para usar un water japonés POR SANTIAGO RONCAGLIOLO
Solo, lejos de toda su familia y amistades, el guionista y periodista encontró en un water japonés la compañía necesaria para sobrevivir una noche y no volverse loco en un hotel de la capital nipona.
Además, mi hotel acogía una convención de empresas de inteligencia artificial. Manadas de perritos electrónicos, imitaciones de R2D2 y personas hechas de tuercas y piel sintética, deambulaban por los pasillos promocionando un futuro donde los humanos seremos innecesarios. Me hice amigo de Mai, una encantadora camarera que, si no prestabas demasiada atención, parecía de carne y hueso. Ella estaba programada con doce emociones y también podía sostener conversaciones sencillas. Todas las mañanas, al despertar, bajaba a saludarla.
Ahí estaba, en el piso 62 de un hotel que costaba dos mil dólares por noche, pagado por una revista para escribir sobre Tokio. A mis pies, una arboleda de edificios de concreto se perdía en el horizonte, con el monte Fuji de fondo. La carta del servicio a la habitación no ofrecía nada por debajo de los cincuenta dólares, pero ahí, en la ciudad más cara del mundo, esa era la menor de mis preocupaciones. Mi problema era encontrar alguien con quien hablar.
- Buenos días. Bienvenido a nuestro show room. - Hola, Mai. - ¿Ha dormido usted bien? - No. Me siento solo como un perro y sufro insomnio por el jet lag. - Me alegro mucho. Pruebe nuestro desayuno tradicional.
En el Japón, si tu teléfono no es 3G, no funciona. Y mi viejo Motorola parecía un fósil jurásico metido en el siglo XXI por una máquina del tiempo con ganas de fastidiarme.
Una noche hice lo que todo hombre hace en este tipo de situaciones: puse el canal porno. La guía de la televisión decía que se cobraría como una película cualquiera, sin especificar género. Pero aunque no hubiera sido así, aunque me hubiesen sometido a una humillación pública, lo necesitaba.
Para mayor escarnio, estaba Internet. El ancho de banda del hotel era tan descomunal que colapsó mi pequeña computadora. Era demasiada información para ella. Como si pusieras un niño de parvulario a gestionar una central hidroeléctrica. Y ese hotel era tan caro que nadie te prestaba una computadora. El huso horario tampoco colaboraba. A once horas de diferencia de cualquier lugar conocido, mis seres queridos se despertaban a la hora en que yo dormía y viceversa. Y todas las personas a mi alrededor hablaban japonés. ¿Alguna vez te has sentido solo? No. No sabes lo que es hasta que llegas al piso 62. Por suerte había máquinas. Para empezar, estaba el water. Un water japonés redefine la experiencia “inodoro”, y abre nuevas dimensiones a la percepción. Lo peor de ir al baño es llegar a ese asiento frío e impersonal, que no siente ningún respeto por tus emociones. En cambio, un lavabo japonés acoge tus posaderas en un asiento acolchado de actitud suavemente cálida, a la temperatura de tus sueños. El otro fastidio del water occidental es su individualismo. Nadie hace nada por ti. Se espera que te ocupes de todo y te vayas rápido. Un water japonés, en cambio, dispara chorros de agua que hacen el trabajo a la par que masajean delicadamente tu intimidad. Puedes descubrir partes de tu cuerpo que ni sabías que existían. En suma, nadie te ha amado como un water japonés. 1 JUANA DEL ARCO (2014)
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Mal que bien, eran mis únicas conversaciones del día.
Al principio, el porno japonés parecía reconfortantemente similar al occidental. Chico con chica y esas cosas. Los actores dedicaban mucho tiempo a algunos movimientos inesperados. Y la mata de vello de la protagonista excedía lo habitual. Pero soy tolerante con las diferencias culturales. Cuando finalmente pasaron al meollo del asunto, me preparé para una sesión de relax de madrugada. Pero para mi espanto, lo más importante de la escena resultaba invisible. En Japón, supe después, la penetración está prohibida si no se produce por amor. Y en el porno, aparece pixelada, electrónicamente borrada, anulada. Mi único contacto humano posible esa noche estaba pixelado. Presa de la desesperación, me levanté de la cama e hice lo único que me quedaba por hacer. Entré en el baño y me senté en el water. Los baños del hotel tenían un televisor frente a cada water, porque preveían que los clientes nos pasaríamos horas ahí sentados. Pero era un televisor sin doblaje, sólo de canales japoneses. El amanecer me encontró ahí, tratando de descifrar un programa de cocina.
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REGLAS
La ley del camarín POR JORGE GARCÉS
El conocido director técnico y ex mediocampista cuenta aquí, en primera persona, cuáles son las normas que ordenan el fútbol, desde la cancha al vestuario. La ropa sucia se lava en casa mejor que en la plaza, porque le pones el detergente que quieras. Esa imagen me gusta para describir lo que es el “código camarín”, sin duda el más importante dentro del fútbol. Las cosas, incluidas las que tiene que ver con las relaciones humanas, siempre deben decirse en el vestuario. Todo: del técnico al jugador, del técnico al directivo, etc. Una de las situaciones que más me desagrada es enterarme por la prensa de asuntos que uno como DT debiera ser el primero en hacerlo en la intimidad de un camarín. Una vez que se dijo todo en el vestuario se puede comentar fuera si es que deseo hacerlo. Pero lo importante es lo previo, lo que ocurre a puertas cerradas. No hay nada como mirar de frente y decir lo que sientes y piensas. Cuando dirigía a Santiago Wanderers en el 2010 le conté a un jugador lo que hablé con los dirigentes. Él lo filtró a la prensa. No tiene importancia decir su nombre, pero su traición y deslealtad me costó la salida del equipo, aunque tuviese contrato vigente por seis meses más, después de haber cumplido una tremenda campaña en el torneo de Clausura. En esas situaciones, cuando se rompe el código, no hay más que traición, deslealtad. El único que tiene derecho para hablar cuándo, dónde y con quién quiere es el hincha. La hinchada es el club, es lo más importante de una institución. Los dirigentes, los jugadores y los técnicos vamos pasando, pero la hinchada se queda generación tras generación. Siempre le digo a los jugadores que la hinchada les puede perdonar que fallen un gol, que pierdan un cabezazo o que cometan un penal. Pero lo que no puede perdonar es que no se entreguen en la cancha. Jamás. Hay que entrar a la cancha y romperse entero. Correr, luchar. Pelear cada balón, sacrificarte con un despliegue total. Todo queda dentro de la cancha. Ese es otro de los códigos importantes del fútbol. Los insultos y agresiones van de un lado a otro, pero todo forma parte del juego y se debe entender así. Con el pitazo final, todo eso queda atrás y entonces me agrada el saludo, el abrazo, incluso con los técnicos del equipo rival. En Chile, sin embargo,
esto es muy difícil. En Europa o en Argentina se abrazan y se besan. Pero acá eso no ocurre, porque es un país lleno de envidia, de resentimiento. No hay respeto. Aquí no nos queremos. Recuerdo que una vez fui a saludar a un técnico al que le ganamos y él casi me pega. Somos una real mierda como país, donde todo lo de afuera es bueno. Aquí siguen hablando de Bielsa y hablan poco de Pellegrini, que es diez veces mejor. El Toto Berizzo fue campeón en torneo corto y ya hay hasta un sándwich “Toto Berizzo” y le quieren poner su nombre a una calle en Rancagua. Me parece bien, no le quito méritos, pero en Wanderers fui campeón en torneo largo, uno de los mejores campeonatos históricos del futbol chileno, y al mes de haberme ido el gerente del club no me quería dejar entrar al estadio. ¿Hubiese pasado lo mismo si yo fuera argentino? Nunca le he faltado el respeto a nadie, excepcionalmente a Rubén Selman, quien nos robó el partido en el 2006. En ese tiempo yo dirigía a O’Higgins y disputábamos la semifinal contra Audax Italiano. Él reconoce que fue el peor partido de su historia y nos pidió disculpas después. Ganamos 4-2, pero debió ser 6-2. Selman nos anuló dos. No nos cobró un penal y nos echó un jugador. Hizo todo para que O’Higgins no ganara. Enojado, le dije que se fuera a la concha de su madre. Le pegué una patada al micrófono y me expulsaron. Aún así, no le guardo rencor, porque todo queda en la cancha. Otro de los códigos que se esgrime en este deporte es que no se puede jugar en un equipo archirrival. Pero a mí me parece que uno es profesional y hay que dejar de lado esas cosas. Por ejemplo, me identifico con Santiago Wanderers, pero he dirigido a Everton dos veces. En los clásicos porteños me tocó ganarle muchas veces a Wanderers, con sentimientos encontrados, pero siempre me han respetado. Para cerrar, me queda un código más bien personal. Que tiene que ver con los resultados de un partido. Celebro los triunfos de manera muy mesurada, y de esa misma forma sufro también las derrotas, tratando de encontrar lo que se hizo mal y analizarlo. Eso es fundamental: encontrar los errores y reconocerlos, porque de ahí parte la posibilidad de mejorar. Es como el alcohólico. El tipo que se va solo a un centro de rehabilitación porque tomó la decisión de hacerlo, se mejora. Pero a aquel que lo toma la familia y lo lleva a la fuerza, a los dos días se arranca por la ventana… Cuando tú sabes que estás equivocado y lo reconoces y tratas de encontrar el o los caminos para rectificar esos errores, vas a estar mucho más cerca de alcanzarlo. Y en el fútbol, lo veo de esa misma manera.
1 ESTÚDIO DELASDUAS - TUDOJUNTO (2013)
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cuento de verano DIRECCIÓN Y GUIÓN RODRIGO MARÍN, MATIAS MONTECINOS ACTORES JAVIERA SILVA, CAMILA ROESCHMANN, EDMUNDO LAZO ONELL PRODUCCIÓN MINERVA SEGOVIA, MACARENA DUPRÉ FOTOGRAFÍA Y CÁMARA MATÍAS MONTECINOS ASISTENTE DE CÁMARA HERNÁN PALMA MONTAJE FELIPE GÁLVEZ SONIDO FRANCISCO INFANTE
Dos jóvenes mujeres descubren el amor en un cálido día de verano. 64
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Lieve FOTOGRAFÍA JAVIERA EYZAGUIRRE MAQUILLAJE Y PELO ALE DEL SANTE VESTUARIO NATALIA SCHWARZENBERG MODELO LIEVE DANNAU AGENCIA ELITE
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Vestido Versace en Sarika Rodrik Cartera Stella McCartney en Sarika Rodrik Accesorios Aristocrazy 74
mermaid couture Una editorial inspirada en la mezcla de recursos digitales e imágenes clásicas en una historia acuática, que a través de códigos marinos y digitales, caracteriza la tendencia estética “Sea Punk”, para crear un imaginario de la sirena moderna del siglo 21, bajo la influencia de los errores digitales y la desfiguración de la imagen. FOTOGRAFÍA CLAUDIO ROBLES DIR. CREATIVA Y DE ARTE TOMÁS MEERSOHN PROD. DE VESTUARIO ESTEBAN POMAR MAQUILLAJE MELANIE TETZNER VESTIDOS Y CARTERAS, SARIKA RODRIK ACCESORIOS, ARISTOCRAZY
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Vestido Versace en Sarika Rodrik Accesorios Aristocrazy 76
Vestido Marchesa en Sarika Rodrik Accesorios Aristocrazy 77
Vestido Versace en Sarika Rodrik Accesorios Aristocrazy 78
Vestido Versace en Sarika Rodrik Accesorios Aristocrazy 79
Vestido Versace en Sarika Rodrik Accesorios Aristocrazy 80
Vestido Versace en Sarika Rodrik Accesorios Aristocrazy 81
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Vestido Versace en Sarika Rodrik Cartera Givenchy en Sarika Rodrik Accesorios Aristocrazy 83
transgenia FOTOGRAFÍA GABRIEL SCHKOLNICK DIRECCIÓN DE ARTE SALDAÑA+LECHNER CÁMARA MATÍAS MONTECINOS MAQUILLAJE IVÁN BARRÍA VESTUARIO 12-NA PROD DE VESTUARIO CECILIA CHECA ASISTENTES JONATHAN ZAMORA, DIEGO GALAZ, ALEJANDRO GÁLVEZ, ROBERTO OLIVARES PRODUCCIÓN MINERVA SEGOVIA POSTPRODUCCIÓN PATRICK SAINT-JEAN EDICIÓN DE VIDEO KALEIDO MODELOS REGINA, NICOLÁS, CONNY
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fuerte elegancia Todo partió con una crisis existencial. Fui un adolescente muy femenino y no me importaba nada. Pasó el tiempo y entré a estudiar peluquería, donde de a poco me quité el look ambiguo. Compré ropa de hombre por primera vez. Me gustaba estéticamente el look, pero nunca logré verme totalmente masculino y tampoco me sentía cómodo así. En ese momento explotó la crisis. Me veía como nunca quise y lo hacía por la aceptación de otros. Medité y noté que lo que más me incomodaba era el rechazo de los homosexuales frente al comportamiento y look femenino en un homosexual. Fue ahí cuando me interesé en mostrar el look que llevamos y qué mejor que hacerlo con algo que me gusta tanto como la moda. Entonces contacté a chicos que llevasen en su día a día un look andrógino y ambiguo en vestimenta. Desde ese momento todo cambió. Cuando conocí a los chicos noté que teníamos en común el gusto por la moda y la estética y que queríamos vernos totalmente femeninos. No queríamos ser mujeres, sólo hombres femeninos. Usar ropas femeninas y explotar nuestras facciones y rasgos. Todos tenemos características andróginas en nuestro look y es por eso que nunca logramos vernos masculinos. Entonces se me ocurrió la idea de crear el colectivo Fuerte Elegancia para demostrar que hay un intermedio entre ser un hombre masculino y ser una mujer. Buscamos señalar que es un género diferente. No queremos gustarles sexualmente a los gays. Buscamos aceptación y respeto de ellos. La verdad es que nosotros, los femeninos o “maricones fuertes” -llaman fuertes a los gays musculines y/o muy varoniles, de ahí proviene el nombre “Fuerte Elegancia”- somos los que cargamos en las espaldas la homofobia y discriminación de Chile. TEXTO AXEL SOTO FOTÓGRAFO PAMELA ALBARRACÍN MAQUILLAJE Y PELO AXEL SOTO MODELOS AXEL SOTO, BRUNO ROMERO, STEVE GODOY, LUCA ABADIE
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GASTRONOMÍA: ENTREVISTA A DIEGO PRADO, CHEF
Cocinando con descartes POR EQUIPO MALAMAG
Escamas de pescado o tallos de brócoli. Estos son algunos de los elementos con que cocina Diego Prado. Formado en el Noma (Dinamarca) y Boragó (Chile), el chef decidió seguir su propio rumbo, para presentar una propuesta innovadora e insolente: cocinar con lo desechable. Antes trabajaba en taller DeRaíz, hoy arma su proyecto personal: Prado Taller. MALAMAG: ¿Cómo nace la idea de cocinar con lo desechable? DIEGO PRADO: Siempre me ha gustado usar el producto completo. Si vas a La Vega ves una cantidad monstruosa de comida desperdiciada como tallos de brócoli, hojas de betarraga o de zanahoria. En otras partes del mundo eso es comida que se ocupa para muchas cosas, como en Dinamarca que se pelean por las hojas de coliflor. Si uno toma un cerdo ocupa los huesos para el caldo, la cabeza para el queso de cabeza, el solomillo para la plancha, etc. Pasa lo mismo con los vegetales. Se puede comer el tallo del brócoli como un palmito, sus hojas se pueden hacer tortillas, ensaladas o guisos. M: ¿Cuáles códigos guían tu cocina? DP: Me gusta que sea simple usando cosas inusuales. No me gusta buscar productos raros porque sí, sino que me centro en ciertas partes de los productos que no se ocupan para darles el valor que se merecen. Como por ejemplo, usar muchas hierbas silvestres y comestibles o frutas desperdiciadas como manzanas botadas por todos lados en Santiago. M: ¿Cuál plato es el que más recuerdas? DP: Algo que he trabajado bastante tiempo: escamas y piel de pescado. Cocino un bilagay a la plancha y frío sus escamas por separado. Esto acompañado de puré de porotos granados. Lo recuerdo porque es muy complejo que las escamas queden crocantes y agradables. Con los vegetales es mucho más fácil. Las hojas de coliflor o brócoli cocinadas en mantequilla quemada con pescado quedan maravillosas. M: ¿Qué quieres dar a conocer? DP: Quiero que la gente sepa que se puede cocinar con hierbas silvestres o productos “desconocidos”, no como algo exclusivo, sino como algo cotidiano que está al alcance de todos porque son productos que desperdiciamos normalmente. Busco sorprender para que la gente pase un momento increíble comiendo platos que no se imagina.
M: ¿Por qué buscas lugares poco comunes para realizar tus encuentros? DP: La idea es descontextualizar porque una cena formal en una playa, en una azotea o en viveros de plantas, marca una diferencia en la experiencia de comer. La próxima será un almuerzo en un vivero de plantas donde se recibe a la gente con un paseo y pequeña “clase” sobre las plantas que ahí se cultivan. Siempre la comida está enfocada a productos 100% chilenos y productos que la gente no consume normalmente o un poco más “osados”. M: ¿Por qué te gusta descontextualizar? DP: Es fundamental crear espacios distintos fuera de los restaurantes para tener una experiencia más transversal. Cuando viajas es todo distinto. Imagina tener un almuerzo impecable con garzones y un menú de degustación, pero en medio del bosque o la playa. Nos preocupamos que sea todo perfecto. Por ahora lo hacemos una vez al mes en distintos lugares de Santiago, pero trataremos de hacer en alguna playa o bosque, pero es más difícil porque habría que cobrar más, y la gente no está tan dispuesta. M: ¿Cuáles han sido los lugares más extraños donde has hecho tus cenas? DP: En Taller De Raíz hicimos una cena en el estacionamiento subterráneo de una clínica, bastante feo por lo demás, donde estaban montadas las mesas impecables con toda la decoración. Fue una cena complicada. M: ¿En cuál proyecto estás actualmente? DP: Ahora estoy formando mi propio taller que se llama Prado Taller, donde seguiré haciendo asesorías, cenas y almuerzo privados en distintos lugares. También con mi novia estamos armando su dulcería llamada Fiol Dulcería, que hasta ahora funciona como una página de Facebook.
1 ROBERTO OLIVARES 2 MAURICIO CANCINO 1
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ARTE
Oscuros retratos de la realidad EQUIPO MALAMAG CONVERSA CON JOEL-PETER WITKIN
Era domingo. Tenía menos de 10 años y caminaba rumbo a la iglesia junto a su hermano gemelo y su madre. De pronto un choque automovilístico ocurre a unos metros de distancia. El pequeño Joel-Peter soltó la mano de su madre y corrió a ver lo que pasó. Cuando llegó al lugar, la cabeza de una niña decapitada rodó a sus pies. Él solo quería tocarla y conversar con ella, pero no pudo. Con sólo unos pocos segundos la escena ya había marcado a Witkin. Una escena macabra que para varios podría ser un evento traumático. Un pasaje directo al psiquiatra más cercano y un clavado directo a una piscina de pastillas. Pero no. Para Joel-Peter Witkin fue lo que marcó su temprana fascinación por los muertos. Joel Peter-Witkin es un fotógrafo norteamericano nacido en New York. Trabajó como fotógrafo en la Guerra de Vietnam entre 1961 y 1964. Tres años más tarde trabajó freelance y se convirtió en el fotógrafo oficial de Citys Walls Inc. Luego estudió escultura en la Cooper School Of Fine Arts de Brooklyn donde consiguió un título en artes en 1974. Terminó sus estudios en la Universidad de Nuevo México en Albuquerque donde obtuvo su Master en Bellas Artes. A continuación se destacan algunos fragmentos de su conversación con Malamag.
1 ÁLVARO PUENTES (2013)
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STORY FROM A BOOK París (1999)
“Con mi arte quiero desafiar a las personas para que se entiendan a ellos mismos, para que sepan cuál es el propósito de la vida y cuál será su contribución en este mundo”. 106
NEGRE’S FETISHIST París (1990)
“Mi trabajo muestra la condición humana en este tiempo, en el pasado y los problemas realistas del futuro. Busca entender el tiempo en el que vivimos y saber qué es lo que pasa en la justicia social y en la realidad”. 107
COURBET IN REJLANDER’S POOL Nuevo México (1985)
“Espero que el poema, mi poema, no termine. Incluso si termina no depende de tí, no de mí. Eso es providencia. Eso es creer o no en las fuerzas”. 108
CUPID & CENTAUR (1992)
“La tarea de un artista debería informar, iluminar y reflexionar sobre el propósito de la vida”. 109
ILUSTRACIÓN
Código de Hammurabi POR PABLO LUEBERT
Era un código bruto. De esos que te castigan por mentir, robar o actuar negligentemente. El miedo era la arma más grande con que el código de Hammurabi, basándose en la Ley de Talión con su premisa del “ojo por ojo, diente por diente”, reguló la vida de las personas, usando la muerte como la pena más común a los delitos. Fue elaborado por el emperador babilónico del mismo nombre en 1.760 a.C. y es uno de los conjuntos de leyes más antiguos de la historia que regula la convivencia de las personas. El código, por ejemplo, dictamina que si un señor acusaba a otro de ser un homicida y nadie lo podía probar, el acusador sería castigado con la muerte. O si alguien era atrapado ejerciendo el bandidaje recibirá la muerte. También queda de manifiesto que si un hijo golpeaba a su padre se le amputaría la mano.
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Para sorpresa de quienes lo escaneaban, ellas estaban vestidas con diminutas prendas.
TECNOLOGÍA
Quick Response POR EQUIPO MALAMAG
Ojeando una revista o mirando carteles en la calle. Muchas veces te encontrarás con un cuadrado negro ilegible. Un garabato sin orden lógico aparente que parece más un error de impresión que un enlace de contenidos. Ese es un código QR, un cuadrado que se convierte en un puente entre una hoja de papel y un video en internet. Pero, ¿qué es un código QR? Imagínate que es un candado digital que contiene mucha información, y que la llave es una aplicación de tu celular. El código es escaneado por la aplicación, la que inmediatamente te redirige a la información que está en internet como un sitio, sesiones fotográficas o un video. Es por eso que se ha convertido en un valor agregado para revistas y campañas de publicidad, ya que en internet se expanden los límites que tiene el papel. Este código nació en una de las ciudades más tecnológicas del mundo: Tokio. La empresa que lo creó fue Denzo Wave, una compañía subsidiaria de Toyota, con el fin de registrar los repuestos en la fabricación de vehículos. La idea era agilizar el trabajo de la industria, ya que así contarían con mayor información en los diferentes procesos productivos. Y fue tras el problema de las vacas locas en Japón que la industria alimentaria también se metió a este mundo codificado. Las demandas de los consumidores, quienes pedían mayor transparencia en todo el proceso productivo de los alimentos que llegaban a sus mesas, hizo que el QR se convirtiera en un medio indispensable para fiscalizar estas etapas. Sin embargo, hoy no se usa sólo en los procesos industriales. Podemos encontrarlos en el día a día. En una revista, en una tarjeta de presentación o en un cartel en la calle, y todo por una simple razón: la masificación de los smartphones. Sólo basta con tener un celular con cámara integrada, descargar una aplicación para decodificar el QR (que son gratuitas) y así accederás a todo el material disponible.
En Corea del Sur también innovaron con estos códigos. Aprovechando la gran afluencia de personas que tiene el metro, la cadena de supermercados Tesco, que ocupaba el segundo lugar en el país, puso un supermercado virtual en las estaciones de metro a través de posters de góndolas con sus productos con códigos QR. La idea era aumentar las ventas sin crear nuevos supermercados ni contratar más gente. De esta manera la gente que pasaba podía escanear el código QR de una bebida o un pedazo de carne, para que luego el paquete llegase a su hogar. ¿El resultado? La cadena subió en un 130% sus ventas online. Como una campaña de marketing para promocionar su nuevo champú, en Tailandia la marca internacional Unilever le cortó el pelo a unos modelos con un molde de QR en su nuca. Cuando escaneaban el QR en la cabeza el smartphone se redirigía inmediatamente a la página del champú Clear. El recibimiento de la campaña fue tal que 10 millones de tailandeses se metieron a investigar el nuevo producto. Se aumentó en un 400% el flujo a la página del nuevo champú. Para crear uno no es necesario ser un experto en el manejo de computadores ni tener conocimientos sobre programación. En internet, páginas como Kaywa, MSkyNet o Invx facilitarán todo. Sólo entra a uno de esos sitios, ingresa el contenido que deseas insertar, como una dirección URL de un video, clickeas en crear, ¡y listo! ¿Y qué pasa con el código de barras? ¿Es lo mismo? Sus inicios son bastantes similares, ya que el código de barras nació para agilizar la lectura de cajas y evitar los errores de digitación en la industria del retail. Pero este código tiene problemas: la poca información que contiene, ya que puede almacenar como máximo 20 caracteres alfanuméricos, y la poca capacidad de corrección de errores, es por ello que es normal ver a la cajera de un supermercado pasar un producto una y otra vez frente al lector hasta finalmente conseguirlo. A diferencia del QR, el código de barras se lee en una dirección, de izquierda a derecha, por lo que la información que puedes almacenar es muy restringida.
¿Te imaginas encontrar uno en el cementerio? Raro pero cierto. En Japón pueden ver fotos, videos y textos mientras acompañan a sus difuntos en los cementerios. Por otro lado, Victoria’s Secret se la jugó de otra manera. Como parte de una campaña puso a su modelos tapadas solamente con los códigos QR, diciendo que para ver la foto sin censura debían de escanear el código. TERADADESIGN ARCHITECTS - N BUILDING (2009)
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Anatomía del código QR Lo principal de QR (del inglés quick response o respuesta rápida en español) es su capacidad de almacenar hasta 7.089 caracteres numéricos, 4.296 caracteres alfanuméricos, 2.953 bytes binarios y 1.817 caracteres kanji. Además es un código bidimensional, es decir, se lee de arriba a abajo y de izquierda a derecha, lo que le permite ser descifrado hasta con un 30% de daño. La lectura en dos direcciones le otorga la capacidad de contener mucha información en un espacio reducido. Es de rápida lectura ya que contiene cuadrados en tres de sus esquinas que permiten saber la posición del código inmediatamente. No importa su posición, estos cuadrados harán que puedas leer el código en 360°.
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TENDENCIAS
del código al objeto Somos parte de la era digital que día a día crece a pasos agigantados. Nuevas tecnologías están abriendo un campo de diseño en el que se hace una combinación entre el pensamiento humano y una máquina, creando posibilidades infinitas de innovación. Desde objetos utilitarios a piezas de arte en impresoras 3D, ensambles de madera a través de corte láser y muebles realizados en máquinas CNC. Todo a través de un código digital. Rendimos tributo y destacamos en este espacio el proceso de fabricación de los objetos. Exhibiendo productos que son 100% elaborados bajo procesos digitales y otros que mezclan el proceso digital y manufactura especializada.
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1 Unfold - Ceramic 3d printing unfold.be 2 Daniel Widrig - Brazil danielwidrig.com 3 Wearable Planter - Icosahedron wearableplanter.com 4 Tom Dixon - Etch Shade Copper tomdixon.net 5 Iris Van Herpen - Capriole irisvanherpen.com 6 Cubertería Eragatory - Isaie Blogch eragatory.blogspot.com 7 Royal Mahuida - Gt2p gt2p.com 8 Concealed layers of product life – Renee Verhoeven reneeverhoeven.nl 9 Sebastián Errázuriz - The Rock 12shoesfor12lovers.com
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MÚSICA
Breaking the codes POR DJ HAITÍ
Las canciones y discos que suenan alguien las tuvo que inventar. Alguien tuvo que alejarse de los códigos cotidianos musicales, de esos que estructuran la creatividad del artista, para acercarse a nuevas esferas, y por ende, a nuevos ritmos. La creación de nuevas tendencias marcan un antes y un después en lo que será la industria musical, es por ello que Dj Haití habla sobre algunos artistas y grupos que rompieron con lo establecido para crear sus propios códigos.
Kraftwerk “Autobahn”
Bob Marley “Jamming”
Este grupo alemán estuvo integrado por músicos adelantados a su época. Incluso inventaron sus propios instrumentos. Lanzaron su álbum “Autobahn” en 1974, mientras el mundo se estimulaba con las cabelleras largas, guitarras y psicodelia progresiva. Ellos aparecen con su electrónica pop sintética impecable, abriéndonos los ojos de lo que sería en el futuro la música electrónica. Por las experimentaciones realizadas son considerados como los padres de la música electrónica. En enero de 2014 Kraftwerk recibió el Lifetime Achievement Award, Premio Grammy honorífico por toda su carrera.
En el año 1978 Jamaica pasaba por una guerra civil y descontento social. Por ello Bob hizo un concierto gratis el 22 de abril de aquel año en el Estadio Nacional de Kingston para promover la paz entre el Partido Nacional del Pueblo y el Partido Laborista de Jamaica. Cuando sonó “Jamming” en el concierto, el cantante unió a Michael Manley, del Partido Nacional, con Edward Seaga, su principal opositor del Partido Laborista. El músico juntó las manos de los dos rivales políticos y dijo su mítica frase “One Love”. Bob rompió los códigos y unió a toda una nación a través de la música.
Gonzalo Martínez y sus Congas Pensantes “Cumbia triste” Este fue un proyecto conformado por Jorge González, Martín Shopf y Argenis Brito que no duró más de un año (1997-1998), pero sólo les bastó ese tiempo para adelantarse a la moda y ser los pioneros en quebrar códigos con la mezcla de música tropical y la electrónica, estilo que años más tarde se convertiría en una tendencia musical, todo lo que hoy llamamos Electro-Cumbia, Tropicalbass y sus derivados. Otra bandas que contribuyeron a esta tendencia fueron Mambotur y Sr Coconut.
Florcita Motuda “Pobrecito mortal” Florcita Motuda, hombre nacido en Curicó en 1945, es unos de los precursores del funk, surf rock y el pop en Chile y llegó mágicamente a romper con todos los códigos de la realidad en que se vivía en el Chile del 77. Se hizo de un nombre y quebró todo un paradigma musical en el Festival de Viña y el de la OTI. Con una voz carraspeada hipnotizó a través de cambios de betas orquestales y mensajes potentes pero satíricos, donde él presagiaba la venida de los ochenta como si fuese un Mesías. “Pobrecito mortal, si quieres ver menos televisión descubrirás que aburrido estarás por la tarde”, recitaba una línea de la canción.
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Playlist DJ HAITÍ
1. Martin Denny – Exotica 2. Kraftwerk - The Robots 3. Herbert - In the kitchen 4. Vladimir Ussachevsky - Wireless Fantasy 5. Grandmaster Flash - The Message 6. Korla Pandit - Misirlou 7. A Guy called Gerald - Voodoo Ray 8. Dr. Buzzard’s Original Savannah Band - Sunshower 9. Afrik - Fanfarria 10. Laid Back - Bakerman
CINE
Una identidad de sueños, recuerdos e imaginaciones POR PABLO SANTIDRIÁN
Las constantes luchas entre la verdad y la ficción y de cómo los sueños adquieren más preponderancia que la realidad. Eso es lo que explica en esta ocasión el director y guionista español, sobre los códigos de la filmografía de Michel Gondry. Si hay algo difícil de recrear es aquello que nunca ha existido, o aquello que tiene tantas formas como personas que la definen. Recrear lo intangible ha sido (y es) la especialidad de Michel Gondry. Su filmografía se mueve entre todo aquello que siempre quisimos que pasase pero nunca llegó a suceder. Sus historias están llenas de una nostalgia triste pero bonita. Sus personajes están definidos por lo que recuerdan, lo que imaginan y lo que sueñan. La tendencia a conservar los buenos recuerdos y a olvidar los malos es el eje central de “Eternal sunshine of the spotless mind” (2005), la película con la que Gondry llegó a conectar con el imaginario de medio mundo. Sus protagonistas, Joel y Clementine, deciden borrar sus recuerdos dolorosos para olvidarse mutuamente. En el proceso, no sólo se practican una lobotomía amorosa, sino que pierden parte de su identidad. Cuando deciden poner fin a este proceso, la película nos regala las escenas más tiernas del pasado de la pareja protagonista. Como pasa con el resto de humanos, su percepción del pasado está deformada. Es un pasado del que sólo recuerdan los momentos bonitos, un pasado donde lo negativo ya no tiene cabida. ¿Cómo de algo tan subjetivo, profundo y particular como son los recuerdos, los sueños o la imaginación se puede crear una conexión con el espectador? El imaginario creado por Gondry es tan cercano que al decodificarlo lo puedes tocar, te puedes identificar con él aunque no sea de su propiedad. Su fantástico mundo de papel, cartón y stop motion es aceptado por nuestra mente como eso a lo que la imaginación debe parecerse. La lucha entre imaginación y realidad es retratada en “The science of sleep” (2006), en la que Stéphane (Gael García Bernal) sufre serios problemas para trazar una línea divisoria entre ambas. Su mundo de ilusión es su vía de escape: un lugar donde reflexiona sobre la vida, donde tiene una 1 C31913
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segunda oportunidad y donde define quién quiere ser. Mientras, la realidad es todo aquello sobre lo que no tiene control alguno. En el caso de “The science of sleep”, la habilidad de Stéphane de vivir en un mundo de sueños es, al final, una maldición. Gondry lleva a la pantalla los sueños y los destripa formalmente, creando una serie de códigos que todos compartimos e identificamos de alguna manera. De este modo, el espectador vive la película como si estuviese en un sueño: en un momento está inquieto y al siguiente conociendo el amor de su vida. Viajamos seis años en el tiempo hasta 2013, cuando Gondry lleva al cine L’écume des jours, la novela de Boris Vian. En este film, la barrera entre imaginación y realidad ha caído por completo, dejándonos a la deriva en un mundo paralelo. La narración se va oscureciendo a medida que la historia de amor de la pareja protagonista empieza a deteriorase. El mundo de fantasía presentado al principio se viene abajo, quedando una realidad desoladora, una realidad contra la que no es posible luchar, como la de “The science of sleep”, y una realidad que sólo deja recuerdos sesgados y subjetivos del pasado, como la de “Eternal sunshine of the spotless mind”.
DESTINOS
Un océano de viviendas En esta oportunidad el colectivo de artistas urbanos Boa Mistura reflexiona sobre uno de los proyectos que realizaron en Brasil en el año 2012, donde la participación es el código básico para cambiar un espacio de la ciudad.
Sobre un cerro al noroeste de São Paulo se encuentra el barrio Vila Brasilândia, una favela donde las calles se convierten en laberintos. Al igual que todas las favelas de Brasil, se construyó bajo una ocupación del cerro y su crecimiento se logró gracias a la autoconstrucción de los pobladores. Las favelas no pagan impuestos por ser ocupaciones ilegales, por lo que no son sectores beneficiados con servicios básicos como el saneamiento, agua, luz, transporte público y equipamiento. Estructuralmente, Vila Brasilândia crece respondiendo a la silueta de los morros en los que se emplaza. Además, entre las casas aparecen callejuelas que facilitan el acceso a ellas. Estas grietas se conocen como “becos”, en los tramos llanos, y “vielas”, en los tramos de escaleras, y son las verdaderas articuladoras de la vida interna de la comunidad y las que conectan la parte baja con la parte alta del morro. Es por esto que armamos “Luz nas vielas”, un proyecto de arte urbano que pintó las callejuelas de Vila Brasilândia para usar el arte como herramienta de cambio e inspiración. Las callejuelas sirven de elementos conectores en el tejido de la ciudad, por lo que invitamos a los habitantes
del lugar a pintar las calles y escribir mensajes en ellas. Al final los mensajes escogidos fueron “Beleza”, “Firmeza”, “Amor”, “Doçura” y “Orgulho”. La participación e implicación con la comunidad en cada una de las intervenciones fue el código determinante para el potenciamiento de la relación entre el morador con el entorno. Esto ayudó a cambiar la percepción del lugar y la manera de relacionarse con él. Para pintar el suelo tuvimos que limpiarlo. Y lo que era un espacio lleno de residuos y basura, se convirtió en una zona que se habían apropiado. Uno de los días sorprendimos a uno de los vecinos limpiando las cacas de un perro, cosa que nunca había pasado. De pronto les encantaba el lugar y lo cuidaban. Vivimos entre el 14 y 16 de enero de 2012 en la favela con la familia Gonçálves, así accedimos al contacto directo con la comunidad. Poco a poco compartimos y embellecimos mano a mano en el proceso de transformación. Y, de forma espontánea, modificamos la relación del morador con el espacio público y su propia vivienda. Generando así nuevas empatías con el lugar.
Brasilândia, o también llamado Vila Brasilândia, pertenece al distrito del mismo nombre y se encuentra ubicado en un barrio de la zona norte de São Paulo, Brasil. Este barrio es reconocido por ser el lugar de nacimiento de la Escuela de Samba “Rosas de Oruro”. El proyecto de Boa Mistura se realizó entre el 14 y 16 de enero del año 2012. Los resultados del proyecto se expusieron en São Paulo durante la “Virada Sustentável” el 4 y 5 de junio de 2012. El distrito donde se ubica el proyecto se caracteriza por la mínima infraestructura, carreteras estrechas y aceras inadecuadas.
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Inicialmente la reacción fue de sorpresa pues no estaban acostumbrados a que gente de otros lugares se adentre en este tipo de comunidades. Pero una vez que empezamos a conversar con ellos primero, y a pintar después, nos sentimos como en casa. Todas las puertas se abrieron y experimentamos una hospitalidad y un cariño inolvidable. Es la gente quien construye los hogares, y nosotros sentimos que allí tenemos uno. Hemos querido instalarnos en la favela, diseccionarla, olerla, vivirla, quererla. Para entender la confluencia de aspectos sociales, económicos y urbanísticos. Y descubrir como principal valor socio-cultural la tolerancia, hospitalidad y hermandad dentro de la comunidad, independientemente del color de su piel o su creencia religiosa. El proyecto responde a la complejidad espacial del cerro donde está la favela. Para pintar los mensajes en las callejuelas usamos una técnica llamada anamorfismo, la cual es una deformación reversible de una imagen realizada con el reflejo de un espejo curvo. La característica que tiene es que obliga al espectador a pararse en un punto preestablecido para leer el mensaje de manera correcta, por lo que al detenerse las palabras aparecen e invitan a reflexionar al transeúnte. De fondo tienen un color que cubre a todos los materiales por igual, democratizándolos. Así la experiencia se convierte en un instante congelado en el subir o bajar del morro. En el resto del trayecto todo se desordena y de la palabra sólo queda un paisaje de planos abstractos. Los resultados del proyecto se expusieron en la ciudad São Paulo durante la “Virada Sustentável” en el 4 y 5 de junio de 2012. Realizamos esta iniciativa gracias al patrocinio de la Embajada de España en Brasil y la colaboración de Singapore Airlines, Montana Colors y el Centro Cultural Español en São Paulo.
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cómo saber cuándo tener sexo POR AMELIE LEEHAUS FOTO DE MAFALDA SILVA
Nos besamos por primera vez en el patio trasero después de días de coqueteos. La noche nos cubre con un hermoso cielo estrellado sobre el pequeño sofá en donde nos recostamos, y mi estado romántico sólo se atenúa por el viento frío y por el limitado espacio de nuestro colchón. “¿Por qué no vamos a mi pieza?”, sugiere él. Acepto y nos movemos. Al llegar a su pieza se desnuda inmediatamente y busca un condón en su mesa de noche. ¡¿Tan rápido?! pensé sorprendida. ¿No se supone que nos besemos un rato más y nos acomodemos? “Eres directo”, le dije. Lo tomó como un cumplido. Tiramos y el sexo no estuvo bueno. Pensé que fue malo porque no teníamos conexión. Pero no. Él me mató las pasiones cuando creyó que se acostaría conmigo apenas entráramos a la habitación. No es que el sexo no sea una opción para mi. Claro que soy consciente que cuando dos adultos se besan en una pieza sin ser molestados, el sexo es un resultado muy probable. Pero no es un mandato, y si me siento presionada pierdo el interés. Él no me violó, ni dios lo quiera. Quizás es cultural. Una cuestión de diferentes códigos y expectativas de cómo las cosas deben ser naturales y cuáles acciones toman mayores connotaciones. Soy alemana y él, argentino.
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Tomando en cuenta mi formación profesional en comunicación intercultural noté que la cama es un área interesante para la aplicación. Entonces, aquí va: quizás desde su punto de vista, ir a la pieza significaba mi consentimiento para tirar. Acciones, palabras, lugares. Todo cuenta. Estos significados cambian en diferentes culturas. La mayoría de las veces la comunicación intercultural es tan compleja porque la gente tiende a asumir que su percepción de la realidad es la única, y si no la única, la correcta. ¿Qué puede significar una pequeña cosa como aceptar moverse de la terraza a la pieza? ¿Consentir en tener sexo o un cambio de lugar para tener más espacio y cubrirnos del viento? Es una cuestión de diferentes códigos. Existe algo llamado “guión”, una serie de acciones que juntas forman construcciones culturales. Si los aplicamos a la habitación, nos percatamos que su guión y el mío sobre estar con alguien son obviamente diferentes. Para mi el sexo es como un juego. Él da una paso, y yo otro. Así descubrimos lo que uno quiere y dónde lo quiere. La incertidumbre y la conquista son parte de la diversión. Incluso, sabiendo que probablemente tendremos sexo, creo que cualquier cosa puede ocurrir y que el juego no está decidido hasta el último minuto. Claro, él obviamente no sabía jugar con esas reglas. Hay un interesante estudio comparativo de la Segunda Guerra Mundial sobre las formas de cómo empezar una relación, que muestra las diferencias culturales cuando los soldados norteamericanos estuvieron en Gran Bretaña y salieron con las mujeres británicas. Ambos se acusaban mutuamente de agresivos e impulsivos, pero al final el problema radicaba en que la forma de acercarse al otro estaba culturalmente definida. Los investigadores determinaron que, desde el primer contacto visual hasta el acto sexual, el cortejo en ambas culturas atravesaba treinta pasos aproximadamente, pero la secuencia de los pasos difieren enormemente. El beso es un ejemplo ya que para los americanos está en el quinto paso en promedio, en cambio, para los británicos aparece alrededor del paso veinticinco. Así, un inofensivo beso norteamericano era interpretado por su cita británica como una señal altamente erótica. La joven, al saltarse cerca de veinte pasos en sus patrones normales, sentía que debía tomar decisiones importantes rápidamente y bajo presión: ya sea rompiendo la relación, porque las cosas se mueven muy rápido, o aceptando las relaciones sexuales. Si ella decidía lo último, escribe Paul Watzlawick en su libro “Qué tan real es lo real”, el soldado se confronta con el comportamiento de sus reglas
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culturales porque en ellas sería llamado como un desvergonzado por acostarse en la primera etapa de la relación. ¿Me salté 20 hermosos pasos por mi amante argentino? Una cosa es clara: códigos, guiones, valores, estilos de comunicación. Hay muchas cosas que difieren de otras culturas. Y por cultura no sólo se entiende el concepto de nación, sino que es cualquier colectivo de personas que comparte una noción sobre lo que es normal. Entonces, ¿Qué importa al final si el mal sexo fue producto de la mala interpretación cultural o no? No mejora el sexo, pero sí influye en mi evaluación de él como persona, y por lo tanto determina mis futuras acciones. Tampoco lo veo como un estúpido insensible, ni trato de entendernos para hablar al respecto y encontrar una nueva posibilidad integradora de las mejores partes de ambas culturas. Al final siempre tienes alternativas, especialmente cuando estás irritada por la acción de otra persona. Puedes intentar comprender sus necesidades y valores culturales, además de entenderte a ti misma y saber qué te hizo creer lo que es bueno y malo. Opción número dos: juzga todo, obviamente usando tus propios conocimientos, y serás rodeada por locos e idiotas, y no sólo en la habitación. En la próxima ocasión, cuando esté con un lindo argentino en el patio y me pida movernos a la habitación lo detendré ahí mismo, lo miraré directamente a los ojos y comenzaré una romántica, y para nada incómoda, discusión acerca de nuestros motivos culturales.
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el mejor matrimonio de la historia POR DANIEL CASTRO
Este va a ser el mejor matrimonio de la historia. Mientras me preparo para el gran día poniéndome mi terno blanco, la camisa de seda negra que compré en Hugo Boss y la corbata a tono que me regaló mi hermano, pienso que soy un hombre afortunado. Arreglar todo para el matrimonio no fue fácil. Nos vamos a casar en mi casa de Chicureo donde vivimos hace dos meses. Como sabrán, la fiesta corre por cuenta de la familia de la novia y no soy quién para romper con esa tradición. En todo caso, como la Carmen y los suyos no tienen el mejor de los gustos, y la idea es impresionar a mi familia y a los demás invitados, la asesoré para que todo saliera perfecto. El patio está encarpado, las mesas y sillas dispuestas y los banqueteros preparan todo para el cóctel. Cuando comienzan a llegar los primeros invitados salgo a recibirlos mientras la Carmen está arriba arreglándose con sus hermanas. Ya está toda mi familia acá. El curita que me conoce de toda la vida también ha llegado, así que llamo a la Carmen para que comience la ceremonia. Entramos en el santuario que he construido especialmente para la ocasión, un cilindro de dos metros tapizado completamente en pasto. Sólo caben tres personas en su interior. El cura, yo y la Carmen. Ella se ve radiante. Menos mal que logré convencerla que el vestido que le diseñé es el que mejor le quedaba. Me encanta la tela de organza que le llega hasta el cuello, las mangas anchas que le dan un toque gótico y el velo que sólo se descubre para besarme y sellar nuestra unión. Juntos, hasta que la muerte nos separe. Cuando salimos, todos miran desconcertados. Con cara de afligida, mi suegra me explica que como afuera nadie pudo ver ni escuchar nada, espera que la ceremonia, o al menos una parte de esta sea afuera del “tubo”. Pasando por alto el desaire a mi santuario, le digo que ya estamos casados y que nos respete, que tanto yo como la Carmen queríamos que fuera así. Grito “vivan los novios” y todos responden “¡vivan!”.
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Pasamos a la terraza para que comience la comida. Y nos sentamos en la mesa de los novios. Mi papá y mi hermano a nuestros lados y al de ellos, mis abuelos. En la mesa también está la familia de la Carmen. Cuando ya todos se han sentado toco mi copa y me pongo de pie. “Sólo quiero decir que estoy muy contento de tenerlos acá en mi matrimonio y compartir con ustedes la felicidad que siento al saber que la Carmen es ahora parte de mi familia. Estoy seguro que a mi mamá le habría encantado conocerla y hubieran sido mejores amigas. Llenar el vacío que ella dejó en nuestros corazones es imposible y aunque la Carmen no pueda reemplazarla, la vamos a querer. Gracias”. El discurso ha sido tan emotivo que todos permanecen en silencio conteniéndose para no llorar en público. Mi papá y mi hermano aplauden, me abrazan y hacen un brindis con la Carmen. “¿Puedo decir unas palabras?” me pregunta ella. No me queda más que pasarle el micrófono. Pobrecita, no cacha que yo ya lo dije todo. “En nombre de los dos, quiero agradecerles por su amistad y por compartir este momento tan especial con nosotros. También quiero agradecer a mi familia que me ha apoyado siempre, incluso cuando no ha estado de acuerdo con mis decisiones. Espero de todo corazón que ahora todos, los Délano y los Eguiguren, seamos una sola y gran familia”, y bla bla bla. No soporto seguir escuchando tanta siutiquería así que le pido a mi hermano que me muestre las fotos que me ha sacado mientras habla. Cuando termina la comida todos se levantan y aprovecho de caminar entre los asistentes para recibir las felicitaciones por mi boda. Lástima que no puedo seguir disfrutando porque mi suegro llega a recordarme que le tengo que depositar los tres meses de dividendo que le debo. Tres meses. ¡Cómo tan cagado! Siendo tan millonario me cobra plata por la casa donde voy a mantener a su hija. Es obvio que si no fuera por lo de Dicom habría puesto la casa a mi nombre. Pero bueno, hay que aprender de los errores y de ahora en adelante todos los contratos, préstamos y negocios que haga van a quedar a nombre de la Carmen. Lo mejor de ser anfitrión es que eres el que manda, el que goza de todos los beneficios. No sé cómo la Carmen no lo entiende. Me viene a preguntar por qué a sus invitados no les han dado whisky. No puedo creerlo, obviamente el whisky es sólo para la mesa de los novios, los VIP del evento. Aparte que no sé qué tiene de malo que los demás tomen pisco y ron como siempre. Harto cara salió esta fiesta como para que más encima haya que regar whisky a destajo. Todo ha salido estupendo. Mi familia está demasiado contenta y si no fuera por la Carmen que sigue preocupada por sus invitados pechoneros y por mi suegro, que de sólo mirarlo me descompone, todo estaría perfecto. Él es como una de esas
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cascaritas del popcorn que se te queda entre las muelas. Desde que sabes que está ahí no puedes dejar de pensar en ello. Te molesta, te recuerda que te tienes que lavar los dientes y no te deja disfrutar tranquilo del resto de la película. Le digo al dj que deje de conversar y ponga la música más bailable, que para eso le pago. Elegir la música no fue fácil. Sobre todo porque cada tema tiene que ser perfecto y complementar la banda sonora de mi boda. Cuando ya varias parejas están en la pista tomo el micrófono. “A ver, a ver, silencio por favor”. Aguardo a que se detenga la música para que todos me miren. “Espero que lo estén pasando bien, porque harto caro que me salió darles de comer y chupar -bromeo-. Ahora voy a dar inicio al concurso de baile, así que les voy a pedir que cada pareja se ponga un número en la espalda. En las mesas hay papeles, scotch y plumones. Traten de no repetir los números y no usen ni el uno ni el dos que van a ser los de mi viejo y mi hermano. Yo y la Carmen vamos a ser los jueces y nos vamos a pasear entre los participantes. A los que les toquemos el hombro quedan descalificados y deben abandonar la pista. El que gane se va a llevar un etiqueta negra para compartir con los novios durante la noche”. Es la mejor idea que pude haber tenido. Todos bailan demasiado embalados y la fiesta es un éxito. Como algunos lo hacen pésimo, comienzo a tocarles el hombro. Tras un par de temas detengo la música y me fijo que los únicos descalificados son a los que yo toqué. Le pregunto a la Carmen qué onda y ella me dice que como todos lo están pasando tan bien, mejor dejarlos bailar y no descalificar a nadie. “¡Pero Carmen, si no descalificay a nadie, ¿cómo quieres que alguien gane?!” Por suerte me hace caso y entre los dos descalificamos a los peores. En un momento veo que descalifica a uno de mis primos y le digo que nada que ver, que al menos lo deje seguir hasta la final. La pista está extrañamente llena y me fijo que varios de los descalificados siguen bailando muertos de la risa. Paro de inmediato la música. “A ver, todos ustedes. Sí, no se hagan los lesos. Ya los descalifiqué, así que vayan a sentarse hasta que termine el concurso. Esto es algo serio”. Sabía que no tenía que invitar a los amigos de la Carmen. Son una sarta de cuicos que nunca me hacen caso. Lo peor es que cuando la Carmen está con ellos, se contagia con la tontera. Mientras suena un tema de Madonna veo como un papá baila con su hija de cinco años. Claramente una niña de esa edad no cacha nada de ritmo y baila pésimo. Les toco el hombro y el papá de la pendeja me mira sorprendido, como si no supiera
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que no están a la altura para la final del concurso. Le digo que salgan de la pista de baile y su hija hace un puchero. “Oye compadre -me dice-, no veí que está demasiado entusiasmada. Descalifícanos, pero déjame seguir bailando. Ella ni va a cachar”. Le digo que eso es imposible, pero él insiste. Aburrido de sus alegatos y para terminar de una vez con el temita le saco el número a la cabra chica, lo arrugo y lo tiro lejos. A ver si ahora les queda claro quién manda. La exagerada de la pendeja se pone a llorar y el papá me mira con cara de furia antes de ir a consolar a la lloroncita. Ya quedan pocos participantes. Los finalistas son mi hermano mayor, mi papá que baila con mi abuela y mi primo con su señora. Sólo para que no haya drama en la noche de bodas, tampoco he descalificado a la hermana menor de la Carmen que está con su pololo gringo. Le digo a la Carmen que tenemos que elegir al ganador y ella responde que mejor lo hagamos por aplausos. Para que vea que todos opinan igual que yo, termino por hacerle caso. Como misteriosamente todos sus amigos se confabularon en mi contra, dejamos que mi hermano y su hermana bailen un último tema con sus parejas. Es el momento decisivo, así que le digo al dj que ponga mi canción favorita: “Blaze of Glory” de John Bon Jovi. Resistirse a bailar este tema es imposible, así que salgo a la pista con la Carmen. Si hubiera participado obvio que ganábamos. Mientras bailo veo a la niña de cinco años buscando entre los papeles arrugados del suelo su número. Filo, es imposible que lo encuentre y en el peor de los casos, si lo logra, lo rompo. Me deslizo de rodillas por la pista de baile en el clímax de la canción mientras rasgueo mi guitarra imaginaria. Cuando la canción termina volvemos a aplaudir para elegir al ganador y por decisión unánime gana mi hermano. Los rascas de los invitados de la Carmen y su familia no dejan de abuchear a los ganadores así que me veo forzado a proclamar un empate. Antes de que todos se pongan a bailar anuncio que en breves momentos va a tocar mi primo con su banda. Son demasiado buenos, no sé cómo no son más famosos, si tocan las canciones de AC/DC y Rush casi igual. Supongo que la mayoría tiene mal gusto, porque todos se van antes de que terminen de tocar. Sólo queda mi familia. Carmen me dice que está cansada y se va a la pieza. Yo me quedo celebrando y hago planes con ellos para ver cuándo voy a tener mi primer hijo, cómo le voy a poner y a qué colegio va a ir. Definitivamente este ha sido el mejor matrimonio de la historia.
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1 - ¡Hola! Si estás leyendo esto con genuina ignorancia, te saludo cordialmente, coterráneo heterosexual nivel básico. Lamento informarte que muchas cosas perturbadoras están sucediendo más allá de las fronteras de tu burbuja heteronormativa (puedes buscar esa palabra difícil en google, sí, como en internet). Grindr es una app (o aplicación) disponible para Iphone y Android, diseñada especialmente para hombres homosexuales: calientes, promiscuos, solitarios, tristes, encubiertos, aburridos o “mirando”. En ella pueden encontrarse, conversar, enviarse fotos con poca ropa, fotos mentirosas con lentes, picos parados, flácidos, potos, etcétera. Todo esto a través de una interfaz que les indica su proximidad entre sí en cantidad de metros. En resumen: un infierno en la tierra. 2- ¡Hola de nuevo, amigo! “Sashay Away”, es equivalente al NEXT en tu mundo. Su origen es el reality “Ru Paul´s Drag Race” (¡usa google por el amor de Dios!). Al final de cada capitulo, cuando uno de los transformistas pierde, Ru Paul los manda para su casa con un “Sashay Away”.Y al, o la, que gana, le dice “Shanté, you stay”.