Ampliación del cuerpo y simbiosis tecnológica en las performances de Stelarc

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Alejandro Albornoz – mankacen@gmail.com Prof. Daniela Capona Fundamentos de Artes Comparadas 25 Mayo 2012

Ampliación del cuerpo y simbiosis tecnológica en las performances de Stelarc

Resumen: Este ensayo es una breve aproximación al trabajo del artista australiano Stelarc y su trabajo de performance dentro del género denominado Body-art, en el cual ha desarrollado una obra que integra diversos conceptos provenientes del pensamiento de Marshall Macluhan y la cibercultura en la que está inmerso el arte contemporáneo occidental. Palabras clave: Stelarc, body-art, cibercultura, ciberespacio, multimedia, interacción.

1.- Introducción El llamado “Performance Art” (PA), cuyos antecedentes se pueden encontrar en el movimiento Fluxus y sus acciones (happenings) y en el arte conceptual, es definido como tal a fines de los años sesenta del siglo XX. Las acciones de Fluxus de los años sesenta, se enfocaban en el evento mismo: su organización, su ejecución, el lugar donde ocurre y la participación del público, todos elementos que pueden estar en la Performance, aunque una de sus características, la improvisación, puede aparecer o no según la obra y el artista en cuestión. Sin duda el PA posee


raíces más antiguas en los movimientos de vanguardia de inicios del siglo XX: las acciones de futuristas, dadaístas y surrealistas. Pero un elemento que da a la Performance un aglutinante para su conformación posterior, es el tomar del arte conceptual la renuncia al soporte material como elemento de permanencia de la obra y su apego a los procesos de concepción, donde lo que importa, en tanto que arte, es la idea. Una de sus ramas, si se nos permite llamarla así, es el Body-art, el cual utiliza justamente como soporte mutante, no estable a la manera de una pintura o escultura, el cuerpo humano, el cual es habitualmente el del propio artista. Así en el PA se desarrollan fuertemente obras que son acciones en vivo cuyo centro material de trabajo es el cuerpo. Con todo, el PA es una manifestación abierta y llena de posibilidades, donde se tiende a borrar los límites entre disciplinas y materiales, conjugando tiempo, acción, gestualidad y proceso, en una entrega de “objetos” artísticos transitorios. Justamente RoseLee Goldberg lo define detallando: The history of performance art in the twentieth century is the history of a permissive, open-ended medium with endless variables, executed by artists impatient with the limitations of more established forms, and determined to take their art directly to the public. (…) By its very nature, performance defies precise or easy definition beyond the simple declaration that it is live art by artists. Any stricter definition would immediately negate the possibility of performance itself. (…) Indeed, no other artistic form of expression has such a boundless manifesto, since each performer makes his or her definition in the very process and manner of execution. (9)


Es así que las más variadas concepciones estéticas surgen en este espacio creativo denominado PA. Volviendo sobre el Body-art, es preciso señalar que su concreción se lleva acabo siempre en una acción que puede alcanzar un segundo estadio formal gracias a alguna clase de registro: fotografía, video o cine. Es por ello que podríamos hablar de una cierta correspondencia, en tanto que obras que se constituyen por el acto mismo de ejecución, entre PA y Body-art. Es en esta área donde se desenvuelve el artista que es el centro de este texto.

2.- Stelarc: presentación Artista australiano nacido Stelios Arcadiou en 1946, luego de estudiar arte y artesanía en las universidades de Monash y Melbourne alcanza notoriedad en una primera etapa de su carrera, entre 1976 y 1988, mediante sus performances enmarcables dentro del llamado Body-art. Se trata de sus veinticinco “Body suspensión performances”, en las cuales mediante ganchos insertados en su piel, colgó su cuerpo en distintos lugares, sujetándolo en un punto de sujeción único y/o mediante contrapesos de diversa índole, quedando expuesto en galerías, al aire libre en la ciudad y en otros espacios. Estas suspensiones parecen buscar someter el cuerpo a un estado límite, operando entre el dolor, el control, la trasgresión de la superficie y un cierto modo ritualístico. Pero esta última perspectiva, ritual, que podríamos emparentar con las búsquedas transgresoras de la materialidad en Artaud, donde el cuerpo es puesto al servicio de la manifestación de los procesos transformativos, parece no encontrar asidero dentro del ideario del propio artista. Es cierto que existen puntos en común, como las ideas de marca, trazo y energía, y sus consecuentes usos en términos de evidenciar un proceso de control-transformación, pero la diferencia radicaría, según nuestro punto de vista, en que, la energía incisiva artaudiana sobre la superficie,


busca a través de ese evidenciar, una vuelta ritual a la fuerza primigenia que ha engendrado el mundo cultural de símbolos, del cual es parte el cuerpo, un retorno a la energía inicial mediante un acto de agresión que borra el propio símbolo que lo ha engendrado. Para profundizar sobre esto, se puede ver el texto de Edward Scheer (2006). En cambio, todo el trabajo de Stelarc, según el mismo manifiesta abiertamente, está basado en los conceptos de Marshall McLuhan y una profundización concreta y simbólica a la vez en la cibernética de los mismos. A continuación abordaremos estas ideas.

3.- La tecnología como amplificación del cuerpo y los sentidos y su aplicación en la obra de Stelarc y su trabajo en la simbiosis cibenética. Marshall McLuhan, profesor de literatura inglesa, crítica literaria y teoría de la comunicación canadiense, conformó un corpus teórico que es considerado fundamental para entender el actual estado de la cultura humana, la comunicación y los nuevos medios digitales. En sus textos puso en acción conceptos que definen y calzan con diversos aspectos de la actualidad: “aldea global”, “el medio es el mensaje”, “medios fríos y calientes”, entre otros. Pero quizás uno de los aspectos más interesantes, a la vez que atingentes para este ensayo, es el entender los diversos avances tecnológicos como prolongaciones del cuerpo humano que provocan en el mismo, y por ende en los sentidos y a través de ellos en el pensamiento, cambios y movimientos en la manera de operar de la cultura en su totalidad. En una profusa investigación que recorre toda su obra, sustenta esta idea no solo en razonamientos propios, si no que en antecedentes teóricos de otros autores, como Edward T. Hall: En nuestros días, el hombre ha desarrollado extensiones o prolongaciones para


realizar casi todos los actos que antes llevaba a cabo sólo con su cuerpo. La evolución de las armas comienza en los dientes y el puño y termina en la bomba atómica. (…) Las máquinas-herramienta, las lentes, la televisión, los teléfonos y los libros, que transmiten la voz a través del tiempo y el espacio, son ejemplo de extensiones materiales. (…) De hecho, todas las cosas materiales realizadas por el hombre pueden considerarse extensiones de lo que el hombre hizo antes con su cuerpo o con alguna parte especial de él. (cit. en MacLuhan, 12)

Pero además, McLuhan analiza las implicancias de estas prolongaciones corporales sobre los sentidos. Cada tecnología amplifica una parte del cuerpo y al hacerlo tiende a monopolizar el desarrollo de un sentido particular vinculado al órgano en cuestión. Esta hipertrofiación de un sentido en detrimento de otro, ha provocado cambios a gran escala del paradigma en la cultura humana, donde el autor canadiense distingue cuatro fases de la historia: Agrícola, Mecánica, Eléctrica (Mass Media) y Tecnológica. Este detrimento que mencionamos se produce por el carácter “cerrado” de cada tecnología generada para amplificar el cuerpo: (…) el precio que pagamos por las especiales herramientas tecnológicas, sean la rueda o el alfabeto o la radio, es que tales extensiones masivas de nuestros sentidos constituyen sistemas “cerrados”. Nuestros sentidos corporales no son sistemas cerrados, si no que constantemente se traducen unos en otros en esa experiencia que llamamos consciencia. Las prolongaciones de nuestros sentidos, herramientas, tecnologías, han sido, en el transcurso del tiempo, sistemas cerrados, incapaces de interacción o conciencia colectiva [lo cual explicaría la


aparición de modos culturales centrados en un sentido por sobre otro, como por ejemplo la lógica lineal en occidente a raíz del flujo de especialización visual ocurrido desde la aparición del alfabeto fonético hasta la aparición de la tipografía].

Hoy, en la era eléctrica, el propio carácter instantáneo de la

coexistencia entre nuestros instrumentos tecnológicos ha originado una crisis sin precedentes en la historia de la humanidad. (…) Mientras nuestras tecnologías fueron tan lentas como la rueda, el alfabeto o el dinero, el hecho de que constituyeran sistemas aislados y cerrados fue social y psíquicamente soportable. Esto ya no es cierto hoy, cuando la visión, el sonido y el movimiento son simultáneos y globales en su extensión. El equilibrio en la interacción de estas extensiones de nuestras funciones humanas es hoy tan necesario colectivamente como siempre lo fue para nuestra racionalidad privada y personal el equilibrio entre nuestros sentidos corporales. (MacLuhan, 13)

Es en este sustento teórico en el que Stelarc basa todo su accionar artístico. Primeramante el artista australiano entiende la existencia física desde su premisa “El cuerpo está obsoleto” (Dery, 183). El artista entiende que es posible llegar a un control tal del cuerpo que sería posible diseñarlo a voluntad, ampliando, regulando y dirigiendo la corporalidad a través de prótesis cada vez más elaboradas, llevando al ser humano a un estado que denomina “postevolutivo”. En las mencionadas “Body suspensión performances”, Stelarc parecía realizar una puesta en escena, a la vez investigativa, de los límites de la coporeidad humana, forzando estos bordes físicos y mentales, una serie que fue desarrollada a la vez que exploraba trabajos multimedia cada vez


adentrándose en tecnologías más sofisticadas para captar y estimular los sentidos y el cuerpo o para explorarlo y exteriorizarlo, amplificándolo en un sentido amplio y real. Y en conjunto con ello, Stelarc busca una interacción entre los medios tecnológicos que utiliza y su cuerpo, donde cada uno de los componentes de esta dupla tiene tanta importancia como la otra: a veces el humano controla y proyecta y otras veces es la máquina la que lo hace. Es está la definición básica de lo que se conoce como Cibernética: una disciplina científica cuyo objeto de estudio es las relaciones de control y comunicación entre seres vivos (animales) y máquinas, abordándolo interdisciplinariamente, conjugando las teorías de sistemas, teoría de control, la comunicación y los estudios de sistemas complejos. Pero un punto que consideramos aún más destacable en el trabajo del artista australiano es el de la retroalimentación, donde el artista genera un bucle de información entre sus emisiones y recepciones y las del sistema tecnológico que esté utilizando. Es decir se produce una simbiosis, integrándose ambos elementos. Es la inmersión en un flujo continuo de actividad entre el humano y este servo-mecanismo, cuya acepción de origen mcluhaniano es forzada por el artista. Está relación comunicativa de traspasos de información y control es precisamente cibernética. Lo performático entonces se vuelve natural a la manifestación de este conjunto de obras: es en la acción, en el ocurrir donde se aprecia este flujo. Pero, ¿cómo son estas amplificaciones e interacciones?, o sea, ¿en qué consisten concretamente estas performances? Stelarc se vale de diversas tecnologías, tanto mecánicas como eléctricas y digitales: prótesis, sensores (electrodos, micrófonos, cámaras), iluminación, lasers, sintetizadores, robots, ordenadores y software variados. Mediante estos elementos conectados a su cuerpo, genera


actividad que va desde la fuerte amplificación sonora de sus latidos, pasando por imágenes en vivo de su estómago, la interacción con un brazo robótico industrial (esquivando sus embestidas en una especie de danza), la proyección de su ser en entidades virtuales (brazo virtual, cuerpo virtual oscuro), solo por mencionar algunas de las manifestaciones de algunas de sus performances. La interacción podemos apreciarla especialmente bien en su performance del año 2000 “Movatar”, donde diversos sensores que realizan captura de movimiento, le permiten controlar su avatar virtual en una computadora, un cuerpo virtual 3D, pero en realidad su particularidad radica en la posibilidad de tener una vuelta de la información en el otro sentido, es decir se puede definirlo como un sistema inverso de captura de movimiento, donde el cuerpo virtual puede manifestar su movilidad en el mundo real controlando los miembros y partes del cuerpo del artista mediante prótesis mecánicas: The system is a Servo-mechanism, a machine for staging feedback loops, in this case from the avatar to the body and back. Stelarc likens the Motion Prosthesis to the “muscles of the avatar” and the six pedals (that is, midi pedals) on the floor of the stage to the avatar’s remote organs in the physical world. (…) It is neither a simple demonstration of hardware nor is it designed to generate visual effects for use in, say, a narrative cinema context. It is conceptual construction enacted on and through the body of the artist and which is designed to make visble a cybernetic interaction (an organic/non organic feedback system). Potts, John, et al. (eds.) (148).


4.- Conclusión Tal vez la perspectiva conceptual en que Stelarc enmarca su trabajo sea objetivamente nutrida por las teorías planteadas más arriba, de hecho él mismo se reconece “mcluhaniano”, pero creemos que así mismo es innegable el contenido altamente ritualístico de sus actuaciones, donde en el marco de eventos especialmente diseñados se asiste a una presentación con todo un bagaje cultural que aglutina elementos que podríamos considerar ceremoniales, incluso desde una perspectiva no mágica, pues es evidente que existe un marco de tradiciones frente a lo que significa un acto artístico, un evento especial dentro de un continuo existencial. Si bien existe a la vez un fuerte contenido de unión entre arte y vida en el arte contemporáneo, este sigue existiendo dentro de un sistema de difusión y llegada a público que tiene sus códigos. Es este ir y venir entre posibles lecturas, lo que consideramos interesante y altamente contemporáneo en el trabajo del autraliano. Es el mismo Stelarc quién considera al artista como un guía de la humanidad en lo referente a los nuevos caminos que no solo se abren para ella, si no que considera estamos forzados a seguir, y como guía no solo lo hace mediante textos y explicaciones teóricas, si no que esencialmente a través de acciones artísticas, donde pone en juego elementos pregnantes para fijar estás ideas en un mensaje fuerte, exactamente como podría realizarse en un rito.


Referencias: Dery, Mark. Velocidad de Escape. La cibercultura en el final del siglo. Madrid: Ediciones Siruela, 1998. Medio impreso.

Goldberg, RoseLee. Performance Art. 3° ed. Nueva York: Thames & Hudson, 2011. Medio impreso.

Potts, John, et al. (eds.). Technologies of Magic. Sydney: Power Publications, 2006. Medio Impreso.

MacLuhan, Marshall. La Galaxia Gutenberg. Barcelona: Galaxia Gutenberg y Círculo de Lectores, 1998. Medio impreso.

Información complementaria del artista: www.stelarc.org


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