Recursos educativos primaria sobre la feminización de la pobreza

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niños ● Domingo 10 de febrero JornaDa nacional De Manos uniDas

2013

● Viernes 8 de febrero Día Del ayuno Voluntario

catequesis

Campaña LIV


Ese verano nuestros amigos, los primos Alicia y Sergio y las hermanas Ángela e Irene, se habían vuelto a juntar en el pueblo y estaban disfrutando de unas felices vacaciones. Ya tenían la edad en la que los chicos y chicas comienzan a participar más activamente en las cosas del pueblo y se reunían con los demás chicos y chicas para participar en las distintas actividades. Se acercaban ya las fiestas de verano y los adolescentes y jóvenes del pueblo se reunieron para preparar la fiesta. Era costumbre que los más jóvenes preparasen una carroza para realizar un pasacalles. Alrededor de la carroza y de su recorrido por el pueblo se juntaban los niños y se formaba una bonita comitiva que ayudaba a crear ambiente de pueblo y de fiesta. En la reunión, nuestras amigas, Alicia, Ángela e Irene, que estaban acostumbradas a pensar actividades para su colegio y parroquia y sabían cómo sacarlas adelante, se mostraron muy activas y presentaron sugerencias y se opu-

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sieron a una idea que no les parecía demasiado adecuada, la de decorar la carroza con el tema del cabaret, porque les parecía bastante inapropiada para una fiesta en la que iban a participar todos los niños y niñas del pueblo. Jacinto, el que había propuesto la idea del cabaret, se tomó a mal la oposición de nuestras amigas, especialmente cuando algunas de las jóvenes más mayores comenzaron a apoyar a Alicia y Ángela. Y explotó gritando que la carroza siempre la habían hecho los chicos y que estaba harto de las pretensiones de esas tres “pequeñajas”, que ni siquiera vivían todo el año en el pueblo. Y terminó su airado alegato diciendo, con muy mal tono, que las chicas lo que debían hacer era preocuparse de preparar sus trajes para la carroza y que, si querían ayudar de verdad, debían ser trajes que enseñaran lo más posible. Como Jacinto era el líder del grupo más influyente y gamberro del pueblo, sus amigos apoyaron su propuesta, con gritos y no pocos insultos y palabrotas.


Nuestras amigas y unas cuantas chicas jóvenes más se sintieron menospreciadas e insultadas y abandonaron la reunión, protestando educadamente, porque no estaban de acuerdo con el tema de la carroza, con que fuera sólo una cuestión de chicos y les excluyeran de su realización y mucho menos aún con el papel de mujer objeto que algunos chicos les querían atribuir en ella. Al salir de la reunión, las chicas se fueron al pequeño parque del pueblo y continuaron hablando largo y tendido sobre la situación que se había producido. Las más mayores daban completamente la razón a nuestras amigas y les agradecían que se hubiesen atrevido a plantar cara a Jacinto y sus amigotes, que estaban demasiado acostumbrados a salirse siempre con la suya y eran unos machistas empedernidos. Alicia les recordó que Jacinto y sus amigos se iban a salir de nuevo con la suya y que, mientras hubiera media docena de chicas dispuestas a hacer de cabareteras en la carroza, les iba a importar poco que unas cuantas hubiesen rechazado su idea y abandonado la colaboración en el proyecto. Las jóvenes más mayores le dieron la razón, pero dijeron que no sabían cómo evitar que Jacinto se saliera con la suya. Alicia, Ángela e Irene se fueron a casa de la abuela de Alicia con la sensación agridulce de haber hecho lo que creían que era justo, pero un poco apesadumbradas por haber creado división entre los jóvenes del pueblo. Cuando llegaron a casa les esperaba Sergio que había vuelto de la reunión de los chicos. Ninguna de las tres le reprochó haberse quedado en la reunión, porque sabían que, si se hubiera ido con ellas, los demás chicos habrían tenido razones para acribillarle. Sin embargo, Sergio sintió la necesidad de disculparse y de decir lo que pensaba a su prima y a sus amigos. - Perdonad que no me haya ido de la reunión con vosotras, como hubiera deseado hacer, pero ningún otro chico se ha

movido y he tenido miedo a que después se metieran conmigo llamándome de todo. - Tranquilo, -le contesto Alicia- te comprendemos. Además, es mejor así, porque nos puedes contar lo que ha pasado en la reunión después de marchar nosotras. - Después de marcharos, Jacinto os ha puesto verdes, como os podéis imaginar. Os ha llamado feministas, y otras cosas que prefiero no repetir, porque soy educado. Y ha seguido insistiendo en que su idea era la mejor. Pero después ha hablado Andrés, el de la panadería y ha dicho que él tenía otra idea. Había pensado que la carroza podía representar un circo y que así podría participar mucha más gente, porque unos podrían ir arriba en la carroza y otros disfrazados de payasos o malabaristas podrían ir alrededor, actuando entre los niños y animándoles. - Bonita idea -cortó Ángela de forma espontánea. - Algunos dijeron lo mismo -continuó Sergio- y las opiniones se dividieron. Andrés daba razones y Jacinto gritos, de forma que no se ha llegado a ningún consenso. Se notaba que Andrés y algunos más estaban molestos por lo que había pasado antes, pero no han dicho nada. Al final se ha decidido posponer la decisión hasta el miércoles para tener tiempo de pensarlo, antes de tomar la decisión definitiva. Pero en realidad Jacinto y sus amigos se están tomando ese tiempo, no para convencer, sino para obligar a los demás a apoyar su idea, bajo chantajes y sutiles amenazas. Y no lo digo por decir, porque a mí ya me han dicho que, si no voto su idea, voy a desear no venir al pueblo de vacaciones el próximo año. Cuando Sergio les contó lo sucedido, las tres chicas se enfadaron más y comenzaron a despotricar, ya sin muchos miramientos, contra todos los machistas del pueblo. La abuela de Alicia y Sergio, que oyó las protestas se sentó con ellos y les preguntó qué pasaba. Las chicas, quitándose la palabra unas a otras, por la ansiedad y el enfado, le contaron a la abuela lo que había pasado. La abuela comenzó diciéndoles que habían hecho bien en oponerse a una idea tan machista, pero les dijo que su enfado era un tanto desproporcionado con un asunto tan poco importante.

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- Es verdad que es un asunto poco importante -dijo Aliciapero lo grave no es ese asunto en sí, sino la mentalidad que está detrás de su actitud hacia nosotras. - Tienes razón -respondió la abuela- pero lo que os ha pasado hoy a vosotras no es nada nuevo. Es más, vuestra discriminación es de juguete si la comparamos con la que sufren la mayor parte de las mujeres en el mundo. - ¿Qué quieres decir? -preguntó, Sergio, queriendo mostrar a su abuela que, aunque era chico, le preocupaba el tema. - Quiero decir que estamos en España y que aquí la igualdad de la mujer con el hombre es casi total, excepto en las cabezas de ciertos machistas que aún no han asumido esa realidad. Sin embargo, en el resto del mundo la discriminación de la mujer existe no sólo en la mentalidad de algunas personas, sino también en las leyes y costumbres de la sociedad. Y que esa discriminación es tan fuerte que es la causa de muchas injusticias graves, pobreza y hasta muerte. - Te estás poniendo un poco dramática, abuela -le respondió Alicia un poco asustada por el tono grave que había empleado la abuela al hablar. - Sí, me pongo dramática, porque la situación en muchos casos llega a ser realmente dramática. Mirad, este año Manos Unidas está apoyando el tercer objetivo del milenio, que pretende conseguir la igualdad del hombre y la mujer, como base para acabar con la pobreza en el mundo. - Nosotros sabemos que en algunos países existe la poligamia y que las chicas no se casan con quien quieren, sino con quien deciden sus padres -dijo Ángela para mostrar que sabían algo del tema. - Esos son ciertos detalles llamativos, pero la discriminación va mucho más allá -dijo la abuela, mientras sacaba de una carpeta un documento de Manos Unidas, y comenzaba a leerlo, al tiempo que se lo mostraba. Les habló con mucho convencimiento y les dijo cosas como éstas: Aunque os parezca mentira, la pobreza en el mundo tiene sexo, porque dos tercios de las personas más pobres son mujeres. La razón por la que las mujeres son más pobres que los hombres nace de muchos factores que se van sumando y que empiezan desde la más tierna edad de las niñas. Por ejemplo dos tercios de los 960 millones de analfabetos del mundo son mujeres, es decir, por cada hombre que no sabe leer hay dos mujeres que no pueden hacerlo. Esto

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ocurre porque muchas niñas no pudieron estudiar nunca, pues tenían que dedicarse a las labores domésticas desde muy niñas. En muchas culturas, especialmente en África, las niñas son las encargadas de buscar agua y leña, de hacer la comida, de cuidar a los hermanitos pequeños y los animales domésticos y por esa razón no pueden ir a la escuela. Además en ciertas familias más pobres consideran un gasto inútil dar educación a las niñas, porque esa educación terminará favoreciendo a la familia del marido, cuando se case y no a la propia. Es cierto que se están haciendo muchos esfuerzos para acabar con estas situaciones y que cada vez hay más niñas que acceden a la educación primaria, pero la secundaria y especialmente la universitaria todavía están muy lejos de ser accesibles por igual para chicos y chicas en los países más pobres. La mujer debe trabajar mucho más que los hombres en casi todas partes, pero especialmente en las culturas agrícolas, donde debe trabajar duramente en el campo y además realizar las distintas labores de la casa y cuidar de los hijos, mientras que el hombre, después del trabajo, puede descansar. Otro problema grave de las mujeres es el abuso sexual. Cuanto más jóvenes son las chicas en su primera relación sexual, más posibilidades hay de que hayan sido forzadas a ellas. 150 millones de niñas menores de 18 años sufrieron abusos sexuales u otras formas de violencia física y sexual en el mundo durante el año 2002, según la OMS. El matrimonio en muchos países y culturas es convenido por los padres. El 36% de las hijas son dadas en matrimonio cuando aún son menores de edad, especialmente en el Asia meridional y en el África subsahariana. Esta costumbre del matrimonio infantil entre los más pobres tiene como finalidad librarse cuanto antes del gasto de una hija. Además así se aseguran de que no tendrán embarazos prematuros fuera del matrimonio y de que la hija será más sumisa al marido. Esta forma de matrimonio precoz produce embarazos también precoces, en plena adolescencia e impide que las niñas puedan seguir estudiando la secundaria. Una vez que las mujeres han crecido, la discriminación continúa, porque las mujeres tienen siempre peores condi-


ciones de trabajo y peores sueldos que los hombres y casi el 80% de ellas están excluidas de los sistemas bancarios: no pueden tener cuentas bancarias, ni recibir préstamos oficiales, con lo que muchas veces deben acudir a usureros que les cobran intereses mucho más altos, agravando así la pobreza. Las mujeres producen entre el 60% y el 80% de los alimentos en los países en desarrollo y más del 50% en todo el mundo. Sin embargo, tienen más dificultades a la hora de acceder al aprendizaje de nuevas técnicas de producción. No cabe duda de que se puede decir que gran parte de la economía depende de las mujeres, en especial en los lugares donde se da la economía de subsistencia; sin embargo su labor no es reconocida. Por último, les mencionó las diferencias causadas por la cultura patriarcal y por ciertas creencias religiosas que provocan la exclusión de la mujer de toda participación pública en la sociedad, obligándolas a llevar velo, burka y en casos más extremos a ser sometidas a la ablación genital, que impide a las mujeres cualquier tipo de goce sexual y les provoca muchas veces graves problemas de salud a causa de infecciones y otros efectos secundarios. Los chicos dejaron hablar a la abuela hasta que cerró el informe que les había estado enseñando mientras iba desgranando los datos que incluía. Hubo un silencio largo en la sala de estar. Era necesario ese silencio para interiorizar toda la información y tomar conciencia de la magnitud del problema que les habían contado. - Tienes razón, abuela, -dijo por fin Alicia, rompiendo el silencio- nuestra discriminación es de juguete. Sin embargo, es discriminación y demuestra que el problema es común a todo el mundo, aunque en algunos lugares las leyes ya hayan tomado medidas para evitarla. Y, donde no llegan las leyes, como en esta tontería de la carroza de las fiestas, la discriminación continúa. - Yo me pregunto de dónde viene la mentalidad de que la mujer es inferior y debe estar sometida al hombre -continuó Irene, que se había impresionado mucho por lo de los abusos sexuales.

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- Es tan antigua como la misma humanidad. -respondió la abuela- De hecho dice que la dominación del hombre sobre la mujer es consecuencia del primer pecado. Esperad, que os lo leo. La abuela se levantó, tomó la Biblia, que estaba allí mismo, presidiendo la biblioteca en la sala de estar y les leyó: “Dios, después del pecado, preguntó a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y ella respondió: La serpiente me engañó y comí… (Entonces Dios maldijo a la serpiente) Y a la mujer le dijo: Multiplicaré los dolores de tu embarazo y parirás a tus hijos con dolor; desearás a tu marido, y él te dominará. Y al hombre le dijo; Por haber hecho caso a tu mujer y haber comido del árbol prohibido, la tierra será maldita por tu culpa. Trabajarás con fatiga para comer todos los días de tu vida… con el sudor de tu frente comerás el pan, hasta que vuelvas a la tierra de la que fuiste formado” (Gen 3,13-19) - ¿Entonces es Dios mismo el que quiere que la mujer sea dominada por el hombre? -preguntó Ángela alarmada. - No. -respondió la abuela- lo que Dios está comunicando no es su voluntad, sino las consecuencias que el pecado traería a los hombres. El hombre y la mujer se sintieron desnudos después de pecar porque había cambiado su corazón. Es el corazón pecador del hombre el que causa la dominación y las demás consecuencias del pecado, no el castigo de Dios. Dios había dejado bien claro que ambos eran iguales, como lo cuentan los dos relatos de la creación. Escuchad cuál era la verdadera voluntad de Dios que se vio truncada por el pecado: El primer relato lo cuenta así: “Entonces dijo Dios: Hagamos a los hombres a nuestra imagen, según nuestra semejanza, para que dominen sobre los peces del mar, las aves del cielo, los ganados, las bestias salvajes y los reptiles de la tierra. Y creó Dios a los hombres a su imagen; a imagen de Dios los creó: varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios diciéndoles: ‘Creced y multiplicaos, llenad la tierra y sometedla; dominad sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que se mueven por la tierra’… Y así fue. Vio entonces todo lo que había hecho, y todo era muy bueno” (Gen 1, 26-31) Y en el segundo relato Dios manifiesta la igualdad al hacer a la mujer de una costilla del hombre: “Dios pensó: No es bueno que el hombre esté solo; voy a proporcionarle una ayuda adecuada… (el relato cuenta que Dios creó a los animales y se los mostró al hombre, pero éste no encontró en ellos una ayuda adecuada) … Entonces el Señor Dios hizo caer al hombre en un letargo, y mientras dormía le sacó una costilla y llenó el hueco de carne. Después, de la costilla que había sacado al hombre, el Señor Dios formó una mujer y se la presentó al hombre. Entonces éste exclamó: ‘Ahora sí, ésta es hueso de mis huesos y carne de mi carne, por eso se llamará ‘varona’ porque del varón ha sido sacada. Por esa razón deja el hombre a su padre y a su madre y se une a su mujer, y los dos se hacen uno solo.” (Gen 2,18-24)

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- El segundo relato dice que Dios creó a la mujer como ayuda para el hombre. ¿Por eso los hombres se empeñan en querer utilizarnos en su servicio? –preguntó Irene intrigada. - No. -dijo la abuela muy segura- La mujer es una ayuda para que el hombre no esté sólo; no es una criada, sino una compañera. Y el hombre reconoce que esa compañía es la que estaba necesitando, porque es carne de su carne, es decir, exactamente igual a él, mientras que los animales no lo eran. Fijaos también que en el primer relato se dice que Dios crea al hombre y lo crea varón y mujer y a ambos les da el poder de dominar toda la tierra. Ésta era la voluntad de Dios, así habrían sido las cosas si el hombre y la mujer no hubieran pecado. Pero el pecado vuelve a los hombres y mujeres maliciosos, por eso se dan cuenta de que están desnudos y malintencionados, por eso el hombre, entre otras cosas, se ha empeñado desde siempre en dominar a la mujer. - Pero las cosas están cambiando -dijo Sergio, orgulloso como hombre de que así fuera. - Por supuesto, llevan cambiando desde hace muchos años. -respondió la abuela- Dios no se quedó de brazos cruzados e hizo cosas importantes para devolver esa igualdad: Lo primero fue elegir a María para ser madre de su Hijo, convirtiéndola en la mujer más importante de la historia de la humanidad. Después, Jesús mismo acogió a mujeres entre sus discípulos, yendo en contra de las costumbres judías. Las mujeres tuvieron un papel muy importante entre los primeros cristianos. De hecho las que fueron fieles a Jesús hasta la cruz fueron las mujeres, acompañadas por Juan y las que volvieron al sepulcro el domingo de Pascua volvieron a ser las mujeres. No es extraño que Jesús las recompensara apareciéndose primero a ellas. Las mujeres estaban presentes junto a los apóstoles en los días previos a Pentecostés, unidas a ellos en la oración, junto con María. Es verdad que ha habido momentos en que la mujer ha sido dejada un poco de lado, pero, si os fijáis bien, los países en los que la mujer ha alcanzado más igualdad con el hombre son todos países de cultura y tradición cristiana. Eso es obra de la acción de Dios que quiere esa igualdad. - Es un consuelo saber que Dios está de nuestra parte y nos considera iguales al hombre. -dijo Alicia, al escuchar las explicaciones de su abuela, y continuó: Pero, ¿cómo hacer para cambiar una situación tan retorcida, ya sea en tonterías como la carroza de la fiesta, o en las graves situaciones que se dan en ciertos países en vías de desarrollo?

- Manos Unidas sí que sabe lo que hacer. Nosotros sabemos que cuando educamos a una mujer no educamos sólo a una persona, sino a toda una familia, porque la madre enseñará lo mismo a sus hijos. Llevamos más de 50 años realizando proyectos de promoción de la mujer y hemos sido testigos del efecto multiplicador que tiene esa promoción sobre las familias y los poblados. Hay proyectos de promoción de la mujer de muchas clases: ✓ Creación de cooperativas de mujeres; ✓ Formación en higiene y alimentación para que mejoren la salud de sus hijos y de su familia; ✓ Microcréditos para crear pequeñas empresas domésticas emprendidas por las mujeres; ✓ Ayuda para crear pequeños huertos que complementen los ingresos familiares y mejoren la nutrición; ✓ Formación de comadronas y agentes de salud que sustituyen la falta de médicos en los poblados; ✓ Formación de líderes que después llevarán a cabo la labor de promoción en sus tribus y en las vecinas; ✓ Recogida de niñas abandonas en internados especiales para darles una educación y un futuro; ✓ Información protección contra las mafias que engañan, compran o secuestran a niñas para prostituirlas; ✓ Y los proyectos educativos, especialmente dirigidos a las mujeres, que son también muy importantes, porque capacitan a las niñas y jóvenes para afrontar el futuro con suficientes conocimientos y esperanza.

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- Vamos, que nos estás diciendo que apoyar a Manos Unidas es poner nuestra ayuda en manos expertas, que saben cómo se debe conseguir la igualdad de la mujer -dijo Sergio, sacando las consecuencias de las afirmaciones de su abuela. - Por supuesto que sí, -respondió la abuela absolutamente convencida- pero no basta con dar dinero y quedarse tranquilos, conseguir la igualdad de la mujer aquí y en el mundo entero no es sólo cuestión de dinero, sino de concienciación y lucha, pacífica y educada, pero lucha. Por ejemplo, lo que habéis hecho vosotras hoy es un ejemplo de esa lucha y espero que no os conforméis con decir: “no estoy de acuerdo” y con marcharos de una reunión. Un objetivo bonito de las fiestas del pueblo este verano podría ser demostrar a todos que la igualdad y la dignidad de las chicas es posible, a pesar de que algunos no la deseen. - O sea, que nos estás proponiendo que sigamos adelante y plantemos más cara aún a los machistas del pueblo. -preguntó Alicia, orgullosa de tener una abuela tan moderna y combativa. - Por supuesto que os animo, -dijo la abuela, con una sonrisa pícara, que les hizo entrever una juventud sólo perdida en los años, pero no en el corazón- Además, esa lucha os entrenará para seguir trabajando durante el curso en la próxima campaña de Manos Unidas, como habéis hecho en los años anteriores. No había terminado la abuela de hablar, cuando sonó el teléfono. Era Javier, el padre de Ángela e Irene, que llamaba preguntando si sus hijas estaban allí. La abuela le tranquilizó diciendo que llevaban mucho tiempo hablando con ella. Pidió disculpas porque no se habían dado cuenta de la hora que era y le prometió que en ese momento salían para casa. Cuando ya salían por la puerta, Ángela, que había quedado impresionada por los ánimos de la anciana, le preguntó: - Entonces, ¿qué crees que tenemos que hacer nosotras ahora? - Pensad en lo que os he dicho, que la discriminación de la mujer es una consecuencia del pecado, pero no sólo del hombre, sino también de la mujer, porque tan culpable es el varón que quiere someter a las mujeres, como la mujer que se deja convertir en un simple objeto de deseo y vive sólo para satisfacer y atraer a los hombres. -le recordó la abuela.

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- Eso es verdad, por ejemplo, si en el pueblo no hubiera chicas que quisieran salir en la carroza del cabaret luciendo cuerpo para provocar, no se haría esa carroza. -dijo Ángela, ilusionada. - O sea, que lo más importante ahora sería conseguir que ninguna chica quisiera montarse en la carroza cabaret, porque, sin chicas, no hay carroza. -dijo Alicia convencida. Se pusieron rápidamente de acuerdo para hacer unas cuantas llamadas a las chicas que las habían apoyado, para que hablaran con las que se habían quedado en la reunión y les hicieran ver que no podían apoyar una idea tan discriminatoria para ellas y para la mujer en general. Durante los días siguientes los acontecimientos se precipitaron. La campaña de las chicas hizo efecto y sólo la novia de Jacinto siguió dispuesta a participar en la carroza. Sin las chicas, la carroza no tenía sentido, lo cual enfadó mucho a Jacinto y sus amigotes. Fueron a la reunión dispuestos a boicotear todas las demás ideas, como decían que habían boicoteado la suya. La reunión acabó en bronca y no se llegó a ninguna decisión. La bronca trascendió y llegó hasta el alcalde, que decidió retirar la subvención para la carroza, puesto que sólo estaba sirviendo para dividir y crear mal ambiente entre los jóvenes del pueblo. Alicia, Ángela e Irene se sentían culpables por lo ocurrido, aunque estaban orgullosas de haber parado los pies a Jacinto. Su intento de luchar por la justicia había creado mal ambiente en el pueblo y eso no les gustaba nada. Se reunieron de nuevo en casa de la abuela para ver qué podían hacer. - Yo desde el primer día pensé que la mejor forma de plantar cara al machismo de Jacinto y sus amigos era organizar otra carroza alternativa. -dijo Ángela convencida. - Pero el alcalde ha retirado la subvención para la carroza, por lo tanto esa posibilidad queda descartada -respondió Sergio. - La idea de la carroza del circo era muy buena y muy adecuada para los niños. -comentó Irene.


- ¿Y si montamos un circo sin carroza? -aventuró Ángela, y siguió: Lo que más cuesta es la carroza, pero disfrazarnos de payasos y de malabaristas lo podemos hacer con cuatro trapos. - Ya, pero no sabemos hacer malabares, ni nada de lo que hacen en los circos. -objetó Sergio. - Pero podemos montar una feria para que los niños jueguen. -dijo Ángela muy convencida- Podemos preparar con cuatro cosas diferentes juegos para que los niños lo pasen bien. Los disfraces sólo servirían para crear ambiente de circo y de feria. La idea les pareció perfecta a los cuatro. Llamaron a Andrés, el que propuso la idea del circo, y a las otras jóvenes que les apoyaron desde el principio y les contaron su idea de cambiar carroza por feria. Los demás jóvenes, que estaban muy molestos con la situación creada, aceptaron la propuesta. Convocaron una reunión al día siguiente, en la que cada cual fue ofreciendo sus cosas, sus ideas y habilidades para preparar los distintos puestos y se pusieron manos a la obra.

Prepararon los juegos a base de reciclar y reutilizar toda clase de elementos que cada cual tenía en su casa o podía fabricar él mismo, para evitar costes: Con latas de bebida y pelotas de tenis prepararon el puesto de la puntería. También con latas inventaron una prueba que consistía en hacer castillos de una altura determinada, según la edad del niño, en un tiempo estipulado. Algunos tenían juegos de dardos y con ellos fabricaron el pincha globos, con globos de agua llenos de aire puestos sobre un panel de corcho. Otros pintaron carteles de payasos para la prueba de poner la nariz al payaso con los ojos vendados. Con cajas, pintando en ellas caras de animales, fabricaron el típico tragabolas. Luis, que era un manitas con la madera, hizo un laberinto con agujeros por el que había que conseguir pasar una canica, sin caer en los agujeros. Con cañas de pescar, que varios tenían en casa, prepararon la prueba de la pesca, fabricando peces de madera con unos peque-

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Llegó el día y la feria se celebró con un tiempo espléndido. La feria fue sencilla, pero muy colorista y animada y resultó un éxito de participación. El ambiente fue fenomenal, todo el mundo disfrutó un montón e incluso algunos de los amigos de Jacinto trajeron a sus hermanos pequeños. El alcalde en persona les felicitó públicamente por su iniciativa y puso la actividad como ejemplo de trabajo solidario, en el discurso de clausura de las fiestas. Nuestros amigos estaban más que satisfechos. Habían conseguido evitar una actividad discriminatoria de la mujer y habían demostrado que, con buena voluntad y colaboración desinteresada, se pueden hacer cosas sencillas, pero eficaces, por el bien común. Además sacaron una conclusión muy provechosa: Igual que la feria había sido un éxito en el pueblo, podía serlo en el colegio y en la parroquia y decidieron que propondrían la feria como actividad solidaria para la campaña del curso que pronto iba a comenzar.

ños ganchos en la boca. Uno ofreció sus “pats” de golf para hacer un sencillo minigolf con una rampa, un túnel y varios obstáculos más. Aparecieron varios juegos de bolos, porque la prueba de los bolos no podía faltar. Con botellas de “spray” y unas velas, que les dio el cura del pueblo, prepararon la prueba del apaga velas. El del bar prestó botellas de cerveza vacías y fabricaron anillas para la prueba de anillar las botellas. Pepe, que era un guasón, se ofreció como blanco para la prueba del tiro al Pepe, que hicieron con esponjas bien impregnadas de agua y una rueda de coche por la que asomaba la cabeza. Y para completar la feria, Elisa, que estudia para esteticista y tiene muchos maquillajes, se ofreció a maquillar artísticamente a los niños que lo desearan.

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Decidieron que en la actividad solidaria los niños deberían hacer una aportación por participar en los juegos. Imprimirían una entrada en la que figuraran los números de las pruebas. Cada vez que un niño participara en una prueba se “picaría” el número de la prueba. Y pensaron que debía haber premios, pero como se trataría de una actividad solidaria, el premio no debía tener valor monetario, por eso pensaron que el mejor premio sería volver a jugar otra vez, por cada dos aciertos una participación en un juego más. Así no habría que gastar dinero en premios y lo que se recaudase sería entregado íntegramente a Manos Unidas para que, como experta, luchara contra la discriminación de la mujer, que causa tanto dolor y pobreza en el mundo.


oraciÓn por la igualDaD De la MuJer Señor Dios, que hiciste al hombre y la mujer

Mira nuestro mundo y dale cordura y justicia,

iguales en dignidad, derechos y deberes,

para que nunca más se discrimine a la mujer;

y los hiciste diferentes y complementarios,

y juntos, mujeres y hombres,

para que se amaran y formaran la familia

construyamos un mundo de igualdad

y para que juntos humanizaran el mundo,

en el que todos podamos gozar de la vida.

haciéndoles tus colaboradores en la creación. Señor, danos fuerza y valentía Mira nuestro mundo dividido y maltrecho,

para rebelarnos contra todas las injusticias,

donde la mujer aún es discriminada,

en especial ésta que aqueja a media humanidad.

por leyes, costumbres y actitudes injustas;

Que ayudemos a las mujeres marginadas,

donde millones son explotadas y marginadas,

mientras vamos consiguiendo leyes justas,

por el absurdo delito de ser mujer.

que permitan vivir en igualdad a todos los hombres y mujeres de la tierra.

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