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Pinacotecas mundiales (Carolina de Prado
from One stop enero
ARTE
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Carolina De Prado García
Lincenciada en Derecho por la Universidad Pontificia de Comillas y Master en Urbanismo y Ordenación del Territorio por la Universidad San Pablo CEU
PINACOTECAS MUNDIALES: OBJETIVO DEL ACTIVISMO MEDIOAMBIENTAL
El arte de la pintura es una de las expresiones artísticas más antiguas y una de las siete Bellas Artes. El ser humano ha representado desde sus orígenes más remotos a través de la pintura sus inquietudes, su día a día, sus sentimientos y cómo veía el mundo que le rodeaba. A través de la Historia, y desde las pinturas de las cavernas, los hombres han considerado las obras pictóricas como joyas, objetos de valor que se ha deseado poseer y admirado en edificios, mansiones y museos. A pesar de los diferentes estilos pictóricos y cambios en este arte a través de los siglos, es indudable el valor que los cuadros han tenido a lo largo de la Historia y tienen en la actualidad. Pero últimamente parece que el fruto de la expresión pictórica humana se ha convertido también en un objeto de reivindicación social, y más concretamente, ecológica. Si bien es cierto que las obras de 88 One Stop
arte más famosas han sufrido a lo largo de los años ataques, actos vandálicos y robos, con diferentes propósitos, es últimamente cuando se han convertido en el objetivo de los grupos ecologistas. Como ejemplo podemos citar el ataque con una tarta el 25 de mayo sobre “La Gioconda” de Leonardo Da Vinci en el Museo del Louvre de París, las dos personas que pegaron sus manos al cuadro de Picasso “Masacre en Corea” en la Galería Nacional de Vitoria en Melbourne el 9 de octubre, el lanzamiento de puré de patata por parte de dos activistas del grupo alemán por el clima Letzte Generation contra el cuadro de Monet “Les Meules” el 23 de octubre, el ataque de dos activistas del grupo Just Stop Oil con sopa de tomate contra el cuadro “Los Girasoles” de Van Gogh en la National Gallery de Londres el 14 de octubre o
las dos seguidoras del grupo Futuro Vegetal que se pegaron a los marcos de los cuadros de Goya “Las Majas” el sábado 5 de noviembre. Afortunadamente, ninguno de los cuadros ha sufrido daños, al estar protegidos por su alto valor. Los activistas medio-ambientales justifican sus acciones como una manera de hacer reflexionar a la sociedad sobre los peligros que se ciernen sobre nuestro planeta debido al cambio climático. En el caso de los activistas que actuaron en Londres, fue bajo el grito de ¿qué vale más, el arte o la vida? como quisieron expresar sus reivindicaciones sobre los daños que la contaminación puede producir en los seres vivos que pueblan la Tierra. Sin entrar en consideraciones personales, y siendo consciente de que este es un tema muy complicado y con numerosos matices de índole político, económico, social y medioambiental, es cierto que cada cual puede apoyar o no las ideas y eslóganes de estos grupos de acción, y opinar si es necesario o no atentar contra las obras artísticas para agitar las ramas del árbol de la conciencia colectiva mundial. ¿Es lícito emprender One Stop 89
acciones violentes para defender una idea?, ¿no hay mejores maneras de hacer partícipe a la sociedad de las preocupaciones sobre el medio ambiente?, ¿hasta qué punto son genuinas las reivindicaciones de los grupos que han llevado a cabo los ataques o están manipulados ellos mismos por otros sectores más poderosos y con sus propios intereses egoístas? Son todas preguntas que deben hacernos reflexionar sobre el indudable problema del cambio climático y sobre las mejores maneras de concienciarnos y buscar una solución que preferiblemente no pase por destruir objetos del Patrimonio Artístico de la Humanidad.