Nutrir de amor

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ESPECIAL MADRES

NUTRIR

DE AMOR Karissa Silva, antropóloga y chef, es una madre creativa y apasionada, que después de algunos años decidió darle forma a su sueño. Junto a buenas amigas lidera La Revolución: una empresa que le ha declarado la guerra a la mala alimentación infantil. POR Margite Torres Postigo FOTOS Jorge Sarmiento

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unto a dos entrañables amigas – Gony Torres, educadora, y Nany Maezono, diseñadora– creó La Revolución, una empresa social, una nueva modalidad de asociación autosostenible que genera una contribución extraordinaria a la sociedad y al medio ambiente. La idea, nos cuentan, nace con la intención de brindar soluciones al problema de la malnutrición infantil en nuestro país, que arroja cifras definitivamente preocupantes. Según datos del Instituto Nacional de Salud, para el 2012 la prevalencia de sobrepeso para niños entre 5 y 9 años era de 15,5% y de 12,9% para la población de 10 a 19 años. El sobrepeso y la obesidad ya han penetrado en uno de cada tres hogares del país, acentuados por un patrón no saludable de alimentación, que se caracteriza por un elevado consumo de alimentos

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procesados, bebidas gaseosas y la denominada comida “chatarra”. Asimismo, en los últimos diez años la proporción de niños y adolescentes con diversos tipos de males se ha triplicado como consecuencia de los malos hábitos alimenticios y la vida sedentaria que siguen. Estas cifras son alarmantes porque los niños obesos y con sobrepeso tienden a seguir siéndolo en la edad adulta y con probabilidades de padecer, a edades más tempranas, diabetes, hipertensión, enfermedades cardiovasculares o cáncer. Conscientes de esta situación, las chicas de La Revolución buscan contrarrestar estas cifras y promover una educación alimentaria y de bienestar nutricional en los niños. Noble y ardua tarea. “Educar el paladar de los más pequeños para que sepan cómo defenderse ante el bombardeo de estímulos y alimentos no adecuados para su bienestar e informar a los padres para que alimenten bien a sus hijos no es tarea fácil”,


“son las madres las principales gestoras de esta transformación alimenticia”. alega Karissa. Pero estas mujeres están decididas a todo. Por eso, pronto lanzarán talleres de cocina para niños y padres, donde aprenderán a conocer los alimentos a través de los sentidos, a cocinarlos y a llevar una dieta sana. “Cuanto más expuestos sensorialmente estén los niños a los alimentos, más predispuestos se sentirán a comerlos; igual ocurre en los adultos. En tanto estén más familiarizados con los alimentos más los van a consumir en casa y los pequeños, por imitación, lo harán también”. Otra faceta de su accionar son las consultorías a nidos y colegios. A través de ellas pretenden llegar a los padres y trabajar con los centros educativos para que integren el concepto de alimentación en su malla curricular. Apuntan a que el tema de los alimentos sea parte integral de la enseñanza para que los niños desde los primeros años experimenten esa relación con aquello que les proporciona vida. “Pueden aprender el nombre de los vegetales y frutas, conocer su origen, entender qué es una caloría y el valor que tiene. ¡Hay tanto por hacer!”. La propuesta es compleja pero no imposible, es cuestión de creatividad y más conciencia. “No ganamos mucho educando solo a los niños si sus papás no manejan hábitos alimentarios adecuados o no son conscientes de que en sus manos está que sus hijos sean obesos o tengan sobrepeso”. Por eso, luego de varios intentos, decidieron reorientar su estrategia hacia los padres, en especial hacia quienes usualmente marcan la pauta en la familia: las madres. Las mujeres somos generadoras de cambio, somos las que mayormente elegimos el menú del día en casa, las que decidimos qué llevan nuestros hijos en las loncheras… “La mujer marca la pauta, es un pequeño motor”, añade Gony. “A nosotros nos gustaría que las madres se unan a este cambio, ¡que empujen este cambio!”. Las chicas de La Revolución piensan que son las madres las principales gestoras de esta transformación, con ayuda, por supuesto, de sus esposos. “Son las mujeres las que nos pueden ayudar a regresar al consumo tradicional, a los vínculos familiares –llevando a los hijos al mercado, como lo hacían nuestras abuelas–, volver a las recetas caseras y a las sobremesas. A compartir en familia”. En sus manos está “la revolución”. 72

Karissa Silva, Nany Maezono y Gony Torres junto a sus pequeños.

Darle el lugar que se merece la “naturaleza comestible”, “que sea proveedora de vida y salud, no de obesidad y sobrepeso”. El mensaje de La Revolución va en la línea de esta especie de “bienestar falso” que nos vende el mundo globalizado de hoy. Gony y Karissa reflexionan sobre ese tema y comentan que ahora las prioridades se han invertido. “Preferimos comprar la televisión más moderna que productos de mejor calidad para la alimentación de nuestros niños. ¡Es preocupante!”. Ese “bienestar” solo refuerza la imagen que queremos que el mundo tenga de nosotros, pero en el fondo ¿es real? “Preferimos comprar margarina en lugar de mantequilla porque la primera es más barata, sin importar que nuestros hijos coman grasas vegetales procesadas, pero sí nos damos otros lujos innecesarios”. ¿Vale la pena ajustar el bolsillo para alimentar mejor a nuestros hijos? ¿Se lo ha preguntado?

Experimentar el cambio Karissa y Gony son ejemplos vivientes de lo que promueven. La transformación se aplica en ellas también, sobre todo en Gony y sus hijos, quien comparte con nosotros la historia del cambio en su familia. “Karissa puede sacrificar lo que sea por el bienestar de su hijo, que además es pequeño, porque ella creció con esa mentalidad, pero yo no”. Recién de adulta, como madre de dos hijos pre-adolescentes se ha visto frente a esta realidad y ha decidido junto con su familia emprender “la revolución”. Sus hijos ya tienen hábitos casi formados y ha tenido que empezar de cero con ellos, haciéndolos partícipes de este cambio paulatinamente, sin imponer, sino “conversando”, como ella dice. “Han sido charlas interminables explicándoles por qué no podían comer esto o lo otro”, pero ahora ve los resultados. “Yo he tenido que informarme y no solo tomar conciencia, sino estar

plenamente convencida de que el cambio implicaba el bienestar y desarrollo futuro de mis hijos”. Ahora, les manda granola, choclo con queso fresco o pan con palta en sus loncheras. Y hasta prepara galletas con ellos dos veces por semana. “Si yo, que siempre he trabajado, que nunca me he encargado de las tareas domésticas de mi casa y que no cocino he podido con el cambio, cualquiera puede”, admite riéndose sin parar. La receta de Gony: informarse adecuadamente, dedicarle tiempo a los hijos, darles el poder para que sepan elegir lo que es bueno para ellos y no seguir delegando las decisiones sobre nuestros retoños a terceros. En los últimos veinte años ha habido un sobreconsumo de carbohidratos y sobre todo de azúcar, que está pagando su precio ahora. “De ahí muchos de los problemas modernos de déficit de atención, hiperactividad o alergias en nuestros niños”, afirma Karissa. Vivimos y cria-

mos una generación sobreestimulada, que necesita ayuda. La solución está en nuestras manos: infórmate, para eso están empresas como La Revolución, toma conciencia y actúa. Recuerda. ¡Tú haces las elecciones por tu niño y con eso le marcas la vida para siempre! Para facilitarles el camino más fácil, Karissa y compañía idearon un libro de recetas caseras de cocina tradicional peruana para niños que ya circula en tiendas de productos saludables y bioferias: Riquisisísimo. Una propuesta creativa, pensada para que los más pequeños cocinen, de una manera saludable, en casa con sus papás. Te informa y así ayudamos a nuestros hijos a decidir qué comer. Ahí reside la revolución, el cambio. Está en nuestras manos criar generaciones sanas. ¡Tarea pendiente! “Para ellos también va Riquisisísimo”, agregan. Todo lo que se recaude de la venta del libro será destinado a los proyectos de la empresa. 73


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