FOCO
Extremistas islámicos atacan a cristianos
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Huir o morir
Foto Getty Images
POR Margite Torres Postigo Así como durante la Segunda Guerra Mundial los nazis obligaban a los judíos a portar la Estrella de David para identificarlos y después exterminarlos, actualmente los cristianos de Medio Oriente o “nazarenos”, como los identifican los terroristas de ISIS, son marcados con la letra “N” o “Nun” en la fachada de sus casas, obligándolos a convertirse al islam, huir de sus ciudades o morir. La supervivencia de estas lejanas comunidades cristianas, al noreste de Irak (Qaraqosh y Mosul) y Siria, países parcialmente tomados por estos fanáticos religiosos, está en permanente riesgo. Los cristianos sufren el ataque más cruel y efectivo de manos de quienes buscan desaparecerlos no solo del mapa geográfico sino de la historia, ante la atónita y pasiva mirada de Occidente y de algunos organismos internacionales que ven a los cristianos como simples víctimas “colaterales” de una guerra interna con la que tarde o temprano tendrán que lidiar. Mientras tanto, el sentimiento de abandono y desamparo total que la víctimas sienten crece más, pues pareciera que su desolación no terminara de calar en las sociedades a las que se dirigen pidiendo ayuda.
No están sufriendo una situación calamitosa reversible, están siendo literalmente barridos del mapa con el fin de que no quede el menor vestigio de que alguna vez existió el cristianismo en estas zonas. Si no puede creer las dimensiones de lo que está pasando, ya es muy tarde. En pleno siglo XXI, en el 54% de los países del mundo se vulnera el derecho fundamental del hombre a ejercer la libertad de culto, no solo de la fe cristiana, sino de cualquier otro credo. (Fuente: Fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada - AIN). Según informes internacionales, 2.123 cristianos fueron “martirizados” en 2013, casi el doble de la cifra del año anterior. La mayoría de ellos en Siria por el extremismo islámico. Al éxodo se suman fusilamientos, decapitaciones y crucifixiones públicas de niños y adultos por ser considerados “herejes”, como advertencia de lo que padecerán los demás si no se convierten al islam. La desesperación, la miseria total y el drama de dejarlo todo, absolutamente todo por su fe, grafica el escenario más trágico que se ha visto desde antiguas persecuciones que marcaron la historia de la iglesia católica. El drama de los cristianos, torturados y asesinados en la franja siro-iraquí, es un peso en el corazón de Francisco,
el patriarca de la iglesia católica, quien constantemente pide oraciones por ellos. Recientemente se pronunció: “Pensemos en Medio Oriente, cristianos que tienen que huir de las persecuciones, cristianos asesinados por los perseguidores. Hoy hay más testimonios, más mártires en la Iglesia que en los primeros siglos”. La Red Internacional de Derechos Humanos alertó que ISIS sigue avanzando en Siria y que habría capturado más ciudades cristianas, aumentando a 300 las personas secuestradas y provocando la huida de miles de familias que, entre iglesias quemadas y ciudades bombardeadas por la guerra civil que los aqueja hace cuatro años, dan testimonio de lucha por su fe al mundo. Se teme que los rehenes sean decapitados, como sucedió con los 21 cristianos coptos en Libia. Mientras tanto, miles de cristianos, refugiados en mezquitas o en cualquier otro lugar al que puedan huir de la “espada” de ISIS, siguen a la espera de una ayuda “significativa”, que logre no solo movilizar a miles de desplazados, sino salvar la presencia cristiana en Medio Oriente: evitar la desaparición de un patrimonio humano, intelectual e histórico único que, por lejano que se halle, no deja de dar sentido a nuestras vidas.