Apropiación

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Humboldt 155 Goethe-Institut 2011

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Ernst-Wolfgang Böckenförde

Solidaridad

¿En qué falla el capitalismo? Falla en su idea matriz instrumentalista y la fuerza que ésta tiene para convertirse en sistema. Hay que modificar su punto de partida.

La crisis bancaria y la posterior crisis económica que nos han sobrevenido y que, por cierto, aún están lejos de terminar, suscitan diversas interrogantes. ¿Fue acaso la irresponsabilidad y la codicia de un número considerable de banqueros, especialmente de los corredores de Bolsa, lo que condujo a la crisis? ¿O la ausencia de regulaciones que impusieran límites a los mercados financieros internacionales, un fracaso en la supervisión de los bancos y de las finanzas? ¿O, finalmente, la separación y autonomización de una economía (y acrobacia) financiera de tipo más bien virtual respecto de la economía real de producción y de bienes? Es probable que varios de estos factores, aunados a una confianza ingenua en un mercado libre y no regulado, hayan contribuido a la crisis. Sin embargo, semejante búsqueda de indicios no nos lleva muy lejos. Pues lo que se ha ido formando exitosamente durante décadas, con amplias ganancias materiales pero también con un ensanchamiento de la brecha entre ricos y pobres, ese “turbo-capitalismo” (la expresión es de Helmut Schmidt) que con la globalización generalizada alcanzó una nueva categoría antes de provocar el colapso pre-

sente, no puede ser descrito o explicado sólo haciendo referencia a un comportamiento inadecuado de los actores individuales o incluso grupales. Éste podrá haber influido, pero, considerado en su conjunto, se revela a su vez como fruto de un entramado de acciones bien consolidado y de amplias repercusiones, el cual, siguiendo su propia lógica de funcionamiento y subordinando a ella todo lo demás, se ha transformado en un sistema de acciones autónomo: el capitalismo contemporáneo. El capitalismo contemporáneo forja la conducta económica –y en parte también extraeconómica– de los individuos, integrándola en su engranaje; éstos quizás sean los actores, pero en sus iniciativas no siguen tanto un ímpetu propio y espontáneo cuanto los estímulos procedentes del sistema y de la lógica que le es inherente. Pero ¿qué aspecto tiene, visto de cerca, el capitalismo contemporáneo como

Mark Lewis (Canada): “Cold Morning”, 2009 Video de alta definición, 7:35 min Cortesía del artista, de Monte Clark Gallery (Vancouver) y de Clark & Faria (Toronto) Bienal de Curitiba: “Más allá de la crisis”, Brasil, 2011

sistema de acciones? Para descubrirlo, el gran sociólogo humanista del siglo XX Hans Freyer nos puede servir de ayuda. En su libro Teoría de la época actual se ha referido a los “sistemas secundarios” como formaciones específicas del mundo industrializado contemporáneo y ha analizado acertadamente su naturaleza. Los sistemas secundarios se caracterizan por generar cursos de acción que no se rigen por estructuras preexistentes, sino que parten de algunas pocas metas instrumentalmente determinadas desde las que son construidos y de las que obtienen su racionalidad. Tales cursos de acción involucran a los individuos no en su integridad, sino únicamente en las motivaciones y funciones que dichas metas y la realización de las mismas requieren; lo que los individuos sean o deban ser en otros respectos se considera irrelevante. Los cursos de acción de este tipo se desarrollan y cristalizan en un sistema de acciones de vasto alcance, determinado por su racionalidad instrumental específica, el cual se sobrepone a la realidad social previa transformándola e imprimiéndole su sello particular.


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Apropiación by marcos lros - Issuu