Los incendios zombis queman el Ártico
Provocando fuertes consecuencias para el clima global.
Por poner un ejemplo, los incendios queman la vegetación y las llamas son visibles, las podemos ver desde muy lejos. No tienen nada que ver con los incendios del Ártico, que queman bajo tierra. El Permafrost es un suelo orgánico. Su combustión es sin llamas, lo único que se ve desde arriba es un humo que sale del suelo. De ahí la etiqueta de "incendios zombis"
Los incendios suponen una liberación de gases de efecto invernadero, incluido el metano, fatales para el clima global
Imagen de un incendio al oeste de Groenlandia, al norte del Círculo Polar Ártico, observado por el satélite Landsat 8 de EE UU.NASA
Los 'incendios zombis' y la quema de vegetación resistente al fuego son características nuevas que impulsan los incendios del Ártico, con fuertes consecuencias para el clima global, según un estudio elaborado por un equipo internacional de científicos. La temporada de incendios forestales de este año en el Ártico comenzó dos meses antes y no tuvo precedentes en su extensión
"No es sólo la cantidad de área quemada lo que es alarmante", apunta Merritt Turetsky, de la Universidad de Colorado en Boulder (Estados Unidos), quien añade, "Hay otras tendencias que notamos en los datos satelitales que nos dicen cómo está cambiando el régimen de incendios del Ártico y lo que esto significa para nuestro futuro climático".
Los científicos sostienen que la experiencia de los pueblos indígenas y otras comunidades locales son esenciales para comprender y gestionar este problema global. El estudio, publicado en la revista ‘Nature Geoscience’, identifica nuevas características de los recientes incendios del Ártico.
Una es la prevalencia de incendios remanentes, también llamados ‘incendios zombis’. El fuego de una temporada de crecimiento anterior puede arder sin llama en una turba rica en carbono bajo tierra durante el invierno y luego volver a encenderse en la superficie tan pronto como el clima se calienta en primavera.
"Sabemos poco sobre las consecuencias de los incendios remanentes en el Ártico, excepto que representan un impulso en el sistema climático y pueden significar que los incendios severos en un año preparan el escenario para más incendios el próximo verano", explica Turetsky.
La segunda característica es la nueva aparición de incendios en paisajes resistentes al fuego. A medida que la tundra en el extremo norte se vuelve más caliente y seca, los tipos de vegetación que normalmente no se consideran combustibles comienzan a incendiarse, arbustos enanos, juncos, hierba, musgo e incluso turbas superficiales. Los paisajes húmedos como pantanos y marismas también se vuelven vulnerables a las quemaduras.
Las consecuencias
Las consecuencias de este nuevo régimen de incendios podrían ser importantes para el paisaje y los pueblos del Ártico y para el clima global. Más de la mitad de los fuegos detectados este año en Siberia se produjeron al norte del Círculo Polar Ártico, en el permafrost y con un alto porcentaje de hielo en el suelo
Este tipo de permafrost retiene enormes cantidades de carbono de la biomasa antigua. Los modelos climáticos no tienen en cuenta el rápido deshielo de estos entornos y la consiguiente liberación de gases de efecto invernadero, incluido el metano.
En estos incendios no hay una "mano" que inicia el fuego. El negacionismo suele utilizar esta figura como la única causa de estos fenómenos.
El cambio climático sigue sumando evidencias reveladoras sobre su innegable y trágico impacto. El gran aporte a la biblioteca científica lo hizo un grupo de investigadores internacionales, encabezados por los ecólogos españoles del CSIC Josep Peñuelas y Adrià Descals.
LPO Josep Lago
Exactamente. No hay una mano directa que quema. Hay un incremento de tormentas eléctricas y más actividad de rayos, y eso sí es debido al calentamiento del Ártico.
Hay varios estudios publicados que dan cuenta de este fenómeno. El calentamiento produce más rayos. Estos incendios son "naturales" porque ocurren por estos rayos
La complejidad de estos incendios, por dónde se lo mire, es mayúscula en términos de impacto climático.
Los científicos analizaron, en detalle, cuatro décadas de datos de satelitales. Esa meticulosa observación reveló que los incendios quemaron tres millones de hectáreas (una superficie similar a la de Bélgica), multiplicando por siete el promedio registrado de 1980 a esta parte.
Las consecuencias de esta anomalía térmica son alarmantes. El incremento de la temperatura provoca, por lo general, un aumento lineal de la superficie quemada. Pero a partir de los 10 grados por encima de lo normal, el efecto es vertiginoso y exponencial, generando un "círculo vicioso", el calentamiento global genera más calentamiento global.
Uno de los mayores problemas para combatir estos incendios es que ocurren en zonas aisladas, remotas y de poca accesibilidad. El Ártico es una de las zonas menos pobladas del mundo. Estos incendios suelen ocurrir muy separados en distancias. Pueden abrirse focos simultáneos por los rayos, pero separados por centenares de kilómetros. Se expanden y los frentes pueden llegar a ser de decenas de kilómetros. Al haber pocos medios y recursos es muy difícil combatirlos.
También del estudio, reconoce que no esperaba ver este fenómeno en 2020, sino dentro de varias décadas. El 2020 fue un año con una anomalía de temperatura muy fuerte. Un año muy seco y muy cálido en el Ártico. Ese tipo de verano se esperaba mucho más tarde. Posiblemente no lo volvamos a ver en los próximos años. Pero sí que vemos una tendencia. Fue anómalo, es cierto. Pero es un hecho que en los próximos años vamos a tener un incremento de área quemada. Y si seguimos con esta tendencia a partir de la segunda mitad del siglo, sí que tendremos incendios muy recurrentes. Además, el permafrost va más allá del Ártico, abarca también bosques boreales. La tendencia, según otros estudios es la misma, incendios cada vez más grandes. La tendencia es generalizada en toda la Siberia.
Además del CO2 y del metano, en estas masas de hielo hay virus y bacterias congeladas. Estamos ante una bomba biológica.
Hace algunos años, en la tundra siberiana, hubo una pequeña epidemia por ántrax en agosto de 2016, en otra ola de calor, en la Península de Yamal, en el Círculo Polar Ártico, un niño de 12 años murió y al menos veinte personas fueron hospitalizadas después de haber sido infectadas por esta bacteria. No sé hasta qué punto es algo puntual o que puede extenderse. Lo que sí está claro es que hay virus y bacterias enterradas bajo estas capas de hielo. No solo eso, se están encontrando muchos mamuts. Hasta qué punto la siguiente epidemia mundial puede salir del permafrost, lo desconozco.
El Ártico es uno de los sitios donde más se nota el calentamiento global. Las temperaturas ya han aumentado dos grados, el doble del aumento promedio global, un efecto que llamamos "amplificación ártica". También hay un tema muy delicado que son las emisiones de metano y gases de efecto invernadero del Permafrost, la capa de suelo bajo la superficie de la Tierra congelada de forma ininterrumpida, durante cientos o miles de años. Estos suelos albergan grandes cantidades de materia orgánica, que han estado absorbiendo durante milenios. El problema aparece cuando las altas temperaturas derriten esta capa de suelo congelado. Se descompone esta materia orgánica, carbón fósil compuesto por residuos vegetales, y libera metano y CO2. Decidimos estudiar los incendios porque es uno de los eventos que más perturba e impacta en el Permafrost.
El calentamiento climático en el Ártico aumenta los grandes incendios en el permafrost.
Las grandes emisiones no se producen únicamente por los incendios, como ocurre en otras geografías, sino también después del fuego.
Otro motivo que nos llevó a investigar es que no se sabía exactamente cuántas hectáreas se habían quemado. Se sabía que eran muchísimas, pero no había una cuantificación exacta. Nosotros le pusimos un número exacto. "Ajustar la producción y el consumo a los límites del planeta es el debate político central de nuestro tiempo"
Las conclusiones son más graves y alarmantes de las que imaginaban
Sabíamos que nos íbamos a enfrentar con conclusiones de magnitud. El 2020 fue un año muy cálido en el Ártico con muchísimos incendios y que, por lo tanto, el área quemada iba a ser muy grande. Sí nos sorprendió esa relación tan clara entre la temperatura media de verano del Ártico y el área quemada. Por cada grado de temperatura que aumenta, la superficie incendiada es muchísimo más extensa. No es una relación lineal, es exponencial. Eso nos impactó.
“El problema es que ni los países ni los líderes mundiales tienen en cuenta estos eventos. Si incorporamos las emisiones en el Ártico, los acuerdos deberían ser aún más ambiciosos con políticas ambientales más conservadoras. Uno puede pensar, "bueno, es algo que ocurre muy lejos". Pero es otro evento que contribuye al calentamiento global”
También aparece con mucha nitidez la retroalimentación del cambio climático.
Es un monstruo que se alimenta a sí mismo. Queda muy clara la idea del cambio climático como un círculo vicioso.
Debido al calentamiento del Ártico, hay una temperatura que aumenta la probabilidad de incendios, estos incendios hacen que se degrade el Permafrost, cuando esto sucede se emiten grandes cantidades de gases invernaderos que contribuyen al calentamiento de la tierra. En síntesis, el calentamiento global genera más calentamiento global.
Las distancias suelen ser enemigas para dimensionar la gravedad de eventos que ocurren a miles de kilómetros donde uno vive. Cómo se le explica a un ciudadano de un país como Argentina que los resultados de esta investigación lo afecta.
Nos hemos comprometido todos los países a reducir las emisiones. El problema es que ni los países ni los líderes mundiales tienen en cuenta estos eventos. Si incorporamos las emisiones en el Ártico, los acuerdos deberían ser aún más ambiciosos con políticas ambientales más conservadoras.
Uno puede pensar, "bueno, es algo que ocurre muy lejos". Pero es otro evento que contribuye al calentamiento global, que, como ya sabemos, nos afecta a todos y que va mucho más allá del Ártico.
Las políticas ambientales no contemplan estas emisiones, los gases que emanan del Permafrost no formaron parte de la agenda de la COP27.
Hay muchas voces que piden que las políticas sean acordes para mitigar el cambio climático y contemplen estos eventos en el Ártico. Las actuales predicciones sobre el calentamiento global no tienen en cuenta este círculo vicioso.
En los acuerdos que se firman se tiene que incorporar este tipo de emisiones que no son humanas, que no son antropogénicas. Pero la causa sí que es antropogénica debido al calentamiento global.
Además no son emisiones menores o insignificantes, según se desprende de vuestra investigación. La complejidad de estos incendios, por dónde se lo mire, es mayúscula en términos de impacto climático.
Josep Peñuela, otro autor de la investigación, una eminencia mundial en el campo científico de la ecología, hace una autocrítica y dice que todos los investigadores deberían estar en la calle, en alusión al movimiento de desobediencia civil, alertando de lo grave de la situación.
Esta angustiante interpelación es al ciudadano de a pie o al sistema
Tenemos que exigirle a la clase política que se mojen un poco más y que cumpla con todos los acuerdos vigentes y los que se van a firmar en el corto plazo. Hay una responsabilidad clara de los gobiernos. Tiene que haber un poco de activismo, de los ciudadanos y de los científicos, claro, como lo estamos viendo. Todos tenemos que reclamar y protestar por la inacción climática.
"Decrecer no es empobrecer, es un proceso inevitable para vivir bien"
Se puede frenar el cambio climático sin romper la matriz del capitalismo global, la búsqueda permanente de un crecimiento que genere más consumo y producción.
Si tenemos que decrecer o si tenemos que apostar por energía renovables. El capitalismo va más por esta segunda opción, por mantener los niveles de producción y consumo de manera más eficiente. Sin una economía verde fenómenos como los del Ártico van a ser normales. Eso está claro.
Martin Eduardo Lucione
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Extraído LPO Andrés Actis- UN Environment programme – BBC