Mandala: Filosofías Underground

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Editorial

E

n Estados Unidos la separación del horario estelar (Primetime) del espacio diurno (Daytime) trajo consigo la división entre el público diario conformado por amas de casa que verían telenovelas y otro destinado a las series, donde se incluía al padre que llegaba del trabajo como parte de la audiencia. En México la excesiva exposición al melodrama del cine nacional mantuvo a las telenovelas en el horario estelar y pese a que han pasado 58 años desde la aparición de la primera telenovela, no parece que las televisoras tomen en cuenta a su público, pues los contenidos no difieren tanto de las décadas anteriores, nada más incorporan elementos de seducción como los lujos, el humor, el cuerpo y las relaciones de pareja. Pero si el público ya no es una audiencia pasiva, por qué su repertorio de opciones televisivas se mantiene constante en los melodramas, y no ejerce presión para que se cambien los contenidos. Tal vez no es tan fácil desprenderse de estos códigos de la ficción porque sin ellos, sólo queda la terrible vida cotidiana.

Telenovelas


Índice - The Vnivervm - Descarga Bonguito -El Sastre

Diseño Mowgli420

-Whisky -Pan Nuestro de Cada Día - La Irrealidad de la Realidad - Una Muerte Chiquita (y absurda) - ¿Por qué la sonrisa es el gesto más difícil de pintar en el rostro? -Se Pinta de Gris el Cielo

Número 51 16 de Junio del 2014


The

VNIVERSVM Por : Oliver García Conversamos con Horacio Zúñiga, Edgar Badillo y Carlos Origel, integrantes del colectivo The Vniversvm que presenta su tercera exposición en Rayuela café. Antes de constituirse, los tres ya eran artistas independientes y el grupo original tuvo una faceta previa musical, pero dio un giro, y al final se formó una agrupación con el objetivo de acercar a diversos artistas multidisciplinarios. La idea es que como colectivo combinemos nuestras ideas y que como artista no estés solo, porque esa es muchas veces la vida del artista, convives con otras personas que también tienen las mismas inquietudes, nos integramos como colectivo, como amigos, compañeros, damos ideas para dar a entender nuestro mensaje y apoyarnos. Como individuos formados de manera independiente, ¿qué opinan de quienes ostentan la etiqueta de “artista” porque se las da una licenciatura? C-Un artista no es una persona que tiene un papel, sino alguien que lo siente, tiene una necesidad de expresarse, puedes ser doctor, ingeniero, pero el ser artista no te lo dan en ninguna escuela.


H-Yo tengo una carrera profesional y estuve un tiempo estudiando arte dramático, pero el arte y la pasión la tengo desde que era pequeño, hay muchos que necesitan a fuerzas de un papel o algo para creerse artistas. ¿En el plano visual consideran que se necesita de algún conocimiento previo de parte del público? E-Las personas que se acercan ya están acostumbradas pero tú tratas de que la pintura lleve a un punto, que cause sensibilidad, una pequeña pregunta que te invite a conocer un poco más del artista, por qué estos colores, por qué esta figura. H-Yo creo que lo que hacemos es abierto, para todo público, cuando yo dibujo lo que yo expreso es para todos, aunque ya depende cada quien cómo lo mire. C- Hacemos obras para que a alguien se le mueva una fibra, un sentimiento, esperamos que las personas se pregunten, pero no se necesita un conocimiento de parte del espectador. ¿Hacia qué tipo de trabajos se inclinan más? En el colectivo somos polifacéticos, cada quién hace diferentes cosas, recital de poesía, música, plástica y arte gráfico.

Entre los proyectos a futuro están las proyecciones, los performance, vamos poco a poco, nuestro futuro era esta exposición para que el espectador quede a gusto, y que le llame la atención. Tenemos en cuestión visual la tarea de traer más cuadros y reinventarnos. Pachuca y su cultura Nuestra misión es poder poner el nombre de Pachuca en alto, en cuestión de arte, sí hay muchos artistas pero individualmente es difícil porque se trata de tocar puertas. Pienso que ha habido nuevos foros, recientemente conocemos Casa Magnolia, que como Rayuela café, propician un apoyo mutuo entre el espacio que nos dan y la asistencia de gente al lugar con ayuda de la exposición. Ya hay más credibilidad en los artistas pachuqueños, antes nos veían como “los vagos”- El crecimiento de la mentalidad del artista ha evolucionado. La credibilidad de que esos artistas se toman en serio su trabajo. https://www.facebook.com/thevniversvm


Descarga Bonguito Con ritmos tropicales y a unos cuantos meses de su creación, la Sonora Bonguito avanza con paso rápido, para convertirse en uno de los grupos emblemáticos del Estado de Hidalgo. Paco, Antonio, Mike, Alberto, Víctor, Robert y Samuel conforman la agrupación. Orígenes como ensamble Ya tiene más de ocho meses que empezamos a compartir música Miguel, Robert, Paco, Chino y últimamente aquí mi hermano Víctor. Empezamos a tocar, a sacar unas canciones porque nos gusta ese género acá del caribe. Comenzamos a formalizar ensayos a hacer tocadas en las que invitamos a la gente y nos dimos cuenta de que había potencial para hacer algo más en forma. Influencias El reggae el ska, el son cubano, la cumbia, es una variedad de gustos que todos aportan y sobre eso se basa el proyecto. Dicen mantener una buena relación con otros grupos pachuqueños. Hay muchos conceptos, mucha diversidad de gustos, los músicos que hay por acá son muy variados y lo de nosotros es como muy particular.

Aquí en Pachuca casi no hay algún grupo que suene así como la Sonora Bonguito. Es bueno tener algo así en la ciudad de Pachuca, rico y guapachoso. Formación El grupo explica que todos se iniciaron de manera diferente y desde niños. El mismo proceso que todos iniciamos pero algunos como ya más líricos y otros más estudiados, lo que importa es lo que uno sien-


te y lo que uno aporta. Tenemos un licenciado egresado de Real del Monte. “La neta sí me clavé estudiar un rato música clásica, y con respecto a la formación, yo creo que todo está igual para todos, estudies o no estudies puede haber o no trabajo”. Planes Hay mucha gente que sí ya conoce a la sonora. Todas las canciones nos laten, pero la que acaba mos de crear Descarga bonguito, ésa nos gusta. Nuestro plan ahorita para verano es salir a promocionar la banda por el sur, vamos andar por Oaxaca, argentina, Colombia, particularmente este género tropical se presta mucho para esa zona. Empezamos en julio próximo. A pesar de que como Sonora Bonguito sólo se han presentado en Hidalgo, individualmente han tenido participaciones a lo largo de la república. En Pachuca únicamente sufrieron una cacelación en el bar La Chupería, no obstante están a disposición de seguir compartiendo su música, como lo hicieron en el número 50 de Mándala FU.

El

SASTRE Tu piel es mi saco más elegante, tu mente mi sombrero, aquellas manos mis guantes, coso mi cuerpo con tu pelo. Esos ojos son los botones de mi pecho. Todo, todo de ti es mi mejor traje. Y yo apenas llego a ser tus zapatos.

Whisky Mientras Jhony bebe whisky le dice a un hombre: —Deseo tu libertad. Tú no haces nada, ¿a qué vienes?, no tomas, no fumas, no amas, ¿cuántas cantinas conoces? ¿Las mismas que yo?, no me persigas, déjame beber tranquilo. El mismo Jhony voltea y le dice a otro hombre: — ¿Y tú? , ¿Te atreves a verme con los mismos ojos con los que te llenas de mujeres?, ¡qué vergüenza, hombre! —No hables con los espejos, Jhony— Le dice el cantinero.

Por : Redacción

Por : Misael Gaona Jiménez


Pan nuestro de cada día

Por: Mowgli420

Ver telenovelas en México es el pan de cada día y me arriesgo a pensar que todos, sí, ¡TODOS! en algún lugar de nuestra memoria, tenemos un dato arrumbado relacionado con alguna “comedia” que vimos en la tele. De niños, nuestras lindas madres tenían el poder del control remoto y nos teníamos que chutar pedazos de telenovelas mientras esperábamos el momento en el cual nos cedieran el control ¡Control Absoluto! Mi teoría menciona que quien tiene el control remoto de la televisión, tiene el control de las mentes de la casa, y por lo regular, quien tiene el mando es la mamá. Por lo tanto, según mi teoría, todos tenemos un poco de telenovelas en nuestra cabeza. Así que María la del Barrio, Catalina Creel o Pancho López probablemente nos resulten conocidos. Y no es nuestra culpa ¡es de quien tiene el control en la casa!

Pero las telenovelas no son tan malas, digo, anteriormente la familia se sentaba alrededor de la televisión –como ritual de nuestros antepasados– para ver el melodrama en el canal de las estrellas. Probablemente a la hora de la cena el tema a debatir era si fulatina mataría zutanito porque la engañó con perenganita, o si la “mala” terminaría loca, quemada o muerta ahogada en un rio. Ahora eso no pasa. Ya cada quien anda en su mundo, en la pequeña televisión entre sus manos, ya sea mandando whats, checando el face o de plano haciendo “nada” (típica respuesta del adolescente cuando la madre pregunta ¿qué tanto haces con el celular?). Así que probablemente lo mejor que dan las telenovelas son temas en común a la hora de comer. Algo que me parece interesante de las telenovelas y su público, es la idea de que “Las telenovelas son para las


mujeres” y eso es muy, pero muy falso. No es por balconear, pero he visto a familiares hombres (mi papá, tíos, primos) debatiendo sobre las telenovelas, e incluso viendo el programa con mucha atención. Digo, eso es equidad de género y no mamadas. ¿Dónde están las telenovelas en donde el hombre sufre por amor?, ¿dónde el hombre es pobre y se vuelve rico gracias a una mujer millonaria? Pero viendo bien las cosas, las telenovelas se han vuelto cada vez más feas, sí, aún es posible, por ejemplo, antes, había telenovelas para los niños; Alebrijes y Rebujos, Cómplices al Rescate, Serafín, El niño que vino del mar, Diario de Daniela y muchas más, ahora no hay nada, lo cual pienso que es bueno, mientras que los niños no se encuentren viendo videos porno en su móvil o laptop. Lo mismo pasa con las telenovelas juveniles, de las que sí se agradece su desaparición ¿Alguien recuerda Clase 406? ¿DKD? ¿Soñadoras? La mera verdad, la que sí me latía era la de Amor a mil por hora, lo siento, uno tiene su oscuro pasado. Pero las que últimamente si me han llamado la atención –y no

me vayan a linchar– son las telenovelas que son “graciosas”. Sí, entre comillas, porque no sabes si son graciosas adrede o involuntariamente por sus actuaciones, chistes “actuales”, locaciones o sus diálogos, para qué les miento, yo la verdad si fui muy fan de Pancho López.¿Por qué me llaman la atención las telenovelas? Porque son un sedante, quizás tuviste un día de la chingada, probablemente todos tus proyectos se fueron a la mierda, llegas, prendes la tele y te topas con una telenovela; simple, sencilla, graciosa, que te hace olvidar tus problemas por un rato. Te identificas con los problemas del protagonista y dices: Chale, a ese wey le va más de la chingada y aún anda sonriendo. Sí, soy víctima del aparato del demonio llamado televisión. Las telenovelas son parte importante de la cultura de México, ¿buena o mala? Eso ya es punto de vista de cada quien, pero ¿Alguien se imagina a México sin ese tipo de programas? Yo la verdad no, y resulta imposible, porque como lo mencioné al inicio, son el pan nuestro de cada día.


LA IRREALIDAD DE LA REALIDAD

Seamos claros, al mexicano no le cuesta nada exagerar las cosas, al ser un país completamente polarizado existen elementos de sobra para demostrarlo día a día. Pero, ¿qué pasa cuando se trata de la televisión? Como todos sabemos, uno de los grandes problemas de fondo en la educación nacional es el peso excesivo y sobre todo fundamental que tiene la televisión en la sociedad. Se convierte, entre otras cosas, en un manual de cómo hacer o no hacer las cosas, modas a seguir, qué pensar o no pensar, etc. Siempre he tenido en mente que un gran número de los creadores de contenidos en nuestro país son poco talentosos. Regularmente sus “ideas” y “proyectos” giran en torno a lo coloquialmente conocido como el “refrito” de otro país. Para fines del presente artículo nos enfocaremos en lo que gira en torno a las telenovelas. Sería una mentira decir que nadie ha visto telenovelas, todos, desde pequeños somos testigos de un hábito,

casi regla, en donde todas las noches cualquier familia mantiene el televisor encendido donde haya “novelas”. Vayamos por partes, ¿aon en sí un problema? Para quienes disfrutamos de la lectura por supuesto que no. Siempre resulta emocionante adentrarnos en mundos creados gracias a una pluma ágil y mente brillante. Pero, ¿qué pasa cuando interviene la televisión? La cosa cambia y en lugar de mentes brillantes, nos encontramos con cabezas huecas, queriendo lucrar con la pasividad, hueva, o como te guste llamarle, de las personas que se encuentran frente al televisor. Las “historias” siempre son exageradas, mal actuadas y sobre todo carentes de un fin como tal. La novela, como una obra escrita, regularmente puede ser aceptable, desgraciadamente el salto de las hojas a cuadro regularmente se convierte en un manual de cómo hacer las cosas y ocultar otras tantas que son una realidad, les guste o no, del entorno


donde se producen. Pongamos ejemplos, muy a menudo las telenovelas se desarrollan con base en una relación amorosa. A partir de ello vemos dos roles muy definidos, los cuales tienen que ver con el género del personaje y de ahí vemos cómo se van construyendo diferente realidades. En primer lugar encontramos el rol de la mujer, la cual es construida a partir de su condición económica, donde después de ser discriminada y esforzarse por estudiar o trabajar, finalmente encuentra a su chico ideal y vive feliz por siempre. En cambio aquella que cuenta con una buena posición económica siempre es prepotente, mamona y demás (bueno esté modelo en ocasiones sí es muy real), y ella termina en un manicomio, la cárcel o suicidándose. Y ni qué decir de aquello relacionado con la violencia, siempre es sobreactuado o simplemente funge como un manual para que machos retrogradas se impongan a las mujeres. Asimismo, son un constante aliciente para ser unas mártires del amor, y no importa si su “príncipe azul” es un asesino, un enfermo mental o un rico prepotente, lo importante es estar en brazos de su amado, pero todo se vuelve color rosa con el paso de los capítulos y viven felices por siempre. En fin, podría seguir con el rol masculino, pero sería enumerar atributos de un “Godínez” o “Mirrey” promedio, lo cual me da bastante hueva y además es aburrido. Las telenovelas se han convertido en una irrealidad de muy mal gusto, con ratings sumamente altos son la principal válvula de escape hacia la tediosidad de la vida en las urbes y de las pocas oportunidades de las comunidades en lugares remotos. Lo que se plasma a cuadro es algo así como la irrealidad de lo que ellos entienden por realidad. Ciertamente existen cosas muy obvias, pero como dicen en mi pueblo “tampoco somos pendejos”, no todos tienen un final feliz, estamos inmersos en un panorama cercano a lo temible, lleno de feminicidos, desapariciones forzadas, pobreza, desempleo, violencia y más violencia. En fin, la vida no es una telenovela y mucho menos somos estrellas del canal de las estrellas.

Por: Viko del Real


Una muerte chiquita (y absurda)

Por: Enid Adrianna Carrillo Moedano

La había soñado diez noches. La oscuridad de su recuerdo se confundía con las tres de la mañana: la cama revuelta, el estómago furioso, la luna reflejada en las pupilas del insomnio, el sudor en la espalda como rasguñada por un fantasma de agua. Vibraciones multidimensionales al lado de un cuerpo que más parecía un bulto. Él. Necesitaba una cura, una revancha, una mordida en la piel que le sacara el veneno; una mujer que no fuera Inés, una cobija, un cuerpo nuevo que le entibiara las venas, que le robara las penas: cataplasmas del olvido. La noche de su muerte había sido un grave error, un terrible accidente: estúpido e irreversible, como todos los accidentes, pero hermoso y memorable. La belleza tiene matices que no todos podemos reconocer. Nereida parecía de otro planeta. Le había robado los ojos a todas las mujeres que no podía ser. Sus labios

tenían el poder de la verdad, pero ella los maquillaba, para mentir, mentir como una profesional. Era Ella una mujer fatal, no fatalidad. Hay una gran diferencia, vámonos diciendo la verdad. Una mujer fatalidad es una mujer desgracia, controladora, celosa, arrebatada, educada por las telenovelas y sus supuestas fabricaciones sexuales. Un fiasco, una pérdida de tiempo. Un paquete de emociones baratas y clichés que encuentras al 2x1 en el supermercado. Es fatalidad porque trae consigo problemas estúpidos y cotidianos, una oveja que quiere ser lobo con un par de tacones pedidos en un catálogo. Una mujer convencional que es más cuerpo que alma, que es casi nada. Apenas un desdén erótico de primerizos, convencionales. Eso era su esposa, Inés. Una mujer fatal, en cambio, es la sensualidad revalorada, una tragedia romántica e inminente, poderosa y pasajera, como el latigazo de una belleza infinita y dolorosa. No hay


mujer memorable que no sea un poco inteligente, un poco bruja, un poco araña. Es un beso en la nuca, un abrazo partido, el roce de las pestañas en tu cuello, el rojo reluciente en una piel morena, un iris enterrado en tu mirada. Es una copa de vino y un silencio en la tempestad. Una gota íntima que apaga la sed, que en su soledad y elegancia calma el fuego más voraz. Eso era Nereida. La noche de su muerte había cometido un grave error. Hacía frío y todos los brillos de la noche besaban las banquetas húmedas y putrefactas. Nereida era una mujer de fuego que jugaba a quemar a la esposa de su amante. Ambas lo sabían, era un contrato en la que las dos ganaban algo. Pero hay cosas que las mujeres no pueden perdonar. Ella apagaba el fuego de su propia hoguera, el fuego de ese hombre,

las manos de esa flama que era Él. Y estaba bien, pero no aquella noche. Inés podía soportarlo todo: las salidas inesperadas de su marido a mitad de la noche, el olor de otro veneno que se metía en su cama, que su esposo la llamara por otro nombre en plena petit mort, que todo el mundo lo supiera y que todos jugaran a engañarse. Era más joven que la amante, más fina, elegante, más niña de escuela de paga. Pero era tonta, ordinaria, simple. Era una guerra de egos y estrógenos que ganaba al tener el título de esposa, tenía el derecho de la legitimidad, era su única revancha. Todo era posible esa noche. Nereida entró contoneando su cuerpo firme y burbujeante, llenando aquel lugar con sus venenos de mujer, llevaba esos ojos que había robado y que parecían tan suyos. Se veía despampanante en su modelo de Chanel, con ese rouge fatal en los labios, entregándose al placer de aplastar a Inés con su soberbia. Esa noche cometió un error. La encontraron en el baño de mujeres, con una cadena enredándole el cuello, las medias rotas y un mechón de cabello de Inés en las manos. Traía el mismo vestido que Ella. Fue lo último que hizo.


¿Por qué la sonrisa es el gesto más difícil de pintar en el rostro? Cejas arqueadas, signo de la incomprensión de la vida diaria. Cejas fruncidas, signo del coraje y resentimiento hacia los días… Mirada cansada, desconsolada, disfrazada de coraza. Ojeras profundas, rastro de una noche devastadora, que atormenta. Labios inertes, quietos, casi estáticos. Labios que sólo escandalizan, pero no dicen, no hablan. El tic constante, símbolo de la preocupación. ¿Por qué la sonrisa no se pinta? Huesos frágiles, manos que sólo tocan, Ya no sienten. Sangre pesada, alma que colapsa. ¿Por qué la sonrisa no se pinta? ¿Por qué no las pintas? Pupila escondida y voz callada. Los dedos se mueven, constantes, no paran. Dan pie a la tarde… desesperada. Las luces continúan, cual barrido de una fotografía Y tú, tú sólo suspiras. ¿Por qué no pintas una sonrisa? Por: Meli Vera



UN CUARTO

PARA DORMIR

No tenía la menor idea de cómo apareció en ese lugar, siempre creyó conocer más de lo que debía, pero ni en sus sueños más complejos se imaginó ahí. Aquella habitación tenía las paredes perforadas, el techo apenas si protegía de los primeros rayos del sol y el olor percibido era tan nefasto que tuvo que enrollar su playera sobre su nariz. Por suerte una botella de brandy se encontraba en una esquina casi moribunda, apenas con un sorbo de su líquido obscuro, la sostuvo por encima de su rostro, la miró como si fuera un hijo recién nacido y por un momento pensó en guardarla, pero realmente la necesitaba. Siempre supo que antes de dar la última bocanada de aire tendría que venir un sorbo de vida. A pesar de los pesares, pues no estaba preparado para partir, sabía que por lo menos el escenario le brindaba su último deseo. No recuerdo el día anterior y mucho menos el que le precede —se dijo como si enfrente de él se hallara un espejo—, supongo que como cada noche deambulé por mis sitios favoritos, debatí con mis fantasmas y le puse una rosa al futuro. Usualmente despierto en mi cama, aunque otras veces más no tengo la fuerza suficiente y me conformo con reposar sobre

las escaleras. ¿En qué momento perdí la emoción de los días? ¿Cuándo se fue la esperanza? —se cuestionó seriamente con los puños apretados. Parecía que afuera no existía nada, ya que reinaba una total y absoluta ausencia de sonido, el hedor putrefacto se había esfumado e inclusive el sol que ya se encontraba lo más cercano a aquél hombre, no perforaba su piel desnuda. ¿Qué carajo sucede allá afuera? ¡Se supone que debo de gritar!, —pensó mientras su mirada era deslumbrada por el sol—. Tal vez me deba de tomar el sorbo de felicidad, supongo que el


destino espera sigiloso que cumpla mi última fantasía para después arrebatarme el alma. ¿De qué demonios hablo? Yo no creo en el alma —un espasmo transitó su cuerpo—, por eso los debates frente al espejo, carajo al parecer el misticismo es más placentero que el escepticismo en el coloquio final. ¿Cuántos años tendré? Hace mucho tiempo que no los cuento, caray siempre posando en el espejo y ni siquiera tuve la amabilidad de contemplar mi edad, ¿mi edad? —se preguntó mientras una sonrisa irónica se dibujo en su rostro—, en tan mal estado estoy que me preocupa saber tal dato, lo mismo da tener 30 ó 40, no por ello dejaría de ser lo que soy. Con las manos sobre sus rodillas y la cabeza inclinada, meditaba acerca de sus acciones, por eso no le gustaba estar solo, su mente iniciaba con ese taladrante proceso de pensar. Aún no deambulo por el cuarto porque el cuerpo no ha eliminado ni la mitad de lo que ayer consumió —pensó mientras pasaba la mano por su frente desprendiendo un par de gotas frías emergidas de muy dentro—, siempre me pasa esto, por eso es menester despertar en la cama. ¿Cuántas veces habré amanecido en este estado? ¿De qué me sirve esa cifra? —en sus ojos se reflejaba una hiriente molestia para consigo— ¿Acaso me hubiera gustado celebrar ciertos números tal como lo hacen los demás?, sí eso es, que gratificante hubiese sido llegar a cualquier cantina y pedir un par de botellas en conmemoración de mi día número... 300 ebrio. Tras aquél sarcástico comentario decidió levantarse, el tiempo transcurría tan veloz, que la noche envolvía ya al cielo. Por fin he podido ponerme en pie —comentó con voz enérgica. Pero, mientras erguía el pecho, un espasmo tan tremendo recorrió su columna vertebral que necesitó cerrar los ojos, recortarse, respirar profundo y no exhalar hasta pasado un buen tiempo... mismo que le volvió a dormir, esta vez sin afán de despertarlo.

Por: Migues Guzmán


Se pinta de GRIS el cielo El vapor del barco pintaba el cielo de aquel gris obscuro, pero obscuro por añejo, por melancólico. Cientos de pañuelos se alzaban al cielo anunciando la despedida esperada, esperada por trágica. Acomodo mi saco y me pongo el sombrero entre desgarradores llantos de pérdida, ¿qué situación podría ser lo suficientemente pérfida para subyugar a tal grado la entereza humana? Ninguna salvo esa, espero. Sonaba entonces el silbato del transatlántico que me alejaba de mi patria, pero ya dormía, tal vez para alejar la pena, tal vez para confrontarla en un mundo donde yo pueda vencer. Por el contrario, acercándose a esas tierras repletas de olvido, combinaciones sicodélicas de aviones soltaban bajo sí series de explosiones de muerte. Muchos pasajeros voltearon las miradas tratando de evitar ver su pasado muerto, otros más se lanzaron al mar deseando partir como los recuerdos mismos. Finalmente la nao se alejó lo suficiente de la costa para poder descansar la vista desgarrada. El clima empezaba a enfriar conforme el día se añejaba y avanzaba

hacia su entierro. Yo tomaba mi comida en la cafetería, sorpresa, no hay café. Durante la noche la tormenta se desató, parecía que estábamos sobre aguas en guerra, posiblemente era así. Toda la noche no pude dormir, las pesadillas y el insomnio se arremolinaban en mi mente, torturándola con la falta de seducción a Morfeo, él no llegaría esa noche, igual que las anteriores. Con los ojos inyectados de sangre me levanté en la mañana del día siguiente, las personas, la vida pierde su color ante la tristeza de caer. ¿Dónde estará Elisa?, pensaba, ¿dónde se habrá metido?, pero Elisa ya no estaba, había soñado con ella y permití que se introdujera en mí consciente, era algo impropio, incluso peligroso. Elisa murió durante la guerra, no por balas o bombas sino de fiebre, los médicos dijeron que nunca habían visto una enfermedad tan extraña, nunca la vi después de que la internaran. Sigo pensando que murió de soledad. Empecé esa misma noche a hacer recorridos nocturnos por la borda del barco, a lo


mejor de esa manera me sería más fácil conciliar el sueño. No fue así, el sueño nunca llegó aquellas veces que lo intenté. De aquellas noches recuerdo varias cosas, un día conocí a una mujer; era vieja, sus arrugados ojos demostraban la angustia que cargaba en sus espaldas. — ¿Qué le sucede, señora? —Pregunté esperanzado por haber encontrado a otra persona que compartiera mi problema, pero la señora no contestó. —Mi hijo…—Respondió ella con un hilo de voz, y sin más se lanzó directo al océano, todavía espero que lo haya encontrado. En el barco hubo rumores. Se decía, por ejemplo, que llevaríamos semanas sin un capitán que condujera el barco; que íbamos a la deriva. Otros más afirmaron que regresaríamos a nuestros hogares, algunos que llegaríamos pronto a nuestro destino. Sonará gracioso, pero cuando pude al fin conciliar un poco el sueño, el mo-

vimiento del barco atracando me despertó de inmediato. Parecía cierto que habíamos llegado, era sorprendente la felicidad que existía entre los pasajeros, mi incluyo con ellos, ¿pero qué otra cosa puedes esperar? Meses en el mar son verdaderamente agobiantes, más cansado incluso que existir sin vivir, sin embargo a lo último la gente se termina acostumbrando. Aquí acaba mi historia, con la terrible noticia de que mis predicciones estaban acertadas. ¡Hemos llegado! ¡Logramos alcanzar nuestro destino! Tal vez ahora, quizá pueda despedirme de Elisa. Pero no lo creo, no nos han dejado salir, puede que estemos condenados a pasar la eternidad encerrados en esta tumba andante, así como los pilotos en sus aviones, o los enfermos en camas de hospital. El vapor del barco pintaba el cielo de aquel gris obscuro, los colores y las formas se pierden conforme nos desvanecemos en la historia, no nos olviden, es nuestra última súplica.

Por: Andres Demetrio


!Chale! Todo mundo ve

tevenovelas, por eso estamos como estamos...

¡Qué chido! Ya cargó mi capítulo de Breaking Bad


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