Moa para promocion

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Manual del

OBSERVADOR

AVES

de

Andrés Bosso | Tito Narosky

Ilustrador principal Gerardo Teo Diseño gráfico Mariano Masariche


Calandria Grande (Mimus saturninus)

| N. PĂŠrez


Parte 1

la salida


LA SALIDA

La mochila

La mochila Tomá nota Los observadores de aves ya son miles y hay tiendas que incluyen equipos especializados. Las casas de camping también tienen muchas de las necesidades para salir al campo.

s otro de los habituales compañeros de una salida. En el término mochila, estamos incluyendo bolsos, morrales o cualquier otro elemento portador que elijas. La mochila aventaja al bolso en que su peso está mejor distribuido y a la riñonera y al morral, en su mayor capacidad. Qué va a contener es otra historia, a veces estrictamente personal. Al preparar nuestro equipo, por ejemplo, en su división más externa, colocamos la libreta de notas con su bolígrafo atado y otras lapiceras o lápices de repuesto. Ya en el campo, los trasladamos a un bolsillo cómodo de la chaqueta. Tal vez, el segundo elemento en jerarquía sea la guía de identificación y el tercero un repelente para mosquitos. En invierno o en zonas secas no es necesario, pero igualmente ocupa espacio mínimo. Debe llevarse bien cerrado dentro de una bolsita plástica, lejos de los alimentos, que suelen ser frutas cítricas y, si la temporada lo permite, mandarinas criollas, con cáscara fácil de separar, una manera agradable de combatir el hambre y la sed a un tiempo.

E

Mochilas, riñoneras y morrales facilitan nuestra actividad en terreno

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Manual del OBSERVADOR de AVES

| Foto: S. Ravicule


La mochila

Otros elementos básicos serían: documentos, dinero, credencial de la entidad a la que uno pertenece, repasador, papel higiénico y otros materiales de limpieza, gorro, un pañuelo de cuello y un pulóver, un par de medias de recambio, capita impermeable, algún cuchillo de monte, espejito, cortaplumas multiuso, cajitas, bolsitas para cubrir elementos en caso de lluvia, coleccionar algo o guardar residuos no degradables, un pequeño botiquín y otras cosas que creas útiles. Por ejemplo un GPS, un altímetro si vas a la montaña y una brújula. Incluso es posible agregar una mochilita que, ya en la carpa, puede cargarse con lo imprescindible para las recorridas diarias. Aunque no vaya dentro de la mochila, no debe olvidarse una cantimplora de litro con forro de paño. En verano tal vez convenga llevar dos, que pueden reemplazarse por botellas de plástico, y dejar una semienterrada en el camino para hallarla en el regreso. Dos cosas más: un pequeño grabador y una cámara fotográfica y/o de video. El costo y la incomodidad habrán de pesar en tu decisión de llevarlos. Si tu interés se centrara en nidos, deberás incorporar elementos para la especialidad: un calibre de plástico con reloj (son suizos y no fáciles de conseguir; también los hay digitales), una libreta especial que señala los nidos conocidos, un juego de pesolas (pequeñas balancitas de precisión para huevos pero también para aves recién muertas u otros materiales delicados); cinta métrica, guantes, linterna, hilo sisal, etc. Ya te mostraremos cómo funcionan estos y otros aparatitos. Algunos observadores preparan de una vez un listado de elementos de campo, que incluye vestimenta y otros materiales para sus salidas y antes de la aventura la revisan en detalle para ver si se olvidan de algo importante. Una última sugerencia. Si incluyeses todo lo señalado, más algún otro objeto, es fácil que el peso de la mochila doble tu espalda. Y si en los primeros metros te resultase incómoda, al cabo de un tiempo se volverá insoportable. El sentido común, -el menos común de los sentidos-, tendrá que actuar como severo filtro para tu carga. ¿Y si no actuase? Bueno, una sola salida enseñará al respecto mucho más de lo que podamos decir en horas.

Manual del OBSERVADOR de AVES

LA SALIDA

TOMá NOTA Un listado de los elementos de campo para chequear antes de cada salida, te ayudará a organizar el equipaje.

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EN EL CAMPO

CONSEJO Abreviaturas usuales en la descripción

: ala : cola : cabeza : pecho : vientre : patas : pico : corona : cuello : barba : dorso : iris : periocular : remeras : timoneras

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Cómo describir

Cómo describir un ave uchas partes de un ave -su topografía- son asimilables a las de la anatomía humana, como cabeza, cuello, pecho, vientre, abdomen, lomo, piernas, ceja, etc.. Algunos vocablos no corresponden a mamíferos pero son conocidos, como ala o pico, y otros fácilmente deducibles. Este aprendizaje no te resultará difícil. Cómo describir, en cambio, tiene sus bemoles. El ave no suele permanecer quieta. Aunque para acelerar tu descripción uses símbolos como los aquí propuestos, volará antes de lo deseado. Y es casi una ley que las más raras desaparezcan más pronto. Las comunes, a menudo habituadas al hombre, permanecen más junto a nosotros, ¡pero son en las que menos reparamos! Sin embargo, benteveos, chingolos, gorriones o palomas, nos permitirán adquirir experiencia y rapidez en la descripción. ¿De nuevo, por dónde empezar? Como el ave en algún momento volará, comenzarás por los caracteres más salientes, los que saltan a la vista. Si ves un Churrinche macho, anotá “rojo”. Después irás a los detalles. Dirás que el dorso es pardo, que el pecho es así, que… Primero entonces, lo notable; luego, si aún está -y eso depende mucho de tu comportamiento de naturalista- seguís con lo que ves. Si muestra la parte posterior describirás entonces cola, rabadilla, subcaudales o lo que puedas. Si está ubicado frontalmente: corona, ceja, nuca, mejilla o iris. Claro que además de lo descrito, pues el ave ya se fue, te han quedado otros datos en la memoria: el tamaño, la forma (parecido a tal o cual) y el aspecto y coloración general. Anotalos inmediatamente, cuando están frescos en tu retina y antes de consultar la guía. Podría ser que con los datos obtenidos, tu oráculo responda con el nombre del ave. Pero también podría ser que no, y en ese caso se mezclará lo visto con el dibujo de la guía ¡y sería una lástima! El pico merece un párrafo aparte. Su descripción cuidadosa puede determinar el grupo al que pertenece el ave. Por comparación, anotá que es más grande, fino, largo o alto que otro conocido. Y comparalo también con el largo de su cabeza (es mayor, igual, la mitad, etc.).

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Manual del OBSERVADOR de AVES


Cómo describir

EN EL CAMPO

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El mundo de las aves

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Las plumas

Espectacular despegue de un Pato Barcino (Anas flavirostris) exhibiendo su plumaje y el espejo alar, oculto cuando estรก posado o nadando. | R. Casares

Manual del OBSERVADOR de AVES


Las plumas

El mundo de las aves

Las plumas, sus mejores vestidos

Manual del OBSERVADOR de AVES

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El mundo de las aves

Tomá nota Las aves pequeñas pueden portar unas 1.500 plumas en total; los cisnes hasta 25.000.

Las plumas

as plumas distinguen a la Clase Aves y de su correcta observación dependerá la identificación en la mayoría de los casos. Otros grupos animales también pueden tener alas, pico, y obviamente patas. Pero sólo las aves poseen plumas, que son estructuras fundamentales para proteger su piel delgada, para volar y para la regulación térmica, ya que retienen el aire o facilitan su liberación, según la temperatura ambiente. Algunas también cumplen otras funciones, como la exhibición en el cortejo nupcial. La pluma es de origen epidérmico y nace de papilas que desarrollan una primera formación hueca llamada cañón o cálamo, de donde surge el raquis córneo. En su base hay barbas suaves. El raquis se ramifica en apretadas barbas dispuestas en forma regular, en dos láminas o vexilos, uno externo (generalmente menor) y otro interno. De estas barbas surgen, a su vez, filamentos pequeños (barbillas), que presentan ramificaciones (barbicelos) que, como garfios minúsculos, entretejen el conjunto.

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Del raquis salen las barbas

A su vez, las barbas se dividen en barbillas

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Manual del OBSERVADOR de AVES


Las plumas

El mundo de las aves

Rem

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El entramado de plumas es un buen aislante para las aves. El Pirincho (Guira guira) igualmente sufre los fríos del invierno litoral. | R. Casares

Ti o mo re n ct er ri as ce s

Alula

Una espléndida Águila Pescadora (Pandion haliaetus) nos exhibe la totalidad de su plumaje.

Manual del OBSERVADOR de AVES

| R. Casares

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El mundo de las aves

Alimentación

s?

la ¿Egagrópi

originales Ilustraciones

su escondite y comienza la cacería valiéndose de sus desarrollados sentidos. Un adulto captura cientos de micromamíferos por año, entre ellos ratones transmisores del mal de los rastrojos. También consumen saurios, pájaros -palomas y gorriones en las ciudades- y murciélagos. El Tucúquere (Bubo magellanicus) prefiere presas mayores, hasta del tamaño de un conejo (Oryctolagus cuniculus), que caza en Tierra del Fuego. El Caburé Grande o chuncho (Glaucidium nanum), captura insectos, ratones y pájaros. Les come primero la cabeza y en algunos casos abandona el resto. Especies emparentadas almacenan alimento en épocas de abundancia para consumirlo en invierno. El alcaudón nórdico -que no es de este grupo- posee un comportamiento similar, ya que empala a sus víctimas en los extremos de ramas y arbustos para comerlos después. Las aves carroñeras, como jotes y cóndores -buitres del nuevo mundo, hoy emparentados con las cigüeñas-, aprovechan restos de animales, principalmente ganado muerto. Trozan la carne con sus fuertes picos y se ayudan con las patas cuyos dedos largos no son prensiles. Muchas veces los Jote Cabeza Negra (Coragyps atratus) disfrutan restos de peces en aldeas de pescadores. Es habitual observar grandes bandadas de ellos, entre las que aparece el Jote Real (Sarcoramphus papa), de hábitos igualmente fúnebres pero de colores más vivos. Estas aves, consideradas agoreras, poseen un sistema digestivo adaptado a la ingestión de xpulsan alimento putrefacto; su cabeza desnuda es ras aves e ot y s a z sas, u re h c p s le s, su o también una adaptación al hábito de hurgar e sd Buh o digerible ópilas). n s e rt a p en materia descompuesta, ya que al no tener gr las bolos (ega e d a m r plumas, la exposición directa al calor del sol en fo n a c evitaría la acción de las bacterias nocivas. Se identifi Una de sus funciones en el ecosistema es la los huesos de limpiar el terreno ocupado por un animal y pelos de muerto. Asi, una osamenta blanqueada por roedores, deyecciones delatará su actividad reciente. partes de s, Pero ser carroñeros no impide que disfruten escarabajo otros manjares, ya que los jotes también grillos y s, a consumen huevos de aves, de reptiles o cucarach ganado enfermo. Y aún otras carroñeras etc . Así se como los Caranchos son buenos cazadores. conocen la e Algunas aves directamente pescan, detalles d e v a como los martín pescadores que en ríos y dieta del . a arroyos acechan peces o insectos acuáticos estudiad desde ramas costeras o con “halconeos”. Los cormoranes se zambullen y bucean hasta que emergen con un pez. Hemos visto biguáes (Phalacrocorax braslianum) girando el cuerpo sobre su eje al atrapar un pez, moviendo el cuello para engullirlo finalmente con dificultad. Generalmente tragan primero la cabeza y así los ingieren en el sentido de las escamas. También pingüinos y petreles se alimentan casi con exclusividad de peces. Ciertas aves marinas y costeras presentan glándulas para eliminar la sal ingerida, que en altas proporciones sería perjudicial para el organismo. o de Gerardo Te

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Manual del OBSERVADOR de AVES


Alimentación

El mundo de las aves

Jote Cabeza Negra (Coragyps atratus). La cabeza desnuda de las carroñeras disminuye riesgos por hurgar en materia descompuesta. | A. Paviolo / Unidos

Ya de joven, los caranchos (Caracara plancus) y otras rapaces limpian los campos de cadáveres.

Manual del OBSERVADOR de AVES

| M. Romano

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El mundo de las aves

Patas

Tipos de patas NADADORAS PALMEADAS Cormorán Imperial (Phalacrocorax atriceps) Gaviota Cocinera (Larus dominicanus)

Pato Cutirí (Amazonetta brasiliensis)

Nadadoras lobuladas

Gallareta Ligas Rojas (Fulica armillata)

Macá Tobiano (Podiceps gallardoi)

Ipequí (Heliornis fulica)

ESPECIaLIZADAS EN PLANTAS FLOTANTES

Pollona Azul (Porphyrula martinica)

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Manual del OBSERVADOR de AVES

Gallito de Agua (Jacana jacana)


Patas

El mundo de las aves

RAPACES DIURNAS

RAPACES nocturnas

Harpia (Harpia harpyja) Halcón Peregrino (Falco peregrinus)

Ñacurutú (Bubo virginianus)

trepadoras de troncos TREPADORAS DE RAMAS

Carpintero Gigante (Campephilus magellanicus)

Ñanday (Aratinga nenday)

Trepador (Dendrocolaptes sp.)

CAMINADORAS

Ñandú (Rhea americana)

ZANCUDAS ACUáTICAS Garcita Blanca (Egretta thula) Flamenco Común (Phoenicopterus chilensis)

Colorada (Rhynchotus rufescens)

Tero Común (Vanellus chilensis)

Manual del OBSERVADOR de AVES

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El mundo de las aves

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Reproducciรณn

Manual del OBSERVADOR de AVES


Reproducción

El mundo de las aves

En busca del espacio vital Colonia de Pingüino Rey (Aptenodytes patagonicus) en las planicies de Salisbury, Isltas Georgias.

Manual del OBSERVADOR de AVES

| S. Imberti

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El mundo de las aves

Canto y voces

304Loro Barranquero (Cyanoliseus Manual del OBSERVADOR de AVES patagonus). | R. GĂźller


Canto y voces

El mundo de las aves

Parte 7

ARGENTINA, PAíS DE LAS AVES

Manual del OBSERVADOR de AVES

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ARGENTINA, PAíS DE LAS AVES

Carpintero del Cardón (Melanerpes cactorum)

Aves del Gran Chaco

| M. Lepez

de aves. Al recorrer esa maraña mayormente espinosa, con suelo seco y en gran parte desnudo, nos sorprenden los abruptos y ruidosos vuelos del Inambú Montaraz (Nothoprocta cinerascens) o de la Martineta Chaqueña (Eudromia formosa), especie exclusiva de este distrito. Al amanecer, prorrumpen en griteríos inacabables las bandadas de Charatas (Ortalis canicollis) que se desplazan por los árboles. Luego aparecen los grupos de pájaros, y en ellos el Hornerito Copetón (Furnarius cristatus), la Viudita Chaqueña (Knipolegus striaticeps), el Zorzal Chalchalero (Turdus amaurochalinus), el Soldadito Común (Lophospingus pusillus), las Monteritas de Collar y Cabeza Negra (Poospiza torquata y P. melanoleuca), el Brasita de Fuego (Coryphospingus cucullatus), el Pepitero Chico (Saltatricula multicolor) y tantos otros. En este reino de madera y hormigas, los carpinteros son variados y abundantes. Así, de a poco, descubriremos por sus golpeteos al raro Carpintero Negro (Dryocopus schulzi), al Carpintero del Cardón (Melanerpes cactorum), al imponente Carpintero Lomo Blanco (Campephilus leucopogon), al Carpintero Bataraz Chico (Picoides mixtus) y al diminuto Carpinterito Común (Picumnus cirratus). Otros habitantes alados nos producen una especial sensación, porque son el alma de este ambiente, como la Chuña Patas Negras (Chunga burmeisteri), mayormente corredora y más escuchada que vista o el Durmilí (Nystalus maculatus), los formidables trepadores como el Trepador Gigante (Xiphocolaptes major) y el Picapalo Colorado (Campyloramphus trochilirostris), la Lechuza Bataraz Chaqueña (Strix chacoensis), el Alilicucu Común (Otus choliba),

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Manual del OBSERVADOR de AVES


Aves del Gran Chaco

Carpintero Lomo Blanco (Campephilus leucopogon)

Trepador Gigante (Xiphocolaptes major)

| H. Shreiber

| E. White

ARGENTINA, PAíS DE LAS AVES

Águila Coronada (Harpyhaliaetus coronatus)

| A. Terán

Lechuza Bataraz Chaqueña (Strix chacoensis) | H. Shreiber

Manual del OBSERVADOR de AVES

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ARGENTINA, PAíS DE LAS AVES

Aves de la Selva Misionera

el monte de “la vieja” o “Güaimingüé” (vieja fue), por su voz quejumbrosa. Las lechuzas y dormilones o atajacaminos, amigos de la noche, son más fáciles de distinguir por su voz. Para cerrar esta reseña destacamos a dos aves portadoras de curiosas denominaciones onomatopéyicas: la Torcacita Escamada (Columbina squammata) que recibe el nombre de “Fogo apagou” y el Juan Chiviro (Cyclarhis gujanensis) al que se distingue como: “gente de fora vem”. La primera se presenta después que el hombre despeja la selva mediante fuego, apareciendo en los “rozados” no bien se apaga. La segunda es clásica en la selva y en las bandadas mixtas, donde cumpliría una función de vigilancia, advirtiendo la llegada de extraños, como una alarma viva de la selva. Podríamos seguir describiendo maravillas como la Urraca Azul (Cyanocorax caeruleus), el Frutero Overo (Cissopis leverianus), que recuerda por su porte y aspecto una pequeña urraca, el Macuquito (Lochmias nematura) que busca insectos junto al agua y el Vencejo de Cascada (Cypseloides senex) que anida detrás de los vertiginosos saltos del Iguazú. Pero la noche ha avanzado y debemos descansar. Con las primeras luces saldremos por las picadas del Parque Nacional Iguazú o el vecino Parque Provincial Urugua-í, a encontrarnos con estas sorpresas. Espero que mañana, después de conocer de cerca la vieja “mansión verde”, comprendas mejor por qué hoy lagrimeaba, al ver las columnas de humo alzándose hasta el cielo.

Bailarín Azul (Chiroxiphia caudata)

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| E. White

Manual del OBSERVADOR de AVES


Aves de la Selva Misionera

Frutero Overo (Cissopis leveriana)

ARGENTINA, PAíS DE LAS AVES

| E. White

Vencejo de Cascada (Cypseloides senex) y Vencejo de Collar (Streptoprocne zonaris)

| E. White

Manual del OBSERVADOR de AVES

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ARGENTINA, PAíS DE LAS AVES

Ñandúes (Rhea americana)

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Aves de la llanura bonaerense

| Carlos Figuerero

Manual del OBSERVADOR de AVES


Aves de la llanura bonaerense

ARGENTINA, PAíS DE LAS AVES

Aves de la llanura bonaerense

Manual del OBSERVADOR de AVES

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ARGENTINA, PAíS DE LAS AVES

Aves de la ribera platense

Una isla boscosa entre dos mares Por Flavio Moschione

horcajadas entre ambos mares, el dulce y el verde, los ambientes costeros del Río de la Plata concentran gran parte de la diversidad biológica de la provincia de Buenos Aires. A lo largo de más de 330 km de costa, desde el Delta del Paraná hasta su límite con el mar en Punta Rasa, pueden diferenciarse tres zonas geográficas, debido a procesos de retirada de las aguas saladas y la formación de costas. Para el naturalista que se sumerge en los bosques del estuario platense interior, que abarca unos 80 km de costa desde el Delta hasta río Santiago, es fácil apreciar la influencia subtropical transportada por los ríos Paraná y Uruguay. Es difícil imaginar que hace 5.000 ó 10.000 años, esa zona estaba dominada por mareas salobres y vegetada por espartillares y pastizales entre cangrejales, como los que encontramos en el estuario exterior: la bahía Samborombón. Al hablar de la ribera, nos referimos al área de la baja terraza sobre el estuario interior y en cierto modo al estuario intermedio, extendiéndose en una franja costera de casi 180 km hasta Punta Piedras. Estos terrenos de cinco o seis metros de altura máxima, van desde unos 300 m a 9 km desde la orilla, y presenta albardones alternados con cubetas deprimidas. Suele presumirse que la ribera estaba antiguamente vegetada por densas selvas marginales continuas, que fueron degradadas por la intensa actividad colonizadora. Al investigar, encontramos que no fue así, ya que por un lado las aguas salobres rondaban hace menos de 1.000 años la zona e imposibilitaban la existencia de una selva de inundación y, por otro, la topografía de la costa no permite tampoco el desarrollo de una selva marginal en toda la ribera. Precisamente la selva marginal vegeta sobre albardones en la margen de los arroyos, sobre suelos inundables pero no inundados. La ribera platense está ocupada por un ecosistema complejo, compuesto por todas estas comunidades que se disponen en serie desde el río, tierra adentro. Las playas arenosas poco profundas son ocupadas por el “juncal costero”, que se desarrolla como una primera avanzada en la formación de nuevas tierras. Castigada por el oleaje, no presenta una avifauna propia ni permanente, aunque es sobrevolada por grupos de cuatro especies de gaviotas y, como todas las demás, por abundantes bandadas de palomas. Tras los juncales, en el suelo algo más elevado y libre de olas, vegeta el “matorral ribereño”, y es sucedido por el “saucedal ribereño” en zonas de suelo alto y firme. Mientras el caminante, acompañado por una pléyade de mosquitos, hunde sus botas en el suelo barroso, percibe un no menos cromático paisaje de sonidos. La cadencia monótona del Sietevestidos o “bichi bichi” (Poospiza nigrorufa) es entrecortada por el cantito descendente de la Choca Corona Rojiza (Thamnophilus ruficapillus), mientras entre los ecos de las frondas resuena el golpeteo del Carpintero Bataraz Chico (Picoides mixtus) en las ramas de algún Sauce colorado (Salix humboldtiana). Los dos abundantísimos zorzales (Turdus spp.) hacen escuchar sus cortos reclamos y fragmentos de sus cantos, mientras el Juan Chiviro (Cyclarhis gujanensis) entona melódicas estrofas, con las cuales es sencillo atraerlo. Durante los meses cálidos, cuando el ave dominante es el Fiofío Pico Corto (Elaenia parvirostris), también es posible apreciar a tres especies de sigilosos cuclillos

A

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Manual del OBSERVADOR de AVES


Aves de la ribera platense

Ceibal en el estuario del Plata.

ARGENTINA, PAíS DE LAS AVES

| S. Preisz

S. Preisz

Juan Chiviro (Cyclarhis gujanensis)

| S. Preisz

Choca Corona Rojiza (Thamnophilus ruficapillus)

Manual del OBSERVADOR de AVES

| S. Preisz

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Tordo Amarillo (Xanthopsar flavus)

| R. Moller Jensen



Manual del

OBSERVADOR

AVES

de


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