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Robo en el museo Isabella Stewart (Carolina de Prado

Carolina De Prado García

Lincenciada en Derecho por la Universidad Pontificia de Comillas y Master en Urbanismo y Ordenación del Territorio por la Universidad San Pablo CEU

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EL ROBO EN EL MUSEO ISABELLA STEWART GARDNER: UN MISTERIO SIN RESOLVER

En la madrugada del domingo 18 de marzo de 1990, mientras la ciudad de Boston sufría la resaca festiva de la celebración de San Patricio, santo cristiano muy querido en esa ciudad americana por la gran presencia de descendientes de inmigrantes irlandeses, dos ladrones vestidos de policías perpetraron el que hasta la fecha es el mayor robo de arte sucedido en Estados Unidos y uno de los más importantes y conocidos en el mundo del arte. Concretamente sustrajeron trece obras del Museo Isabella Stewart Gardner, incluyendo el cuadro de Vermeer “El concierto” y tres obras de Rembrandt- un autorretrato grabado y dos pinturas, entre ellas su única marina “La tormenta en el mar de Galilea”- junto con otra de Manet- “Caballero en el café Tortoni”- cinco dibujos de Degas, un paisaje de Govert Flinck, un remate de estandarte en forma de águila napoleónico y un vaso metálico chino. 146 One Stop

El Museo Isabella Stewart Gardner es la obra personal de la filántropa americana del mismo nombre (Nueva York, 1840 – Boston, 1924). Isabella era miembro de una familia acaudalada de origen irlandés,

”La tormenta en el mar de Galilea”-

Rembrandt 1633

con una cuidada educación y una gran curiosidad por el arte viajó por América, Asia y Europa aprendiendo sobre su gran pasión y reuniendo una importantísima colección de arte que ubicó en su mansión de Boston, conocida como Fenway Court, construida por el arquitecto William T. Sears para evocar un palacio renacentista veneciano. Pero volvamos a la noche de los hechos. Después de conseguir entrar sin resistencia en el museo con la excusa de ser dos agentes de policía que iban a interrogar al guarda que se encargaba de la seguridad de la

”El concierto”- Vermeer 1665-66

entrada del edificio sobre un asunto de consumo de estupefacientes, durante más de ochenta minutos los ladrones recorrieron las diferentes salas del museo mientras los dos guardas de seguridad estaban maniatados en una de las dependencias del mismo. Tras perpetrar su delito, los dos delincuentes salieron a la calle y desaparecieron para siempre. Más allá de la importancia de las obras de arte sustraídas, el robo del Museo Isabella Stewart Gardner pasará a la Historia por los misterios que hasta el día de hoy lo han rodeado, y por no haber sido nunca resuelto. Ya fue extraño en primer lugar el hecho de que los dos ladrones entraran en el museo sin oposición alguna y engañando inocentemente a los guardas que ni sospecharon siquiera para activar el sistema que conectaba las alarmas del museo, que funcionaron correctamente, con la Policía de Boston. Hubo sospechas sobre la actuación en concreto de uno de los guardas de seguridad, un joven músico cuya afición al consumo de drogas era de sobra conocido, aunque los investigadores terminaron exonerándolo. A partir de ese momento, con la Policía de Boston y el FBI investigando el robo, se inició una rocambolesca historia en la que se entremezclan las mafias irlandesas e italiana, la delincuencia de poca monta de Boston, coleccionistas de arte con pocos escrúpulos, ladrones de arte especializados, investigadores privados y de las fuerzas del orden nacionales e

internacionales, periodistas, recompensas millonarias y continuas falsas pistas que no han llevado a una resolución definitiva del robo.

Actualmente el FBI sigue considerado el robo en el Museo Isabella Stewart Gardner como el robo perfecto. En 2017, ante la falta de pistas y la posibilidad de cerrar el caso definitivamente, las autoridades federales norteamericanas anunciaron una recompensa de 10 millones de dólares para la persona que les ofreciera el paradero de las piezas. Pero aun así no hubo noticias nuevas sobre la ubicación de las obras de arte. Isabella Stewart Gardner fue una mujer excéntrica y adelantada a su tiempo, orgullosa de su colección artística y de su museo, y que controló sus obras de arte hasta el punto de que en la actualidad pueden verse en su pinacoteca los marcos sin las pinturas que fueron robadas por los ladrones, ya que en su testamento dejó estipulado que no se realizara ningún tipo de cambio en la galería. El vacío dejado por la ausencia de las obras robadas aparece como una herida en el alma del museo y en el espíritu de su creadora, un recordatorio del anhelo de que las piezas arrancadas de su hogar vuelvan a él y así el legado de Isabella esté completo y ella pueda descansar en paz.

Vista del patio principal del Museo Isabella Stewart Gardner

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