El Renacimiento italiano se inició en un período de grandes logros y cambios culturales en Italia que se extendió desde finales del siglo XIV hasta alrededor de 1600, constituyendo la transición entre el Medievo y Europa moderna y también clásica. Si Florencia había sido la ciudad del Quattrocento italiano, Roma será la del Cinquecento; a lo largo del s.XVI la capital artística de Italia va a "trasladarse" a Roma, principalmente por la enorme influencia del Papado, el cual se convertirá en gran protector de los artistas y contratante de obras. el periodo correspondiente al alto Renacimiento italiano, denominado Cinquecento,
Se denomina Quattrocento al periodo del arte italiano correspondiente al s.XV comprendido dentro de la corriente renacentista, encontrándose de esta manera también la aplicación de las denominaciones de Primer Renacimiento o Bajo Renacimiento para la designación de dicho momento.
El retorno a las formas clásicas características del arte renacentista se dejará sentir en la arquitectura del momento en toda la serie de motivos decorativos provenientes de la Antigüedad, tales como guirnaldas, grutescos, capiteles corintios, etc. Los espacios interiores se diseñan para que el hombre pueda abarcarlos de un golpe de vista, rompiendo con la tradición fragmentaria y secuencial de la Edad MediaFrente a la verticalidad propia de las catedrales góticas (símbolo del intento de unión del hombre con Dios), en el Renacimiento será la tendente horizontal la gran protagonista, junto con la perspectiva, que concreta la mirada en un punto de fuga, y la proporcionalidad entre las partes.
Principales arquitectos del momento van a ser Filippo Brunelleschi (artífice de la audaz y grandiosa cúpula de la Catedral de Florencia, la Capilla Pazzi o el famosísimo Palacio Pitti), Michelozzo (autor del Palacio Médicis-Riccardi), Leo Battista Alberti o Giuliano da Sangallo
El interés por la representación de la naturaleza y el desprendimiento de una consideración absoluta de tipo simbólico, a la cual quedaría supeditada la primera, se pueden apreciar en la escultura del momento. Grandes artistas que trabajarán la escultura serán Lorenzo Ghiberti (Puertas del Baptisterio de Florencia) y Donatello (del que serán obras especialmente representativas su San Jorge, el David y la estatua ecuestre del Condottiero Erasmo de Narni, más conocido como el Gattamelata), junto con el "antecesor" de Miguel Ángel en el empleo de las formas monumentales Jacopo Della Quercia, Lucca Della Robbia (que trabajará en la Cantoría de la Catedral de Florencia asimismo) y Verrochio.
experimenta una enorme evolución, desde el empleo de las formas aún ligeramente decorativas y el uso de dorados y vistosos colores de Fra Angélico en la primera mitad del siglo hasta la consecución, por ejemplo, de los magníficos sistemas compositivos empleados por Mantegna van a sucederse toda una serie de aportaciones pictóricas que depurarán el lenguaje renacentista. se Aprecia en general un interés por la representación volumétrica de las figuras, la comunión narrativa de las partes y la representación verista de la naturaleza, las dimensiones y la profundidad. Se destacan Fra Angélico y Masaccio ("creador" de la perspectiva), además de Piero Della Francesca (maestro en el uso de la luz), Ghirlandaio, Paolo Ucello (para el que será importantísima la profundidad), Andrea del Castagno o el excelso Botticelli (maravillosas serán sus exquisitas y melancólicas composiciones de temas mitológicos).
Equilibrio, austeridad, robustez y predominio de la arquitectura sobre la decoración son características principales de las edificaciones cinquecentistas clasicistas, como se puede apreciar claramente en las obras de uno de sus principales representantes, Bramante (magnífico será su templo de San Pietro in Montorio, en el que recoge la herencia romana a través del uso de la tipología de planta central circular). Se emplean ahora los volúmenes con un sentido plástico, buscándose el contraste y el juego mediante la conjugación de las formas y el manejo de la luz (elementos cuyo uso teatral se buscará deliberadamente, exagerándolo, durante el periodo manierista). Destacan destacar dentro de la tendencia manierista a los arquitectos Vignola, el cual creará en la Iglesia del Gesú, en Roma, un modelo posteriormente muy empleado y Andrea Palladio (artífice del recurso denominado "ritmo palladiano", destinado a conseguir efectos de movimiento y claroscuro, así como del Teatro Olímpico de Vicenza). Miguel Ángel
Nadie destaca mas como como es Miguel Ángel; la calidad de su trabajo y su capacidad para obtener "vida" del mármol no puede, incluso a día de hoy, por menos que causar una completa admiración. Grandes obras, convertidas en hitos de la historia del arte, van a ser esculturas como el David (tipología clásica, pero completamente novedosa en la forma de representación, en la que además son apreciables la enorme fuerza intrínseca de sus personajes, la monumentalidad y el perfecto conocimiento y ejecución de la anatomía característicos de la obra de Miguel Ángel), el Moisés concebido para el sepulcro del Papa Julio II o la maravillosa Pietá vaticana.
Dos grandes figuras vendrán a completar la lista de maestros renacentistas, aunque esta vez en lo que a pintura se refiere: Leonardo da Vinci y Rafael, el primero de los cuales será el prototipo absoluto de hombre del Renacimiento (pintor, escultor, inventor, etc.). Las obras de Leonardo poseen un cierto misterio (empleará la técnica del sfumato para envolver sus representaciones de una especie de sugestivo velo difuminador) que las hace especialmente sugestivas, además de que su maestría técnica y el enorme conocimiento que posee del cuerpo humano le posibilitarán abarcar aquel registro de emociones que desee representar. Gran observador de la naturaleza humana, el estudio psicológico realizado de sus personajes queda patente en retratos como el de la universalmente famosa Gioconda.
el Manierismo fue generalmente minusvalorado por la crítica y la historiografía del arte como un estilo extravagante, decadente y degenerativo; un refinamiento erótico14 y una "afectación artificiosa"15 cuya elegancia y grazia16 no fue apreciada plenamente hasta su revalorización en el siglo XX, que comenzó a ver de forma positiva incluso su condición de auto-referencia del arte en sí mismo.17
Por otro lado, también se identifica el Manierismo con un arte intelectualizado y elitista, opuesto al Barroco, que será un arte sensorial y popular.13 Considerado como una mera prolongación del genio creativo de los grandes genios del Alto Renacimiento (Leonardo, Rafael, Miguel Ángel, Tiziano) por sus epígonos (como los leonardeschi),
Retablo del altar mayor de la Basílica de El Escorial (1583-1586), una de las mayores empresas artísticas del siglo XVI,5 diseñado por Juan de Herrera y dirigido por Pedro Castello, con esctructura y custodia de materiales nobles de Jacometrezo, esculturas en bronce de Leon Leoni y Pompeyo Leoni y pinturas de Federico Zuccaro y Pellegrino Tibaldi (inicialmente estaba previsto colocar El martirio de san Lorenzo, de Tiziano, una Anunciación de Veronés y una Natividad de Tintoretto, que fueron relegados a otros lugares del Monasterio, al preferirse mantener una unidad de estilo). La bóveda tiene frescos de Luca Cambiasso, y los laterales acogen los cenotafios de la familia real obra de Leone Leoni y Pompeo Leoni.
En el arte italiano se considera que el inicio del Manierismo parte de un violento acontecimiento histórico . (Donato Bramante en 1514, Rafael Sanzio en 1520) y uno de los supervivientes, el longevo Miguel Ángel, evolucionó profundamente en su arte en las décadas que transcurrieron hasta su muerte (1564). En el asedio que mantuvo a Clemente VII dentro de la fortaleza de Castel Sant'Angelo estuvo luchando el artista Benvenuto Cellini, uno de los máximos exponentes del nuevo estilo.
Que España fuera una delas bases de la Contrarreforma católica, la lucha de los jesuitas españoles en Trento para defender la indiscutibilidad del dogma y el poder de la Iglesia marcarían las más notorias características de nuestro barroco: La temática plástica tendrá un definido carácter religioso. El arte será utilizado como argumento convincente del poder católico. El arte se dirigirá antes a la sensación que a la razón. Pero, además, hay otras singularidades que lo diferencian de los otros barrocos, especialmente la gran originalidad, pues desde el mudejar no había alcanzado España una tan clara definición de su propio yo. Son entre otras estas: Nunca un estilo alcanzó tan hondas y prolongadas resonancias en la plástica popular. El Barroco español es una poderosa mezcla de ornamentación y sobriedad. La ornamentación es abundante y complicada, pero a diferencia del barroco europeo es emotivo y alucinado. La rica poolicromía de la escultura o el atormentado movimiento de las figuras están sustentadas por una imagen patética o desgarradamente dramática. La pobreza de materiales, pues pese a que se levantan magnificas edificaciones, el ladrillo es mucho más frecuente que la piedra y el marmol. En cuanto a la escultura, la madera, de honda tradición castellana, se empleará casi en exclusiva. Incluso para las grandes máquinas de las arquitecturas-esculturas de los retablos que inundarán todas las iglesias coetáneas o anteriores.
El signo que caracterizó a las artes figurativas españolas fue, ante todo, el realismo. La temática quedó fijada por quien es casi único cliente: la Iglesia. Pero ante los retablos de pura arquitectura clásica se alzan, ahora, retablos libres en los que la escultura aparecerá exenta y rara vez en bajorrelieves. El menor papel que la escultura ocupa en los retablos viene compensado por la proliferación progresiva de esculturas independientes. En cuanto a los materiales, en general se talla en madera, la cual después se policroma. Esta policromía viene a reforzar el profundo sentido realista que no consiste en copiar la realidad, sino en hacer eterno lo efímero. La escultura en la Corte apenas atrae el interés de los escultores, por ello la estatuaria oficial apenas existe y sólo cabe citar las estatuas ecuestres de Felipe III en la Plaza Mayor de Madrid y la de Felipe IV, en la Plaza de Oriente.
Ausencia de rasgos, que fueron habituales y definidores, especialmente en Italia, durante el Renacimiento: lo heroico, los tamaños superiores al natural, las glorias corales de los fresquistas italianos. Predomina una cierta intimidad y un sabor de humanidad poco o nada teatral. En resumen, se prefiere un equilibrado naturalismo y se opta por la composición sencilla. Predominio de la temática religiosa. La expresión del sentimiento religioso se ve ayudada por elementos tales como el éxtasis, la mirada dirigida al cielo, el movimiento de la composición. Ausencia de sensualidad, por obra de una implacable vigilancia que no se ablanda en España. Tenebrismo, que expresa muy bien esos valores, por lo que se comprende mejor su éxito entre nosotros y no es posible reducirlo a un recurso o técnica meramente importada de Italia.