Prematuros: el abrazo que llega antes de tiempo. Los niños prematuros son aquellos que nacen antes de tiempo, lo que implica que en ocasiones su organismo no se encuentra aún completamente maduro como para enfrentar la vida fuera del útero materno. Siendo que se considera que el periodo de gestación normal dura entre 37 y 41 semanas, se dice que un bebé es prematuro cuando nace antes de las 37 semanas de embarazo. En la Argentina, según estadísticas del Ministerio de Salud de la Nación, el porcentaje de partos prematuros ronda el 8%, una tasa que se encuentra dentro del promedio global (que va del 5% al 18%, según el país). Las estadísticas más recientes sobre nacimientos de la Argentina, correspondientes a 2010, registraron 756.176 nacimientos durante ese año, de los cuales 61.685 (el 8,2%) fueron prematuros. Otra forma de llamar a los bebés prematuros es recién nacidos de muy bajo peso (RNMBP), definición que se basa no en el momento de la gestación en que ocurre el parto sino en el peso que presentan al nacer. Entran dentro de esta definición los bebés que al momento del parto tienen un peso menor a 1.500 gramos, lo que representa entre el 1,2% y el 1,9% de todos los recién nacidos vivos en la Argentina. Estadísticas de la ciudad de Buenos Aires señalan que el nacer con un peso menor a 1.500 gramos representa el 65% de las muertes neonatales de este distrito. El 80% de los nacimientos que se producen en forma prematura se dan de manera espontánea, como resultado de la aparición de contracciones antes de tiempo y de la rotura prematura de membranas. Sólo un pequeño porcentaje de los partos prematuros se debe a causas médicas que requieren adelantar la fecha del parto antes de las 37 semanas de gestación, como es el caso de la hipertensión en el embarazo. Las causas que hacen que los partos se desencadenen antes de tiempo pueden ser divididas entre aquellas condiciones internas propias de la madre o del embarazo –como contar con antecedentes de partos prematuros previos, embarazo gemelar, experimentar contracciones antes de tiempo, pérdidas de sangre después del quinto mes del embarazo–, y condiciones externas, que pueden ser prevenidas en mayor o menor medida, como las infecciones urinarias, vaginales u odontológicas, accidentes, situaciones de violencia y estrés durante el embarazo, una inadecuada nutrición de la madre, y el consumo de tabaco y de sustancias tóxicas. Existen incluso algunas medidas que permiten reducir el riesgo de que el parto se desencadene antes de tiempo, entre las que se destacan las siguientes:
• No fumar y no consumir bebidas alcohólicas ni drogas durante la gestación. • Comenzar el embarazo con un peso corporal dentro de parámetros saludables, y mantenerlo durante el embarazo. • Llevar una dieta saludable y equilibrada, con un bajo contenido de grasas de origen animal y un alto contenido de ácidos grasos Omega 3 y Omega 6 (presentes en el aceite de oliva y en los pescados de aguas profundas). • Consumir suplementos de ácido fólico antes y durante el embarazo. • Observar hábitos higiénicos (como el lavado de manos y de dientes) que permiten reducir el riesgo de infecciones. • Tratar a tiempo las infecciones, en especial las vaginales y periodentales. • Combatir el estrés, ya sea a través de la práctica de actividad física adecuada al embarazo o de terapias complementarias, como la meditación o el yoga. • Evitar el trabajo físico de esfuerzo o que implica estar mucho tiempo de pie. • Tratar de que haya un periodo mínimo de 18 meses entre un parto y el siguiente embarazo. Aunque en algunos casos es inevitable que el bebé nazca antes de haber completado el período normal de gestación, la mayoría de las veces es posible prolongar la gestación si se identifican a tiempo los factores que predisponen a un parto prematuro. Por eso es muy importante el control médico del embarazo desde el principio, respetando al menos los cinco controles que se aconsejan realizar durante la gestación. A nivel global, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que nacen unos 15 millones de bebés prematuros al año, al mismo tiempo que advierte que se trata de un número que va en aumento. Cada año mueren más de un millón de bebés prematuros debido a complicaciones en el parto, pero que el 75% de esas muertes podría evitarse con intervenciones actuales, eficaces y poco onerosas, que pueden implementarse en el marco de los servicios de cuidados intensivos neonatales. Más allá del riesgo para la vida que representa el parto que ocurre cuando el bebé no se encuentra en condiciones de enfrentar la vida fuera del útero materno, los bebés prematuros o con bajo peso al nacer pueden presentar complicaciones en su desarrollo cognitivo, neurológico o motor, además de permanecer internados durante un tiempo prolongado en el Servicio de Neonatología (mayormente en la Unidad de Cuidados Intensivos) para recibir cuidados especiales. Durante este período es importante el contacto del bebé con la mamá y su familia. Cuidar la relación mamá -bebé desde el primer momento El nacimiento es el momento con más riesgo en la vida de todo ser humano. En pocos minutos el bebé debe adaptarse a cambios radicales, y esto vale aún más para los bebés que han nacido en forma prematura o con muy bajo peso, ya que su organismo se encuentra menos preparado para enfrentar todos esos cambios. Es por ello que estos bebés requieren de asistencia médica de alta complejidad desde el mismo momento del nacimiento. Los desafíos médicos que presentan los prematuros son lograr mantener una temperatura adecuada –lo que implica
el uso de incubadoras–; asegurar que reciban una alimentación adecuada – con leche de su propia madre en forma precoz cuando es posible y mediante la alimentación parenteral–; cambiar el mecanismo de circulación de la sangre que funciona en el vientre; lograr una correcta oxigenación y una respiración adecuada, manteniendo a raya los niveles de bilirrubina en sangre que resultan de un hígado aún inmaduro, mediante el uso de luminoterapia. Como es de esperar, la implementación de las diversas prácticas a las que se ve sometido el recién nacido pretérmino lo exponen a una multiplicidad de estímulos –lumínicos, sonoros, técnicas diagnósticas, terapéuticas invasivas–, a la que se suma la separación física de su madre y el limitado contacto afectivo que en estas condiciones pueden establecer los padres con sus hijos. Afortunadamente, como señala la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de las tres cuartas partes de los bebés prematuros siguen sus vidas si reciben los cuidados adecuados. Algunos de ellos son sencillos, eficaces y poco onerosos, como es el caso de favorecer el contacto piel a piel (Copap) entre la madre/padre y su hijo, que ha demostrado ser útil para revertir muchas de las dificultades que enfrentan los prematuros por su inmadurez, pero que al mismo tiempo ayuda a restablecer el vínculo madre-hijo y familiar que se ve amenazado durante las habitualmente extensas internaciones que deben atravesar. Abrazos de vida: beneficios del contacto piel a piel. El contacto piel a piel entre la mamá y el bebé es vital, ya que lo ayuda a adaptarse a un nuevo mundo para él. Sacar a los prematuros de las incubadoras y ponerlos piel a piel con sus madres –y, también, con sus padres– el mayor tiempo que sea posible durante la internación en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales es considerado por muchos expertos y por reconocidas instituciones médicas y científicas uno de los grandes avances en el cuidado de estos pequeños. La lista de beneficios para el bebé y para la madre es extensa: el contacto piel a piel mejora la regulación de la temperatura del bebé, la oxigenación de su sangre y su respiración, al tiempo que estabiliza su frecuencia cardíaca; asimismo, estimula la iniciación y el mantenimiento de la lactancia materna. La técnica del contacto piel a piel que hoy se alienta a practicar dentro de las Unidades de Cuidados Intensivos Neonatales es sencilla y, fundamentalmente, busca reproducir una situación natural. De lo que se trata es que el bebé sea colocado sobre el pecho descubierto de su mamá o su papá, favoreciendo el contacto entre la piel de ambos, tantas veces como los padres quieran (y puedan) realizarlo durante el día: una o varias veces. Claro que para poder implementar el Copap es necesario que médicos y enfermeras estén de acuerdo en que el bebé se encuentra estable fisiológicamente como para poder salir de la incubadora sin correr riesgos. Con ese visto bueno, lo que se busca es que la mamá o el papá se encuentre cómodamente sentado –en un sillón o una reposera con apoyabrazos–, vestido con una remera o camisa con botones que permita deslizar al bebé dentro de la misma para lograr el buscado contacto piel a piel. El bebé, por su parte, debe estar vestido tan sólo con pañal y gorro, para favorecer así una mayor superficie corporal de contacto con su madre o padre, quien lo sostendrá con su antebrazo para que el pequeño recueste su cuerpo sobre el pecho en posición tal que su
mirada conecte con la de su mamá o su papá. Una hora, cuando menos, es el lapso de duración recomendado para el contacto piel a piel, ya que ese es el tiempo necesario para que el bebé pueda estabilizar sus parámetros fisiológicos, pudiendo obtener entonces los beneficios que esta técnica ofrece. De todos los beneficios que el Copap ha demostrado proveer al recién nacido antes de tiempo o con muy bajo peso, hay uno que no puede ser provisto por ningún tratamiento médico, y que es favorecer el desarrollo psico-emocional del bebé a partir de los distintos estímulos (táctiles, auditivos y propioceptivos) que recibe estando en contacto con su mamá. Otros beneficios para la salud del bebé prematuro que han sido verificados a través de distintos estudios clínicos, al colocar al bebé sobre el torso de la madreen contacto piel con piel, además de los mencionados son los de mantener más estables sus niveles de glucemia (azúcar en sangre), estabilizar su presión arterial, reducir las hormonas del estrés como el cortisol (lo que permite al bebé calmarse con mayor facilidad y reducir el llanto), mejorar el descanso y el sueño, evitar la hipotermia, promover el inicio precoz de la lactancia materna y crecer más rápido. Esquemáticamente, se pueden establecer dos áreas en las que se ve beneficiado el bebé prematuro que recibe el contacto piel a piel. Por un lado, éste favorece la estabilidad fisiológica, el desarrollo madurativo y el crecimiento socio-emocional del bebé; por otro, hay un impacto positivo en la relación padres-hijo, que no es abordado por ninguna otra intervención médica. Los efectos de esta intervención van incluso más allá: un meta-análisis demuestra que entre los bebés que existe este contacto piel a piel durante su internación hay una menor frecuencia de infecciones intrahospitalarias y de enfermedades respiratorias bajas. Para los padres, la posibilidad de participar del cuidado de su hijo a través de esta intervención también reporta beneficios. En las madres que han llevado adelante el contacto piel a piel se han observado menores tasas de depresión posparto, mayor seguridad y confianza en la capacidad para cuidar de sus hijos, así como también el hecho de que sonríen, abrazan y los acarician más, todo lo que confluye en ayudar a establecer una buena base afectiva madre-hijo. Esto tiene una explicación fisiológica: el Copap estimula la secreción de una hormona llamada oxitocina y apodada “hormona del apego”, pues aumenta los sentimientos maternales. Esto vale tanto para las madres como para los padres que participan del contacto piel a piel con sus hijos, entre los cuales un reciente estudio muestra que hay un aumento de la producción de oxitocina pero también una disminución del cortisol, lo que se traduce en un un menor estrés. Al mismo tiempo, el contacto piel a piel estimula, en el caso de las madres, la secreción de otra hormonas –la prolactina–, que incrementa la producción de leche materna, favoreciendo el inicio y el mantenimiento de la lactancia. Un estudio realizado en el Hospital Municipal Materno-Infantil “Ramón Sardá”, que desde hace años ha adecuado su funcionamiento a los requisitos de las llamadas “Maternidades Centradas en la Familia”, muestra que el contacto piel a piel es una intervención factible de ser implementada, aún en prematuros extremos, si se estimula en médicos y enfermeras el cambio de actitud necesario para incorporar activamente a los padres en el cuidado integral de su hijo recién
nacido prematuro o con muy bajo peso. Esa forma de involucrarse activamente con el cuidado de su hijo prematuro que representa el contacto piel a piel funciona como una suerte de bálsamo para los padres a los que la llegada antes de tiempo del hijo los enfrenta con una avalancha de sentimientos muy difíciles de manejar, como la angustia que les genera el hecho de irse con los brazos vacías a sus casas, dejando a su hijo recién nacido en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales. En los partos pretérmino, la ilusión de la espera del hijo se trastoca rápidamente ante el nacimiento de un bebé prematuro que, pequeño y frágil, es muy diferente a aquel que se imaginaron incluso desde antes de su gestación. En este aspecto el rol del equipo de Salud Mental es muy importante, detectando precozmente signos de estrés o depresión en madres y/o padres e interviniendo oportunamente si es necesario. Comenzar con el cuidado de bebé durante la internación permite comenzar a establecer aquel vínculo que no pudo darse naturalmente en el momento del nacimiento. Las maternidades que respetan los principios de los Hospitales Amigos del Niño y de la Madre, y que brindan no sólo la posibilidad de realizar contacto piel a piel, fomentar la lactancia materna, sino que incluso disponen de un sector para que los padres acompañen la internación de sus hijos (Residencias para Madres), les permiten que acompañen la evolución cotidiana en la que los pequeños ganan peso, crecen y se desarrollan, preparándolos para el alta en una experiencia sumamente enriquecedora para toda la familia. Por fin llegó el momento de volver a casa… Los bebés prematuros contraen más enfermedades y con más facilidad que los nacidos a término porque su sistema inmune es más inmaduro. Por eso es necesario extremar las precauciones: • Lavarse muy bien las manos, sobre todo antes y después de atender al bebé, y luego de cambiarle los pañales. • Mantener al día el plan de vacunación del bebé y de todas las personas que conviven con él. • Los bebés prematuros necesitan un Programa de Seguimiento por parte de un equipo especializado. La familia debe sumarse a ese equipo y ser capacitada para participar de su cuidado. • Favorecer la lactancia materna, que además de alimentarlo lo protege contra la diarrea y otras infecciones. Más abrazos, para que crezca sano y felíz. Durante varios meses, el bebé no tiene hambre, no tiene sed, no tiene calor ni frío porque estaba en el vientre materno. Una madre en contacto piel a piel con su hijo es la incubadora perfecta para la recuperación de un prematuro. Está demostrado que los prematuros respiran mejor abrazados a sus padres que en las incubadoras, que experimentan menos períodos de apneas mientras duermen, que todos sus signos vitales son más estables, que establecen más rápido la lactancia y que crecen mejor, además de todos los beneficios emocionales para el bebé y sus padres.