ORACIONES PARA EL CAMINO

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ORACIONES PARA EL CAMINO Matilde Eugenia Pérez Tamayo


Ante tantas heridas que nos hacen mal y que nos podrĂ­an endurecer el corazĂłn, estamos llamados a zambullirnos en el mar de la oraciĂłn, que es el mar del amor ilimitado de Dios, para gustar su ternura. Papa Francisco


Rezar no es una forma de huir, tampoco de meterse en una burbuja, ni de aislarse, sino de avanzar en una amistad que tanto más crece cuanto más se trata al Señor, amigo verdadero y compañero fiel de viaje, con quien todo se puede sufrir, pues siempre ayuda, da fuerza y nunca falta. Papa Francisco


CONTENIDO PRESENTACIÓN ORACIONES BÁSICAS DEL CRISTIANO 1. El Credo 2. El Gloria 3. El Padre nuestro 4. El Ave María 5. El Acto de Contrición

ORACIONES A DIOS PADRE 6. Oración de Alabanza y Adoración (San Juan María Vianney – Cura de Ars) 7. Oración fundamental (P. Lewis S.J.) 8. Acto de amor humilde 9. Acto de fe, esperanza y caridad 10. Padre Bueno

ORACIONES A JESÚS 11. Mi gran amigo Jesús 12. Jesús mío (Cardenal Newman) 13. Oración al Corazón de Jesús 14. Novena de la confianza al Sagrado Corazón de Jesús 15. Un minuto con Jesús 16. Señor Jesús (Oración de San Agustín)


17. Oración a Jesús (San Ignacio de Loyola) 18. Oración a Jesús Eucaristía – Adorote Devote (Santo Tomás de Aquino) 19. Alma de Cristo (Oración de San Ignacio para después de la Comunión) 20. Comunión espiritual 21. Acción de Gracias a Jesús Eucaristía 22. Oración a Jesús Crucificado 23. Oración a Jesús Crucificado (Gabriela Mistral) 24. Oración a Jesús crucificado y resucitado (Santa Teresa de Calcuta)

ORACIONES AL ESPÍRITU SANTO 25. Invocación al Espíritu Santo 26. Oración al Espíritu Santo pidiendo sus dones 27. Oración al Espíritu Santo (San Juan XXIII) 28. Oración al Espíritu Santo (San Agustín) 29. Oración al Espíritu Santo en una difcultad

ORACIONES A LA VIRGEN MARÍA 30. Ángelus 31. Regina Coeli 32. Salve 33. Acto de consagración a la Virgen 34. Bendita sea tu pureza


35. Acordaos (San Bernardo de Claraval) 36. Oración a María por todas las madres del mundo 37. Oración a la Virgen María (San Alberto Hurtado) 38. Súplica a la Virgen María 39. Bendición de María Auxiliadora 40. Oración a Santa María (L. de Grandmaison)

ORACIONES A SAN JOSÉ 41. Oración a San José 42. Oración a San José para tiempos difíciles 43. Oración a San José para pedir la gracia de la buena muerte

ORACIONES POR LA IGLESIA Y POR LOS SACERDOTES 44. Oración por la Iglesia y los sacerdotes (Santa Faustina) 45. Oración por los sacerdotes (Santa Teresita del Niño Jesús) 46. Oración por los sacerdotes (SS. Benedicto XVI) 47. Oración por las vocaciones 48. Oración por los cristianos perseguidos

ORACIONES POR LA PAZ DEL MUNDO


49. Oración por la paz (Padre Ignacio Larrañaga) 50. Oración por la paz (San Francisco de Asis)

ORACIÓN POR LA FAMILIA Y SUS MIEMBROS 51. Oración por las familias (Papa Francisco) 52. Oración por las familias (Santa Teresa de Calcuta) 53. Oración de una familia 54. Consagración del Hogar al Corazón de Jesús 55. Oración de los esposos 56. Oración de una madre o un padre por sus hijos 57. Oración de un hijo por sus padres 58. Oración por las madres en su día 59. Oración por los papás en su día 60. Oración de los abuelos 61. Oración a Jesús por nuestros seres queridos difuntos 62. Oración a Dios Padre por nuestros familiares difuntos

ORACIONES POR LOS ANCIANOS Y POR LOS ENFERMOS 63. Oración de un ancianos 64. Oración de un enfermo


65. Ofrecimiento de los dolores físicos y espirituales en la enfermedad 66. Entrega a la Voluntad de Dios en la enfermedad 67. Oración por los enfermos 68. Oración por un enfermo grave

ORACIONES DE ENTREGA VOLUNTAD DE DIOS

A

LA

69. Tomad, Señor y recibid (San Ignacio de Loyola) 70. Oración de abandono (Carlos de Foucauld)

ORACIONES ESPECIALES

PARA

MOMENTOS

71.Ofrecimiento diario al Sagrado Corazón de Jesús 72. Ofrecimiento del día (Santa Teresita del Niño Jesús) 73. Oración de la mañana (Padre Ignacio Larrañaga) 74. Al comenzar el día 75. Oración de la noche (Padre Ignacio Larrañaga) 76. Oración para terminar un año y comenzar el nuevo. 77. Oración para el Tiempo de Adviento 78. Oración al Niño de Belén (San Juan XXIII)


79. Oración para el Tiempo de Navidad 80. Oración para el Tiempo de Cuaresma 81. Otra oración para el Tiempo de Cuaresma 82. Oración para el Tiempo de Pascua

ORACIONES INTENCIONES

CON

DIVERSAS

83. Acto de contrición 84. Oración pidiendo el perdón de los pecados 85. Oración para verse libre de peligros 86. Oración de aceptación y entrega 87. Oración para los momentos de tristeza. 88. Oración para pedir el don del amor (Santa Teresa de Calcuta) 89. Oración para pedir la curación interior 90. Oración para pedir el don del buen humor (Santo Tomás Moro) 91. Petición confiada (Santo Tomás Moro) 92. Oración de la sonrisa (Santa Teresa de Calcuta) 93. Oración de Petición (Santo Tomás de Aquino) 94. Oración confiada (Thomas Merton) 95. Oración de Acción de gracias 96. Quédate, Señor, conmigo 97. Oración por los amigos 98. No te pido, Señor 99. Oración para pedir el don de la misericordia 100. Enséñame a amar (Santa Teresa de Calcuta)



PRESENTACIÓN La oración es para los creyentes de todas las religiones, lo que el aire para los seres vivos. De la misma manera que no podemos vivir sin respirar, no podemos vivir la fe que decimos profesar sin orar con frecuencia y fervor, porque la oración da la medida de nuestra relación con el Señor. Dice el Papa Francisco en una de sus catequesis: "La oración es la fuerza del cristiano y de toda persona creyente". Y añade: "La vida cristiana no se limita a la oración, pero requiere un compromiso diario y valiente que surge de la oración". "Un cristiano que no se nutre con la oración, los sacramentos y la Palabra de Dios, inevitablemente se marchita y se seca". La oración constante y confiada ilumina la fe, fortalece la esperanza, y hace crecer el amor, las tres virtudes que Dios infundió en nuestra alma,


cuando recibimos el Bautismo, y que son el eje central de nuestra vida cristiana. La oración da sentido y valor a cada uno de los momentos y circunstancias de nuestra vida; a los días de luz y a las noches oscuras; a los triunfos y a los fracasos; a los acontecimientos alegres y a los tristes; y también, por supuesto, a la rutinaria monotonía de la cotidianidad. En la oración que es fundamentalmente un estar con Dios, el Señor nos comunica su fuerza para seguir adelante, para crecer y avanzar en nuestra vida de fe, con decisión y valentía, superando los momentos de dificultad que nunca faltan. La oración, el trato constante e íntimo con Dios, destruye los miedos que nos paralizan y no nos dejan avanzar en nuestra vida espiritual y en nuestra práctica del Evangelio de Jesús. La oración bien hecha nos pacifica interiormente, llena de armonía nuestro espíritu. La oración nacida del corazón nos une a Dios y a los hermanos en un estrecho y amoroso abrazo. La oración, dice el Papa Francisco: "purifica


incesantemente el corazón, y la alabanza y la súplica a Dios previenen el endurecimiento del corazón en el resentimiento y el egoísmo". Pero todos sabemos, porque lo hemos experimentado personalmente, que no siempre es fácil orar. Hay muchas situaciones y circunstancias en nuestra vida, en las que nos sentimos incapaces de concentrarnos en una oración personal profunda y fructífera. Entonces, para no abandonar la oración – lo cual sería evidentemente, el peor error que podemos cometer -, debemos recurrir a ayudas externas que nos permitan mantener abierta y activa nuestra comunicación con Dios, que es el soporte de nuestra fe. El libro que tienes en tus manos, querido lector, busca ser para ti, una ayuda en estos momentos de dificultad, y también una motivación y un soporte para que tu oración de cada día sea más profunda y entrañable, más viva y eficaz, más amorosa y humilde. Para que tu oración sea una oración que salga de tu corazón y llegue al corazón de Dios. Una oración que te haga crecer espiritualmente. Una oración que te fortalezca y te conduzca por


caminos nuevos, al encuentro con quien está deseoso de escuchar tu voz y oír tu plegaria, porque te ama infinitamente, con el amor fuerte y poderoso de Padre, y el amor tierno y cuidadoso de Madre. Matilde Eugenia Pérez Tamayo


ORACIONES BÁSICAS DEL CRISTIANO 1. EL CREDO El Credo es una oración fundamental. Resume en unas pocas líneas las verdades más importantes de nuestra fe cristiana católica. Lo rezamos en la Misa cada domingo y en algunas fiestas especiales, pero es bueno que lo incorporemos a nuestra oración diaria, en algún momento del día. Creo en Dios Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo; nació de Santa María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilatos; fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre, desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo; la Santa Iglesia Católica; la comunión de los Santos;


el perdón de los pecados; la resurrección de la carne; y la Vida eterna. Amén.

2. EL GLORIA El Gloria es una oración de alabanza a Dios Uno y Trino. Cantamos o rezamos el Gloria básicamente los domingos en la Misa, y lo hacemos con la alegría de quien desea exaltar la bondad y la belleza de Dios que nos ama. El Gloria tiene una resonancia especial en el Tiempo de Navidad y en el Tiempo de Pascua, cuando celebramos los dos misterios centrales de nuestra fe: la Encarnación de Dios en un Niño débil e indefenso, y la Resurrección de Jesús Nuestro Señor y Salvador, que es anuncio y preludio de nuestra propia resurrección. Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos,


te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso, Señor Hijo único, Jesucristo, Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre. Tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros. Tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestras súplica. Tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros. Porque sólo Tú eres Santo, sólo Tú, Señor, sólo Tú, Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo, en la gloria de Dios Padre. Amén. Alabemos y glorifiquemos a Dios Trinidad con el Gloria, cada día, al menos en su versión resumida: Gloría al Padre, Gloria al Hijo, y Gloria al Espíritu Santo. Como era en el principio, sea ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.


3. EL PADRENUESTRO El Padrenuestro es la oración que Jesús enseñó a los discípulos, y en ellos a nosotros. La dirigimos a Dios Padre en el nombre de Jesús, su Hijo predilecto, y unidos a todos los hombres y mujeres del mundo, nuestros hermanos. Procuremos que siempre que lo entonemos, lo hagamos con conciencia de lo que estamos diciendo. Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre, venga a nosotros tu Reino, hágase tu Voluntad aquí en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día perdónanos nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

4. EL AVE MARÍA Es la oración más sencilla y a la vez más


completa, que podemos dirigir a María. Su origen es muy antiguo. Está compuesto de dos partes: 1. La primera que reúne las palabras que el ángel Gabriel le dirigió en el acontecimiento de la Anunciación, y las palabras de Isabel cuando María fue a su casa para acompañarla y servirla en su maternidad. 2. La segunda son las palabras con las cuales la Iglesia y nosotros con ella, la aclamamos como Madre de Dios y le pedimos con humildad su ayuda y protección en todos los momentos de nuestra vida. Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor está contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre: Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.


5. EL ACTO DE CONTRICIÓN Es la oración con la que pedimos perdón a Dios por nuestros pecados. Lo rezamos al comienzo de la Misa como un modo de prepararnos al encuentro con Jesús, que en ella se nos da como alimento espiritual, en su Palabra proclamada y en la Eucaristía. La condición básica para rezar esta oración es tener una conciencia clara de haber hecho el mal, lo cual es, sin duda, una realidad para todos nosotros, y de haber omitido hacer el bien en algunas oportunidades; y también, un arrepentimiento sincero y un propósito firme de trabajar intensamente cada día en nuestra conversión personal. Yo confieso ante Dios Todopoderoso, y ante vosotros hermanos que he pecado mucho, de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a Santa María siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos, que intercedan por mí, ante Dios, Nuestro Señor. Amén.


ORACIONES A DIOS PADRE Orar a Dios Padre es reconocernos como sus hijos muy amados. Hagámoslo siempre con humildad y devoción.

6. ORACIÓN DE ALABANZA Y ADORACIÓN (San Juan María Vianney – Cura de Ars) Yo te amo, Dios mío, y mi único deseo es amarte hasta el último momento de mi vida. Yo te amo, Dios infinitamente amable, y prefiero morir amándote, a vivir un sólo instante sin amarte. Te amo, Señor, y la gracia que te pido es la de amarte eternamente. Yo te amo, Señor, y deseo el cielo sólo para tener la felicidad de amarte eternamente. Yo te amo, Dios infinitamente bueno, y temo el infierno sólo porque allí no tendría jamás el dulce consuelo de amarte.


Dios mío, si mis labios no pueden decirte a cada instante que te amo, quiero que mi corazón lo repita cuantas veces yo respire. Yo te amo, mi divino Salvador, porque has sido crucificado por mí. Dios mío, dame la gracia de amarte en mi sufrimiento. Concédeme, Señor, la gracia de morir por tu amor y sabiendo que te amo; y al acercarme a la muerte, aumenta mi amor y perfecciónalo. Amén.

7. ORACIÓN FUNDAMENTAL (Padre Lewis S.J) Padre, todas las cosas que has creado me las has ofrecido amorosamente, como dones, para que te ame más. Te pido de todo corazón, que su atractivo no me aleje de Ti; que no haga de ellas el objetivo principal de mi vida. Quiero que seas Tú, Señor, el centro de mi ser. Dame tu amor y tu gracia para que mi corazón y


mi mente sean totalmente libres para saber interpretar toda la realidad. Que esté dispuesto a agradarte en salud o enfermedad, en riqueza o pobreza, en vida larga o corta. Que siempre elija aquellas cosas y personas que me lleven a Ti. Dame la capacidad de rechazar todo lo que de alguna manera me separe de Ti. Y que la acción de tu Espíritu configure en mí la imagen de tu Hijo. Amén.

8. ACTO DE FE, ESPERANZA Y CARIDAD Dios mío, creo en Ti. Fortalece, Señor mi fe. Espero en Ti. Afirma mi esperanza. Te amo con todo mi corazón. Enciende mi amor. Me pesa haberte ofendido. Aumenta mi dolor por los pecados que he cometido. Te adoro como mi primer principio. Te deseo como mi último fin. Te doy gracias como mi continuo bienhechor. Te invoco como mi soberano defensor.


Dígnate, Dios mío, dirigir mi vida con tu sabiduría, contenerme con tu justicia, consolarme con tu misericordia y ampararme con tu poder. Te consagro todos mis pensamientos, palabras, obras y trabajos, a fin de que, de hoy en adelante, piense siempre en Ti, hable de Ti, y obre en todo momento según tu santa Voluntad. Señor, que se haga en mí y en todas mis cosas, sólo lo que Tú quieres para mí. Te suplico, Padre, que ilustres mi entendimiento, abrases mi voluntad, purifiques mi corazón y santifiques mi alma. Socórreme, Señor, con tu gracia, para vencer la soberbia con la humildad, la avaricia con la generosidad, la pereza con la diligencia, la envidia con la caridad, la ira con la paciencia, la tibieza con el fervor, y todos mis inclinaciones y afectos desordenados con tu santo temor y amor. Amén.


9. ACTO DE AMOR HUMILDE Señor, no esperaré llegar a la perfección o ser como un ángel, para amarte, pues si así fuera, nunca te amaría. Te amo, Señor, tal y como soy, en el momento y en las circunstancias en que me encuentro. Te amo, Señor, en la amargura de mis caídas, en medio de mi confusión, faltas y debilidades, en la zozobra de mi espíritu, en mis cobardías, en la controversia interior, en el desierto de mi corazón... y así, como soy Señor, no dejaré de amarte y de confiar en Ti. No dudo, Señor, de tu amor. De que Tú siempre estás conmigo, y que Tú me amas infinitamente. Señor, Tú sabes todo de mí, te abro mi corazón y te entrego mis pecados. Señor, te amo tal y como soy.

10. PADRE DE AMOR Padre de amor, dame suficiente fe para no rendirme y suficiente esperanza para avanzar con resolución por el camino que me conduce a Ti.


Dame suficiente perdón para estar siempre en paz conmigo mismo y suficiente respeto para convivir en armonía con aquellos que comparten su vida conmigo. No te pido bienes materiales; sólo te pido tu luz, tu amor gratuito y generoso, y tu misericordia que perdona mis pecados. Gracias, Padre, por crearme y por estar siempre conmigo, aunque a veces te sienta lejano o sordo a mis oraciones. Sé bien que permaneces cerca de mí, pero que no puedes hacer por mí lo que yo debo vivir. Ayúdame a crecer y a avanzar en el exigente camino del amor, del desapego, del perdón y de la entrega. Padre bueno, te adoro, te alabo y te bendigo, por todo lo que eres y por el amor que me das a cada instante. Tú eres mi fuerza y mi descanso, y en tu amor y verdad pongo mi confianza. Amén.


ORACIONES A JESÚS Oramos a Jesús reconociéndolo como el Hijo Amado de Dios y nuestro Salvador. Agradecemos su bondad y su amor por nosotros, manifestado de tantas maneras, y le pedimos que nos ayude a vivir como Dios quiere que vivamos.

11. MI GRAN AMIGO JESÚS Mi gran amigo y amado Jesús, cuatro cosas hoy te pido con mucha necesidad: PACIENCIA para sufrir, FUERZA para trabajar, VALOR para soportar las penas que me han de mortificar, TEMPERAMENTO SERENO para resolverlo todo con santa calma, y así tener en el alma PERFECTA TRANQUILIDAD. Esto tengo que pedirte mi Jesús adorado, en este día consagrado para servirte y amarte. Amén.


12. JESÚS MÍO (Oración del Cardenal Newman) Jesús mío, ayudame a esparcir tu fragancia dondequiera que vaya; inunda mi alma con tu espíritu y tu vida; penetra todo mi ser y toma posesión de él de tal manera, que mi vida no sea en adelante sino una irradiación de la tuya. Quédate en mi corazón en una unión tan íntima, que las almas que tengan contacto con la mía, puedan sentir en mí tu presencia, y que al mirarme, olviden que yo existo y no piensen sino en Ti. Quédate conmigo siempre. Así podré convertirme en luz para los otros. Esa luz, oh Jesús, vendrá toda de Ti; ni uno solo de esos rayos será mío porque yo sólo te serviré de instrumento para que Tú ilumines a través de mi. Dejame, Señor, alabarte, en la forma que te es más agradable; llevando mi lámpara encendida para disipar las sombras en el camino de quienes viven cerca de mí. Déjame, Señor, predicar tu nombre sin palabras. Con mi ejemplo. Con tu fuerza de atracción. Con


la sobrenatural influencia de mis obras. Con la fuerza evidente del amor que mi corazón siente por Ti. Amén.

13. ORACIÓN AL CORAZÓN DE JESÚS Oh dulce Jesús que has dicho: "Si quieres agradarme confía en Mi. Si quieres agradarme más, confía más. Si quieres agradarme inmensamente, confía inmensamente en Mí". Ayuda a mi confianza. Yo confío inmensamente en Ti, y en Ti Señor, espero. No sea yo confundido eternamente. Amén.

14. NOVENA DE LA CONFIANZA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Oh Jesús, a tu corazón confío esta necesidad que tengo … Mírame y después haz lo que tu Corazón te diga. Deja obrar a tu Corazón. Oh Jesús, yo cuento Contigo. Yo me fío te Ti. Yo me entrego a Ti.


Yo estoy seguro de Ti. Amén.

15. UN MINUTO CON JESÚS Bendíceme Jesús y ruega por mí sin cesar. Aleja de mí, hoy y siempre, el pecado. Si tropiezo, tiende tu mano hacia mí. Si cien veces caigo, cien veces levántame. Si yo te olvido, Tú no te olvides de mí. Si me dejas, Jesús, ¿qué será de mí? En los peligros del mundo, asísteme. Quiero vivir y morir bajo tu manto. Quiero que mi vida te haga sonreír. Mírame con compasión, Jesús mío. Y al final de mi vida, sal a recibirme y llévame junto a Ti. Tu bendición me acompañe hoy y siempre. Amén.

16. SEÑOR JESÚS (Oración de San Agustín) Señor Jesús, que me conozca a mí y que te conozca a Ti. Que no desee otra cosa sino a Ti. Que me olvide de mí y te ame a Ti. Y que todo lo haga siempre por Ti. Que me humille a mí y te exalte a Ti.


Que no pìense en nada más que en Ti. Que me mortifique a mí para vivir en Ti. Y que acepte todo como venido de Ti. Que renuncie a lo mío y te siga solo a TI. Que siempre escoja seguirte a Ti. Que huya de mí y me refugie en Ti. Y que merezca ser protegido por Ti. Que me tema a mí y tema ofenderte a Ti. Que sea contado entre los elegidos por Ti. Que desconfíe de mí y ponga toda mi confianza en Ti. Y que obedezca a otros por amor a Ti. Que a nada dé importancia sino solo a Ti. Que quiera ser pobre por amor a Ti. Mírame para que solo te ame a Ti. Llámame para que solo te busque a Ti. Y concédeme la gracia de gozar siempre de Ti. Amén.

17. ORACIÓN A JESÚS (San Ignacio de Loyola) Señor: Tú estás delante de mí para guiarme. Tú estás detrás de mí para protegerme.


Tú estás encima de mí para bendecirme. Tú estás debajo de mí para sostenerme. Tú estás a mi lado para acompañarme. Tú estás dentro de mí para darme vida. Señor, Que en todas partes te encuentre. Que en todas partes te ame. Que en todas partes te sirva. Amén.

18. ORACIÓN A JESÚS EUCARISTÍA ADOROTE DEVOTE (Santo Tomás de Aquino) Te adoro con devoción, Dios escondido, oculto verdaderamente bajo estas apariencias. A Ti se somete mi corazón por completo, y se rinde totalmente al contemplarte. Al juzgar de Ti, se equivocan la vista, el tacto, el gusto; pero basta el oído para creer con firmeza; creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios: nada es más verdadero que esta Palabra de verdad. En la cruz se escondía sólo la divinidad,


pero aquí se esconde también la humanidad; sin embargo creo y confieso ambas cosas, y pido lo que pidió aquel ladrón arrepentido. No veo las llagas como las vio Tomás, pero confieso que eres mi Dios. Haz que yo crea más y más en Ti, que en Ti espere y que te ame. ¡Memorial de la muerte del Señor! Pan vivo que das vida al hombre. Concede a mi alma que de Ti viva y que siempre saboree tu dulzura. Señor Jesús, límpiame con tu Sangre, de la que una sola gota puede liberar de todos los crímenes al mundo entero. Jesús, a quien ahora veo oculto, te ruego que se cumpla lo que tanto ansío. Que al mirar tu rostro cara a cara, sea yo feliz viendo tu gloria. Amén.

19. COMUNIÓN ESPIRITUAL Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente presente


en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte dentro de mi alma; pero ya que no puedo hacerlo ahora sacramentalmente, ven a lo menos espiritualmente a mi corazón. Como si ya te hubiera recibido, me abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que jamás me separe de Ti. Amén.

20. ALMA DE CRISTO (Oración de San Ignacio Para después de la Comunión) Alma de Cristo, santifícame. Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre de Cristo, embriágame. Agua del costado de Cristo, lávame. Pasión de Cristo, confórtame. Oh mi buen Jesús, óyeme. Dentro de tus llagas, escóndeme.


No permitas que me aparte de Ti. Del enemigo malo, defiéndeme. En la hora de mi muerte, llámame. Y mándame ir a Ti, para que con tus santos te alabe y te bendiga. Por los siglos de los siglos. Amén.

21. ACCIÓN DE GRACIAS A JESÚS EUCARISTÍA Señor Jesús, te doy gracias por haberte encarnado en el seno de la Virgen María, y haberte hecho hermano de todos los hombres y mujeres del mundo, amigo y compañero de camino. Eres consuelo fortaleza y esperanza en mis horas de dificultad y sufrimiento. Eres serenidad, alegría y paz en cada momento de mi existencia. Gracias, Jesús, porque en la Eucaristia – tu nueva Encarnación -, te hiciste alimento para mi alma, y con tu presencia permanente en este sacramento, me enseñas a vivir a plenitud el Mandamiento del Amor que me une íntimamente Contigo y con quienes me rodean. Jesús Eucaristia, sin Ti nada puedo, pero Contigo


a mi lado y en mi corazón, mi vida se llena de amor, de fe y de esperanza. Gracias, Jesús, por dar sentido a mi existencia cada día. Amén.

22. ORACIÓN A JESÚS CRUCIFICADO Mírame, oh mi amado y buen Jesús, postrado ante tu santísima presencia. Te ruego con el mayor fervor que imprimas en mi corazón vivos sentimientos de fe, esperanza y caridad, verdadero dolor de mis pecados, y firme propósito de jamás ofenderte. Mientras que yo con todo el amor y la compasión de que soy capaz, contemplo tus cinco llagas, comenzando por aquello que dijo de Ti, el santo profeta David: Han taladrado mis manos y mis pies, y se pueden contar todos mis huesos. Amén. 23. ORACIÓN A JESÚS CRUCIFICADO (Gabriela Mistral) En esta tarde, Cristo del Calvario,


vine a rogarte por mi carne enferma. Pero al verte, mis ojos van y vienen, de tu cuerpo a mi cuerpo con vergüenza. Cómo puedo quejarme de mis pies cansados, cuando veo los tuyos destrozados. Cómo mostrarte mis manos vacías, cuando las tuyas están llenas de heridas. Cómo explicarte a Ti mi soledad, cuando en la cruz alzado y solo estás. Cómo explicarte que no tengo amor, cuando tienes rasgado el corazón. Ahora ya no me acuerdo de nada, huyeron de mí todas las dolencias. El ímpetu del ruego que traía, se me ahoga en la boca pedigüeña. Y solo pido no pedirte nada. Estar aquí junto a tu imagen muerta. Ir aprendiendo que el dolor es solo, la llave santa de tu santa puerta. Amén.


24. ORACIÓN A JESÚS CRUCIFICADO Y RESUCITADO (Santa Teresa de Calcuta) Señor Crucificado y Resucitado, Tú eres la imagen del Padre que resplandece. Enséñanos a afrontar los hechos de la vida cotidiana, con el fin de que podamos vivir con mayor plenitud nuestra vida. Tú que acogiste humilde y pacientemente los fracasos de tu vida, que te llevaron a los sufrimientos de la crucifixión, ayúdanos a vivir las penas y las luchas que nos trae cada día, como ocasión para crecer y para asemejarnos más a Ti. Haznos capaces de mirar esas pruebas con valentía y mansedumbre, llenos de confianza porque Tú nos sostienes. Permítenos comprender que no llegaremos a la plenitud de la vida, si no morimos sin cesar a nosotros mismos, en nuestros deseos egoístas. Porque solamente si morimos Contigo, podremos resucitar Contigo. Que de ahora en adelante nada nos haga sufrir o llorar, hasta el punto de olvidar la inmensa alegría


de tu gloriosa Resurrección. Porque Tú, Jesús, eres la imagen que resplandece del Padre, la esperanza de la eterna felicidad, el fuego de amor que incendia nuestros corazones. Sé nuestra fuerza y únenos a Ti y a todos los hombres y mujeres del mundo, con el lazo irrompible de la paz y del amor. Amén.


ORACIONES AL ESPÍRITU SANTO El Espíritu Santo, tercera persona de la Santísima Trinidad, habita en nuestro corazón desde el día de nuestro Bautismo. Su tarea es fortalecernos interiormente y conducirnos a la Casa del Padre al final de nuestra vida. Oramos al Espíritu Santo, alabándolo y dándole gracias por su presencia en nosotros, y también para pedirle los dones de su amor, que nos ayudan a vivir como verdaderos discípulos de Jesús.

25. INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles, y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía tu Espíritu, Señor, y se renovará la faz de la tierra. Oh Dios, Tú que instruyes los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo; haz que guiados por este mismo Espíritu, saboreemos la dulzura del bien, y gocemos siempre de tus divinos consuelos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.


26. ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO PIDIENDO SUS DONES Ven, Espíritu Divino, manda tu luz desde el cielo. Padre amoroso del pobre, don en tus dones espléndido; luz que penetra las almas, fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro. Mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo; lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo,


doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.

27. ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO (San Juan XXIII) Espíritu Santo: perfecciona la obra que Jesús comenzó en mí. Mortifica en mí la presunción natural. Quiero ser sencillo, lleno de amor a Dios, y constantemente generoso. Que ninguna fuerza humana me impida hacer honor a mi vocación cristiana. Que ningún interés, por descuido mío, vaya contra la justicia. Que ningún egoísmo reduzca en mí los espacios infinitos del amor. Que la efusión de tu Espíritu de amor venga sobre mí, sobre la Iglesia


y sobre el mundo entero. Amén.

28. ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO (San Agustín) Respira en mí, oh Espíritu Santo, para que mis pensamientos puedan ser todos santos. Actúa en mí, oh Espíritu Santo, para que mi trabajo también pueda ser santo. Atrae mi corazón, oh Espíritu Santo, para que solo ame lo que es santo. Fortaléceme, oh Espíritu Santo, defienda todo lo que es santo.

para

que

Guárdame, pues, oh Espíritu Santo, para que yo siempre pueda ser santo. Amén.

29. ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO EN UNA DIFICULTAD Espíritu Santo, amor del Padre y del Hijo, mírame en esta circunstancia difícil en la que me encuentro, y ten compasión de mí.


Acudo a Ti con plena confianza porque sé que eres un manantial de bondad, sabiduría y amor. Humildemente te pido que me des la gracia de superar esta situación que me acongoja. Ayúdame a aceptar tus designios aunque no los comprenda, y que este dolor que ahora padezco no me separe de Ti, sino que me permita experimentar con mayor plenitud, la grandeza de tu amor que limpia, santifica y salva. Que se haga en mí y conmigo tu santa Voluntad. Amén .


ORACIONES A LA VIRGEN MARÍA Cuando oramos a la Virgen María tenemos presente en nuestra mente y en nuestro corazón que ella es la criatura de Dios por excelencia. La reconocemos como Madre de Jesús, nuestro Señor y Salvador, y también como Madre nuestra. María es, sin duda, nuestra gran protectora y también nuestra mejor compañera en el camino que conduce a Dios, porque ella fue la más fiel discípula de Jesús.

30. ÁNGELUS V/ El ángel del Señor anunció a María. R/ Y ella concibió por obra del Espíritu Santo. Dios te salve, María… V/ He aquí la esclava del Señor. R/ Hágase en mí según tu palabra. Dios te salve, María… V/ Y el Verbo de Dios se hizo carne. R/ Y habitó entre nosotros. Dios te salve, María… V/ Ruega por nosotros, santa Madre de Dios. R/ Para que seamos dignos de alcanzar


las promesas y gracias de Nuestro Señor Jesucristo. Te suplicamos, Señor, que derrames tu gracia en nuestras almas, para que los que hemos conocido, por el anuncio del ángel, la Encarnación de tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, seamos llevados por los méritos de su Pasión y su Cruz, a la gloria de su Resurrección. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

31. REGINA COELI

(Reemplaza el Ángelus durante el Tiempo Pascual) V/ Alégrate, reina del cielo, aleluya. R/ Porque el que mereciste llevar en tu seno; aleluya. V/ Ha resucitado, según predijo; aleluya. R/ Ruega por nosotros a Dios; aleluya. V/ Gózate y alégrate, Virgen María; aleluya. R/ Porque ha resucitado verdaderamente el Señor; aleluya. Oh Dios, que por la resurrección de tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, te has dignado dar la


alegría al mundo, concédenos que por su Madre, la Virgen María, alcancemos el gozo de la vida eterna. Por el mismo Cristo Nuestro Señor. Amén.

32. SALVE Dios te Salve, Reina y Madre de Misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra. Dios te Salve. A ti clamamos los desterrados hijos de Eva. A ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas y gracias de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.


33. ACTO DE CONSAGRACIÓN A LA VIRGEN Oh Señora mía, oh Madre mía, yo me entrego del todo a ti, y en prueba de mi filial afecto, te consagro en este día: mis ojos, mis oídos, mi lengua y mi corazón, en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo tuyo, oh Madre de bondad, guárdame y protégeme como hijo y posesión tuya. Amén.

34. BENDITA SEA TU PUREZA Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A ti celestial princesa, Virgen sagrada María, yo te ofrezco en este día alma vida y corazón, mírame con compasión, no me dejes Madre mía. Mi corazón a tus plantas


pongo santísima María, para que a Jesús se lo ofrezcas junto con el alma mía. Amén.

35. ACORDAOS (San Bernardo de Claraval) Claraval) Acuérdate, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a tu protección, implorando tu asistencia y reclamando tu socorro, haya sido desamparado. Animado por esta confianza, a ti también acudo, oh Madre, Virgen de las vírgenes, y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante tu presencia soberana. Oh Madre de Dios, no deseches mis súplicas, antes bien, escúchalas y acógelas benignamente. Amén.

36. ORACIÓN A LA VIRGEN, POR TODAS LAS MADRES DEL MUNDO Virgen María, Madre de Jesús y Madre nuestra. A ti que eres, por gracia especial de Dios, el


modelo de todas las mamás, te pedimos hoy, por todas las madres del mundo. De un modo especial te rogamos por aquellas madres que, por distintas circunstancias, tienen dificultades para cumplir cabalmente, su misión. Y también por todas las madres que sufren a causa de sus hijos. Ayúdales, Virgen María, a asumir con amor y generosidad, la hermosa tarea que Dios mismo les encomendó, como gestoras y protectoras de la vida en sus distintas etapas. Fortalécelas para que, superando con paciencia y vigor, sus limitaciones y dificultades, sepan dar siempre a sus hijos, lo mejor de sí mismas. Pide a Jesús para ellas los dones de la ternura y la paciencia, tan necesarios para educar adecuadamente a los niños y a los jóvenes. Acompaña con tu amor delicado y profundo, a aquellas mujeres que se encuentran desorientadas y temerosas, frente a su futura maternidad; y a las que, de una u otra manera, son inducidas a cegar la vida de sus hijos, cuando apenas comienza.


Abraza con tu corazón amoroso, a todas las madres que como tú, han padecido el inmenso dolor de ver morir a sus hijos, a causa de la violencia. Anima con tu esperanza a todas las madres que hoy se sienten solas y abandonadas por los hijos que se han ido para hacer su vida lejos de su amor y sus cuidados, olvidando sus deberes filiales. Cubre con tu manto de bondad a todas las madres que en los distintos lugares de la tierra, lloran por su pobreza, que les impide proteger a sus hijos del hambre, las enfermedades y la ignorancia. Y a todos nosotros, Virgen María, bendícenos como hijos tuyos. Amén.

37. ORACIÓN A LA VIRGEN MARÍA (San Alberto Hurtado S.J) ¡Madre mía querida y muy querida! Ahora que ves en tus brazos a ese bello Niño no te olvides de este siervo tuyo; aunque sea por compasión, mírame.


Ya sé que te cuesta apartar los ojos de Jesús para ponerlos en mis miserias, pero, madre, si tú no me miras, ¿cómo se disiparán mis penas? Si tú no te vuelves hacia mi rincón, ¿quién se acordará de mí? Si tú no me miras, Jesús que tiene sus ojitos clavados en los tuyos, no me mirará. Si tú me miras, él seguirá tu mirada y me verá y entonces con que le digas: "¡Pobrecito! Necesita nuestra ayuda"; Jesús me atraerá a sí y me bendecirá y lo amaré y me dará fuerza y alegría, confianza y desprendimiento. Me llenará de su amor y de tu amor y trabajaré mucho por él y por ti. Haré que todos te amen y amándote se salvarán. ¡Madre! ¡Y sólo con que me mires! Amén.

38. SÚPLICA A LA VIRGEN MARÍA Enséñame, oh Virgen María, a ser dulce y bueno


en todos los acontecimientos de mi vida; en los desengaños, en el descuido de otros, en la falta de sinceridad de aquellos a quienes creí, en la deslealtad de aquellos en quienes confié. Ayúdame a olvidarme de mí mismo para pensar en la felicidad de aquellos que vivien cerca de mí. A ocultar mis pequeños y grandes sufrimientos, para que yo sea el único que los padezca. Enséñame, Virgen María, a sacar provecho de todas las contradicciones que tenga que padecer, de tal manera que no me endurezca ni me amargue, sino que por el contrario, sea cada día más paciente y más libre. Que ninguna persona sea menos buena, menos sincera, menos amable, menos noble, menos generosa o menos creyente, por haber sido mi compañera de viaje en el camino hacia la Vida eterna. Amén.

39. BENDICIÓN DE MARÍA AUXILIADORA Bendíceme, oh María Auxiliadora. Que tu bendición santísima permanezca en mí noche y día.


En la alegría y en la tristeza, en el trabajo y en el descanso, en la salud y en la enfermedad, en la vida y en la muerte, y durante la eternidad. Oh bendición de María Auxiliadora. Dichoso quien te la pide, recibe, y guarda. Y después de obtenerla aquí en la tierra, la lleva en su último suspiro, como prenda de Vida eterna. Amén.

40. ORACIÓN A SANTA MARÍA (L. de Grandmaison) Santa María, Madre de Dios, consérvame un corazón de niño puro y cristalino como una fuente. Dame un corazón sencillo que no saboree las tristezas. Un corazón grande para entregarse, tierno en la compasión. Un corazón fiel y generoso que no olvide ningún bien ni guarde rencor por ningún mal. Fórmame un corazón manso y humilde, amante sin pedir retorno, gozoso al desaparecer en otro corazón ante tu divino Hijo. un corazón grande e indomable que con ninguna


ingratitud se cierre, que con ninguna indiferencia se canse. Un corazĂłn ardiente por la gloria de Jesucristo, herido de su amor, con herida que solo se cure en el cielo. AmĂŠn.


ORACIONES A SAN JOSÉ San José es el santo del silencio y la humildad. Vivió cerca de Jesús y de María y de ellos aprendió, sin duda, a acatar siempre la Voluntad de Dios. Orémosle con fervor pidiéndole que nos alcance de Dios la gracia de aceptar nuestra vida con todo lo que ella implica de gozo y de dolor.

41. ORACIÓN A SAN JOSÉ San José, tú has sido el árbol bendito por Dios, no para dar fruto sino para dar sombra. Sombra protectora de María tu esposa, sombra de Jesús, que te llamó padre, y al que te entregaste con gran amor. Tu vida, tejida de trabajo y de silencio, me enseña a ser diligente en todas las situaciones, y también a mantenerme firme en la fe y en la esperanza, a pesar de las oscuridades. Siete dolores y siete gozos resumen tu existencia. Fueron los dolores y los gozos de Jesús y de María,


expresión de tu entrega sin límites a su cuidado. Que tu ejemplo me acompañe en todo momento, para así florecer donde la Voluntad del Padre me ha plantado. Enséñame a saber esperar, y a entregarme sin reservas, hasta que la tristeza y el gozo de los demás sean también mi tristeza y mi gozo. Amén.

42. ORACIÓN A SAN JOSÉ, PARA TIEMPOS DIFÍCILES Glorioso patriarca san José, esposo fiel de María y padre amoroso de Jesús. Ven en mi ayuda en estos momentos de angustia y dificultad. Toma bajo tu protección la situación que hoy te encomiendo, para que tenga una feliz solución. Toda mi confianza está puesta en tu ayuda, porque sé que eres un gran abogado ante Jesús y María. Amén


43. ORACIÓN A SAN JOSÉ PIDIENDO LA GRACIA DE UNA BUENA MUERTE San José, esposo de María y padre legal de Jesús, enséñame a vivir en humildad como viviste tú, y alcánzame la gracia de una buena muerte, de la mano de Jesús y de María. Amén.


ORACIONES POR LA IGLESIA Y POR LOS SACERDOTES Orar por la Iglesia, familia de Dios, de la que somos parte desde el día de nuestro Bautismo, es sin duda una obligación que no podemos dejar a un lado. Y lo mismo, orar por los sacerdotes y por los religiosos y religiosas en general, y por el surgimiento de nuevas vocaciones. Tengámoslo presente en nuestra mente y en nuestro corazón, y hagámoslo con la mayor frecuencia posible y con gran devoción. Siempre es una necesidad urgente, pero en estos tiempos de crisis que vivimos, nuestra oración humilde y constante se hace mucho más necesaria.

44. ORACIÓN POR LA SANTA IGLESIA Y LOS SACERDOTES (Santa Faustina) Oh Jesús mío, te ruego por toda la Iglesia. Concédele el amor y la luz de tu Espíritu, y da poder a las palabras de los sacerdotes, para que los corazones endurecidos se ablanden y vuelvan a Ti, Señor.


Señor, danos sacerdotes santos. Consérvalos Tú mismo en la santidad. Oh Dvino y Sumo Scerdote, que el poder de tu misericordia los acompañe en todas partes y los proteja de las trampas y asechanzas del demonio, que están siendo tendidas incesantemente en su contra. Que el poder de tu misericordia, Señor, destruya y haga fracasar, lo que pueda empañar la santidad de los sacerdotes. Oh mi amadísimo Jesús, te ruego por el triunfo de la Iglesia, por tu bendición para el Santo Padre y todo el clero, y por la gracia de la conversión para los pecadores empedernidos. Te pido Jesús, una bendición especial para los sacerdotes ante los cuales me confesaré durante toda mi vida. Amén.

45. ORACIÓN POR LOS SACERDOTES (Santa Teresita del Niño Jesús) Oh Jesús, te ruego por tus fieles y fervorosos sacerdotes, por tus sacerdotes tibios e infieles,


por tus sacerdotes que trabajan cerca o en lejanas misiones, por tus sacerdotes que sufren tentación, por tus sacerdotes que sufren soledad y desolación, por tus jóvenes sacerdotes, por tus sacerdotes ancianos, por tus sacerdotes enfermos, por tus sacerdotes agonizantes, por los que padecen en el purgatorio. Pero sobre todo te encomiendo los sacerdotes que me son más queridos: el sacerdote que me bautizó, el que me absolvió de mis pecados, los sacerdotes a cuyas Misas he asistido, y los que me dieron tu Cuerpo y tu Sangre en la Sagrada Comunión; los sacerdotes que me enseñaron e instruyeron, los que me alentaron y me aconsejaron, y todos los sacerdotes a quienes me liga una deuda de gratitud. Oh Jesús, guárdalos a todos junto a tu Corazón, y concédeles abundantes bendiciones en el tiempo y en la eternidad. Amén.


46. ORACIÓN POR LOS SACERDOTES (SS. Benedicto XVI) Señor Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, Tú que te ofreciste al Padre en el altar de la cruz, y a través de la efusión del Espíritu Santo compartiste con tu pueblo sacerdotal una parte de tu sacrificio redentor, escucha nuestra oración por la santificación de los sacerdotes. Concede que todos los que han sido ordenados sacerdotes, se parezcan cada vez más a Ti, Maestro Divino. Haz que prediquen el Evangelio con un corazón puro y una conciencia clara. Haz que sean pastores en consonancia con tu propio corazón, concentrados en servirte a Ti y a la Iglesia, y que sean ejemplos radiantes de una vida santa, sencilla y gozosa. Por las oraciones de la Santísima Virgen María, tu madre y la nuestra, conduce a todos los sacerdotes y a los rebaños a ellos encomendados,


a la plenitud de la Vida eterna en la que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.

47. ORACIÓN POR LAS VOCACIONES Señor Jesús, Tú sientes compasión al ver la multitud que está como oveja sin pastor. Suscita en nuestra Iglesia una nueva primavera de vocaciones. Te pedimos que envíes Sacerdotes que sean pastores según tu corazón misericordioso. Consagrados que transparenten la alegría y la belleza de vivir el Evangelio. Laicos inmersos en el mundo, que te hagan presente con su vida y su palabra. Jesús, Maestro y Pastor, continúa llamando a los jóvenes; abre sus corazones para que puedan oír tu voz inconfundible. María, Madre de todos nosotros, enséñales a pronunciar el "Sí" que da significado a la existencia.


San José, custodio fiel del Niño Jesús, encomendamos nuestros ruegos a tu poderosa intercesión. Amén.

48. ORACIÓN POR LOS CRISTIANOS PERSEGUIDOS Dios nuestro, que en tu amorosa Providencia has querido asociar a tu Iglesia a los sufrimientos de tu Hijo, concede a los fieles que sufren persecución a causa de tu Nombre, en los diversos países del mundo, los dones de la paciencia y de la caridad, para que puedan dar testimonio fiel y creíble de tus promesas. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.


ORACIONES POR LA PAZ DEL MUNDO Lo sabemos y lo comprendemos perfectamente: la paz es un bien que todos deseamos y también necesitamos para vivir como Dios quiere que vivamos sus hijos. Pero la paz es frágil y en cada momento se ve amenazada en algún lugar del mundo, por muy diversas razones. Es necesario entonces, que oremos permanentemente y con insistencia a Dios, para que nos ayude a construirla cada día con nuestras acciones, y para que los gobiernos de todos los países la consideren siempre como su gran objetivo.

49. ORACIÓN POR LA PAZ DEL MUNDO (Padre Ignacio Larrañaga) Señor Jesús, Tú que guías sabiamente la historia de tu Iglesia y de las naciones, escucha ahora nuestra súplica. Nuestros idiomas se confunden como antaño en la Torre de Babel.


Somos hijos de un mismo Padre que Tú nos revelaste, pero no sabemos ser hermanos, y el odio entre nosotros siembra cada día más miedo y más muerte. Danos la paz que promete tu Evangelio, aquella que el mundo no puede dar. Enséñanos a construirla como fruto de la Verdad y de la Justicia. Escucha los ruegos de María, tu Madre, y envíanos tu Espíritu Santo, para reconciliar en una gran familia los corazones y los pueblos. Venga a nosotros tu Reino de Amor, y confírmanos en la certeza de que Tú estás con nosotros hasta el fin de los tiempos. Amén.

50. ORACIÓN POR LA PAZ (San Francisco de Asís) Señor, haz de mí un instrumento de tu paz; donde haya odio, siembre yo amor; donde haya ofensa, ponga yo perdón; donde haya discordia, ponga yo armonía, donde haya error, ponga yo verdad, donde haya duda, ponga yo la fe;


donde haya angustia, ponga yo esperanza, donde haya tinieblas, ponga yo la luz; donde haya tristeza, ponga yo alegría. Maestro, concédeme que no busque ser consolado, sino consolar; que no busque ser comprendido, sino comprender, que no busque ser amado, sino amar; porque dando, recibo; perdonando es como Tú me perdonas, y muriendo resucito a la Vida eterna. Amén.


ORACIONES POR LA FAMILIA Y SUS MIEMBROS La familia, célula fundamental de la sociedad y de la Iglesia, está seriamente amenazada en nuestro tiempo por diversas ideologías, que buscan introducir en ella cambios estructurales que la desvirtúan, y la conducen por caminos que no son los que Dios quiere para ella. Orar por nuestra familia y por todas las familias del mundo es una necesidad que a todos nos compete. No dejemos de hacerlo nunca.

51. ORACIÓN POR LAS FAMILIAS (Papa Francisco) Jesús, María y José, en vosotros contemplamos el esplendor del verdadero amor, a vosotros, confiados, nos dirigimos, Santa Familia de Nazaret. Que nuestras familias sean también, lugar de comunión y cenáculo de oración, auténticas escuelas del Evangelio, y pequeñas Iglesias domésticas.


Santa Familia de Nazaret, que nunca más haya en las familias episodios de violencia, de cerrazón y de división; que quien haya sido herido o escandalizado sea pronto consolado y curado. Santa Familia de Nazaret, que todos tomemos conciencia del carácter sagrado e inviolable de la familia, y de su belleza en el proyecto de Dios. Jesús, María y José, escuchen y acojan nuestra súplica. Amén.

52. ORACIÓN POR LAS FAMILIAS (Santa Teresa de Calcuta) Padre celestial, Tú nos has dado un modelo de vida en la sagrada Familia de Nazaret. Ayúdanos, Padre amado, a hacer de nuestras familias otro Nazaret, donde reinen el amor, la paz y la alegría. Que nuestras familias sean profundamente contemplativas, intensamente eucarísticas, y vibrantes en la alegría. Ayúdanos a permanecer unidos por la oración en


familia en los momentos de gozo y de dolor. Enséñanos a ver a Jesucristo en los miembros de nuestra familia, especialmente en sus dificultades y angustias. Haz que el corazón de Jesús Eucaristía haga nuestros corazones mansos y humildes como el suyo, y ayúdanos a sobrellevar las obligaciones familiares de una manera santa. Haz que nos amemos más y más, unos a otros, cada día, como Tú nos amas a cada uno, y a perdonarnos mutuamente nuestras faltas, como Tú perdonas nuestros pecados. Ayúdanos, Padre amado, a recibir todo lo que nos das y a dar todo lo que quieres recibir en los miembros de nuestra familia, con una gran sonrisa. Inmaculado Corazón de María, causa de nuestra alegría, ruega por nosotros. Santos ángeles de la Guarda, permanezcan a nuestro lado, guíenos y protéjanos. Amén.


53. ORACIÓN DE UNA FAMILIA Bendito seas, Señor, porque en tu Amor nos reuniste para formar nuestra familia. Te damos gracias por poder vivir juntos, y te pedimos que conserves y protejas nuestro hogar. Que sus puertas estén siempre abiertas para los que quieran entrar en él y compartir nuestra alegría y amistad. Enséñanos, Señor, a aceptarnos como somos, con nuestras cualidades y nuestros defectos; a presentarte nuestros planes y sueños; a pedir tu ayuda en todas nuestras necesidades; a ofrecerte nuestras alegrías y nuestras penas; y a volver a comenzar cada día. Te pedimos que como miembros que somos de tu Iglesia, que es tu gran familia, sepamos llevar tu mensaje de amor y de misericordia a todos los que nos rodean, y que por tu gracia vivamos siempre unidos y en paz. Amén.

54. CONSAGRACIÓN DEL HOGAR AL CORAZÓN DE JESÚS Dulcísimo Corazón de Jesús: tuyos somos y


tuyos queremos ser. Humildemente postrados ante tu Sagrada Imagen, te consagramos nuestras personas, nuestra casa, nuestra familia, con todo lo que somos y todo lo que tenemos. Reina en nuestra casa como en un hogar que te pertenece, y no permitas que te sea arrebatado lo que con todo corazón te hemos consagrado. Derrama amorosamente sobre nosotros las bendiciones que has prometido a los que veneran tu Sagrada Imagen. Enriquécenos con la paz que gozan las familias que son de tu Corazón. Compadécete de los ingratos que se alejaron de Ti; ilumina a aquellos que todavía no conocen las riquezas de tu amor; atráelos con la suavidad de tu gracia. Santifica, dulce Corazón de Jesús, nuestra casa y nuestra familia, para que acabando en paz la carrera de esta vida, pasemos a alabarte en la eterna mansión de tu Padre. Amén.


55. ORACIÓN DE LOS ESPOSOS Señor, haz de nuestro hogar, un lugar donde se viva tu amor. Que en él no haya injuria, porque Tú nos das comprensión. Que en él no haya amargura, porque Tú nos bendices. Que en él no haya egoísmo, porque Tú nos alientas con tu amor siempre generoso. Que en él no haya abandono, porque Tú permaneces con nosotros. Que juntos sepamos caminar hacia Ti en nuestro diario vivir. Que cada mañana sea una nueva oportunidad para vivir nuestro amor sincero y profundo, en la entrega y el sacrificio mutuos. Que cada noche nos reúna el amor que Tú pusiste en nuestros corazones. Haz, Señor, de nuestras vidas, que Tú quisiste unir, una página llena de Ti. Haz, Señor, que nuestros hijos lleguen a ser lo que Tú anhelas; ayúdanos a educarlos y a orientarlos por tu camino. Haz, Señor, que todos juntos y unidos por tu amor benevolente, nos esforcemos en el consuelo mutuo; que hagamos del amor que damos y


recibimos un motivo para amarte más a Ti que eres fuente de todo amor. Que todos demos a los demás lo mejor de nosotros mismos, y así lleguemos a ser verdaderamente felices. Y que cuando amanezca el gran día de ir a tu encuentro, nos permitas encontrarnos para siempre en Ti. Amén.

56. ORACIÓN DE UNA MADRE O UN PADRE POR SUS HIJOS Señor, por medio de esta oración, te pido que derrames sobre mis hijos tu sabiduría. Que los bendigas con los dones de la creatividad, la valentía, la habilidad, la abundancia, la buena voluntad, el autocontrol y la disciplina. Que los rodees de buenas amistades y les des salud. Padre Santo, bendícelos con un corazón noble y una actitud positiva en la vida. Líbra a mis hijos, Señor, de cualquier peligro, y


tráelos con bien a casa cada día. Los pongo en tus manos y los consagro a Ti, en nombre de tu propio Hijo, Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

57. ORACIÓN DE UN HIJO POR SUS PADRES Dios y Padre nuestro, Tú que me has llamado a la vida por medio de mis padres, escucha ahora mi oración filial por ellos. Bendice a mis padres y llénalos de tu gracia; que sean signo de tu amor providente y siempre misericordioso. Concédeles, Señor, abundancia de años, y que en la ancianidad gocen de salud de alma y cuerpo, y se alegren con sus hijos y sus nietos. Amén.

58. ORACIÓN POR LAS MADRES EN SU DÍA Padre bueno, en este día de las madres, queremos elevar una oración por todas las


mujeres del mundo, que han sido bendecidas con el don de la maternidad. Ayúdalas a ser siempre para sus hijos, fuente inagotable de amor y de vida; maestras y guías en su caminar por el mundo; luz y fuerza en las dificultades; ejemplo y modelo de fe y de esperanza, de honestidad y justicia, de sinceridad y de entrega. Bendice a todas las madres que sufren. A las que viven en la pobreza; a las que padecen violencia; a las que han perdido las ganas de vivir y de luchar. Fortalece su fe y aviva su esperanza de un mañana mejor. María, Madre nuestra, nos encomendamos a tu protección maternal. Cuídanos a todos como cuidaste a Jesús. Amén.

59. ORACIÓN POR LOS PAPÁS EN SU DÍA Padre de bondad y de amor, que amas a todos los hombres y mujeres de la tierra, como tus hijos muy queridos. Te pedimos por todos los papás del mundo.


Ayúdalos a ejercer su paternidad, con amor y dedicación, ternura y fidelidad, paciencia y bondad, como Tú mismo ejerces la tuya. Que sus hijos encuentren siempre en ellos, el cariño y la comprensión, las enseñanzas y el ejemplo, la compañía y la protección, el apoyo y la ayuda que necesitan, en las diferentes etapas de su vida. Bendice, Padre de amor, a todos los papás del mundo, y dales conciencia de la belleza e importancia de la misión que les confiaste. Pon en sus corazones el deseo de ser para sus hijos, una manifestación clara de tu amor y tus cuidados, con todos los seres humanos. Fortalece a todos aquellos que viven situaciones difíciles con sus hijos, por diferentes circunstancias. Acompaña y protege a quienes han tenido que alejarse de sus familias, e ir a otros países o a otras ciudades, en busca de un trabajo que les permita atender con dignidad sus necesidades económicas.


Cuida y protege a los papás que en los campos de nuestro país, enfrentan a situaciones de violencia, y a todos aquellos que padecen el temor de llegar a dejar a sus hijos huérfanos y desamparados, a causa de ella. Y no te olvides, Padre, de aquellos papás ancianos o enfermos, que en todos los rincones de la tierra, sufren hoy tristeza y soledad, dolor y frustración, porque han sido abandonados injustamente, por aquellos a quienes antes cuidaron y protegieron con amor y dedicación. Amén. San José, esposo de María y padre legal de Jesús, patrono de todos los papás. Ruega por nosotros.

60. ORACIÓN DE LOS ABUELOS Señor, nos estamos volviendo viejos. Los jóvenes nos hablan poco y temen que les contemos historias trasnochadas que poco les interesan. A veces no comprendemos lo que pasa en el mundo, y sentimos un vacío en torno nuestro. Sabemos que Tú no eres un Dios tranquilo para


viejos achacosos, sino el Dios vivo, inagotable siempre en su novedad, contemporáneo de la actual transformación del mundo. Comulgando tu Pan vivo nos sentimos rejuvenecer; de él sacamos vigor para no ser ancianitos de aquellos que se pierden en los recuerdos del pasado. Concédenos, Señor, vivir dignamente nuestra vejez, dar sentido a nuestros días, y ofrecer nuestro cariño desinteresado y profundo a nuestros nietos y a nuestros hijos. Amén.

61. ORACIÓN A JESÚS POR NUESTROS SERES QUERIDOS DIFUNTOS Oh Jesús, que amaste a los tuyos con gran predilección, escucha la súplica que te hacemos, y por tu misericordia concede a aquellos que Tú te has llevado de nuestro hogar, el gozo del eterno descanso en el seno de tu infinito amor. Amén.


62. ORACIÓN A DIOS PADRE POR NUESTROS FAMILIARES DIFUNTOS Dios de misericordia y amor, ponemos en tus manos de Padre a nuestros familiares que has llamado de esta vida a tu presencia. Cuando vivían entre nosotros les demostraste tu gran amor, y ahora que ya están libres de toda preocupación, concédeles pasar con seguridad por las puertas de la muerte, y gozar de la Luz y la Paz eternas. Habiendo terminado su vida terrena, recíbelos en el paraíso, en donde ya no habrá tristeza ni dolor, sino únicamente felicidad y alegría con Jesús tu Hijo y con el Espíritu Santo, para siempre. Amén.


ORACIONES POR LOS ANCIANOS Y LOS ENFERMOS Los ancianos y los enfermos son los miembros más frágiles de nuestra sociedad y de nuestras familias. Orar con ellos y por ellos es un acto de amor. Si tenemos un anciano o un enfermo en nuestra familia, visitémoslo con frecuencia y ayudémosle con nuestro cariño a vivir con paciencia esta etapa difícil de su vida. Encomendémoslo a Dios en nuestra oración diaria.

63. ORACIÓN DE UN ANCIANO Señor Jesús, amigo de los niños y de los jóvenes, de los hombres y de las mujeres, enséñame a envejecer. Enséñame a envejecer sin que los años se conviertan para mí en una carga que no puedo soportar. Enséñame a envejecer con amor, con alegría, con fe, con esperanza. Enséñame a envejecer con la frente en alto, dignamente, con paz y sosiego.


Enséñame, Señor Jesús, a vivir la ancianidad con entusiasmo, libre de prejuicios, sin quejas ni lamentos inútiles, sin parar de crecer interiormente. Enséñame, Señor Jesús, a vivir la ancianidad con el corazón puesto en Dios que me dio la vida y me mantiene vivo. Enséñame, Señor Jesús, a vivir la ancianidad con amor, amando; en el amor… dejándome amar, dejándome cuidar, agradeciendo con amor cada gesto, cada palabra. Enséñame, Señor Jesús, a vivir la ancianidad con humildad, sin desesperarme por lo que no puedo hacer, por lo que antes era y ahora no soy, por lo que representaba para mí mismo y para los demás, y ahora ya no represento. No permitas, Jesús, que me pierda a mí mismo por no saber acoger con corazón dispuesto, lo que es ley de la vida, y que, aunque las apariencias digan otra cosa, es mi mejor momento, porque me da tiempo para compartir Contigo. Amén.


64. ORACIÓN DE UN ENFERMO Acoge, Señor, mis miedos y transfórmalos en confianza. Atiende a mis sufrimientos y transfórmalos en crecimiento. Escucha mi silencio y transfórmalo en oración. Admite mis crisis y transfórmalas en madurez. Acepta mis lágrimas y transfórmalas en plegaria. Recibe mi decepción y transfórmala en fe. Comprende, Señor, mi soledad y transfórmala en contemplación. Oye, Señor, mi amargura y transfórmala en paz interior. Atiende mi espera y transfórmala en esperanza. Recibe, Señor, mi muerte, y transfórmala en resurrección. Amén.

65. OFRECIMIENTO DE LOS DOLORES FÍSICOS Y ESPIRITUALES EN LA ENFERMEDAD Amado Jesús, Tú me has amado primero. Tu amor hacia mí te ha llevado a sufrir las espinas y los clavos de la cruz en el Calvario. Ayúdame a darme cuenta de que esta enfermedad es mi cruz y esta cama mi calvario.


Tranquilísame en tu amor, Dios de misericordia, y guíame hasta comprender que con cada cruz viene tu gracia, con cada noche de insomnio tu apoyo. Contando Contigo, Señor, acepto con alegría esta enfermedad, y todos los acontecimientos de mi vivir diario, como medio para devolverte mi amor y darte las gracias por morir y abrir para mí las puertas del cielo. Amén.

66. ENTREGA A LA VOLUNTAD DE DIOS EN LA ENFERMEDAD Dios todopoderoso, dador de la salud y remedio de todos los males. Concédeme tal seguridad de tu presencia en mí, que pueda tener plena confianza en Ti, a fin de que, envuelto en tu amor y tu poder, pueda recibir la salud y la salvación, según tu libre Voluntad. En medio de mis sufrimientos, pongo en Ti toda mi confianza, porque estoy absolutamente seguro de que Tú me darás lo que es mejor para mí, en cada momento de mi vida. Amén.


67. ORACIÓN POR LOS ENFERMOS Señor Jesús: Tú que para redimir a los seres humanos, quisiste asumir nuestra condición frágil y limitada, mira con piedad a todos los enfermos que necesitan ser curados en el cuerpo y en el alma. Reconfórtalos con tu poder para que puedan superar sus males, y ya que has querido asociarlos a tu pasión redentora, haz que confíen en la eficacia de su dolor ofrecido con fe y paciencia, para la salvación del mundo. Amén.

68. ORACIÓN POR UN ENFERMO GRAVE Padre misericordioso, Tú que conoces hasta dónde llega la buena voluntad de los seres humanos, y siempre estás dispuesto a olvidar nuestras culpas y perdonar los pecados, si acudimos a Ti arrepentidos del mal que hemos hecho, compadécete de tu hijo (…) que en este momento se encuentra a las puertas de la muerte. Te pedimos que ayudado por nuestra oración fervorosa, se vea aliviado en su cuerpo y en su alma, obtenga el perdón de sus pecados, y sienta


la fortaleza de tu amor. Te lo pedimos con toda la fe de que somos capaces, por tu Hijo Jesús, nuestro hermano y Salvador, que con su muerte venció nuestra muerte, y nos abrió las puertas de la Vida eterna. Amén.


ORACIONES DE ENTREGA A LA VOLUNTAD DE DIOS Jesús nos enseñó con su palabra y con su ejemplo, que es importante para todos nosotros poner nuestra vida entera en las manos de Dios nuestro Padre, entregarnos a su Voluntad con humildad y confianza, seguros de que Él siempre quiere lo mejor para nosotros. Aquí están dos bellísimas oraciones que pueden ayudarnos a realizar esta enseñanza de Jesús, que traerá a nuestra vida paz y felicidad, aún en los momentos de sufrimiento e incertidumbre.

69. TOMAD, SEÑOR Y RECIBID (San Ignacio de Loyola) Tomad, Señor y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento, y toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer. Vos me lo disteis, a Vos, Señor, los torno. Todo es vuestro. Disponed de todo según vuestra Voluntad, dadme vuestro amor y gracia,


que esto me basta. Amén.

70. ORACIÓN DE ABANDONO (Carlos de Foucauld) Padre, me pongo en tus manos, haz de mí lo que quieras. Sea lo que sea, te doy las gracias. Estoy dispuesto a todo, lo acepto todo, con tal de que tu Voluntad se cumpla en mí y en todas tus creaturas. No deseo nada más, Padre. Te confío mi alma. Te la doy con todo el amor de que soy capaz, porque necesito darme a Ti, sin limitación ni medida, porque Tú eres mi Padre. Amén.


ORACIONES PARA MOMENTOS ESPECIALES Los evangelistas nos cuentan que con frecuencia Jesús se retiraba a orar en soledad, y que en varias ocasiones les recomendó a ellos también orar con insistencia. Les decía: "Pidan y se les dará; busquen y hallarán; llamen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué padre hay entre ustedes que, si su hijo le pide un pez, en lugar de un pez le da una culebra; o, si pide un huevo, le da un escorpión? Si, pues, ustedes, siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!" (Lucas 11, 9-13). Y También: "Velen y oren, para que no caigan en tentación; que el espíritu está pronto, pero la carne es débil" (Mateo 26,41). Esta recomendación del Señor es particularmente apropiada para nosotros hoy. Tenemos mucho por qué orar. Mucho qué pedir, mucho qué agradecer, y muchas circunstancias de nuestra vida qué entregar a Dios. Las oraciones que vienen a continuación pueden ser una ayuda en los momentos especiales en los que debemos orar, pero las palabras no vienen a nuestros labios.


71. OFRECIMIENTO DIARIO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Divino Corazón de Jesús, por medio del Corazón Inmaculado de María, yo te ofrezco las oraciones, obras y sufrimientos de este día, para reparar las ofensas que te hacen y por todas las intenciones por las que Tú te inmolas continuamente en el Altar. Te las ofrezco, en especial, por las intenciones del Papa en este mes. Amén.

72. OFRECIMIENTO DEL DÍA (Santa Teresita del Niño Jesús) Dios mío, te ofrezco todas las acciones que hoy realice por las intenciones del Sagrado Corazón y para su gloria. Quiero santificar los latidos de mi corazón, mis pensamiento y mis obras más sencillas uniéndolo todo a sus méritos infinitos, y reparar mis faltas arrojándolas al horno ardiente de su amor


misericordioso. Dios mío, te pido para mí y para todos mis seres queridos la gracia de cumplir con toda perfección tu Voluntad y aceptar por tu amor las alegrías y lo sufrimientos de esta vida pasajera, para que un día podamos reunirnos en el cielo por toda la eternidad. Amén.

73. ORACIÓN DE LA MAÑANA (Padre Ignacio Larrañaga) Señor, en el silencio de este día que nace, vengo a pedirte paz, sabiduría y fuerza. Hoy quiero mirar el mundo con ojos llenos de amor. Ser paciente, comprensivo, suave y bueno. Ver detrás de las apariencias a tus hijos como los ves Tú mismo, para así poder apreciar la verdad de cada uno. Cierra mis oídos a toda murmuración. Guarda mi lengua de toda maledicencia. Que sólo los pensamientos que bendigan permanezcan en mi. Quiero ser tan bien intencionado y justo, que todos los que se acerquen a mí sientan tu presencia.


Revísteme de tu bondad, Señor, y haz que durante este día yo te refleje. Amén.

74. AL COMENZAR EL DÍA Dios mío, concédeme que cada uno de los que tengan que tratar conmigo hoy, puedan ser más felices por ello. Inspírame en cada hora de este día lo que debo decir y lo que debo callar, y dame la sabiduría que necesito para ser justo en mis palabras y en mis silencios. Ayúdame a entrar en la mente y en el corazón de cada una de las personas que hablen conmigo, y hazme capaz de percibir sus sentimientos para no herirlos, y sus necesidades y dolores para socorrerlos. Comunícame, Padre bueno, por medio de tu Santo Espíritu, el don de ayudar y servir con generosidad a quienes me necesiten. Amén.

75. ORACIÓN DE LA NOCHE (Padre Ignacio Larrañaga)

Padre mío, ahora que las voces se silenciaron y


los clamores se apagaron, aquí, al pie de la cama, mi alma se eleva hasta Ti para decirte gracias. Creo en Ti, espero en Ti, te amo con todas mis fuerzas. Deposito en tus manos la fatiga y la lucha, las alegrías y los desencantos de este día que quedó atrás. Si los nervios me traicionaron, si los impulsos egoístas me dominaron, si di entrada al rencor o a la tristeza, ¡perdón, Señor! Ten piedad de mí. Si he sido infiel, si pronuncié palabras vanas, si me dejé llevar por la impaciencia, si fui espina para alguien, ¡perdón, Señor! No quiero entregarme al sueño esta noche, sin sentir sobre mi alma la seguridad de tu dulce misericordia. Te doy gracias, Padre mío, porque has sido la sombra fresca que me ha cobijado durante todo este día. Te doy gracias porque, invisible, cariñoso, envolvente, me has cuidado a lo largo de estas horas. Señor, a mi alrededor ya todo es silencio y calma. Envía al ángel de la paz a esta casa. Relaja mis nervios, sosiega mi espíritu, suelta mis tensiones, inunda mi ser de silencio y serenidad.


Vela sobre mí, Padre querido, mientras me entrego confiado al sueño, como un niño que duerme feliz en tus brazos. En tu nombre, Señor, descansaré tranquilo. Amén.

76. ORACIÓN PARA TERMINAR UN AÑO Y COMENZAR EL NUEVO Señor Dios, dueño del tiempo y de la eternidad, tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro. Al terminar este año quiero darte gracias por todo aquello que recibí de Ti. Gracias por la vida y el amor, por las flores, el aire y el sol, por la alegría y el dolor, por cuanto fue posible y por lo que no pudo ser. Te ofrezco cuanto hice en este año, el trabajo que pude realizar y las cosas que pasaron por mis manos y lo que con ellas pude construir. Te presento a las personas que a lo largo de estos meses amé, las amistades nuevas y los antiguos amores, los más cercanos a mí y los que estén más lejos, los que me dieron su mano y aquellos a los que pude ayudar, con los que compartí la vida, el trabajo, el dolor y la alegría.


Pero también, Señor hoy quiero pedirte perdón, perdón por el tiempo perdido, por el dinero mal gastado, por la palabra inútil y el amor desperdiciado. Perdón por las obras vacías y por el trabajo mal hecho, y perdón por vivir sin entusiasmo. También por la oración que poco a poco fui aplazando y que hasta ahora vengo a presentarte. Por todos mis olvidos, descuidos y silencios nuevamente te pido perdón. En los próximos días iniciaremos un nuevo año y detengo mi vida ante el nuevo calendario aún sin estrenar. Te presento todos esos días que sólo Tú sabes si llegaré a vivirlos o no. Hoy te pido para mí y los míos la paz y la alegría, la fuerza y la prudencia, la claridad y la sabiduría. Quiero vivir cada día con optimismo y bondad llevando a todas partes un corazón lleno de comprensión y paz. Cierra Tú mis oídos a toda falsedad y mis labios a palabras mentirosas, egoístas, mordaces o hirientes.


Abre en cambio mi ser a todo lo que es bueno que mi espíritu se llene sólo de bendiciones y las derrame a mi paso. Cólmame de bondad y de alegría para que, cuantos conviven conmigo o se acerquen a mí encuentren en mi vida un poquito de TI. Danos un año feliz y enséñanos a repartir felicidad . Amén

77. ORACIÓN PARA EL TIEMPO DE ADVIENTO Señor Jesús, en este Tiempo de Adviento Tú me dices que debo estar vigilante. Que aunque me sucedan cosas terribles, no debo tener miedo, porque Tú estás por llegar. Ayúdame Jesús a prepararme bien para tu venida, de modo que pueda recibirte siendo una persona renovada, y tu llegada dé más felicidad y confianza a mi vida. Amén


78. ORACIÓN PARA EL TIEMPO DE NAVIDAD Gracias, Señor, por expresarnos tu amor sin medida en la inocencia de un niño. Gracias por enseñarnos el valor de la humildad desde el pesebre. Gracias por recordarme que sólo disfrutan de la paz las perssona de buena voluntad y buen corazón. Gracias, Jesús mío, por darme paz con tu presencia, y una gozosa esperanza con tu nacimiento. Lo único que te pido, Señor, es que esta Navidad me lleve a la luz y me acerque a Ti y a los demás. Mi regalo para Ti es un compromiso de cambio, una fe renovada y un amor tolerante y comprensivo. Tu regalo para mí es la luz de tu Espíritu, tu perdón, tu protección y tu sabiduría. Y el regalo que te pido para aquellos que amo y


que me aman, es una buena salud, paz interior y ese amor que llena los hogares de unión y alegría. Ilumíname, protégeme y acompáñame. Amén.

79. ORACIÓN AL NIÑO DE BELÉN (San Juan XXIII) Dulce Niño de Belén, haz que entremos con toda el alma en este profundo Misterio de la Navidad. Pon en el corazón de los hombres esa paz que buscan, a veces con tanta violencia, y que solo Tú puedes dar. Ayúdales a conocerse mejor y a vivir fraternalmente como hijos del mismo Padre. Descúbreles también tu hermosura, tu santidad y tu pureza. Despierta en sus corazones el amor y la gratitud a tu infinita bondad. Únelos en tu caridad. Y danos a todos tu celeste paz. Amén.


80. ORACIÓN PARA EL TIEMPO DE CUARESMA Padre Nuestro que estás en el cielo, durante esta época de arrepentimiento, ten misericordia de nosotros. Con nuestra oración nuestro ayuno y nuestras buenas obras, transforma nuestro egoísmo en generosidad. Abre nuestros corazones a tu Palabra. Sana nuestras heridas del pecado. Ayúdanos a hacer el bien en este mundo. Que transformemos la oscuridad y el dolor en vida y alegría. Concédenoslo por Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

81. OTRA ORACIÓN PARA EL TIEMPO DE CUARESMA Señor Jesús, de nuevo me convocas para que camine Contigo hacia la Pascua. Soy consciente de que tal vez me encuentras hoy


con las mismas dudas y las mismas luchas del año pasado. ¡Perdóname, Señor! Quisiera orar más pero siempre encuentro mil excusas. Sacrificarme, pero me digo que las penitencias son cosas del pasado. Darme generosamente a los otros, y pienso que tal vez, algunos se aprovechen de mi buena voluntad. Pero Tú, Señor, sales a mi encuentro, sin ponerme condiciones, para levantarme y ayudarme a recuperar las ganas de creer y de vivir en Ti. Me invitas a mirarte a los ojos para descubrir en ellos que vale la pena seguirte. Caminas hacia el Calvario para hacerme entender que la vida es grande, cuando se ofrece para ayudar y servir a los demás como Tú haces con nosotros. Dame, Señor, la gracia de vivir este tiempo con conciencia de tu amor salvador, y humildad para


pedirte perdón por mis pecados. Amén

82. ORACIÓN PARA EL TIEMPO DE PASCUA Padre bueno, gracias por mostrarnos mediante la resurrección de tu Hijo, que la vida es más fuerte que la muerte y el dolor. Gracias porque la Pascua nos acerca a tu mismo corazón. Fortalece nuestra esperanza y aumenta nuestra alegría, para que todos los que nos vean, descubran en nosotros la misma esperanza y el mismo gozo de los discípulos. Te lo pedimos por Jesús resucitado y presente en medio de nosotros. Amén.


ORACIONES CON DIVERSAS INTENCIONES 83. ACTO DE CONTRICIÓN Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy. Me pesa de todo corazón, porque con ellos he ofendido a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar, y confío que por tu infinita misericordia, me has de conceder el perdón de mis culpas, y me has de llevar a la Vida eterna. Amén.

84. ORACIÓN PIDIENDO EL PERDÓN DE LOS PECADOS Señor Dios que desde lo alto del cielo nos miras y ves nuestra miseria material y espiritual. Tú que eres Sabiduría, Bondad, Justicia y Misericordia infinitas, protégenos a nosotros, pobres pecadores, de todos los males, en especial de aquellos del espíritu.


Ten piedad, Padre de Misericordia, de todos tus hijos que hemos pecado y seguimos pecando. Te invocamos, Padre nuestro, para que tu misericordia baje sobre nosotros, nuestras familias, y el mundo entero. Amén.

85. ORACIÓN PARA VERSE LIBRE DE PELIGROS Señor, Dios, Rey omnipotente, en tus manos están puestas todas las cosas. Si quieres salvar a tu pueblo, nadie puede resistir a tu Voluntad. Tú hiciste el cielo y la tierra y todo cuantos en ellos se contiene. Tú eres el dueño de todas las cosas. ¿Quién podrá pues, resistir a tu Majestad? Señor Dios de nuestros padres, ten misericordia de tu pueblo porque los enemigos del alma quieren perdernos y las dificultades que se nos presentan son muy grandes. Tú has dicho: “Pidan y se les dará. El que pide recibe, pero pidan con fe”. Escucha pues nuestras oraciones.


Perdona nuestras culpas. Aleja de nosotros todos los peligros, y haz que nuestro llanto se convierta en alegría, para que viviendo alabemos tu santo Nombre y continuemos alabándolo eternamente en el cielo. Amén.

86. ORACIÓN DE ACEPTACIÓN Y ENTREGA Acepto, Señor, con paz, el hecho de haber tenido en mi vida, contrariedades y disgustos. Acepto con paz, las incomprensiones de mis familiares, parientes y conocidos. Acepto con paz el hecho de querer tanto y poder tan poco. Acepto con paz el hecho de que con grandes esfuerzos conseguiré sólo pequeños resultados. Acepto con paz la ley del pecado: hago lo que no quiero y dejo de hacer aquello que me gustaría hacer. Acepto con paz toda impotencia humana que me circunda y me limita.


Acepto con paz el hecho de que yo sea tan poca cosa. Acepto con paz el hecho de que mis años pasen tan rápidamente. Acepto con paz el hecho de tener que envejecer y morir. Acepto con paz el hecho de haber fracasado tantas veces. Acepto con paz el hecho de no haber acertado en tantas cosas. Acepto con paz la ley de la soledad y de la muerte. En tus manos, Padre, deposito todo lo que debería haber sido y no fui, lo que debería haber hecho y no hice. Amén.

87. ORACIÓN PARA LOS MOMENTOS DE TRISTEZA Señor Jesús, Tú conoces la tristeza que ahoga mi corazón y sabes cuál es su origen.


Te pido que me ayudes porque ya no puedo seguir así. Pon tus benditas manos en las heridas de mi alma, y libérame de la tendencia a la tristeza y a la melancolía que habitan en mí. Que tu gracia restaure mi historia para no vivir esclavizado por los recuerdos dolorosos del pasado. Quiero perdonarme y perdonar, para que tu gozo comience a fluir en mí. Te entrego mis temores por el mañana. Ayúdame a vivir el presente con serenidad. Aumenta mi confianza en Ti, para que aumente en mi alma la alegría. Amén.

88. ORACIÓN PARA PEDIR EL DON DEL AMOR (Santa Teresa de Calcuta) Señor, enséñame a no hablar como el bronce que suena o como un platillo que resuena, sino con amor.


Vuéveme capaz de comprender y dame la fe que mueve las montañas, pero con amor. Enséñame ese amor que es siempre paciente y siempre gentil; nunca envidioso, presuntuoso, egoísta o irritable. El amor que experimenta la alegría en la verdad, siempre listo a perdonar, a creer, a esperar, a soportar. Y cuando todas las cosas finitas se disuelvan, y todo se vuelva claro, que yo haya sido débil pero constante. Un reflejo de tu amor perfecto. Amén.

89. ORACIÓN POR LA CURACIÓN INTERIOR Amado Jesús, Tú viniste a nuestro mundo a curar los corazones heridos y atribulados. Te ruego que cures los traumas que provocan tribulación en mi corazón. En especial te ruego que cures aquellos que son para mí causa de pecado.


Entra en mi vida y sana los traumas psíquicos que han afectado mi infancia, y los que me han sobrevenido a lo largo de la vida. Los pongo todos en tu corazón de Buen Pastor. Sana mis recuerdos. Sana mis heridas íntimas que son causa de enfermedades físicas. Yo te ofrezco mi corazón. Acéptalo, purifícalo y dame los sentimientos de tu Corazón Divino. Hazme testigo auténtico de tu resurrección y de tu presencia entre nosotros. Amén.

90. ORACIÓN PARA PEDIR EL DON DEL BUEN HUMOR (Santo Tomás Moro) Dame, Señor, un poco de sol, algo de trabajo y un poco de alegría. Dame el pan de cada día, un poco de mantequilla, una buena digestión y algo para digerir. Dame una manera de ser que ignore el aburrimiento, los lamentos y los suspiros.


No permitas que me preocupe demasiado por esta cosa embarazosa que soy yo. Dame, Señor, la dosis de humor suficiente como para encontrar la felicidad en esta vida, y ser provechoso para los demás. Que siempre haya en mis labios una canción, una poesía o una historia para distraerme. Enséñame a comprender los sufrimientos y a no ver en ellos una maldición. Concédeme tener buen sentido, pues tengo mucha necesidad de él. Señor, concédeme la gracia en este momento supremo de miedo y angustia, de recurrir al gran miedo y a la asombrosa angustia que Tú experimentaste en el Monte de los Olivos. Haz que a fuerza de meditar tu agonía reciba el consuelo espiritual necesario para provecho de mi alma. Concédeme, Señor, un espíritu abandonado, sosegado, apacible, caritativo, benévolo, dulce, compasivo.


Que en todas mis acciones, palabras y pensamientos, experimente el gusto de tu Espíritu Santo y bendito. Dame, Señor, una fe plena, una esperanza firme, y una ardiente caridad. Que yo no ame a nadie contra tu voluntad, sino a todas las cosas en función de tu querer. Rodéame de tu amor y de tu favor. Amén.

91. PETICIÓN CONFIADA (Santo Tomás Moro) Dios glorioso, dame gracia para enmendar mi vida, y tener presente mi fin sin eludir la muerte, pues para quienes mueren en Ti, buen Señor, la muerte es la puerta a una vida de riqueza. Y dame, buen Señor, una mente humilde, modesta, calmada, pacífica, paciente, caritativa, amable, tierna y compasiva, en todas mis obras, en todas mis palabras, y en todos mis pensamientos, para tener el sabor de tu santo y bendito Espíritu. Dame, buen Señor, una fe plena, una esperanza


firme, y una caridad ferviente, un amor a Ti muy por encima de mi amor por mí. Dame, buen Señor, el deseo de estar Contigo, de no evitar las calamidades de este mundo, no tanto por alcanzar las alegrías del cielo como, simplemente, por amor a Ti. Y dame, buen Señor, tu amor y tu favor; que mi amor a Ti, por grande que pueda ser, no podría merecerlo si no fuera por tu gran bondad. Buen Señor, dame tu gracia para trabajar estas cosas que te pido. Amén.

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92. ORACIÓN DE LA SONRISA (Santa Teresa de Calcuta) Señor, renueva mi espíritu y dibuja en mi rostro sonrisas de gozo por la riqueza de tu bendición. Que mis ojos sonrían diariamente por el cuidado y compañerismo de mi familia y de mi comunidad. Que mi corazón sonría diariamente por las alegrías y dolores que compartimos. Que mi boca sonría diariamente con la alegría y


regocijo de tus trabajos. Que mi rostro dé testimonio diariamente de la alegría que tú me brindas. Gracias por este regalo de mi sonrisa, Señor. Amén.

93. ORACIÓN DE PETICIÓN (Santo Tomás de Aquino) Dame, Señor y Dios mío, que no decaiga, ni en la prosperidad ni en la adversidad; que no me ensoberbezca en alguna cosa, ni me deprima en otra; de nada goce o me duela sino en lo que me lleve a Ti o me separe de Ti. A nadie desee agradar, ni a nadie tema disgustar, sino a Ti. Sea para mí despreciable todo lo pasajero, y sea para mí querido todo lo tuyo. Que me hastíe el gozo de lo que sea sin Ti, que no desee nada que esté fuera de Ti. Que me deleite el trabajo hecho por Ti, que me sea penoso todo descanso que sea sin Ti.


Concédeme, Señor, dirigir constantemente el corazón hacia Ti, y que en mis fallos sepa dolerme con el propósito de la enmienda. Hazme, Señor y Dios mío, obediente sin contradecir, pobre sin ser miserable, casto sin depravación, paciente sin murmuración. Humilde sin ficción, alegre sin disolución, triste sin abatimiento, maduro sin pesadez, ágil sin ligereza, temeroso sin desesperación. Que sea sincero sin hipocresía, que haga el bien sin ser presuntuoso, que corrija al prójimo sin arrogancia, que lo edifique con la palabra y el ejemplo. Concédeme, Señor, un corazón vigilante, que ninguna curiosidad lo aparte de ti, un corazón noble, que ninguna influencia indigna lo envilezca, un corazón recto, que ninguna intención siniestra


lo desvíe, un corazón firme, que ninguna tribulación lo debilite, un corazón libre, que ningún afecto violento lo reclame. Concédeme, Señor Dios mío, inteligencia que te conozca, diligencia que te busque, sabiduría que te encuentre, conducta que te agrade, perseverancia que te espere confiada y confianza de que un día al final te abrazaré. Concédeme soportar ya aquí los sufrimientos como penitencia, servirme de tus beneficios por tu gracia, y gozar de tu gozo en la patria para tu gloria. Tu que vives y reinas y eres Dios por los siglos de los siglos. Amén.

94 ORACIÓN CONFIADA (Thomas Merton) Dios, Señor mío, no tengo idea de adónde voy. No veo el camino delante de mí. No puedo saber con certeza dónde terminará.


Tampoco me conozco realmente, y el hecho de pensar que estoy siguiendo tu Voluntad, no significa que en realidad lo esté haciendo. Pero creo que el deseo de agradarte, de hecho te agrada. Y espero tener ese deseo en todo lo que haga. Espero que nunca haga algo apartado de ese deseo. Y sé que si hago esto, me llevarás por el camino correcto, aunque yo no me dé cuenta de ello. Por lo tanto, Señor, confiaré en ti aunque parezca estar perdido a la sombra de la muerte. No tendré temor porque estás siempre conmigo, y nunca dejarás que enfrente solo mis peligros. Amén.

95. ORACIÓN DE ACCIÓN DE GRACIAS Es maravilloso, Señor, tener los brazos abiertos, cuando hay tantos mutilados. Mis ojos que ven, cuando hay tantos sin luz. Mi voz que canta, cuando hay tantos que enmudecen. Mis manos que trabajan, cuando hay tantos que mendigan.


Es maravilloso, Señor, volver a casa, cuando hay tantos que no tienen a dónde ir. Es maravilloso amar, vivir, sonreír, soñar, cuando hay tantos que lloran, tantos que odian y se revuelven en pesadillas, y tantos que mueren antes de nacer. Es maravilloso, Señor, tener un Dios en quién creer, cuando hay tantos que no tienen fe. Es maravilloso, Señor, sobre todo, tener tan poco qué pedir y tanto qué agradecer. Gracias, Señor.

96. QUÉDATE, SEÑOR, CONMIGO Quédate, Señor, conmigo, porque necesito verte presente para no olvidarte, pues ya sabes con cuánta frecuencia te abandono. Quédate, Señor, conmigo, porque soy muy débil y necesito de tu aliento y de tu fortaleza, para no caer tantas veces. Quédate, Señor, conmigo, porque Tú eres mi


vida, y sin Ti, con frecuencia, decaigo en el fervor. Quédate, Señor, conmigo, porque Tú eres mi luz, y sin Ti estoy en tinieblas. Quédate, Señor, conmigo, para que siempre oiga tu voz y la siga. Quédate, Señor, conmigo, porque deseo amarte mucho, y vivir siempre en tu compañía. Quédate, Señor, conmigo, porque deseo serte siempre fiel. Quédate, Señor, conmigo, porque aunque mi alma es muy pobre, deseo que sea sólo para Ti.

97. ORACIÓN POR LOS AMIGOS Padre, te pido que bendigas a mis amigos. Revélales tu amor y tu poder. Si tienen dolor, dales tu paz y tu misericordia. Si tienen dudas, renuévales la confianza. Si tienen cansancio, dales fuerzas para seguir adelante. Si hay en ellos estancamiento espiritual, muéstrales tu cercanía. Si tienen miedo, revélales tu amor y transmíteles


tu fuerza. Si tienen pecado, haz que busquen la reconciliación y perdónales. Bendícelos a todos y cada uno. Amén.

98. NO TE PIDO, SEÑOR No te pido Señor que me quites la cruz, sino que me des una espalda fuerte para llevarla, un corazón generoso para amarla y una sonrisa para aceptarla. Llevar la cruz con dignidad, no solo llevarla con paciencia. Solo así mi vida podrá llamarse verdaderamente cristiana, porque se trasformará en Tí y llegaré ser otro Cristo. Amén.

99. ORACION PARA PEDIR EL DON DE LA MISERICORDIA Ayúdame, oh Señor, a que mis ojos sean misericordiosos, para que yo jamás recele o juzgue según las apariencias, sino que busque lo bello en el alma de mi prójimo y acuda a ayudarle.


Ayúdame, oh Señor, a que mis oídos sean misericordiosos, para que tome en cuenta las necesidades de mi prójimo y no sea indiferente a sus sufrimientos y quejas. Ayúdame, oh Señor, a que mi lengua sea misericordiosa, para que jamás hable negativamente de mi prójimo, sino que siempre tenga una palabra de consuelo y perdón para todos. Ayúdame, oh Señor, a que mis manos sean misericordiosas y estén llenas de buenas obras, para que sepa hacer a mi prójimo exclusivamente el bien. Ayúdame, oh Señor, a que mis pies sean misericordiosos, para que siempre me apresure a socorrer a mi prójimo, venciendo mi propia fatiga y cansancio. Ayúdame, oh Señor, a que mi corazón sea misericordioso, para que yo sienta todos los sufrimientos de mi prójimo. Que tu misericordia, oh Señor, repose en mí. Amén.


100. ENSÉÑAME A AMAR (Santa Teresa de Calcuta) Señor, cuando tenga hambre, dame alguien que necesite comida. Cuando tenga sed, dame alguien que precise agua. Cuando sienta frío, dame alguien que necesite calor. Cuando sufra, dame alguien que necesita consuelo. Cuando mi cruz parezca pesada, déjame compartir la cruz del otro. Cuando me vea pobre, pon a mi lado algún necesitado. Cuando no tenga tiempo, dame alguien que precise de mis minutos. Cuando sufra humillación, dame ocasión para elogiar a alguien. Cuando esté desanimado, dame alguien para darle nuevos ánimos. Cuando quiera que los otros me comprendan, dame alguien que necesite de mi comprensión. Cuando sienta necesidad de que cuiden de mí, dame alguien a quien pueda atender. Cuando piense en mí misma, vuelve mi atención hacia otra persona.


Hazme digna, Señor, de servir a mis hermanos. Dales, a través de mis manos, no sólo el pan de cada día, sino también mi amor misericordioso, imagen del tuyo. Amén

A.M.D.G.


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