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Aria
Del
Amazonas
crucero
Navegue junto con nosotros a bordo del Aria, el segundo crucero de lujo operado por Aqua Expeditions, que ofrece una forma diferente de conocer el rĂo Amazonas y los encantos mĂĄs profundos de Iquitos. Prepare sus sentidos. Por Margite Torres P. Fotos de Foqus
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sta vez el destino me sobrepasó. Su especial belleza me abordó de tal manera que las palabras, sin ánimos de ser repetitiva, quizá no sean suficientes para compartir lo que viví y sentí. Partimos rumbo a la selva norte de nuestro país, a Iquitos, la capital de Loreto, en busca de uno de los cruceros más lujosos que recorre el río Amazonas, así como el Marañón y el Ucayali, sus imponentes afluentes. Grande fue nuestra sorpresa cuando, al llegar al aeropuerto, la tripulación del Aria nos trasladó al puerto de la ciudad de Nauta -ubicada a hora y media, en auto, de Iquitos-, debido a una baja en el caudal del Amazonas que lo hacía casi innavegable. Nuestra partida empezaría, entonces, en el río Ucayali.
Iquitos es más que una ciudad acalorada y de bosques cercanos. La capital del oriente peruano cuenta con cruceros de lujo que lo llevarán por alguno de los lugares más vírgenes del planeta. Como ejemplo tenemos a la Reserva Nacional Pacaya-Samiria, en la Amazonía peruana, considerado el bosque tropical más extenso del mundo. Aria hace la diferencia. Tras casi un año de construcción, el crucero Aria inició sus operaciones hace cuatro meses. Es una embarcación que ofrece a sus pasajeros 16 habitaciones dobles con amplios ventanales, además de un jacuzzi en la proa del barco y un mini gimnasio. Con un total de 24 tripulantes, el Aria recorre una de las reservas de vida naturales más extensas y
variadas del mundo, sin descuidar la comodidad del viajero: agua caliente, aire acondicionado, buena comida e instalaciones creadas por el arquitecto Jordi Puig -quien le dio aquel toque rústico y elegante, una mezcla de madera, vidrio y algunos retoques- componen su oferta. Todo ha sido pensado al mínimo detalle. Las excursiones están hechas a la medida de sus pasajeros, viajeros de todas partes del mundo, quienes se encuentran ávidos por conocer la naturaleza selvática aún cuando para eso deban soportar temperaturas de hasta 40 grados. 27 sommelier
Abrazo amazónico. Las aguas marrones del río Ucayali nos conducen a lo que serían nuestras primeras expediciones. Las salidas son siempre muy temprano por la mañana, para aprovechar el fresco matutino y el despertar de la naturaleza. Nuestra primera excursión fue al poblado de Magdalena, donde nos introducimos en una rutina de cinco días: bordear las orillas del río en busca de lo que nuestros guías llaman “vida salvaje”. Y así fue, pues lo
que vimos fue vida por doquier: garzas blancas, cigüeñas, cormoranes, guacamayos, monos cotos, inmensos nidos de termitas, y mucho más. Todos libres, conviviendo sin mayores temores. Con pesadas botas de jebe, nos introducimos en un pequeño bosque primario, listos para respirar el oxígeno más puro y hacerle guerra a los mosquitos. Pocas veces uno se da el lujo de caminar en medio del bosque y de reconocerse tan pequeño y a la vez afortunado de apreciar refugios como estos. Si no desea despertarse temprano, puede quedarse en el barco y disfrutar de sus instalaciones, quizá echarse en alguna de las poltronas de la proa y contemplar la Amazonía: sus bosques, sus playas, su aroma a verde que en todo se refleja, y su cielo que encanta. Si tiene suerte, como nosotros, tal vez algún delfín rosado lo visite. Sin duda, vivimos las mejores experiencias por las tardes, cuando la naturaleza, más despierta que nunca, nos regala escenas como la de un mono perezoso tomando una siesta en la copa de un árbol, o la de traviesos monos frailes dando brincos de rama en rama. Mientras tanto, el cielo se transforma: pasa de un celeste a un naranja rojizo y llega, finalmente, a un morado tenue. Es ahí cuando hacemos un alto y brindamos con champagne y jugo de camu camu. Rumbo al Pacaya, rumbo al paraíso. Nos internamos cada vez más. Entramos al río Marañón y luego a uno de sus afluentes, el río Pacaya, con destino a la segunda área natural protegida más grande del país, la Reserva Nacional Pacaya-Samiria: más de 2 millones de hectáreas, algo similar al tamaño de Bélgica. Rumbo a la laguna Yanayacu, en el corazón de la reserva, fuimos espectadores de uno de los paisajes más asombrosos y sobrecogedores. Sus aguas negras, producto de la alcalinidad de las hojas que habitan en sus fondos, permiten que los árboles se reflejen en las aguas y creen enormes espejos naturales. Espectacular. La visita no hubiera sido la misma sin el cielo estrelladísimo que tuvimos o sin la cantidad de estrellas fugaces que vimos caer, además, claro, de las luciérnagas colgando de los árboles y del sonido de un bosque que ya dormía.
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Menú amazónico. La comida en el Aria marcó la diferencia. El comedor nos esperaba todas las mañanas con desayunos buffet repletos de frutas locales frescas, jugos y yogures, así como patacones, cecina, plátano dulce frito y queques de zanahoria, entre otros manjares. Los almuerzos temáticos tenían como estrella un buffet regional, compuesto por brochetas de pescado, costillas de cerdo, maíz local, ensalada de chonta con palta, arroz con coco rallado y tomates a la parrilla, todo siempre acompañado de excelente servicio y buen vino.
Por las noches el menú era de degustación. Probamos de todo, pero, de lejos, el lomo fino con salsa de anticucho y el puré de alverjitas verdes fue el mejor. Pedro Miguel Schiaffino es el creador de todo lo descrito. Experto conocedor de la cocina amazónica y sus insumos, el chef ha sido capaz de fusionarla y ponerla en valor como nunca antes había ocurrido en nuestro país. Para finalizar, los “detalles”, aquellos sin lo que nada hubiera sido lo mismo. La alegría y cordialidad del personal a bordo, los desayunos al aire libre, en alguna de las orillas del río, el profesionalismo y la simpatía de los guías, y la comodidad general, producto de un equipo cohesionado, cuya misión es hacernos vivir la mejor experiencia posible. Un viaje 100% enriquecedor y recomendable.
Aqua Expeditions 434 5544
aquaexpeditions.com
¿Qué llevar? Un par de zapatillas confortables, pantalones largos y ligeros, camisas de manga larga para las excursiones. Protector solar, repelente y cámara fotográfica. El Aria provee de botas de goma y ponchos impermeables para la lluvia. ¿Qué incluye el crucero? Alimentos, bebidas sin alcohol, cerveza y vino de la casa durante las comidas, acomodación, excursiones con guías especializados, ingreso a la Reserva Nacional Pacaya-Samiria, lecturas a bordo, además de los traslados desde y hacia el aeropuerto en los vuelos recomendados por Aqua Expeditions. Tarifas en dólares por persona: primer/segundo nivel 7 Noches, 6 días / US$ 5,950 / US$ 6,650 4 Noches, 3 días / US$ 3,400 / US$ 3,800 3 Noches, 2 días/ US$ 2,550 / US$ 2,850 ¿Cómo es el clima? Las temperaturas fluctúan entre los 25 y los 42 grados. La temporada más calurosa y de lluvias va de diciembre a marzo. Entre junio y septiembre es seca. En ocasiones se registran bajas de temperatura (8 grados) conocidas como “friajes”. Infórmese antes. Para tener en cuenta La vacuna contra la fiebre amarilla no es necesaria para ingresar a la región. Sin embargo, es recomendable tomarla. Consulte con su médico. Excepto en los lugares menos alejados, el Aria no cuenta con conexión de internet ni señal telefónica a bordo. Un paramédico los acompaña a tiempo completo.
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