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Atrás en el tiempo (Manuel Portillo
from One Stop Julio
Atrás en el tiempo
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Remontémonos y hagamos una remembranza de un día normal, para un joven adolescente, del año 2019. Viajemos hacia atrás en el tiempo, un día común y corriente para cualquier joven era más o menos así: levantarse de la cama por la mañana, temprano, antes de las 7, con mucha dificultad y bañarse (no siempre), quitarse el pijama y vestirse para ir a desayunar algo e irse al colegio. Entrar a clases, en grupos de 30 a 50 alumnos, y ya en clase oír al profesor a grito tendido dar su perorata y tratar de tranquilizar a estos jóvenes inquietos en el aula. Algunas clases aburridas, algunas interesantes, otras fáciles y en otras ocasiones difíciles, que urgían a ese grupo de alumnos a que llegara el receso o recreo y así poder acudir con sus amigos a almorzar en el patio del colegio y poder comer algo, que daba igual quien lo mordiera, todos se convidaban entre sí y comían muchas veces del mismo pan, o del mismo bocadillo… y qué decir de las bebidas, algunos de ellos One Stop 107
tomaban hasta del mismo vaso o la misma botella, ya sea agua o jugo. Así, al terminar el receso regresaban a sus clases después de haberse ido a lavar las manos (no siempre) y reiniciar con la segunda parte del día hasta la salida, oyendo las clases restantes que eran en sí las más pesadas del día ya que eran justo antes que se fueran a casa a comer. Regresaban a sus casas en ocasiones caminando y en otras usando un transporte público, y las menos de las veces llevado en auto por un familiar. Lo escribo y suena como algo muy natural, muy automático, como muy normal. Y en ese lapso de tiempo, de sus clases, con cuántas personas llegó a tener contacto físico directo y nadie temía ese contacto. Desgraciadamente esa normalidad ya no es, por ahora. Desde el año 2020 existe una nueva normalidad y debemos aprender a vivir con ella, ya que al aprenderlo bien no solo nos dejará exentos de problemas de salud, sino que alejaremos la inevitable posibilidad de llevar un problema infeccioso a la casa, donde personas mayores pudieran sufrir funestas consecuencias. Llegó, pero no para quedarse. Al igual que pandemias anteriores nos llevará hasta dos años que abandone la agresividad que porta ese virus, y deje en paz a la humanidad. Hará muchos estragos en ese lapso de tiempo esta pandemia causada por el virus SAR/COVID-19, que ha hecho que se tenga que vivir con una nueva normalidad, es la que ahora les describo, que no es otra cosa que la vida de ese mismo adolescente durante esta pandemia. Dormir y levantarse más tarde de lo común, como cuando lo hacía anteriormente para ir a la escuela, pararse muy tarde y bañarse para poder ya no desayunar sino almorzar, un poco más de alimento y más tarde de lo habitual. Al hallarse en casa puede estar sin usar cubre bocas, el cual al salir de casa es obligatorio usar. Pese a no querer
usarlo habrá que lavarse las manos al menos antes de cada alimento, pero si puede en más ocasiones al día, sería mejor. Al terminar de almorzar deberá integrarse a sus clases en línea, en la laptop, y escuchar la clase con varios compañeros, y solo, el maestro hablando con mucha dificultad y con poca atención por los alumnos tratando de hacer esas clases, de alguna manera, más participativas pese a las fallas técnicas y de la velocidad del Internet, (dificultándolo la gran cantidad de personas usando las redes simultáneamente, haciendo ese procedimiento más lento). Terminar a las dos o tres horas e ir a comer, y después de comer, ver en la televisión alguna película o serie de las distintas plataformas televisivas, y no movilizarse. Pero, como adolescentes quieren salir y salen con el cubre bocas, que se lo quitan cuando sus padres ya no los ven. Tienen que evitar reuniones, aunque realmente no las evitan, incluso las frecuentan y hasta en la clandestinidad en algunas ocasiones, y otras con un amplio conocimiento de causa sin imaginarse que al realizar ese tipo de reuniones sólo están llevando la muerte a su casa… y no saben a quién le pueda cobrar la vida si se contagia con el Covid-19. Qué cambio tan radical, cuánta depresión manejar a ese adolescente. Cuánto subirá de peso por la falta de ejercicio. A cuántos de su familia llegará a contaminar y, sobre todo, a cuántos de su familia puede llevar a la muerte y qué difícil será vivir esa nueva normalidad después de no haber logrado estar en confinamiento perfecto. Qué tanto les afectara en su capacidad cognitiva el haber estado un año en clases virtuales y sin la correspondiente guía de un maestro en forma directa, presencial. Cuál será su conducta social, al tratar de entablar una vida socialmente adecuada, después de haber estado en confinamiento y alejados de la sociedad. Qué problemática social veremos en estos jóvenes que por un año o un poco más no tuvieron contacto real con una sociedad, que justamente en eso basa su desarrollo y avance social, en la convivencia. Cuántas personalidades agresivas, o con tendencia al alcoholismo o a la drogadicción… es más, cuántos intentos de suicidio llegaremos a presenciar en los próximos años en este tipo de jóvenes, que de alguna manera la pandemia y la enfermedad les robaron un año de su vida, por vivir en su nueva normalidad.
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