Malpensante Fanzine #004 (Malpensar)

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MANIFIESTO MALPENSANTE Despertó malpensante llorando lágrimas heridas y, ardiendo en mísera fiebre, bajó de la alta copa del sauce donde habitaba; anduvo lastimoso hasta alcanzar un manantial donde sanar su infortunio y calmar el árido odio de su lengua. A rastras llegó al linde, mas, al intentar beber, convirtiéronse aquellas aguas en pútrido lodazal. Anhelante e hirviendo en epifánica fiebre reconoció Malpensante su imagen en el barro, y al aproximarse, el engendro de su imaginación habló: —Tengo para ti, hermano mío, una pregunta que escupo para conocer el vacuo fondo de tu alma: tú que deseas el agua para huir del abrazo de la muerte ¿qué derecho tienes de desear la vida? Bebe de mi seno, infame, Pues atento contra lo bueno y lo correcto al bañar mi interior de ti. Probó Malpensante las aguas y al sentir el acedo lacerar de su tacto las escupió al instante.

—Mírame de nuevo -dijo el reflejo- que de las amargas lágrimas de los marginados has bebido. Con tu árida lengua respóndeme ¿eres dueño de ti mismo o es que Nos hallamos atrapados en el lenguaje que nos permitimos? Pero Malpensante guardó ignominioso silencio. —¿Por qué callas, miserable? O dime ¿quién habla por ti? Si es que algo de alma bondadosa ha penetrado en tu órfico ser Tiembla, renuncia a esto y resiste, que pronto el centro se desliza al centro, lo otro no tendrá lugar.


Malpensante habló, mas sus palabras se hicieron añicos, rotas por el viento. —Comete el suicidio que haga de tu inmunda esencia un ente creador -sugirió el reflejo- pero hará falta que mortifiques tu cuerpo para crear un primer móvil, una rueda que gire sobre sí misma Mientras la vida se ampolla. Muere en nombre de tu existencia, si Es cierto que las ondas acústicas no necesitan ser vistas para existir: en eso son hermanas del dolor y tú eres su bastardo. Se desvanecía Malpensante, formando parte de su reflejo, sin poder gritar el hórrido grito de dolor que sentía Alguien me había cosido la boca con hilo de cáñamo y mientras los vapores del pogromo lo engullían Dejaban ver mi cuerpo borroso del otro lado. Emergió Malpensante de entre las entrañas de la tierra, no como fue, sino formado por las ideas de quienes han sido sometidos por otras ideas, Ese monstruo se ha vuelto un hombre y yo jamás pude escapar de aquí para detenerlo. Ya nadie puede detener a ese cuerpo deforme, porque sus entrañas fueron creadas por la voz de las voces muertas que pretenden ser monstruosas, inicuas, y provocar, al menos, el pánico y el asco del monstruo que somete a las ideas y que ha de morir en las siguientes páginas.


XXI FREDDY YANCE

No hay nuevas oportunidades, lo que hay es necedad. La necedad de arrastrarnos experimentalmente enfrentando la derrota, en un punto creímos haber ganado al otro, pero ese fue el instante donde todo se vino abajo. Entonces comenzamos a dejar de creer. A intentar dejar de creer. Aunque eso negara una parte de nuestra identidad como consciencia. Nihil. Nos hallamos atrapados en el lenguaje que nos permitimos. Esta prisión es el precio de nuestra osadía como especie y no como individuo. De allí que existan los poemas. Otra cosa diferente –y bien específica– es la poesía, pero no lo diré. De manera que nos hallamos perdidos, exiliados de ningún lado, naufragando perpetuamente hacia el ser intuido, personal. Escribir también es un símbolo del viaje. Y esta es la gran verdad: todos imaginamos un arquetipo ideal de nosotros mismos y ese es el destino del sendero, pero nunca llegamos allá porque el arquetipo no nos reconoce, no se identifica con nosotros, nos da la espalda. La frustración de ese mal encuentro es el día a día, lo normal.


EL GUARDIÁN RONNIE CAMACHO

El poder llegó a mí, al mismo tiempo que recibí la sorpresa de que mi esposa esperaba a nuestro primer hijo. Todo comenzó con pequeños susurros en mí cabeza, advertencias de cosas terribles que podían pasar y que solo yo podía detener. Al principio traté de ignorarlos y por mi negligencia, mi cuñado resultó muerto en un accidente de auto, debí obedecer a los susurros cuando pude y cortarle los brazos para evitar que fuera a esa fiesta. Entonces lo comprendí: el poder había llegado a mí no para enloquecerme, sino para darme la oportunidad de convertirme en un guardián que protegería al mundo y lo haría un lugar más seguro para el advenimiento de mi hijo. Desde entonces comencé a seguir sus lineamientos y previne decenas de catástrofes, como el robo de un banco al incendiarlo, un ataque terrorista en el aeropuerto después de hacer una amenaza de bomba y la caída de un meteorito que impedí disparándole al perro del vecino. Salvé muchas vidas, pero las autoridades no lo comprendieron y cuando se enteraron de todas las cosas que hice, me llevaron a juicio. De no haber sido por mi abogado, que apeló ante la corte argumentando que yo presentaba principios de esquizofrenia, hubiera terminado veinte años tras las rejas. Jamás supe de dónde sacó la idea, pero fue brillante, el único defecto de su plan es que, por orden del juez y tranquilidad de mi esposa, tuve que asistir con un loquero que a base de píldoras y largas sesiones, trató de curar mi “enfermedad”. Por más que lo intentaron no pudieron conmigo, fingí tomar sus absurdas pastillas y durante cada sesión seguí el juego hasta convencerlos de que todo estaba bien. Al paso de los meses, el vientre mi esposa creció y, del mismo modo, el alcance de mi poder también lo hizo, ya no solo se limitaba a voces en mi cabeza, ahora tenía claras visiones de las cosas malas que ocurrirían y de quiénes serían los futuros responsables. Los nuevos males en el porvenir eran más grandes de lo esperado y ya no bastaban los sabotajes ni las amenazas para


detenerlas, tenía que llegar más lejos, eliminar al mal de raíz. Fue así como la cacería comenzó y fui detrás de todos aquellos hombres que conspiraban para traer el fin del mundo, como ese reportero del canal cincuenta y siete que encubría los movimientos de los reptilianos, el alcalde que a cambio de poder vendió su alma al diablo y el director de un hospital que en secreto fabricaba un virus mortal. Hice eso por varios meses y cada vez que asesinaba a otro, las advertencias de mi poder disminuían, hasta el punto de que para el día del nacimiento de mi hijo, llevaba semanas sin tener una visión. En contra de todo pronóstico, había logrado mi objetivo, hice del mundo un lugar seguro para él o al menos, eso pensé hasta que lo sostuve entre mis brazos. Apenas entramos en contacto, vi la peor de mis visiones: el mundo convertido en un caos llameante consumido por la guerra, donde un hombre parecido a mí, pero con los ojos de mi esposa, se alzaba sobre un trono de cadáveres y sangre. “¡Mátalo, mátalo, mátalo!” el poder comenzó a ordenar en mi cabeza y por primera vez en mucho tiempo, no supe qué hacer, me esforcé tanto para proteger la seguridad del mundo, solo para enterarme de que al final, sería mi propio hijo quien lo destruyera. Finalmente tomé mi decisión y comencé a estrujar al niño entre mis brazos con el fin de quebrar su cuello, pero antes de que pudiera aplicar la fuerza necesaria, los médicos intervinieron y me lo arrebataron. Traté de explicarles lo que pasaba, nadie me escuchó y después de llamar a la policía, fui llevado a un manicomio, lejos de mi mujer y de ese niño. Ya han pasado veinticinco años desde entonces, ese monstruo se ha vuelto un hombre y yo jamás pude escapar de aquí para detenerlo. Ahora, mientras me preparo para saltar de la azotea, observo a la distancia las explosiones provocadas por las bombas nucleares, aquel engendro ha comenzado con su plan. Realmente me sabe amargo el sabor de mi fracaso, pero al menos, el mundo por fin sabrá que su guardián siempre tuvo la razón.


INSTANTE MÁGICO MARÍA SUSANA


PERPETUA MARÍA SUSANA


REALISMO MÁGICO ILIANA HERNÁNDEZ

Quién entiende a las mujeres y su maldita costumbre de desaparecer para luego aparecer dentro de una maleta de subir a carros con hombres desconocidos para aparecer con los pantalones abajo sin decoro su gusto de tomar el sol desnudas en el desierto con mal olor con mal color mientras la vida se ampolla maldita su costumbre de desaparecer en un país y aparecer en otro colgadas de un árbol o estrelladas contra el pavimento son ganas de volver loco a cualquiera ¿Quién entiende a las mujeres?


FRENÉTICO FEDERICA ZEPOL

Me gustaba usar el baño de arriba con techo alto, azulejos blancos. Escuchar la leña quemándose en el boiler, agua hirviendo en el cilindro hueco Me gustaba esperar desnuda el agua caliente. Creer que los vidrios chinitos dejaban ver mi cuerpo borroso del otro lado, Me gustaba asomar los ojos por la ventila. Ver pasar colibríes buscando flores, chistarle a la perra, confundirla. Pero hubo un día que vi salir a mi padre del cuartito que antes fue chiquero. Apretaba una revista con su antebrazo. La perra brincaba, se agazapaba movía frenética su muñón de cola. Creí que jugaba con ella que le hacía señas mi padre, todo su pelo blanco Y si, jugaba, pero no con ella y sí, hacía señas, pero no a ella y si, vi su bragueta abierta su mano frenética. Mi cabeza como el muñón como la mano de mi padre. Me lavo me lavo el cuerpo el jabón no hace espuma.


EL RELOJ REMOLCABA EXORCISMOS SING-WAN CHON LI


MARTIRYA MAGDALENA KINCH

Monjas, brujas y pirujas van. Ardiendo sobre el pavimento están. Perseguidas bárbaramente ¿Por quién? La holycía (Te está exorcizando) Te melificaron. Te dijeron: A la malicia milicia. Tú les creíste porque sonaba bien, te endulcoraron el odio, te sexorcizaron. Luego se corrieron en tu pelo a la velocidad de la cruz. Pero el Malleus Maleficarum o Martirio de las Brujas sólo contiene falacias, Felicia. Tengo la prueba, un mensaje cifrado en neopagano datado del año 2040: El vaticano ha omitido el último renglón de los antiguos manuscritos que nos sexclavizan. Esto lo cambia todo: “Dios tiene coño”. Soróiganme: Ni una sola de las brujeres incineradas por la holycía fue consumida por el ruego.


CATARSIS FRAN NORE Esa noche descubrí sorprendido que sólo podía escuchar sonidos y voces, pero no podía hablar ni abrir los ojos, tampoco mover la cabeza ni las extremidades. Alguien me había cocido la boca con hilo de cáñamo. Quise gritar, pero no podía en semejante estado; inmediatamente percibí que estaba embalsamado en mi propia cama. Escuché pasos de una persona que venía hacia mí. Era la criada. Sus pisadas se hacían cada vez más cercanas. —Descanse, señor, mañana es otro día…


EN EL CENTRO DE LA TIERRA SILVIA FAVARETTO


¿NO ESTOY AQUÍ, QUE SOY TU MADRE?

ANDREA GARZA


PARASITARIA BLANCA GARCÍA

Y allá esta ella, y allí esta lo otro, danza a su alrededor, en un lúdico, tétrico, coqueteo. Aquello despierta el deseo, de ser llenada, ignorando que no estaba vacía. Invita a un proceso alquímico, dolorosísimo, donde el centro de sí misma debe desgarrarse y desplazarse. Le habían enseñado a amar ese desgarré e idolatrar el desplace, y la incomodidad de una vida así, era luego nombrada cotidianeidad. Ah, cómo le hubiera gustado, no desear así, no desear desear, no desear que el anhelo la eclipsara, no soñar con el eclipse. Recuerda haber tocado ese centro trasplantado y embutido en ella, caliente y dulce, pero de un gusto producto de la fermentación, sabor que conocía muy bien. Pensaba que ese era el sabor de ella misma, empalagosa, viscosa y estridente. Ahora no sabe a qué sabe, sabe que ese no es su sabor, como también sabe que recibir ese coqueteo con lo otro es peligroso, no es cualquier juego. La carne ahuecada palpita adolorida, escurriendo cuajos podridos de lo otro, y en cada estertor le extraña. El ahuecamiento antinatural crea un vacío que apetece con añoranza lo que creía parte de sí. --Tiembla, renuncia a esto y resiste que pronto el centro se desliza al centro, lo otro no tendrá lugar. El coqueteo cesará porque lo otro sin ti morirá.


OSCURO INMINENTE N.R.G. Frente a la palpitante y moribunda fogata improvisada, con unas cuantas botellas vacías de lambrusco barato y tras el telón que resultaba ser la música que nadie escuchaba, una pareja de jóvenes amantes se miraba firmemente. Luego de un maratón de besos y caricias apasionadas, seguido de una batalla verbal o una discusión recurrente en la que ambos negaban sus culpas, parecía que no quedaba más por decir. Todo el alcohol se había acabado, se mudó de los cuerpos de vidrio a los cuerpos humanos y danzaba por las venas hasta acabar en algún corazón encendido. La fiesta llegaba a su inevitable final, sin alcohol, sin tabaco, sin ganas de continuar y con los porros de hierba consumidos hasta el punto en que nadie puede escapar de quemarse los dedos. La gente se marchó de a poco, tal como había llegado, llevando consigo el amor que alguna vez hubo, hasta dejar sólo a la pareja y el fuego. Entonces el chico tomo una botella del suelo y usándola como catalejo miro a su amada. —Es hora de que te marches tú también, Yelena –dijo como si le hablara al viento-. No eres más que un fantasma del pasado o un engaño de mi mente. Entonces las últimas flamas se extinguieron y su amada se desvaneció en el humo, las paredes se desdibujaron y la música ignorada dio paso al silencio. —Christian, lo entendiste mal –dijo la chica desde su incorporeidad-. Tú eres quien no existe. Después de que todo se transformara en cenizas, Christian se unió a la soledad, sabiéndose eterno e infeliz para siempre.


POLÍTICO EN CAMPAÑA HABLANDO SOBRE POSIBLE SOLUCIÓN A PROBLEMATICAS SOCIALES SAÚL GALVÁN Yo.


POP UP VICTOR M. CAMPOS Descíframe o te devoro: Rita Segato

No sólo suena a otra cosa: significa algo diferente. Al abrirlo podrás encontrarte con una mujer que corre y no sabemos por qué. Es la primera página: no tenemos que saberlo todavía. Aunque, si observas, notarás que todo sucede en un callejón. ¿Intentará escapar? ¿Qué podría motivar a una mujer a escapar de un callejón? Sí, tienes razón: es una pregunta estúpida. Tenía un amigo gringo que se reía al verme comiendo cacahuates. Pensándolo bien, decir que se reía es poco. Se cagaba de la risa y decirlo así está más que justificado. Para él, un mal aprendiz de español, cacahuates lo llevaba a otra cosa. Caca, decía, y el ataque de risa lo partía en dos. Huates nunca llegaba a destino. Idiota. Popó es a lo que suena y a mí también me lleva a otro lado: me hace pensar en otra cosa. Como en el pinche gringo. Trabajábamos de choferes y el idiota apenas y sabía leer. Gringo al fin. Pobre al fin. White trash al fin. Pero me caía bien: al menos hasta esa vez. No debí salir corriendo. Lo sé. En la siguiente página, alguien, en la boca del callejón, le cierra el paso a esa mujer. Qué pinche miedo, pero me gustan los libros que siempre terminan mal. Observa con atención y verás que es más de uno quien le cierra el paso. No está muy claro quiénes lo hacen porque el callejón está a oscuras y ellos traen la cabeza cubierta con capuchas y en el rostro negro sólo brilla su repugnante sonrisa. Qué pinche miedo, ¿no? En la siguiente página ella camina de espaldas, intentando ponerse a salvo, y tropieza. Sí, se cae y se le sale un zapato. Así caía el gringo, partido de risa, y se revolcaba en el suelo. Sí, era inquietante. Pero luego se puso peor. Manejaba temerariamente y yo iba detrás tratando de no quedarme en el camino. Algunas noches, en mitad de la carretera, apagaba las luces y aceleraba. Yo lo seguía a ciegas y más de una vez estuvimos a punto de hacernos mierda.


Ella está en el suelo, pelea, abre mucho los ojos y la boca. Algún sonido de papel sale de ahí: ondas acústicas de colores que toman el lugar del grito. Y, como si hiciera falta, unas nubes cada vez más negras tapan el cielo. Ya sabemos que todo va a salir mal. ¿Para qué necesitamos nubes negras? Por pura crueldad, ¿no? Nos encanta siempre y cuando no seamos nosotros los que estamos en el suelo. Como ella que, en la siguiente página, ya fue sometida. Uno de ellos la ha inmovilizado poniéndole una rodilla en el cuello y agarrándole las manos. El otro está hincado entre sus piernas mientras esquiva los patadones inútiles que ella le tira para defenderse. Es cierto que las ondas acústicas no necesitan ser vistas para existir: en eso son hermanas del dolor. Aquí las representan con papel para poner de manifiesto que ella gritó, pero que nadie vio sus gritos. Alguien ha triturado ese papel; ellos lo han reciclado para dar significante a sus gemidos y al llanto silente de ella: pura papiroflexia. Luego, nada. Como esa vez. Habíamos estado echando chelas en un bar de la frontera y él salió a mear. Eso dijo. Como tardó, como también me dieron ganas de mear, salí. Afuera parecía que iba a llover. Era de noche y el callejón estaba oscuro. Algo escuché al fondo, más allá de las camionetas, y fui a ver. Prendí un tabaco y con la misma flama del encendedor lo vi. Pinche gringo. Su mirada locota bastó. Los gritos ya se habían caído al suelo y estaban hechos bola entre sus piernas: de tanta patada inútil el otro zapato también se le había salido. Antes de apagar el encendedor los miré por última vez. Luego, cerré el libro.



POR: EL HEREJE & EFRÉN BANTÚ


HUASTECO LEODAN MORALES Amo el Huasteco, elixir barato surgido de lo más profundo y sagrado del destilado de caña. Atento contra lo bueno y lo correcto al bañar mi interior de ti. Reto a la moral y las buenas costumbres al beberte ¿Por qué tendría que demeritar algo que me ha dado las mejores pedas de mi vida? Sí acaso quieren llamarme teporocho, por preferir este delicioso alcohol envasado en plástico delgado de tapa amarilla, entonces con orgullo grito ¡Soy un teporocho! Me consagro en el ritual de los marginados, habitantes de la calle, hemos conquistado la periferia desde donde miramos al mundo, embriagados. Amo el Huasteco, por las inolvidables borracheras que me ha dado. Tales son sus virtudes, que gracias a él, he conocido a todo tipo de personajes entrañables ( quizás imaginarios) con los que he pasado horas de intensa conversación y profunda filosofía en los lugares más apartados, olvidados y altamente clandestinos a los que he llegado. Al final, esas pláticas han quedado atrapadas entre la obra negra, el olvido y el mareo que termina en cruda al día siguiente. Jamás serán recopiladas en grandes tomos que pretendan cambiar el sentido de la existencia. Amo el Huasteco, por ser el complemento perfecto de las otras bebidas. Se mezcla en un baile místico con la cerveza, se adorna con el refresco de cualquier origen y se degusta directo del envase reciclado desde donde libera sus sagrados efectos. Propuesta para el fin del mundo: beber este coctel creado y preservado por nosotros los marginales. Mirar como todos arden, gritan y perecen al sonido de la destrucción de las ciudades. Mientras, nos embriagaremos y dejaremos correr este alcohol barato por nuestras venas. Quizás de ese modo, ardamos más rápido y el sufrimiento sea menos cuando llegue nuestro turno. ¡Salud!


FRENÉTICO


AGRADECIMIENTOS MALPENSANTE FANZINE AGRADECE Y CONGRATULA A QUIENES, CON SUS CREACIONES, SE HAN MALPENSADO: FREDDY YANCE, RONNIE CAMACHO, MARÍA SUSANA, ILIANA ARCE, FEDERICA ZEPOL, LEODAN MORALES, FRAN NORE, MAGDALENA KINCH, SING-WAN CHON LI,ANDREA GARZA,BLANCA GARCÍA, N.R.G, SAÚL GALVÁN, VICTOR M. CAMPOS, SILVIA FAVARETTO, EFREN BANTÚ Y EL HEREJE. DE LA MISMA MANERA, SE RECONOCE A AQUELLAS PERSONAS QUE LEYENDO Y COMPARTIENDO ESTE TRABAJO AYUDAN A LLEVAR EL CONCEPTO DE MALPENSAR AUN MÁS LEJOS. TE INVITAMOS A SEGUIR MALPENSANDO EN NUESTRAS PRÓXIMAS EDICIONES.

EQUIPO MALPENSANTE GIOVANNI BENUTO -BUSCADOR DE NOVEDAD- (IMAGEN Y REDES) OSCAR IÑIGUEZ -CONTRADICTOR OFICIAL- (CORRECCIÓN Y REDACCIÓN) SAÚL GALVÁN -ALTOCONTRASTANTE- (DISEÑO Y AUDIOVISUALES) NÉSTOR RODRÍGUEZ -CUESTIONADOR CONTINUO- (MAQUETACIÓN)

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