Unidad III

Bloque II: Ética y la nueva Cultura Empresarial.

Unidad III: La empresa como ente ético.

Resumen

Mtra. Mónica del C Márquez Alejandro Universidad Virtual UVP 2013

Unidad III: La empresa como ente ético.

Índice

3.1. La persona, fuente de valor en la empresa.

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3.2. La empresa como comunidad de personas.

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3.3. El director como personificación ética de las actividades realizadas.

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Referencias :

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3.1. La persona, fuente de valor en la empresa.

El elemento esencial de la empresa son las personas; en ella también existen otros elementos materiales e inmateriales, pero estos tienen su causa en las personas que los aportan, producen o los emplean para llevar a cabo su actividad.

Por lo tanto, la mayor fuente de creación de valor en una empresa, son las personas, y como tal las empresas deben asegurar su desarrollo y capacitación para que éstas aporten lo mejor de ellas y se asegure el óptimo rendimiento.

En este sentido, se crea un marco para que las personas crezcan en un entorno y ambiente que garantice no sólo el crecimiento profesional, sino también el personal.

La ética representa la ciencia del verdadero desarrollo del hombre, y no de su constricción como muchos suponen. Si la empresa careciera de persona perdería su carácter de empresa pues faltaría el sujeto, al poner a la persona en el centro mismo de la empresa logramos que, esta se manifieste en todo su valor y hacemos ver que la empresa es un sujeto con una densa carga de ética.

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3.2. La empresa como comunidad de personas.

La ética de la empresa trata de aplicar los principios éticos en la toma de decisiones y en acciones concretas y aporta herramientas que eleven el nivel ético de las empresa.

La autora Adela Cortina, define a la ética de la empresa cómo: “el descubrimiento y la aplicación de los valores y normas compartidos con una sociedad pluralista al ámbito peculiar de la empresa, lo cual requiere entendérsela según un modelo comunitario” (p. 236).

Por otro lado, se puede mencionar que la ética de la empresa y la Responsabilidad Social Corporativa (RSC), son conceptos distintos aunque relacionados.

Primeramente la ética empresarial son las normas y principios que se utilizan para resolver los diversos problemas morales o éticos dentro del contexto empresarial. En cambio la responsabilidad Social Corporativa son las actuaciones voluntarias emprendidas por una empresa para abordar la responsabilidad de los impactos económicos, sociales y ambientales de sus operaciones comerciales y las preocupaciones de sus agentes principales. La RSC, se refiere específicamente a las relaciones con grupos de interés que interactúan con la empresa (accionistas, clientes, proveedores y sociedad).

En este sentido, la responsabilidad social de las empresas empieza en el interior de la organización antes de extenderse a clientes, proveedores, u otros agentes sociales. Por lo tanto, una empresa debe ser una comunidad de personas, y cuyo objetivo del equipo directivo deberá respetar la dignidad de sus colaboradores y crear el clima adecuado para permitir el desarrollo de las personas y la propia organización. Para conseguirlo, el directivo debe estar convencido de que

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hay que interiorizar ocho hábitos directivos cómo: La información, misión, comunicación, trabajo en equipo, resultados, delegación, aprendizaje e innovación.

Por lo tanto, para que una empresa haga frente a su responsabilidad social debe ser considerada como una comunidad de personas. Eso implica contar con un equipo directivo que cree las condiciones adecuadas, respete la dignidad de sus colaboradores, y que no fomente una cultura de miedo en la organización.

De acuerdo, con el filosofo mexicano Carlos Llanos, en la sociedad contemporánea la empresa desarrolla un papel muy importante, y define a la empresa como “una comunidad de personas en donde la condición de ser persona prevalece sobre cualquier otra condición, incluso la condición que se deriva de su pertenencia a esa comunidad que llamamos empresa”.

En suma, se concibe así la empresa como una comunidad de personas, que aportan conjuntamente su trabajo directivo, su trabajo operativo y su inversión. La tarea principal de la empresa desde este punto de vista es conseguir la síntesis y el logro de todos los intereses de las personas que constituyen la empresa. En la siguiente figura se muestra la relación de la empresa como comunidad de personas y la ética empresarial como dimensión interna y externa.

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Figura no. 1: La empresa como comunidades de personas.

Fuente: IDETEX editores.

3.3. El director como personificación ética de las actividades realizadas.

La empresa es una organización creada por personas que disponen de una serie de recursos (humanos, económicos y materiales) para obtener una producción (bienes y servicios), destinada a cubrir las necesidades de dichas personas.

A partir de la definición anterior de la empresa como comunidad de personas, hay que entender que las empresas se rigen en esencia por leyes y principios que derivan de las personas. Se pueden establecer los siguientes niveles de las actividades realizadas por el trabajador en la empresa o en torno a ella.

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• La personificación del trabajo directivo, por la estrecha relación con el sujeto que lleva a cabo este trabajo.

• La personificación del trabajo operativo, igualmente por la estrecha relación que este trabajo guarda con el operario, aunque no es una relación total, ya que el trabajo operativo se encuentra estrechamente vinculado con el objeto sobre el que se trabaja.

• La personificación del inversionista o el capitalista, por la vinculación de las inversiones con la persona que invierte.

• La personificación del acto de vender en relación con el cliente.

Referencias :

Llano Cifuentes, Carlos. (2000). Dilemas éticos de la empresa contemporánea.

México: Fondo de Cultura económica.

García Leal. Carmen. (2012). Recursos Humanos y Responsabilidad Social Corporativa. México: Mc Graw Hill.

Cardona Labarga, José María. (2005). La empresa como comunidad de personas.

Capital Humano, No. 192, p. 116.

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