laprensahoy.es nº12

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laprensahoy.es

Especial fotografテュa テ]gel De la Riva Felipe Espilez Cristina D Moreno Gemma Pascual Alberto Medina Carlos Santiuste

Escritores Dori Couテアago Carmela Pテゥrez Roxana Heise Megan Maxwell


laprensahoy.es Editorial:

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Nota de prensa

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Escritores: Dori Couñago Carmela Pérez Núñez Roxana Heise Megan Maxwell Fotografía portada: Felipe Espilez

Dirección: Felipe Espilez Diseño gráfico: María Ángeles Espilez

Fotógrafos:

Carlos Santiuste

30 44 60 61 64 72

Árboles singulares

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Relámpagos: Felipe Espilez

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Ángel de la Riva Felipe Espilez Cristina D Moreno

REDACCIÓN: Felipe Espilez María Ángeles Espilez COLABORADORES: Dori Couñago Carmela Pérez Núñez Roxana Heise Megan Maxwell Ángel de la Riva Cristina D Moreno Gemma Pascual Alberto Medina Carlos Santiuste Fundación Félix Rodríguez de la Fuente

www.laprensahoy.es Madrid (España) laprensahoy.buscador@gmail.com

Laprensahoy.es no se hace responsable de las opiniones ni comentarios expresados por los lectores o colaboradores en cualquier sección de la revista.

ISSN 1989-9963

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Gemma Pascual Alberto Medina


Su mĂşsica no te dejarĂĄ indiferente http://itunes.apple.com/es/album/te-olvido/id337481670?i=337481676&ign-mpt=uo=4


Editorial Tras un paréntesis de unos meses vuelve laprensahoy.es a la mano de los lectores que es, en definitiva, su destino natural. La fotografía que ilustra esta editorial nos muestra la época en que volvemos a poner en marcha las rotativas virtuales: finales de otoño. Pero esa instantánea no se corresponde con nuestro espíritu y nuestra ilusión que están, más que nunca, hechas con el material con que se forjan los sueños. Acuden a la llamada de este número grandes colaboradoras de esta publicación como las inigualables escritoras Dori Couñago, Roxana Heise y Megan Maxwell. También tenemos un espléndido fichaje que estamos seguros que será de sumo agrado a nuestros lectores. Se trata de Carmela Pérez Núñez a la que saludamos en la entradilla de bienvenida de sus escritos. Asimismo, damos noticia de las últimas iniciativas de la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente que está atravesando por una espléndida época institucional caracterizada, no sólo por la cantidad de sus trabajos sino, sobre todo, por la calidad de los mismos. Finalmente, incluimos en este número un “especial de fotografía” en el que seis magníficos fotógrafos nos muestran su particular modo de ver la vida a través del objetivo. Todo un placer para los sentidos. En estos meses que hemos estado silenciosos, que es otra forma de expresarse, han ocurrido, nos han ocurrido, muchas cosas. Tantas que intentar resumirlas en unas líneas, como solíamos hacer en otras editoriales anteriores, parece un propósito más allá de nuestras fuerzas y, lo que es más, fuera de nuestros deseos. Nos


apresuramos, pues, a abandonar tal empresa por las razones aludidas y nos dejamos llevar por la espontaneidad del momento esperando que nos dirija a una meta, que no por desconocida, es menos sugerente. Quisiéramos volar por estas pocas líneas que nos quedan en forma de cuña, en una especie de “v” tumbada. Con la punta mirando al futuro, abriendo vida, sangrando tiempo, buscando aquello con que abrigarnos el corazón, limpiarnos la mirada y sosegarnos el ánimo. Parece que la elección de la “v” tiene sus ventajas porque es, quizás, la letra con más pasión. Pasión que le resulta necesaria dado que el alfabeto la ha dejado en una posición minusvalorada pues es claramente más bajita que la “b” y la mitad que la “uve doble”. Definitivamente es una letra débil y yo he de confesar que siempre he tenido una especial predilección por los débiles, incluido a mí mismo, con quien mantengo una excelente convivencia. Se corre el peligro, sin embargo, que si se persiste en la marginación de la “v” llegue a ser un peligro para la paz social del alfabeto. Puede llegar un día en que esta letra tome conciencia de que Victoria se escribe con uve y se nieguen a considerar que su destino de Víctima es definitivo. Hay que tener mucho cuidado con las injusticias porque un día, cualquier día, se pueden volver en nuestra contra. Pero no sólo por eso, que es un pensamiento propio de los interesados, sino porque la injusticia es la expresión más clara de la decadencia del concepto humano que debe tener el hombre. Su expresión más infame. Ojalá que no veamos nunca una “v” pintada en la pared. Ese día puede que sea demasiado tarde. Antes que eso ocurra solo cabe desarrollar el artículo 14 de la Constitución. Sí, ese que habla de la igualdad.

Texto y fotografía: Felipe Espilez


Nota de prensa

Odile Rodríguez de la Fuente, premiada por su labor en divulgación medioambiental

La directora general de la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente, Odile Rodríguez de la Fuente, recibió el pasado 7 de octubre el galardón a la “Divulgación Medioambiental” de la revista Caza Castilla-La Mancha en la I edición de sus Premios de Caza y Turismo.


La revista asegura haber concedido este reconocimiento a la divulgadora “por haber sabido recoger el ambicioso testigo que dejó su padre” ya que su Fundación “presenta un plan abierto, vivo, al que no dejan de incorporar nuevas actividades para el desarrollo, la conservación y la sostenibilidad”, además de estar desarrollando “un amplio plan de actividades para conmemorar el aniversario del fallecimiento naturalista”.

como el de Pago por Servicios Ambientales para referirnos a la labor que realizan muchos cazadores, agricultores y ganaderos”.

Por su parte, Odile Rodríguez de la Fuente asegura que desde su organización trabajan “codo con codo con los ganaderos, los agricultores y los protagonistas de la caza sostenible, para que la sociedad reconozca la labor que desempeñan a la hora de mantener vivo el medio rural, los paisajes y la biodiversidad”.

La directora de la FFRF recogió el premio en una gala celebrada en Toledo a la que también asistieron otras personalidades del mundo medioambiental y cinegético como Paco Mena, premio a la trayectoria cinegética; Julio J. Hervás, premio a la proyección cinegética o Luis Díez del Corral, premio a la Organización Internacional, entre otros.

Así, defiende que “debemos acostumbrarnos a incorporar en nuestro lenguaje conceptos

En este sentido, se muestra convencida de que la caza sostenible llegará a ser considerada un servicio ambiental que contará “con el merecido reconocimiento social, pero aún queda mucho trabajo que hacer para consolidar confianzas”.


Dori Couñago

LA VIDA DE CASADA Estimadas amigas, Hoy me dirijo a vosotros para compartir un secreto, un lugar, una esencia incomparable de paz y sosiego: aquel oasis, ahora ya alcanzable, que indudablemente todos buscamos en nuestras vacaciones y que finalmente hoy ya tiene nombre: Hotel Matrimonio en El Puerto de tu corazón (País del sentimiento). Un feliz acaso, o más bien bendito destino, hizo que mi estresado cuerpo y abatida alma encontrasen entre las páginas de este nuevo mundo que es Internet un mágico e íntimo lugar que parecía ser un hotel (en realidad se trata del paraíso). Hasta allí dirigi-


mos nuestros pasos mi “más que todo” y yo (que no hay nada mejor que descubrir aromas con nuestros amantes amigos), hicimos casi mil kilómetros de asfalto que acabaron por ser un grano de arena en la balanza de las compensaciones con aquello que encontramos.

Imaginaos llegar a una casa andaluza del color de la tierra onubense, deliciosamente escondida (y para boca de los celestialmente elegidos) y ser los únicos huéspedes (pues es así que nos hace sentir todo el equipo: su director Eros, Cupido, el recepcionista que está por las mañanas, las guapas y simpáticas chicas que integran el equipo de limpieza, el jardinero…).


Imaginaos dormir durante unas noches en la Alhambra gaditana. ¿Por qué digo esto? Son incontables las obras de arte que cuelgan de sus paredes, algunas tan antiguas y delicadas que hasta tenemos miedo de pasar a su lado con nuestros minúsculos y actuales bañadores. ¡Tanta belleza! ¡Tanta paz y cultura desfilando ante nuestros ociosos ojos! Imaginaos estar rodeados de pormenores: estar en cama y no poder dejar de observar un techo que parece inspirado en las casas de la época victoriana, habitaciones con un salón enorme con todas las comodidades equipado con televisión de última tecnología, sofá cama, cocina y mampara extractora de humos, frigorífico, dos aparatos de aire acondicionado que te envuelven y te transportan mucho más lejos de este mundo que cerca…esto ya sin hablar del entorno… ¿Quieres más?

Piénsate dentro de un ambiente sin preocupaciones (olvídate del coche que ya está en un parque interno sin pizca de sol y vigilado) de tres plantas. En la inferior tenemos la cafetería con desayunos tipo buffet y que saben a beso de mañana por lo variado y delicioso de sus alimentos todos ellos sanos y que podrían ser perfectamente incluidos en mi libro “Bella por dentro, bella por fuera”. También en esta zona encontramos el restaurante y al fondo una capilla con objetos de incalculable valor por su belleza y tradición. Mientras comes, que ya de por sí es un placer, puedes observar decenas de cuadros que te rodean: Montenegro, la familia Millán, pintores de la escuela de Goya…) y olvidarte absolutamente de todo lo que no es extremamente divino. Subes unas escaleras o ascensor, si lo prefiere y encuentras la recepción y las primeras habitaciones todas ellas con balcón y vistas exteriores a la piscina y a su


variopinta, aromática, evocadora, exótica y cuidada vegetación. En esta planta tienes también un espacio donde serás informado de todo lo que te pueda inquietar conocer en El Puerto y alrededores. Pregunta, no tengas miedo, tendrás luego una sonrisa amiga como respuesta y sonreirás al observar el cuadro pescador pintado por la propia directora, la afable Venus, al fondo de la recepción. Tienes un segundo piso que completa las treinta habitaciones que el hotel posee (las justas para que el trato sea cuidado al detalle y pormenorizado). ¿Y si te digo que encuentras una fantástica biblioteca de la que puedes libremente llevarte prestados todos los libros que desees? ¿Y si te doy mi palabra al decirte que me encontré una Reader´s

Digest del año 1.984 donde escribía el hoy archiconocido Daniel Goleman autor de best sellers como “Inteligencia Emocional”, “Trabajar con Inteligencia Emocional” Pues esto no es todo ya que tienes también Internet 24h y que se incluye con el precio de la habitación. Te debes estar preguntando por cuanto se paga por este peaje de una autopista hacia el cielo, ¿no?. No temas, en temporada alta (yo llegué hace casi 6 años de allí) 120 besos en habitación doble con salón más el Abrazo% de I.V.A. Ahora no imagines más y sigue hasta las dunas del Amor sin olvidar que la figura del propio santo se encuentra dentro de las paredes en las que tienes tu propia habitación. Amigas: soñad ahora con los angelitos que motivos no os faltan.




Correspondencias

Carmela Pérez Núñez

Damos nuestra más cordial bienvenida a Carmela a la que consideramos ya parte vital de esta revista. Hace muchos años que tengo la satisfacción de gozar de su amistad por lo que me siento especialmente legitimado para hablaros de ella antes de que disfrutéis con su espléndida literatura. Carmela huele al aroma que deposita la hierbabuena cuando la acariciamos con las manos y que transmite en todas las líneas de sus escritos en un segundo plano que se siente pero no se ve. Sus narraciones tienen la fragancia de la albahaca, de textura sedosa pero, al mismo tiempo, imperiosa y vivazmente potente. Lleva prendida la elegancia del sur matizada por los aires del norte. Es un ser hermoso por los cuatro costados que escribe tal y como es, que es igual que escribe. Un regalo de ser humano, irrepetible e inconfundible. Leedla y me diréis si no llevo la razón. Texto: Felipe Espilez Murciano


Hoy comienzo mi andadura por estas páginas y antes que nada me gustaría contaros algunas cosillas, intentando que me conozcáis un poco, a mí y a mis intenciones. Soy Carmela aunque, dependiendo del interlocutor que tenga, podréis oir que también respondo a Carmen, Mari Carmen, Carmeta, Carma (es la pronunciación del Carme catalán), Carmencita, Carmelilla, Carmenchu, Carmelix, Mari, Mariela, Mela, tita (tengo un buen puñado de hermosas/os sobrinas/os) e incluso al ampuloso María del Carmen con el que me obsequiaba mi tía Ramona (¡gordi, cómo te echo de menos!). Culturalmente también respondo a una amplia gama de temas: música, literatura, cine, televisión, historia, física, química, biología, paleontología, botánica y jardinería, cocina, manualidades (por ejemplo punto de cruz), fotografía, pintura, escultura, etc; respecto a algunas sólo como mera espectadora, en otras hasta me atrevo a actuar. Vamos, que como se dice por el sur, soy aprendiza de tó y maestra en ná, dispuesta a aprender o desaprender en cualquier momento de mi vida sobre cualquier parcela me intrigue, me ilustre, me entretenga, sin más pretensiones que disfrutar y procurar que también disfruten los que hacen el camino conmigo. Nací en Málaga hace medio siglo (de verdad que me impacta el tema) pero la crisis existencial/económica de mis años 80 (al final resultará que cada década tiene su particular crisis) hizo que yo apareciera por estas tierras gironinas; arribé una tarde de julio, recibida por una tormenta de las que en verano por aquí se estilan (potente, exuberante, muy ruidosa) y que resultaban algo desconocidas allá por el sur en aquellos años. Y mira por dónde me enganché a este puñetero clima (frío y húmedo en invierno, húmedo en primavera y otoño, caluroso a veces y húmedo en verano, humedad que deja de ser una sensación para


convertirse en un ente real), a estas tierras, a sus vientos, a sus ríos, a sus montañas, a sus paisajes, a sus nieblas. Hablo catalán, hay quién dice que casi como un catalán de Lleida pero en cambio otros opinan que chirría con tanto acento andaluz; me da igual porque voy a seguir hablándolo cada vez que me interese o convenga. Y lo cuento para que no os extrañéis si de vez en cuando trufo alguna expresión catalana en alguna frase, pues no voy a hacer nada por evitarlo: me encantan las fusiones y no pretendo ganar el Premio Nacional de Literatura, sólo entretener un rato a quién se acerque a leer mis cosas. ¿Y cuáles serán ésas mis cosas? Ni yo ni incluso el mismo Dios (porque soy agnóstica y casi nihilista) lo sabemos pero sólo pretendo divagar sobre lo divino, lo chorra y lo humano mientras os cuento cómo cocinar éste o aquel plato (no soy Ferrán Adrià o Carme Ruscalleda pero mi gente me lo hace creer, son así de generosos y agradecidos) o mis opiniones sobre ciertos restaurantes en los que he comido u hoteles en los que he pernoctado. Pero puede que en alguna ocasión me enrede con comentarios de alguna lectura o música (porque mi vida tiene música como decía el slogan de una emisora de radio que yo escuchaba en ocasiones) o me altere alguna noticia de actualidad, tanto como para soltar mis demonios en unas cuantas frases, aliviando de esta manera a mi alma (la tengo, aún en su nivel más metafísico). También guardo un puñado de relatos cortos/cuentos que ya tienen unos cuantos años de edad (los escribí en la década de los 90), siendo la mayoría el resultado de dos cursos sobre relatos cortos que realicé en esos años; es decir, son encargos: unas veces nos daban un esbozo de guión y había que desarrollarlo, en otras era una frase que podía o debía encabezar o terminar la historia... A partir de ahí después surgieron algunos otros que eran totalmente míos, con


historias de personas que he conocido e incluso con las que he vivido. Con este grupo de cuentos siempre he tenido una intensa relación de amor/odio en los que he visto reflejada mis problemas de autoestima, incertidumbres e inseguridades; es más, su gestación coincidió con mi época de visitas a psiquiatra y psicóloga (por un probremilla de ataques de ansiedad) y colaboraron cantidad a obstaculizar e incomunicar mis angustias. Incluso durante un tiempo he llegado a creer que habían desaparecido por completo, pero precisamente hace unos pocos días descubrí una última copia en diskette que había quedado escondida en un cajón de mi escritorio. Al releerlos he vuelto a apreciarlos, en su justa medida, porque, ¿para qué vamos a engañarnos?, no son los cuentos de una gran literata (ni lo pretendo), son mis cuentos y siempre se han caracterizado por servir como estupendo detector de buenas amigas (los hombres también podéis ser estupendas amigas). Ahora estoy puliéndolos un poco, mejorando (eso al menos me parece) el estilo, cambiando algunos matices, antes de hacerlos aparecer por estas páginas. Por eso me sentiré muy pero que muy halagada que os gusten todas éstas mis cosas cuando os acerquéis a leerlas. Creo que para ser la primera vez que aparezco en estas páginas ya he hablado bastante. Así que Carmela, Carmen, Mariela, tita, Carmelix, Mari Carmen tiene el placer de despedirse de vosotros y os doy las gracias por haberme dedicado un rato de vuestro tiempo. Hasta la próxima.


CORRESPONDENCIAS Suena la alarma de, despertador, ese sonido perturbador de sueños, y Milagros abre un ojo, saca un brazo de debajo de la sábana y le da un golpe al reloj. Echa rápidamente los pies al suelo, venciendo esa dulce tentación de volver a dormirse. ¡Qué duro se le hace ese maldito momento! Cada día la misma tarea, Juan ya está acabando en el baño y mientras tanto ella estira las sábanas y abre la ventana para que el dormitorio se vaya ventilando. Se pone la bata y camina hacia la cocina. Un vaso de agua, mejor dos, así se le irá un poco el mal sabor de boca. ¿Qué fue lo que cenó anoche? ¡Ah, sí, el bocadillo de sobrasada! No lo volverá a cenar nunca más, no se le puede olvidar, le deja demasiada pesadez en el estómago. Como un autómata va ordenando la cocina, después pasa al salón y recoge unas cuantas cosas que los gemelos dejaron por medio. Los gemelos, ¡Dios, cómo han crecido! Ya son dos hermosos jovenzuelos de dieciocho años y Milagros se hincha como una gallina clueca pensando en sus “pequeñuelos”. Los gemelos, y de golpe a

Milagros le caen sobre la espalda sus casi cincuenta años; cincuenta años que pesan como una losa y la aplastan. Mueve con energía la cabeza, no tanto para espabilarse como para apartar ese maldito sentimiento, ése que no la deja ni a sol ni a sombra en las últimas semanas, ése que la tiene insatisfecha y que le va dejando un cierto regusto de amargura. ¿Sería el sentimiento o el bocadillo de sobrasada? Decididamente, a esas horas el cerebro está casi paralítico, al borde del encefalograma plano. Camina con más decisión y achucha a Juan para que se vaya de una vez del cuarto de baño. Juan, con su calva y su barriguita, sale parsimoniosamente cargando con la ropa sucia. Milagros se sonríe; le ha costado un tiempo pero ahora ya tiene entrenados a sus tres hombres, ya no se siente como una simple sirvienta, por fin logró imponer su manera de ver el reparto de las tareas domésticas. Se mete en la ducha y, como cada día, apenas tarda cinco minutos, sale más despejada y se coloca delante del espejo para lavarse los dientes y peinarse. A esa hora no le gusta


mirarse mucho porque los casi cincuenta años (deberá comenzar a decir cuarenta y tantos) le asaltan desde él. Termina de acicalarse en su cuarto mientras oye la alarma de los despertadores de los gemelos. Se dirige a la cocina y con mano experta prepara el desayuno para los tres, Juan prefiere desayunar en el bar de la fábrica. ¡Juan!, apenas logra recordar al joven que la enamoró, aquel que era su novio. ¡Qué molesto resulta el paso de los años! Milagros se siente casi vieja, la rutina la está hundiendo; esa vida cómoda, que tanto batalló por conseguir, apenas la satisface; es como la tostada que unta de mantequilla, nutritiva pero sosa. Y la engulle con ganas, intentando desmenuzar con ella todos sus desasosiegos. Coge el bolso, se despide de los gemelos y marcha hacia la parada del autobús. Al pasar por el quiosco coge la prensa, local por supuesto y al subir al autobús (hoy es un buen día, ha logrado un asiento) comienza a hojear el diario. Siempre empieza por atrás, no está para políticas ni sobresaltos: mejor los sucesos, la programación de la tele, la cartelera, algún cotilleo, las necrológicas. Así llega hasta la sección de anuncios. Mira que son descarados los de contactos; ella no podría, no. Con morbo los va leyendo todos y se impone el no

sonreír pero le cuesta, porque algunos son... ¡Conejito caliente busca manguera que lo refresque! En medio de todos ellos hay uno que llama su atención: “Busco amiga. Sin sexo,

sólo amistad. ¿Quieres cartearte conmigo? Escribe al apartado 500. CINCUENTÓN” Cincuentón. La palabra le engancha, instantáneamente le comprende, se mimetiza con él y la idea casi la paraliza. Amistad sin sexo. Un amigo, un secreto. Atravesar la monotonía, sin traiciones, sin decepciones, sin abusos. Pasa toda la mañana en la oficina, en su rutina diaria pero hoy es menos rutina. No para de pensar en el anuncio y siente como si cien mariposas revolotearan en su estómago. Va afianzándose en la idea, va atando cabos, su pequeña travesura. Indiferentemente le pregunta a Asunción qué hacer para tener un apartado de correos, como la que no quiere la cosa pero el estómago le pega botes contra el diafragma, hasta que le provoca hipo. Pero Asunción ni se entera de su estado de nervios. Asunción, que siempre sabe y siempre dice la verdad y toda la verdad, le cuenta con pelos y señales –con todos los pelos y todas las señales- cómo contratar un apartado. Milagros sonríe mentalmente, cuando acabe la jornada de la tarde tendrá tiempo


de acercarse a Correos para contratarlo. Las mariposas siguen ahí, ya no son cien sino doscientas y Milagros se sumerge en su afanosa rutina. Por la tarde, ya anochecida, cuando regresa a casa un poco más tarde de lo normal lleva en su bolso el contrato bien guardado, tendrá que esconderlo donde nadie de la casa lo encuentre. Mientras prepara la cena va recordando minuciosamente todo lo ocurrido desde que abandonó la oficina, repasa mentalmente cada momento como si fuesen las escenas de una película, de su película. La espera del autobús, ese autobús de esa línea que pocas veces coge, cómo iba descubriendo esas calles que casi le parecen ajenas a su ciudad, almacenando en su memoria cada pequeño detalle. Cuando baja del autobús recorre los últimos metros antes de entrar en el edificio de Correos. Las mariposas están alborotadas, nota que están tejiendo un ovillo al que hacen trepar hacia su garganta. Respira hondo varias veces mientras empuja la puerta de entrada y se acerca a la ventanilla de información, allí una señorita le señala cuál es la sección de apartados y se sitúa ante la nueva ventanilla. Carraspea un poco y con gran dominio de su voz pregunta todo lo necesario al

empleado. ¡Qué fácil le está resultando! No, no es nada caro, nadie se dará cuenta de su pequeño desembolso. Con elegancia logra explicar que no desea que se lo domicilien en ningún banco, que prefiere pasar cada mes a pagar en ventanilla y el empleado no ha reaccionado de ninguna manera especial. Sí, se ve que es algo muy normal, cada vez se siente más tranquila, tal vez un poco decepcionada porque es mucho más aséptico de lo que imaginaba. No tendrá un buzón con una llave, eso debe ser cosa de películas, ella que esperaba ver el buzón con el número 500 y echar su carta en él, personalmente. Pero no, esto de los apartados es algo interno: le enviarán la correspondencia por vía normal, ellos se la almacenarán y después se la entregarán cuando pase a recogerla. Las mariposas se van calmando, el ovillo se va retirando y deshaciendo; firma el contrato y le dan el apartado 839. No le gusta mucho el número, hubiera preferido otro, tal vez más cercano al 500, así podría imaginar a sus cartas más cercanas a las de Cincuentón. Y ahora, mientras la comida hierve, la respiración se le corta un poco. ¡No lo había pensado! ¿Y si sus cartas no le interesan? ¿y si recibe tantas que la suya pasa desapercibida.? De nuevo se sumerge en su rutina mientras


aplaca sus pensamientos y sus sentimientos. Esa noche, cuando toda la familia duerme, ella deja de hacer lo que haría cualquier noche para comenzar con su carta, con su primera carta. Las dudas la corroen, rompe las primeras cinco cuartillas y se da cuenta de que está demasiado nerviosa; entonces decide que para ser el primer día ya tiene suficiente. Lo guarda todo y decide irse a la cama, que mañana será otro día. Ha pasado tres días que echó la carta al buzón, tres largos días resistiendo la tentación de pasar por Correos. Aún es pronto y lo sabe pero parece ser que las mariposas están ajenas a dicho conocimiento, pues no paran de revolotear haciéndole sentir nauseas a cada momento. ¡La carta! ¡Qué trabajo que le costó escribirla! Nunca lo hubiese sospechado. Tantos años de lenguaje comercial en la oficina habían atrofiado toda su sapiencia epistolar. El comienzo fue arduo, muy arduo; varios días tardó hasta llegar al tratamiento adecuado, sin que pareciera que se dirigía a un cliente. Después las palabras fluyeron solas. Dejó claro, muy claro que sólo pretendía amistad, que necesitaba imperiosamente una amistad. Logró con gran esfuerzo hablar sólo de ella, de sus sentimientos, de su rutina, de la

falta de motivaciones para sentirse renovada cada día. Pudo darse cuenta que su personalidad volvía a reflotar, que poco a poco se olvidaba de ella como componente de una familia para dejar que surgiera su propia individualidad. Y así terminó su primera carta. No fue muy larga, tampoco demasiado escueta. Se sintió satisfecha. Aún quedaban muchas cosas por contar pero ya llegarían las posteriores misivas o al menos eso pretendía. Ahora quedaba el firmarla; de nuevo aparecieron las dudas, ¿cuál sería su seudónimo?, tenía que ser conciso, que no pecara de cursi ni de extremadamente frío, que reflejara una disposición de ánimo hacia la colaboración con su interlocutor, que le hiciera cómplice de él desde el primer momento. ¡Qué difícil era buscar la dichosa palabra! Y anduvo con sus cavilaciones un par de días más. Por fin logró decidirse: casi cincuentona. Le gustaba, le pareció que con ellas ya establecía una prerrelación, mostraba una cierta empatía. Sí, definitivamente le gustó. Metió la carta en un sobre, pegó el sello y cuando marchaba hacia la oficina la echó al buzón. Las doscientas mariposas brincaron al unísono, pero como estaban contentas no le causaron malestar. Fue a posteriori; la espera trajo a las náuseas. Al quinto día se sentía ya lo


suficientemente encorajinada y se acercó a Correos; las mariposas ahora mil, mil diez para ser más exactos, que se volvieron a concentrar de nuevo en doscientas cuando el empleado le entregó la carta. Su alegría fue incontenible, notó que la sonrisa se le escapaba por los ojos y por las orejas. Y con la misiva bien apretada en un bolsillo salió del establecimiento. Con parsimonia se dirigió hacia una cafetería cercana, ajena a su barrio y a su entorno. Ya sentada, mientras esperaba que le sirviesen el café con leche y el croissant, abrió el sobre y leyó la carta varias veces seguidas; todas sus expectativas se vieron más que cumplidas, Cincuentón no le era un extraño. Lo había presentido desde que leyó el anuncio, había sentido que eran afines y supo, con total seguridad, que dicha afinidad se acrecentaría con cada nueva carta que llegase. No sabía por qué pero él ya formaba parte de su vida y ese sentimiento se fue afianzando a medida que la tarde declinaba; acordaron en escribirse una carta por semana evitando hablar de sus respectivas familias, excepto en caso de absoluta necesidad. Sin engaños ni falsedades, ya que ninguno de los dos quería traicionar, amaban a sus parejas e hijos; esta correspondencia sólo era un ansia de individualidad, un soplo de aire

fresco con libertad.

olor

de

modesta

Pasaron más de dos años, en los cuales Milagros olvidó la maldita rutina volcándose en sus misivas, dejándose jirones de rencores en el camino. Desaparecieron los desasosiegos y se mitigó la infelicidad, se encontró de nuevo atractiva, claro que un atractivo acorde a su edad, incluso en momentos muy precisos se veía hasta bella, pero los maquillajes ayudaban mucho; comprobó que estaba aprendiendo a apreciar más a los suyos. Hasta volvió a enamorarse de Juan; comprendiendo los problemas de Cincuentón, logró acercarse a los pensamientos de su marido, que cada día le evocaba más a aquel muchacho que conoció. Jamás se le había cruzado por la mente la idea de que un hombre también podía sentirse ahogado por la rutina y la mediocridad, quedar aplastado por la muerte de todos los ideales juveniles en aras de la comodidad; nunca intuyó esa sensibilidad masculina. Y además ella tenía su pequeño secreto, esa minúscula transgresión que la aislaba en los malos momentos. Resolviendo unos asuntos de la oficina se encontró muy cerca de Correos y pensó en pasar a abonar el alquiler del apartado pues casi ya era día 10. Nunca iba por las mañanas, siempre aprovechaba la salida de la tarde,


también ésta era una rutina que merecía la pena romper de vez en cuando. Al entrar en la gran sala el corazón se le paró de golpe, Juan estaba allí, en la ventanilla de los apartados. Percibió su propia palidez, y acto seguido cómo se ruborizaba hasta las raíces de los cabellos. Respiró hondo, volvió a respirar profundamente e intentó calmarse., ¿qué podía temer?, sólo iba a pagar el alquiler del apartado, no tenía por qué dar explicaciones, nada significaba que fuese suyo. Los pensamientos galopaban por su cabeza como si fuesen el séptimo de caballería y con gran esfuerzo los reprimió. Tranquilidad, ante todo debo parecer tranquila y natural, y sonriendo se acercó hacia Juan. Cuando le faltaba un par de metros él la divisó y Milagros pudo ver que era él el que ahora palidecía, enrojecía y respiraba hondo varias veces seguidas, se dieron un beso en la mejilla y hablaron de cosas triviales mientras esperaban su

turno; ambos reconocieron que iban a pagar el alquiler de un apartado, no dieron más explicaciones. Cuando le llegó el turno a Juan, éste dijo al empleado que abonaba el importe del apartado 500 y Milagros rompió a reír, con una risa honda, libre, jubilosa, y, ¿por qué no?, enamorada. Y ante la cara pasmada de él, le confesó que ella pagaría el 839. Y así, entre risas y cogidos de la mano salieron del edificio de Correos. Suena la alarma del despertador y Milagros lo apaga mientras echa los pies al suelo. Tiene que darse prisa. Hoy cumple sesenta años y quiere pasar por Correos antes de ir a la oficina. Porque seguro, seguro que le espera la felicitación del dueño del apartado 500.

Abril 1996


Anexo de CORRESPONDENCIAS Más o menos fue a principios de 1996 (han pasado desde entonces casi 15 años y un montón de historias en mi vida que enturbian un poco mi memoria respecto a muchos detalles y eso a pesar de que mi retentiva es harta privilegiada) cuando comenzó a roerme una cierta desazón, una inquietud que no cesaba: tenía ganas de escribir, no lo había hecho nunca antes, ni tan siquiera en el cole había destacado por mis redacciones pero en ese momento de mi vida sentía una enorme necesidad de hacerlo; ignoraba el qué y el cómo pero tenía un cierto apremio por escribir, en deslizar ideas a lo largo de un papel. Y mira por dónde un día me encontré con que en la Casa de la Cultura ofrecían diferentes cursos, correspondientes a diversas ramas (idiomas, jardinería, filosofía...) y entre ellos tropecé con unos pocos que se referían a la iniciación en la escritura; dudé durante unos días entre los de simple expresión lingüistica (había varios niveles) y el que era más literar¡o. Y claramente opté por éste último que se aproximaba mejor al apremio que yo sentía. De esta guisa me embarqué en dos cursos sobre relato corto (lectura, análisis, escritura) de la mano de Vicenç Pagès, un escritor y crítico literario natural de Figueres. Confieso que me divertí un montón, que disfruté como nunca podía haber imaginado y reconozco que me desahogué escribiendo, rompiendo estados anímicos que en algunos momentos no me convenían. Y de esos cursos surgieron estos cuentos que desde entonces me siguen y acompañan (aunque han estado a punto de perderse porque creo que mentalmente renegué de ellos durante un montón de tiempo sin percatarme que de quien realmente estaba renegando era de mí, tonterías que a veces me embargan y malentretienen). La mayoría fueron cuentos de encargo, deberes para ejercitar lo aprendido o intuido en clase; unas veces Vicenç nos daba una idea a desarrollar, otras era un comienzo, una frase, un final... Y nosotros, los alumnos, nos encargábamos del relleno incluso olvidando toda la idea primitiva de la que debíamos partir. Éste fue mi primer cuento (relato breve o como quiera que se denomine) que escribí y es posible que sólo por ese hecho le trate con una cierta ternura. Fue también el primero “de encargo”; cuando Vicenç propuso el tema, pues la verdad es que no me gustó ni mijita, me pareció cursi y romanticón, tanto que incluso una vez escrito y montones de veces releído, sigo encontrándolo pelín sensiblero pero a lo hecho, pecho; que para eso fue mi primera historia y no es cuestión de volver a repudiar mis


cuentitos. Me lo tomé sólo como un mero ejercicio de voluntad y poco a poco fui desarrollando la idea primigenia; sorpresitas de la vida, no me iba desagradando el resultado que iba consiguiendo, hasta tal punto que decidí acabarlo bien, bonito, en esa misma línea pelín cursi y romanticona. A fin de cuentas si ya cuando era preadolescente le hurtaba a escondidas a mi madre las novelas de Corin Tellado, para qué vamos a disimular si resulta que en el fondo soy una sensiblera empedernida, de las que se emocionan cuando se cruzan con una pareja de abuelitos que van cogidos de la mano (por ejemplo). Últimamente he vuelto a sentir esa pulsión de escribir y esta revista me ha vuelto a encarrilar en ese sendero. De momento estoy repasando todos mis relatos y por ahora no estoy tocando nada de lo esencial, sólo pequeños aspectos del estilo (longitud de las frases, modificaciones de algunos signos de puntuación, ciertas palabras cambiadas por sinónimos que me agradan más, que me suenan mejor). Y ya estoy documentándome para uno nuevo y dándole vueltas de cómo voy a contar esa historia que tanto me ha fascinado. Porque lo que de verdad me gusta es contar historias de personas, reales, tangibles, que sufren y disfrutan, que viven y/o mueren, en definitiva, que me apasionan ciertas vidas y me gusta contarlas a mi modo. Y para acabar este anexo, en estos momentos que yo ya he cumplido los cincuenta me ronda por la mente la comparación de mis sentimientos/pensamientos actuales con los que le coloqué a la buena de Milagros (desde aquella perspectiva de treintañera). Pocas similitudes, pero la verdad es que no tengo ni he tenido nada en común con mi personaje. No me hunde la rutina ni tan siquiera me molesta porque no la encuentro aburrida ni me cansa, es un conjunto de costumbres elegidas por mí y no suelo arrepentirme de mis decisiones; además, si alguna vez comenzara a agobiarme, sólo tendría que poner a trabajar la mente en una nueva historia. Y sobre el tema de las relaciones de pareja, sólo comentar que siempre he pisado tierra, que nunca he necesitado ni querido sentirme la princesa del cuento y que cualquier relación hay que cultivarla (tanto las de pareja como las amistosas o las de trabajo o las vecinales) y que los mismos sentimientos que las mujeres sentimos se pueden observar en los hombres (aunque haya que utilizar muchas veces unos buenos binoculares o una enorme lupa). Creo que el anexo de Correspondencias está más que completo. Así que como siempre Carmela, Carmen, Mariela, tita, Carmelix, Mari Carmen tiene el placer de despedirse de vosotros y os doy las gracias por haberme dedicado un rato de vuesto tiempo.

Hasta la próxima.


ROXANA HEISE

R

oxana Heise nació en Victoria (Chile) el 20 de abril de 1964. Cuentista y novelista.

El año 2001 obtuvo mención de honor en concurso de cuentos breves "Alfred Hitchcock". Seleccionada para antología “Los magos del cuento”, ediciones El salvaje refinado, U.S.A 2001. Finalista año 2004 concurso “Civilia, todos somos diferentes”, publicada en antología “Libertad bajo palabras”. Traducida al portugués por Fernando Gouveia para revista periférica (octubre 2004). Seleccionada en concurso del Fondo Nacional de Fomento del Libro y la Lectura. (Chile - junio 2006) con novela “Frenético Sosiego”. (Publicada en formato tradicional).


Destino Vienes como siempre, a las diez y quince, con aquella tenida de payaso dominguero y un saxo bajo el brazo por si cae algo. Reímos por las calles como dos perros vagos y la luz de los faroles comienza a iluminarnos. Dices que sí, que esta noche será la vencida, que hay amigos influyentes por ahí, apostando por ti y yo me río: te digo que es por un chiste que recordé, y me guiñas el ojo alegremente, como diciendo: vale, esta será la vencida. Pero aunque niegas reconocerlo, sabes que tu destino es tocar en los burdeles, oliendo a sexo barato y cigarrillo trasnochado; viéndome sólo a mi, cuando el frío de todos los inviernos te desgarre la garganta de tanto darle y darle, de esperanza en esperanza. Me preguntas qué me pasa, no entiendes que estoy divagando. Dices que aún vale la vida, porque estoy a tu lado, y me das justo en el pecho de loca desvergonzada. Aseguras que algún día el mundo verá tu talento, y te aplaudo en la avenida haciéndote una reverencia. La calle nos pertenece, mi bufón de pacotilla: mira como todos vienen a

escucharte, y te dejan monedas que recojo en mi sombrero, y te aplauden cuando gritas: ¡esta será mi noche!, yo quisiera llorar, pero prefiero lanzarme alrededor de tu cuello y besarte con locura, como en un fin de mundo. La gente nos aclama, en un enorme alboroto. Los vecinos se aproximan, si hasta la policía aparece de improviso. Cuando lleguemos al bar y aparezcan los amigos...los amigos aquellos... Agacho la cabeza mientras entramos al carro policial. Le pido al matón aquel que nos deje en libertad y te devuelva el saxo, pero dice que no, por ofensas a la moral...Ofensas a la moral...ofensas a la moral...quién mejor que nosotros puede saber de eso, respondo en voz bajita, sólo por no atormentarte, pues sigues reza que reza: cuando lleguemos al bar y aparezcan los amigos...los amigos aquellos...entonces será mi noche. ¡Basta Rubén!- te suplico- ¡Basta de darle a los sueños!-. Sólo me respondes: Juan..., y quedas como volando...


Dos chicas de un barrio madrileño que son policías y dos médicos escoceses adinerados que se conocen después de un operativo especial. Si a eso le añadimos una madre estirada que se cree Dios vestida de Chanel y una abuela con su mejor amiga que son la caña, ya tenemos el cóctel perfecto para divertirnos. Fue un beso tonto es una mezcla de pasión, amor, celos, traiciones, risas, misiones encubiertas y mucho más. La diversión está asegurada con este nuevo trabajo de Megan Maxwell.


Cara a cara con Megan Texto: Felipe Espilez Murciano

P: Megan, ¿Qué característica destacarías de tu nuevo libro “Fue un beso tonto”? R: Destacaría la diversión. Es una novela donde los personajes tan parecidos a los amigos o familiares que nos rodean te hacen sonreír. Lógicamente tiene su bonita historia de amor dentro de una, a veces, alocada trama que estoy segura que a más de una persona le va a gustar.

P: Hay obras que, por diversas circunstancias, cuestan más terminar que otras. ¿Te fue muy costoso culminar el libro de “Fue un beso tonto”? R: Para nada. “Fue un beso tonto” ha sido una novela muy fácil de crear. Las circunstancias y los propios personajes me lo pusieron tan fácil que puedo decir que ha sido un auténtico placer escribirla.


P: Desde luego el título es muy sugerente. ¿En qué momento se te ocurrió? R: Yo tengo una manía. Siempre elijo el título antes de comenzar una novela. Una mañana mientras hablaba con una amiga ella comentó esa frase y rápidamente supe que mi siguiente libro a escribir se llamaría “Fue un beso tonto” y en cuestión de segundos idee la trama y al llegar a casa la comencé a escribir. Mi amiga aún se ríe cuando recuerda ese momento. P: Estamos seguros de que, como siempre, disfrutaremos de tu excelente literatura. ¿Tienes pensado seguir cultivando este género que tan buenos momentos nos está deparando? R: Por supuesto, me encanta escribir este género. Tras acabar la novela de la que hablamos

escribí “Las ranas también se enamoran” y “Te esperaré toda mi vida”. Ambas novelas actualmente junto a otras inéditas son las que estoy moviendo por las editoriales en busca de editor. Y en febrero más o menos saldrá mi próxima novela titulada “Niyomismalose” con la que gane el Premio Seseña ¡Deseadme SUERTE! P: Megan, hemos tenido noticia de que recientemente has sido nombrada Vicepresidente de ADARDE (Asociación De Autoras Románticas De España). Nos gustaría que nos hablases un poco de esta asociación. R: Esta asociación nació de la unión y la ilusión de compañeras escritoras de romántica como yo. En el año 2009 en las Jornadas de Novela Romántica de Sevilla nos reunimos y tras mucho hablar y ver en lo


que nos podía beneficiar eso de “la unión hace la fuerza” decidimos crearla. Hoy por hoy ya somos veintiuna escritoras

españolas asociadas a ADARDE y espero que con el tiempo el número siga creciendo. Un saludo para todos

Publicaciones de Megan Maxwell Te lo dije .- Editorial La Maquina China Deseo concedido .- Editorial La Esfera de Los Libros Fue un beso tonto.- Editorial Versátil Diario de una chirli .- Editorial La Maquina China (este es un relato que va dentro de un libro de relatos) Mi sueño y el de Adrian .- Un cuento que formó parte de un libro de cuentos para niños Autistas


ÁNGEL DE LA RIVA













Felipe Espilez

















Cristina D Moreno


Gemma Pascual













Carlos Santiuste








La Fundación Félix Rodríguez de la Fuente (FFRF) presentó en Aranjuez (Madrid) y Calamocha (Teruel) un manual de buenas prácticas con los árboles singulares, que persigue el objetivo de fomentar la conservación activa de este patrimonio natural y cultural, cada día más amenazado. Este manual ofrece la imagen central del drago centenario de Icod de los Vinos, el árbol singular más famoso de España, acompañada por una representación de los ejemplares más notables de cada comunidad autónoma, en un intento por destacar la importancia que tiene este patrimonio en todo el país.

La publicación fue presentada en dos reuniones científicas centradas en el estudio, conservación y revalorización del arbolado singular: las IV Jornadas

sobre Árboles Monumentales de España, que se celebró en Aranjuez el 21 y 22 de octubre, y en las II Jornadas sobre la cultura de los árboles trasmochos en Europa, que tuvo lugar en Calamocha, el día 22. En ambas, la FFRF explicó la importancia de la educación como principal herramienta para divulgar el peligro que algunas actuaciones bienintencionadas pueden suponer para estos seres vivos, los más viejos que habitan el planeta.


La Fundación Félix Rodríguez de la Fuente, desde su Programa Convergencia Rural Naturaleza (RuNa), trabaja activamente para revalorizar socialmente los árboles monumentales del territorio nacional como punto de encuentro del hombre con la naturaleza. Para ello cuenta con la colaboración y asesoramiento técnico del Observatorio Convergente de Árboles Singulares, integrado por expertos de reconocido prestigio que son los autores de los textos de esta campaña. Se trata de generalizar la protección de ejemplares únicos e irrepetibles, a través de la divulgación tanto de sus necesidades y cuidados básicos, como del conocimiento de aquellas intervenciones en su entorno capaces de acabar involuntariamente con ellos. En este sentido, directora general de la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente, Odile Rodríguez de la Fuente, ha denunciado que “los árboles singulares constituyen uno de los patrimonios con menor reconocimiento legal y asignación de recursos en nuestro país”. Para la directora de la FFRF, “las consecuencias de dicho olvido son terribles, pues más del 80% de los ejemplares han desaparecido a lo largo del último siglo y el resto se encuentran, en muchos casos, en peligro”. Este material será enviado a todos los municipios españoles con el fin de fomentar la protección, conservación y puesta en valor de los árboles monumentales, gracias a un convenio

de colaboración firmado entre la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente (FFRF) y la Diputación Provincial de Valencia. Paralelamente se distribuirá en formato digital a través de la plataforma RuNa y de las diferentes redes sociales en donde la FFRF tiene una importante presencia activa. “Para mi padre era muy importante la existencia de la que él llamaba ‘vieja tronca’, ese árbol señero descanso del pastor donde convivían en armonía aves y mamíferos salvajes”, ha destacado Odile Rodríguez de la Fuente. “Hoy esas viejas troncas son las que debemos proteger entre todos como un inmenso legado para las generaciones futuras”. Por esta razón, la campaña pretende fomentar entre los ayuntamientos españoles la adopción de una Ordenanza Municipal de Protección del Arbolado de Interés Local. Esta iniciativa sigue el ejemplar modelo redactado por el Departamento de Árboles Monumentales de la Diputación de Valencia y que ya ha sido asumido por casi un centenar de municipios de todo el Estado. Así, según la FFRF, se quiere lograr que tanto quienes gestionan estos árboles y los espacios que ocupan, como los vecinos que los disfrutan, se animen a conservar los viejos árboles y transmitirlos en el mejor estado posible a sus descendientes como una parte esencial de su cultura y tradición y emblema de vida y sabiduría.


RELÁMPAGOS Por Felipe Espilez Murciano

Si seguimos así de superficiales pronto habrá que pedir el certificado de antecedentes banales


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