Director / Propietario
Participaron de esta edición
Fotografías
Marcos Ferrer
Manuel E Rois Marisol López Silvia Ardiz Leonell Scilingo Sebastián Tito Candelaria Occhi Pablo Rodríguez
Manuel E Rois Norberth Haertel Club de Corredores Rolo Manes Kayak Platense
Corrección María Soledad Navarro
Agradecimientos Club de Corredores
Norberth Haertel Martín Maccagno CatrielSarry Tommy Heinrich Cristian Herrera Marcos Ferrer Julieta Balza
Foto de Tapa Tommy Heinrich “Gustavo Curti, Emiliano Curti, Ignacio Carro, Luis Cataldo esquian junto a un arroyo de mar”
Javier Rasetti Marcos Ferrer Marcelo Tucuna Tommy Heinrich Julieta Balza
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Revista de Aventura, Deportes Extremos, Medio Ambiente y Turismo. Registro de la propiedad Intelectual. Dirección: 65 nº 287 (1 y 115), La Plata, Bs As, Argentina. Tel:0054 (0221) 4254577 E-mail: info@andaresaventura.com.ar ffan page: andar extremo Queda prohibida la reproducción no autorizada total o parcial de los textos publicados, mapas, ilustraciones y gráficos incluidos en esta edición.La Dirección de esta publicación no se hace responsable de las opiniones en los artículos firmados, los mismos son responsabilidad de sus propios autores. Las consecuencias de practicar deportes extremos pueden ser muy peligrosas. Las notas publicadas en este medio no reemplazan la debida instrucción por parte de personas idóneas. El staff de Andar Extremo colabora ad-honorem, si deseás publicar un relato o nota comunicate a nuestro mail.
a idea de hacer este viaje se comenzó a gestar a principios de la primavera de 2014 en Mendoza, cuando fui a visitar a Manuel Settimini con quien íbamos a Los Andes en busca de la cima del cerro Sgto. Manuel Rodríguez (tío de mi padre) y hablamos sobre qué haríamos el año próximo ya que ambos sentíamos aires de cambio. En noviembre Manuel estaba de visita en Rosario, me dijo su idea de ir en kayak hasta Corumba, Brasil, por el río Paraná y Paraguay y de ahí
hacia Bolivia, luego Perú, etc… Yo venía pensando viajar en kayak saliendo desde Rosario, mi ciudad natal donde comencé a remar, y armamos junto a Fabricio Timó la escuela de canotaje "Al otro lado del río". Quería un viaje donde pudiera escapar de las grandes urbes y mimetizarme con un entorno natural SIN APURO. Así que no terminamos de contar nuestras ideas que ya sabíamos que el viaje se hacía. Manuel volvió a Mendoza a trabajar la temporada en Aconcagua, y a su regreso en
marzo resolvíamos lo necesario para partir. Me puse en contacto con Eduardo Narvaja, un kayakista paranaense con más de 30 años de experiencia, quien remó desde Corumba a Buenos Aires y nos dio una mano grande durante el viaje; con Ezequiel Vela, de Gualeguaychú, que fue desde las nacientes del río Paraguay, en Diamantino, Mato Grosso, Brasil, hasta Buenos Aires; y también con Jorge Mac Donald, rosarino que bajó por el mismo río en chalana (canoa de madera) desde Cáceres, Mato Grosso hasta
Formosa. Este último nos reafirmó la idea de continuar hasta Cáceres. Durante el proceso un compañero se sumó al viaje, Franco Cacciola, amigo de Manuel de Aconcagua, quien se entusiasmó escuchando hablar del viaje. Nunca había remado, pero tenía experiencia en la naturaleza, estado físico y lo fundamental, ganas de viajar. Era 6 de mayo del 2015, Rosario, Santa Fe, Argentina. Mientras tomamos unos mates, llevamos los kayaks hasta el agua (su peso estaba arriba de los 100 Kg) y saludamos a quienes fueron a despedirnos (Madre y hermano de Manuel S.; mis tíos Alfredo y Nora; Eliana; Jesús y Sebastián Wey). Soplaba viento sur fresco, con un sol otoñal. La sensación era como cuando algo termina, similar a la satisfacción de quien finaliza un estudio. Después de meses de tener la mente dentro de los preparativos del viaje, de preparar el espíritu para la nueva experiencia y dejar atrás el resto, me sentí más liviano y relajado de hacer al fin lo que planeamos durante meses. Los próximos días fueron de adaptación, tanto física y mental como la dinámica del grupo ya que con Franco no nos conocíamos previamente. Físicamente hicimos frente no sólo a la corriente en contra sino también al viento norte que por esa época gustaba comenzar a soplar antes del mediodía hasta las 4-5 horas de la tarde dificultando el avance. El tramo que comprendió el río Paraná (820 km en 42 días), antes de entrar en la desembocadura del río Paraguay, se caracterizó por remadas acompañadas de paisajes amplios, donde el
Porto Murtinho fue el primer puerto brasilero. Llegamos cansados después de largas remadas con viento norte y temperaturas altas que nos obligaban varias veces a remar de noche y descansar de día. En la vera conocimos a Brass Neto por casualidad (o causalidad), él fue la gran bienvenida a Brasil. Nos consiguió una casa barco donde pudimos descansar varios días, conocer la ciudad y hasta compartimos un almuerzo con el intendente Heitor Miranda y su gente. Los próximos 260 km los compartían el río Brasil y Paraguay. Aquí estaba el portal a la región del gran pantanal atravesando el "Fecho dos Morros" (embudo natural que regula el nivel del agua). Ese mismo día acompañaron nuestra
remada casi un kilómetro tres curiosas ariranhas (nutria gigante). Tuvimos la oportunidad de compartir varios días con comunidades indígenas Chamacoco y Tomarajo aprendiendo su historia y costumbres. Como cierre de oro del Paraguay llegamos a la estación biológica "Tres Gigantes" localizada sobre el Río Negro divide con Bolivia. Allí Nery Fabián Chamorro, encargado de la estación, nos recibió como hermanos. Vimos en estado natural yacarés, monos, incontable cantidad de aves, venados, osos hormigueros y por primera vez las pisadas del yaguareté que sería un personaje importante durante el resto del recorrido. Puerto Bush, Bolivia, fue el siguiente puerto donde se encuentra la reserva natural de
Otuquis. A partir de allí nos adentrábamos en territorio brasilero, ellos tienen un control mayor de conservación de la naturaleza y se podía notar desde los primeros kilómetros. Capivaras (carpinchos) descansaban en la vera a nuestro paso sin mostrar alarma por nuestra presencia. Todavía nos separaban 250 km de Corumba, punto clave de la peregrinación acuática. Todas las personas que entablábamos conversación nos preguntaban si habíamos visto una On?a Pintada (yaguareté) y que busquemos refugio para dormir porque era muy peligroso acampar en el Mato, solos. Haciendo caso de los vaqueanos fuimos parando en fazendas y donde había moradores donde la recepción era muy cálida. Ahora al paisaje se sumaban morros en el horizonte y en la vera del río. Llegando a Corumba tuve el mismo sentimiento que el día de partida. La satisfacción de haber cumplido con uno de los objetivos, si bien faltaba, habíamos remado 2350 km! Aquí pudimos descansar gracias a Viviana Méndez que nos cedió la sede de la ONG Paz & Natureza Pantanal. Durante nuestra estadía investigamos a fondo la derrota que nos separaba hasta el próximo puerto, Cáceres, 680 km donde sólo hay algunas fazendas, pescadores a la vera y lo que venía siendo el verdadero motor del viaje, el gran pantanal, un ecosistema con más biodiversidad que el propio Amazonas. El día que partimos de Corumba, se sabía que debíamos estar alerta en todo momento, ya que si bien no somos el alimento preferido de on?as y anacondas, son animales salvajes oportunistas y al acecho, y la densidad de su población en esta región es la mayor del mundo. La realidad fue conocer un lugar increíble, donde la naturaleza le saca ventaja a la humanidad. Por momentos olvidaba que existía la sociedad moderna y el sueño de vivir, de
perderse en ese paraíso latía en cada remada. Podría escribir un libro de esa vivencia de 33 días. Cada jornada nos sorprendió con un paisaje, un árbol, un ave, el gesto y el sabor de un plato de arroz con feijao de cada pantanero, una mariposa, un atardecer, el olor de una planta
desconocida, un amanecer, una luna llena, mirarse a los ojos con un yaguareté, mirarte con tu compañero de viaje y saber que es cómplice de mil aventuras y nada cambiará eso. El 1 de noviembre del 2015 arribamos a puerto Cáceres, más de 3000 km de ríos libres
de represas desde Rosario. Estábamos física y mentalmente agotados, pero con el espíritu grande. Sabíamos que el camino del agua todavía continuaba. Después de descansar, recorrer la región y hacer muchos amigos volvimos al agua para seguir remando hasta donde no se pudiera más. El 4 de diciembre llegamos a Diamantino, ciudad y región donde se encuentran las nacientes del río Paraguay y donde terminaba nuestra remada que comenzó en Rosario a más de 3500 km, 7 meses atrás. Aquí el río no supera los 15 metros de costa a costa. Sorteamos saltos y correderas a pie porque los kayaks no podían hacerle frente a la fuerza del agua. Ahora nos encontramos en una región que sirve de divisor de aguas de la cuenca platina y amazónica. ¡Sería una pena desaprovechar la oportunidad de adentrarnos en las aguas de la cuenca vecina! Los protagonistas de este viaje no fuimos sólo nosotros, sino quienes fueron parte desde el sentimiento, la buena intención y bondad con la que nos dieron la mano. A ellos, eternamente agradecidos.
uimos. Sí, fuimos. ¿Deberíamos haber ido? La respuesta a esta pregunta sólo es posible en retrospectiva y sólo la conocemos ahora, luego de haber pasado por situaciones que creo hubiésemos preferido no pasar. Algo es claro, hicimos lo posible, pero en algún punto todo fue más de lo esperado. Habíamos tomado todos los recaudos y por eso salimos el jueves a las 4 de la mañana del Club Hispano de Tigre, con la colaboración de la gente de allí. Luego de explicarles el pronóstico, pudimos salir más temprano y evitar situaciones de algún modo 'peligrosas' con el fin de llegar
seguros al decimoprimer encuentro anual de kayakistas 2016 en la isla Martín García. El viaje de ida hasta la isla fue agradable, estábamos enteros luego de 10 horas en el agua, a horario y con un día radiante hasta ese momento. Un poco atrasados quizás, dado que el pronóstico prometía fuertes vientos sobre el canal Buenos Aires a partir de las doce del mediodía. Diría que llegamos un tanto jugados, con algo de duda sobre cómo encontraríamos el lugar. Pudimos hacer el cruce a la una de la tarde sin problemas, gracias a la suerte que mandó el viento para atrás unas tres horas, iniciándose el
llamado 'pesto' o 'rosca' tipo cuatro de la tarde. En este horario ya las cosas estaban complicadas. El viento imponía paulatinamente su fuerza, las olas crecían y las ansias de que todos cruzaran bien, también. En la isla Martín García, con los botes en parque cerrado, fuimos al muelle a ver cuál era la situación, a tratar de deducir cómo estarían las condiciones en el canal y para ver si veíamos a alguien en apuros. Algunos kayakistas llegaban como podían, con sus últimas fuerzas, cual sobrevivientes. Las palas se veían aparecer y desaparecer a lo lejos entre las olas. Algunos prefectos estaban apostados en el muelle con largavistas tratando de observar qué pasaba y sí advertían a alguien flotando o en peligro. El viento aumentaba, la noche caía y la situación general empeoraba. Era imposible no pensar en los que estaban en el río peleando. :-¿Estarán bien? ¿Los chicos venían? ¿A qué hora salieron? ¿Ya llegaron?. Las preguntas abundaban y las respuestas no. La alegría de ver compañeros llegar era enorme.:Cruzaron, bien ahí. Zafaron. Y cómo estuvo? ¿Lo viste a tal o cual? ¿Qué sabés? ¿Llegaron? ¿Dónde están? El abanico de interrogantes se limitaba a un hecho puntal: que hayan llegado. No más que eso. Ya caída la noche empezó a circular entre los kayakistas el rumor de que tres palistas habían querido cruzar llegando solamente uno de ellos. Es decir, lo que nadie hubiese querido escuchar. La información era muy escasa: uno cruzó, el otro fue rescatado por prefectura. :-¿Y el otro quién
es?' Ya no importaba quién era, podía haber sido cualquiera de nosotros. Eso nos despertó muchas dudas con respecto a la decisión de haber ido o qué nos había motivado a ir. Sólo queríamos que aparezca bien, nadie lo decía pero todos lo pensaban. Y me refiero a eso, sí, lo que alguna vez pasó y que sabíamos por lo que nos contaron aquellos que estuvieron esa vez durante el primer encuentro del año 2006. Simultáneamente a ésto otras noticias llegaban a la isla Martín García de manera esporádica. Se sabía que había gente pasando la noche en la Isla Timoteo Domínguez cuyas embarcaciones fueron derivadas por el viento. Otros se habían vuelto al club motonáutico del Paraná Miní. Otros estaban colgados de los árboles en hamacas paraguayas en las Islas Oyarvide dispuestos a pasar la noche con la sudestada. Otros dejaron los botes allí y los cruzó prefectura en un gomón por precaución. Estas noticias, sumadas a las anteriores, hacían mella en los ánimos y profundizaban las dudas y la incertidumbre. Ya todo se había 'pasado de rosca'.Ya no era un juego o una aventura sino que era otra cosa: peligro. Viernes, el viento fue constante y fuerte. La marea subió rápido durante la madrugada y ya había inundado el parque cerrado obligándonos
Foto Martín Maccagno
a organizarnos espontáneamente para subir los botes durante la madrugada dado que algunos ya se encontraban flotando. Sin embargo, hicimos el rol en prefectura para salir el sábado a las seis de la mañana. Nadie aseguraba si nos iban a dejar. La duda aumentaba, los vientos que se auguraban no eran del todo favorables y no había novedad del palista hasta el momento desaparecido. Ciertos pronósticos indicaban que iba a haber una ventana tipo seis de la mañana, momento en el cual, supuestamente el viento bajaría un poco. La cosa era cruzar el canal Buenos Aires, el resto capaz 'lo manejábamos'. Otro tema era el Paraná de las Palmas que a veces se ponía un poco traicionero con varios tipos de olas dependiendo del punto en el cual uno se encuentre durante el cruce. Nos fuimos a dormir luego de una 'celebración' de cierre del encuentro que en algún punto se vio un tanto empañada por la situación general: un palista seguía sin aparecer, el viento no aflojaba, el pronóstico no era muy alentador y nosotros tratábamos de tejer alguna estrategia para ver cómo nos íbamos a ir y en qué condiciones íbamos a remar. Habíamos puesto el despertador a las cuatro de la mañana para que a las seis pudiéramos
tener todo listo para irnos, si se podía. Nos levantamos, e inevitablemente miramos las palmeras y los árboles altos de la isla para darnos una vaga idea de cómo venía la mano. Queríamos sacarnos de encima cierta angustia, pero nada había cambiado demasiado. Soplaba menos, un poco menos, pero soplaba. Seguimos adelante: preparamos todo el equipo, levantamos campamento y, sin perder un segundo, estibamos los botes y nos pusimos nuestro equipo como para salir ni bien prefectura autorizara. Lo único claro es que nada estaba claro en ese momento. Ya en el parque cerrado y con los botes listos, mirábamos a los palistas llegar de los campamentos para iniciar el ritual de la estiba. Seguía soplando. -¿Se sabe algo? -Nada -¿Y? ¿Se sale o no se sale?' -Ni idea. Parece que no, dijo prefectura La misma conversación se escuchaba como eco entre los aproximadamente trescientos palistas que estaban en la isla. La salida se retrasaba. La tan ansiada 'ventana' parecía no abrirse nunca. El viento aumentaba a cada instante y cada vez más palistas llegaban de los campamentos. El momento de salir era ya mismo. Luego 'iba a empeorar', decían. A las ocho de la mañana del sábado había llegado el momento, Prefectura dijo que sí. Emprendíamos el regreso. Estaba todo listo, pero no teníamos idea de lo que había ahí afuera. Ya estábamos en el agua, flotando, y empezamos a palear con los timones abajo y bien asegurados.
Foto Norberth Haertel
Marasco
&Speziale M&S
Gracias Prefectura Naval Argentina!!! Por habernos rescatado en la isla Oyarvide, a tan sólo 3 km. que nos separaba de la isla Martin García. Luego de 47.5 km. de remada en nuestros kayak de travesía, hacia el 11º encuentro anual de kayak, nos encontramos con que el cruce estaba muy complicado con olas de metro y medio y vientos muy fuertes. Emprendimos juntos con mis amigos y otros kayakistas el cruce, uno sólo de los nuestros se mandó a seguir, nosotros decidimos parar en una isla donde había tierra firme. Juntamos leña, encendimos el fuego, e hicimos un refugio arriba de un árbol a 2 metros. Hice unas hamburguesas en una parrillita con carbón que lleve en mi tambucho, comimos, abrimos un vino, pero luego el agua empezó a subir hasta casi el cuello. Estuvimos en el árbol hasta las 3 de la madrugada. Tres de mi grupo durmieron sentados en sus Kayak y fueron rescatados la mañana del viernes. A las doce de la noche más o menos nos buscaba el helicóptero de prefectura, y luego de hacerles señas con linternas se paró arriba nuestro con su reflector y se fue. A las tres horas vino una lancha de ellos y bajamos del árbol, nos metimos al agua helada (que lo habíamos hecho muchas veces para tomar nuestras cosas o atar bien los kayak que se habían hundido) y con las fuerzas que nos quedaban subimos al gomón. Nos llevaron y alojaron en su destacamento. Había dos kayakistas desaparecidos, uno lo encontraron a uno a 15 km de ahí, el otro llego nadando a Uruguay. También rescataron a una pareja y otros kayakistas más. Fueron muy hospitalarios con nosotros.
Avanzábamos metro a metro. Todo se ponía peor. Las olas que venían de popa, eran cada vez más grandes y nos desequilibraban. Nos perdimos de vista. Las olas crecían. Era bastante peligroso mirar hacia atrás. Las olas seguían creciendo. No me atrevo a especificar su altura pero fácilmente superaban los dos metros. La corriente nos derivaba y sólo se podía remar tratando de mantener el equilibrio y no dejando que las olas lleven el bote. Era complicado. No se avanzaba casi nada. Las olas de popa eran cargosas y poco se podía hacer más que aguantar y mantenerse a flote para no caer o ser arrastrados. Al mirar al costado se veía la verdadera magnitud del oleaje y se tomaba consciencia de dónde estábamos realmente. Los brazos se
70 años
Outdoor Company
Foto Martín Maccagno
cansaban y los compañeros no se veían. Las preguntas abundaban y el viento, soberbio, seguía riéndose de todos nosotros. Algunos palistas se daban vuelta a lo lejos. Las lanchas de prefectura hacían lo posible. Otros kayakistas asistían a los caídos en una maniobra admirable, otros luchaban por aguantar. Los chicos seguían sin estar a la vista. Luego de unos 45 minutos o más, fuimos llegando uno a uno a salvo a las islas Oyarvide, a unos quinientos metros del canal Petrel por lo que debíamos remontar el río por la costa hasta entrar al pasaje entre las islas. No festejamos y apenas nos reconocimos en una señal de aliento, angustia y cansancio. Lo que habíamos pasado dejaba un cierto sabor amargo. No la pasamos bien y todavía quedaban unos 50 km por recorrer. Al voltear la vista atrás hacia el canal Buenos Aires, tomamos conciencia de lo que habíamos pasado. Las olas eran grandes de verdad y nos costaba creer que momentos antes habíamos estado remando en ese lugar que en algún punto se parecía a un campo de batalla. Una vez pasado el susto del canal Buenos Aires nos dispusimos a meterle remo a 'Los pozos del Barca Grande'. Esta es una porción de río muy ancho que se extiende entre las islas Oyarvide y el Paraná miní y que está formada principalmente por la desembocadura del Arroyo Barca Grande y otros arroyos más pequeños. El río estaba alto por la sudestada por lo que entrar al Paraná Miní fue fácil pero el sudeste entraba directo formando olas sobre las islas que ahora estaban tapadas por agua. Otra vez las olas de popa dificultaban una entrada fácil, aunque su dirección era propicia para 'surfearlas' en dirección al Paraná Mini. Ya entrados en el Mini nos agrupamos en la intersección con el arroyo Diablo. Una vez en el lugar bajamos de los botes y poco a poco fueron llegando kayakistas y noticias de las buenas y de las malas. Ahí fue donde nos enteramos que habían encontrado con vida al palista que había
Foto Martín Maccagno
desaparecido. También nos enteramos quiénes se habían dado vuelta en el cruce y cómo estaban. La imagen era cinematográfica: cada kayakista que llegaba había sobrevivido al cruce. La situación se asemejaba a ciertas escenas de películas bélicas en las cuales se está esperando la llegada de soldados que vuelven de una batalla. Esa era la sensación que me daba el estar ahí, junto al resto de los palistas que se veían cansados mientras relataban su propia experiencia y cómo la habían vivido. Luego de un pequeño descanso, remontamos el arroyo Diablo donde los 'Bajos del Temor' nos esperaban bien cargosos. Mucha ola y mucho viento durante un tramo que volvió a ser agotador hasta llegar al Aguaje El Durazno donde tuvimos todas las corrientes a favor hasta llegar al Paraná de las Palmas. Esto nos permitió recuperarnos un poco y prepararnos para el último desafío que nos tenía preparado la sudestada. El Paraná de la Palmas es una cosa aparte. Cuando llegamos lo vimos, nos detuvimos y lo estudiamos. Estaba ahí, esperándonos como siempre, pero esta vez guardaba una sorpresa. Sí, otra sorpresa. El viento soplaba fuerte del sudeste por lo que al salir a su cruce todo estuvo bien hasta despedirnos del resguardo de la costa. En ese momento el viento entraba sin obstáculos, lo que transformó un cruce agradable en olas que superaban los dos metros nuevamente. Una vez más nos enfrentábamos a lo que no queríamos. Por suerte pudimos negociar las olas de frente, lo que nos permitió tener un manejo más claro de la ola. Elegimos un punto en la costa, remamos y otra vez nos perdimos de vista. Unos minutos después dejé de ver a Edu. Fer ya había cruzado. :- ¿Y Edu?, le pregunté a Fernando -Viene ahí atrás, respondió Fer Zafamos, una vez más. Luego del cruce de Paraná estábamos en el barrio. Ya estaba todo claro. La suerte estuvo a nuestro favor. El resto
del viaje fue normal, conocíamos el camino. Ya no había peligros claros en la zona por la que debíamos remar hasta llegar al punto de partida: el Club Hispano. Lo que aconteció luego de los sucesos relatados en los párrafos anteriores culminó sencillamente con nosotros tres en el club. Estábamos enteros, cansados, pensativos y con ganas abrumadoras de llegar a casa y estar secos. Nos miramos pero nadie dijo una palabra. No había nada o casi nada que decir: habíamos zafado. Zafado y no más que eso. ¿Fuimos valientes? ¿Fuimos capaces de mantenernos juntos? ¿Fuimos compañeros? ¿Fuimos 'kamikazes'? ¿Fuimos ignorantes? No lo sé, fuimos. Creo que las respuestas llegarán en su momento. Sin embargo no fue cualquier travesía. Fue un viaje que puso de manifiesto aspectos fundamentales que deben ser tenidos en cuenta al momento de emprender una travesía: nuestras limitaciones, miedos, fuerza espiritual, fuerza física y destrezas. Doy gracias a que tuve compañeros que no aflojaron, que se mantuvieron fuertes y que supieron mantenerse atentos en los momentos más complicados. Si bien este relato admite un abanico de reflexiones y pensamientos, la verdadera conclusión es simple: en esta vida, todo es aprendizaje. Es mi intención dedicar este humilde relato a mis compañeros de travesía (Eduardo Baraiolo y Fernando Ruiz) y a todos los kayakistas que vivieron todas o parte de las situaciones que intenté describir. Si algún lector considera que las experiencias relatadas pudieran ser útiles a otros kayakistas (experimentados o no), siéntanse libres de compartirlas. Buenos vientos a todos!
ra Noviembre de 2011 y estábamos a 4000 msnm en un gol gris con poca aclimatación. Andaba muy concentrada en agarrar una botella de agua del piso sin bajar la cabeza para no apunarme, y Javi soñaba en voz alta. Ja, es imposible, si camino 5 pasos seguidos y me agito, imagináte en bicicleta, me muero de un paro cardiaco! Él no me prestaba demasiada atención, y continuaba de cara a las montañas con esa mirada que a mí me gusta tanto, porque los ojos le brillan con fuerza y ya sabía que no había vuelta atrás. Algunos tienen grandes fortunas, otros, suerte o una carrera prestigiosa…yo lo tengo a Javi. Por eso, 5 años después, un despertador sonaba insistente en un caño de colores que era parte de los juegos de una plaza, y los señores de limpieza de la municipalidad miraban algo desconcertados como dos ciclistas despeinados salían de ahí adentro. Estábamos en Fiambalá y habíamos hecho uno de los vivac más divertidos de todos los viajes gracias al señor de los ojitos con brillos al que le encanta eso de no armar carpa y andar tirando la bolsa
de dormir en los lugares más disparatados que existen. Desayunamos huevos revueltos, cargamos nafta en el MSR (calentador) y salimos con térmica y rompeviento porque la mañana estaba fresca. Íbamos rumbo al Paso de San Francisco y no podía dejar de pensar qué diría ahora la Sol de hace 5 años atrás. Como siempre bastó hacer unos pocos metros para que la camiseta y el rompeviento empiecen a sofocar. La primera reacción fue intentar recordar el camino… que si era todo recto, que si después venía una subida o una curva. Lo habíamos hecho 3 veces en auto… teníamos que poder acordarnos bien del lugar. Aquella discusión con nuestra memoria duró un rato más, hasta que entendimos lo absurda de la situación. Ahora viajábamos en bici y eso definitivamente ya cambiaba bastante la percepción de la ruta. El camino del lado
argentino estaba completamente asfaltado, dándonos la oportunidad de ocupar la mirada en todo ese conjunto de rocas, formas increíbles, colores y contraluces. La primera vez que descubrimos la ruta de los Seismiles (que es el nombre con el que se la conoce por estar rodeada de volcanes de esa altura), no lo podíamos creer. La belleza de aquel lugar nos desbordaba los ojos, íbamos en el auto con medio cuerpo afuera de las ventanillas y desencajados del asombro. Volvíamos a recorrer los mismos paisajes pero esta vez en nuestras bicis y todo aquello que nos rodeaba se volvía: poros, aliento y hogar. Teníamos refugios durante todo el trayecto, lo que nos daba una tranquilidad extra. Había muchas casitas con leña en medio de las montañas, esperándonos para protegernos del viento y el frío. Qué más podíamos pedir? El primer día, como siempre, costó bastante
el desnivel, la adaptación después de algunas jornadas sin pedalear, la lucha por acallar la mente y dar lugar a las sensaciones para que lentamente podamos volver a ser presente y montañas. Después de 55 km llegamos a nuestra primera casita, podíamos seguir unos 12 km más hasta el próximo refugio pero mis rodillas estaban algo reacias a la idea de seguir pedaleando y me lo trasmitían con puntaditas molestas. La hora mágica había empezado y nosotros estábamos entre las montañas en un refugio frente al río, así que mientras la pava nos avisaba que ya estaba el agua para el mate decidimos que si había algo que nos gustaba de viajar en bicicleta era la llegada a destino y todo aquel ritual que repetíamos una y otra vez en distintos puntos del mapa. Cambiábamos zapatillas por crocs, ropa apretada por suelta, tomábamos algo calentito, nos tirábamos a descansar sobre tierra, pasto, arena, piedras o en este caso piso de refugio en las montañas. Comíamos… comíamos mucho, como si estuviéramos a punto de morir. Y finalmente nos despojábamos de todo: ideas, cuerpo, voz, para disfrutar del silencio en medio de algún nuevo atardecer en otro nuevo y maravilloso horizonte.
Entre refugios, pedaleos cantados y alegría, fuimos subiendo metros sobre el nivel del mar 3000, 3500, 4000. La cosa se empezó a complicar recién a mitad del tercer día, porque el viento se acordó que era viento y quiso soplar bien fuerte para confirmar sus orígenes. Entonces tuvimos 30km de ráfagas agotadoras y la lucha inevitable con esa vocecita interna que nos visitaba siempre en los momentos críticos…. que no puedo más….que así yo no sigo… que no vamos a llegar…que si hubiéramos salido más temprano, más tarde o no hubiéramos salido….que quién me manda a mí a andar cruzando 43 veces la cordillera…….No nos hablábamos, no era necesario y sin embargo los dos sabíamos que el cansancio físico no importaba, porque el gran motor que nos mantenía en camino era mucho más complejo, maravilloso e infinito que un simple par de piernas. A medida que subimos el entorno cambió sus formas para volverse todo puna e inmensidad. La
vegetación dio paso a arena, minerales y rocas de colores increíbles. Los cerros se volvían volcanes nevados y la brisa dejaba de ser placentera para convertirse en viento frío y fuerte. Piscis, Incahuasi, Ojos del salado, San Francisco. El placer de estar pedaleando entre aquellos volcanes se volvió emoción y lágrimas. Las grutas nos recibió como nos tenía acostumbrados. Estaban los 3J, que a pesar de su seudónimo no eran superhéroes ni personajes de una película de acción, sino mucho más que eso. Los 3J se hacían llamar los trabajadores de vialidad provincial que estaban en el refugio de las grutas a 4100 msnm, en verano e invierno, con sol, tormentas de nieve o -20° bajo cero, para recibirte entre chistes, encender la leña y abrigarte a su forma: con pan casero, una ducha caliente y música de acordeón. Nos dimos un día de descanso y termas para salir finalmente hacia el límite internacional. El camino subió un poco y otro poco más, pero la llegada se hizo cortita,
4726 msnm y la felicidad quiso ser baile. El cartel que dividía un país del otro, marcaba también la frontera entre el asfalto y el ripio, a partir de ahora tocaba Chile y rebote. Nos dijeron tooodo bajada y sin dudas supimos que íbamos a tener que pedalear. Lamentablemente no nos equivocamos, ripio en malísimo estado, muchísimo viento en contra y como resultado bajar a 8 km por hora con mucho esfuerzo. Pero esta vez la vocecita no se atrevió a molestar. Estábamos 4726 msnm en medio de los Andes, rodeados por las montañas más lindas del mundo y nada podía ser más importante. Cruzamos una camioneta de carabineros y nos invitaron a que los esperemos en su puesto frente a laguna verde. Por las noches hacía mucho frío y ellos podían darnos un lugar reparado donde dormir. Después de "bajar" un poco más, apareció la laguna. Verdes y marrones, blancos, celestes y flamencos. Qué importa el viento, el ripio o el frío… qué importa. Esperamos a un costadito del puesto de carabineros, a que vuelvan. Hacía frío, hacía muchísimo frío. La tarde caía y la espera se hacía larga. Nos pusimos todo el abrigo que teníamos, tomamos algo caliente y seguimos esperando. Pero se hicieron las 6, 7, 8 de la tarde y los carabineros aún no aparecían….tengo frio,
tengo frio, tengo frio…las nubes de tormenta tapaban las montañas…a lo lejos vimos levantarse tierra en el camino, tenían que ser ellos, la tierra se fue acercando hasta volverse camioneta…ufff por fin, ya casi no sentía las manos….nos paramos para recibirlos y la camioneta de carabineros pasó de largo a toda velocidad. El auto de una familia Argentina se había quedado en el camino y necesitaban ayuda. Además de un lugar donde dormir calentitos, nos preocupaba el agua dado que al día siguiente teníamos 90 km hasta el salar de Maricunga donde estaba el puesto de aduana chileno y queríamos reponer por si no llegábamos. Desconocíamos en qué condiciones estaba el camino. Finalmente la camioneta volvió y los carabineros nos dieron un lugarcito dónde tirar las bolsas de dormir, también nos contaron que ellos en el puesto no tenían agua porque la traían cada 3 días desde la aduana y ya se les había
Salta
terminado. Eso significaba que íbamos a tener que llegar a migración chilena como sea. Sólo contábamos con agua para 1 día. Nos despertamos a las 5 para aprovechar las horas sin viento, pero el frío era insoportable. Desayunamos y nos metimos nuevamente a las bolsas a esperar a que amanezca. Alrededor de las 7 con las primeras luces del día y el cuerpo casi inmovilizado de tanto abrigo, salimos a pedalear. El ripio era terrible y al parecer para que entremos en calor, tocó subida. Nos agitamos, nos sacamos el abrigo, dejamos atrás laguna verde y el camino empeoró. Una nueva y enorme pendiente con ripio totalmente suelto nos bajó de las bicis para subir empujando a regañadientes….que camino de mier…. 28 km después de subidas y bajadas llegó el asfalto y con él también llegó el viento en contra. Continuábamos en altura a 4500 msnm. Los volcanes parecían multiplicarse, el paisaje era
bellísimo, pero el camino seguía sin bajar y el viento se ponía impedaleable. Llegamos a una muy pequeña casita roja. Faltaban 40 km hasta migraciones, teníamos poca agua y estábamos en altura… decidimos seguir. Todavía nos quedaban varias horas de luz y el camino en algún momento tenía que empezar a bajar. Tan sólo algunos metros más adelante nos cruzamos con un trabajador al costado del camino. Me acerqué a preguntarle cómo seguía la ruta y qué hacía trabajando solo en aquel lugar. Él se río fuerte y me dijo que no estaba solo, que eran un montón más y que de ahora en adelante el camino era en bajada…mmmm todo bajada?… nunca podíamos confiar mucho en aquellos pronósticos, pero esta vez era cierto!!! Dejamos de pedalear y tuvimos que empezar a apretar los frenos mientras que la ruta se llenaba de gente, camiones y camionetas. Íbamos a llegar!!! Lo que hasta hacía unos minutos nos parecía imposible
Distancia Total: Entre Fiambalá y Copiapo 482 km Terreno: Del lado Argentino el paso esta completamente asfaltado hasta el limite internacional, enen Chile la mayor parte del camino es de ripio en mal estado. Transito: En la actualidad el paso es San Francisco en época de verano es medianamente transitado. Agua: En el tramo Argentino se encuentra agua sin dificultad a lo largo de todo el trayecto, pero en Chile se vuelve un problema, es necesario llevar agua para 2 días como mínimo. Época del año: La mejor es entre Septiembre y Diciembre. Se puede hacer en otros meses averiguando con anterioridad si el paso está abierto y es necesario tener mayor cuidado EneroFebrerocon las tormentas eléctricas y aludes y en Mayo-Agosto con las nevadas y bajas temperaturas. Altura: Llega a los 4726 msnm. Frontera: Los puestos de frontera no están unificados y se encuentran a 150 km de distancia el uno del otro, es importante verificar que el tramite de salida o entrada se realice como corresponde y no tener futuras complicaciones. Para comprobar el tramite en cualquiera de los puestos se recibe una tarjeta migratoria que se deberá presentar obligatoriamente para poder pasar la próxima frontera. Si sos Argentino o Chileno solo hace falta presentar el documento de identidad. Si entras a Chile la aduana Chilena te haga completar una declaración de la bicis con la que viajas, ya que en Chile la bici es considerada un medio de transporte. Nafta para MSR: Se puede cargar combustible en Fiambala, Las Grutas y Copiapo. Viento: Comunmente comienza a partir del mediodía desde el oeste. Es fuerte y constante, por lo que es recomendable si se cruza desde Argentina salir bien temprano para lograr avanzar sin tener que hacer grandes y desmoralizantes esfuerzos. Clima : En verano la temperatura oscila entre los 5° C y los 15° C . En invierno, puede llegar a los 25° C de noche y los -7° C diurnos.
ya era definitivamente un hecho. Después de viento, ripio, subidas y 90 agotadores kilómetros, íbamos a llegar!!!. Como siempre, unos kilómetros antes de que termine el día de pedaleo ya habíamos hecho planes…."Primero comemos y tomamos algo caliente. Después vemos dónde dormir y preparamos todo para salir temprano a la mañana. Yo voy a editar algunas fotos. Yo solamente quiero comer y dormir”… ¿Que van a hacer qué? noo…lo que realmente van a hacer es agarrarse la cabeza con claros gestos de preocupación mientras dicen al unísono…No lo puedo creer!!! Eran las 7 de la tarde y el paso fronterizo ya había cerrado, pero gracias a Moisés que era el carabinero del puesto, los chicos de migración chilena nos permitieron hacer los trámites para ayudarnos y así poder salir tempranito al otro día. Entonces como es costumbre nos pidieron los documentos y la tarjeta migratoria. :-La tarjeta qué? , fue nuestra respuesta :-La tarjeta migratoria que les dieron en el puesto de frontera argentino”, nos respondió tranquilamente Javier, el encargado de hacernos el trámite :-Pero a nosotros no nos dieron nada, sólo nos pidieron el DNI, nos ingresaron en la compu y
nos dijeron que ya podíamos irnos :- es imposible, tiene que haberles dado la tarjeta ¿Ustedes están seguros que hicieron la salida Argentina? sin esa tarjeta no los puedo dejar entrar a Chile, tienen que volver al puesto de las grutas y que se las den…. Nuestras caras de desconcierto deberían ser maravillosas:- Es que nosotros estamos en bici!!! Les dije al borde de la desesperación. Hace dos días que venimos pedaleando para llegar hasta acá, no podemos volver a buscar una tarjeta!!!. Para resumir: en un ratito las diez personas que trabajaban en la aduana chilena (incluyendo al señor de limpieza) empezaron a rodearnos para explicarnos que no era posible que no tengamos la tarjetita migratoria y la pregunta:¿pero ustedes hicieron el trámite de salida, están seguros? se repetía más de lo que nuestra paciencia podía soportar. "Para nosotros ustedes están ilegales y es su culpa por no pedir que les den la tarjeta migratoria, es su problema, no el nuestro"….sentenció un pedazo de bolu….digo un señor de Aduana. Pero ese hombre era la excepción de aquel lugar, todos los demás se preocupaban por nuestra situación, llamaban, pensaban posibilidades e intentaban tranquilizarnos. A las 10 de la noche el señor de mantenimiento nos señaló una habitación con camas y
nos dijo "ustedes hoy duermen ahí". Comimos una sopa rápida y nos desmayamos sobre colchones, teníamos que esperar que pase la noche para definir que iba a pasar con nosotros. La idea de tener que volver hacia atrás después de tantos días de intenso pedaleo nos derrumbaba los planes y el ánimo. Esa mañana no necesitamos despertador, la ansiedad nos abrió los ojos desde muy temprano. Desayunamos, esperamos, caminamos en círculos y esperamos otro poco más. Finalmente y como siempre pasa en viaje, los problemas así como llegan se van. A las doce del mediodía y gracias a Javier, Moisés y toda la gente del puesto, tuvimos nuestra entrada a Chile. Esperaba Copiapo con calor, jugos de piña, helado y un día de descanso para salir rápidamente hacia nuestro próximo paso: Pircas Negras. Las ciudades nos eran cada vez más extrañas, ruidosas e incomprensibles, tal vez porque la cordillera nos estaba cambiando profundamente, para desconocernos entre bellos crecidos, piel curtida, duchas en ríos helados y la voz perdida en el viento, para encontrarnos como nunca antes: salvajes, auténticos…únicos.
os gustó tanto el Ultra Mtb Pepirí 2015 que ni dudamos en volver este año. Ya no éramos 9 bickers Way sino que contagiamos a 20 más, y partimos a Misiones a conquistar ese hermoso desafío de pedalear la selva Misionera y parte de la Brasilera. Tuvimos un gran enemigo: el clima. Llovió muchos días antes y el mismo día de largada la organización anunció en la charla informativa la
noche anterior, que tal vez cortaría una de las partes de selva Yaboty por lo intransitable que se pensaba que estaría, pero esa mañana nos confirmó que el recorrido seguía igual y que nada se cortaba ni cambiaba. Largamos! Yo corría en equipo, como en la primera edición, con mi hijo Catriel. Estábamos muy bien preparados para la carrera, con mucho entrenamiento y además conocíamos a lo que
íbamos. Entramos en la primera parte de selva, mucho barro por tramos pero podíamos pedalear, en algunas partes era imposible. Bici al hombro, fueron kilómetros y kilómetros pasando parejas mixtas, sabiendo que íbamos terceros. Llegamos al primer puesto de control. Allí había bebidas y cosas para comer, pero al ver a los segundos pasamos de largo, ni paramos, y logramos alcanzarlos! Le metimos todo nuestro esfuerzo en ese tramo, hasta que cruzamos una ruta, y entramos en la selva del Yaboty. Arrancamos la trepada y corté cadena… un bajón. Catriel tuvo que arreglarla rapidísimo, ahí nos alcanzaron y nos pasaron los segundos, nunca más los vimos. Al seguir, el camino se empezó a trasformar en una trampa mortal, no podíamos avanzar de ninguna manera que no sea caminando con la bici al hombro. Llevarla arrastrando era imposible porque se hacían bodoques de barro entre la horquilla y la rueda. Si cruzábamos charcos de agua, metíamos la bici y la lavábamos. Eso nos llevaba tiempo sin sentido, porque en 20 metros todo estaba igual. Imposible, ya no podíamos más. Revoleamos las bicis un par de veces de la impotencia que daba no poder pedalear y sin fuerzas ya para cargarlas. Brazos partidos, cintura rota y como si fuera poco, a mi compañero se le rompieron las 2 zapatillas de trabas! Las atamos con colitas de mi pelo, con cordones…nada aguantaba semejante barro. Decidió
caminar descalzo y sin suerte, dado que ni las medias aguantaron. Es fuerte la imagen de mi hijo en patas por la selva con la bici en la espalda y agotado…estaba igual que él pero con la ventaja de tener más experiencia, años de carreras que me han puesto en situaciones extremas como esa y peores...En estas locuras que comparto con él influyen otras sensaciones como la de protegerlo por más fuerte y entrenado que esté, porque siempre va a ser mi bebé y no me gusta verlo sufrir. Me exigí calma para contenerlo. Muchas veces grité: vamos carajo que podemos!! Fuimos avanzando. Del Way teníamos adelante a Silvio Salustio, al equipo de Guille y Willy, y en ese tramo nos pasó Guille Perazzo, que me ayudó a levantar la bici porque no tenía fuerzas para engancharla sola en los hombros! El resto de mi team venia atrás......
Tardamos casi 4 hrs en hacer 12 km. Mientras hacíamos el camino, cruzábamos a otros pocos en las mismas condiciones, luchando por salir de ahí, muchas bicis rotas, y gente totalmente agotada. Faltando 2 km para terminar la selva nos alcanzó una camioneta que nos cargó a nosotros y a unos 8 más en la caja y nos acercó a la ruta que nos llevaría al cruce aduanero. Estábamos a 30km de la llegada. “Vamos segundos carajo”, le gritaba a mi hijo! Al llegar a la ruta, había una ambulancia y gente de la zona, yo pedía por favor si alguien podía prestarle zapatillas a Catriel, todavía nos faltaba un tirón y él andaba descalzo. Se había guardado las suelas de las trabas en la remera, las colocó y las trabó en los
pedales, y así seguimos… Llegamos a la Aduana y era una fiesta. Aplausos, frutas, caramelos…yo seguía pidiendo calzado para Catriel sin tener suerte, nadie calzaba 42!
Individual Caballeros 1° Alberguini Cristiano 4:53:46 2° Martins Ronaldo 5:27:57 3° Morona Márcio 5:35:51 Individual Damas 1° Messini Fernanda 7:33:19 2° Giuliani Maria Laura 7:59:51 3° Paz Lujan 8:37:34 Team Caballeros 1° Giurlando Javier 6:58:10 2° Araujo Lucas 7:06:30 3° Paliano Jacson 7:21:01
Team Mixtos 1° Heinrich Nadia Pamela 8:11:35 2° OcaÑa Jorge Javier 9:31:18 3° Dos Santos Mariano 9:31:21 Short Caballeros 1° Lopes Rafael 3:22:10 2° Tossati Tanuri 4:19:02 3° Silva Do Rosario 4:41:16 Short Damas 1° Figueiredo Paula 6:10:57 2° Beltramo Mayra 6:25:18 3° Rodriguez Cristina 6:33:19
Federico Lausi, el organizador, nos abrazaba, nos alentaba, lo veíamos feliz. Salimos de ahí y continuamos por la ruta que nos llevaba a Sao Miguel do Oeste Brasil. Continuamos nuestra carrera pensando siempre en nuestra gente, Cómo estarían, cómo habrían pasado esa selva? Los habrán sacado? Mil preguntas te hacés cuando tenés 26 amigos en esa carrera de supervivencia! Sabíamos de los que iban adelante, de Rober con puntos en la pierna y de Cris con bici rota, el resto era una intriga continua y un deseo de que estuvieran bien... Nos agarró la noche en la ruta, totalmente embarrados, sin luces...eso sí me dio miedo. Los autos iban a mucha velocidad y estaba totalmente oscuro. Me angustie, siempre atrás de Catriel, gritándole si se iba lejos de mí. En ese instante no era un compañero de bici, era mi hijo. De pronto, me acordé de una lucecita que había guardado en mi mochi. Jamás pensé en tardar casi 10hrs en 100km y que me agarre la noche… Saqué la luz y nos juntamos con otros ciclistas varones tirando los 4 para adelante. Una ruta dura por sus cuestas interminables, y las bajadas cortas. En un instante empezamos a ver las luminarias de la gran ciudad Sao Miguel. Estábamos cerca. Conocíamos esa llegada hermosa, y ya estábamos entrando al arco con un enorme tinglado azul, mucha música y alegría típicos de los brasileros. El intendente recibiendo a cada corredor, colocaba las medallas y daba un fuerte abrazo… yo era una barro vivo, no tenía parte limpia, pero no importaba nada! Todos nuestros alumnos estaban ahí, hablábamos al mismo tiempo. Lloré emocionada y exhausta. Solamente faltaban Nachito y Raquel equipo mixto, y Silvia individual. Ahí nos contaron que al llegar a la ruta, la organización no los dejó
entrar a la selva Yaboty y regresaron, por eso habían llegado antes. Pensamos cómo clasificarían, y jamás se nos hubiera ocurrido pensar que lo harían por orden de llegada! Fuimos a ducharnos para la entrega de premios y en ese interín, llegaron Nachito, Raquel y Silvia. Qué decirles de nuestra desilusión cuando la organización decidió premiar por orden de llegada. Todo ese esfuerzo realizado con alegría se volvió la peor pesadilla. Luego habló el organizador, palabras que no convencieron y sólo enojaron más. Hablé con gente de la clasificación y me dieron la razón pero ellos no decidían. Soy corredora de aventura… pude estar en la selva atascada en un pantano toda una noche,
perdida en las montañas heladas, pedaleando rutas a oscuras, caer y levantarme mil veces y nada me va a derrumbar, lo que sí me dolió fue la injusticia, las malas decisiones, la falta de seguridad en las palabras…yo quería que mis alumnos, mi hijo y yo recibamos nuestro trofeo, tener nuestro podio, porque hicimos el recorrido completo, porque lo sufrimos y porque era lo justo. No fue así. Podría enumerar muchas fallas de esta carrera pero me quedo con el paisaje, la convivencia con mi grupo, la gente que conocí, los viejos amigos que encontré, la experiencia y la fortaleza que nos dio....he perdonado peores fallas… la tercera es la vencida, vuelvo en 2017 a Pepirí !!! Aguante el Way !!!
rgentina XK Race, 6 al 8 de Febrero 240 km (Lago Puelo) Catriel Sarry y Leonell Scilingo 3° Desafío Pro Cab Brasil Haka Race 26 al 28 de Mayo 200 km, Isla Comprida, San Pablo Chile Desafío Aysen 12 al 14 de Agosto 200 km Coyhaique, Aysen Uruguay De Sol a Sol Septiembre 200 km Arg XK Race Traverse 7 al 10 de Octubre 500 km Vallecitos, Mendoza Ecuador Nonstop 16 al 19de Noviembre 500 km (final Latinoamericana)
Merida Bike e indumentaria, Makalu explora tus límites indumentaria outdoors y running, Timex relojes deportivos y expedicionarios, Ena Sport Nutrition, Stylo medias con su línea deportiva, Granix Naturalmente Alimentos, PoloTorres Bike Competicion con Fit. Specialized Sistema computarizado e imágenes sobre medidas y posición, Baobab Supercamping acompañando grandes desafíos, Interlands mayorista de viajes, Harmony Place Programa SAFE: Sistema de Aptitud Física de Excelencia.
Este proyecto empezó en noviembre, un día vino al Way y me lo dijo así, de la nada:-Sabés que tengo ganas de correr el Latinoamericano de aventuras. Me quedé mirándolo como diciendo: Leo estás loco… Me dijo:-estoy volviendo!, volvió el fuego sagrado quiero volver al circuito, vamos a hablar con éste, con aquél. Sacamos esto de acá, ésto otro de allá, dejándome esa idea en la cabeza que aunque seguía sin creerla, me ilusionó. Y me dijo con firmeza:- ... Tengo algo en el pecho, tiene que salir y viene de Quilmes y este proyecto va a estar hecho para compartirlo (inmediatamente se cortó diciendo que era personal) o para compartirlo y darlo vuelta... WWoowww pensé, qué poderoso lo que me está diciendo. Pasó un tiempo, llegó fin de año, mensaje de texto, felicidades…y una frase:terminá a full el año, porque el que viene va a ser muy power (y una frase para quedar) “El que late manda” Me di cuenta con gran aprendizaje, que hay momentos en la vida que una cuestión difícil te mueve tanto que te hace tambalear, en los que hay que decidir si quedarse en el molde y resignarse o, por qué no, encararla de otro lado con fuerza, redoblando la apuesta con toda la energía hacia adelante… De ese lado nace este proyecto bien de adentro de las emociones. Llego la primera fecha y la XK y se acabaron las palabras, experiencia única y resultados que ilusionan y ésto recién empieza, ahora se viene
Brasil, Chile, Uruguay y la final en Ecuador. La verdad es que estoy inmensamente agradecido a Leo por haber confiado en mí y por darme la oportunidad de entrar. Se vienen kilómetros y kilómetros por delante. Disfruté al máximo pero también atravesé muchos obstáculos y cuando eso pasa hay que recordar de dónde nace ésto… del corazón!!! Entonces corazón y garra: “el que late mande”.
Y es así el ronroneo venía de Quilmes por noviembre… las bajadas del proyecto son para compartir. Yyy es así que inmediatamente tuve esas bajadas por la autopista La Plata-Bs Así fui al Quilmes Way para hablar con Catriel sin conocerlo mucho, para explicarle con pasión el proyecto. Yyy es así que desmitifiqué que las empresas son meros “debes y haber”. Es verdad que soy hombre de gestión pero a cada responsable de empresas se lo expliqué de un modo no comercial, con la pasión con que nacía este proyecto y con lo que me pasaba y sólo recibí una devolución... yo te banco!! Por eso las comandas comerciales. Agradezco a cada uno ellas/ellos por recibir sólo ganas de apostar. Yyy es así que en lo personal sólo voy a decir “Lluvia de Pensamientos Sentir”...las palabras expresan/transforman en acción (Andar Extremo 39 ) yyy sin vergüenza, pero con pudor voy a decir que “Desde Hace un Sueño, el que late manda” es una historia del corazón. Para quienes Desarrollan el proyecto... es tremendamente responsable y admirable hacia Uds. de mi parte, tener una pequeña dirección de los mejores a nivel nacional a mi criterio, en el área de Medicina, Profesores Universitarios, Coordinación, Medios del rubro e Integrantes del Team. Gracias Gracias Gracias! De pasiones se vive…Desde Hace un Sueño “el que late manda´´
a última base en la que estuvieron los nueve expedicionarios argentinos fue Longyearbyen, en el archipiélago noruego de Svalbard, situado 1100 kilómetros de Polo. Se aclimataron al frío ártico practicando maniobras de rescate en el hielo, y ensayaron pruebas de riesgo sobre grietas y ríos congelados para poder conquistar el Polo Norte. Los expedicionarios Víctor Figueroa, líder, Gustavo Curti, segundo jefe, Ignacio Carro, Juan Pablo de La Rua, navegantes, Emiliano Curti, Santiago Martín Tito, comunicaciones, Luis Armando Cataldo, guía, Tomas Heinrich, documentalista y Mauricio Fernández Funes, el día 22 de abril hicieron flamear la bandera argentina en el Polo Norte por primera vez en la historia. Caminaron 120 km de Barneo al Polo, lo que les demandó 10 días en jornadas de 8 horas, parando para hidratarse y alimentarse cada una hora. Diariamente recorrieron de 6 a 15 km en esquíes y arrastrándose en trineos de fibra de vidrio con un peso aproximado de 70 kg. Tuvieron 24 hs de luz diarias y la temperatura promedio rondaba en -25 grados centígrados. Tomaban de 3 a 4 litros de agua para hidratarse. Al finalizar el día armaban el campamento, muestreaban agua y se comunicaban con el mundo La ONG impulsora de la empresa polar fue la Fundación Criteria. El grupo se propuso alertar al mundo sobre la urgencia medioambiental como una de las amenazas que determinan la seguridad humana. Se trató de la primera misión de carácter nacional, luego de que el 10 de abril de 2013 otro argentino, el andinista Juan Benegas, completara la misma hazaña en siete días junto a cinco expedicionarios rusos. Más allá de la épica extrema y del mensaje ambiental, el grupo colaboró con el Instituto Antártico Argentino (IAA) en la recolección de muestras de agua a cinco metros de profundidad.
Jose Naranjo, Juan Pablo de la Rua, Santiago Tito, Victori Figueroa, Gustavo Curti, Emiliano Curti, Ignacio Carro, Luis Cataldo avanzan por el hielo Ártico. Foto: Tommy Heinrich
Santiago: una mezcla de sentimientos… felicidad y orgullo de representar a todos los argentinos al llegar, plantar la bandera y verla flamear… increíble. El Polo Norte es el único punto del mundo en el que todos los caminos conducen al sur. Fue el postre de diez días de trabajo y esfuerzo que se coronaron en ese momento. Tommy: mucha satisfacción, porque más allá de llegar al Polo Norte, implícitamente la idea y el objetivo era que llegáramos todos, no uno o dos, y lo logramos. Eso significó desde un comienzo trabajar juntos en todo momento, desde los entrenamientos a los viajes de integración del grupo. Estuvimos casi tres semanas en ruta hacia el Ártico y siempre se sostuvo una buena interacción y una buena relación entre los integrantes, eso hizo que se viva con más intensidad. Cuando había un inconveniente, todos salían a ayudar. Jamás dudamos de lo que podíamos hacer juntos y bien.
Santiago: en realidad el jefe de la expedición Víctor Figueroa coronó el Polo Sur en el 2001 y hace un año y medio se acercó a la fundación porque creía que Argentina debía tener los dos Polos. Nosotros, dentro de la Fundación Criteria, podíamos introducir esta expedición en el marco de nuestra aérea de cambio climático. Empezamos a trabajar en conjunto, y luego de algunas planificaciones y evaluaciones, preparamos el proyecto que comenzó en 2015.
Mi rol en la expedición era en comunicaciones, tenía un teléfono satelital para informar a la prensa, dar apoyo logístico, dar la posición por si teníamos algún problema…Cada uno cumplía una función, y era más importante el otro que uno mismo, eso hizo que el objetivo se alcanzara más rápido.
Tommy: durante el último mes entrenamos juntos en el Monte Tronador. Ejercitamos lo físico y técnico, con esquíes y bastones recreábamos la caminata sin los trineos. Antes de eso el entrenamiento lo hacía cada uno en su lugar: Emiliano Curti en Mendoza, Ignacio Carra en Santa Fe y la otra parte de la expedición acá en Palermo en el campo argentino de polo, en esquíes por el pasto.
Santiago: lo que me gustaría destacar es que si bien hubo un entrenamiento específico, todos los integrantes ya teníamos una buena preparación física. Todos los militares son instructores de esquí y andinismo. Eran tropa de operaciones especiales en montaña y obviamente Tommy, al ser el primer argentino en el Everest, era la estrella y el gurú, así que había un trabajo de años en actividades de riesgo en montaña. Dentro del grupo había personas que habían estado en Antártida y tenían rescates en el Polo Sur. El último año fue de entrenamiento y además de lo físico, la idea también fue juntarnos, conocernos y entrenar técnicas especiales: arrastre de trineo, rescate en hielo y turismo. El aporte de Juan Benegas, que conocía el lugar, nos dio mucha información. Cuando estábamos allá funcionamos como un reloj, cada uno sabía lo que tenía que hacer y así logramos ser un grupo parejo para caminar en la nieve. Seguíamos el ritmo del equipo, eso fue muy importante porque los tiempos con el frío extremo son muy metódicos. Cuando terminaba una jornada teníamos que armar todo, pero tenía que quedar un resto, y eso debía hacerse en poco tiempo, para no congelarse. Hacía de -25 a -30 grados, era muy difícil trabajar con tanto frío. Armábamos las carpas lo más rápido posible para prender el calentador y meternos.
Santiago: el 28 de marzo salimos de Buenos Aires y arribamos a Longyearbyen, en el archipiélago noruego de Svalbard, situada a 1100 kilómetros del Polo. Queda en la altitud 78° N, que es la misma latitud de la Base Belgrano, en el sur. Cuando salimos del avión ya estábamos a -20°, para mí fue chocante porque si bien estuve en temperaturas bajas, no con tiempo tan
prolongado. Imaginate estar continuamente a esa temperatura.
Santiago: ropa técnica, tuvimos camperas e indumentaria Duke y también nos proveyó la dirección antártica y completamos con ropa propia. Teníamos de primera a quinta piel. A esa temperatura aunque te pongas 15 capas el frío se siente. Lo bueno es que tuvimos 10 días de adaptación. Lo que nos sirvió mucho es la piel que se le pone a las camperas en la capucha. Acá en la ciudad uno se cree que es estético y en realidad genera una cámara de aire caliente que protege la piel de la cara. El problema allí era que al caminar transpiraba, entonces la problemática
era cuánta ropa íbamos a usar en la marcha. Es impresionante todo lo que uno transpiraba y mojaba, se congelaba. Cuando terminábamos el día, dejábamos dos minutos la campera que habíamos usado para ponernos las de plumas e instantáneamente adentro, tenía todo hielo, entonces había que descongelarla con los calentadores. Tommy: en esta expedición llevamos los MSR whipperlite. Teníamos dos opciones para marchar: usar la campera de Gorotex pero no la de tres capas sino un poco más fina donde la idea era evitar transpirar pero protegerse del viento. El Ártico a diferencia de la Antártida, no es un continente, es una masa de hielo que se
Gustavo Curti y Emiliano Curti en el Hielo Artico. Foto: Tommy Heinrich
formó sobre el agua, tiene movimiento y un alto contenido de humedad en el aire. Era muy difícil que las cosas sequen, entonces allí entraba el apuro por ir a la carpa lo antes posible. Así se lograba levantar la temperatura y se podía secar la ropa que estaba inevitablemente mojada. Otra cosa que utilizamos son los “Vapor Barriers”, barreras de vapor para las medias, y evitar que mojen las botas en la parte interna. Es como una membrana en forma de saco plásticas, diseñadas con la forma del pie. Con eso evitás que el sudor llegue a mojar la bota. La humedad es progresiva, nunca se llegaba a secar nada al 100%.
Tommy: en este pueblito de 1500 a 2000 habitantes permanentes, el inconveniente que tuvimos es que debíamos entrar al Ártico en una base rusa que es temporaria. Habitualmente se fabrica a fines de marzo y se desmonta a fines de abril y tiene como propósito: servir de base para científicos y expedicionarios. Santiago: para que te imagines, la base son tres carpas calentadas, una pista sobre hielo y dos helicópteros. Eso es la base, en el medio de la nada. Tiene carpas estructurales para todo tipo de evacuación, una pista gigante y también un tractor que mantiene la pista y los helicópteros para llevar las expediciones. Está arriba del mar y se mueve. A veces se le forman cráteres y
cuando pasa eso no se puede usar, entonces tienen que armar otra pista y mover la base. Estos problemas nos retrasaron 5 o 6 días pero fuimos adaptándonos de a poco al clima y los horarios. Tommy: en Longyearbyen, cuando llegamos, sólo había de una a dos horas de oscuridad, cuando regresamos de la expedición ya tenían casi 8 horas de oscuridad. Santiago:uno se acostumbraba a eso, eran las diez de la noche pero parecían las tres de la tarde. Veíamos que estaba el sol pero no calentaba nada, y nos dábamos cuenta cuando era tarde. Adaptamos el cuerpo a la luz de la diferencia horaria, así que estos diez días no vino bien para acomodarnos. Como hicimos esa adaptación, la marcha a las 9 de la noche con sol nos dormíamos, así descansábamos bien para tomar fuerzas para el otro día.
Santiago: La expedición duró 10 pero calculábamos de 8 a 12 días, dependía mucho de la deriva, como es hielo flotando a veces te acercás y otras te alejás. También dependía de las tormentas. Los primeros tres días avanzamos muy poco porque cuando se movía el hielo se formaban lomos de burro de hielo que se partían y se formaban ríos que hacían dificultoso el paso. En ese momento tenías que sacarte los esquíes y pasar los trineos que pesaban 70 kilos.
Avanzamos sólo 6 o 7 kilómetros. También nos tocaron playas con un terreno liso donde sorteamos algunos vamps. Esos días hacíamos 15 kilómetros. Por suerte no nos tocó atravesar un río de mar, donde tenías que vestirte con el traje especial, pasar nadando, devolverlo para que se lo ponga otro… eso hubiera traído el peligro de parar y enfriarse. Tommy:la gran diferencia entre los -20 y los – 30 grados es la rapidez con la que uno pierde el calor corporal, te afecta las extremidades en primer lugar y luego anímicamente te demuele. Ese era el gran desafío: mantenerse emocionalmente entero para sostener esto en el tiempo. El tema del Ártico es que no te da descanso, eso lo tenés en la carpa.
Tommy: el tema de fotografiar y filmar es lo que me tuvo más nervioso en los días previos. Estuve organizándolo mucho, a diferencia de otras expediciones dado que el factor temperatura iba a incidir porque estaría insistentemente frío. Sabía que los equipos se congelarían, había que lograr que se recuperaran y no perder las baterías. La gran diferencia es que las cámaras de ahora no tienen las pilas doble A de antes, donde podías llevarte 200 o 300. Al llevar baterías específicas para la cámara hay que cuidarlas mucho. Así entendí que la baterías se
descargan rápido cuando trabajan frías y cuando la cámara esta fría. Por lo cual el truco era tener siempre una cámara pegada a mi espalda, no podría dejarla en el trineo porque se iba a congelar. Los primeros días metía la cámara adentro en la mochila pero me daba cuenta que se enfriaba mucho. Así que opté por meterle calentadores de mano además de mi temperatura corporal, eso ayudaba a mantener no tan baja la temperatura. La rutina era sacar la cámara de la mochila (previa elección del lugar). Iba siempre segundo en el grupo, me adelantaba un poco, buscaba el ángulo y los hacía pasar. Yo llevaba 10 kg en la mochila de equipo y 15 en el trineo. Lo que hicimos fue distribuir todo ese peso entre los 8 integrantes así podía moverme más ágilmente. La carpa donde estaba era la única de tres personas, porque la idea era que ellos me ayudaran encargándose de la carpa y me diesen la posibilidad de documentar ese momento del día. El gran inconveniente era el congelamiento de mis dedos que lo empecé a sufrir desde el segundo día. Tenía guantes muy finos y se me rompieron de inmediato, llevé tres pares, y se rompieron porque estábamos siempre utilizando bastones. Si bien tenía mitones arriba, se rompían. En las montañas uno puede usar guantes gruesos pero lo ideal en el caso de estar bastoneando es que estén los cuatro dedos
juntos para que irradien calor entre ellos y así mantener la mano caliente. El tema es que me los sacaba continuamente y exponía las manos al frío. El tiempo que tenés para tener las manos desnudas es progresivamente menor, quedan muy sensibles. Después del primer congelamiento las probabilidades de congelarte son extremadamente altas.
Santiago: fue el 13 de abril y una casualidad que el 22, día de la tierra, pisáramos el Polo. Tres días antes de llegar, recibimos una carta del Papa que nos agradecía la expedición por ser una causa común.
Se enfermó alguno? Santiago: algunos con tos común, algo leve, Nos cuidábamos mucho, sabíamos que no podíamos estar más de 10 o 15 segundos sin guantes y con los guantes finos no podíamos estar más de un minuto. Tommy: algo que parece sonso son las ampollas, en pies y manos, es un tema que teníamos que cuidar y mucho. El dolor que causan las ampollas es terrible, una vez que empezó no lo parás. Estos son detalles que se suman en condiciones extremas. Un integrante se empezó a deshidratar y éramos 7 ayudándolo, le hacíamos mate, vaciábamos la botella para que orine más y asegurarnos que se recupere rápido…era por el bien de la persona y del grupo.
Santiago: el primer día cuando nos dejó el helicóptero, estábamos en el medio de la nada, tomando conciencia del peligro que asumíamos. Imagináte que dos días atrás teníamos una carpa calentita para movernos, ahora era un desierto blanco y tomábamos conciencia de que si teníamos algún inconveniente, era peligroso. Tommy: ése fue un momento fuerte para todos, mirabas alrededor y decías:- y ahora qué?. Faltaban 120 km, venías de la comodidad de una serie de situaciones a la que te ibas acostumbrando y de pronto nos teníamos que valer por nosotros, autonomía absoluta. Lo grandioso fue el espíritu del grupo. Cuando uno flaqueaba estaba el otro lado haciendo chistes o ayudándolos.
Santiago:nosotros no sabíamos cómo iba a ser el terreno al día siguiente, veníamos bien pero al avanzar los primeros tres días 6 km por jornada, decíamos que en esta progresión íbamos a tardar 25 días en llegar y después avanzamos 15 kilómetros por día. Los últimos días se complicaron un poco, pero ya estábamos cerca…tampoco cantábamos victoria pero la realidad es que tuvimos mucha suerte porque si bien afrontamos cosas duras podría haber sido peor. Cuando nos fue a buscar el helicóptero al Polo nos dimos cuenta que si desviábamos la marcha hacia alguno de ambos lados hubiésemos cruzado infinidades de ríos de mar y eso hubiese significado más tiempo, más frío... Pasamos por hielos finos pero no pasó nada. Hasta que no llegáramos no sabíamos, capaz
que estábamos a 6 o 7 kilómetros de la meta pero podían ser los 6 kilómetros más largos de la vida. Cruzar un río de mar te podía demorar una hora y media en ubicar la cuerda fija y ponerse el traje. Te tocaban 4 ríos de mar y avanzabas 500 metros. La progresión no la sabías nunca, como así tampoco el logro de la expedición.
Santiago: al principio costaba, pero con el correr de los días teníamos ajustado todo. En una hora desarmábamos el campamento y al llegar, luego del día de marcha, en 30 minutos estábamos adentro de las carpas. Por ejemplo en mi carpa éramos dos y yo estaba encargado de limpiar los MSR, entonces con el correr de los días me volví experto en limpieza de calentado-
res. Para hacer agua y no pasar frío, hacíamos bloquecitos para que entren dentro de la pava y los dejábamos a mano, afuera. La campera, al principio, la queríamos secar de una forma y a lo último ya sabíamos en que ángulo ponerla y cómo, para que se seque más rápido. Por ejemplo, para obtener las muestras para el Instituto Antártico Argentino, al principio nos costaba manejar y al final lo hacíamos con suma ligereza. Son pequeños detalles que ya en los últimos días ajustamos para sufrir menos.
Santiago:la comida era muy importante, teníamos que ingerir 6500 calorías diarias. Nos comíamos un pan de manteca por día por persona. Cada uno tenía su forma de ingerirlo, yo metía la mitad en una taza de té y la otra mitad con pan. Otros la comían como chocolate.
Grupo en parada de almuerzo Foto: Tommy Heinrich
Tommy: en general avanzábamos una hora en el hielo con los esquíes y los trineos y después era importante hacer una parada de 10 minutos para comer y calentarnos. Hacíamos un té o un poco de sopa y teníamos comidas de marcha, desayuno y cena. Había barras energéticas o proteicas, chocolates y manteca, teníamos fiambres, quesos. Al principio mirabas la comida liofilizada y decías: - esto va a hacer imposible de comer!!, y después lo devorabas. Santiago:las paradas no podían durar más de diez minutos, porque después de ese tiempo te empezaban a doler las manos. Pasado ese tiempo cuando rehacías la marcha, demorabas 15 minutos para calentarte de nuevo.
Tommy: después de 9 días de marcha uno tenía sensaciones encontradas, por un lado deseabas que se termine para cambiar la
monotonía, pero por otro lado se terminaba un ciclo que uno quería estirar. En lo personal fue una experiencia excelente no sé si tenía ganas de que termine, pero llegar al Polo fue grandioso. Santiago: de hecho cuando llegabas estabas en el Polo Norte, ponías la carpa esperando que venga el helicóptero y cuando chequeabas al rato el Polo se había corrido 300 metros, y se iba moviendo… estábamos a la deriva. Tommy: la noche anterior al llegar al Ártico habíamos decidido parar a 4 kilómetros del polo. Teníamos una distancia cómoda para hacer la última jornada y podíamos coordinar con la base la hora de llegada del helicóptero. De pronto, cuando nos levantamos habíamos avanzado 1,7 km, dentro de la carpa estábamos a 2 kilómetros y poco más, el último día. Lo grave y lo más intimidante era que uno de los ríos de mar estaba más grande y a unos 200 metros del Polo. Empezamos a caminar de un lado a otro y pensamos que posiblemente tendríamos que sacarnos el traje. No hubo un momento para
relajarse, eso sucedió cuando ya estábamos de vuelta en Longyearbyen. Santiago: fue el postre que coronó la expedición, el orgullo de llegar de ver la bandera, de cumplir un objetivo. Lo más importante que traje de allá aparte de los miles de mensajes de chicos, de la gente y la carta del Papa, fue poder traer las muestras para el Instituto Antártico Argentino. Fui testigo de los mejores valores, de saber que los argentinos, si nos proponemos las cosas, llegamos. Todo el mundo estaba preocupado por el otro, no por uno mismo y esto, que no se ve todos los días, es un ejemplo para nuestro país. La humildad y el trabajo en equipo, tuvo como consecuencia la llegada al Polo.
Grupo cargando equipamiento en el helicรณptero... Foto: Tommy Heinrich
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a prueba, que ya es un clásico a nivel mundial, contó con la presencia y la participación de Hal Koerner, avezado y reconocido atleta de The North Face, quien visitó por primera vez la Argentina y quedó impactado con los paisajes y, sobre todo, con su gente. “Me voy de Argentina con imágenes únicas y he disfrutado una carrera inolvidable”, dijo el ultramaratonista de 39 años. “Seguramente regrese porque aquí hay muchos lugares para correr y conocer”, añadió. La competencia fue monitoreada in situ por Nick Moore, creador y director de todas las carreras Endurance Challenge a nivel global, quien supervisó las locaciones y el recorrido elegido para cada una de las distancias, verificando el nivel de
dificultad, los cortes estipulados, los puestos de abastecimiento y avituallamiento. Sebastián Tagle, fundador del Club de Corredores y organizador del Endurance Challenge en Argentina, una vez que el último corredor arribó a las 20.30, expresó: “Con un clima altamente favorable, los corredores pudieron participar de una jornada que contó con condimentos de los más variados y divertidos para correr. Los 80 y 50 kilómetros disfrutaron de vistas únicas y características de San Carlos de Bariloche y corrieron sobre la nieve del Cerro Catedral a más de 2000 metros sobre el nivel del mar. El refugio Lynch y Frey fueron dos de los puntos de mayor altura que visitaron. Apreciaron las vistas de los lagos Gutiérrez y Nahuel Huapi
desde diversos ángulos, visitando los Cerros Catedral, San Martín y Campanario. Todo, en el marco de una jornada integradora gracias a la coexistencia de 4 distancias que juntan avezados corredores de montaña con debutantes en la disciplina”.
Por tercer año consecutivo participó de la TNF EC en Bariloche como corredor y entrenador del TNF Running Club Mendoza, junto a Melisa Asin y Víctor Berardi. Dentro del calendario de aventura la EC es una de las carreras que más me gusta por sus características técnicas y niveles de dificultad.
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Bariloche tiene todos los terrenos y climas en una sola carrera. En 2014 me enfrenté por primera vez al Cerro Catedral, fue una carrera dura desde la propia altimetría y el condimento especial de pasar por todos los climas (frío, lluvia, nieve, viento, sol). Sin duda, una de las más duras que he corrido.
En 2015, ya conociendo el terreno, me animé a apretar el acelerador un poco y pasé junto a mi equipo del Running Club Mendoza, una carrera sensacional. En la EC del 17 de abril el clima fue el óptimo, largamos los 80km con una temperatura de -5°C. El abrigo adecuado que nos acompañó fue:
primera piel larga térmica, guantes, y rompeviento. La ansiedad de largar, empezar la carrera y la compañía de los corredores, hizo que el frío no se sienta tanto. Largamos 7 am a oscuras, con un ritmo interesante en el segundo pelotón, y durante la segunda curva de ascenso, me uní a Fernanda Ares (corredora rionegrina) para tener una buena compañía de principio a fin. Como es habitual en Bariloche, los primeros 7 km son de subida en dirección hacia el Cerro Catedral y luego al Refugio Linch. Era muy importante no gastar energía en esta parte del circuito porque después venía un importante descenso y principalmente, la carrera recién comenzaba. Se podía ir caminando a buen ritmo o trotando a paso corto para entrar en calor y preparar el cuerpo para lo que venía. La segunda parte de la carrera con el amanecer a la vista, y luego del descenso, empezamos a correr con Fer a partir del km 16. A esta altura nos habíamos quitado la campera. Atravesamos caminos de tierra firme con paredes de arbustos y pequeños arboles, para comenzar a subir nuevamente y faldear de forma paulatina una cadena montañosa con puentes de hierro y madera (uno de los sectores más lindos por la vista del Lago Gutiérrez). Este tramo por momentos fue un poco más trabado por la montaña en sí, pero con muchos scoobies
80 km Caballeros 1° Gustavo Reyes, 8h29m59s 2° Franco Paredes 8h30m00s 3° Ignacio Ilarregu 9h35m27s
50 km Caballeros 1° Ezequiel Pauluzak 5h30m54s 2° David Parraga 5h39m13s 3° Francisco Grill 5h46m24s.
21km Caballeros 1°Diego Mariqueo 1h42m44s 2° Raúl Reta 1h43m47s Miguel Quidel 1h47m31s
10k Caballeros 1° Lucas Negro 43m32s 2° Cristian Santana 43m33s 3° Víctor Gelvez 45m04s
80 km Damas 1° Luciana Urioste 10h39m47s. 2° Gilda Flores 10h39m48s. 3° M. Fernanda Ares 10h54m08s
50 km Damas 1° Lorena Francani 6h32m57s 2° Laura Muñoz 6h34m21s 3° Valentina Ceballos 6h39m59s
21 km Damas 1° Cristina Llaser 2h11m16s 2° Vanesa Nicolini 2h22m34s 1° Meliza Paiser 2h22m58s
10 km Damas 1° Cristina Arrieta 59m43s 2° Georgina Ripani 1h00m13s 3° Anahí Molinez 1h00m34s
entretenidos en el medio del bosque en las zonas cercanas al Lago Gutiérrez. Llegando al km 36, luego de correr por más de 20 km casi sin pausas, y únicamente para abastecernos en los PC, volvimos a pasar cerca de la base del Cerro Catedral, lugar en el que se concentraba la carrera. Nos dirigimos hacia el norte en dirección al Lago Nahuel Huapi donde compartimos una distancia aproximada de 10km con otros corredores, pasando por campos naturales de terreno suave, bosques y un pequeño pueblo, para emprender luego otro ascenso hacia el Cerro Campanario. El trayecto fue muy duro, porque no había sendero a seguir, pero atravesamos el bosque en subida siguiendo las marcas hasta la cima. A esa altura de la carrera teníamos un sol imponente y una temperatura de alrededor de 14°C… ideal para correr. Descendimos el Cerro Campanario por un camino dificultoso, aplicando una técnica de descenso que permitía tomar velocidad en forma de salpicado o galope. En dirección hacia la meta, al bajar, costeamos el Lago Moreno por sus playas de rocas y piedras, terreno complejo también y con riesgo a torceduras y caídas. Atravesamos un río para ingresar a la última parte del circuito, los últimos 15kms. Era importante estar físicamente preparados para una acción de muchas horas, pero el factor psicológico era más importante aún. Desde mi percepción, los músculos tienen un límite y en un punto empiezan a fallar por la falta del combustible. Utilizar bien los puestos de abastecimiento, alimentarse e hidratarse estratégicamente, armar la mochila con lo necesario, son cosas a tener en cuenta siempre. Tener una estrategia de carrera, conocer la altimetría y la ubicación de los PC son esenciales en una carrera de aventura, y por esa razón es necesario estar asesorado
correctamente. Los últimos kilómetros si bien no fueron los más difíciles, tuvieron algunas cuestas que a esa altura se hacían trabajosas, jugaban con la cabeza y con las ganas de terminar. Con Fernanda compartimos y disfrutamos todo el camino desde el principio al final. La compañía
ayuda en lo emocional y en lo psicológico, pero es difícil encontrar un corredor del mismo nivel que pueda sostener toda una carrera. Al comienzo no hubo mucho diálogo entre nosotros, optamos por estar concentrados el mayor tiempo posible, pero con el pasar de las horas uno va aflojando y se suelta más, deja que las piernas hagan su trabajo
permitiendo entablar una conversación. Durante tantas horas compartidas las charlas, se hacían parte de ella. Por eso este factor mental es importante fortalecerlo. En muchos momentos dejé de estar pendiente de la carrera, me puse a pensar en la rutina diaria, en lo que iba a hacer cuando termine, en lo que comería, en la satisfacción cuando lograra terminar, en la
familia, en la pareja, en el sacrificio durante los entrenamientos, etc. Nos complementamos muy bien, salimos a buen ritmo y lo pudimos mantener todo el camino. En varias ocasiones compartimos algunos kilómetros con otros corredores pero siempre los fuimos dejando atrás. Finalizamos en las posiciones 9° y 3° en caballeros y damas
respectivamente, enteros físicamente pero más aún psicológicamente. Sin duda alguna, volvería a correr junto a ella, es una atleta con condiciones excelentes y una gran compañera de carrera.
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La ciudad serrana de Tandil se vistió de fiesta para recibir el domingo 20 de marzo la décimo séptima edición del circuito Terma Adventure Race. Más de 3400 corredores eligieron este increíble trail. En la nota, Candelaria Occhi cuenta su vivencia. ra mi primera experiencia corriendo el Adventure Race, así que fui entre expectante, curiosa y ansiosa. Tandil es uno de mis lugares preferidos para correr, por lo que sabía que la iba a pasar bien y la disfrutaría muchísimo.Y así fue. El sábado 19 a las 7 am nos encontramos para salir en caravana, acompañada de amigos y
compañeros de la Barra Energética y parte del grupo Lusers del CEF. Compartiendo auto con Ro, Andrés, Emi y Pauli salimos camino a la aventura. Llegamos a Los Cedros donde nos alojamos (lugar aconsejable, ya que tienen desayunos para celíacos e intolerantes al gluten), a dejar los bolsos y de ahí, al retiro de kits (bolsa con remera, dos botellitas de terma,
caja de cereales, un gel Gatorade, dedal de silicona y chip) en el Centro Cultural UNICEN que por suerte fue rápido. Fotitos para el face con los grupos, almuerzo, paseo por el Dique, siesta para los que pudieron, salida obligatoria y cábala pre carrera en Antares (a tomar según nuestro profe Guille Morea, una pinta a quienes corrían posta y media para los que hacía 27km). Y de ahí, directo a la reunión informativa en el Parque Independencia. Bastantes concurrentes, muy buena onda, música. Saltamos y bailamos hasta que llegó la charla técnica la cual escuché con mucha atención. Así que fuimos con Horacio y Emi a llevar la data al resto, de lo que iba a ser este gran evento. Esa noche cena liviana, cumplí con mi promesa de dejar dormir a mis compañeros de cabaña, lo cual no es poco (quienes me conocen saben mi debilidad por molestar a todos y dormirme tarde antes de las carreras). Buen descanso, desayuno, preparativos y salimos en manada a trote suave hasta el lugar de largada que nos quedaba a unas pocas cuadras de donde nos alojábamos. Nuevamente fotitos para el face con el grupo. Entrada en calor. Y alistarse detrás del arco. La carrera comenzó a las 9 hs como estaba pactado. Como habían dicho en la charla del día anterior,
convenía ponerse entre la mitad para atrás. Y así lo hice. Salimos gritando, saludando con mucha energía, esquivando codazos y gente que a los 200 mts ya empezaba a caminar. Los primeros 15 km. fueron más bien llanos, con subidas suaves y progresivas. A partir de ahí iniciaba la parte que a mí más me gusta: las sierras con sus subidas y bajadas bastantes pronunciadas. En partes se hacía trabada por la cantidad de corredores que había, y se dificultaba pasarlos, en esos momentos era donde aprovechaba a hacer sociales, hablar y conocer gente. Una carrera que por momentos se hacía lenta, de pronto se volvía rápida y peligrosa por las piedras del camino que hacían que me mantuviera atenta y concentrada. En las partes más abiertas se podía tomar velocidad y agarrar buen ritmo. Cuando creía que ya no podía subir más y sentía que se me empezaban acalambrar las piernas, venían esas bajadas salvadoras que ayudaban a aflojar un poco y soltarme. En los senderos se disfrutaba de esas pausas para observar y admirar el paisaje. Me llamó la atención las personas que había durante el
recorrido y entre las sierras animando a los corredores. Otra cosa que me asombró fue la cantidad de corredores acalambrados, estirando o tirados por el camino que no podían seguir. Señal de poca hidratación o falta de entrenamiento, o ambas. Lo mismo me pasó al ver que muchos no llevaban el equipamiento correcto como por ejemplo, las zapatillas. Noté últimamente la falta de responsabilidad o conciencia de muchos participantes en darle la importancia que merecen las carreras, arriesgando hasta incluso su propia salud. Amé llegar a cada puesto de cambio de posta donde otros corredores y el público alentaban y daban fuerzas para seguir, sabía que a cada 7 km me iba a encontrar con eso y me entusiasmaba y recargaba las pilas. Faltando pocos kilómetros para llegar, ya cansada, con parte de mis piernas acalambradas, después de dos caídas en la que me había lastimado la rodilla izquierda y golpeado las manos, cuando ya había gritado y animado a cada corredor que encontraba en mi camino, cuando ya creía que había dado casi todo y mi cuerpo ya no quería esforzarse más, me encontré con las famosas escaleritas finales, de las cuales me habían hablado y comentado que guardara un resto para poder enfrentarlas. Motivada por la gente que apoyaba aplaudiendo y alentando, por la palabra de algún corredor que pasaba a mi lado y con mis últimas fuerzas, logré llegar feliz con una sonrisa a la meta, cumpliendo un nuevo desafío, realizando otro sueño y disfrutando hacer eso que tanto placer me da. Lindo final con medalla finisher, agua y Gatorade en mano. Rodilla sangrado y cara de alegría. Directo a buscar la cerveza que regalaba uno de los sponsor que ayudaba a completar la hidratación. Y haciendo equilibrio con todo eso, me dirigí al puesto de enfermería para hacerme las curaciones pertinentes. Encontré personas
que realmente la pasaron mal, con golpes en la cabeza, brazos, piernas y hasta uno que era alérgico a algo y no podía respirar pero tenía la suficiente energía para pelear con uno de los médicos que quería aplicarle una inyección. Muy buena atención y mucha paciencia de los médicos. El parque estaba muy bien montado con varios gazebos. El de Terma era el más cómodo, con sillones y almohadones ideales para charlar y descansar un rato mientras se realizaba la premiación. Buena música de fondo, el clima ideal acompañando durante toda la carrera hasta el final… daba gusto quedarse hablando con amigos que me encontraba de otros grupos también de La Plata y algún otro que me he hecho de Tandil al participar en las carreras de allá. En resumen, una carrera aconsejable, muy bien organizada, con buena hidratación, señalización y atención médica. Paisajes hermosos, gente muy amable y afectuosa. La distancia es ideal para los que ya transitamos los 21 km y queremos ir sumando de a poco km para llegar a los 42 de aventura pasando por distintos desniveles y tipos de superficie. Contenta con mi logro de haber podido terminar una carrera más y con ganas de seguir aprendiendo, experimentando y disfrutando de correr en la naturaleza que tan libre y feliz me hace sentir.
espertar de sentidos…” expresó Fabi Cotignola Bruno, una corredora que luego de su experiencia en la Max, sintetizó el conglomerado de sensaciones de competidores, organizadores, acompañantes y lugareños que se unen cada año a experimentar los caminos de este exuberante edén que es la Reserva el Destino. Sus senderos boscosos, esa humedad que se instala para dar vida a especies de hongos y
líquenes y demás plantas, cautivan la mirada de la reciente largada de medio millar de corredores que desde el principio buscan ese sexto sentido. Rápidamente un canal de agua fría distrae los músculos en un coastering con mucha vegetación. Los más experimentados corren en punta y los más nuevos, se adaptan en búsqueda de las cintas naranjas, que los lleva intrépidamente a cruzar más de una vez ese lecho de agua fría. Cuando el cuerpo se empieza a acomodar,
los frondosos bosques de talas hacen zigzaguear las piernas y en más de una ocasión correr agachados es una obligación. Los sonidos de la reserva se hacen sentir y los grandes pájaros despliegan las alas en el arroyo Juan Blanco, tomando distancia de las remeras azules con vivos naranjas. Un pajarito nos contó que se escuchó decir, que este lugar no tiene nada que e nv i d i a r l e a l o s b o s q u e s d e l s u r. Esto se ponía bravo, tanta agua caída en los últimos 20 días que la zona de pajonales está anegada, y la corrida se hace lenta. Mucho verde por todos lados y las piernas se empantanan en el fango. Cuando el cuerpo no da más, por allá, atrás entre las ramas se asoma el majestuoso Río de La Plata. Y como dijo Marcelo Tucuna: “La aventura puede estar en el lugar menos pensado puede sorprenderte acá nomás, ni siquiera te tenés que ir arriba de un Cerro para sentir. El Río de La Plata, ese lugar inhóspito, toda esa agua del Mar Dulce atacando la costa, el raizal del la selva Paranaense, los canales que desembocan en el río casi unas trampas mortales, y esos bosques….de sueños de otoño, todo en este paraíso botánico que es la Reserva, la Max Race 2016, dejo todo esto. Difícil sentir algo igual.” La Reserva es tan cambiante que ningún año es igual a otro, en esta edición el río está crecido y los corredores tienen que andar por el pasto lleno de raíces y desniveles en la vera del río. Paisaje increíble y encantador, las piernas se deslizan por una grama cortita de un lado vegetación tupida y del otro el interminable Río de la Plata que si bien te da aire, el suelo te saca piernas. Como dijo Titi Riccio: “Carrerón!!! Una competencia quita penas, te saca todo lo que cargas y te sobra. Feliz de haber participado” El río quedó atrás y de nuevo los pajonales le dan la bienvenida a la marea de remeras azules, fueron cerca de 500 metros intransitables, mínimo el agua por los gemelos.
12K Caballeros 1 ° Fermani Julián 1:02:22 2 ° Ramírez Pablo 1:08:14 3 ° Martínez Maximiliano 1:08:25
21 k Caballeros 1° Ramallo Ezequiel 1:44:01 2° Cardoso Diego 1:51:59 3° Rosselli Julio 1:52:44
Dua Caballeros 1° Acevedo Martin 2:38:04 2 º Pozzi Pablo 2:51:46 3° Zanoni Sebastian 2:53:12
12 k Damas 1° Clua María Magdalena 1:21:15 2° Cabodevila Verónica 1:23:02 3° Forcina Carla 1:25:24
21 K Damas 1° Occhi Candelaria 2:11:20 2° Baldez Cecilia 2:14:59 3° Helguera Mercedes 2:20:46
Dua Damas 1° Castaingts Melisse 3:26:03 2° Vallona Cecilia 3:35:443 3 º Benitez Rosana 4:09:48
Las caras de cansancio se mezclaban con las sonrisas en un mix de sensaciones, la fatiga y la acumulación de kilómetros no dejaban ocultar el volver a ser niños a chapotear, embarrarse y jugar en los senderos. ¿Será que abandonamos tanto la naturaleza que volvemos a sentir sensaciones indescriptibles? Mientras pensaba, los bosques de talas depositaron el sendero en un canal seco encajonado, un camino ancho y sin vegetación que daba la posibilidad de estirar las piernas para dar un poco más de velocidad. Los senderos de la reserva nuevamente, un canal con un poco de agua y los últimos 2 kilómetros en un bosque bien cerrado en donde parece sacado de la antigua
Dua Teams Cab 1 º Rodriguez Federico 2:53:44 2° Alias Pablo 3:05:20 Dua Teams Mix 1° Pozzi Marcelo 3:38:38 2° Martinez Zulma 4:05:16 3° Artusa Roberto 4:17:27 Tria Teams mix 1 º 4:13:59 Ardiz Silvia
película proyecto Blair Witch, donde la mente se pierde en esas ramas retorcidas de talas y las piernas batallan el camino laberíntico hasta el final. Mientras Virginia Garaventa decía “Esta fue mi primera carrera de aventura, nunca imaginé algo igual, te la cuentan… pero vivir y sentirla fue lo Max. Increíble, fueron los 12 km más divertidos, definitivamente esta carrera marcó un antes y un después en mi vida, porque ahora quiero máaaaaas!!! Ansiosa por otra Max Race. Felicitaciones a la organización, impecable!”, el recorrido de 21 km volvía a enfrentarse a la margen del río y luego a un camino de ripio para desembocar de nuevo en la Reserva y así
Tria Caballeros 1° Novelletto Sergio 3:20:28 2° Martin Sergio 3:23:32 3° Badenes Pablo 3:36:48 Tria Teams Cab 1 º Bylo Lucas 3:53:03 2° Robert Mariano
terminar el recorrido. La bici y el Kayak también estuvieron duros, la bici empezó trabada a la vera del río y luego pudieron desarrollar velocidad en los 38 kilómetros que los separaba de la llegada por caminos rurales. Mientras que los 5 km en kayak al estar el río con viento sur este, fue movidito. El domingo gris con toques de sol se fue diluyendo y la reserva quedó en silencio nuevamente. 13 largos años habían pasado desde la primera edición trece largos años de no parar de sorprendernos. Gracias Reserva El Destino, Fundación Elsa Shaw de Pearson.
ezama nos esperaba una vez más para ofrecernos vivencias nuevas y emocio nes, regalarnos su paisaje y recursos. Personalmente, una gran ansiedad por vivir mi 2da edición junto a mi hijo Santiago, “Doctor Plaga” (Plaguita para muchos), pero esta vez cada uno en su kayak, no como el año anterior que compartimos el “Famili”. La preparación para este evento fue diferente. Cada vez se aprenden más cosas que acompañadas de respeto, compañerismo, solidaridad y compromiso hacen que nuestro grupo se consolide y fortalezca cada vez más. Salimos de La Plata la madrugada del
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sábado. Al llegar, las ganas le ganaban al día frío y nublado. Luego de acreditarnos y oír la charla previa, nos enteramos que acompañaríamos en peregrinación a Stella Maris, la virgen marinera, a quien luego de una emotiva celebración dejaríamos en un lugar privilegiado de la laguna, como protectora de los navegantes. La travesía había empezado con rumbo al árbol seco, que aún no se veía por la distancia, noté que todo estaba igual a como lo vi el año anterior, como si la zona hubiera quedado en el tiempo esperándonos para brindarse toda a nuestra parada de descanso. Ambiente familiar y cálido con mates, sandwiches y un sinfín de
fotos para luego de recuperarnos, seguir remando. Tomando por el canal que une las lagunas Chis Chis con Tablillas, luego de un rato, pude divisar el inconfundible monte donde abundan Robles y Araucarias. La adrenalina en un aumento se apoderó de todos. Al llegar y acomodarnos hubo tiempo de pesca, caminatas y descanso, con la mirada de reojo sobre el sector de los asadores que como siempre estaban a cargo de don Paco, sin lugar a dudas el mejor parrillero Argentino! Una comida excelente, espíritu de grupo y el marco del lugar, formaron parte de lo que fue una experiencia que junto con la anterior no se olvidarán. Luego del descanso merecido llegaron las luces del día y así el domingo arrancaba. Después de los mates con unas medias lunas increíbles, llegaba la hora de empezar a preparar la vuelta, guardar todo y limpiar el lugar que, si Dios quiere, el año próximo nos brindará toda su belleza nuevamente… Agradezco a Matías, Fernando, a todo Kayak Platense en general, amigos, compañeros y lugareños por haber hecho posible este evento. Un agradecimiento especial a mi hijo por ser mi compañero y amigo incondicional y por compartir conmigo las vivencias de este espectacular deporte que es el kayakismo. Un gran saludo a todos ellos y brindo por muchas travesías más, juntos.
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i nombre es Julieta Balza y tengo 38 años. Nací en Banfield, estudié Bellas Artes y luego de recibirme me instalé en Salta capital. Desde 2001 vivo allí y trabajo en colegios como docente de artes plásticas. En Salta comencé con el montañismo, mis inicios fueron en el Club Amigos de la Montaña Salta (CAM). Comencé a subir montañas y conocer el deporte en el 2007 y es una actividad que hoy realizo incansablemente como un modo de vida.
El grupo con el que realicé la última ex p e d i c i ó n e s t á c o n fo r m a d o p o r montañistas de distintos rincones del país. Adrián Gandino 41 años (jefe de la expedición), Leonardo Strazzere 37 años, Emilio González Turu 52 años, Juan Speroni 47 años, Javier Echenique 26 años, Sergio Cerutti 67 años. Todos los integrantes con una gran experiencia en montañismo sobre todo el último que es presidente del club que nos une Club de Montaña Champaqui (San Francisco, Córdoba).
Los ascensos de alta montaña que compartimos fueron Tupungato 6570 msnm, Mendoza, Mercedario 6770 msnm, San Juan. Sajama 6540 msnm Bolivia, entre otras. Este ascenso lo planificó Adrián Gandino.
El 9 de enero nos encontramos todos en Vinchina, una pequeña localidad de La Rioja. Esto sucedió en la casa de una familia muy solidaria que nos hospedó sin compromiso y brindándonos un gran cariño a todos. Ellos son Amadeo Sarmiento y su madre Maria Angelia Alanis Butel (Chinola) residentes en Chilecito. Allí tiene su casa familiar en la que pasan los veranos.
Nos encontramos y organizamos lo último para ya entrar en la cordillera para este gran desafío que era el Bonete Chico, el pico más alto que tiene dicha provincia. Con 6759 msnm es un volcán imponente que forma parte de un grupo de montañas de más de 6000 metros de altura como lo es el Veladero, el Reclus entre otros. Armar una expedición de esta magnitud no es fácil, hay que tener en cuenta el tiempo, equipo logística y sobre todo el costo, ya que se hace muy cuesta arriba cuando no hay ayuda de sponsors. Pero se puede lograr con el esfuerzo no sólo de sus integrantes, sino de amigos y familias que hacen lo posible para que cada uno pueda lograr lo que tanto sueña.
11 de enero nos fuimos al primer campamento de aclimatación que fue en el refugio del Peñón 3600 msnm. Este refugio se encuentra en la ruta 76 que va al paso fronterizo con Chile llamado Pircas Negras. Forma parte de los 14 refugios que mandó a construir Sarmiento para los comerciantes y pastores que cruzaban a Chile para poder vender sus animales. Allí pasamos la primera noche. La aclimatación es muy importante para el ascenso de este tipo de montañas, ya que por la altura uno tiene que ir acostumbrando el cuerpo para poder comenzar el ascenso fuerte que vendrá de cara al cerro.
Seguimos el ascenso hacia un abandonado refugio de vialidad en un paraje llamado Mulas Muertas a 4300 msnm. En ese lugar pasamos dos noches integrando la adaptación con caminatas de reconocimiento del lugar y ayudando a la adaptación del cuerpo a la altura. Todos los integrantes con un buen estado de salud, decidimos al día siguiente continuar el ascenso.
Nos dirigimos hasta el paso fronterizo de Pircas Negras 4100 msnm allí se encuentra un campamento de vialidad en donde ofrecen camas y agua caliente para poder descansar. En ese lugar aprovechamos para ya decidir que llevaríamos a la base del volcán y prepararnos psicológicamente con lo que tendríamos que afrontar en la montaña.
Junto a dos camionetas llegamos a la base del volcán con gran dificultad por el terreno. Al fin todos pudimos llegar a la base que se encuentra a 5000 msnm. Instalamos una carpa estilo domo, prestada por Pablo Maciel (Montañista salteño), la que la utilizamos para reunirnos a comer,
charlar y compartir definiciones sobre los días que nos quedaban por delante. En ese campamento se quedaría Sergio “El Gringo” Cerutti como apoyo logístico de la expedición.
Nos despedimos de Sergio y los seis
restantes comenzamos el ascenso hacia el primer campamento. Este fue a 5550 msnm. Instalamos dos carpas y nos quedaríamos dos días para aclimatar y poder asimilar la falta de oxígeno que provoca la altura. Fueron días duros de aclimatación, pero sirven para poder estar mejor los siguientes.
Refugio de la Laguna Brava, La Rioja
En la cumbre
Ascendimos hasta el segundo campamento a los 5960 msnm. En medio de un temporal de nieve, armamos las carpas y de inmediato entramos para poder tomar algo caliente y decidir cómo encararíamos el ascenso final hacia la cumbre. Al atardecer las nubes y los truenos se fueron, para dejarnos contemplar un cielo y paisaje increíble. Como en los días de campamento habíamos observado que se formaban temporales de nieve por las tardes, decidimos ascender muy temprano, a la madrugada. Por esa razón nos fuimos a dormir ya que al día siguiente nos esperaba el tramo de ascenso final hacia la cumbre.
A las 2 de la mañana salimos de las carpas y comenzamos a caminar despacio, con frío y viento leve. Amanecía y estábamos ya cerca de un abra que nos llevaría al filo que da directamente a la cumbre. Las horas del amanecer son las más frías en la montaña, pero superadas, se vuelve ameno caminar con un poco de calor del sol. La altura se torna complicada: menos oxígeno y cansancio
En la cumbre del Bonete Chico
acumulado son factores que comienzan a incomodar. Ya todo el grupo reunido observamos el tramo final, y poco a poco, paso a paso estábamos llegando a la cumbre del Bonete Chico 6759 msnm Con un espectáculo increíble y un paisaje majestuoso nos dimos un fuerte abrazo y entre llantos de alegría coronamos al fin la cuarta cumbre más alta de América. A las 12 hs. del día 19 de enero firmamos el cuaderno de testimonio, sacamos fotos, contemplamos el paisaje y le agradecimos a la Pachamama la cumbre que nos estaba regalando. Luego comenzamos el descenso. Llegando a las carpas, tres de los integrantes decidieron bajar para avisar a Sergio que estaba abajo. Habíamos podido coronar la cumbre. Otro grupo de tres quedó arriba para al día siguiente emprender el descenso final.
Todo nos reencontramos en el campo base y emprendimos la vuelta. Antes de llegar a Vinchina un alud corto el camino, por esa razón tuvimos que quedarnos realizando un campamento de emergencia en la ruta. Eso no opacó la alegría que teníamos todos los integrantes por el exitoso ascenso.
En Vinchina y despedida del grupo. Este es el cronograma de la expedición, lo escribí para que puedas dimensionar lo que cuesta y el esfuerzo que significa para todos.
l 19 de mayo a las 10:15 am Mariano Galván y Alberto Zerain coronaron el Dhaulagiri de 8167 msnm sin oxígeno por la ruta normal.
l alpinista coronó el Annapurna el 1° de mayo logrando llegar a la cima de la décima montaña más alta del planeta, convirtiéndose en la persona de más edad en hacerlo. Con esta cumbre, está más cerca de completar los 14 ochomiles. Solo le restan el Dhaulagiri y el Shisha Pangma.
a alpinista ecuatoriana es la séptima mujer en la historia capaz de alcanzar el techo del mundo sin la ayuda de oxígeno artificial y la primera latinoamericana. Unas horas más tarde, la estadounidense Melissa Arnot se sumo a la lista en su sexta cima del Everest. Carla coronó el techo del mundo el lunes 23 de Mayo junto al guía de montaña ecuatoriano Esteban el "Topo" Mena, quién en el 2013 se convirtiera en el montañista más joven en la cima de este coloso (sin ayuda de oxígeno).
lejandra Ulehla, Facundo Arana, Juan Manuel Boselli y Ulises Corvalán alcanzaron la cumbre el lunes 23 de Mayo. Esta expedición, al igual que otros muchos, se ha decantado por la cara norte, y no por la sur que ha sido la ruta "normal" hasta ahora, el estado del glaciar después del terremoto a hecho que muchas expediciones hayan apostado por este cambio.
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En la revista n° 42 una nota especial de Griselda Moreno de su proyecto “Argentinos al Aconcagua” n programa anual que aspira a que sus integrantes estén preparados física, psicológica y emocionalmente para enfrentarse al vigía continental. Entrenamientos adaptados y ascensos previos que no solo preparan las piernas y los pulmones del participante, sino que también preparan esencialmente el corazón y la mente.
Gracias a la tecnología Q·Shield® Down de Mountain Hardwear, La parka Nitrous Hooded conserva al máximo el calor, incluso cando es expuesta a la humedad. Con su capucha con aislante interno ajustable y su largo es ideal para brindar protección extra en todo el cuerpo.
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Muy atractiva con diseño y desarrollo tecnológico que aporta a corredores de peso medio-alto agradables sensaciones de comodidad y amortiguación para largas distancias. Pensadas para correr durante muchas horas sobre terrenos trail en los que prime correr y con un peso contenido para todos los detalles de protección y comodidad que integra. Peso: 305 gr. 9UK, Drop: 8mm., Horma: ancha, Uso: montaña, Superficie: cualquiera sin grandes dificultades técnicas, Diseñada para corredores de ultradistancia.
Campera técnica con capucha, de gran libertad de movimientos térmica. Capucha, mangas y laterales en tela sin aislamiento. El frente, la espalda y el cuello tienen aislamiento(Ecodown150grs). El forro es de tafeta Own-Heat. Tiene los bajo manga y puños con lycra liviana. Posee dos bolsillos en el frente, en uno de ellos se guarda la campera. Está confeccionada con materiales técnicos distribuidos anatómicamente en donde hace falta, Reduce al mínimo el volumen y el peso. Usos ideales: trekking, ski, escalada, kayak, montañismo y trail running. Water repelent.
Es un tejido tricapa, compuesto por una tela externa, Microfleece cuadrille con WR haciendo que bloquee el viento, membrana Hydrofílica (Hybrid mainbrain) haciéndola impermeable y respirable. Un mesh de poliéster ultra liviano al cual se lo ha aluminizado. Esto hace que refleje el calor del cuerpo y lo conserve un 20% más que cualquier otra tela. Posee 10.000 de impermeabilidad y 3.000 de respirabilidad.
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omenzó un nuevo año del circuito Terma Adventure Race y, tras una exitosa fecha en las sierras de Tandil, en su décima séptima edición convocando a más de 3400 corredores, es el turno de trasladarnos a dos fechas venideras, dos circuitos solamente diferentes y atrapantes, en la provincia de Entre Ríos el 12 de Junio; nos espera el imponente paisaje de las Palmeras Yatay, en uno de los lugares más exóticos de la Mesopotamia Argentina: la Reserva Natural de La Aurora del Palmar, próxima al Parque Nacional homónimo y en la provincia de Buenos Aires el 7 de Agosto, las clásicas dunas, las extensas playas y el maravilloso paisaje de la costa atlántica, con la tradicional carrera en la ciudad de Pinamar. En el Palmar los corredores circularán por bañados, cañadones, caminos de arena, senderos entre palmeras, campo traviesa, selva y vías del ferrocarril para completar 25km de recorrido. La Aurora del Palmar es el lugar ideal para quienes deseen hacer su primera experiencia en carreras de trail pues el escenario permite disfrutar plenamente de un entorno único. El circuito del Palmar es rápido, tiene poco
desnivel y la distancia es ideal como para iniciarse en el cross country. En Pinamar tras dieciséis años ininterrumpidos del clásico de los médanos, con una nueva y espectacular edición. Una vez más el Terma Adventure Race congregará a una multitud de
corredores de todo el país que disfrutarán del hermoso y duro recorrido por los médanos, pinares y playas en un circuito por momentos rápido y por momentos técnico, como desde el año 2000 desafiarán los 27 km de trail que es tradición de este circuito.
Cross Contry
12 de Junio, ADVENTURE RACE, Palmar www.clubdecorredores.com 26.de Junio SALOMON K21 Series ,Tandil www.k21series.com 17 de Julio NATURALEZA RUN Chapadmalal www.grupohets.com.ar
7 de Agosto, ADVENTURE RACE, Pinamar www.clubdecorredores.com 17 de Septiembre, YABOTY ULTRA MARATON, Misiones, www.salvaje.com,ar 30 de Octubre, DESAFÍO A LAS TIERRAS DEL DIABLO, Balcarce www.grupohets.com.ar Multidisciplina
5 de Junio DUATLON AVENTURA ESTANCIA SAN JUAN www.ranelagh7k.com.ar 10 al 12 de Junio, XK RACE, Córdoba, www.xkrace.com.ar 6 de Agosto, TETRATLÓN DE CHAPELCO www.tetrachapelco.com. 7 al 10 de Octubre, XK RACE, Mendoza, www.xkrace.com.ar MTB
26 de Junio, VUELTA DE LOS BOSQUES, www.tandilbtt.com.ar 7 al 9 de Octubre, TRANS ANDES CHALLENGE AtacamaDesert, chile www.transandeschallenge.com También podés encontrar en web: www.atletas.info, www.codigoaventura.com.ar, www.guiakmzero.com, www.guiamaraton.com, www.ecoatletas.com.ar, www.ranelagh7k.com.ar, www.traccion.com.ar y www.findyourtrail.com
CURSOS Escuela de Escalada y Montañismo: Acción Directa, Cursos, expediciones, campamentos de aventura Construcción de palestras y tirolesas, ww.acciondirecta.com.ar tel: 0223-4744520 MDQ Curso de iniciación al kayakismo de travesía: individuales personalizados, recreativo en el delta de Berisso www.utopiakayak.com.ar Kayaks PERU BEACH Kayak Team, info@peru-beach.com.ar UTOPIA KAYAKS Travesías, paseos, alquiler de kayaks, www.utopiakayak.com.ar
Salidas y Travesías 5 de Junio San Andrés de Giles y Mercedes (por Espora).17 al 21 de Junio - Descensos de Las Altas Cumbres (Mina Clavero, Córdoba) Del 7 al 10 Julio: Parque Nacional El Palmar y Estancia la Aurora. Gustavo González 15 6336-0326 y 46504817 bicigg@speedy.com.ar Jauque Aventura & Turismo Trekking : Ascensos al Lanin y en Cicloturismo MTB 7 Lagos. San Martin de los Andes- Neuquen consultas@jauque.com.ar www.jauque.com.ar MTB Tours Tel: +54 11 4788-1549 info@mtbtours.com Grupo La Loma Info: www.grupolaloma.com.ar
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