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ESPECIAL FIESTAS PATRIAS
CALATOS
DE FIESTA El perro “calato” se ha convertido en sinónimo de orgullo, no solo por su milenario pasado, sino por su meritoria resistencia a siglos de discriminación y relegación. Conozca más sobre esta noble mascota y celebremos juntos que hace 30 años este animalito, tan nuestro como la papa, fue reconocido oficialmente como una raza: la del perro sin pelo del Perú. POR Margite Torres Postigo
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xisten muchas hipótesis sobre la aparición del perro en el Perú. Según Claudia Gálvez, presidenta de la Asociación de Amigos del Perro sin Pelo del Perú, y su esposo, el arqueólogo Luis Tavera, los primeros canes habrían pasado a este lado del mundo con los hombres, hace millones de años, por el estrecho de Bering. Desde su desplazamiento se dieron mutaciones y cruces, y así surgen las primeras razas, entre ellas la del “sin pelo”. Al parecer les vino muy bien el sol costeño, pues muchos de estos perros fueron encontrados en el litoral norte del Perú, sobre todo en el
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bajo Piura y Sechura, donde hasta ahora los conocen solo por el nombre de “viringos”, vocablo de origen tallán que quiere decir “desnudo”. En Lima y otras partes del Perú los conocen también como perros “calatos”, palabra quechua que proviene del vocablo q’ala, que significa desnudo. Según el doctor Pedro Weiss, estudioso de esta raza, el nombre originario habría sido “chono”, convertido en “chino” por los españoles. Lo cierto es que a través de la cerámica preínca hay evidencias de la presencia de estos perros, tanto en su variedad sin pelo como en la variedad con pelo. Porque sí, ¡existe el perro sin pelo peruano con pelo! Es así que lo encontramos representado en objetos de culturas tan antiguas como Chavín (800 a. C.), Moche (600