MALA SOMBRA: Revista de Claroscuros, Nº2 AMOR

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Nยบ 2 Marzo 2016

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/EDITORIAL

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EDITORIAL/

El amor está en peligro de extinción y la agotadora obligación de ser feliz se ha convertido en el credo existencial contemporáneo. Muy poco queda ya del llamado amor cortés. La sociedad en su, a veces, terrible intento de progreso produce erratas y la concepción del amor en la actualidad se ha convertido en una imposición delirante difícil de digerir y de la que Borges nos previno al subrayar que el verbo amar, no soporta el modo imperativo. Sin embargo amamos, a veces con ahínco, en ocasiones incluso con desesperación, nos escudamos en el pretexto del “comosersocialnecesitoamar” para simplemente autorrealizarnos individualmente. La nueva versión del amor se ha convertido en viral y escaparate expositivo que abrillantamos escrupulosamente de cara a la galería. Buscamos afectos en las redes, en las apps, en cualquier rincón virtual rastreamos y clasificamos fisionomías, afinidades musicales e incluso interaccionamos con quien sale indemne de esta criba fugaz. Amores de quita y pon, amores efervescentes que nos igualan y nos dejan sin identidad propia aislándonos de nosotros mismos. Se trata de la dictadura del parecer normal, del sentirse integrado, de la contrasoledad. Valores como el sacrificio y la filantropía han quedado prácticamente obsoletos y es difícil poder amar desde esta perspectiva tan individualista. La sociedad además ha construido el problema de encontrar a alguien digno de amar, restándole importancia al amor en sí. La película The Lobster nos muestra un universo distópico no muy distinto al nuestro, donde los individuos se ven obligados a encontrar puntos comunes con sus futuras parejas para así poder formar parte de la sociedad. Este viaje hacia las profundidades de las relaciones humanas interpela las bases mismas de una construcción social en la que pareciera que estamos obligados a la compañía, estigmatizando la soledad. Se plantea entonces un nuevo problema, la soledad como drama y fracaso personal. Andrei Tarkovsky en una entrevista reflexiona sobre la importancia de la soledad como materia prima no como enemigo y aconseja a los jóvenes abrazarla y valorarla e incide en la necesidad urgente de saber estar con uno mismo. Tarkovsky califica de error la tan extendida idea de buscar una pareja que nos complete en lugar de ser personas completas que buscan compartir su plenitud con otra igual. Por otro lado, perseguir un paradójico amor eterno no teniendo en cuenta la naturaleza inalcanzable del mismo es una ruta segura a la infelicidad. Aún así, esta descabellada idea que recuerda al clásico hechizo de amor que aparece en las películas infantiles podría cobrar vida si realmente fuera rentable. Expertos en bioética plantean que se podrían utilizar los mecanismos químicos implicados en el amor para hacer que los matrimonios durasen eternamente ya que existen maneras de alterar la química cerebral como si de un chispazo se tratara(la oxitocina por ejemplo, es un elemento indispensable en la sensación de amor y conexión entre dos personas). Todos hemos gozado alguna vez de ese “colocón” de amor, la pregunta es ¿nos interesaría que fuera tan eterno como adulterado?. Cuando D. (el protagonista en The Lobster) renuncia la amor y se autoexilia de esa sociedad alienada va a parar justo al extremo opuesto, un nuevo contexto donde la obligación de permanecer soltero es leitmotiv, en este otro entorno restrictivo es donde conecta casualmente con su verdadero amor, regalando al espectador algunas migajas de fe y esperanza. El Ruido y la Furia pasados hoy muestran sus magulladuras, por suerte amar sigue siendo placentero y el ser humano epicúreo por naturaleza, lo único difícil es sobrellevar las bajas emocionales entre chispazo y chispazo y de nuevo buscar similitudes que nos parezcan auténticas y amar sinfín, girando por cohesión, suspendidos por lección del Universo hasta que la química nos separe.

La Editora, Marta Vázquez Juárez 5/


/COLABORADORES

COLABORAN EN ESTE NÚMERO:

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Francisco David Ruiz, (Rute, 1987) es poeta. Es licenciado en Filología Románica e Hispánica por la Universidad de Granada. Durante el curso 2012/13 obtuvo la beca de literatura de la Fundación Antonio Gala para Jóvenes Creadores. Ha aparecido en diversas antologías como Pero yo vuelo. Antología de la más joven poesía en Granada (Esdrújula) o El álbum del fingidor (Valparaíso Ediciones) de Joaquín Puga. También es autor del poemario Escalera de incendios (Alhulia) y asiduo colaborador de diferentes publicaciones culturales. Entre otros, ha participado como poeta en el Ciclo Memoria Joven que organiza la Fundación Caja Granada y coordina la poeta Ángeles Mora. Actualmente vive y escribe en Granada.

Rafael Jiménez nace en Córdoba en 1989. Licenciado en Bellas Artes en la especialidad de grabado y diseño por la Universidad de Sevilla. Inicia su trayectoria en el mundo del graffiti y el arte urbano realizando murales y participando en numerosos eventos en todo el terreno nacional, explorando diferentes lenguajes expresivos en torno a la pintura y el espacio urbano. El graffiti le lleva a Nueva York a conocer a los primeros artistas urbanos y posteriormente a una estancia con el equipo arqueológico Cuevas de Nerja, ambas experiencias le sirven como punto de inflexión para relegar al plano personal el graffiti y dedicarse exclusivamente a la pintura y a la obra plástica a través de acciones, videos y proyectos, teniendo en el tiempo, la historia y la memoria como ejes de trabajo. Ha expuesto su trabajo en distintas ciudades europeas e internacionales, en muestras individuales y colectivas. Ha sido becado por la Fundación para jóvenes creadores Antonio Gala, la muestra de arte contemporáneo D-Mencia y la X semana de arte contemporáneo de Asturias AlNorte , y seleccionado para presentar su trabajo en 89plus, encuentro internacional de jóvenes artistas, en ARCO Madrid por Hans Ulrich Obrist y Simon Castests entre otros premios y selecciones. Desde 2012 es uno de los coordinadores de Z, Jornadas de arte contemporáneo de Montalbán de Córdoba, espacio de reflexión e interacción artística en un medio rural donde comisaria diferentes proyectos expositivos e intervenciones.

Riki Blanco (Barcelona, 1978 ja mayoritariamente como il dor. Desde el inicio de su car el 2000 ha publicado más de treintena de álbumes y ejerc trabajos de prensa, cartelism diseño, publicidad, animació escenografía, realización, dis de vestuario, asesoría y direc artística. Por dicha actividad han otorgado numerosos pr tanto nacionales como inter cionales. Entre ellos destacan I Premio Internacional del Lib Animado Paula Benavides 20 2º Premio Nacional de ilustra 2007, Society of Illustrators, munication Arts y las selecci White ravens, Fundación Ger Sánchez Ruipérez y Banco d libro. Como docente, ha imp clases de ilustración en el Ma de perfeccionamiento de Ma (Italia), en la Escola de la Don la Escola Massana de Barcelo

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COLABORADORES/

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Santiago Sanjurjo. Perdidas fe y esperanza, sólo le queda La Caridad, que es su pueblo. Filólogo a su pesar, ejerce de truchimán a tiempo parcial porque traducir viene a ser como escribir con red. Mal músico y peor ciudadano, deja que la vida pase entre la novela negra y el flamenco. De un tiempo a esta parte ha empezado a cambiar la cerveza por el vino y aspira a tener por compañero sentimental un gato que se llame Mirabrás.

María Sol Plaza, nacida a principios de los años ochenta, licenciada en Bellas Artes en la bucolica ciudad de Granada y residente en la provincia de Jaén, es, según el día, pintora diplomada o escritora amateur. Vive alternando lo profundo y lo mundano, visitando las ci’mas y simas, practicando el intepido arte de saltar al vacío.

Paloma Montes López nace en Andújar (Jaén) en 1982. Cuenta en su trayectoria académica con una licenciatura en Bellas Artes un Certificado de Aptitud Pedagógica y un Máster en Producción e Investigación en Arte, todas ellas por la Universidad de Granada. Ha sido subdirectora de la Fundación Antonio Gala para Jóvenes Creadores en la promoción 2014-2015. Actualmente participa como investigadora principal en el proyecto I+D+I El instante detenido. 25 años de fotografía y fotógrafos giennenses, con un periodo de ejecución comprendido entre 8/11/2013 y el 31/10/2014 del Departamento de Patrimonio Histórico en la Universidad de Jaén.

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Xoán García Rodríguez, gallego de nacimiento, filántropo frustrado, nihilista por convicciones y coleccionista de divanes. A ciertas horas, apátrida que en la clandestinidad trafica con palabras, llegando a veces al proxenetismo. Su aparente comportamiento asocial es disipado al descubrir una gran empatía inhibida. Le ha dado 33 vueltas a la estrella más cercana, y actualmente reside en Barcelona, prestando sus servicios en Apple.

Daniel López García (Sevilla, 1980) Durante años trabajó la acción social vinculada a la creación artística en campos de refugiados de Bosnia y Herzegovina, en el norte de Marruecos y el sur del Peloponeso. En la actualidad, es codirector de Vísperas, revista panhispánica de crítica literaria y escribe comentarios sobre literatura y artes plásticas que pueden leerse en revistas como Quimera, Revista de Letras o Maasåi Magazine, entre otras. Ha entrevistado a más de una treintena de escritores en lengua española, y a otros tantos artistas y fotógrafos. Está realizando un documental sobre literatura , mujeres y creación joven junto con a Carolina Cebrino y Daniel de Zayas. Redacta su tesis en estudios comparados de literatura los fines de semana y ultima la que será su primer libro de ficción.

Cyro García Rodríguez, nace en Ubrique (Cádiz) en 1978, vive y trabaja en Villanueva del Rosario (Málaga). Licenciado en Bellas Artes por la UGR, en 2004 obtuvo la suficiencia investigadora por la defensa de su tesina. Actualmente prepara su tesis doctoral, es profesor de Ceramica en la Escuela de Arte de Málaga y padre a jornada completa. Su trabajo artístico se desarrolla dentro de una deconstrucción de los símbolos del poder, ya sean sociales o económicos, esos que nos son reconocibles como ¥€$ o el retrato de Merkel en una playa mallorquina, que se reconfiguran para generar nuevas, reflexivas e irónicas lecturas. Su trabajo se ha podido ver en individuales y colectivas en Andalucía, Mallorca, Madrid, Francia, Vietnam, México, Cuba o EEUU, entre otros.

Juarma (Grana do tebe Liberta gitano Los roc Pitbull, El orgu Ademá tes teb Todos l (2013), Chupan Ruman dakari civil (20 para to mi mism Quiero visión, sin ave Maldita ta triste

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COLABORADORES Y EDITORA/

a, nace en Deifontes ada) en 1981. Ha publicaeos como Amor y Policía, ad para lo mío, Carita de con SIDA para Ultrarradio y ckeros van al infierno, Lo Noches de MDMA y rosas y ullo de ser nazi para Cretino. ás cuenta con los siguienbeos autoeditados: los poemas hablan de ti , Mujeres y copas (2011), ndo tarjetas (2008), ¡Viva nía! y Dios salve al Lehen(2007), Odio a la Guardia 006), Enfermizo y Caballo odos (2005), Lo peor de mo y Medio pollo (2004), enseñar mi polla en teleLas aventuras del hombre enturas, Heroína Legal Ya!, a tristeza#2 (2003) y Maldieza#1 (2002).

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Celso Blanco Lobo, poseedor entre sus papeles pintados de una licenciatura en Filología Inglesa, a veces profesor, a veces traductor, frecuentemente nada, y sacado a golpes de cardo quemado de su plácida madriguera entre los arbustos para ser convocado a participar en esta claroscura empresa desde su accidente geográfico de nacimiento, Madrid.

Marta Vázquez Juárez, expulsada al mundo en el 83, granadina de nacimiento y vínculada al Sacromonte, las chumberas y los cardos estrellados desde su más tierna infancia. Reside actualmente en Berlín donde maqueta y diseña para la editorial Helios Media. Pintacardos y porfiadora a tiempo completo, trata de llevar a cabo (en paralelo) dos proyectos tan fascinantes como eternos, el primero: consumar al fin su Tesis titulada Arte, Afección y Vitalismo Cósmico. Retórica y estrategias del artista enfermo en el ámbito contemporáneo bajo el prisma del Vitalismo Cósmico; el segundo: dar una salida perdurable a Ediciones Hostiles, la humilde empresa que edita, entre otras publicaciones de origen temerario, MALA SOMBRA.

Fotografía de Arsenio Zurita

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/CONTENIDOS

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DECLARACIÓN DE INTENCIONES/

« Realmente vivió tiempos oscuros. Los tiempos se han vuelto más claros. Los tiempos se han vuelto más oscuros. Cuando la claridad dice soy la oscuridad ha dicho la verdad. Cuando la oscuridad dice soy la claridad, no miente.» Brecht, Heiner Müller

MALA SOMBRA: Revista de Claroscuros, es una revista social independiente. La “mala sombra” entendida como sombra errónea o malograda es la que, sin embargo, nos deja entreveer fracciones de luz semiocultas a la realidad. Nos permite vislumbrar fragmentos a veces levemente enmascarados que bien podríamos sacar a la luz. Contáctanos en malasombrarevista@gmail.com

Intellettuale (Proyección de Vangelo secondo Matteo sobre Pier Paolo Pasolini), Fabio Mauri, 1975 AVISO: Esta revista está bajo una licencia de Creative Commons. Los contenidos de MALASOMBRA: Revista de Claroscuros pueden ser utilizados de acuerdo a los términos de la licencia “Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 2.5 España License de Creative Commons”. Esta licencia implica que puedes copiar, distribuir y comunicar públicamente los contenidos, con dos condiciones: siempre debes citar al autor, no puedes modificar el contenido y no puedes hacer un uso comercial de esos contenidos. Esta licencia no se aplica a los textos, gráficos, informaciones e imágenes publicadas por MALASOMBRA que estén firmados o sean atribuibles a artistas/autores ni a aquellos contenidos específicamente reseñados con copyright. Todos los derechos sobre estos contenidos quedan estrictamente reservados a su titular y, por tanto, no podrán ser reproducidos, distribuidos, transformados o comunicados públicamente sin el consentimiento expreso de su titular.

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STOP IN THE NAME OF LOVE


Realizada en cerámica blanca y esmaltada en rojo a 960ºC, E 1:1

Pieza II del proyecto “Yo, tú y ella” de Cyro García Rodríguez, 2012.


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Trabajos de amor disperso: serie de 12 fotomontajes inspirados en la obra de Jaime Gil de Biedma realizado por Francisco David Ruiz y Rafael JimĂŠnez

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Amor/

Como los erizos, ya sabéis, los hombres un día sintieron su frío. Y quisieron compartirlo. Entonces inventaron el amor. Sin embargo, está claro, no fue suficiente... e inventaron el chat. Y no solo eso. Inventaron Tinder, Grindr, Meetic, Badoo, eDarling (para los muy exigentes), etc. El resultado (al menos uno de ellos) fue, ya sabéis, como en los erizos: la filtración de datos de Ashley Madison el verano pasado. El amor por fin marcado en los mapas como una pandemia. Los usuarios se contaron por cientos y, como si llevaran una bombilla, iluminaban sus ciudades prendiéndolas de eso que Jaime Gil de Biedma hubiera llamado “la impaciencia del buscador de orgasmo”. La RAE (sí, hemos decidido comenzar con una definición estrictamente académica y aséptica) define “amor” como: “Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser”. Sí, quizá pensemos igual: la definición arroja más oscuridad sobre el asunto. Calificativos como “intenso”, que hacen pensar en una supuesta gradación y lo sitúa en un alto nivel sensitivo; o aquel de “insuficiencia” que nos llevan a recordar esa divertida segunda parte de la película The Lobster (2015). No obstante, entendemos perfectamente la dificultad de la empresa: en un mundo cada día más individualizado, cada vez es más difícil plantearse una definición que nos incluya de algún modo. Sin embargo, el amor es y está. Algunos, de hecho, hasta han querido demostrarlo o provocarlo mediante un cuestionario de 36 preguntas que todo el mundo vio en algún rincón oscuro de una red social quizá ya extinta (Nota para despistados curiosos: Ver “To fall in love with anyone, do this”. De nada). Liberen la mente de preguntas. Comencemos de nuevo. Eso sí, no nos presupongan pretensión alguna. Disfruten. Hemos trabajado en este pequeño proyecto para MALA SOMBRA sin ningún tipo de orden. El amor pandémico, el amor celeste, el desamor, la infidelidad, la tecnología para el amor, la ortografía y el amor, la memoria, la paciencia, la educación del amor, la media naranja, los limones, las naranjas mutantes, los hashtags, la mentira, el amor y el CIS (relación si la hubiere), solteros, casados, viudas ricas y maduras, el contigo-no-bicho, la literatura, los chats, las apps, etc, son algunos de los conceptos que hemos revisado sobre el trabajo en plastilina (una serie sobre la pornografía) de Rafael Jiménez. Además, hemos preguntado con el nick “LANGOSTA”, en algunos foros y chat de amor (en algunos portales no existe un canal de este tipo), de sexo, gays, en aplicaciones y en distintos foros por la concepción del amor. Es quien lo busca y lo encuentra, quien debe definirlo, entendemos. Las siguientes páginas son solamente el recuerdo de un proceso amoroso

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1. «Hablemos de hombre a hombre, finalmente» /16



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2. «Después de agotado el tema de la vida» 3. «Que te voy a enseñar un corazón»

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4. «Un corazón infiel» 5. «Hipócrita lector - mon semblable - mon frère!» 6. «La impaciencia del buscador de orgasmo»

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7. «Yo persigo también el dulce amor» 8. «Para saber de amor (...) haber estado solo es necesario»

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9. «Que sus misterios, como dijo el poeta, son del alma» 10. «Y por eso me alegro de haberme revolcado» 11. «Porque en amor también es importante el tiempo»

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12. «Como dicen que mueren los que han amado mucho» 27/


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Apneístas POR DANIEL LÓPEZ GARCÍA

Cada uno se ha sentado al borde del tejado. Los separa una distancia que no determinan, a doscientos kilómetros, trescientos acaso. Cuando llega la noche la oscuridad convierte el cielo en agua, y sobre ella lanzan mensajes en botellas: citas de libros en rumano, parlamentos de reyes y plebeyos, versos que hablan sobre el desencanto. Los dos en su cima son origen y destino sin capacidad de descifrar el enigma del otro, que disimulan con facilidad por lejanía, una cara confusa que responde con otra lectura incierta. Cabaret para intelectuales. Llegará un océano y alguno sufrirá nostalgia de las branquias, las olas no le arrimarán una botella. Comprenderá que nunca estuvieron sobre, sino hundidos bajo el agua, que el amor no se alimenta de oxígeno, que es milagro por apnea.

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México, Enero 10 de 1945

Muchachita: No puedo dejar pasar un día sin pensar en ti. Ayer soñé que tomaba tu carita entre mis manos y te besaba. Fue un dulce y suave sueño. Ayer también me acordé de que aquí habías nacido y bendije esta ciudad por eso, porque te había visto nacer. No sé lo que está pasando dentro de mí; pero a cada momento siento que hay algo grande y noble por lo que se puede luchar y vivir. Ese algo grande, para mí, lo eres tú. Esto lo he sabido desde hace mucho, más ahora que estoy lejos lo he ratificado y comprendido. Estuve leyendo hace rato a un tipo que se llama Walt Whitman y encontré una cosa que dice: El que camina un minuto sin amor, Camina amortajado hacia su propio funeral. Y esto me hizo recordar que yo siempre anduve paseando mi amor por todas partes, hasta que te encontré a ti y te lo di enteramente. Clara, mi madre murió hace 15 años; desde entonces, el único parecido que he encontrado con ella es Clara Aparicio, alguien a quien tú conoces, por lo cual vuelvo a suplicarte le digas me perdone si la quiero como la quiero y lo difícil que es para mí vivir sin ese cariño que ella tiene guardado en su corazón. Mi madre se llamaba María Vizcaíno y estaba llena de bondad, tanta que su corazón no resintió aquella carga y reventó. No, no es fácil querer mucho. Juan

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Chiquilla: ¿Sabes una cosa? He llegado a saber, después de muchas vueltas, que tienes los ojos azucarados. Ayer nada menos soñé que te besaba los ojos, arribita de las pestañas, y resultó que la boca me supo a azúcar; ni más ni menos, a esa azúcar que comemos robándonosla de la cocina, a escondidas de la mamá, cuando somos niños. También he concluido por saber que los cachetitos, el derecho y el izquierdo, los dos, tienen sabor a durazno, quizá porque del corazón sube algo de ese sabor. Bueno, la cosa es que, del modo que sea, ya no encuentro la hora de volverte a ver. No me conformo, no; me desespero. Ayer pensé en tí, además, pensé lo bueno que sería yo si encontrara el camino hacia el durazno de tu corazón; lo pronto que se acabaría la maldad a mi alma. Por lo pronto, me puse a medir el tamaño de mi cariño y dio 685 kilómetros por la carretera. Es decir, de aquí a donde tú estás. Ahí se acabó. Y es que tú eres el principio y fin de todas las cosas.

Juan

Chiquilla: Desde que te conozco, hay un eco en cada rama que repite tu nombre; en las ramas altas, lejanas; en las ramas que están junto a nosotros, se oye. Se oye como si despertáramos de un sueño en el alba. Se respira en las hojas, se mueve como se mueven las gotas del agua. Clara: corazón, rosa, amor... Junto a tu nombre el dolor es una cosa extraña. Es una cosa que nos mira y se va, como se va la sangre de una herida; como se va la muerte de la vida. Y la vida se llena con tu nombre: Clara, claridad esclarecida. Yo pondría mi corazón entre tus manos sin que él se rebelara. No tendría ni así de miedo, porque sabría quién lo tomaba. Y un corazón que sabe y que presiente cuál es la mano amiga, manejada por otro corazón, no teme nada. ¿Y qué mejor amparo tendría él, que esas tus manos, Clara? He aprendido a decir tu nombre mientras duermo. Lo he aprendido a decir entre la noche iluminada. Lo han aprendido ya el árbol y la tarde... y el viento lo ha llevado hasta los montes y lo ha puesto en las espigas de los trigales. Y lo murmura el río... Clara: hoy he sembrado un hueso de durazno en tu nombre

Juan

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Vulnus, interdum in facem, superficies terrae, ablutionem salva. Fotografía de Paloma Montes López y María Sol Plaza Texto de María Sol Plaza

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“Arrimo mi hombro a tu cuerpo para que también por mí vayan las hormigas. Eso dijiste, así fue tu principio (...)” Juan Andrés Gracía Román, Del nacimiento de la melancolía.

Andábamos por el bosque, la cámara golpeando en tu cadera. Yo lloraba, o había llorado o quizá iba a llorar, el tiempo verbal es inexacto. A fin de cuentas, por aquel tiempo lloraba todo el rato. No recuerdo de que hablábamos. Pero si recuerdo que hacía un esfuerzo feroz por mantenerme allí, contigo, por concentrarme en tu voz y atender a tus palabras para no volver a ensimismarme en el mismo pensamiento difuso, en él, en él, en él, hasta que su nombre y su cara por reiteración perdían sentido y ya solo quedaba una desesperación que no obedecía a motivos. El suelo estaba blanco por el polen de los álamos, y las copas se juntaban en lo alto, estirándose, como brazos que creaban un techo abovedado. El sonido de la carretera quedaba cada vez más atrás y el del rumor del río aún demasiado lejos permitía unos momentos de algo parecido al silencio. Pasamos mucho rato recogiendo esas semillas blancas y echándolas en una

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bolsa grande de basura que nunca se acababa de llenar y que después, cuando nos colocamos cuidadosamente por encima, se fueron casi inmediatamente al fondo y eran apenas apreciables a la vista aunque no al tacto y se metía en todos los pliegues y picaba como la sarna misma. En ese tiempo para tratar de no pensar iba recitando mantras en mi cabeza. Fragmentos de poemas, series de números o frases.Mientras recogía manotazos de falsa nieve de mayo pensaba una y otra vez que el amor era algo terrible. y las palabras se deslizaban por mi garganta negras y diminutas, como filas de hormigas Nos quitamos la ropa, delgadísimas, blanqúisimas, como recién salidas de un siglo de penas y de hambres. Nos quedamos en bragas mucho más blancas que nosotras, de pie dentro de un cubo de latón, la cámara atada a la rama de un árbol y el disparador pendiendo de un costado. Queríamos que aquello fuese trágico, queríamos representar el fin, el drama, la desesperación que era tan


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nuestra, pero el cubo que hasta ese momento se veía tan enorme nos estaba pequeño, apenas cabíamos en él y nos clavábamos las rodillas y los codos y cada pose era una odisea en la que el cubo trataba de volcarse y nosotras de mantenerlo firme, calzado como estaba con piedras y con palos en lo alto de un montículo y no podíamos parar de reír dentro del cubo, tan histriónicamente como habíamos llorado durante meses,ambas. Mientras nos reíamos retorcidas y plegadas una sobre la otra la pena se me empezó a escurrir, y no pude entender mi propia lástima y por primera vez en una década todo, todo lo que abarcaba aquel concepto de “nosotros” esa pasión que era más que nada muerte y violencia y una caída interminable en el vacío de pronto se me antojaron un absurdo, algo desprovisto de verdad. Maniqueo, teatral y totalmente ajeno. Apenas nos habíamos vestido, vino a buscarnos un vecino, preocupado por dos muchachas solas en el bosque anocheciendo y volvimos a casa profiriendo carcajadas, imaginando la cara del pobre señor si hubiese llegado un poco antes mientras componíamos la sesión de fotos mas accidentada de la historia. Caminamos por el bosque de noche,llevando el cubo a medias, llenas de polen y de tierra a tientas pero mucho más limpias. Cuando miro esta imagen veo solemnidad y veo el fin, y algo terriblemente dramático, pero también veo un

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principio, algo muy parecido a una promesa, y pienso en nosotras como especímenes de un ya casi extinto animal mitológico que contiene a duras penas bajo la piel y los huesos un torbellino, el tumulto imparable de la vida, algo que merece no ser diseccionado y compartimentado para resultar asumible. No puedo explicar lo que pasó aquel día más que diciendo que de pronto sentí, y creo que tu también sentiste, que eso era la vida, que aún se podía experimentar una felicidad irracional tan honda como el llanto. Durante años me he sentido incapaz de vivir como los demás, de conducirme dentro de los márgenes. Demasiado pasional, excesiva en mis juicios, en mis emociones, en mis principios. Sabía que podía vivir al filo del vacío, parcheando con fragmentos de luz la semisombra, pero no sabía que podía manejarme en medio de la calma, dejar a un lado la tormenta, no perpetrar a cada minuto un auto-sabotaje. Algunas noches me despierto desorientada, como esos soldados con estrés post traumático,y al chocar con su espalda me siento tan aliviada que tengo que morderme la boca para no reir como aquella tarde contigo junto al río, mientras me enrosco en este nuevo “nosotros” que más que nada es luz, y piel y tierra firme y cuando paso la palma de la mano por los músculos de su costado pienso una y otra vez que la vida era esto y las palabras se deslizan por mi garganta negras y diminutas como filas de hormigas.

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DESBORDAMIENTO S

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1. Val del Omar y su esposa, La mayor transferencia: EL BESO (película familiar), ca. 1935-1938 2. Los Amantes, René Magritte, 1928 3. Romy Schneider y Lilli Palmer, Mädchen in Uniform, 1958 4. Marcello Mastroianni y Anita Ekberg, La Dolce Vita, Federico Fellini, 1960 5. Ivor Novello y Marie Ault, The Lodger: A Story of the London Fog, Alfred Hitchcock, 1927 6. David Boring, Daniel Clowes, 2000 7. Ariane Labed y Evangelia Randou, Attenberg, Athina Rachel Tsangari, 2010 8. Marina Abramovic y Ulay, Breathing in/ Breathing out, 1977 9. Gregory Peck y Jennifer Jones, Duel in the Sun, King Vidor, 1946 10. Henrik Malberg y Brigitte Federspiel, Ordet, Carl Theodor Dreyer, 1955 11. Valentina Malyavina y Valentín Zubkov, Ivanovo detstvo, Andrei Tarkovsky, 1962 12. Trends Andrew B. Myers, 2014 13. James Mason y Sue Lyon, Lolita, Stanley Kubrick, 1962 14. Jesucristo y Judas Iscariote 15. Le Baiser, Man Ray, 1930 16. James Stewart y Kim Novak, Vertigo, Alfred Hitchcock, 1958 17. Elvis y una fan en un backstage de Richmond, 1956 18. John Stezaker, Pairs series VIII, 2007 19. Silvia Pinal y Fernando Rey, Viridiana, Luis Buñuel, 1961 20 Kyle MacLachlan y Sheryl Lee, Twin Peaks, David Lynch y Mark Frost, 1990 21. Charles Rogers y Richard Arlen, Wings, William A. Wellman, 1927 22. Cronografía Animal Locomotion(primer beso de la historia del cine), Eadweard Muybridge, 1878 23. Kyss IV, Edvard Munch, 1897 24. Deborah Kerr y Burt Lancaster, From Here to Eternity, Fred Zinnemann, 1953 25. Bruno Zanin y Maria Antonietta Beluzzi, Amarcord, Federico Fellini, 1973 26. George O’Brien y Margaret Livingston, Sunrise: A Song of Two Humans, F.W. Murnau, 1927 27. Hot lips, Charles Burns, 2004 28. Greta Garbo y John Gilbert, Flesh and the Devil, Clarence Brown, 1926 29. Autor desconocido 30. Lou Reed y David Bowie, 1993 31. May Irwin y John C. Rice, The Kiss, 1896 32. Martin Donovan y Adrienne Shelly, Trust, Hal Hartley, 1990 33. Bruno Ganz e Isabelle Renauld, Mia aioniotita kai mia mera, Theodoros Angelopoulos, 1998 34. Pina Bausch, Café Müller, 1978 35. Eugenia Loli, Oh, L’amour, 2014 36. Erich Honecker y Leónidas Breznev, 1979

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Amor/

Art Nouveau, Jan Saudek, 1988

Historia de la finlandesa enorme y otros poemas de Jรถrg Fauser traducidos por Santiago Sanjurjo.

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HISTORIA DE LA FINLANDESA ENORME Por supuesto que no era enorme, pero sí increíblemente voluminosa, con grasa colgándole de los pechos, los muslos, la barbilla... y unos tobillos muy finos, y cuando dejabas que tu lengua la probase toda ella sabía a rosas o al sol de medianoche en Finlandia. La amé durante una mañana, una tarde y una noche. Estaba acostada en mi cama con su sombrero verde y sus medias de rejilla y su grueso rostro maquillado y una sonrisa que era el pecado en persona, y la amé. Le arranqué del cuerpo el vestido marrón, el sujetador, rosa, y las bragas inmaculadas del culo, verde lima, me reí, le mordí fuertemente los pechos, suspiró y gritó, afortunados son los amantes, el resto del mundo, un malentendido. ¡Pendientes verde esmeralda, una lengua de nácar! Nunca estuve tan cerca de la locura, ¡me follé una obra de arte! Hombres como Rubens lo sabían: la carne de las mujeres es la sal de la tierra. Mujeres como la finlandesa enorme te regalan, un día en medio de la noche de verano, la sensación de haber metido tu polla en el centro de la tierra.

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POEMA DE AMOR Cuando nos amábamos no nos amábamos a nosotros mismos. Cuando nos declaramos la guerra nos dimos ya por perdidos Cuando fuimos derrotados le echamos la culpa a nuestra historia. Cuando estábamos solos la ahogábamos con música. Cuando nos separamos nos quedamos en el mismo sitio. Así que muy pronto volvimos a caer en brazos del otro y lo llamamos un poema de amor, pero ningún poema de amor nos explica el miedo al amor, ni por qué el cielo estaba tan azul cuando nos conocimos, ni por qué seguirá siendo azul cuando nos muramos, tú por ti, yo por mí.

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CARTAS DE AMOR Estamos sentados en el Tynie’s Coffee Shop esquina Sunset con La Brea en Hollywood y la chica me pregunta por encima de su macedonia y de mi resaca: «¿Cuándo has recibido por última vez una carta de amor?» Toso en mi taza de café y respondo: «Ni idea. Tuvo que ser hace tiempo. ¿Quién recibe ya cartas de amor si no se las escribe a sí mismo?» Me lanza una de sus miradas aviesas. La camarera pone mis huevos revueltos sobre la barra. Intento que el café no se me salga del estómago. Me habla del tío que le escribe cartas de amor: «...aunque sólo lo conozco un poco.» El hijo de puta se lo monta jodidamente bien, pienso. Me miro en el espejo: sin afeitar, resacoso, ni una carta de amor desde hace cuatro años, ni un poema desde hace cuatro semanas.

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No digo nada, como No hay nada que dec Luego nos marcham y me siento con la pr delante de la máquin por las cartas de amo y por los poemas de pero no llegan, nada llega,

sólo el esmog sobre y la marea negra en e


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o los huevos sin apetito. cir. mos al Stardust Motel rimera cerveza del dĂ­a na de escribir y espero or amor,

L.A. el mar.

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Realizada en cerámica blanca y esmaltada en rojo a 960ºC, E 1:1

Pieza I del proyecto “Yo, tú y ella” de Cyro García Rodríguez, 2012.


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EL CORAZÓN MANDA (interpretado en lenguaje de signos) Fotografía, Marta Vázquez Juárez. Modelo, Elena Giampaoli /46


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EL CORAZÓN MANDA (interpretado en lenguaje de signos) Fotografía, Marta Vázquez Juárez. Modelo, Elena Giampaoli /48


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ALEGORÍAS LATENTES Texto de María Sol Plaza

Universalmente, la figura icónica del corazón como símbolo, está unida a una concepción romántica del amor. En general se tiende a suponer que trata de simbolizar una sintetización del corazón-músculo entendido como el centro del cuerpo y por extensión como centro de las emociones y pulsiones propias del ser humano. Las primeras representaciones del corazón-músculo como contenedor de emociones datan del antiguo Egipto pero en ese entonces, aún era reconocible la forma real del órgano. Que el icono haya caído en un reduccionismo de las formas reales que casi roza en la abstracción puede explicarse de forma más simple aduciendo que no trataba, en sus principios, de representar a este. Alrededor del año 630 a.c, los habitantes de la antigua isla de Theros, huyendo de la sequía y la superpoblación, se escindieron en diversos grupos que migraron buscando lugares menos inhóspitos en los que asentarse. Una de estas expediciones desembarcó en el extremo norte de la costa de África, fundando la ciudad de Cirene. Allí crecía una planta silvestre, de la familia de las Ferulas, con fuertes y abundantes raíces y hojas parecidas al perejil de color verde dorado que la planta mudaba anualmente y que según los escritos de la época, le servían para reproducirse así como sus semillas. Esta planta, llamada Silfio, cobró un protagonismo impensable en el devenir del esplendor logrado por la colonia. A la planta, además de un valor culinario y medicinal que hacía su savia eficaz como remedio para el dolor de garganta, tos, fiebre, indigestión y verrugas se le reconoció rápidamente la capaci/50

dad de prevenir los embarazos como un potente y fiable abortivo. Para un pueblo que había tenido que segregarse por motivo de una superpoblación incontrolable, aquella propiedad se convirtió en una mina de oro, que cambió las relaciones sexuales de la antigüedad concediendo una libertad absoluta. Las semillas de la planta comenzaron a ser demandadas por todos los antiguos imperios, tanto por Grecia como Roma o la India. Al ser la fuente principal de riqueza del imperio cirenense, la planta aparecía con regularidad en las monedas acuñadas ya fuese completa o a través de la representación de una única semilla, cuya forma se asemeja al archiconocido icono amoroso. Pese a muchos esfuerzos, fue imposible reproducirla y continuó siendo salvaje y creciendo sólo en la costa norte-africana por lo que su propia limitación natural aumentó su valor y aseguró el monopolio que tuvo sobre ella la ciudad. Llegó a ser tan cotizada que su precio se equiparó al de la plata y los grandes imperios almacenaban cantidades de la semilla en sus propias salas del tesoro. Su época de esplendor se mantuvo por un lapso de casi 600 años, en los que sus capacidades reales como anticonceptivo, además de ser alabadas y descritas en numerosos documentos médicos y literarios de la época podían ser intuidas al comprobar un descenso general de la natalidad en periodos exentos de hambrunas y grandes guerras en los que la esperanza de vida se alargó notablemente. Sin embargo, su comercialización excesiva o los posibles cambios climáticos acabaron totalmente con ella. Su desaparición coincide con la cesión de


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los derechos mercantiles del Silfio a gobernantes romanos que ocupaban el cargo temporalmente lo que nos hace pensar que la prisa por sacar un beneficio inmediato y la sobreexplotación mermó los ejemplares hasta llegar a un punto de no retorno. Se conoce que la última rama del último ejemplar fue enviada a Nerón como recuerdo del fin de una época. Sin embargo, aunque multitud de historiadores ven evidente la similitud de la famosa semilla con el icono amatorio por excelencia, no fue desde entonces si no posteriormente en la Edad Media cuando el símbolo se popularizó para convertirse progresivamente en el que es hoy. Manteniendo aún esa vinculación con la libertad sexual, el icono se utilizaba como un mensaje erótico cifrado en manuscritos y carteles y aparecía como reclamo en locales donde se practicaban abortos o se comercializaban supuestos remedios anticonceptivos y en otros mundos tales como los del esoterismo y la brujería. Fue curiosamente la Iglesia Católica la encargada de absorber y popularizar la imagen del corazón tratando se eliminar su concepción sexual libertaria y dotándolo de un contenido en primer lugar religioso, el Sagrado Corazón de Jesus visualizado en una alucinación por Santa Margarita de un modo que ella misma representó adornando la archiconocida forma de la antigua semilla en conjunción con cruces y espinas. Progresivamente, la Historia del Arte generó una amalgama de personajes religiosos que aparecían portando y ofreciendo esta imagen que vino a asumirse como un corazón en representación

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del amor puro. Esta idea de entregar el corazón a Dios ya había sido desarrollada en la literatura teológica, pero fue empleada por primera vez en un arte visual como símbolo a través de la personificación de la caridad que a menudo sostiene un corazón con la punta señalando hacia arriba. Progresivamente el elenco de personajes o personificaciones abstractas que portan y ofrecen esa visualización de sus emociones se amplía hasta cambiar a la caridad por la conciencia, lo que favorece un paso a la desacralización de esta ofrenda amorosa que empieza a aparecer en retablos y retratos siendo ofrecido y recibido por parejas mortales. Ese paso, primero a religioso, luego filial y posteriormente fraternal y romántico, consiguió magistralmente alejar del ideario popular esa reminiscencia lúbrica e incestuosa en beneficio de otro tipo de amor: el emocional y romántico. Ahora, el mundo occidental, neoliberal y consumista, dibuja corazones a granel como un símbolo institucionalizado y algo naif, del amor. Incluso a generado un día para que nos lo ofrezcamos de mano en mano como esas primeras figuras religiosas ofrecían su corazón puro a su dios Pero detrás de ese amor casto, mucho antes, estuvo el deseo. Puro, latente y libre de convencionalismos y, gracias a esas semillas también, de consecuencias. Mucho antes fue una imagen que invitaba a gozar, a ser carne, saliva y sudor. Y aún contiene, aunque sea sepultado bajo el peso de siglos de represión, ese mensaje que nos invitaba sin más, a ser cuerpos. Cuerpos antes que almas. 51/


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(IMAGEN ANTERIOR) Este mapa del mundo en dos hojas es una de las primeras obras del famoso cartógrafo flamenco, Gerardus Mercator (publicado en 1538). Sólo existen dos copias del mapa: ésta, de la Biblioteca de la Sociedad Geográfica Americana, y la segunda, de la Biblioteca Pública de Nueva York. Éste es también el primer mapa donde se utilizó el nombre de América para referirse al continente de América del Norte, así como al de América del Sur, para diferenciarlos como continentes separados. Al usar el término América de esta forma, Mercator es responsable, junto con Martin Waldseemüller, de dar nombre al hemisferio occidental. Mercator fue maestro del grabado y creador de instrumentos matemáticos y globos terráqueos. Su solución para el problema de representar con exactitud la esfera de la Tierra en sólo dos dimensiones, la proyección en forma de doble corazón que se utiliza aquí, dio lugar a mapas mucho más precisos. Las cartas de navegación de Mercator permitieron que las orientaciones de las brújulas se trazaran en líneas rectas y que se clarificaran las mediciones de longitud y latitud.

Existen muchos mapas antiguos que muestran algo asombroso, muestran que allá en la época de la última glaciación existieron civilizaciones avanzadas capaces de trazar mapas detallados de todo el planeta. En 1534, Oronce Finé publicó en París un mapa llamado Nova et Integra Universi Orbis Descriptio, que hoy se conserva en la Biblioteca del Congreso de los EE.UU, dentro del departamento de Geografía y Mapas. El mapa es un planisferio, es decir, una representación de toda la superficie de la tierra tal como era conocida por aquel entonces, y es aquí donde radica su misterio porque en la parte derecha, Finé dibujó lo que parece ser el continente antártico en su totalidad, bastantes años antes de que fuera oficialmente descubierto. Oronce Finé, fue un conocido matemático y cartógrafo francés que vivió en el siglo XVI. Una de sus obras más curiosas es este mapa con proyección en forma de corazón (proyección de tipo Werner). El gigantesco continente austral es representado de un modo similar a como otros contemporáneos lo imaginaron.

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En 1492 el almirante Cristóbal Colón se disponía a zarpar por primera vez rumbo a un Nuevo Mundo y en 1500 Juan de la Cosa, el primer maestro de hacer cartas náuticas de la Casa de la Contratación de Sevilla, creada en 1503 por los Reyes Católicos, presentó ante los monarcas españoles un mapamundi en pergamino donde se representan también por primera vez las costas del continente americano, los territorios recién descubiertos por los europeos. Pero no sería hasta 1507 cuando el cartógrafo alemán Martin Waldseemüller, dio a conocer al mundo el primer mapa impreso (IMAGEN ANTERIOR) donde aparece la palabra América sobre la parte sur del hemisferio occidental o, en otras palabras, la mitad sur de la línea equinoccial. Al aparecer el Globo-Waldseemüller, aparece también la misma propuesta nominativa –América– para la mitad sur del Nuevo Mundo. Queda por considerar si no fue la forma de corazón del mapa la que contribuyó decisivamente al triunfo de la osada pieza cosmográfica de Waldseemüller, pues ¿qué podría ser más enternecedor para la imaginación representante del mundo que la idea de figurar todo el contenido de superficie de la esfera terrestre sobre un gran corazón?

“Piri Reis ha trazado nuestros sueños en un mapa ha coloreado las frescas mañana marinas. Piri Reis ha trazado nuestros sueños en un mapa solo con racimos de estrellas inmaculadas y nunca vistas. (...) Si el corazón no los convocara, no se iniciarían los viajes la razón puede vacilar, pero el corazón es invencible. Con los veleros del tamaño de un corazón que navegan por el mapa de Piri Reis puede visitarse el cosmos. Moscú, 29 de diciembre de 1960, Nazim Hikmet. En 1513 Piri Reis había trazado otro mapa, un mapamundi del Imperio Otomano que fue descubierto solo en 1929 y conservado actualmente en el Museo Topkapı Sarayı, en el Palacio de Topkapi en Estambul. Es famoso universalmente por mostrar los contornos orientales de Sudamérica y actualmente constituye un auténtico icono nacional para Turquía. Tanto es así que aparecía en el reverso de los billetes antiguos de diez millones de liras, o 10 YTL. Posteriormente Reis dibujó en 1528 otro mapa de las costas americanas, actualizando su información a partir de mapas portugueses, pues incluía los descubrimientos de Gaspar Corte Real. En él aparecía ya Florida y Cuba tenía forma de isla. Su mayor obra cartográfica fue el Kitab-i Bahriye (“Libro de las Materias Marinas”), un atlas náutico dedicado al sultán Solimán el Magnífico en 1526. Piri Reis (Pīrī Re’īs) fue un almirante, marino y cartógrafo turco nacido en Galípoli, Imperio Otomano (actual Turquía) en 1465 y decapitado en Egipto en 1554. Discípulo y sobrino de Kemal Reis, aprendió a navegar a los doce años. Fue un hombre de gran cultura, ya que hablaba, además de su lengua nativa, árabe, griego, español y portugués. Participó en numerosas guerras contra la República de Venecia entre 1499 y 1502, además de contra los caballeros de Rodas y los mamelucos de Egipto (1523). Sitió Ormuz por órdenes del sultán otomano pero terminó aceptando un soborno que le ofrecieron los sitiados. El gobernador de Egipto, Alí Bajá, supo de esto y llamó a Reis para que explicase su actitud, pero este se negó, por lo que Bajá mandó detenerlo y ejecutarlo en el cadalso.

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El mapamundi en forma de corazon, Cosmographia Universalis ab Orontino Olim descripta, fue grabado por el artista Giovanni Cimerlino en 1566. El artista veronés se basó en el mapa del mundo que Oronce Finé dibujó en 1534 y aunque los dos mapas son casi idénticos cartográficamente, Cimerlino enmarca el mapa con una composición elaborada renacentista de gran detallismo y sombreados. 61/


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De nuevo otra versión del mapa del mundo en forma de corazón de Oronce Finé, esta vez realizado por el historiador y cartógrafo francés Pierre Moullart Sanson en 1662. El mapa incluye avances cartográficos significativos a lo largo de la costa este de América y es uno de los primeros mapas que representa con exactitud este litoral. También se muestra la exploración de los conquistadores españoles a lo largo de la costa del Pacífico. /62


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Ariana Page Russell La enfermedad de la piel que exhibe esta artista pone de manifiesto el lenguaje interno que opera en su cuerpo, la llamada dermografía consiste en una alteración dérmica al menor rasguño o roce. Su piel se hincha y se enrojece de forma natural a causa de la fricción, de este modo, Page ha convertido su cuerpo en un lienzo de carne y hueso. Sirviéndose de una aguja de tejer, rastrea su dermis e incide en ella transportando los motivos geométricos de sus cuadros a su piel, más tarde fotografía los resultados (puesto que la intervención es breve y la reacción dérmica momentánea), la artista consigue así, descontextualizar su porpia enfermedad, expresarse a través de ella y transformar una molesta alergia en un poema cutáneo donde el cuerpo dice lo que tiene que decir. Page es el gran ejemplo de artista que trabaja a partir de su enfermedad y no a pesar de ella logrando no solo adaptarse a sus circunstancias sino modificando su manera de entender la enfermedad desde un punto de vista vitalista e incidiendo de paso en el modo que tiene la sociedad de entender la misma.

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Para ver todo el libro animado interactivo de Riki Blanco, aquĂ­:

www.rikiblanco.net

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“No soy religioso, pero rezo por ti”

Fotografía de Oliver O. Rednitz Texto de Marta Vázquez Juárez

Jesus te ama, Shiva te ama, o Allah te ama, son slogans archiconocidos en ciudades como Berlín y otras metrópolis de todo el mundo desde hace más de 12 años. El enigmático autor que se oculta bajo este sinfín de deidades celestes y que ha desempolvado el noble oficio del cartelismo para convertir su mensaje de amor en una pandemia gráfica urbana es Oliver O. Rednitz. El cartel, como soporte publicitario, siempre ha tenido una función divulgativa. Con o sin tintes artísticos, ha sido xerocopiado infinidad de veces con un fin puramente amplificador. Rednitz ha hecho coincidir la utilidad de esta técnica con su discurso apasionado plagando la ciudad de corazones por amor al arte. Los 24 pósters que él mismo ha diseñado describen el proceso del amor divino sobre la unidad del amor propio y la paz interior. El espacio público cada vez más privatizado, es reconquistado por los carteles que actúan de emisores en busca de transeúntes que (a partir de su propia visualización, percepción, lenguaje, pensamiento y acción) reinterpreten una nueva forma de concebir el espacio y por qué no, el amor. Especialmente hoy en día con el aumento de la privatización y elitización, esta serie de carteles sirve a su propósito de despertar a la gente. Y es bien sabido que el amor puede ser un arma de poder, en este caso, contra el propio poder a modo de alarma civil. Según Rednitz “El amor es la materia prima con la que fue construido el universo, es el principio y final de todo”, discurso que él mismo secunda cuando lanza corazones de papel por la calle al toparse con una pareja entrelazada, o cuando descifra una señal amorosa en el paisaje urbano. Este predicador de afectos no sólo ha desinfectado un entorno urbano politizado y mercadeado, no sólo ha logrado que el escritor Paulo Coelho se coloque una de sus camisetas o que una figura tan relevante como el Dalai Lama las bendiga, ha logrado además a través de sus intevenciones que no haga falta pedir permiso para decir Te amo. 73/


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Paulo Coehlo

Dalai Lama bendice una de las camisetas Reddnitz

Autoretrato , Oliver O. Rednitz

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Realizada en cerámica blanca y esmaltada en rojo a 960ºC, E 1:1

Pieza III del proyecto “Yo, tú y ella” de Cyro García Rodríguez, 2012.


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Amantes neolíticos Los restos de dos esqueletos hallados en Mantua (Italia), /82

unidos en un abrazo y datados entre 5.000 y 6.000 años.



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Fotograma de Jubilee Street, album Push the Sky Away, 2013

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Texto de Celso Blanco Lobo

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El amor eterno es aquel que no te puedes quitar de encima. Lo recuerda burlonamente cualquier puerta de los servicios de cualquier bar, bendecida por las salpicaduras de los hisopos de carne en la liturgia nocturna a la que todos están invitados: sacerdotes y feligreses por afición o tradición, ateos quintacolumnistas, Lázaros muertos y Lázaros resucitados, Marías al acecho de sus siete demonios de usar y tirar, Jonases recién vomitados frotándose en vano la espuma de unos y ceros, carpinteros que tratan de sacarse con otra carne una astilla clavada en la propia, Noés en busca de cualquier monte sobre el que posar su nave de galeotes condenados al emparejamiento productivo en juicio sumarísimo, tesoreros de la fe con basoexia siempre prestos a desenfundar la motosierra de gasolina antes que sucumbir a la llamada seductora del árbol –matar al perro para quedarse con su rabia, querer más para quererse más para querer más−, estatuas de sal esperando su turno para ser lamidas, serpientes en tacones de manzana, buenos ladrones, malos ladrones y leprosos. Las jaulas del rompecabezas sacuden sus barrotes al oír el látigo del Hipotálamo Omnipotente restallar sus órdenes de amor, vida y muerte. Y tú – que inventariabas mercancías en un almacén, enderezabas dientes torcidos, segabas apéndices, rellenabas tripas con especias y sangre, sellabas pasaportes, vendías luz o aire, cambia/86

bas personas de lugar, pulsabas botones, movías palancas, girabas manivelas, apretabas tuercas o sogas− te detienes en seco, arrancado del tiempo, como solo la inminencia de la muerte sabe hacer igual…reconoces la sensación, la has sentido antes incluso si no la has sentido antes. Buscas el dolor, buscas la herida, las sirenas, los ecos y las sombras de las voces que en corro morboso ignoran su propio desdoblamiento. Buscas la falta de aire, de pulso, buscas el agua en los pulmones, la bala en la garganta, la cara en el barro, buscas un sentido a la parálisis. Lo que encuentras es un perro que gime atado con los ojos fijos en un portal, un tiempo que regresa con arritmia, la prisa del idiota, una turba de palabras que se atropellan por salir las primeras sin miedo a los oídos hostiles, una resaca de insomnio, la compulsión de olerse las manos, la impermeabilidad encharcada, la piel convertida en caníbal, las manos abiertas para recibir los clavos forjados en asimetrías e imperfecciones de bordes tan pulidos que nunca se podrán asir, el deslumbramiento de una explosión de azar que abre la trampa del irrenunciable irrealizable. Basta el temblor que durante una décima de segundo anuncia una sonrisa que no importa si finalmente llega o no, un resoplido que quiere retirar un mechón de pelo que no existe, un tobillo agitándose nervioso al final de una pierna recogida detrás de una silla en un cuerpo por lo


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demás inmóvil, saber que no se quiere saber a qué lado del otro esperar a que cambie el semáforo y aletear cada vez más cerca de derecha a izquierda y de izquierda a derecha hasta que la repentina luz verde sea la falsa luna en la que se estrella la polilla, un artículo de escaparate siendo arrancado del escenario para siempre sin manchar el suelo mientras tú pasas, el equilibrio imposible que permite deslizar un dedo entre una franja de piel viva y otra que busca reencarnarse por rozamiento, la cicatriz de una batalla que nada importa a la historia, el asedio del sueño sin ganas de dormir que cerca unos ojos, no besarse y volver a no besarse mil veces, los aplausos con las yemas de los dedos, la ironía tiñendo una mirada de blanco que se desploma hacia el cielo, el hueco poplíteo en forma de piedra que descifra todas las lenguas, las olas de óxido de un mar que navega sobre el barco anclado de tu desguace. Basta una boca que amaga con chasquidos el desbordamiento inarticulado de todas las palabras que existían antes de que el lenguaje existiera y que el cajista no se atreverá nunca a ordenar. Los amantes se anudan el uno al otro la camisa de fuerza con las tiras de su propia piel arrancada cuando no les queda ya nada más que arrancar. Rojo bajo las uñas, en las telas de araña que brotan de los ojos, en las mejillas, en el trazo de cada arañazo ciego, de cada mordedura de dientes de leche que juegan a ser colmillos, en

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los labios demasiado breves para poder sobrevivir sin la mentira. El aliento protector de la onza jadeante de estatismo penetra en cada poro para empujar a las madrigueras a su enemigo aliado: la lujuria solo necesita del amor cuando este es alquilado, prestado, comprado o fabricado. El rostro es golpeado desde dentro por miles de reflejos incapturables de una tramoya que manejan brazos tan reconocibles como ajenos, arrastrando a la superficie las muecas inconexas de un glosario desparramado por el suelo pegajoso: la excitación es hostilidad encubierta es hastío es asombro es culpa es ira es impaciencia es asco es prepotencia es envidia es soberbia es desconcierto es calma es vacío. La luz del negatoscopio invierte el brocal de los párpados cambiando el vapor de lágrimas por cubos de saliva. El vacío es fagocitado hasta el final del acto de la indecisión que no te corresponde tomar, hinchándote hasta el choque frontal con esa nada que te cierra los ojos y olvidas tan inmediatamente como la recuerdas. Y te acuna el camión de la basura, el rumor del tráfico de las tuberías, un chirrido de polipropileno y hierro, la polifonía de toses expulsando los sueños, el crepitar de un sonajero que se cree altavoz, las voces recién estrenadas, la evaporación del calor de la silueta transpirada sobre las sábanas tras alejarse el cuerpo que le prestó su molde como el rabo arrancado de una lagartija se da 87/


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cuenta de que ya nadie lo ve retorcerse y decide detener su actuación. Vuelves al viento en la cara, a la rueda de oración de los saludos, a ser doblado por las esquinas, al reconocimiento de los mendigos, a esquivar y ser esquivado, a reír con la nuca, a poner la basura en tu puerta y el despertador en la hora de los demás, a tender una red a las palabras ajenas y contemplar cómo se pudren a la misma velocidad que se apagan los ojos de un pájaro engañado por el cristal, a respirar por ti y tu miedo, a depredar el suelo sin dientes ni garras, a dormir con un puño en la frente, a no acariciar el pelo sucio de tus mascotas sin nombre. Hasta que te descubres masticando arena y preguntándote por qué, si no creías en el oro, y sueltas la criba inútil, y tragas la aridez que te rasga la garganta para recordarte qué es estar vivo y hacerte temer por igual querer sin creer y ser querido. Partes de ti se vuelven de cera mientras de otras brotan púas que abren la carne que han nacido para proteger. No luchas contra la tentación de soltar como no puedes eludir la invitación de las ventanas más altas a asomarte y fingir la admiración del paisaje mientras imaginas la caída. Y la cuerda te quema la mano, te arranca una puerta de piel colgante en la palma que se encoge al secarse mientras su marco se hincha húmedo para dejar de pertenecer a lo arrancado. Se pudren desolladas las líneas del destino y el agujero supura hilos de desolación /88

que tejen y destejen máscaras con las que reengranarse en los relieves de nuevas maquinas dispensadoras de ilusión de plástico, lubricadas con la saliva de las colillas arrojadas desde la protección de las marquesinas. No recuerdas en qué momento el suelo se convirtió en administrador del sueño, la ropa colgada en los armarios en restos de una masacre, el movimiento en sinónimo de dirección, la música de otros en la sinestesia que te aplasta los pulmones con la tortura refinada del noveno círculo de los traidores, el papel y el agotamiento en dos extraños refugios ilusorios. Recuerdas en cambio soltar antes de pasar la última página, como si quemara, el libro que no querías que terminara nunca para tal vez poder recuperarla el último día de tu vida. Te apresuras a enterrar el tesoro sin marcar el lugar y al volverte descubres tu propia tumba. Sueltas la realidad para dejar que las uñas se claven en tu mano y el dolor te diga que estás vivo, que nadie más que tú ha conseguido escapar del laberinto de las ratas, aunque no importe si era fin o coartada. Sumerges tus manos heridas en el agua encerrada que da una última vida de marioneta a los hilos de queratina que solían chapotear en tus ojos y los liberas con la envidia que despide al viajero. De puntillas, las sombras en el remolino son gestos de despedida imaginados y la queja del aire arrancado de su refugio es la voz que promete el regreso, el


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recuerdo, un lugar privilegiado en el desván. El intento de olvido dispara el retroceso del arma, castiga con la recrudescencia del desdoblamiento que protege de la locura como las imágenes fabricadas en los sueños lo hacen del despertar. Conduces desde fuera el vehículo que te contiene, hasta que lo pierdes de vista y das volantazos al azar guiado por un hongo de polvo en forma de deseo de escapar con pasividad cobarde e inmóvil de los golpes de una pelea que ya está en marcha. Abandonad toda esperanza los que entráis en esta plaza de losetas agrietadas habitada por gritos de tinta, mosaicos de vidrio dejados atrás en el juego del gato y el ratón, parrillas en las que arden los sueños de los mártires de la libertad de sobrevivir, mantas abandonadas, botones que ascienden desde sus escondrijo en busca del nuevo juego o de unas cosquillas inesperadas por el amigo que todo lo encaja con paciente sonrisa, amaneceres de bajo consumo, amaneceres que van de paso sin tiempo ni ganas de repartir el calor que repare los huesos. El odio nunca está cuando se le necesita, es la visita inoportuna que tienes la obligación de atender cuando ella lo decide y que huirá ante el menor atisbo de sinceridad de su anfitrión. Nunca deberías haber olvidado lo que sucede cuando tapas un hormiguero con un caramelo recién sacado de la boca. Nunca deberías haber olvidado cómo se da orden al absurdo, que lo impor-

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tante es saber cazar murciélagos con un pañuelo blanco, ignorar el párpado reprobador estirado hacia abajo por un índice amarillento, probar el sabor de una pila sulfatada, mezclar todos los colores corriendo con las alas abiertas, transformar una silla en lobera con solo apuntar sus patas hacia el techo, que el aburrimiento duele. Haz lo que se espera de ti de una vez por todas y serás recompensado con ríos de oxitocina procedentes del deshielo. Ríe cuando los demás rían, ajusta el paso, abraza, acaricia, da dos besos, da la mano o los nudillos, sujeta el cetro circular con las dos manos y asegúrate de evitar tus ángulos muertos, permanece en la visibilidad, recuerda que los rincones son para la pelusa, aplaude como si te gustara… ¿acaso no ves que ya lloras? Pues esto es lo mismo, tú mueve las piernas y los brazos y flotarás. Entra o abre la puerta, es más fácil así. Al menos apártate y deja pasar, no es bueno que las jaulas estén solas, ¿qué ocurriría si todos hiciéramos lo mismo? Calma, si en el fondo no es más que una ilusión, una jaula no puede contener a otra igual que no puede frenar el tiempo, la enfermedad o la muerte. Piensa que al final sólo se trata de barrotes por los que pasa el aire. ¿Me estás escuchando?

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Texto e imágenes de Cyro García Rodríguez

Para explicar el origen de la moda de los candados del amor existen varias teorías acerca. Algunos la atribuyen al libro del año 2006 Ho Voglia Di Te (Yo Te Quiero), del autor italiano Federico Moccia. Un año después del libro, la costumbre estaba tan extendida que el alcalde de Roma introdujo multas contra cualquiera que deje un candado en los puestos de luces del Ponte Milvio, sobre el río Tíber. El carácter irrompible del candado simboliza supuestamente el vínculo eterno del amor entre dos personas, pero muchos de estos candados han sido cortados de forma poco ceremonial por las autoridades y por mí mismos. Sin amor rompiendo la atadura social y engañosa que nos une a los convencionalismos morales más absurdos. En algunos casos, paneles completos sofocados bajo el peso de los candados del amor han sido retirados. Mientras, muchos negocios han tratado de subirse a la ola ofreciendo candados con forma de corazón y grabados con los nombres de los amantes, también han surgido sitios en internet que sugieren lugares donde colocar candados en Amsterdan, Chicago, Nueva York, Praga, Roma, Sidney y Reino Unido. Esta forma de simbolizar el amor entre dos personas roza el absurdo e identifica de qué manera los estereotipos comerciales de esta sociedad de consumo son capaces de arrastrarnos. Yo digo que ya basta de seguir a la corriente y el “yo también lo hice”. La libertad del individuo está en no ser alienado por toda esta basura comercial que acaba llevándonos a una sociedad anodina y vulgar. Los candados han sido cortados a cizalla, sin amor y sin remordimiento, con la intención clara de hacer reflexionar a los ciudadanos del verdadero valor del símbolo que se haya, verdaremante, más arraigado a la opresión y al encadenamiento de los presos y esclavos que al verdadero amor que se profesan dos personas. /90


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ars amatoria Texto de Xoán García Rodríguez

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Autoretrato con desnudo, Man Ray, 1930

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Es muy probable que no exista otro afecto que sea tan prolífico y profundo, útil y poderoso, sencillo y grandioso como el amor. Como mínimo, ha dado y seguirá dando mucho de qué hablar, escribir, cantar y crear, entre muchas otras cosas. Pero también es, por otra parte, uno de los sentimientos más malinterpretados y confundidos de todos los tiempos. Y, a tenor de cómo discurre el rumbo de la especie, promete seguir siéndolo. En su nombre, se han acometido proezas innumerables y sacrificios de toda índole, se ha suspirado y se han sellado promesas, se ha vertido sangre y fundido oro, se ha engrandecido nuestra especie. Un fenómeno tan universal y fundamental no pasa desapercibido: ni su presencia ni su ausencia. Donde falta, se lo echa de menos como en una sequía al agua. Donde abunda, reconforta. Desiertos y oasis podrían ser ecosistemas equivalentes a la ausencia y a la presencia de amor, respectiva y metafóricamente. Amor y desamor se suceden incansablemente, transformándose y renovándose nuestros afectos. Es tan universal, que se manifiesta de múltiples modos y se dirige a diversos objetos: amor incondicional, amor cortesano, amor filial, amor eterno, amor a primera vista, amor parental, amor prohibido, amor al prójimo, amor de madre, amor secreto, amor imposible, amor fraternal, amor platónico, amor a distancia... Tampoco resulta necesario mencionar la obviedad de la relación del hombre con el perro como para deducir con plena seguridad que este afecto incluso trasciende al concepto de especie. La peor parte es la confusión en la que en muchas ocasiones se halla envuelto. Todas las señales equívocas de una Verliebtheit, por ejemplo, ese acalorado enamoramiento edulcorado por la ingenuidad e inflamado por la ignorancia. O simplemente que se lo reduzca a deseo: algo que, de hecho, no deja de ser habitual y rutinario en la actualidad. Es nuestra ars amatoria por excelencia. En ese sentido, podría ser la expresión de una capitalización del cuerpo, en tanto que lo que se demanda es un tipo de amor que es producido y consumido. Eso en cuanto al deseo, cuando lo sexual es el modo inmediato y fácil de cubrir muchas de las necesidades afecti-

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vas y fisiológicas del sujeto. Puesto que querer y desear, evidentemente, no es amar. Se quiere cuando se carece de algo, se ama cuando se experimenta plenitud. Se quiere algo para uno mismo, se ama algo por sí mismo. Querer es sustraerse, amar es darse. No en vano, a lo largo de nuestra historia, diversas voces se han alzado con el fin de guiarnos en la oscuridad de un mundo donde, por lo general, el caos y la ausencia de amor han sido y continúan siendo relativamente frecuentes. Zoroastro, Lao Tsé, Confucio, Sócrates, Buda, Jesucristo, Gandhi, por mencionar solamente a algunos de los pensamientos más insignes, todos ellos, grosso modo, comparten una sabiduría en común: el amor como camino a la felicidad. Por ese motivo, por y para todos, no deberíamos olvidarnos jamás de la self esteem, la siempre infravalorada e ignorada autoestima. Pues saber amarse a uno mismo no sólo es la clave para una genuina felicidad, sino que además es prerrequisito indispensable para amar al otro. Precisamente, lo contrario, es decir, no saber amarse a sí mismo o tener una autoestima muy dañada, nos vuelve vulnerables al estrés, al miedo, al apego, a la ira e incluso a trastornos psicológicos. Por ello, podría decirse que la autoestima es el sistema inmunológico de la psique y que aprender a amarse a uno mismo es el único modo de aprender a amar a los demás. El filósofo Darío Lostado lo ha expresado con una gran elocuencia: “Si no te amas tú, ¿quién te amará? Si no te amas a ti, ¿a quién amarás?”. Para amar solo necesitamos darnos. Amar es entregarse. Algo tan sencillo en lo que parece que encontramos una seria dificultad, pues continuamente fracasamos en el intento, /96

como si algo nos impidiera liberarn tros mismos y darnos a los demás. última instancia, es el egoísmo, la n propia del ego. Y vencerlo es todo y una hazaña trascendental. De las jan huella y transforman al individu y permanentemente. Merece la pe esfuerzo, sabiendo que con ello se nuestra ansiada y codiciada felicida la felicidad no es un fruto, sino más semilla. Es también otra gran incom como el amor. Y ahí está el problem queremos ser capaces de responsa ese nivel, pues nos hemos acostum tener nuestras satisfacciones de fu inmediatas y tangibles, reduciendo drásticamente la felicidad a placer, evidencia de hecho nuestra actitud egoísta con el compromiso que su precisamente a nuestro ego. Porqu puede amar de verdad. Entretanto desearemos, necesitaremos, ansiar diciaremos y envidiaremos lo ajeno mente. Sin cesar. Pero no experime plenitud ni felicidad. Y tampoco am En un mundo desolado allá donde y el odio se extienden, únicamente a nosotros mismos para ser felices amar nos puede salvar del atollade cial en el que los hallamos inmerso es amor, ¿qué es lo que nos hace se riendo estar vivos? Tal vez sea el de entonces ya estaríamos hablando d Pues si hablamos de amor, todavía hablar de deseo. Pero al revés ya n


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Amor/

nos de nosoEse algo, en naturaleza un desafío s que deuo íntegra ena todo el e obtiene ad. Pero s bien una mprendida, ma, que no abilizarnos a mbrado a obuentes más o con ello , algo que d pasiva y upone vencer ue sólo así se o, querremos, remos, coo continuaentaremos maremos. e el desamor e vencernos y poder ero existenos. Pues si no eguir queeseo. Pero de otra cosa. a podemos no tanto.

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T La

In Memoriam

Ya desde temp

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y su esfuerzo le

El efusivo amo

(en la imagen)

de las tortugas

Texas, proporc

mas e incluso i

que estos anim /98


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Amor/

Turtle ady

m Ila Fox Loetscher (1904 - 2000)

prana edad Ila mostró gran interés por la aviación, de

n tan sólo 25 años, Loetscher obtuvo su licencia de pilo-

otorgado a una mujer de Iowa. Más tarde, en su madu-

ara salvar a las tortugas marinas en peligro de extinción,

e valió el pseudónimo de Turtle Lady.

or que Loetscher profesaba hacia la tortuga Kemp Ridley

) hizo que ésta dedicara la mitad de su vida al cuidado

s marinas en peligro de extinción de South Padre Island,

cionarles un refugio a todas las tortugas heridas y enfer-

impartiendo talleres educativos acerca de los cuidados

males requieren. 99/


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