La elegancia del erizo

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La Elegancia del erizo aprehendida desde los conceptos Bajtinianos

Análisis del discurso Mariana Franco Retiz La elegancia es más una actitud que una etiqueta (en muchos casos es confundida con frivolidad) que no muchos pueden poseer, independientemente del estrato social o estirpilla a la que pertenezcan. Muriel Barbery da cuenta de ello desde una filosofía que traspone la belleza de la apariencia ante la perspectiva de lo bello en lo oculto en La elegancia del erizo (Barbery, 2010), por medio de la configuración del personaje de Renée Michel. Barbery supo crear un nuevo lenguaje narrativo que figura su producción como una continuidad en la que las formas discursivas se mezclan para dar lugar a la fábula y al pensamiento y que obligan a rastrear, las diversas zonas de la experiencia y de la reflexión. Para Mijail Bajtin, el privilegio del estudio de La Novela es eje fundamental de sus investigaciones porque piensa que es el género que mejor permite analizar el discurso social, como reflejo de la modernidad y camino para conocer el mundo. (Viñas, 2007:458). Esta obra da de sí una prueba del espíritu de una época, si bien establecida dentro de un complejo habitacional dentro de un barrio burgués en la Francia moderna, los sentimientos, las anécdotas y los problemas sociales-existenciales son los mismos que atacan al hombre protoburgués o de clase media-alta: “[...] una juventud dedicada a tratar de rentabilizar la propia inteligencia, a exprimir como un limón el filón de los estudios y a asegurarse una posición de elite; y luego toda una vida dedicada a preguntarse con estupefacción por qué tales esperanzas han dado como fruto una existencia tan vana. La gente cree ansiar y perseguir estrellas, pero termina como peces de colores en una pecera.” (Barbery, 2010:18)

Si el estilo de un escritor es más que un mero recurso lingüístico o de ornamentación y se concibe como un modo de percibir la realidad y de pensarla, las ideas, las reflexiones, los hallazgos intelectuales no se someten a una forma, como un maniquí se somete a un traje de moda, sino que son una forma razonada.


La alteridad dentro del diálogo en la novela se da mediante la configuración, como antes mencioné; del personaje de Renée, que adquiere una totalidad de sentido en su construcción por medio de lo que dentro del Análisis del Discurso se tomaría como una Forma temporal. Lo mismo que Bajtin denominaría (en su Estética de la creación verbal) como “los principios de ordenación, constitución y formación del alma” (Bajtin, 2005:93) del héroe en La elegancia... pueden a manera de autopsia descifrarse desde sus funciones por medio de la identificación de los recursos verbales, que desde la teoría bajtiniana se componen de voces narrativas, la inserción de la historia en el relato, la intertextualidad y transtemporalidades yuxtapuestas en distintos niveles de la narración. La Elegancia del erizo, trata pues de como de pronto las vidas de la portera de un edificio para ocho familias en la calle Grenelle, Renée Michel y de la pequeña Paloma Josse se ven involucradas una en la otra, y descubren que una viuda de clase media que tiene una afición secreta a los libros y el arte y una niña superdotada de una familia que quiere suicidarse para salir de la pecera tienen más en común de lo que a simple vista podría parecer. De esta manera, el horizonte del personaje de Renée es presentado en primera persona por medio de una narrador autodiegético, que refiere sus vivencias internas en cinco capítulos, de 2 (Marx, preámbulo), 18 (Camelias), 6 (De la Gramática), 18 (Lluvia de verano) y 23 (Paloma) capítulos que alternan con los apartados de 16 Ideas profundas y 7 registros del Diario del movimiento del mundo de Paloma Josse, quién ayuda a configurar desde otro narrador autodiegético que por medio de los apuntes de un Diario muestra, a manera de 'cámara oculta' lo que sucede en el edificio y con los otros personajes que participan en el discurso narrativo. Expresión y contenido se amoldan como un espejo frente a otro, esto coadyuva a el desarrollo del dialogismo en la obra, que es la cualidad en el discurso narrativo por la cual este resulta de la interacción de múltiples voces, conciencias, puntos de vista y registros lingüísticos de acuerdo al concepto de Bajtin.


Así pues los pasajes pertenecientes a la configuración de Renée abren la multiplicidad de ideas que configuran el alma misma del personaje, apenas en el primer capítulo referente a Marx donde cita la undécima tesis de Feuerbach: Para comprender a Marx y cómo está equivocado, hay que leer La ideología alemana [...] los hombres a quienes pierde el deseo, harían bien en limitarse a sus necesidades. En un mundo en el que se amordace la hibris del deseo podrá nacer una organización social nueva, despojada de luchas, opresiones y jerarquías deletéreas (Barbery, 2010:12)

Además de: “No tengo estudios, siempre he sido tonta, discreta, insignificante... correspondo tan bien a lo que la creencia social ha aglutinado como paradigma de la portera de finca, que soy unpo de los múltiples engranajes que hacen girar la gran ilusión universal según la cual la vida tiene un sentido que se puede descifrar fácilmente (Barbery, 2010:12-13)

Y es solo el inicio, a lo largo de la novela se nos presenta esa alteridad que tanto defiende Bajtin en el sentido de aprehender la novela desde una perspectiva colectiva y social, como reflejo de un mundo plural repleto de diálogos (Viñas, 2007: 458) pero siempre desde los acontecimientos más relevantes de la vida del personaje, su presencia así se da de una manera temporal en estos 67 apartados donde sus actos y sus juicios van enmarcando su horizonte: “A los doce años dejé el colegio para trabajar en casa y en el campo con mis padres y mis hermanos. A los diecisiete me casé.” (Barbery, 2010: 44) Para Bajtin, el horizonte de un personaje es el mundo que se le opone, desde esta oposición comprende el mundo y lo define. (Bajtin, 2007:90), entonces el modelo narrativo utilizado presenta un personaje dinámico, donde podemos contemplar una visión subjetiva que representa una parte de la impresión estética que Barbery intenta elaborar en el discurso de Renée: Ser pobre, fea, y por añadidura, inteligente, condena en nuestras sociedades a trayectorias sombrías (...) A la belleza se le perdona todo, incluso la vulgaridad. La inteligencia ya no se ve como una justa compensación de las cosas, una manera de restablecer el equilibrio que la naturaleza ofrece... (Barbery, 2010:47)


Bajtin menciona acerca de esta presentación de las vivencias del personaje un ajuste en el ritmo mismo del discurso narrativo: [...] la vivencia debe ingresar a un pasado semántico absoluto, con todo su contexto semántico gracias al cual cobra sentido. Sólo bajo esta condición la vivencia de una aspiración puede adquirir una cierta duración, un contenido casi observable directamente, y solamente así el camino interno de la acción puede ser fijado, determinado amorosamente concentrado y medido por el ritmo lo cual solo sucede debido a la actividad de otra alma [...] (Bajtin, 2007:106)

El descubrimiento de la elegancia Así pues se puede dar paso al espejo que refracta la luz de Michel a sí misma, Paloma Josse es dónde se da la extraposición que ofrece en el discurso una terminación estética del personaje principal, pero que a la vez oculta una transformación complementaria también dentro de este. El personaje de Paloma está dispuesto a morir y encontrar de una manera u otra motivos solemnes que justifiquen esta acción de una manera discreta: [...] tengo doce años, vivo en la calle Grenelle, número 7, en un piso de ricos. Mis padres son ricos, mi familia es rica y por consiguiente mi hermana y yo somos virtualmente ricas (...) Pronto dejaré atrás la infancia y, pese a mi certeza de que la vida es una farsa, no creo que pueda resistir hasta el final. En el fondo estamos programados para creer en lo que no existe, porque somos seres vivos que no quieren sufrir (...) el día en que cumpla 13 años, el próximo 16 de junio, me suicidaré. (Barbery, 2010:19-20)

Pese a esto, el encuentro e interacción directa con el personaje de Paloma está configurado en un pasaje perteneciente al horizonte contemplativo del personaje de Renée: Algunos niños tienen el difícil don de dejar helados a los adultos. Nada en su comportamiento corresponde a lo que se espera de su edad. Son demasiado graves, demasiado serios (...) Al mirar a Paloma con más atención discierno una afilada agudeza, una sagacidad helada [...] (Barbery, 2010: 271)

Páginas más adelante se empata con la visión de la niña en su Idea profunda No 14:


He ido pues a ver a la señora Michel y me ha invitado a tomar un té. Por ahora, la estoy analizando. No he dicho gran cosa. Me ha mirado de una forma extraña, como si me viera por primera vez.” (Barbery, 2007:285)

De esta manera, conforme avanzan ya cada uno de los pasajes intercalados se logra la objetivización estética que supone Bajtin en la realización del personaje, y por ende de la novela: Allí donde el otro y su tensión semántica poseen una autoridad interna para nosotros, donde coparticipamos en su orientación semántica, allí se dificulta su superación y conclusión estética (...) La anticipación de la muerte tiene una gran importancia para la conclusión estética del hombre. Es la anticipación de a muerte la que aparece como momento necesario en la forma estéticamente significativa del ser interior del hombre, en la forma del alma. (Bajtin, 2007: 116-117)

El acto volitivo, se daría solamente de una manera auténtica dentro de la obra en la situación de duda, cuando el personaje se enfrenta a unos acontecimientos que son nuevos para él, así la congruencia cognoscitiva y moral de Renée se ve trastocada cuando conoce a Kakuro Ozu, el nuevo inquilino de la unidad habitacional, con quién establece un vínculo amistoso, así como con Paloma Josse. Las ganas de morir de Paloma disminuyen mientras las ganas de vivir de Michel van aumentando, pasan de la resignación a la esperanza. Un ejemplo es cuándo Ozu invita a cenar a Michel, después de haberle regalado Ana Karenina: ¿Es esto acaso, sentirse desnuda? Libre del cuerpo de todo vestido, el espíritu no se libera, sin embargo de sus aderezos. Pero la invitación del señor Ozu había provocado en mi el sentimiento de esa desnudez total que es la del alma sola y que, nimbada de copos, provoca ahora en mi corazón una suerte de deliciosa quemazón. (Barbery, 2007:195-196)

Tras la evolución que sufre el personaje, la congruencia se da en el rechazo de Renée a Kakuro al no sentirse merecedora de la alegría que él provoca en ella. La intervención de Paloma es decisiva pues al ser confesora de Renée se entera del precepto que guía la claudicación de su nueva vida, que de nuevo extrapone al personaje en el Diario de la niña:


La señora Michel me ha contado su trauma: huye de Kakuro porque la traumatizó la muerte de su hermana Lisette, seducida y abandonada por un chico de buena familia. No confraternizar con los ricos para no morir por ello es, desde entonces su táctica de supervivencia. (Barbery, 2010:324)

El cierre estético se da así pues por medio de la tragedia, Renée al caminar por la acera ve que uno de sus vecinos está tambaleándose en medio de la calle, corre a ayudarle y es atropellada por una vagoneta de tintorería: “¿Qué hacía yo al momento de morir?, me pregunto con una respuesta ya preparada en el calor de mi corazón. ¿Qué hacía yo? Había conocido al otro y estaba dispuesta a amar.” (Barbery, 2010: 362) Ya en el último capítulo reflexiona Paloma, quién tras enterarse del deceso de su alma gemela escucha a Satie a lo lejos : [...]Es como si las notas musicales hicieran una suerte de paréntesis en el tiempo, una suspensión, otro lugar aquí mismo, un siempre en el jamás. Sí, eso es, un siempre en el jamás. No tema Renée, no me suicidaré (…) pues por usted a partir de ahora buscaré los siempre en los jamases. La belleza en este mundo. (Barbery, 2010:364)

Esta complementación de narradores tiene como resultado una interdiscursividad, que menciona Bajtin en su Estética de la creación verbal, donde el texto al ser recontextualizado se impregna de un nuevo significado. (Viñas, 2007:464) Adjunto: El dilema del erizo; parábola escrita por Arthur Schopenhauer en la obra Parerga und Paralipomena en 1851 menciona lo siguiente: En un día muy helado, un grupo de erizos que se encuentran cerca sienten simultáneamente la necesidad de juntarse para darse calor y no morir congelados. Cuando se aproximan mucho, sienten el dolor que les causan las púas de los otros erizos, lo que les impulsa a alejarse de nuevo.


Sin embargo, como el hecho de alejarse va acompañado de un frío insoportable, se ven en el dilema de elegir: herirse con la cercanía de los otros o morir. Por ello, van cambiando la distancia que les separa hasta que encuentran una óptima, en la que no se hacen demasiado daño ni mueren de frío. BIBLIOGRAFÍA: BAJTIN, Mijail M. Estética de la creación verbal, México, Siglo XXI, 2007. BARBERY, Muriel. La elegancia del erizo, México, Seix Barral/Booket/Editorial Planeta, 2010. VILLANUEVA, Darío. Comentario de textos narrativos: la novela, Guijón, Ediciones Júcar, 1994. VIÑAS Piquer, David. Historia de la crítica literaria, España, Editorial Ariel, 2007. Apuntes de la clase Análisis del discurso de la carrera en Letras Hispánicas.


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