Langer/Palomo: Satánicos

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Langer/Palomo



Langer/Palomo


Algunos de los trabajos seleccionados en este libro fueron publicados anteriormente en medios gráficos de Latinoamérica y Europa entre el 2007 y 2013. © Langer/Palomo Satánicos, 2013 © de esta edición, 2013 Editorial C S.A.C. Ediciones ContraCultura Av. Larco 986, Miraflores libreriacontracultura@hotmail.com Concepto original: Langer y Palomo Edición y diagramación: Maru Aguzzi ISBN 978-612-46088-6-5 Hecho el depósito legal en la Biblioteca Nacional del Perú Nº 2013-05729 Impreso en Perú. Aaveha E.I.R.L., Calle los Brillantes 220, La Victoria, Lima Primera edición: mayo de 2013 Reservados todos los derechos. Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio, sin permiso de esta editorial.


prólogo por Pedro Salinas

Pedro Salinas (Lima, 1963) es periodista y escritor. Ha conducido y dirigido diversos programas de radio y televisión, varios de los cuales fueron censurados. En 1994 obtuvo el Premio Nacional de Periodismo y Derechos Humanos, otorgado por la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos. Es autor de obras de ficción y de ensayos periodísticos. Actualmente está terminando su último libro titulado Dios es homofóbico. Es columnista de los semanarios Hildebrandt en sus trece y Velaverde, y conduce un programa de entrevistas en LaMulaTV.

Este libro va a la yugular. Como un vampiro. Igualito. Y ojo, no es apto para almas sensibles, porque apunta a desmenuzar con un humor negro (o negrísimo, si prefieren) algunas de las inconsistencias de la iglesia católica, que no son pocas, adivinarán. Y digo inconsistencias porque, vamos, me salen bien los eufemismos. Dice Joe Sacco, uno de los dibujantes de mayor reconocimiento internacional, que “dos ilustradores no dibujarán nunca un camión de la ONU de la misma manera”, y tiene razón. Pero acá van a apreciar a un par, conocidos como Langer y Palomo, que, bueno, tendrán sus respectivos estilos para dibujar un camión de la ONU, pero para graficar y editorializar sus opiniones sobre la iglesia, parecen siameses de pensamiento. Y hasta de palabra. También señala Sacco que “un dibujo refleja la visión de cada dibujante individual”. Pero cuando el dúo Langer-Palomo se junta al estilo Butch Cassidy y Sundance Kid para regalarnos viñetas temáticas, la visión se vuelve panorámica y, mirados los trazos en conjunto, convierten los dibujos en artefactos contundentes que golpean más fuerte que un río cargado de palabras. O que un sesudo ensayo, en plan Richard Dawkins. Y no exagero.


El humor no miente, ha dicho José Pepe Palomo en algún sitio. Y yo le creo. No a Palomo, que conste, sino al humor que hay en estas páginas. Un humor blasfemo, es cierto; y virulento, también. Y si me apuran, tan corrosivo como la baba de Alien. Pero ya ven, están advertidos: Satánicos está lleno de nitroglicerina. En consecuencia, léanlo con cuidado, porque en cuanto alguien aprieta la tecla de los nacionalismos militares o de la religión, las almas fanáticas saltan como un resorte, hasta el techo. Pregúntenle si no a Salman Rushdie. Por lo demás, está claro que esta dupla de iconoclastas, que suele ir a la caza de imágenes santas, no serán muy duchos con el bisturí pero tienen un talento endemoniado para entintar la hipocresía con sus lápices y con su crítica insolente, ácida y contestataria. A ver si consigo explicarlo. Cuando uno se detiene en las viñetas de este libro, uno se pregunta: ¿Por qué la fe tiene que ser ciega como un topo? ¿Por qué el cristianismo es tan omnipotente? ¿Por qué la curia no se cansa de desacreditarse? ¿Por qué la iglesia católica es la única poseedora de “la verdad”? ¿Cómo se puede hablar de “la muerte de un inocente” en el caso del aborto, después de haber matado,


quemado, violado y consentido la pena de muerte? ¿Por qué la homosexualidad es “contra natura”? ¿Quiénes son los clérigos para interpretar la naturaleza? ¿Por qué la religión le tiene tanto miedo al sexo? ¿Por qué se protege a los pederastas? ¿Por qué la necesidad de prohibir y censurar libros, de acallar a los que piensan distinto, de condenar a quienes critican, de invadir el fuero íntimo del otro o de invocar una salvación exclusiva y excluyente? ¿Por qué firmar un acuerdo con Mussolini a cambio de instar a los católicos a votar por el fascismo? ¿Por qué la iglesia católica estuvo, además, con Hitler? ¿Por qué no hacen las hostias con harina integral? ¿Por qué si dios se reveló en Medio Oriente, pasaron varios siglos sin informar a los chinos? ¿Por qué mantener el odio asolapado hacia los judíos? ¿Por qué atacan tanto a los judíos en los evangelios? ¿Dios ha tenido otros hijos? ¿María tuvo trabajo de parto? ¿Le vino la menstruación? ¿Quién pagó la última cena? ¿Por qué es escandalosamente rico el Vaticano? ¿De dónde saca el catolicismo tanto dinero? ¿Se puede probar que Jesús resucitó? ¿Por qué la iglesia menosprecia a las mujeres? ¿Es posible que dios sea mujer? ¿El dios de los mahometanos es el mismo de los cristianos? ¿El Corán y la Biblia

fueron inspiración del mismo dios? ¿Por qué nada acredita que hay un cielo después de la muerte? ¿Por qué? En fin. A mí ni me miren ni me pregunten, porque no tengo la menor idea de qué responder. Yo mismo, les confieso, sigo dándole vueltas al cuento aquel de la “santísima trinidad”, que nos habla de un “dios uno y trino”, y cada vez que trato de comprenderlo me queda la sensación de que estoy frente a un vil artificio, confeccionado por un ilusionista de las palabras. Volviendo a Satánicos, vale la pena leerlo, decía. Compruébenlo ustedes mismos. Lo peor que puede pasarles es que se rían un poco de su propia fe. Y punto. Eso no estaría nada mal, porque al final, ya saben, todo lo pueden arreglar con un padrenuestro, un par de avemarías y un rezo al papa argentino. Y ya está. Finalmente, no quiero dejar de agradecer. En primer término, a los autores y editores de esta publicación, por honrarme e invitarme a ser parte de ésta. Y por último, y no menos importante, al Espíritu Santo, por inspirar estas líneas.


por Daniel Prieto Castillo

Daniel Prieto Castillo (Mendoza, 1942) viene desarrollando desde la década del 60 en el contexto de América Latina una labor en el campo de la comunicación y la educación, expresada en publicaciones y en el trabajo en universidades y organizaciones sociales. Entre sus obras podemos mencionar Retórica y manipulación masiva, Discurso autoritario y comunicación alternativa (dedicado a José Palomo), La pasión por el discurso, cartas a estudiantes de comunicación, El derecho a la imaginación, Educar con sentido, apuntes sobre el aprendizaje y La comunicación en la educación. Ha escrito poesía, novela y teatro, y se ha desempeñado en el campo del periodismo.

El rey siempre estuvo desnudo, por eso necesita rodearse de abigarradas cortes, de espacios descomunales, de leyes, de legiones de escribas, de discursos, de rituales y alguno que otro ejército. A través de tamaño entrecruzamiento de vestiduras resulta difícil acertar con la mirada para ver la terrible desnudez del poder. No son buenos instrumentos para llegar a esta última los caminos que el mismo rey utiliza. De ley en ley, de cortesano en cortesano, de discurso en discurso, puedo uno perderse. Hay otra manera de hacerlo a través de un recurso milenario y presente en nuestros días: el humor. Desde que conocí a Pepe Palomo (Chile, 1943), desde que nos hicimos amigos, comprendí que su trabajo cotidiano, su obra sostenida por una fuerte cultura, por un trazo precioso a la hora del dibujo, por la alegría de crear y por la voluntad de producir día a día, era y sigue siendo con toda fuerza un incansable trabajo dirigido a desnudar el poder, todos los poderes. Y es tal la urgencia, porque son tales las argucias del rey, que el humor no tiene tiempo para muchas vueltas, no puede jugar a contarte una historia con idas y venidas; el humor salta por encima de la red de vestiduras para ir en forma directa a mostrar toda


o una parte de esa desnudez. Puede sostenerse un personaje a lo largo de cientos de episodios, pero éstos se resuelven en unos pocos trazos, en las palabras necesarias (cuando hacen falta), en una pincelada que desencadena la risa, cuando no la carcajada. Así se entretejió, en la creación de Palomo, la tira El Cuarto Reich, por la que desfilaron personajes dueños-de-todo-el-poder y resistencias que los acompañaron, y los acompañarán, siempre. Al principio fue la caricatura del dictador, luego vinieron los grandes burócratas dueños de haciendas y de bancos, después…, toda manifestación en la que el rey se cubre hasta donde puede. Y como esos juegos con la desnudez son para siempre, también para siempre tendremos la presencia del humor, de generación en generación de creadores y a lo largo de la vida toda de un creador. Las condiciones son sencillas: cultura, mucha cultura, disciplina, muchísima disciplina, alegría y ganas de vivir, un trazo capaz de expresar todo a través de una pincelada, una mirada de la cual no escapa ni un detalle, una rebeldía sin márgenes y una inmensa pizca de genialidad. Sencillas condiciones que sostienen la obra de Palomo.


por Gustavo Álvarez Núñez

Gustavo Álvarez Núñez (Buenos Aires, 1969) es escritor, poeta y músico. Mientras funge como editor para una revista, acaba de publicar dos libros de su autoría: Tratado sobre los padres, un libro de poemas, y la biografía Ahora, antes y después: Daniel Melero x Gustavo Álvarez Nuñez.

Con un trazo crudo e hiperrealista, Sergio Langer (Buenos Aires, 1959) se zambulle en el agua perturbadora y abismal del catolicismo, denunciando con una admirable consistencia la inconsistencia y el cinismo de las autoridades eclesiásticas, signado por su hilarante estilete. Pareciera ser que para Langer tenemos el arte para que la verdad no nos mate, como diría Nietzsche. O más: el arte se encargaría de hacer justicia cuando la misma Justicia nos abandonó a la triste realidad. Tal vez Langer esté en sintonía fina con los Quentin Tarantino del mundo que proceden a vengarse en sus historias de la misma Historia y sus injusticias. Si para Marx la religión es el opio de los pueblos, en Satánicos se redobla la apuesta: es la farsa y la tragedia juntas; cara y ceca de una moneda voraz. Desde que el humor gráfico es humor gráfico, la sátira de todos los poderes es una actitud en constante mutación.­Y aquí lo tenemos al arquitecto díscolo, Monsieur Langer: deconstruyendo las aristas de una curia bifronte, minando también el jardín de la corrección que anida en la visión sobre los judíos y ocupándose de sacarle el polvo a los discursos del poder, desde la religión al dinero, desde la violencia al racismo, desde la intolerancia a la exclusión.


El movimiento de fichas ha buscado correr el velo y separar la paja del trigo. Todo sazonado con una frenética e irascible paleta de humor. Humor corrosivo y galopante. Como lectores, Langer nos ha enfrentado al espejo para hacerlo estallar en mil pedazos. Ese continente de risa que nos depara (una risa profunda y endemoniada), rompe la cuadratura santificada que desea romper su sentido, desenmascarando la operación perversa de todo convite moralizante. Como advierte el escritor francés Maurice Blanchot en un texto sobre la obra de Pierre Klossowski al retratar el poder de la risa: Es que la risa es, sin duda, el movimiento de lo divino, pero sucede que es también el espacio mismo de la muerte —morir y reír, reír divinamente y reír mortalmente, reír como movimiento báquico de lo verdadero y reír como la burla del error infinito que pasa incesantemente de uno a otro. Nos morimos de risa con Langer. Pero también no podemos vivir sin la risa que nos regala la obra de Langer.


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