licores & espirituosos
¡Kampai! con sake
El sake, conocido en Japón como nihonshu, nos sumerge en los rasgos más íntimos de la sociedad nipona, como la devoción por la perfección, la sencillez y la amabilidad. Al probarlo se desprenden aromas frutales y profundos, que nos remiten a comida elaborada, pero ligera, de sabores extremos. En suma, todo un mundo que se nos descubre. Por Margite Torres Fotografías de Álvaro Minaya
d
e la mano de Hajime Kasuga, itamae y dueño de Hanzo, nos adentramos en el mundo del sake. Con una tabla de sashimi y nigris de toro de salmón, más un especial de makis acebichados, iniciamos este viaje. “¿Helado o caliente?”, pregunta nuestro anfitrión antes del primer brindis. Nosotros lo preferimos helado. Fue un acierto. Después del primer ¡kampai! —“¡salud!” en japonés—, nos sorprende su aroma fresco con fragancias a plátanos. En boca, el primer trago evoca una inolvidable suavidad. Mientras brindamos, Hajime hace memoria y recuerda que la tradición manda que, cuando se bebe en pareja, es la mujer quien debe servir al hombre. Mientras bebe un sake caliente, nos cuenta que, a pesar de que los japoneses beben mucha cerveza, el sake no ha sido desplazado. “Deberíamos aprender de ellos, de su amor por lo suyo, y por ejemplo beber más pisco… Si a un japonés le das a elegir entre un whisky y sake, preferirá lo suyo. En Japón se bebe este licor en todos los eventos sociales, en las bodas, en la construcción de la primera casa… Es sinónimo de felicidad y celebración”.
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