SER O NO SER, HE AHÍÍ LA MARÍCADA El país se unió por una causa “justa”, en prevenir la igualdad y fomentar la homofobia, en proteger a sus niños de una manada de lobos que busca erradicar la discriminación por medio del respeto y la tolerancia. Realmente son peligrosos, porque están ocultos entre las sombras y cuando salen, la mejor manera es insultarlos, golpearlos hasta que no quede ninguno vivo. ¿Realmente esa es la educación que queremos? En tiempos de Posconflicto ¿La paz se construye peleando con el otro? Si esas son las oportunidades que ejerce el pueblo colombiano, entonces apoyemos la guerra, los secuestros, las extorsiones, pero lo más importante, arriesguemos nuestros hijos, no queremos una generación de mariquitas, sino una de machos, esos mismos que golpean a las mujeres. Revoquemos la ley Natalia Ponce de León y bañémonos en acido, porque ese es nuestro futuro. Las cartillas no son el problema, el problema son de quienes buscan una excusa para defender sus tradiciones conservadoras con poco argumento, apoyados por la iglesia, esos mismos
padres que dicen que el hombre tiene pene, y la mujer vagina y por esa razón no debería existir los gais, ya que les falta “moral”. ¿Sera verdad tanto alboroto? Hoy en día los padres ya no tienen potestad sobre sus hijos, la potestad la tiene las redes sociales, prestándose para la burla a los llamados “maricas”. ¿Y pensar que las cartillas son el problema? Este es un golpe bajo hacia la comunidad LGTBI, ya que demuestra que no estamos preparados para la tolerancia, respeto y mucho menos en la igualdad de género. Ser o no ser gay, lesbiana, heterosexual o bisexual, he ahí la decisión, ¿Marica? He ahí la ignorancia.
Martín Andrés Sánchez Acevedo