Foto: Blog do colunista
no británico le ofreció la oportunidad de dirigir un hospital en Stoke Mandeville, aceptó con la condición de que no recibiría ninguna interferencia externa en su investigación sobre las lesiones de la médula espinal. Estableció un programa educativo para que los pacientes gravemente heridos fueran contratados como carpinteros, relojeros o simplemente mecanógrafos. Guttman estaba convencido de que era necesario cambiar la percepción de las personas con discapacidad que eran marginadas y dejadas a su suerte. (Estos pacientes fueron dejados en camas de hospital abandonadas hasta que murieron). El atletismo también formaba parte de su programa de rehabilitación. Comenzó con los deportes en silla de ruedas, primero el polo y luego el baloncesto. El 28 de julio de 1948, al mismo tiempo que los Juegos Olímpicos de Londres, alineó a catorce rivales con discapacidad, con un trofeo para el ganador de la competencia de tiro con arco. Salió bien y aumentó el número de participantes y especialidades deportivas. (Este evento se denominó Juegos Stoke Mandeville, sede del hospital donde trabajó y recuperó a sus pacientes). En 1954 había atletas con discapacidades de Canadá, Australia, Finlandia, Egipto e Israel. A finales de la década de 1950, Guttman le pidió al Comité Olímpico la oportunidad de hacer coincidir sus juegos con los Juegos Olímpicos de 1960 en Roma. El Comité aceptó y ese año los atletas discapacitados de 21 países llegaron a Roma para jugar en las mismas estructuras y compartir los mismos alojamientos que otros atletas. Desde ese año hasta hoy, los juegos del doctor Ludwig Guttman se llamarán para siempre Juegos Paralímpicos. Guttman murió en 1980, pero su sueño sigue vivo y creciendo. En el judaísmo hay un principio llamado Tikkun Olam: arreglar el mundo. Según la tradición judía, el Creador da deliberadamente a todos los seres humanos la posibilidad de intervenir corrigiendo las imperfecciones del mundo. Norberto B. Worobeizyk Corresponsal de noticias de RBN
magazine 60+ #28 - Outubro/2021 - pág.34
