de las Culturas del Mundo
CORREO
Mural de la iglesia de San Juan Bautista en el río Jordán que muestra el nacimiento de Jesucrist
Vol. VIII, número 75, 1º de diciembre de 2010.
CEDICULT
Director: Leonel Durán Solís
En este número: • Descubren doce nuevas esfinges en Egipto • Devolverá Yale piezas arqueológicas a Perú • ¿Es la cultura occidental buena o mala? • Lo que nuestro continente ha dado al mundo • La historia de la humanidad en 100 objetos • Un libro sobre el Congo • Mirando al norte de América, fotos de Edward S. Curtis correodelasculturas@gmail.com
Hallazgo
Descubren doce nuevas esfinges en Egipto
U
n equipo de arqueólogos ha descubierto doce nuevas esfinges en la antigua avenida que unía los templos de Luxor y Karnak, en la actual ciudad de Luxor
–la antigua Tebas, capital de Egipto durante 1,500 años– a 600 kilómetros al sur de El Cairo. Según un comunicado del Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto, estas esculturas datan de la época del último rey de la XXX dinastía faraónica (343380 a.C.). La avenida, flanqueada por una doble fila de esfinges que representaban al dios AmonRa, tiene unos 2,700 metros de largo y 70 de ancho y fue construida por Amenhotep III (1372-1410 a.C.) y restaurada, posteriormente, por Nectanebo I (380-362 a.C.). Por otra parte, los arqueólogos descubrieron también un nuevo camino que une la avenida donde fueron encontradas las estatuas con el Nilo. La nota explica que hasta el momento sólo han sido desenterrados veinte metros de los seiscientos que componen el nuevo camino, y que continúan las excavaciones para descubrir el resto de este trayecto, construido con piedra arenisca. Fuente: www.hoyesarte.com
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Patrimonio
Devolverá Yale piezas arqueológicas a Perú
L
a Universidad de Yale (Estados Unidos) devolverá a Perú las piezas procedentes del yacimiento arqueológico de Machu Pichu que tiene en su poder desde 1912,
según ha informado este viernes el presidente peruano, Alan García. En un mensaje emitido por la cadena estatal TV Perú, el gobernante ha anunciado que la decisión de Yale le fue comunicada por el ex presidente de México, Ernesto Zedillo, quien llegó a Lima como enviado especial del rector de la universidad. “Después de conversar, Zedillo nos ha comunicado que la decisión del rector y la universidad, una decisión excepcional, es reconocer el gran valor y la gran significación que tiene para Perú en el centenario de Machu Pichu poder recuperar todos estos bienes”, ha destacado.
El Gobierno peruano lanzó hace unas semanas una campaña internacional por la
recuperación de las piezas, en poder de Yale desde 1912, antes de que se celebre en julio de 2011 el centenario del “descubrimiento” de la ciudadela por el explorador estadounidense Hiram Bingham. El plazo establecido para su devolución es el fin de 2012, según asegura el diario peruano La República.
García ha precisado que se reunió durante una hora y media con Zedillo, actual Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C. director del Centro de Globalización de Yale, quien le informó de la decisión de entregar “en su totalidad todos los bienes, fragmentos y partes que fueron tomados de Machu Pichu por el señor Hiram Bingham hace casi un siglo”.
“El gobierno peruano agradece esta decisión”, ha enfatizado García, para luego
reconocer que “Yale conservó estas partes y piezas que de otra manera se hubieran desperdigado en colecciones privadas por el mundo o tal vez hubieran desaparecido”.
El gobernante ha precisado que los bienes arqueológicos comenzarán a
entregarse a Perú durante los primeros meses de 2011 y serán puestos en custodia
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en la Universidad San Antonio Abad, del Cuzco, la región del sur peruano donde se encuentra Machu Pichu. En la universidad norteamericana permanecen 46,332 objetos y fragmentos arqueológicos de Machu Pichu, según un inventario realizado en los últimos años por los expertos de Yale y una comisión peruana. “Vamos a solicitar al Parlamento una partida presupuestaria extraordinaria, de los millones necesarios, para habilitar un edificio en el cual puedan exponerse y continuar la investigación de todos estos bienes por los arqueólogos de Cuzco, de Perú, de Yale, de todo el mundo”, ha acotado el presidente peruano. Fuente: www.elpais.com/articulo/cultura/
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Ideas
¿Es la cultura occidental buena o mala? ¿Qué piensa el mundo islámico sobre Occidente? El arabista holandés Robbert Woltering estudió el tema. Desde hace tiempo, no todos los pensadores islamitas ven a Occidente como perverso.
Mucho se ha investigado sobre la imagen que los occidentales se han formado
sobre el Islam. Pero poco en el sentido inverso. ¿Por qué nos odian? Ésta era la pregunta que, tras los atentados del 11 de septiembre del 2001, resonaba en Estados Unidos. Pero ¿es justa esta imagen? ¿Es cierto que el mundo islámico odia al occidental?
Durante sus estudios de árabe en la Universidad de Ámsterdam, Robbert
Woltering consultó muchas obras sobre la formación de la imagen que los occidentales tienen sobre el Islam. Para su sorpresa descubrió que apenas se ha investigado en sentido contrario, es decir, la imagen que, desde el mundo árabe, se tiene del occidental. Woltering decidió dedicar al tema la investigación para su tesis doctoral. “Precisamente en estos tiempos me pareció muy útil esta investigación”, manifestó. Occidente diabólico Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C. En los años 70, con su libro Orientalismo, el escritor palestino Edward Said ocasionó una auténtica revolución en los círculos académicos de Oriente Medio. En su estudio, Said argumentaba que la formación de la imagen occidental sobre lo que él definía como “el Oriente” satisfacía el deseo de dominio sobre esa parte del mundo. En tal visión, Occidente era presentado como ilustrado, racional y democrático, y Oriente como atrasado, irracional y tiránico.
En las reflexiones de islamistas como Sayyid Qutb y Mohammed Imara, Woltering
encontró un fiel reflejo del orientalismo de Said. “Al igual que determinados orientalistas hacen con el Islam, ellos describen un mundo occidental que en esencia,
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desde su ser más profundo, es hostil hacia el Islam. Outb e Imara argumentan que el Islam está en peligro y que los musulmanes se tienen que replantear la amenaza que viene de Occidente”. Modernidad occidental Sin embargo, Woltering descubrió que en Oriente Medio existen muchas más visiones de Occidente y que, desde hace tiempo, no todas estas imágenes se pueden considerar tan extremadamente anti-occidentales. Pese a la frustración sobre el dominio occidental, también existe en el mundo musulmán una elevada necesidad de absorber ciencia, democracia y derechos humanos.
El autor Mohamed Abduh, modernista del siglo XIX, anticipa estas necesidades
manifestando que, realmente, Occidente es islámico. Según Woltering, Abduh alega que Occidente se puso en contacto con la civilización islamita durante las Cruzadas. El conocimiento y la cultura que allí se aplicaba condujo, a continuación, a Europa hacia el Renacimiento y la Ilustración y, finalmente, hasta la prosperidad económica y política de hoy”. Abduh opina que, por tanto, los musulmanes pueden tomar ejemplo de la modernidad occidental tranquilamente, ya que esta modernidad proviene del propio Islam.
Pero para Abduh, esto no significa que el mundo islámico se tenga que secularizar
como Europa, señala Woltering. “En Europa el conocimiento científico tuvo posibilidad de florecer porque el hombre se deshizo de la asfixiante influencia religiosa”.
Sin embargo, en el mundo islámico eso no fue necesario, ya que “el Islam es,
según Abduh, una religión racional que, al contrario del cristianismo, es compatible con la racionalidad científica”.
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El Occidente ideal Junto al diabólico occidente de los islamitas radicales como Qutb, y el occidente islamita de modernistas como Abduh, hay, según Woltering, una tercera imagen importante, es decir, aquélla del Occidente ideal. “Pensadores liberales seculares, como el autor egipcio Rida Hilal, consideran que, en esencia, Occidente es bueno. Y con esa bondad se refieren al ideal occidental del pensamiento crítico, la democracia y los derechos humanos”. Al mismo tiempo, Woltering plantea que entre los pensadores liberales también existe un gran descontento con la política occidental respecto a Oriente Medio, el apoyo a Israel, las guerras en Iraq y Afganistán, etc. “Estos autores señalan que el problema con el mundo occidental es, por tanto, que no siguen sus propios ideales en la práctica. A juicio de Rida Hilal, lo único que ha de hacer Estados Unidos para solucionar la crisis de Oriente Medio es vivir según sus propios principios”. Fuente: www.rnw.nl Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
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Interculturalidad
De América con cariño
Lo que nuestro continente dio al mundo por Irene A. Jiménez
I. La papa Los incas, como todos los pueblos agrícolas de la antigüedad, rogaban a sus dioses: Inti, el sol y Pachamama, la tierra, para que les permitieran tener buenas cosechas. Pero no se contentaban con esto. Ellos ponían también mucho de su parte. Recientemente un biólogo americano ha sugerido que las innumerables terrazas escalonadas que rodean Machu Picchu, pudieron haber sido usadas como una estación agrícola para estudiar la adaptación de los cultivos a diferentes condiciones climáticas (diferente altura, mayor o menor radiación solar o humedad, etcétera). Independientemente de que esto sea cierto o no, cuando los españoles llegaron al Perú, ahí se cultivaban cerca de tres mil tipos diferentes de papas, de todas formas, tamaños, colores y texturas, adaptadas a cualquier tipo de suelo, de clima y de altura.
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Los campesinos de los Andes conocían técnicas de conservación de los alimentos
que a nosotros se nos antojan modernas como la deshidratación. Las papas eran expuestas por la noche al aire helado de la alta montaña, al día siguiente cuando los rayos del sol las descongelaban, el campesino y su familia las pisaban para exprimirles la humedad, el proceso se repetía varias veces hasta que la papa quedaba convertida en algo similar a una espuma de plástico. En esta forma su peso se reducía sensiblemente y era fácil conducirlas a cualquier lado del gigantesco imperio inca, donde se las necesitara para aliviar una hambruna. Para consumirlas bastaba con rehidratarlas, o también se podían moler y convertirse en un polvo llamado “Chuño” que aún emplean los campesinos andinos y que se usa en forma de atoles, sopas y pudines.
De esta inmensa variedad de papas sólo unas 250 son conocidas en el resto del
mundo y sólo veinte de ellas son comerciales. A pesar de que había una variedad adaptable a cada condición de suelo y clima del viejo continente, el campesino europeo no aceptó fácilmente la nueva cosecha. Estaba acostumbrado a las gramíneas, y la papa, un tubérculo, se le hacía sospechosa. Los irlandeses fueron los primeros en adoptarla y el resultado, medido en niveles de crecimiento demográfico y mejor nutrición y salud para el pueblo, fue tan satisfactorio, que el economista escocés Adam Smith (1723-1790) la recomendaba con entusiasmo.
En Irlanda, siguiendo la adopción de la papa se pudo observar un aumento
de población que de 3‘200,000 en 1754, en menos de un siglo, para 1845, había alcanzado la cifra de 8‘200,000. Si se tiene en cuenta que enS.elIImismo Cultura ibérica. Finales S. III, inicios a.C. lapso 1‘750 000 irlandeses emigraron al Nuevo Mundo, se verá que en realidad la población se triplicó. Cuando la roya de la papa atacó los sembradíos miles de irlandeses murieron de hambre o tuvieron que emigrar, porque sin la papa Irlanda no podía sustentar una población masiva. Si en lugar de cultivar unas pocas especies, los irlandeses hubieran dispuesto de múltiples variedades, como el campesino andino, esta tragedia pudo haberse evitado.
Pero el campesino de la Europa continental continuaba rechazándola pese a que
guerras y epidemias habían causado grandes hambrunas en el siglo XVIII. Sólo cuando Federico de Prusia y Catalina la Grande de Rusia obligaron a sus respectivos pueblos
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a sembrarla, el campesino cedió a la presión. Una vez introducidos en los campos del norte de Europa, los cultivos de papa medraron. La papa por crecer bajo tierra estaba menos expuesta que las gramíneas a los vendavales, al granizo y a las heladas. Su periodo de crecimiento era casi la mitad que el de los granos y no requería de un complicado y costoso proceso de molienda.
Los países noreuropeos progresaron al contar con una fuente alimenticia segura
y confiable que aumentó su población, los libró de la dependencia de los países sudeuropeos productores de granos y alimentó a sus ejércitos. Ahora alemanes y rusos, así como polacos, holandeses, belgas, ingleses y escandinavos no se imaginan siquiera cómo pudo haber sido su alimentación antes de la introducción de la papa. Hay un dicho alemán que dice: “Una comida sin papas no es una comida” Los ingleses por su parte consideran como la más típica de sus golosinas a los “fish and chips” (pedacitos de pescado y de tiras de papas fritos). Y tú, ¿cuántas variedades de papa conoces y cómo te gusta prepararlas?
II. El maíz Desde el sur de los Grandes Lagos hasta los desiertos del sudoeste de Estados Unidos que rodean las aldeas hopi y zuñi, desde las terrazas andinas hasta los valles amazónicos, en las islas del Caribe (de donde proviene su nombre) y, desde luego en Mesoamérica, donde se le considera el alimento de los dioses, el maíz, durante milenios ha nutrido a hombres y culturas en el continente americano. Como otros muchos cultígenos el maíz fue exportado a Europa donde generó grandes fortunas a los propietarios de las tierras, pues se le podía sembrar en los mismos terrenos destinados al trigo en el tiempo de descanso de este cultivo sin que agotara los suelos, pues su requerimiento de nutrientes era diferente al de las gramíneas del viejo mundo.
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Desafortunadamente, a diferencia de la papa, que benefició directamente
al pueblo, el maíz no fue incorporado a la alimentación popular sino en casos excepcionales como es el de la “polenta” (maíz quebrado, cocido y mezclado con grasa formando una papilla espesa) que consumen las clases bajas del norte de Italia (y sus equivalentes de países pobres como Rumania y la antigua Yugoslavia). En Europa, aún oímos decir con cierto desprecio que el maíz es “comida para pobres” o, “era con lo que hacían el pan durante la guerra y sabía muy mal” o peor aún “nosotros se lo damos a los puercos”, cosa que ofende mucho nuestra sensibilidad de mexicanos adoradores de “la planta que alimenta” y entusiastas consumidores de tortillas, tamales y atoles en sus infinitas variantes.
El cultivo del maíz en Europa favoreció principalmente a los terratenientes que
se enriquecieron vendiendo las cosechas de maíz como alimento para los animales domésticos, pues éste lo mismo se da en forma de grano a las aves de corral y cerdos como en forma de forraje al ganado mayor. Desde luego al aumentar en forma considerable el consumo de carne, huevos, leche y sus derivados se mejoró la dieta del europeo con el incremento de proteína animal, pero el papel que en ello tiene el maíz a menudo se pasa por alto.
En realidad el maíz nunca fue bien comprendido por el colono de origen europeo,
acostumbrado a los surcos rectos abiertos con arado en formación casi militar en los que se siembra el trigo, y que veía en la “milpa”, conjunto orgánico en el que maíz, frijol y calabaza crecen juntos ayudándose unos a S. otros, un sembradío donde imperaba Cultura ibérica. Finales III, inicios S. II a.C. el desorden, digno de pueblos poco civilizados, cuando en realidad es una prueba más del profundo conocimiento agrícola de los pueblos americanos. En la milpa, los tallos del maíz sirven de sustento al frijol, mientras que sus anchas hojas protegen a las delicadas vainas de la excesiva radiación solar. El frijol a su vez fija nitrógeno en el suelo que ayuda a crecer al maíz. La calabaza repta entre los tallos de este y sus hojas protegen la tierra capturando la humedad y evitando la erosión. Juntos maíz y frijol proporcionan al organismo humano la proteína necesaria para su desarrollo.
¿Por que los europeos desdeñaron las enormes (y altamente disfrutables)
posibilidades alimenticias del maíz? La respuesta parece ser que, pese a que adoptaron
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el cultivo del maíz (aunque sin emplear el sistema de milpa) ignoraron las tecnologías alimentarias de uso en las Américas que permitían un óptimo aprovechamiento de este grano. El modo de elaborar nuestra cotidiana e imprescindible tortilla, por ejemplo, incluye un procedimiento altamente efectivo, usado en México desde hace milenios. El maíz es remojado en agua con cal lo que ayuda a disolver la recia cascarilla que protege cada grano, el “nixtamal” resultante es después convertido en masa y finalmente en tortilla.
Las investigaciones en materia alimenticia llevadas a cabo en nuestro siglo han
demostrado que remojando el maíz en una solución alcalina, como hacemos en México, el cuerpo humano aprovecha mejor la proteína del grano y obtiene todo el calcio y la niacina que el organismo necesita. En forma similar los indios de los bosques de Norteamérica, remojaban el maíz en agua con lejía, proporcionada por cenizas de madera. El grano despojado de su cascarilla, era consumido tal cual o se le secaba y molía para preparar diversos platillos. Este alimento llamado hominy por los indios, nunca llego a gustar a los angloamericanos hasta que un doctor de Michigan de nombre Kellog, descubrió que el hominy podía ser aplanado y tostado. Así nacieron los famosos “Corn Flakes de Kellog‘s”, el típico desayuno norteamericano.
¿Te acordarás de esta historia la próxima vez que desayunes tus Corn-flakes?
III. El jitomate Si emprendemos una revisión, aunque sea somera, de los hábitos alimenticios de la población mundial y de las diferentes cocinas típicas de muchos países, nos vamos a encontrar infinidad de productos originarios del Nuevo Mundo. Aún en los lugares más insospechados va a aparecer algún fruto de la feraz tierra de América, tan adaptado a los suelos y a la tradición culinaria del lugar en cuestión, que muchas veces los mismos nativos ignoran su origen importado. No hablaremos ahora de los “cultivos milagrosos” como llamó el historiador francés Fernand Braudel a la papa
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y el maíz, que causaron una revolución alimenticia de alcance universal, sino de productos menos trascendentales, los que sin embargo han enriquecido las dietas y han proporcionado variedad y sazón a las cocinas del mundo entero.
Dos oleaginosas, el cacahuate y el girasol, encontraron entusiasta acogida allende
el océano. El cacahuate se extendió en Asia y África Occidental donde se le usa en forma de aceite comestible, como complemento en la elaboración de otros muchos platillos y como preciada golosina. En Rusia, cuyo clima no permite el cultivo del cacahuate y donde tampoco se da el olivo, la más importante de las oleaginosas del viejo mundo, se adoptó al girasol, originario de las Planicies de Norteamérica. Desde entonces Rusia cuenta con una fuente confiable de aceite comestible y es uno de los más grandes productores y consumidores de girasol.
Los tubérculos cultivados en los “conucos” del área del Amazonas, como la
batata o boniato, la yuca y el camote (de los cuales hay numerosas variedades) fueron gustosamente aceptados en África y en el sur de Asia. El boniato, conocido en África occidental como “Yam”, se encuentra tan entrañablemente unido a las culturas de esta área que es mencionado en cuentos y mitos. Aun China, tan dependiente del arroz como nosotros lo somos del maíz, ha adoptado algunas variedades de camote con las que elabora diversos tipos de pastas de amplio consumo.
Algunas de las cocinas más afamadas del sur de China, como la de Hunan y la
de Sechuan, cuentan entre sus ingredientes al chile. Si viajamos a Europa y en un restaurante chino pedimos un plato al estilo Sechuan, el mesero sentirá obligado Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II se a.C. a aclararnos que el platillo que pedimos es “muy, pero muy picante”. También en Vietnam y en Indonesia sazonan sus comidas con condimentos a base de chile, como el “sambal” que se puede encontrar en supermercados de Europa donde hay población originaria del Sureste de Asia, pues ellos, como nosotros, no pueden vivir sin el chile. En la India, pese a que tienen infinidad de especias, utilizan el chile en combinación con éstas en muchos de sus encurtidos o “chutneys” a los que son sumamente afectos. Europa no mostró especial interés en utilizar el chile en sus comidas, sin embargo los españoles y los húngaros usan el pimentón o paprika en algunos de sus guisos, y para dar color y sabor a los embutidos.
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También algunas frutas americanas como la papaya fueron adoptadas en la India
y el Sureste de Asia, y apenas se la distingue ya de las frutas nativas, como nos pasa a nosotros con el mango, que de allá lo recibimos y es ahora una de nuestra frutas predilectas. El aguacate, en cambio, sólo hace dos o tres décadas que apareció en los mercados europeos (importado de Israel) y no ha logrado allá muchos adeptos. La piña, que muchos asocian con Hawai, es asimismo nativa de nuestro Continente. ¿Y qué decir del cacao cuyo cultivo ha sido adoptado en África Occidental, mientras su procesamiento se realiza en varios países europeos originando la millonaria industria del chocolate. Pero ningún fruto procedente de América ha tenido más impacto en las cocinas mundiales que el jitomate. Se le cultiva y consume en el sur de Asia, en el cercano oriente, en el norte de África y en el sur de Europa. En Italia lo llaman “pomodoro” (manzana de oro) y no se atreven siquiera a imaginar qué sería de su cocina sin este ingrediente. El jitomate aparece en las pizzas, combinado con queso mozarela y aromatizado con ajo y orégano. Forma la base de la mayor parte de las salsas que acompañan a las pastas, condimenta numerosos guisos de carne y pescado y es consumido fresco dando un toque de color a las ensaladas. En forma parecida se utiliza en todas las cocinas de la Europa meridional donde abundan diversas variedades de este fruto. En el norte, en cambio, donde su cultivo requiere de invernaderos, se piensa que es un desatino convertirlo en salsa. Allí prefieren pequeños jitomates de consistencia firme para poder hacer delgadas rebanadas con qué acompañar, junto con pepinillos en vinagre, sus refrigerios de pan, queso y carnes frías.
Todos estos productos de América, más algunos que no hemos mencionado,
como el frijol y el amaranto, forman junto con la papa y el maíz, las 3/5 partes de las cosechas a nivel mundial.
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Libros
La historia de la humanidad en 100 objetos
C
uando la BBC comenzó a emitir un programa radiofónico en el que el director
del Museo Británico, Neil MacGregor, explicaba a la audiencia británica la
historia del mundo a través de 100 objetos contenidos en la colección del Museo, una serie narrada que constaba de cinco capítulos semanales –sin imágenes, naturalmente– de 15 minutos de duración cada uno, pocos fueron los que apostaron por el éxito de tan extravagante empeño cultural.
Sin embargo, a los pocos capítulos, la serie se convirtió en un verdadero éxito
de audiencia. Un fascinante viaje a través del tiempo que repasaba amenamente la historia de la humanidad a través de sus herramientas, joyas, objetos de culto y uso diario o simplemente de contemplación artística, en el que figuraban desde primitivas hachas de sílex hasta tarjetas de crédito y pastillas de jabón de la década actual, pasando por estatuas egipcias, mosaicos aztecas o pulseras vikingas, por poner algunos ejemplos.
Ahora, esta serie, elogiada desde todos los ámbitos culturales y mediáticos como
una de las iniciativas más eficaces e intelectualmente ambiciosas de los últimos años en beneficio de la difusión de la historia, se ha editado en forma de libro, con la misma estructura de comunicación, tan sencilla como comprensible. Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C. Y la transición a material impreso funciona muy bien. El aspecto más inspirado y mejor conseguido del programa radiofónico era, sin duda, la fórmula con la que se lograba superar el evidente obstáculo que suponía no poder mostrar a través de palabras los objetos protagonistas de cada capítulo, un “pequeño” problema que Neil MacGregor eludió gracias a su especial habilidad para conseguir que cada oyente imaginara en su mente lo que se narraba, con la única ayuda de sus detalladas explicaciones.
Esta cualidad –a la que MacGregor llama “poética recreación”– sigue siendo la
faceta más brillante del libro. Liberado de la necesidad de elegir los objetos por su
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impacto visual, el director del Británico muestra una selección basada simplemente en su intención de destacar aquello que mejor representa la evolución de la historia de nuestra especie y que de algún modo sugiere una serie de conexiones a través del tiempo y los espacios geográficos. Liberar la imaginación En el libro, cada objeto se encuentra ilustrado con una fotografía a color y a toda página, algunos muy llamativos como un relicario de joyas y de oro macizo del siglo XIV creado para conservar una simple púa de la corona de espinas de Cristo, o un torso masculino de basalto de tres metros procedente de la isla de Pascua, pero la mayoría son objetos sencillos sin ninguna espectacularidad, como una simple moneda común del período eduardiano, desfigurada con las palabras “voto para las mujeres”, una inscripción tan pequeña que casi no resulta reconocible a simple vista.
Una vez más, como ya demostró en su día el programa radiofónico de la BBC,
son las palabras de Neil MacGregor –al frente del British Museum desde 2002– y no las imágenes las que cautivan al lector y le permiten liberar su imaginación hacia una interesantísima historia de la humanidad conducida a través de 100 de sus a veces insignificantes pero casi siempre imprescindibles objetos.
Fuente: www.bbc.co.uk/programmes/b00nrtd2 / hoyesarte.com
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Libros
Congo
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l escritor belga David van Reybrouck ha ganado el premio holandés de literatura AKO, con su libro Congo, que el mes pasado obtuvo el Libris, otro importante
galardón literario. SvL: ¿Qué lo motivó a escribir un libro sobre la historia del Congo? DvR: Porque yo mismo quería leerlo. En el 2003, viajé al Congo por primera vez. Quería leer una historia accesible, integral y completa del país, pero no pude encontrar nada por el estilo. Así que me dije: si no existe un libro de ese tipo, lo escribiré. Entonces, escribí la historia del Congo de entre 1850 y el 2010. Entrevisté a mucha gente del Congo y consulté documentos e historias de los archivos. Se trata de la historia del Congo contada por los propios congoleños. SvL: ¿Cómo recuerda los belgas la a veces sangrienta y racista época colonial del Congo Belga? Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C. DvR: Depende de la edad. Las personas mayores parecen tener un cierto orgullo colonial, pero la generación más joven se siente culpable y avergonzada, y necesita la autorreflexión. Creo que es muy importante que Bélgica atraviese por un periodo de meditación. Pero, al mismo tiempo, uno no debe quedarse atorado en la reflexión. También se puede sentir demasiada culpa, un sentimiento muy egocéntrico. El vínculo entre Bélgica y el Congo es demasiado importante para tener sentimientos como ése. SvL: A su juicio, ¿qué importancia tiene actualmente la relación entre Bélgica y la República Democrática del Congo?
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DvR: Económicamente el Congo es menos importante para Bélgica, que antes. En la época colonial, la economía belga dependía en gran medida del Congo, mas en la actualidad, los intereses económicos belgas son mínimos. Existe un vínculo simbólico, histórico y emocional, y hay manifestaciones de nostalgia que son bastante dolorosas. Pero la generación joven muestra un nuevo interés por el Congo, quiere visitarlo y encontrarse con la gente del Congo. SvL: Pero, ¿es bienvenida? Usted se reunió con cientos de congoleños, ¿qué le dijeron? DvR: Cuando llegué al Congo por primera vez, me sentí avergonzado y me costaba decirle a la gente que yo era belga. Temía que los congoleños me hicieran sentirme responsable por lo ocurrido durante la época colonial, incluso a pesar de haber nacido después de la independencia. Pero ese no fue el caso en absoluto. Por extraño que parezca, los congoleños estaban bastante contentos, y me decían, ‘tus antepasados fueron nuestros colonizadores, luego somos familia.’ Esto demuestra la gran generosidad del pueblo congoleño. SvL: Usted escribió una historia del Congo, ¿qué piensa sobre su futuro? DvR: El país fue devastado por la guerra en el 2000, y es aún un Estado muy frágil. Aunque hoy día la República Democrática del Congo vive una mínima recuperación económica, también hay una gran cantidad de acontecimientos adversos. Los logros democráticos de las elecciones del 2006 han disminuido, y los espacios públicos y democráticos están menos abiertos que antes. En el 2011 se celebrarán nuevas elecciones. Espero que eso reavive la gran aventura democrática que se está viviendo en Congo. Fuente: Radio Nederland Internacional
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Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
Niños congoleños
http://correodelasculturas.wordpress.com 19
Etnografía
Mirando al norte de América
Un álbum antológico de Edward S. Curtis Texto de Simón Royo
¿Quién fue Edward Sheriff Curtis? Nació en 1868 al poco tiempo de finalizar la Guerra Civil de Secesión y cuando los Estados Unidos retomaban, tras exterminarse mutuamente, la llamada Conquista del Oeste y la matanza de los pueblos que durante siglos y siglos habían poblado esos territorios. La formación fotográfica y etnológica de Edward Curtis fue eminentemente autodidacta. Hacia 1891 cuando se trasladó a Seattle y creó allí su propio estudio de fotografía, todas las tribus aborígenes del Norte de América entre México y Canadá habían sido diezmadas y reducidas a vivir en “reservas” (una especie de campos de concentración), o bien a integrarse como lumpenproletariado en la escala más baja de la cultura de los anglosajones. En esa época imperialista el racismo estaba extendido en toda Europa y los puritanos misioneros que formaban el contingente de Ocupación de las tierras indias habían sido formados en el odio racial proveniente de las guerras de religión europeas.
Interesado por las culturas indígenas, Curtis comenzó a viajar y a fotografiar a unos
colectivos de los que su declinar se percibía con toda claridad. Por eso escribiría más tarde: “La muerte de cada hombre o mujer significa el fin de alguna tradición, de algún conocimiento o rito sagrado, que sólo ellos poseen. Por lo tanto, la información que pueda ser recopilada para las futuras generaciones debe recogerse ahora o la oportunidad se perderá para siempre”. La ambigüedad
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del etnólogo embargó a Curtis y fue una sombra constante sobre su trabajo. Al recoger la cultura en los libros, como bien señaló ya el Fedro de Platón y guardarla en un depósito no vivo, la memoria de un pueblo se desgaja de éste, al tiempo que se preserva respecto a su destino; pero eso que al mismo tiempo les salva también los destruye. En ese sentido se expresaba el célebre antropólogo Lévi-Strauss cuando nos recordó que la cultura Occidental se dedica a rendir homenaje a aquello precisamente que destruye: “De hecho, hablamos con naturalidad de los «pueblos sin historia» (para criticar quizá a los que son más felices)” (Lévi-Strauss, Raza e historia, cap. 4).
Edward S. Curtis dedicaría su vida entera a fotografiar y conocer a los
indios norteamericanos en el último momento de su existencia como pueblos independientes. Con la técnica de la difuminación en sus fotografías supo captar bien la idea de unos pueblos en extinción debido a las violentas masacres acaecidas con la ocupación de sus tierras. La obra de su vida además de la fotográfica incluye los veinte volúmenes que escribió bajo el título genérico: The North American Indian, cuyo primer tomo fue publicado en 1907 y el último de esta primera edición en 1930. Para recaudar dinero y llevar a cabo su labor estuvo obligado a pedir dinero al millonario banquero Morgan o a rodar películas de género indio como “In the Land of the War Canoes” (1914), donde convierte a unos pescadores de salmones en cazadores de ballenas, pues teníaibérica. que falsear para Cultura FinaleslaS.realidad III, inicios S. hacerlas II a.C. atractivas al público. Pero eso le permitió llevar adelante su vasta obra de veinte volúmenes, cada uno de los cuales está dedicado a una tribu particular o a un grupo de ellas, así como realizar miles de fotografías. Murió este fotógrafo y etnógrafo amateur en 1952, en pleno olvido y hasta los años 70 del pasado siglo no volvería a haber interés por su trabajo y su legado. Fuente: www.rebelion.org
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EtnografĂa
Tallador de marfil- Nunivak. c.1929. Biblioteca del Congreso de EEUU, Washington, D.C.
Heraldo del pueblo - Dakota c. 1910. Biblioteca del Congreso de EEUU, Washington, D.C.
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Cultura ibĂŠrica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
En una tienda piegan. c.1910. Biblioteca del Congreso de EEUU, Washington, D.C.
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Mujer apache y su bebĂŠ. c. 1906. Biblioteca del Congreso de EEUU, Washington, D.C.
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Cultura ibĂŠrica. Finales S. III, inicios S. II a.C. La molienda de gramineas. Mujeres Hopi. c. 1906. Biblioteca del Congreso de EEUU, Washington, D.C.
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Mujer (Ada L贸pez Richards) con vestido tradicional-Tolowa. c.1923. Biblioteca del Congreso de EEUU, Washington, D.C.
26
Cultura ibĂŠrica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
Antes de la tormenta. c. 1906 Cuatro apaches a caballo. Biblioteca del Congreso de EEUU, Washington, D.C.
27
Trueque, c. 1905. Hombres Crow a caballo aparentemente en intercambio. Biblioteca del Congreso, Washington, D.C.
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Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
Indígena Cree llamando con un cuerno a un alce. c. 1927. Biblioteca del Congreso de EEUU,Washington, D.C.
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Directorio
INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA DIRECTOR GENERAL ALFONSO DE MARIA Y CAMPOS CASTELLÓ SECRETARIO TÉCNICO
MIGUEL ÁNGEL ECHEGARAY
SECRETARIO ADMINISTRATIVO EUGENIO REZA SOSA
COORDINADORA NACIONAL DE MUSEOS Y EXPOSICIONES LOURDES HERRASTI
DIRECTOR DEL MUSEO NACIONAL DE LAS CULTURAS Y DEL CORREO DE LAS CULTURAS DEL MUNDO LEONEL DURÁN SOLÍS
EDITOR
MARIANO FLORES CASTRO
correodelasculturas@gmail.com ÉSTA ES UNA PUBLICACIÓN DEL CENTRO DE ESTUDIOS SOBRE LA DIVERSIDAD CULTURAL (CEDICULT) DEL MUSEO NACIONAL DE LAS CULTURAS ©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS POR LOS RESPECTIVOS AUTORES DE LOS ARTÍCULOS, NOTAS Y FOTOGRAFÍAS.
MÉXICO, D.F., 1º DE DICIEMBRE DE 2010.
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