PARROQUIA MISIONERA ¿A DÓNDE QUEREMOS LLEGAR?
P. MIGUEL HOBAN – CURSO PARA NUEVOS PÁRROCOS Material elaborado por el P. Miguel Hoban para el Curso para Nuevos Párrocos – Vicaría para el Clero
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PARROQUIA MISIONERA ¿A dónde queremos llegar? Una comunidad -o comunión de comunidades- de vida, de amor, de solidaridad, de servicio, de fe y de esperanza (Hechos 2,42-4ó y 4, 32-35). Convocada por Jesucristo como único dueño y Señor (Mt. 16,18) y donde Él está presente todos los días hasta el fin (Mt. 28,20), en orden a una misión. ¿Podemos decir honradamente que la vida diaria de nuestras parroquias se parece a la de un cuerpo vivo, en la que cada miembro contribuye al proceso vital de la totalidad? En ella fuimos engendrados como cristianos por el Bautismo, y ella acompaña a sus hijos desde que nacen hasta que mueren.- Escuela en la que nos formamos y maduramos en la fe por la evangelización y la catequesis, que debe acompañar a la persona durante toda la vida, y por eso debe ser permanente, en vista a una conversión personal y comunitaria, entendida como un proceso que nunca acaba, como experiencia profunda de Dios, como interiorización de las actitudes, valores y motivaciones de Jesucristo en nuestra vida, para poder decir como Pablo: "Estoy crucificado con Cristo, y ahora no soy yo el que vive, sino que es Cristo el que vive en mí" (Gal. 2,20), o "para mí el vivir es Cristo..."(Filp.1,21). Lugar de encuentro y vínculo de comunión, casa abierta a todos, hogar de los pobres, plataforma misionera, donde aprendemos y vivimos en libertad, fermento de nueva humanidad, o, como dijo Juan Pablo II: "es el lugar de las familias-, de las comunidades, de los diversos movimientos, grupos y asociaciones", en la que: Proclamamos la Palabra de Dios: la escuchamos, la participamos, la interiorizamos, la hacemos vida y oración; donde revitalizamos la vida de los creyentes y llenamos de dinamismo evangélico y evangelizador a las comunidades. Celebramos la fe y la vida, con sus alegrías y tristezas, angustias y esperanzas, fracasos y triunfos,...; especialmente en los sacramentos, teniendo como centro la Eucaristía, y haciendo que las celebraciones se vinculen a la vida. Nos sentimos hijos de Dios y hermanos de todos y por eso compartimos lo que somos y tenemos. Y nos comprometemos en el mundo, "sin ser del mundo" (Jn. 17,14), ya que "el campo propio de la actividad evangelizadora de los laicos es el mundo vasto y complejo de la política de lo social de la economía, de la cultura, de las ciencias, de las artes, de la vida internacional, de los medios de comunicación social, así como otras realidades abiertas a la evangelización: el amor, la familiar la educación de los niños y jóvenes, el trabajo profesional, el sufrimiento...... (EN 70). Por tanto, nuestra tarea en la Iglesia debe ser: "al interior": preocupación y servicio por los hermanos de nuestras comunidades cristianas, y apertura hacia los problemas de otras estructuras eclesiales: arciprestazgos, vicarías, diócesis....
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"al exterior": preocupación y servicio por los que "están fuera" de ellas: a los de cerca o "situaciones misioneras", y a los de lejos, "misiones", teniendo siempre presente y manteniendo viva la dimensión universal de la Iglesia, sintiéndonos en comunión con las demás Iglesias empobrecidas, marginadas, oprimidas y perseguidas, ya que somos hermanos en Cristo. Por lo tanto, es urgente pasar de una pastoral de mantenimiento (época de la cristiandad), a una pastoral de misión, ya que somos enviados por Cristo y por la Iglesia (Hech. 13,1-3). Asumimos un compromiso: debemos salir, ir, buscar, como Jesús (Mc. 1,38-39), a todos aquellos que no "valen" en nuestra sociedad, a los que no tienen voz ni vez en ella, ni tal vez en la Iglesia, a los marginados (pobres, presos, enfermos, drogadictos, prostitutas, parados .... ), y comunicarles con nuestra palabra y vida, con nuestra presencia, actitud y servicio, la "Buena Noticia": que ellos son los preferidos de Dios, que Dios los ama porque son sus hijos, que somos hermanos, que sientan que no están solos,... La Iglesia ha de tener una opción clara y preferencial (no excluyente) por los pobres (Lc. 4,10-20; Sal. 140). Nuestras parroquias deben ser: el lugar de la comunión y de la participación, donde todos nos sintamos, unas veces objeto y otras, sujeto de la evangelización; donde cada uno sepa descubrir, a través del discernimiento personal y comunitario, los dones del Espíritu y los pongamos, con gozo y alegría, al servicio de los demás; donde cada cristiano tenga un ministerio y donde todos nos sintamos corresponsables de la evangelización. Parroquias donde quede claro que la oración y los sacramentos son un medio, no un fin, para cumplir la misión evangelizadora. Parroquias abiertas, no replegadas sobre sí mismas, o encerradas sólo en tareas intraeclesiales, olvidando que su misión es ser para el mundo, para la humanidad. Parroquias, donde la fe de los cristianos esté conectada con in vida del pueblo, con las situaciones y problemas que van apareciendo en cada época, que se abra al entorno social y se encarne en la realidad. Parroquias abiertas al pluralismo, donde las personas de los diferentes grupos, asociaciones y movimientos, con su compromiso y testimonio, puedan integrarse en las varias delegaciones, siendo la parroquia el centro integrador, el lugar de convergencia de los distintos carismas, servicios y ministerios. Parroquias que están siempre dispuestas a acoger nuevos miembros, porque saben que "toda persona, sea de la nación que sea, si es fiel a Dios y se porta rectamente, goza de su estima" (Hech. 10,3 ). Parroquias donde se desarrolle la dimensión social y política de la fe, defendiendo y promocionando los derechos del hombre, denunciando y criticando valientemente aquellas situaciones en que estos derechos son conculcados. Parroquias que se sientan parte de un todo, de la Iglesia, ya que uno solo es el Cuerpo y uno el Espíritu, como una es la esperanza a la que han sido llamadas (Ef. 4,4). La creciente descristianización de nuestro pueblo, la generalización de una cultura de increencia, la insolidaridad, los graves problemas humanos de hoy y el sufrimiento de tantos hombres en una Material elaborado por el P. Miguel Hoban para el Curso para Nuevos Párrocos – Vicaría para el Clero
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sociedad como la actual que genera marginación y nuevos pobres, constituye un reto para los cristianos y un poderoso llamamiento a la evangelización. Una pedagogía pastoral evangelizadora parte de las aspiraciones, de las necesidades, de las realidades del pueblo, y propone actitudes fundamentales de escuchar, acompañar, despertar potencialidades, estimular, animar.... y tiene como rasgos característicos el ser comunitaria, experiencial, de comunión y participación, misionera, litúrgica, ecuménica, ser progresiva, profética y transformadora. Para conseguir todo esto, es preciso pasar del clericalismo y la pasividad laical a la corresponsabilidad de todos, y para ellos, es necesario el apoyo de la oración personal y comunitaria Características Misioneras de una Parroquia Parroquia misionera. El fin de la Parroquia es el mismo de la Iglesia: "existe para evangelizar" (EN 14). "La Iglesia primitiva vive la misión como tarea comunitaria, aún reconociendo en su seno a "enviados especiales"... Toda la Iglesia y cada Iglesia es enviada a las gentes' (RM 61 c), Parroquia inculturada. En la vida de la parroquia misionera debe existir una adaptación al lenguaje, los símbolos y las costumbres del sitio en que se encuentra inserta (Puebla 404). "Por medio de la inculturación la Iglesia encarna el Evangelio en las diversas culturas y, al mismo tiempo, introduce a los pueblos con sus culturas en su misma comunidad; transmite a las mismas sus propios valores, asumiendo lo que hay de bueno en ellas y renovándolas desde dentro" (RM 52c). No debe existir una Parroquia que sea ajena a la vida del pueblo, que hable un lenguaje diferente el de la gente. Esto debe manifestarse en la vida parroquial. Parroquia liberadora. Porque el mensaje de Jesús implica liberación de todo lo que hace digna la vida del hombre (Lc 4,19ss). Deben existir acciones concretas en este campo. "El mejor servicio al hermano es la evangelización, que lo prepara a realizarse como hijo de Dios, lo libera de las injusticias y lo promueve integralmente" (RM 58b). Parroquia identificada con los pobres. Como signo de autenticidad evangélica y porque esa es una de las prioridades de nuestra Iglesia latinoamericana (Puebla 141-145). Debe manifestarse en la vida parroquial con acciones concretas. "La actividad misionera lleva a los pobres luz y aliento para un verdadero desarrollo" (RM 59c). Parroquia participativa. Esta es la nueva exigencia: la participación de todos, incluidos los laicos; yano estamos en los tiempos donde la Parroquia es el Párroco. Los laicos deben estar incluso en las estructuras de decisión (Puebla 808). Debe existir un buen consejo parroquial, que tiene que ser misionero, pues la parroquia es misionera. Se incluyen en é1 personas de los diferentes grupos que vigorizan la vida parroquial. Parroquia multiplicadora de evangelizadores. Es imprescindible dar al laico un papel protagónico en la evangelización para que así exprese su identidad y compromiso cristiano. Hoy es urgente esa presencia (Puebla 777-850) creando espacios y dinamismos que formen, pero también dando responsabilidades y participación. Y, sobre todo, mirando las necesidades de la parroquia y las de otras Iglesias. Deben existir grupos y espacios de formación (escuela de promotores). Deben tenerse actividades y Material elaborado por el P. Miguel Hoban para el Curso para Nuevos Párrocos – Vicaría para el Clero
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responsabilidades concretes (Animadores de comunidad, etc). "Lo laicos tienen la obligación general, y gozan del derecho, tanto personal como asociadamente, de trabajar para que el mensaje divino de salvación sea conocido y recibido por todos los hombres en todo el mundo... Además, dada su propia índole secular, tienen la vocación especifica de "buscar el Reino de Dios tratando los asuntos temporales y ordenándolos según Dios" (RM 71c; CFL 14). Parroquia que evangeliza partiendo de la realidad. No somos ángeles sino hombres, condicionados por limitaciones de espacio, tiempo y cultura. Limitaciones que, a veces, condicionan o potencian nuestro trabajo, que lo aceleran o lo frenan, que son determinantes al momento de planear y ejecutar un plan. Debe ser condición "sine qua non" al momento de planear. Debemos pedir asesoría si es que no se conocen o se tienen a mano las técnicas para hacerlo. Parroquia que planifica y desarrolla un programa de acuerdo con prioridades y urgencias. Porque no se puede ir "a ciegas", porque hay necesidades que apremian y se deben buscar medios y formas convenientes. Un criterio fundamental es planificar y trabajar en equipo. Se debe tener un plan, trabajado por la comunidad, conocido por ellos y motivado para que todos trabajen en la realización de él. Parroquia a la vanguardia y con acciones pastorales de frontera. Esto lo exige el dinamismo de la evangelización, la realidad socio-cultural y la urgencia de evangelizar hoy con los métodos de hoy. Se debe abandonar la timidez. Debe existir creatividad y formación parra el uso de nuevas técnicas de evangelización, para el aprovechamiento de los medios que se tienen y para buscar otros mis novedosos y que lleguen más (medios de comunicación...) Parroquia comprometida en una pastoral de conjunto y globalizante. Porque hoy el problema es no sólo espiritual o material, hay que responder a todas las necesidades integrando diferentes áreas, involucrando diferentes grupos y personas. Y, sobre todo, proyectándose más allá de lo jurídico y estructural. En el plan parroquial deben existir las acciones que respondan a esta característica, que abarque una realidad polivalente. Parroquia comprometida en la "nueva evangelización": Evangelizando con nuevo ardor, nuevos métodos y nueva expresión a los católicos "que han perdido el sentido vivo de la fe o incluso no se reconocen ya como miembros de la Iglesia, llevando una existencia alejada de Cristo y de su Evangelio" (RM 33d). Parroquia comprometida en una renovada acción ecuménica: "... Se debe reconocer que "la división de los cristianos perjudica a la causa santísima de la predicación del Evangelio a toda criatura y cierra a muchos la puerta de la fe". El hecho de que la Buena Nueva de la reconciliación sea predicada por los cristianos divididos entre sí, debilita su testimonio, y por esto es urgente trabajar por la unidad de los cristianos, a fin de que la actividad misionera sea mis incisiva" (RM 50a). Parroquia proyectada a la misión ad gentes: Cooperando a la evangelización de los no cristianos que hay en la propia comunidad y en el mundo entero: "Pueblos, grupos humanos, contextos socioculturales donde Cristo y su Evangelio no son conocidos, o donde faltan comunidades cristianas suficientemente maduras como para poder encarnar la fe en el propio ambiente y anunciarla a otros grupos" (RM33).
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