S freud.

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Sigismund Schlomo Freud​ 1 ​ 839-1896


Nació en ​Freiberg, en la antigua Moravia (hoy Príbor, República Checa), el 6 de mayo de 1856.

Falleció a causa de cáncer de paladar en Hampstead, Reino Unido, 1896.


Sigmund Freud​, conocido como el "padre del psicoanálisis", fue una de las mayores figuras intelectuales del siglo XX. Los estudios de Freud se centraron en el campo de la neurología, derivando progresivamente hacia la vertiente psicológica de las afecciones mentales. El 28 de agosto de 1930, Freud fue galardonado con el Premio Goethe de la ciudad de Fráncfort del Meno, en reconocimiento a su actividad creativa. Freud también fue reconocido con el nombramiento de un pequeño cráter de impacto lunar, que se encuentra en una meseta dentro de Oceanus Procellarum, en la parte noroeste del lado visible de la luna. Sigmund Freud murió el 23 de septiembre de 1939, tras un largo padecimiento de cáncer de paladar. Gracias a sus aportes en el campo de la investigación psicoanalítica, Freud se convirtió en una de las figuras más influyentes del pensamiento contemporáneo.


FREUD DE JOVEN


CREADOR DEL PSICOANÁLISIS El psicoanálisis surgió de un método terapéutico para determinadas enfermedades nerviosas que ​Sigmund Freud y su

colega

y

compatriota

Joseph

Breuer

elaboraron

conjuntamente hacia 1890 y que daría como fruto la obra Estudios sobre la histeria(1895). La primera preocupación de Freud, dentro del campo del psiquismo humano, fue el estudio de la histeria, a través del cual llegó a la conclusión de que los síntomas histéricos eran causados por conflictos psíquicos internos reprimidos. Con los años llegaría a la convicción de que los trastornos mentales tienen su origen en la sexualidad, y de que la vida sexual comienza ya en la primera infancia (mucho antes de lo que en aquellos momentos se pensaba), tesis que había de concretar numerosas críticas y oponentes a su teoría.

Sigmund Freud


Partiendo del presupuesto de que aquella afección era debida a la acción de determinados hechos del pasado, los cuales, a manera de traumas, habían perturbado la personalidad psíquica del sujeto, el tratamiento de la histeria debía centrarse en que el paciente reprodujera los sucesos traumáticos que habían ocasionados tales conflictos. Las intensas reacciones emotivas provocadas por aquellos hechos no habían tenido manera, en su momento, de manifestarse libremente; habían sido inhibidas, y hasta su recuerdo había desaparecido de la conciencia del paciente. Para hallar el rastro de los hechos del pasado responsables de todo el proceso morboso, Breuer y Freud usaron primero la hipnosis, con la cual se podían eludir los mecanismos de defensa que determinaban el olvido del hecho traumático. Una vez restablecido el recuerdo de aquel hecho, las reacciones emotivas conexas con él encontraban su normal vía de desahogo,

descargandose

en

aquellos

comportamientos

(llanto, actitudes mímico-expresivas y actividades motoras de géneros diversos) con los cuales habitualmente se expresan los sentimientos más intensos; ello conducía a una atenuación progresiva o incluso a una anulación de la hipertensión emotiva.


De esta manera desaparecían también las manifestaciones sintomáticas y se producía la normalización del enfermo. Breuer y Freud llamaron «catártico» a ese método, pues la acción terapéutica consistía en una liberación de estados afectivos enquistados. Finalizada por profundas desavenencias su colaboración con Breuer, Freud introdujo otra técnica de tratamiento: la asociación libre. Al principio era paralela al uso de la hipnosis, que acabó desechando por considerarla menos efectiva y fiable, y también porque no podía ser usada en toda clase de pacientes. En las asociaciones libres, el paciente es llevado a un estado de pasividad y relajación de la atención en el que expresa sin censuras todo aquello que de forma espontánea le viene

a

la

impresiones).

conciencia

(imágenes,

recuerdos,

ideas,


El trabajo resultaba más largo de esta manera, pero también más seguro y completo. El material así descubierto era mucho más abundante, y permitía descubrir no sólo hechos aislados y episódicos (los hechos traumáticos), sino también diagnosticar aquellas deformaciones generales de la personalidad causadas por los mismos. Con todo, el objetivo del método de las asociaciones libres (que es el del psicoanálisis propiamente dicho) es análogo al del método catártico: se trata en ambos casos de obtener la cura por medio de una exploración de elementos del pasado encubiertos por un olvido más o menos total, y siempre activos, aunque inconscientes, en el psiquismo del sujeto.

El diván de su consulta Viena

en


El tratamiento psicoanalítico se enriquecería posteriormente con la interpretación de los sueños; para Freud, el sueño expresa, de forma latente y a través de un lenguaje de símbolos, el conflicto que ha originado el trastorno psíquico. La interpretación de los sueños es una ardua tarea en la que el terapeuta ha de vencer la «resistencia» inconsciente del sujeto, que censura su trauma como forma de defensa ante la ansiedad que causaría la mera evocación del mismo. Otro aspecto clave de la terapia psicoanalítica es el análisis de la «transferencia»: en el curso del tratamiento, los deseos, actitudes y sentimientos primitivos e infantiles del paciente hacia sus progenitores o hacia las figuras más representativas de su infancia suelen ser transferidos o proyectados sobre el terapeuta o sobre otras figuras de su entorno actual (por ejemplo, su jefe o su cónyuge). Su análisis permitirá al paciente comprender a qué obedecen dichos sentimientos, deseos y emociones, y re interpretarlos sin que ocasionen angustia.


El inconsciente El psicoanálisis no es únicamente un método terapéutico; es también

una

doctrina

psicológica

completa

sobre

la

personalidad y el funcionamiento de la mente humana. Las investigaciones de Freud sobre la histeria no perseguían inicialmente otro objetivo que delimitar sus causas y su tratamiento, pero le condujeron a la elaboración de un conjunto de hipótesis que explicaban la vida mental del hombre, tanto en su desarrollo normal como en sus alteraciones y trastornos. En diversas etapas y con algunas revisiones o matizaciones, Freud acabaría trazando una teoría general del dinamismo psíquico, de su evolución a través de los sucesivos períodos de desarrollo y del impacto de la sociedad, la cultura y la religión en la personalidad. En su formulación topográfica, Freud incluyó en el psiquismo tres sistemas: uno consciente; otro preconsciente, cuyos contenidos pueden pasar al anterior; y otro inconsciente, cuyos contenidos no tienen acceso a la conciencia. La represión es el mecanismo que hace que los contenidos del inconsciente permanezcan ocultos. La vida psíquica se desenvuelve, pues, en tres regiones propias: la conciencia, lo preconsciente y el inconsciente, las cuales no están separadas entre sí, sino en íntimo

y

constante

contacto.

Lo

inconsciente,


fundamentalmente constituido por impulsos y tendencias, ejerce

constantemente

su

acción

sobre

nuestra

vida

consciente, expresándose en ella y buscando formas de apaciguamiento.

Sigmund Freud No solamente los síntomas neuróticos, sino otras muchas manifestaciones que pueden encontrarse en individuos sanos (y que tienen apariencia de elementos accidentales de nuestra vida psíquica) constituyen en realidad la expresión de tendencias subconscientes.


En algunas obras que siguen siendo fundamentales para el psicoanálisis, Freud ilustró los mecanismos por los cuales las tendencias del subconsciente se expresan en nuestros sueños (​La interpretación de los sueños, 1900), en los lapsus, olvidos y leves trastornos momentáneos que se producen con mayor o menor frecuencia en la vida de cada cual (​Psicopatología de la vida cotidiana, 1904), en los chistes que se nos ocurren (​El chiste y su relación con lo inconsciente, 1905) e incluso en las creaciones que poetas y artistas producen para nuestro deleite.


El Yo, el Ello y el Superyó Freud no podía limitarse a examinar cómo se expresa el inconsciente en las diversas producciones de la actividad psíquica; necesariamente hubo de plantearse tanto el problema de los mecanismos que mantienen inconscientes determinados impulsos y tendencias como el de la naturaleza de esos impulsos. En los años 20, en obras como ​El Yo y el Ello (1923), Freud

expuso

un

nuevo

análisis

del

psiquismo

que

complementa al anterior; en esta formulación estructural, el aparato psíquico está formado por tres instancias. La primera, el ​Ello, es la instancia inconsciente que contiene todas las pulsiones y se rige por el denominado principio de placer. La

segunda, el ​Yo, tiene contenidos en su mayoría conscientes, se rige por el principio de realidad y actúa como intermediario entre el ​Ello y el ​Superyó, la tercera instancia del aparato

psíquico. El ​Superyó, por último, representa las normas morales e ideales.


El ​Ello, presente desde el nacimiento, es la base de la

personalidad; contiene todos los instintos y recibe su energía de los procesos corporales. Que el ​Ello ser rija por el principio de placer significa que evita el dolor y busca el placer mediante

dos procesos: las acciones reflejas y un modo de acción que se denomina proceso primario. Los reflejos son acciones innatas que reducen la incomodidad de inmediato, como por ejemplo un estornudo. Un proceso primario puede ser, por ejemplo, la fantasía, es decir, crear una imagen satisfactoria de lo que se desea. Por ejemplo, si se tiene hambre, se puede comenzar a imaginar la comida preferida; obviamente, la fantasía no basta para satisfacer el hambre ni cualquier otra necesidad posible. Así pues, es función del ​Yo tratar con la realidad y satisfacer

las demandas del ​Ello, ya que éste no puede determinar la diferencia entre lo que existe en realidad y lo que está en la

mente. El ​Yo, en cambio, puede establecer esta distinción, y

opera según el principio de realidad, haciendo de mediador entre los deseos del ​Ello y las realidades del mundo exterior. El

Yo intenta satisfacer las urgencias del ​Ello del modo más apropiado y eficaz. Por ejemplo, el ​Ello puede surgir a la persona a ir a dormir de inmediato, sin que importe dónde se

encuentre; el ​Yo retrasa el sueño hasta encontrar un momento y lugar convenientes.


Freud y sus colegas en el Congreso de La Haya (1922) Según Freud, el proceso de represión que impide al inconsciente expresarse en la conciencia se produce por el hecho de que ciertas tendencias contrastan con lo que quisiéramos ser, razón por lo cual las rechazamos y no queremos reconocerlas como propias. Este yo ideal no incide en nosotros como un modelo que tenemos presente, sino que se erige en referencia de una instancia autónoma, el ​Superyó, autoridad interior que nos hace sentir sus imperativos y ejerce en nosotros su dominio.


Algunas veces se deja sentir abiertamente como voz de la conciencia, sentido del deber, remordimiento, etc. Pero actúa también inconscientemente en forma automática y silenciosa, produciendo precisamente, entre otras cosas, la represión. Freud considera el ​Superyó como el heredero interior de

aquella autoridad exterior que en la infancia está constituida por los padres. Por un lado, los padres representan para el niño un ideal, lo que el niño aspira a llegar a ser. Por otro, y por medio de la acción educativa y de las limitaciones impuestas al niño, los padres constituyen el primer freno exterior a los impulsos instintivos. Debido a la identificación con los padres, la primitiva autoridad exterior se torna autoridad interior, en un proceso denominado «introyección». Tanto el ​Superyó como el ​Ello actúan autónomamente en

nuestra vida psíquica, haciendo sentir incesantemente su acción y agitación sobre el ​Yo. Los conflictos interiores se

desenvuelven precisamente entre estas tres instancias en sus relaciones con aquella otra constituida por las exigencias del mundo exterior. En obras como ​Inhibición, síntoma y angustia (1926), Freud describió la neurosis como una opresión sobre el Yo ejercida por la excesiva aspereza del ​Superyó o por la violencia de las tendencias del ​Ello.


Pulsiones y sexualidad Paralelamente a este examen de la dinámica de la psique, Freud indagó en la naturaleza de los contenidos del inconsciente. En este campo, el concepto fundamental en la teoría freudiana es la «pulsión» (​triebe, en alemán), tensión o impulso que tiende a la consecución de un fin y deriva en distensión y placer cuando el fin es obtenido; es la pieza básica de la motivación. El placer viene dado por la ausencia de tensión y el displacer por la presencia de la misma; el organismo, inicialmente, se orienta hacia el placer (principio de placer) y evita las tensiones, el displacer y la ansiedad. Inicialmente, Freud diferenció dos tipos de pulsiones: los impulsos del yo o de autoconservación y los impulsos sexuales. El estudio de la sexualidad (infantil y adulta, perversa y normal, en el hombre sano y en el neurótico) indujo a Freud a concebir el impulso sexual como una energía, la «libido», que tiende a polarizarse hacia un objeto (un individuo del sexo opuesto) con la finalidad específica de la actividad sexual.


Freud en una imagen tomada en 1929 en Berchtesgaden (Alemania) No obstante, dicha energía o libido subsiste aunque no se encamine hacia su objeto y finalidad específicas, y puede orientarse entonces a objetos y finalidades impropias. De este modo, incluso lo que se llama amor ideal o asexual (o «sublimado», como técnicamente lo designa el psicoanálisis) o el conjunto de los sentimientos que enlazan al hombre con los demás hombres (sentimientos sociales) pueden entonces aparecer como expresiones de la libido.


La atenuación de los sentimientos sociales en el hombre enamorado o la disminuida importancia de la sexualidad en los individuos capaces de grandes sublimaciones son ejemplos que justifican este concepto de una energía única que puede canalizarse en variadas direcciones, ser diversamente utilizada y asumir formas distintas. Consideraciones análogas permiten establecer una conexión entre los instintos sexuales y las fuerzas instintivas por las cuales el individuo procura su propia conservación, defensa y valorización personal, puesto que la potenciación de los impulsos de conservación se realiza en detrimento de los sexuales, y viceversa. Por esta razón, en obras ulteriores como Introducción al narcisismo (1914), Freud ensanchó el concepto de libido, considerándola como una energía que, en las muy variadas formas antes mencionadas, puede proyectarse al exterior, sobre un objeto (libido objetual), o bien reconcentrarse hacia el interior, es decir, hacia la defensa y la protección del propio yo (libido narcisista). La teoría de los impulsos experimentaría todavía nuevas revisiones en ensayos como ​Más allá del principio del placer

(1920), en el que aparece un segundo grupo de instintos, los instintos de muerte, difíciles de identificar, ya que muy a menudo su acción es más silenciosa y oscura.


De este modo, la globalidad de la doctrina freudiana distingue entre

«pulsiones

de

vida»

(Eros),

que

propician

la

supervivencia y la reproducción y que incluyen las dos de la formulación anterior, y «pulsiones de muerte» (Thánatos), entendidas como la tendencia a la reducción completa de tensiones. También la pulsión de muerte, como la libido, puede ser derivada al exterior y manifestarse como agresividad hacia los hombres y las cosas. Sin embargo, a menudo se concentra sobre el yo como autoagresión; las neurosis graves poseen siempre un fortísimo componente autoagresivo.


Su influencia Ya en sus comienzos, y también en la actualidad, las doctrinas psicoanalíticas suscitaron grandes pasiones y controversias, y contaron con tantos defensores como detractores. Entre las críticas que se formularon contra las tesis de Sigmund Freud, las principales fueron la falta de objetividad de la observación y la dificultad de derivar hipótesis específicas verificables a partir de la teoría. A pesar del cuestionamiento a que fueron sometidas las ideas freudianas, especialmente en los círculos médicos, su trabajo congregó a un amplio grupo de seguidores. Entre ellos se encontraban Karl Abraham, Sandor Ferenczi, Alfred Adler, Carl Gustav Jung, Otto Rank y Ernest Jones. Algunos de ellos, como ​Alfred Adler y ​Carl Gustav Jung​, fueron alejándose de los postulados

de Freud y crearon su propia concepción

psicológica. De este modo, tras haber protagonizado una verdadera revolución en la psicología y el pensamiento de la época, el psicoanálisis perdió su conformación unitaria y sirvió como base para el desarrollo y proliferación de un gran número de teorías y escuelas psicológicas; muchos de sus conceptos, sin embargo, acabarían pasando de los ámbitos especializados a la vida cotidiana, hasta configurar en gran medida el modo en que entendemos y percibimos nuestra propia mente.


PRINCIPALES OBRAS DE FREUD Adición metapsicológica a la teoría de los sueños 1915 Algunas lecciones elementales de psicoanálisis (1938) Análisis de un caso de neurosis obsesiva (1909) Análisis terminable e interminable (1937) Compendio del psicoanálisis (1938) Comunicación de un caso de paranoia contrario a la teoría psicoanalítica (1915) Construcciones en el análisis (1937) Crítica de la neurosis de angustia (1895) Dream Psychology Duelo y melancolía (1915) El carácter y el erotismo anal (1908) El chiste y su relación con lo inconsciente (1905)


EL

PSICOANÁLISIS

FREUDIANO

DISTINGUE

CINCO

ETAPAS DEL DESARROLLO HUMANO: Freud aportó asimismo una visión evolutiva respecto a la formación de la personalidad al establecer una serie de etapas en el desarrollo sexual. En cada una de la etapas, el fin es siempre común: la consecución de placer sexual, que apacigua las tensiones de la libido. La diferencia entre cada una de ellas está en el objeto que proporciona el placer. El niño recibe gratificación instintiva desde diferentes zonas del cuerpo en función de la etapa en que se encuentra; de este modo, a lo largo del crecimiento, la actividad erótica del niño se centra en diferentes zonas erógenas.

ETAPA ORAL(DEL NACIMIENTO A LOS 12 O 18 MESES) La principal fuente de placer del bebé se orienta hacia las actividades de la boca,como chupar y comer. ·ETAPA ANAL(de los 12 o 18 meses a los 3 años) La retencíon y expulsión de sus heces produce placer en el niño.La zona de gratificación es la región anal.


ETAPA FÁLICA (de los 3 a 6 años) Época del "romance familiar", el comlejo de Edipo en los niños y el de Helectra en las niñas.La zona de gratificación se desplaza hacia la región genital. ·ETAPA DE LATENCIA (DE LOS 6 AÑOS A LA PUBERTAD) Etapa de transición hacia otras más difíciles.Los jóvenes comienza a adoptar los roles de género y desarrollan el superego.Pueden

socializarse,desarrollar

habilidades

y

aprenden acerca de ellos mismos y la sociedad. ·ETAPA GENITAL (ADOLESCENCIA Y EDAD ADULTA) Los cambios fisiológicos de la pubertad realimentan la líbido,energía

que

estimula

la

sexualidad.Relaciones

heterosexuales y exogámicas.Es la última etapa,antes de entrar a la edad adulta.


LIBROS MÁS IMPORTANTES DE FREUD 1. Estudios sobre la histeria (1895) Este libro, escrito por Sigmund Freud y su mentor Josef Breuer, es la semilla de la teoría psicodinámica que Freud crearía durante los años siguientes a la publicación de estos escritos. Es también el conjunto de textos en los que se intuyen las ideas sobre el ​inconsciente que luego darían pie a las grandes teorías del psicoanálisis​, aunque en este caso la temática tiene mayor relación con la psiquiatría y la ​psicología clínica de finales del siglo XIX.


2. La interpretación de los sueños (1900) Para muchas personas, este es el libro con el que nació el psicoanálisis. En esta obra Freud desarrolla la idea de que ​los sueños podrían ser el ámbito en el que los pensamientos inconscientes emergen a la consciencia disfrazados a través de mensajes transmitidos de manera simbólica. Así, los sueños serían expresiones de deseos reprimidos que aprovechan para asomarse al encuentro de la mente consciente cuando dormimos .


3. Psicopatología de la vida cotidiana (1901) La teoría creada por Sigmund Freud no solo trata sobre las causas de los síntomas de patologías mentales graves. También

intenta

explicar

los

mecanismos

psicológicos

fundamentales que están detrás de las acciones del ser humano en general. Este es uno de los libros escritos por Freud en los que el psicoanalista explica el modo en el que, a su modo de ver, el funcionamiento de nuestro ​inconsciente da pie a la aparición de pequeñas inconsistencias en nuestra manera de comportarnos: lapsus, confundir palabras a la hora de expresarnos y, en general, lo que Freud llamaba ​actos fallidos.


4. Tres ensayos de teoría sexual (1905) La sexualidad tenía un papel muy importante en la teoría freudiana. De hecho, algunos de sus alumnos se distanciaron de él, entre otras cosas, por el énfasis con el que el padre del psicoanálisis defendía la centralidad de lo sexual como parte de la maquinaria inconsciente y pulsional que hace que nos comportemos como lo hacemos. Este es uno de los libros más importantes de Freud porque en él quedan recogidas las ideas que dan forma a la teoría freudiana del desarrollo psicosexual.


5. Tótem y Tabú (1913) A diferencia del resto de libros de Freud, en esta selección de ensayos se sale más del ámbito clínico para adentrarse en aquellos fenómenos arraigados históricamente en lo social y lo cultural. Las conclusiones que se encuentran entre las páginas de esta obra tienen implicaciones sobre temas como la religión, los rituales y hasta la arqueología. El contenido de esta obra es más filosófico y antropológico que


6. Introducción del narcisismo (1914) El contenido de este libro es una revisión de la teoría de las pulsiones de Freud. Introducción del narcisismo, Freud explica que el ​narcisismo forma parte del funcionamiento normal de la psique y que su semilla está presente desde las primeras etapas del desarrollo psicosexual


7. Introducción al psicoanálisis (1917) ¿Quién mejor para darnos a conocer el psicoanálisis que la persona que lo creó? Entre las páginas de esta obra, Sigmund Freud explica las fundamentos principales de la teoría psicoanalítica y señala los pilares fundamentales en los que se ha de basar el trabajo del psicoanalista. Es una buena opción para hacerse una idea general de lo que Freud entendía por ​neurosis​, inconsciente, sueños, represión, etc.


8. Más allá del principio de placer (1920) Este es el primer libro de Freud en el que aparece una distinción entre las pulsiones de vida(Eros) y las pulsiones de muerte (Tanathos). Además, aquí queda retratada con un gran nivel de detalle la teoría de los instintos de Sigmund Freud


9. El yo y el ello (1923) La teoría de las estructuras yoicas es de total relevancia dentro de la obra de Freud, y en este libro quedan bien explicados sus fundamentos. La diferencia entre el Ello, el Yo y el Superyó, así como los principios por los que se rigen y su papel en la psique humana, quedan analizados en profundidad.


10. El malestar en la cultura (1930) Siendo que Sigmund Freud trataba mucho las tensiones entre las pulsiones individuales de cada uno y el conflicto en el que entraban estas al chocar con las normas de comportamiento, no es de extrañar que dedicase uno de sus libros a examinar el encaje entre individuo y cultura. La idea básica que queda plasmada en las páginas de este ensayo es que, como los intereses de la civilización y los deseos primarios de los individuos están en una constante tensión, este genera una sensación de malestar crónico.


RECUPERADO DE:

http://http://claxaguepsev.blogspot.mx/2009/05/psicologia-del-desarrollo-sigmund.htmlw ww.biografiasyvidas.com/monografia/freud/psicoanalisis.htm https://psicologiaymente.net/cultura/libros-sigmund-freud#

http://www.biografiasyvidas.com/monografia/freud/psicoanalisis.htm https://www.google.com.mx/search?q=freud&espv=2&biw=1093&bih=530&source=lnms&tb m=isch&sa=X&ved=0ahUKEwjM4azQ9uXQAhVqz1QKHYMpBS4Q_AUIBigB#tbm=isch&q=f reud&chips=q:freud,g_2:joven&imgrc=g1kNyEmi5DsiCM%3A http://www.biografiasyvidas.com/monografia/freud/psicoanalisis.htm http://www.spmendoza.org/index.php?option=com_content&view=article&id=62&Itemid=34 http://www.monografias.com/trabajos/freud/freud.shtml




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