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de la tierra
Nuestra propuesta busca materializar por medio de la escritura la reflexión sobre la migración y la comida. Este proyecto hace parte de la beca Jóvenes en movimiento del Ministerio de Cultura 2021- 2022, gestionada por el colectivo El Nicho que trabaja procesos educativos y artísticos en la ciudad de Bogotá.
En el 2021 nuestro objetivo fundamental fue realizar laboratorios culinarios que potenciaron la capacidad escritora de nuestros participantes; la propuesta contiene la reflexión sobre la migración y el cómo la cocina se ha alimentado alrededor de los años de este inevitable suceso que ha dado curso a la historia de la humanidad.
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Los talleres se realizaron en siete sesiones en las cuales la cocina, las conversaciones y las introspecciones de nuestros participantes nos dieron el insumo para poder realizar una crónica literaria. Durante el proceso los asistentes contaron con un cuadernillo que trae unas preguntas tentativas para realizar procesos de pre-escritura que posteriormente se utilizarán en el desarrollo de la crónica final.
Adicionalmente, nuestro proyecto busca compartir experiencias y construir desde los saberes culinarios; cada sesión implica una significación y conclusión diferentes que permitirán a los asistentes tener los ingredientes para realizar su escrito final.
Por está razón se van a enumerar de manera breve las diferentes sesiones que acompañaron este ejercicio: Primera sesión, comida colombiana; la reflexión giró en torno a los alimentos colombianos de la región andina en este caso los tubérculos, y las sensaciones que producen. Segunda sesión: comida venezolana, la sesión se encontró alrededor de la migración, los saberes, los sabores, las diferencias y similitudes. La tercera sesión: comida fusión, la reflexión giró en torno al compartir, sacar lo mejor de cada plato o experiencia. La cuarta sesión, fue una salida al centro de Bogotá, para probar platos de la ciudad y realizar un recorrido por museos; la reflexión de esta sesión es comparar los contextos y dar a conocer sabores de restaurantes y lugares insignia de la capital. La quinta sesión tuvo como objetivo realizar un paseo de olla a Tobia Cundinamarca, la reflexión permitió abordar otros espacios para cocinar, tener un encuentro en un espacio natural y reconocer las dinámicas del sancocho y la importancia de los ríos en los dos países. La sexta sesión tuvo como objetivo fundamental la transformación, la migración y el intercambio; en esta sesión los participantes de manera previa escogieron diferentes platos que preparamos en un acto de creación colectiva, que nos permitió jugar con los ingredientes y dar a conocer uno de los platos supremos de la gastronomía venezolana: “las hallacas”. En la séptima sesión, nos reunimos en la casa de una de las compañeras del colectivo, ofreciendo un espacio privado e íntimo, dando a entender la hermandad que existe entre estas dos patrias. La sesión nos permitió conocer las diferentes crónicas literarias que se tejieron alrededor del proceso, leerlas y comentarlas; en este espacio se llevaron unas anchetas con productos venezolanos que resultan difíciles de conseguir y que son parte de la cotidianidad en su país natal.
En el 2022 se busca con esta publicación crear un dispositivo pedagógico para compartir por medio de imágenes y textos las diversas experiencias de cada participante. En la primera parte, escogimos algunas de las recetas para dar cuenta de las comidas construidas en medio del intercambio de sabores y saberes, explicar sus ingredientes; ante todo esperamos que sean un pretexto comunicativo para narrar la experiencia de cada espacio del laboratorio. Así mismo, cuenta con preguntas, ejercicios de creación visual y escrita que apelan a la exploración sensible de los lectores, que no solo serán lectores sino creadores de nuevas interpretaciones que nutren nuestra reflexión. Confiamos que compartan sus vínculos con la cocina y los territorios que habitan.
Consideramos que este proyecto genera un gran impacto para fortalecer y transformar los tejidos sociales tanto del migrante como de quien recibe, ya que las memorias de los paladares nos hacen reconocer y retornar al lugar del que todos somos: Hijos de la Tierra.
El colectivo “El Nicho” se ha caracterizado por tener una amplia trayectoria desde el 2016 en el territorio de Suba. Esta trayectoría, cuya insignia ha sido a través de la imagen y la palabra, ha permitido analizar desde amplias perspectivas los modos de relación del territorio, como lo son sus saberes, prácticas y memorias. Este colectivo busca la transformación de las comunidades enriqueciendo sus perspectivas y modos de habitar para que desde sus prácticas cotidianas puedan hacer de sus territorios espacios de paz.