REVISTA ANDAR EXTREMO N° 51

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Director / Propietario

Corrección

Marcos Ferrer

María Soledad Navarro

Participaron de esta edición

Fotografías

Marcelo Holstar Juan Martín Laborde Facundo Gallo Adriana Hidalgo Viviana Chávez Gustavo Reyes Jimena Sánchez

Mariano Buenaventura Juan Martín Laborde Javier Rasetti Jorge Otamendi Verónica Burgos Marcos Ferrer Lucas Bylo

Foto de Tapa Facundo gallo

Rodrigo Esmella Marisol López Jorge Otamendi Matías Retamal Pablo Colombo Facundo Nuñer

Pre Impresión Corrales Impresión 4 Colores

Rodrigo Esmella Chino Avalos Facundo Gallo Pablo Tolmasky Andrés Calla Eleonora Peña

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abían decidido recorrer el Norte de la Cordillera llllllllllllllllDarwin. De los fiordos ubicados de Oeste a llllllllllllllllEste, el Brooks, Marinelly y Parry, pensaron en el último, dado que lo consideraron el más interesante de los tres y el más protegido de los fuertes vientos del sector. Con traje seco, remos de repuesto, bomba achique, teléfono satelital, spot, equipo de camping, kits de


reparación general y comida termoestabilizada, partieron de El Seno del Almirantazgo, que se extiende de Oeste a Este por 90 km y posee un ancho de 9 km en promedio. Ingresaron desde Caleta María, pegado a la desembocadura del río Azopardo, que nace en el lago Fagnano. Era un viaje pospuesto por el grupo expedicionario que, si bien era distante de embarcar, significaba una travesía corta. Marcelo Holstar siempre había tenido la idea de hacer estos glaciares patagónicos, y por fin se daba el momento. Pernoctaron en la cabaña de un lugareño y se levantaron de madrugada para aprovechar los vientos más calmos (forma de decir de los autóctonos).

Se dispusieron a cargar las provisiones para unos 10 días, e iniciaron el viaje 8:30. Remaron los 13 km que los separaba del ingreso al fiordo Parry, y unos 27 km hasta el campamento base, desde donde se parte habitualmente para todos los glaciares. El clima dentro del fiordo era bastante benigno, situación no muy usual, pero no faltó algún temporal. De ese modo, tuvieron la suerte de tener despejada la visual de la cordillera, lo que les permitió observar el monte Darwin al llegar, y en algunos pasajes de los demás días. El recorrido diario estaba en función de la marea y el clima, dado que había hielo flotando y cubriendo la superficie del fiordo en los sectores próximos a los glaciares. Sabían que no podían

adentrarse allí por el riesgo de quedar encerrados, pero a pesar de saberlo, habían llevado bolsas de vivac, comida y abrigo extra, por las dudas. Debido a las bajas temperaturas, se congelaba el mar junto al hielo y por ello iniciaban las salidas desde temprano hasta media tarde. En diferentes pasajes del viaje, se cruzaron con focas leopardo, toninas y petreles, que eran retratados por el fotógrafo principal de la expedición: Mariano Buenaventura. Una noche, un zorro de buen tamaño entró al campamento cuando dormían y les robo la leche, galletas, un vaso térmico con la cuchara y una botellita con azúcar. El lugar era espectacular por la gran cantidad de glaciares y las vistas al cordón montañoso.


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Tenían intenciones de ir al fiordo Ainsword, pero no había pronóstico seguro y eran 25 km de remo contra viento sin protección. Previo a iniciar el retorno hacia Caleta Jackson por el seno del Almirantazgo, decidieron parar en Caleta Pescadores, ubicado a la salida del fiordo Parry. En ese sector, utilizado por los recolectores de Vieyras de enero a marzo, había

una casilla de chapa y un sector del bosque abierto, lo que les permitió acampar. El día anterior, Mariano y Martín ya habían emprendido el regreso, por cuestiones de trabajo. El resto del equipo debió quedarse un día más en el lugar porque el clima se había puesto áspero, situación de la que ya estaban prevenidos, gracias a la información anticipada que les

había brindado un amigo chileno, Cristian Argel conocedor de la zona-mediante mensaje satelital. En la costa, recolectaron cholgas de gran tamaño y de buena calidad, con las que se dieron un festín los dos días que se quedaron en el lugar. Al salir al seno con la idea de visitar caleta Jackson y ver los elefantes marinos, sufrieron un gran temporal y en un momento tuvieron que



hacer catamarán con los kayaks para poder sostenerse. Al llegar, fueron sorprendidos por el tamaño de esos ejemplares, pasando entre varios de ellos. Cerca de los animales, ingresaron al bosque e hicieron campamento, encontrándose lamentablemente con una cantidad grande de basura esparcida por el lugar. Sin dudarlo, fue informado a la CONAF (Corporación Nacional Forestal) para su intervención.

Al salir hacia el destino final, Roberto se topó con una gran elefanta que emergió al lado del kayak, y se pegó el susto de su vida. El regreso a Caleta María se completó sin problemas. Cargaron las camionetas y partieron contentos hacia sus casas, luego de disfrutar de un lugar espectacular.



í, desde chico. Además, si te gusta, la llllllllllllllllgeografía del lugar invita a hacer este tipo de llllllllllllllllactividades. Un día aparecés con unas botas o zapas de trekking, y hacés trekking. Otro día con una mochila, equipo de escalada y haces escalada. Y otro día, miras para arriba y ves parapentes volando… jajajaja! Así que hice el curso y empecé a volar.

Estaba en Capilla del Monte, era domingo, domingo 21 de febrero. Me habían invitado a hacer un vuelo en parapente, la condición estaba buena, pero ese día estaba cansado y no tenía los ánimos fuertes. Unos días atrás había tenido una pelea fuerte con mi hermano, no nos estábamos hablando. Todo eso



influía. Pero como el conocedor de la zona era yo, accedí a hacer la guiada hasta allá arriba. Para hacer algo de estas características la cabeza tiene que estar tranquila, uno tiene que estar relajado. Hicimos el despegue en el Cerro Uritorco, aproximadamente a las 15:45. Mi amigo despegó primero. Uno para despegar necesita que el viento esté de frente, la ladera que se usa para despegar tiene que estar enfrentada al viento. Generalmente el despegue es horizontal, corriendo hacia adelante, en contra del viento y en dirección hacia la bajada de la pendiente. Pero puede pasar, si la condición es potente, que en vez de salir hacia adelante, tu despegue sea vertical. Y eso pasó. Salí hacia arriba, esperando para poder avanzar e ir hacia adelante, empecé a derivar hacia la izquierda, seguido de una pequeña rotación hacia la derecha. Y es acá donde se pliega mi vela y caigo. Tuve una plegada asimétrica del lado derecho, eso significa que una parte del ala se pliega y deja de volar, mientras que la otra mitad (izquierda) sigue volando, avanzando, generan-

do una rotación sobre el eje. Las plegadas pueden suceder, pero lo importante es tener altura para contar con un margen de tiempo para que la vela se abra de nuevo. Imaginate que son unos 27 m2 de tela anclados a tu cadera por medio de un arnés, y para que esa cantidad de tela vuelva a configurarse como ala requiere de un tiempo. Si estoy con altura suficiente, cuento con ese margen de tiempo. El problema fue que estaba a baja altura y llegué al piso antes que la vela vuelva a volar. Caí desde unos 20 mts, con el peso del cuerpo sobre la pierna izquierda y pegué fuerte. Cuando impacto contra la ladera, la pierna izquierda hace presión hacia arriba mientras el torso va hacia abajo. Esta presión me rompe la sínfisis del pubis, desplaza hacia arriba el lado izquierdo de la cadera, fractura el sacro de ese lado izquierdo, me fisura la quinta lumbar, y cuando caigo con los brazos hacia adelante para frenar el golpe, me saco el hombro izquierdo. Y todo ese aplastamiento en la zona del abdomen produce un hematoma retroperitoneal. Así, quedo tirado.

Dos días antes había estado haciendo trekking con Julio Guevara, amigo de años y compañero de muchas salidas a las sierras, caminando, escalando, compartiendo guiadas con turistas, etc. Además, es el jefe de Bomberos Voluntarios de Capilla del Monte. Y en esa salida de trekking habíamos acordado que el domingo íbamos a ir a hacer escalada en roca. Un rato más tarde recibo un mensajito en el que me proponen hacer el vuelo y accedo. Al día siguiente, estando ya arriba para el despegue, Julio me llama para coordinar la salida de la que habíamos hablado. No lo atiendo porque estaba preparando el equipo de vuelo. Cuando tuve todo listo lo llamé y le dije donde estaba. Así que, con un par de binoculares se dispuso a ver mi vuelo desde el patio de su casa. Estábamos a una distancia de unos 5 km, Julio en su casa y yo en la ladera del cerro, que se podía divisar desde el pueblo. A esa distancia no pudo ver con total claridad lo que pasó, pero mi vuelo había sido raro y de muy poca duración. Eso llamó la atención. Cuando estoy en el piso me confundo y empiezo a llamar a Julio por el handy, handy que estaba en frecuencia con el otro piloto. Entonces me doy cuenta que no me va a responder. Quiero agarrar el teléfono para llamarlo y algo raro me pasa cuando muevo el brazo. Involuntariamente me rotaba el torso completo. Ahí me doy cuenta que tengo el hombro luxado, fuera de lugar. Después de un par de maniobras netamente contorsionistas, jajaja, logré hacer el llamado para contarle lo que pasó. La respuesta fue: “ya salgo para el cuartel, llamo a los chicos y salimos para allá. Calculá una hora y media hasta que lleguemos”. Era lejos, yo estaba tirado en una ladera del cerro, a unos 1.500 msnm. Y la llegada a ese lugar no tenía un acceso fácil.


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Estaba entre acostado y sentado, con el terreno en declive, o sea, bien incómodo, jajaja… con el torso en inclinación ladera hacia abajo, haciendo fuerza porque me tenía que sostener, queriendo estar con la cabeza erguida. Una pierna afuera y la otra adentro del arnés (es un arnes en el que, durante el vuelo, llevas las piernas guardadas en una especie de saco o tubo de tela) y cuando movía la pierna izquierda, adentro, a la altura de la vejiga, sentía como si estuviese moviendo una bolsa de agua con un palo. Sin dudas, algo estaba suelto. En un momento siento en la zona abdominal como un derrame, caliente. Pensé que me había orinado, entonces abro el arnes esperando ver el pantalón mojado. Cuando lo vi seco, dije: “listo es una hemorragia interna y para cuando lleguen los chicos, palmé”. Fue muy loco ese momento, entender y experimentar emocionalmente la muerte y decir “esta es la última que hiciste”. Fue raro. No grité, no lloré, ni me desesperé. No tenía miedo. Sentí que ya no tenía nada. Experimente el desapego, un desapego total. Me pasaban imágenes por la cabeza. Me acuerdo una. La puerta de mi casa y mi mano agarrando el picaporte, abriéndola y mi vieja con el mate en el comedor. Y la volvía a cerrar. Esa cosa tan simple como abrir la puerta de tu casa, no lo iba a hacer más.

Posición de la caída

Ahí pienso en llamar a mi vieja. Espero que suene la sirena de los bomberos porque supuse que si la llamaba y después escuchaba la sirena, algo le iba a sonar raro. Dejé que suene como suele pasar a veces en el pueblo, y llamé. De allá arriba se veía todo Capilla del Monte, vista privilegiada.Y también se escuchaba todo. La llamo queriendo disimular y a penas atiende me dice “Rodrigo estas bien?”… Las madres y esas malditas antenas parabólicas con las que se recibieron! “Nada” le dije, estamos guardando los equipos, en dos horas estoy por allá. Previamente, le había pedido a Julio que no le digan nada así no la preocupábamos, por lo menos hasta que tuviésemos resuelto el rescate. En ese momento de espera, me entra un mensaje con un audio de la música de la película El Pianista. Esta escena fue prodigiosa. Fue dramáticamente bella, o bellamente dramática. El celular apoyado en el pecho, la música de la película sonando, mirando el Uritorco de frente, con las laderas yendo hacia la cima, el pajonal moviéndose en masa por las ráfagas de viento que iban pegando contra el cerro, y yo, quebrado física y emocionalmente. Sentía que estaba inmerso en un estado de una sensibilidad tan alta que me permitía percibir otras sutilezas. Una belleza y una paz indescriptible. No sentía dolor y estaba totalmente entregado a ese momento, admirándolo. Creo que lo que nos asusta de la muerte es

sólo experimentar el dolor, porque el pasaje de un plano a otro, intuí, debe ser Maravilloso. Y en lo mejor de la escena, se escucha el ruido del handy: “shhhhhhhhhh shhhhh, Neroo, Nero me tomá? Tamo subiendo con los choori, el asaado, la cooca y el ferneé!!! Ahí tamo viendo un trapo naranja (mi vela), tamo subiendo a las chapa!!!” No todos tienen el privilegio de ser rescatados por un equipo de Bomberos Cordobeses. Una experiencia “Picante Picante” y con mucho humor. Y del Bueno... jajaja! Los pibes venían a fondo. Varios de ellos, amigos. Pasaba el tiempo y seguía vivo, despierto. Hasta que llegaron todos. Después, cuello ortopédico, camilla y llaman al helicóptero.

Bajarme a pie era riesgoso por los tiempos. No sabíamos realmente en qué situación estaba y si era grave o no lo que tenía. Además, la zona era complicada, con un terreno de mucha pendiente y prácticamente sin senderos que faciliten la evacuación. Por eso deciden llamar a un helicóptero. Me fueron sacando el equipo para poder pasarme a la camilla. En un momento me sacan el handy, que lo llevaba atado para que no se caiga en vuelo. Me lo había comprado hacía un par de meses, estaba nuevo. Cuando pasaron el handy por debajo de mí, desenroscando la vuelta que tenía el cordín que lo sostenía, veo que aparece sin la perilla del encendido. Le dije al bombero que me asistía, que cuando me corran de lugar, se fije si veía el botón y me respondió entre risas: “dejate de joder gringo, estas hecho mierda y estás buscando eso?”. Nunca se fijó y



me quedó lo de la perilla en la cabeza. Llegó el helicóptero y empezó a buscar un lugar para quedarse estacionario (hovering, “flotando”), porque la ladera inclinada no ofrecía un lugar llano para aterrizar. Cuando nos dieron el “ok” desde la aeronave, empezamos a trasladarnos hacia el Helicóptero que estaba a unos cuantos metros de distancia de nosotros. Me llevaban de espaldas, yo no podía verlo, pero obviamente lo sentía detrás de mí. Y en ese momento tuve un mal presentimiento, sentía que algo no estaba bien. Primero intentan subirme ingresándome desde la cabeza, pero el médico les pide que me den vuelta porque yo queda ubicado al revés y el no podía trabajar correctamente conmigo. Todo esto con la puerta de acceso a 1.60 m del suelo, y el helicóptero haciendo la maniobra de estabilización. Una escena vertiginosa, sentía la tensión del momento. Me dan vuelta, empiezan a ingresarme por las piernas y cuando me están empujando hacia adentro y todavía tenía medio torso afuera del helicóptero, el borde de la camilla del lado de los pies pega en algo que desestabiliza el Helicóptero. Primero, pierde sustentación y el

patín que estaba en el aire baja hasta el piso. Después se va de trompa hacia adelante. En ese momento, la inclinación fue tal que yo, estando acostado, atado a la camilla y con un cuello ortopédico puesto logro ver por el parabrisa, la quebrada de la ladera en donde estábamos. Después se inclina hacia atrás, como si se fuera de cola, pero inclinado sobre el lado derecho. Acá las hélices tocan la ladera y colisionamos por completo. No explota porque el piloto corta antes el suministro de nafta, pero no el electro que mantiene la turbina prendida y es la que origina el primer foco de incendio, quemando el pajonal. Cuando todo queda quieto, veo al piloto tirado en un ángulo de la cabina y del otro lado al médico, lleno de vidrios encima. Me mira y me dice: “estás bien?” Le digo qué sí. Lo único que tenía era un corte muy chiquito en la cabeza. Se escuchaban los gritos de los bomberos desde afuera: sáquenlos, sáquenlos!!!”. El piloto salió por adelante, no sé bien por donde y el médico por la puerta lateral que quedó mirando hacia arriba. Cuando saltó para salir, se fracturó el calcáneo (talón). Yo, adentro, todo atado sin poder moverme, con total conciencia de lo que

estaba pasando, mirando todo pero sin reaccionar. Yo esperaba la explosión. Escuchaba en la turbina un ruido grave y el sonido del fuego ya quemando afuera. Me tironeaban de una pierna, la otra la tenía trabada, enganchada en un fierro. ¿La famosa escena en cámara lenta y en donde el audio de todo parece venir de lejos? Esa, la misma escena era la que estaba experimentando en ese momento. No recuerdo miedo, no recuerdo dolor, no recuerdo desesperación, estaba viendo todo, lo podía observar. Ahí pensé “sí no hacés algo, te quedas acá. Así que logro zafar el hombro del velcro que me lo sostenía a la camilla y alcanzo con la mano la botamanga del pantalón de la pierna trabada. Me desenganché y sentí que la camilla salió deslizada hacia afuera de un tirón y nos alejamos rápido del lugar. Tuvimos 12 minutos hasta la explosión. Se levantó un hongo negro que estaba siendo visto desde abajo del cerro por todo Capilla del Monte. Eran las seis y pico de la tarde. Se prendió fuego todo y el viento que soplaba derivó las llamas hacia la ladera que tenía el sendero de bajada. Entonces, el rescate fue a pie, con dos camillas, la mía y la del médico que no


on el objetivo de llegar en óptimas lllllllllllllllcondiciones a Cruce Tandilia 2019, lllllllllllllllllcarrera de trail running a disputarse entre el 11 y el 13 de enero, el Team de Total Magnesiano Vitalizante hizo puerto en la Ciudad de Tandil. Durante 2 días recorrieron senderos, saltaron piedras, practicaron ascensos y descensos aplicando las técnicas adecuadas para correr en desnivel. Pero como no sólo de entrenar vive el Runner este grupo de amigos, compartió charlas, mates y muchas anécdotas. También disfrutó de las comodidades en el alojamiento y los mimos en los servicios del complejo Sierra Activa. Cabe destacar que el equipo de Cruce Tandilia estuvo presente para asistir en los recorridos y compartir su experiencia con los integrantes del Team. Este team, cuenta con miembros de varias provincias y muchas ciudades. El desafío es seguir sumando kilómetros de integración para ser un verdadero team federal. Las imágenes del Camp fueron tomadas por Mariano Quinteros y podemos decir que el Cruce Tandilia, en su novena edición, es una carrera de dos días que cuenta con diferentes distancias 62 km (31 km y 31 km) , 42 km (21 km y 21 km) y 21 km (10,5 km y 10,5 km). Luego tiene dos distancias de un día, 10 km y 5km. Y el viernes por la tarde, o sea el primer día se hace Tandil Vertical, prueba de ascenso.


podía caminar, por una ladera sin sendero, muy empinada y que a medida que perdíamos altura la vegetación se ponía cada vez más cerrada y lo único que había para ir abriendo huella era dos bastones de trekking. En un momento, antes de empezar a bajar, aparece allá arriba mí hermano, Germán, con quien no me hablaba hacía días. Lo vi y me quebré, le pedí disculpas. Fue una bajada durísima, eterna, que empezó a las 19 h del domingo y que llegó a la ambulancia, que nos esperaba abajo, a las 7:30 de la mañana del día lunes. Germán me bajó junto a los bomberos y me dio agua toda la noche. Mientras tanto, más bomberos subían, dificultados para encontrarse con nosotros porque estábamos en un lugar sin sederos, con una vegetación muy cerrada y de noche, llevando agua, machetes, y lo necesario para poder bajarnos. Y otros bomberos subían a controlar el incendio.

Sí, al Hospital San Roque en Córdoba Capital. Cuatro días en terapia intensiva y después en habitación común, esperando una operación. Conocí a un equipo de profesionales impresionantes, con un corazón gigante. Gente maravillosa a los que les estoy enormemente agradecido, empezando por el Dr. Pablo Segura, la Dra. Lizi Sucaria y la Dra. Miriam Maldonado, seguidos de un equipazo que voy a nombrar: Lucho, Jesús, Santi, Normi, Estelita, Nori, Cari, Silvia, Vani, Marta, Sandra, Adrian, Andre, Sil, y Walter que todas las mañanas a las 6.30 venía a limpiar la habitación y nos quedábamos charlando.

Me dijeron que me tenían que operar. Tenía desplazado el pubis y tenían que volver a sujetarlo. Pablo, el traumatólogo, me dijo: “¿Imagino que vas a querer volver a hacer tus actividades de siempre, no? Entonces tengo que ponerte placas”. Y así fue, cinco días después de esa charla, un jueves, entré a quirófano por primera vez en mi vida. Me dieron de alta el sábado. Y el domingo me llamaron del hospital porque me tenían que internar de nuevo. En los análisis que me habían hecho aparecía un virus y tenían que atenderlo. El lunes estaba entrando de nuevo al Hospital. Estuve 15 días más y entre dos veces más a quirófano para hacer unos lavados en la herida. Después volví a mí casa y me fui recuperando. Habían pasado 2 meses y medio, y una semana antes de volverme a Buenos Aires quise subir de nuevo al lugar del accidente. Me acompañó Julio y su señora, le pregunté dónde estaba tirado exactamente. Fui hasta el lugar que me señaló, y después de llorar un buen rato, pedirle disculpas al lugar y a todos, y agradecer, me recosté con la misma posición con la que estaba ese día y puse mi mano por debajo de mí, entre la espalda y el piso, queriendo ubicar un lugar específico en el suelo. Después me corrí sin sacar la mano de ese lugar. Quedó apoyada sobre un montículo de pajonal. Con las dos manos abrí ese matorral, separándolo en dos partes y en el medio, con un poco de tierra encima, estaba el botón del handy. Mi agradecimiento especial al médico y al piloto del Helicóptero, a Julio Guevara y al Cuartel de Bomberos Voluntarios de Capilla del Monte, a todos los chicos del Hospital San Roque de Córdoba Capital y a mí hermano Germán.



xiste un cielo celeste que no se olvida, llllllllllllllllcomo un lienzo gigante que nos rodea a lllllllllllllllllo largo del recorrido y los días. El cielo del norte no tiene comparación, como también los cardones, las vestimentas coloridas y la música del lugar que nos reciben y marcan el inicio de nuestra experiencia en el pueblo de Tilcara. En pocas palabras, esta elección (gracias a la empresa Acampartrek) nos permitió conocer durante cinco días a través de nuestros pasos, distintos ambientes: quebrada, pastizales, bosques y selvas, partiendo desde la desértica “Quebrada de Humahuaca” patrimonio natural y cultural de la humanidad, hasta la impenetrable selva de montaña de la “Reserva de Biosfera de las Yungas”, ambos sitios declarados de esta

manera por la UNESCO. El itinerario, con varios días de recorrido a pie, tiene un grado de dificultad medio-alto debido al ascenso gradual al comienzo del trayecto, donde el mayor esfuerzo físico es la subida al paso de un abra de 4.200 msnm. Pero también nos permite sentir la calidez de la gente, aprender de su sencillez y disfrutar de su compañía, en el medio de un paisaje tan contrastante como increíble, donde un pasaje de la puna a la selva nos lleva entre caminos incrustados en las laderas, profundos e insondables valles, riscos y peñas y la selva, que se pierde en el horizonte donde los jotes, los tucanes y corzuelas, son protagonistas del Parque Nacional Calilegua.

La recepción se realiza en Tilcara (2.461 msnm), pueblo muy atractivo que invita a quedarse, al igual que los importantes sitios arqueológicos como el Pucará que es recomendable conocer. Los excursionistas se acomodaban en un hostel sumando mochilas y revisando equipo durante el día, hasta que Claudia junto a Esteban fueron los últimos en llegar y sumarse, pero los primeros en demostrar alegría y entrelazar al grupo como un todo, con su espontaneidad y amistad manifiesta. La provincia de Jujuy, donde nos encontramos en esta ocasión, posee cuatro regiones: Puna, Quebrada, Valles y Yungas. Debido a las diferentes altitudes en las diversas regiones de la provincia, podemos encontrar diferentes microclimas, como ser desde la extensa aridez de la Quebrada de Humahuaca, hasta una nuboselva o selva subtropical andina. La provincia también cuenta con una abundante cantidad de yacimientos arqueológicos (1.500 sitios), como también un gran arraigo de las costumbres ancestrales en la población y en sus festividades.

A la mañana siguiente de nuestra llegada, iniciamos el trayecto partiendo desde Tilcara en



un vehículo que nos acercó al punto de encuentro con el baqueano y las mulas de carga en Cañada Seca (2.900 msnm). Una vez que el equipo está montado, comenzamos el trekking que asciende a 4.200 msnm sobre la serranía de Tilcara. El ascenso lo hicimos por un sendero milenario que fue utilizado por los pobladores originarios, quienes intercambiaban productos procedentes de las dos regiones Puna y Selva. Fundamentalmente lo que buscaban los pobladores de la selva era la sal, por lo que la mayoría de las caravanas se trasladaban con el precioso cargamento que era comerciado por todo lo que producía la selva. Los colores de la tierra eran realmente

increíbles y se notaba en nuestras botas que iban cambiando de tonalidad a medida que avanzábamos. Era posible ver algunos poblados en las cercanías, como también la presencia de guanacos, vicuñas, llamas, cóndores y jotes. Luego de algunas horas nos encontramos en una quebrada. Hacia adelante se veía un abra donde la altura en nuestro ascenso, ya se hacía notar en nuestra respiración que era cada vez más intensa. Cuando alcanzamos el abra, transitamos un puente natural de piedra que cruzaba un arroyo de agua helada, momento que nos inspiró a tomar un descanso y comer para recuperar energías. Al observar el horizonte mirando hacia Tilcara, podía divisarse a lo lejos el Nevado del Chañi.

Ese día, luego de 7 horas de caminata, pudimos llegar primero a Campo Laguna como el punto de mayor elevación. Desde allí, era posible ver las nubes debajo nuestro como un manto de algodón, y los picos más altos asomándose sobre ellas. Tiempo después continuamos por un camino de descenso hasta Corral Ventura que, con sus caseríos y corrales, era nuestro destino ese día. Al día siguiente realizamos un trekking de 5 horas hasta el Durazno. Caminamos por tierra colorada entre montes de alisos, y por momentos la senda serpentea los barrancos, con magníficas vistas panorámicas. Hemos dejado atrás la inmensa aridez de la puna para ingresar a los pastizales de neblina, cambiando de pronto toda nuestra visión y debiendo para ello, recorrer laderas y faldeos, contando con la presencia de jotes y cóndores que nos invitan a disfrutar de la inmensidad del paisaje. Poco a poco comenzamos a descender a las profundas quebradas y transitar junto a caudalosos ríos hasta el próximo campamento. Seguimos caminando y, sin embargo, la pendiente del sendero va tomando posesión de nosotros y ahora no vamos, sino que nos llevan; no andamos, sino que nos andan. Durazno es un pequeño caserío con escuela rural, donde el grupo tiene la oportunidad de establecer el contacto con los habitantes locales, los chicos de la escuela o bien, salir a recorrer los alrededores de la región. Al levantarnos y recibir el nuevo día, observamos el mejor amanecer de nuestras vidas. Por entre los cerros de Calilegua asoman los rayos de sol que iluminan el paisaje a nuestro alrededor. Iniciamos un trekking de 7 horas hasta el paraje Molulo, ubicado en el Valle Grande y rodeado de cerros de más de 4.000 msnm. El



sendero comienza luego de cruzar el Río El Durazno y transcurre por un reducto de ambiente de Chaco Serrano que alterna bosquecitos de queñoa y pastizales de altura. Fue una larga caminata en la que se iban atravesando zonas de tierra mucho más colorada de lo habitual y pequeñas zonas de selva que anticipaba lo que sería la selva de Calilegua. El grupo se va encauzando uno detrás del otro a medida que avanzamos, y nuestro silencio va dejando escuchar los sonidos de la naturaleza. A quienes nos atrae el caminar por estos senderos interminables, no abandonamos el terreno de la palabra, sino que la usamos de otra manera, con otros tiempos, con otros objetivos, y en otras geografías del alma. En estas experiencias la palabra cobra un significado especial cuando la acompaña el silencio, un elemento que por lo general da cuenta del deseo de aire y espacio, y reencuentro con algunas cosas perdidas en la cotidianeidad de la ciudad. La senda del relato y de nuestro camino continúa por los filos y con magníficas vistas panorámicas. Los árboles desaparecen y dejan lugar a los cerros, con sus laderas y sus profundos valles. Hacia la tarde llegamos a Molulo que es un pequeño poblado en medio de las Sierras Subandinas. El recorrer caminos usados por los habitantes originarios hace centenares de años, y por los locales hoy en día para unir pueblos perdidos en la puna y en la selva, define esta experiencia como única. Al llegar a Molulo pudimos disfrutar de un descanso, del silencio y un cielo repleto de estrellas a 3.200 msnm. Al momento de la cena, todos nos reunimos entusiasmados, con esa alegría que solamente produce un asado, algo que viene del fuego y lleva todo lo primitivo encima. El siguiente día lo aprovechamos para el descanso y recorrer el lugar, donde habitan un grupo familias de ricas tradiciones que conforman la Comunidad Aborigen de Molulo.

El camino hacia San Lucas nos lleva aproximadamente unas 9 horas para llegar a un paraje enclavado en plena selva de montaña al que sólo se accede caminando o a caballo. El camino es un ancho sendero que transita el ecosistema que se denomina yunga en t ra n s i c i ó n . A h í e s d o n d e r e c o r r e m o s interminables precipicios, faldeos, y observamos imponentes paisajes con profundos valles y caseríos, rodeados de sus cultivos de terrazas y con corrales de cabras y ovejas. También caminamos por los distintos estratos de la selva de yungas, avistando en la inmensidad del departamento Valle Grande un espectáculo de naturaleza sin igual desde una altura de 2.600 msnm. Caminar varios días tiene su esfuerzo, pero también su recompensa, como apropiarse de la esencia del lugar. El poblado de San Lucas está a 1.950 msnm. Si bien es pequeño, es el más grande encontrado hasta ahora. Sus casas se encuentran dispersas en el cerro con una vegetación exuberante.

El parque nacional Calilegua es un área protegida, situada sobre las faldas orientales de la sierra de Calilegua, en el sudeste de la provincia de Jujuy en el noroeste de la República Argentina. Es el único parque de la selva de montaña del país, el de la selva de las yungas. Su creación fue en el año 1979. Es una de las zonas núcleo de la reserva de la biosfera de las Yungas, junto al parque nacional Baritú, la reserva nacional El Nogalar de los Toldos, el parque provincial Laguna Pintascayo y el parque provincial Potrero de Yala. El objetivo definitivo específico es "la protección de un área representativa de las Yungas y de un ecotono de la provincia biogeográfica chaqueña, y la conservación de especies endémicas a nivel nacional o mundial".

Sus 76.306 hectáreas lo convierten en el parque nacional más extenso del noroeste argentino. El nombre “Calilegua” se suele asociar a la lengua aimara y equivale a “Mirador de Piedra”. La ecorregión que se encuentra presente es la de selva de las Yungas (o selva de montaña del noroeste argentino), caracterizándose por el clima cálido húmedo, con lluvias estivales de entre 900 y 1300 mm. La ecorregión se encuentra integrada con las sierras subandinas, cuyas alturas oscilan entre los 400 y los 3.000 msnm. De relieve montañoso, comprende una serie de fallas, cañadones y cordones montañosos muy abruptos, que descienden principalmente de las serranías de Calilegua.

El último día de trekking a Peña Alta nos lleva unas 5 horas. En este sendero que atraviesa el corazón de las Yungas, se realiza observación de fauna y reconocimiento de flora. Parte del recorrido continúa por las inmediaciones del Río San Lucas. La vegetación es tupida y el paisaje deslumbrante, con caminos de cornisa, paredes de más de 50 metros donde observamos cavernas, saltos de agua y la majestuosidad de la selva de yungas, enmarcada en los Macizos rocosos con distintos accidentes geográficos únicos en su tipo. El recorrido termina en la confluencia del Río San Lucas y Valle Grande; para luego un traslado en vehículo a San Salvador de Jujuy que da final a esta experiencia a pie y permite caer en la cuenta de que este viaje no fue un recorrido por la línea más corta entre dos puntos, fue otras cosas: la apreciación de la distancia, de los detalles intermedios y la lenta modificación de las perspectivas de la naturaleza. La marcha y su tiempo propio, un tiempo vacío que permite inscribir en su interior cualquier cosa, hasta un relato.



ante me dijo que quiere ser ciclista, pero también rapero, futbolista, surfer, baterista y hippie. Él es mi pequeño sobrino, y a sus 7 años quiere ser casi todo lo que descubre. Menos las matemáticas y la escuela, todo le parece exageradamente extraordinario. El otro día se sacó la remera para mostrarme sus músculos diciendo:-“Tía, mirá la fuerza que tengo”. Antes de poder agregarle alguna respuesta a mi sonrisa de tía enamorada, se quedó pensativo unos segundos y me largó una

de sus preguntas: “cuando cruzan los desiertos y las montañas, ¿no se cansan?”. Se quedó observándome expectante, con los mismos ojos que yo alguna vez había mirado a mi papá cuando me sacaba caramelos de las orejas, y por unos segundos casi no logro aguantar la tentación de responderle segura y con firmeza que no, que nosotros nunca nos cansamos, para que me siga mirando así un ratito más, para mostrarle mis músculos y decirle lo fuerte que soy, pero no pude: “Sí Dantito, nos cansamos

mucho. Pero por suerte la fuerza más grande que tenemos no está en los músculos y aunque no lo creas, es casi inagotable y vos también podes usarla. Se llama voluntad”

Me levanté los lentes de sol para frotarme los ojos porque la gotas de transpiración que bajaban desde la frente se mezclaban con la capa de tierra que me cubría el rostro haciéndome fruncir el ceño y achinar la mirada. Había frenado la bici de golpe en medio de la ruta con una urgencia que de no encontrarme rodeada por kilómetros de amplia y desértica estepa, quizás hubiera llamado la atención. No había pinchado ni tenía ningún problema grave, pero clavé los frenos con tanta determinación que hasta yo estuve por dudarlo. No siempre era así. Habitualmente las paradas eran el momento esperado, el pequeño objetivo: “Pedaleo hasta la sombra del cartel y paro a tomar agua”, o la gran llegada: “En el río tomamos unos mates”. Pero esta vez estaba cansada, y no era del tipo de cansancio físico que pueda medir o regular, era el amo y señor de todos los cansancios, el mental. Terminé de secarme la transpiración con la cabeza gacha y la vista clavada en aquel suelo de rocas y tierra suelta. Levantar la mirada en esos momentos era mucho más que un simple movimiento, significaba volver al camino interminable de sol, estepa y desierto. Necesitaba descansar del horizonte, reducir el mundo a unas cuantas piedras de formas y tamaños distintos, que unos segundos atrás habían sido enemigas del avance, pero de a poco



se iban volviendo aliadas y cómplices del aquí y el ahora. Sólo algunos minutos fueron suficientes para ponerme en pausa. La roca pequeña me mostraba sus brillos, la más grande tomaba la forma de un caracol, y toda mi vida se recortaba por un instante en un simple pedazo de ripio. Cuando finalmente levanté la vista para retomar el mundo donde lo había dejado, Javi ya pedaleaba muy lejos, y su silueta pequeña e insignificante me recordó la infinitud que aún me esperaba por recorrer. :-"Pero Sol para qué sufren? Qué ganas de pasarla mal, che"... Volví a subirme a la bici para comenzar a pedalear muy lentamente. :-"No sufrimos Dai, no te preocupes. Sufrir es perjudicial y nosotros últimamente no paramos de crecer y hacernos más fuertes". Mi hermana no terminaba de entendernos. Los moretones en las piernas y kilos de menos, los fideos con aceite y queso de rallar durante

meses, los rostros arrugados por el sol, la mirada brillosa y agotada de las fotos. Pero yo, que a veces la conocía mejor que ella misma, sabía que probablemente era porque aún nunca se había puesto a caminar hacia algún imposible. Pasaron varias horas debatiéndome entre el cansancio y el deseo, hasta que una ráfaga de viento llegó con fuerza para sacudirme y obligarme a que me afirme a todo lo que quedaba por delante: el manubrio y los sueños. -"Por ahí no hay nada..." De a poco la luz del sol comenzó a debilitarse indicándonos el momento de buscar algún lugar donde armar la carpa reparados del viento, que para ese entonces soplaba cada vez con mayor intensidad. Javi me señaló un arbusto que podría ser de ayuda e inmediatamente bajamos de las bicis para analizar si era una buena opción y, apenas nos colocamos detrás de él, la sorpresa nos generó una carcajada de alivio. El viento desaparecía por completo, era un arbusto, pero

tenía la coraza de un paredón. -"Pero es estepa, no hay nada" Armamos la carpa detrás de aquel protector arbusto que nos permitió disfrutar con calma de nuestra hora preferida, cuando el cielo jugaba a los colores y la luna se apresuraba a salir. -"No hay nada de nada" Cada vez que esa frase se repetía en distintas situaciones y personas, nosotros no podíamos evitar pensar cómo sería un lugar donde no hay nada. Lo imaginábamos como un abismo eterno, un agujero negro cubriéndolo todo, una ceguera blanca y espesa a lo largo de cientos de kilómetros. Nada=Ninguna cosa. Atardecía en la estepa y mientras calentábamos agua para el mate, un coirón travieso nos pinchaba con sus hojas punzantes y un grupo de choiques se asomaba tímidamente a lo lejos. Era un hábitat dura e incomprensible para los hombres que manejan la vida únicamente con la razón.

"Cuando ustedes me hablan de Los Andes, lo hacen como si fuera alguien, un ser vivo. Y yo lo creo hermoso y movilizante, pero aún no logro ver más que un cordón de montañas" Subí agitada los últimos metros de una cuesta larga y, cuando finalmente llegué a la cima, las palabras de aquella charla con Miguel, nuestro gran amigo español, cobraron otro sentido. A mi espalda, bajo los rayos del sol del mediodía, se despedía la llanura inagotable de la estepa. Por delante, emergía imponente ella, una gran cadena de montañas que podía llegar a resultar hermosa como una obra de arte o la sonrisa pícara de un niño. Pero mientras la respiración se hacía más profunda y el corazón aminoraba lentamente su ritmo, entendí que así como no es lo mismo observar una obra de arte que crearla, o disfrutar de la sonrisa de un niño que hacerlo sonreír, tampoco podía resultar igual contemplar la Cordillera que vivirla.



Miguel me había soltado esas palabras buscando alguna explicación, con los ojos profundos de quien esconde una duda latente que aún no logra resolver. Pero no fue necesario hablar para que lo entienda, porque hacía tiempo que él también era de los que le escapan a las certezas. Había algo en esas montañas que yo nunca iba a ser capaz de responderle. Me quedé observándola un rato largo sobre la cima de la cuesta, inmóvil, como hipnotizada, y cuando Javi llegó a mi lado frenó de golpe. Se secó la transpiración y también la contempló sonriente, repitiendo una vez más ese momento que de a poco se había vuelto un ritual necesario, un tocar el timbre en casa ajena, un golpear de manos en la puerta, un permiso educado y respetuoso antes de entrar. Después de varios kilómetros de estepa, estábamos llegando a La Cordillera de los Andes.

Sabíamos perfectamente lo que venía de ahora en más, y aunque cada paso cordillerano tuviera su propia personalidad y carácter, el proceso era casi idéntico. La llanura se volvía cerros, el aire se corporizaba y todo lo que nos rodeaba cobraba tal espectáculo, que era difícil no observarlo atónitos desde la pequeñez de un insecto que habita un templo sagrado. Y así como de a poco habíamos aprendido a disfrutar de aquel primer sacudón sin que esa sensación de pequeñez nos vuelva torpes y tontos, evitando que el miedo a sabernos vulnerables nos genere frases tan humanas y ridículas como "hay que ganarle" o "sea como sea tenemos que llegar", también éramos conscientes que lo que enseñaba la montaña no sólo era aplicable en sus geografías. Seguimos la ruta serpenteando entre cerros cubiertos por vegetación baja de tonos amarillos.

Las subidas y bajadas se volvieron una constante, y el horizonte dejó de ser predecible. Si queríamos averiguar qué nos esperaba más adelante, no quedaba más opción que avanzar, así fue como a la vuelta de un cerro nos topamos con una laguna llena de flamencos rosados, con un río rodeado de árboles verdes y frondosos que nos permitieron descansar un rato del sol mientras paramos a almorzar, con más de 10 cóndores planeando justo sobre nuestras cabezas de cuellos estirados y ojos sin pestañear. También la noche fue llegando para cerrar el ciclo de otro día más en el Paso Roballos, y nos encontró sin sorpresas, comiendo frente al fuego detrás de otro arbusto insulso e insignificante con la coraza de un paredón. Y es ahora cuando me parece imprescindible aclarar que aunque este relato así como el paisaje fue cambiando de colores y matices a medida que avanzábamos, la banda sonora nunca dejó de repetirse, por eso la lectura de este texto debería ir acompañada de principio a fin por un sonido persistente e inalterable, entrándote de a ráfagas por las orejas, despeinándote los pelos. El viento nunca paró y nosotros ya no nos quejábamos. En un par de soplidos se había llevado la poca resistencia que nos quedaba, dejándonos un poco más dóciles, callados y pacientes. En la tarde del tercer día desde que salimos de Bajo Caracoles, llegamos a la frontera. Tres árboles torcidos, una pequeña construcción y la bandera argentina agitándose sin cesar en la punta de un mástil, era todo lo que representaba el puesto de frontera en medio de un amplio valle, donde el viento que bajaba de las montañas aprovechaba para tomar envión y seguir su camino atropellando lo que encontraba a su paso, que en esta oportunidad eran 4 gendarmes originarios del norte argentino cumpliendo con su trabajo muy lejos de casa. Nos dieron agua caliente para compartir unos mates, y mientras



nos apretábamos para entrar detrás de la única pared que podía darnos reparo, nosotros aprovechamos para bajar material y liberar tarjetas de memoria y ellos, con la mirada melancólica del desarraigo, para protestar por lo bajo una vez más, por lo lindo de las tardes en familia durante el calor del verano, las guitarreadas, el acento, la añoranza al hogar. Para ellos éramos dos desconocidos que pasarían de largo como tantos otros, pero sin embargo no dejaban de hablar, porque también éramos la única posibilidad de ser escuchados de vez en cuando y en esas latitudes sólo eso ya era más que suficiente. A unos pocos kilómetros se encontraba el puesto de frontera chileno, y aunque era un tramo bastante corto, lo que nos tendría que haber demorado un rato se convirtió en horas. La razón de semejante tardanza no era extraña y mucho menos preocupante. Estaba la montaña, estábamos nosotros y los momentos, el momento de apurar la marcha, el de aguantar el cansancio, el momento de partir, el de enfocarse y, en este caso en especial, ese por el cual todos los demás cobraban sentido: el momento de arrancar en lo profundo y sin ninguna culpa un instante preciso de Cordillera y guardarlo para el resto de nuestros días. Porque justo aquella luz que dibujaba los cerros cuando un grupo de aves remontaban vuelo debajo de una laguna blanquecina donde habitan flamencos, quiso que así sea.

Cuando finalmente llegamos al puesto de frontera chileno, el día comenzó a apagarse y el viento frío nos recordó que teníamos que buscar algún lugar donde pasar la noche. Esta vez no fue necesario recurrir a ningún arbusto, los carabineros nos ofrecieron un cuarto donde dormir calentitos y la carpa pudo tomarse un pequeño descanso. Nos despertamos temprano decididos, después de 4 días, a finalizar con el paso Roballos. Si bien al principio un gran valle de viento en contra nos hizo la marcha lenta, fue cuestión de algunos kilómetros para que la montaña despliegue su despedida. Atravesamos el Valle Chacabuco pedaleando rápido entre bajadas de ripio que nos impulsaban, sin mucho esfuerzo, hacia la próxima subida en una continua montaña rusa con la que además de divertirnos, descontamos kilómetros casi sin darnos cuenta. Hasta que ellos se cruzaron en el camino y nos obligaron a frenar. No era sorprendente verlos. Estábamos acostumbrados a que nos acompañen desde lejos, curiosos y siempre alertas. Lo que nos pareció extraño fue su compor tamiento. Mientras avanzábamos despacio, nos miraban sin moverse, no corrían, no escapaban, era un grupo de guanacos como tantos otros con los que nos cruzábamos cotidianamente. No nos tenían miedo y eso, sin dudas, no era algo habitual. Seguimos pedaleando lento sin entender qué era lo que pasaba. Esperábamos la estampida, la huida en masa, el

alerta de peligro, sin embargo la realidad nos demostraba algo muy distinto, ellos eran cada vez mas y no parecían advertir en nosotros ningún tipo de amenaza. Paramos y bajamos de las bicis para comprobar que la lógica se había dado vuelta por completo, porque los únicos tensos y nerviosos en todo aquel extenso valle éramos nosotros dos. Nos movíamos pausado y con calma, estábamos rodeados por cientos de guanacos que jugaban, pastaban y caminaban junto a nosotros, pero aún no lográbamos asimilar que, por primera vez en mucho tiempo, podíamos acercarnos sin sentirnos invasores. Pasó un rato largo hasta que decidimos continuar y no fue necesario hacer muchos metros para comprender que aquel encuentro no había sido un caso aislado, cruzábamos el Parque Nacional Patagonia y los guanacos reinaban libres aquellas tierras. Después de 4 días finalmente nos topamos con la carretera Austral en el punto exacto donde confluyen el río Baker y el Chacabuco. Y tal vez porque el agua pasaba esmeralda y a borbotones entre las montañas, o porque la luz del atardecer atino a salir en el instante exacto, Javi me miró como siempre con la sonrisa inevitable de lo vivido y yo pude sentir que también nosotros sin dudas, estábamos volviendo a ser un poquito más libres.


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omo su nombre lo indica las "Ultra Raptor" son llllllllllllllllzapatillas “super rapaces” para atacar a las lllllllllllllllpiedras de la superficie. Un calzado muy robusto, creado para largas distancias y para terrenos de trail rocosos. La primera sensación es de un calzado pesado y así lo es, su peso es de 375 gr. Con el correr de los kilómetros el pie se va acomodando y con su horma bastante ancha van dándole comodidad. Kilómetro a kilómetro y esta es la virtud de este calzado, transmite seguridad, ya que el agarre es impresionante y deja un poco relegado la amortiguación y el peso. La suela “Frixion” prima el agarre antes que la durabilidad. Te olvidás del terreno y sus dificultades, esté seco o mojado, se aferra perfectamente. Al ser un material blando se agarra mucho pero, con el correr de los kilómetros, se va dañando. Para compensar ésto y fortalecer la suela la marca le hizo bajo una placa anti piedras o como lo llaman Impact Breake Sistem. Este sistema mantiene la torsión de la zapatilla y absorbe el impacto. Tiene un refuerzo para el agarre de talón que da mucha estabilidad. Por este motivo la amortiguación es bastante dura pero la placa que posee permite más agilidad en la parte frontal. Con el tema del upper es bastante resistente los costados y puntera (hemos visto pruebas de 1000 km y la tela se comporta más que bien), lo único que se desgasta rápido es la tela de arriba. La puntera tiene un refuerzo bien grueso para pegarle a lo que sea, los laterales son fuertes. El punto débil de las zapatillas es la tela enrejillada se marca y se corta con el transcurso de los kilómetros.

Tres puntos de detalles para tener en cuenta: tiene tacos bien abiertos cuando agarramos barro tiene un buen agarre, con un muy buen frenado y no se almacena tanto barro en la zapatilla. En la zona de la lengüeta tiene una especie de protección como si fuese una polaina para que no entre la tierra ni piedritas del camino. Y tercero la parte del talón tiene como un tipo de piel sintética para que con el correr de los kilómetros no moleste el roce. Ultra raptor es un calzado para largas distancias con un drop de 8 mm un poco pesado, es recomendable para runners de 70 hasta los 90 kilos, es muy estable con una horma grande que permite comodidad. En definitiva, un calzado fuerte para darle paliza por kilómetros y kilómetros, en superficies técnicas.




orge: en mi caso arrancó de tanto ver documentales de naturalellllllllllllllllllllza, era lo único que veía. Inicié sacando fotos y estuve como 15 llllllllllllllllllllaños. Primero, como hobbie y después, como trabajo. Muchos de ellos involucraban naturaleza, pero la mayoría no, como nos pasa hoy con la filmación, pero a mí era lo que más me gustaba

Jorge: No eran laburos, eran mis viajes para sacar fotos de insectos que después me los metía literalmente en el orto. Fotografías que después de contemplar horas y horas, las guardaba. Creo que nunca vendí una foto de un insecto, pero me fascinaba. Eso se fue traduciendo en paisajes, y el día que empecé a colocar alguna foto de naturaleza me dediqué a la fotografía en sí, más por la comercial, yendo a algún evento y apuntando siempre a hacer documentales. El primer trabajo fue una carrera de aventuras en Misiones de A2 Racing. Facu: Cuando era chico nos juntábamos con mi familia a ver los documentales “La Aventura del Hombre”. Desde ese momento supe que quería trabajar como fotógrafo. Siempre soñaba con National Geographic, y a medida que fui creciendo, me metí en el sistema. Estudié administración de empresas unos años y no iba ni para atrás ni para adelante. A los 22 estudié fotografía, hice la carrera, y desde el primer día que empecé decía que era fotógrafo de naturaleza …y sacaba en la ciudad. Fue mi sueño de muchos años poder llegar a donde estamos.

Jorge: Siempre que viajaba decía que iba a haber una foto que valga ese viaje. Un yacaré comiendo una palometa…esa fue una foto que me marcó mucho cuando arranqué. Fue en los Esteros del Iberá y estuve tres días para hacer esa toma. Una de unos árboles llena de cuervos que me la tatué, también. Facu: tengo una foto de dos caballos jugando en la montaña en el Chaltén. Un caballo blanco y un caballo negro, parados en dos patas, con el Fitz Roy de fondo, lleno de flores blancas el piso. Inconscientemente me fui acercando, me tiré en el piso… sabía que eran fotones. Cuando me levanté tenía doscientas o trescientas espinas. Como estaba de mochilero y tenía tiempo, me las fui sacando de a poco.



Jorge: No!!! Hace 4 años que laburamos en conjunto.

Jorge: Mi mujer me apoyó siempre. No es fácil viajar tanto. Hubo años que viajé mucho. El laburo para National Geographic fueron 20 días sin poder comunicarnos, sin hablar con mis hijos. Pero me acompañan un montón. A mi hijo lo llevé a laburar a Fiambalá con 6 años, a dormir en carpa. A mi hija, que ahora tiene 12, la llevé a los 6 a trabajar a Misiones. Son fanáticos de la naturaleza, muy parecidos a mí!!! Facu: soy soltero, no tengo ese problema, pero a mi viejo que es escribano cuando le dije que quería trabajar de fotógrafo de naturaleza me dijo: - te vas a cagar de hambre, pero hacé lo que quieras. Te apoyo!!!. Me regaló mi primer cámara y también un lente. Al principio usé una cámara de él, una Cannon Reflex AE1, hace como unos 20 años. Luego, fue Cannon 10D, después una 5D, la 5D Mark II, la Mark III, y ahora tengo la 5D Mark IV.

Jorge: Arranqué con una Cannon AE1, luego con una RebelX. Yo no estudié fotografía. Tiraba como 15 fotos para lograr lo que quería y como era con rollo, anotaba la velocidad, la obturación diafragma… se hacía imposible. Tenías que estudiar antes. Cuando salió la digital, se pasó del estudio a la prueba y error. Si bien está bueno estudiar, te facilita mucho el poder sacar 2000 fotos de una.

Facu: Mi vieja me decía hace muchos años que tenía que estudiar cine, que tenía que filmar y yo le decía: “¿cómo voy a hacer dos cosas al mismo tiempo: fotos y filmación?”. Si la hubiese escuchado, habría arrancado antes una Maestría en Dirección de fotografía y tendría una base más fuerte. Estudio bastante día a día. Me compré la Cannon Mark III hace unos 5 años, y empecé a hacer videos. El clic me lo hizo ver un amigo



Daniel Wagner. Trabajé mucho con él y aprendí de mis errores dando un giro de 180° en la fotografía. Luego, comencé a filmar Jorge: Yo arranqué unos meses después de Facu. Todo lo que dijo él de Dani, yo lo digo de Facu, porque me pasaba el aprendizaje. Muy gracioso fue porque nosotros nos asociamos unos años atrás para trabajar como fotógrafos y yo le dije: -Facu, como artistas todo muy bien pero la parte administrativa no la maneja ninguno. Cuando pasamos a video necesitábamos contratar a alguien que nos ordene. Igual ahora estamos sin nadie jajaj (risas)

Facu: Acá vamos a coincidir los dos: fue el sueño de nuestra vida trabajar para National Geographic, y lograr hacerlo fue tocar el cielo con las manos. Viajamos a Península Mitre y realmente fue uno de los mejores viajes, no por estar trabajando para esta empresa sino porque fue una cabalgata épica de tres días atravesando acantilados, playas, con unos paisajes

cambiantes cada quince minutos, con un clima muy hostil. Nevaba, llovía, granizaba, salía el sol, salía el arco iris… días largos de 20 hrs, noches de 4. Mucho frío. Jorge: Íbamos a buscar un barco hundido con arqueólogos de Estados Unidos y toda la bajada de línea de National Geographic. Aprobaron nuestro perfil desde Washington. Aprendimos un montón. Pensá que el equipo con el que fuimos era grandísimo: 20 caballos, 11 días sin bañarnos, tomando agua de lluvia, 13 días en una estancia con helicópteros que traían combustible, buceando. Alucinante.

Facu: Un amigo de Jorge tenía un conocido en NatGeo y nos pidió una reunión al ver nuestro Instagram. Fuimos y le dijimos que era nuestro sueño. Tienen un montón de canales, es una empresa muy grande. Jorge: Flor, una amiga, nos acompañó. Estuvimos una hora mostrando nuestros trabajos, el de Estancia de Iberá, entre otros.

Jorge: Lo que pasaba con el trabajo final dependía si se encontraba el barco o no. Era más noticia si se encontraba. Se encontraron un montón de cosas pero lo más importante eran unos cañones que estaban abajo del agua justo pegado a la costa. Las olas hacían imposible verlo. Trajeron un magnetómetro de Estados Unidos para detectar el hierro debajo del agua. Por debajo, detectaron por unos 70 metros todos los caños pero no se podían ver. Sí hallaron balas de cañón, piedras. El barco se llamaba Purísima Concepción de España, e iba con unas 300 personas. En esa época que se asesinaban a todos los indios, ellos sociabilizan con los aborígenes y los ayudan con árboles nativos para volver al Río de la Plata. Facu: Dolores Elklin fue la arqueóloga que presentó el proyecto y nos tuvo en cuenta. Vino con nosotros y consiguió que National Geographic le dedique tiempo a esta expedición. Ella tenía la bitácora del barco, donde encalló donde reconstruyeron el barco. Con eso fue más


fácil y al no poder encontrarlo, la historia que nosotros hicimos fue chiquita, fue una noticia de color y no un documental. El documental lo hacemos nosotros.

Facu: Tendríamos que apoyarnos para poder ayudar a mejorar el medio ambiente y la sociedad en general. Siempre encontramos gente como nosotros y nos unimos. Nos gusta la gente apasionada que la pelee. Laburamos para National Geographic, YPF, presidencia, pero la vivimos peleando como todos.

Facu: fogones en la selva, en el desierto, en la montaña, imágenes a la vía láctea, a las estrellas… son los mejores momentos.

Jorge: Cuando arrancamos con la filmación, un tiempo después nos comunicamos con nuestra competencia e hicimos un asado. Nos hicimos amigos. Armamos un grupo alucinante y compartimos trabajos.Ya no somos competencia.

Jorge: Cada vez que me voy de la ciudad es una alegría. Cuando me voy lejos de este quilombo, me conecto con el planeta.

Jorge: Nosotros hacemos caminatas y vamos viendo lo que se cruzan. Hay que dedicarle mucho tiempo, días o semanas y gratuitamente hoy no podemos, tenemos que trabajar. Lo que hacemos es ir a un trabajo, y quedamos unos días más juntando imágenes para intentar venderlo o material para hacer un documental para nosotros. Tenemos muchas ganas de que la gente vea lo que hacemos para que empiece a valorar la naturaleza, para que avancen, para que la cuiden, que conserven, que no ensucien, que evolucionen para el lado bueno.

Facu: Te cuento la historia que me pasó. Fuimos a filmar un comercial a Caviahue. Me subí a una montaña, me acosté en una piedra sagrada, y uno de los asistentes sacó un palo clavado de la piedra sagrada y lo dejó por allí. Terminé de sacar fotos del atardecer, y empecé a joder con el palo. Cuando arranqué a bajar me empecé a sentir mareado y al llegar a la base, vino una productora y me preguntó si estaba bien porque estaba pálido. Enseguida vomité y me recuperé un poco. Al rato digo me voy a hacer un time laps (secuencia de fotos de varias horas) de las estrellas saliendo por el horizonte. Puse dos cámaras, una saliendo de la vía láctea y otra cayendo vía láctea por el horizonte. Con dos

asistentes puse una cámara para un lado y otra para el otro, con un intervalómetro que saca una fotos los primeros 20 segundos, saca la foto siguiente, chequeamos todo, y siguió automáticamente sacando. Al otro día temprano, fuimos vamos a sacar fotos al amanecer y previamente vamos a chequear las cámaras. Una seguía sacando, y cuando me acerqué a la otra, estaba apagada. No estaba sin batería, sino que la perilla en off. Recordaba perfecto el momento de control y protocolo de chequeo. Llegamos abajo y Jorge no me creía la historia. Durante 11 minutos la cámara sacó fotos y luego algo la apagó. Lo más loco fue que llegué a Buenos Aires, le pedí las imágenes de la otra cámara a mi colega, que habíamos visto las fotos del cielo y jodiendo con el palo y cuando llegó, se le habían borrado todas. Algo dijo jodiste arriba ahora te jodiste abajo.

Facu: a mi familia, a mi vieja por apoyarme y a Jorge, mi gran amigo y compañero de aventuras en estos 4 años de trabajo. Jorge: A mi familia, a mis hijos, a mi mujer que es fundamental que acompañe la familia y a Facu que se banca frío y montañas.



ajo la organización de Adventure Pro y con record de participantes, la edición 2018 del Desafío Ansilta fue un nuevo y verdadero éxito. Es una de las competencias más lindas y exigentes del trail running con 6 distancias, más la prueba de kids para categorías menores e infantiles. La misma dio comienzo desde el Camping Cerro Blanco, Zonda, donde los miles de corredores emprendieron su recorr ido circunscripto en la imponente geografía y naturaleza que San Juan ofrece. Por otro lado, esta prueba ha sido puntuada y avalada por la International Trail Running Asocciation (ITRA), ente internacional que regula este tipo de carreras de aventuras. Los 65K fueron muy duros, no sólo por el importante desnivel acumulado que tuvieron, sino también porque ofrecieron tramos muy técnicos. No faltaron complejos senderos con piedra y segmentos con mucha arena y ripio, que resultaron ser un suplicio para las piernas de los esforzados trail runners. Los atletas largaron en el camping Cerro Blanco, a la postre también la meta. Luego debieron vérselas con otros accidentes geográficos: las trepadas de los cerros 7 Colores, Negro, América, María y Blanco. Los runners pudieron maravillarse con las postales que ofreció el lago del embalse Dique Punta Negra y la ruda belleza de la cordillera sanjuanina que, este año, los recibió, a la madrugada con una atmósfera fría y, más

tarde, con un sol radiante y un ambiente muy templado por un Zonda en altura que hizo mella en su rendimiento. Franco Oro se adjudicó la séptima edición del Desafío Ansilta, en los 65Km. El integrante de la selección argentina de Trail, tuvo un andar demoledor y ninguno de sus competidores pudo hacer algo para oponerle resistencia, más allá de que en algún tramo de la carrera le hicieran compañía. 7 horas, 16 minutos y 23 segundos precisó el atleta para confirmar el excelente momento que

atraviesa. Segundo, terminó el bonaerense, sanjuanino por adopción, Facundo Nuñer. Completó el podio el también sanjuanino Ivan Basualdo. En cuanto a las Damas, la ganadora inobjetable fue la cordobesa Magdalena Nieto, quien precisó de 9 horas 34 minutos y 22 segundos para traspasar la meta. Segunda fue la bonaerense, sanjuanina por adopción, Sonia Procopio. Completó el podio la catamarqueña Fany Gutiérrez.


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Sábado 26 de mayo, 4 AM, Camping del Cerro Blanco. Corredores camuflados por el frío de la madrugada, con frontales ya encendidos, ansiosos, nerviosos, emocionados por lo que nos estaba por pasar. Largamos y llegó el momento de encontrarme con mi espíritu, con ese diálogo interno, ese aprendizaje, esa oportunidad de conocerme aún más. Escuchaba el silencio salpicado por los pasos sobre las piedras... míos y de los demás. Era una noche fresca, contorneada por estrellas

con mucha luz. A medida que pasaban los kilómetros mi cuerpo se iba acomodando en ese espacio. Estaba impulsada por llegar a la sierra La Dehesa, que el año pasado me había sorprendido con nieve. Este año me recibió con un cielo claro oscuro, me mostró su vegetación rústica, y me dejó un sello en la rodilla derecha, el cual me hizo “padecer” los 45km que me quedaban por delante. A partir de ahí, y agradecida de eso, lo tomé como un motivo para crecer y fortalecer aún más mi espíritu y mi pasión por la naturaleza y lo que tanto amo, correr. Pensaba en las caritas de mis sobrinos, en mis hermanos, en mis padres, en mis amigos, y

todo sentimiento se agudizaba. Seguían los kilómetros y de repente, el camino me regaló un amanecer con un sol fuerte, bravo, rojo, y a los pocos minutos el cielo se pintó de azul…se sentían aires frescos entre la sombra de los cañadones, oleadas más calentitas entre las piedras. ¡Seguía a paso doloroso pero firme, y ahí estaban mis amigos! Pato Gasquet, Martín Papalia, Jorge Amaya, Marcos Ferrer, Enzo Amato, quienes me acompañaron unos metros antes de subir al Cerro Negro. Y vino el más temido, duro como su nombre, fuerte como sus piedras, intenso como su pendiente, pero bello



por su estilo. El Cerro Negro me obsequió esta vez su templanza. Así, atravesando los últimos tramos de un río seco, rocoso, arenoso, y todos los molestos “osos” para correr, mis pasos se aceleraban, mi sonrisa se dibujaba, y mis lágrimas empezaban a brillar. Los últimos metros, y sabía me esperaba lo mejor…llegar. Y ahí estaba mi amiga de la facultad Pato Macías, quien me recibió con la medalla y un cálido abrazo, ese que tanto necesitas. Más allá de un podio, esos 65kms del Desafío Ansilta dejaron en mí una huella, una noche con las estrellas, otro sello de lucha, otro amanecer, templanza, un diálogo, esa unión de lazos, y más vida!

65 Km Caballeros 1° Franco Oro 7:16:23 hs 2° Facundo Nuñer 7:24:23 hs 3 Ivan Basualdo 8:04:18 hs 65 km Caballeros 1° Magdalena Nieto 9:34:22 2° Sonia Procopio 10:46:19 hs 3° Fany Gutiérrez 11:22:26 hs. 46 Km Caballeros 1° Horacio Peñaloza 5:21:45 hs 2° Fernando Ripalta 5:21.45 hs

3° David Peñaloza 5:38:35 hs 46 Km Damas 1° Analía García 7:11:20 hs 2° Dolores Molina 7:40:50 hs 3° Johanna Ahumada Vargas 7:52:35 hs. 30 Km Caballeros 1° Gastón Cambareri 3:25:12 hs 2° Gastón Isa 3:26:45 hs 3° Agustín Rampinini (3:27:37 hs

30 Km Damas 1° María Sánchez Ruiz 4:01:41 hs 2° Andrea Nazara 4:09:07 hs 3° Paola Cassab 4:11:03 hs 16 Km Caballeros 1° Matías Espejo 1:07:45 hs 2° Elías Muñoz 1:14:38 hs 3° Elías Fernández 1:15:18 hs 16 Km Damas 1° Gisela Tobares 1:22:22 hs 2° Belén Sánchez 1:24:39 hs

3° Micaela Palomo 1:33:24 hs. 10 Km Caballeros 1° Jairo Tejada 00:46:08 hs 2° César Guajardo 00:47:07 hs 3° Walter Mercado 00:47:48 hs 10 Km Damas 1° Jimena Currelli (1:04:49 2° Florencia Gallastegui 1:05:17 hs 3° Yanina Fernández 1:05:27 hs.



n la quinta edición, la carrera itinerante lllllllllllllllleligió un nuevo destino, buscando no llllllllllllllllsólo un recorrido atractivo sino también compartir un momento único. Corredores de todo el país, se hicieron presentes para ser parte de este evento que tuvo importante apoyo de marcas como Skechers, SOX, NOAF, Ultra Gym, entre otras. William Rodríguez y Roxana Flores se impusieron en la distancia larga, mientras que Nahuel Luengo y Viviana Chávez, en la corta. El día anterior a la carrera, se realizó la entrega de kits en el Centro Cultural Tanti, donde además de recibir la remera oficial y su dorsal, todos los presentes pudieron presenciar el ciclo de charlas auspiciado por Total Magnesiano, a cargo de la psicóloga Sabina Rodríguez, la

nutricionista y antropometrista Marisa Canda, y la exposición de los atletas de elite Viviana Chávez, Roxana Flores, los colombianos William Rodríguez y María Eugenia Rodríguez, y Sergio Pereyra, entre otros.

¿Cómo que nunca corriste la Running Trip? Así fue como arrancó todo. Por el calendario de competencias que tenemos, no es posible participar de todos los eventos que uno quiere, y mis amigos me repetían esa frase. Es la carrera de la que hablaban, y la denominaban: fiesta del running. Por supuesto que no dudé un minuto en dejar

de lado todos los compromisos que tenía en mi plan para el fin de semana de 22 de julio, y me anoté en la tan ansiada carrera. Cuando llegué a Tanti, entendí que no por nada el lugar tenía un significado tan particular en la lengua quechua y se denominaba “Lugar de Encuentro”. Me di cuenta que iba a vivir un acontecimiento muy bien planificado, liderado por una persona que es exigente, detallista, que no deja nada librado al azar, alguien que lo vive como un corredor más, y eso es lo que realmente lo hace grande. Todo era como pensaba y me habían contado. Desde el minuto cero me encontré inmerso en un ambiente familiar, rodeado de buena gente, con energía positiva, viviendo y


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compartiendo momentos únicos con atletas, amigos y nuevos runners, que conocí durante mi estadía allí. Era mi primera Running Trip, y como cuando todo es nuevo, empecé a sentir la adrenalina desde el día previo. Cuando fuimos a buscar los kits y participamos de las charlas en el auditorio, comprobé que estaba en un evento de alto nivel, donde asistían atletas elites nacionales e internacionales muy importantes del trail. Cuando llegó el tan ansiado domingo, me desperté temprano como siempre, para realizar mi rutina habitual previa … miraba el reloj y faltaba muy poco para la hora indicada. Llegamos al lugar donde estaba emplazada la largada, y el marco era ideal, con un contexto soñado. Me di cuenta que estaba donde quería estar! A minutos de iniciar, las sensaciones previas fueron increíbles. Cuando ingresé al corralito previo a la largada, se me erizó la piel. Miraba a mi alrededor y estaba rodeado de campeones con los cuales iba a compartir la carrera, y detrás

de ellos, había una multitud de corredores fervorosos gritando. ¡La cuenta regresiva estaba en marcha! Fue soñado! Me sentí muy cómodo y cuidado durante todo el trayecto. Sin dudas fue dura, de esas que tanto nos gustan a los que amamos el Trail. Un recorrido bien diagramado, terrenos muy técnicos donde para correrlos había que analizar cada paso al detalle. Las sensaciones fueron muchas y variadas. Tuve una mezcla de adrenalina, ansiedad y felicidad, sumado a las ganas de correr que tenía que eran enormes. Todo estaba dado para disfrutar del evento. Desde el primer paso que di hasta que cruce el arco de llegada disfrute mucho, sin dudas fue una carrera totalmente diferente a todas las demás que participe en mi vida. Cuando comencé a correr me di cuenta que cada lugar donde transitaba tenía un tinte especial… en cada paso que daba, además de mirar el camino, contemplaba la naturaleza, y sonreía sabiendo que era un privilegiado y que

muy pocos iban a tener la suerte de vivir esa hermosa experiencia. Poder correr por las sierras cordobesas es algo que siempre me ha gustado, me siento cómodo en ese terreno. Si me preguntás qué fue lo que más me gustó, se me hace difícil decir sólo una parte, ya que el recorrido fue extraordinario. Hay pocas carreras que reúnen un circuito técnico, trabado y estratégico, en el cual podés correr en un terreno ondulado, pasar caminos angostos con cuestas y descensos marcados, atravesar diferentes ambientes, llegar a una cascada como la que se encuentra en Reserva Natural Los Chorrillos, transitar caminos rodeados de animales, y culminar cruzando un bosque de pinos. Eso fue lo que me atrapó, y eso es lo que hace mágico a la Running Trip. Me llevo las mejores sensaciones. Fui la persona más feliz, disfruté cada metro recorrido, me sentí acompañado durante toda la carrera. Cada muestra de afecto, aliento y energía recibida en cada punto donde encontraba gente de la organización, daba más fuerzas para seguir y ganas de correr. Pude disfrutar a pleno, y viví momentos que nunca antes otra competencia me había dado. Siento que son esas cosas lindas que te llevas bien guardadas en el corazón. ¡La frutilla del postre fue cuando “Wini” me dijo si quería ser pacer de la carrera de niños, a lo que por supuesto dije Sí! Volví a mi infancia por un rato, pude ver en sus caras la misma felicidad que había sentido yo un rato antes previo a la largada. Fue algo hermoso ir en el recorrido

15 km Caballeros 1° Nahuel Luengo 52m05s 2° Marcelo Fabián Madrid 56m21s 3° Alejandro Bognano 1h00m35s

25 km Caballeros 1° William Rodríguez 1h40m09s 2° Sergio Pereyra 1h41m25s 3° Mauro Romero 1h47m10s

15 km Damas 1° Viviana Chávez 1h11m31s 2° Mónica Cervera 1h12m42s 3° Estefanía Narváez - 1h15m09s

25 km Damas: 1°Roxana Flores 2h04m45s 2° María Eugenia Quijano 2h09m44s 3° Mariel El Jaber 2h27m33s



juntos a sus papás, verlos felices durante ese kilómetro que recorrimos. ¡Ojalá pueda repetirlo en la próxima Runnig Trip!

Cuando Diego me invitó a Running Trip edición Tanti, me pareció una excelente idea. Primero porque era regresar a competir en un ambiente de gente que conozco, y después, porque justo la fecha coincidía con el día del amigo y me pareció ideal poder estar presente. Por eso no dudé en confirmarle, con un seguro “sí”. Con respecto a la carrera, todo lo que

imaginé paso. Todo lo que se vive estando ahí, es un conjunto de sensaciones que van desde el bienestar, alegría, buena onda, hasta el poder reencontrarme, después de mucho tiempo, con amigos, con gente que admiro. Siempre es bueno compartir en familia, con mi hijo y Fernando, que siempre está dispuesto acompañarme. Esta combinación es lo que hizo que esta experiencia fuera fantástica. Por último, no quisiera dejar de resaltar el profesionalismo, la total entrega, la capacidad de organización, tanto de Diego como de su staff. Se percibe el gran crecimiento que hubo desde la primera edición hasta ésta y eso da placer verlo, sentirlo y vivirlo.

Me salgo del lugar de conductor de la Carrera, y te quiero hablar como un corredor apasionado por este deporte, como un amateur, como una persona que vive y siente lo que sucede en Running Trip desde su primera edición en Miramar. Quien no lo vive, no lo siente. Te diría que Running Trip es un sentimiento intransferible, de esos difíciles de explicar, porque es mucho más que un evento deportivo, es mucho más que cientos de corredores que deciden vivir un nuevo desafío. Va más allá de una distancia o de un circuito, podría hablarte de especificaciones técnicas, pero va mucho más allá de una medalla.


Es lo que se vive, es lo que se siente, es una experiencia que te invita abrir los sentidos, donde todo sucede y convive de una manera muy especial, donde todos somos realmente iguales, donde la inclusión pisa fuerte, donde se cuida por igual al atleta elite, al amateur y a los chicos con capacidades diferentes. Todos son protagonistas, ese es el espíritu de este “encuentro” de personas que aman y disfrutan de un deporte tan lindo como es el Trail. En definitiva, esa termina siendo una excusa perfecta porque, como te dije, Runnin Trip es mucho más que una carrera que va paseando por el país. La medalla más importante no es la que se lleva el

corredor cuando cruza el arco de llegada. Trip transciende el mejor tiempo que puedas lograr en una distancia, el premio que vale es el que cada uno se lleva en el alma, esos recuerdos, esos momentos compartidos, es el abrazo de un corredor elite con un chico especial, es el himno cantado en lenguaje de señas, es Ramiro, nuestro atleta especial, esperándote en la llegada para saludarte, es bailar, es reír y también emocionarte, es compartir y entender que la vida es eso, que el podio más lindo son esos pequeños momentos donde cada uno tiene la gran oportunidad de disfrutarlos al máximo, resaltando esos valores que a veces perdemos. Muchas veces la vorágine

del día a día nos hace vivir acelerados, pero cuando sos parte de una experiencia como ésta, volvés a sentir, volvés a vivir, y es inevitable bajar la guardia para valorar el poder estar ahí compartiendo mucho más que una carrera de Trail. Estoy Feliz de ser parte de un evento con esta magnitud, con estos valores y con un STAFF que entiende y valora al corredor, sin olvidar que todo somos iguales.

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n aluvión de remeras naranjas inundaba llllllllllllllllla sierra de los comechingones desde la llllllllllllllllúltima hora del día sábado 3 de julio. Una serpentina de luces anunciaba que una de las carreras con más mística de nuestro país, el Ultra Amanecer Comechingón, daba comienzo con récord de inscriptos. Sí, 3500 personas se animaron a desafiar las 6 distancias de este clásico que ya lleva 7 ediciones. Villa Yacanto de Calamuchita, Córdoba, se llenó de familias, visitantes, atletas, artesanos, personas en la feria. Todo fue hermoso, un fin de

semana a puro disfrute, charlas, clases de yoga, entrega de kits, mates, running teams de diversos puntos del país, música, músicos, tambores, ritmos, caballos, paisanos, comidas típicas, sol, hielo, neblina, hielo, luna, cielo repleto de estrellas, paisajes imponentes, risas, silencios, frío, día y noche, todo se vivió en esta edición de UTACCH. La carrera de 110 km que se largó a las 10 de la noche del sábado, ya anticipaba la dureza del clima. Desde las 20 hs estaba cayendo una de las heladas más duras del invierno serrano. Esta



categoría llegaba al cerro Champaquí de 2884 msnm por el filo, se desplazaba luego hasta el avión, de allí cerro san Agustín con 2300 msnm, pasaban por el puesto Pereyra 1600 msnm, luego por el paraje el Durazno, y regresaban a Villa Yacanto de Calamuchita, epicentro del evento. Las distancias de 75 km, 50 km, 35 km, 22 km y 13 km, compartían parte del circuito de la distancia mayor, y fueron largando desde las 5 de la mañana del día domingo. Mientras que los corredores entraban en calor con un gran fogón y el acompañamiento de tambores que hacían que el intenso frío se pase un poco, los termómetros marcaban una helada histórica de 15 grados bajos cero. Además de la crudeza característica que impone la sierra en cuanto al desnivel y al suelo, se le añadió la temperatura. Sumado a esto, los corredores de 110 km corrieron más de 10 horas de su competencia de noche. Fue un desafío duro y muy largo, y el último corredor tardó 28 hs 31 minutos. Los tres primeros de la general entraron juntos: Gustavo Reyes, el sanjuanino Facundo Nuñer y el cordobés Pablo Nadaléz. Entre las mujeres, Adriana Vargas se consolidó ganadora con 15 hs 45 minutos 46 segundos y Magui Nieto de Córdoba, fue la segunda con un tiempo de 16 hs 45 minutos 2 segundos. En tercer lugar, estuvo Eliana Marinero en 17 hs 33 min 25 seg. Fue una jornada que se vivió llena de historias, repleta de mucha energía positiva unida con una sola finalidad: disfrutar, correr, vivir la montaña de principio a fin. De este modo, UTACCH se consolida entre las carreras de trail a nivel mundial, una competencia que año a año crece en todos sus aspectos y en esta edición fue notable la participación de corredores internacionales. Mountain Race Logística, realizó su trabajo con mucha pasión. Fueron 30 horas continuas de labor. Es importante resaltar que siempre están

en busca de nuevas aventuras para proponer y es por ello que en el 2019, en la 8° edición de UTACCH, tendrá nuevos circuitos y nuevas distancias! Gracias Coca Cola, Powerade, Bon Aqua, Altra Argentina, Camelbak Argentina, Egran, Mani King, Petzl Argentina, Black Rock, Terepin, Trevo, VO2 Max, Nutremax, Multiform y Sox. Vivir la montaña, disfrutar el entorno, superarte, conocer, aprender, viajes relámpagos, adaptarse, saber perder, respetar el triunfo, identificar personas que suman en tu vida, nunca dejar de disfrutar, seguir sumando amigos de aventuras. Gracias a todo eso, me siento ganador.

Fue un semestre netamente positivo, en donde todo resultó casi perfecto. Ahora sí vamos por UTMB Ultra Trail de Mont Blanc La foto refleja la dulce sensación de haber disfrutado una carrera que me atrapó hace 7 años: UTACCH, organizada por Tania Díaz Slater y Rodrigo Reiretti. “La Chancha” el año pasado me dijo: - en 2018 hago los 110km. Desde ahí dije “Presente”, llegue como llegue voy a estar presente, le remarqué a la Negra (Tania). Muchos cambios, muchos viajes, todo a las corridas literalmente, para después salir a trabajar de lo que me gusta, de lo que elegí como estilo de vida: ser corredor. Ar mamos viaje con amigos, con un espectador de lujo, el enano Franco Paredes, tomando merecido descanso después de su mundial y torrencial.


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Tengo lindos recuerdos de Valdivia, pero no lo cambio por las sierras cordobesas. 110km, 10hs de noche, frío en las cumbres, sin viento, precaución con las linternas a llevar, elegir que nutrición, ¿desnivel? Ni idea, todas las montañas se suben y se bajan, ¿tiempos aproximados? Ni idea, la montaña te dirá que tiempo. Expectativas, pasarla bien. Así comenzamos una nueva aventura desde la plaza de Villa Yacanto. 20km de camino hacia el primer sendero tomando distancia del pelotón y buscando un ritmo parejo y, a las 2hs de carrera conocí un nuevo amigo de montaña: Facundo Nuñer, con el cual salimos a desafiar la fresca noche desde la base del Champaquí, el techo de Córdoba. Luego de 5 hs de carrera, llegamos a los 43 km, punto más alto de competencia. Recarga rápida, algo calentito y a seguir hacia la segunda cumbre (la parte nueva de carrera), un recorrido hermoso sin sendero.

Premio a ese esfuerzo: una impresionante luna amarilla que reconforta tanta trepada. Pasamos cumbre de San Agustín (a los 70 km) y una aproximación lenta al amanecer. Intentamos alejarnos de una lucecita que se hacía más grande cada vez y con Facundo dijimos “ya está no la vemos más”, pero en el km 80 nos dijo: continúen… :-“Hola, soy de 110, ustedes son los primeros? Así apareció el tapado de toda carrera Pablo Nadalez, que nos alcanzó para compartir los últimos 30km que iban a ser duros, sobre todo ese último rulo del año anterior. Nos fuimos juntos preparando las piernas para el último desafío, ese rulo! Pero la grata sorpresa fue llegar y ver el cartel que decía 110km y 50km a la izquierda. Zafamos el rulo, ahora sí para abajo en busca del asado del km 100. Seguimos juntos con un paso decente y conociendo de a poco la vida de cada uno. 29, 31

y yo el viejo de las 4 décadas, Arjona trail. El llegar juntos fue un acuerdo tácito, ¿qué sentido tiene dejar de disfrutar esa travesía? Algunas veces llegar acompañado es ganar. Cerca del mediodía, el sol nos acompañó hasta la llegada, en donde todo un pueblo salió a alentar, y ahí estaba el chantapufi del micrófono, mi amigo Osky, dando su merecido relato a cada uno de los participantes. Final de carrera, los tres juntos, los tres contentos, los tres satisfechos, los tres sanos. Un rato después, llego vertical Rodchas. Así se disfrutó la montaña, viendo a toda la banda cordobesa dejando el alma en cada puesto de abastecimiento. Nos faltó el asado, pero en breve andaré trepando por las sierras. Gracias a todos los que saludaron y alentaron por fuera y dentro de carrera. Mont blanc, voy a celebrar mis 40 con vos.

110 Km Caballeros 1° Gustavo Reyes 14:14:49 hs 2° Facundo Nuñer 14:14:50 hs 3° Pablo Nadalez 14:14:56 hs

75 Km Damas 1° Laura Gordiola 10:52:16 hs 2° Elizabeth Bezpalko 11:39:06 hs 3° Paola Kiernan 12:06:49 hs

35 Km Caballeros 1° Nicolás Espinosa 3:11:57 hs 2° Victor Aguilera 3:13:08 hs 3° Nicolás Centeno 3:14:33 hs

22k Damas 1° Evelin Koch 2:06:15 hs 2° Carolina Miranda 2:10 04 hs 3° Agustina Borsato 2:13:56 hs

110 Km Damas 1° Adriana Vargas 15:45:46 hs 2° Magdalena Nieto 16:45:02 hs 3° Eliana Marinero 17:33:25 hs

50 Km Caballeros 1° Yoan Dercourt 5:07:39 hs 2° Miguel Lottero 5:27:52 hs 3° Lucas Gomez 5:38:25 hs

35 km Damas 1° Anabel Oviedo 3:57:25 hs 2° Lenka Mrazek 4:12:15 hs 3° Catalina Breit 4:14:24 hs

13k Caballeros 1°Andrés Daddesio 1:02:33 hs 2° Nicolás Chazarreta1:03:15 hs 3° José Ergo 1:04:43 hs

50 Km Damas 1° Nelsa Valenzuela 6:07:54 hs 2° Mariela Vigliocco 6:15:48 hs 3° Belen Barrueto 6:40:13 hs

22km Caballeros 1° Ezequiel Pauluzak 1:38:29 hs 2° Marcelo Del Collado 1:43:01 hs 3° Facundo Puentes 1:43:34 hs

13 Km Damas 1° Nadia Bernardis 1:15:29 hs 2° Luciana Lech 1:18:16 hs 3° Carbonell Daniela 1:18:53 hs

75 Km Caballeros 1° Ricardo Manzur 9:31:19 hs 2° Roberto Quinteros 9:31:21 hs 3° Nazareno Laguna Negra Basualdo 9:47:44 hs



Noche fría en Villa Yacanto. Ansiedad, nervios, incertidumbre y la búsqueda de buen resultado, me acompañaban por dentro. Levantaba la mirada en búsqueda de Gustavo Reyes, pero no logré identificarlo. Ojos húmedos llenos de alegría para enfrentar el desafío. Comenzó la cuenta regresiva y me despedí con una zancada moderada. Caminé en subida contactando grupos, pero sabía que el pelotón de punta me esperaba. km 15 contacté a Gustavo, y desde ahí no me separé de él. Pensé: “acá me quedo, quiero aprender, quiero crecer, quiero estar en la punta con este aventurero experimentado, tengo que aguantar"... no me separé más... fue un intercambio de historias inolvidables y fuimos sumando kms. En el km 80 llegó Pablo Nadalez, humilde y sencillo, poniendo su respiración en nuestras espaldas. Venía muy bien. Se quedó con nosotros a compartir más relatos, más kilómetros, y aliviamos más lo poco que quedaba. La gente que alentaba, la música se escuchaba, se acababa el recorrido... aparecían mis alumnos, mi familia, mi novia!!! Las lágrimas corrían y me dije: "lo logré, crecí, aprendí y encima con buen resultado!!" Gracias bestias! Nos vemos en la próxima.


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olvemos a la ruta con un sol que raja la tierra. En el camino, el ripio y el asfalto juegan a la par, y pareciera que ninguno de los dos puede vivir sin el otro. Esa intermitencia que siempre pasa desapercibida, es la que en definitiva nos ancla al momento presente. En las bajadas hay que estar atentos a las piedras y a las curvas, en las subidas más vale que mantengamos el ritmo porque sino no va a quedar otra que caminar, en un llano limpio y liso, la ruta le pasa la posta al bosque para que

podamos verlo todo. ¿Te das cuenta? Todo tiene sentido. Hasta la rutina de la no-rutina lo tiene: ese cafecito en la banquina o en un puente, esa charla espontánea donde casi siempre conversamos lo mismo pero en paisajes diferentes; ese disparador de aromas, de sonidos y de palabras que cambia todo el tiempo y donde la rutina se vuelve liviana. Pasamos las tardes entre atardeceres en los fiordos, mates en el bosque, glaciares desde la ruta, noches de carpa rodeadas de flores y

puentes que se vuelven tan protagonistas como el paisaje. En la Carretera Austral no hay uno que no sea fotogénico. Algunos se mimetizan con la naturaleza, otros llevan la impronta de la ruta con sus tirantes fuertes, estructuras altas y pilares anchos. Si no fuese por ellos no tendríamos forma de conectar la tierra dividida por el mar. Jamás vimos tantos glaciares juntos como en este viaje. Nunca imaginamos que podían estar tan pero tan cerca y que la palabra "gigantes" les quedaría chica. Al principio aparecían todo el tiempo. Con la transición de la estepa, muy de vez



en cuando se asomaba alguno, y en estos últimos kilómetros se nos vinieron todos encima. La frutilla del postre fue llegar al portal sur del Parque Nacional Pumalin, una de las áreas silvestres protegidas por Douglas Tompkins y su fundación The Conservation Land Trust. Desde la ruta y entre las nubes, la vista era esta: Dentro del Parque todo está tan prolijo que asombra. No se escucha otra cosa que pájaros, lluvia y viento. El sendero está perfectamente marcado y de vez en cuando aparecen refugios de madera y cicloviajeros comiendo latas de atún. Frenamos en un sendero que lleva al corazón del bosque y, con cada kilómetro que pedaleamos, nos vamos alejando de la ruta, de la civilización, de todo lo que no es natural. Llegamos hasta El Ventisquero, uno de los sectores de acampe más lindos de Pumalín, y todo se ve nublado y el perfume a pasto recién cortado se siente en el aire. No nos decidimos si acampar allá o acá y es que el parque es tan grande que acamparíamos en todos los lugares a la vez. Armamos la carpa al lado de un árbol y ahí nos quedamos, esperando que la lluvia pare y el sol despeje el paisaje. Al otro día nuestros sentidos se hacen un festín: las montañas nos saludan con sus picos

tocando el cielo, el bosque brilla por la humedad del rocío, el sol de a poco empieza a calentar la tierra y un glaciar gigante con forma de lengua se asoma entre los árboles como invitándonos a cruzar el portal que nos separa. Agarramos los bastones de trekking y las mochilas, separamos unas paltas y unos pancitos que nos sobraron de la cena de ayer, cargamos el termo de agua y salimos. Sí: Pumalín es un portal a otro mundo. Primero el frío del bosque y la tierra mojada, después el sendero de madera donde la tierra se hunde, el camino con pastizal amarillo, el bosque quemado y sus piedras volcánicas por una erupción de hace 16 años, arroyos y saltos, flores púrpuras, árboles blancos caídos como piezas de dominó, suelos color ceniza que se parecen a la luna, laderas siempre verdes con árboles sacados de una película de ciencia ficción, montañas escarpadas, ríos con torbellinos, suelos de hielo negro, piedras de hielo que se caen al agua solas, de golpe; y este glaciar que se apoya en la tierra y que no podés creer que esté tan cerca tuyo. Caminamos 25 kilómetros en total. Al final del día, hasta las zapatillas se sienten cansadas, y los mates de la tarde son la excusa perfecta para

ver la puesta del sol. Esa noche pensé mucho en mi papá y en las ganas de que él estuviera acá con nosotros, imaginé cómo habrán sido sus días de mochilero a los 18 años, y me alegró darme cuenta de que conmigo esa herencia aventurera todavía seguía en pie. Antes de dormir, el cielo está tan estrellado que decidimos salir de la carpa y quedarnos un rato de pie en silencio dejando que nuestros ojos se muevan solos de una punta a la otra del universo. A veces sólo basta ver las estrellas para darnos cuenta que podemos hacer miles y miles de kilómetros, pero que el cielo sigue siendo el mismo para todos. A la mañana siguiente, nos despedimos del Ventisquero y la subida es tan empinada y en curva que no queda otra que llevar las bicicletas en dos turnos, Andrés empujándolas desde el manubrio y yo haciendo fuerza desde atrás con el asiento a la altura de la frente. Una vez arriba, la bajada es tan abrupta y pedregosa que tenemos que usar los pies como frenos. Después, todo se aplana y volvemos a la misma carretera de siempre, pero por pocos kilómetros: nuestra próxima parada es el portal oeste de Pumalín. Sí, tenemos una debilidad por Pumalín. Nos metemos en el lago Negro y decidimos acampar en los refugios del lago Blanco. Los refugios son


*1 Esta es la foto que mejor representa el bosque de cuento que caminamos. Las hojas brotando de la tierra, la barba de indio decorando las ramas, el sol jugando con los colores y alimentando este oasis todos los días, pase lo que pase, estemos donde estemos. *2 Al final de todo sendero hay recompensa. Y el premio de este sendero es este paraíso verde. Ese color está en el aire, en las piedras, en los árboles y en el agua. El verde es tan vivo que te envuelve, te salpica. Y mientras tanto, el agua y su percusión. Y mientras tanto, nosotros ahí, viviéndolo todo.

unas casitas de madera con mesas, bancos, ventanas y balcones con vista al lago. Nuestra casa se llama Ulmo, nombre de una especie de árbol originario de Chile y Argentina. Encontramos el lugar ideal para colgar la hamaca paraguaya y dormir una siesta después de nueve días de pedalear y caminar sin parar. Pumalín es uno de esos lugares a los que la palabra “perfecto” le queda bien. Otra palabra es “paz”. Paz en el lago, paz en el silencio, paz en la montaña, paz que se respira y paz que anima al alma. Son esos lugares donde todo está bien y donde volverías una y otra vez si lo tuvieses cerca. Pumalín es para ir y para volver. Dormimos sin el cubre techo de la carpa mirando las estrellas y a la mañana siguiente nada se parecía a ayer. ¿En qué momento se cubrió todo de niebla? Todo está blanco: el lago, el cielo, el paisaje y los árboles, de lejos, parecen pintados con carbonilla. Ahí entendemos por qué al lago se lo llamó Blanco. Cuando se despeja pedaleamos hacia otro de los lugares privilegiados del Parque: las Cascadas Escondidas. Dejamos el equipo en el área de acampe y en ese preciso momento es cuando sucede la magia: A partir de acá, la Carretera Austral se

podría llamar la Ruta de las Nalcas. Pedaleamos 14 kilómetros hasta Caleta Gonzalo, otro de los lugares más lindos para acampar dentro de Pumalín, con su ripio pisado, su vegetación queriéndose comer la ruta, sus puentes peatonales y sus arroyos anchos. Caminamos por el bosque y por la costa de los fiordos hasta que la lluvia volvió a entrar en escena, pero esta vez no renegamos de ella sino todo lo contrario: nos da un espacio y un tiempo para que entremos en comunión con estos últimos kilómetros que nos quedan de Carretera Austral. Mañana navegaremos los fiordos dos veces y a partir de ahí sólo nos queda un día de ruta hasta llegar a Puerto Montt y el kilómetro cero de esta aventura. “No hay como los paisajes de la Patagonia. No sé si es lo extremo. La lluvia que no para de caer, las nubes que esconden lo que nuestros ojos vienen a ver, las montañas y sus pinceladas de colores, los animales que cantan por la mañana y los que habitan el bosque, ese bosque verde que te abraza y envuelve. Porque si de algo estoy segura es que durante este viaje fue el bosque el que desplegó sus raíces y sus

ramas para abrigarnos, para mostrarnos sus huellas y seguir con nuestros pasos este camino que conduce al mismísimo misterio que no es más que la propia vida. Si dejo que las palabras me atraviesen diría que los viajes me nutren el alma que no veo, pero que existe. Nutren mi yo invisible, mi yo fuera del tiempo. La Patagonia es el reflejo de nuestro yo animal, de nuestro origen más remoto. ¿O acaso por qué buscamos el frío, el viento, el sur más al sur de todos? Porque queremos conectar con esa naturaleza que llevamos dentro. Somos el árbol y el mar y la costa y el aire. Somos, pero lo olvidamos por nuestra divina humanidad.Y elijo la palabra “divina” porque gracias a este ser humano que soy, estoy viviendo este suelo que camino. Esta humanidad es la que me hace pensar y reflexionar, buscar adentro y afuera y es la que me hace soñar y vivir con el corazón. Me llené. Siento que en la Carretera Austral me llené. Vibro con el cuerpo mientras los sentidos absorben el perfume del bosque, el sabor de la sal, la luz del sol. Ojalá el Universo me siga regalando momentos como estos, y si no, yo los saldré a buscar”.


as zapatillas Specialized Sport RBX fueron desarrolladas con cierre de lllllllllllllllltres cinturones con tecnología Velcro® a fin de lograr un ajuste cómodo y llllllllllllllllseguro para aquellos que por primera vez usan zapatillas de clip. Tienen suela de goma estable con tecnología patentada Body Geometry la cual te ayudará a cubrir la distancia que harás durante todo el día.

omo no podía ser de otra forma estuvimos en la tercera llllllllllllllllnoche del Banff en Capital Federal, en los Cines llllllllllllllllVillages Recoleta, donde se presentaron 7 cortos nacionales. Comenzó con “Pocho Run” la historia de un corredor con su perro, con la dirección y filmación de nuestro amigo Martín Papalia. Luego vino la hora del “C4 Snowkite” un video en Chapelco de una salida con velas y tablas muy bueno. Más tarde vino una que, a nuestro criterio, es una de las mejores, “Puentes Imaginarios” un corto de Highline en Córdoba muy bien hecho. Otro corto que nos sorprendió fue “Bikerafting” en el Río Santa Cruz de nuestros amigos de La vida de Viaje y Nación Salvaje, que relata una travesía de14 días mixturando entre la bici y las canoas inflables en el río Santa Cruz. Llegó el momento del break y a la vuelta tuvimos “China Changa” una escalada tradicional en un macizo del Tibet, fue el segundo puesto para nosotros. Seguidamente vimos “Instinto Natural” la historia de un corredor en una carrera de trail en un desierto y la mejor para Andar Extremo fue “Pacto de Río”, una remada hecha por el deportista Loli Robert de 420 km en el río Santa Cruz en contra de la construcción de las represas. En su décima octava presentación en Argentina, ya lo vieron 2700 espectadores, el Banff ya se presentó en Buenos Aires, Bariloche, San Martín de los Andes y Neuquén. Queda por presentarse en Comodoro Rivadavia, Mendoza, San Juan y El Calafate.

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liud es de Kenia tiene 33 años nació en Kapsisiywa, lllllllllllllllldistrito de Nandi, y el 16 de septiembre paso a la llllllllllllllllhistoria con el récord mundial en Maratón en la 45a. edición del Maratón de Berlín con un tiempo de 2:01:39 hs. Con una marca nunca jamás alcanzada en una maratón, con un tiempo de 2:01:39, récord del mundo, superó así la anterior marca de su coterráneo en 2014, también en Berlín, Dennis Kimetto de 2:02:57 hs. Este año reunió a casi 45 mil corredores de 133 países y en más de medio siglo, ningún maratonista había bajado el récord por semejante diferencia (1m18s) como lo hizo Kipchoge. Cabe destacar que a primeras horas de la madrugada del 6 de mayo de 2017, Kipchoge corrió la distancia del maratón en un tiempo de 2h00'25", en el circuito de Monza, en Italia, en el marco de la "Breaking 2", un experimento organizado por la firma Nike. La marca es la más baja registrada en la historia, si bien no es reconocida oficialmente por la IAAF debido a las ayudas que reciben los practicantes de la prueba. “El espíritu transporta al cuerpo, la fuerza mental es la clave. Corro desconectado de mis pensamientos”, es el lema de Kipchoge quién a los 33 años con una altura de 1,70 metros y un peso de 59 kg se convirtió en el maratonista más rápido de la historia.


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l argentino Sergio Gustavo Pereyra se metió en el top 8 del OCC de la Ultra lllllllllllllllllTrail de Mont Blanc (56 km y un desnivel positivo de 3500 m) con un llllllllllllllllltiempo de 5:43 hrs. El UTMB una de las carreras más importantes del mundo. Sergio al finalizar esta carrera expresaba: "Un día tuve un sueño y fue este: correr una carrera muy grosa, con corredores que la rompen y colarme entre ellos como uno más. Se me hizo realidad y qué más puedo decir? Estoy muuyyyyyy feliz!!! Había participado en carreras europeas, incluido los Mundiales de Ultra, pero nunca había sentido que realmente hubiera podido hacer un gran papel. Quizás los nervios o la presión no me habían permitido correr como a mí me gusta. Esta vez me decidí a darlo todo y que sea lo que Dios quiera... a fin de cuentas no es que me es fácil llegar hasta acá. Era una oportunidad única y no quería desperdiciarla. Salí desde el primer km a buscar la punta de carrera, sin pensar en los 56kms con 3500 mts que faltaban. Se dio una batalla constante por ganar posiciones que me obligaron a sprintear a metros del arco de llegada. Literalmente quedé desmayado! Bien asistido y recuperado entendí que lo había logrado. Que por fin me estaba llevando esa enorme sensación de felicidad y entrega absoluta que vine a buscar. 5 horas 43 minutos a tope!! 8vo! Un top ten en la gran OCC!

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lberto Cabello, hace 1 año y medio comenzó con llllllllllllllllsu familia un viaje desde Florida Estados llllllllllllllllUnidos, llegaron hasta Alaska y comenzaron a bajar hacia nuestro país. En este momento están en Costa Rica. Viajan con su esposa Delfina y su hijo Pedro de tres años, en un truckcamper y ya llevan 35000 km recorridos entre EEUU, Alaska, Canadá, México, Belice, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica. Son amantes de la naturaleza, del kayakismo y el trekking. Remaron en los grandes lagos de Ontario, en los glaciares de la península de Kenai en Alaska, en el río Yukon, hasta en los manglares de Everglades. Entre EEUU y Canadá recorrieron 20 parque nacionales donde se enfocaron en el trekking. En Andar Extremo empezarán a contar sus historias.


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omo ya es costumbre en el mes de Mayo, Sierra de la Ventana fue llllllllllllllllvisitada por atletas de aventura que participaron en el evento M42. llllllllllllllllEsta reconocida carrera cumplió su séptima edición con una jornada llena de sol, adrenalina y alegría. Las circuitos de 42, 25 y 10km presentaron un pintoresco recorrido serrano que disfrutaron todos los corredores. Total Magnesiano Vitalizante estuvo como sponsor de esta competencia.

l t e a m e n Ta n t i , C ó r d o b a , s u m o m á s d e 5 0 llllllllllllllllintegrantes. Todos se destacan como deportistas pero en las llllllllllllllllcarreras su máximo exponente como corredor es el mundialista Nestor Pereyra. También estuvieron en los podios Sandro Bordoni, Luisina Galassi y Fabiana Macariz. Otro de los destacados siempre es el Pinamarense Christian Hernández y de yapa se lllevaron el premio al team más numeroso. Grande Total Magnesiano Team.

l 24 de Noviembre se realizará la exta edición Runnig Trip. En llllllllllllllllesta oportunidad el evento visitará la hermosa ciudad de llllllllllllllllPinamar, con un circuito rodeado de naturaleza, corriendo por los bosques y la orilla del mar. Las distancias serán de 21 km, 10km y 5km..Tambíen habrá, para los más chiquitos, la versión Kids del evento. Total Magnesiano Vitalizante y su team estarán nuevamente en este evento. a quinta edicion de Running Trip pasó por Tanti con más de 600 llllllllllllllllinscriptos. El Evento se realizó en la reserva natural Los Chorrillos llllllllllllllllcon tres distancias de trail de 25 km, 15 km y 5 km. Nuevamente Total Magnesiano Vitalizante acompaño a este evento como sponsor. Asimismo, su propio equipo, se llevó el premio al team que más participantes aportó. Como es costumbre de Running Trip, la conjunción lugar, corredores y organización hicieron de esta una jornada inolvidable.


M A X R AC E

otal Magnesiano Vitalizante esta vez junto a un clásico de las llllllllllllllllcarreras de aventura, la décimo quinta edición de la Max Reserva llllllllllllllllEl Destino, El evento reunió a más de 500 corredores de toda la provincia. Se corrió el 22 de Abril y sumó dos carreras de running de 12 y 21 km, un dua aventura de 12 km de cross y 38 de mountain bike, y un tria con 6 km de kayak.

l 12 de Agosto se corrió en General Belgrano la 2 edición de la llllllllllllllllMax Race en esa ciudad, carrera de aventura que involucraba 4 llllllllllllllllmodalidades, dos de running de 12 km y 21 km, una prueba combinada de dua 12 km corriendo y 38 de mountain bike y la cuarta modalidad el tría de aventura, igual que el dua pero con 6 km de kayak. Total Magnesiano Vitalizante presente en la Max, como así también en el Desafío Total Magnesiano. Declarado de Interés Provincial por la Subsecretaría de Deportes de la Provincia de Buenos Aires se llevó a cabo este desafío con casi 400 inscriptos provenientes de toda la provincia.

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