EL ESPAÑOL DE AMÉRICA
En 1492, con el descubrimiento de América por Colón, se inicia un largo proceso de hispanización que supuso la propagación del castellano- Cuando llegaron los conquistadores, eran más de cien las familias de lenguas que allí se hablaban. Los misioneros, que aprendían las lenguas indígenas para facilitar la evangelización, se mostraron partidarios de conservarlas. El propio Felipe II apoyó esta actitud. No será hasta finales del s. XVIII cuando Carlos III ordene que se hable sólo castellano, como elemento de unificación cultural. Paradójicamente, cuando se inicia la independencia de los países americanos la hispanización lingüística se acentúa y el español se convierte en elemento de cohesión política de países que no son uniformes lingüísticamente. En la actualidad, el español coexiste con algunas lenguas indígenas como el araucano, el maya, el guaraní, el quecha, el aimara... El español es lengua oficial en dieciocho repúblicas hispanoamericanas y convive con el inglés en Puerto Rico, numerosas islas de las Antillas y en EE.UU. (Nuevo México, Texas, Florida, California, Nueva York…). Es difícil señalar características comunes en el español de América porque cada país presenta sus propias peculiaridades; sin embargo, si se pueden distinguir unos rasgos generales que lo singularizan. En el nivel fónico, el español de América coincide con los dialectos meridionales del castellano, especialmente con el andaluz, debido a que los primeros expedicionarios procedían del sur de la península. Sus rasgos más representativos son:
Seseo; confusión entre los fonemas /s/ y /z/ Es el único fenómeno general a toda América. Yeísmo; confusión entre /ll/ y /y/. Confusión entre /l/ y /r/ en posición final de sílaba. Aspiración de la -s final de sílaba o de palabra. Aspiración de la h- inicial procedente de f- latina.
En el nivel morfosintáctico, el fenómeno más característico del español de América es el voseo, arcaísmo que consiste en el empleo del vos en lugar de tú para iguales o jerárquicamente inferiores (el castellano antiguo utilizaba vos como tratamiento de nobleza y distinción) El voseo conlleva el uso de formas verbales distintas como hacés, tenés, tomá... El pronombre vosotros ha sido sustituido por ustedes, lo que ha provocado la desaparición de las formas verbales de segunda persona del plural. Otros rasgos morfosintácticos son:
Utilización del posesivo antepuesto (mijo, mijita...) Empleo del diminutivo afectivo (adiosito, corriendito...) Adverbialización del adjetivo ( entrenar Alerte, lucir lindo...) Uso generalizado del pretérito perfecto simple por el pretérito perfecto compuesto.
En el nivel léxico es donde se encuentran los rasgos más relevantes del español de América. En el léxico apreciamos dos tendencias opuestas, arcaísmo y neologismo, a las que hay que añadir la influencia de las lenguas indígenas y africanas. El léxico general americano abunda en palabras y
acepciones que en España han desaparecido o pertenecen a la lengua literaria (vido, liviano, bravo, prieto, pollera, estancia, rancho, apurarse, mordida, manejar, vidriera o vitrina...) Conviviendo con el arcaísmo, nos encontramos con abundantes neologismos (chance, zipper, frizer, parquear, chequera, chequear, chofer, debido a la influencia del inglés y de otras lenguas que llegaron a América con la emigración (italiano, francés...) Por último, no hay que olvidar que es en el léxico donde la huella indígena es más importante, especialmente en palabras referidas a objetos y aspectos de la vida cotidiana; cóndor, puma, gaucho, tapioca, llama, maíz, hamaca, tabaco, caníbal, enaguas, caoba, poncho... La llegada de esclavos procedentes de África a ias Antillas y el Caribe trajo consigo la incorporación al castellano de abundantes palabras africanas: chaga, chango, chiringa..