Mandala: Filosofias Underground

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EDITORIAL En esta edición condensamos en apenas unos sorbos, una parte de nuestra historia como mexicanos, que las latas de aluminio han tratado de borrar. Afortunadamente este enlace con el México mágico sobrevive en las periferias de la capital del país. Invitamos al lector a que cuando se encuentre con un buen pulque, no se fije sólo en los tarritos sino en lo que hay alrededor: picardía, trabajo artesanal, y fraternidad que nos vuelve dueños y dueñas de nuestra propia fiesta.

ÍNDICE - Mi malteada de Pulque - Picardía Mexicana - Un pulque con Real de Catorce - No les voy a mentir - Luminaria alternativa - La Luz - Entre rayuela y canciones - Agonía Utópica - A falta de pulque y algo más

Fotodélicos David Eurosa Luna Laura Oliva Moisés Lozada Agradecimiento especial a l PULQUE Portada: Aymer Gálvez Contraportada: Mowgli420

Numero 39 25 de noviembre 2013

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Por:MoisĂŠs Lozada


Mi malteada de

PULQUE Por: Lala Lalal

El pulque tratando de guiarnos por algún alucinante trance espiritual fue perdiendo credibilidad, tratando de reconectarnos con los minerales terrestres donde se refugia perdió su rumbo. El pulque en la gran ciudad contrasta como muchas cosas, como Krishna, Jesús, María Sabina o Catarina Gold con sus aduladores espontáneos creyentes. Los eufemismos del pulque en la ciudad son hermosos, pero irritantes, molestos, porque el pulque en la ciudad no lo puedo digerir más que en el transporte público, de regreso a casa, con el malestar agasajando mis tripas. El pulque en mi panza mejor lo camino, lo revuelvo paso a paso con los pies bien clavados al suelo. El pulque no es espiritual, no hay conexión ya entre los indígenas alcohólicos ya gente alcohólica, entre la blanca aguamielosa naturaleza extravagante del maguey y los curados de mil colores, ya no hay conexión entre el bebedor de culto y el teporocho con el pitillo bien paraguas, ya no hay conexión entre la conexión de la comunidad y la pulcata y la conexión de la ciudad y la “pulcata”. Aunque sigue siendo lindo.



PICARDIA MEXICANA Por: Mowgli420

Existen lugares que se vuelven parte del personaje, guaridas y espacios donde pasan cosas increíbles, donde el lugar crea una atmósfera y le da poder a la acción ¿Qué sería de Batman sin su baticueva? ¿Dónde vivirían los ThunderCats si no tuvieran su cubil felino? ¿El niño Jesús sin su pesebre? Ahora, si juntamos algún tipo de estupefaciente o alcohol con algún lugar especial, el espacio se vuelve un lugar sagrado, ejemplos: La taberna de Moe, El bar McLarens de How I met your mother, el sótano de Eric Forman (That’s 70’s show) y

un ejemplo mexicanísimo: La Oficina, una pulquería en donde pasan cosas importantes y asombrosas en la película Picardía Mexicana (1977). El cine de ficheras se caracterizó por el bello uso del lenguaje para crear connotaciones sexuales, sí, hablo de chingarse uno a otro verbalmente, sí, de alburear pues. Y qué mejor lugar para aprender el fino arte del albur que una pulquería, donde señores sacan sus más lindas frases, en un estado provocado por una bebida “chamaquera”.


Una película que capta esa esencia del albur y pulque unidos, es Picardía Mexicana. Donde el protagonista es ni más ni menos que el Gran Chente Fernández, junto con Jaqueline Andere. Y como el Héroe de la película no puede estar solo, lo acompañan el master de master del cine de ficheras -según el autor de este texto- Héctor Suárez y Resortes. Como varias películas de esa época la historia es sencilla, muy sencilla y predecible, Chente, es un mujeriego, se enamora de la profesora Lucia, Lucia no lo quiere por ser alcohólico (dentro de la película existe un debate del porqué el alcohol es bueno, y por qué malo, y pues, la moraleja es: no tomes), Chente cambia, pasan varias cosas y ¡tarán! Final Feliz. Pero ¿qué pasa en la Oficina? ¿En ese lugar sagrado donde venden pulque? Chente y sus amigos desahogan sus penas, platican, cotorrean y alburean sanamente, como el deporte mental que es. Como en todas las películas de Chente ¡TODAS! De la nada sale un pinche mariachi y su voz cambia por algún fenómeno sonoro inexplicable, y ¡tarán! comienza a cantar chingón, llorándole a la mujer que no lo quiere por alcohólico (pos oye). También la violencia hace aparición, mientras el Moviloi da cátedra de cómo jugar rayuela, el Bravero, quien tambien es un buenazo para ese juego, le canta un tiro y dice: cuando quieran botana de moronga yo tengo con que sacárselas. Mientras dice esa línea, agita un cuchillo de la manera MENOS amenazante (jaja). El Chente quien es bien pocaspulgas se prende y salta por el Moviloi, y he aquí el momento sexi para

las mujeres: una pelea de hombres, no en lodo, no en chocolate, sino en aserrín, esa “alfombra” que decora las mas finas cantinas. La pelea tiene un final trágico, alguien muere, y no es el bravero ni Chente. Le dejo en suspenso para que se animen a verla. Cambiando de tema, lo más interesante aquí son los diálogos que están llenos de albures ¡un aplauso para el guionista! Y no solo los diálogos, sino el mismo camión que maneja Chente el materialista (nada que ver con Marx, sino que vende materiales para construcción, aunque quizás sea porque consume pulque, y pues el pulque tiene una onda comunista, es barato, al alcance de todos, tlachiqueros del mundo ¡uníos!) adelante dice: ¡¡ya me pasaste!! Y en la puerta del conductor esta la frase: Pero no me tocaste el pito. Frases que aparecen en las paredes de la pulqueria, si ponen atención, o si tienen un sentido del oido ultrasensible tratarán de descifrar el código del albur, que no cualquiera entiende. Si logran captar los albures, se sentirán como si un intelectualoide escuchara Howl de Allen Ginsberg, como si un señor con monóculo analizara desde su balcón una ópera rusa. Así es esto del albur, solo para entendidos en el tema. Ver cómo la mente crea esas frases picaras, bien profundas y hasta el fondo (sic). Y para cerrar unas palabras de Panchito que le dice a la persona que se dedica a recolectar (pepenar dice él) los dichos y albures populares mexicanos: “[…] Pepenador de talento, del ingenio, del talento tan desperdiciado de nuestro pueblo, tan lleno de filosofía de cosas de la vida y la muerte”. Y todo ocurre, en un la Oficina que todos quisiéramos tener.


Por:MoisĂŠs Lozada


Un pulque con Real de Catorce Por: Viko del Real

“Sentado y casi a oscuras, tomando pulque, hasta el final” escuchaban mis oídos, en el rojo de la tarde, una y otra vez, mis ideas me confundieron. Si tan solo era Real de Catorce, pero ¿por qué la confusión? La canción, yo crecí a lado de él, percibiendo su olor todas las tardes en aquel cuarto misterioso de mi abuelo. Mi corta edad no me hacia entender qué contenían esos recipientes que mi abuelo les daba a los señores, de avanzada edad en su mayoría, y que tanto disfrutaban. Entonces José Cruz dijo: “Mujer sucia de cabaret” y mi cabeza me transporto a todas aquellas pulquerías que he visitado en el Distrito Federal y más allá. De pronto la duda ¿pero está de moda, no? Pues claro, es cultura. ¿Apoco no han visto La pulquería?, eso sí es cine nacional, bueno al menos así me dice mi abuelo. Además son los mejores lugares para entender los ritos, las tradiciones y por supuesto los albures. Es parte del México rural, ese que día con día siembra la tierra, aquella que cuida de los magueyes para poder disfrutar un poco de lo más profundo de ellos. En un mediodía triste hace sonreír a cualquiera. Porque no puedes decir que no te gusta sino lo has probado, y si dices que es para nacos

es tan solo una manifestación de tu negación. Es, ni más ni menos, la bebida más tradicional de tu país y sobre todo la más barata, al alcance de todos y para todos. Reaccioné, y mi reproductor había despachado una hora de blues, espeso, dulce, poético y sobre todo mexicano. Real de Catorce y el pulque, una combinación a la par del tequila y el mariachi. Llena de historia, aquella de una bebida de y para los dioses. Historias que me llenan de polvo los ojos entre la soledad y el sol, a un costado del maguey. “Un payaso blanco, un rey, un acido en ración” y vi flores por la ventana, como preámbulo a una parte de mí, de mi entorno, de mi vida. Una penca de pulque, con música lenta de ti José Cruz, despidiendo una tarde llena de luz. Esperando a la viuda del blues, en lo espeso de la tarde, llena de blues y letras que entristecen al cantar. Y al final una fotografía y una vida en la mano que me hizo recordar. Fue entonces que me decidí y a coro se escuchó: “Sírveme esa medicina, que me ayude a vivir”, fue así, un viaje de dos horas entre su deidad Real de Catorce y una pizca de nuestra cultura gastronómica, el pulque.


No les voy a mentir Por : Moisés Lozadda

No les voy a mentir, yo empecé a tomar pulque porque es barato; NO me andaré con falso patriotismo ni diré que lo tomo porque es el néctar de los dioses, o porque es una de nuestras bebidas nacionales y estatales por excelencia, tampoco presumiré de conocer la leyenda de Mayáhuel; esas son cosas que le dejo a los “clavados”. Yo tomo pulque porque el sabor me gusta, es amargo a la lengua, pero refrescante a la garganta, aunque la consistencia a veces es demasiado viscosa, aprendí a hacer el “escorpionazo” cuando era muy niño y mi padre me daba a probar y yo le decía que sabía de la chingada. Volví a tomarlo por convicción propia en la preparatoria y me gustó. Entonces entendí a mi abuelo y sus pedas diarias con pulque y por qué siempre se llevaba su jícara cuando salía de casa. Hay quienes dicen que al pulque le falta un grado para tener el valor nutrimental de la carne. Yo lo único que sé es que con tres litros ya estoy ebrio. Suelo tomarlo puro, en jarro de barro, así sabe bueno, a veces lo tomo curado, aquí en Tulancingo existe un lugar donde el curado de Kiwi está bien chido. Tomando pulque he conocido a gente tan diversa como interesante, he hablado de religión, de política, de música y con los más viejos hablo de los tlachiqueros, de cómo se hacia el pulque antes, de por qué

la gente ya no lo toma, cómo fue que desaparecieron las haciendas pulqueras en el estado de Hidalgo o Tlaxcala y de lo que opinan del pulque enlatado que se produce en Singuilucan. Del pulque también se dicen cosas como que lo fermentan con excremento humano, para acelerar su producción o que se rebaja con agua con maicena para hacerlo rendir más. No sé si los chilangos lo hagan, pero aquí en Hidalgo sí existen lugares donde lo hacen. La mejor forma de evitar esas dudas es ir directo al tinacal. Si un día tienen oportunidad pueden recorrer la carretera de Epazoyucan a Real del Monte pasando por las comunidades de Jagüey viejo, El Guajolote y Peñas cargadas entre otras, donde podrán encontrar diversos lugares donde venden y producen el pulque. Si no sabes tomar pulque no sabes tomar, dicen en las pulcatas o pulquerías, en los pueblos y comunidades lejos de la ciudad: tomar pulque es como tener bigote para los hombres, si no tienes o no puedes, mejor retírate. En resumen tomarlo o no tomarlo no te hace más o menos hombre, más allá de los mitos que rodean al pulque sobre los dotes sexuales que otorga al consumidor, el pulque es digno de preservarse como legado histórico y como referente socio-económico, como fortalecedor de tertulias y como detonante de crudas épicas.



LUMINARIA ALTERNATIVA Por: Mariano Herrera Salvalaggio

Un diseñador es un planificador con sentido estético Bruno Munari El siguiente trabajo surge en la materia Metodología del Diseño 2013 de la carrera de Diseño Gráfico en la Escuela Superior de Actopan-UAEH. Desde tiempos remotos el ser humano ha tenido la necesidad de contar con una fuente de luz artificial que le ayude a realizar sus actividades cuando no puede contar con una fuente natural como el sol. Hoy por hoy, el diseño de luminaria atraviesa una época en la cual además de satisfacer esta necesidad del hombre, procura traer consigo un concepto definido y una estética marcada, comprometiéndose con el planeta.

Este proyecto tiene por objetivo crear un objeto de diseño lumínico que reúna las siguientes características: -Material reciclado -Concepto definido -Funcionalidad/estética Para marcar un concepto se decide tomar el PULQUE como ícono de IDENTIDAD MEXICANA. El pulque era la bebida más popular en México, hasta que las grandes industrias cerveceras llegaron a desplazar la bebida de los dioses. Sabiendo esto se decidió utilizar la Ironía, planteando que las cerveceras hoy le serán útiles para dar forma a una lámpara que intenta poner en valor dicha bebida.

Materiales

Referencias Proctor Rebecca, Diseño ecológico. 1000 ejemplos. Trad. Olga Hernando. Barcelona Gustavo Gili, 2009. Marty, Gisele. La mente estetica: los entresijos de la psicologia del arte. México: Centro de Estudios Filosoficos, Politicos y Sociales Vicente Lombardo Toledano, 2000 Documental: Bebidas de México, Pulque, disponible en: http://www.youtube.com/watch?v=2Xn5tNmGasA


Producto final


Por:MoisĂŠs Lozada


LA LUZ Por: Enid Adriana Carrillo Moedano

Escondida entre las venas de la vieja Pachuca estaba la pulquería de don José, alma magullada que vivía del brebaje sagrado, de la sangre blanca y fecunda de los magueyes que consolaba a todo un mundo de gente, a la zona de tolerancia, barrio “El volador”, jaula de historias subterráneas que ya hubiera querido Dostoievski. “Cantina y Pulquería La luz” gritaban unas letras en la fachada blanca. En ese lugar todo se ha visto y pocas cosas espantan, la cantina es un punto de encuentro, un lugar de reunión donde llegan las penas, juntitas y calientes, avasalladoras; llegan para convertirse en un eco que moja hasta la última casa de aquellos rumbos. Desde don Teófilo que llevaba a su gallo para emborracharse con él, hasta Juana, la tamalera, que vendía sus tamales a un peso para callar al hambre por un ratito, cada personaje tenía un lugar en La luz. Esa noche todo parecía marchar como de costumbre, la luna estaba en su lugar, nada tendría porqué ser diferente. ”No hay cerveza” anunciaba una cartulina fosforescente en la puerta de la cantina. El dueño se había enojado con los repartidores de cerveza porque andaban conquistando a su hija y cambiándole besos por caguamas. Así que estaba decidido a no comprar cerveza hasta que las aguas alebrestadas y adolescentes se calmaran. Esa era la noche del pulque, puro pulque. La música abrazaba los ánimos e incitaba a todos a seguir tomando, curados de todos los sabores, coco, guayaba, piña,

avena, jitomate, la bebedera parecía una danza en la que cada cliente decía salud y gracias, todos se llenaban el alma de pulque, de agua blanca, de folclor. La embriaguez tiene muchos matices, sabores y tempestades. Don Juan no paraba de servir jarros, vasos y hasta tazas llenas de pulque, sus barriles se vaciaban como si fuera petróleo, la cantina estaba llena de una suerte de niebla que hacía que aquello pareciera un ritual. Todos estaban flotando en una atmósfera encarceladora, nadie podía detenerse. Que en la penca de un maguey grabaron unos nombres, que cómo quisiera que tú vivieras, que una belleza de cantina y demás son al que les bailara la lengua para pedir más bebida, todos los presentes seguían tomando como si fuera el fin del mundo. No podían detenerse, algo tenía ese brebaje, un poder de veneno, de droga. Personas que pasaban cerca de la cantina con toda la intención de entrar, no podían pasar, la puerta se había cerrado como si de un hechizo se tratara. Desde dentro, nadie tenía el poder de moverse de sus lugares, no podían mover sus cuerpos más que para tomar más y más. Don José sufría de la misma embriaguez, sin haber tomado una sola gota de pulque. La noche palpitaba con todo su poder. Una espesa niebla salió por debajo de la puerta de cantina, nadie pudo salir del lugar aquella noche, todos bebieron del veneno de maguey. ¿Qué sucedió allí dentro? Tal vez usted lo pueda saber. Termine la historia. Es suya.


Entre rayuela y canciones Por: Omar Rodríguez Cerón

Cambiar el rock por los huapangos, la silla por la piedra, el techo por el árbol... ¿Por qué no? Una mirada a la milpa, los elotes están tiernos... - No seas tonto muchacho, échalos directo al fuego... -Pero... - Así directo te digo... Dicen que eres voluble, que a veces caes bien y a veces das chingadazos. Cómo olvidar aquél que le diste a mi padre, casi lo matas del madrazo. Con dos de los chicos tuvo, dos tarritos del diablo, y el abuelo que no le dijo, que ya llevabas ahí buen rato. Pero, ¿pa’qué se sube a la bici? ¿Pa’que se las da de macho? Si con toda la jeta por delante, fue a dar hasta el trinche barranco. - Hey abuelo, ¿Pues qué tanto le echas a esto? - Mejor ni te digo muchacho, ahorita no tengo limpiaderos, y de aquí a que llegas a la milpa ya me hiciste un chorreadero. - Oiga papa, usted dígame... - ¿Te gustó o no te gustó? - Sí ps’ sí, está bueno.

- Pues si le da gusto al cogote, entonces no le haga al cuento, si a un mes te sabe sabroso, te digo que tiene dentro. Tu échale trago mijo, aquí te vas a enseñar, que como el pulque de tu abuelo, jamás en otro lugar. - Na’más que si vas con tu novia nieto, no te me vaigas a empiernar, que esta cosa te da poderes, que no puedes controlar, así me pasó con tu abuela, y ya no me pude zafar, y ora vea el buitre que me salió, na’mas le falta volar. - Ora jefe no se mande, qué de tal palo tal astilla, y de palos el mío está nuevo, y el de usted pura polilla. - Ora muchacho malcriado, te estás pasando de rosquilla. - No le haga caso abuelo, que mi mamá, ps’ lo mismo no opina. -Jajaja’s y mas jajaja’s, pura risa con ustedes. Y así es como pasa la puesta, entre pulque rayuela y canciones, la tarde de estas tres almas, que ya olvidaron sus roles, bajo esta luna compadres, y de edad no hay distinciones. Como pocas cosas en la vida, pero que son las mejores, un tarro de pulque es el que une, a estas tres generaciones.


Por: Laura Oliva



Agonía utópica

Tributo a Víctor Salazar

Sofocado en las tinieblas de la locura mi mirada se pierde entre la neblina lóbrega y gélida que se respira en el monasterio de mi alma perdida. Los pájaros regresan al nido podrido de resoluciones nocturnas hundidas en letras húmedas por el rocío maldito de las mañanas monótonas Y las charlas guturales que piden a gritos ahogados de desesperación que liberen a la Biblia, retornan sin regreso a mi hundida mente. La humildad de mis ahogados sollozos, que se cubren con la manta del silencio, reclaman la decadencia sonora de las sonrisas muertas. Y aunque mi mano se alce a los cielos la agonía de un despertar pretencioso quedará atada a la estrella perpetua de mis palabras silenciadas, infectadas de locura.

Por: Gianluca Daglio


A falta de pulque, y algo más Te diré, entre tú y yo, que me dan miedo las tormentas, que ahora veo que una se acerca, que en el cielo hubo un temblor y sólo pienso en escapar; esto se ha puesto muy feo, tuve un juicio contra reo y sé que me condenarán. Te busqué y no te encontraba y cuando nos vimos las caras me buscabas tú también. Y ahora que sigues aquí cómo no vas a cansarte si de miércoles a martes ya estoy harto yo de mí. Me decías lo que media entre tú y tu soledad, es un trecho que no puedo abarcar, yo le preguntaba al cielo, sin disimular el miedo, cómo voy a vivir cuando te canses de mí, cuando te canses de mí.

Y qué más da si esto es el fin, yo trato de matar el tiempo y entre tanto lo que el tiempo intentará es matarme a mí. Y estas líneas, ya lo ves, son lo más desesperado para tenerte a mi lado que se me ha ocurrido hacer. y si dejas que lo intente sólo una vez más, me odiarás secretamente y para siempre jamás. Que hacen falta, ay, amor, más de dos vidas enteras para corregir siquiera el más mínimo error. Me decías lo que media entre tú y tu soledad, es un trecho que no puedo abarcar. yo me pregunté a mí mismo, sólo a un paso del abismo, cómo voy a vivir cuando te canses de mí. Por: Víctor Salazar




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