M A T E R I A
E S T U D I O
MARCO LUKINI PEREZ
Ya casi a un año de este viaje y estas fotografías, he estado intentando resolver este texto para poder ser sincero y dar mi punto de vista. Intenté escribir sobre fotografía intentando hablar sobre la luz o sobre lo que ocurre momento por momento en el proceso cuando se toma la foto, hasta hablar de la dicotomía entre análogo y digital. Pero realmente esto no fue nada más que alentar y poetizar lo que en realidad quiero decir y opino de la fotografía: creo que es un excelente medio para romper la realidad. Lewis Baltz dice en un video algo más o menos así: la fotografía es la disciplina que es deductiva. Básicamente, de lo sobresaturado proviene la curación de lo que tiene verdadero sentido. La fotografía tiene la capacidad de tomar las cualidades estéticas expresas en la vida real y redefinirlas en un espacio limitado. Como dijo Mies van der Rohe, “less is more” (menos es más). En las anotaciones anteriores que estaba haciendo, intentaba explicar la separación entre lo anecdótico y lo estético. Creo que hay una separación entre esos dos principios, no solo en la fotografía, sino en cualquier expresión artística. Pero he llegado a la conclusión de que aún no puedo dividirlos académicamente, aún estoy en la búsqueda de articulaciones referenciales concretas para poder hacer expreso lo que es intuitivo. La más clara idea de a lo que me refiero con el estudio estético (la forma) es con un ejemplo que escuché en el documental Is the Man Who Is Tall Happy hecho por Michel Gondry, el cual consiste de pláticas filosóficas con Noam Chomsky. En este documental, Chomsky habla del concepto lore: Acumulated, unarticulated knowledge (conocimiento desarticulado, acumulado), y pone como ejemplo a los niños cuando se tienen que comportar enfrente de las personas: es un nivel de conocimiento que no racionalizamos o al menos no articulamos en ese momento; lo vivimos y actuamos a su alrededor. Para mí es la mejor forma hasta ahora en la que se puede explicar el estudio estético en las artes. Una vez que se sabe y se han practicado las formas clásicas en el área de arte que sea, se puede empezar a practicar y expandir en los puntos de vista modernos. Es exactamente como cuando empezamos a aprender las palabras y usarlas para transmitir ideas: en algún punto, el uso rectilíneo y evidente de las palabras empieza a
ser insuficiente y por lo tanto empezamos a utilizar modismos, metáforas, etc. Empezamos a cuestionarnos en el proceso de hacer las cosas. En mi caso, la parte anecdótica del estudio empezó a disminuir en nivel de preocupación porque sabía —y estoy convencido aún— que siempre va a existir una explicación racional para todo, aunque yo no la ponga. Siempre habrá un dedo apuntando a algo y se dirá “mira esa pieza, parecen manos”, o “¿qué querrá decir con esa foto? Supongo que quiere hablar sobre la preocupación social en esa parte del mundo”. Sé que siempre habrá ese tipo de cuestiones porque es difícil solo ver las formas y estar frente a ellas, aceptarlas y ya. No somos una sociedad que seamos naturalmente amigables a ese ejercicio. Algunos intentamos luchar por eso, pero esto no quiere decir que estemos, o al menos, que yo esté en contra de las piezas expresamente soportadas en la narrativa, sino que simplemente tiene que haber un balance en todo, y así como existen esas piezas, también existe mi intención de poner como lo más importante la forma. Sé que este libro debería de estar hablando de lo que me ocurrió en la India. No creo que tenga la autoridad moral para poder hablar de un país del cual estaba relacionado solamente de manera distante y platónica, sin referencias o expectativas válidas de cómo funcionaba la interacción dentro de su sociedad. ¿Con qué autoridad moral puedo hablar sobre un país que, en términos sociales, religiosos y culturales, estoy casi completamente desasociado? No, ésa no es mi tarea. Mi tarea es lo que pongo en este libro: fragmentos de momentos en un espacio específico e irrepetible, capturando y marginando la realidad para lograr composiciones específicas, que anecdóticas o no, solo son formas que se manifiestan en ese momento, para las que afortunadamente se tiene una cámara a mano.
2014
After nearly a year since this trip and these photographs, I’ve been trying to figure out how to write this text so that I am sincere and share my point of view. I tried writing about photography from attempts to talk about light or what happens moment by moment in the process of a photograph being taken, to talking about the dichotomy between analog and digital. But in reality this was nothing but idealizations and poetics of what I really think and mean to say about photography: I believe that it is an excellent medium to break reality. Lewis Baltz says something like this in a video: photography is the discipline that is deductive. Basically, from the supersaturated comes the curation of what makes actual sense. Photography has the capability of taking the aesthetic qualities expressed in real life and redefining them in a limited space. In Mies van der Rohe’s words, “less is more.” In my former annotations, I tried to explain the separation of the anecdotic and the aesthetic. I believe there is a separation between these two principles, not just in photography, but in any artistic expression. But I’ve come to the conclusion that I still can’t divide them academically, I’m still in search of concrete referential articulations that will allow me to express what is intuitive. The clearest idea of what I mean with the aesthetic study (the form) is exemplified in the documentary Is The Man Who Is Tall Happy made by Michel Gondry, which consists of philosophic dialogues with Noam Chomsky. In this documentary, Chomsky speaks of the concept of lore: Accumulated, unarticulated knowledge, and provides the example of children whenever they must behave somehow in front of people. This is a level of knowledge that we don’t rationalize or at least articulate right at that moment; we live it and act around it. To me, this is the best way so far to explain the aesthetic study of the arts. Once it is known and the classic forms in any art field have been practiced, it is possible then to practice and expand in modern points of view. It is exactly the way we start to learn words and use them to transmit ideas: at some point, the linear and evident use of words becomes insufficient, and so we start using idioms, metaphors, etc. We start questioning ourselves in the process of doing things. In my case, the anecdotic part of this study decreased
in terms of worry because I knew —and I’m still convinced— that there will always be a rational explanation for everything, even if I don’t have it. There will always be a finger pointing at something and a voice saying “look at that piece, it resembles hands,” or “what did the artist mean with that picture? I suppose he meant to speak about the social concern in that part of the world.” I know there will always be those kinds of questioning because it’s hard to just see the forms and stand in front of them, to accept them and leave it at that. We are not a society that is naturally friendly to that exercise. Some try to fight for that, but this doesn’t mean that we are, or at least, that I am against the pieces expressively supported by the narrative, but rather that there must be a balance to everything, and just as those pieces exist, my intention to place form at the utmost importance exists as well. I know this book is supposed to speak about what happened to me in India. I don’t think I have the moral authority to speak about a country to which I was platonically related only in the distance, with no valid references or expectations of how the interaction within its society worked. What moral authority would allow me to speak of a country that, in social, religious, and cultural terms, I’m almost completely disassociated with? No, that was not my task. My task is what I’m giving in this book: fragments of moments in specific and unrepeatable spaces, capturing and putting a margin to reality to achieve specific compositions, that whether they may or may not be anecdotic, are just forms that manifest themselves in that moment, in which, luckily, there is a camera at hand.
2014
designed by:
Marco Lukini
introduction edited by:
CĂŠsar PĂŠrez