La segunda lección, fue aprender a ser más humildes recibiendo ayuda muchas veces de quien menos pensábamos. La pandemia afloró nuestro lado más solidario, ayudando a los que se quedaron sin trabajo y muchas veces sin un pan que llevar a su mesa. La tercera lección, fue aprender a reinventarnos, descubrimos lo ingeniosos que somos ante la adversidad. Muchos de nosotros emprendimos nuevos negocios desde la venta de mascarillas, alcohol, atomizadores, hasta los mamelucos para protegernos al salir de casa. Sin duda, la pandemia nos dejo lecciones buenas y malas, pero todas de aprendizaje para crecer como personas, como familia y como sociedad. Aún nos falta un largo recorrido con este virus y sus nuevas variantes, pero confiamos que nos seguiremos adaptando y valorando la vida un día a la vez.
Punta Hermosa Corazón 17
