<CANALES DE MEMORIA> Miguel Castro Yébenes

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Canales de Memoria

Miguel Castro YĂŠbenes - 2Âş Periodismo


REPORTAJE

Canal de los Presos Caudillo por la Gracia de Dios, de España y de la Cruzada, y posteriormente, además, misericordioso redentor de las almas de aquellos pecadores que tiempo atrás lucharon contra él en defensa de la democracia. Para con ellos, el dictador tenía la obligación moral de disponer las cosas para que les fuera posible redimirse e integrarse en la nueva sociedad que había sido construida sobre las ruinas de otra que ya nunca más iba a volver. El método empleado para aligerar la culpa

de estos hombres no era otro que el trabajo. Poseedor de todo el poder estatal, hacía y deshacía a su antojo, deshizo mucho e hizo (mando hacer) bastante también. Deshizo muchas vidas para poder construir una obra de ingeniería hidráulica que hoy en día estaría valorada en más de 2.000 millones de euros y en la época costó unos 200 millones de pesetas. Es el Canal del Bajo Guadalquivir, también conocido con otro nombre, el de sus dueños. El Canal de los Presos.

Vista desde el Canal de los Presos a la altura de San José de La Rinconada. / MIGUEL CASTRO

Este canal atraviesa la provincia de Sevilla en su práctica totalidad, desde su origen en el pantano de Peñaflor hasta su finalización en la localidad gaditana de Trebujena. La planificación de un sistema de regadío que cubriera la provincia sevillana se venía ideando desde mediados del siglo XIX, en contraposición de la mentalidad dominante en aquella época en relación al aprovechamiento del río Guadalquivir, la de los navegantes que buscaban ensanchar el rio para hacerlo navegable hasta la provincia de Córdoba. Sin embargo, las obras de canalización del rio Guadalquivir, debido a su gran envergadura, fueron desechadas pues suponían realizar una inversión que difícilmente acabaría siendo rentable. Pero con la finalización de la Guerra Civil todo esto cambió. En septiembre del año 1939 se creó el Servicio de Colonias Penitenciarias Militarizadas, cuyo objetivo era explotar a los presos políticos capturados al final de la contienda fratricida en regímenes de trabajo que rayaban la esclavitud. La idea del régimen franquista era que sí los rojos habían destruido España, ellos mismos la reconstruirían realizando diversas obras de utilidad nacional, lo cual ejercería sobre

ellos una influencia “educadora”. De este modo también se aliviaba la situación de las prisiones españolas, atestadas de insalubres presos que vivían hacinados esperando la ejecución de su condena. Como, sin duda, el trabajo forzado mejoraría con creces la calidad de sus vidas en las prisiones, no fueron pocos los que comenzaron a trabajar en estas obras mientras vivían apresados en diversos campos de concentración esparcidos por toda la península.

sus futuros negocios y sus expectativas empresariales, convirtiéndoles de la noche a la mañana en poderosos latifundistas con la mínima inversión realizada. El Servicio de Colonias Penitenciarias Militarizadas mantenía un total de 8 agrupaciones de trabajo repartidas por todo el territorio español. La agrupación de Sevilla, en concreto, contaba con un total de 5.000 presos a su servicio en el año 1943. La propia organización interna de dichas agrupaciones la realizaban los propios presos, quienes ejercían las funciones que fueran Según la Confederación necesarias para las labores diarias. Así, el General del Trabajo, un día médico de la agrupación era un preso que tenía algún conocimiento de medicina, a la de trabajo equivalía al vez que contaban con un preso carpintero, perdón de tres de condena etc. Pero, claro está, vivían en campamentos militarizados, en campos de concentraSegún la CGT, un día de trabajo equivalía ción, vigilados por militares, funcionarios de al perdón de tres de condena. A su vez, las prisiones y sacerdotes que implantaban en obras realizadas estaban diseñadas para los presos la sumisión a los principios del mejorar la calidad de vida y asentar la su- nacional catolicismo. perioridad de diversos grupos sociales, La realización del Canal de los Presos sucomo los pequeños grupos de terratenien- puso para la época una obra de dimensiotes sevillanos que con el simple hecho de nes faraónicas, tanto por la magnitud de su ceder una pequeña parte de sus tierras alcance como por las condiciones en las para la construcción del Canal de los Pre- que trabajaban los presidiarios, quienes susos, vieron como mejoraban enormemente fría penurias difíciles de imaginar.


REPORTAJE

Canal del Bajo Guadalquivir. / MIGUEL CASTRO

Hay que comprender que dicha obra cambió la historia de los cultivos en la vega del Guadalquivir, antaño vastas tierras de secano poco productivas, hoy ricas tierras de regadío dedicadas al cultivo de algodón, maíz, naranjas o melocotones. Pero en la época en que se realizó la construcción del canal solo se vieron beneficiados un puñado de señores terratenientes que tenían repartidas bajo su poder grandísimas extensiones de terreno, y las instituciones franquistas, que se ganaban así el apoyo de los poderosos a la par que doblegaban la voluntad de sus enemigos. Estos “enemigos” eran aquellos presos políticos, los menos, cuyos delitos no eran considerados lo suficientemente graves como para tener que pasar ante un pelotón de fusilamiento, pero si lo suficiente como para tener que responder con su libertad y su

Canal de los Presos. / MIGUEL CASTRO

orgullo ante el poder tirano que los esclavizaría durante largos años. Tanto es así, que trabajaban mal nutridos y debido a que las autoridades se dieron cuenta de que así rendían menos incluyeron en las dietas de estas personas ciertos tipos de carne que comerían en los días especiales para el régimen franquista, como el 18 de julio o festividades religiosas.

El canal riega más de 80.000 hectáreas de tierra fértil, pertenecientes a varias localidades sevillanas Quien haya tenido la oportunidad de verlo comprenderá lo que sufrieron estas personas, que trabajando a pico y pala

construyeron 30 kilómetros de los 160 que tiene el canal, un canal que en algunos tramos tiene más de 5 metros de ancho, y pude que los mismos de profundidad, un canal que riega más de 80.000 hectáreas de terreno fértil, en las que se incluyen las localidades de Lora y Palma del Rio, Carmona, La Rinconada, Dos Hermanas, Utrera y Alcalá de Guadaira. El mayor castigo, sin embargo, era para los familiares de estos presos, los cuales perseguían los campos de trabajos para instalarse en sus proximidades y así poder velar de ellos, la mayoría de las veces cediéndoles parte de su propio alimento, lo cual no era algo que les sobrara, pero sin duda así ayudaron a que muchos pudieran sobrevivir, sobre todo a los primeros años en los campos de trabajo, en los que escaseaban los medios técnicos básicos, por lo que fueron los más duros ya que las labores se realizaban en condiciones infrahumanas. Los familiares de los presos, como ya se ha dicho, los perseguían a lo largo de todos los campamentos de trabajo en que se instalaban, debido esto en la mayoría de los casos a que los presos que trabajaban en la agrupación de Sevilla provenían de parajes más alejados del territorio español, y algunos ni siquiera eran andaluces. Estas personas, quienes acabaron por formar grandes grupos, vivían en asentamientos chabolistas que han dado lugar a lo que hoy en día son grandes barriadas sevillanas, como Torreblanca, Bellavista y Valdezorras. De hecho, en Torreblanca el Canal de los Presos dividía, hasta el año 2005, el barrio en dos mitades, ejemplo de ambas mitades españolas.


REPORTAJE La duración media de los trabajos que realizaba el penado era de unos 16 meses de trabajo, a partir de los cuales ya obtenía la libertad. Sin embargo, una vez eran libres les estaba prohibido regresar a sus lugares de procedencia, pero esto es algo que nunca hubieran hecho pues allá donde los conocieran eran considerados como parias, el estigma que les puso la represión franquista. Así que, a falta de mejores recursos, se establecían con sus familias en las chabolas en las que solían vivir, las mismas que acabarían siendo el germen del que surgirían grandes barriadas sevillanas, y volvían a solicitar trabajo en la construcción del canal, al que volvían ahora como “libertos” (así es como eran conocidos) cobrando un mísero salario que, aún así, mejoraba con creces los precedentes que ellos conocían. El régimen se había ganado la subordinación del preso incluso cuando ya era libre y, en teoría, capaz de tomar otro camino. Pero esto no era así, siempre hubo un solo camino, el que te situaba como el dominado. Las obras del Canal de los Presos abarcaron más de dos décadas, de 1940 a 1962. Muchos años, demasiados para con-

tarlos siquiera, duele el pensarlo. Muchas historias que harían temblar a cualquiera, muchas penurias y dolor, separación y soledad, humillación y olvido. Al final solo queda el olvido. Pues, aunque parezca difícil de creer, un episodio de tal calibre en nuestra historia más cercana, que seguramente haya afectado a muchos de nuestros familiares o amigos, que ha dado lugar al surgimiento de grandes barrios en la ciudad de Sevilla, sea hoy desconocido para la mayoría de los ciudadanos, sevillanos o de otros lugares de España, pues no es este el único suceso que sucedió en el país, al igual que no es el único que ha caído en el olvido.

Rinconada se sitúa a las afueras del pueblo, pasando un pequeño polígono conocido como La Jarilla. No se indica nada desde luego. Ninguna señal sobre su ubicación, ninguna facilidad para poder acceder a verlo, por lo que si no lo conoces previamente podrías toparte con ello de casualidad y no saber de qué se trata lo que están viendo tus ojos. Aún así el aspecto que presenta a su paso por La Rinconada se puede describir como imponente. Un gran tramo del canal se eleva sobre el suelo gracias a numerosos pilares y columnas, mientras por debajo transcurre su curso un pequeño arroyo en torno al cual todo es verde, todo es naturaleza en su estado más puro. Las obras del Canal de los Varios árboles rodean el camino que cirPresos abarcaron más de dos cunda el canal y le aportan algo de sombra, lo cual aprovechan muchos vecinos para décadas, de 1940 a 1962 hacer deporte por la zona. Son loa únicos que parecen conocer el camino, aunque Como Canal de los Presos se conoce pocos son los que comprenden la historia concretamente al tramo del Canal del Bajo oculta detras de una construcción que han Guadalquivir que está situado entre la loca- visto en el día a día de su vida, pero a la lidad de La Rinconada y Dos Hermanas. cual no le han otorgado mayor importancia Concretamente, el tramo que pasa por La que la que se le daría a cualquier roca.

El arroyo Almonázar atraviesa el Canal de los Presos. La Rinconada (Sevilla). / MIGUEL CASTRO


REPORTAJE

Grupo de perros en los alrededores del Canal de los Presos. La Rinconada (Sevilla). / MIGUEL CASTRO

El Ayuntamiento de La Rinconada está interesado en que esto cambie, y de hecho planean realizar algún acto, como la colocación de algún tipo de placa que identifique con nombres propios al canal y su autoría. Gestos necesarios en estos tiempos de lucha por la Memoria Histórica, pues lo vital es concienciar a la población de que lo más grave que le podría suceder a nuestro país es que su pasado reciente cayera en el olvido, que la historia la volvieran a escribir los vencedores, que la Transición sirvió, entre otras buenas cosas, para camuflar dentro de un sistema democrático a las bestias, a los dinosaurios que devoraron la democracia durante cuarenta años. Y esas bestias siguen teniendo, gracias a ello, poder hoy en día, y utilizan ese poder para lavar su propia imagen a costa

de ocultar la verdad, o de criminalizar a ciertos grupos y colectivos, y eso es algo que se puede apreciar en el día a día de este país.

Lo vital es concienciar a la población de que lo más grave que le podría suceder a nuestro país es que su pasado reciente se olvide Pero hasta que el día en que seamos verdaderamente conscientes de nuestro pasado llegue las cosas seguirán siendo muy difíciles. Por ahora solo puedes pasear por senderos abandonados, visitar el Canal de

los Presos y observar la viva imagen de la desolación, y eso si tienes la suerte de encontrar un camino perdido entre huertas y carreteras. Si lo consigues, puedes observar a los perros que pasean por la zona y distraes así la vista de tanto peso histórico y sentimental. Estos animales son los verdaderos habitantes del olvido, únicos conocedores del pasado. Tal vez llegues a ser consciente de que en la mirada de esos animales encontrarás más conocimiento y más sabiduría que en la de muchas personas que tienen poder, y gobiernan desde sillones acolchados olvidando lo que es la realidad que los rodea, la realidad que se respira en un mundo que a este paso caerá en el olvido más pronto que tarde, como tantas otras grandes y débiles civilizaciones.

Canales de Memoria Miguel Castro Yébenes. 2º Periodismo. Grupo 1. Universidad de Sevilla. Tecnologías del Periodismo Gráfico.


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