36 RALLYSERIE VAIRO CARRERAS
HOMENAJE
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Director / Propietario
Participaron de esta edición
Fotografías
Ray Puig Javier Salas Juan M. Granados Daniel S. Magariños Bokedari
Ray Puig Javier Salas Club de Corredores Daniel S. Magariños Marcos Ferrer Nacho Cembellín
Club de Corredores Luxor Magenta Expedición Atlantis
MONTAÑISMO
60
50
Marcos Ferrer
Agradecimientos
AL POLO SUR EN BICICLETA
CRUCE DEL OCEANO A REMO
Gisella Ojeda Gastón Busso Cristina Krisciunas Pablo Bocciardo Aventuras del Cali
Foto de Tapa
Gisella Ojeda Gastón Busso Juan M. Granados Exp. Atlantis Pablo Bocciardo
Juan Menéndez Granados
Pre Impresión Fotocromos Printerra Impresión Imprenta Printerra
Revista de Aventura, Deportes Extremos, Medio Ambiente y Turismo. Registro de la propiedad Intelectual. Dirección: 65 nº 287 (1 y 115), La Plata, Bs As, Argentina. Tel:0054 (0221) 4254577 E-mail: info@andaresaventura.com.ar face: andar extremo fan page: andar extremo info Queda prohibida la reproducción no autorizada total o parcial de los textos publicados, mapas, ilustraciones y gráficos incluidos en esta edición. La Dirección de esta publicación no se hace responsable de las opiniones en los artículos firmados, los mismos son responsabilidad de sus propios autores. Las consecuencias de practicar deportes extremos pueden ser muy peligrosas. Las notas publicadas en este medio no reemplazan la debida instrucción por parte de personas idóneas. El staff de Andar Extremo colabora ad-honorem, si deseás publicar un relato o nota comunicate a nuestro mail.
El catalán Rai Puig recorrió 2000 kilómetros en kayak desde la ciudad de Vancouver, al sur de Canadá, hasta el Parque Natural Glacier Bay, en Alaska, en una travesía que le demandó tres meses.
r iundo de la ciudad de Barcelona, Rai actualmente vive en Palma de Mallorca, España, y es guía de kayakismo en la isla. Con una lista bastante amplia de travesías, este año Raimon sumó la expedición “Rocroi Kayak”, recorrió en solitario durante 95 días, sin asistencias, remando por el llamado Inside Passage, la franja de mar que queda entre la costa y la hilera de islas que se extiende frente a la franja oeste de Canadá. Generalmente son aguas calmas, como los fiordos en Chile, lugar de centenares de ballenas, eran tantas las que veía diariamente que se le hizo costumbre, incluso una mañana, una de unos17 metros, le pasó por debajo. En las siete horas de promedio que remaba diariamente se cruzó con todo tipo de fauna salvaje: orcas, leones marinos y delfines. Pero los mayores peligros estaban en tierra firme: osos, lobos y, sobre todo, alces gigantes como caballos. Puig disfrutó de impresionantes parajes a lo largo de este viaje, que encaró como un reto personal. Se topó con enormes icebergs y acampó en
playas vírgenes y frondosas selvas. Rincones alejados de la actividad humana. Estaba días, incluso semanas, sin tener contacto con nadie. Cada dos semanas encontraba un pueblo de pescadores. La gente era muy hospitalaria: más de una vez lo invitaron a cenar y dormir en sus casas.Otro de los inconvenientes a los que se enfrentó, es que estas tierras son una de las zonas más lluviosas del mundo. Una vez estuvo 24 horas seguidas sin poder salir de la carpa porque no paraba de llover. Dormía unas diez horas diarias y aunque reconoce que encontrar un buen lugar para acampar era difícil. La playa era el mejor sitio, pero el problema eran las mareas: a veces la playa desaparecía por la noche. Un día se despertó con el agua a un metro y tuvo que hacer vivac en una roca.
Soy una de esas personas con espíritu nómade que su pasión por encima de muchas otras cosas es viajar por el mundo y más si es practicando alguna actividad deportiva como medio de exploración. Para un “loco” de las aventuras como yo, sitios como Canadá y Alaska son siempre muy atractivos y están sin duda en la lista de viajes pendientes. Son lugares salvajes con grandes extensiones de naturaleza semivirgen donde afortunadamente el hombre no lo ha conseguido urbanizar. Así, visitar esos lugares era como un sueño que tenía escondido dentro de mí hace ya mucho tiempo. Unos años atrás vi unas fotos de unos amigos míos que estuvieron por ahí y quedé francamente impresionado, y más cuando se me ocurrió la
posibilidad de explorarlo en kayak de mar en un viaje largo y sin prisas, entonces pensé, que tenía que ponerle una fecha a ese proyecto. Al cabo de unos años, después de mucha preparación, planificación y sacrificio, pasé a convertir este viaje viable en una realidad que ha quedado en mis más profundos recuerdos para toda mí vida.
Paleaba una media de 30 kilómetros al día, pero esto dependía mucho de factores como sensaciones personales, condiciones meteorológicas, morfología de la costa o planificación de la ruta. Algún día paleé más de 50 kilómetros en un solo día, debido a que no encontraba lugares para acampar con seguridad apurando hasta las últimas luces del día.
Es un conjunto de canales y pasajes estrechos entre centenares de islas y montañas que siguen la costa occidental de Norte América. En su mayor parte son aguas protegidas del enorme océano Pacífico, por lo cual ha sido utilizado para la navegación segura desde hace ya miles de años, tanto por las culturas aborígenes de esa zona del mundo como por los primeros europeos que exploraron y cartografiaron esas costas por primera vez, como el viaje del capitán George Vancouver. También por los buscadores de oro, usando el camino más seguro entre la naturaleza más escondida hasta la grandes metrópolis americanas. Es una costa accidentada y muy poco habitada que ha sido modelada por el antiguo paso de los glaciares, hoy en día tierras muy verdes con exuberante
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Nombre de la Expedición: Rocroi Kayak Expedition, Paddling to Alaska Fecha: Junio, Julio y Agosto 2014 (95 días) Kilómetros: 2000 Modo: kayak de mar en solitario y sin asistencias Inicio: la ciudad de Vancouver (Canadá) Final: Parque Natural de Glacier Bay, al norte de la capital de Alaska (EUA), Juneau. Rai Puig Catalán (Barcelona) de 28 años Profesión: Guía profesional de kayak de mar en la isla de Mallorca Estudios: Licenciando en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte Otras expediciones en kayak de mar: Baja California (2011), Nueva Zelanda (2012), País de Gales (2012), Costa Brava (2013) Mallorca y Menorca (2013)
vegetación debido a las grandes precipitaciones anuales, un choque entre altas montañas y mar, y habitado por una variada y espectacular fauna salvaje, tanto marina como terrestre.
El viaje desde su punto de inicio, la ciudad canadiense de Vancouver, hasta el punto final, el Parque Natural de Glacier Bay en Alaska (EUA), duró 95 días, de los cuáles navegué unos 70 más o menos. El resto de días me quedé en tierra firme, descansando en alguno de los pocos pueblos que encontré o aislado en un remoto campamento debido al mal estado de la mar.
En un viaje de más de 3 meses de duración te pasan muchas experiencias y ves muchas cosas nuevas, así que cuesta decidirse por lo que más me impresionó. Pero igual, me quedo con la fantástica vida salvaje que pude observar de muy de cerca durante la expedición la cual no estoy acostumbrado a ver en mí tierra de origen.
Navegar por esas aguas significa entrar en territorio animal donde ellos son los dueños y el ser humano se tiene que adaptar a ellos. Por ejemplo, en las playas donde desembarqué siempre estaba pendiente de que no hubiera rastro directo de osos o lobos, ya que hay que evitar un contacto directo y próximo con ellos por si acaso. O también, en el mar, casi cada día estás rodeado de grandes mamíferos como leones marinos, ballenas u orcas, a los cuales tienes que evitar ponerte en su camino para no molestarlos. Otro recuerdo inolvidable es la amabilidad y hospitalidad de la poca gente que se atreve a vivir en esas latitudes del planeta. Tuve varias experiencias muy enriquecedoras con la gente autóctona, como pescadores, leñadores, familias o descendientes directos de indígenas, con los cuales compartí buenas conversaciones, deseadas comidas o convivencia en sus casas por unos días sin pedirme nada a cambio.
El Inside Passage, está considerado uno de los lugares del mundo que más llueve durante todo el año. La temperatura es templada, ni
mucho frío en invierno como lo puede ser en la misma latitud en otros lugares del Planeta ni mucho calor en verano por el efecto de los vientos que vienen del Pacífico. No fue fácil habituarse a convivir tanto tiempo con lluvia persistente que podía durar días sin parar y que me lo mojaba todo por muy buen equipo impermeable que llevase: montar campamento, hacer la comida, cambiarse, palear durante el día... Tenía que intentar mantener el optimismo en todo momento aunque lo tuviera todo húmedo y durante días no veías el sol brillar. Cuando sí lo hacía, se convertía en un regalo que mí piel y ropa agradecía considerablemente y que no podía desaprovechar.
Los peligros principales para navegar por las costas occidentales de Canadá y Alaska en un kayak de mar los resumo principalmente en tres: las corrientes y mareas, los osos, y en mí caso la solitud. En primer lugar, las aguas del Inside Passage están sujetas a fuertes corrientes debido al efecto de la luna sobre la Tierra. Continuamente tenía algo de corriente a favor o en contra, o incluso en algunos pasos concretos se hacían desafiantes olas y turbulencias
peligrosas por lo que requería de conocimientos mínimos de navegación y lectura de tablas de corrientes para saber en qué momento del día cruzar estos estrechos con seguridad. También, tuve que adaptarme al hecho de convivir con las fuertes mareas que hacen subir o bajar el nivel del mar, las cuáles me ofrecieron más de un episodio delicado. En segundo lugar, había que tener en cuenta que los osos “grizzlies” (pardos) o negros podían aparecer en cualquier campamento ya que por esas tierras hay sobrepoblación de estas especies. En la mayoría de casos son inofensivos para el ser humano, pero ha habido excepciones con ataques mortales o a veces simplemente osos curiosos que se acercan demasiado al hombre atraídos por su buen olfato. Por lo tanto siempre mantuve mucha precaución como por ejemplo rastrear bien el terreno antes de acampar, cocinar lejos del campamento, no pescar (aunque estaba lleno de salmones!) , mantener la comida lejos de la tienda y llevar siempre conmigo un spray “anti osos” por si acaso. Afortunadamente no tuve ninguna situación límite con ellos, pero si alguna visita inesperada que no me hizo ninguna gracia. En tercer lugar, como mi viaje fue en solitario en todo momento, tenía que procurar no lesionarme de gravedad o ponerme enfermo, ya que mayoritariamente estaba en lugares muy remotos y me pasaba 10 días sin ver a nadie donde la radio VHF no siempre tenía cobertura y una operación de rescate podría haber durado muchas horas incluso días.
El escenario que me rodeó durante las largas jornadas de paleo fue de una riqueza y variedad enorme, tanto desde el punto de vista de la fauna, flora, geología e antropológico. Pero un aspecto personal que me impresionó sobre la naturaleza
del lugar y que me dio para reflexionar mucho, es que al principio del viaje, durante los primeros días en la isla de Vancouver (la más transitada por otros barcos), aunque veía muchos animales ellos huían de mí rápidamente, en cambio, al final del viaje, ya en Alaska, los animales “pasaban” de mí o yo pasaba desapercibido entre ellos, ya que se me acercaban mucho e incluso llegaron a interactuar conmigo, como si fuera uno más de ellos. Sinceramente me llegué a sentir un animal salvaje, una sensación que nunca había sentido jamás! También quedé muy deslumbrado por la magnitud de los glaciares que visité y que descienden hasta el mar dejando grandes icebergs a flote entre un paisaje agreste y erosionado. Palear en un pequeño kayak de 5 metros de color naranja, en solitario, entre esos bloques de hielo de colores blancos y azules eléctricos y escuchando el crujir del glaciar, transmitía muchas sensaciones diferentes a la vez.
Utilicé mucho comida enlatada, ya que en esos países es fácil encontrar de buena calidad y variedad. Usaba mí hornillo Primus y me calentaba mí ración de comida (pasta, carne, verduras, sopas) y me aseguraba de comer fruta que pudiera almacenar dentro el kayak sin que se deteriore, para así garantizarme que comía minerales y vitaminas cada día. Este creo que fue uno de los secretos para no enfermar nunca, la buena alimentación. También, lógicamente usé muchos tentempiés para ir recuperando las energías durante las exhaustas jornadas de paleo: chocolate, frutos secos, pan de molde y alguna golosina. Cada diez días encontraba un pequeño puerto donde podía repostar mis necesidades y almacenaba la comida para la siguiente sección sin pueblos. El agua la conseguía de los muchos ríos y cascadas que encontraba cada día, eso sí, con previa desinfección con pastillas potables.
Utilicé un kayak Rotomod Ysakde poco más de 5 metros con tres compartimientos estancos para guardar todo mí material y comida. Tenía incorporado un timón para controlar mejor la dirección. El kayak era de plástico para resistir mejor los golpes y no tener que preocuparme con reparaciones.
La película “Paddling To Alaska” el film de Rai Puig se producirá desde www.paddlingtoalska.com donde se enlaza con una plataforma “crowfunfing” para hacer donaciones para crear la película a cambio de interesantes contraprestaciones. La campaña de receptación de fondos comenzará el 1 de Noviembre y durará sólo 40 días.
Llevaba equipo de campamento (tienda, bolsa de dormir, esterilla) marca Ferrino, equipo de cocina marca Primus, ropa seca para montaña marca Marmot, traje seco (indispensable!) y accesorios para el agua marca Kokatat y como elemento de seguridad una comunicador satelital con GPS que tenía doble función; para que la gente de confianza me pudiera seguir a través de un mapa en todo momento como también para usarlo en caso de una emergencia y necesitar ayuda. Por otro lado, llevaba siempre conmigo un equipo de cámaras de filmaciones con sus baterías para registrar el día a día.
Sí, junto a la productora Together Studio estamos trabajando con la realización de un documental resumiendo lo que ha significado esta aventura de más de tres meses. Será una película en formato profesional para presentar en proyecciones, exposiciones, simposios de kayak, y festivales de cine de aventura. La idea es tenerlo listo para Febrero del 2015. Para costearnos los gastos de la producción necesitamos de la ayuda de gente que esté interesada en este proyecto y les guste el cine documental de deporte o naturaleza. Entrando en esta página www.paddlingtoalaska.com se puede uno convertir en mecenas a cambio de interesantes contraprestaciones para cada uno de ellos.
www.rocroi.es que es una distribuidora de material de kayak y rafting muy importante en Europa, y que también lidera diferentes centros de actividades de aventura en España. Colabora estrechamente con la actividad “Upsala Kayak Experience” que se realiza en El Calafate (Argentina) (www.vivapatagonia.com)
Lo que me ha dejado este viaje es que vivimos en un Planeta extraordinario, del cual todos sabemos de sobras que se siente amenazado por muchos peligros y por tanto lo debemos cuidar al máximo siguiendo la premisa de “piensa globalmente, actúa localmente”. Pero también pienso, no solo basta en cuidarlo, hay que viajar por el mundo tanto como podamos, porque si la gente no viaja y ve cosas nuevas nunca seremos consientes de la importancia de protegerlo. Hay que motivar a la gente, a conocer, a respetar y a ser conscientes de la importancia de los recursos naturales y como todo está conectado. A veces, no es necesario viajar al otro lado del mundo para conocerlo mejor, sino que seguro que cerca de tu casa hay lugares o parajes todavía rodeados de una bonita naturaleza de donde aprender de ella. Éste es el motivo que me ha hecho tomar la decisión de intentar hacer una pequeña pero importante contribución económica a Greenpeace España para ayudar en campañas de protección del océano. La recaudación de estos fondos solidarios se hará mediante la venta de unos calendarios con las 12 mejores fotos de la expedición, los cuales se pueden obtener comprándolo en una de la próxima proyecciones del documental que anunciaremos a través de la página de Facebook de la expedición www.facebook.com/paddlingtoalaska). Al menos yo, sé que éste no será mí último viaje en kayak explorando el mundo!
l canadiense de 26 años es un apasionado de la vida al aire libre, luego de terminar sus estudios trabajó en granjas orgánicas al norte de Canadá, antes de enamorarse de la pequeña Isla Hornby, en la costa del Pacífico norte. Una verdadera comunidad, donde la gente se conoce entre sí, la isla tiene solo un pequeño poblado con pocos habitantes. La atracción de la isla son sus acantilados que dan a mar abierto con una naturaleza salvaje con mucho viento. Las formaciones de arenisca son únicas. Jordan tiene una empresa de jardinería y aprovecha el tiempo libre para hacer caminatas. Ese día fue a un lugar remoto al oeste de la isla, tomaría unas fotos y regresaría a almorzar. Estaba soleado pero el clima venía raro así que decidió llevar un abrigo de lana extra, preparó un poco de té y metió todo en la mochila. En lugar de seguir el sendero prefirió hacer campo traviesa, abriendo su propio camino. Atravesó troncos, hizo un par de subidas, todo lo que le gustaba hacer habitualmente. Media hora después Jordan llegó a la costa, nueve metros abajo estaba la inaccesible Playa Mushroom. El camino hasta la playa es peligroso, es difícil bajar, al ser empinado la gente no se acerca, así que es muy asilado. Alguien había atado una soga a la base de un árbol cerca de la cima para ayudarse a bajar. Tomó la soga y bajó en un lugar muy escarpado. Jordan sabía que la única vía de escape de allí era volver a subir. La temporada de vacaciones había terminado hacía unas semanas, así que tenía todo el lugar para él solo. Lo único que había era un refugio en la playa muy lindo que fotografió, leyó una National Geographic por una hora y siguió sacando fotos. La isla era famosa por sus piedras de
arenisca, que estaban al norte, parte de su trekking fue para sacar fotos a esas piedras. Luego de sacarle de todos los ángulos a nivel del piso, comenzó a buscar un mirador, el acantilado daba toda la vuelta y vio una saliente que le pareció un buen punto para sacar fotos donde se veía la isla Vancouver por el horizonte. Fue allí donde decidió dejar la cámara con la mochila e ir hacia arriba, a la saliente, y si le parecía buena la toma bajaría a buscar el equipo. Subió por un lugar muy peligroso, cuanto más ascendía más vertical se ponía el acantilado. Para llegar a la saliente tenía que pasar por un lugar casi imposible; pensó en abandonar, ya que estaba a mucha altura, pero decidió dar un paso más. Quería llegar a esa saliente. En el momento que estiró el brazo para meterlo en una ranura, pensó que era la única vía para pasar, pero cuando llegó a tomar la roca ésta se partió, tenía los pies sobre la saliente pero no hacía equilibrio. Vio caer la roca y contó para el mismo 5 largos
segundos, seguido caería su cuerpo. Supo que no mantendría el equilibrio y seguido a eso tuvo la sensación como si estuviera en una montaña rusa, la adrenalina se disparó en ese momento, sabía que sería algo grave. Cuando comenzó a caer desde los nueve metros el tiempo comenzó a ir más lento, parecía que se detenía, eso fue lo más subreal de la caída, pero la gravedad volvió a acelerar todo de inmediato. De repente estaba en el suelo, al abrir los ojos lo primero que observó fue el cielo azul y la saliente de donde había caído, podía sentir que había sufrido un gran impacto, le dolía mucho la cabeza pero se sorprendió al darse cuenta que estaba vivo. Atinó a revisarse la cabeza, no se tocó nada roto, así que se alegró unos segundos, luego pensó que se podría haber roto la columna. Durante 5 minutos tomó coraje para intentar mover los dedos, por fin vio a través de sus piernas las puntas de sus botas moverse, doble alegría. Luego de eso le quedaba analizar el resto del
cuerpo a ver en que estado se encontraba. Al intentarse dar vuelta, ya que estaba boca arriba, sintió que dos huesos se rozaban entre si y un intenso dolor surgió desde las entrañas. Sintió un crujido, estaba transpirado por el dolor y por el impacto. Giró y se tocó la cadera, no era una simple quebradura, donde antes había huesos lisos había trozos sueltos que se tocaban entre sí y estaban presionando la piel. La caída había destrozado por completo la pelvis de Jordan, era una terrible lesión que le había separado por completo la pierna derecha del resto del cuerpo. Pararse no era posible, intentó darse vuelta para arrastrarse y el dolor casi lo desmaya, no pudo hacerlo, encima había dejado su teléfono celular arriba de la camioneta. Vivía solo así que nadie lo buscaría, Jordan estaba completamente solo. Sabía que no podría contar con ayuda externa, así que al pasar unas horas de la caída, se puso como meta llegar a un lugar cercano
donde había madera para encender un fuego y pasar la noche, en esa época del año las noches son bastantes frías. Pero el primer paso a la hora de haberse caído era arrastrarse 90 metros hacia la mochila, primero tuvo que darse vuelta, tarea que fue una pesadilla al tener la pelvis rota. Apenas lo intenta el dolor lo desgarraba literalmente, porque cada intento los huesos rotos le rompían más los músculos y nervios, los 90 metros parecían 90 kilómetros para Jordan. Luego de dos horas en el mismo lugar recordó que en las películas la gente que sufre mucho dolor muerde cosas para poder superarlo, así fue que se sacó el cinturón y comenzó a morderlo. Eso le hizo pensar en otra cosa y así avanzar un par de metros, pero el terreno, al estar en un acantilado rocoso, le ofrecía muchos obstáculos, desde rocas del tamaño de un sofá, pasando por rocas del tamaño de un auto hasta rocas del tamaño de un monoambiente. Estaba a solo 45 cm del piso así que Jordan no podía observar lo que había detrás de cada roca, todo se transformó en un paisaje que conspiraba en contra de su vida, era muy frustrante avanzar algunos centímetros y tener que desandarlos porque no se podía pasar. Luego de dos horas había avanzado treinta
metros, no estaba ni a la mitad de camino de la mochila. Muy cansado descubrió algo terrible, la marea comenzó a subir y estaba a muy pocos metros de distancia. Sabía que estaba por debajo de la marca de la marea alta si no se alejaba de allí en el agua no duraría ni 5 minutos. Oía chocar las olas contra la roca que estaba a menos de un metro de donde él estaba, pensaba que no lo iba a lograr, seguro que por el miedo a ahogarse se mentalizó y cuatro horas después del accidente y ya casi caída la noche llegaba a su mochila que estaba en un punto más alto. En condiciones normales lo que le había llevado cuatro horas hubiese tardado menos de un minuto, la recompensa fue un sorbo de té caliente, un saco de lana que le ayudaría pasar la noche. La temperatura comenzó a bajar a medida que se adentraba la noche, intentaba dormir pero cada vez que se dormía soñaba que se caía del acantilado, fue una noche larga. A las 7 y 20 de la mañana del segundo día habían pasado 18 horas de la caída, Jordan sabía que nadie lo podría encontrar porque en esa época del año era raro que vaya gente. Pero el ánimo al amanecer le cambió porque sabía
La arenisca es una categoría de roca a partir de sedimentos. Las partículas de sedimento son clastos, o piezas, de minerales y fragmentos de roca, por lo que la piedra arenisca es una roca sedimentaria clástica de grano medio. Se compone en su mayoría de arena de entre 1/16 milímetros y 2 mm de tamaño (el limo es más fino y la grava es más gruesa). La Arenisca puede incluir material más finos y más gruesos y aún así ser llamada piedra arenisca, pero si incluye más de 30 por ciento de los granos de grava, o cantos rodados en conglomerado o brecha, es llamada rudites. Arenisca tiene dos tipos diferentes de material en ella, además de las partículas de sedimento: matriz y cemento. Matriz es el material de grano fino (limo y arcilla) que estaba en el sedimento junto con la arena mientras que el cemento es la materia mineral, introducido más tarde, que se une al sedimento en roca.
que podía empezar a moverse, tendría que ir al sector de la playa que tenía piedras chiquitas lugar donde estaba el refugio hecho con maderas, tendría la posibilidad de prender un fuego para intentar hacer señales con el humo. Pero estaba a 465 metros, muchísima distancia por sus condiciones, supuso que colocándose el cinturón en el pie derecho y tirando para traccionarlo le costaría menos desplazarse. Este sistema, al mantener la pelvis más quieta, le permitió desplazarse al doble de velocidad, esta nueva técnica le dio esperanza, la única contra era que las piedras al ser de arenisca era como desplazarse sobre papel de lija., lo que provocó que la piel de las manos se le lastimara, dejándole los dedos expuestos en carne viva. También las piernas sufrían el mismo efecto, los pantalones se le rompían y llegaba a rozarle la piel. Cada metro que ganaba, se lastimaba más. A 26 horas de la caída y con el sol del mediodía, Jordan al no poder cubrirse comenzó a deshidratarse, ya no tenía más té y rodeado de agua salada no tenía opción. Bebió un poco de agua de los charcos que se formaban arriba de las piedras. Y comenzó a deslizarse por dentro de esto, por un lado era más sencillo pero el dolor de las heridas al estar en contacto con el agua salada era insoportable. Las heridas internas de Jordan comenzaban a hacerse sentir, le hacían doler la cabeza y le producían que la visión sea borrosa, pero en un momento pudo divisar un movimiento entre las olas, por la forma era un kayak!!!. Gritó lo más fuerte que pudo y agitaba uno de sus brazos con toda la energía posible. Luego de un rato se dio cuenta de lo peor, no era una embarcación sino una roca que sobresalía de otra. Jordan estaba a mitad de camino de la playa cuando el clima cambió de repente, comenzó a llover, estaba empapado, tenía que llegar al refugio por lo menos para cubrirse de la lluvia, porque con cada gota que caía se le esfumaba la idea de hacer señales de humo. Hora a hora, paso a paso, luego de 30 horas de haberse caído, en su segundo día en la playa, Jordan llegó al refugio. Estaba anocheciendo y todo estaba muy húmedo, al menos tenía protección para pasar la noche, si bien no era
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La Isla Hornby es una de las Islas del Golfo Septentrionales, se encuentra en el Estrecho de Georgia, entre la Isla de Vancouver y la costa pacífico de la Columbia Británica, Canadá. En ella reside una pequeña comunidad de 1074 habitantes según el censo de 2011. Durante la guerra de Vietnam fue un lugar de refugio para los insumisos estadounidenses. Mucha de esa gente aún vive en la isla. En los últimos años se ha convertido en un destino turístico cuadriplicando su población en los meses estivales. Hay un ferry que conecta la isla con la Isla Denman y la Isla de Vancouver.
impermeable ni protegía demasiado del viento era como un hotel para Jordan. No había forma de secarse, se quedó con la ropa mojada y se acurrucó en forma fetal para no peder el calor. Podría sufrir de hipotermia y sumando una descompostura por beber agua salada podría morir. Pensaba mucho en su familia, se imaginaba a su hermano y sus padres enterándose la noticia de su muerte. Amaneció el tercer día, hacía 40 horas que había caído. Sabía que si quería sobrevivir tenía que subir el acantilado. Le había sido difícil bajar en condiciones normales, subir en estas condiciones sería imposible. Tenía que obtener ayuda o moriría. Debía subir 9 metros desde el borde del acantilado, tenía que confiar en la fuerza de sus brazos para subir por la cuerda. En lugar de manos tenía hamburguesas, minuciosamente elegía las rocas para tomarse, una mala decisión derivaría en otra caída y su cuerpo no lo resistiría. Pero poco a poca fue subiendo y cuando estaba a unos 3 metros de llegar la soga se desprendió del árbol, por suerte se había tomado de una roca y eso evitó otra caída. Los brazos no le daban más, no podía hacer movimientos torpes porque sería el final, centímetro a centímetro con nada de fuerza en sus brazos, tomándose de los pastos, llegó a la cima, tenía lesiones por todo el cuerpo, estaba
muy herido. El agotamiento era tan grande que estuvo tirado por 20 minutos sin moverse, habían pasado 48 horas de la caída. En dos días recorrió 550 metros, estaba a un pequeño paso de sobrevivir, tenía que recorrer 1500 metros de un camino de tierra. En tramos de 10 pasos se iba poniendo metas, descanaba 6 segundos y seguía otros 10 pasos o mejor dicho 10 arrastres de brazos. A punto de desvanecerse y muy deshidratado Jordan recorrió por 6 horas el camino hacia la salvación. Mientras anochecía se arrastró hasta una mesa de picnic, que estaba en un bosque. Su salud empeoraba a medida que pasaban las horas y perdía las fuerzas hora tras hora. Amaneció en su cuarto día, hacía 65 horas que había caído del barranco, su plan era poder acercarse a un lugar donde alguien lo pudiera ver. Le llevó 2 horas y media moverse 18 metros, se movía un metro y medio y descansaba 10 o 15 minutos. La realidad física le había ganado y la cabeza no le ayudaba para nada. En un paso que estuvo despierto oyó un ruido, al despabilarse se dio cuenta que eran voces, gritos; vociferó lo más fuerte que pudo para llamar la atención de las personas que pasaban por allí. Pero los susurros de ayuda fueron desvaneciéndose como las voces se fueron alejando, quería retomar
conciencia pero los sueños y la realidad se le mezclaban. Volvió a escuchar voces, pero esta vez entre los susurros pudo ver a lo lejos camperas de colores pasando entre los árboles. Pero se alejaban, los últimos dos del grupos estaban ya casi por desaparecer y en un instante una mujer con un piloto naranja que iba atrás de todo se frenó y como en cámara lenta giró la cabeza hacia Jordan. Empezó a girar la cabeza hacia alrededor y se volvió en dirección a él y lo miró. Jordan sintió el alivio que jamás había percibido. Corrieron hacia él e inmediatamente lo asistieron. Curaron el páncreas, las hemorragias y las heridas. En una serie de operaciones rearmaron la pelvis destrozada con tornillos de titanio de 12cm. También necesitó injertos de piel en las piernas y manos. Se recuperó por completo y vive cada día como si fuera el último. Vivimos sabiendo con certeza que moriremos, pero no sabemos ni cuándo, ni cómo, lo único que podemos elegir es qué hacer con el tiempo que tenemos y eso no hay que desperdiciarlo ni siquiera un poco.
l nuevo proyecto de vídeo de Danny MacAskill obligó a nuestro rider especialista en trial a salirse de la zona de pruebas callejeras para adentrarse en las montañas. Para empezar, tuvo que cambiar su bici de trial tradicional por una de mountain bike con suspensión completa. El lugar elegido fue la isla de Skye, precisamente donde él nació y se crió. Recorrió una senda épica, la cresta de los montes Cuillin, un filo de piedra con picadas abruptas que se diluyen en el mar. Terreno rocoso y muy técnico, con piedritas sueltas, grandes bloques, desfiladeros al borde del abismo, acantilados muy expuestos, un recorrido al filo de lo imposible, que exigió al máximo las legendarias habilidades de Danny sobre la bici. Además de recorrer la cresta de los Cuillin, Danny hizo realidad un viejo sueño, del que ahora podremos disfrutar gracias a la ayuda del realizador Stu Thompson y sus colegas de Cut Media. El video “The Ridge” con una duración de un poco más de 7 minutos ya superó las 20 millones de visitas.
Giselle Ojeda y Javier Salas salieron hace dos años a recorrer el mundo en bici, proyecto que le llevará dos décadas. Estos “viajeros de los vientos”, como se hacen llamar han recorrido gran parte de Sudamérica y en esta oportunidad nos han enviado un relato del paso fronterizo Agua Negra a casi 4800 metros sobre el nivel del mar.
na de las cosas más importantes que debemos tener en cuenta es el agua potable, porque además del calor y el sol abrasador, en bicicleta lleva más tiempo llegar a destino, con lo cual con la transpiración y el ejercicio se pierde una cantidad importante de agua y si no es un lugar muy poblado debés cargar con tus cosas por lo menos 12 litros de agua cada uno, para cocinar, y no caer en la deshidratación que según muchos es lenta, pero la experiencia personal nos mostró que en apenas horas podes quedar deshidratado y pasarla muy mal. Con respecto a la comida también hay que tomar ciertos recaudos. Sabés que en una travesía de esta índole tal vez pasen varios días sin poder comprar alimento, así que lo tenés que tener presente todo el tiempo. El agua la llevamos en botellas pet sobre los carros y las envolvemos en varias capas con tela de algodón que mojamos al mismo tiempo que la cargamos, para mantener el agua relativamente fresca y les recomiendo la idea ya funciona muy bien. Durante el paso a puro pedal por la capital de Chile, nos encontramos con nuestros amigos de Northland Chile que nos abrigaron, dándonos equipo para el próximo cruce y los colaboradores de Shimano que nos ajustaron el equipo. Y ahí mismo nos cruzamos con varias agrupaciones que llevan adelante políticas desde su lugar a favor de la bicicleta, y que están generando un cambio de conciencia no solo en la ciudadanía sino en los gobernantes que son en definitiva los que tienen que
poner en acción los proyectos que mejoren nuestro paso por esta vida. Salimos camino al Paso de Agua Negra en la cuarta región, recorriendo la costa. Valparaíso y Viña del Mar nos dejaron sin palabras, por su encanto tan particular. Desde ahí hasta La Ligua el camino fue más exigente con nuestras piernas, debido a ciertas cuestas que nos llevaron a un ascenso lento, duro pero con un final feliz lleno de sonrisas y emociones en el cansancio. Donde el camión casi no puede ascender, va a la par tuya pero él al ritmo de un motor, mientras vos llevás en tu respiración y piernas el ritmo que sentís salir de tu pecho, el ritmo de tu corazón que te lleva a hacer cosas cada vez más increíbles y soñadas. La Ligua tiene uno de los dulces (facturas) más ricos de la zona así que después de una noche fría, nos despertó la amabilidad junto a la cordialidad Chilena con un desayuno digno de reyes hecho con mucho cariño. Partimos ya rumbo a Los Vilos. Una ruta con una banquina excelente para poder tolerar las subidas tan empinadas, y las bajadas tan inestables, que gracias a la bicicleta y el tráiler pudimos sortear aun con tantos camiones y viento que te llevan a tener un control total de la velocidad. Es ahí donde te das cuenta que saber la técnica y la manera de pedalear en la ruta es importante. El camino se volvió un gran tobogán donde las bajadas y las subidas hacen mucho más divertido tu pedaleo. Fueron más de 5 horas de subidas y bajadas, esforzándonos por lograr el mayor envión y pedalear en ascenso sin tanto esfuerzo. El paisaje cambia de un momento a otro, pasas de un camino costero a sentirte rodeado de cactus, casi desértico y al fondo detrás de la bruma se ve el mar Pacífico, ese gran compañero
que fue testigo y todavía lo es de nuestro paso por Chile. Llegamos a Los Vilos haciéndonos amigos de algunos habitantes del lugar, y nos quedamos un par de días aprovechando a descansar y dejar pasar el temporal que nos dio la bienvenida con lluvia la noche anterior. Desde allí hasta Coquimbo. La llegada a esta ciudad nos dejó sin palabras, después de la cuesta que rodea el cerro que oculta tanta belleza, se abrió ante nosotros ya con sus luces nocturnas una de las ciudades más imponentes que conocimos en esta vuelta al mundo. Llegando a la IV región tuvimos la peor noticia: debido a una de las nevadas más copiosas que cayeron, no podíamos hacer el cruce ya que con la primera nevada, se cierra la temporada y allí estábamos en La Serena y con ganas de seguir, asique partimos camino a Valle
del Elqui un lugar místico súper recomendado por todos los amigos chilenos que por cierto, no se equivocaron.
Pasamos varios meses en valle del Elqui. Allí se vive un micro clima, solo llueve 4 o 5 días al año y solo si la bruma del Pacífico es demasiado densa llega hasta los más de 2400 msnm. Se sale desde Vicuña en ascenso pero en vez de continuar en línea recta hacia la cordillera, doblamos a la derecha y nos dedicamos a descubrir de uno de los tres valles que corta de manera perpendicular el país y es increíblemente hermoso. Picos únicos que a cada curva van abriéndose, mostrándote la maravilla de la naturaleza,
viñedos, paltas desde una base de los 1600 mts. de altura. Además de hacernos de muchísimos amigos con una invitación a pasar unos días en un hostel del lugar, fuimos a conocer uno de los puntos más altos del valle “Cuna del Indio” donde un grupo de personas junto con la ayuda de un suizo, amante de la escalada, estaban armando una comunidad, basando todas sus técnicas de construcción en la sustentabilidad como la de súper adobe, que son una especie de domos que no llevan cemento, entre otras cosas. Así que en medio de la cordillera pasamos los meses de invierno y hasta nos casamos allí cobijados por los picos más impresionantes, los cuales caminamos, exploramos y nos hicieron pasar de una forma única la temporada invernal. Ellos fueron testigos de nuestro casamiento en unos de los rituales más antiguos de los que se tienen conocimiento, pero eso es otra historia. El frío se hacía sentir, hubo días en que prácticamente no podíamos salir de la carpa sino prendíamos fogatas desde primeras horas de la mañana y contábamos con madera gracias a la cantidad de viñedos abandonados que se encuentran en la zona, bajando los fines de semana para buscar víveres y comunicarnos. Ya abierto el paso salimos rumbo a nuestro cruce más esperado hacia el norte de la provincia de San Juan en Argentina, “El Paso de Agua Negra”. Este paso es uno de los más altos que ha quedado unos 4800msnm. Sabíamos y teníamos un poco de ansiedad por realizar el cruce, por un lado porque es, según muchos viajeros, es el más lindo de todos. También es encontrar la imponencia de la montaña en la más profunda soledad, ya que al tener 150 km de consolidado y no tener infraestructura suficiente como otros, no se utiliza de una manera comercial y se cierra a partir de la primera nevada, que nunca es antes de Abril. Comenzamos el ascenso con mucha expectativa y bastante preparados, llevábamos alimento para varios días y mucho abrigo. La idea era poder disfrutar de la experiencia de verte como ciclista frente a la imponencia de la
columna ver tebral del planeta, por un paso que es usado como cruce desde 6000 AC. La ilusión por hacer cumbre y las montañas comienzan a invitarte a ir por más y tu espíritu entra en contacto con lo más profundo de la naturaleza donde tu bicicleta se hace uno con tu corazón. A medida que vas adentrándote vas comprendiendo las historias que los senderistas chilenos te cuentan acerca de p e d i r permiso a la
montaña para cruzarla, de porque pueblos ancestrales como “Los Incas” eligieron ciertas cimas para enterrar allí a guardianes que vigilen de cualquier peligro, y esa vibración se hace parte de vos. No te queda más que rendirte a su encanto y confiar, que sin un espíritu valiente y humilde no vas a poder conocerla, al menos no como solo algunos pueden conocerla y descubrirla. Ese era el espíritu que llevábamos, el de encontrarnos con nosotros y vernos a través de sus ojos. El río que te acompaña durante todo el recorrido hasta la aduana no es potable, ya que del lado chileno hay muchas minas y contaminan el único río que desciende a La Serena obligando a los habitantes a comprar agua. Hasta la aduana hay asfalto muy bueno y al no haber prácticamente tráfico, es ideal para disfrutar de los paisajes que se presentan uno tras otros, con colores, quebradas y un sol que se hace sentir a los 1600 mts. de altura. Cargábamos mucho abrigo y alimento ya que no hay nada después de migraciones, más que alguna casita de pastores que solo en verano llevan a sus cabras a pastar. Cargamos agua en el único chorrito que se distingue desde donde se carga el agua potable para la ciudad entera y casi sin preguntar nos ofrecieron acampar allí esa noche. Fue una buena idea porque apenas se oscureció la temperatura nos recordó dónde estábamos. La llegada a la aduana es casi un poema, el
río se abre a nuestros ojos y el viento a favor que viene desde el Océano Pacífico te da el empujoncito extra. Un par de autos que nos detuvieron para saludar nos comentaron acerca del estado del ripio que comienza pasando la aduana. El trámite rapidísimo, la amabilidad de ellos increíble pero la gravilla (se utiliza para consolidar el camino) es muy dura para poder pedalear. Alrededor de los 20 km que avanzamos ya nos encontramos con los primeros hombres que estaban trabajando en la construcción de la ruta, ya que se tiene previsto que desde la “Llanura de las liebres” hasta la “Quebrada del Agua Negra” se realice un corredor Bioceánico, apenas a unos 3500 mnsm y ya no se harán cortes por nevadas, ni tormentas. Este corredor unirá a la ciudad de Porto Alegre y la ciudad de San Juan con el puerto de “La Serena” en el Pacífico. Al terminar esos kilómetros todo se vuelve mágico, se pasa por “La Laguna”, un lugar único donde en el centro de la cordillera se esconde una Laguna a unos 3400 msnm, su color es turquesa y donde junto a un amigo viajero que nos cruzamos decidimos acampar. Al finalizar se podía divisar el violeta vivo, los minerales hacían un deleite para los sentidos pero el frío no da tregua asique apenas baja el sol es necesario armar campamento cargar agua y comer todo dentro de la carpa porque por las noches se congela y uno debe obligarse tanto a comer como a hidratarse, aún cuando la falta de
DESDE ALLI HASTA NAIROBI
oxígeno y el cansancio parezcan más importantes. Armamos un fogón por la mañana, con 10 grados bajo cero según nuestro termómetro, en una casa de piedra abandonada esperando que saliera el sol y así poder armar equipo para seguir adelante. Ese día fue fantástico, nos cruzamos con otros viajeros en bici y en moto que llegan hasta la cima y vuelven, además de vivir por horas el desgaste del ascenso que sin bien no fue, en esta parte tan duro, no se detiene . Desde allí comenzamos a ver los glaciares más cerca y las vertientes se hacían más frecuentes aunque la puna al pasar por ciertos valles nos ponía en guardia junto con la caída del sol. El paso se hace más lento cuando llevás
carga como nosotros y después de ciertas horas pedaleando aunque saques fotos y disfrutes, el cansancio y la falta de oxígeno, más el desgaste mental del constante ascenso nos puso en Jaque, a Giselle fue la que más le afectó asique decidimos esperar hacer cumbre al día siguiente y buscar un punto de descanso. Algunas nubes nos asustaron, pero lo más peligroso fue el derrumbe que tapó el camino que al día siguiente deberíamos tomar como única alternativa. Muchos de estas montañas son glaciares cubiertos, debido al calentamiento global entre otras cosas se comienzan a derretir y al pasar rodeándolos en un caracol, uno siente el sonido de ríos subterráneos que debilitan su estructura, de hecho ese es uno de los motivos por los cuales
(aunque no el único) se plantea el túnel Bioceánico. Lo triste es que además de dejar el mantenimiento del camino, con su construcción, nos perderemos la vista de esos glaciares, colores y mística de ese lugar. Al día siguiente ya la gente de vialidad chilena estaba abriendo el paso y con la suerte de nuestro lado partimos, digo con la suerte, porque apenas logramos pasar arrastrando las bicis y el equipo por esa parte del camino, este se derrumbo nuevamente. Justo unos minutos después de nuestro paso, obligando a vialidad a retirarse del lugar por la avería de equipo debido a las piedras grandes que les cayeron encima. Pero ya estábamos cerca y, apenas ascendimos un kilometro, se terminó la puna y le dimos con todo.
El momento de hacer cumbre fue fabuloso y lleno de adrenalina, el último valle en el que hicimos noche nos hizo sufrir la falta de oxígeno, además de sentir durante toda la noche el ruido de derrumbes que tapaban el camino. Cuando llega el momento de la cumbre estas frente a sentimientos encontrados. Como en toda aventura porque aunque ya estábamos con la comida justa y agotados mentalmente pensando en llegar, no queríamos que se termine. Una de las razones por la que tomamos la decisión de hacerlo en varios días fue la de vivirlo a consciencia y no como un camino hacia, sino como la meta en si. Si bien viajar en bici es diferente para cada uno y cada ciclo viajero tiene su percepción sobre las cosas, igual que en la vida de todos, hay puntos comunes que nos gustan , tiene más que ver con el despertar de uno mismo, los desafíos tanto físicos como emocionales hacen de la bici un vehículo para viajar único.
Porque como lo contamos siempre, la permeabilidad que te da el ritmo lento, la necesidad del otro para abastecerte de alimento, agua o simplemente compañía te devuelve a la humildad y te saca de la mentira de la independencia de la urbanidad, donde en realidad vivís una falsa libertad. Porque abrir la canilla y que salga agua potable no te libera de la necesidad de tomar agua te esclaviza al que te la da, pero al estar tan inmerso en tus reflejos de los problemas diarios ya no lo ves, perdes la perspectiva y hasta un cierto punto tal vez, crees que no necesitas de nada, ni de nadie. Y ahí es donde viajar en bici te enseña que aceptar ayuda también es un aprendizaje difícil, el saber que estas solo, aun viajando de a dos, porque cada uno debe pedalear y acompañar para no ser una carga y a la vez ser apoyo, en los momentos complicados, debe ser consciente. La cordillera nos puso en evidencia que somos parte de un todo, que no estamos separados que una casa, ni una abultada cuenta pueden asegurarte nada. Que no hay lugar donde esconderse así que es mejor dejar de tener miedo y avanzar. Siempre avanzar y darse la oportunidad de ser.
Más de 10000 km recorridos en Argentina con la bandera de la promoción de la bicicleta, nos hizo ganar mucha experiencia ya que si bien Argentina tiene una idiosincrasia parecida, cada provincia tiene su identidad muy marcada y con respecto al ciclismo y la movilidad la hacen muy distinta. Cada lugar tiene sus problemas y una manera diferente de encontrar soluciones que bajen el nivel de polución, la
La cabeza sintió un alivio al poder volver a sentir la velocidad en el descenso, pero siempre con cuidado, no solo porque el camino es muy áspero y muy descuidado del lado argentino, sino porque la bicicleta se resiente siempre más en ripio cuando uno baja y es más incontrolable una bici con peso. Desde la altura todo se ve a lo grande, algunas bajadas muy empinadas nos obligaban a bajar despacio, pero el frío que se estaba haciendo sentir nos empujaba a seguir disfrutando de la velocidad, el viento a favor y casi sin pedalear. Acampamos en el primer llano que encontramos y las buenas migas hechas con vialidad chilena, de la que nos hicimos amigos cuando comenzaron a limpiar el camino por los derrumbes, nos estaba esperando del lado argentino, con arroz, papas, sidra y fruta para festejar! Fue muy lindo sentir la calidez de aquellos que tienen a la cordillera como su hogar y sienten la soledad de la altura y además saber que no teníamos que cocinar! Realmente no podríamos decidir qué lado es más fácil en ascenso o descenso, los viajeros que cruzamos en dirección contraria estaban
falta de espacio público y el sedentarismo junto a los siniestros de tránsito que es causante de una cantidad enorme de muerte alrededor de todo el mundo.La bicicleta como vehículo de transporte es la solución a todas esas problemáticas. Será finalmente la decisión personal y de conciencia de cada uno de nosotros la que logre un cambio en el camino de nuestra calidad de vida, la de los nuestros y la de nuestra ciudad.
bastante conformes con el camino y nosotros en la nuestra, es que los paisajes son únicos, desde el lado argentino hay valles que parecen ser de otro planeta y si bien entre una aduana y otra hay muchos kilómetros de ripio, eso pasa a segundo plano cuando no paras de maravillarte de lo que ves. Una aventura dentro de otra y muchas anécdotas más que no pueden escribirse en tan pocas líneas nos transforman a diario, nos enseñan sobre nosotros. Tener tiempo entre una ciudad y otra, es la sal del viaje y te permite meditar sobre quienes somos realmente. La bicicleta te da todo eso y viajar te sirve de espejo, te pone frente a frente con vos mismo, en los ojos de otro por eso la elegimos, entonces la aventura de viajar se convierte en la vida misma. En estos dos años que llevamos recorriendo el mundo, descubrimos que salimos al encuentro con el otro, los paisajes son bellísimos pero anecdóticos frente a las vidas e historias que se hicieron carne en nuestro corazón. Cada kilómetro avanzado, cada almohada ofrecida, cada amigo o enemigo es tu maestro, con sonrisa o sin ella, con cansancio o sin el, siempre miramos a lo lejos, porque como leímos por ahí, “el hombre se pierde así mismo cuando deja de ver el horizonte” .Tal vez sea por eso que a todos nos encandila el atardecer. Un atardecer que siendo siempre distinto, en llanuras montañas u océanos no nos abandona, en todos lados y en ninguno, como el sol que para nuestra pequeña visión es nómade, eterno nómade frente a nuestros ojos o será que es nuestro espejo y que en realidad todos somos viajeros, nómades dando vueltas eternas a su alrededor, en búsqueda de respuestas, para terminar descubriendo que toda ellas están dentro nuestro, allí donde el viaje se hace más cuesta arriba pero a la vez alucinante.
El 24 de agosto hubo record de inscriptos para la fecha y la localía después de 10 años. Con un total de 325 corredores que participaron de la tercera fecha del Rallyserie en Saladillo. na semana antes, el panorama se p r e s e n t a b a d e s fa vo r a b l e . Pa r a entonces, 80 inscriptos y el Transmontaña encima; Pronóstico de 100 mm de lluvia para la semana, tres días de tormentas, cambio de fecha en el último mes (por razones ajenas a la organización)…¿qué otra cosa le puede jugar en contra a una organización que todas las enumeradas? El martes, tomamos coraje y a pesar de todos estos pronósticos desfavorables, decidimos hacer la carrera pase lo que pase!!!!. Miércoles no llovió, jueves tampoco!. El viernes fue día increíble y nos preguntamos si las tormentas serían sobre el fin de semana y/o la carrera. El sábado estábamos en plena etapa de arduo trabajo y preparación. Sin novedades de tormentas, solo la “lluvia” de llamados y
consultas de todos lados. Nuestra predisposición y actitud positiva estaban intactas. La cantidad de llamados que recibimos, nos indicaba que ustedes nos acompañaban en la decisión y nos puso en alerta: “ojo que puede llegar a venir mucha gente”! El sábado a última hora de la noche, antes de irnos a descansar, una información concreta: 260 inscriptos. Una proyección increíble para una fecha que había arrancado tan diferente. Que buena noticia!!! Nos preparamos como mejor sabemos, tratando de estar con los ojos bien abiertos, estacionamiento, comodidad del corredor, buen espacio para los Teams y sus carpas, reforzar la zona de acreditación, contemplar una cantina un poco más abundante. Y consecuentes a todas esas ganas, un domingo frío, amanecer soleado, y pocos
corredores tempraneros. Mientras que en Capital llovía mucho, algunos corredores dudaban a la hora de subir al auto y arrancar para hacer 180 km. Las redes sociales fueron protagonistas de la realidad que vivíamos en Saladillo, arrancando una jornada deportiva impresionante:“la carrera no se suspende por lluvia”. Nos esperaba un día intenso. Los corredores empezaron a llegar a las 9:15 y hasta las 11:15 fue una catarata de vehículos que nuestro staff ordenaron muy prolijamente en el precioso predio de Base de Campamento Cazón. Listos para la largada, charla técnica (breve y concreta para alertar a los corredores de algunos detalles técnicos que debían tener en cuenta a la hora de rodar), el comisario deportivo también muy concreto en su comunicación y todos a la largada.
Caballeros 1° Ortiz Matias 2° Farisano Juan 3° Dilorenzo Jose Luis 4° Caprifoglio Martin 5° Asensos David Damas 1° Beccaglia Marina Soledad 2° Arce Marina 3° Brugnoli Jackie 4° Alsina Claudia Alejandra 5° Fadiga Maria Mercedes
Equipos Total 1° Raleigh 267 2° Go Team Pilar 195 3° Asensos 192 4° Mtb Maschwitz 188 5° Imperial Cord 171
Las distintas categorías ordenadas fueron largando a lo que fue una carrera increíble. Tuvo un desarrollo normal, el viento en los primeros km de carrera hizo lo suyo y separó en pequeños pelotones a todas las categorías que con el correr de tiempo se fueron juntando. En la mitad del recorrido, si bien el viento estaba a favor, la arena hizo lo suyo. El terreno se complicaba y después… entrar en los últimos 4 km mixtos dentro del vivero municipal Holmberg que estaba ideal, verde esmeralda el piso con hojas rojas de fin de invierno, hicieron el deleite de la vista de los corredores (o al menos los que pudieron tener aliento para observar, todo acompañado con el temprano florecer de durazneros y damascos tiñó esa parte del
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circuito con flores rosas y blancas). Y así, la presentación oficial del Imperial Cord, el record de corredores que se hicieron presentes en la línea de largada le dieron a la fecha un colorido y atractivo extra. En caballeros, tuvimos un increíble desarrollo y un más increíble final, con La cobra Di Lorenzo haciendo la punta de la carrera junto a David Asensos y Martín Caprifoglio, arribando a la meta con buen ritmo pero sin saber que Matias Ortiz y Juan Farisano eran los que realmente venían ganado la carrera. En las damas el pelotón de escapadas estuvo formado por Marina Becaglia, Marina Arce y Jackie Brugnoli, durante toda la carrera
definiéndose en los últimos 3000 metros en favor de Marina Becaglia a escasos metros de Marina Arce Un punto aparte, el Campeonato por equipos Push Energy, muy disputado hasta esta fecha con más de 8 equipos con posibilidades de llevarse el premio. Fue así que, en gran número se inscribieron y se hicieron presentes en la línea de largada en busca de este objetivo conjunto. Finalmente el equipo Raleigh fue quien más puntos obtuvo para el Campeonato Push Energy, llevándose la copa de la fecha, seguido por el Go Team Pilar y el team Asensos de Saladillo.
El 18 de octubre Antonio de la Rosa comenzó, la Rames Guyane 2014, la competencia transoceánica a remo en solitario que sigue la ruta de Senegal hasta la Guayana Francesa de 4700 kilómetros en completa autonomía. ntonio de la Rosa se encuentra en el cruce del Atlántico a remo junto a 17 participantes, tras 30 días de travesía (al cierre de esta edición el 8 de noviembre), a pesar de los fuertes vientos en contra, graves contratiempos en su desalinizadora, humedad cercana al 100% y temperaturas altísimas, el aventurero español se ha mostrado fuerte mental y físicamente y las condiciones meteorológicas con vientos moderados favorecieron la navegación en los últimos días. Los inicios de la ruta fueron duros remando 12 horas diarias, sin apenas dormir y comer, únicamente alimentándose con carbohidratos y proteínas líquidas. Los fuertes vientos desde el oeste obligaron al aventurero a derivar su embarcación muy hacia el sur y le mantuvieron pendiente de no derivar hacia la costa africana. “Me he visto obligado a fondear en superficie,
aprovecho para desalinizar agua poco a poco, nadar un ratito para despejar la mente, y limpiar el casco del barco, que va lleno de pececitos por debajo. ¡¡No voy solo!!” declaró Antonio de la Rosa, con su positivismo y ánimo habitual. El viento no ha sido el único contratiempo de los primeros días de la travesía. La desalinizadora se rompió cuando apenas le quedaba agua potable y se encontraba a 100 kilómetros de la costa. Tras fundirse tres fusibles y reemplazarlos por trocitos de alambre, el motor de la máquina seguía moviéndose muy lento. Después de realizar varias llamadas y fallar también la desalinizadora de repuesto manual, tuvo que desmontar las dos, con las trabas que ello conllevó, y remplazar las piezas de una de ellas con las de la otra. El aventurero tardó día y medio en solventar el problema en un habitáculo estanco de un metro cuadrado a 40º de
Rames Guyane es la única regata en el Océano Atlántico que se realiza a remo y en solitario. De gran dificultad, está considerada como el “Everest” de las r utas transoceánicas por sus fuertes corrientes, vientos y olas de más de ocho metros, así como por la exigencia física y mental que requiere la prueba para los competidores. La originalidad de la Rames Guyane radica en que permite a cada remero competir contra ellos mismos y contra el resto de los participantes de la prueba que van en barcos idénticos de ocho metros de largo, siguiendo la misma ruta.
temperatura. Finalmente la máquina funciona, pero Antonio de la Rosa debe tener cuidado, aún quedan mucho días de competición y no le quedan más recursos para resolver una incidencia igual de nuevo. El día a día durante estas 3 semanas ha sido más que entretenido para Antonio que comentaba “En verdad mi intención antes de empezar era la de remar en espacios de 3 horas con descansos de 1 hora, cuatro veces al día, sumando 12 y después a dormir 8 horas, pero como casi siempre, lo de libro no se cumple. Primero, no recuerdo haber dormido seguido en lo que va de travesía más de 3 horas, siempre hay que estar atento. Unas veces me despierta el sonido del radar detector de embarcaciones, hay que asomarse y estos primeros días tan cerca de la costa había muchos de pescadores. Otras veces cualquier ruido en el barco, fuera o dentro, esto
En 2006, la primera Edición de la carrera permitió a 15 personas remar de St. Louis Sénégal a Cayenne (Guayana Francesa) por el Atlántico a lo largo de 2.600 millas náuticas. Desde entonces, ha habido otras dos Ediciones: en 2009, con 22 competidores, entre ellos una mujer, de los que sólo 13 pasaron la línea de meta; y otra en 2012, con 23 participantes, entre ellos una mujer, de la que 15 de ellos consiguieron llegar a la otra orilla del Océano.
del oído sensible es sin duda herencia de mis 14 años trabajando de bombero… una ola más fuerte que el resto, etc… Además, hay que estar pendiente siempre de la dirección del barco y la brújula, y más con los vientos tan cambiantes que hemos tenido estas 3 semanas, parece que ya se estabiliza. Te tumbabas con un viento del norte, decides que el barco derive hacia el suroeste, y a las 3 horas el viento a rolado al Oeste y estas retrocediendo, te levantas y hechas ancla de superficie para desplazarte lo menos posible, difícil acertar, supongo que a los marineros les irá mejor.
Después de 3 semanas, probar, ensayo y error he descubierto que si colocas los 20 kilos de peso que llevo en las 2 garrafas de agua para emergencia que tenia en la parte trasera, delante, el barco me deriva un poquito menos, aproximadamente un 15%, que es bastante, supongo que como llevo delante la pequeña orza de deriva, hunde un poquito más ¿? Supongo… Como menos de la ración diaria que habíamos preparado, aunque ahora empiezo a comer más, nada que ver con Alaska donde tenía hambre cada momento, aquí me fuerzo para comer, con este calor y humedad cuesta, y los
liofilizados después de añadirles el agua casi los dejo enfriar. Estoy remando las mismas horas de noche que de día, y todos los días me doy algún baño para comprobar que no arrastro redes de pescadores, y que mis compis de viaje, los pescaditos siguen ahí. Me va a dar pena hincarle el diente a alguno, je,je, y que el casco aún no tiene moluscos adheridos. La verdad es que la pintura que le dimos antimoluscos está funcionado muy bien, pero ya se empiezan a ver larvas, en unos días habrá que darle una raspadita”
Juan “sin miedo”, como se hace llamar, fue la primera persona en llegar al Polo sur en bici y en solitario con plena autonomía tras 46 días de expedición el 18 de enero de 2014. uan ya hace casi un año que recorrió la Antártida hasta el polo sur en un recorrido que le demando 1150 km desde la Bahía de Hércules (Glaciar Unión) hasta el polo. El deportista español llegó el 18 de enero de 2014 hasta el Polo después de la británica María Leijerstam, cuya expedición sobre un triciclo con apoyo y soporte de vehículos, y que partió desde Leverett Glacier, una ruta más corta de 700 km. El tercer aspirante, el americano Daniel Burton, que empezó 24 horas antes desde el mismo punto que Juan, y que recibió depósitos de provisiones durante el recorrido, alcanzó el Polo Sur 4 días después, el 22 de enero. Desde la comodidad de su casa en Pravia, Asturias, nos comenta “Estoy muy emocionado, muy feliz, fue la culminación de dos años de esfuerzos, en los que solo pensaba poder llegar al polo. Era mi sueño, la ilusión de mi vida, y he podido cumplirla”. Después de 46 días de expedición, 12 jornadas más de lo previsto inicialmente cumplió con la gesta de hacer el recorrido solo y en plena autonomía. “en la Antártida me he encontrado con unas condiciones realmente adversas, bastante atípicas para la época que realicé el recorrido. Demasiados días de nubes bajas y nieblas muy intensas, lo
que dio lugar al temido whiteout, mucho viento con rachas superiores a los 60 km/h en buena parte de las etapas, nevadas y en algunos tramos del recorrido, sobre todo, el inicio y el final, nieve muy blanda, lo que dificultó muchísimo el pedaleo” . Juan, que ha esquiado en aquellas zonas donde le fue imposible pedalear, nos seguía diciendo “es muy importante elegir los medios más eficientes en este tipo de expediciones polares. Sabía previamente que habría zonas muy complicadas en las que sería inviable subir a la bici, por eso elegí llevar esquíes. Era la única forma de garantizar mi avance hacia el Polo teniendo en cuenta mi limitación de tiempos por ser una expedición sin asistencia y sin apoyo de ningún tipo”. La concentración ha sido un factor clave para conseguir llegar al Polo “lo que más me preocupaba eran los posibles errores frutos del cansancio, sobre todo tenía mucha precaución con las manos, porque cualquier problema de congelaciones en ellas, hubiera significado el fin de la expedición”. Para poder emprender el viaje bajo estas condiciones, Juan salió de Hércules Inlet (o Bahía de Hércules) con cerca de 90 kg de peso en su pulka (trineo). Obviamente ese peso se fue
reduciendo conforme avanzó la expedición, pero nunca bajó de los 40 kg. “Obviamente que se nota, llevar una resistencia en esas condiciones te exige un sobre esfuerzo que a la larga te pueden pasar factura”. Entre su equipo, su bicicleta, una bici muy especial diseñada a partir de componentes multimarca para ofrecer el mejor rendimiento sobre este terreno. A este respecto nos decía “aunque he avanzado de forma más lenta de lo esperado, la bici se ha comportado muy bien, con etapas muy duras y difíciles, especialmente sobre los campos de sastruguis (formaciones de nieve similares a las dunas en los desiertos)”. Los promedios de distancia recorrida diarios han estado en torno a los 30km, menos de los que Juan se esperaba “la realidad es que costaba mucho avanzar durante todo el recorrido, no solo por la nieve sino también por las difíciles condiciones de visibilidad que he tenido por el whiteout. La nieve te obliga a bajar mucho la presión de las ruedas, por lo que el avance es lento y cada pedalada te obliga a hacer un esfuerzo brutal”. En cuanto a las dificultades Juan nos decía “he pasado momentos muy complicados, sobre todo, por la escasa comida con la que contaba en las últimas jornadas, pero cada célula de mi cuerpo quería llegar a la meta. Así que la única opción que pasaba era poder escanciar esa botella de sidra en la Latitud 90º”. Juan se ha autofinanciado la expedición, al no haber encontrado marcas o instituciones que hayan podido apoyarle. Nos contaba “la realidad es que es muy difícil encontrar apoyos económicos para este tipo de proyectos. Son deportes minoritarios que muchas veces no encajan en los presupuestos de las grandes marcas. Así que, he tenido que pedir un préstamo para hacer frente a parte de los gastos de la expedición, así como
pedir prestados algunos equipos a compañeros y a mis mentores noruegos. También he recibido el apoyo en especie de algunas marcas, a las que me gustaría agradecer profundamente su colaboración, ya que sin su apuesta tampoco hubiera sido posible esta expedición”. Las marcas que han colaborado con Juan han sido: Suunto, Brynje, Erzia, Alfa, Gmr Marketing, Sentido Común Internet, El Taller del Gps y Plumas Las Cruces.
El 12 de diciembre de 2013, Juan comenzó su viaje en bicicleta al polo sur, partiendo de la base de Bahía de Hércules a las 5 horas. El primer día pedaleo con Nieve blanda lo que le obligó a un esfuerzo descomunal para avanzar y poder arrastrar los más de 80 kg de peso que lleva en su pulka. Se ha encontrado con vientos de cara con rachas superiores a los 50 km/h, y temperaturas cercanas a los -20 grados. Es el recibimiento de la Antártida en las primeras horas de expedición. El segundo día superó a Daniel Burton, el americano que intentaba ser el primer ciclista en llegar al Polo Sur y que había iniciado la expedición 24 horas antes que él. La tercer jornada fue un día complicado con viento rancheado aunque pudo avanzar cerca de 15 km más. Las condiciones de la nieve no le permitían andar sobre la bici. Tenía que ir arrastrándola en la pulka e ir sobre sus esquíes. Al día siguiente avanzó unos 18 km a pesar de la nieve acumulada. Conforme se alejaba de la costa, el frío aumentaba y la sensación térmica por las rachas de viento bajaba los 20° bajo cero. La nieve se fue endureciendo con el
frío, y la posibilidad de subirse a la bici aumentó .La rutina diaria era de 7 horas andando, en esas horas hacía paradas de 10 min. Cada 50 de marcha. Armaba dos veces la carpa, una para comer, y otra para cenar y dormir. Parte de ese tiempo le dedicaba a comunicarse y a enviar fotos. Los vientos fuertes generaban rachas de más de 70km/h hacían que el avance sea lento. Realizando jornadas de 15 km en 10 horas de pedaleo. Hacía tanto frío que un día perdió parte de un diente al intentar comerse una almendra. Cuando se fue acercando al décimo día travesía, el frío, el sol y la ventisca mejoraban las condiciones de la nieve, lo que le acercaba la posibilidad de hacer tramos íntegros pedaleando. Eso significaba avanzar más y acercarse al sueño de ser el primer hombre en llegar sólo y en plena autonomía al Polo Sur sobre su bici. Esto le permitió hacer jornadas de 26 km. Luego de días de buen pedaleo, el tiempo se nubló lo que le dificultó su orientación, no podía distinguir entre el hielo y el horizonte. En esos odias sufrió las primeras congelaciones. El décimo cuarto día Juan decidió parar y descansar debido al mal tiempo y a la intensa niebla. Eso dio lugar al denominado fenómeno del “whiteout” que apenas deja distinguir la línea del horizonte. Estas condiciones complican mucho la navegación y avanzar es extremadamente difícil. Por suerte al día siguiente pudo hacer otros 26 KM con fuertes vientos y mucho frío (-21ºC). El camino siempre sube, con una altura de 911
metros de altitud, ya que el Polo Sur se encuentra a 2.835 metros. No hay grandes rampas, pero la ruta es siempre un falso llano. En las jornadas venideras tendría buen avance. En los siguientes de expedición tuvo tres jornadas increíbles, donde pudo pedalear más de 60Km. El frío endurecía la nieve y le permitía rodar todo el día. Empezó de esta manera a alargar las jornadas, cerca de 10 horas. Esto comentaba ese día “Ya he recorrido un tercio de la distancia al Polo Sur!! Estoy muy contento y satisfecho. Está siendo realmente duro, y estos datos siempre animan. El desgaste está siendo más que notable, pero todavía queda mucho. Trato de medir cada caloría que gasto, porque la voy a necesitar de aquí en adelante. Tengo la sensación de que la verdadera expedición aún no ha comenzado. Lo más duro vendrá después de las montañas Thiel, donde comienza la zona con mayor desnivel, donde hará más frío, y donde la altura va al jugar un papel muy importante. Tengo la sensación de que para llegar al Polo hay que ser más inteligente que fuerte”. Luego del vigésimo día en vísperas de navidad, llegó a hacer 36 Km en un día, pero no podía descuidarse. El americano Burton estaba cerca, y arrastraba menos peso que él, ya que tenía asistencia durante el recorrido. Con más de 500 km recorridos comenzaba la jornada 24, donde realizaría el record de distancia 41 km, en un solo día, a pesar de las malas condiciones por el fenómeno del whiteout. En la mitad, se cruzó con el coche de apoyo de la
británica María Leijerstam, quién había alcanzado el Polo Sur en apenas 10 días de expedición. Había superado el ecuador de la expedición, y ahora la meta quedaba a menos de 600 KM. Juan nos contaba: "la verdadera expedición comienza ahora. No voy a decir que hasta este momento haya sido un aperitivo, pero con toda seguridad era la parte de la expedición más "cómoda". Ahora el tema se empieza a poner serio porque me queda por superar el mayor desnivel y el frío empieza a ser severo". Los próximos dos días recorrió 62KM, en los que el viento antártico ha vuelto a soplar con fuerza. Se encontró con la británica María Leijerstam y su equipo con dos vehículos que ya iban de regreso. La buena noticia es que la huella dejada por esos coches puedo facilitar la orientación y el avance de los próximos días. Al mes del inicio de la travesía Juan pasó año nuevo y superó los 2/3 de la expedición. Se encontraba a menos de 400 Km, fruto del enorme esfuerzo de estos días sobre su bicicleta. El paisaje había cambiado y atravesaba frecuentemente tramos de sastruguis (especie de dunas nieve). Estaba en los 2.000 metros de altitud, lo que suponía un sobre esfuerzo por la densidad del oxígeno y por un frío cada vez más intenso que empezaba a sentirse sensiblemente en sus
manos y pies. Esto le obligaba a estar muy concentrado para no cometer errores. Continuamente revisaba botas y guantes para cuidar sus dedos de posibles congelaciones. El día de reyes en su trigésimo tercer día, luego de hacer jornadas de 30 km, lo tomó de descanso, dadas las malas condiciones de visibilidad con las que se encontró durante todo el día. Tenía pensado retomar al otro día la marcha para completar 11 horas de actividad, recuperar la jornada de descanso e intentar distanciar a Daniel Burton de quien el día anterior pudo ver su tienda. Se encontraban muy cerca, apenas a unos kilómetros de distancia. Por suerte al día siguiente le tocó una jornada de 28km, a pesar del fuerte viento. Rachas superiores a los 70km/h y superando ya los 2.200 metros de altitud. Sensación térmica muy baja, mucha fatiga y otra muela rota, balance de una j o r n a d a mu y d u ra . E n palabras de Juan: "estoy en la latitud 87, las más difícil de todo el recorrido. Tardaré 3 días en supe
rarla, jornadas que se presentan muy muy duras". Continuó las jornadas siguientes contra los elementos en la Latitud 87 grados (24km más). A los ya conocidos sastruguis y los vientos antárticos, se sumaron las grietas en el hielo, uno de los peligros más temidos. Encontró no muy grandes, pero había prevención de de que sean mayores. La meta estaba más cerca, según los últimos cálculos, a unos 290 km. A pesar de todo, estaba convencido de que el Polo no se le escapaba. El día 36 en el tramo final de la expedición sumó 33Km más, lo que lo dejaban a unos 260 Km de la meta. Si las condiciones climáticas se repetían, estaría abandonando, la Latitud 87°, la más dura de todo el recorrido. Entraría entonces al llamado "Plató Antártico", donde se encontrará con un trazado más llano y menos complicado por la desaparición paulatina de sastruguis y grietas. Al día siguiente continuó por el rastro de la huella dejada por los vehículos de María, lo que le facilitó un poco las cosas, pero un principio de congelación leve lo hizo preocupar, pero no le quitó la alegría de estar 30 km menos a la meta. Una jornada fatídica fue la del día 38, "un auténtico infierno" como la describe Juan. La intensa niebla y el desconcertante whiteout, pusieron las cosas muy difíciles para poder seguir avanzando. "Perdí la huella y tuve una sensación horrible de mareo durante todo el día. En esas condiciones tuve que esquiar la mayor
parte del tiempo". Finalmente, pudo avanzar aproximadamente 24 Km más en línea recta, lo que le colocaba esta mañana a 210 Km de la meta. "Hizo muchísimo frío, con una sensación térmica inferior a los -30ºC, que me obligó a parar y montar la tienda un par de veces para calentar mis pies y manos". "Fue horrible, llegué a la noche exhausto y muy preocupado por mis provisiones. Estoy al límite, así que espero que las condiciones mejoren en estos días para poder llegar". Afortunadamente daban mejorías para los días venideros. La Antártida estaba poniendo las cosas fáciles, volvió a enfrentarse al viento antártico, a los bonitos pero complejos sastruguis y al Whiteout, condiciones muy adversas para poder avanzar. Juan se mentalizó para avanzar más horas en cada jornada, unas 12 horas, El Polo estaba poco más de 180 Km, pero el alimento se estaba acabando. Se cumplían 40 días de y a poco más
de 155 km del Polo Sur Juan contaba: "Hola a todos, las cosas aquí están poniéndose complicadas. Son ya 40 días de expedición, y la Antártida presenta su cara más dura. Estoy en el peor de los escenarios posibles: climatología adversa, nieve muy blanda no transformada, y provisiones al límite. En estas condiciones, necesito alargar mucho las jornadas (ayer 13 horas) y con las dificultades que supone pedalear sobre este terreno, he decidido esquiar la mayor parte del tiempo en estos últimos kilómetros. Es mi única garantía de progresar en los promedios de distancia necesarios para no tener que pedir el rescate a la base logística. Es importante mantener la cabeza fría en estos momentos, y dar prioridad a lo realmente importante. Decidí hacer las cosas de una manera, probablemente la más difícil de todas, y ese compromiso hace que tenga que acabar como empecé: sólo, sin apoyo y sin asistencia". Otra jornada dura de 32,5 km. Eso le situaba a 126 KM del Polo Sur antes de iniciar la jornada. Decía "esto es extremadamente duro, pero no se me escapa, en tres jornadas y media llegaré a la meta y se verá recompensado todo el esfuerzo realizado para llegar hasta aquí". A Juan le quedaba tan solo un desayuno completo y una cena, pero tenía algunos sobres de frutos secos y c h o c o l a t e e n p o l vo. Aunque no era la dieta ideal para estar en actividad más de 12 horas al día, le iba a permitir a l i m e n t a r s e d u ra n t e
estos días. En cuanto al agua, las reservas de combustible para el hornillo eran suficientes para seguir derritiendo nieve e hidratarse todo lo necesario. Increíblemente y sin pensarlo estaba a menos de 100 Km. del polo, las malas condiciones lo acompañaron los últimos días, haciendo mucho más duro el final de la expedición y confirmando que está siendo una temporada atípica en el continente austral. Seguía aún la huella cada vez más débil de otros aventureros, sobre una nieve muy blanda, poco transformada. Estaría a dos o tres días del polo y una incidencia con el GPS hizo que desviara su trayectoria al Este. Aún así realizó 29 Km. más, que lo dejaba a 68 Km. Tales eran las dificultades en este último tramo de expedición que el americano Daniel Burton, solo pudo avanzar 5 km. Juan confirmaba que solamente había ingerido la mitad de las calorías que gastó en las 15 horas de ruta que tuvo que hacer. Y que su dieta se basaba en chocolate en polvo mezclado con aceite de girasol y frutos secos. Es la única comida que le quedaba. Muy débil y fatigado por los últimos días de esfuerzo, decidió darse un respiro y bajar el ritmo, porque llevaba varias jornadas durmiendo apenas 4 o 5 horas y sumado a esto una alimentación muy deficiente le obligaron a realizar menos horas. Hizo 8 horas de ruta en las que había avanzado19 Km, dejando el Polo a 48,5 Km. " Y el día había llegado, el 18 de enero de 2014 después de 46 jornadas pasada la 1 de la madrugada, hora española, Juan hizo realidad su sueño: llegar al polo sur en solitario, en plena autonomía y subido a su bici.
El 5 de octubre con un espectacular marco de corredores en un día maravilloso en La Patagonia, se llevó a cabo la 4ta Edición de esta carrera. Más de 130 equipos de 5 integrantes se animaron a desafiar los 100km en Categoría Pro y unos 30 equipos, a su vez, lo hicieron en Categoría Amateur de 50 km. En la nota Cristina Krisciunas nos cuenta su experiencia en la nueva modalidad 10 k. ace once años comencé a disfrutar de diferentes formatos de carreras de aventura, corriendo en pareja, individual, en trío, con bici, con canoa, en la arena, playa, bosques, arroyos, costa ribereña, suelo pantanoso, en fin…de todo un poco y con todo un poco, que hizo que participar de una carrera se transforme en algo único con muchas anécdotas cada una de ellas y conociendo mucha, mucha gente con la misma locura y lo mejor, haciendo amigos. Cuando hace unos meses leí “Hi-tec 7 lagos. Bienvenidos a la primera carrera de aventura por postas en Argentina” me entusiasmé tanto que dije: Síiii, quiero ir!!!... Ese entusiasmo se
potenció cuando les conté a dos amigas que me regaló el bosque platense y me acompañan en los kilómetros de la vida: Mariela D'Alessandro y Yaya (María Iturrería). Siii vamos!!! dijeron. Y en ese mismo momento comenzó la aventura. La edición 2014 de la Hi-Tec invitaba a disfrutar una aventura única en el camino de los 7 Lagos, que une Villa La Angostura y San Martín de los Andes. Recorriendo 100km en equipos de 5 integrantes, con tramos de entre 8 y 12km cada corredor, disfrutando los más maravillosos escenarios de lagos y bosques autóctonos. La largada en Villa La Angostura y la llegada en San Martín de los Andes con su gente acompañando el paso de los corredores.
Nuestra idea era hacer equipo. Lo intentamos, pero nuestros convocados estaban lesionados entonces qué pasó?... salió escapada express de amigas a San Martín de los Andes!!!! Afortunadamente, este año, una nueva modalidad, los 10km individuales con largada y llegada en la cálida ciudad de San Martín de los Andes, recorriendo los últimos kilómetros junto a los que estaban finalizando la carrera por postas, nos dio la posibilidad a las tres de participar de esta carrera y disfrutar de ese escenario maravilloso. Así que, en una semana organizamos inscripción, viaje, alojamiento, alquiler de auto y fuimos. Llegamos el viernes al mediodía e hicimos “la ruta de los siete lagos” desde la Angostura a San Martín de los Andes en auto, porque nos íbamos a alojar allá. Tomando mate en el camino y sacando mil fotos, que a pesar de poner todo el esfuerzo y el pulso, no llegaron a plasmar con exactitud lo que veían nuestros deslumbrados ojos: las montañas nevadas, el borde del camino con nieve reciente que no llegó a descongelarse, los bosques, los lagos y la inmensidad en su reflejo. O sea que transitamos los 100 km de la carrera, unos días antes, pero en auto. Qué vivas nosotras! Jaja El sábado luego de desayunar recorrimos a pie la ciudad, la Plaza San Martín donde al día siguiente luciría el despliegue de stands, arcos inflables y toda la escenografía a la que nos tiene
acostumbrados el Club de Corredores, recorrimos la playa y nos enamoramos de la paz del lago Lácar, los cerros nevados, la vegetación, el cielo y el sol que nos acompañó cada día. Volvimos a la ruta de los siete lagos y por esas cosas del destino nuestro rumbo fue el paraje Quila Quina a unos 18 km de la ciudad sobre la margen sur del lago Lácar. El camino, de ripio, sinuoso y de montaña del circuito propiedad de la comunidad mapuche Churruhinca que ahora forma parte de Parque Nacional Lanín, nos atrapó desde el mismo momento que abandonamos la ruta nacional 234 para internarnos en el bosque de robles que domina la escena y empiezan a aparecer las primeras casas de los pobladores, con sus cercos de palos, corrales con chivos y ovejas,
huertas y el humo de las cocinas económicas escapando por las chimeneas. Espléndidas vistas del cordón montañoso y el lago extendiéndose allí abajo nos acompañó en el descenso. Una vez en la Villa, las artesanías, el muelle donde llegan los paseos en lancha que salen de San Martín de los Andes, la playa… ahhhhh uno se puede olvidar del mundo sentado en la arena de esa extensa playa. Y llegó el domingo, día de la carrera. Nos levantamos a las 8 conscientes que a esa hora, a unos 100 km de distancia, en Villa la Angostura, estaba largando la carrera de postas, cuánta emoción en todos esos equipos, cuánta expectativa. Nosotras alejadas de todo ese nerviosismo porque nuestra carrera largaba a las 16:30 y con
la tranquilidad y la calma que nos transmitió el día de playa, lago y bosque del día anterior; desayunamos; nos dirigimos a la Plaza San Martín que ya estaba vestida para la fiesta HiTec, retiramos nuestros kit con remera número, chip y productos de los sponsors y nos subimos al auto para conocer en esa oportunidad el balneario Catritré, a 5 km de la ciudad y que, sin saberlo, sería el punto de retome en nuestra carrera por la tarde. Abandonamos la ruta hacia la derecha y tras un abrupto descenso y entre un hermoso bosque de robles, llegamos a la playa. Una amplia bahía privilegiada ubicación sobre el lago Lácar y hermosas vistas de la cordillera y el cerro Bandurrias. Contarles qué sentíamos estando ahí, me
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resulta imposible porque no encuentro las palabras que puedan describir esa sensación, sólo decir que nos llenamos los pulmones, los ojos y el corazón de naturaleza plena y cuando el sol nos alertó que estábamos pasando el mediodía, emprendimos el regreso y empezamos a pensar en la remera, el número, el chip, las zapatillas, las medias, el calor, en “La Carrera”!!!! Y ahí estábamos…. remeras celestes por todos lados, música y aplausos para los equipos que comenzaron a llegar cerca de las 14:00 hs Nos sacamos fotos de la previa y comenzamos la entrada en calor, elongación y trote. Mientras trotábamos, nos encontramos que a 50 mts de la llegada y cada 10 mts, por unas 2 o 3 cuadras, grupos de cuatro corredores esperaban ansiosos y felices al quinto integrante para llegar juntos a la meta. “Ahí viene!!! Ahí viene!!” se
escuchaba decir, cuanta emoción!!! Lo mejor….ver cuando los 5 aventureros juntos, de la mano y a los manotazos para abrazarse, saltar, gritar, reírse y algunos llorar, pasaban el arco y recibían la medalla… Sólo aquellos que corren saben qué se siente llegar a la meta y si no llegás solo, si llegás con compañeros, ni les digo. A la hora programada y luego de las habituales recomendaciones de los organizadores, la cuenta regresiva para los 10 km, cuatro, tres, dos, uno, vamoooooooooooooooos… Nos esperaban 10 km de pronunciadas y prolongadas subidas, a la ida, con viento en contra y mucho calor, el sol estaba a pleno y no les puedo decir el color del lago y las montañas nevadas a esa hora del día, corríamos por el lado izquierdo de la ruta y nos cruzábamos con los
corredores de la última posta y con los autos, que con sus bocinas, nos regalaban su aliento. Costó el ascenso pero el paisaje ayudaba… mmmmmm, bueno, un poco. A los 5 km, la entrada a Catritré nos anunciaba que ya debíamos pegar la vuelta y que teníamos el puesto de hidratación, siempre bienvenido. Bueno, a deshacer el camino realizado pero ahora con mas bajadas que subidas y con viento a favor: yo estaba feliz por eso!!! Ya fuera de la ruta y dándole la espalda al lago nos separaban pocas cuadras de la meta. Cuadras con mucha gente que alentaba, muchos amigos y familiares y de los grupitos de cuatro que seguían esperando al quinto del equipo, ellos también nos alentaban, todos alentábamos a todos. Eso es impagable!!! Bueno, como les había contado, mis amigas
100 Km Caballeros Elite 1° Mt Runners Team 5:52:45 2° Pura para Gr Team 6:13:16 3° Team Junin 6:19:46
100 Km Damas Elite 1° Las Perezosas de Zapala 7:39:46 2° Las Picantitas del Trail 8:05:58 3° Agatha 8:40:40
100 Km Mixtos Elite 1° Atenas Corre 7:01:17 2° Quinta a Fondo 7:19:10 3° Corredores Cipolletti 7:19:52
100 Km Mixtos Master 1° Keñi 7:44:55 2° Villa Adelina Corre 8:16:34 3° Los 5 Fantasticos 8:47:35
100 Km Caballeros Master 1° Lavadero y Lubri El Oso 7:02:19 2° Todos atrás y Queru de 9 7:18:12 3° Bariloche Run 7:21:58
50 Km Caballeros 1° Jamaica Run Team 3:58:28 2° Speedy Gonzalez 4:09:22 3° Forrest Run 5:09:34
100 Km Caballeros Veteranos 1° Porotos 2014 8:00:22 2° Dinosaurios 8:11:55 3° Acatamos 8:21:19
50 Km Mixtos 1° Las Tortugas Ninjas 4:09:11 2° Los Unicos 4:32:08 3° Necks 4:37:40
y yo no formamos equipo de 5 y no corrimos los 100 ni los 50 km., nos inscribimos en los 10 km individual, pero nosotras, igual éramos equipo. Y aunque una vez que largamos cada una fue a su ritmo e hizo su carrera, yo, que era la rezagada no entré sola a la meta. En mis últimos 500 mts aproximadamente, levanto la vista y veo a la flaca impresionante, a mi amiga Mariela que con medalla, agua y banana en mano viene a buscarme, cansada pero alentando como siempre y cuando faltaban 200 mts veo a Yaya que también venía a nuestro encuentro y fue así, que las tres de la mano, como si fuéramos un equipo, cruzamos el arco de la Hi- tec 7 lagos 2014. Una carrera inolvidable.
50 Km Damas 1° Las Evas 4:59:15 2° Neuquinas Agrestes 5:25:14 3° Marco Polo I 5:32:53 10 Km Caballeros 1° Ulises Victor Jose 00:45:52 2° Damian Boxal 00:46:32 3° Cristian Rodrigo Mar 00:48:25 10 Km Damas 1° Maria Laura Tenzi 00:55:10 2° Claudia Zumin 00:55:30 3° Karina Rico 1:00:48
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El 3 de octubre se realizó un acto conmemorativo en Dolores por el trigésimo aniversario del cruce del océano en balsa. Se inauguró un monumento y se visitó la balsa en compañía de los tripulantes. En una cobertura especial de Andar Extremo una entrevista a Daniel Sánchez Magariños, navegante de la Atlantis. n el año 1984 cinco ejemplos nacionales navegaron en una balsa a través del atlántico, fueron 52 días en un viaje donde recorrieron 5500 kilómetros de mar, en donde una frase quedará inmortalizada para siempre: “que el hombre sepa que el hombre
La imagen clásica de la Atlantis
puede” y sus cinco tripulantes: Alfredo Barragán, Jorge Iriberri, Horacio Giaccaglia, Félix Arrieta y Daniel Sánchez Magariños serán recordados históricamente como íconos del deporte aventura. En una muy amena charla con el navegante de la Atlantis esto nos contaba.
Pasó mucho tiempo, la verdad es que estoy muy sorprendido que la gente cuando te ve se acuerde y te pregunte detalles, se organicen actos, inauguren monumentos, lo que hizo la armada con las dos esculturas en Dolores y en Mar del Plata va a quedar para siempre. En realidad nunca pensé de lo que hicimos iba a trascender. Nuestro móvil era puramente romántico, nunca pensamos en el día de mañana que iba a pasar. Fue una marca a fuego que nos quedó a los cinco y va a estar para siempre.
Fue una cosa muy rara cómo integré la tripulación. Me había enterado dos años antes por un grupo de amigos que había un puñado de locos que quería cruzar el mar con una balsa. Yo en ese entonces vivía en Buenos Aires, en el 82 estaba haciendo una viaje de Mar del Plata a Ciudad del Cabo en velero, por el sur. Y uno de los chicos que estaba en el barco me comentó que había un grupo que quería cruzar el océano en
balsa y me quedó rondando esa información. Llegamos y me olvidé. Resulta que pasa más de un año, yo había terminado mi carrera de ingeniero agrónomo, pero quería viajar no quería ponerme a trabajar, no sabía bien qué hacer, tenía 29 años y estando en Mar del Plata veo tres camiones con acoplado llenos de troncos con un cartel que decía Expedición Atlantis. Entones ahí me acordé y fui. Cuando llegó me dicen que ya estaba organizada la travesía que había una persona que dirigía todo. Me presento y le dije que sabía navegar y que me gustaría ser parte de la tripulación, me dijeron:- Noooooooo, venimos trabajando hace 4 años ya está todo organizado, la tripulación está completa y no te conocemos!!!.. Dije bueno, pero volví al día siguiente, es como el tren, si pasa y te subís estas arriba sino lo perdiste. Y la única forma de tratar de no perder el tren era estando, me quedé con ellos, renuncié a un trabajo en un barco pesquero y les dije que me gustaría trabajar en el armado de la balsa para sentirme parte de la expedición aunque no viaje. Lo que me permitieron de entrada porque esto no era un emprendimiento solo de 4, participaba muchísima gente. Me enganché con eso y ayudé a construirla. Preparando la balsa para zarpar
Se dio de a poco, yo venía poniendo mucho, en que sentido, vivía a 400 km de allí y decidí quedarme a armar la Atlantis, no tenía plata, tampoco me interesaba, no tenía compromisos. Me sentía integrado pero era conciente que no había plazas, sin embargo había indicios que podía llegar a viajar. Estuve 3 meses armándola
adentro del astillero, de lunes a lunes y llegó el 20 de enero del 84. Ese día estábamos metiendo los troncos en el agua uno por uno para ver cómo flotaban los troncos. Cada tronco tenía una ficha, lo tirábamos al agua y según la forma y el peso se giraba y se acomodaba. Entonces cuando estaba quieto lo marcábamos para cuando lo pusiéramos en el conjunto de la balsa no quisiera girar y
así desestabilizar la balsa. Entonces cuando estábamos haciendo esta prueba Alfredo me dice: -acercate acá mirá este tronco!!!. Me acerco al agua ya que estábamos en la escollera en el puerto y cuando me agacho me empuja al agua. Cuando salgo enojado, me dice felicitaciones sos tripulante.
Daniel Sánchez Magariños
La idea de la Atlantis era probar que los africanos miles de años pudieron llegar a América, no ha colonizarla o hacer una migración poblacional pero si a dejar rasgos culturales. En México en la provincia de Yucatán en la selva hay 17 monumentos monolíticos que son hechos en una sola piedra tallada de 3 metros de altura, las cabezas Olmecas que datan de unos 3500 años y los rasgos de estas caras aparentan de ser africanos. Entonces Alfredo pensó si los Olmecas hicieron estas esculturas de estos supuestos “Dioses” venidos del mar. ¿Y cómo llegaron? El elemento más antiguo de navegación es la balsa. Se sabe que en África había estos tipos de balsa que realizaban comercios por la costa y existiendo la corriente de las canarias era posible que una balsa se aleje de la costa, lo suficiente para no poder regresar por sus propios medios y la corriente la transportara hasta América. Entonces la concepción de la Atlantis tenía que ser basada en la construcción de esa época, sin plástico y sin hierros, eso en lo que respecta a la navegación. Nosotros somos habitantes del siglo XX teníamos una alimentación moderna y los alcances tecnológicos de los años 80. Entonces necesitábamos troncos que floten, la madera óptima era la madera balsa, en África había unas similares pero por una cuestión de logística Alfredo tuvo el acceso para conseguirla en Ecuador, era mucho más fácil para traerlas a Argentina. Acordate que esta fue una expedición romántica y amateur, medios no había, nadie tenía dinero y nadie aceptó dinero. A medida que
el proyecto avanzaba las empresas querían poner divisas a cambio de una bandera o una insignia pero esto se negó sistemáticamente. Entonces nos situamos en el año 1983, en Ecuador, en ese momento no había, ni Internet ni celulares, ni computadoras. Se comunican con radio aficionados de Ecuador y en septiembre salen Alfredo Barragan, el vasco Iriberri y Félix Arrieta para esas tierras, les habían dicho que había troncos pero no fue tan fácil cuando llegaron. Los troncos que habían a mano eran de 20 cm y los que necesitábamos para la balsa tenían que ser de 90 cm, que no existían en las plantaciones, tenían que ir a la selva virgen. Encontró los medios, la gente que lo ayude, estuvieron en una expedición que les llevó un mes y medio, encontraron los troncos, los cortaron y los sacaron de las selva. Previamente los lugareños le explicaron qué tipo de árbol tenía que ser, eran troncos de madera balsa hembra, las hembras tienen el corazón del tronco libre de agua, esos troncos los usaban para pontones, la sabia tenía que permanecer en el tronco para que no se pudra. Otro problema era la soga para armar la balsa, en ese momento ya casi todas las cuerdas eran sintéticas, y las sogas tenían que ser vegetales. Alfredo se entera que había una cordelería en Ecuador, que estaba media cerrada, entonces fue a verlos y ellos podían fabricar las cuerdas que necesitábamos. Construyeron cuerdas de una pulgada de ancho trenzadas con una planta que se llama “Abacá”, como un hilo sisal, habrán hecho unos mil metros, en varios rollos. Juntó todo y previamente haciendo la Últimos preparativos
logística con un buque de ELMA que venía de oriente por el Pacífico hacía una parada en Guayaquil y habían arreglado para que en la cubierta de ese barco vengan los 18 troncos a Argentina. Allí pasó algo que casi le da fin a la expedición, porque cuando estuvieron los troncos en el puerto, se encontaron que había una ley en Ecuador para proteger la industria maderera que le prohibía salir los troncos vírgenes. Podía salir en tablas pero no el tronco entero, no había manera, hasta que llegaron al vicepresidente de Ecuador que hizo un decreto para permitirle sacar los troncos.
En Mar del Plata Federico Contessi se entera del proyecto y nos da un lugar en el astillero, se suponía que íbamos a estar poco más de un mes y ocupando un lugar chico, estuvimos 6 meses abarcando mitad del astillero. Una vez que clasificamos los troncos sabiendo la posición de cada uno, había que acomodarlos ya que había curvas y nudos que impedían el perfecto armado. Hicimos un ensamblaje y calamos las maderas donde irían los nudos y ataduras, para que los cabos queden embutidos y así evitar el movimiento de la cuerda sobre la madera. Hubo 7 maderas transversales a los 9 troncos que conformaban la balsa, primero atamos un tronco con el otro, el primero con el segundo, el segundo con el tercero y así hasta el final. Estuvimos como10 días para unir los 5 primeros troncos, cada vez que pasaba el tiempo los nudos Félix Arrieta
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La foto emblema de la Atlantis, de izq. a der., Arrieta, Iriberri, Barragán, Giaccaglia y Sánchez Magariños
salían mejor, al principio no sabíamos hacerlos, hacíamos palancas con palos, golpeábamos los nudos para achicarlos. Recién cuando llegamos a la mitad de la balsa quedaban los nudos bien. Entonces viene Alfredo diciendo desarmemos todo y arrancamos de nuevo pese a los 10 días de trabajo. El tema de las sogas fue otra historia, al ser vegetal la soga había que evitar que sea atacada por hongos, había que preservarlas. Había productos químicos pero la concepción no permitía que usemos cosas químicas. Sabíamos que en las curtiembres usaban “tanino” es de origen vegetal, se extrae y se coloca para preservar. Conseguimos en el Chaco, nos regalaron, pero había otro problema teníamos que hervirlas y no teníamos recipientes aptos. Uno conocía una fabrica de jabón, fuimos y el dueño nos dice si entre el fin de semana lo hacen les doy la fábrica, pero el lunes la necesito impecable. Así que estuvimos dos días hirviendo sogas. Una vez curada hubo que pre trenzarla, porque la fibra cuando uno la estira, con la humedad y la temperatura vuelve a estirarse de nuevo, entonces teníamos que tener la certeza
que esté lo más tensada posible para que no se afloje la balsa. Entonces en el puerto donde están los amarres de los barcos hacíamos puntos fijos. Pasábamos las sogas por poleas y las estirábamos con un malacate, quedaba como un violín. La mojábamos, las dejábamos 24 horas y se estiraba, la tensábamos de nuevo y así fuimos llevándola. Una soga que medía 100 metros al prensarla, media luego 110, ya estaba estirada sabíamos que no iba a ceder más. Arriba de los transversales iba una caseta, el habitáculo lo armamos con cañas que también eran de ecuador de unos 10 cm de ancho, se llama caña guadua, caña hueca que con un proceso llamado “caña picada” se habre y se estira quedando en un plano, así armábamos las paredes, de una altura de un metro, y con la misma caña cortada en semicírculo hicimos el techo con las cabreadas a dos aguas. El techo se tejió con espadaña como un quincho, fue un gaucho de dolores estuvo 4 o 5 días. Los mástiles también eran de ecuador de una madera que se llama mangle, madera dura, crecen en las costas salinas, muy recta, medían 11 metros cada uno eran dos y tenían dos apoyos laterales.
Sistema de fijación de cuerdas con caladuras
La vela fue otro problema, ya había velas sintéticas, podría ser una vela de algodón, pero , dónde la encontraríamos?, nos dan la data que la Fragata Libertad había cambiado hacía como unos años sus velas verdes y pesadas de lino por velas de Dacron. Un suboficial se recordó en donde estaban arrumbadas, nos regalaron las velas, las cortamos a medidas, le agregamos relingas y bordes, y refuerzos de cuero. Fabricamos tres velas, dos iguales que iba a utilizar la balsa y una más chica para el caso de tormenta. Le pintamos el símbolo de la expedición, el sol y la rosa de los vientos. La naturaleza y la libertad.
Una emoción bárbara, igual yo lo tenía masticado, lo deseaba tanto. Tenía confianza, teníamos todo tan pensado que decimos que no fuimos a una aventura, hicimos una expedición, si bien el fin era incierto, porque si no sería una salida de turismo, porque había variables que no
Alfredo Barragán en el homenaje de los 30 años
manejábamos. Fuimos en el mejor momento, con la balsa construida de la mejor manera, conociendo el comportamiento de las corrientes, los vientos, estudiando el mar, todo muy bien pensado. Todo esto nos daba seguridad y confianza. Si bien el común de la gente pensaba “estos locos se van en una balsa a cruzar el océano” nosotros estábamos muy tranquilos.
Yo inconscientemente me había preparado toda la vida para esto, yo no sabía literalmente que iba a viajar por el océano en balsa. Me preparé con tiempo, hice el curso de timonel, navegué y lo disfruté más allá del horizonte, no me conformaba con la vuelta del perro en velero. Entonces tenía que saber situarme en el mar y me anoto en un curso de piloto de yate que lo daba gratis la Prefectura Naval Argentina, requería esfuerzo pero durante un año me fui todas las semanas a Olivos mientras estudiaba en la universidad. Cuando llegó lo de la Atlantis, yo sabía navegación
astronómica, sabía manejar un sextante, había cruzado el océano. Tenía la experiencia para estar allí, pasé los exámenes psíquicos y formé parte, pero la realidad es que fui tripulante por saber navegación astronómica. Cada uno tenía un rol.
Una vez que la estructura estaba hecha en Mar del Plata teníamos que llevar la balsa hasta las Islas Canarias a Santa Cruz de Tenerife. Otra vez ELMA sería quien nos transportaría la balsa en un viaje que haría escala en Brasil. Alfredo consigue un lugar en la tapa de una bodega y salimos de Bs As el 6 de abril de 1984. Primero la tuvimos que llevar de Mar del Plata a Capital Federal armada, así que la transportamos en un camión. Los troncos de la balsa tenían que estar siempre húmedos, una vez que le quitas la corteza si se secan se rajan. Si se rajan tiene más superficie de absorción. Me designan para acompañar la balsa en el barco carguero que tardó 40 días en llegar desde el puerto de Bs As a
Canarias. Todos los días con una manguera con agua de mar, la mojaba y la cubría con arpillera para mantener la humedad. Llegamos a Santa Cruz el primero de mayo, estuvimos unos 15 días antes de partir, montando los mástiles, terminando de forrar la caseta, instalando la antena de radio, armando la cocina y los víveres. Finalmente salimos un mes más tarde de la fecha óptima de salida porque en julio comenzaban los huracanes, teníamos que llegar antes de eso. Salimos el 22 de mayo del 84.
Ese día fue especial, habíamos hecho muchos amigos, gente del puerto. Mis compañeros habían llegado 15 días antes de la balsa, así que cuando llegué estaba todo listo para los últimos detalles. Fue un momento de despedida, mientra la balsa no zarpaba y estábamos allí en algún recóndito lugar de la mente decíamos: -y si no voy, mirá si se hunde en el mar. Una vez que la balsa salía, salía, no podía frenar, no podía dar la vuelta, si te caías nadie te podía ir a buscar. Era un punto sin retorno y eso daba miedo y ansiedad. Ni dormimos, había autoridades, hicieron una despedida y un barcos nos sacó con remolque hasta el archipiélago de las Canarias donde izamos la vela por primera vez.
Todos tuvimos una buena adaptación, al movimiento, al mareo, el lugar, la convivencia. Los momentos más lindos que recuerdo es cuando hacía las guardias, ver las estrellas, los atardeceres, amanecer, las nubes, las olas, las noctilucas hay miles de cosas buenas. Fue muy linda la convivencia momentos únicos de charlas sobre el universo.
Desde arriba
Yo cocinaba a la noche, al mediodía Horacio, Alfredo se ocupaba de la radio, el Vasco y Horacio controlaban las cuerdas y buceaban por debajo para chequear los troncos. Yo monitoreaba la trayectoria, sacaba el rumbo y posiciones a los atardeceres y amaneceres, sacaba día a día con el sextante la posición, ayudado por una carta
El monumento a la balsa, Dolores, 2014 De izq. a der., Giaccaglia, Iriberri, Barragán, Arrieta, y Sánchez Magariños
astronómica y con cálculos náuticos de trigonometría sabía exactamente dónde estábamos y dónde estaba el rumbo sobre el océano.
Después de varios días, al principio uno tiene muchas ocupaciones. Aprendimos a medida que pasaron los días a manejar la balsa, en teoría sabíamos, pero teníamos que ver como se comportaba la balsa, fue un intercambio de
opiniones de todos. Y la balsa en realidad no hacía lo que nosotros pensamos que iba a hacer. Tardamos varios días en darnos cuenta que estábamos en el medio del mar, el horizonte era igual para todos lados, si pasaba algo nadie iba a venir a buscarnos.Y allí empezamos disfrutar.
Había peces voladores, cardúmenes de atunes que van haciendo un alboroto bárbaro pasan y siguen. Lo más lindo son los delfines, juegan se comunican con vos, cuando nos
cruzaban se quedaban un rato parecía que se querían comunicar. Una vez me pasó, estando en el agua con Horacio (él se tiraba todos los días para ver las ataduras, cuando el iba yo me tiraba porque es buzo y nadador me daba confianza) que miré hacia abajo, la sensación de bucear en esas aguas cristalinas es como volar en un abismo. Llevaba un cabo de 30 metros con un peso, lo tiraba y miraba la transparencia con el reflejo del sol con el movimiento, tenía una luneta con un snorkel y ese día vi unos peces enormes con una aleta dorsal, y enseguida pensé que eran tiburones. Horacio me dijo quédate que son
En mayo de 1988 se estrenó la película documental de la expedición Atlantis, un largometraje de 83 minutos, gravado íntegramente en la balsa por Félix Arrieta, se estima que casi un millón de personas vieron la película.
delfines, daban vuelta y casi nos tocaban las manos, eran como 50 que jugueteaban saltaban sin ni siquiera golpearnos. Estuvieron jugando como 15 minutos y se fueron.
Las tormentas que tuvimos se fueron preparando de a poco, en las corriente de las Canarias con los vientos alisios las condiciones son muy estables, sabíamos que no íbamos a tener grandes tormentas. Los vientos eran más constantes al mediodía y bajaban la intensidad al atardecer. El clima también fue cambiando salimos con frío y a medida que nos acercamos al ecuador fue subiendo la temperatura. A los 30 días de navegar vino la primera lluvia, no había viento pero si lluvia que fue una bendición sirvió para bañarnos y lavar ropa. Hasta ese momento imaginate que la caseta era la jaula de los osos en el zoo, eran todos los cuerpos mojados, porque la sal es hidroscopica, a la noche se iba el sol y todo estaba mojado. La ropa sucia la lavabas con agua de mar y lo que al mediodía estaba seco a la noche estaba todo mojado.
Entrevista de Andar Extremo Daniel Sánchez Magariños
Tuvimos una tormenta grande en una noche, del lado izquierdo entro una ola en la caseta pegó en la balsa y quedamos sumergidos como 40 cm hasta que se escurrió el agua. Se mojo todo y nos asustamos mucho, Alfredo que estaba de guardia arriba de la caseta, movía la linterna con las manos para ver que pasaba. Cuando me despierto veo una luz que giraba y abajo del agua pensé que nos habíamos dado vuelta. Me agarré del vasco que lo tenía al lado y el me pegaba para que lo suelte. El chango chapoteba como en una pelopincho. Por suerte no pasó nada. Al día siguiente se rompió la vela pero fue como un fusible, no se rompió el mástil. Muchas veces las olas rompían en la parte de atrás de la balsa y pegaban en el habitáculo, daba la sensación que se iba a destruir todo.
Siempre lo supe, sabía que íbamos a llegar, no íbamos contra el mar, tarde o temprano íbamos a llegar. Llevábamos provisiones para
Acto en la Plaza de Dolores en el homenaje de los 30 años
100 días. Podría ser que no lleguemos a América, pero sabía que eso (por la balsa) no se iba a desarmar y tarde o temprano una corriente nos llevaría a algún lado. No teníamos timón. De un rumbo determinado podíamos hacer 15 grados a la derecha o a la izquierda, es la maniobra que teníamos por las características de la vela. Nosotros probamos con un spinnakers y la balsa avanzaba a 90 grados a través con el viento, la balsa se puso de costado pero en realidad la trayectoria sobre el agua era la misma porque en la popa de la balsa el cavo de vida no iba derecho hacia la estela el cabo iba inclinado en realidad estábamos avanzando de costado estábamos derivando. Porque la balsa al no tener como un barco quilla que le podés dar dirección. Al otro día tomando el rumbo nos dimos cuenta que había avanzado de costado.
Es lo mismo que me preguntaban los tripulantes, yo siempre sabía donde estaba por los cálculos matemáticos y astronómicos, yo sabía con certeza el lugar y a qué ritmo de millas me acercaba. Cuando pasábamos cerca de Trinidad Tobago, sabía que estaba allí pero no se veía porque estábamos a unas 50 millas, no la vez. El mundo es redondo no se ve. Igualmente cuando nos acercamos al Amazonas cambió el color del mar y además empezamos a ver manchas de petróleo y otra fauna. Vimos dos barcos en los 52 días, cuando estábamos entrando al Caribe vimos un barco de bandera vasca al cual nos comunicamos por VHF, y lo primero que nos dijeron: -Ustedes son los de Atlantis???, le pedimos que nos certifiquen la posición y era lo misma que teníamos nosotros. Es el momento de la película que de la alegría nos tiramos al agua. De ese barco tardamos una semana más.
Fue el momento más emocionante porque culmina allí el hecho, de alguna manera estás guardando adrenalina, es como cuando llegás a la cima de una montaña, te preparás, la pensás, pero cuando llegamos fue el momento más emocionante. Primero ver la recepción que era de una magnitud impensada, segundo que se dieron
La llegada a América Daniel Sánchez Magariños calculando la posición
La caceta 30 años después
las condiciones meteorológicas para entrar a vela, solos. Nos habían remolcado el día anterior unos kilómetros porque había una recepción, sino hubiésemos llegado un día después. Nos dan remolque y nos dejan a las 5 de la mañana a 6 millas del puerto, ni lo veíamos. A las 8 de la mañana se levanta una brisa en dirección al puerto, la vela se infló y entramos a la boca del puerto con la vela inflada, todos saludando. Increíble! Cientos de personas, la banda de la marina. Y todo eso aparejado que se terminaba allí. Queríamos hacer un motín y le dijimos a
Alfredo: -deciles que nos vayan a buscar a Yucatán!!! Si esto camina!!!.
Me cambio fundamentalmente, sin la Atlantis yo hubiera sido otra persona. Creo que me dio mucha seguridad, de haber justificado una lucha, un proyecto, de que el trabajo en equipo existe, que el esfuerzo te da premios, que el estudio, la voluntad y la preparación sirven para afrontar
cualquier meta que te pongas en tu vida. Fuimos 5 personas que tuvimos un sueño a través del trabajo, de la organización, de prever cosas y eso nos marcó para toda la vida. Todas las cosas que emprendí en la vida las encaré sistemáticamente de la misma manera que aprendí con Alfredo. La enseñanza para un joven, es que no hacen falta medios económicos, para los sueños hay que tener convicción. Volvería a vivir la misma vida.
Desde el Abuelo
El viaje a Bariloche arrancó como todo viaje para Peluka y Noe, con una idea bien clara: ir al Refugio Frey pero en invierno, para variar del verano y la gran cantidad de gente que lo frecuenta.
s t e viaje a Frey inver nal, como me gusta llamarlo, fue el segundo intento.Ya que, la primera vez que fuimos (Noe y quien les escribe), tuvimos un percance la primera noche que paramos en el hostel. Algún amigo de lo ajeno decidió entrar por la ventana, de un 3er piso y llevarse las camperas impermeables, cámara de foto, celulares y todo el efectivo que teníamos, (y parte de la comida comprada para el refugio, como barritas, el salame y el queso). Nos dejó con pocas posibilidades de hacer lo que queríamos. Pero al otro año, ya más decididos, volvimos con todo, crampones, raquetas para nieve (las cuales compré en Bariloche a Matías), comida para una semana aproximadamente. Y así fue, salimos de Retiro (Bs. As. cerca del mediodía, llegando a Bariloche pasada la mañana) derecho al hostel,
dej ar las mochis y todos los bártulos, comprar lo que faltaba y caminar por ahí viendo sus arbolitos vestidos. Al otro día, frío, tomamos colectivo al Catedral, con la mochi pesadita y mucha gente con skies. Arrancamos como tantas veces subimos a Frey con Noe, por la izquierda del estacionamiento (la normal). Al llegar casi a sector de cañas, calzamos los crampones, había hielo y algo de nieve dura, bastones y fotos, fotos, fotos. Un sol ideal acompañaba la caminata, ese silencio natural que nos rodeaba y la típica charla y admiración del lugar, Noe liderando y el mulo por detrás. Mientras más avanzamos, más hielo, casi espejo en algunas partes, pendientes divertidas y frío en la sombra, pero veníamos a esto, a no quejarse ahora. Parábamos cada tanto a hidratar o sacar las fotos correspo
ndi e n t e s . Arroyos casi congelados en la superficie, entrando en el bosque ya se escuchaba el Van Titter, sabíamos que venía la parada obligada, el Refugio Piedritas. Sacarnos la mochi, hidratar y descansar un ratito. La última parte, que en verano suele ser una escalera bastante dura, en invierno es un camino plano de nieve, bastante en este caso, casi hasta la rodilla. A lo lejos ya vemos el refugio y todo blanco, por donde se lo mire. Increíble realmente, una maravilla, y me atrevo a decir más lindo en Julio que en Enero. Refugio al fin!, sacamos las mochilas, los crampones y adentro. Saludamos al entrar, como se hace habitualmente, el
Campo base Cho Oyu a 5400 msnm
Agujas M2 y Abuelo
Ascenso
refugiero nos convida con agua, nos cuenta cómo es la cosa, el tema del agua, baños (que por cierto están afuera y por la noche, se junta valor para ir.je), camas, basura orgánica e inorgánica, etc. Instalados ya con las bolsas de dormir en las camas del primer piso, agua para el mate, algún paquete de galletitas, raquetas y a cruzar la laguna Toncek completamente congelada y tapada por nieve. Caminando por allá, por acá, hasta la piedra de allá, la piedra de más allá, eso es agua?, vamos hasta ese hilo de agua que corre por debajo del hielo, y en alguna piedra, salió el mate, risas, galletitas, silencios admirando el circo nevado y ya armando planes para los días siguientes. La noche pasó rápido, el cansancio de la subida hizo de las suyas, así que el sueño llegó. A la mañana del primer día propiamente en el refugio, desayuno como Dios manda, dulce de leche, galletitas y mate cocido. Calentar agua para el mate, preparar el almuerzo y demás cosas para la travesía que haríamos en el día. Salimos cerca de las 11hs, hacia la laguna Schmall con idea también de subir hasta la cancha de futbol y ver el valle del Rucaco. Raquetas nuevamente, saludamos al refugiero, a una pareja que estaban grabando un video, del cual fuimos parte, y salimos. La laguna Toncek cruzarla parece fácil, pero se lleva su tiempo, y luego el mismo largo hasta la base de lo que sería la subida hasta la Schmall. La caminata se hizo divertida, marcando un tipo de huella y verme a mí caminando con raquetas fue entretenido. Llegamos a la base de lo que sería la subida a la laguna Schmall, decidimos subirla de costado y con crampones ya que estaba bastante dura la nieve, ya que en esta parte no da mucho el sol. El arribo a la laguna fue largo y cansador, el frío se sentía pero no era momento de lamentarse, vinimos en pleno invierno a Frey, se sabía que iba a ser así. Ya en la laguna, que estaba congelada también, hidratamos y
comimos algunas cosillas, fotos por aquí, fotos por allá, viendo la subida a la cancha de futbol, que decidimos no hacer ya que estaba muy vertical y sin el equipo adecuado, preferimos no arriesgarnos. En el momento que nos íbamos a poner a tomar mate y almorzar, cerca de las 16hs, nos sorprendió algo así entre mucho viento y granizo, y sumado a que mi cámara decidió dejar de funcionar por el frío, emprendimos la bajada, que siempre es más rápida y divertida que la subida. Luego de la bajada y casi corrida con crampones, paramos por ahí, a la vista de la aguja principal, para tomar los mates y almorzar tarde. Deambulamos sin rumbo por ahí, mirando, encontrando chapas para escalar que jamás había encontrado con anterioridad y cuando empezaba a bajar el sol, derecho al refugio a descansar, más mate y charla con los invitados que recibía la montaña.
Segundo día, desayuno y esta vez encaramos para el otro lado, raquetas al principio y crampones para después. Subimos hasta el filo que se forma entre la aguja M2 y la aguja Frey, primero nos acercamos hasta el Abuelo y la M2, ya sin crampones ni nada, dejamos las pequeñas mochilas y todo y a escalar unos 3ros, 4tos hasta un poco más arriba. Ver la principal desde más cerca y el otro lado del filo, todas las agujas visitadas por escaladores verano. Bajamos y salimos por el mismo filo pero para el lado del refugio, ver la aguja Frey desde arriba, caminar por el otro lado del filo, algunos pasos medios complicados, empinados y un “no me caigo porque me rompo todo”. Más trepaditas, frío, alguna guerra de nieve, más fotos. Al llegar lo más arriba que podíamos, sin correr mayores riesgos, vimos las agujas del otro lado de circo que rodea al refugio y dijimos que ahí teníamos que ir al otro día.
Refugio Frey
Panorámica
Los días en invierno, a la altura de 2700msnm, pasan rápido, el frío cansa más rápido y sobretodo andar de acá para allá. El 3er día fuimos a las agujas que están al lado del refugio, del lado de la zona de camping digamos, arrancamos muy bien, subiendo acá y por allá, pensando por dónde ir, por donde no caerse, y claro más fotos. A lo que me lleva a comentar que por suerte había llevado 2 cámaras, una un poco más profesional y otra más poquet, que fue con la que terminé sacando todas las fotos, ya que la pro no quiso funcionar más. La caminata se tornaba cada vez más arriba, más empinada y más dura, sin una cuerda y/o
piquetas se tornaba peligroso, ya que la pared se tornaba un tobogán casi hasta abajo y no se veía donde terminaba. Abajo nuevamente, y el viento fuerte ayudaba a facilitar la decisión. Pasamos el resto del día comiendo lo típico, salame y queso con mate y algún paté con galletitas, charlando, ayudando un poco en las afuera del refugio, y fumando algún que otro puchito claramente. Cuarto día, fuimos por la revancha a la laguna Schmall, e intentar subir a la cancha de futbol y poder ver el valle del Rucaco y a lo lejos el Tronador. Claramente, no pudimos, muy vertical, poca experiencia en hielo, apuntamos para el otro lado de la laguna que se dejaba subir con
pendientes más accesibles, hasta llegar a lo que sería el valle entre Frey y las pistas de sky del Cerro Catedral. Llegamos a ver las aerosillas, el camino del filo por el cual se llega al refugio también. Y en un momento que no hubo una sola nube en el cielo, ese monstruo de glaciar todo nevado apareció a la distancia, era el Tronador con su enorme cumbre blanca. Y obviamente, como siempre pasa, para cuando quise sacar foto, la cámara decidió no tener más batería. Asique esta subida, ese valle y el Tronador quedaran en la memoria de Noe y mía. El quinto día fue de refugio y charlas, el clima no acompañó mucho, viento y nieve que volaba, hasta ir al baño se complicaba. Quedábamos 6
Refugio Frey
Crampones Vintage - Laguna Schamall
personas ese día, contando al loco copado del refugiero, del cual no recuerdo el nombre, entre ellos, 2 esquiadoras muy copadas y dos flacos, uno de Bariloche y el otro no . El día pasó rápido, se salía al sol cuando se podía, sino se hablaba y se reía y preparar la comida temprano también fue buena idea. Alguna que otra cerveza participo de la noche, ya que era nuestra última, al otro día emprenderíamos la vuelta a la ciudad. Sexto día y último, armado de la mochila, desayuno, reiki al gato Emilio. Saludos y un hasta luego, una última mirada a las agujas, al refugio, con ganas de quedarse a vivir ahí, ser refugiero o poner un bar también ahí arriba! La bajada arrancó con nieve bastante blanda, un sol que pegaba de lo lindo y Noe marcando el paso. Luego de pasar el refugio Piedritas, me pasó lo menos divertido, se me rompió la correa de unos de los crampones (ya que son crampones del abuelo, con correas de cuero, vintage digamos, prestado por el groso de Nachito), asíque la bajada sin crampones se
L
tornó bastante complicada y agresiva. Los toboganes de hielo hicieron de las suyas, reventándome la rodilla en una oportunidad, un codo en otra y el trasero en la tercera oportunidad. Pasando todas las situaciones de hielo en que ni el bastón tenía posibilidades de entrar y yo muchas de caerme, paramos con Noe a comer algo, bajar mi mal humor, las últimas fotos, las ganas de no irnos y volver para arriba eran enormes. Toda la nieve que tuvimos en la subida ya era barro, los borcegos embarrados hasta los tobillos, el sol que seguía aumentando, el cansancio de casi una semana en el frío, la nieve, caminando todos los días, no se reflejaba en la felicidad que teníamos los dos, de poder
compartir esta semana increíble, de haber convertido en realidad algo que teníamos tantas ganas. Las sonrisas tapaban la mugre de una semana, el fastidio de la caminata que parecía interminable, y mis dolores ocasionados por las caídas. El frío de la semana llegó a bajar a los -15°C, y un máximo de 2-3°C el día que nos fuimos. La atención impecable y muy divertida. Los momentos de silencio se empezaron a extrañar cuando estábamos esperando el colectivo en Catedral y los cientos de estudiantes en sus viajes de egresos. El frío no molestaba y el sol acompañaba, un último cigarro en la parada, abrazados, felices y derecho al hostel a ducharnos. Luego de la ducha a la pizzería amiga, una cerveza y un tiramisú de postre. En la cena solo hablamos de lo que hicimos, de lo que nos quedó para hacer la próxima vez, ya con piquetas y un pedazo de cuerda. Más ideas y un quizás de carpa en lugar de refugio. O unir el Refugio Frey con el San Martín, nuevamente en invierno. Mi humilde opinión, y creo que la de Noe también, Frey en invierno es impecable, divertido y maravilloso. En verano lo es, pero sin nieve y más gente. Otro tipo de refugio diría yo, con maya y el agua excepcional para un chapuzón. Pero el invierno se ganó el primero lugar, esperando volver y caminar mucho más.
DISCURSO DE WELLINGTON
in mucho bombo ni platillos, el doctor Alan Eustace rompió el récord. Subió en un globo de helio y se dejó caer. El ingeniero de sistemas, que actualmente es el vicepresidente de Google, se lanzó a 41,4 km de altura superando la marca de Baumgartner que estaba en 38,9 km. Alan comentaba: “Fue increíble, fue divino. Se podía ver la infinidad del espacio y las diferentes capas de la atmósfera, algo que no había visto antes”. Alan rompió la barrera del sonido al alcanzar velocidades de 1.332 km/h (la velocidad del sonido es de 1.235 km/h). Varios testigos le dijeron a la prensa que pudieron oír el boom en la tierra. El proyecto duró más de tres años en ejecución y no contó con ningún patrocinio. Es más, Google se ofreció a ayudarlo, pero él declinó la oferta para que no se convirtiera en un evento de mercadeo, de una manera extremadamente opuesta al tremendo ruido mediático que provocó el salto del austriaco dos años antes bajo la perfecta máquina publicitaria de Red Bull. El lugar elegido para la hazaña fue una zona abandonada del aeropuerto de Roswell, Nuevo México. Eustace se ató a un gigantesco globo relleno con casi 1 millón de litros de helio y ascendió por unas dos horas abrazado a un módulo hasta alcanzar la estratosfera. Superados los 40 km de altura, se desató del globo con la ayuda de un pequeño artefacto. Su comunicación con tierra fue a través de un sencillo sistema de radio y unas modestas GoPro captaron las imágenes de vídeo. Con su aterrizaje, a 112 km del punto de salida, culminaba con éxito tres años de trabajo en completo secreto con un pequeño pero experto grupo de técnicos especializados en diseño de trajes espaciales, sistemas de auxilio y tecnología de paracaídas y globos. En el proyecto, encontraron varios obstáculos. Para superar las altas temperaturas o el sistema de respiración del traje, al superar la atmósfera, no hay nada que proteja contra el calor solar, por lo que el traje necesitaba ser muy resistente. También tuvo que aprender técnicas de control, practicar movimientos que eran exactamente los opuestos a los que debe hacer en un salto convencional de paracaídas. Para ir hacia la derecha tenía que girar hacia la izquierda, y para subir, tenía que inclinarse hacia abajo. La pasión por el espacio y las naves espaciales de Eustace, que aparte de ingeniero es piloto y experto paracaidista, nació como el mismo explica de su juventud en Orlando cuando durante los años 60 y 70 visitaba con su familia en una furgoneta todos los lanzamientos que se hacían desde Cabo Cañaveral. Ahora Eustace ha pasado a formar parte de la historia de la ciencia aeroespacial de una manera más cercana, más sencilla y más discreta pero igualmente legítima. Todavía no ha publicado el resultado completo de su impresionante hazaña.
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El centro de organización del Cruce Columbia 2015 será el Cerro Catedral en la ciudad de Bariloche, Argentina. Sus montañas, lagos y el Monte Tronador, serán los atractivos de esta carrera. e viene la décima cuarta edición del Cruce Columbia con 32 países presentes en San Carlos de Bariloche para dar inicio a una nueva aventura que año tras año sorprende al mundo del trail run. Depararán 100km de recorrido por senderos de montaña y dos campamentos inmersos en la Patagonia. Es común que todos imaginen durante la carrera sol, calor y temperatura ideal. Pero también es importante que se preparen para lluvia, viento y frío. El Cruce Columbia está denominado el Dakar del Trail Run, es un verdadero desafío que implica vivir tres días en la montaña, atravesando infinitos obstáculos que hacen que la gran carrera sea única y diferente.
Etapa 1 Distancia 24 Km. Altura Mín. 810 M // Máx. 2082 M Altura Promedio 1428 M Altura Acumulada 1274 M Descenso Acumulado 2060 M Etapa 2 Distancia 38 Km. Altura Mín. 812 M // Máx. 1145 M Altura Promedio 875 M Altura Acumulada 1474 M Descenso Acumulado 1423 M Etapa 3 Distancia 41 Km. Altura Minima 741 M // Máxima 1414 M Altura Promedio 993 M Altura Acumulada 2393 M Descenso Acumulado 2412 M
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MOUNTAIN EQUIPMENT
CURSOS Curso de Piloto de Vuelo de Bautismo: Tel: (0221) 4258341/ 155016592 ww.ulmpoblet.com.ar Cursos de Canotaje : info@febocak.org.ar Club Regatas de La Plata, Tel: 156018819 (Fernando) Curso Internacional de Rescate en Aguas Blancas: RAB SRT info@lideran.com.ar Centro Cultural Argentino de Montaña: (011) 4861-1063, www.culturademontania.com.ar Escuela de Escalada y Montañismo: Acción Directa, Cursos, expediciones, campamentos de aventura Construcción de palestras y tirolesas, ww.acciondirecta.com.ar tel: 0223-4744520 MDQ Curso de iniciación al kayakismo de travesía: individuales personalizados, recreativo en el delta de Berisso www.utopiakayak.com.ar Kayaks PERU BEACH Kayak Team, info@peru-beach.com.ar UTOPIA KAYAKS Travesías, paseos, alquiler de kayaks, www.utopiakayak.com.ar Salidas y Travesias del 21 al 25 de Nov.,Vuelta a la Sierra de Cura Malal (Bs. As.), del 6 al 8 de dic., Sierras de Tandil, del 9 al 18 de Ene. Travesía Parque Nacional Lanin, del 23 de ene. al 1 de feb. - Doble Cruce de Los Andes por Circuito Pehuenia y La Araucania. Gustavo González 15 6336-0326 y 46504817 bicigg@speedy.com.ar Jauque Aventura & Turismo Trekking : Ascensos al Lanin y en Cicloturismo MTB 7 Lagos. San Martin de los Andes- Neuquen consultas@jauque.com.ar www.jauque.com.ar MTB Tours Tel: +54 11 4788-1549 info@mtbtours.com Grupo La Loma Info: www.grupolaloma.com.ar
Cross Contry
23 de Noviembre, THE NORTH FACE ENDURANCE CHALLENGE, Bariloche, www.clubdecorredores.com 6 de Diciembre, DEMOLITION RACE, Pinamar, 8 km www.demolitionrace.com 13 de Diciembre, BLACK ROCK NIGTH TRAIL, Yacanto de Calamuchita, 42 km www.mountainrace.com.ar 4 de Enero 2015, MARATON DEL DESIERTO, Pinamar, 5 y 15 km www.maratondeldesierto.com
10 y 11 de Enero 2015, CRUCE TANDILIA, Tandil, 10, 21 y 42 km www.crucetandilia.com.ar 5 al 8 de Febrero 2015, CRUCE COLUMBIA, Bariloche, www.clubdecorredores.com 14 al 17 de Febrero 2015, LA MISION, Villa La Angostura, www.lamisionrace.com.ar 14 al 15 de Febrero 2015, El ORIGEN, Villa La Angostura, www.tmxteam.com 11 de Abril 2015, PATAGONIA RUN, San Martín de los Andes, www.tmxteam.com
8 al 10 de Mayo 2015, RAID COLUMBIA, Salta y Jujuy, www.clubdecorredores.com Multidisciplina
30 de Noviembre, MAX RACE Ri7, La Plata, www.maxraces.com.ar Kayak 30 de Noviembre CAMPEONATO KAYAK AVENTURA, Kayakeando San Isidro, www.campeonatodekayak.com.ar MTB
16 de Noviembre, COPA VAIRO RALLY SERIE, Arrecifes, www.rallyserie.com 26 al 31 de Enero 2015, TRANS ANDES CHALLENGE, Huilo Huilo, Pucón, Chile, www.transandeschallenge.com También podés encontrar carreras de todo tipo y formato en las siguientes direcciones web: www.atletas.info, www.codigoaventura.com.ar, www.guiakmzero.com, www.guiamaraton.com, www.ecoatletas.com.ar,www.ranelagh7k.com.ar y www.traccion.com.ar
TELEFONIA POR INTERNET