Editorial
E
n materia musical, la radio es terreno fértil, donde se reafirman diversas identidades, o se abren nuevas ventanas. En el espectro social, desea saldar una cuenta que sigue pendiente, porque nos ha enseñado a escuchar, en un país donde parece que ya nadie habla. Pero atención porque las discusiones alternativas bien argumentadas siempre van a tener rating.
RADIO
Índice -
Portada
- Cazador de canciones
Uriel Vazquez Zamora
- Voces de la Tierra
Diseño
- Días de Radio
- Frecuencias extraterrestres - La palabra como alternativa - La radio, el medio de siempre
Mowgli420
Número 55 12 de Agosto del 2014
Palabras al
AIRE Para esta edición conversamos con Alfredo Barrón Silva, quien se ha dedicado al trabajo radiofónico por más de 13 años. Para él es necesario educar a los escuchas, sobre todo desde niños, a fin de que conozcan cómo funcionan los medios, y se elimine el estigma de que es “difícil” hacer radio y que sólo unos cuantos están facultados para dicha tarea. ¿Cuál sería la mayor diferencia entre una radio pública y una comercial? “El compromiso social. La radio comercial, tiene un fin de distracción, yo la llamo radio circense, porque la música es continua, no hay silencios, todo es grito y emoción, las carcajadas, un gran espectáculo sin descanso. Como el programa de Facundo o aquellos que manejan temas como qué te depara el zodiaco para el día. La radio pública debe tratar de informar y formar, con asuntos que le importan a la sociedad, porque la financiamos con los impuestos”.
¿Cómo califica la radio en Hidalgo? “Hay poca radio pública, y desafortunadamente, la mayoría parece como si quisiera imitar a la radio comercial. La estatal por ejemplo, lejos de tener un fondo cultural, del porqué poner música grupera, lo hace en formato similar al de las radios comerciales gruperas. Por otra parte, está la radio universitaria, que programa folclor mexicano, presentado con un comentario previo, un contexto”. Muchas voces para muchas radios Con respecto al incremento de cobertura en Tula y Tepeapulco por parte del Sistema de Radio y Televisión de Hidalgo (RyTH), expuso: “Es bueno que haya más radios públicas, pero hay que entender que los medios públicos que son subsidiados, no deben de ser radios de Estado, deben de tener cierta autonomía en sus contenido, qué bueno que hayan más transmisores, que se tenga la cobertura, con lo que se llegaría casi al 100 por ciento de la población, cosa que no puede hacer la televisión, el periódico,
ni internet. Lo importante no es lo que se destina para infraestructura, sino los contenidos”. Quien fuera Jefe de producción de Radio Universidad 99.7, señala que las instituciones de nivel superior hacen lo propio como la Universidad Tecnológica de Tulancingo (UTT), que posee un espacio en NQ, y en esa fracción hace radio universitaria, de igual manera, destacó el trabajo de Radio UAEH, que se ha hecho merecedora a reconocimientos internacionales. También, dentro de la categorización de públicas, se encuentran las radio comunitarias, al respecto comentó: “Surgen de las comunidades, con el financiamiento de esos pueblos, en las Leyes de Telecomunicaciones se estaba buscando que pudieran tener un recurso con total independencia en los contenidos, son subsidiadas por los cables. Desafortunadamente hasta la ley anterior estaban consideradas radios piratas, porque carecían de permiso y concesión. A los medios comerciales les interesa que desaparezcan, porque ocupan una frecuencia que las grandes cadenas no usan para vender tiempo aire, era el gran riesgo con la reforma. Por último, como conductor de un programa de trova, ¿qué opina de que algunos cantantes se decanten por líneas de corte romántico, dejando de lado la protesta, no quita eso un poco de la identidad del género? “No necesariamente, la trova es un movimiento, no un género, y como
tal tiene lugar para varios géneros, puede sonar a música de banda, a bolero, a tango o a samba si quieres, a cumbia o electrónica. El punto aquí es esta parte de la independencia de las disqueras para producir, distribuir, y el tratamiento de los temas: comparable en otros medios a la independencia editorial. Muchos se han ido por la parte romántica y han abandonado la parte social, sin embargo lo que les distingue es utilizar un lenguaje diferente; no es el estribillo que se repite una y otra vez, no es el verso fácil; son autores que han leído más, la lectura de los clásicos se refleja en la forma en la que escriben, por ejemplo se llega a dar el caso de que ocupan una palabra que no es tan común, y por lo menos te va a llevar a un diccionario para buscar qué quisieron decir”. Asimismo indicó que existen autores que de manera sutil manejan cuestiones políticas sociales, “Fernando Delgadillo tiene canciones, Alejandro Filio, Mexicanto, Gerardo Pablo, es extraordinario y se ha mantenido en esa línea”. Finalmente señala que internet abre posibilidades para quienes desean adentrarse en el medio, pero que adolece todavía de la profesionalización, “no significa que cada quien puede ponerse a hablar sin cuidar el sonido, ni la voz, ni mucho menos los contenidos, pero yo creo que es posible hacer radio por internet”.
Por: Oliver García
CAZADOR DE CANCIONES
La cuestión era llegar en el momento exacto cuando iniciaba la canción; presionar el botón REC, sí, ése que tiene un circulito rojo y que siempre me preguntaba para qué servía, hasta que ¡oh sorpresa! entendí su funcionamiento y me emocioné como si hubiera descubierto el fuego ¡Podía grabar en el cassette todas las canciones que quisiera! Léase con emoción, porque antes no se podía tener un ipod con chorromil canciones al alcance de un click, pero sí un pedacito de plástico con un promedio de 10 a 15 canciones. Tenia el poder de capturar canciones gracias a una cinta magnética. Tener una buena grabación era el gran reto y un objeto de colección, en primera, tenías que llegar en el preciso momento, justo cuando la canción iniciara y quedarte ahí hasta que terminará, tenías que usar el instinto, sentir cuando mas o menos terminaría la rola y poder apretar, está vez el botón de STOP. Otra factor era cuestión de suerte y fe, tenias que rezar para que el locutor en turno no arruinara tu canción con su voz, ya sea dando la hora o repitiendo el titulo de la canción, y lo peor eran las putas cortinillas que ensuciaban tu grabación, era lo que más odiaba. Pero lo mejor era escuchar el producto de tu paciencia, un cassette con canciones que eran de tu total agrado, canciones; robadas, capturadas, era uno de mis mas grandes trofeos, con ganas de enmarcarlo y ponerlo encima de la chimenea ¡Exacto! como las cabezas de alces, osos y elefantes que ponen en las caricaturas.
Todas las tardes me la pasaba con la oreja parada, caminando de un lado a otro, o en ocasiones sentado, mientras esperaba que el locutor anunciara el nombre de la canción que programaría, sólo me faltaba mi jeep, el típico sombrero de cazador con mi uniforme de camuflaje, y claro, una red para capturarlas con vida. Tenia que ser paciente, esperar la oportunidad, ver algo de movimiento, que pronunciaran el nombre de la canción o que los primeros acordes me dijeran “si wey, apachúrrale el REC, esa es la rola que
Ahora capturar canciones en la radio es demasiado fácil, creo hasta existen apps que te ayudan a saber qué banda y cómo se llama la canción. Y si no tienes apps, sólo es necesario rescatar unas dos o tres frases de la canción, ir a Google, darle buscar, y tarán ¡El alimento servido!
estábamos esperando”, y saltar para capturarla apachurrando el botón de REC. Todo era tan emocionante
buscar una buena estación, de esas antiguas, porque la música de ahora no es de mi total agrado, sentarme en el sillón y ser paciente. Pasaré de ser un cazador, a un arqueólogo musical, que rescatará canciones olvidadas, las capturaré, las analizaré, y si es posible las convertiré en canciones inmateriales para que puedan habitar en Internet, y por qué no, difundirse, para que vuelvan a la vida.
Ahora, ya no voy de caza para capturar canciones, ahora soy un pirata que viaja en las aguas de Internet, dando clicks donde pongo el ancla de mi barco. Me quedo un rato y descargo y descargo toneladas de megabites. Hasta que mi barco/computadora ya no puede más y busco otro puerto en donde encontrar música. Pase de ser un cazador a un tipo de catador o curador de música. Ambas tienen sus partes buenas y malas, al fin de cuentas es música, ruidos que alegran el alma.
Probablemente de nuevo salga de caza, tengo algunos cassettes inservibles de mi familia, sólo es cuestión de tapar algunos hoyitos, desempolvar la grabadora, resintonizar el radio,
Ojalá las canciones sean eternas, (con sus excepciones claro). Por: Mowgli420
DE LA
VOCES
¿Surgió para entretener, divertir o amenizar? No. Y ahora ya. Surgió como un medio político, de información y propaganda. En la guerra se utilizó para mandar coordenadas, pesquisas y nombres. Su función e invención fue evolucionando, con intenciones y tecnologías. El espectro radiofónico mexicano actual alberga aproximadamente 20 estaciones, en las cuales se transmiten desde noticiarios matutinos hasta serenatas
por la noche, es un espacio infinito de contenidos: información, música, cultura, arte. Información que como sabemos atiende intereses personales y económicos de líderes morales, y no medios físicos al servicio de la comunidad. Ahora bien, sabedores de la actualidad y el contexto social en el que nos encontramos sumergidos, los comunicadores y personas comprometidas con revelar los secretos ocultos en las mangas institucionales, de gobierno, en la realidad misma, intentan armar nuevos caminos, distintos horizontes del futuro de la radio en México. Los medios de comunicación abarcan a las mayorías, les presentan realidades manipuladas, divididas o hasta inventadas, pero ante esto brotan nuevos proyectos alternativos intentando informar sobre lo verdadero, sobre lo trascendente, sobre lo comunal. Las radios comunitarias en México han tenido una gran historia y no por los años
TIERRA
Sentados, donde sea, en la mesa, en los sillones, en círculos o cocinando. Escuchaban y lo hacían atentamente. Las historias inundaban el espacio, los sonidos recreaban escenarios y hasta imaginaban los olores. ¿Escucharon? Ellos y ellas escuchaban las palabras y un simple relato servía como un escaparate, el universo paralelo. La caja de los sonidos. La radio. Un artefacto que comunicaba desde antes de comenzar a estudiar la comunicación teóricamente. La radio ponía en común, interpelaba al escucha proveyéndolo con narraciones cotidianas.
que llevan transmitiendo sino por la ardua guerra que han luchado; el gobierno ha puesto barreras, condiciones y rechazos. Hace una semana en los estados de Puebla y Estado de México la SCT desmanteló dos radios, ¿cuál fue el motivo? Sin comentarios, eran las únicas palabras. La justicia injustificada. La última Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión no específica el derecho de transmisión y libertad de contenidos que las radios comunitarias deberían tener en el país. Existen huecos y ambigüedades institucionales impidiendo el libre ejercicio de los llamados medios libres o alternativos. La revolución informativa no es contra los grandes periódicos, las imperiales cadenas televisivas o las radiodifusoras cooptadas por la música pop, no, eso último era una broma. Lo importante es darle cabida a los medios libres que intentan con tan sólo un transmisor, una antena, una computadora, los micrófonos y las voces de ellos mismos informar a su comunidad sobre lo que su-
cede ahí mismo, por eso se nombran radios comunitarias, son hechas por todos y para todos. Evidentemente, éste es el meollo de todo el asunto de la lucha política, el gobierno mantiene una postura en contra, frenando la información vertida por estas radios. Las batallas son constantes, pero el espacio que los medios libres han ocupado en todo el territorio mexicano ha sido un gran logro en esta política de represión e invisibilización de las causas justas y la vida cotidiana. Los medios libres y la radio comunitaria van en ascenso, cada día son más comunicadores y personas ávidas de informar sobre lo otro que no mencionan en Televisa o la Ke Buena, Revistas como ésta representa una intención de crear un medio distinto, con información diferente y opiniones diversas. La radio comunitaria transmite las voces negadas, ocultadas y silenciadas, y lucha día a día contra lo superficial y la mentira. ¡Medios libres sí! Por: Karen Rodríguez Camacho
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Siempre me daba miedo escuchar esas historias. Era algo común cuando visitaba esa casa. A Pichón le gustaba mucho, pero a mí me daba todo el miedo del mundo. Él era un hombre a quién siempre vi grande; de escaso cabello rizado y suéteres psicodélicos, escandaloso, bueno y malo, nostálgico; con esas gafas oscuras que le cubrían un temor, sí, un temor de que la huella que le quedó en el ojo después de un accidente, fuera descubierta. Tenía yo apenas ocho años. Él siempre ponía esas historias en un estéreo Phillips, de esos que lo tenían todo: consola para vinilos, dos cajas para cassette, radio AM y FM y hasta una rendija misteriosa donde se podía conectar un micrófono. En fin, era una de esas maravillas que ya no se ven ahora. El tiempo ha pasado.
“La mano peluda” era lo que ponía en ese estéreo que parecía un robot, compraba una bolsa de cacahuates enchilados y los llenaba de medio litro de salsa valentina –sangre de la alianza nueva y eterna mexicana -, jugo de limón y chiles verdes rebanados, era como un ritual para el miedo, estomacal. De todas las historias que escuché cuando pichón ponía la radio a todo volumen, hay dos que nunca voy a olvidar. Una tenía que ver con un árbol que se quejaba, como que algo se le había quedado a dentro, pero a mí me ponía mal porque en esa casa había un enorme árbol de higos al que no me le pude acercar en mucho tiempo por temor a que me hablara. Lo soñé, tres noches seguidas, pero el árbol no se quejaba, me pedía cacahuates con salsavalentina. La otra historia era sobre un señor que le había quitado a un perro esa tela que tienen en los ojos. El tipo se la puso y ¡saz! vio cosas horrorosas que no pudo soportar, le dio un infarto. No sé si era mi carácter aprehensivo o qué pasó, pero cada que estaba cerca de un perro me daban ganas de intentarlo. Nunca lo hice.
Ahora que el tiempo ha pasado y sé que los árboles no hablan y que con los ojos de los perros, mejor no meterse, me doy cuenta de algo. Aprendí a escuchar. Ese programa de radio tan popular, tan esotérico y excéntrico, de historias clasemedieras bien mexicanas, me enseñó a poner atención, me ayudó a imaginar, a dibujar con neuronas un mundo de miedos que me atraía y repelía al mismo tiempo. Las personas ya no sabemos escuchar, estamos sumergidas en una vorágine de imágenes y estereotipos sobre cómo debemos vernos a nosotros mismos y cómo tenemos que ver a los demás, a las cosas, a los planes, a los otros. El mundo se está yendo al carajo mientras yo escribo esto, pero allí, en la intimidad de la radio, en la simpleza del sonido, en la desnudez de la voz, podemos aprender a callarnos y escuchar, a dejar de ver, a cerrar los ojos para que, paradójicamente, podamos ver más allá de nuestras propias narices. Aún me acuerdo del miedo que me daba, de Pichón y su ritual, del olor a salsa y cacahuates, del ruido que se le metía a la radio, de las llamadas de la gente diciendo: conversé con una muerta, me acuerdo de mis ojos bien abiertos como si con ellos pudiera escuchar, de la simpleza de las cosas y de los días, los días de radio.
Frecuencias extraterrestres Por: Andrés Demetrio
UNO El libro de Robert J. Sawyer, El cálculo de Dios, sostiene que una civilización, sea cual sea, terrestre o alienígena, tras abandonar las comunicaciones vía radiofrecuencia llega a un estado tecnológico-social tan avanzado que no requiere del cuerpo físico para desarrollarse, por lo que la conciencia es transferida de su forma original a memorias digitales. Durante el resto de la novela son desenvueltas varias suposiciones respecto de esta transición entre el ente biológico y el electrónico. DOS En uno de sus múltiples videos en Youtube, Michio Kaku, eminente teólogo de la teoría de las cuerdas, echa una perorata de quince minutos sobre el futuro del ser humano, habla acerca de los viajes espaciales, el cambio climático, la superpoblación y demás cosas que sólo a los científicos les interesa. Yo, como buen perdedor de tiempo, terminé en una noche con poco menos de un tercio de los videos de su canal, incluyendo ése. Durante los primeros diez minutos no parecía contener nada interesante, hasta que narró un muy reciente planteamien-
to acerca de la probable evolución de la raza en un futuro. Supuestamente la historia de la civilización se divide en cuatro etapas: La primera es la más primitiva, donde las regiones terrestres están divididas y cada una tiene un gobierno propio, hay varias culturas y religiones diferentes que contantemente entran en pugna, etc.; en la segunda existe un gobierno mundial, se caracteriza por el total aprovechamiento de la energía terrestre; después viene la etapa solar, donde se utiliza toda la energía del sol y la especie se ha expandido por su sistema solar; Una de las características del estadio final es la posibilidad de almacenar la energía total de la galaxia, además de poder habitar más de un sistema solar. Como se habrán percatado nuestra sociedad no cumple con los requisitos para pasar de ser seres socialmente primitivos, no obstante Michio apunta un detalle fundamental: sabremos que estamos preparados para pasar de la primera a la segunda etapa en el momento en que el Radio deje de ser útil.
TRES
CUATRO
Durante la Segunda Guerra Mundial los sistemas de comunicación por radiofrecuencia fueron vitales para el desempeño de ambos bandos, sin embargo su debilidad recaía en la facilidad de su intercepción, para proteger las órdenes militares de los espías rivales se crearon máquinas encriptadoras como Púrpura, Enigma y muchas otras.
A partir de 1977 fueron lanzadas al espacio exterior una serie de sondas espaciales denominadas Voyager cuyo objetivo es aportar información relacionada con los planetas exteriores de nuestro sistema solar vía ondas de radio. Junto con toda la multitud de aparatos diseñados para esa labor se agregó un disco de oro que tenía grabada en la superficie la ubicación de nuestro sistema solar, así como saludos en más de cincuenta y cinco idiomas, sonidos de nuestro planeta, muestras de nuestra civilización, una cápsula del tiempo, y ¿por qué no?, nuestra inmortalidad. La misma sonda emite radiofrecuencias al espacio exterior con la esperanza de ser encontrada algún día.
Los japoneses crearon un cuerpo especial de soldados que antes de la guerra habían estudiado en EE. UU. y conocían a la perfección el idioma inglés, con todo y los modismos tan usuales en ese tiempo; gracias a esto podían descifrar el movimiento de las tropas en el Océano Pacífico e incluso ordenar a los gringos el ataque contra posiciones ocupadas por ellos mismos. No obstante los estadounidenses no tardarían mucho en darse cuenta de que sus comunicaciones habían sido infiltradas, pero ¿cómo solucionarlo? La respuesta sigue siendo sorprendente; utilizaron indios Navajo para que, en su idioma, se restablecieran las operaciones con los aliados.
El último sonido almacenado en tales sondas es un saludo en Esperanto que reza así: “Nos esforzamos por vivir en paz con todos los pueblos del mundo, del cosmos”, junto con los latidos de un corazón.
LA PALABRA COMO ALTERNATIVA
Todos en algún momento de nuestras vidas quisimos ser locutores, era un trabajo ideal: poner música que te gusta y ganar dinero, era una combinación por demás perfecta. Cuando uno experimenta y, sobre todo, descubre sus pasiones, sin duda alguna la música juega un papel fundamental en nuestra formación. Aún recuerdo cómo discutíamos en la preparatoria acerca de la nueva banda que sonaba en la radio y los temas que se abordaban o comentaban en los programas que escuchábamos. Una gran cualidad de la radio es que nos invita a descubrir porque, contrario a un
medio tan convencional como la televisión, no tenemos pruebas visuales. Por ejemplo, si alguna banda te gusta tienes que adentrarte un rato en el internet o revistas para aprender más de su música, origen, influencias, etc. A partir de ello podemos ser partícipes de conocer una corriente contracultural, una tradición o simplemente una forma de sobrevivir y hacer menos tediosa la vida. Son nuestras propias inquietudes las que pueden complementar algo que en teoría nos gusta. Hoy en día somos testigos del revuelo provocado por la enorme influencia de los medios de comunicación en nuestra vida diaria, y si bien es cierto que repercuten en nosotros, se llega a volver trillado culparlos de todo. La radio ha sobrevivido a grandes innovaciones tecnológicas, y se presenta hoy como una opción para muchas personas. Lo mismo para escucharla que para crearla. Hoy en días desde la comodidad de tu casa puedes hacer tu propio programa de radio y hablar de lo que quieras. Pero la radio no sólo es música, sirve como antesala para discutir diversos temas, desde algo tan simple y vago como una moda, hasta de política y economía. Es, de cierto modo, un canal de expresión al que tenemos acceso (así como internet, claro está), con una gran variedad de sugerencias para las múltiples plataformas que exige la sociedad. Por ejemplo, hace no mucho escuchaba un programa dirigido únicamente a la pre-
servación del ambiente, y profundizaban en su deterioro o su conservación. Al mismo tiempo, la radio me hace reflexionar sobre el uso adecuado de la palabra, pues no es lo mismo decir cualquier barbaridad con la ayuda de una imagen o un video, que dar una información con tus propias palabras. Ante todo, el locutor es una especie de narrador, que ha de lograr llamar la atención de sus radioescuchas y poseer credibilidad en lo que dice. Invita, al mismo tiempo, a adentrarse en las cosas de las que se está hablando. La radio debe ser un motivo de exploración, para seguir conociendo y recreando. No es fácil pararse y tratar de caerle bien a miles de personas (aunque es más que obvio que nadie es “monedita de oro”); pero lograr poner en boca de todos un tema, debe ser divertido. Propiciar e incentivar el debate, el intercambio de ideas o peleas por algo tan simple como una canción, es un mérito de la radio, y lo seguirá haciendo. Todo, gracias al poder de la palabra y, en especial, a la inquietud de los radioescuchas. Si tanto nos proclamamos en favor de la libertad de expresión, es bueno reconsiderar a la radio como una alternativa. Aunque creamos que son un montón de personas hablando sin sentido, pueden ser un incentivo para el descubrimiento y el aprendizaje autónomo. Por:Viko del Real
La Radio
el medio más noble Por:Victor Rangel
Casi por default toda la telefonía celular trae equipado un radio, el cual funciona siempre y cuando tengamos los audífonos, pero no siempre fue así. Como casi todos los artefactos que hoy conocemos como cotidianos tuvo su consolidación gracias a diversos inventores: Maxwell, Marconi, Hertz, Tesla, entre otros. Su alcance es mayor en comparación con la televisión y el periódico. A diferencia de otras ondas como el sonido, las ondas de radio no necesitan un
medio físico para transmitirse, por lo que también se pueden propagar por el vacío. Las ondas de radio se transfieren gracias al espectro electromagnético, del mismo modo que la luz visible, por ejemplo, aunque a una frecuencia menor. Permite la creación de una imagen única en cada persona, da la oportunidad a la imaginación. En mi opinión una de sus ventajas es la “no” captura total de atención, es decir, mientras se escucha
puedes realizar actividades normalmente y sin interrupciones, mejor aún, permite estimular la conexión cerebral y mejora la procesión de pensamientos, con lo cual te desestresas; algo que no se puede con la computadora o una revista, sin contar los daños que ocasionan como la mala postura, y todo lo que conlleva el sedentarismo. Cabe mencionar que es uno de los recurso de comunicación más baratos, y no se necesita más que de una buena
voz para disfrutarlo. De los beneficios de la radio la música es la mayor expositora, porque las grandes canciones o composiciones se vuelven exitosas con ayuda su ayuda. Es un medio de una gran calidad y de fácil accesibilidad para cualquier persona, de cualquier nivel socioeconómico. No es difícil pensar que aun cuando pasen más años o se diseñen nuevos aparatos, la radio seguirá siendo el medio más noble.