Manos Unidas es la ONG de desarrollo de la Iglesia católica que trabaja para apoyar a los pueblos del Sur en su desarrollo y en la sensibilización de la población española. Es también una ONG de voluntarios, sin ánimo de lucro, católica y seglar.
Destacamos la importancia del programa que apoyamos en la sierra ecuatoriana que busca fortalecer la resiliencia socioeconómica de las mujeres indígenas y campesinas
El sacerdote jesuita, Carlos Bresciani, que vive en territorio mapuche en Chile, comparte una reflexión sobre ecología y espiritualidad y nos invita a que pensemos qué es lo que necesitamos para vivir sin caer en el excesivo consumismo y sin lastimar al planeta.
Entrevistamos a la hermana Soledad Villigua, misionera social de la Iglesia en Turkana, Kenia, para conocer de primera mano cómo la emergencia climática está afectando a los más pobres y vulnerables de esa región africana.
COMPROMETIDOS CON EL MEDIOAMBIENTE
Adaptamos la Revista a los nuevos tiempos n Utilizamos papel 100 % reciclado.
n Reducimos las medidas para consumir menos papel. n Cambiamos la bolsa de plástico de los envíos a domicilio por otra de material compostable de origen orgánico.
Al usar papel 100 % reciclado en este número de la Revista, Manos Unidas ha reducido su impacto medioambiental aproximadamente en:
Consejo de Redacción María Teresa Vidal, Marta Carreño, Marco Gordillo, Mercedes Barbeito, Guadalupe Sierra, Fidèle Podga, Isabel Vogel, Jessica Del Olmo, Ramón Álvarez, Myriam Sagastizabal.
20.980 km de un viaje en un coche europeo estándar
kwh de energía
10.452 kg de residuos
Colaboran en este número María José Hernando, Ángel Bustamante, Marisa Elosua, María José Pérez.
Foto portada: India. Javier Cuadrado
RSAI
Misioneras Sociales de la Iglesia
José Luis Coba
«Solo
estamos a tiempo para evitar daños todavía
más dramáticos»
Laudate Deum [LD,6]
El papa Francisco publicó el 4 de octubre de 2023, fiesta de san Francisco de Asís, la exhortación apostólica Laudate Deum que ha sido considerada como una continuación de la encíclica Laudato si’, al retomar la cuestión de la crisis climática. Para Manos Unidas –que ha consagrado su campaña de este año a la justicia climática con el lema «El efecto ser humano. La única especie capaz de cambiar el planeta»–, esta nueva publicación del Papa se nos presenta como una verdadera luz que ilumina nuestro trabajo. En efecto, el papa Francisco, con autoridad moral y desde una profunda espiritualidad que no admite cobardía, sigue indicándonos el camino de la dignidad humana, con un mensaje esperanzador para una humanidad que está sufriendo las peores consecuencias de la actual crisis medioambiental.
En realidad, el texto no destaca tanto por la «novedad» de sus mensajes como por «la urgencia del momento», marcado por la dolorosa constatación del estancamiento de la lucha contra la crisis ecológica y de la creciente dureza de sus consecuencias para las personas más vulnerables. Según escribe el propio Papa: «Han pasado ya ocho años desde que publiqué la Carta encíclica Laudato si’, […]. Pero con el paso del tiempo advierto que no tenemos reacciones suficientes mientras el mundo que nos acoge se va desmoronando y quizás acercándose a un punto de quiebre. Más allá de esta posibilidad, es indudable que el impacto del cambio climático perjudicará de modo creciente las vidas y las familias de muchas personas» (LD,2).
El papa Francisco no se da por vencido y nos convoca de manera urgente a una renovada esperanza.
Aparece así una ineludible referencia a los últimos, los descartados, los olvidados, los más vulnerables, cuyo destino está en juego con la actual crisis medioambiental en cuya generación poco han participado. De hecho, se pregunta, por ejemplo, el Papa: «¿Cómo olvidar que África, que alberga más de la mitad de los más pobres del planeta, es responsable de una mínima parte de las emisiones históricas?» (LD,9). Esta pregunta bien podría referirse también a grupos humanos, donde quisiera destacar a las mujeres y niñas del Sur global. «¿Cómo olvidarnos de ellas, teniendo la evidencia de que la crisis ecológica no es imparcial en cuanto al género? Pues las mujeres y niñas –que poco la han originado– sufren sin embargo sus peores consecuencias, viendo así amenazados sus medios de vida, educación, salud o seguridad.
Pero ante semejante panorama, el papa Francisco no se da por vencido y nos convoca de manera urgente a una renovada esperanza: «Solo estamos todavía a tiempo de actuar para evitar daños aún más dramáticos». Esa esperanza implica, para nuestra organización, asumir una sincera y dolorosa preocupación por lo que está ocurriendo con nuestro planeta y seguir actuando con justicia en defensa de la dignidad de las personas más vulnerables.
Ecuador
Mujeres libres, diversas y juntas
Manos Unidas apoya un programa que busca favorecer la resiliencia socioeconómica de las mujeres indígenas y campesinas de comunidades de la sierra central ecuatoriana.
Texto de JESSICA DEL OLMO.
Departamento de Proyectos de América.
Con el nombre «Resiliencia socioeconómica de las mujeres indígenas y campesinas de Chimborazo y Tungurahua en contexto de postpandemia», este programa tendrá una duración de cuatro años y quiere fomentar una cultura de paz lejos de la violencia. Las mujeres se levantan entre las tres y cuatro de la mañana para ordeñar, preparar la comida diaria para vacas, cuyes, cerdos, gallinas y conejos, limpiar los espacios de los animales, preparar comidas para los hijos y el esposo, hacer las tareas del hogar, cuidar el ganado, preparar la leche para llevar al centro de acopio o vender al piquero, recoger a los niños de la escuela, manejar los cultivos, salir a vender algunos kilos de excedente al mercado los días de feria y atender las reuniones comunitarias.
Las tareas de cuidados no son valoradas, reconocidas ni compartidas y la cantidad de horas de trabajo de las mujeres es muy elevada, lo que disminuye su calidad de vida. Florinda, representante de la Federación de Organizaciones del Movimiento Indígena de Quimiag, da cuenta de esa desigualdad y alienta a las mujeres a que luchen: «Aquí, compañeras mujeres, hay que luchar. Nosotras trabajamos más que los hombres, no estamos en contra de ellos, pero no somos menos que ellos: tener hijos, marcar, cargar, dar el pecho a los hijos donde sea cuando tienen hambre, trabajar, etc.».
Y es que las mujeres rurales padecen múltiples discriminaciones: por etnia, por condición económica, por ser analfabetas o por vivir en el campo. Muchas de ellas no son escuchadas en sus comunidades.
En Ecuador, el 62,8 % de las mujeres que viven en la zona rural han sufrido algún tipo de violencia a lo largo de su vida. En los espacios rurales la violencia hacia las mujeres es un problema naturalizado, por tanto, se tiende a culpabilizarlas por ella.
Apoyo integral a las mujeres
En el programa, construido de forma participativa con las mujeres indígenas y campesinas, se plantea que estas aumenten sus ingresos y su autonomía económica. Para ello, se mejorará la salud de los suelos productivos y el manejo de los cultivos de pastos, alfalfa, mora y aguacate, transitando hacia la agroecología. Se obtendrán así productos sanos para el autoconsumo, la alimentación de animales y la venta de excedentes. Se fortalecerá la cadena de valor de lácteos y otros emprendimientos con valor añadido, así como las cajas comunitarias solidarias, permitiéndoles obtener pequeños créditos en sus comunidades para cubrir las necesidades básicas sin tener que desplazarse hasta las ciudades.
También se promoverán ferias comerciales que difundan los valores de la economía social y solidaria. Asimismo, mujeres y jóvenes se formarán para la participación política y se fortalecerán las redes de organizaciones de mujeres. Se realizarán campañas educativas a favor de la igualdad de género y de rechazo hacia todas las formas de violencia. Se elaborarán los protocolos de atención a mujeres víctimas de violencia en sus distintas formas. Por último, se establecerán centros de atención a víctimas de violencia de género, desde un enfoque intercultural, para atender a las mujeres indígenas y campesinas en las parroquias a las que pertenecen las comunidades rurales l
El trabajo con los hombres es fundamental. «¿Por qué solo con las mujeres? ¿Y los esposos? Si son ellos los que agreden». Y también el trabajo con la infancia: quienes han sufrido violencia dentro de sus hogares en la niñez, en su mayoría, reproducen sus acciones dentro de los nuevos espacios familiares constituidos. «Hay que trabajar desde la niñez, para que aprendan desde niños que está mal». Testimonios de lideresas indígenas. Manos
José Luis Coba
Ecología y espiritualidad
«Aprendiendo a dejar que el Espíritu llegue a nuestros cuerpos»
Texto de CARLOS BRESCIANI.
Sacerdote jesuita de la Red de Solidaridad y Apostolado Indígena (RSAI), Chile.
Una machi (sanadora espiritual mapuche) sostiene sobre las enfermedades actuales que éstas suceden porque no está alineado nuestro cuerpo con nuestro espíritu o alma. Hoy vivimos atravesados por enfermedades en nuestros propios cuerpos. Las grandes crisis en las que andamos y que nos tienen enfermos tiene relación con un modo o estilo de vida que aleja el espíritu de nuestros cuerpos.
A partir de la vida en el territorio lavkenche (nombre de los indígenas mapuche de la costa), al sur de Chile, uno ha podido ir haciendo un camino de desaprender para aprender una nueva forma de relacionarse entre todos los seres vivos. Sí, pues nada está separado. Somos parte de una gran familia de vivientes en donde los seres humanos tenemos nuestro lugar, no el único lugar. En ese territorio y desde esas sabidurías de las personas ligadas a la tierra uno aprende que mente, espíritu, cuerpo y tierra están profundamente interrelacionados. Un desequilibrio en una dimensión hace que las personas, las comunidades y la misma madre tierra enfermen. Es todo un aprendizaje para una sociedad criada en la racionalidad instrumental-tecnológica que busca desentrañar las mecánicas de las cosas, dividiendo para entender y enfrentando al mundo en una relación sujeto-objetivo que valora todo según la utilidad o el beneficio que pueda sacar. En esa lógica, no es fácil entenderse o sentir que compartimos profundamente
la vida con todo lo vivo y, menos, entender que los ‘cuerpos’ enfermos expresan el modo cómo vivimos y nos relacionamos entre todos y todas y con la madre tierra. Necesitamos guardar silencio sobre estas lógicas enfermas para escuchar las sabidurías de la tierra, la sabiduría del ‘buen convivir’. Esta sabiduría que está en el centro de la espiritualidad de todos los pueblos originarios de Abyayala, y también del pueblo mapuche con el que convivimos en estos territorios, es una invitación a descubrir un nuevo paradigma de la vida, basado en la armonía de relaciones justas y reconciliadas con Dios y las fuerzas espirituales, con la madre tierra, con los demás y con uno mismo. Paradigma que se aleja de consumismos y avaricias. Un modelo que recupera aquellas realidades y demandas esenciales para una vida sana y plena. En palabras de un sabio mapuche: «Si derribo el árbol, yo comeré en abundancia, pero no habrá comida para mis nietos». Se trata de una propuesta de vida que implica experimentarnos profundamente interrelacionados
unos con otros. Y ‘otros’ son los hombres y mujeres, pero también el viento, el árbol, la montaña, el río, la roca, las estrellas, lo trascendente…, todos los vivientes, toda la creación.
El silencio y la escucha
La raíz de las injusticias actuales está en no vivir en esa armonía. Como comparte un hermano indígena: «’Buen Vivir’ es el concepto del equilibrio cosmológico como proyecto de vida, un equilibrio tanto interior de la persona como exterior, en la relación con todo lo creado, y solo desde esta perspectiva se entiende la gravedad del conflicto social». Desde este aprendizaje del silencio y la escucha hemos ido abriendo la mirada a la experiencia de que todo y todos estamos profundamente unidos y que nada existe en soledad. Como dice otro sabio mapuche cuando habla de los espíritus que animan y dan vida a todo: «En la tierra existen los ‘Ngen’ (espíritus protectores que cuidan y protegen a cada elemento de la naturaleza): está la cascada, las aguas que corren, el mar, los cerros sagrados, los volcanes, las estrellas en el medio del cielo, el sol, la luna, ninguno está solo, nada existe en soledad, todos tienen un ‘Ngen’».
En una sociedad que nos presenta la felicidad en los escaparates de los supermercados, se nos hace difícil discernir, en medio de un cúmulo de bienes innecesarios, qué es lo que necesitamos para vivir bien. Para vivir sanamente. Son muchos
los hombres y mujeres indígenas sabios que dicen que, como país, en Chile estamos enfermos. Desde la ciencia occidental se dice que muchas enfermedades actuales son «psicosomáticas»
El mapuche diría que se trata de desequilibrios con el entorno, cuya causa principal es el poco respeto a las fuerzas espirituales que rigen la naturaleza y que nos rigen a nosotros mismos. Sufrimos dolores de cabeza, de espalda, crisis de pánico, angustias, estrés y depresiones que no son sino síntomas de algo que está mal en nuestro modo de vivir. Para mejorar y sanar necesitamos aprender a vivir bien, aprender a vivir en relación y no en posesión.
Hoy más que nunca necesitamos dejar que el espíritu alcance a nuestros cuerpos para vivir sanamente, en armonía. Vivir en equilibrio y no en la frenética carrera por acumular bienes. Es una propuesta que nos mueve a buscar otras formas de economía, de relaciones políticas, sociales y espirituales. Necesitamos desaprender modos que nos han ido alejando de esa unidad vital en nosotros, en nuestras comunidades y en la madre tierra l
Fotos:
Los desafíos de la pesca artesanal en Mauritania
El sector pesquero en el país africano es un pilar vital de su industria. Sin embargo, existen varios desafíos que ponen en peligro su sostenibilidad y el bienestar de las comunidades dependientes de ella.
de JESÚS PÉREZ CAMPOS Departamento de Proyectos de África.
Mauritania, país entre océano y desierto, dependiente económicamente de la agricultura y la pesca, está marcada por la persistente desigualdad socioeconómica que se refleja en la dispar distribución de recursos y oportunidades. El país cuenta con una alta tasa de desempleo, especialmente entre los jóvenes, y la pobreza afecta ya a casi un tercio de su población. Además, la falta de acceso a servicios básicos como salud y educación agrava estas condiciones.
Con el 90 % de las embarcaciones y empleando a tres cuartas partes de los pescadores, la pesca artesanal es fundamental en la seguridad alimentaria, la creación de empleo y los ingresos económicos del país. Aunque su contribución es significativa, son muchos los problemas que ponen en riesgo a toda la industria.
Uno de los mayores desafíos es la competencia desleal con flotas pesqueras industriales tanto nacionales como extranjeras que, unido a los efectos del cambio climático, está provocando una disminución alarmante en los recursos pesqueros disponibles en el país. Esta reducción no solo impacta en los ingresos de los pescadores artesanales, sino que también amenaza la seguridad alimentaria de la población que trabaja en sectores dependientes como la industria de la transformación y conservación de alimentos.
Más problemas para las mujeres
Dentro de este contexto desafiante, las mujeres en la pesca artesanal se enfrentan a dificultades aún mayores. A pesar de representar el 30 % del personal que se dedica a sectores relacionados con la pesca artesanal, su acceso a recursos, representación y condiciones laborales es limitado, lo cual dificulta su capacidad para contribuir de manera efectiva al sustento de sus familias y comunidades.
Por si fuera poco, las regulaciones pesqueras ambiguas y la falta de claridad en los procesos burocráticos han dejado a los pescadores artesanales en una posición de máxima vulnerabilidad. La falta de representación efectiva en los órganos de gobernanza pesquera ha supuesto la marginalización de la pesca artesanal en la toma de decisiones, lo que está provocando que se llegue a acuerdos que pasan por alto sus necesidades y preocupaciones. Para abordar estos desafíos, y en línea con la Campaña de Manos Unidas que pone el foco en el efecto del ser humano sobre la seguridad alimentaria y los medios de vida, la Asociación de África Occidental para el Desarrollo de la Pesca Artesanal (ADEPA), acompañada por nuestra ONG, está implementando un proyecto estratégico para fortalecer la participación de los pescadores artesanales, en especial las mujeres, en la toma de decisiones para garantizar una buena gestión compartida por autoridades y asociaciones vinculadas con la pesca tradicional sostenible. Para ello, se está formando a los miembros de las asociaciones de pesca artesanal y se les brinda apoyo para que se organicen mejor y puedan participar activamente en las decisiones y estrategias de la pesca en Mauritania l
La intervención propuesta por ADEPA y Manos Unidas supone un avance hacia un modelo de pesca sostenible que proteja los recursos marinos y asegure el sustento de las generaciones futuras. La cooperación entre diversos actores es esencial para implementar medidas efectivas que aborden los desafíos que enfrenta la pesca artesanal en Mauritania y promuevan un desarrollo equitativo y sostenible en toda la industria pesquera.
Manos Unidas/Myriam Sagastizabal
Texto
Hermana Soledad Villigua, misionera social de la Iglesia en Turkana, Kenia
«Tomemos consciencia de que en la casa común no estamos solos»
El primer destino de la hermana Soledad Villigua, misionera social de la Iglesia, fue el desierto de Turkana, en Kenia. Hace dos años viajó, «despojada de todo lo que tenía» desde su Ecuador natal a Lokitaung, la localidad en la que, desde entonces, desarrolla su labor entre los más pobres y vulnerables. El testimonio de Soledad nos ha permitido poner rostro a personas afectadas por una emergencia climática que ha llenado de hambre y pobreza su realidad diaria.
Entrevista de MARTA CARREÑO Departamento de Comunicación.
Por las informaciones que recibía de sus hermanas de congregación, la hermana Soledad sabía que la misión que le habían encomendado no iba a ser fácil, «pero nada es igual hasta que lo experimentas en carne propia». Y eso que la hermana Villigua, que proviene de una familia humilde, sabe lo que es la pobreza, pues la vivió en su hogar, «donde se tenía que compartir lo poco que había y donde se comía lo que Dios proveía».
Al principio dudó de si había hecho lo correcto trasladándose a un país tan diferente a Ecuador. «La brecha cultural era enorme y dudaba de si sería capaz de adaptarme a un entorno tan diferente». Pero obtuvo su respuesta cuando empezó a poner rostro a las historias que antes le habían contado sus hermanas misioneras.
Hermana, usted que vive cada día y en primera persona la realidad de la crisis climática, explíquenos qué es para usted «El Efecto Ser Humano». La evolución del ser humano puede provocar cosas que, a veces, se vuelven destructivas para el propio ser humano.
Pero, también, como Dios nos creó buenos, todo ser humano tiene la capacidad de hacer el bien. Esta Campaña de Manos Unidas nos pide que tomemos consciencia de que, en la casa común de la que siempre habla el Papa, no estamos solos. Les invito a que piensen en nuestros hermanos del continente africano, que son los que menos aportan al maltrato al planeta, pero que, sin embargo, son los que más sufren estos efectos. Turkana es un ejemplo de las consecuencias de la crisis climática entre los más vulnerables. El principal efecto es la sequía. Hace seis o siete años que las lluvias son muy variables y en ciertos años, ni siquiera ha llovido.
¿Y qué consecuencias tiene esa falta de agua entre las personas con las que ustedes trabajan?
La emergencia climática en Turkana produce hambre, migraciones, desplazamientos y separaciones de las familias. La tierra es cada vez más árida y tan seca que, a veces, no existe ni siquiera la posibilidad de que la principal fuente de trabajo, que es el pastoreo de cabras, tenga la vegetación suficiente
Misioneras
Sociales de la Iglesia
para alimentarse. Los hombres, encargados de estas tareas, deben alejarse de sus hogares en busca de pastos y las mujeres quedan a cargo del sostenimiento del hogar y la crianza de los hijos.
Además, las graves sequías hacen que escasee la pesca, otra de las principales fuentes de alimentación para los turkana. Los pescadores deben arriesgar sus vidas para salir a pescar en aguas profundas en sus embarcaciones artesanales. La pesca se convierte en una actividad cada vez más escasa, peligrosa y difícil.
Y, al no haber lluvias en las zonas en las que se puede cultivar, no hay una producción normal de maíz, que es la base de la alimentación. Esto provoca escasez de alimentos y hambre y que lo poco que hay se encarezca y se haga inaccesible para muchas de estas personas.
Y la población sufre… ¿Cómo trabajan ustedes, misioneras sociales de la Iglesia, para acompañar a estas personas?
El trabajo que llevamos a cabo no es solo un trabajo social o asistencial, es también compartir la vida, compartir el sufrimiento de una madre que ve a su hijo enfermo y no sabe cómo ayudarlo, es compartir la angustia de una joven que no desea vivir una vida sin poder decidir por ella misma su futuro o compartir la alegría de una niña huérfana, pero que con apoyo ahora termina su carrera y puede empezar una mejor vida.
En Turkana hemos descubierto que se puede ser sal y luz para un pueblo que carece de mucho.
Manos Unidas acompaña a su congregación desde hace varias décadas, ¿cuál ha sido su principal aportación?
El agua. En un lugar donde los recursos hídricos son casi inexistentes, el acceso al agua es casi cuestión de vida o muerte. Manos Unidas nos ha apoyado, entre otras cosas, en la perforación de pozos. El agua es un bien muy necesario y muy escaso en el continente africano y Lokitaung es una zona desértica. Para perforar esos pocos necesitamos de ayuda. Necesitamos más pozos. Si se colabora con Manos Unidas se nos estará apoyando también a nosotros.
Además, Manos Unidas nos ha ayudado en el reparto de ayuda alimentaria de emergencia cuando la situación se hace insostenible.
¿Y qué podemos hacer desde aquí? Porque todo esto nos puede parecer muy lejano. Debemos pensar que lo que sucede en el planeta se debe también, en parte, a nuestra responsabilidad. A nuestro consumismo impulsivo. Consumimos sin pensar hasta aquello que no necesitamos, y eso causa contaminación en el planeta. Debemos pensar en los demás. Cuidar el agua, la naturaleza. Esto también nos aporta para que nuestra madre tierra tenga un sosiego. Para que se sienta confortada.
Pongamos las manos en nuestro corazón y aprendamos a compartir lo mucho o lo poco que tengamos. Y si no podemos dar ningún bien, con una oración o con sensibilización, también estamos ayudando l
Fotos: Misioneras Sociales de la Iglesia
India
Cuando el agua, un bien escaso, cambia vidas
En ese país, más de la mitad de la superficie cultivada y el 40 % de la producción de los cultivos son de secano y, por ello, muy vulnerables a la variabilidad de los monzones y al cambio climático.
Texto de MIGUEL CARBALLO y ROCÍO BONET. Departamento de Proyectos de Asia.
En la India, país más poblado del mundo, se estima que alrededor de 900 millones de personas, un 64 % de la población, vive en zonas rurales. El sector agrícola emplea el 42 % de la fuerza de trabajo y representa el 18 % del producto interno bruto (PIB). A pesar del aumento que se ha producido de la superficie de tierras de regadío, más de la mitad de la superficie cultivada y el 40 % de la producción de los cultivos son de secano y, por ello, muy vulnerables a la variabilidad de los monzones y al cambio climático.
Según la FAO, la agricultura y sus sectores afines, ganadería, silvicultura y pesca son la principal fuente de sustento de 216 millones de personas pobres que viven en la India. Su alta vulnerabilidad a la escasez de agua, la subida de las temperaturas y fuertes sequías, sumado a factores como la falta de recursos, prácticas agrícolas no adaptadas, la escasez de alternativas para generar ingresos y las dificultades de comercialización están provocando una grave amenaza a la seguridad alimentaria y a los ingresos de los habitantes de las zonas rurales.
Por una agricultura sostenible
En el estado de Telangana, en el centro sur del país, la tierra rojiza, pequeñas zonas boscosas y el verde de las cosechas se intercalan a lo largo del paisaje. Es el mes de septiembre y los colores vivos muestran agradecidos el paso de las aguas del monzón. En pocos meses la falta de lluvias y el aumento de la temperatura darán paso a un paisaje yermo de tierra seca y arcillosa, donde el agua se convierte en un bien escaso y las tierras se vuelven improductivas durante la mitad del año. Las comunidades tribales, los descastados y otros grupos marginados que viven en esta zona sufren escasez de recursos, careciendo de ingresos regulares, estando estos por debajo de las 46.000 rupias anuales (575 €), siendo la migración una de las pocas alternativas posibles.
Manos Unidas colabora desde hace años con los Servicios Sociales de la Diócesis de Warangal impulsando el desarrollo socioeconómico de las comunidades rurales, mediante la promoción de una agricultura sostenible que garantice la seguridad alimentaria y permita el aumento de ingresos de los más desfavorecidos. La organización y empoderamiento de las comunidades para acceder a los programas del Gobierno, la formación en prácticas agrícolas sostenibles (mejor selección de semillas, manejo integrado de plagas, eliminación de químicos e introducción de fertilizantes orgánicos), la participación de las mujeres en actividades generadoras de ingresos y el acceso y conservación del agua son algunas de las principales líneas de acción del proyecto.
Gran parte del éxito de esta intervención se debe a la recuperación de pozos y el establecimiento de pequeñas presas que han aumentado la capacidad de retención de agua, fundamental para lograr aumentar el periodo productivo de las tierras. Se han conseguido importantes avances que han permitido obtener una cosecha más y mejorar la alimentación y los ingresos de las familias. Pequeños logros, pequeños pasos que abren la esperanza a una vida menos precaria y más segura, una posibilidad de romper con lo establecido y superar la pobreza l
Los efectos ligados al cambio climático, la pobreza y la desigualdad amenazan la seguridad alimentaria y económica de 1.250 familias desfavorecidas del distrito de Jangaon en el estado de Telangana. La promoción del desarrollo socioeconómico mediante una agricultura sostenible, la mejora del acceso al agua y el reconocimiento social se plantean, desde hace años, como soluciones desde los Servicios Sociales de Warangal y Manos Unidas.
Fotos: Diócesis de Warangal
JUNTOS
«Mi objetivo es que mis hijos puedan llegar a ser independientes»
Texto de MARTA CARREÑO Departamento de Comunicación.
«Yo no quiero que mis hijos tengan que depender de alguien. No quiero que Valentina esté esperando que una persona le dé algo, sino que ella misma lo logre. Ese es mi objetivo y creo que lo voy a cumplir». Mientras habla, la joven madre, Belinda Cántaro, señala a sus hijos, Joao y Valentina que, con dos y cinco años, son la razón de su vida.
Encontramos a Belinda en su casa del asentamiento humano Omar Marcos, en el distrito peruano de Ventanilla. Allí se estableció cuando Valentina era un bebé de solo ocho meses y allí fue madre por segunda vez, cuando las secuelas de la pandemia todavía estaban presentes en las vidas de millones de personas.
El asentamiento humano Omar Marcos no es un lugar donde la vida sea fácil. La joven Belinda lo supo enseguida… «Llegar al mercado es complicado y costoso. Y, si enfermamos, tenemos que ir hasta el hospital de La Ventilla, que está lejos…». Porque en el lugar donde Belinda y Fidel, su pareja, decidieron crear su hogar, una de cada tres personas es pobre. Un alto porcentaje de la población carece de agua potable, de saneamiento o de conexión eléctrica en sus viviendas. Poco antes del comienzo de la pandemia, Belinda conoció la Asociación Kusi Warma, una ONG peruana, socio local de Manos Unidas en el país andino, que tiene 26 años de experiencia trabajando por los derechos de niños, niñas y adolescentes en situación de vulnerabilidad. «Con Valentina asistí
dos veces al centro MAIPI (modelo de atención integral a la primera infancia), pero luego llegó la pandemia y todo fue virtual. Me llamaban, me explicaban y resolvían mis dudas».
Porque el proyecto de «Promoción del buen trato en la primera infancia en Callao», con el que ha colaborado Manos Unidas, tiene como fin fortalecer las capacidades de las madres y los padres para que puedan brindar atención integral a sus hijos. Más de 630 personas se benefician directamente de este proyecto que es la continuación de otra exitosa iniciativa puesta en marcha en 2022.
Por ello, desde su nacimiento, Joao acude a las sesiones de juego en el centro MAIPI, mientras Belinda, que ha recibido formación sobre cómo cuidar a sus hijos y cuidarse a sí misma, además de aprender nociones sobre alimentación nutritiva, es consciente de lo mucho que ha mejorado y cómo esto ha influido en el comportamiento de sus hijos. «A mí me ayudó mucho. Con Valentina fui madre primeriza y no fui así. Me faltaba mucho por aprender. No le daba independencia. No comía sola… En cambio, con Joao ha sido todo lo contrario».
Y no solo eso, Belinda ha aprendido a tejer extensiones de cabello y pelucas y ahora se considera «emprendedora», porque está generando ingresos que le permiten ser más independiente y Fidel está cien por cien involucrado en la crianza de sus hijos.
«Ya no dependo de nadie. Y eso me da seguridad», concluye Belinda l
La desigualdad climática también tiene rostro de mujer
El trabajo de Manos Unidas durante este 2024 se centra en la inaplazable urgencia de hacer frente a la actual injusticia climática.
Ana Castañeda
Sabemos que las consecuencias de las crisis climáticas están afectando sobre todo y de manera desproporcionada a las personas y comunidades más vulnerables del Sur global. Para decirlo de modo sencillo: no todos contaminamos por igual ni a todos nos afecta la actual crisis medioambiental por igual. Nos encontramos así ante una injusticia estructural que acaba mermando las condiciones de vida de millones de seres humanos en el mundo.
En este artículo vamos a dar un paso más. Queremos asomarnos a la realidad todavía más sangrante de las mujeres en el Sur global donde están nuestros socios y socias locales y las comunidades a las que representan.
DESIGUALDAD EN LAS CAUSAS DE LA CRISIS MEDIOAMBIENTAL
En nuestro modelo de vida que plantea el desarrollo como ese «maravilloso proceso» por el que la humanidad está alcanzando unas altas cotas de bienestar, destaca sobre todo la centralidad de lo económico en la vida de las personas y las comunidades. Tanto la producción de bienes como su consumo ocupan un lugar sobresaliente en los esfuerzos y planteamientos de la ciudadanía y, sobre todo, de quienes toman decisiones de por dónde debe ir el progreso. Por el contrario, desde la Doctrina Social de la Iglesia y desde los grandes acuerdos de la comunidad internacional que nos hablan de transformación hacia un mundo más justo, se reivindica la necesidad de devolver la centralidad a la persona en todo proceso de desarrollo.
Para reducir el bienestar a un crecimiento económico sostenido, se han privilegiado modelos de producción y consumo altamente perjudiciales para el planeta que nos acoge. De esa manera, nuestra «casa común» se ve permanentemente amenazada por la actividad humana que no duda en sobreutilizar, explotar, agotar o malgastar los recursos, dificultando así la sostenibilidad medioambiental y -desde nuestra fe- contra-
viniendo el mandato de Dios de cuidar este mundo, la vida y los seres que lo pueblan.
Pero, aunque esto sea cierto, no todas las personas ni los países ni las regiones tienen la misma responsabilidad en lo que está pasando. La contribución de las comunidades más empobrecidas a la actual crisis medioambiental es radicalmente menor que la de los grupos y países más desarrollados. La industria, las extracciones de materias primas y energía, la agricultura intensiva y extensiva, el transporte con combustibles fósiles se originan en los países del Norte global, aunque las actividades más contaminantes de estos procesos de desarrollo se han trasladado al Sur global.
Nuestra «casa común» se ve permanentemente amenazada por la actividad humana que no duda en sobreutilizar, explotar, agotar o malgastar los recursos.
Según el papa Francisco, una respuesta justa a esta situación debería descansar sobre el principio de «responsabilidades comunes pero diversificadas» (Laudato Si, 52) que, a su vez, exige «enfocarse especialmente en las necesidades de los pobres, débiles y vulnerables, en un debate a menudo dominado por intereses más poderosos».
Hay un sólido consenso científico de que la actividad humana es el principal motor de la actual crisis medioambiental. Hay evidencias de que las mujeres son quienes menos participaron en su generación, sobre todo porque en su actividad, centrada en los cuidados (alimentación, salud, educación, acceso al agua) tanto de su familia como de su comunidad y de su entorno, buscan la sostenibilidad.
Pablo Echeita
¿POR
QUÉ LA CRISIS CLIMÁTICA
AFECTA MÁS A LAS MUJERES?
Los insostenibles modelos de producción y de consumo de una parte de la humanidad están impactando de manera desigual en todo el mundo, siendo los menos responsables del problema quienes están sufriendo más sus consecuencias. Entre estas víctimas, las mujeres -en especial las del Sur globalconstituyen un grupo muy destacable. Para captar mejor su realidad, es necesario tener presente el concepto de «vulnerabilidad climática» que hace referencia a su menor capacidad para enfrentarse a los fenómenos extremos y los cambios medioambientales causantes o derivados de ellos. A continuación, a partir de algunos indicadores asociados al cambio climático, veremos cómo este está mermando la vida digna de millones de mujeres, sobre todo de las que viven en las comunidades del Sur.
l El derecho a la alimentación
En todo el mundo, las mujeres dependen más de los recursos naturales, lo que las hace más vulnerables a los efectos de la crisis climática. Por ejemplo, en muchos lugares, las mujeres son quienes se encargan de garantizar la provisión de alimentos, agua y combustible. Por eso, en muchas partes del mundo, sobre todo en los países más empobrecidos donde apoyamos proyectos de desarrollo, la agricultura es la dedicación principal de las mujeres. Garantizar el derecho a la alimentación es una de las cuestiones básicas en las que se muestra más significativamente la vulnerabilidad de las mujeres al cambio climático. De hecho, repercute negativamente en la disponibilidad, accesibilidad, consumo y producción de alimentos (elementos constitutivos del derecho a la alimentación), y son las mujeres las que experimentan una grave inseguridad alimentaria más frecuentemente. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), hasta un 55 % de las mejoras en la seguridad alimentaria de
los países en desarrollo en los últimos tiempos se ha debido al progresivo empoderamiento de las mujeres. La inseguridad alimentaria, cuando es consecuencia de una variación significativa de las condiciones climáticas, también les afecta de manera diferente debido a sus necesidades nutricionales durante el embarazo, la lactancia y el parto. La anemia, como consecuencia de una nutrición deficiente, afecta a un tercio de las mujeres en edad reproductiva en todo el mundo.
La falta de alimentos o el aumento de su precio por fenómenos meteorológicos extremos derivados del sistema climático también aumenta la vulnerabilidad de las mujeres. Ellas son las últimas en comer; y cuando no hay suficiente, son quienes reducen su ingesta. Esto es más evidente en el mundo rural porque es en este ámbito donde el aumento en el precio de los alimentos es más relevante. Normalmente son los hombres quienes acaparan la propiedad de la tierra y, aunque ellas
Las mujeres dependen más de los recursos naturales, lo que las hace más vulnerables a los efectos de la crisis climática.
son las que más la trabajan, una legislación y unas prácticas discriminatorias dificultan su acceso a tierras fértiles y a recursos como semillas, aperos, agua o financiación, lo que limita la productividad agrícola y aumenta su vulnerabilidad ante la volatilidad de los precios de los alimentos. Esto se ve agravado por una distribución desigual del trabajo doméstico, que también puede impedir la adaptación de las mujeres a los efectos adversos de la alteración del clima y las temperaturas, al reducir el tiempo disponible para otras actividades. Según la FAO, si las mujeres tuvieran el mismo acceso a los recursos productivos que los hombres, el rendimiento de sus explotaciones
Maquita
agrícolas podría aumentar entre un 20 % y un 30 %, lo que favorecería una reducción del hambre en el mundo de entre el 12 % y el 17 % (Consejo de Derechos Humanos, ONU 2019).
l El derecho a la salud
La crisis medioambiental tiene ciertamente un impacto negativo directo en el derecho a la salud de las mujeres del Sur global. Los desastres ambientales hacen que sea inaccesible la disponibilidad de servicios y atención médica y aumenta los riesgos relacionados con la salud materno infantil. Según los datos disponibles, las temperaturas extremas elevan la incidencia de la mortalidad en el embarazo y durante el parto. En las zonas tropicales, el aumento de las temperaturas favorece la propagación de enfermedades como la malaria, el dengue o el virus de Zika, que afectan especialmente a las mujeres, y cuyas consecuencias tienen que ver con abortos espontáneos, nacimientos prematuros, microcefalia en los bebés y anemia. Por otro lado, la salinización de las fuentes de agua potable como resultado de la subida del nivel del mar puede ocasionar tasas más elevadas de nacimientos prematuros y muertes maternas y perinatales (Cfr. Fondo de Población de las Naciones Unidas 2022).
Resulta evidente que el calentamiento global reduce la cantidad y la calidad del agua disponible, lo que entraña otros numerosos riesgos para la salud de las mujeres. Por un lado, la escasez de agua aumenta de manera desmesurada la carga de trabajo de las mujeres, ya que son ellas, junto con las niñas, las encargadas de recorrer ahora mayores distancias para conseguirla. Es una dura tarea diaria que, además de los dolores físicos ligados a la carga de recipientes llenos, las expone también a enfermedades hídricas al atravesar a veces zonas contaminadas. Por otro lado, con ese encargo de ir a buscar agua, la integridad física de las mujeres no queda siempre protegida. Están generalmente expuestas a diversos tipos de violencia como la sexual, los asaltos, los accidentes
en caminos peligrosos o los ataques de animales. Finalmente, el mayor tiempo dedicado a la búsqueda del agua reduce el disponible para otras actividades como la generación de ingresos, la asistencia a la escuela o incluso actividades de ocio y esparcimiento. Todo ello dificulta para las mujeres las posibilidades de disfrutar de manera plena su derecho a la salud. Por otro lado, la mala calidad del aire a causa de los gases resultantes de la quema de combustibles fósiles aumenta sus problemas de salud, ocasionando hasta siete millones de muertes cada año por la contaminación. Las mujeres son
Las temperaturas extremas elevan la incidencia de la mortalidad en el embarazo y durante el parto.
quienes corren un mayor riesgo porque están más expuestas a la contaminación en lugares cerrados, debido al uso de combustibles poco eficientes y muy contaminantes como la leña y el estiércol que utilizan para cocinar o calentar las viviendas. Los efectos de la crisis climática están afectando también a la salud mental de las mujeres. Los cambios de temperaturas y los patrones climáticos están en la raíz de una imparable escasez de recursos básicos, que multiplica para las mujeres los riesgos de padecer trastornos como el estrés y la depresión.
l Conflictos, pobreza y empleo digno
La actual situación medioambiental agrava los conflictos relacionados con la lucha por los recursos, y también en este caso, las mujeres y las niñas son las más vulnerables. En contextos de conflicto, ellas sufren las peores consecuencias, viéndose implicadas en situaciones de trata de personas, matrimonio infantil, violencia sexual y otras formas de violencia.
Manos Unidas
Manos Unidas/Ana Luna
En general, la mayor pobreza de las mujeres y niñas es consecuencia de una mayor vulnerabilidad que significa para ellas menores posibilidades de sobrevivir. Y cuando logran salir adelante, son sin duda uno de los grupos más perjudicados ante cualquier desastre medioambiental. Esto es consecuencia de la discriminación de género que sufren. Ellas son las que menos acceso tienen a la información, la toma de decisiones, la formación y los recursos. Por eso, son las que más dificultades encuentran para pedir socorro y asistencia, por lo que tienen más difícil sobrevivir y acceder a los recursos para recuperarse, lo que se convierte en un círculo vicioso de vulnerabilidad ante futuros problemas.
El cambio climático puede recrudecer la vulnerabilidad de las mujeres frente a la falta de empleo digno, al provocar que dispongan de menos tiempo para llevar a cabo actividades económicas, y menos acceso a los recursos, incluidas la información y la educación, que son necesarios para la adaptación. Más del 60 % de las mujeres trabajadoras en Asia meridional y África subsahariana están en el sector agrícola no remunerado o mal pagado, muy exigente en tiempo y esfuerzo. Por eso, la pérdida de medios de subsistencia asociada al clima, la reducción de los ingresos o el deterioro de las condiciones de trabajo en la agricultura y otros sectores relacionados pueden tener repercusiones especialmente negativas para las mujeres. Por ejemplo, la subida del nivel del mar, de la temperatura y de la acidez de las aguas como consecuencia del calentamiento global ha provocado el agotamiento de los recursos pesqueros y cambios en la distribución de las poblaciones de peces, lo que ha puesto en peligro las valiosas actividades de subsistencia de las mujeres que trabajan en la captura, el procesamiento y el comercio de pescado.
Las mujeres de las zonas afectadas por las grandes y rápidas perturbaciones del clima a menudo necesitan reforzar sus aptitudes y, en algunos casos, adquirir otras nuevas para poder acceder al trabajo en distintos sectores. Sin embargo,
Relación ODS, Género y Cambio Climático
1 de cada 10 mujeres en el mundo sufre pobreza extrema.
Se prevé que de aquí a 2030 el número de mujeres y niñas que pasarán hambre aumente en 236 millones, más del doble que el de hombres.
La escasez de agua aumenta la carga de trabajo de las mujeres, al tener que caminar distancias más grandes, lo que incrementa el esfuerzo y la posibilidad de ser víctimas de violencia sexual o de otro tipo.
Las mujeres corren un mayor riesgo al estar más expuestas a la contaminación en lugares cerrados, debido al uso de combustibles poco eficientes.
En contextos de conflicto las mujeres sufren las peores consecuencias, viéndose implicadas en situaciones de trata de personas, matrimonio infantil, violencia sexual y otras formas de violencia.
Ana Castañeda
Manos Unidas/Ana Luna
el aumento de las exigencias familiares exacerbadas en parte por la propia crisis medioambiental, los estereotipos de género arraigados en las culturas y la discriminación estructural pueden impedir que muchas mujeres completen la capacitación y la educación que necesitan. Los hogares encabezados por mujeres, por ejemplo, pueden tener dificultades para acceder a la ayuda humanitaria o a los programas posteriores a los desastres, que a menudo están dirigidos al «cabeza de familia» entendido como un hombre.
Después de un desastre, las mujeres suelen tener más dificultades que los hombres para encontrar trabajo, ya que los empleos se recuperan antes en sectores predominantemente masculinos como la construcción, para rehacer lo que haya podido ser destruido por la catástrofe. Además, cuando ocurren
Los estereotipos de género arraigados en las culturas y la discriminación estructural pueden impedir que muchas mujeres completen la capacitación y la educación que necesitan.
tragedias por fenómenos climáticos extremos, las cifras del trabajo de cuidados no remunerado -que suele desempeñar el 75 % de las mujeres- aumentan considerablemente, ya que asumen una carga adicional para que sus hogares y comunidades vuelvan a la normalidad.
Las mujeres que habitan en las zonas afectadas por el cambio climático necesitan frecuentemente reforzar sus capacidades o adquirir otras nuevas que les permitan acceder al empleo en los distintos sectores. Cuando los riesgos son muy grandes, la provisión de empleo tradicional se ve muy comprometida y la alternativa de generar empleos «verdes»
queda prácticamente restringida a los varones. Los empleos verdes son esos puestos de trabajo que favorecen la conservación, la restauración y la mejora de la calidad del medioambiente en la agricultura o la industria, «reduciendo el impacto ambiental –por ejemplo, con la disminución de la emisión de gases de efecto invernadero– y mejorando la eficiencia en el consumo de energía, entre otros.
En esos puestos, la formación es vital. Pero las mayores exigencias familiares que asumen las mujeres en estas situaciones críticas y la histórica discriminación que padecen pueden hacer que esta formación específica quede fuera de su alcance, dificultando su integración laboral.
l Vulnerabilidad sociocultural
En cuanto a la vulnerabilidad cultural al cambio climático, cabe destacar que hay efectos que están relacionados exclusivamente con las mujeres. En muchas comunidades rurales, las mujeres son quienes tienen conocimientos específicos y especializados sobre los ecosistemas en los que viven, y en cómo mantener ese entorno mediante prácticas de cuidado sostenibles de las tierras. Es el caso de las mujeres indígenas, que desempeñan un papel esencial en la protección de la biodiversidad, al ser las encargadas de conservar las semillas y los conocimientos tradicionales sobre sus tierras y territorios, y sobre el valor nutricional y medicinal de las plantas. Las variaciones rápidas y violentas que causa el cambio climático en los ecosistemas y su biodiversidad pueden afectar muy negativamente a la validez de los conocimientos tradicionales y su aplicación, lo que repercute negativamente en los medios de vida de las mujeres, así como en su salud, sus costumbres culturales, su prosperidad y la capacidad de adaptación de sus comunidades.
Por último, destacamos que todas estas circunstancias hacen que las mujeres y las niñas sean las más afectadas por las migraciones forzosas ocasionadas en parte por el cambio
Manos Unidas
Manos Unidas/Javier Mármol
climático que está detrás de la reducción de rendimientos agropecuarios y pesqueros, la falta de acceso al agua potable y el aumento de conflictos. Se estima que, en los próximos años, hasta 800 millones de personas -la mayoría mujeresse verán forzadas a abandonar sus hogares.
Hasta aquí, hemos recordado algunos indicadores que muestran que, al menos en el Sur global, las mujeres son las mayores víctimas de las alteraciones extremas de las condiciones climáticas. A continuación, veremos algunas respuestas significativas que ellas aportan para solucionar un problema global en cuya generación apenas han contribuido.
EL PAPEL DE LAS MUJERES EN LA LUCHA
CONTRA LA CRISIS MEDIOAMBIENTAL
Y así como hemos visto que las mujeres y las niñas son las más vulnerables a las consecuencias de la crisis climática, de la misma manera podemos pensar en cómo un papel activo de las mujeres y las niñas, y su participación en las tomas de decisiones, resulta en el cuidado del medio ambiente y la reducción del riesgo de desastres para todos.
Según la experiencia de Manos Unidas y de otros actores del desarrollo, al igual que en los emprendimientos o en lo que tiene que ver con la educación y la salud, el papel de las mujeres es crucial, toda vez que son ellas las que promueven el desarrollo de la familia y del resto de la comunidad sustancialmente más que los varones, también en la lucha contra el cambio climático; y a la hora de implementar procesos tanto de mitigación como de adaptación, o en los casos de compensación por daños y pérdidas, son ellas las que, cuando tienen oportunidad, están más dispuestas a llevar a cabo medidas y soluciones más sostenibles en sus actividades que los hombres.
Como hemos visto, en general, las mujeres son las encargadas de proveer de alimentos a su familia, encargándose de la producción agrícola, en huertos familiares, en pequeñas
extensiones de terrenos y utilizando técnicas que no agreden ni perjudican los recursos implicados, como la propia tierra, el agua o las semillas. Tanto la agricultura como la ganadería y la pesca, por su propia esencia, dependen directamente de la naturaleza, de sus bienes y de los fenómenos naturales que la afectan, y son muy sensibles al clima y muy vulnerables a los impactos negativos derivados del calentamiento global. Por ejemplo, sabemos que el aumento drástico de las temperaturas está detrás del menor rendimiento de algunos cultivos, al reducir la disponibilidad de agua, aumentar la proliferación de plagas y enfermedades o acortar la estación de crecimiento.
El papel de las mujeres es crucial, toda vez que son ellas las que promueven el desarrollo de la familia y del resto de la comunidad.
Conocedoras de estos problemas, en las explotaciones familiares, las mujeres promueven la agroecología como alternativa de vida, método de producción de alimentos y de relaciones con la comunidad y con la naturaleza. Esta práctica garantiza la seguridad alimentaria, mantiene vivo el tejido rural y contribuye a la mitigación ambiental, al reducir considerablemente la aportaciónn que la agricultura hace a las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Así, mientras la producción industrial de alimentos es responsable de hasta un 35 % de los gases de efecto invernadero, las explotaciones familiares agroecológicas -por el ahorro de energía derivado de mantener la fertilidad del suelo mediante rotación de cultivos, abonos verdes o cultivo de leguminosas, por la eliminación de los pesticidas y abonos químicos y por la preferencia de alimentar al ganado con pasto- son más
Manos Unidas
Manos Unidas/Ana Luna
bien grandes sumideros de esos gases. De hecho, atrapan 41,5 t de dióxido de carbono (CO2) por hectárea, mientras que en los sistemas de producción convencional esta cifra se reduce a 21,3 t de CO2 por hectárea. Según estimaciones de las Naciones Unidas, si las mujeres que se dedican a la agricultura en explotaciones familiares tuvieran igual acceso a los recursos, su rendimiento aumentaría entre un 20 % y un 30 %, de 100 a 150 millones de personas dejarían de padecer hambre y las emisiones de dióxido de carbono podrían reducirse en 2,1 gigatoneladas para 2050, gracias a estas (Estudio analítico sobre una acción climática que responda a las cuestiones de género para el disfrute pleno y efectivo de los derechos de la mujer. Consejo de Derechos Humanos, 2019).
Las mujeres del Sur global han adoptado otras estrategias que, al mismo tiempo que fomentan su resiliencia, resultan vitales para el cuidado de nuestra «casa común».
Junto con la agroecología como alternativa de vida, las mujeres del Sur global han adoptado otras estrategias que, al mismo tiempo que fomentan su resiliencia, resultan vitales para el cuidado de nuestra «casa común». Hablamos, por ejemplo, del uso sostenible de bienes y recursos como el agua, del cambio en el uso de la tierra agrícola, de los aprovechamientos forestales, de la recuperación de semillas autóctonas, de la reforestación con variedades mejor adaptadas a condiciones de estrés climático, la participación activa en campañas de sensibilización y formación sobre la lucha contra la actual crisis medioambiental, etc.
CONCLUSIÓN
Uno de los grandes retos a los que se enfrenta hoy la humanidad es, sin duda, la crisis climática, que es global, pero que, en especial, afecta a los colectivos más vulnerables, entre los que destacan las mujeres.
Ellas son el rostro de la inequidad climática, al estar entre las que menor responsabilidad tienen en las causas de esta situación y, por el contrario, constituir uno de los grupos que sufren en mayor medida los efectos negativos de la crisis.
Afrontar esta inequidad se convierte en una cuestión prioritaria si queremos luchar contra la actual crisis medioambiental de manera eficaz para acabar con la pobreza, el hambre y la desigualdad. Nuestra experiencia es clara a este respecto. Las mujeres son clave en la construcción de un mundo más justo y sostenible. Su participación en los procesos de mitigación y adaptación, además de reducir su propia vulnerabilidad climática, es sin duda garantía de un mejor cuidado de nuestra «casa común» l
Departamento de Estudios y Documentación
Manos
Estudio de Manos Unidas
Solo uno de cada diez jóvenes sabe lo que es la justicia climática
Texto de PAULA GUZMÁN.
Departamento de Comunicación.
Con motivo de la Campaña «El Efecto Ser Humano» hemos realizado un estudio para saber si los jóvenes conectan la pobreza, el hambre y la desigualdad con la crisis climática.
Solo uno de cada diez jóvenes encuestados sabe lo que significa la «justicia climática», término clave dentro de nuestra Campaña. El 40 % no encuentra ninguna relación entre la crisis climática, el hambre, la pobreza y las desigualdades.
Una de las principales conclusiones que el estudio nos deja es que al 76 % de los jóvenes les preocupa mucho o bastante la crisis climática Es decir, los jóvenes saben lo que es y están preocupados por los cambios en el clima, porque sobre todo son conscientes de que están vinculados a la actividad humana, al «Efecto Ser Humano».
Las nuevas generaciones tienen una alta sensibilidad hacia las cuestiones ambientales y saben perfectamente que nuestro futuro, el futuro de todos, está ligado a nuestra capacidad de cuidar la tierra y sus recursos.
Sin embargo, un 4 % de los jóvenes encuestados cree que la crisis climática es un invento y que realmente no existe.
Podemos cambiar el futuro (o no)
Aunque los jóvenes son conscientes de que hay una conexión directa entre nuestros hábitos de vida y el deterioro del planeta, los resultados del estudio muestran que están más predispuestos a cambiar aquello que trastoque menos su economía (como comer alimentos de temporada o usar el transporte público) que cambiar cosas que les suponga una merma económica (como comprar ropa más cara pero más sostenible).
75 %
21 % 4 %
Algunos datos
Es real y está provocada por la acción humana.
Es un problema muy importante.
Cree que existen cambios ambientales, pero que no es una emergencia y no es tan importante como nos dicen.
Cree que es un invento y que no existe, porque a lo largo de la historia siempre ha habido cambios climáticos.
Los resultados del estudio muestran también que los jóvenes tienen sentimientos encontrados entre la esperanza y el pesimismo para hacer del mundo un lugar mejor. El 76 % cree que es posible cambiar para proteger nuestra Casa Común, pero al mismo tiempo se muestran pesimistas en la medida en que para que esto suceda es necesario que todos los actores de la sociedad (gobiernos, empresas, sociedad e individuos) estén involucrados l
Puedes leer el artículo completo y acceder al informe y sus conclusiones en este QR
«El Efecto Ser Humano»
Una presentación de Campaña muy especial
Texto de PAULA GUZMÁN. Departamento de Comunicación.
Valle, Justina, Marlon, Gloria, Manuel… son los nombres de los misioneros y socios locales de Manos Unidas, que se dieron cita en Madrid con motivo del lanzamiento de nuestra Campaña anual, «El Efecto Ser Humano». Cuarenta personas que, con sus testimonios y experiencias, pusieron cara y voz a las consecuencias que el maltrato al planeta tiene entre las personas más vulnerables.
Al encuentro también asistieron la hermana Soledad Villigua, recién llegada de Turkana, en Kenia, y el abogado hondureño Donald Hernández, defensor de derechos humanos y medioambientales de las comunidades indígenas y campesinas del país centroamericano. Ambos, invitados especiales que acompañaron a nuestra presidenta, Cecilia Pilar, en un periplo mediático que dio comienzo con una rueda de prensa, donde se explicaron los pormenores de la Campaña, y se presentó el estudio sobre la relación que hacen los jóvenes entre pobreza y crisis climática, y que culminó el domingo 12 de febrero con la Jornada Nacional de Manos Unidas.
Por cuarto año consecutivo se retransmitió por TRECE Al día un programa especial sobre la Campaña en la que contamos con distintos testimonios y se explicó cómo impacta la crisis climática en el Sur con ejemplos concretos.
La hermana Soledad nos contó cómo en Turkana la pesca artesanal ha pasado de ser una de las principales actividades
económicas de la región a ser solo un recuerdo. El lago que servía de suministro para la comunidad ha menguado drásticamente, haciendo que muchas personas tengan que abandonar sus hogares para poder tener algo que comer. Ante esta situación, la congregación de la hermana Soledad junto a Manos Unidas ha puesto en marcha un proyecto que proporciona alimento a los más vulnerables.
«Las personas que han vivido toda su vida en Turkana nos dicen que hace unos 15 o 20 años había lagunas, e incluso ríos, pero ahora de todo eso solo queda arena. Esta situación provoca que las familias sean seminómadas por la necesidad constante de encontrar agua. Ante esta crisis climática, agravada por la falta de lluvia, no contamos prácticamente con ayuda oficial del Estado, por eso, la presencia de organizaciones como Manos Unidas es tan importante para nosotros, porque hacen de la causa de los pobres su causa», recalca.
También pudimos conocer la realidad de otro de los países más afectados por la crisis climática, Honduras, gracias al testimonio de Donald Hernández. «Las iniciativas de producción industrial como minerías, eléctricas…, que son gestionadas por el ser humano, destruyen el entorno de las comunidades y provocan que miles de personas tengan que abandonar sus hogares, donde siempre han convivido en armonía y respeto con la naturaleza».
Esta situación a la que se refirió Donald es un ejemplo perfecto de la injusticia climática, uno de los conceptos clave de esta campaña, que se ha tratado especialmente en el primer «Estudio sobre la percepción joven de la justicia climática».
Este concepto es clave en nuestra Campaña y explica la necesidad de compensar, mejorar y proteger las condiciones de vida de las comunidades vulnerables del Sur, puesto que son las que menos responsabilidad tienen para que se produzca la crisis climática, pero las que más sufren sus efectos.
Los jóvenes y Manos Unidas
Por otro lado, un año más, los jóvenes voluntarios de Manos Unidas estuvieron muy presentes en el programa especial de TRECE Al día. En esta ocasión Pedro Pablo Angosto, joven voluntario de Murcia y miembro del Grupo de Implementación de la Estrategia de Voluntariado Joven, habló sobre la importancia que tiene para la organización contar con una red de voluntarios jóvenes para impulsar la misión de Manos Unidas: la lucha contra el hambre.
Recalcó especialmente que «los jóvenes queremos dar lo mejor de nosotros mismos para ayudar a las miles de personas que sufren en las comunidades del Sur. Muchos de nosotros acabamos de salir de la universidad y tenemos muchas ganas de aplicar todo lo que hemos aprendido para ayudar a construir un mundo mejor. Creo que cada vez, los jóvenes tenemos más
conciencia sobre el efecto que puede tener nuestro esfuerzo y trabajo y por eso, este año más que nunca, nos parece importante apoyar la Campaña ‘El Efecto Ser Humano’».
Durante la presentación de este estudio y a lo largo de diferentes momentos del lanzamiento de la Campaña, la presidenta de Manos Unidas invitó al público a realizar una «reflexión profunda» sobre el mundo que estamos creando: «La mayoría de nosotros somos conscientes de que, con nuestras actitudes y estilos de vida, estamos contribuyendo a la deriva que ha tomado el planeta. Existe el pensamiento generalizado de que es poco lo que cada uno de nosotros podemos hacer para revertir esta tendencia, pero todos podemos contribuir y ser parte del cambio».
En Manos Unidas somos optimistas, si no, dadas las circunstancias, habríamos tirado la toalla hace tiempo. Pero no vamos a cejar en nuestro empeño de acabar con el hambre, la pobreza y la desigualdad. Y porque sabemos que el ser humano es la única especie capaz de transformar el planeta, trabajaremos por la justicia climática y por devolver a nuestros hermanos del Sur la dignidad que nuestro rico Norte les ha arrebatado.
Sigamos las palabras de Francisco: «Escuchemos el gemido de la tierra, oigamos el clamor de los pobres, demos oídos a las esperanzas de los jóvenes y a los sueños de los niños» y actuemos como siempre hemos hecho contra la injusticia, contra la desigualdad, contra el hambre y la pobreza l
Fotos:
Manos Unidas
Experiencias y voces del Sur para el lanzamiento de la Campaña en las delegaciones
Texto de CLAUDIA BELTRÁN. Área de Delegaciones.
Queremos dedicar este espacio al lanzamiento de la Campaña LXV «El Efecto Ser Humano» que, como todos los años, se pone en marcha con la participación de misioneros y socios locales que recorren nuestras delegaciones ofreciendo su testimonio de vida y trabajo en los países del Sur. Este año hemos contado con más de cuarenta invitados, de los cuales quince son internacionales –que trabajan directamente en los proyectos que Manos Unidas está realizando actualmente– y más de veinte misioneros que están temporalmente en España y que cuentan con una gran experiencia en nuestros proyectos.
El punto de partida para todos ellos fue el encuentro que desde el Área de Delegaciones organizamos los días 3 y 4 de febrero en Madrid, en la Fundación Pablo VI. Se trata de una reunión de dos intensos días de formación, durante los que nuestros invitados se preparan a fondo en las líneas de trabajo de Manos Unidas, el documento base, los materiales y los principales mensajes de esta campaña. Es el momento también para recibir las herramientas, consejos y mensajes fuerza de comunicación necesarios para preparar sus intervenciones en los medios.
Pero este encuentro es mucho más que formación, es tener el privilegio de conocer y compartir momentos de diálogo fraterno, abierto y en confianza con los misioneros y socios locales -ellos son nuestros pies y nuestras manos en el terrenoy es muy enriquecedor conocer sus experiencias y vivencias
que son indispensables para despertar conciencias, sensibilizar y dar ejemplo para transformar a la sociedad.
Tras el encuentro, la campaña de misioneros se desarrolló durante más de una semana en las delegaciones, que merecen un reconocimiento muy especial por el trabajo y el esfuerzo con el que han organizado las diferentes actividades en las que intervinieron nuestros invitados, ante muy diversas audiencias: desde parroquias, colegios, espacios públicos y culturales hasta medios de comunicación. Este año, así como en anteriores, podemos decir con orgullo que «El Efecto Ser Humano» de nuestra campaña contra el hambre y la desigualdad se ha podido sentir en todos los rincones de España l
Fotos: Manos Unidas
Paletas de pintor solidarias
Arte Palencia clausuró su 3ª edición con 5.000 visitantes y 2.150 euros recaudados para Manos Unidas. Gracias a la actividad «Paleta Solidaria» organizada por Arte Palencia en colaboración con la asociación de fotógrafos palentinos «Contraluz», 24 artistas participaron y crearon, aparte de sus cuadros, unas paletas de pintor decoradas por ellos mismos que fueron puestas a la venta en la sala. La recaudación de dichas paletas fue íntegramente entregada en la clausura de
Super Operación Bocata en Burgos
Durante la Campaña anual de Manos Unidas, la Delegación de Burgos celebró, en 50 centros educativos de la ciudad, la 25ª edición de la Operación Bocata a la que asistieron más de 1.500 personas, entre estudiantes y familiares. Los bocadillos se distribuyeron por Manos Unidas desde las instalaciones del seminario a los centros participantes de Infantil, Secundaria, Formación Profesional y Bachillerato de Burgos capital y provincia.
Con esta iniciativa solidaria se apoyan proyectos de Manos Unidas, como la rehabilitación de diez escuelas devastadas por la guerra en Etiopía l
la edición a Manos Unidas. Una idea muy original que ha tenido un éxito rotundo.
Dos paletas de pintor, de las 24 que se donaron, no se vendieron y se cedieron a la Delegación de Palencia para que las rifaran en un acto que se realizó posteriormente l
Sorteo camiseta del Racing Club Ferrol
La Delegación de Mondoñedo-Ferrol de Manos Unidas recaudó 1.500 euros con una camiseta firmada de la Fundación Racing Club Ferrol. Esta estaba firmada por todos los jugadores del cuadro verde.
La entidad sorteó la referida prenda en un acto público en abril en el Gastrobar Nuá. Para tomar parte en el mismo había que comprar papeletas que se vendieron por dos euros.
El dinero recaudado será utilizado para financiar proyectos de desarrollo de Manos Unidas l
Fotos: Manos
Premian a mujeres solidarias
El pasado enero tuvo lugar la 10ª edición de los Premios Jaén Mujer, organizados por el Diario Jaén
La Delegación de Jaén de Manos Unidas fue galardonada con el Premio de Mujeres Solidarias, en una gala con nombre de mujer, donde se ha querido reconocer su larga trayectoria
Manos Unidas Sevilla y la empresa City Sightseeing
Manos Unidas Sevilla y la empresa City Sightseeing han firmado un acuerdo de colaboración en el que el operador internacional de autobuses turísticos financiará parcialmente proyectos como el de garantizar el agua limpia y potable a doce comunidades del Alto Amazonas, en Perú. El acto tuvo lugar en el Arzobispado de Sevilla, con la presencia de María Albendea, presidenta-delegada de la ONG, y Enrique Ybarra, presidente y CEO de City Sightseeing l
como ONG de lucha contra la pobreza y sus causas. El premio lo recogió la delegada, Lydia Casado, que se lo dedicó a todas aquellas mujeres que hace 65 años fueron valientes y pusieron todo su empeño en plantarle cara al hambre l
«Manos Unidas es esperanza»
Texto de GONZALO GONZÁLEZ Delegado de Manos Unidas Zaragoza.
En la primavera del año 2000, mi buen amigo Pepe Valero me preguntó si podía echarle una mano dentro del recién creado Departamento de Medios de Comunicación de la Delegación de Zaragoza. Así llegué a Manos Unidas y aquí continúo 24 años más tarde.
En 2011, los miembros de la delegación decidieron que yo debía ser el nuevo delegado, puesto que ocupé hasta 2017. Aunque en aquel momento trabajaba, lo asumí con tranquilidad y también con entusiasmo gracias al enorme equipo que forman los voluntarios de la delegación. Esto suponía un éxito asegurado.
Nuevamente, en junio del año pasado volví a ser elegido para esta misión dentro de Manos Unidas, asumiendo el reto con fuerzas y responsabilidad renovadas.
Yo creo que Manos Unidas es esperanza; la esperanza de las muchas personas a las que ayudamos en los países del Sur, la esperanza de los que pasan hambre y sufren la pobreza y la desigualdad y ven en nosotros la ayuda que necesitan para salir de esas situaciones injustas. En mi información de perfil en redes sociales aparece la frase: «Si ayudo a una sola persona a tener esperanza, no habré vivido en vano». Eso es para mí Manos Unidas, ESPERANZA l
Manos
Unidas
Manos
Unidas
Acuerdo de la Delegación de Sant Feliú con el consorcio sanitario Penedès Garraf
Manos Unidas y Fremm
Manos Unidas y Fremm han firmado un convenio cuyo objetivo es formalizar un marco general estable de colaboración entre ambos. En el acto intervinieron Consuelo Navarro Riquelme, delegada de Manos Unidas Murcia y Alfonso Hernández Zapata, presidente de la Federación regional de empresarios del metal de Murcia (Fremm) Mediante la colaboración, se establece que Fremm difunda entre los colegiados y las entidades asociadas las noticias y actividades relativas a la ONG que hayan sido previamente seleccionadas de mutuo acuerdo l
Manos Unidas ha llegado a un acuerdo con el consorcio sanitario Penedès Garraf de un año de duración, que facilita poder instalar exposiciones de la ONG en los cinco hospitales pertenecientes al grupo Penedès Garraf. Se situarán en los vestíbulos de entrada de los centros, lo que permitirá darnos visibilidad y sensibilizar a los transeúntes l
«Un mundo mejor es posible»
Texto de CARMEN MANZANO Delegada de Manos Unidas Tortosa.
No se me da muy bien escribir porque se me entremezclan las ideas que quiero transmitir. Me es difícil expresar lo que siento. Hace años me incorporé como voluntaria de Manos Unidas en la Delegación de Tortosa de la mano de una antigua delegada. Fue el mejor regalo que jamás hubiera imaginado.
La grandeza de servir a los más desfavorecidos es el privilegio más grande que me ha regalado la vida. Las diferentes jornadas que he compartido con otras delegaciones me han permitido darme cuenta de que estaba donde quería estar, compartiendo plenamente todos mis valores cristianos.
Recibir el encargo de presidir la Delegación de Tortosa de Manos Unidas me va a permitir seguir trabajando por mis hermanos que viven en situaciones de vulnerabilidad.
Asumo esta responsabilidad con mucho respeto y pidiendo a Dios que me dé fuerzas para seguir en el camino de ayudar a los más desfavorecidos con la ilusión de que un mundo mejor es posible l
Manos
Unidas
Fotos: Manos
Unidas
«Letras que crean historias; historias que cuentan vidas»
Los ODS pueden presentarse y explicarse de forma lineal y académica consecutivamente. Es este un enfoque correcto, pero no es el que hemos abordado en esta exposición. En ella los explicamos centrándonos en las personas, en sus historias vitales. Así serán más atractivos y significativos para el público al que están destinados, a partir de trece años, sobre todo en el ámbito educativo.
La exposición consta de siete paneles de cartón visibles por las dos caras. La muestra parte de una frase: «Persona también se escribe con ...... de ......». Por ejemplo, «Persona también se escribe con A de Alimentación». De esta manera, se van trabajando los ODS con un enfoque centrado en las personas, sus necesidades y sus derechos.
La información principal, infografías y audios, se obtiene, de manera novedosa, a través de realidad aumentada. Se puede ver en móviles o tabletas descargando una aplicación gratuita l
Educar a través de la robótica
Con el apoyo de la Junta de Castilla y León, Manos Unidas ha llevado a cabo un proyecto de Educación en valores a través de la robótica en tres provincias: Segovia, Valladolid y Ávila. Seis centros educativos han sido beneficiarios de los talleres impartidos en el marco del proyecto. En estos talleres se ha trabajado con 360 alumnos y alumnas los valores de la justicia, la cooperación y la gestión responsable de los recursos. El profesorado de los seis centros educativos ha valorado muy positivamente el desarrollo de estos cursos, ya que consideran que la robótica es una metodología novedosa, lúdica y creativa de abordar la Educación en valores. Manos Unidas ejecuta este proyecto en colaboración con la empresa Ciencia y Robótica desde el año 2020 en centros educativos de primaria, secundaria y bachillerato con financiación de la Generalitat Valenciana,
Para que el profesorado pueda conocer antes la exposición y sus contenidos, hemos preparado una presentación que puede verse a través de este QR.
Comunidad Autónoma de Murcia, Ayuntamiento de CabraCórdoba, Ayuntamiento de Alicante, Comunidad de Madrid y Castilla-La Mancha l
Manos
Unidas
Diálogo «Minerales y extractivismo que matan»
Dos jóvenes activistas de Argentina y Ecuador compartieron las devastadoras consecuencias del extractivismo en un encuentro online organizado por el Departamento de Incidencia y Alianzas para los jóvenes de Manos Unidas, que también tuvieron especial protagonismo en su organización y desarrollo, gracias a la participación de Irene Rodríguez y Jorge González.
Valentina Vidal y Lucy Urvina, vinculadas a REPAM y a Iglesias y Minería, redes apoyadas por nuestra ONG, destacaron cómo la minería ilegal en Argentina y en la Amazonía de Ecuador contamina los ríos y amenaza a las comunidades indígenas. En el diálogo, se discutió el impacto negativo del desarrollo tecnológico y la importación de minerales en los países del Sur. Vidal señaló las falsas promesas de progreso de las grandes empresas a los pueblos indígenas, mientras Urvina abogó por una transición ecológica inclusiva. Además, se destacó la importancia de cuestionar los hábitos cotidianos para promover un cambio positivo.
Al final, los jóvenes elaboraron un documento conjunto con propuestas para vivir solidaria, sostenible y coherentemente con los valores de Manos Unidas y de la Doctrina Social de la Iglesia, considerando el papel que la incidencia política y social tiene para resolver estas tensiones globales l
El alumnado sigue aportándonos su punto de vista para cambiar el mundo. 805 vídeos de un minuto lo atestiguan.
Puedes ver los vídeos ganadores entrando en clipmetrajesmanosunidas.org o en el siguiente QR
Valentina Vidal
Texto de MARTA ISABEL GONZÁLEZ. Departamento de Incidencia y Alianzas.
Lucy Urbina
Manos Unidas y la Fundación Mutua Madrileña
Manos Unidas ha recibido un importante respaldo de la fundación de la aseguradora madrileña en su lucha contra la pobreza.
La ayuda, que se entregó el pasado marzo en una ceremonia presidida por la reina doña Letizia, ha permitido a Manos Unidas reducir la mortalidad infantil en Camerún. El proyecto se centra en mejorar la atención médica para niños vulnerables en el Centro Hospitalario Dominicano San Martín de Porres, beneficiando a 400 niños y sus madres.
Esta colaboración refleja el compromiso de ambas orga-
Descubre 11 razones para acabar con el Hambre
nizaciones con la transformación social y el bienestar de los más necesitados.
En un mundo donde la desigualdad persiste, esta colaboración demuestra el poder transformador de la solidaridad y el compromiso social. Juntos podemos construir un futuro más justo y equitativo para todos. Cecilia Pilar Gracia, presidenta de Manos Unidas, expresó su orgullo por «poder colaborar con este centro médico, que es un hospital con vocación social, cuyo objetivo es poner la asistencia sanitaria al alcance de todos los pacientes, especialmente de los más necesitados» l
Cupón especial de la ONCE por los 65 años de Manos Unidas
Un sorteo que emociona
Texto de CARLA VILA Departamento de Marketing, Socios y Empresas.
El pasado mes de febrero, la suerte y la solidaridad se unieron en el cupón de la ONCE dedicado a nuestra querida ONG.
Miguel Carballeda, presidente del Grupo Social ONCE, y Cecilia Pilar Gracia, presidenta de Manos Unidas, se unieron para presentar este emotivo cupón, que llevaba por título «Once razones para acabar con el Hambre».
Cada número representaba una causa de este mundo donde el hambre, la pobreza y la desigualdad persisten como obstáculos para el desarrollo y la dignidad humana. Y es que este cupón era más que un boleto: era un mensaje de esperanza. Manos Unidas cumplió 65 años de entrega y lucha incansable contra el hambre y la injusticia. Cada año, renovamos nuestro compromiso para erradicar las causas profundas que alimentan este flagelo global. Con determinación, enfrentamos la ignorancia, los prejuicios, la insolidaridad y la crisis de valores que perpetúan el sufrimiento de millones de personas.
En el cupón, encontrabas un QR que te llevaba a descubrir once razones para unirte a nuestra lucha l
Manos
Unidas
Texto de ALEJANDRO GARCÍA. Departamento de Marketing, Socios y Empresas.
Manos Unidas
Celebraciones con propósito
Porque creemos que un gesto pequeño puede tener un gran impacto.
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Imagina dar un toque aún más especial a tus celebraciones al compartir tu felicidad con quienes más lo necesitan. Las tarjetas de recordatorio de Manos Unidas te brindan la oportunidad perfecta para hacerlo.
Elige las Tarjetas Solidarias de Manos Unidas para celebración y comparte tu alegría con el mundo.
Al elegir nuestras tarjetas solidarias, no solo estás celebrando, sino que también estás contribuyendo directamente a proyectos humanitarios que luchan contra la pobreza y el hambre en todo el mundo. Cada tarjeta que adquieres se transforma en un acto de solidaridad que verdaderamente cambia vidas.
Manos Unidas y Cadena 100 juntas por la paz
El pasado 9 de marzo, el WiZink Center vibró con CADENA 100 POR LA PAZ evento en el que los artistas y el público se unieron en un canto por la paz, de mostrando que la música puede ser un puente hacia la reconciliación en un mundo marcado por conflictos.
Además, gracias a la colaboración de 22 voluntarios, entre los que se encontraban miembros del Movimiento Scout Católico (MSC), Manos Unidas pudo regalar 5.000 pulseras de tela junto con un código QR para participar en un sorteo y ganar una entrada doble para el Parque Warner de Madrid, como símbolo de agradecimiento a los asistentes del concierto.
CADENA 100 POR LA PAZ ha sido un testimonio del poder transformador de la música y la solidaridad humana en la búsqueda de un mundo más pacífico y unido. ¡Enhorabuena a nuestros ganadores!
«Son proyectos reales que cambian vidas»
Javier Jesús Oraá Gorgas es socio de Manos Unidas (Delegación de Mallorca) desde hace 31 años. Ha cofinanciado dos proyectos en Senegal. Por iniciativa propia ha viajado a terreno con bici y ha visitado varios proyectos de Manos Unidas
Mi nombre es Javier Jesús, soy socio de Manos Unidas desde hace treinta años. Una de mis pasiones es viajar con la bicicleta por el mundo. Pero lo que realmente da sentido al viaje, es visitar y colaborar económicamente con los proyectos que realiza la ONG.
De esta forma, cuando viajo a un país, me pongo en contacto con los Servicios Centrales y la Delegación de Mallorca. Ellos son quienes me informan de los proyectos que hay en la zona. También el programa Pueblo de Dios me inspira para visitar lugares donde la Iglesia realiza una gran labor social.
Mi último viaje en bicicleta me llevó a pedalear por Senegal, Gambia y Guinea Bissau durante tres meses y medio. En Senegal tuve el privilegio de conocer en Sanghé a la hermana Hortensia, quien me enseñó con mucho cariño algunos de los proyectos en los que ha colaborado Manos Unidas, como la construcción de pozos, huertos, el dispensario y una escuela que han podido ampliar (incluso inaugurando una sala de informática).
En la ciudad de Thiés, los hermanos de San Juan de Dios dirigen un hospital de referencia en la región por la calidad de sus servicios y el trato humano dado a los pacientes, inspirado todo ello en la figura y el carisma de su fundador. El proyecto que visité consistía en la mejora del acceso a la sanidad para personas con movilidad reducida y, para ello, era necesario construir un montacargas. Este proyecto beneficia a más de 33.600 personas que cada año acuden a consulta al mencionado hospital.
El tercer proyecto que visité, impulsado por Manos Unidas, fue la escuela de Säo Domingos, en Guinea Bissau. Allí, me recibieron las Hermanas de la Inmaculada Concepción de Castrés, quienes me enseñaron las aulas y donde pude disfrutar del
encuentro con los alumnos, que reciben una educación de calidad e inclusiva.
Como socio, me siento afortunado de poder visitar los proyectos en persona. Soy consciente de que son reales y de que cambian vidas, siendo sus beneficiarios los auténticos protagonistas. Por ello y por mi experiencia personal, os animo a seguir colaborando.
Solo decir que la aportación económica realizada en este viaje se la debo a mis padres y hermana fallecidos. Ellos son quienes realmente han financiado estos proyectos que he visitado. Yo solo me he encargado de hacerlo llegar con mi bicicleta. Ahora, su presencia pervive en estos proyectos que dan vida: una vida digna.
¡OTRO MUNDO ES POSIBLE!
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