Afinidades
Un círculo de peces en un balde fue el punto de partida de esta serie de imágenes que tienen en común lo circular, el eterno retorno al comienzo después del fin. Un proceso impulsado por el asombro que ocasiona la perfecta e incorruptible geometría de la naturaleza.
El pequeño universo encontrado en un balde comenzó a multiplicarse como los frutos de un manzano. Imágenes afines se fueron injertando en sus ramas y se pareció más a un árbol de la vida que a un manzano en el que todos los frutos son iguales.
De sus ramas cuelgan flores, suculentas, troncos, pinturas rupestres, peces, huellas de manos anhelantes. Los adornos del árbol formaron una red de círculos y miradas entrelazadas, como un árbol de navidad, en el que se cuelgan objetos de muy distintas procedencias, cargados de afectos y buenos deseos.
Observo, trato de meterme.
No puedo, algo no me deja.
¿Serán sus formas puntiagudas?
¿Sus sombras tan oscuras?
Me detengo, observo.
La distancia es un lugar que le sienta bien.
Me sumerjo en lo profundo, un círculo rugoso que se expande y se contrae buscando su forma. Nos observa sigilosamente, tratando de captarnos, de congelarnos.
Se apoyan de a poco sobre la textura irregular, hasta unirse del todo el calor corporal y la fría piedra.
Concretada la unión, cae una lluvia de luz sobre las manos, haciendo eternas las huellas.
Se acerca para mirarme. Un dragón en llamas, que se quema, que me quema.
Las llagas en mis manos parecen soles, de esos eternos, de los que nunca amanecen.
Sus ojos tienen el brillo de la lava que cae entre mis pies.
Los monstruos nos echan en la cara la certeza de que somos únicos, indescifrables.
Cae miel sobre sus garras. Y la noche se apaga para siempre.
Las flores se reprodujeron rápidamente. Iguales aunque diferentes.
Suaves y carnosas, bellas y simétricas. Forman círculos perfectos.
Se combinan unas con otras. Sobreviven a la falta de agua y alegran los inviernos.
La niña está parada al borde del lago con sus piececitos desnudos. Levanta una piedrita y la tira.
El agua se abre en círculos cada vez más grandes hasta que el primero le toca los pies.
Encantada espera que lleguen todos a besarle los dedos desnudos.
Arroja otra piedrita y vuelve a esperar los círculos que obedientes le besan los pies.
Y así, una y otra vez, la niña, la piedrita y el agua juegan.
La niña se va, el agua se aquieta y espera paciente que ella regrese.
Flecha blanca de invierno
Atrapada en una hiedra sin hojas
Visible dentro de su luna negra
Flecha blanca de primavera
Atrapada en una hiedra con brotes
Va desapareciendo con su luna negra
Flecha blanca de verano
Atrapada en una hiedra cubierta de hojas
Invisible dentro de su luna negra
Flecha blanca de otoño
Atrapada en una hiedra roja como la sangre
Va apareciendo con su luna negra
Instrucciones para atrapar una luna
Busque una escalera larga y apóyela sobre el pico más alto que encuentre.
Cante fuerte para que todos escuchen, incluso la luna.
No se distraiga con las estrellas: son sirenas que encantan hasta al más rudo.
Arroje una soga y diga mil veces la palabra azúcar.
Abra la boca y sáquese los zapatos.
Cuando vea que baja, no estornude.
Tómela con mucho cuidado.
Cuando termine busque, una caja grande y anúdela.
Llévela a su cuarto.
Verá a la luna por la ventana y se dará cuenta de lo imposible que es atraparla.
Marlis KuhlmannEncontró el título del trabajo, escribió los textos “Un círculo de peces…”; “Flecha blanca de invierno…; “La niña está…”
Pamela Herrera
Escribió los textos “Observo…”; “Me sumerjo en lo profundo…”
Beatriz Ordoñez
Escribió el texto “Las flores se reprodujeron…”
Escribió los textos “Se acerca para mirarme…”; “Instrucciones para atrapar una luna”.
Guillermo TorresYéssica Sulin
Escribió el texto “Se apoyan de a poco…”
Carla Cecere
Gracias por darnos el inicio.