El Tiempo en Ruinas Marina Bonet Bueno
·EL TIEMPO EN RUINAS· Marc Augé
Marina Bonet Bueno Composición Arquitectónica 6 Práctica 4
El Tiempo en Ruinas Marina Bonet Bueno
En Portada: La Acrรณpolis frente a la isla en ruinas de Hashima.
El Tiempo en Ruinas Marina Bonet Bueno
ÍNDICE Introducción - Página 1 El Etnólogo y su tiempo/ Las ruinas y el arte/ Una Perturbación del Recuerdo en la Acrópolis/ El Tiempo y la historia - Página 2 Turismo y viaje, paisaje y escritura/ Lo demasiado lleno y lo vacío - Página 5 El muro de Berlin/ París - Página 7
Conclusión - Página 9 Glosario - Página 10 Bibliografía - Página 11
El Tiempo en Ruinas Marina Bonet Bueno
Introducción Marc Augé es un profesor de antropología y etnología nacido en Francia en 1935, conocido por sus numerosas obras entre las que se encuentra El Tiempo en Ruinas (2003), objeto de estudio de este trabajo. El libro se caracteriza por componerse de breves ensayos en los que el autor aborda conceptos como ‘la ruina’ y ‘el tiempo’, a partir de fragmentos de recuerdos que ha acumulado a lo largo de sus numerosos viajes. Estos ensayos se pueden agrupar en tres grandes bloques, mediante los cuales se nos plantean diferentes cuestiones o temáticas sobre las que reflexionar. La primera parte del libro se adentra en las memorias de sus viajes exóticos a Sudamérica y África, tratando de describir la fascinación que le producen los parajes desconocidos y lejanos a su cotidianidad, que rompen sus expectativas previas como antropólogo. ‘La ruina’ será siempre el tema recurrente en los ensayos y en esta primera temática, es abordado desde el gusto por la ruina contemplativa. En sus destinos exóticos se topa ante obras que no destacan por su valor histórico o cultural, siendo menospreciadas incluso por sus propios locales, pero que enmarcadas por la naturaleza salvaje producen en el espectador una fascinación profunda. Augé trata de racionalizar los sentimientos provocados por estos descubrimientos inesperados, introduciéndonos en varias ocasiones al concepto de ‘tiempo puro’, en el que profundizaremos más adelante. El bloque central del libro hace referencia directa a uno de sus libros más destacados y reconocidos, ‘Los no lugares, espacio del anonimato’ (1993). En dicho ensayo en el autor acuña el término ‘no-lugar’, refiriéndose a lugares y arquitecturas de transitoriedad que no pueden ser considerados ‘lugares’. Estos conceptos son revisitados por Augé mediante sus recuerdos más recientes, teñidos de un cierto pesimismo constante. Comprendemos así la decepción etnológica que sufre el autor al verse enfrentado con las miserias de la condición humana y las numerosas desigualdades presentes en las sociedades actuales. Se introduce además un nuevo paradigma de ruina, que no proviene de restos del pasado, si no que surge de las catástrofes del nuevo siglo y pertenece así al presente. La tercera parte constituye un verdadero viaje a través de las ‘ruinas de su memoria’. El autor nos adentra en ciudades de ‘la vieja Europa’, Berlín y París en este caso, mediante sus vivencias personales. A través de los recuerdos que de ellas mantiene, dibuja para el lector una cartografía de sus tramas urbanas altamente fragmentada y subjetiva. Ambas ciudades, al igual que la mayoría de urbes europeas, se definen por las cicatrices que las guerras y las atrocidades de los siglos pasados han dejado en ellas. Es a partir de estas marcas de violencia que el autor reconstruye sus realidades. El trabajo que se presenta a continuación trata de adentrarse en estas tres temáticas, y obtener de ellas una serie de interpretaciones, tanto narrativas como gráficas.
Templo en Tikal, Guatemala.
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El Etnólogo y su tiempo/ Las ruinas y el arte Una Perturbación del Recuerdo en la Acrópolis/ El Tiempo y la historia Augé comienza sus ensayos planteándose la relación entre sus memorias, a partir de las cuales introducirá las diferentes temáticas, y el concepto de ruina que tanto le fascina. Considera que los recuerdos son las ruinas de nuestra memoria. Constituyen una construcción de fragmentos de diferentes épocas que alguna vez constituyeron una edificación estable, pero que el tiempo ha conseguido desgastar, quebrar y mezclar. Es por ello que, con el paso de los años, incluso los recuerdos más nítidos sufren un proceso de erosión que desdibuja las realidades y a veces, incluso mezcla tiempos y lugares. A lo largo de sus ensayos, el autor se está adentrando en las ‘ruinas de su memoria’, por lo que en ciertos capítulos, los recuerdos son sólo un esbozo de una realidad que conoció, y en otros se dibuja de forma mucho más clara una imagen que perdura casi intacta. Los primeros recuerdos en los que se adentra son sus experiencias en destinos exóticos, mundos que el autor desconocía y que le sorprenden constantemente, rompiendo con sus expectativas. Augé nos transporta a sus descubrimientos en diferentes ciudades de Costa de Marfil: Jaqueville, Grand-Lahou, Grand-Bassam… Entre el paisaje costero, las arenas y las pequeñas aldeas locales, lo que verdaderamente capta su atención es la presencia de ruinas. Antiguas viviendas, símbolo de poder y prestigio en su época, cuarteles y cementerios de los colonizadores… Todos estos vestigios, fruto de un pasado reciente, eran olvidados por los locales ya que carecían de valor para ellos. En los países exóticos “las ruinas no tienen nombre ni estatuto” (p. 27), suelen ser vestigios de los europeos, que son a su vez los únicos visitantes interesados en ellas. A pesar de no tratarse de ruinas de especial valor histórico o cultural, al ser contempladas a la luz de los atardeceres, enmarcadas por la naturaleza salvaje, dibujan una imagen llena de belleza que cautiva al autor.
Postales de época de Grand Lahou
El poder de la naturaleza cobra una relevancia mayor en sus descubrimientos en Guatemala. La selva domina el paisaje maya y es un ente que seduce y a veces incluso oprime al visitante. Bajo su manto vegetal permanecen ocultas ciudades enteras, de las que no tenemos ninguna idea y que nos planean un interrogante continuo. El autor se ve profundamente fascinado por la intensidad de las emociones que provoca la contemplación del paisaje natural. La naturaleza, cuanto menos manipulada, más nos acerca a la percepción del tiempo puro. Es por ello que hoy en día consideramos también como monumentos los parajes naturales, paisajes que trascienden al tiempo y la historia y provocan en el espectador una tranquilidad profunda. Ante estos hallazgos, el autor se deja llevar por el ‘gusto por la ruina’, una fascinación difícil de describir pero de la que Augé trata de extraer el origen. Considera que aquello que nos provoca profundo placer al contemplar una ruina es el poder percibir la distancia que existe entre dos tiempos, entre dos estados incompletos: “un sentido pasado abolido y la percepción actual incompleta” (p. 31). Aquellos que observan hoy la obra, no podrán hacerlo jamás de la misma manera que los observadores de su época, y es la sensación de este vacío lo que caracteriza la observación de la ruina. Esta experiencia es descrita por el autor como la vivencia del “tiempo puro”, el tiempo sin historia. Las ruinas han transcendido a la historia y ya no forman parte de un lugar o tiempo específico, sino que se convierten en un ente eterno. Augé considera que “contemplar las ruinas no es hacer un viaje en la historia, sino vivir la experiencia del tiempo puro” (p.45). El pasado y la historia son demasiado complejos como para reducirlos a los pedazos de piedra que de ellos han escapado.
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Antiguo palacio en Grand Lahou, Costa de Marfil
“El abandono le sentaba bien a este lugar, volviendo acaso más perceptible el paso del tiempo y el extraño destino de tal soldado o marinero de Bretaña”
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Pirámide Gemela, Tikal, Guatemala
“La selva tropical puede ser sucesivamente opresiva, seductora o agresiva...”
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Turismo y viaje, paisaje y escritura/ Lo demasiado lleno y lo vacío En el núcleo central del libro el autor se aleja un poco de las memorias de sus viajes, para tratar de retomar sus reflexiones entorno a una serie de conceptos introducidos en su libro “Los no-lugares”(1993). Nos introduce así al término de la ‘sobremodernidad’, la nueva modernidad en que la historia se acelera y se individualiza en relación con las nuevas formas de consumo y comunicación globalizadas. La esfera de la sobremodernidad se caracteriza por la aparición de los ‘no-lugares’, término acuñado por el autor. Estos espacios se definen por una ‘no-identidad’ común, recordándonos con esta descripción a lo enunciado por Rem Koolhaas en la “Ciudad Genérica”. Este ensayo del arquitecto holandés es posterior al libro de Augé, con lo que podemos observar una influencia clara en su pensamiento. No obstante, Augé se enfrenta a la nueva realidad con una mirada pesimista, marcada por la decepción ante las desigualdades y conflictos constantes en la sociedad moderna. Koolhaas en cambio, introduce las ciudades genéricas y los ‘no-lugares’ como una oportunidad de futuro, como una realidad inmediata de la que extraer los máximos aspectos positivos haciendo uso de los avances tecnológicos. Según el autor, los ‘no-lugares’ (aeropuertos, hoteles, supermercados…) son espacios cuya vocación no es crear un patrimonio común, sino facilitar la circulación y el consumo globalizado. Ésta es una visión muy negativa de los lugares de tránsito, que contrasta con la realidad que se experimenta en la actualidad. Los aeropuertos, estaciones de tren, bus, metro, etc. se han convertido en las nuevas puertas de la ciudad y son un verdadero lugar común, que puede incluso resultar fascinante al viajero que se adentra en ellos. Uno de los aspectos que el autor destaca de la nueva arquitectura es que se no se constituye con aspiración a la eternidad, sino al presente ‘substituible’. Ante esta realidad, el autor considera que la ruina como concepto va a desaparecer, puesto que ya no se construyen edificaciones en pos de envejecer o durar eternamente, sino con una vida finita que supondrá su posterior sustitución. No obstante, en esta sobremodernidad sí existe una realidad que nos acerca a la evocación de la ruina: las catástrofes naturales pueden acercar nuestra arquitectura a un estado similar. No es exactamente igual, ya que en este caso, a diferencia de en la ruina, el pasado sí tiene fecha: la del accidente y muerte súbita. Para ejemplificarlo, el autor nos traslada a la ciudad de Pripyat en Ucrania, donde la urbe desierta se ve reducida a su geometría intacta y sin vida. En estos lugares “el tiempo no escapa a la historia, es la historia quien lo ha matado” (p.111). Por ello, cuando los artistas plantean proyectos que buscan crear “ruinas”, fascinados por ésta y su capacidad de seducción, lo hacen desde un futuro apocalíptico. Dónde una catástrofe ha convertido lo existente en un lugar en que, al igual que en la ruina, puede habitar el tiempo puro, el tiempo que nos conmueve y que no puede reducirse a la historia, sino que es expresión de una ausencia.
Ciudad fantasma de Pripyat, Ucrania
Isla abandonada de Hashima, Japón
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La Nueva Ruina y La Vieja La Ciudad fantasma de Pripyat frente al Partenón de Atenas
“[...]la ciudad cuya vida se ha retirado dejándolo todo intacto, nos contempla a través de sus miles de ventanas vacías, como un fantasma... El tiempo, aquí, no escapa a la historia; la historia lo ha matado.”
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El muro de Berlin/ París En la última parte del libro, el autor retorna a las ciudades que más conoce, la vieja Europa, en este caso representada por Berlín y París. Las grandes ciudades europeas mantienen una relación particular con la historia. Ésta invade sus escenarios por medio de la celebración de las conquistas, pero también y sobretodo, por medio de la violencia de las guerras. El urbanismo de estas ciudades lleva las marcas y cicatrices de sus continuos golpes, y son estas trazas las que las convierten en conmovedoras, ya que nos permiten imaginar lo que pudo suponer para sus víctimas. Los recuerdos que el autor guarda de las dos ciudades están determinados por esta violencia. En el caso de Berlín, el autor rememora sus viajes posteriores a la caída del muro. Aunque éste ya no existiese, seguía habiendo una clara diferencia entre el Este y el Oeste, seguían existiendo dos ciudades dentro de una. El relato que nos dibuja el autor es un mapa fragmentado de la ciudad, tejido a partir de la búsqueda de los restos de el muro. Estos restos se han convertido en verdadersos “lugares de memoria” (p.125): espacios de conmemoración de una memoria que aún está viva. Lo que verdaderamente sorprende al autor en este viaje, son los continuos contrastes urbanos entre un pasado que se resiste a desaparecer y el intento por avanzar lo más rápido posible hace el futuro, hacia la modernidad más moderna. Esta clase de contrastes son continuos en nuestro mundo: fronteras entre ricos y pobres, inmigrantes e instalados, viejos y jóvenes… En Berlín, estas tensiones se encuentran injertadas en un tejido cuyas heridas nos muestran la locura de los siglos pasados. El encuentro con esta realidad, que aún está viva, suscita siempre en el visitante un leve temor, al plantearse si las atrocidades que ocurrieron volverán a suceder. Como sabemos, éste es el origen y razón de ser de los monumentos, tratar de mantener viva la imágen de los errores del pasado para que no vuelvan a ocurrir. El autor termina sus ensayos adentrándose en sus recuerdos más profundos, las memorias de su infancia en la ciudad de París en 1940. Las imágenes que saltan a su mente son como fotografías antiguas, que han perdido la definición a lo largo de los años, pero aún mantienen vivo el recuerdo. Como ocurre en Berlín, la ciudad que nos descubre el autor está marcada por la guerra, es una ciudad en alerta continua, que le permitió conocer los sótanos y catacumbas de su subsuelo, en las que más de una vez hubo de esconderse. Cuando el autor retorna a la ciudad en su etapa adulta, tal como ocurre al volver a visitar un lugar de nuestro pasado, se ve enfrentado ante el París de sus memorias y el París actual. Así, se encuentra ante escenarios completamente nuevos y otros que conocía y se ve obligado a redescubrir y recorrer de nuevo como en un viaje iniciático. La experiencia de estas realidades recientes contrasta profundamente con los sentimientos producidos por la observación de la ruina, descritos en los primeros ensayos. Existe una gran distancia entre el ‘tiempo histórico’ de la guerra y la destrucción, que nos relata las locuras de la historia y nos obliga a no olvidarlas; y el ‘tiempo puro’, perteneciente a las ruinas que han trascendido la historia y el lugar y se convierten en una obra de arte, en un recuerdo sin pasado.
Muro de Berlín, 1961.
París ocupada, 1940.
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1.Iglesia Memorial Kaiser Wilhelm
5.Memorial Bernauerstrasse
2.Ministerio del Aire del Reich
6.Capilla de la Reconciliación
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3.Checkpoint Charlie
4.Topography of Terror
8.East Side Gallery
7.Cementerio de los Inválidos
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Recorrido descrito en el capítulo “El Muro de Berlín”
·BERLÍN· “[...]un temor vago: que las locuras del porvenir, las locuras del siglo que acabamos de entrar, estén a la altura de las que hoy tratamos de conjurar al conmemorarlas.”
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Conclusión Este libro no constituye una de las mayores obras del autor, si no que se conforma más bien como un proceso de autoreflexión y un intento de revisitar y ordenar sus propias experiencias, además de profundizar en aspectos introducidos en sus ensayos previos. Es por ello, que más que una lección o definición clara, lo que sus ensayos suscitan en el lector son una serie de reflexiones e imágenes relacionadas con los conceptos del ‘tiempo’ y ‘la ruina’. Destacaría especialmente la importancia del viaje como experiencia constructiva, ya que el autor nos muestra cómo a través del recorrido podemos extender la mirada más allá de nuestra realidad inmediata y vernos constantemente sorprendidos por nuevos paisajes y arquitecturas. Considero que el libro consigue despertar en el lector una curiosidad por el descubrimiento de, no sólo las viejas ruinas, sino también de las nuevas. Este ‘gusto por la ruina’ que se extrae de sus reflexiones sobre el ‘tiempo puro’, es altamente relevante en un tiempo en que el campo de la arquitectura y el arte se ven profundamente fascinados por ella. Todo aquello que se presente en un estado entre tiempos es ahora objeto de admiración, hasta el punto de tratar de provocarlo o emularlo en nuestras arquitecturas y representaciones gráficas. Personalmente, la lectura del libro ha constituido un viaje entre dos realidades: el recorrido realizado por las memorias y reflexiones del autor y las imágenes que sus descripciones despertaban, junto con mis propios recuerdos de viajes o experiencias pasadas. Mediante las descripciones casi nostálgicas que Augé realiza de sus viajes exóticos, me veía transportada a atmósferas desconocidas y podía experimentar a través de la lectura la sorpresa y fascinación de las primeras impresiones. Los relatos del autor han inspirado la realización de una lectura gráfica en diferentes formatos, según el contenido de cada parte del libro. Las descripciones románticas de los parajes exóticos se han traducido en dos visualizaciones que tratan de grafíar atmósferas en que la ruina y la naturaleza conviven y se hacen una; focalizando el esfuerzo en la experimentación de la materialidad y el color. Esta experimentación ha llevado al descubrimiento de la obra del pintor japonés Monaru Nomata, de cuyas imágenes he tomado inspiración. Los contrastes descritos en el capítulo central, enfrentándose el pasado a la modernidad, se han representado en un collage dónde las nuevas ruinas, fruto de las catástrofes, se despliegan frente a las viejas, proponiendo así una dualidad enfrentada que convive en el mismo plano. Por último, los trazados descritos por el autor en las ciudades europeas se han traducido en una cartografía de Berlín que trata de redibujar su recorrido en busca de las marcas de la violencia del siglo pasado. Como conclusión, la lectura de este libro ha consistido en un verdadero viaje dónde la fascinación por la ruina y la escritura del autor han servido para explorar nuevas realidades a partir del dibujo y la narrativa.
Pinturas de Minoru Nomata.
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Glosario Etnólogo, antropólogo: Persona que se dedica a la etnología, ciencia social que estudia y compara los pueblos y culturas del mundo antiguo y nuevo. Busca establecer relaciones comparativas entre los diferentes pueblos. Ruina: “Vestigios de un edificio antiguo, degradado o derrumbado. / Lo que queda, de lo que ha sido destruido o degradado.” (p. 29) Tiempo puro: “Es el tiempo sin historia, que únicamente puede el experimentar individuo y del que puede tomar una fugaz intuición gracias al espectáculo de las ruinas.” (p. 47) “No-lugar”: Lugares de transitoriedad que no tienen suficiente importancia para ser considerados como “lugares”. Un no-lugar es una autopista, una habitación de hotel, un aeropuerto o un supermercado... Sobremodernidad: “La sobremodernidad sería el efecto combinado de una aceleración de la historia, de una retracción del espacio y de una individualización de los destinos” (p. 59)
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Bibliografía y Webs Consultadas AUGÉ, Marc (2003). El tiempo en ruinas. Gedisa Editorial. Barcelona. KOOLHAAS, Rem (2006) La ciudad Genérica. Gustavo Gili. Blogs: https://antoniosocialmedia.com/2013/10/08/el-tiempo-en-ruinas-marc-auge/ http://www.elcultural.com/revista/letras/El-tiempo-en-ruinas/8621 Webs: http://www.husmeandoporlared.com/2014/05/15-ciudades-abandonadas.html http://misviajesporahi.es/2014/11/tikal-la-mayor-ciudad-del-mundo-maya-video-y-fotos.html http://elpais.com/elpais/2013/01/23/paco_nadal/1358947276_135894.html http://danielbaoule.skyrock.com/3193903663-grand-bassam-epoque-coloniale-rues-et-bld-13-09-2013.html http://www.bernardbrise.com/2014/09/grand-lahou/#jp-carousel-1174 http://vew82grupo3.blogspot.com.es/2015/07/v-behaviorurldefaultvmlo.html http://www.berliner-mauer-gedenkstaette.de/en/ https://1928.tagesspiegel.de/ http://aquicoral.blogspot.com.es/2013/09/minoru-nomata-pintura.html
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