ISSN 0251-2483
Revista de la Universidad Católica "Nuestra Señora de la Asunción"
Revista ESTUDIOS PARAGUAYOS ONLINE Open Journal System
Gaya Makarán
Paraguay: ¿Isla rodeada de tierra? Una historia de la (NO) integración nuestroamericana....................................7
Claudio José Fuentes Armadans
El concepto "pynandi". Abordaje teórico-histórico de un mito nacionalista...............................................................41
Bárbara Gómez
Verdad e historia en "La revolución de la independencia del Paraguay" de Blas Garay.....................................................65
Maximiliano Zuccarino
La ayuda Argentina al Paraguay durante la Guerra del Chaco.......................................................................87
Georgina Zavattiero
Transformaciones urbanas, segregación social y déficit habitacional: ¿Una relación sincrónica en América Latina y Paraguay?................................................117
Javier Numan Caballero Merlo
Dualidad en la división del trabajo en la producción en sociología según universidades y las capillas (Apuntes de investigación)........................................................155
www.respy.org Vol. XXXIV
2
Revista Estudios Paraguayos © Centro de Estudios Antropológicos (CEADUC) Universidad Católica “Nuestra Señora de la Asunción” Independencia Nacional y Comuneros Casilla de Correo #1718 - Asunción - Paraguay Telefax: (595-21) 40 10 44 extensión 252 E-mail: ceaduc@gmail.com Web: wwww.ceaduc.uca.edu.py
2016
Vol. XXXIV, Nº 2
Asunción - Paraguay
Diciembre 2016
LISTA DE EVALUADORES DE ESTUDIOS PARAGUAYOS 2013-2018
EVALUADORES
REFERENCIA INSTITUCIONAL
Abente Brun, Diego
Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya, Paraguay
Amarilla, Deisy
Universidad Católica "Ntra. Sra. de la Asunción", Paraguay
Arditi, Benjamín
Universidad Nacional Autónoma de México, México
Caballero Mejías, Ester
Universidad Carlos III de Madrid, España
Caballero Merlo, Javier
Universidad Católica "Ntra. Sra. de la Asunción", Paraguay
Caballeros Campos, Herib
Universidad Nacional de Canindeyú, Paraguay
Cerna Villagra, Sarah
Universidad Nacional Autónoma de México, México
Céspedes Darmany, Lorena
Universidad Complutense de Madrid, España.
Céspedes Ruffinelli, Roberto
Universidad Católica "Ntra. Sra. de la Asunción", Paraguay
Demelenne, Dominique
Universidad Católica "Ntra. Sra. de la Asunción", Paraguay
Filartiga Callizo, Camilo
Universidad Católica "Ntra. Sra. de la Asunción", Paraguay
Fretes Carreras, Luis
Universidad de Lisboa, Portugal
Fuentes Armadans, Claudio
Universidad Católica "Ntra. Sra. de la Asunción", Paraguay
Gephart, Malte
Universidad de Hamburgo, Alemania
Gómez Romero, Celeste
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Paraguay
López, Magdalena
Universidad de Buenos Aires, Argentina
Martínez Escobar, Fernando
Universidad de Buenos Aires, Argentina
Ortiz Sandoval, Luis
Instituto de Ciencias Sociales de Paraguay, Paraguay
Peris Castiglioni, Carlos
Universidad Nacional de Asunción, Paraguay
Rehnfeldt, Marilin
Universidad Católica "Ntra. Sra. de la Asunción", Paraguay
Rivarola Franco, Magdalena
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Paraguay
Saracho, Víctor
Universidad Católica "Ntra. Sra. de la Asunción", Paraguay
Sarah, Darío
Universidad Católica "Ntra. Sra. de la Asunción", Paraguay
Silvero, José Manuel
Universidad Nacional de Asunción, Paraguay
Solís, Juan Mario
Universidad Nacional de San Luis de Potosí, México
Taboada Gómez, Victoria
Universidad Católica "Ntra. Sra. de la Asunción", Paraguay
Telesca, Ignacio
Universidad Nacional de Formosa, Argentina
Zárate López, Nilo
Universidad Católica "Ntra. Sra. de la Asunción", Paraguay
Narciso Velázquez Rector José Guillermo Von Lucken Vicerrector Académico
Gabriel Benítez Secretaría General
Teresa Servín Vicerrectora de Administración y Finanzas
Nilo Zárate Director del CEADUC
CENTRO DE ESTUDIOS ANTROPOLÓGICOS (CEADUC) José Zanardini Ramiro Domínguez Ricardo Moreno Azorero Myrian A. Gaona Martínez
Presidente Vicepresidente Coordinador Secretaria
Consejo Directivo Deisy Amarilla Beatriz G. de Bosio Jan David Hauck Jorge García Riart Enrique Gaska Bartomeu Melià Luis Ortiz Sandoval Feliciano Peña Páez
Adelina Pusineri Marilín Rehnfeldt Sinforiano Rodríguez Lino Trinidad Sanabria Guillermo Sequera Jorge Servín Cristina Vera Díaz Rodrigo Villagra
Las ideas expresadas por los autores son personales, no representan la opinión o posicionamiento del CEADUC y de la Universidad Católica. Correspondencia y Canje: Revista Estudios Paraguayos © Centro de Estudios Antropológicos (CEADUC) Universidad Católica “Nuestra Señora de la Asunción” Independencia Nacional y Comuneros Casilla de Correo #1718 - Asunción – Paraguay Telefax: (595-21) 44 10 44 extensión 252 e-mail: ceaduc@gmail.com web: www.ceaduc.uca.edu.py Publicación indexada en: LATINDEX, BIBLAT, CLASE, HAPI, ERIC, ULRICHS, CIBERA Y MIAR. Disponible en Academia.edu: http://ucap.academia.edu/ep y en Google Libros
ESTUDIOS PARAGUAYOS Revista de la Universidad Católica Nuestra “Señora de la Asunción” Director:
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Editor:
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Consejo Editorial Miguel Alberto Bartolomé (Instituto Nacional de Antropología e Historia, México) Beatriz González de Bosio (Universidad Católica, Paraguay) Luc Capdevila (Universidad Rennes 2, Francia) Isabelle Combès (Instituto Francés de Estudios Andinos, Bolivia) Graciela Chamorro (Unversidad Federal de Grande Dourados, MS, Brasil) Jorge Eremites (Universidad Federal de Grande Dourados, MS, Brasil) Ebelio Espínola (Universidad Pedagógica Experimental Libertador, Venezuela) Henryk Gaska (Universidad Nacional de Itapúa, Paraguay) Ana María Gorosito (Universidad Nacional de Misiones, Argentina) René Harder Horst (Appalachian State University, EEUU) Bartomeu Melià (Instituto Superior de Estudios Humanísticos y Filosóficos -ISEHF, Paraguay) Mario Ramos Reyes (Universidad de Kansas, EEUU) Marilín Rehnfeldt (Universidad Católica, Paraguay) Sinforiano Rodríguez (Asociación Indigenista del Paraguay, Paraguay) Gianpaolo Romanato (Universidad de Padova, Italia) Rodrigo Villagra (Universidad Católica de Itapúa, Paraguay) José Zanardini (Centro de Estudios Antropológicos, Paraguay)
Consejo Científico Thomás Whigham (Universidad de Georgia, EE.UU) Ignacio Telesca (Universidad Nacional de Formosa, Argentina) Luis Ortiz Sandoval (Instituto de Ciencias Sociales de Paraguay, Paraguay) José Manuel Silvero (Universidad Nacional de Asunción, Paraguay) Magdalena López (Universidad de Buenos Aires, Argentina), Javier Núman Caballero Merlo (Universidad Católica “Ntra. Sra. de la Asunción”, Paraguay) Luis Fretes Carreras (Universidad de Lisboa, Portugal) Sarah Cerna Villagra (Universidad Nacional Autónoma de México, México) Víctor Saracho (Universidad Católica “Ntra. Sra. de la Asunción”, Paraguay) Claudio José Fuentes Armadans (Universidad Católica “Ntra. Sra. de la Asunción”, Paraguay) Victoria Taboada (Universidad Humboldt Berlín, Alemania)
REVISTA ESTUDIOS PARAGUAYOS Revista de la Universidad Católica Nuestra “Señora de la Asunción” Departamento de Ciencias Sociales - Centro de Estudios Antropológicos
Vol. XXXIV, Nº 2 - Asunción del Paraguay - Diciembre 2016 Gaya Makarán
Paraguay: ¿Isla rodeada de tierra? Una historia de la (NO) integración nuestroamericana.................7
Claudio José Fuentes Armadans
El concepto “pynandi”. Abordaje teórico-histórico de un mito nacionalista..............................................41
Bárbara Gómez
Verdad e historia en “La revolución de la independencia del Paraguay” de Blas Garay.............65
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La ayuda Argentina al Paraguay durante la Guerra del Chaco........................................................87
Georgina Zavattiero
Transformaciones urbanas, segregación social y déficit habitacional: ¿Una relación sincrónica en América Latina y Paraguay?...............................117
Javier Numan Caballero Merlo
Dualidad en la división del trabajo en la producción en sociología según universidades y las capillas (Apuntes de investigación).................155
Editorial El conocimiento avanza a ritmo de vértigo. Sus aplicaciones redefinen los escenarios de la vida y, junto con las tecnologías de la información, transforman diariamente el mundo entero. Lo anterior no es un tema menor, pues no puede existir desarrollo, innovación y educación sin desplegar la imperiosa actividad primeramente mencionada. En aquella se halla la auténtica producción de conocimientos, aurora de la libertad y la soberanía. Una sociedad que pretende modernidad o insertarse en el mundo global no puede excluir la investigación científica y tecnológica de sus programas de desarrollo. La investigación, de hecho, es el parámetro principal de excelencia en los rankings internacionales. Pero no es poca cosa insertar, sin las tradiciones adecuadas ni recursos económicos, la cultura de la ciencia. Decir que estamos o que queremos estar en la sociedad del conocimiento es un tópico. Todos sabemos que actualmente la principal fuente de riqueza y poder no vive en la materia prima de la agricultura, la ganadería o del subsuelo, tampoco en la producción industrial, sino en la producción de saberes y, estos, se originan eficazmente mediante la investigación. EskoAho, el primer ministro de Finlandia decía que “investigar es invertir dinero para obtener conocimientos, mientras que innovar es invertir conocimientos para obtener dinero”. La relación entre ambas es perene e inseparable. Lo dicho nos obliga asegurarnos que nuestros cimientos sean lo suficientemente sólidos. Según el Banco Mundial (2015), Paraguay invierte en investigación el 0,09% del producto interno bruto (PIB), dejándonos clasificados entre los países de más baja inversión en el mundo. Para que la educación superior y la universidad hagan un excelente trabajo, el Estado tiene que acrecentar mucho más la inversión financiera. A pesar de los números existen esfuerzos reales para mejorar la situación de la investigación en esta nación sudamericana. De hecho, desde el año 2010, funciona el Consejo Nacional de Ciencias y Tecnología – CONACYT, organismo instalado, consolidado y reconocido por el Poder Ejecutivo y todos los sectores, como generador, promotor y articulador de la Ciencia, la Tecnología, la Innovación y la Calidad, cuyo proyecto estrella es el “Programa Nacional de Incentivo a los Investigadores” (PRONII). Este impulsa la carrera científica en Paraguay con el objetivo de fortalecer y expandir la comunidad científica. Aquí, los científicos son divididos por niveles y disciplinas, según su respectiva producción, recibiendo un incentivo económico para el mejoramiento de su actividad. Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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A pesar de los avances, aún queda un largo desierto por atravesar. La Revista Estudios Paraguayos apuesta por lo expresado y, en esta edición, sigue presentando vanguardistas estudios académicos sobre nuestra realidad, aquella que nos interpela por su profunda desigualdad e injusticia.
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Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
BIBLIB: 0251-2483 (2015), 7-39
PARAGUAY: ¿ISLA RODEADA DE TIERRA? UNA HISTORIA DE LA (NO) INTEGRACIÓN NUESTROAMERICANA PARAGUAY: ISLAND SURROUNDED BY LAND? A HISTORY OF OUR-AMERICAN (NO) INTEGRATION Enviado: 01/11/2016 Aceptado: 04/12/2016 Gaya Makaran1
Resumen En el presente artículo2 nos acercamos a la temática de la integración continental desde una negación explícita de la misma en el caso paraguayo, a partir del tópico del aislamiento, para descubrir sus matices y precisar las tensiones entre la tendencia al enclaustramiento y los esfuerzos de superarla, sin sucumbir a la tentación de confiar en el estereotipo. En este recorrido histórico por los encierros y las aperturas paraguayas se evidenciará el carácter complejo del proceso que se escapa a las valorizaciones simplistas. Esta no-integración en términos mucho más amplios que los sugeridos por ciencias políticas, que condena a la marginalización y al olvido, tiene por lo menos dos dimensiones: una, la externa, ejercida por el coro de las naciones, y la otra, la auto-asumida y determinada por una serie de factores históricos. Nos va a ocupar sobre todo esta última, es decir: la tendencia endógena del Paraguay al aislamiento, vista a partir de su historia específica. Al mismo tiempo y por contraste, nos interesarán las aperturas paraguayas y sus esfuerzos por la integración regional, según la figura proyectada por los mismos paraguayos de ser “el corazón de América”, que pretende contradecir el tópico de la “isla guaraní”.
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Doctora en Ciencias de Literatura por la Universidad de Varsovia, investigadora asociada del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC) de la UNAM. Líneas de investigación: movimientos indígenas andinos, las identidades colectivas en Bolivia y Paraguay. Contacto: makarangaya@gmail.com Versión extensa del artículo: “¿Isla rodeada de tierra? Una mirada histórica a los encierros y las aperturas del Paraguay en el contexto nuestroamericano”, publicado en el libro colectivo de Liliana Weinberg (coord.), 2016; Perspectivas de la integración cultural, IPGH, CIALC, México. Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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Paraguay: ¿Isla rodeada de tierra? Una historia de la (no) integración nuestroamericana
Palabras clave Paraguay; integración; aislamiento; nacionalismo; isla guaraní; corazón de América.
Abstract In the article we approach the theme of continental integration from an explicit negation in the Paraguayan case, from the topic of isolation, to discover its nuances and tensions between the tendency to enclosure and the efforts to overcome it, without succumbing to the temptation to trust in the stereotype. In this historical journey for the Paraguayan closures and openings will be evidenced the complex nature of the process that escapes to the simplistic valuations. This non-integration in terms much broader than those suggested by the political sciences, which condemns marginalization and oblivion, has at least two dimensions: one, the external, exercised by the chorus of nations, and the other, the Self-assumed and determined by a series of historical factors. This is going to occupy us especially the last one, that is to say: the endogenous tendency of Paraguay to the isolation, seen from its specific history. At the same time and by contrast, we will be interested in the Paraguayan openings and their efforts for regional integration, according to the figure projected by the Paraguayans themselves to be “the heart of America”, which seeks to contradict the topic of the “Guarani island.”
Keywords Paraguay; integration; isolation; nationalism; guaraní island; heart of America.
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Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
Gaya Makaran
1. Introducción “Los pueblos que no se conocen han de darse prisa para conocerse, como quienes van a pelear juntos” dijo José Martí en su clásico ensayo Nuestra América, referente principal de la idea nuestroamericana. La integración continental en todos los aspectos, tanto económicos como culturales, la colaboración entre países “hermanos” unidos para hacer frente a los enemigos comunes son las premisas claves del latinoamericanismo actual. En este contexto, la existencia de los rincones latinoamericanos, como Paraguay, que históricamente se han constituido a espaldas a las dinámicas propias del continente y que constituyen todavía “incógnitas” para el resto de la comunidad internacional, sigue siendo un reto ante el ideal martiano. Si un extranjero se acerca voluntariamente, o por casualidad al Paraguay, éste al principio se vislumbra como una tierra mítica y misteriosa, un país de maravillas, donde el pasado es el presente y sus habitantes más que seres de carne y hueso parecen criaturas fantásticas, dotadas de una espiritualidad guaraní única. Al Paraguay lo conocemos a través de los diarios de viaje de varios europeos que se adentraban en sus espesos bosques con esperanzas de encontrar gigantes y amazonas; por la utopía de los jesuitas; por los relatos de sus vecinos estupefactos frente a la originalidad de su habla y su régimen socioeconómico en el siglo XIX. Lo llamaron “China de América” por su aislamiento y su misterio, una ínsula única en el mapa latinoamericano, donde el indio logró imponer su impronta a toda la sociedad. Este país verdirrojo de “ríos eternos”, de naturaleza fracturada entre el occidente y el oriente, entre el guaraní y el castellano, entre lo antiguo y lo moderno, hasta hoy en día sigue siendo la fantasía de los viajeros y la atracción para diversos soñadores en busca de utopías. Esta no-integración en términos mucho más amplios que los sugeridos por ciencias políticas, que condena a la marginalización y al olvido, a un no-ser a pesar de estar y ocupar su trozo de territorio igual marginado, tiene por lo menos dos dimensiones: una, la externa, ejercida por el coro de las naciones, y la otra, la auto-asumida y determinada por una serie de factores históricos. Nos va a ocupar sobre todo esta última, es decir: la tendencia endógena del Paraguay al aislamiento, vista a partir de su historia específica. Al mismo tiempo y por contraste, nos interesarán las aperturas paraguayas y sus esfuerzos por la integración regional, según la figura proyectada por los mismos paraguayos de ser “el corazón de América”, que pretende contradecir el tópico de la “isla guaraní”. Cuando el gran escritor paraguayo, Augusto Roa Bastos, en uno de sus ensayos llamó a su país natal “isla rodeada de tierra”, al referirse al atraso y la marginalidad de la literatura paraguaya frente a las literaturas latinoamericaEstudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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Paraguay: ¿Isla rodeada de tierra? Una historia de la (no) integración nuestroamericana
nas, recuperaba una imagen recurrente y de larga data, un tópico que ha marcado a este país mediterráneo a lo largo de su historia y que con tanto acierto presentó en su libro La ínsula paraguaya, Eric Courthes3. La isla, metáfora aplicada tanto por sus vecinos como por los mismos paraguayos, hace referencia no solo a su aislamiento geográfico o lo impenetrable de sus bosques (en la actualidad sustituidos en su mayoría por los cultivos de soya), sino a su proceso histórico original y relativamente autónomo. Nos acercamos entonces a la temática de la integración desde una negación explícita de la misma en el caso paraguayo, a partir del tópico del aislamiento, para descubrir sus matices y precisar las tensiones entre la tendencia al enclaustramiento y los esfuerzos de superarla, sin sucumbir a la tentación de confiar acríticamente en el estereotipo. En este recorrido histórico por los encierros y las aperturas paraguayas se evidenciará el carácter complejo del proceso que se escapa a las valorizaciones simplistas. Veremos, en el caso paraguayo, que la integración no tiene por qué constituir un valor en sí mismo, ni el aislamiento necesariamente debe ser condenable.
2. De Provincia Gigante a la República de los guaraníes Los inicios de lo que hoy se conoce como la República del Paraguay, que para esta investigación ubicamos en la conquista y la colonización de la provincia, sin desconocer la importancia del pasado precolombino, están marcados, paradójicamente, por la centralidad más que la insularidad. Efectivamente, fueron las tierras paraguayas el corazón de la conquista después del fracaso de la primera ciudad de Buenos Aires4, de allá salían las expediciones ansiosas de tesoros peruanos, que, aunque no consiguieron sus objetivos, fundaron varias ciudades, entre ellas Santa Cruz de la Sierra en la actual Bolivia, la ciudad de Corrientes, Santa Fe y Concepción del Bermejo en Argentina, o Ciudad Real en Brasil, sin hablar de la segunda ciudad de Buenos Aires fundada en 1580 por la expedición de Juan de Garay. De ahí, la ciudad de Asunción, fundada el 15 de agosto de 1537 con el nombre de la Casa Fuerte de Nuestra Señora de la Asunción por Juan de Salazar5, 3 4
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Eric Courthes, La ínsula paraguaya, Biblioteca Paraguaya de Antropología, Vol. 49, Asunción, CEADUC, 2005. Las primeras expediciones españolas a los territorios en cuestión se llevaron en 1524 y 1528 por Alejo García y Sebastián Gaboto respectivamente con el objetivo de llegar al Alto Perú. Las dos fueron recibidas con flechas por los nativos y fracasaron en su intento. La tercera expedición y la primera relativamente lograda se dio bajo el liderazgo de Pedro de Mendoza, Capitán General del Río de la Plata a partir de 1534. Dos años después de su nominación, Mendoza logró fundar el Puerto de Nuestra Señora del Buen Aire. Fue la primera ciudad de Buenos Aires. El Fuerte militar de Asunción fue elevada al rango de la ciudad con el acta de su fundación Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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se convirtió en el centro mismo de la empresa colonizadora y pronto fue bautizada como la “madre de las ciudades”, al convertirse en el punto de partida de nuevas expediciones colonizadoras. Aquel recuerdo de la centralidad paraguaya es recuperado por el naciente discurso nacionalista difundido por los intelectuales de la famosa Generación 9006, bajo la imagen del Paraguay como el “corazón de América”. Como podemos ver en el siguiente fragmento del poema “Canto Secular” (1911) del poeta novecentista Eloy Fariña Núñez, la ciudad capital, como madre de las ciudades más importantes de la actual América, es también el centro del poder colonial y de su empresa “civilizadora”: Asunción, la muy noble y muy ilustre La ciudad comunera de las Indias, Madre de la segunda Buenos Aires Y cuna de la libertad de América Prolongación americana un tiempo De las villas forales de Castilla…7 Dos años después de la fundación de Asunción, Domingo Martínez de Irala se convierte por el voto de los conquistadores en el Gobernador de La Plata8, y la provincia de Paraguay afianza su importancia en el mapa de dominios coloniales de la Corona, ganándose el nombre de la Provincia Gigante de Indias. De hecho, si echamos un vistazo a los antiguos planos del continente, nos llama la atención la extensión y la centralidad de la provincia de Paraguay (Véase Imagen 1).
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del 16 de setiembre de 1541, firmada por el Cabildo instituido por el gobernador Domingo Martínez de Irala, y recibió el nombre de La Muy Noble y Leal Ciudad de Nuestra Señora de la Asunción. Es la Generación 900 o el novecentismo, quien empieza la discusión intelectual acerca de las cuestiones nacionales, en el contexto de la difícil recuperación de la Posguerra y la cercanía del centenario de la independencia paraguaya. La Generación 900 incluye a los intelectuales de diferentes corrientes ideológicas, incluso confrontadas, nacidos generalmente entre 18671880, jóvenes de la Posguerra, que empiezan su mayor producción alrededor del año 1900. Les une la preocupación por la patria, sin embargo, les divide su postura frente a la historia, el “carácter” y la identidad de los paraguayos. Los más representativos: Arsenio López Decoud, Ignacio Pane, Manuel Domínguez, Manuel Gondra, Fulgencio Moreno, Blas Garay, Juan O’Leary, Alejandro Guanes y Eloy Fariña. Eloy Fariña Núñez, “Canto Secular”, en Luís María Martínez, El Trino Soterrado. Paraguay: aproximación al itinerario de su poesía social, Tomo I, Asunción, Intento, 1985, consultado en www. portalguaraní.com La Cédula Real del 1537 entregaba a los conquistadores de la provincia el derecho a la elección de sus gobernadores. Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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Paraguay: ¿Isla rodeada de tierra? Una historia de la (no) integración nuestroamericana
Imagen N° 1: Gran Provincia del Paraguay. “L. Amerique Meridionale” Parte del mapa colonial de Hiaillot del Siglo XVII. Biblioteca Nacional de Santiago de Chile.
Fuente: Archivo de imágenes del diario ABC, en www.abc.com.py Como sugiere el historiador paraguayo Efraím Cardozo: “La conciencia y el orgullo de haber sido la Provincia Gigante de Indias y de que el nombre paraguayo estampara su sello denominador y civilizador sobre las más vastas tierras del continente sudamericano, fue estímulo para sobrellevar infortunios para aspirar a grandezas de otro orden, que no fueran meramente materiales o geográficas”9. En este sentido, el discurso nacionalista paraguayo, al recuperar esta memoria histórica larga, pretende despertar y mantener el orgullo nacional. Paraguay sería, de esta manera, el precursor de la integración latinoamericana, aunque entendida como la imposición del dominio español con pretensión de unificación cultural y socioeconómica de los vastos y diversos territorios de la América precolombina. 9
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Efraím Cardozo citado en José Manuel Rodríguez Pardo, La independencia del Paraguay no fue proclamada el 14 de Mayo de 1811, Asunción, Servilibro, 2011, pp. 87-88. Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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Con el tiempo, la Provincia Gigante empezó a perder sucesivamente su importancia y su extensión territorial, cediendo su centralidad a la segunda ciudad de Buenos Aires que no tardó en convertirse en la nueva capital, primero de la provincia, y luego, tras las reformas borbónicas, del Virreinato del Río de La Plata (1776). La pérdida de la centralidad se debió a diversos factores, entre ellos el cambio de prioridades políticas y económicas de la Corona española que, una vez frustrado el sueño de El Dorado y asegurado su poder en el Perú, perdió el interés por las tierras paraguayas carentes de metales preciosos y sin salida al mar. Así, la Provincia Gigante se iba reduciendo para convertirse ya en el siglo XVII10 en una “pequeña nación mediterránea”, como la nombró el intelectual paraguayo Justo Prieto11, rodeada por el mar de bosques impenetrables. De esta manera, Paraguay inició en el siglo XVII la historia de su insularidad, al ser el aislamiento geográfico-administrativo y poca importancia económica para la Corona, los factores que condicionaron la formación particular de la sociedad paraguaya al margen de las tendencias continentales. En este sentido podemos destacar la impregnación del conquistador por el estilo de vida guaraní (poligamia, actividad agrícola, comida, vestimenta, etc.) a la par con el mestizaje generalizado ante la escasez de las mujeres europeas. Esta progresiva “guaranización” de las élites coloniales junto con el reconocimiento de los mestizos como hijos legítimos e igualados en sus derechos a los criollos, ambos con el título legal de “españoles”, determinó el carácter específico de la provincia12. Igual que la predominancia del idioma nativo que pronto se hizo evidente a tal grado que el castellano era usado solo por una pequeña élite de los letrados para el contacto con el exterior, mientras el guaraní en su variante 10
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La desmembración de la Provincia, solicitada debido a su enorme y difícil de administrar extensión, inicia en 1617 cuando el Rey Felipe III aprueba la formación de dos gobernaciones: la del Paraguay y la del Guairá. La ciudad de Asunción fue incluida a esta última, lo que inició el proceso de su marginalización frente a Buenos Aires, capital de la primera. Véase Paola Domingo, De la “Provincia Gigante de Indias” à la “Tierra en Medio de la Mar”: l’espaceparaguayenauxXVIe et XVIIesiècles (1534-1617), en e-Spania, 2012. Puesto en línea el 15 enero 2013, consultado el 16 marzo 2016, http://e-spania.revues.org/21861 Justo Prieto Paraguay, La Provincia Gigante de las Indias. Análisis espectral de una pequeña nación mediterránea, Asunción, Archivo del Liberalismo, 1988. Dado el aislamiento de la provincia, los colonizadores optaron por legalizar las uniones y los hijos “naturales” con las guaraníes. De esta manera, las primeras generaciones de mestizos fueron reconocidos por sus padres españoles como legítimos: basta recordar el gesto simbólico del gobernador Domingo Martínez de Irala, llamado por eso “padre de la nación paraguaya”, quien reconoció sus vástagos de madres indígenas y posteriormente casó a sus hijas mestizas con sus capitanes. De esta manera, los mestizos se convertían oficialmente en españoles y como tales, tenían los mismos derechos que sus padres: podían heredar encomiendas, ocupar cargos públicos, etc. Con el tiempo, se hace notar la estratificación socioeconómica de los mestizos. Véase Gaya Makaran, Paraguay: el nacionalismo y sus mitos, México, CIALC-UNAM, 2014. Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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Paraguay: ¿Isla rodeada de tierra? Una historia de la (no) integración nuestroamericana
mestiza (diferente al guaraní indígena) se convirtió en la lengua exclusiva de uso interno. Según el testimonio del padre José Cardiel de 1758: “En una y otra ciudad, los más saben castellano, pero en las villas y en todas las poblaciones de campo, chacras y estancias no se habla ni sabe por lo común, especialmente entre las mujeres, más que esta lengua corrupta… me fue necesario aprender esta tan adulterada lengua para darme a entender, porque la propia guaraní no la entendían, y menos el castellano…”13. El monolingüismo guaraní de la Provincia de Paraguay se mantuvo durante toda la época colonial y siguió sin mayores cambios en la tormentosa época de luchas independentistas. Por lo cual no sorprende que Manuel Belgrano, uno de los impulsores de la independencia rioplatense, motivado por una necesidad práctica, dirigiera cartas a las autoridades y al pueblo paraguayo precisamente en guaraní, considerado éste el único idioma realmente hablado en la Provincia. Esta “guaranización” lingüística, pero también cultural de la población paraguaya constituyó, junto con la geografía, un factor importante que ha determinado su insularidad y su “doble encierro”, según las palabras de Roa Bastos: “Al aislamiento geográfico se superpone el aislamiento idiomático; al cerco de su mediterraneidad, el doble cerco bilingüe: la coexistencia, desde hace cuatro siglos, de dos idiomas, el castellano y el guaraní –la lengua del conquistador y la lengua del conquistado- que sirven paralelamente, aunque no complementariamente, como instrumentos de comunicación a toda una colectividad”14. Pronto esa creciente insularidad de la provincia paraguaya, cuyos habitantes, debido al “doble encierro”, empiezan a formar tempranamente una identidad específica y diferenciada de las demás provincias del Río de la Plata, se reforzará con las misiones o reducciones jesuíticas, conocidas también bajo el nombre de la “República de los guaraníes”15 (1609-1767), que fomentarán todavía más el estereotipo del encierro y del misterio que empieza a imponerse sobre la provincia. Las reducciones ocuparon vastos territorios que hoy en día corresponden al sur de Paraguay, nordeste de Argentina y el sur brasileño, y 13 14
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José Cardiel citado en Bartomeu Melià, La lengua guaraní del Paraguay. Historia, sociedad y literatura, Madrid, MAPFRE, 1992, p. 59. Augusto Roa Bastos, “Paraguay, Isla rodeada de tierra, en Para hacer memoria, UNESCO, p. 57, en www.lacult.unesco.org/docc/oralidad_06_07_56-59-paraguay.pdf (el 5 de marzo de 2016). Las reducciones ubicadas en el territorio del actual Paraguay fueron San Ignacio Guazú, San Cosme, Itapúa, Corpus, Candelaria, Santa Ana, Loreto, San Ignacio Mini, Santa María de Fe y Santiago. Véase Mary Monte de López Moreira, Historia del Paraguay, Asunción, Servilibro, 2012, p. 93. Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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gozaron de una amplia autonomía que les permitió constituirse como “islas” autárquicas y difícilmente penetrables, desvinculadas de la vida del resto del Paraguay colonial. El historiador Efraím Cardozo las describe de la siguiente manera: “Poco a poco las Misiones fueron independizándose hasta desaparecer la facultad que, por las leyes indianas, pertenecía a los gobernadores de designar los curas y los corregidores de las reducciones. Finalmente el derecho a la visita quedó restringido y prácticamente anulado al obtener los jesuitas un rescripto real que prohibía a personas extrañas seculares de cualquier estado que fueran, eclesiásticos o religiosos españoles, el acceso a las Misiones sin licencia del Provincial. […] Cuatro de los pueblos quedaron abiertos a los paraguayos que iban a comerciar y que no podían permanecer más de tres días. En los otros pueblos no pudo nunca penetrar nadie. El aislamiento fue de hecho total, porque también se vedó la salida de los indios. […] Las Misiones constituyeron un mundo herméticamente cerrado”16. La empresa jesuita correspondía en el plano político a la necesidad colonial de pacificación de los pueblos guaraníes rebeldes y su relativa integración a la vida “cristiana”, aunque en el plano religioso ponía límite a dicha integración, al plantear el aislamiento como medio preservador de rasgos indígenas considerados útiles para la construcción de una sociedad cristiana nueva y modélica. En este contexto, cualquier contacto con la sociedad colonial era considerado por los padres como “contaminador” y destructivo para la presunta inocencia y bondad de los “salvajes”. En la República de los guaraníes, junto con el control y el ordenamiento carcelario de la vida de los indígenas, según el minucioso reglamento llamado en guaraní Araporuaguiyeihaba (Del recto uso del tiempo), se intentaba preservar la pureza de la lengua nativa y fomentar el comunitarismo e igualitarismo cristiano: “Con este sistema de tierras públicas y privadas, los guaraníes podían compararse a las abejas, todas las cuales tienen su propia miel, su vivienda y su alimento, pero solo después que elaboraban el panal común y concurrieran al trabajo colectivo en el campo y en la colmena”17. El experimento jesuita servirá de referente obligatorio tanto a los críticos como a los partidarios del encierro paraguayo y su apuesta por una “sociedad de abejas” volverá de manera recurrente a lo largo de la historia política del país.
16 17
Efraím Cardozo, Apuntes de historia cultural del Paraguay, Asunción, Biblioteca de Estudios Paraguayos, vol. XI, 1998, pp. 119 y 120. José Manuel Peramás, La república de Platón y los Guaraníes, Buenos Aires, 1946, citado en Mary Monte de López Moreira, op. cit., p. 95. Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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Paraguay: ¿Isla rodeada de tierra? Una historia de la (no) integración nuestroamericana
3. Doctor Francia y la ínsula “socialista” Tras la ocupación napoleónica de España, en el contexto de la crisis generalizada del poder de la Corona en sus colonias, la efervescencia política llega también a las Provincias del Río de la Plata y tiene como consecuencia la declaración independentista de la Junta de Buenos Aires el 25 de mayo de 1810. La élite paraguaya se ve forzada a situarse frente a estos acontecimientos convulsos, al dividirse en tres corrientes políticas: los españolistas, partidarios de la Corona, los autonomistas en apoyo a la Junta de Buenos Aires y los independentistas contrarios a un simple “cambio de amos” y promotores de un Paraguay libre. Entre estos últimos se encontraba José Gaspar Rodríguez de Francia quien en 1814 se convirtió en el Dictador Supremo del Paraguay. Sus políticas desde el principio se concentraron en el afianzamiento de la independencia paraguaya frente a España y sobre todo Buenos Aires18 y su defensa ante las ambiciones integracionistas tanto de Argentina como de Brasil. Tenemos que recordar que la situación geopolítica de la provincia era en aquel tiempo sumamente desfavorable: el acoso de parte de los vecinos, sobre todo del ambicioso Buenos Aires; el bloqueo constante de los ríos que impedía el intercambio comercial; la amenaza constante de invasión; la falta del reconocimiento internacional de la independencia paraguaya; y los rezagos socio-económicos coloniales. Frente a esta situación geopolítica desfavorable, el nuevo gobierno optó por una política exterior de neutralidad y no intervención en la región, profundizando al mismo tiempo el encerramiento del país que, sin embargo, nunca ha sido total gracias al intercambio mercantil con los comerciantes brasileños por el puerto Itapúa. Tanto las entradas de los extranjeros, como las salidas de los paraguayos eran condicionadas y dependían de la decisión del Dictador. Este enclaustramiento, que le ganó al Paraguay el nombre de la “China de América”, aunque en cierta medida provocado por la política agresiva de Buenos Aires, sirvió al régimen francista para reforzar la cohesión interna, estimular la economía nacional y minimizar la infiltración de ideologías liberales potencialmente peligrosas para la dictadura. Se estableció también el monopolio estatal para los principales productos y se mantuvo una política económica de intervención y regulación en el contexto de autarquía impuesta por las circunstancias geopolíticas. La autarquía 18
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Entre sus primeras medidas, todavía como Cónsul, se encuentran la expulsión de un gran número de españolistas, la confiscación de todos los bienes de los extranjeros fallecidos en el país, la imposición de impuestos especiales sobre los foráneos y la prohibición de los matrimonios de éstos con las mujeres blancas, promoviendo uniones con las “pardas” e “indias”. Igual, todos los cargos públicos fueron reservados solo a los paraguayos. Fue un intento tanto de debilitar la fracción españolista, como también de evitar el crecimiento de una élite considerada extranjera y alejada del pueblo que solía acumular su capital a través de matrimonios por conveniencia. Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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paraguaya fue consecuencia de la política de la “soberanía económica” promovida por el Supremo quien la consideraba elemento previo e indispensable de la soberanía política del país: “Y que cuando la bandera de la República sea libre de navegar hasta el mar se admitirá el que vengan a comerciar y que entonces se arreglará el comercio según convenga y del modo que sea útil a los paraguayos y no solamente como hasta aquí para aprovechamiento y beneficio de los extraños”19. Como dice Oscar Creydt, la autarquía era más bien un esfuerzo descolonizador e independentista que una simple consecuencia del aislamiento: “La tarea de la dictadura nacional revolucionaria ha sido la de crear las bases económicas para la consolidación de la independencia nacional y para la lucha con la libre vinculación del país con el mercado mundial”20. No cabe duda de que la necesidad de ser autosuficientes, les permitió a los paraguayos desarrollar una economía nacional independiente, sobre todo con base en la industria manufacturera y la agricultura variada, y consolidar de esta manera un Estado no solo política, sino también económicamente soberano, sin necesidad de intercambios desiguales con las potencias europeas. Estas circunstancias tuvieron su impacto positivo en la vida de las clases populares paraguayas que, en contraste con otros países de la región, gozaban de paz y relativa prosperidad. La siguiente cita de Grandsir refleja esta especificidad del Paraguay francista: “…por todo lo que veo aquí, los habitantes del Paraguay gozan, desde hace 22 años, de la paz perfecta, bajo una buena administración. El contraste es en todo sorprendente con los países que he cruzado hasta ahora: se viaja por el Paraguay sin armas: las puertas de las casas apenas se cierran… No se ven mendigos; todo el mundo trabaja”21. Este encierro, por muchos llamado “socialista”22. de las primeras décadas de la independencia, por una parte resultó beneficioso para la joven república si tomamos en cuenta su difícil situación geopolítica, y por la otra aisló a Paraguay de las corrientes ideológicas y culturales que recorrían el continente y cuyo centro era Buenos Aires. La desconfianza frente al poderoso vecino se convirtió en la desconfianza a la integración regional, al proyectar el aislamiento como el mejor garante de la reproducción cultural y física del pueblo paraguayo.
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Rodolfo Puiggros, Historia económica del Río de la Plata, s.l., Ediciones Futuro, 1948, p. 113. Oscar Creydt, Formación histórica de la nación paraguaya, Asunción, Servilibro, 2010, p. 90. Julio César Chavez, El Supremo Dictador, s.l., Ediciones Difusam, 1942, p. 350. Véase por ejemplo Oscar Creydt, op. cit. y Roberto Ares Pons, El Paraguay del siglo XIX, un estado socialista, Montevideo, Nuevo Mundo, 1987. No es nuestro objetivo presentar aquí el debate a favor y en contra de esta controvertida denominación. Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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4. Modernizar la China de América – las aperturas de los López El 20 de septiembre de 1840, día de muerte del Supremo, Paraguay se encontró literalmente huérfano, en situación, si se nos permite esta metáfora, de un hijo bien nutrido pero inmaduro, no preparado para valerse por sí mismo sin la supervisión de su padre sobreprotector. Tras algunos años de inestabilidad política, sublevaciones militares y gobiernos efímeros, en 1844 fue elegido presidente Carlos Antonio López por el periodo de diez años que se renovó veces consecutivas hasta su muerte en 1862, cuando el poder pasó a su hijo Francisco Solano López. La tarea más urgente para el nuevo gobierno era afianzar legalmente la independencia del Paraguay, como también buscar su reconocimiento internacional23, establecer oficialmente los símbolos patrios y acuñar la moneda nacional, asuntos que su predecesor había dejado pendientes. Carlos López emprendió una serie de acciones que se inscribían en su proyecto de reforzamiento del Estado, de las instituciones y de la economía nacional. Entre ellas encontramos la reorganización completa de la administración pública con un mayor presupuesto, la modernización del Ejército y la creación del arsenal y de la Flota Nacional, el establecimiento de una legislación nacional al abolir algunas leyes coloniales todavía vigentes, la construcción del primer tramo del Ferrocarril Nacional, la apertura de las fundiciones de Hierro de Ybycuí, la instalación de imprentas, el telégrafo, etc. Sus esfuerzos de modernizar el país, conservando al mismo tiempo su soberanía política y económica, abrieron el Paraguay al extranjero, fomentaron la producción y el comercio: exportación de productos paraguayos e importación de productos de lujo para una nueva burguesía nacional creciente. Se firmaron tratados comerciales con Francia, Estados Unidos de América y el Reino Unido y gracias a la tradicional política de neutralidad y de equilibrio de fuerzas, se afianzaron las fronteras nacionales y se abrieron los ríos a pesar de los numerosos conflictos con Argentina y Brasil. Paraguay, de un país autárquico y aislado se iba convirtiendo en una vanguardia latinoamericana en cuanto al manejo de nuevas tecnologías (telégrafo, ferrocarril, prensa)24 y el desarrollo económico nacional. El afán cosmopolita de los López tuvo como consecuencia la “importación” 23 24
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El reconocimiento de la independencia paraguaya en el ámbito internacional era uno de los puntos prioritarios de la agenda exterior de Carlos López. Los primeros en reconocerla fueron Bolivia y Chile (1843), seguidos por Brasil (1844), Argentina (1852) y muy tardíamente España (1880). Carlos López fue también el fundador de la prensa nacional con la instalación de imprentas y la edición del primer periódico oficial El Paraguayo Independiente, título de difusión y propaganda gubernamental. Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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de varios profesionales europeos: ingenieros, maestros, artistas, con un evidente menosprecio del aporte local. De hecho, Carlos López quería erradicar la lengua guaraní considerada bárbara por lo cual impulsó la castellanización de los paraguayos25 a través del sistema escolar gratuito y obligatorio, ampliando el legado educativo del Dr. Francia por la educación superior. Se crearon más de trescientas escuelas con la ayuda de los maestros españoles invitados por el régimen y se asignaron algunas becas de estudios superiores en el extranjero a fin de proveer al país de ingenieros y otros profesionales. Así, la escuela paraguaya dirigida por los europeos se convierte en la persecutora de la lengua y la cultura vernácula, al obligar a los alumnos a comunicarse exclusivamente en español bajo la pena de castigos físicos y humillaciones públicas: “Se prohibía hablar en ella, en horas de clase, el guaraní, y a fin de hacer efectiva dicha prohibición, se habían distribuido a los cuidares o fiscales unos cuantos anillos de bronce que entregaban al primero que pillaban conversando en guaraní. Éste los traspasaba a otro que hubiera incurrido en la misma falta y así sucesivamente, durante toda la semana hasta el sábado en que se pedía la presentación de dichos anillos, y cada uno de sus poseedores como incurso en el delito, llevaba el castigo de cuatro o cinco azotes”26. Vemos aquí un esfuerzo de apertura controlada de esta “China americana” con el objetivo de modernización, desarrollo industrial y reforzamiento estatal que pretendía dejar atrás la sobriedad excesiva de la autarquía e incorporar a la república al concierto moderno de las naciones capitalistas. Con la diferencia, por supuesto, de que este capitalismo fuera controlado por el monopolio estatal en contra de la tendencia liberal de la época, liderada desde Buenos Aires. Igual, merece nuestra atención el hecho de que se vinculara la apertura hacia lo moderno con la occidentalización y la castellanización forzada de la población paraguaya, vista la cultura guaraní como un rezago necesariamente superable. De esta manera, el esfuerzo paraguayo por la integración cultural con el continente inicia por la negación persecutoria de lo propio, formado a lo largo de su historia marcada por el aislamiento. Francisco Solano López, hasta entonces jefe del Ejército paraguayo, joven, ambicioso y cosmopolita27, decidió continuar la obra de su padre en cuanto a la 25 26
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En 1848 se oficializa el castellano como la lengua única del Estado y de la enseñanza en todos sus niveles. Aquel mismo año se “desaparece” por decreto a la población indígena, al dotarla de la ciudadanía paraguaya y al mismo tiempo, confiscar sus tierras y bienes. Juan Crisóstomo Centurión citado en Bartomeu Meliá, La lengua guaraní del Paraguay..., op. cit., p. 166. Francisco Solano López fue designado por su padre como ministro plenipotenciario del Paraguay en Europa (1852-1854), donde hizo contactos en los países europeos de Reino Unido, Francia, Prusia, España y Piamonte-Cerdeña para obtener el reconocimiento de la independenEstudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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política económica y el desarrollo tecnológico y educativo del país, sin embargo, al mismo tiempo priorizó la redefinición de la política exterior. Fueron sus ansias de una participación activa de Paraguay en la escena internacional, más allá de las políticas de neutralidad y la no-intervención de sus predecesores, las que desencadenaron, entre otros factores, el conflicto bélico más sangriento de la historia latinoamericana. Este cambio de estrategia del gobierno lopista que apostó por la participación activa y el reajuste de fuerzas en la región, coincidió con las tendencias revisionistas de sus vecinos en cuanto a los límites paraguayos (terminan los tratados de fronteras firmados por el López padre). Si a todo esto añadimos todavía los esfuerzos imperialistas británicos de abortar la soberanía económica de Paraguay, sin duda un “mal ejemplo” para la región, y el clima ideológico de la época, sobre todo en Argentina (el liberalismo), no tendremos la menor duda de que el conflicto parecía inevitable. Las potencias aliadas: Argentina, Brasil e indirectamente Gran Bretaña, estaban buscando pretexto para terminar de una vez por todas con la “ínsula paraguaya” y su camino alternativo de desarrollo.
5. Guerra de la Triple Alianza (1864-1870) y la “integración a la civilización” A pesar de las mencionadas aperturas emprendidas por los gobiernos de los López en pos de la modernización del Paraguay, el país era constantemente atacado por las élites liberales de Buenos Aires que expresaban sus conminatorias a través de la prensa porteña, al condenar el presunto carácter tiránico de las políticas lopistas que, según su opinión, mantenían el país en un encierro claustrofóbico y lo condenaban al atraso y la barbarie. Nos gustaría ver más de cerca aquella polémica ventilada a través de los principales títulos bonaerenses, sobre todo El Orden, puesto que fue crucial para el ambiente ideológico que fomentó y justificó la intervención militar en el Paraguay. El liberalismo argentino, expresado por el periódico El Orden, unido con el positivismo evolucionista cuyo máximo representante fue Domingo Faustino Sarmiento, planteaba la existencia de una lucha entre la civilización y la barbarie, entre lo moderno y lo retrógrado, donde la “civilización” se identificaba con el capitalismo, la europeización, el incremento comercial, las ciudades porteñas, la afluencia masiva de inmigrantes europeos (el blanqueamiento social), el desarrollo de vías de transporte y de comunicación y con el liberalismo político y económico, mientras que la “barbarie” eran todas las formas de vida y de producción precapitalistas, los localismos, el campo, los indígenas
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cia del Paraguay, además de abastecer al ejército paraguayo y contratar a los militares italianos para su profesionalización. Estudió en la Escuela Especial Militar de Saint-Cyr en Francia. Fue en París donde conoció a su futura esposa, la irlandesa Elisa Alicia Lynch. Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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considerados inferiores racialmente, el proteccionismo estatal y el poder dictatorial. Frente a estos planteamientos, el Paraguay era un país bárbaro por haber rechazado el liberalismo tanto político como económico y por ser “un país de indios” auto-aislado del mundo moderno. El autoritarismo de los gobiernos paraguayos ocupa, por supuesto, una parte importante de las críticas, sin embargo, más que la falta de la libertad política preocupan el monopolio económico estatal y las disposiciones reguladoras que impiden el libre tránsito por los ríos y dificultan inversiones extranjeras: “Que el Paraguay siga oprimido, o salga cuanto antes de los brazos que lo sofocan, es cuestión de humanidad y simpatías; pero que la navegación de los ríos sea libre, es un interés americano, es un gran principio cuyo triunfo anhelamos…”28. El periódico indica que las libertades políticas de los pueblos “civilizados”, como el argentino, son la consecuencia natural de las libertades económicas, y cualquier teoría contraria a estos presupuestos es contraria también al principio civilizador, cuyo portador en el continente pretende ser Buenos Aires: “La libertad del comercio es la civilización, y la civilización produce la libertad política. Esto es lo que no conviene a un gobierno que aspira a perpetuar en su familia el gobierno de su país. […]No concebimos cómo pueda florecer un país cuyas fuentes de producción están obstruidas por el monopolio oficial. […] Cuando las buenas ideas económicas están tan difundidas entre nosotros, cuando Buenos Aires realiza los principios más adelantados y más liberales en sus leyes mercantiles…”29. El tema económico prevalece en estas reprimendas, sin embargo, se vincula ideológicamente con el discurso civilizador, así se habla del “principio altamente civilizador del comercio libre y de la libertad de los ríos”, para finalmente destacar el carácter paraguayo aislado, carcelario y estancado en la pasividad propia de la barbarie: “En buenas palabras, esto no quiere decir más, sino que el gobierno paraguayo no quiere que se navegue en aquellas aguas; ¡no quiere que el principio altamente civilizador del comercio libre y de la libertad de los ríos, penetre en aquellas comarcas que mantiene cerradas con dobles cerrojos la libre e independiente república del Paraguay!30. Así vive el país militarizado, así la tierra inculta, así el trabajo muerto, y justificado el monopolio oficial…”31. 28 Periódico El Orden, Buenos Aires, 5 de junio de 1857, en Ricardo Scavone Yegros, Polémicas en torno al gobierno de Carlos Antonio López en la prensa de Buenos Aires 1857-1858, Asunción, Tiempo de Historia, 2010, p. 75. 29 Ibíd, p. 73. 30 Periódico El Orden, Buenos Aires, 3 de junio de 1857, en Ricardo Scavone Yegros, Polémicas en torno al gobierno de Carlos Antonio López…, op. cit., p. 69. 31 Periódico El Orden, Buenos Aires, 5 de junio de 1857, op. cit., p. 74. Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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El aislamiento regresa como característica paraguaya en los escritos de Sarmiento, ideólogo liberal argentino, quien como primero, bastante antes de Roa Bastos, emplea la metáfora de la isla en el mar de bosques: “El Paraguay está enclavado como una isla en medio de un mar de bosques a quinientas lenguas de los puntos accesibles al movimiento del mundo. El pueblo lo forman en su mayoría los descendientes de razas indígenas, a quienes no es la obra de un siglo inculcarles la conciencia política, diré así, que aún no tienen perfecta los pueblos más avanzados; y los descendientes de los españoles, se enorgullecen de su independencia, es decir, de la soledad y aislamiento que los entrega maniatados a las consecuencias inevitables de su situación”32. Como asegura, es este “medio siglo de aislamiento, de reclusión, de tiranía” que han hecho del Paraguay “una curiosidad en América, como Esparta lo era entre los griegos”, en el sentido, sin embargo, totalmente negativo. Sarmiento parece indicar que, además de los factores mencionados, la culpa del “retraso paraguayo” lo tiene el componente indígena guaraní de su población, que la hace mansa, inculta y propensa a soportar la tiranía, sin nunca “confesar el digno sentimiento de la libertad”. La imagen que se dibuja desde Buenos Aires de aquel Paraguay isleño y anclado en la barbarie, servirá para justificar la necesaria acción civilizadora ejecutada por Argentina, donde la civilización significaría la integración a las dinámicas regionales del “libre mercado”. La apertura de esta “isla rodeada de bosques” sólo se concibe en términos de una entrega económica y cultural absoluta a los portadores de la civilización, sin mediación de un tan despreciado monopolio estatal. Así, los diarios porteños nos acercan al verdadero propósito de los ataques, el económico, como menciona el mismo Sarmiento: “Las cuestiones económicas son las únicas que pueden interesar a un pueblo a favor del otro”33. Según Sarmiento, el comercio, este “vínculo que liga a toda tierra”, es un vehículo de la integración, incluida la cultural. Sobra aclarar que dicho comercio se concibe de manera unidireccional y desigual en cuanto a intercambios, donde el Paraguay es visto como mercado para los productos británicos y argentinos, y no al revés. La Guerra de la Triple Alianza, llamada desde el Paraguay la Guerra Guasu (Guerra Grande) y desde Argentina la Guerra del Paraguay, estalló en 1864, apenas dos años después de la toma del poder por Francisco Solano López, y terminó con la muerte de éste en el Cerro Corá el 1 de marzo de 187034. Entre 32
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Carta de Domingo Sarmiento a Luciano Recalde del 26 de mayo de 1857, en Ricardo Scavone Yegros, Polémicas en torno al gobierno de Carlos Antonio López…, op. cit., p. 123. Ibíd., p. 126. La muerte de Francisco Solano López fue reinterpretada e instrumentalizada política e ideoEstudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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sus causas directas, que como sabemos nunca son las realmente decisivas, encontramos la intervención del Paraguay en la guerra civil uruguaya en apoyo del gobierno “blanco” (en referencia al color del partido) y en contra de la alianza brasileño-colorada. Cuando las tropas brasileñas invadieron Uruguay, Francisco Solano López también decidió enviar sus ejércitos, sin embargo, Argentina le denegó el tránsito por su territorio. Como respuesta, los soldados paraguayos ocuparon la ciudad de Corrientes, provocando la reacción militar de Buenos Aires. A Brasil y Argentina se unió el nuevo gobierno colorado de Uruguay, pagando de esta manera su deuda con las potencias que le habían ayudado llegar al poder. La justificación oficial de la guerra contra el Paraguay apuntaba en la culpabilidad del mismo Solano López, tirano y verdugo de los paraguayos a los que los aliados prometían traer la soñada libertad y la democracia. Las consecuencias de la guerra fueron desastrosas: el genocidio de unas tres cuartas partes de la población en su mayoría masculina, destrucción del país y su capacidad productiva, hambre, epidemias, pérdida del territorio, endeudamiento (préstamos, nota bene, de la banca inglesa), ocupación extranjera después de la guerra y la destrucción del legado político y económico de los López35. Los nuevos gobiernos impuestos por los vencedores impulsaron una serie de reformas a favor de la oligarquía paraguaya, hasta entonces exiliada en Buenos Aires, como la privatización de las tierras estatales, el restablecimiento del latifundio y la liquidación de monopolios estatales con una apertura a la inversión extranjera. La industria se había desvanecido, la educación pública y gratuita desapareció, el ferrocarril y la línea de telégrafos fueron confiscadas como medio de pago de la deuda de guerra. La misión “civilizadora” de los aliados dejó un paisaje desolador, pero conforme con los intereses que la habían impulsado. La muerte del Mariscal López en Cerro Corá significó no solo el fin de la guerra, sino sobre todo el fin irreversible de una época en la historia paraguaya. Como dijo Roa Bastos, los paraguayos se quedaron con una “gran catástrofe de recuerdos”36. Los tiempos de la Posguerra, marcados por la destrucción, la desarticulación social y una pobreza desgarradora, tanto material como institucional, abrían un nuevo capítulo en la vida de los paraguayos escrito
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lógicamente desde diferentes ópticas. Así, según el discurso nacionalista paraguayo, sus presuntas últimas palabras fueron: “Muero por mi patria” (heroísmo), y según los vencedores no fueron otra cosa que: “Muero con mi patria” (locura del tirano culpable de la muerte de la nación). Véase Gustavo Acosta, Posguerra contra la Triple Alianza. Aspectos Políticos e Institucionales (1870-1904), Asunción, Servilibro, 2013 y Luc Capdevila, Una guerra total: Paraguay, 18641870, Asunción, Buenos Aires, SB, Universidad Católica, 2010. Augusto Roa Bastos, “La escritura: una metáfora del exilio”, Diario El País, 1 de julio de 1985. Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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por los vencedores. La Guerra Guasu propició también el surgimiento de un discurso nacionalista bélico fomentado por el régimen lopista y de una identidad colectiva específica de los tiempos conflictivos, de un nosotros paraguayo amenazado y posteriormente humillado por las fuerzas enemigas. Se trata de una identidad de víctima que solo reforzará la tendencia insular del paraguayo, quien justo en el aislamiento y en su cultura “sui generis” va a buscar la seguridad frente a amenazas externas reales o imaginarias. De ahí que cuando la apertura y la integración son propuestas en términos desiguales y suponen una destrucción material y simbólica de lo propio, la sociedad paraguaya elige retirarse a su “isla” y desde este exilio defender sus fronteras culturales.
6. La isla nacionalista: desde la Generación 900 hasta Alfredo Stroessner (1954-1989) Otra de las consecuencias de la derrota paraguaya en la Guerra Guasu fue el desgarramiento identitario e ideológico de la élite paraguaya, reflejado en la disputa entre dos tendencias: el regeneracionismo y el reconstruccionismo. El primero, representado por los liberales, pretendía borrar todo el pasado paraguayo al considerarlo bárbaro, premoderno y autoritario, y “regenerar” el país en una república liberal democrática y de libre mercado. El reconstruccionismo, por su parte, propio de las posturas nacionalistas con el tiempo encarnadas por el Partido Colorado, proponía “reconstruir” el país con base en la “época dorada” del Dr. Francia y de los López. Estas dos posturas se plasmaron en los primeros partidos políticos, hegemónicos hasta nuestros días: el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) y la Asociación Nacional RepublicanaPartido Colorado (ANR-PC)37. Es la, anteriormente mencionada, Generación 900 quien inicia la discusión intelectual acerca de las cuestiones nacionales, en el contexto de la difícil recuperación de la Posguerra y la cercanía del centenario de la independencia paraguaya. Nacidos en medio de los escombros del viejo país, en hogares destrozados, la mayoría formados en el Colegio Nacional de la Capital (1877) y en la Universidad Nacional de Asunción (1889), se vieron influenciados por diferentes corrientes europeas: desde el positivismo spenceriano, el empirismo, el utilitarismo y el pragmatismo, hasta el espiritualismo y el irracionalismo nietzscheano. Todos ellos unidos por el anhelo de un renacimiento intelectual y físico de la patria, unos siguiendo el camino de la “modernización”, según la escuela argentina y anglosajona, otros buscando las fuerzas ocultas de la “raza” en su etnicidad y su historia. Fue un primer intento de crear élites intelectuales 37
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Para profundizar la temática, véase Makaran, Gaya, Paraguay: el nacionalismo y sus mitos, op. cit. Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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propias, tomando en cuenta que éstas no existían durante los gobiernos de Francia, y en la época de los López eran más bien extranjeras. La corriente liberal y su postura cosmopolita tuvieron como el máximo representante al pensador, periodista y político, rector de la Universidad Nacional de Asunción, Cecilio Báez. En su famosa polémica con Juan E. O’Leary que se llevó entre octubre de 1902 y febrero de 1903 en los periódicos El Cívico y La Patria38, Báez describe la historia del Paraguay anterior a la Guerra como tiempos de obscurantismo, terror y esclavitud. Advierte de este modo sobre “los peligros del patrioterismo y la adoración del pasado”, un pasado indigno de ser adorado. Los paraguayos, por su parte, son, según Báez, un pueblo “cretinizado” e “imbécil” por culpa tanto del aislamiento geográfico y del componente guaraní que se niega a desaparecer, como también del despotismo de sus gobernantes, desde el Dr. Francia y los López hasta el Partido Colorado, puesto que, según él, son las tiranías las que atontan a los pueblos. Este “país de cretinos” que hablan guaraní y viven en “en medio de bosques impenetrables” (alusión a lo insular) no puede ser otro, según el pensador, que retrasado, subdesarrollado, ignorante, salvaje, etc. En remedio a este diagnóstico pesimista, Báez propone la cura de la ciencia, del saber y de la ilustración, para que el pueblo pueda ejercer la libertad y construir una sociedad consciente y democrática: “…difundir la instrucción pública entre las masas incultas que no hablan la lengua de la civilización, sino el rudimentario lenguaje de la barbarie. […] Por eso mismo el estado intelectual del Paraguay, que habla guaraní y vive en medio de bosques impenetrables no puede compararse con el de ningún otro pueblo en la tierra. Estamos muy atrasados todavía”39. Las palabras citadas reflejan muy bien las cercanías ideológicas de Báez, discípulo fiel de Spencer y Sarmiento, seguidor del darwinismo social y la lucha de la civilización contra la barbarie. Aunque no tiene nada de malo promover la educación del pueblo, vemos que no se trata de una tarea neutral ideológicamente, sino de una cruzada contra el presunto salvajismo paraguayo, encarnado en la cultura mestiza guaraní, en su historia y formas socio-económicas propias. Hacerse “civilizado” significa en este caso dejar de ser paraguayo, olvidarse del pasado y de sus raíces, negar lo propio por despreciable, y resignarse a la “integración” traída con las bayonetas argentinas.
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Véase Liliana Brezzo, “‘Reparar la nación’ discursos históricos y responsabilidades nacionalistas en Paraguay”, en Revista Historia Mexicana, Vol. LX, núm. 1, julio-septiembre 2010, “Los centenarios en Hispanoamérica: la historia como representación”, México, El Colegio de México, pp. 197-243; y Liliana Brezzo, Polémica sobre la Historia del Paraguay, Asunción, Editorial Tiempo de Historia, 2011. Cecilio Báez, en Liliana Brezzo, Polémica sobre la Historia del Paraguay, op. cit., p. 35. Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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La contraparte nacionalista, representada en esta polémica por el joven historiador Juan E. O’Leary, mantenía que todas las características propias del pueblo paraguayo criticadas por Báez como bárbaras, es decir: sus componentes étnicos, su cultura, su especificidad económica y política en la región; en realidad son dignas de ser glorificadas como signos distintivos y originales, testigos de un “genio de la raza”. O’Leary rechazó también la interpretación liberal de la Guerra, indicando que los únicos culpables hubieran sido los vecinos ambiciosos y el Imperio Británico ansioso de conquistas económicas. Junto con la idealización de los tiempos anteriores al conflicto, planteó el heroísmo del Mariscal Solano López y acusó a los liberales de ser “traidores de la patria” y de estar más cercanos de Argentina que de su propio país. Estos planteamientos nacionalistas ganaron un nuevo aliento con la celebración del centenario de la independencia paraguaya que por cuestiones de orden político (inestabilidad) fue pospuesta hacia 1813. Esta nueva manera de pensar el país que, al celebrar su aniversario de independencia, necesitaba recuperar el orgullo y revisar la imagen de sí mismo que le había sido impuesta por los vencedores, ponía hincapié en la exaltación de lo propio, la consideración de la nación/raza paraguaya como algo especial, único y absolutamente original. El discurso nacionalista vuelve de esta manera a la “isla paraguaya”, revalorando el encierro de lo propio y postulando la diferencia y la excepcionalidad como valores en sí y una prueba de la superioridad cultural e incluso racial de los paraguayos por encima de las demás naciones latinoamericanas. Como ilustración de esta tendencia, veamos las ideas de Manuel Domínguez quien como vicepresidente de la República (1902-1904) expuso sus ideas acerca de la “raza paraguaya” en el libro El alma de la raza (1903), donde descubría los orígenes y la “naturaleza” de los paraguayos como mestizos únicos en su género:“[el mestizo] no era el de otras partes. Aquel mestizo en la cruza se fue haciendo blanco, a su manera […] blanco sui generis en quien hay mucho de español, bastante de indígena y algo que no se encuentra o no se ve ni en el uno ni el otro”40. Así, aunque el autor subraya los valores de los guaraníes “los más inteligentes de su zona”, en realidad intenta disminuir su contribución en el mestizaje paraguayo, al subrayar la superioridad de la raza paraguaya frente a sus vecinos gracias precisamente a su “blanquitud” y no su legado indígena. Domínguez tergiversa los hechos históricos para probar la predominancia de la sangre blanca de mayor “capital muscular y cerebral” en el mestizo paraguayo: “Este pueblo es blanco, casi netamente blanco. Con Azara que tenía un censo a la vista, pruebo en mi folleto que en el Paraguay había desde el coloniaje cinco blancos por un hombre de color, indio o negro, y en las otras 40
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Manuel Domínguez, El alma de la raza, Asunción, Servilibro, 2009, p. 17. Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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colonias, según Du Graty, había 25 hombres de color por uno blanco. Lo cual significa para quien sabe el capital muscular y cerebral superior que supone el blanco, que la energía étnica del Paraguay era de 5/1, frente a la debilidad de sus vecinos cuya expresión era de 1/25. […] Azara afirma con sostenida afirmación, que el paraguayo era más inteligente que sus vecinos, Azara y Demersay que era de talla superior, Demersay y Du Graty que era menos sanguinario y más hospitalario que los mismos. ¡Más blancos, más altos, más inteligentes, más hospitalarios y menos sanguinarios que los otros!”41. Este paraguayo “más blanco”, “más inteligente”, “de talla superior”, “menos sanguinario” y “más hospitalario” que todos los latinoamericanos e incluso los europeos, la “flor de la raza”, decidirá el porvenir de su país, destinado a “alcanzar las cumbres a que sólo llegan las razas muy superiores”, elevándose por encima de las demás naciones americanas “contaminadas” con la sangre morena: “Paraguay era y es superior a los demás países americanos y en muchos aspectos, superior a todas las naciones del mundo […] Paraguay es un prodigio en que no pensaron los sociólogos”42. La ideología nacionalista que más ha penetrado la vida política del país ha sido sin duda la variante colorada (del Partido Colorado), cuyo máximo representante fue Juan Natalicio González Paredes (1897-1966), escritor, poeta, pensador y político colorado, esta última actividad lo llevó a desempeñar diversos cargos gubernamentales hasta el más importante del presidente de la República entre agosto de 1948 y enero de 1949. Como líder de la corriente fascista del partido: Guion Rojo, apoyó políticamente y legitimó ideológicamente al régimen de Alfredo Stroesnner (1954-1989), durante el cual fue nombrado el embajador del Paraguay en México (1957), lugar de su repentina muerte en 1966. La importancia de México, donde vivió desde 1950, de sus intelectuales (José Vasconcelos) y del ambiente nacionalista de la época, fue decisiva para su obra en cuanto a las reflexiones sobre el mestizaje, la cultura nacional y el Estado. El impacto de la cultura mexicana, de su proceso político posrevolucionario y de su pensamiento vasconceliano que proyectaba un nuestroamericanismo de la raza mestiza, nos permite ver más allá del tópico de la “isla” y admitir la existencia de una, a lo mejor unidireccional pero intensa, integración cultural del Paraguay con el continente. Así, ni las inquietudes paraguayas de la época ni sus disputas políticas estaban ajenas a las dinámicas latinoamericanas, y Natalicio González es precisamente uno de los pensadores que mejor 41 42
Loc. cit. Manuel Domínguez, El Paraguay, sus grandezas y sus glorias, Buenos Aires, Editorial Ayacucho, 1946. Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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expresa aquel acercamiento. Paradójicamente, la ideología colorada, al mismo tiempo que se nutría de las tendencias filosóficas continentales gracias al cosmopolitismo de su ideólogo, reforzaba la tendencia al ensimismamiento de los intelectuales paraguayos, concentrados en rastrear el “espíritu de la raza” entre los vaivenes de su complicada historia, las costumbres de su gente y la belleza hermética de su lengua. Este esfuerzo, compartido también por otros países del continente, frecuentemente se convertía en un exagerado costumbrismo para terminar reforzando la idea del “paraguayo sui generis”, un ser único que poco o nada tenía en común con los demás latinoamericanos. La propuesta política de Natalicio González plasmada en sus obras: desde el Ideario del Partido Nacional Republicano (1933), El Paraguay eterno (1935) seguido por el Proceso y formación de la cultura paraguaya (1938), El Paraguayo y la lucha por su expresión (1945) y sobre todo El Estado servidor del hombre libre editado en México en 1960; rechaza tajantemente el Estado liberal considerado una herramienta de los intereses extranjeros, estático, atomista y generador de la lucha de clases peligrosa para la unidad nacional, y promueve la construcción de un “nuevo Estado” y de una “nueva sociedad”, tendencia bastante generalizada en su época (véase por ejemplo el Estado Novo de Getulio Vargas en Brasil)43, donde la libertad individual tiene que subordinarse al interés colectivo encarnado en el aparato estatal. De esta manera, el nuevo Estado, debería ser la “expresión del pueblo”, “una manifestación organizada de la fuerza popular” y un “poder aglutinante y armonizador que realiza la unidad nacional mediante la sugestión del pasado y del porvenir o sea de la proyección del mismo ideal hacia el futuro…”.44. A estos principios se suma la justicia social cuyo garante debería ser el Estado, lo que implica que éste se convierta en un actor protagónico de la economía nacional, abandonando el laisser faire liberal. González intenta descubrir la “naturaleza” del ser paraguayo, el “carácter de la raza”, y con eso legitimar su programa político antiliberal. La consecuencia de sus planteamientos es la búsqueda de lo “auténtico”, autóctono, popular, propio de los paraguayos, contrastado con lo extranjerizante, artificial y elitista. Este autoctonismo americano visible en los esfuerzos por revivir y estimular las virtudes guaraníes, recuperar las raíces y conectarse profundamente con la tierra natal (telurismo) se inscribe en un esfuerzo más amplio de “descubrir” una cultura nacional supuestamente preexistente a un “Estado exótico” liberal 43 44
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El programa del Partido Colorado ideado por Natalicio González refleja una profunda influencia de la tendencia nacional-popular (nacionalismo populista) en boga a partir de los años treinta, como el aprismo peruano, el MNR-ismo boliviano, el PRI-ismo mexicano, el getulismo brasileño y el peronismo argentino. Natalicio González, Ideario del Partido Nacional Republicano, citado en José Arce Farina, J. Natalicio González, Colección Protagonistas de la Historia, Asunción, El Lector, s.f., p. 60. Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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y sus gobiernos enajenados. Así que el “nuevo Estado” y la “nueva sociedad” tienen que ser la expresión genuina de la “raza” y la tierra paraguaya, de una paraguayidad esencialista que existe más allá de los individuos y de las coyunturas políticas, una identidad eterna e inmutable, no construida sino revelada: “Dentro del ámbito de una nación, los individuos se suceden con ritmo y movimiento de ola, pero subsiste la Idea que esa colectividad pretende corporizar, la Idea de aquello que denomina “paraguayo”, “argentino”, “mexicano” o lo que sea, Idea que busca revelarse en la magia del mundo, asumiendo una imagen cada vez más aproximada a la esencia inmutable, al arquetipo imperecedero”45. Es este espíritu paraguayo (la Idea) el que determina el porvenir de la nación y los moldes a los que ésta se puede adaptar. ¿Y dónde habita dicho espíritu? La respuesta no es fácil, puesto que se trata de un ente inmaterial, sin embargo, según el autor, hay que buscarlo en la sangre, la geografía y la historia específica de un pueblo. La “sangre paraguaya” nos lleva al concepto de la “raza” que, según el autor, es una raza mestiza, una mezcla perfecta de sangres: la guaraní y la española. Es Natalicio González quien llega a acuñar una nueva denominación de los paraguayos como la “raza guaraní”, al subrayar de esta manera la predominancia del legado indígena que determina su originalidad46. Igual que Domínguez, también este autor, destaca la naturaleza excepcional del mestizo paraguayo que lo pone por encima de sus vecinos. Con este objetivo cita a Félix de Azara, naturalista español quien viajó por Paraguay a fines del siglo XVIII: “[…] los habitantes del Paraguay tienen más fiereza, sagacidad e inteligencia que los criollos… […] me parece tener los mestizos del Paraguay algunas superioridades sobre los españoles por su talla, la elegancia de sus formas y aún por la blancura de su piel. […] Observándolos, yo encuentro en general, que son muy astutos, sagaces, activos, de luces claras, de mayor estatura, de formas más elegantes, y aún más blancos, no sólo que los criollos o hijos de español y española en América, sino también que los españoles de Europa, sin que nadie note indicio de que desciendan de india tanto como de español”47. 45
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Natalicio González, El paraguayo y la lucha por su expresión, Asunción-Santiago-México, Cuadernos Republicanos, 1998, pp. 8-9. De ahí se derivan otras denominaciones popularizadas por el discurso nacionalista: el país guaraní, la tierra guaraní (Paraguay), la valentía guaraní (del soldado paraguayo), la belleza guaraní (de la mujer paraguaya), el león guaraní (equipo nacional de futbol), etc. Félix Azara, Descripción e historia del Paraguay, cap. XIV, citado en Natalicio González, Proceso y formación de la cultura paraguaya, Asunción, Guarania, 1948, pp. 215-216. Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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Esta excepcionalidad positiva del mestizo paraguayo, junto con la excepcionalidad de la mujer paraguaya48 destacada por los autores nacionalistas, es proyectada a toda la nación, al ser el Paraguay la única y a la vez la mejor de todas las naciones latinoamericanas. Según nuestra opinión, este tipo de planteamientos cuyo objetivo es recompensar las penurias sufridas en el pasado igual que las carencias del presente, responden a un trastorno social, podríamos llamarlo el “complejo de la de víctima”, que históricamente ha elaborado la sociedad paraguaya frente a sus vecinos, y que ha marcado su proyección continental. Además de esta excepcionalidad de los “isleños”, consecuencia de su identidad victimizada, encontraremos también la figura del “sufrimiento santificador”, en este caso en clara referencia a la doctrina cristiana, donde el hecho de haber sufrido o estar sufriendo tendría que ser visto como un valor puesto que precisamente “santifica” a la colectividad hasta volverla un referente moral49. Este nacionalismo ideológico tomó cuerpo político en el periodo posterior a la Guerra del Chaco (1932-1935) contra Bolivia, durante los gobiernos nacionalistas entre 1936-1947, muchos de ellos militares, sin embargo, será la larga y estable dictadura del general Alfredo Stroessner Matiauda, la que nos ocupará en especial. Stroessner subió al poder en el contexto del caos político y económico provocado tanto por la guerra civil, como por las pugnas internas del mismo Partido Colorado. No sorprende entonces que su promesa de “Paz y progreso” que se convirtió en el lema oficial del stronismo, junto con su política de mano dura contra los “liberales”, “comunistas” y otros “traidores de la patria”, se encontró con el apoyo tanto del Partido Colorado, como de la administración estadounidense50. Muchos intelectuales, entre ellos Natalicio González, veían a Stroessner como continuador de la obra de los grandes dictadores paraguayos, que prometía construir un Estado fuerte, próspero, de justicia social y soberano frente a las presiones extranjeras. En realidad, el Estado stronista se alejó considerablemente del principio de la justicia social, al representar más bien las tendencias derechistas caracterizadas por la persecución de los sindicatos y de las organizaciones sociales, las políticas agrarias 48 49
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Véase Gaya Makaran, “La imagen de la mujer en el discurso nacionalista paraguayo”, Latinoamérica, Revista de Estudios Latinoamericanos, núm. 57, CIALC, UNAM, 2013/2, pp. 43-75. El nacionalismo paraguayo no es, por supuesto, el único: basta ver, entre otros, el nacionalismo judío o el romanticismo polaco con la figura de Polonia como “el mesías de las naciones” plasmada en la poesía de su máximo representante Adam Mickiewicz (1798-1855). El régimen de Stroessner “visceralmente anticomunista” optimizó las leyes de persecución de “comunistas” como una herramienta de lucha contra la oposición y el pensamiento libre. Tales políticas tenían el visto bueno de EE.UU. que se materializaba en los préstamos y ayudas económicas. La alianza paraguayo- estadounidense terminó con la administración del demócrata Jimmy Carter (1977-1981). Su sucesor republicano Ronald Reagan (1981-1989) no se atrevió a renovarla abiertamente. Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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anti-campesinas, el apoyo a las inversiones extranjeras y las privatizaciones, la dependencia del préstamo extranjero, etc. La ideología antiliberal sirvió, sin embargo, para justificar la violación de derechos políticos y humanos de los paraguayos, legitimar la dictadura, subordinar al extremo el interés individual a la máquina estatal, suprimir el pensamiento libre e imponer una visión única de la nación y su historia. Una vez asegurada la “paz social”, gracias a la persecución, tortura, encarcelamiento y asesinato de las fuerzas opositoras reales o imaginarias, el gobierno emprendió el viaje hacia el “progreso”, entendido éste como el desarrollo económico e infraestructural. Hasta entonces el Paraguay era un país de economía de subsistencia, prácticamente sin industria ni caminos, con un vasto territorio selvático no penetrado y escasos servicios básicos en las ciudades. Basta decir que la capital careció del sistema de agua corriente hasta el año 1959. Frente a eso, Stroessner apostó por las grandes inversiones hidroeléctricas binacionales (no hay que olvidar que la mayor riqueza natural del Paraguay han sido sus ríos): la represa y central hidroeléctrica Itaipú con Brasil (funcionando desde 1984) y Yacyretá con Argentina (funcionando desde 1994). La construcción de ambas a partir de los años setenta fomentó el desarrollo acelerado de sus respectivos regiones y del país en general, provocó intensas migraciones primero de la población relocalizada de los terrenos en cuestión, y segundo de la fuerza trabajadora que llegó a construir una de las ciudades más grandes del Paraguay, la Ciudad del Este, fundada por decreto en 1957 bajo el nombre de Puerto Presidente Stroessner, en la “triple frontera” entre el Paraguay, Brasil y Argentina. Junto con los grandes proyectos hidroeléctricos, el régimen inició la tarea de colonización de las tierras selváticas (la “marcha al Este”) y, por consecuencia, la extensión de la frontera agrícola basada en grandes plantaciones de algodón y posteriormente soya, muchas de ellas en manos de empresarios brasileños. Al mismo tiempo se llevó a cabo la reforma agraria que en teoría cumplía con la promesa del Partido Colorado de repartición de tierras y legitimaba su imagen agrarista cercano al campesinado. En realidad, dada la corrupción desmesurada de los encargados, las mejores tierras terminaron en las manos de los militares y políticos cercanos al poder o, en caso de terrenos fronterizos, malvendidas a las empresas agroindustriales brasileñas. Así, el modelo económico stronista en vez de solucionar los problemas del campo, solo los fomentó, al aumentar la población sin tierra, la migración paupérrima a las ciudades, la deforestación, el destierro y el genocidio de varios grupos indígenas, víctimas de la empresa desarrollista. Tenemos aquí un complejo entramado entre el enclaustramiento político de la población paraguaya encerrada en una enorme cárcel en la que el stronisEstudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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mo convirtió al país, imagen recurrente en la obra de Roa Bastos51, y al mismo tiempo una apertura modernizadora hacia el capital extranjero, en su mayoría brasileño, y una extensión de fronteras interiores, al reducir lo “impenetrable” de sus bosques e incorporar a la “civilización” sus islas internas, entre ellas la población indígena. Mientras el discurso conservador subrayaba la excepcionalidad de la “raza guaraní”, amante “natural” de autoritarismos y de la moral cristiana, y pretendía conservar el aislamiento del país ante la amenaza de ideas subversivas y movimientos contestatarios que en aquel tiempo abundaban en otras latitudes del continente y del mundo, el régimen promovía una integración regional perversa, basada en la ideología anticomunista y antiinsurgente de la Guerra Fría. La participación del Paraguay stronista en el famoso Plan Cóndor, auspiciado por EE.UU., junto con las dictaduras criminales del Cono Sur (Argentina, Chile, Bolivia, Uruguay y Brasil), es un ejemplo de la integración regional totalmente opuesta a los principios nuestroamericanos. En este caso, el Paraguay no era la única isla carcelaria que puso cerrojos a la libertad de sus ciudadanos.
7. A modo de conclusión: construcción de puentes y nuevas islas Cuando en los años ochenta, el régimen stronista empezó a decaer a causa de una crisis económica causada tanto por el agotamiento del ímpetu desarrollista de la década anterior y el cese de las ayudas norteamericanas, como también un declive ideológico debido al cambio de época, dentro de las capas mismas de la dirigencia militar-colorada surgieron las fuerzas reformadoras, cuyo objetivo era asegurarse la posición política y económica tras una inevitable democratización. La destitución de Stroessner fue un acto de autodefensa de sus propias élites quienes empezaron a construir la “democracia” bajo sus reglas e intereses, sin perder la hegemonía hasta los tiempos actuales con un breve interludio en los años 2008-201352. El fin de la dictadura prometía una gran apertura de la cárcel paraguaya, su integración al coro de las naciones libres y democráticas, interconectadas en el mundo cada vez más globalizado, donde parecía imposible seguir conservando su insularidad. La aldea paraguaya se proyectaba como parte de la aldea 51 52
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Véase, por ejemplo, la obra maestra del escritor, Yo el Supremo (1974) que, aunque aborda el tema de la dictadura del Dr. Francia, indirectamente hace referencia a los tiempos contemporáneos de Roa Bastos exiliado del régimen stronista. En 2008 gana las elecciones Fernando Lugo, candidato de una nueva fuerza, la Alianza Patriótica para el Cambio, apoyado por movimientos y organizaciones populares y de izquierda. Destituido de su cargo el 22 de junio de 2012. Los sustituye Federico Franco del Partido Liberal como presidente interino, hasta el 15 de agosto de 2013 cuando vuelve al poder el Partido Colorado con el presidente Horacio Cartes. Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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global y pretendía recuperar las décadas perdidas para ofrecer su cultura y su especificidad a ser conocidas y valoradas por los demás países del continente. Desde las instancias gubernamentales, pero también las organizaciones civiles y privadas, empezaron a lanzarse iniciativas cuyo objetivo era fomentar la cultura paraguaya, sobre todo la folclórica, y proyectarla internacionalmente, respondiendo al mensaje multiculturalista de la época. A estos esfuerzos de construir puentes culturales que permitieran romper con el aislamiento continental del Paraguay, se han sumado vigorosamente los planes gubernamentales de integración política y económica regional que pretendían abrir el país, todavía más que en los tiempos stronistas, a las grandes inversiones extranjeras e insertar la economía paraguaya a las dinámicas “modernas” del capitalismo global. El neo-liberalismo paraguayo, asumido por todas las principales fuerzas políticas, ha recuperado la idea de la apertura entendida como una entrega incondicional a las fluctuaciones de mercados. Como consecuencia de aquel impulso aperturista se ha profundizado en el Paraguay el modelo primario exportador que exige enormes cantidades de tierras fértiles para los cultivos intensivos de soya, maíz y algodón genéticamente modificados o la crianza industrial de ganado. Dicho modelo le asegura al país momentos de un crecimiento económico muy elevado (hasta 15% en el año 2010), seguidos por las caídas repentinas (3.8% en 2011)53 que son consecuencia de una dependencia extrema de las variaciones de mercados (precios de materia prima) y de condiciones climáticas (por ejemplo, sequías). Es importante subrayar que en realidad los índices positivos de crecimiento económico no se traducen en el crecimiento del índice de desarrollo humano, todo lo contrario. Como podemos leer en la evaluación del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas referente a Paraguay: “Al Comité le preocupa que, pese al crecimiento económico del Estado en los años recientes, el número de personas que viven en la extrema pobreza ha ido en aumento”54. Este modelo de desarrollo, basado en la producción agroindustrial intensiva para la exportación, junto con la explotación de grandes represas binacionales, se caracteriza por sus implicaciones socio-ambientales nefastas y tiene un enorme impacto negativo en la población rural paraguaya, incluida la indígena, precarizando sus condiciones de vida y finalmente obligándola a emigrar. El campo paraguayo se despuebla y sus habitantes, no deseados en este nuevo país abierto, “moderno y cosmopolita”, emprenden su peregrinación en una búsqueda imposible de la “tierra sin mal”55 en las ciudades, como lo obser53 54 55
Datos del Banco Central de Paraguay (BCP). Informe del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC), http://www. un.org/es/ecosoc/ Tierra sin mal o Yvý Marâeý en guaraní, forma parte de la mitología guaraní. Es una de las refeEstudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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vó tan acertadamente Barret, al caracterizar el Paraguay como: “una tierra sin hombres y los hombres sin tierra”56. Así, el campo paraguayo se convierte en un gran mar de soya que ha sustituido “los bosques eternos” de antes, bajo el dominio de los terratenientes y empresarios brasileños, donde todavía perviven, contra viento y marea, las pequeñas islas humanas: los campesinos y los indígenas. Este aislamiento interno de sus propios habitantes, considerados prescindibles, los condena a la marginación y la desaparición. Con ellos desaparece la cultura genuina del pueblo paraguayo y está en peligro el legado guaraní, en defensiva ante la cultura brasileña57. No importan mucho los credos políticos y los discursos nacionalistas grandilocuentes si al final se sigue el proyecto de modernización, desarrollo y eficiencia aparentes, dirigido hacia el etnocidio y hasta genocidio de la población rural, sobre todo la indígena. En efecto, aunque la familia guaraní es considerada por el discurso nacionalista como una de las matrices culturales y biológicas del mestizo paraguayo, un elemento clave en la formación nacional y sobre todo la fuente de la identidad lingüística de los paraguayos, su situación actual indica en la exclusión económica, social y cultural. De esta manera, estas “islas indígenas” en el mar de soya son víctimas de acoso brutal de parte de la sociedad nacional y los proyectos de colonización y desarrollo que reducen cada día más su hábitat. “Usen y abusen” dijo en una ocasión el presidente paraguayo Horacio Cartes a los empresarios brasileños, al ofrecerles su patria en la bandeja con objetivo de “incentivar la inversión extranjera” en el país58. Cabe preguntarnos si esta es precisamente la integración que necesitan los paraguayos. Está más que claro que el actual modelo económico y político posiciona al país en contra de los principios nuestroamericanos que postulan las relaciones internacionales fraternales y de intercambios equitativos en una clara posición antiimperialista.
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rencias más importantes del mundo indígena paraguayo que hace alusión a la búsqueda incesante de un lugar óptimo para la vida de las comunidades. Este ethos migratorio de los pueblos guaraníes está relacionado con el principio teológico de oguata, el caminar expuesto en el mito de los Gemelos, héroes andantes fundadores de los pueblos tupí y guaraní, el cual promueve el viaje, el movimiento y la peregrinación como partes intrínsecas del ser humano. Véase Yampey Girala, Mitos y leyendas guaraníes, Asunción, Editorial Manuel Ortiz Guerrero, 2007. Rafael Barret, El dolor paraguayo, Asunción, Servilibro, 2006. Basta mencionar que en territorios fronterizos el portugués es la lengua más hablada y a escala nacional constituye 3%, más que las lenguas indígenas. Igual destaca el impacto de los medios de comunicación brasileños, que en algunas zonas del Paraguay son predominantes. Horacio Cartes, del Partido Colorado, al dirigirse a los empresarios brasileños, les pidió amablemente: “Usen y abusen de Paraguay porque es un momento importante de oportunidades”. Véase UltimaHora.com, “Cartes a empresarios brasileños: usen y abusen de Paraguay”, en http:// www.ultimahora.com/cartes-empresarios-brasilenos-usen-y-abusen-paraguay-n767800.html (18 de febrero de 2014). Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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A pesar de este escenario sombrío, existen en el Paraguay varios esfuerzos para que la voz paraguaya propia sea escuchada y al mismo tiempo que las otras voces latinoamericanas penetren y transformen el tradicional aislamiento del país. Este proceso se lleva a través de la literatura, la Academia y también el cine59 que en los años recientes se proyectó internacionalmente gracias al éxito de la película 7 Cajas (2012) dirigida por Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori, que fue premiada en varios festivales internacionales, pero sobre todo apreciada por los mismos paraguayos que la convirtieron en la película más taquillera de la historia. ¿Cómo explicar este éxito que de manera repentina rompió con el aislamiento cultural paraguayo? ¿De qué manera una historia tan propia que se ambienta en el Mercado 4 de la ciudad de Asunción, un escenario sin duda “exótico” no solo para los extranjeros, sino para muchos paraguayos, contada en jopará, una lengua mixta que une los elementos del guaraní con el castellano, incomprensible fuera del país, y una producción tan inserta en la difícil realidad paraguaya, ha podido convertirse en el vehículo hacia lo nuestroamericano? A lo mejor porque nunca ha pretendido ser “universal” a costa de abandonar lo local, y al mismo tiempo ha logrado esta universalidad al contarnos a los latinoamericanos las realidades que todos padecemos: “El mundo que deja millones de ganancias para unos pocos, y dosis mínima de supervivencia para un montón de explotados y desposeídos carretilleros. […]… esa maldita escoria mezcla de explotación y maltrato”, según las palabras del filósofo paraguayo José Manuel Silvero60. De ahí, la única manera de construir puentes entre la eterna isla paraguaya y el resto del continente es tomar conciencia de los retos, los anhelos y, por qué no, enemigos comunes, partiendo siempre de un profundo reconocimiento de lo propio. Las palabras, más que centenarias, de José Martí, siguen siendo actuales para la tarea integracionista: “Se ponen en pie los pueblos, y se saludan. “¿Cómo somos?” se preguntan; y unos a otros se van diciendo cómo son. […] Ya no podemos ser el pueblo de hojas, que vive en el aire, con la copa cargada de flor, restallando o zumbando, según la acaricie el capricho de la luz, o la tundan y talen las tempestades; ¡los árboles se han de poner en fila para que no pase el gigante de las siete leguas! Es la hora del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes”61. 59
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Es un tema que nos resulta imposible abordar en el presente ensayo y que solo mencionamos como una de las cuestiones a abordar en las próximas investigaciones. José Manuel Silvero Arévalos, “¿Qué hay en las 7 cajas?”, en blog Filosofía para guarangos, http://josemanuelsilvero.blogspot.mx/2012/08/que-hay-en-las-7-cajas.html, (el 12 de abril de 2016). José Martí, “Nuestra América”, en La Revista Ilustrada de Nueva York, Nueva York, el 10 de enero Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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¿Sabrán los paraguayos encontrar el equilibrio entre sus aperturas y sus encierros? ¿Están dispuestos sus poderosos vecinos a una integración sin imposiciones ni condicionamientos? Una cosa es cierta, la integración cultural de la “ínsula paraguaya” a las dinámicas continentales no puede pensarse sin tener en cuenta sus complejidades socioeconómicas, moldeadas a lo largo de su difícil y particular historia.
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de 1891, y en El Partido Liberal, México, el 30 de enero de 1891.
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BIBLIB: 0251-2483 (2015), 41-63
EL CONCEPTO “PYNANDÍ”. ABORDAJE TEÓRICO-HISTÓRICO DE UN MITO NACIONALISTA
THE CONCEPT “PYNANDÍ”. A NATIONALIST MYTH APPROACH Enviado: 10/06/2016 Aceptado: 11/12/2016
Claudio José Fuentes Armadans1
Resumen Este trabajo de investigación plantea el estudio del concepto pynandí, el agricultor soldado, que alimentó el imaginario político del Partido Colorado desde los años 1930´s en adelante, y que fue utilizado durante la Guerra Civil de 1947 y el régimen militar autoritario de Alfredo Stroessner, como parte de su doctrina nacionalista. También estudiaremos los orígenes de este discurso, así como las contradicciones del mismo. Este trabajo se encuadra desde el abordaje de la historia conceptual.
Palabras clave Pynandí; agricultor soldado; Partido Colorado; nacionalismo; historia conceptual.
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Historiador, docente e investigador. Masterando en Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Asunción. Contacto: cjfataekwondo@yahoo.com.ar Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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Abstract This work of research raises the study of the Pynandí concept, the soldier farmer, who fed the political imagery of the Colorado Party from the 1930s onwards, and was used during the Civil War of 1947 and the authoritarian military regime of Alfredo Stroessner. As part of his nationalist doctrine. We will also study the origins of this discourse, as well as the contradictions of it. This work is framed from the approach of conceptual history.
Keywords Pynandí; farmer soldier; Colorado Party; nationalism; conceptual history.
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1. Introducción “El campesino es en todas partes enemigo de todo cambio repentino”. Respuesta de Karl Marx a Vera Zassulitch (Dognin, 2004: 193). El objetivo del artículo es comprender la construcción del concepto pynandí en el marco del desarrollo del nacionalismo paraguayo, teniendo en cuenta las variables teóricas que sustentan la idea de la construcción conservadora del ideario sobre el campesinado tradicional. El estudio está comprendido dentro del área denominada “Historia de las Ideas” o “Historia del Pensamiento” que, en este caso, se traduce en el abordaje de las ideas históricas y políticas con respecto al concepto pynandí a lo largo de la vida política de la post-guerra del Chaco, sobre todo centrándose en la Guerra Civil de 1947. Es una investigación historiográfica que se entrecruza con la “Historia Conceptual”. Se adopta una metodología cualitativa descriptiva, mediante el análisis documental de los diversos discursos históricos y políticos relacionados con el tema2. Por lo que sostenemos que el concepto pynandí se estableció como un dispositivo de saber-poder del agricultor soldado como lo auténticamente paraguayo, lo que no es pynandí, es lo antiparaguayo: lo legionario3. En cuanto a la teoría histórica aplicada, recurrimos a Josep Fontana y sus conceptos de construcción de un “campesinado tradicional” hechas por los distintos conservadurismos del siglo XX, ante la amenaza de corrientes más progresistas que instigarían la rebelión del campesinado. Aparte de ver al fenómeno estudiado inserto en el pensamiento de su tiempo, planteamos el estudio del momento político del Partido Colorado, su cambio hacia el nacionalismo doctrinario y la emergencia del pynandí como un fenómeno populista que fue útil durante la Guerra Civil de 1947, así como durante el régimen militar autoritario de Alfredo Stroessner. También estudiamos el abordaje social de la realidad campesina, y como 2
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También esta investigación utiliza los conceptos de “dispositivo” y “saber-poder” de Michel Foucault. La Legión Paraguaya era el conjunto de exiliados, pasados, desertores y/o prisioneros paraguayos que han luchado en contra de López y sus fuerzas durante la Guerra Contra la Triple Alianza. Posterior a la guerra, y sobre todo al surgimiento del discurso lopista devenido como resultado de la polémica entre Cecilio Báez y Juan E. O´Leary entre 1902 y 1903; se convirtió el vocablo legionario en el peor insulto político en el Paraguay, definido por la historiadora Beatriz González de Bosio: “La misma palabra legión y el mote de legionario se convirtieron automáticamente en la descripción más acabada de lo cipayo, lo traidor y lo execrable” (González de Bosio, 2013: 59). Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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esta no coincide con el mito del pynandí como representación política del agrarismo del Partido Colorado (1887…), ni en su momento fundacional, ni durante el stronismo.
2. Abordaje teórico: el campesinado como elemento conservador en las derechas En este apartado, abordamos la cuestión del campesinado tradicional como elemento discursivo de las derechas conservadoras a nivel internacional, la idea es desmontar la concepción de particularidad de la historia paraguaya: fenómenos similares al del pynandí hay en otras culturas. El historiador catalán Josep Fontana (1999), de la corriente crítica, explica como el fracaso del capitalismo agrícola de principios del siglo XX, encadenó una serie de medidas políticas tendientes a evitar las agitaciones sociales, lo que contribuyó a crear una ideología autoritaria y conservadora respecto al mundo agrícola, que se superpondría con las ideas de los diversos nacionalismos. Al respecto, Fontana sostiene: “Las políticas de protección se verían reforzadas en el siglo XX tanto por el miedo a la revuelta campesina (que tuvo un papel decisivo en el triunfo de dos revoluciones: la mexicana y la bolchevique en Rusia), como por un «fundamentalismo agrario» conservador, que veía en el campesino una reserva humana esencial para la preservación de la nación o de la «raza» y que pensaba que la supervivencia del pequeño propietario era la mejor garantía contra la amenaza del «socialismo» (ésta fue una de las razones que inspiraron las reformas agrarias de los países del este de Europa, amenazados por el «contagio bolchevique», al término de la primera guerra mundial)” (Fontana, 1999: 107-108). Estas políticas de protección de una clase rural pequeño-propietaria serían la base de las políticas agrarias de corte conservador en países como Inglaterra, Estados Unidos, Alemania, España y Francia. De estos dos últimos, Fontana recalca: “La protección del campesinado y de sus «valores tradicionales» ha sido también un elemento fundamental en los planteamientos ideológicos de la extrema derecha española o francesa” (Fontana, 1999). Esto es importante de resaltar, ya que justamente el concepto de pynandí tiene mucha relación con la influencia del nacionalismo francés. La investigadora francesa Capucine Boidin (2005), dice al respecto de las teorías sobre el estudio del populismo y del concepto pynandí como ejemplo de este abordaje teórico: “Significaba que el deseo de vivir con los campesinos pynandí y de hablar guaraní junto al fuego y el tomar maté, no está muy lejos de la ideología populista, sea colorada u de otra bandera. No se trata de una tenden44
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cia personal, sino de un movimiento histórico social” (Boidin, 2005)4. A su vez, Christiane Tarroux-Follin (2000) investigó el concepto de “agricultor soldado” del pynandí paraguayo, comparándolo con el concepto del nacionalismo chauvinista francés del “soldat-laboureur”, el cual sería su sinónimo francés trabajado por autores como Maurrás y que fue popularizado durante la Primera Guerra Mundial. Tarroux-Follin atribuye la construcción de este concepto a Natalicio González, quien lo elaboró en las décadas de 1930 y 1940 como parte de su programa revisionista histórico. Otra investigación vincula al mito del “soldad-laboureur” al nacionalismno francés ya desde fines del siglo XIX, siendo utilizado principalmente durante y después de la Primera Guerra Mundial, y que está vinculado a figuras como Maurice Barres. (E l’académie d’Amiens, 2004). Según Christiane Tarroux-Follin (2000) Natalicio González definiría en su trabajo de 1938 “Proceso y Formación de la Cultura Paraguaya”, el concepto del agricultor-soldado pynandí que tiene su origen en la amalgama hispanoguaraní de tiempos coloniales: “El prototipo del hombre paraguayo no era el noble, ni el caballero, ni el artesano, sino el agricultor-soldado. Desde un comienzo se practicó en la colonia el principio, modernamente proclamado en Europa, de la nación en armas… En el más remoto fondo del pretérito, ya asoma la silueta de este extraño tipo de agricultor-soldado… Imprimió su fisonomía eterna a la nación… Ya nunca el Paraguay se amoldará a los modelos exóticos… …vivirá fiel al sueño de los guerreros del agro, obediente a un oculto e inflexible destino” (González, 1988: 240-243). En la frase de Natalicio González “modernamente proclamado en Europa” se reconocen implícitamente dos hechos: el primero, que González trata de asignar originalidad al concepto del agricultor-soldado pynandí, como primeramente surgido en el Paraguay Colonial y de posterior aparición en Europa; y, en segundo lugar, esta operación de agenciar la memoria del agricultor-solda4
En cuanto al imaginario del pynandí, los “descalzos” de la base política popular, existen otros imaginarios similares a nivel regional e internacional. Los “descamizados” del imaginario político peronista que representaban a las masas populares argentinas en las décadas de los 1940´s y 1950´s que apoyaban a Juan Domingo Perón y Eva Duarte de Perón; y más lejano aún los “Sans-culottes” o “sin calzones” que representaban a la masa popular que acompañó la Revolución Francesa en 1789. También en los Estados Unidos, las masas de “farmers” o “granjeros” blancos, cristianos fundamentalistas y conservadores del sur y del centro-oeste de ese país son denominados “red necks” o “cuellos rojos”. El historiador americano Arthur Schlesinger Jr. sostenía del político populista Huey Pierce Long (1893-1935) que era “El mesías de los rednecks.” (Graham, 1997: 410) Curiosamente, Long denunció la injerencia de empresas estadounidenses en la Guerra del Chaco, por lo que en su homenaje lleva una calle asuncena el nombre de Senador Long. Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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do pynandí como originario, es un reconocimiento implícito de la inspiración que el soldat-laboureur le sirvió en la construcción del agricultor soldado. Recordemos que Natalicio González tuvo fuerte influencia del nacionalismo francés en la construcción de sus ideas, es muy posible que él haya entrado en contacto con la figura del “soldat-laboureur” en la Francia de entreguerras, durante su estadía en el cuerpo diplomático paraguayo en París en la década de los 1920´s, en compañía de su mentor Juan E. O´Leary. En la obra crítica de Guido Rodríguez Alcalá titulada “Ideología Autoritaria” de 1987, donde desbroza toda la crítica al manejo de la historia paraguaya con fines políticos autoritarios, sostiene de Juan E. O´Leary y la influencia del nacionalismo francés: “…el nacionalismo integral paraguayo…se constituyó en defensor de la nacionalidad amenazada por los enemigos de adentro y de afuera –la Triple Alianza y los legionarios–. Como su maestro Maurras5, O´Leary pretende demostrar sus puntos de vista con argumentos historicistas y biologistas…” (Rodríguez Alcalá, 2007). En cuanto a la influencia en Natalicio González, y la similitud del concepto “meteco” de Maurras con el del “legionario” de González, Rodríguez Alcalá destaca la influencia del pensamiento nacionalista integral francés en dicha construcción: “No se trata de defender al país en caso de guerra; se trata de defender la esencia nacional en todo momento y contra los enemigos de adentro y de afuera. Entre los enemigos de adentro están los metecos, término que Natalicio González tomó de Maurras y que para éste significa todos aquellos que, aun siendo franceses, no lo son íntimamente; los metecos tratan de destruir la nacionalidad complotados con una gigantesca conspiración de la que hacen parte los judíos, los comunistas, los masones, y cuyo último responsable es Satán [SIC], el mal absoluto” (Rodríguez Alcalá, 2007: 86). Los integrantes de esta corriente del nacionalismo integral francés, que tuvo influencia en el desarrollo del nacionalismo paraguayo, fueron: Charles Maurras, Hipólito Taine, Ernest Renan y Maurice Barres. (Rodríguez Alcalá, 2007) La historiadora Milda Rivarola señala esta influencia en la obra “El Paraguay Eterno” de Natalicio González: 5
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Raúl Amaral disiente con Rodríguez Alcalá en cuanto a la influencia de Maurras en O´Leary: “En contrario de presunciones antojadizas debe indicarse que O´Leary no leyó a ninguno de los reaccionarios franceses, monárquicos y orleanistas en su mayoría, empezando por Maurras, con quien no mantiene ningún tipo de aproximación… Junto con sus compañeros generacionales estuvo con las grandes “causas del género humano” la defensa del capitán Dreyfus (vituperado por Maurras)…” (Amaral, 2006: 80) Sin embargo, Rodríguez Alcalá encuentra muchas similitudes en ideas e incluso estilos de escritura entre Maurras y O´Leary, por lo que difícilmente se podría negar algún grado de cercanía entre ambos escritores nacionalistas, y más teniendo en cuenta que O´Leary estuvo en Francia en misiones diplomáticas durante las décadas de 1920 y 1930. Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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“González cita aquí a sus maestros: Charles Maurras (el antisemita del nacionalismo integral, fundador de la Acción Francesa), el historiador Hippolyte Taine (el de la “raza, la tierra y la historia”) y el boulangista Maurice Barres. …La influencia de Maurras sobre González fue señalada primeramente por Efraím Cardozo (“23 de octubre”) y luego por Guido Rodríguez Alcalá (“Ideología autoritaria”)” (Rivarola, 2006: 248). Efraín Cardozo (1956) -enemigo político de Natalicio González- sostiene al respecto de la influencia nacionalista francesa en la obra de Natalicio González: “…la corriente ideológica creada por los renombrados escritores franceses Maurice Barrés, Charles Maurras y León Daudet, directores del realismo francés nucleado en “L´Action Francaise”. Por razones estéticas, Natalicio González encontró más afinidades con Maurras…” (Cardozo, 1956). El liberalismo tampoco escaparía de esta influencia francesa, sobre todo dentro del denominado grupo de intelectuales liberales de la generación de 1940, o cuarentistas. El historiador Ricardo Caballero Aquino (1990) nos habla al respecto en el artículo “Elogio de la tiranía” escrito en el periódico ABC Color el 4 de marzo de 1990, el nacionalismo integral francés también influiría en el intelectual liberal Justo Pastor Benítez, quien también estuvo en Francia de entreguerras de la década de 1920´s. Caballero Aquino sostiene de Benítez que “…no fue un historiador sino un poeta tirado a escribir prosa poetizada… El autoctonismo aprendido del francés Maurras apasiona a Benítez…” (Caballero Aquino, 1990). Irónicamente Charles Maurras, en quien Natalicio González basó sus ideas e incorpora el concepto “meteco” como sinónimo de traición –al igual que “legionario”– fue condenado en 1945 justamente por su calidad de colaboracionista –traidor– al apoyar el gobierno pro-nazi de Vichy, dirigido por el Mariscal Petain (Rivarola, 2006).
3. Breve contexto político e histórico del nacionalismo colorado Lo posguerra de 1870 significó para el Paraguay la inserción en la economía liberal, así como nuevas reglas políticas liberales que no siempre se cumplían. La emergencia del Estado Liberal a partir de la Constitución Nacional de 1870 significó adherirse a un proceso de “modernización cultural” donde hubo una clara tensión entre la modernidad liberal y la tradición nacionalista. Esta modernidad liberal era el proyecto positivista de la elite asuncena, sustentada en las ideas de Domingo Faustino Sarmiento en “Civilización y Barbarie…” (1845), y que denostaba en contra de las costumbres populares y en contra del idioma guaraní: la civilización era todo lo europeo, y la barbarie Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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estaba representada por el guaraní. El guaraní hablante era un “guarango”6, un bárbaro a los ojos de este proyecto de modernidad liberal. Posteriormente a la caída del Partido Colorado del poder en 1904, fue esta agrupación política la que, a través de sus dirigentes e intelectuales, pudo captar el descontento popular en contra de la modernidad liberal, representada por el Partido Liberal (1887…). En su “Credo Republicano” (1908), Ignacio A. Pane sostuvo que el coloradismo debe “…hacer comprender que no somos bandidos, ni gauchos, ni analfabetos…” (Cattivelli Taibo, 2011). Se da entonces un proceso gradual de transformación del coloradismo de un partido ideológicamente liberal, a una agrupación política doctrinariamente nacionalista: un hombre es fundamental bisagra de este proceso, Natalicio González. El cambio doctrinario sería aprobado por la Junta de Gobierno de la Asociación Nacional Republicana – Partido Colorado, el 20 de marzo de 1934 –en pleno conflicto bélico entre Bolivia y Paraguay por el dominio del Chaco– donde bajo el influjo de Natalicio González y Bernardino Caballero (h) –comenta José Carlos Rodríguez (2011)– el “Nuevo Ideario Colorado” irrumpiría con fuerza, destruyendo aún más las convicciones ideológicas liberales, y estableciendo la doctrina nacionalista como dogma del coloradismo: “A la concepción liberal de la libertad, se opone la idea fecunda del orden como fundamento del Nuevo Estado… A la idea de la igualdad se opone el ideal de justicia social que debe estructurar el Nuevo Estado… El Estado liberal se halla instrumentado a las grandes Empresas y el objeto de su política es el bien exclusivo de la plutocracia. El nuevo Estado debe independizarse del dominio del capital privado… A la sociedad liberal, estática, atomista, utilitaria, que convierte al pueblo en masa y provoca la creación de clases antagónicas, oponemos la Nueva Sociedad, dinámica, creadora, solidaria fundada en la ética social” (Rodríguez, 2011: 20). El historiador liberal Carlos Pastore (1986) –también adversario político de González– citó aún más las ideas de Natalicio González: “A la triología de la Libertad, Igualdad y Fraternidad, oponemos los conceptos de Orden, Justicia Social y Solidaridad” (Pastore, 1986). Cabe mencionar que el liberalismo hace el abordaje a la problemática campesina desde una perspectiva reformista, con la obra socio-histórica de Pastore (1949) “La lucha por la tierra en el Paraguay”. En 1935, se produjo un hecho doctrinario trascendental, la publicación del 6
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Sobre el insulto de guarango a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, sostiene Bartomeu Melià: “El desprecio y la discriminación contra los hablantes de guaraní se hicieron sentir, especialmente, en la educación formal, aplicándoles el peyorativo epíteto de “guarango”. (Melià, 2011: 440). Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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libro “El Paraguay Eterno” de Natalicio González, en el cual se fundamentan y engloban todos los conceptos de paraguayidad y nacionalismo referidos a la Asociación Nacional Republicana (ANR); y lo foráneo y legionario referido al Partido Liberal y a la ideología liberal, encarnadas en la figura “judía” de Eusebio Ayala. Quizás este libro sea el que terminó de expurgar todo rastro del liberalismo clásico de la doctrina nacionalista colorada. También Natalicio González sentó las bases para una teoría del estado fuerte frente al estado liberal, cuestión que se estaba concretando a partir de las intervenciones estatales previas y durante la Guerra del Chaco, y a una mayor velocidad a partir de la Revolución Febrerista de 1936. González sentenció con severidad, tanto en contra del liberalismo como de las tendencias liberales de los sectores colorados que aún están bajo su influjo ideológico: “El Paraguay, para salvarse, necesita estrangular el liberalismo, sin piedad, con fría decisión. Así tornará a ser la nación grande y fuerte que fundó la civilización del Río de la Plata. La doctrina liberal es el veneno que emponzoña el alma de la patria” (González, 1987: 113). “Y el gran error histórico del coloradismo paraguayo proviene, no de su masa, no de sus grandes caudillos como el general Caballero, sino de algunos de sus directores, que se han dejado inficionar de la ideología de los liberales, y muchas veces se han puesto a discutir con ellos pretendiendo superarles en liberalismo. Error trágico que explica la impotencia perpetúa en que se debate esa agrupación tan densa y numerosa. Si el coloradismo se obstina en no ser sino lo propio que el liberalismo, llegará a no tener razón de ser en la democracia paraguaya” (González, 1987: 155). En un contexto de economía de enclave clásica del liberalismo de principios del siglo XX, que a la vez expulsaba a los campesinos de sus tierras, así como los empleaba en condiciones inhumanas bajo en régimen de enganche laboral mensú, no es de extrañar que el discurso nacionalista y populista que los colorados desde la oposición realizaban, haya gozado de cierta estima en las clases populares. Allí surge el pynandí, el agricultor soldado, que no solo salva a la patria durante la Guerra del Chaco –según el discurso nacionalista– sino que también salva al Paraguay del elemento foráneo, de la anti-patria, que es representada primeramente por el liberalismo, y posteriormente por el comunismo.
4. Abordaje histórico: El Pynandí como la patria frente al Legionario como la traición El Pynandí es el campesino de pies descalzos que actuó como miliciano Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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en las tropas coloradas, principalmente durante la Guerra Civil de 1947, aunque con actuaciones también posteriores como en el caso de las guerrillas y otras acciones milicianas de colorados, aunque usando también otros nombres como el de “macheteros”, como los de la ciudad de San Estanislao (Santaní). Según Alfredo Boccia, el Pynandí es una: “Referencia al campesino protagonista de la victoria colorada en la revolución de 1947. El discurso stronista apeló a la figura del “pynandí” machaconamente como parte de su populismo agrario y como amenazante recuerdo a los vencidos” (Boccia Paz, 2004). El ideólogo colorado Víctor Morínigo (1948), compañero político de Natalicio González y uno de los mejores intérpretes de la doctrina natalicista, definió histórica y conceptualmente al pynandí: “Hay un tipo humano que surge en nuestra historia allá en los remotos días de los orígenes, y cuya acción preponderantemente aparece en todas las empresas civilizadoras vinculadas con el hombre paraguayo. Ese tipo humano nace libre; es el hijo de la alianza hispano-guaraní iniciada por el genio político de Martínez de Irala. No tiene esclavos en su ascendencia, y por ello, apenas llega al escenario de la vida nacional con el nombre de “mancebos de la tierra”, se impuso a los conquistadores, con la fuerza de sus brazos y con la potencia conquistadora de su inteligencia. Tal es el origen remoto del agricultor-guerrero que teje con su heroísmo en el trabajo y su heroísmo en las batallas esa larga epopeya paraguaya de dolores y abnegaciones inverosímiles, que ninguna Iliada ha cantado aún. Tal es el origen del campesinado de pies descalzos, del pynandí de nuestros días, que ha encontrado el refugio de sus ideales en el Coloradismo…” (Morínigo, 1948: 129-130). En el pynandí se resume todas las variables del nacionalismo paraguayo construidas por los distintos protagonistas intelectuales del coloradismo: por un lado se representa el origen racial paraguayo, temática trabajada por Manuel Domínguez7; también el pynandí es víctima de la opresión de la economía liberal, tema que preocupaba a Ricardo Brugada8 y a Ignacio A. Pane9, los intelectuales proto-socialistas del coloradismo; el pynandí es cuestionador del orden económico liberal manchesteriano, como lo era Fulgencio R. Moreno10; el pynandí era el heredero de los López, sobreviviente heroico de la Guerra Contra la Triple Alianza, temática que trabajaba Juan E. O´Leary11. Natali7 8 9 10 11
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“El Alma de la Raza” (1918). “Los Partidos Políticos. Superioridad del Coloradismo” (1916). “Credo Republicano” (1908). “La Cuestión Monetaria del Paraguay” (1902) e “Historia Económica del Paraguay” (1911). “Historia de la Guerra de la Triple Alianza” (1912), “Nuestra Epopeya” (1919), “El Libro de los Héroes” (1922), “El Mariscal Solano López” (1925), “Apostolado Patriótico” (1930), “Los Legionarios” (1930). Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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cio González fue quien terminó por amalgamar todos estos elementos: Raza, Tierra y Lengua, en el pynandí como representante del Paraguay Eterno. El pynandí es la obra magna de construcción sintética del nacionalismo colorado. Los colorados utilizaron el imaginario del pynandí, mientras también construyeron la identificación del liberalismo con el concepto “legionario”, tratando de categorizar a lo colorado como el elemento auténticamente paraguayo. En la editorial del diario Patria del 14 de marzo de 1936, se afirma: “Toda la clase rural, el ejército innumerable de agricultores-soldados, los hombres de pies desnudos que usan poncho y mascan tabaco, que hablan guaraní y que hicieron y ganaron la guerra del Chaco, son los que constituyen el cuerpo vivo y animosos del Coloradismo… Por eso, cuando los epígonos del liberalismo y del legionarismo, creen insultar al Coloradismo llamándole partido de los empochados, recogemos el mote que pretende ser injurioso y lo ostentamos altivamente…” (Ferreira Pérez, 1986: 33). En 1947, tras el fracaso de la Primavera Democrática de 1946, se produjo el conflicto entre los colorados que apoyaban el régimen del General Higinio Morínigo; frente a los liberales, febreristas y comunistas que se aliaron para enfrentar al gobierno. Tras miles de muertos y cientos de miles de exiliados y desplazados, el conflicto que duró de marzo a agosto de 1947 dividiría a la sociedad paraguaya durante décadas. Aquí podemos ver como también se configuró el concepto pynandí como referencia de lo colorado y paraguayo, frente a lo legionario que es lo que ha sido vencido, en el discurso colorado nacionalista12. El investigador Carlos Gómez Florentín (2013) estudió el discurso colorado durante la Guerra Civil de 1947, sosteniendo al respecto el siguiente análisis “…la deshumanización del enemigo se mantuvo inalterable durante todo el conflicto, enfatizando siempre la condición foránea del enemigo como la antítesis fundamental de la nación paraguaya que debía ser expurgada para dar nacimiento al auténtico Paraguay” (Gómez Florentín, 2013). Y la labor propagandística se realizó bajo fuego de metralla. Por ejemplo, la emisión del programa radial “Hora Paraguaya para toda América” dirigida por los entonces ministros: de Hacienda, Natalicio González; y de Interior, Justicia 12
El periódico El Colorado se refiere al autogolpe del 13 de enero de 1947 en los siguientes términos: “El reencuentro del hombre del agro, de los pynandí que aran la tierra y mascan tabaco, con el soldado, que es el brazo armado de la revolución (…) Fue la osmosis armonizadora, que marcó ayer, bajo los gobiernos patriotas, el punto más alto de nuestro paraguayo destino” (Gómez Florentín, 2013: 17). Este periódico también actuaría como ente propagandístico del Partido colorado durante la Guerra Civil de 1947; difundiendo a través de artículos, dibujos y caricaturas la el ideal del pynandí como elemento de la paraguayidad, y que el Partido colorado era el heredero de dicho legado. Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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y Trabajo, Víctor Morínigo. Este programa radial tuvo su hora de fuego entre julio y agosto de 1947, en el recrudecido final de la guerra con el asalto y sitio de Asunción por parte de los revolucionarios liberales, febreristas y comunistas. El programa era también una contestación radial a los programas que fueron emitidos desde Montevideo, Uruguay, por los representantes de la oposición como el liberal Carlos Pastore13; y también con representantes del gobierno uruguayo por apoyar a los revolucionarios. Las alocuciones principales fueron transcriptas posteriormente ese mismo año en el libro “Bajo las Bombas del Malón”14, y de entre ellas podemos rescatar estos conceptos vertidos en relación a la identificación de los contrincantes políticos armados con los legionarios: “Víctor Morínigo – 29 de julio de 1947: Es por esto que esos hombres, y tales partidos, buscan tribuna en el extranjero. Ahí, siguiendo el ejemplo de sus antepasados, que en 1865 empuñaron las armas para combatir la bandera de la patria, difunden pregón de vilipendios contra esta tierra…” (González-Morínigo, 1947: 13). “Natalicio González – 7 de agosto de 1947: ¿Qué ofrecen en cambio, los supuestos libertadores de hoy, vástagos de aquellos otros libertadores del 65, que vinieron bajo banderas extranjeras y convirtieron en pavesas a una nación feliz y floreciente?” (González-Morínigo, 1947: 27). “Natalicio González – 13 de agosto de 1947, en contra de José P. Guggiari: La voz del gran histrión resonó para hablarnos de libertad, de democracia; para deplorar que se exigiese la rendición incondicional a los revoltosos; para pedir al Partido Colorado que aceptase la paz condicionada; y para aseverar, cínicamente, que la horda legionario-comunista se alzó para pedir libertad electoral” (González-Morínigo, 1947: 65). También en 1947, aparece publicado el libro del mayor Antonio E. González titulado “La Rebelión de Concepción”, en donde de forma sintética define lo colorado como lo nacional –en la misma línea de Natalicio González y de Víctor Morínigo, de retrotraer el elemento pynandí desde la colonia– y lo liberal como lo foráneo:
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El programa radial de Carlos Pastore se denominaba “Hora de la Liberación Paraguaya” y era emitido desde Montevideo por las radioemisoras “Ariel” y “El Espectador”. Muchas de estas transmisiones radiales fueron transcriptas posteriormente en 1947 con la publicación titulada “El Paraguay y la tiranía de Morínigo”. Malón es el término usado en toda la región de la cuenca del Río de la Plata para describir los ataques y asaltos indígenas a poblaciones coloniales y también del siglo XIX. Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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“El indio guaraní15 convertido económica y políticamente en paraguayo, aunque no racialmente, pues el paraguayo es ni más ni menos que el indio guaraní, forma el cimiento profundo del partido colorado o Asociación Nacional Republicana. Por la otra el conquistador vuelto encomendero, después comerciante y patrón, porteñista, descontento, ideólogo liberal, legionario y gobernante de posguerra del 65, forma la raíz profunda del partido liberal” (González, 1947: 27). Es así como frente a la figura del pro-hombre liberal intelectual y urbano, aparece la figura del campesino descalzo colorado del “Paraguay Profundo”, el pynandí. Por supuesto, así como los legionarios de 1865 vinieron armados desde la Argentina, la Argentina del Presidente Juan Domingo Perón envió armas para armar a las milicias coloradas en contra del contraataque revolucionario que se dio en la última etapa de la guerra (Chartrain, 2013); ironías del discurso nacionalista. Esta idea es una concepción de origen en el nacionalismo natalicista, y que prendió con mucha fuerza en el Partido Colorado, sobre todo en tiempos de Stroessner. En el pynandí se engloba al prototipo del militante colorado anónimo, un imaginario que pone como protagonista al humilde dentro de la sociedad paraguaya, como un actor social de la misma, frente a la modernidad liberal16. El 14 de marzo de 1948, se realiza en Asunción una multitudinaria marcha del Partido Colorado en honor a los pynandí, denominada: “El día del Pynandí. Acto cívico de homenaje al agricultor soldado del Paraguay”, tuvo cerca de 80.000 participantes según las fuentes oficiales, y contó con la participación activa de miembros del gabinete ministerial, así como del propio Presidente de la República: el General Higinio Morínigo. Esta demostración de fuerza y propaganda de la doctrina nacionalista colorada de corte natalicista, fue publicada por la Revista Guarania (1948), junto con un artículo de Víctor Morínigo titulado: “El Pynandí y el renacimiento paraguayo”, donde Morínigo enuncia el concepto colorado de lo que significa ser pynandí, como elemento auténtico de lo que es el ser paraguayo. También se reflejaría esto en el arte político colorado como poesías, refranes, recitados, caricaturas e incluso polcas. En este último caso, gran popularidad tiene la polca “Pynandí Purajhey” o “Canto del Pynandí” cuyos versos 15 16
Irónicamente, al respecto de este texto comenta críticamente el investigador francés François Chartrain: “¡Extraño indio ese fundador del Partido Colorado de ojos azules, llamado en ocasiones “El rubio centauro”!” (Chartrain, 2013: 165) Según el político e intelectual colorado Horacio Galeano Perrone, otros descalificativos en contra de los pynandí por parte de los liberales eran: salvaje, nativo, violento, bárbaro, feroces, chusma colorada, etc. (Galeano Perrone, 1986: 101) Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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fueron escritos por el folklorista Samuel Aguayo, entre los cuales sostiene la misma tesis histórica del pynandí como heredero de la tradición colonial y de los López. El coro de esta música popular entre los republicanos reza así: Colorado, mi partido colorado, siempre fui. Colorados, moriremos, colorados, pynandí. (Gini Jara, 2005). Natalicio González no solo apuntaba a proyectar este ideario del pynandí a nivel nacional, sino que también intercambiaba con otros intelectuales populistas y revisionistas de América Latina sus ideas: así nació su colaboración con intelectuales mexicanos, argentinos, colombianos y peruanos entre otros que se oponían a las ideas liberales y positivistas de su tiempo. El historiador y abogado peruano Luis Alberto Sánchez (1900-1994) quien fuera militante de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA)17 y que estuvo entre 1948 y 1949 asilado en Asunción por breve tiempo, escribió una publicación de 124 páginas llamada “Reportaje al Paraguay”. Fue impresa por la Editorial Guarania, propiedad de Natalicio González. El intelectual liberal Justo Pastor Benítez entró en polémica con Sánchez por el concepto de pynandí, menciona Benítez en su contestación cuanto sigue: “El sociólogo peruano se ha equivocado asimismo en la valoración del ciudadano paraguayo, cuya expresión social, no es el pinandi o el raído18, sino el caraí. Hay en esta valoración un profundo sentido ético-tradicional que Alberto Sánchez, no ha visto en su daltonismo. El caraí puede ser un magistrado, un maestro o un campesino agricultor, o un albañil, carpintero o sastre; es una categoría respetada y consagrada con el apelativo de Don. Se dice Don Carlos Antonio López, Don Manuel Gondra, Don Fulgencio Moreno, Don Antonio o Don José; pero el raído, por encumbrado que sea, por brillante que fuera su inteligencia no será nunca un caraí, nadie le dará el tratamiento de Don” (Benítez, 1949: 79). De esta forma, Benítez trata de menoscabar a la figura del pynandí, con la cual los colorados se identificaban con más fuerza aún posteriormente a la Guerra Civil de 1947. Responde Benítez a lo siguiente escrito por el peruano Luis Alberto Sánchez: 17 18
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Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA): Partido político peruano fundado por Víctor Raúl Haya de la Torre en 1924, siendo un partido de izquierda popular latinoamericana de carácter nacionalista, anti-liberal y regionalista (Nudelman, 2007: 27). La revista El Pynandí 47 se hizo eco de esta palabra como sinónimo despectivo del pynandí en un artículo de Antonio E. González al reproducir que “Rafael Barret le llamó “el raído” con alguna impropiedad” (El Pynandí 47, 1972: 17). Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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“El descamisado, o más bien, el peón descalzo recibe el evocador nombre de “pynandí”” (Sánchez, 1949: 29). “Esta nación (NA: por los guaraníes) de tan azaroso destino geográfico, constituyó, como todo núcleo militarista, una poderosa clase dirigente, hegemónica y orgullosa, ajena a lo que podría denominarse la plebe guaraní o “mboyás”. Los sucesores de los “mboyás” son los “pynandí” de hoy (descalzos)…” (Sánchez, 1949: 29). Este tipo de respuesta por parte de Justo Pastor Benítez hacia el tema de los pynandí es el tipo de discurso que da el sentido de pertenencia a la oligarquía al liberalismo, mientras que el coloradismo se identificaba con el elemento popular. Ese concepto se nota en el libro “Concepción 1947” de Oscar Barcena Echeveste (1948) donde sostuvo que: “Acabamos de asistir a la defunción del Partido Libero legionario-oligarca…” (DGF, 1957).
5. Stroessner y la herencia Pynandí El régimen de Alfredo Stroessner (1954-1989) sería el que más provecho le quitaría al concepto pynandí dentro de su propaganda tanto oficial como oficiosa. Stroessner cosechaba el esfuerzo intelectual liderado por un Natalicio González que vivió exiliado en México durante su régimen hasta su muerte. Un ejemplo de esta propaganda es la Revista “El Pynandi 47”, vocero de la Agrupación Colorada de Excombatientes del 47. Esta agrupación tenía como principal objetivo conseguir que sus miembros, veteranos milicianos colorados de la contienda civil de 1947, cobren sus haberes como veteranos excombatientes al estado paraguayo, al igual que los excombatientes de la Guerra del Chaco lo hacían. Colaboraban en la edición de esta revista el Teniente Coronel Narciso M. Campos, el Dr. Bacón Duarte Prado, el Capitán de Navío Mario López Escobar, el Teniente Coronel Antonio E. González, el Capitán de Caballería Jorge Solano López, la Lic. Nimia Sosa de Pereira, José D. Paredes, el Capitán de Fragata Pastor Pineda Rojas, el Dr. Marcial Valiente y el Dr. Merardo Pino, entre otras personas. Para obtener sus objetivos políticos y económicos, la revista daba espacio a Stroessner, así como seguía publicitando el imaginario conceptual del pynandí. Por ejemplo, en la Convención Colorada del 9 de setiembre de 1972 reprodujo lo dicho por el General Alfredo Stroessner a los convencionales colorados: “Estamos en plena era de revolución pacífica, en la que todos somos combatientes y nadie debe ser ni emboscado, ni desertor, ni legionario” (El Pynandí 47, 1972). En cuanto a lo conceptual, hace referencia a una polémica con el semanario liberal El Radical N° 241 del 19 de mayo de 1973, surgió la contestación en el Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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diario colorado Patria del 28 de mayo de 1973. El artículo es reproducido por la revista, y en lo que nos concierne dice cuanto sigue: “Es un leal soldado (NA: por los pynandí) del ideal nacional con ansias y afanes de progreso y bienestar, es broncíneo grito de protesta permanente contra las oligarquías opresoras y nefastas como la del liberalismo antipatria. Su presencia inmortal en la tierra guaraní representa la raza prócer del Paraguay Eterno y las calumnias tendenciosas y ruines de corte legionario no acallarán nunca la atalaya de su pedestal de gloria” (El Pynandí 47, 1973). Los pynandí también participaron de la represión de las guerrillas del Movimiento 14 de Mayo y del FULNA, bajo el ideario del discurso nacionalista colorado, como lo señala el historiador Andrew Nickson (2013). La prensa al servicio del régimen stronista reflejaba esto, como lo expresa el artículo “Los Milicianos Campesinos” del diario Patria del 24 de julio de 1960: “Milicianos colorados… que pusieron pecho a las balas mercenarias de la horda legio-bolchevique… Ellos dirán siempre presente; y como en el 47, volverán a surgir entre los maizales; del corazón de los montes, de la hondura prieta de los quebrachales, para ser bastión de acero y fuego contra los traidores legionarios” (Rivarola, 2012).
6. El Pynandí como mito colorado frente a la realidad social campesina La realidad dista mucho del imaginario político, el Partido Colorado fundado por Bernardino Caballero y sus seguidores de la facción caballerista en el poder desde 1880 a 1904, y desde 1947 hasta 2008, y actualmente desde 2013: no han podido mejorar la situación social y económica del campesinado paraguayo. Tampoco lo han podido hacer el Partido Liberal, ni los demás partidos y movimientos políticos que han detentado el poder entre las dos hegemonías republicanas, y en el periodo comprendido en los mandatos de Fernando Lugo y de Federico Franco. El actual gobierno colorado iniciado en 2013, parece tampoco tener interés, ni discursivo, ni de políticas públicas de cambiar el actual modelo agro-exportador que domina la agricultura en el Paraguay. El problema radica en el imaginario político del pynandí, del agricultorsoldado, utilizado durante décadas por el Partido Colorado como un arma populista y conservador frente a otras nucleaciones políticas, pero también frente a la propia historia que demuestra las contradicciones de los postulados agraristas. 56
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El caballerismo ha encabezado la mayor reforma liberal de tierras fiscales en el Paraguay. Entre 1883 y 1885 se han vendido la gran mayoría de las tierras públicas, acrecentando los problemas en el campo, como la expulsión y migración campesina; aparte de instalarse en el Paraguay la economía de enclave como paradigma de la explotación humana. Milda Rivarola comenta los escandalosos números de las empresas latifundistas que se instalaron en el Paraguay a partir de 1883 y 1885, y que causaron pobreza y expulsión al campesinado paraguayo. Tabla N° 1: Empresas latifundistas en Paraguay La Industrial Paraguaya
1886
2.647.727 Hás.
Compañía Domingo Barthe
188?
1.875.00 Hás.
Mate Larangeira
188?
800.000 Hás.
Carlos Casado del Alisal
1890
5.625.000 Hás.
Liebig´s Extract of Meat and Company
1898
562.326 Hás.
Societé La Fonciére
1893
502.500 Hás.
Sociedad Rural Belga-Sudamericana
1896
300.000 Hás.
The Paraguay Land & Cattle Company
188?
1.687.500 Hás.
Catorce millones de hectáreas de los cuarenta millones y medio que constituían todo el territorio nacional, pasaron en esos años a propiedad privada de unos ocho consorcios europeos, argentinos y brasileños.
Fuente: Rivarola, 2010: 71. En tiempos de Bernardino Caballero y durante la primera hegemonía colorada (1880-1904), el Partido Colorado no había adoptado aún el discurso nacionalista de carácter populista y agrarista, esa construcción sería posterior como lo hemos mostrado en este trabajo. Es más, desde el poder se justificaron con un discurso “civilizatorio” estas medidas privatistas, debido a “…la inexistencia de mano de obra y la innata holgazanería del campesino paraguayo…” (Rivarola, 2010). Lo que no significa que cuando el Partido Colorado vuelve al poder en 1947, se hayan aplicado estrictamente las políticas públicas beneficiosas al campesinado pobre, a los pynandí que proclamaban en la propaganda política. Al respecto de esto, el investigador Andrew Nickson también se refiere al mito nacionalista agrarista del stronismo, que en realidad fue funcional a la expansión de la frontera agrícola brasilera en territorio paraguayo: “López peleó para defender la Nación contra Argentina y Brasil; pero, en cambio, bajo Stroessner la penetración brasileña en el Paraguay fue extensiva, como resultado del Tratado de Itaipú, lo que favoreció la entrada de Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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más de 250.000 colonos brasileños en la región fronteriza del este del país. De todas maneras el régimen fue exitoso en apelar a los profundos sentimientos nacionalistas de la cultura paraguaya para obtener una marcada ventaja” (Nickson, 2011: 287)19. El stronismo reprimió cualquier movimiento social campesino que no estuviese adicto a la línea oficialista del coloradismo, tal es el caso de las Ligas Agrarias Cristianas, lo que demuestra que la línea agrarista del discurso pynandí del stronismo era solo eso, un discurso que no se reflejaba en la realidad, como comenta Julio Espínola: “La escalada de la represión fue brutal. Colegios religiosos intervenidos, sacerdotes extranjeros expulsados, comunidades campesinas brutalmente tomadas y destruidas, torturas y asesinatos sistemáticos de los principales líderes, etc. A consecuencia, la lucha armada fue una alternativa considerada por algunos dirigentes de las LAC, quienes de hecho, pasaron a activar en la Organización Primero de Marzo (OPM). La reacción del Gobierno no se hizo esperar. La caída de Jejuí fue una de las más fuertes, simbólicamente, para la desarticulación del movimiento; lo mismo que la Pascua Dolorosa de 1976. Las últimas comunidades cayeron en torno al año 1980, para pasar definitivamente a la historia” (Espínola, 2014: 73). “El investigador Ariel Chase publicó en el año 2010 su obra titulada “Discurso Mediático y Jerga Política en el Paraguay de Stroessner y de Hoy”, en donde el autor –quien utiliza un marco teórico basado en Michel Foucault entre otros para realizar los análisis discursivos– habla de la “Polarización amigo-enemigo” y se refiere más específicamente a los discursos conservadores reproducidos desde tiempos de Stroessner por los medios de comunicación y que tratan de enemigos a los sectores sociales marginados, entre ellos el campesinado” (Chase, 2010: 23, 29).
19
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El Informe de la Comisión Verdad y Justicia sobre el régimen autoritario de Alfredo Stroessner aporta más datos precisos: “La CVJ examinó las adjudicaciones de tierra rural y los títulos de propiedad respectivos otorgados por los organismos estatales responsables de la reforma agraria, desde 1954 a 1989 y de 1989 al 2003… Del total de estas adjudicaciones, 4.241 lotes correspondientes a 3.336 adjudicatarios, que totalizan 7.851.295 hectáreas, han sido adjudicados con graves irregularidades a la legislación agraria” (Comisión Verdad y Justicia, 2008: 71, 72). Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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7. Conclusión La sucesión de discursos y hechos históricos analizados por esta investigación dan indicios de cómo se construyó el imaginario y el concepto del pynandí como el agricultor soldado de la mitología nacionalista paraguaya. También que este concepto no estaba aislado en el mundo, sino que respondía a una posible influencia del nacionalismo francés, así como otros nacionalismo y conservadurismos veían en la figura del tradicionalismo campesino una salvaguarda en contra, tanto de proyectos liberales hegemónicos por aquel entonces, como a proyectos socialistas revolucionarios. En este proceso de construcción, el pynandí emerge en un contexto de exaltación nacionalista de la Guerra del Chaco, así como de los diferentes gobiernos nacionalistas autoritarios que se fueron sucediendo desde 1936 hasta 1989, teniendo como momento fundamental la Guerra Civil de 1947: allí el colorado “pynandí” vencería a los “legionarios” liberales, febreristas y comunistas. Finalmente, vemos como este dispositivo de saber-poder, este concepto de pynandí no resulta más que un mito construido por el nacionalismo colorado y aprovechado por la propaganda stronista; mientras que los campesinos se empobrecían y eran expulsados de sus tierras, tanto por el avance de la frontera agrícola mecanizada en el este del país de forma muchas veces ilegal, así como por las represiones a los movimientos sociales campesinos que significaron muertes, torturas, encarcelamientos y exilios.
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BIBLIB: 0251-2483 (2015), 65-85
VERDAD E HISTORIA EN “LA REVOLUCIÓN DE LA INDEPENDENCIA DEL PARAGUAY” DE BLAS GARAY
VERDADE E HISTÓRIA EM “A REVOLUÇÃO E INDEPENDÊNCIA DO PARAGUAI” DE BLAS GARAY Enviado: 08/08/2016 Aceptado: 02/12/2016 Bárbara Gómez1
Resumen El presente artículo analiza el libro “La revolución de la Independencia del Paraguay” de Blas Garay con el objetivo de elaborar la concepción de historia que estaba por detrás de la producción del joven historiador. Como aborda solo una de las obras del autor, las afirmaciones generales no son concluyentes sobre la producción total de Garay, sino en una primera etapa de su vida. El trabajo está dividido en dos partes, la primera aborda a los personajes y protagonistas que participan en la historia de la gesta independentista paraguaya. Desde este aspecto se explora la idea de objetividad en el proceso de escritura de la historia. La segunda parte trata sobre las “correcciones” que Garay realiza a las versiones de la historia del periodo y dichas correcciones dan pie a revisar la idea de historia, de verdad, al papel del historiador en el proceso de elaboración y reconstrucción de la historia.
1
Labor en Universidad Católica “Nuestra Señora de la Asunción” e ICSO- Paraguay. Doctora en Historia por la Pontificia Universidad Católica de Rio de Janeiro, Magister en Epistemología e Historia de la Ciencia. Licenciada en Historia por la Universidad Nacional de Misiones. Especialista en historiografía europea del siglo XIX y la influencia de ésta en los historiadores paraguayos del Paraguay posbélico. Contacto:barbaranataliagomez@gmail.com Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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Verdad e historia en “La revolución de la independencia del Paraguay” de Blas Garay
Palabras clave Blas Garay; historiografía; Paraguay; verdad; historia.
Resumo Este artigo analisa o livro “A Revolução da Independência do Paraguai” Blas Garay, com o objetivo de desenvolver a concepção de história que estava por trás da produção do jovem historiador. Ao trabalhar apenas com uma das obras do autor as declarações gerais não são conclusivas sobre o trabalho global de Garay, mas sim da primeira etapa de sua vida.O trabalho está dividido em duas partes: a primeira trata os personagens e atores envolvidos na história do movimento de independência paraguaia. A partir deste ponto a ideia de objetividade é explorada no processo de escrever a história. A segunda parte trata das “correções” que Garay realiza das versões da história do período e essas correções permitem rever a ideia da história, realmente, o papel do historiador no processo de desenvolvimento e a reconstrução da história.
Palavras-chave Blas Garay; historiografia; Paraguai; verdade; historia.
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Bárbara Gómez
1. Introducción Considerado como uno de los intelectuales más importantes del Paraguay y pese a su corta vida, 1873-1899, Blas Garay tuvo una extensa y prolífica producción historiográfica. Tenía una visión clara de la función que debía cumplir la historia y de cómo debería escribirse para que tenga validez y veracidad. Escribió seis libros de historia y numerosos artículos en periódicos, y entre otras cosas afirmaba que ya era tiempo de que la historia del Paraguay sea escrita por paraguayos y en este sentido bregaba para que sus colegas también lo hicieran. Sostenía que el papel de las fuentes era el elemento respaldatorio clave a la hora de escribir un relato verdadero de los hechos pasados, especialmente de los relativos al nacimiento de la nación paraguaya y de cualquier relato histórico en general. En este marco debe ser comprendida su obra “La revolución de la Independencia del Paraguay” publicada el 18 marzo de 1897 en España. Garay estaba en Madrid desde inicios de 1896 como secretario de la legación paraguaya en Londres y París y como encargado de negocios, comisionado especial, sin carácter diplomático, para buscar documentación probatoria y realizar un estudio de los documentos relativos a la historia y a los límites territoriales de Paraguay en los archivos de España. La intelectualidad asuncena nucleada en torno al Instituto Paraguayo no recibió en buenos términos las afirmaciones contundentes presentadas en “La revolución...” por el joven historiador y esto quedó plasmado en un artículo titulado “Libros” sin firma en la “Revista del Instituto Paraguayo”, número 7, correspondiente al mes mayo de 1897 (Telesca, 2013). Especial interés le merecían a Garay los libros de texto sobre la historia nacional que se utilizaban en las escuelas. En ese tiempo, en el Colegio Nacional de Asunción al que había asistido Garay, se utilizaba el Compendio de Geografía e Historia del Paraguay escrito por el napolitano Leopoldo Gómez de Terán y el colombiano Próspero Pereira Gamba, editado por primera vez en 1879. En la cruzada de hacer la historia del Paraguay por paraguayos Garay publicó en diciembre de 1896 el Compendio elemental de la Historia del Paraguay en la imprenta de El Progreso en Madrid, posteriormente realizó una versión reducida que fue publicada el 28 de mayo de 1897 bajo el título de Breve Resumen de la Historia del Paraguay, impreso también en Madrid en el establecimiento tipográfico de la viuda e hijos de Tello. Cabe mencionar que la propuesta didáctica de Garay no tuvo una aceptación generalizada por parte de las autoridades pertinentes, ni por la intelectualidad paraguaya. El 26 de agosto de 1897 vio la luz el Prólogo a la traducción del latín de la Historia de la Provincia del Paraguay de la Compañía de Jesús del jesuita NiEstudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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colás del Techo de 1673. Posteriormente, el 25 septiembre del mismo año se publicó el prólogo como un libro independiente, bajo el título de El comunismo de la Misiones de la Compañía de Jesús. Estos dos últimos también fueron impresos en el establecimiento tipográfico de la viuda e hijos de Tello, todos los libros impresos en este establecimiento pertenecían al sello de la Librería y Casa Editora Uribe, de Asunción (Telesca, 2013). Nuevamente en Asunción, Garay publicó en la Revista del Instituto Paraguayo Nº 15, en 1899, “El Primer Consulado”, trabajo que sería la tercera parte de la gesta independentista, suposición realizada a partir de la afirmación del propio Garay que este texto formaba parte de un trabajo más extenso (Telesca, 2012). La segunda parte era la “Junta Superior Gubernativa” que según Natalicio González había sido su tesis para obtener el título de Doctor en Derecho de la Universidad Nacional a la que había ingresado en 1893 (González, 1942). Fue publicada pos-mortem recién en el año 1942 en conjunto con la primera y tercera parte, bajo el título Tres Ensayos sobre la Historia del Paraguay prologada por González. Este trabajo que presentamos es una primera aproximación a la obra de Garay, en tal sentido el análisis está centrado exclusivamente en La revolución de la Independencia del Paraguay en vistas a que fue la única parte de la trilogía sobre la gesta independentista que el autor publicó como libro. La producción historiográfica de Garay sobresale de entre la media de sus contemporáneos por el manejo metodológico que demuestra en el uso de fuentes para producción de sus textos. No es solo el uso sistemático de fuentes, sino, la manera en cómo las usa lo que llama la atención y provoca interrogantes en torno a su concepción de historia de modo general y a la función que le asignaba. Para reconstruir la concepción de historia de un autor no hay un método específico adecuado, no obstante se pueden esbozar líneas posibles de análisis consistentes en: a quiénes consideraba protagonistas de las historia, qué aspectos de la realidad deben ser historiados, cuál es la función del historiador en el proceso de escritura y reconstrucción de la historia, cómo se construye un relato objetivo del pasado, entre otros. Cabe aclarar que querer reconstruir la concepción de historia de un autor a través de sus obras no debe significar la necesidad de encuadrarla en alguna corriente historiográfica de la época -positivismo, historicismo, romanticismo, etc.- por el contrario, se pretende mostrar las diversas aristas que componen su percepción y así poder identificar lo particular y lo específico que lo califica como uno de los intelectuales más importante del Paraguay. El hecho de trabajar con una sola obra del autor es también razón para evitar estas categorías, lo que no quiere decir que su propuesta historiográfica no contenga características generales de la historiografía rioplatense del siglo XIX y de la 68
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concepción europea de historia del mismo período.
2. Protagonistas y personajes de la historia del Paraguay 2.1. Espíritu de la independencia paraguaya Garay presenta la historia de la revolución de la independencia de Paraguay desde la perspectiva del Estado-nación formado y consolidado; esto le permite identificar una serie de características en la nación paraguaya que probablemente con otro prisma no se observarían. Así, en el Capítulo II “Resistencia del Paraguay contra la Junta Provisional”, identificamos una primera hipótesis que permea su concepción y su perspectiva de los hechos y vertebra el accionar del pueblo paraguayo “el espíritu de Independencia de que siempre dio el Paraguay patentes pruebas se sublevó contra toda idea de anexión o sometimiento al nuevo gobierno implantado en la capital del Virreinato” (Garay, 2011), y posteriormente veremos que no es solo contra la capital del Virreinato, sino contra España y contra el reino de Portugal (Garay, 2011, cita 1). A medida que avanza el relato las “patentes pruebas” del espíritu independentista paraguayo irán aflorando casi naturalmente, aspectos en los que se reconoce el estilo de escritura del joven historiador (Garay, 2011). En el capítulo IV “Derrota de Belgrano”, encontramos otra prueba del espíritu independentista paraguayo que, en realidad, se había iniciado con la crisis de la monarquía española bajo el poderío francés, específicamente el 13 de mayo de 1810 con la llegada de las noticias a Montevideo: “Por eso fue tan fecunda en resultados la acción de Paraguarí: no estaban todavía extirpadas las profundas raíces que echaron en la conciencia del pueblo las doctrinas y la revolución de los comuneros; aún recordaba el Paraguay los gloriosos días de su historia aquellas liberales instituciones, que le fueron arrebatas en el castigo de la novedad y la audacia de sus concepciones políticas; el sentimiento de la independencia renacía con los mayores bríos en el corazón de los patriotas y la victoria de Cerro Porteño exaltó esas ideas (…)” (Garay, 2011: 61). Las ideas independentistas habían estado dormidas, pero latentes y renacieron ante las amenazas e invasiones extranjeras. Otra prueba del espíritu independentista paraguayo sale a la luz luego de la retirada de Belgrano, en 1811: “Mientras de esta manera rechazaba Velasco al enemigo exterior y procuraba ponerse a cubierto de nuevas tentativas suyas, no perdía tampoco de vista a los que desde el Paraguay intentaban dar en tierra con su poder. Las ideas revolucionarias, que germinaban entonces casi espontáneamente en la América, tenían terreno más propicio en el Paraguay que ninguna otra de las colonias españolas” (Garay, 2011: 73). Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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Una vez más el espíritu paraguayo combativo, reticente a la dominaciones e imposiciones externas e internas se evidenciaba. Cada uno de los hechos que componen el proceso revolucionario independentista, en la interpretación de Garay, dan muestras del indómito espíritu paraguayo.
2.2. Héroes nacionales: Francia Otra idea central que Garay desarrolla desde el inicio del relato es el papel de Gaspar Rodríguez de Francia y su espíritu independentista absoluto. “El Congreso general de la provincia, por unánime aclamación de más de doscientos vocales que asistieron a él, desestimando el parecer del Dr. D. Gaspar Rodríguez de Francia, que opinaba que la autoridad del gobierno español en el Paraguay había caducado, adoptó y sancionó las proposiciones del Cabildo y resolvió “que inmediatamente y sin disolverse esta Junta se proceda al reconocimiento y solemne jura del Supremo Consejo de Regencia Legítimo Representante de Nuestro Soberano el Señor D. Fernando Séptimo”” (Garay, 2011: 34-35, cursiva agregada). A medida que el desarrollo de la historia avanza en el tiempo y los sucesos van revelando a la ansiada revolución, la participación de Francia crece; no obstante se ha de resaltar la preocupación del historiador de referirse a este espíritu lo más temprano posible en el relato, específicamente el 24 de julio de 1810. Se podría elaborar una hipótesis contrafáctica afirmando que si Garay hubiera hecho una introducción a la “La Revolución de la Independencia del Paraguay” hubiese puesto como uno de los objetivos principales reivindicar el papel de la figura del Dr. Francia en el proceso independentista ante el injusto lugar al que lo relegaban con precarias argumentaciones: “No obstante el respeto grande que me merecen todas las opiniones, por escasa autoridad que tengan, y sin ánimo de ofender la memoria de quien goza de una gloria inmerecida, he de reivindicar para el Dr. Francia la que a mi parecer le corresponde por legítimo título; la que sus actos posteriores pueden haber empañado, mas no destruido; la que deben aplaudir todos los paraguayos, cualquiera sea el criterio con que juzguen su dictadura” (Garay, 2011: 101). Entre las “opiniones con escasa autoridad” que Garay no cita, podemos nombrar a José Segundo Decoud en su opúsculo “Recuerdos históricos. Homenaje a los próceres de la independencia paraguaya” de 1894 escrito con motivo de la colocación del monumento a los Héroes de la Independencia en la Plaza Uruguaya entre los que no se incluía a Francia; y a Manuel Domínguez por su texto “Fin de los autores de nuestra independencia - Francia” parte del 70
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folleto conmemorativo por la puesta de la primera piedra del Monumento de la Plaza Uruguaya (Telesca, 2013).
2.3. Enemigos externos e internos El proceso de conformación del Estado-nación para consolidarse se realizaba librando batallas contra enemigos internos y externos, entre otras cosas. Será el general Manuel Belgrano, representante de la causa porteña, quien encarne el papel principal de enemigo externo en esta etapa de conformación del Estado-nación paraguayo. Su categoría de “enemigo” le es asignada por haber invadido el territorio paraguayo, pero lo relevante que “descubrió” Garay, con el uso de y a través de las fuentes, fueron las “verdaderas intenciones” de Belgrano y de la Junta hacia la provincia del Paraguay y su pueblo. A tal efecto prueba estas verdades con una carta del general fechada el 31 de enero, escrita desde Santa Rosa que aparece en la “Descripción de la antigua provincia de Paraguay” y dice: “Pero esta era una sola faz de las dos de su política: la segunda se revela en lo que escribe a Buenos Aires, en donde piensa que es de todo punto necesario, “conquistar a los salvajes paraguayos...”, a “ese canalla” a quien se debe impedir que tenga qué comer para someterla más fácilmente, y acusa a nuestros oficiales y soldados de un desmedido interés, sólo comparable con su ignorancia” (Garay, 2011: 66-67). Los enemigos no eran solo “externos” en el Capítulo III “Expedición de Belgrano”: “Acompañaban en efecto a Belgrano algunos paraguayos, en quienes tuvieron más fuerza que las naturales inspiraciones del patriotismo, otros menos respetables y dignos sentimientos; pero erró (Belgrano) al creer que todos pensarían y obrarían de semejante vituperable manera, inmolando sacratísimos deberes en aras de sus pasiones y concupiscencias. El mismo Belgrano confiesa que en tanto que muchos de sus soldados desertaban ningún paraguayo abandonó su puesto para engrosar las filas de los invasores” (Garay, 2011: 49). Pese a que los que apoyaban la causa porteña eran unos pocos y aislados, Garay les dedica un espacio y esto debe ser destacado. Presentar personajes contrarios a la causa no es extraño en sí cuando efectivamente dejaron huellas y forma parten de los procesos de lucha y consolidación de los Estados-nación. Lo destacable en el caso de Garay, es cómo esas acciones son interpretadas y consideradas, teniendo presente que éste habla desde un Estado-nación que está en proceso de re-configuración y desde éste presenta los hechos; lo relevante está en la referencia a las disidencias internas que existían en relación al Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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sólido y antiguo “espíritu paraguayo de la Independencia” que Garay construye y demuestra su existencia. Esto fortalece la manera en que aborda la historia porque le da una perspectiva de objetividad hacia los sucesos que son historiados, pese a que considere a algunos personajes como traidores a la patria y podría omitir su existencia, los reconoce y les dedica espacio (igualmente no se puede dejar de manejar como hipótesis que Garay realice una referencia solapada a la actitud de los paraguayos que acompañaron a las fuerzas de la Triple Alianza durante la guerra, los conocidos como ‘legionarios’). En el periodo histórico que escribe Garay la idea de objetividad entendida como la construcción de un relato histórico puro estaba basada en la distancia -nacional, religiosa, política- que debía tener el historiador en relación al objeto historiado. Esta concepción suponía que las obras de los extranjeros sobre Paraguay eran más objetivas que las realizadas por los paraguayos; es contra estas concepciones que Garay escribe y demuestra que sí le es posible una producción histórica objetiva. Algunos de los “enemigos internos” que conformaban la nación paraguaya eran en realidad “extranjeros” y de cierta forma eso tornaría comprensible su accionar contra la nación: “Desgraciadamente, si había quienes acariciaban la idea de constituir al Paraguay en total independencia de todo ajeno dominio, tampoco faltaban partidarios de la anexión a Buenos Aires, si quiera estos mismos la propusiesen sobre la base de una estricta y completa igualdad de derechos de ambas provincias. Hácese notar por la elocuencia y el bello estilo en que está concebida la extensa comunicación reservada que el 8 de marzo de 1811 dirigió un europeo despreocupado al gobernador y a los vocales españoles del Cabildo, refutando uno a uno todos los reparos puestos en aquella alianza, y exhortando a que fuese llevada a efecto, dejados de lado intereses transitorios y de poca monta (…)” (Garay, 2011: 77). Más de cincuenta años antes, en 1824, en las lejanas tierras del reino de Prusia, Leopold von Ranke afirmaba en el prólogo de su primera obra “no cabe duda de que para el historiador es ley suprema la exposición rigurosa de los hechos, por muy condicionados y carentes de belleza que éstos sean” (Ranke, 1960). No podemos afirmar que Garay recibió influencias del historiador alemán, sin embargo consideramos pertinente realizar este puente para mostrar que la producción historiográfica de Garay se alineaba con los cánones europeos de producción histórica científica vigentes durante el siglo XIX en las universidades más importante del viejo continente, mucho más que la producción de muchos intelectuales europeos que historiaron a Paraguay durante el mismo periodo. 72
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2.4. Otros personajes La historia escrita por Blas Garay, como muchas del periodo, está protagonizada por grandes hombres que realizan acciones trascendentales y que participan de la construcción del Estado-nación. Algunos con una moral intachable como es el caso del Dr. D. Gaspar Rodríguez de Francia o el sargento de artilleros Pedro Fernández (Garay, 2011) o el virrey D. Baltazar Hidalgo de Cisneros y La Torre Ceijas (Garay, 2011). Otros son despreciables como D. José de Espínola y Peña (Garay, 2011), infieles y serviles como Pedro Somellera (Garay, 2011), otros son enemigos como el general argentino Manuel Belgrano. Pero hay un personaje que adquiere un grado de humanidad por las contradicciones que representa y que realiza durante la gesta independentista despertando la admiración y el respeto del autor: el gobernador D. Bernardo Velasco: “Bondadoso, probo, penetrado de grande respeto por los derechos de la Provincia, siquiera haya sido débil en ocasiones para reprimir los abusos de sus allegados; estos títulos de Velasco a nuestro respeto, no valen nada ante la consideración de que dirigió todos sus pasos a disponernos para resistir las miras absorbentes de Buenos Aires. Acaso puedan sus actos parecer interesados y su mérito disminuir ante un criterio histórico de estoica impasibilidad; desnaturalizó, no hay duda, la letra de las resoluciones del Congreso aunque parece obedeció fielmente a su espíritu; pero con entera sinceridad confesemos también que pesan, y deben y han de pesar siempre muy poco en nuestro ánimo los ocultos propósitos que le guiaban, si alguno abrigó que no fuera digno de aplauso, al tener en cuenta el hecho, para nosotros los paraguayos capitalísimo, de que su oposición a la Junta Provisional, en el terreno de la diplomacia en un principio, en los campos de batalla más tarde echó los primeros cimientos en que había de asentarse el edificio de la independencia nacional” (Garay, 2011: 44). Para Garay era más aceptable la dependencia hacia la Corona que hacia Buenos Aires, probablemente la amenaza del segundo por ser más cercana era más preocupante. Por otro lado, el período en el que escribe Garay de organización nacional pos bélico permea su lectura de los intereses porteños hacia la provincia paraguaya. El gobernador Velasco fue clave en el proceso independentista porque “movido de su ambición o de sus buenos deseos, allanara de este modo el camino de nuestra segregación del resto del antiguo Virreinato” (Garay, 2011) y este es su aporte más sustantivo en la perspectiva del historiador.
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2.5. El movimiento del 14 de mayo Como se ha señalado el prisma del Estado-nación desde el cual reconstruye la historia permitiría explicar ese “cariño” especial que Garay siente por el papel que Velasco representa para la nación paraguaya, tanto en el inicio del proceso independentista, como en su cobardía posterior, por una y otra vía termina propiciando y regando la semilla de la independencia. Garay demuestra así que el proceso de la independencia nacional se gestó desde el corazón del propio Paraguay y, en este sentido, la nación paraguaya se gesta y se para a ella misma. “El pueblo paraguayo no necesitaba que nadie le inculcase los sentimientos de libertad, porque los tenía más profundamente arraigados que ningún otro. La deposición de Cisneros le hizo comprender que había llegado el momento de conquistarla, y a ellos se dispuso, sin esperar a que viniese Belgrano a despertarle” (Garay, 2011: 76-77). La independencia de la nación paraguaya es un modelo, un ejemplo sin igual: “Así se llevó a cabo, sin derramar una gota de sangre, sin disparar un tiro, sin la menor violencia material contra nadie, el movimiento del 14 de mayo, al cual únicamente es comparable en su trascendencia a la revolución imperecedera de los comuneros, que más de medio siglo antes de la francesa proclamó avanzadísimos principios que sirven de fundamento a las modernas democracias, y puso por encima de todas las leyes, de todas las voluntades y de todos los poderes, la ley, la voluntad y el poder absolutos del común, cuyo reflejo y emanación eran los demás” (Garay, 2011: 85). Es claro ciertamente, que su contraparte en el diálogo es la obra de Bartolomé Mitre, Historia de Belgrano, la cual cita profusamente en sus notas.
3. Las correcciones de la Historia paraguaya Lo relevante y novedoso de la propuesta del nobel historiador no fue tanto el objeto de estudio, sino la forma en cómo “reconstruye” la historia, el “nuevo” relato que elabora y cómo, a partir de este proceder metodológico, derriba algunos mitos fundantes de la independencia paraguaya e instaura otros. Pero no siempre su obra fue bien recibida, como se señaló al inicio del trabajo, en la Revista del Instituto Paraguayo de mayo de 1897, dirigida en ese entonces por Eusebio Ayala se había publicado una reseña sin firma en la que se le reconocían “sus preciosos acopios de datos en nuestros archivos” que le permitían “arrojar luz sobre tan oscura época”, pero se le objetaba que “aún quedan por evidenciarse ciertos puntos oscuros, que irán aclarándose mediante el estudio de los documentos que han quedado de aquellos no lejanos tiempos” (Telesca, 2013). 74
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En el tercer Capítulo “Expedición de Belgrano”, Garay demuestra que la intención verdadera del General Belgrano y de la Junta Provisional eran, en realidad, la de conquistar el Paraguay, argumentos que el autor sostiene con fuentes documentales como los Manuscritos del Archivo Nacional (cita 7), un Oficio del 16 de diciembre de 1811 copiado por Mitre en su Historia de Belgrano (cita 8), otro Oficio de la Junta del 24 de enero de 1811 reproducido en la “Descripción de la antigua Provincia del Paraguay” (cita 9), de esta misma obra una carta confidencial del 31 de enero al Presidente de la Junta (cita 10). Y continúa agregando cuatro documentos más del mismo tenor que permiten desvelar los “verdaderos” intereses porteños. En el Capítulo siguiente, “Derrota de Belgrano”, hace referencias al famoso y mal-interpretado “encuentro e intercambio de ideas” entre los militares paraguayos y porteños, que según Garay se realizó cuando se dio la Capitulación luego de la derrota de Belgrano. Presenta el hecho en estos términos: “Consultó Cabañas el caso con Velasco, que le autorizó a otorgársele (la Capitulación), como lo hizo, imponiéndole la cláusula de que al día siguiente se pusiera en marcha; entraron así en relaciones los oficiales paraguayos y argentinos, y éstos aprovecharon la oportunidad para inclinar el ánimo de aquellos en el sentido de una revolución, que privase de todo poder al gobernador, semilla que fue a unirse a la que estaba germinando en el Paraguay” (Garay, 2011: 65). La “influencia revolucionaria” de los porteños y particularmente de Belgrano hacia los paraguayos fue una idea sostenida por el argentino Pedro Somellera a la que Garay se dedica a refutar en toda la obra de diversas maneras y con varias fuentes. La estrategia consistió en demostrar la pre-existencia de las ideas independentistas y libertarias en el corazón del pensamiento y el espíritu paraguayo desde las revueltas comuneras, otra opción podría haber sido negar la existencia del encuentro o el intercambio de ideas, pero el problema aquí era como demostrar con fuentes que esto no haya existido. “Atestigua la historia que las ideas revolucionarias tenían ya abierto camino, y constituían materias de desazones para el gobierno, mucho antes que Belgrano se comunicara con los paraguayos. No se había dado aún ninguna batalla contra los invasores, cuando ya opinaba y sostenía el Dr. Francia en la asamblea del 24 de julio de 1810 “que había caducado el gobierno español”; cuando eran deportados a Borbón algunos patriotas que deseaban implantar en el Paraguay el mismo sistema porque se regía Buenos Aires (...)”. (Garay, 2011: 75-76). De las líneas anteriores se desprende una arista de la concepción de historia de Garay: “la historia atestigua” como si fuera una entidad autónoma. Ésta es Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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concebida y percibida con carácter independiente, el desarrollo histórico tiene dinámica propia, tiene autonomía de sus protagonistas y de sus relatores, la historia se mueve sola y ella es en sí misma. Esta concepción típica del pensamiento histórico europeo del siglo XIX, es lo que comúnmente se identifica como una de las características de la historia moderna, concepción devenida de la filosofía de la historia hegeliana. La concepción moderna de la historia, estudiada entre otros por Reinhart Koselleck, se produce durante los siglos XVIII y XIX en Europa, y rompe con la idea hegemónica de la historia vigente desde la antigüedad que consideraba a esta como “magistra vitae”. La historia moderna surge y da respuestas a una sociedad con una concepción de tiempo lineal en que el pasado es construido desde el horizonte de expectativas que representa el futuro. El tiempo pasa a estar determinado por la historia y no más por las dinastías, esto es la temporalización de la historia, otra característica moderna. La filosofía de la historia como forma de explicar la historia de la humanidad, es otra característica que se articula con la idea de historia como singular colectivo, “sin un sujeto ni un objeto coordenados” (Koselleck, 1993). Desde esta última característica, el historiador brasilero Marcelo Jasmin habla de la autonomía ontológica en su artículo “As armadilhas da história universal”: “La historia existe en sí misma y tiene una dinámica y un movimiento intrínsecos, pese a la conciencia que los seres humanos tengan de eso, sean ellos historiadores o no. Se trata de la autonomización ontológica de la Historia, que se torna una dimensión propia del ser, de modo que no se puede comprender más aquello que, es sino por el conocimiento del proceso que lo constituye. Es la historia en sí misma y no necesariamente la historia narrada” (Jasmin, 2011: 398). Es la historia en sí misma la que atestigua que las ideas revolucionarias paraguayas eran más antiguas que el encuentro con Belgrano, no es Garay el que inventa estas ideas, lo que él hace como historiador es sacar a la luz las verdades que estaban en la Historia y que personajes como Somellera no lo hicieron. “No se me oculta que al sostener que fue obra en gran parte de Francia la revolución del 14 de mayo, lastimo muchas y arraigadas convicciones, para mal de quienes las profesan no tan bien fundamentadas como tenaces; pero si los hechos históricos hubiesen de amoldarse a las preocupaciones por la ignorancia o por la pasión engendradas, no mereciera la historia el dictado de imparcial dispensadora de la justicia, ni fuera posible que llevase a cumplido efecto su misión de otorgar el aplauso injustamente negado o anular el elogio tributado injustamente, y antes fuera sierva de 76
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las prevenciones de la posteridad, que no guía y maestra suya, y no pudiera encauzar sus juicios cuando se descarriasen” (Garay, 2011: 101). La labor que está realizando Garay al reivindicar el “verdadero” papel de Francia y de Belgrano en el proceso independentista, es el de hacer justicia a través de y con la Historia. Él como historiador es el instrumento que viabiliza la acción de la “Historia imparcial en tanto dispensadora de justicia” pese a que muchos de sus contemporáneos no estén de acuerdo. Jasmin explica que una de las formas en que la autonomía ontológica de la historia se reconoce es en la concepción de ésta como jueza última de la verdad, al respecto afirma: “En algunas variaciones de este tema, la historia se puede volver, en su desarrollo inexorable, la jueza última de la verdad o de la validez de todas las proposiciones. Lo justo pasa a ser identificado con lo que está de acuerdo con el futuro (…) Como si la capacidad de juzgar, la Corte, no fuese más responsabilidad del historiador y sí del propio proceso histórico” (Jasmin, 2011: 398). En la cita anterior de Garay queda expresada la relación de la historia con el futuro, la historia es la guía para la posterioridad, es la que indica el camino correcto, el camino de la verdad aunque en ocasiones el hombre sea preso de la vanidad y se corra del camino, pero con el transcurso del tiempo esos errores saldrán a la luz y serán juzgados. Garay escribió su historia desde su horizonte de expectativas. Otra de las correcciones a las que Garay dedica un espacio importante en las citas es a los “verdaderas” cantidades de los miembros de los ejércitos que se encontraron en las batallas de Paraguarí y Tacuary. Los números se habían inflado para el ejército paraguayo y achicado para el ejército porteño, quien había hecho esto había sido también un testigo ocular, un protagonista de los hechos, el propio Belgrano. Nuevamente Garay desenmascara las mentiras de un testigo considerado como “autoridad”, como con Somellera. “Rindiendo parias a su amor propio, Belgrano a la vez de exagerar extraordinariamente el efectivo del ejército contrario, sisó no poco el suyo para hacer más notable su heroísmo” (Garay, 2011, cita 51). De la misma forma que en el ejemplo anterior, Garay desenmascara la mentira con varias fuentes: primero nombra la Memoria Belgrano citada por Mitre y por la “Descripción de la Antigua Provincia del Paraguay” para mostrar los números exagerados, se refiere también a Somellera en el “Ensayo Histórico de Rengger” pero le quita veracidad al definirlo como “compatriota de Belgrano, y según confesión propia, culpable de una ignominiosa traición cometida contra Velasco” (Garay, 2011, cita 51). Luego nombra a los que le merecen más crédito como la Memoria de Velasco y la Memoria del P. Arboleya publicadas Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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también en la “Descripción de la Antigua...”, a Demersay “Histoire physique, économique et politique du Paraguay”, a Famin “Provinces Unies del Rio de la Plata: Buenos Aires, Paraguay, Uruguay”, a Rengger et Longchamp “Essai historique sur la...”. Pero de entre de todas estas aclara “y es de advertir que cuanto dice Velasco merece mucho respeto, porque huye de toda exageración: su palabra es la de una persona honrada exenta de vanidad” (Garay, 2011, cita 51). Destacamos estas palabras porque pueden ser vistas como una advertencia de alerta con el cuidado del uso de las memorias de los testigos-protagonistas de los hechos como fuentes. Éstos suelen ser víctimas de la vanidad y de su amor propio, lo que repercute negativamente en la versión que dan de lo ocurrido, problema que Velasco no tiene. Por otro lado se observa la estrategia de selección y crítica de fuentes válidas e inválidas basada en un criterio de orden personalista como los argumentos que expresa a favor de Velasco como contra Somellera, esto conduce al interrogante sobre la objetividad de Garay en tanto historiador en el proceder metodológico que en una mirada inicial sustenta la validez de su producción historiográfica por sobre la de muchos de sus contemporáneos. En el Capítulo IV es necesario, nuevamente, aclarar algunos detalles y el mismo Garay expresa: “No quiero insistir en rectificar absurdas exageraciones; pero he de reproducir una opinión que, por venir de quien viene, merece entero crédito cuando no es contraria al Paraguay. Aludo a Washburn, quien dice de la acción de Paraguarí [En la Revista Paraguaya]: “Esta batalla era importante, como que afectaba el porvenir de Paraguay; pero cuando consideramos la pequeña cantidad de muertos y heridos, parece un cosa muy insignificante y les hace muy poco favor a los invasores. (...)”” (Garay, 2011: 60, cita 8). En el Capítulo V “La génesis revolucionaria” se dedica a corregir, también en las notas a pie de página, “la verdadera jerarquía militar de [D. Fulgencio] Yegros a quien comúnmente se cree general; pero el grado más alto al que llegó fue el de Brigadier, con que a la par de Francia, le agració el 12 de octubre de 1813, el Congreso inaugurado el 30 de septiembre al nombrarle cónsul” (Garay, 2011: 70, cita 4). Para mayores referencias el joven historiador sugiere la consulta de su primera obra el “Compendio elemental de la Historia del Paraguay”, publicado en diciembre de 1896. A continuación se copia todo el párrafo de la nota al pie en el que esclarece cuál fue el proceso inferencial que realizó para aseverar el grado militar de Yegros y de este modo ir derribando mitos e instalar la “verdad” de los hechos:
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“Ya queda dicho que en septiembre de 1810 Yegros era un simple teniente. Después de Paraguarí le hallamos de capitán, y de teniente coronel en las actas del Congreso del 17 de Junio de 1811. Lo que falta es saber si este grado lo obtuvo en una sola vez por los méritos hechos en Tacuary, o si fue precedido del ascenso a comandante. Lo primero es inverosímil, porque importaría haber saltado un punto del escalafón, y ni consta que Yegros se distinguiera particularmente en la última batalla, ni parece creíble que Velasco, que escatimó las recompensas al extremo de no premiar los servicios del jefe que la dirigió, Cabañas, ni de muchos otros meretísimos oficiales, se mostrará con Yegros tan injustificadamente pródigo (por muy fervoroso realista que fuese), a trueque de suscitar descontentos, más peligrosos entonces que nunca. Estas consideraciones reforzadas por la partida que sigue, tomada del Libro Mayor varias veces citado, constituyen una casi prueba completa en favor de la segunda hipótesis: Abril 6: Importe de los víveres que han comprado y remitido al Pueblo de Itapúa para gasto y consumo de la tropa que se allá en aquel destino al mando del Comandante en Xefe Don Fulgencio Yegros y gente de marina situada en la misma altura sobre el río Paraná…” (Garay, 2011: 70, cita 4). En esta larga cita se observa el proceder investigativo de Garay, detallista y exquisito buscador de inexactitudes que el historiador debe corregirlas. Este mismo proceder se repite en el Capítulo VII sobre el Presbítero Francisco Javier Bogarín (Garay, 2011, cita 13). Retomando el ejemplo de Yegros, quien era considerado por los contemporáneos de Garay como un prócer y héroe de la independencia nacional, el joven historiador insiste en la importancia de historiar la verdad de los hechos por más antipatrióticos que estos parezcan: “Muchos creyendo acaso un crimen de lesa patria afear ciertas figuras que la leyenda ha embellecido como no fue nunca el original, sostienen a pie juntillas que lo del porteñismo de Yegros es calumniosa invención de algún escritor modernísimo, que la habría cometido no concibo con qué objeto. Yo, que tengo de la historia tan alto concepto que antes rompería mi pluma que incurrir deliberadamente en falsedad, deploro no poder pintar a Yegros tan grande como muchos le quieren, pero me inclino ante la verdad y la escribo, porque si es malo achacar faltas que no existen, es también muy malo ocultar las que se conocieron y convertirse en cómplice de inmerecidas apoteosis. Y de que Yegros fue partidario decidido de Buenos Aires, aunque por fortuna incapaz de hacer prevalecer su Consejo, no me cabe duda, por las razones que siguen (…)” (Garay, 2011: 86, cita 25). Se puede interpretar que Garay no sólo crítica a los testigos oculares que escribieron nublados por la vanidad y el egoísmo desmedido, sino que también Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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hace un llamamiento a los intelectuales posteriores que utilizaron estas fuentes como autoridad indiscutida y a sus contemporáneos, la historia ya no se puede escribir de esa forma, “salpicando” el texto con referencias de los protagonistas y de otros contemporáneos, eso no revela un trabajo histórico serio, hacer historia no es solo usar fuentes, sino también implica preguntarse cuál de los autores, usados como fuentes, posee información “verdadera” y original. Así, su llamamiento es sobre el uso de fuentes, previa a una crítica seria, es en estos términos que la historia Paraguaya debe ser escrita. En las varias citas realizadas se vislumbra la percepción de verdad histórica del autor. Esta existe y el historiador debe descubrirla en las fuentes lo que supondría en principio un trabajo muy simple, pero esto no es así, incluso para el propio Garay. Además de hacer una crítica rigurosa a la veracidad de la propia fuente, el historiador debe acallar sus percepciones para dejar que éstas hablen, en palabras del propio Garay: “Preciso es que la verdad resplandezca por encima de todas las cosas, y no es el menor sacrificio exigido al historiador éste de hacer tabla rasa de la nociones adquiridas sobre los personajes y los sucesos en que se ocupe, despojarse de toda idea preconcebida, para que más desembarazadamente perciba la luz que brota de los documentos y otras fuentes y de una crítica desapasionada y sana” (Garay, 2011: 101). La verdad está contenida en las fuentes y es descubierta por el historiador, por ello una historia verdadera solo puede ser realizada con fuentes. Esta articulación necesaria y determinante entre la verdad y el uso de las fuentes es uno de los aportes más sustantivos de Garay al quehacer historiográfico paraguayo. Leopold von Ranke también se refería a la necesidad de que el historiador se atenga a la verdad y escriba a partir de los documentos auténticos, en el Prólogo de la “Historia de Alemania en la época de la Reforma”, de 1839, comentaba: “Y así me he decidido a acometer sin más largas vacilaciones, audazmente, la elaboración de esta obra, persuadido de que, con tal de que se investigue con un poco de amplitud los auténticos monumentos, y de que el investigador proceda en su trabajo animado por un espíritu serio y apegado a la verdad, podrán los descubrimientos posteriores, tal vez precisar o esclarecer el detalle de la obra realizada, pero sin alterar en los fundamental los puntos de vista en ella expuestos. Pues la verdad solo puede ser una” (Ranke, 1960: 136). Emulando al proceder investigativo de Garay demostramos la modernidad de la historiografía del paraguayo, haciendo puentes con Ranke en tanto representante indiscutido de la historia moderna europea. Se sabe que Garay 80
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Bárbara Gómez
publicó su obra en España, pero suponemos que fue escrita inicialmente en Asunción, dicha aseveración se basa en las fuentes que utiliza.
4. Reflexiones finales “Creo que pronto llegará el día en que la historia moderna se escriba, tomando como base, no los informes de los historiadores, ni siquiera de los contemporáneos de los hechos historiados, a menos que relaten lo vivido por ellos, y mucho menos de los compuestos de segunda o tercera mano, sino a base de las relaciones de los testigos oculares y de los documentos más auténticos y directos” (Ranke, 1960: 136). Es importante esclarecer que hemos hecho una serie de referencias al pensamiento histórico de Ranke en tanto representante de una de las tradiciones historiográficas modernas que caracterizó el siglo XIX europeo. La concepción de historia de Ranke es mucho más que el uso de fuentes y la existencia de la verdad, su idea de historia es una teleología sin telos, al decir de Frederich Meinecke, en la que la Providencia, las fuerzas espirituales y las ideas directrices de una época comparten el protagonismo de los sucesos históricos con los estados y con quienes los gobiernan. Por ello, en esta primera instancia de la investigación, afirmar que Garay es rankeano porque tiene una preocupación especial por el uso de fuentes es apresurado, no obstante queremos ir trazando un mapa de “influencias” europeas conjuntamente a un mapa rioplatense tal cual lo señala Sanson Corbo en su obra Desde Petrópolis. Según el historiador uruguayo, la influencia vendría desde Brasil mediada por la obra del argentino Bartolomé Mitre a quien cita copiosamente. Sumada a esta concepción metodológica de elaboración de la historia, Garay mira la historia desde el prisma de un Paraguay como Estado-nación de posguerra que todavía lucha con otros Estados-nación para mantener su independencia y autonomía. Es en esa clave que debe comprenderse que hable en varias ocasiones de los argentinos y no de las Provincias Unidas del Río de la Plata, como si en ese periodo la nación argentina ya estuviera formada y no era más que una sumatoria de provincias unidas que no se concebían como unidad. Garay fue un acérrimo defensor del uso de fuentes para la elaboración de la historia siempre y cuando se haya realizado una crítica seria a las mismas. Consideraba que el historiador era el vehículo por el que se debían expresar las fuentes y contar cómo habían sucedido los hechos, en este sentido acallar las percepciones del historiador en tanto sujeto histórico para que las fuentes Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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puedan hablar por sí mismas, era una acción fundamental. Como hemos referido este ejercicio intelectual no era fácil de lograr ni de practicar, las necesidades del presente se apoderaban del historiador, la concepción de la función social de la historia y de la sujeción de esta a los intereses mayores de la patria, eran un común denominador a todos los historiadores incluso al propio Garay. Uno de los ejemplos de la dificultad de este ejercicio se evidencia entre lo que dicen las fuentes que sucedió en el Congreso del 17 de junio de 1811 y lo que Garay esperaba que dijeran. Las contradicciones entre un relato histórico concebido desde la perspectiva del Estado-nación consolidado y la dinámica propia y compleja del proceso de construcción de la independencia de las colonias salían a la luz. Entonces, por un lado las fuentes aseveran que el 17 de junio de 1811 se reunió el Congreso y sesionó la Asamblea presidida por los miembros del gobierno: el Dr. Francia y el peninsular pero “amantísimo” de la causa paraguaya Zeballos; también refieren que estos afirmaban que las deliberaciones debían ser libres y francas “de tal conformidad que todos y cada uno de los que en esta respetable asamblea deben considerarse en la más plena, perfecta y absoluta libertad de explicar, declarar y manifestar francamente sus pensamientos, sus conceptos y sus votos” (Garay, 2011: 94-95). Pero por otro afirman que los miembros del gobierno juraron expresa fidelidad al rey cautivo don Fernando VII. Esto representa una contradicción grave en el relato del espíritu independentista paraguayo y en la primigenia oposición de Francia de depender de cualquier gobierno que no sea el del propio Paraguay. Explica Garay: “Pero sea por el influjo del Vocal Zeballos, español, aunque amantísimo de la provincia, sea porque Francia no se viera todavía con poder bastante para declarar abiertamente su patriótico propósito de sustraer al Paraguay de toda ajena dominación, y tratara de contemporizar, mientras lo adquiría, con el partido español, que conservaba aún fuerza bastante a colocar en serios conflictos al nuevo Gobierno, es lo cierto que ambos vocales hacían profesión expresa de su fidelidad al Rey cautivo (...)” (Garay, 2011: 95). Garay tenía la opción de omitir esta contradicción del relato, pero el deber de la verdad habló más fuerte, por lo menos en esta ocasión. La historiadora argentina Liliana Brezzo plantea un interrogante en el marco de la discusión de Báez y O’Leary que vale la pena aplicarlo también a Garay: “¿Hasta qué punto debe influir el amor por la propia nación en el ejercicio de la historia? ¿Deben los historiadores analizar el hecho histórico partiendo de unos presupuestos nacionales? ¿Tiene el historiador una especial responsabilidad en la formación y la consolidación de la nación, de una patria, de 82
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un país?” (Brezzo, 2011: 64). Se ha afirmado que el amor por su nación permeó la producción completa de la obra de Garay y se ha mostrado cómo analizó los hechos históricos partiendo de presupuestos nacionales. En su caso, todos estos aspectos no afectaron la calidad de su producción, por lo menos no en esta obra. El uso y el análisis exhaustivo del tipo y la calidad de las fuentes para reconstruir el relato independentista equilibran la balanza. Sobre el último interrogante propuesto por Brezzo respondemos afirmativamente por el accionar del propio Garay, éste estaba convencido que la función de la historia era determinante para el proceso de formación y consolidación del Estado-nación, lo que en su concepción no conllevaría a hacer una historia carente de verdad. El problema surge cuando aparecen las contradicciones entre el bien mayor representado por los intereses del Estado-nación, y la necesidad de consolidar la identidad política de una nación devastada por una guerra fratricida y las versiones que expresan las fuentes, que como se observó, pueden ser resultado de la vanidad y el egoísmo. Pese a que en una primera lectura se interprete que Garay parte de las fuentes para reconstruir la historia de la nación, afirmamos que parte de una concepción de Estado-nación y desde ahí interpreta y lee las fuentes a partir de las cuales reconstruye la historia de la nación.
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BIBLIB: 0251-2483 (2015), 87-116
LA AYUDA ARGENTINA AL PARAGUAY DURANTE LA GUERRA DEL CHACO
THE ARGENTINE AID TO PARAGUAY DURING THE CHACO WAR Enviado: 13/06/2016 Aceptado: 20/10/2016
Maximiliano Zuccarino1
Resumen El presente artículo se propone dar cuenta de la ayuda -moral y materialbrindada por la sociedad y el Gobierno argentinos al Paraguay durante la Guerra del Chaco con Bolivia (1932-1935), a partir de analizar, entre otras cosas, la correspondencia cursada entre el ministro del Paraguay en Argentina, Vicente Rivarola, con las autoridades de Asunción y el intercambio epistolar y telegráfico entre la Cancillería argentina y sus representantes en la capital paraguaya, permitiendo concluir que la misma se efectivizó a través de múltiples y diversos canales en procura de satisfacer intereses económicos argentinos -públicos y privados-, como así también atendiendo a consideraciones de índole geográfico-estratégica y político-militar.
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Licenciado en Relaciones Internacionales y Doctor en Historia egresado de la Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNCPBA), Argentina. Miembro de la Planta Estable del Centro de Estudios Interdisciplinarios en Problemáticas Internacionales y Locales (CEIPIL), UNCPBA-Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires (CICPBA). Becario posdoctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). El presente artículo es producto de la investigación resultante del trabajo de Tesis Doctoral “La posición de la Argentina ante la Guerra del Chaco (1932-1935). Variables internas y externas como condicionantes de la política exterior”, defendida el 18 de marzo de 2016. Contacto: maximilianozuccarino@yahoo.com Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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La ayuda Argentina al Paraguay durante la Guerra del Chaco
Palabras clave Guerra del Chaco; política exterior argentina; relación argentino/paraguaya; década de 1930.
Abstract This article aims to account for the moral and material support provided by Argentine society and Government to Paraguay during the Chaco War against Bolivia (1932-1935), from analyzing, among other things, the correspondence between the Paraguayan minister in Argentina, Vicente Rivarola, with the authorities of Asuncion and the epistolary and telegraphic exchange between the Argentine Ministry of Foreign Affairs and their representatives in the Paraguayan capital, leading to conclude that it was put into effect through multiple and various channels in an attempt to satisfy both public and private Argentine economic interests, as well as geographic-strategic and political-military issues.
Keywords Chaco War; argentine foreign policy; argentine/paraguayan relationship; 1930’s.
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1. Presentación “Desde mis primeros pasos en el desempeño de la representación diplomática en la Argentina (…) jamás hallé en el gobierno, y sus funcionarios, desde los más encumbrados hasta los más sencillos, en la prensa, en la sociedad, en los centros de cultura, en el pueblo, en fin, argentinos, sino pruebas inequívocas y renovadas de la buena disposición para el Paraguay, y no haber escuchado de labios de argentinos sino palabras francas y sinceras, espontáneas de cordial afecto y simpatía para él. Todo lo cual llévame a afirmar esto que frecuentemente habrá de tener su confirmación en el curso de mis narraciones: la amistad entre la Argentina y el Paraguay, la hermandad entre las dos patrias y los dos pueblos, son una realidad viviente, espiritual y sentimental, libre de recelos y prejuicios, y una necesidad moral y material de recíproca utilidad y conveniencia, que no podrán destruir, ni siquiera perjudicar, las pocas personas atosigadas por odios ancestrales y preconceptos infundados que aún pudieran existir en uno y otro país” (Vicente Rivarola, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario paraguayo en la Argentina (1932-1936), en Rivarola Coello, 1982, 49). “No obstante las melosas palabras que de tarde en tarde suelen gastar conmigo el canciller y el presidente, no he titubeado ni un momento en mi convicción, la que cada día ha venido afirmándose en el reconocimiento de una voluntad firme y decidida del gobierno argentino de hostilizar a Bolivia y favorecer al Paraguay. Es no sólo burlesca, sino irritante esta conducta del canciller que degenera en burla cruel para nuestra patria” (Julio A. Gutiérrez, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario boliviano en la Argentina (1933-1934), en Querejazu Calvo, 1965, 173). “Mientras el Paraguay gozaba de libertad absoluta para hacer lo que quisiese en territorio argentino, a Bolivia se le cerraba todo camino de entendimiento amistoso. Nuestros representantes parecían huéspedes incómodos en casa de gentes que quieren divertirse en una intimidad licenciosa. Cuanta reclamación se presentaba, recibía de la Cancillería promesas que nunca tuvieron cumplimiento” (Coronel Rogelio Ayala Moreira, excombatiente boliviano en el Chaco, 1959, 358). “Tengo el honor de decirle, que su política con relación a la Guerra del Chaco es absolutamente equivocada (…) Bolivia ha tenido razón en desconfiar desde el primer momento de una política marginal que no brilló por su ecuanimidad ni por su transparencia. Más que Paraguay y Bolivia, la equivocada política argentina es la que ha tenido la culpa de la guerra. Porque nosotros ¡y ningún país más que nosotros! pudimos conjurarla con Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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el simple expediente de la cordialidad pareja, sin enojosas prerrogativas para nadie, ni falsos mirajes, ni prevenciones, ni suspicacias sobre lo porvenir (…) La historia, no lo dude señor Ministro, ha de pedirnos cuenta de este desacierto” (Carta abierta del escritor y periodista argentino Wenceslao Jaime Molins al Canciller Carlos Saavedra Lamas, s/d, en Ayala Moreira, 1959, 371).
2. Vicente Rivarola y sus contactos en el Gobierno argentino Como se desprende de los extractos anteriores, surgidos de la pluma de actores directa o indirectamente vinculados a la Guerra del Chaco que enfrentó a bolivianos y paraguayos por la posesión del Chaco Boreal, la posición de la Argentina -pueblo y gobierno- ante el conflicto se caracterizó por un apoyo apenas encubierto al Paraguay durante los tres años de acciones bélicas (19321935) y buena parte del tiempo que duraron las negociaciones de paz (19351939), lo cual constituyó una política de Estado tendiente a satisfacer intereses geoestratégicos, militares y político-económicos, tanto del país, como de las clases dirigentes y económicamente dominantes. No obstante, no son objeto central de estudio del presente artículo los intereses en juego ni las motivaciones que determinaron ese accionar por parte de la sociedad y el Gobierno argentinos, sino que el mismo, sin dejar de lado las cuestiones mencionadas, se centra tanto en la constatación de ese apoyo como en las distintas vías y actores a través de los cuales éste se materializó. En este sentido, cabe comenzar señalando que, dentro de quienes ejercían el poder político en la Argentina, era nítida la diferencia de visiones entre los que provenían del ámbito militar, como el Presidente -General Agustín P. Justo- y el Ministro de Guerra Manuel Rodríguez, y aquellos surgidos de la sociedad civil, como el Canciller Carlos Saavedra Lamas2. Esto no impediría, sin embargo, que todos ellos coincidieran en la necesidad de evitar una derrota paraguaya brindándole ayuda; en todo caso, en lo que diferían era en cómo 2
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Según los relatos del representante paraguayo en Buenos Aires, Vicente Rivarola, durante los primeros meses de la Guerra del Chaco el Canciller argentino ignoraba que, a través de los ministerios de Guerra y Marina, se estaba proveyendo de material bélico a Paraguay, comprometiendo la neutralidad argentina en el conflicto, la cual era indispensable aparentar para llevar a buen término las negociaciones pacificadoras que el propio Saavedra Lamas promovía. Ello motivó enfrentamientos en el seno del gabinete nacional argentino, como el de marzo de 1934, en el cual Rivarola intervino buscando indisponer al ministro Rodríguez contra el Canciller, a sabiendas de su influencia sobre el Presidente, “un poco con la esperanza de provocar el retiro del gabinete del doctor Saavedra Lamas, que yo conceptúo pueda ser beneficioso para nuestras gestiones diplomáticas” (Carta de Vicente Rivarola al Presidente paraguayo Eusebio Ayala, Buenos Aires, 30/03/1934, en Rivarola Coello, 1982, 235-236). Sin embargo, tras la intervención de Justo, el asunto se zanjó sin ulteriores consecuencias. Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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alcanzar ese objetivo y qué vía era la más apropiada para conseguirlo. Esto se ve refrendado por las palabras del Teniente General Agustín A. Lanusse, sobrino de Justo y Oficial subalterno del Ejército durante su gobierno, quien afirma que no recuerda que hubieran disidencias respecto al apoyo al Paraguay en la Guerra del Chaco entre Justo y Saavedra Lamas, sino a lo sumo matices (Fraga, 1991). Una prueba de esta concordancia está en las palabras del ministro paraguayo acreditado en Buenos Aires, Vicente Rivarola, quien, en carta a su Presidente, le hacía saber: “La Cancillería argentina es nuestra aliada, la única en nuestras actividades diplomáticas alrededor de la guerra injusta que nos hace Bolivia, amén de serlo todo el Gobierno en nuestras otras actividades. Y llegará el momento en que deba saberlo nuestro país entero y de comprometer por ello nuestra gratitud para siempre” (Carta de Vicente Rivarola a Eusebio Ayala, Buenos Aires, 02/12/1933, en Rivarola Coello, 1982). Ahora bien, existen diversos motivos por los cuales, durante mucho tiempo, se ocultó esta ayuda proporcionada, entre los cuales cabe destacar el obligado silencio a que se llamaron, en el momento de los hechos, los principales actores implicados (Ayala, Rivarola, Justo, Rodríguez, Saavedra Lamas) para no comprometer la declaración de neutralidad por parte de la Argentina ante la guerra3; y la posterior actitud de los sectores dirigentes paraguayos probrasileños que -especialmente a partir de la muerte de quien fuera Comandante en Jefe del Ejército paraguayo y posterior Presidente de la Nación, Mariscal José F. Estigarribia, y la hegemonía de los gobiernos colorados-, optaron por silenciar la difusión de las importantes contribuciones argentinas al esfuerzo bélico paraguayo (Velilla de Arréllaga, 1984). Entre los actores mencionados, un papel destacado le correspondería al Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario del Paraguay en la Argentina, Vicente Rivarola, quien jugó un rol trascendental en la consecución y efectivización de la ayuda durante la guerra. Apenas iniciada su misión en Buenos Aires, Rivarola se dedicó a cultivar la amistad de los principales funcionarios del Gobierno argentino, al igual que en las más altas esferas diplomáticas, militares y sociales. Como profesional, estaba vinculado al estudio jurídico del Dr. Ricardo Aldao, que en Asunción actuaba por medio de la firma Aldao, Rivarola y Del Valle; además, era miembro de la Junta Consultiva de Abogados Ferroviarios de la República Argentina, en su carácter de representante del Ferrocarril Central del Paraguay; mientras que como periodista 3
Con esa intención, el Presidente paraguayo sostuvo en su mensaje al Congreso de abril de 1935 que “no poseemos ninguna varita mágica; las ayudas exteriores que mentan los adversarios no han existido ni existen en forma alguna. Económica y militarmente, la guerra es sostenida por el brazo paraguayo” (Velilla de Arréllaga, 1984, 84). Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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frecuentó a los directores y redactores de los principales periódicos porteños. Asimismo, durante la segunda Presidencia de Hipólito Yrigoyen (1928-1930), había cultivado la amistad del Canciller Horacio Oyhanarte y del Ministro de Agricultura Juan Fleytas, y tras la llegada del General José F. Uriburu al poder se relacionaría con su Ministro del Interior, Matías Sánchez Sorondo, a través de los “almuerzos de los jueves” en el Jockey Club. Finalmente, su situación no podría ser mejor cuando asumió la Primera Magistratura Agustín P. Justo, al que ya estaba vinculado por lazos de amistad desde tiempo atrás (Rivarola Coello, 1982). De esta manera, y pese a los intentos de ocultamiento, Justo y los demás miembros de su gabinete apoyarían la causa paraguaya. Según palabras dirigidas por el Ministro de Agricultura Antonio de Tomaso a Rivarola, la opinión unánime del gobierno era franca y decididamente favorable al Paraguay, sobre todo la de los ministros militares que eran “más paraguayistas que los mismos paraguayos” (Carta de Vicente Rivarola a Eusebio Ayala, Buenos Aires, 14/08/1932, en Rivarola Coello, 1982). En cuanto a Justo, al entrevistarse con Rivarola y manifestarle éste su inquietud por la guerra y las posibilidades de aprovisionamiento paraguayo, le contestó: “puede estar tranquilo, ministro, su país no saldrá disminuido de esta lucha. Ya recibirá mis indicaciones el ministro de Guerra, con quien puede Ud. conversar”. El cumplimiento de esta promesa y la ayuda efectiva prestada por su gobierno durante la Guerra del Chaco, llevarían a Rivarola a afirmar que Justo “es el más grande y noble amigo que el Paraguay ha podido tener y tiene en la Argentina” (Cartas de Vicente Rivarola a Eusebio Ayala, Buenos Aires, 30/07/1932 y 01/08/1933, en Rivarola Coello, 1982); mientras que en igual sentido se manifestaba José F. Estigarribia, quien en carta al Presidente argentino, fechada el 6 de febrero de 1934, le manifestaba: “El Pueblo y el Ejército de mi patria nunca olvidarán la buena voluntad, con que siempre contó, del Pueblo Argentino y de su ilustre Presidente en esta hora difícil de su historia. Las afinidades espirituales de nuestros pueblos tuvieron un digno intérprete en la persona del gran Presidente Argentino” (Carta de José F. Estigarribia a Agustín P. Justo, Cuartel General, 06/02/1934, en Mayo y García Molina, 1987).
3. El apoyo moral de la prensa y la opinión pública argentinas Igual posición que la del gobierno era la que predominaba en la mayor parte de la prensa argentina: La Razón, La Nación, La Prensa, Crítica, Tribuna Libre y Noticias Gráficas, todos estos periódicos fueron visitados por Rivarola, quien se aseguró su apoyo a la causa paraguaya y hasta alguno de ellos, como Crítica, le ofrecieron poner a disposición incondicionalmente sus columnas 92
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para artículos por él escritos (Carta de Vicente Rivarola a Eusebio Ayala, Buenos Aires, 30/07/1932, en Rivarola Coello, 1982). Tan ostensible fue esta toma de partido que la Legación de Bolivia en Buenos Aires denunció que, tras la reacción boliviana de Toledo a Boquerón “la prensa argentina llegó al paroxismo en nuestra contra. Nuestros esclarecimientos y comunicaciones iban al canasto. Los comentarios y telegramas de Asunción tenían acogida como en su casa. Para nosotros estaba cerrada toda defensa” (Ayala Moreira, 1959). En efecto, fue tal y como lo denunciaban las autoridades bolivianas. En cuanto a La Razón, uno de sus directores, el Dr. Ángel Sojo, puso a disposición de Rivarola sus páginas para la defensa del Paraguay (Peña Villamil, 1994). Mientras tanto, el corresponsal enviado por este periódico a la guerra, Manuel María Oliver, era presentado y encomendado a Estigarribia por el Presidente paraguayo, quien lo referenció como amigo personal y “buen amigo del Paraguay”, que “ha escrito correspondencias que dicen mucho de su gran espíritu de justicia y de reconocimiento de la causa de nuestro país (…) y se propone escribir un libro, que será probablemente el primero acerca de la guerra del Chaco”4. En dicho libro, en el cual editó sus crónicas de guerra, Oliver afirma: “En mi calidad de argentino, acerqué el corazón de mi patria al corazón paraguayo (…) en una guerra en que le asiste el Derecho y la Justicia (…). Dedico este libro a los periodistas, políticos, etc., que en Bolivia me han zaherido y me zahieren con furia desatinada. En mis páginas hallarán un espejo sincero de su tragedia, que ese país provocó en son de conquista. El espejo no les dirá otra cosa que su propia culpa al llevar sangre y dolor a una tierra virgen y desierta” (Oliver, 1935). Evidentemente, las simpatías y el apoyo moral de La Razón estaban con el Paraguay. En cuanto a los otros medios de prensa referenciados, del intercambio epistolar de Rivarola con su Presidente se deduce su apoyo incondicional. En el caso de La Nación, los artículos sobre la Guerra del Chaco corrían por cuenta de Luis Podestá Costa, asesor jurídico de la Cancillería argentina que, a comienzos de 1935, sería enviado en misión confidencial a Asunción para asesorar al Gobierno paraguayo, lo que lo convertía, en palabras del citado diplomático, en un hombre “decididamente bien dispuesto a nuestro favor” (Carta de Vicente Rivarola a Eusebio Ayala, Buenos Aires, 01/09/1932, en Rivarola Coello, 1982). Asimismo, uno de los miembros de la redacción de ese periódico, el publicista y periodista Alberto Gerchunoff, le hizo saber a Rivarola que tenía el convencimiento de que Bolivia había provocado deliberadamente la guerra mientras Paraguay tendía a una solución jurídica del pleito. “Por esas razones 4
En efecto, Oliver, vestido de uniforme paraguayo, fue el primer relator in situ de la historia del conflicto. Por su desempeño, Paraguay le otorgó la Cruz de Defensor del Chaco, siendo el único civil en ostentar tal condecoración militar recibida en plena guerra (Casal de Lizarazu, 2002, 77). Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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-concluía Gerchunoff-, creo yo debemos dar nuestra simpatía y nuestra solidaridad moral a los hombres del Paraguay” (Casal de Lizarazu, 2002). En consecuencia, el 2 de agosto de 1932, el mencionado periódico publicaba un editorial en el que cuestionaba la conducta boliviana, mientras que, según Rivarola, “La Prensa lo hará de un momento a otro”. En relación a este medio afirmaba el ministro paraguayo haber conversado con su director, Alberto Gainza Paz, quien le había referido que rechazó, sin leerlo, un artículo enviado por el representante boliviano en Buenos Aires, Daniel Sánchez Bustamante (Carta de Vicente Rivarola a Eusebio Ayala, Buenos Aires, 02/08/1932, en Rivarola Coello, 1982). Sin embargo, días después aparecería en las páginas de ese matutino un editorial en que se criticaba la negativa del Paraguay a aceptar las condiciones de una tregua ofrecida por la Comisión de Neutrales de Washington, a la sazón mediadora ocasional en el conflicto boliviano-paraguayo. En consecuencia, Rivarola se presentó en las instalaciones del periódico y dialogó con su redactor jefe Luque, quien le explicó que ese artículo había sido publicado para desvanecer las dudas bolivianas sobre la parcialidad de La Prensa en favor del Paraguay (Carta de Vicente Rivarola a Eusebio Ayala, Buenos Aires, 03/09/1932, en Rivarola Coello, 1982). Simultáneamente a esta campaña proparaguaya emprendida por los medios de prensa nacionales, el fervor popular, seguramente influenciado por aquella, se manifestaba también en ese sentido. En este contexto es que se enmarca la constitución, el 30 de julio de 1932, del Comité Paraguayo de Buenos Aires, a invitación del ministro Rivarola5, que significó el punto de partida de una gran movilización, especialmente en la Capital Federal, a favor de la causa nacional paraguaya. Prueba de ello fue un concurrido mitin realizado dos días después en el teatro Marconi, en el cual hablaron los legisladores socialistas Alfredo Palacios y Enrique Dickmann, quienes condenaron la guerra, incluyendo severos juicios hacia Bolivia. El público presente los ovacionó, adhiriendo a sus discursos y vivando al Paraguay (Casal de Lizarazu, 2002). Este tipo de 5
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La actividad de propaganda desplegada por el ministro paraguayo en aquellos días fue febril, abarcando todas las esferas, como lo prueba un episodio acaecido en el club El Signo, donde el Encargado de Negocios de Bolivia, Eduardo Anze Matienzo, ofreció una comida a fin de estrechar los vínculos boliviano-argentinos. Para ese entonces, Rivarola ya había apalabrado a muchos de los invitados para que firmasen una adhesión a la causa paraguaya, por lo que “muchos de los firmantes de la adhesión fueron comensales del doctor Anze Matienzo”. Se establecía así una pugna por ganar la buena voluntad de la sociedad argentina; para ello eran necesarios fondos, que eran solicitados por Rivarola a su Presidente: “Necesito que se le asigne a la Legación alguna suma, por pequeña que sea, para gastos de propaganda (…). Lo menos que podemos hacer, es tener algunas atenciones con nuestros amigos. (…) La amistad y la simpatía desinteresadas y todo, hay que cultivarlas” (Carta de Vicente Rivarola a Eusebio Ayala, Buenos Aires, 16/11/1932, en Rivarola Coello, 1982, 131). Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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manifestaciones llevarían a Rivarola a afirmar, en carta a su Presidente, que “es efectivamente admirable la espontaneidad y entusiasmo con que este pueblo, al parecer frío e indiferente, se ha solidarizado y se solidariza con la causa paraguaya. (…) Su sociedad sigue con cariño el desarrollo de los acontecimientos, gozando con nuestros triunfos, como si fueran propios, y su clase humilde siente el orgullo del heroísmo de nuestros soldados (…). Jamás ningún país habráse visto más huérfano de opinión como Bolivia en la actual contienda (Carta de Vicente Rivarola a Eusebio Ayala, Buenos Aires, 18/11/1931, en Rivarola Coello, 1982). En cuanto a las tareas del flamante comité, se destacaron el envío de grandes cantidades de elementos de todo tipo a Asunción, giros de dinero obtenidos gracias a las donaciones de la banca, el comercio y la sociedad porteñas; y la realización de reuniones culturales en forma de transmisiones radiales y conferencias ilustrativas sobre los derechos paraguayos sobre el Chaco; esta actuación le valió al Comité Paraguayo la obtención de la personería jurídica otorgada por el Gobierno Nacional argentino. En relación a las donaciones y envíos por parte de este último, cabe señalar la labor del Departamento Nacional de Higiene a cargo del Dr. Enrique Sussini, expresidente de la Cámara de Diputados, quien ante la solicitud del Ministro de Guerra paraguayo, poco tiempo después del combate de Boquerón, envió 200 ampollas de suero antitetánico y mil de suero antigangrenoso, suministros que continuaron durante el transcurso de la contienda. Al término de la misma, el mencionado departamento había provisto al Paraguay por un total de 400 mil pesos, los cuales fueron aportados por distintos benefactores (Casal de Lizarazu, 2002).
4. La ayuda Argentina a Paraguay en el plano militar en los meses previos a la Guerra Pasando a un análisis de la ayuda de índole militar prestada por la Argentina al Paraguay, ésta encontró múltiples y muy diversos canales de efectivización y venía siendo deliberadamente planificada. Ya en marzo de 1931, el ministro Rivarola se dirigía al Gobierno argentino solicitando se permitiese el ingreso, vía río de la Plata-Paraná, de los cañoneros Paraguay y Humaitá, procedentes de Génova con destino Asunción, así como el desembarco en Buenos Aires de los jefes, oficiales y tripulación a bordo; siendo la autorización inmediatamente concedida (Carta de Vicente Rivarola al Canciller argentino Ernesto Bosch, Buenos Aires, 30/03/1931; y Carta del Subsecretario de Relaciones Exteriores argentino, Adolfo Bioy, a Vicente Rivarola, Buenos Aires, 31/03/1931, en Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la República Argentina (AMREC), División de política, Paraguay y otros, 1931). Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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Cabe señalar que la vigilancia e inspección de todas las piezas que constituían el armamento de los buques mencionados había estado a cargo del Agregado Naval argentino en Roma. Otra prueba de la buena predisposición argentina a cooperar en asuntos militares con Paraguay en la antesala de la Guerra del Chaco fue la visita, en “carácter completamente privado”, realizada por Rivarola y el Diputado de ese país Eduardo Peña, en compañía del entonces ministro argentino en Asunción, Mariano Beascoechea, a la Escuela Naval de Río Santiago, en febrero de 1931, siendo por entonces Director de la misma el Almirante Pedro S. Casal, futuro Ministro de Marina argentino durante la Guerra del Chaco6 (Carta del Director de la Escuela Naval de Río Santiago, Capitán de Navío Pedro S. Casal, al Ministro de Marina Abel Renard, Río Santiago, 26/02/1931, en AMREC, División de política, Paraguay y otros, 1931). A dicho establecimiento concurrían, desde 1924 y becados por el Gobierno argentino, oficiales de la Marina paraguaya para perfeccionarse, así como también numerosos jóvenes paraguayos que cursaban en la Escuela de Mecánica -entre ellos el hijo de Peña- y en otras instituciones de enseñanza militar en la Argentina, a las que ingresarían principalmente entre 1931 y 1932, según se desprende de las solicitudes y recomendaciones realizadas en esos años desde la Legación argentina en Asunción a la Cancillería del Plata (Cartas y telegramas varios, en AMREC, División de política, Paraguay y otros). Cabe destacar, sin embargo, que este tipo de becas y facilidades otorgadas a ciudadanos paraguayos no tenían una acogida unánimemente favorable en la Armada argentina. Prueba de ello es una nota enviada desde el Ministerio de Marina al Canciller Bosch, con fecha 27 de enero de 1931, en la que se detallaba que “tales franquicias no han sido compensadas por ninguna concesión especial o consideración expontánea (sic) hacia nuestro país, como lo demuestra, por una parte, el Estado Mayor General al mencionar que se recurre a marinos chilenos para llenar los puestos directivos navales, y por otra, la decisión con que el Paraguay trata de aumentar su influencia sobre nuestro territorio septentrional, especialmente en Formosa. A juicio de este Departamento, talvez (sic) fueran oportunas las circunstancias actuales, en que la necesidad de limitar los gastos del Estado son bien conocidas en el exterior, para rectificar algunos de los errores, a mi juicio muy graves, que se han cometido al respecto, tales como la concesión permanente de diez becas en nuestra Escuela de Mecánica para ciudadanos paraguayos (…). Conceptúo igualmente oportuno 6
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Meses más tarde, ya ocupando esa cartera, Casal se entrevistaría en reiteradas ocasiones con Rivarola. En una de ellas, según informaba el diplomático paraguayo a su Cancillería, aquél le había asegurado que, en caso de producirse la guerra con Bolivia, el Paraguay contaría con el apoyo decidido del Gobierno argentino, aunque fuera desde “debajo del poncho” (Carta de Vicente Rivarola a Eusebio Ayala, Buenos Aires, 18/04/1932, en Rivarola Coello, 1982, 56). Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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(…) dado que en breve se hará cargo de nuestra representación diplomática en el Paraguay un nuevo Ministro, se trate por su intermedio de orientar la acción diplomática allí en forma menos perjudicial para nuestros intereses, pues hasta ahora la República Argentina ha extremado su generosidad con respecto al Paraguay sin retribución equivalente conocida, por lo menos de este Ministerio”. La nota continuaba con la sugerencia de instalar un buque de guerra de estación en Asunción (Carta de Abel Renard a Ernesto Bosch, Buenos Aires, 27/01/1931, en AMREC, División de política, Paraguay y otros, 1931). Si bien el apoyo de la Argentina al Paraguay durante el transcurso de la Guerra del Chaco sería incondicional, se advierte aquí ya el germen de algunas disputas que aflorarían durante las negociaciones de paz posteriores y que incidirían en la posición de la Argentina, como la cuestión referida al avance paraguayo en la frontera norte. Asimismo, la nota evidencia la competencia latente entre la Argentina y Chile7 que, si bien no es objeto prioritario de estudio en el presente trabajo, era parte de la realidad de las relaciones internacionales de la época en la región, teniendo, como se ve, al Paraguay como escenario clave en esa disputa. Tras haber conferenciado con el Presidente Uriburu, el Canciller Bosch envió una nota de respuesta en la que desestimaba la posibilidad de estacionar un buque de guerra en Asunción, al tiempo que ordenaba cautela en relación a la falta de compensación paraguaya a los gestos amistosos de la Armada argentina; en este sentido, si bien la cuestión le sería discretamente planteada al ministro paraguayo, no se autorizaba amenazar con la eliminación abrupta de las becas otorgadas a ciudadanos de esa nacionalidad sino más bien, a lo sumo, disminuir el cupo. La razón de este accionar obedecía a consideraciones que apuntaban en la dirección de otra de las principales ayudas que prestó la Argentina al Paraguay a fin de que este país pudiese afrontar la guerra en el Chaco: el envío de una misión militar encargada del asesoramiento de los altos mandos paraguayos. 7
En este sentido, ya en 1928 el Presidente paraguayo Eligio Ayala dejaba traslucir esta situación al señalar que “todos los países con los cuales mantenemos relaciones de amistad, en diversas formas y ocasiones han demostrado una respetuosa deferencia hacia el Paraguay. (…) Pero sobre todos han destacado excepcionalmente dos países: la Argentina y Chile. Ambos participaron en la celebración de nuestra independencia nacional, en Mayo, en forma extraordinariamente simpática para nosotros”, a través del envío de sendas naves de guerra (Mensaje al Congreso de la Nación por parte del Presidente del Paraguay, Eligio Ayala, Asunción, 1º de abril de 1928, en Biblioteca y Archivo Central del Congreso Nacional del Paraguay). Se advierte de esta manera no solo la voluntad manifiesta de chilenos y argentinos por cimentar los lazos cordiales y su influencia en el ámbito político y militar del Paraguay, sino también la intención del Gobierno de este país de agradar y mostrarse complaciente al extremo con ambos países por igual. Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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En este sentido, la nota de Bosch decía que “como V.E. no lo ignora la política de penetración amistosa en la República vecina que desarrolla nuestro Gobierno ha encontrado siempre en su camino la que en igual sentido desarrollan los Gobiernos del Brasil y Chile. Persiguiendo estos propósitos, el Gobierno actual ha obtenido que el del Paraguay solicite el envío de una misión militar argentina, compuesta de varios Jefes con la misión de tomar a su cargo la organización de la Escuela Superior de Guerra, del Ejército Paraguayo su dirección, y varias cátedras. (…) Además irá un oficial de aviación en las mismas condiciones que los que van a la Escuela Superior de Guerra y una comisión de enseñanza de nuestro sistema de reclutamiento. La presencia de esta misión (…) significa el desplazamiento de la influencia militar chilena en cuyo ejército se han instruido los oficiales paraguayos (…). Es indudable que el Paraguay, conocedor de esta lucha de influencia, tratará de sacar de ella el mayor provecho posible, atendiendo exclusivamente a sus intereses, pero también es fuera de cuestión que el abandono por nuestra parte de las posiciones adquiridas, traería como consecuencia que el Gobierno entregara la dirección técnica del ejército a cualquiera de las otras naciones vecinas” (Carta de Ernesto Bosch a Abel Renard, Buenos Aires, 29/01/1931, en AMREC, División de política, Paraguay y otros, 1931). Queda clara, pues, la importancia de la tarea a cargo de esa misión militar, no ya solo en vistas de preparar al Paraguay de cara a su conflicto bélico con Bolivia sino también, y no menos importante, a fin de mantener la influencia militar argentina en dicho país en detrimento de Chile y Brasil. Hasta tal punto esto era así, que el propio ministro argentino en Paraguay afirmaba que “una de las finalidades que se tuvo en vista al enviar la Misión Militar, fue la de preparar a este ejército dentro de la doctrina militar argentina, a fin de que con el transcurso del tiempo pueda considerársele como una prolongación del nuestro”. Para ello, y como mejor medio para completar las enseñanzas que impartía la misión −finalizaba el ministro−, se ha conseguido que el Ejército paraguayo adopte el cuerpo de reglamentos argentinos (Carta del Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario argentino en Paraguay, Mariano Beascoechea, al Canciller Carlos Saavedra Lamas, Asunción, 27/02/1932, en AMREC, División de política, Paraguay y otros, 1932). Como consecuencia de lo apuntado, ese mismo año ´31 fueron designados el Teniente Coronel Facundo Millan Quiroga, Teniente Carlos Badaró y técnico civil Daniel Grau para la Misión Distrito Militar (la cual debió regresar al poco tiempo, sin poder llevar a cabo sus propósitos); el Capitán Jorge Souvillé para la Misión Aviación Militar (a su llegada encontró solamente un avión en condiciones de volar y todo el material accesorio en mal estado, pero en poco tiempo logró poner en disponibilidad de ser utilizados un total de once avio98
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nes); y el Teniente Coronel de Estado Mayor Abraham Schweizer, acompañado de los mayores de Estado Mayor Roque Lanús y Valentín Campero, quienes dictaron un curso intensivo de instrucción para jefes y oficiales paraguayos. Al principio, de acuerdo a lo informado por Beascoechea, se tenía en el Paraguay cierto recelo sobre la misión militar argentina debido a la existencia de una corriente chilenófila, pero con el correr de los días y la constatación de los beneficios que su presencia implicaba para el Ejército paraguayo, ésta obtuvo la consideración unánime del pueblo, gobierno y sectores militares, “pudiendo asegurarse, sin exageración, que ella constituye uno de los aciertos diplomáticos de mayor eficacia de la Argentina en Paraguay” (Carta de Mariano Beascoechea a Carlos Saavedra Lamas, Asunción, 27/02/1932, en AMREC, División de política, Paraguay y otros, 1932).
5. La colaboración estratégico-militar argentina con el esfuerzo de guerra paraguayo durante el conflicto Una vez iniciado el conflicto bélico en el Chaco, el Gobierno boliviano solicitó el retiro de la misión militar argentina, el cual fue efectuado8, aunque Schweizer permaneció en Asunción como Agregado Militar, manteniendo permanente relación con los jefes militares paraguayos (Peña Villamil, 1994). En este sentido, fuentes bolivianas aseguran que dicha misión cooperó incluso en la elaboración de los planes para la defensa del Chaco y que era vox populi por entonces que quien en realidad dirigía las operaciones militares paraguayas era el mencionado jefe argentino9, el cual, después de cada acción favorable, visitaba el frente de batalla con verdadero interés, tal como sucedió después del combate de Boquerón (Ayala Moreira, 1959). De hecho, los bolivianos no tenían dudas de que el plan de guerra paraguayo había sido estudiado y decidido por el Estado Mayor General del Ejército Argentino. Según decían, el General Ramón Molina, jefe de ese cuerpo y con8
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Según deja constancia Beascoechea, al partir de regreso a Buenos Aires la misión el día 14 de agosto el puerto de Asunción se hallaba colmado de paraguayos que se acercaron para testimoniar a los viajeros “no sólo su simpatía sino también la pena con que los veía alejarse”. Asimismo, el ministro daba cuenta de la benevolencia con la que periódicos como El Liberal asumían la decisión, destacando muy especialmente en qué medida esa actitud demostraba la neutralidad y equidistancia con la que Argentina se posicionaba ante el conflicto del Chaco (Carta de Mariano Beascoechea a Carlos Saavedra Lamas, Asunción, 21/03/1933, en AMREC, División de política, Paraguay y otros, 1933). Con el propósito por él admitido de calmar las inquietudes de Bolivia -y también del Brasil- en relación a esto, Mariano Beascoechea sostuvo en un discurso que fue reproducido en muchos diarios del continente, entre otras cosas, que “el soldado argentino no propiciará jamás la lucha entre los hijos de América… va cuando lo llaman sus hermanos, si en la guerra, para cruzar los Andes, si en la paz, para dictar sus cátedras” (Carta de Mariano Beascoechea a Carlos Saavedra Lamas, Asunción, 27/02/1932, en AMREC, División de política, Paraguay y otros, 1932). Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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siderado uno de los mejores estrategas del continente, dirigía personalmente las reuniones, cuyas conclusiones y directivas eran presentadas al Ministro de Guerra Rodríguez para que éste las retransmitiera al Gobierno y comando paraguayos10. En esta línea de acción, el General Vaccarezza, amigo personal del Presidente Justo, se dedicó a inspeccionar los preparativos en todas las líneas y Schweizer vigiló la ejecución, mientras cien suboficiales y clases del Ejército Argentino actuaban en las líneas paraguayas. Asimismo, este último viajaba frecuentemente de Paraguay a Buenos Aires; el 12 de noviembre de 1932, según informaba La Prensa, “el coronel Schweizer, después de pasar sus vacaciones, regresa a Asunción con tres mayores y dos capitanes profesores”, con los cuales prepararía oficiales que ayudarían a incrementar los cuadros del Ejército paraguayo, del cual, en reconocimiento a su labor, sería nombrado General honorario11 (Querejazu Calvo, 1965; Ayala Moreira, 1959; Pignatelli, 2011). De este modo, con la Guerra del Chaco ya en marcha, la colaboración militar argentina con el Paraguay no solo no cesó sino que, por el contrario, se incrementó, siendo el Ministerio de Guerra el canal por excelencia para implementarla. A mediados de 1932, Rivarola mantuvo una reunión con Rodríguez y Saavedra Lamas en razón de un encargo del Ministerio de Relaciones Exteriores de su país (el primero de los múltiples que recibiría durante los tres años que duró la guerra con Bolivia) de gestionar la adquisición de materiales de guerra. En la ocasión, el Canciller argentino le contestó que no podía acceder al pedido de ayuda para no comprometer la neutralidad argentina12. En consecuencia, Rivarola recurrió al Ministro de Marina, Capitán Casal, quien al enterarse de lo ocurrido le contestó: “Eso no puede ser. He sido profe10
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En esa línea de trabajo conjunto entre Paraguay, Molina y Rodríguez se inscribe la acción de Rivarola, quien explica cómo se tramaron las maniobras en materia de informaciones: “Pedí al Coronel Rodríguez, ministro de Guerra, que me presentara al jefe del Estado Mayor, Coronel Molina, con recomendación de facilitarme algunas noticias que recibiera sobre movimiento de tropas bolivianas en el Chaco. Con la buena voluntad de todos los momentos, me prometió no solamente hacerlo así, sino encargarle (...) los partes (...) por duplicado, para pasarme los que pudieran ser de interés para nosotros” (Carta de Vicente Rivarola a Eusebio Ayala, Buenos Aires, 27/08/1932, en Rivarola Coello, 1982, 90). Schweizer gozaba de gran prestigio en el Paraguay. Según el periodista y político Policarpo Artaza, “gran amigo del Paraguay, su afecto fue ampliamente correspondido en todas las esferas de la sociedad paraguaya. Además de sus condiciones de gran jefe y de sus dotes de caballero, tenía otro atractivo invalorable para todo paraguayo: oriundo de Corrientes, hablaba el guaraní. Fue así como el ilustre militar argentino gozaba de las más altas prerrogativas y era conceptuado como uno de los nuestros” (Pignatelli, 2011, 66). Saavedra Lamas hablaba, en cambio, de contribuir al “armamentismo económico” del Paraguay, el cual, en opinión del Presidente paraguayo Ayala, era ya tiempo de poner en práctica, a través de negociar, primero, un modus vivendi con la Argentina y, luego, un tratado de comercio (Carta de Eusebio Ayala a Vicente Rivarola, Asunción, 08/10/1932, en Rivarola Coello, 1982, 104). Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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sor de Táctica combinada −naval y terrestre− en la Escuela Superior de Guerra del Ejército durante dos años (…). Todas mis clases se han desarrollado sobre la base de la amistad y de la alianza del Paraguay para la Argentina en el caso de un conflicto para nosotros, y no sería justo, de ninguna manera, que lo que hemos enseñado en la teoría no se aplique en la práctica cuando, precisamente, el Paraguay necesita de la amistad y de la alianza nuestra. Yo creo que la Argentina ni siquiera debe hacer secreto de esa amistad (…). Yo hablaré mañana con el Presidente y el ministro de Guerra; el de Relaciones no ha podido responderle de otra forma, y como Ud. ya ha cumplido con él, este asunto debemos tratarlo ahora fuera de la Cancillería y entre nosotros”. Cumpliendo con su palabra, Casal dispuso la salida de tres buques de la Armada, con carga completa de materiales y proyectiles, con destino al Paraguay “para ayudar a nuestros amigos”. Finalmente, el Ministro de Marina le aseguró a Rivarola que no habría jefe ni oficial de la Armada ni del Ejército que no simpatizase con Paraguay y que no estuviese dispuesto a ayudarlo en su conflicto con Bolivia, por lo que la neutralidad argentina sería “más aparente que real” (Carta de Vicente Rivarola a Eusebio Ayala, Buenos Aires, 22/07/1932, en Rivarola Coello, 1982). Además de estos contactos desplegados, Rivarola contaba con otro punto a su favor: a través de su esposa, nacida en Buenos Aires, estaba emparentado con altos oficiales argentinos, como el Coronel Asdrúbal Guiñazú, Jefe del Estado Mayor de la división destacada en Salta. Estos militares manejaban una serie de datos sobre los movimientos de tropas y material en la retaguardia boliviana, obtenidos de los servicios de informaciones mediante una potente estación radiotelegráfica militar instalada precisamente en esa provincia del norte argentino, los cuales le eran facilitados al ministro paraguayo13, constituyendo un complemento al servicio prestado por parte de la misión militar enviada a Asunción, primero y por Abraham Schweizer, después. Posteriormente, el Servicio Criptográfico del Estado Mayor Argentino colaboraría en la organización del Servicio de Informaciones por medios técnicos del Departamento de Marina paraguaya, que quedó a cargo de la tarea hasta entonces desempeñada por aquél (Sánchez Bonifato, 1969, 14; Querejazu Calvo, 1965, 169 y Peña Villamil, 1994). 13
Éste admitía haber recibido informes de Guiñazú a través de su suegra, ya desde comienzos de 1932, en los cuales se le aseguraba que la guerra entre Bolivia y Paraguay “era un hecho”, impresión que era compartida por el Presidente electo Agustín P. Justo, según confió a Rivarola en una conversación mantenida cuatro días antes de asumir la primera magistratura. Además, el ministro paraguayo era constantemente notificado de las actividades y comunicaciones emprendidas por la Cancillería argentina, la cual -decía- “sigue actuando como verdadera aliada nuestra (…). Los telegramas que dirije (sic) a sus agentes diplomáticos me son comunicados previamente, igual que sus contestaciones, entregándoseme copias de ellos; todos los cuales telegrafío inmediatamente a nuestra Cancillería” (Cartas de Vicente Rivarola a Eusebio Ayala, Buenos Aires, 19/02/1932 y 07/07/1934, en Rivarola Coello, 1982, 53-54 y 260). Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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A lo anterior cabe agregar las operaciones de inteligencia realizadas desde la provincia argentina de Formosa. Primeramente, el General Uriburu, durante su gobierno, visitó en febrero de 1931 las localidades de Formosa y Las Lomitas. Al poco tiempo envió a esa región una comisión reservada, de la que formó parte el entonces Capitán Juan D. Perón, la cual estudió la zona en detalle con el objetivo de habilitar allí nuevas fuentes de comunicaciones14, lo cual se efectivizaría tras el nombramiento del Coronel retirado Félix Toledo, ex agregado militar argentino en Paraguay, como Gobernador de Formosa, ocurrido días después de iniciadas las hostilidades en el Chaco. Durante su gobierno se intensificaron las comunicaciones a través de las radioestaciones de Puerto Irigoyen, ciudad situada frente al fortín boliviano de Linares; fue habilitada la del Alto de la Sierra −trasladada luego a El Desmonte− e inaugurada la radio de Laguna Blanca. Estas estaciones captaban y retransmitían informaciones procedentes del frente boliviano para ser provistas al Estado Mayor paraguayo15, motivo por el cual desde La Paz denunciaban que la designación de Toledo había sido solicitada por el Gobierno del Paraguay16 (Casal de Lizarazu, 2002). Detrás de estas operaciones, a modo de coordinador, se hallaba el ya mencionado −y ahora ascendido a Mayor− Juan D. Perón. De hecho, éste, a partir 14
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También como resultado de esa misión se obtuvo detallada información acerca de las fuerzas militares bolivianas en la zona, sus fortines y comunicaciones, la cual fue transmitida a Asunción acompañada de las impresiones de los remitentes, para quienes “del punto de vista de la sana lógica y de la técnica, sería disparatado para Bolivia hacer la guerra al Paraguay” (Querejazu Calvo, 1965, 169). El Dr. Daniel Antokoletz, asesor de la Cancillería argentina, le confió en una ocasión al asesor general de la delegación boliviana en las negociaciones de paz del Chaco en Buenos Aires, Dr. Mercado Moreira, que “el mayor daño que ustedes han recibido de la Argentina durante el conflicto del Chaco, está en que los oficiales argentinos provistos de equipos radiotransmisores y receptores, estacionados a lo largo de la frontera boliviana, captaron y descifraron toda la correspondencia secreta de Bolivia, transmitiéndola directamente al comando paraguayo”. Se calcula que este país empleaba, en sus comunicaciones secretas, 220 claves, de las cuales el Ejército argentino había descifrado 189. El temor boliviano ante la utilización de esa información era manifiesto, no solo por el interés del Estado Mayor argentino en el desarrollo de la guerra, sino también por el “singular desafecto que guarda a nuestro país el coronel Udry, jefe del servicio secreto de dicha repartición”, según los propios bolivianos informaban en noviembre de 1934 (Ayala Moreira, 1959, 364-365 y Pignatelli, 2011, 111 y 161). Si bien no hay pruebas que corroboren esa afirmación, de la correspondencia de Rivarola con Ayala, se desprende que ese país cuanto menos acogió con simpatía la designación de Toledo, hasta el punto que el primero, al informar de la misma a su Presidente le hacía notar: “Ud. sabe todo lo amigo nuestro que es, igual que si fuera paraguayo” (Carta de Vicente Rivarola a Eusebio Ayala, Buenos Aires, 1/10/1932, en Rivarola Coello, 1982, 100). Ayala, por su parte, afirmaba que durante la gobernación de aquél existía un modus vivendi que permitía ciertas libertades a una y otra parte, como el permiso recíproco para el ingreso de policías en territorios del país vecino. “Nosotros -decía- hemos recibido un apoyo muy leal y eficaz del gobernador Toledo” (Carta de Eusebio Ayala a Vicente Rivarola, Asunción, 25/01/1936, en Rivarola Coello, 1982, 348-349). Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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de febrero de 1932 y por el lapso de nueve meses se desempeñó como ayudante de campo del Ministro de Guerra, siendo durante ese periodo, precisamente, en que se anudaron los compromisos más fuertes entre Buenos Aires y Asunción, incluyendo acciones encubiertas contra el Ejército boliviano (Pignatelli, 2011). En relación a una de ellas, tendiente a impedir que éste se siguiera aprovisionando desde Formosa, Rivarola afirmaba que al flamante Gobernador de esa provincia “le parece perfectamente factible la ejecución de la indicaciones del Mayor Perón, Secretario del ministro de Guerra”. Afirmaba el Ministro paraguayo que “las fuerzas militares (argentinas) que cubren la frontera no dificultarán la operación ni molestarán sino para cubrir las apariencias, a sus ejecutores, según me aseguró el mayor Perón. Todo lo que se debe cuidar, y esto es lo que no entienden muchos compatriotas nuestros, es exhibir la amistad argentina, hasta el extremo de comprometerla”17 (Carta de Vicente Rivarola a Eusebio Ayala, Buenos Aires, 1/10/1932, en Rivarola Coello, 1982). De lo que se trataba era de montar un incidente en la frontera argentinoboliviana, de tal forma que militares del Paraguay, simulando ser de Bolivia, atacaran a los argentinos para provocar la entrada de éstos en combate. De ello parecieran haber estado al tanto el Presidente brasileño y el boliviano, Daniel Salamanca, quien, en comunicación con un diplomático extranjero, habría manifestado que “el Gobierno argentino ha concentrado fuerzas en las fronteras bolivianas a fin de dar la mano al Paraguay en caso necesario, previo un incidente que se provocaría (…). El espionaje paraguayo en Bolivia -agregó- es costeado por la Argentina y ha sido muy eficaz contra nosotros”18 (Pignatelli, 2011). Las autoridades bolivianas en la Argentina se encargaron asimismo de 17
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También el Presidente Ayala pensaba así: “Yo estoy ampliamente satisfecho -decía- de la conducta del gobierno argentino y del pueblo argentino con nosotros, y pienso como Ud. que no debemos hacer ostentación de la buena voluntad ni hacer críticas cuando no obtenemos todo lo que pedimos” (Carta de Eusebio Ayala a Vicente Rivarola, Asunción, 08/10/1932, en Rivarola Coello, 1982, 104). También Bolivia realizaba operaciones de espionaje. En una nota de la Marina a la Cancillería argentinas se informaba de la presencia de un agente boliviano, llegado de España como presunto corresponsal de guerra, que andaba “recorriendo la frontera, en misión secreta, sembrando discordia en contra de nuestro país, para provocar un conflicto con Brasil y enfriar las relaciones con el Paraguay”. Finalmente, Carlos Angulo y Cavada (el sujeto en cuestión) fue detenido por la policía salteña el 21 de abril de 1934, secuestrándose toda la documentación que llevaba en su poder, la cual permitió demostrar que era un agente a sueldo del Gobierno de Bolivia y que había dictado conferencias y emitido programas radiales injuriantes hacia la Argentina. En mayo de ese año, y tras motivar un cierto revuelo en los círculos de gobierno de este país, Cavada fue deportado a La Habana, bajo la promesa de no regresar hasta que las autoridades argentinas lo consintieran, pero en noviembre de ese año sería visto y arrestado nuevamente, en Buenos Aires (Cartas y Telegramas varios, en AMREC, División de política, Bolivia y otros, 1934). Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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denunciar el transporte de material de guerra desde ese país hacia Paraguay. Una comunicación telegráfica del Cónsul boliviano en Formosa denunció, en septiembre de 1932, que “ayer en vapor ‘Madrid’ pasaron tres aviones para Paraguay. Todos los días se llevan a Asunción tanto de ésta, como de otros puntos, nuevos contingentes” (Ayala Moreira, 1959). Una prueba de la ejecución efectiva de maniobras de esta índole la constituye la carta remitida por Vicente Rivarola a Saavedra Lamas el 26 de enero de 1933, solicitando la libre introducción de un avión desarmado a bordo del vapor Ciudad de Corrientes, a fin de ser reparado, a lo cual el Canciller argentino contestó el día siguiente concediendo el permiso solicitado (Carta de Vicente Rivarola a Carlos Saavedra Lamas, Buenos Aires, 26/01/1933, en AMREC, División de política, Paraguay y otros, 1933). En consecuencia, no debe sorprender que el comando boliviano de Muñoz, en radiograma del 29 de septiembre de 1932, haya dado cuenta que sus tropas tomaron en campo de combate escudos y bastes de artillería, equipos completos, útiles y otros enseres con el escudo argentino grabado. Esto motivó una denuncia formal por parte de las autoridades bolivianas, ante la cual el Gobierno argentino indicó que esas armas habían sido vendidas al Paraguay antes del conflicto. En otra ocasión, al denunciar el ministro boliviano en Buenos Aires los trabajos del arsenal localizado en esa ciudad en beneficio del Paraguay19, así como el envío de mecánicos, fusiles, municiones, ametralladoras, etc.; el Presidente Justo le contestó que efectivamente el arsenal había despachado los elementos de guerra mencionados, pero que ellos estaban destinados al norte del país, y que si se tomaba la precaución de borrar los escudos argentinos de algunos de ellos, se debía al deseo de no tener en las policías provinciales armas pertenecientes al Ejército Nacional20 (Ayala Moreira, 1959). Simultáneamente a esta contestación, Saavedra Lamas instruía al ministro argentino en La Paz, Juan G. Valenzuela, para que expresase al Gobierno boliviano su desagrado ante las reiteradas denuncias y lo amenazase con que, de 19
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Corroborando esta afirmación, un mayor del Ejército argentino aseveró: “yo era en aquél tiempo, oficial del Arsenal encargado de la Sección Artillería, en tal carácter me tocó despachar grandes partidas de armamento, municiones y equipo, con destino al Paraguay. Ante la frecuencia y magnitud de estos despachos, un día traté de garantizarme con una orden escrita de mi jefe, quien me replicó en forma cortante, que cumpliera con las órdenes verbales, que no cabía hacer observación alguna, porque era orden del Presidente Justo. Así fue, se siguió despachando el material” (Ayala Moreira, 1959, 357). Claramente esta era una excusa interpuesta por el Presidente argentino. En comunicación al Poder Ejecutivo de su país, el ministro paraguayo hacía saber que podría conseguir baterías de cañones Krupp en Buenos Aires “a condición de que se les borre el escudo argentino en nuestros arsenales y no salgan para el frente sin la conformidad previa del Coronel Schweizer” (Carta de Vicente Rivarola a Eusebio Ayala, Buenos Aires, 12/01/1933, en Rivarola Coello, 1982, 146). Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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persistir en esa actitud, la Argentina dictaría el decreto de neutralidad, el cual se venía demorando para que no se dudara de la imparcialidad argentina, ya que de hacerse efectivo, dificultaría las operaciones del Ejército del Altiplano. Asimismo, el Canciller argentino se dirigió al ministro boliviano en Buenos Aires, Sánchez Bustamante, recordándole la tradición diplomática poco amistosa de Bolivia hacia la Argentina (en referencia al laudo de Figueroa Alcorta de 1909)21 y llamó su atención sobre la campaña de hostilidad que venía desarrollando la prensa boliviana contra este país y contra su persona (Carta de Vicente Rivarola a Eusebio Ayala, Buenos Aires, 29/10/1932, en Rivarola Coello, 1982). Ahora bien, mientras los aprovisionamientos anteriormente denunciados se realizaban por ferrocarril, el Cónsul boliviano en Corumbá (Brasil) informaba que, por vía fluvial, la Argentina estaba enviando 50 mil fusiles con destino Asunción (Ayala Moreira, 1959). Esto era implícitamente reconocido por el Presidente paraguayo Ayala en su mensaje al Congreso de abril de 1933, al afirmar que “los transportes desempeñan un papel principal en la defensa. Los ferrocarriles prestan un servicio eficiente (…). Las empresas de transportes fluviales cooperan activamente” (Telegrama de Mariano Beascoechea a Carlos Saavedra Lamas, Asunción, 12/04/1933, en AMREC, División de política, Paraguay y otros, 1933). En lo que respecta a la importancia del ferrocarril, éste no solamente fue utilizado, como se ha visto, para el traslado de algunas partidas de material de guerra por territorio argentino hacia el Paraguay, sino que también las líneas férreas pertenecientes a la empresa taninera con sede en Argentina, Carlos Casado Ltda., sirvieron a los fines del transporte, tanto de armamentos y víveres como de soldados, hacia el interior del Chaco Boreal22. Asimismo, uno de los 21
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Por medio del acuerdo “Villazón de Osma” del 30 de diciembre de 1902 se había designado al Presidente argentino como mediador en la cuestión de límites peruano-boliviana en torno al territorio de Apolobamba. Tras emitir su laudo el 9 de julio de 1909 el entonces Primer Mandatario argentino José Figueroa Alcorta, Bolivia lo rechazó, desembocando en la ruptura de las relaciones diplomáticas entre ese país y la Argentina desde el 20 de julio de 1909 al 9 de enero de 1911 (Porcelli, 1991, 26). Esto, a su vez, tuvo repercusiones directas en lo que hace al diferendo limítrofe entre Paraguay y Bolivia en el Chaco Boreal, ya que debido a este incidente Figueroa Alcorta renunció a actuar como árbitro en la cuestión, tal como estaba estipulado por el protocolo Soler-Pinilla de 1907, el cual, firmado bajo los auspicios del entonces Canciller argentino Estanislao Zeballos, reflejaba no solo el papel protagónico que el país del Plata comenzaba a desempeñar en la resolución de la cuestión chaqueña, sino también los intereses del mismo en favor de la causa paraguaya, ya que dicho protocolo era más favorable al Paraguay que cualquiera de los tres tratados negociados previamente en forma directa con Bolivia. Durante la guerra, la mencionada firma hizo llegar a Puerto Casado una nueva locomotora para facilitar estas operaciones. Desde agosto de 1932 hasta diciembre de 1934 se recorrieron 226.031 km; se transportaron 85.668 toneladas de carga general; se trasladaron 57.994 animales en pie y circularon hacia el frente unos 5.667 oficiales y 105.134 soldados. Los fletes, Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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herederos a cargo del manejo de la mencionada firma, José Casado Sastre, a pedido del Gobierno del Paraguay y bajo garantía de éste, se mostró dispuesto a adquirir rieles de los Ferrocarriles del Estado argentino a fin de facilitar la penetración ferroviaria paraguaya en el Chaco con fines militares, pero la negociación no pudo prosperar. En consecuencia, no es de extrañar que, hacia finales de 1932, los abogados de los ferrocarriles argentinos hayan ofrecido una comida de simpatía y adhesión a la causa paraguaya al ministro Rivarola, en el Alvear Hotel (Cartas de Vicente Rivarola a Eusebio Ayala, 18/11/1932 y 20/12/1932, en Rivarola Coello, 1982). En cuanto al transporte fluvial de los materiales procedentes de los arsenales de guerra argentinos, un mes antes de las denuncias bolivianas, en agosto de 1932, se habían ultimado los detalles. Tal como informaba Rivarola a Ayala, “todo marcha bien en lo que respecta a la adquisición de materiales bélicos. Estoy en comunicación constante con el señor ministro de Guerra, quien encargó ayer al Coronel Jones, Jefe del Arsenal de Guerra, se pusiera de acuerdo conmigo sobre la forma de embarque de los mismos. Hemos encontrado con el Coronel Jones más seguro y práctico el envío por agua. Hoy arreglé con el señor Dodero (de la empresa Mihanovich) que él tomara a su cargo personal y directo dicho envío (…) empleando los medios más discretos posibles” (Carta de Vicente Rivarola a Eusebio Ayala, Buenos Aires, 14/08/1932, en Rivarola Coello, 1982). El testimonio brindado por el entonces Oficial subalterno de la Armada Argentina, Isaac Rojas, es ilustrativo en este sentido: “Había estallado la guerra del Paraguay y Bolivia −rememora el marino−, y yo prestaba servicios en un buque de río. Un día, nos ordenaron cargar dos millones de balas de fusil máuser y 60.000 tiros de pistola para trasladarlos por el Río Paraná al Norte. Cumplimos la orden. Yo era alférez, trabajábamos a destajo para cargar. Había cajones de munición hasta en los camarotes. En todas partes. Y zarpamos. La munición se la entregamos a los paraguayos, y eso fue por orden del Presidente Justo y por el asesoramiento de Saavedra Lamas” (Fraga, 1991). Otro caso paradigmático de las operaciones realizadas por esta vía lo constituyó el del vapor Lalande. El 21 de junio de 1933 el ministro boliviano en Argentina, Julio A. Gutiérrez, se dirigió a Saavedra Lamas, haciéndole constar que el día anterior había llegado al puerto de Buenos Aires, procedente de
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incluyendo los pasajes, obligaron al Estado paraguayo a desembolsar a los Casado un total de 31.571.290 pesos paraguayos, constituyendo posiblemente un caso único en la historia militar de movilización contratada. Tan importante fue la utilización de esos ferrocarriles para sostener el esfuerzo bélico paraguayo que en 1961 el Ministerio de Defensa Nacional confirió la medalla del mérito a la empresa por la ayuda prestada para nacionalizar definitivamente el territorio chaqueño (Dalla Corte, 2009, 445 y 456 y Casal de Lizarazu, 2002, 41). Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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Liverpool, el mencionado buque transportando 250 cajones de cartuchos para fusil para el Gobierno del Paraguay, los cuales esperaba no fuesen reembarcados a Asunción; a lo cual el Canciller respondió afirmativamente. Sin embargo, en nota posterior, Gutiérrez afirmó: “El mismo día me constituí en el dique (…) y constaté que se transbordaba apresuradamente todo ese material a la lancha Marabú de la Compañía Mihanovich (…) la que durante el tiempo que va de conflicto guerrero en el Chaco, ha llevado todos los elementos bélicos adquiridos por el Paraguay a Asunción (…) (y) se ha prestado a violar la neutralidad y a incurrir en contrabando de guerra” (Ayala Moreira, 1959). Días antes del affaire Lalande, a fines de mayo de 1933, Gutiérrez hacía referencia a nuevos vuelos y adquisiciones de aviones argentinos por el Paraguay, denunciando asimismo que “el día 2 de los corrientes, estuvieron en el Aeródromo de Morón un oficial paraguayo, de uniforme y varios civiles de la misma nacionalidad (…) (quienes) ensayaron cuatro aviones con propósito de adquirirlos” (Ayala Moreira, 1959). Este tipo de operaciones continuarían: en octubre de 1934 Rivarola informaba a su gobierno que el Ministro de Guerra argentino autorizaba la venta de aviones de fabricación nacional a particulares por él indicados, con destino al Paraguay; y, a pedido de éste, telegrafió al General Basilio Pertiné, en París, expresándole su interés personal y urgente para la adquisición en esa plaza, por terceros y también destinados a Asunción, de cinco Potez tipo 50 (Carta de Vicente Rivarola a Eusebio Ayala, Buenos Aires, 27/10/1934, en Rivarola Coello, 1982). Por otra parte, la ayuda argentina en el plano militar también se verificó a partir de la participación de ciudadanos argentinos a modo de apoyo a las fuerzas regulares paraguayas. En Asunción funcionaba la Casa Argentina, lugar en que se reunían tanto argentinos residentes23 como paraguayos que apreciaban al país, los cuales, a poco de estallar la guerra con Bolivia, se movilizaron para recaudar fondos y acabaron conformando, con voluntarios argentinos −principalmente correntinos y formoseños− el Regimiento de Caballería Nº 7 General San Martín. Ello se deduce de una nota del 18 de octubre de 1932 enviada por el ministro boliviano en Buenos Aires, en la cual afirmaba: “acabo de recibir carta de N.N. radicado en Goya (Corrientes), que de esa ciudad han partido 30 ciudadanos argentinos como voluntarios a enrolarse en las filas paraguayas, habiendo recibido cada uno una suma de dinero antes de partir”. Si bien al ser efectuada la reclamación correspondiente, Saavedra Lamas aseveró que el Gobierno argentino había prohibido y evitado esa organización, 23
La labor de este grupo fue ciertamente preponderante, también en otros ámbitos. El 11 de mayo de 1933 se fundó en Asunción la denominada Legión Extranjera, a modo de entidad cooperadora con las autoridades civiles y sanitarias paraguayas, a la cual se afiliaron 2.379 inmigrantes, siendo la colectividad más numerosa la argentina con 448, incluido el Presidente de la nueva organización (Casal de Lizarazu, 2002, 81). Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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el regimiento San Martín participaría más adelante del combate de Corrales. Mientras tanto, el diario El Orden de Asunción del 9 de noviembre de 1932 informaba que una comisión de damas argentinas había llegado a bordo del barco Ciudad de Corrientes llevando una bandera de guerra para el regimiento en formación, al que entregaron también material sanitario y vestuario donado por las instituciones benéficas argentinas que apoyaban a Paraguay24 (Ayala Moreira, 1959; Casal de Lizarazu, 2002). Asimismo, otros argentinos prestaron distintas funciones como voluntarios durante el transcurso de la contienda en favor del Paraguay25. A este tipo de ayuda habría que sumar otra, como la brindada por Nicolás Mihanovich quien, a través de su Compañía Argentina de Navegación, cedió a la Junta Nacional de Auxilios el hospital flotante Cuyabá, inaugurado el 28 de octubre de 1932 (Casal de Lizarazu, 2002). Pero la colaboración argentina con Paraguay no terminaba allí: también se consintió el paso de tropas de ese país por territorio argentino sin oponer resistencia alguna. De esta situación daba cuenta un parte del Cónsul boliviano en Corumbá, emitido en septiembre de 1932, en el cual se afirmaba que “macheteros Paraguay comandados por Jara salieron de Villa Hayes y pasando Pilcomayo van por territorio argentino para atacarnos por retaguardia”. Estas facilidades se complementaban con la atención, por parte de oficiales argentinos y en suelo nacional, de heridos paraguayos, como fue el caso de los sobrevivientes del combate de Tinfunqué (Ayala Moreira, 1959). Consciente de estas actitudes, el periódico orureño La Patria publicó, en marzo de 1934, un artículo en que se vertían comentarios injuriosos hacia el gobierno del General Justo, lo cual no pasó desapercibido ni para los militares, ni para la Cancillería argentinos. En el recorte periodístico se afirmaba, entre otras cosas, que el cinismo del país del Plata constituía un factor de riesgo para la estabilidad sudamericana, al cual países como Brasil y Bolivia debían poner 24
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Entre ellas cabe destacarse la Asociación Fraternal Pro Cruz Roja Paraguaya; la Unión de Damas Argentino-Paraguayas, que recaudaba fondos para la Cruz Roja Paraguaya, así como la Asociación de Damas Pro Cruz Roja Paraguaya de Buenos Aires, institución que envió ingentes cantidades de mercaderías para su distribución entre la Sanidad Militar y la Cruz Roja Paraguaya (Casal de Lizarazu, 2002, 82-83). Numerosos médicos sirvieron en el frente de combate, entre ellos los doctores Carlos de Sanctis y Esteban Maradona y los cirujanos Raúl Nicolini y José Arce, quien posteriormente declararía: “fui invitado por el gobierno de Asunción a reorganizar los servicios sanitarios del Ejército. Con conocimiento del gobierno argentino acepté la misión”. A la lista de voluntarios pueden sumarse el mecánico Camaño; Gregorio Maciel, conductor de una ambulancia militar; el Capitán Francisco Rodríguez Serpa Veyga, quien sirvió como personal técnico especializado en comunicaciones para el Ejército paraguayo; las hermanas Rosendi, hijas del gerente del banco “El Hogar Argentino”, que prestaron servicios como enfermeras; y el aviador Vicente Almandos Almonacid, entre otros (Casal de Lizarazu, 2002, 68-76 y Rivarola Coello, 1982, 43). Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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freno. Y finalizaba: “Precaviendo los acontecimientos futuros, rompamos con la Argentina. Y rompamos con ella todos los pueblos americanos. Rompamos porque su imperialismo constituye una epidemia bélica que urge atacarla, hasta reducirla a la impotencia” (Carta del Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario argentino en Bolivia, Juan G. Valenzuela, a Carlos Saavedra Lamas, La Paz, marzo-abril de 1934, en AMREC, División de política, Bolivia y otros, 1934). Sin embargo, estos cuestionamientos no hacían mella en el Gobierno argentino. Hacia marzo de 1935, es decir, a escasos tres meses de la finalización del conflicto, la ayuda militar argentina continuaba llegando como al principio. En carta del 16 de ese mes, el ministro Rivarola anunciaba a su gobierno que estaban listas para embarcarse las municiones Schneider solicitadas y que Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), la empresa petrolera estatal argentina, no encontraba inconveniente en entregar mensualmente los 1.500.000 litros de nafta requeridos y el aceite que fuese necesario (Carta de Vicente Rivarola a Eusebio Ayala, Buenos Aires, 16/03/1935, en Rivarola Coello, 1982). En una de esas partidas de material venidas de Europa se registró uno de los casos más curiosos y que pusieron a prueba la voluntad de la Argentina de colaborar con el Paraguay. Con motivo de un embargo de armas impuesto por la Liga de las Naciones a ese país, fueron detenidos el 15 de marzo de 1935 en Buenos Aires 320 cajones con 24 granadas cada uno, procedentes de Francia. Ante esta traba que impedía su reembarco al Paraguay se decidió, contando con la buena disposición de Luis Dodero, su trasbordo a lanchas de la empresa Mihanovich que los llevarían a Asunción, siempre que se obtuviese la cooperación de las autoridades aduaneras argentinas. Obtenida la misma, fueron llenados los cajones con piedras y arena y devueltos al país de origen, pudiéndose así remitirse las granadas al Paraguay (Rivarola Coello, 1982).
6. El apoyo económico-financiero del Gobierno Argentino Además de denunciar este tipo de ayuda a nivel militar, la Legación boliviana en Buenos Aires transcribió a La Paz la carta de un connacional radicado en la ciudad de Goya, Corrientes, el cual informaba que “está plenamente comprobado que esta provincia presta ostensiblemente su ayuda al Paraguay. Se remite ganado caballar y vacuno en grandes cantidades, maíz, harina, azúcar…” (Ayala Moreira, 1959). En realidad, esta denuncia emitida por la Legación boliviana, involucraba a tan solo un mínimo porcentaje del aprovisionamiento que la Argentina facilitaría a Paraguay durante la guerra. Según testimonia el ministro paraguayo en Buenos Aires, al mantener una entrevista con Agustín P. Justo, le enumeró las dificultades económicas y financieras por las que Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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atravesaba su país de cara a la guerra con Bolivia. En respuesta, el Presidente argentino lo autorizó a visitarlo en su casa particular las veces que fuese necesario y le prometió “su interés y su ayuda en todo lo que de él dependa”, asegurándole en el acto un aprovisionamiento de nafta y fuel oil para todas las necesidades del Ejército paraguayo, sin tener que preocuparse de su abono inmediato, los cuales serían facilitados por YPF al Ministerio de Marina y éste lo entregaría a Mihanovich para su transporte a Asunción. Asimismo, tras la mencionada entrevista, Rivarola aseguraba poder conseguir, en similares condiciones, todo el trigo que se pudiera consumir en Paraguay durante la campaña (Carta de Vicente Rivarola a Eusebio Ayala, Buenos Aires, 23/03/1933, en Rivarola Coello, 1982). Finalmente, la cooperación argentina en el plano financiero fue otro factor preponderante en favor del Paraguay durante la contienda. Los primeros contactos en este sentido los desplegó Rivarola hacia mediados del año ’33 a través del propio Presidente Justo, quien lo derivó, a fin de poder avanzar en las gestiones, con el Director del Banco Nación, Carlos Acevedo, al cual previamente se había dirigido el Primer Mandatario habiéndole recomendado el asunto, diciéndole que tenía “interés político y personal” en que se le prestara al Paraguay toda la ayuda posible. En consecuencia, ante las restricciones que imponía el estatuto del banco y máxime en la situación de guerra en que se encontraba Paraguay, pudiendo cualquier operación del ente estatal comprometer la neutralidad argentina, se decidió que apareciesen como beneficiarios el Banco Hogar Argentino, la Compañía Mihanovich y un molino harinero. En cuanto al primero de los tres, la operación por un millón de pesos argentinos se realizó a nombre, como titular del préstamo, del paraguayo residente en Argentina Juan B. Gaona; mientras que en el caso de Mihanovich se le otorgó un crédito de 500 mil pesos argentinos para aplicar exclusivamente al cobro de los fletes que en lo sucesivo le debiese el Gobierno paraguayo26. También se gestionaron créditos por intermedio de la Compañía Americana de Luz y de la 26
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En abril de 1934 Luis Dodero realizó una reclamación ante el Gobierno argentino por la falta de pago del Paraguay por sus servicios, y amenazó con cobrarse mediante el dinero correspondiente a una operación en ciernes a cargo del Banco Nación. Tal actitud causó gran revuelo: Saavedra Lamas cuestionó el modo en que se ponía en riesgo la neutralidad del país e indicó que desconocía en absoluto que el gobierno facilitaba material bélico a Paraguay, mientras que Justo, por su parte, se mostró molesto con la compañía y sugirió a Rivarola estudiase la posibilidad de realizar el transporte por otra vía, a lo que el Presidente Ayala respondió: “Es muy difícil que nos podamos emancipar de Mihanovich, pero si pudiera lo haría” (Carta de Vicente Rivarola a Eusebio Ayala, Buenos Aires, 12/04/1934 y Carta de Eusebio Ayala a Vicente Rivarola, Asunción, 18/04/1934; en Rivarola Coello, 1982, 239-241). Este episodio revela hasta qué punto la Compañía Argentina de Navegación Mihanovich tenía en sus manos al Gobierno paraguayo, poseyendo gran capacidad de presión e influencia sobre el mismo, e incluso también sobre el propio Gobierno argentino. Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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firma Bunge & Born, pero éste último no pudo prosperar (Cartas de Vicente Rivarola a Eusebio Ayala, Buenos Aires, 01/08/1933, 19/08/1933, 30/09/1933 y 09/03/1934, en Rivarola Coello, 1982). No conforme con esto, ya promediando el año 1934, Rivarola inició gestiones directas con el Ministro de Hacienda argentino, Federico Pinedo, quien le manifestó: “nosotros necesitamos y debemos ayudar al Paraguay en la presente emergencia; a la Argentina le conviene, y necesita que así sea, un Paraguay vencedor y fuerte en su restauración, a la que también debemos de ayudar; debemos de proporcionarle armas y municiones y facilidades de dinero, y para esto no debemos pedirle intermediarios, ni aceptarle garantías, dándole directamente el dinero que necesita”. Acto seguido, el ministro se comprometió a depositar, directamente en Asunción o en Europa y a la orden que le indicaran, cuatro millones de pesos argentinos. Meses más tarde, otros dos millones de pesos eran entregados en cien mil libras esterlinas al Paraguay, en París27 (Cartas de Vicente Rivarola a Eusebio Ayala, Buenos Aires, 11/08/1934 y 15/12/1934, en Rivarola Coello, 1982).
7. Reflexiones finales La colaboración prestada por Argentina al Paraguay durante la Guerra del Chaco, se ha demostrado, fue provista por diversos canales y consistió en múltiples manifestaciones y acciones, la mayoría de las cuales tuvieron como actor clave para su consecución y efectivización al Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario paraguayo acreditado en Buenos Aires, Vicente Rivarola. Entre ellas se destacan la aplicación diferencial de la neutralidad por parte del Gobierno argentino hacia uno y otro beligerante; el apoyo casi incondicional de la prensa y la opinión pública argentinas a la causa paraguaya; la provisión de material bélico, alimentos, combustibles y dinero en efectivo al Gobierno del Paraguay; el envío de una misión militar a Asunción en los años previos a la guerra destinada a preparar al Ejército paraguayo e instruirlo siguiendo la doctrina militar argentina, en detrimento de la influencia brasileña y chilena; y el tráfico de información por parte del Estado Mayor y los sectores de inteligencia hacia sus pares paraguayos. Este conjunto de acciones y medidas no se dieron en forma aislada, sino que, por el contrario, la ayuda a Paraguay constituyó una política de Estado, tendiente a satisfacer tanto los intereses más generales del Estado Nacional 27
Algunos de los documentos originales que testimonian estas operaciones, así como parte del intercambio telegráfico y epistolar mantenido por Rivarola con el Ministro de Hacienda paraguayo, Benjamín Banks, pueden ser consultados en la obra de Livieres Guggiari (1983), citada en la bibliografía al final de este trabajo. Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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argentino como aquellos más coyunturales del gobierno de turno, es decir, las clases política y económicamente dominantes. En cuanto a lo primero, esa decidida colaboración con la causa paraguaya durante los tres años de guerra estuvo orientada por consideraciones que perseguían objetivos estratégicos e inalterables de la política exterior argentina: a) la oposición a que Bolivia llegase a ser ribereña del río Paraguay, con la consecuente disminución de la frontera común, atendiendo a una hipótesis de conflicto con Brasil y a la posibilidad de monopolizar el transporte de la producción del oriente boliviano a través de ferrocarriles por territorio argentino; b) el tradicional sustento del separatismo de la región boliviana de Santa Cruz de la Sierra por parte de las autoridades argentinas, orientado en esa dirección y coyunturalmente favorable a un triunfo paraguayo en la guerra, ya que una eventual secesión implicaría el debilitamiento de Bolivia; c) la existencia de una teórica alianza militar argentino-paraguaya; y d) la consideración del Chaco Boreal como históricamente perteneciente al Paraguay desde el fallo dictado en ese sentido por el Presidente norteamericano Rutherford B. Hayes tras la Guerra de la Triple Alianza. En relación a los intereses del Gobierno argentino y de los sectores que lo sustentaban, también se advierte su influencia en la posición internacional del país ante el conflicto, traducida en este caso en la protección brindada a los inversores nacionales instalados en el Chaco paraguayo −destacándose entre ellos muy especialmente la empresa Carlos Casado Ltda.−, muchos de los cuales estaban vinculados y hasta emparentados con altos dirigentes de la administración justista, e incluso con el propio Justo. En este sentido, también adquiere relevancia la complementariedad de las economías paraguaya, argentina y británica, y el hecho de que las inversiones angloargentinas en el Chaco Boreal estuviesen principalmente destinadas a la explotación y transporte del quebracho y el tanino, permitiendo a empresas ferroviarias y navales de ese origen usufructuar los beneficios del negocio. A su vez, de esa manera se reafirmaba la inserción del Paraguay y la Argentina como países exportadores de materias primas y alimentos respectivamente, en virtud de la utilización del tanino en la industria ganadera, de la exportación del quebracho hacia Londres y la importación de esa plaza de carbón para el funcionamiento de esos mismos medios de transporte que se multiplicaban al amparo de ese esquema económico-comercial. En virtud de lo expuesto es que debe entenderse e interpretarse la colaboración y el apoyo, moral y material, prestados por el Gobierno, la prensa y, en definitiva, la sociedad argentinos al Paraguay durante la Guerra del Chaco y gran parte de las negociaciones de paz posteriores, el cual fue decididamente unánime: si bien es cierto que existían matices en cuanto a la forma de imple112
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mentación de la ayuda proporcionada y a la mayor o menor publicidad de la misma, ningún sector del Gobierno argentino, sea civil o militar, puso jamás en duda la conveniencia de un triunfo paraguayo en su disputa con Bolivia, actuándose en consecuencia. A la constatación de ese accionar, entendido como un aspecto más e integral de la política exterior argentina de los años ’30 del siglo pasado, es que ha estado orientada la presente investigación, pudiendo esto ser corroborado a partir de la consulta de diversas y variadas fuentes que así lo atestiguan.
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Fuentes Inéditas Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la República Argentina (AMREC), División de política, Bolivia y otros. Año 1934. AMREC, División de política, Paraguay y otros. Años 1931, 1932 y 1933.
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BIBLIB: 0251-2483 (2015), 117-154
TRANSFORMACIONES URBANAS, SEGREGACIÓN SOCIAL Y DÉFICIT HABITACIONAL: ¿UNA RELACIÓN SINCRÓNICA EN AMÉRICA LATINA Y PARAGUAY? URBAN TRANSFORMATIONS, SOCIAL SEGREGATION AND HABITATIONAL DEFICIT: A SYNCHRONIC RELATIONSHIP IN LATIN AMERICA AND PARAGUAY?
Enviado: 03/11/2016 Aceptado: 27/12/2016 Georgina Zavattiero1
Resumen El proceso de crecimiento urbano exponencial ha significado avances para conjugar territorialmente elementos de accesibilidad entre la población y una gama de servicios básicos. No obstante, las ciudades de la región de América Latina y el Caribe siguen siendo las más inequitativas a nivel mundial, por lo que aún se percibe una paradoja de elevada urbanización con alta concentración de pobreza y precarias condiciones de vida. Paraguay experimenta este inaudito crecimiento de las urbes desde hace dos décadas, en el que la incapacidad del Estado para afrontar una planificación urbana acorde a sus nuevas necesidades ha dado lugar a la operación y satisfacción de demandas por vías del mercado, situación que ha propiciado un crecimiento poblacional inequitativo e ineficiente para el desarrollo económico y humano. Entre una de las consecuencias de este proceso de crecimiento se circunscriben las precarias condiciones en las que residen los habitantes, hoy se estima que dos tercios de las viviendas en Paraguay no poseen condiciones adecuadas de habitabilidad.
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Maestranda en Ciencias Sociales con énfasis en Desarrollo Social (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales – FLACSO PARAGUAY). Licenciada en Trabajo Social (Universidad Nacional de Asunción – Paraguay). Contacto: chochiz4@hotmail.com Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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Transformaciones urbanas, segregación social y déficit habitacional: ¿Una relación sincrónica en América Latina y Paraguay
Palabras clave Transformaciones urbanas; planificación urbana; segregación social; déficit habitacional.
Abstract The exponential growth of urban population has led to circumstances allowing the urban population more access to basic services. However, Latin American and Caribbean cities continue to be the most inequitable in the world. Paradoxically, this urban development contrasts heavily with high poverty concentrations and precarious living conditions. Paraguay has been experiencing this type of growth in the cities for two decades. The government’s failure to put together an urban development plan that meets these new needs has allowed the private sector to satisfy these demands. This situation has led to an inequitable and inefficient population growth for proper economic and human development. One of the consequences of this growth process is the precarious housing conditions of many inhabitants. It is estimated that two thirds of the homes in Paraguay do not meet adequate habitability conditions.
Keywords Urban transformations; urban planning; social segregation; housing deficit.
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1. Introducción En la actualidad se considera que muchos de los problemas relacionados con la exclusión y segregación social se vinculan con la vivienda, por lo que la problemática habitacional se ha tornado un tema acuciante a nivel mundial desde hace varias décadas. La misma se debate en torno a múltiples elementos de análisis donde convergen numerosas disciplinas que pretenden dar respuesta, principalmente, a las posibilidades de acceso y adecuación de la vivienda a los diversos contextos poblacionales. Si bien los problemas relacionados con el hábitat de los seres humanos siempre han estado presente, es a partir del siglo XX, con el auge de las sociedades industrializadas, que esta temática ha cobrado mayor intensidad, en tanto comienza a visibilizarse la imposibilidad de un elevado número de ciudadanos al que no se les garantiza el derecho efectivo de acceder y habitar en condiciones de viviendas apropiadas para su desarrollo. El proceso de crecimiento urbano exponencial ha significado avances para conjugar territorialmente elementos conectores y de accesibilidad entre la población y una gama de servicios básicos. No obstante, es indiscutible que el crecimiento inaudito de la región, y las potencialidades que de él emergen, no ha redundando en mejoras sustanciales en la calidad de vida de los habitantes. Las ciudades de la región siguen siendo las más inequitativas a nivel mundial, por lo que aún se percibe una paradoja de elevada urbanización con alta concentración de pobreza y precarias condiciones de vida, restricciones que resultan insostenibles para alcanzar el desarrollo de la población. Las deudas rezagadas y desafíos emergentes que permean a la región han transformado la cuestión residencial en una verdadera emergencia habitacional. La vivienda, tal como se la conoce en la actualidad, se torna un elemento fundamental y una necesidad básica primordial para que las personas se integren a la sociedad de manera efectiva. Las condiciones de alojamiento, que inciden en el desarrollo humano, se convirtieron además en un elemento estructural fundamental para comprender la organización social. Para dar atención a esta problemática, se han esbozado variadas estrategias de sectores públicos, privados y de organizaciones de base con propuestas que pudiesen atender las demandas habitacionales, principalmente en contextos de elevada vulnerabilidad y exclusión social. Pese a los esfuerzos, se estima que a la fecha más de mil millones de personas en el mundo habitan en condiciones riesgosas, en asentamientos precarios, con bajo acceso a servicios básicos y amenazados de sufrir desalojos forzosos de sus hogares, por lo que varios autores afirman que el mundo vivencia una emergencia habitacional. Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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Paraguay no se encuentra exento a este proceso, pese a que el país ha experimentado un proceso relentecido de urbanización, en comparación a los demás países de la región, desde hace dos décadas el país se ha pasado de ser predominantemente rural a aglomerar a la población en las ciudades urbanizadas. Este crecimiento acelerado en las urbes ha desbordado la capacidad del Estado para atender las problemáticas emergentes de quienes migraban del campo a la ciudad y que de por si traían las secuelas de la desatención de necesidadesincrustadas en sus vidas. Este inaudito crecimiento de las urbes, sumado a la incapacidad del Estado paraafrontar una planificación urbana acorde a sus nuevas necesidades, ha dado lugar a la operación y satisfacción de demandas por vías del mercado, situación que ha propiciado un crecimiento poblacional inequitativo e ineficiente para el desarrollo económico y humano. Entre una de las consecuencias de este proceso de crecimiento se circunscriben las precarias condiciones de en las que residen los habitantes, hoy se estima que dos tercios de las viviendas en Paraguay no poseen condiciones adecuadas de habitabilidad.
2. La apropiación del espacio urbano y sus consecuencias no esperadas. América Latina y el Caribe es la región que ha registrado la más rápida urbanización a nivel mundial. Según estimaciones, el porcentaje de población urbana se ha duplicado en un periodo de 60 años, pasando del 41% en 1950, al 80% en 2010, convirtiéndose hoy en la región más urbanizada del planeta. Actualmente la región atraviesa un periodo de desaceleración del crecimiento urbano, no obstante, la intensidad en los cambios demográficos experimentados en las últimas cinco décadas condujo a la configuración de grandes ciudades, muchas de las cuales no se encontraban preparadas para hacer frente a las nuevas dinámicas demográficas y espaciales. El análisis del proceso de urbanización a nivel regional es un elemento fundamental y transversal para reflexionar sobre la problemática de vivienda. Los países de Latinoamérica y el Caribe experimentan en sus ciudades grandes contrastes, en los cuales conviven áreas de gran desarrollo urbano y de extrema pobreza: ONU Hábitat calcula que al 2008 más del 25% de la población urbana reside en asentamientos irregulares, esto equivale a 117 millones de personas viviendo en condiciones de concurrentes déficits, como ser de servicios básicos, de infraestructura, equipamientos y de vivienda (Banco Interamericano de Desarrollo, 2011). Si bien los países de la región han elaborado diversas políticas públicas de vivienda para salvar esta situación, las mismas no han conseguido responder eficazmente a las problemáticas de los sectores 120
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más pobres, por lo que pobreza y déficit habitacional siguen siendo variables en constante crecimiento. En este sentido, aunque en las últimas décadas se intentan abandonar prácticas violentas de erradicación de asentamientos informales y desalojos forzosos, consideradas en décadas pasadas como ejercicio legítimo para ocultar los matices indeseados del modelo de desarrollo urbano, y en contraposición se buscan mecanismos de participación ciudadana para generar modelos de urbanizaciones inclusivos, a la fecha, efectivamente, no se han desarrollado procesos de crecimiento urbano, social, ambiental y económicamente equilibrados, que mitiguen los desafíos de las deficiencias originarias de la expansión urbana. Respecto a Paraguay se debe señalar que hasta iniciado los años ’80 era un territorio predominantemente rural, no obstante, una década después el país ha comenzado a experimentar una dinámica de expansión y crecimiento urbano sin precedentes, aunque de carácter tardío en comparación a otros países de la región. Esta dinámica emergente ha traído variadas repercusiones, entre ellas una marcada propensión a la instalación de asentamientos precarios e informales. Lo señalado ha permitido exponer una problemática en la que se evidencian varias aristas que hacen a la convivencia social en un entorno altamente desordenado. El proceso de ocupación del territorio paraguayo, y su consecuente formación de ciudades, no fue un desarrollo lineal y homogéneo en las diferentes regiones del país, en vista a que el mismo respondió a algunos acontecimientos históricos trascendentales que definieron un modelo económico y una determinada distribución de la población en el espacio geográfico. En ese sentido, posterior a la Guerra de la Triple Alianza (1864-1870), el país se encontraba sumergido en una profunda ruina económica, por lo que una estrategia para abastecer de recursos al país, que permitiese encarar la reconstrucción, fue la venta de tierras públicas por parte del Estado paraguayo, principalmente a capitales financieros extranjeros. Estos capitales, compuestos fundamentalmente por varias empresas anglo-argentinas, brasileñas y francesas, derivaron en la privatización de inmensas cantidades de tierras, tanto de la región Oriental como en la Occidental, como refiere Yamili Yaluff, entre 1884 y 1914 estos capitales, compuestos fundamentalmente por varias empresas anglo-argentinas, brasileñas y francesas, derivaron en la privatización de inmensas cantidades de tierras, tanto de la región Oriental como en la Occidental, de modo que aproximadamente el 77% de la tierra estaba en manos de inversores y especuladores extranjeros (Yaluff, 2006).
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Esta dinámica de apropiación del suelo configuró el origen de los latifundios y la extracción masiva de capitales hacia el extranjero, los cuales se sostenían especialmente de la explotación extractiva de recursos naturales. Lo destacable de este modelo económico, de enclaves extractivos para el mercado internacional, es que no ha generado un asentamiento permanente y estable por parte de las poblaciones que ocupaban estos territorios, esencialmente por que generaban escasa inversión local para propiciar el desarrollo de las localidades, desarticulando así la relación entre territorio y habitantes. Otro suceso relevante al ahondar en la relación de la población con el territorio nacional es el de las corrientes migratorias. A finales del siglo XIX, Paraguay optó por una política de Estado que impulsase la atracción de la inmigración internacional, respondiendo a la necesidad de modernizar la actividad agropecuaria. De la mano de los agricultores europeos, y con la finalidad de ocupar territorios de la periferia, se propició un modelo de instalación de colonias extranjeras situadas sobre las áreas de influencias de las más importantes vías de comunicación del país. En este sentido, Víctor Imas señala que “generalmente el Estado favorece la migración, propiciando el avance de la agricultura capitalista, abandonando a su suerte a las personas dedicadas a la pequeña agricultura o dirigiendo la movilización poblacional hacia otras zonas territoriales” (Imas, 2013). Estos acontecimientos configuraron un esquema de organización territorial, que supuso la necesidad de inversiones en infraestructuras que permitiesen la conexión entre las diferentes porciones territoriales del país. Por otro lado, la consolidación de este modelo económico, basado en la agro-exportación de materias primas, otorgó fundamental importancia a los puertos fluviales. En este sentido, al margen de los principales ríos, el Paraguay y el Paraná, tuvo lugar el surgimiento de nuevas ciudades basadas en una directa dependencia del dinamismo portuario. No es de extrañar que hoy las ciudades más importantes del país como ser Asunción, Ciudad del Este y Encarnación, se encuentren a la margen de estos ríos y que a su vez éstas se conecten con centros poblacionales de los países limítrofes, acentuando las dinámicas económicas fronterizas. En este marco de análisis, Fabricio Vázquez destaca que “el río como sistema de transporte, activó las áreas aledañas y sobre todo las áreas urbanas y rurales próximas a los puertos” (Vázquez, 2006). También dentro del siglo XX, tuvieron lugar otros hitos de gran relevancia para la configuración de ciudades, basados en la consolidación del transporte ferroviario y, posteriormente, la construcción de las rutas terrestres. La irrupción de estas dos vías de comunicación, alternadas en diferentes tiempos históricos, propició una notable vitalidad económica y comercial para los centros urbanos del país y para fortalecer el intercambio de mercancías a nivel 122
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regional. En este sentido, Vázquez agrega que “las inversiones en vías de comunicación se multiplicaron en el periodo 1970-1990, pero concentrándose preferentemente en las zonas económicas más dinámicas y marginando aún más a las regiones históricamente relegadas” (Vázquez, 2006). Esta acotación permite destacar elementos fundamentales para comprender la conectividad de las ciudades y el desarrollo, o ausencia de este, en las diferentes localidades del país. Asimismo, este investigador señala que durante la década del ‘60 del siglo pasado, se ejecutó “el Plan Triángulo” consistente en la implantación de infraestructura vial, a través de rutas asfaltadas, que permitiese la unión entre las ciudades de Asunción, Encarnación y Ciudad del Este, con ramales perpendiculares que sirvieron de medios de expansión de influencia y de integración de la periferia (Vázquez, 2006). Además de lo expuesto, y considerando que el Estado es el encargado de direccionar las políticas territoriales con el fin de administrar y transformar los recursos disponibles en función a los objetivos sociales y económicos prevalecientes, se resalta que durante todo el siglo XX Paraguay atravesó un periodo de reordenamiento territorial caracterizado por el surgimiento y consolidación de la división política y administrativa de la superficie nacional, generando categorías geográficas o geo-económicas para configurar el país en regiones, departamentos y distritos. Se debe destacar que, pese a las transformaciones y divisiones territoriales que se han dado durante todo el siglo, Asunción, la capital del país, continúa siendo una localidad de centralización institucional y poblacional. El siglo XX, también se encontró atravesado por la construcción de dos represas hidroeléctricas binacionales entre los años comprendidos entre las décadas del ’70 y ‘90, Itaipú y Yacyretá, que generaron nuevos patrones de estructuración territorial y distribución poblacional. Respecto a la construcción de la represa Itaipú, en la zona Este del país, Vázquez afirma que “en esta zona se materializan los proyectos geopolíticos, productivos y sociales del Paraguay, que cambia de eje y sistema de conexión con el mundo, tanto como del Brasil que atrae al Paraguay a su órbita de influencia” (Vázquez, 2006), es importante enfatizar que esta modernización nacional, de la mano de grandes infraestructuras como las citadas, se da durante el gobierno del Gral. Alfredo Stroessner. En dicho sentido, José N. Morínigo destaca que, además de los emprendimientos económicos mencionados, durante la década del ’70 se acrecentaron las inversiones en el sector de la construcción, proceso que alteró de manera sustancial el mercado de la tierra y la vivienda y que, en convergencia con otros factores, dinamizaron el proceso de inserción de la tierra y la vivienda urbana al denominado ciclo de especulación financiera, de comercio y de acumulación, alterando de manera sustantiva el uso del espacio: “El modelo económico Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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convirtió a la tierra urbana en factor clave de un proceso de especulación sin precedentes en la sociedad paraguaya. La conformación de un sector empresarial – inversionista, así como la creación de instituciones que facilitaban a los sectores de ingresos medios y altos, invertir en la compra de tierra y vivienda urbanas, sentaron las bases de un proceso que alejó las posibilidades de los sectores para acceder a la tierra y la vivienda urbanas” (Morínigo, 1998). Además, es importante mencionar que los efectos del periodo de modernización nacional, encarados durante el gobierno de Stroessner, además de generar una mejora económica temporal y de consolidar la corrupción institucional del país, trajeron aparejados otros efectos sobre el uso del suelo. En dicho sentido, Mabel Causarano resalta que la construcción de un mega-emprendimiento como la represa de Itaipú, además de impactar negativamente sobre las condiciones ambientales del lugar, afectó a las poblaciones que se encontraban asentadas sobre las márgenes del río Paraná, provocando innumerables desplazamientos. En palabras de la autora, “las indemnizaciones fueron insuficientes para la compra de nuevas tierras en el Brasil; por tanto, millares de agricultores afectados emigraron hacia las zonas fronterizas del lado paraguayo, en donde el costo de las tierras era (y sigue siendo) más barato. Este proceso dio origen al grupo social conocido como brasiguayo, denominación que se aplica también a los descendientes de los primeros colonos, ya nacidos en el Paraguay y, por tanto, ciudadanos paraguayos” (Causarano, 2011). Estos avances en la consolidación de infraestructura del país, estimularon a que la zona Este del territorio nacional se constituya en un centro influyente de la economía, tanto por el fortalecimiento de la actividad comercial fronteriza, como por la expansión de la producción de monocultivo. Este último genera dinámicas territoriales sin precedentes a nivel nacional. El modelo económico, que se consolida en las últimas décadas del siglo XX, basado en la agudización de monocultivos, se convierte en el factor principal de expulsión de personas del campo a la ciudad, es decir, de la migración interna, que aporta de manera significativa al crecimiento urbano. La modificación en los patrones de tenencia de la tierra y la necesidad de constante expansión y baja ocupación de mano de obra agrícola que genera esta matriz productiva, confluyen en impulsar la retracción de la agricultura campesina y la necesidad de buscar nuevos lugares de residencia para la población sobrante. Se debe resaltar que, en este contexto, la migración es un mecanismo que utilizan las personas para enfrentar las condiciones desfavorables de sus zonas de orígenes bajo la expectativa de encontrar un nuevo lugar de arraigo que le permita acceder a mejores condiciones de vida. Como se identifica, los modelos económicos, basados en la lógica de mer124
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cado, fueron los motores de formación de los espacios productivos locales y de la formación de las ciudades. Para la región Oriental del país, la agricultura ha sido la actividad estratégica tanto en la consolidación de mercados como en la destrucción de territorios. El avance de empresas extranjeras, que imponen una producción agrícola masiva con tecnología avanzada, ha sido un elemento determinante para la contracción de la economía campesina familiar y la reconfiguración territorial de muchas ciudades. El cultivo estrella de este modelo económico de agroexportación y capitalización de empresas extranjera es la soja. En esta línea, Vázquez señala que “El cultivo de este rubro ordena, a su manera, un territorio donde la mayor parte de las infraestructuras, bienes y servicios están supeditados a su cultivo, acopio y comercialización” (Vázquez, 2006). A partir de esta acotación, se debe resaltar que la producción mecanizada genera una profunda transformación del territorio rural nacional, considerando que este sistema requiere de escasa contratación de mano de obra campesina y elevada cantidad de tierras fértiles para su cultivo, provocándose el aceleramiento de la producción empresarial y de la migración del campo a la ciudad por parte de la población que se encuentra excluida de este sistema: “la fuerza del mercado y de las nuevas tecnologías debilitó la economía de los pequeños agricultores, empujándolos a abandonar el campo” (Borda, 2016). Además, se debe mencionar que las ciudades se tornan funcionales a este sistema de mercado, adaptando la infraestructura necesaria para que los condicionamientos de producción y comercialización de este producto se desarrollen con agilidad para la masa empresarial. En este marco, Ana Rojas señala que “la concentración de la tierra es uno de los ejes principales que marca la trayectoria de la economía del país y la distribución de los ingresos” (Rojas, 2016). Esta autora agrega que, pese a que en los últimos años Paraguay ha experimentado un crecimiento económico sostenido, la dependencia de la economía en base al sector primario de producción, evidencia la segmentación de la población y la concentración de recursos productivos en una escasa porción de la población: menos del 3% de la población es propietaria del 85% de las tierras cultivables del país (Rojas, 2016). En este marco de reflexión sobre las características de la economía paraguaya y la interrelación entre población y desarrollo territorial, se destaca la afirmación de Bernardo Esquivel que manifiesta que hasta la década de los ’80 el país era inminentemente rural y que en las últimas décadas Paraguay ha comenzado a experimentar un proceso de creciente aumento poblacional en zonas urbanas, señalando que el mercado laboral no ha podido absorber eficazmente esta dinámica. Esta coyuntura ha provocado precariedad en las condiciones de trabajo, y de vida, de los nuevos habitantes y ha sido determinante en la expansión de áreas marginales urbanas y el consecuente incremento de Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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problemas sociales. Además, este autor resalta que “los procesos migratorios internos tienen otras implicancias en el proceso de desarrollo, pues en ellos se originan las dificultades para la integración social de los grupos migrantes, tanto de los que se desplazan hacia el área urbana como de los que van a las zonas rurales” (Esquivel, 2007). En perspectiva con este análisis, se evidencia que a partir de la década de los ’90, con la acentuación de las condiciones de recepción de inmigrantes brasileños y la apertura democrática, se acelera el patrón de modificación territorial de las décadas pasadas. En este sentido, Yaluff señala que a partir de este periodo se constata una fuerte concentración de la población en el área metropolitana de Asunción, siendo esta ciudad la que concentra los poderes estatales (Yaluff, 2006). No obstante, se resalta que estas modificaciones territoriales no han sido totalmente pacíficas, por lo que en esta década también comienzan a acentuarse los conflictos por la tierra entre los campesinos y los propietarios “brasiguayos” por la dicotomía que genera el modelo de agronegocios. Este patrón productivo, además de repercutir negativamente en las actividades laborales de los campesinos, genera un grave deterioro ambiental, afectando la estructura alimentaria y la salud de las familias rurales. Se debe señalar que el estudio de la metropolización es un campo que presenta dificultades conceptuales que obstaculizan su precisión a cabalidad. No obstante, Causarano enfatiza que “la metropolización es el proceso por el cual una ciudad principal, la metrópolis, y otras colindantes conforman un continuum urbanizado, que adquiere las características de una urbe extendida” (Causarano, 2006). En esta perspectiva, la autora señala que el territorio nacional presenta tres grandes sistemas metropolitanos, encabezados por las ciudades de Asunción, Ciudad del Este y Encarnación, que para el año 2002 emplean al 60% de la población ocupada del país (Causarano, 2006). La Zona Metropolitana de Asunción, compuesta por 20 municipios, abarca el 16% del territorio nacional, aglomera al 36% de la población total país y al 57,56% de la población urbana nacional, denotando una densidad poblacional de 1710,5h./ km2, cifra que supera en 135 veces al promedio nacional (Causarano, 2006). Esta densificación poblacional y de la actividad económica, llevan a la autora a afirmar que “el Paraguay es pródigo en asimetrías, disparidades y desequilibrios internos a cada sistema metropolitano, y también entre estos y con el territorio circundante” (Causarano, 2006). En continuidad con este análisis, se destaca que la localización de asentamientos urbanos precarios es una constante en estos sistemas metropolitanos. En este sentido, Borda resalta que “los asentamientos urbanos carecen de acceso adecuado a los servicios y bienes públicos. Las viviendas son precarias y están expuestas a los riesgos climáticos y a la contaminación ambiental. Algu126
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nos de sus pobladores viven de los desechos de la ciudad y acceden a trabajos precarios como “limpiavidrios”, “cuidacoches”, vendedores ambulantes, juegos callejeros y la mendicidad. Otros se dedican a trabajos de construcción, puestos de ventas de baratijas, jardinería y tareas afines. Y, otros caen en los negocios ilícitos y en la delincuencia” (Borda, 2016). Con respecto a lo mencionado, es importante destacar que si bien Asunción ya no es el foco principal de atracción de la población migrante, aún se perciben las secuelas de los tiempos pasados en el que las poblaciones tendían a ocupar los espacios residuales de la ciudad, conformando así asentamientos informales costeros e intraurbanos (Flores, 2009).
3. Características de la conflictividad en torno a la vivienda Se estima que los problemas de vivienda afectan actualmente a más de una tercera parte de las familias de América Latina y el Caribe que habitan en ciudades, por lo que se puede afirmar que disfrutar de servicios básicos de calidad, de la accesibilidad a infraestructura y equipamientos, a la posibilidad de desarrollarse en un ambiente salubre, confortable y seguro, no verse obligado a acceder a fuentes de empleos muy lejanas, no sentirse acechado por la inseguridad y la violencia, más que genuinos ideales, deberían ser condiciones naturales de residencia de los seres humanos. Es en este sentido que se desprende la correlación de abordar vivienda, territorio y entorno como un complejo interrelacionado y no excluyente para medir la calidad de vida. A este respecto, analizar la urbanización y la problemática de vivienda en esta región del mundo lleva a exponer conceptos como es la segregación residencial de los habitantes más pobres y las barreras que ésta impone en los procesos de inclusión social, desarrollo económico y superación de la pobreza. En efecto, se entiende que la segregación residencial es el patrón de configuración territorial en el que, por un lado, se da una fuerte concentración de grupos medios ascendentes y de élites en un espacio territorial, que condensa infraestructuras y servicios de calidad y que, generalmente, se ubica en el centro de la ciudad y, por el otro lado, soslayados de estos aprovisionamientos, se visibiliza la aglomeración de los estratos más pobres, generalmente en las periferias urbanas, dando cuenta que las ciudades decaen física y socialmente hacia los contornos de la misma (Sabatini, 2006). Este modelo de ciudad, que se desarrolla con fuerza en América Latina, se identifica con una marcada aglomeración de élites en el centro de las urbes y de pobreza en las periferias, siendo este un patrón de segregación similar al experimentado por Europa. No obstante, se debe señalar que en la región latinoamericana se ha ensayado también un modelo anglo-americano de ciudad, Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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caracterizado por la consolidación de suburbios, con un patrón antagónico al citado anteriormente, en el que las clases más altas ocuparon las periferias urbanas y las poblaciones más pobres acapararon los centros de las ciudades. Se ha popularizado que la segregación es un fenómeno que debe ser erradicado, o al menos mitigado, para promover la cohesión social. En ese mismo sentido, se indican algunas ideas sobre las causas que explican la segregación en las ciudades: 1. la segregación de las urbes como producto de las propias desigualdades sociales, 2. la segregación residencial atribuida a la capitalización de la tierra y a la acción de los agentes inmobiliarios para generar lucro a partir de ésta, y 3. la segregación urbana atribuida a la imitación de patrones de residencia propio de las élites. En esta línea, Francisco Sabatini e Isabel Brain argumentan que es un mito considerar que lo genuinamente relevante para las personas pobres y vulnerables se reduce al hecho de contar con una vivienda, sin interesarse por el lugar de ubicación de ésta. Poniendo el foco en el estudio de ciudades chilenas, pero con énfasis en demostrar las características de residencia de los habitantes de América Latina, estos autores subrayan que la localización es un asunto perentorio para analizar la cuestión residencial de las clases más pobres, entendiendo que son éstas las que experimentan mayores dificultades de inserción laboral y política (Sabatini y Brain, 2008). En definitiva, lo genuinamente visible en las ciudades de América Latina y el Caribe es la polarización residencial por clases sociales, que contribuye a la reproducción de la exclusión, degradación y desintegración social. Estas lamentables características constatan las restricciones del derecho a la ciudad y del usufructo equitativo de las oportunidades de residir en espacios urbanos. Los enfoques contemporáneos se alejan de los análisis tradicionales de los problemas habitacionales, los cuales se concentraban en debatir los atributos de la vivienda para la satisfacción de las necesidades, para ubicarse en un sendero de interpretación de la influencia del entorno y la vivienda en la calidad de vida de los residentes. El fuerte correlato entre ubicación espacial y problemática de vivienda lleva a analizar algunos factores que han propiciado este fenómeno social en las ciudades de América Latina y el Caribe. En dicho sentido, César Patricio Bouillon argumenta que los problemas de vivienda que afectan actualmente a la región tienen una data de por lo menos 60 años y comienzan a visibilizarse a partir de la recepción masiva de inmigrantes. Tal situación se complejiza aún más en ciudades con escasa planificación para recibir estas oleadas migratorias, por lo que la limitada inversión en infraestructura y equipamientos de las ciudades más urbanizadas tiende a dinamizarse para atender a un nuevo caudal poblacional (Bouillon, 2012). 128
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Por lo argumentado, en una primera instancia es importante mencionar la relevancia del reconocimiento formal del derecho a la vivienda, siendo este plausible de ser demandado por la ciudadanía que se considera en estado de privación del mismo. En este contexto, la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas (1948), que parte de la necesidad de reglamentar garantías básicas e inalienables para todos los seres humanos con el fin de que las personas accedan a un desarrollo integral, es el primer instrumento en considerar el derecho a la vivienda como uno de los derechos fundamentales de los seres humanos para garantizar un nivel de vida adecuado, salud y bienestar, tanto propio como familiar (artículo 25). De la declaración de las Naciones Unidas se han inspirado otras series de reglamentaciones e instrumentos jurídicos a nivel internacional, por lo que los derechos consagrados en las diferentes herramientas legales también son objeto de análisis y debate por parte de intelectuales que evalúan su correlación con la realidad práctica, con las ideologías imperantes, y con los intereses que se esconden cuando estos comienzan a tener mayor relevancia en las agendas públicas. Por lo mencionado, resulta importante destacar los argumentos que se arguyen cuando se habla del derecho a la vivienda, y más precisamente a una vivienda adecuada. En este sentido, John Gledhill afirma que el análisis sobre el derecho a la vivienda puede ser evaluado a partir de una lectura burguesa en donde el mismo es considerado como sinónimo de propiedad, en tanto es exigible por los ciudadanos que identifican que sus derechos se ven restringidos o violados. No obstante, pese a las interpretaciones que puedan realizar los sujetos, según se define en las convenciones internacionales, el derecho a la vivienda no implica, necesariamente, el derecho a ser propietario (Gledhill, 2010). El énfasis puesto en que el derecho a una vivienda puede ser considerado como el derecho a poseer una vivienda debe ser analizado dentro de un contexto que abarque la interpretación subjetiva que hacen los individuos. En general, los habitantes pueden considerar que el hecho de poseer una vivienda les otorga seguridad y estatus social, por lo que a su vez, los elementos internos y externos que pueden confluir en la amenaza de su pérdida se vuelven factores cruciales para el entendimiento de lo que significa “tener una casa”. Retomando la noción de derechos, se debe mencionar que los contextos históricos tienen gran incidencia en las configuraciones institucionales de cada época, por lo que no se debe considerar el derecho a la vivienda como una cuestión de definición estática y de pacífico consenso, ya que su abordaje se ha visto atravesado por diferentes procesos de reinterpretación en base a las interconexiones espaciales y sociales que han hecho del concepto de vivienda un campo de difícil aprehensión. Abandonar la perspectiva de que el derecho a Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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la vivienda no se reduce a una cuestión de techos y paredes no fue un proceso lineal. En esta compleja transversalidad de la vivienda con la vida humana, se debe destacar la preponderancia que ha tenido la estructura residencial y su relación con la familia, en este sentido, afirman Carlos Almeida Marques & otros (2010) “el entorno de la vivienda es el lugar donde se produce las relaciones más intensas, íntima y fuerte entre personas que comparten su espacio”. Así, en un hogar, los miembros pueden otorgarle significaciones diferentes acorde a las propias experiencias y/o proyecciones que cada uno asigna a esa estructura residencial, a las funciones que consideren conveniente, a su entorno y a los entramados sociales que la atraviesan. A su vez, esto proyecta la construcción social del espacio y del lugar, por lo que el “habitar” se torna un proceso activo en función de las prácticas y relaciones sociales. Ahora bien, entendiendo que los seres humanos son capaces de construir significaciones que confluyen alrededor de los modelos residenciales y la experiencia de habitar, se debe resaltar que los atributos que estos le otorguen a su relación con la vivienda son constructos propios generados a partir de sus interacciones como seres sociales en contextos históricos determinados. En este sentido, el acceso a una vivienda se envuelve en una trama de elementos que determinan si la misma posee las condiciones de ser adecuada o no para el desarrollo humano, y es a partir de esta valoración que se han discutido los diversos factores que tienen incidencia directa en determinar la condición de la misma. De este modo, no menos conflictivo que considerar el derecho a la vivienda como sinónimo de vivienda propia, es considerar los indicadores que determinan que una población disfrute de una vivienda adecuada. Es decir, la determinación de lo que pudiese ser una vivienda adecuada, el sentido y la validez, a su vez el consenso respecto a ésta, conlleva a la necesidad de definir cuáles son los parámetros tenidos en cuenta para acordar qué es propiamente una vivienda adecuada o digna. En este sentido conviene señalar que en los más de 60 años que el derecho a la vivienda se encuentra sólidamente reconocido por la Naciones Unidas, ha sido objeto de constante reinterpretaciones pudiendo ser abordado a partir de diversos elementos que lo configuran, como son: las relaciones sociales, los parámetros de calidad estructural, la seguridad jurídica del lugar de ocupación, la ubicación espacial, la accesibilidad, entre otros; estos abordajes intentan precisar cuáles son las características esenciales para que una vivienda sea definida como digna o adecuada. Es entonces que al asumir el proceso de habitar se convierte en un elemento 130
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aglutinador entre las dimensiones sociales y físicos-espaciales se propicia el debate sobre los elementos considerados indispensables y definidores para la calidad de vida de los habitantes. Las controversias surgidas ante el término de vivienda adecuada pueden ser amplias e interminables, puesto que necesariamente se entrevé un tinte subjetivo e ideológico que lo determina. En esta misma correlación de ideas que hacen del hecho de habitar una valoración subjetiva por parte de los habitantes, en dicho sentido Carlos Almeida Marques & otros mencionan que “la vivienda puede entenderse como un mecanismo físico, cuya forma es el resultado de la idea que una sociedad determinada, tiene sobre las «necesidades básicas», que deben ser adecuadamente representadas en la vivienda, donde su evaluación depende sobre el tipo de respuesta, definida culturalmente, donde cada sociedad tiene la intención de satisfacer las necesidades humanas para respirar, comer, dormir, vivir limpio, amar, procrear y convivir”(Marques & otros, 2010). Retomando el planteamiento de los atributos que inciden en la formulación de lo que es una vivienda adecuada, las Naciones Unidas afirma que la misma debe estar enmarcada en un contexto más holístico y trascendental que la mera estructura, es decir, que se integre al derecho de vivir con seguridad y dignidad. Dando cuenta de la conflictividad de la definición de “adecuado”, y su interdependencia a factores sociales, económicos, culturales, climáticos, entre otros, esta organización considera que los Estados deben consensuar condiciones básicas de vivienda aplicables en cualquier contexto, a partir de elementos fundamentales, como aquellos relativos a: la seguridad en la tenencia, considerada en términos de imposibilidad de desalojos forzosos, la destrucción y demolición arbitrarias del hogar, la disponibilidad de servicios e infraestructuras accesibles a los ciudadanos, la asequibilidad, considerando que la proporción del ingreso gastado en la vivienda no sea tan alto que perjudique la satisfacción de otras necesidades básicas, la habitabilidad, considerando nociones de seguridad física y de espacio suficiente para sus miembros, la ubicación, en relación al contexto espacial en el que se encuentre la vivienda que sea de relativa proximidad a las fuentes básicas de subsistencia y servicios (como empleo y hospitales) y a su vez distanciamiento de factores de riesgos (contaminantes o riesgos ambientales) y la adecuación cultural, que de cuenta del respeto de la expresión de la identidad. A partir de lo expuesto se evidencia que el problema habitacional no puede ser reducido a una encrucijada de oferta y demanda, en el que la intervención estatal se centre meramente en la provisión de recursos a la ciudadanía que es incapaz de costear los elevados requerimientos que convergen para acceder a una vivienda. Los parámetros para el acceso a una vivienda hoy se hayan en constante redefinición, en tanto se piensan en la interdependencia de la misma Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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a partir del acceso a la tierra, a la reivindicación de la identidad cultural, a la necesidad de acceso a condiciones básicas de servicios y medios de subsistencia, entre otros elementos, en el que el Estado debe permanecer como un agente regulador. Al inicio de este siglo, la socióloga argentina Maristella Svampaha ha desarrollado un interesante análisis en un libro que ha denominado Los que ganaron. La vida en los countries y barrios privados, destacando que alrededor de las ciudades latinoamericanas se observan comunidades enrejadas y barrios cerrados en una especie de áreas residenciales con accesos restringidos. La autora enfatiza que, en su país de origen, esta proliferación de urbanizaciones cerradas emerge a partir de la década de los ’80 y que es una de las expresiones más emblemáticas de una época caracterizada por la revelación exacerbada de las privatizaciones y la polarización social. La acentuación de las desigualdades sociales y la crisis del Estado para garantizar seguridad a sus ciudadanos ha conllevado a un fenómeno de inseguridad urbana que propicia el encierro de ciertas clases (Svampa, 2001). Diversas perspectivas teóricas esbozan hipótesis sobre las causas que confluyen para que una proporción elevada de habitantes resida en condiciones de vulnerabilidad. Bouillon considera que son tres los factores interrelacionados que con mayor frecuencia se citan como los principales causantes de los malos resultados de la región en materia de vivienda: “sus altos precios en relación con el ingreso familiar, la falta de acceso al crédito hipotecario y los altos precios de la tierra y de la construcción, que son a su vez los factores críticos que más influyen en los costos de la vivienda” (Bouillon, 2012). En este sentido, es importante reconocer que gran parte de los asentamientos precarios y de la informalidad urbana son consecuencia de la falta de suelo y vivienda accesibles para los habitantes. Es un vasto análisis el que se puede desarrollar a partir de la comparación de las características residenciales de los estratos altos y bajos de las sociedades de la región. Como se demarcó, los estratos más pobres padecen las peores condiciones de accesibilidad y asequibilidad de servicios e infraestructura básica, además de sentimientos constantes de estigmatización y marginación social. Asimismo, es importante hacer énfasis en el punto vulnerabilidad frente a los condicionamientos naturales, si bien las ciudades se han mostrado resilientes a los azotes de la naturaleza, es en las clases más pobres donde se encrudece el impacto de estos eventos, y esto se debe principalmente a que los mismos residen en contextos territoriales peligrosos, altamente deficitarios y en viviendas precarias. Es importante mencionar que, si bien este extracto analítico pone énfasis en el análisis de las urbes y su correlato con la problemática de vivienda, no se 132
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pretende soslayar que la localización geográfica es aún más determinante en los entornos rurales. En ese entorno geográfico las limitaciones de accesibilidad a condiciones básicas de vida resultan aún más deficitarias, esto se explica por la relativa dispersión de asentamiento de la población que propicia que la instalación de infraestructura básica sea más costosa y hasta inviable en comparación a las ciudades urbanizadas. En este análisis se debe resaltar que Paraguay remarca las características de inequidad y exclusión que afectan a toda la región. En este país las condiciones generales de vida de sus habitantes se expresan en estadísticas que dan cuenta del relegamiento histórico en la atención pertinente a los derechos humanos y los servicios básicos que los mismos deben poseer para su pleno desarrollo. Esta desatención ha conllevado a acentuar las brechas de pobreza, marginación, desigualdad y exclusión social, características naturalizadas y concebidas como inalienables por gran parte de la población, y que se manifiestan con especial énfasis en la cuestión habitacional. Al 2015 la población paraguaya estaba conformada por un total de 6.926.100 personas agrupadas en 1.799.936 hogares que residen en 1.796.443 (EPH 2015); las estimaciones respecto al déficit habitacional se encuentran representadas por una afectación de 1.100.000 viviendas aproximadamente, considerando el 87% de este total como una deficiencia cualitativa en las viviendas de residencia, es decir, necesidad de mejoramiento y/o ampliación de vivienda. El restante 13% representa una deficiencia cuantitativa, entendida esta como demanda de nuevas viviendas. Es decir, se estima que en la actualidad el 61% de las viviendas en Paraguay no posee condiciones adecuadas de habitabilidad. Como características más relevantes de este escenario país, y que inciden en la problemática habitacional, se pueden mencionar: la masiva expulsión de personas del campo hacia la ciudad con un escaso ordenamiento y planificación territorial, un crecimiento desorganizado de los centros urbanos, la representación poblacional de un grupo etario joven con tendencia al concubinato y/o matrimonio, una tasa de crecimiento poblacional que ronda el 2% anual, elevados índices de pobreza que por varias décadas afectan entre el 30 y el 40% de la población, acentuada concentración en la tenencia de tierras, marcadas brechas de desigualdad y exclusión social, un modelo económico con escasa absorción de mano obra, entre otros. Estos elementos se conjugan en los ciudadanos que vienen generando una importante presión al Estado en búsqueda de obtener respuestas a sus necesidades habitacionales y que, hasta la actualidad, no encuentran herramientas que le permitan habitar fuera de la precariedad, el hacinamiento y la insalubridad. El contexto mencionado, sumado a la postergación histórica de las neceEstudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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sidades habitacionales a nivel país, ha generado una problemática social de difícil atención y de elevada magnitud. En Paraguay, los indicadores para estimar el déficit habitacional apelan a una serie de componentes que confluyen en la evaluación del tipo de deficiencia que impacta en las viviendas. Como se ha manifestado con anterioridad, a la fecha no existen consensos y criterios comunes en la región que permitan viabilizar estudios certeros para la estimación del déficit habitacional, por tanto, comprender a cabalidad la naturaleza y envergadura de los problemas de vivienda, aún es una deuda pendiente. No obstante, en el país la problemática habitacional es identificada por dos aristas: por un lado, el déficit cualitativo, representado por aquellas construcciones que requieren de mejoramiento en la calidad de los materiales, en la tipología constructiva, en las redes de saneamiento o en la ampliación de la vivienda, que evite el hacinamiento y garantice privacidad y desenvolvimiento armónico de los integrantes del hogar. Por otro lado, el déficit cuantitativo estima la cantidad de viviendas nuevas que deben ser construidas, tanto para reemplazar las viviendas irrecuperables, como para dar respuesta a los hogares agrupados en una misma vivienda. En cuanto se intenta analizar la situación habitacional por dominio geográfico se logra visibilizar que las condiciones deficitarias tienen una tendencia a concentrarse en zonas rurales. En dicho sentido, Ortiz (2001) expone un análisis realizado a partir del Censo de Población y Vivienda de 1992 y las Encuestas Permanente de Hogares de los años 1995, 1997/98 y 1999, en el cual identifica, analizando los componentes constructivos y de saneamiento, que la situación habitacional en esos años muestra una marcada tendencia al mejoramiento de la calidad de las viviendas, pero resaltando que las viviendas calificadas como de mala calidad se concentran en el área rural del país, por lo que se asume que el acceso equitativo a los servicios citados continúa siendo un desafío pendiente (Ortiz, 2001). Por otra parte, como se identificó anteriormente, la condición de hacinamiento es otro elemento que determina la deficiencia o no de una vivienda para satisfacer las necesidades de las personas que residen en ella. Este indicador guarda relación con la experiencia de habitar en un espacio físico determinado, entendiendo que la aglomeración de personas en un espacio determinado de la vivienda, como son los dormitorios, tiene una incidencia negativa. En Paraguay se utiliza una simplificada fórmula que permite estimar el hacinamiento en los hogares, consistente en dividir la cantidad de personas de hogar por la cantidad de dormitorios disponibles en la vivienda de residencia, si esta división arroja un número mayor a 3, se considera que en ese hogar existe hacinamiento. También si en una vivienda reside más de un grupo hogar, es un indicador de hacinamiento. 134
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La simplicidad de la fórmula denota las carencias analíticas para captar el hacinamiento real que se pueda presentar en los hogares. En dicho sentido, un análisis exhaustivo debería considerar elementos como la dimensión de los dormitorios, la distribución de los habitantes y su modo de residir en estos espacios. Por otra parte, otro fundamento que no debe soslayarse cuando se evalúa el déficit habitacional, es la correlación existente entre los ingresos familiares y la calidad de la vivienda, puesto que, en la mayoría de las oportunidades, estos ingresos determinan la posibilidad de acceso a mejorar las condiciones de habitabilidad. De esta manera, Ortiz resalta que acorde a los parámetros de investigación citados más arriba, los resultados obtenidos en el periodo abordado dan cuenta que “a mayores ingresos per cápita de los hogares paraguayos corresponden mejores condiciones de habitación” (Ortiz, 2001). El análisis por parte de los entes públicos no se encuentra ajeno a esta realidad, por lo que desde la Secretaría Nacional de la Vivienda y el Hábitat, en su formulación del Plan Nacional De Hábitat Y Vivienda – PLANHAVI expresan que “la debilidad institucional para orientar y regular las dinámicas socioeconómicas conduce a que los actores más poderosos dispongan de mayores márgenes de acción para el logro de sus intereses particulares o sectoriales. Estos fenómenos generan y reproducen las inequidades sociales, tanto en las zonas rurales como urbanas” (PLANHAVI, 2013). En el Informe Nacional de Paraguay, desarrollado para la Conferencia de las Naciones Unidas - HÁBITAT III, el gobierno expresa que el territorio paraguayo muestra desequilibrios en tanto se evidencia concentración poblacional, principalmente en áreas metropolitanas y, por otro lado, un marcado despoblamiento en otras áreas del país, como ser el área urbana. Ante este diagnóstico expresa que “este fenómeno de saturación y congestión territorial genera sobrecostos en el mantenimiento de las infraestructuras y equipamientos y afecta las condiciones ambientales y la calidad de vida de la población de un lugar y, en contrapartida, las bajas densidades también generan un círculo vicioso de despoblamiento y deterioro” (Informe Nacional de Paraguay, Tercera Conferencia de las Naciones Unidas Sobre la Vivienda y el Desarrollo Urbano Sostenible - HÁBITAT III, 2016). Este documento señala que la aprobación de una Ley de Ordenamiento territorial es una cuestión impostergable para el país. En este sentido, conviene señalar que la incapacidad institucional y la ausencia de mecanismos que viabilicen el ordenamiento territorial del país, redundó en que el déficit habitacional se inscriba principalmente en el ámbito de urbanizaciones informales. Este instrumento además destaca que el crecimiento urbano del país también se vio propiciado por la inversión privada, en la cual se han generado Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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estrategias de venta de lotes para poblaciones de bajos recursos, las cuales se han caracterizado por la ausencia de servicios básicos que, además de generar una expansión urbana desordenada, han provocado una serie de problemáticas relacionadas con problemas ambientales, sociales y de infraestructura que no pueden ser paliadas por los organismos municipales. En esta línea Vázquez (2013) manifiesta que el factor determinante de los desajustes urbanos en el país se debe a “la poca eficacia de las escasas políticas públicas urbanas y territoriales, lo que vuelve invisible la pertinencia del desarrollo territorial como política pública”. En este mismo análisis, el autor señala que de las 224 ciudades que conforman el país, 3 cuentan con más de 200.000 habitantes, 4 ciudades con más de 100.000 habitantes, tan solo 25 ciudades entre 10.000 y hasta 100.000 habitantes, y que el restante 86%, 192 ciudades, se encuentran compuestas por menos de 10.000 habitantes. Resalta además que de este total, 57 ciudades no alcanzan siquiera una población de 1.000 personas (Vázquez, 2013). Por su parte, en un análisis sobre el proceso de urbanización nacional y el impacto que el mismo ha generado sobre la cultura paraguaya, Morínigo destaca que “La precariedad material de las viviendas, el alto nivel de hacinamiento al que debe agregarse en muchos casos la inestabilidad crónica del asentamiento, la ausencia de servicios organizados y eficaces inciden directamente en el deterioro ambiental de los barrios pobres, y también en la calidad de vida de sus pobladores. En este sentido, por sus efectos inmediatos en la salud, la carencia de un sistema adecuado de distribución de agua potable, pasó como un régimen permanente de eliminación de residuos, constituyen dos aspectos, determinados en la degradación ambiental urbana” (Morínigo, 1998). Es importante mencionar que la Constitución Nacional, en su artículo 100, establece que la vivienda digna es un derecho de todos los habitantes, asumiendo por parte del Estado el compromiso de establecer las condiciones necesarias para viabilizar ese derecho, a través de la promoción de planes de vivienda de interés social. Además, este artículo resalta que los planes de vivienda tendrán especial énfasis en las familias de escasos recursos, para las cuales dispondrá de sistemas de financiamientos adecuados a la población. En este sentido, Morínigo conviene en señalar que “el mecanismo concreto que se plantea en el artículo 100 es el de los “sistemas de financiamiento adecuados”, lo que implica que no necesariamente deben ser organismos ligados al Estado los que realicen efectivamente la construcción de las viviendas, sino más bien, en el sentido que se facilite un adecuado acceso a créditos accesibles y de largo plazo” (Morínigo, 1997). Cabe mencionar que en su análisis el autor resalta que, 5 años después de la declaración de esta Constitución, las condiciones de los sectores bajos para acceder a una vivienda se han dificultado, dando cuenta 136
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que las alternativas de financiamiento se dirigían principalmente a sectores de la clase media y alta, tanto por los elevados costos de las cuotas como por las exigentes condiciones impuestas para aprobar un financiamiento destinado a vivienda. En esta dirección de análisis, Juan Fruet y Guzmán Muñoz afirman que el acceso de la vivienda en Paraguay presenta varias dificultades para las diferentes clases, puesto que no solo las clases de bajos recursos son las que tienen limitaciones para cubrir esta necesidad. En este sentido, exponen que, en el algunos casos, las familias paraguayas no pueden siquiera cubrir el costo de una vivienda básica, en otros casos, la informalidad del mercado laboral no les permite documentar sus ingresos, por más de que estos sean acordes para solicitar un financiamiento, por otra parte, destacan que en el mercado financiero existen ofertas con hipotecas muy costosas o bien directamente escasean las ofertas de viviendas para la compra (Fruet y Muñoz, 2015). Además de que no existe un mercado financiero que se ajuste a las características sociodemográficas y económicas de la población para atender esta necesidad, estos autores mencionan que, pese a existir una serie de planes de vivienda por parte de diferentes instituciones, los mismos carecen de sostenibilidad en sus programas.
4. Particularidades de la interacción social y pública en la cuestión habitacional En un análisis integral sobre problemáticas sociales en temática habitacional, no se debe soslayar el modo en el que opera la intervención estatal sobre los desafíos emergentes. El posicionamiento mundial sobre una economía de mercado globalizada, con énfasis en el libre comercio, traspaso de responsabilidades públicas al ámbito privado y la retracción del Estado en materia de políticas públicas, marcan una línea de acción que permea a su abordaje sobre lo social. En esta perspectiva, las políticas territoriales pueden ser vistas como las acciones y omisiones que emanan de los Estados y que determinan un modelo de “distribución y localización de determinados bienes y servicios, sectores y grupos sociales que tendrán acceso a ellos que, en consecuencia, también podrán satisfacer necesidades habitacionales básicas” (Rodríguez & otros, 2015). Así, el Estado se vuelve un modelador de las políticas sociales que serán objetos de intervención de los gobiernos en determinados contextos, y que buscarán, ante todo, minimizar los conflictos sociales a partir del otorgamiento de garantías ciudadanas que legitimen su accionar como actor protagónico para el mantenimiento del consenso y la cohesión social. Por lo expuesto, se considera relevante evaluar el accionar estatal ante la problemática de vivienda, con el fin de visibilizar el modelo de intervención al Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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cual responden las estrategias desarrolladas. Respecto a las políticas de vivienda, Eva Juan resalta que las mismas tienen sus inicios a principios del siglo XX en Europa Central y del Norte, con medidas directas e indirectas para asegurar el acceso a una vivienda digna y de calidad a los ciudadanos (Juan, 2012). No obstante, el hito más importante en esta fase se vislumbró luego de la Segunda Guerra Mundial donde el rol del Estado fue la provisión de prestaciones públicas para la construcción de una gran cantidad de viviendas. Desde ese periodo comienza un proceso de intervención intencional por parte del Estado ante la situación de vulnerabilidad de los habitantes para acceder a una vivienda. En este mismo siglo, la vivienda comienza a asimilarse a los procesos más integrales de protección social del Estado bienestar, como uno de los servicios esenciales que forman parte de los elementos que ayudan a mejorar la capacidad de las personas para salir de la pobreza o prevenir caer en ella. Ahora bien, nuevos planteamientos sobre la función del Estado se desprenden a partir de la crisis del Estado de Bienestar y la reinterpretación de la sociedad y la economía desde la perspectiva neoliberal emergente desde la década del setenta del siglo XX. La política de vivienda, pese a haber sido uno de los pilares del Estado de Bienestar en muchos países europeos, no quedó exenta de sufrir las modificaciones propias de esta nueva ideología, por lo que en la actualidad se encuentra siendo objeto de una tendencia del Estado de retracción en la esfera del mercado y en las inversiones realizadas en materia de políticas sociales. Nuestra contemporaneidad se encuentra permeada por una coyuntura de crisis financieras y económicas, por el retroceso de la intervención pública y la ralentización en la implementación de políticas sociales; estas tendencias, en materia de política de vivienda social, se traducen en menor protección de los derechos conquistados en décadas pasadas. Los análisis en materia de vivienda dan cuenta que los elevados costos relacionados a la vivienda (hipoteca o préstamos para la vivienda, pago de intereses para los propietarios y pagos de alquiler para los inquilinos, servicios públicos y los gastos relacionados con el mantenimiento regular, entre otros) tienen mayor incidencia en las poblaciones más pobres y vulnerables, ya que a menudo representan una alta proporción de los ingresos de los hogares, lo que significa que la renta disponible podría impedir que algunas personas puedan satisfacer esta necesidad o afectar otras necesidades básicas: “existe una fuerte correlación entre ingresos más bajos y peso más alto del coste de la vivienda, no nos debe extrañar que sea sobre las capas de población con menores ingresos, es decir, sobre aquellas entre las que se ceba la pobreza o el riesgo de pobreza y de exclusión social, en las que también el coste de la vivienda tenga 138
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sus efectos más perversos, es decir, que sean las más vulnerables al coste de la vivienda. Para las personas con ingresos bajos, los costes de la vivienda suponen, como media, la mayor proporción de su renta disponible” (Trilla, 2014). En una realidad en donde gran parte de la población mundial ha tenido que encontrar sus propias soluciones a los problemas de vivienda, hoy se busca consolidar asentamientos humanos habitables, puesto que la idea de los denominados “barriadas chabolistas” (barrios pobres) aparece como inadmisible en las agendas públicas. Esta es la noción de partida para que en las agendas de los Estados y los organismos internacionales se plasmen intervenciones tendientes a promocionar el mejoramiento de la calidad de vida de las personas en base a grandes inversiones locales, con el fin de evitar la segregación social. En esta lógica no se interpela las condiciones de producción de las elevadas brechas de desigualdad y exclusión social que hoy imperan para millones de habitantes del mundo en torno a las condiciones de vivienda. En tanto estos elementos no son cuestionados, se buscan estrategias de integración social y regularización de vivienda con el fin de apostar a mejorar las estructuras barriales, considerando que son estas alternativas de mejoras para el desarrollo de las sociedades. En Europa se encuentra en boga la creencia que en los barrios donde existen grandes acumulaciones de viviendas sociales se encuentran mayores déficits de cohesión social y limitaciones para el desarrollo de las personas, por ende, la intervención estatal se encuentra direccionada por la presunción de que la diversificación de la tenencia de la vivienda, y por ende de la composición del tejido social, en una especie de efecto derrame, puede contribuir a prevenir problemas sociales a escala de barrio y a propiciar el mejoramiento de la calidad de vida de sus habitantes. Visto de esta manera, podría decirse que las políticas de vivienda son pensadas como un mecanismo de intervención social que, necesariamente, debe integrarse con otras políticas en los ámbitos de la salud, la educación, la promoción al empleo, la regeneración urbana o los servicios sociales, proyectándose así como un instrumento facilitador de la cohesión e integración social. No se plantea la focalización de la intervención como un pantalla para soslayar que las dificultares reales de los grupos poblacionales menos favorecidos son el producto de cuestiones estructurales mucho más profundas y complejas. En un espacie de invisibilidad del Estado como factor de producción de la informalidad, se ha atravesado el camino de abandono de las políticas de demolición de los asentamientos ilegales para adquirir un posicionamiento más “humanitario” de incorporar a los pobres a espacios legalmente establecidos, con intervenciones para reducir las desigualdades, la precariedad económica y la exclusión social desde una perspectiva territorial, en una lógica de accioEstudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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nes pacificadoras desde arriba. Los asentamientos, el mercado de la tierra y la vivienda, marcan hoy la agenda pública en temática de vivienda y derecho a la ciudad. Desde los discursos hegemónicos, la consideración de una vivienda y entornos sociales “adecuados”, puede disentir con la realidad práctica de los sectores más vulnerables y de sus estrategias cotidianas de reproducción de vida, sobre todo en lo concerniente a la maximización de oportunidades económicas y al costeo de las nuevas condiciones de habitabilidad. Además, congruente con este planteamiento, se debe considerar la elevación de los costos de vida, del valor de la tierra, las viviendas y los alquileres, que al ser objeto de mejoras sustanciales, ya sea por parte de los gobiernos o de empresas privadas, tienden a volverse inaccesibles para los habitantes que cuentan con menores recursos, por tanto, el ideal de formalización puede conducir a la exclusión y desposesión de los residentes más pobres que se ven obligados a encontrar nuevos asentamientos para instalarse. Como se planteó en párrafos anteriores, en los debates sobre los problemas en relación a la vivienda impera una perspectiva orientada preponderantemente hacia el consumo, como elementos que trazan las intervenciones del Estado, y estos lineamientos planteados no se encuentran ajenos a esa perspectiva. No se debate que el Estado, desde su no-intervención, es un factor determinante de las condiciones de vida estructurales de la población, en tanto que la conformación de asentamientos urbanos en condiciones de informalidad es el producto de una toma de posición del Estado. Además, no se interpela la conexión de los barrios con la sociedad en general más allá de las condiciones de mejoramiento material que puedan darse, es decir, la estigmatización histórica construida hacia los barrios pobres, que pese a las inversiones realizadas desde el Estado o desde las propias estrategias comunitarias, estos asentamientos son vistos por la sociedad en general como riesgos y amenazas siempre latentes. Por tanto, las condiciones de mejoras materiales no necesariamente implican mejoras en la percepción que se tiene sobre el barrio, por lo que esto suele estar asociado a una sumatoria de elementos estigmatizantes. La sociedad tiende a estigmatizar las problemáticas sociales desde la focalización territorial de los residentes añadiendo variadas etiquetas de culpabilidad a los mismos, sin percibir que es el Estado el que opera por detrás de todo eso. En este sentido, América Latina y el Caribe no se encuentran ajenos a experimentar esta retracción del Estado. Es posible generalizar para la región una afirmación evocada por Mercedes Castillo en su análisis sobre los problemas de vivienda en Colombia, ésta enfatiza que “El Estado ha venido retirándose 140
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de lo que constituye su misma esencia, en lo que podría definirse como el tránsito del estado benefactor hacia el estado facilitador, que significa la renuncia de sus deberes y su correspondiente traslado a los particulares y el desmonte de entidades e institutos centralizados, en una descentralización administrativa que viene a otorgar más funciones a los gobernantes locales pero no necesariamente más recursos y que termina en la quiebra de varios municipios y su posterior renuncia a la autonomía” (Castillo, 2004). Ahora bien, como se ha manifestado en estas páginas, la agudización de las políticas neoliberales en esta región del mundo, provocó la acentuación de las condiciones de precariedad de millones de habitantes que, imposibilitados de ingresar a la lógica de mercantilización de bienes y servicios, así como de libre mercado, comenzaron a instrumentar estrategias de sobrevivencia. Las condiciones de habitabilidad fueron gravemente afectadas por su implicancia en costos para cubrir esta necesidad. Las instalaciones de nuevos asentamientos humanos se conquistan a partir de procesos progresivos de ocupaciones y generación de condiciones básicas para residir en esos espacios. En esta lógica de construcción de habitabilidad se enmarca un concepto muy popularizado que resulta pertinente traer a colación: la producción social del hábitat. En esta línea Enrique Ortiz señalará que: “por producción social del hábitat entendemos todos aquellos procesos generadores de espacios habitables, componentes urbanos y viviendas, que se realizan bajo el control de autoproductores y otros agentes sociales que operan sin fines lucrativos. Pueden tener su origen en las propias familias actuando individualmente, en grupos organizados informales, en empresas sociales como las cooperativas y asociaciones de vivienda, o en las ONG, los gremios profesionales e incluso las instituciones de beneficencia que atienden emergencias y grupos vulnerables. Las modalidades autogestionarias incluyen desde la autoproducción individual espontánea de vivienda hasta la colectiva que implica un alto nivel organizativo de los participantes y, en muchos casos, procesos complejos de producción y gestión de otros componentes del hábitat” (Ortiz Flores, 2002: 11). La intensa interacción y retroalimentación teórica y práctica de este concepto, sumado a la reflexión constante, ha permitido la incorporación de nuevos elementos que contribuyen a reflejar de manera más precisa los procesos de producción social del hábitat. En este marco, Paiva indica que se entiende por producción del hábitat “todas las estrategias –colectivas o mercantiles– instrumentadas por los habitantes para acondicionar el sitio donde viven, lo que incluye las estrategias utilizadas para acceder a los terrenos, las usadas para edificar la vivienda y los mecanismos puestos en marcha con el fin de acceder a los servicios mínimos indispensables: agua, luz y gas” (Paiva, 2015). Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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En sintonía con este análisis, se puede afirmar que Paraguay, en donde la característica del crecimiento urbano desorganizado se encuentra determinado por factores que tienen incidencia negativa para el desarrollo de sus habitantes, como ser la segregación social en zonas pauperizadas, el difícil acceso a la tierra y las marcadas condiciones de carencia de infraestructura de servicios básicos y vivienda. Este crecimiento urbano, sumado a las condiciones de los pobladores migrantes del campo que se incorporan a la matriz urbana, y que, generalmente son de escasos recursos, inciden en que esta población acceda a condiciones de vida en extrema precariedad. El énfasis analítico sobre las regiones metropolitanas es primordial para encausar la problemática habitacional a nivel nacional, en vista a la marcada densificación poblacional y la agudización de problemas sociales que la misma presenta. Ante esto, se debe señalar que la complejidad de los fenómenos que presentan estas regiones se ve acompañada por una fragmentada y desarticulada atención por parte de las entidades públicas y principalmente por una carencia de planes de desarrollo holísticos para el territorio. En el mismo sentido, Causarano (2006) señala que en los sistemas metropolitanos del país “escasean proyectos de desarrollo local, es baja la calidad de la gestión y débil la articulación intermunicipal y con la gobernación, se suman los conflictos entre intendentes y juntas municipales, condicionantes que disminuyen la capacidad de gobierno local y los niveles de gobernabilidad”. En cuanto se pretende analizar la trama urbana y sus problemáticas emergentes, se deben indagar sobre las manifestaciones ciudadanas y los procesos organizativos que surgen en la sociedad con el fin de buscar genuina atención a esos dilemas. En dicho sentido, en Paraguay el proceso de urbanización significó la puesta en marcha de nuevos movimientos sociales y de la conformación de nuevas organizaciones con el fin de reclamar mejores condiciones de vida y, a su vez de, exponer estrategias que permitan un avance en las condiciones de habitabilidad. Con respecto a esto, Imas señala que a partir de la década del ’70, a raíz de las transformaciones anteriormente mencionadas, comienzan a surgir algunas acciones colectivas en Asunción y otras zonas que tienen como objetivo la ocupación de las tierras urbanas (Imas, 1998). Respecto a esto, las transformaciones sociales y económicas de la década del ’70 y la consecuente propensión a asentar áreas urbanas, trajo consigo la ocupación de las llamadas “áreas inundables” y la configuración de asentamientos espontáneos, en vista a que acceder a espacios formales y de calidad resultaba un imposible para la capacidad de muchos pobladores que se insertaban a la capital del país. En esta lógica de encuentro de individuos aglutinados bajo una carencia compartida, la falta de vivienda, es que surge el movimiento social de los “Sin Techos”. Este movimiento se encuentra conformado, principalmente, 142
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por familias campesinas pobres que, al migrar a la ciudad, no han encontrado acceso a viviendas adecuadas y han debido recurrir a estrategias de residencia como cuartos de alquiler, moradas en condición de hacinamiento con parientes o a asentarse precariamente en zonas inundables. Algunas precondiciones estructurales y el contexto de apertura democrática en 1989, conllevó a mejores condiciones y a la consolidación de una estructura organizativa, aunque se debe reconocer que el movimiento ha sido permeado por etapas de debilidad y estancamiento. La ocupación de terreno ha sido la estrategia más utilizada por los “Sin Techo” para el logro de su objetivo, el acceso a la vivienda. En ese periodo de transición, el gobierno utilizó diferentes mecanismos para afrontar esta problemática, una de ellas fue la creación de la CONAVI (Consejo Nacional de la Vivienda), donde además este movimiento fue parte de dicho Consejo, por lo que Imas afirma que este fue el intento de cooptación del movimiento por parte del Estado (Imas, 1998). Por otro lado, los asentamientos precarios surgidos en las zonas inundables de Asunción, propició la organización de los pobladores que, además de residir en condiciones de extrema precariedad y carentes de viviendas adecuadas, se encontraban afectados por las constantes crecidas del río Paraguay. El movimiento que emergió de ellos, los “Inundados”, cobra mayor fuerza con la apertura democrática y converge en evidenciar el problema que, para la época, afectaba a más de 7.500 familias, por lo que reivindican la alternativa de la “defensa costera” para mitigar los efectos de las inundaciones. El apoyo de la Iglesia Católica y de otras organizaciones no gubernamentales, ha colaborado a que este movimiento pueda presentar planteamientos concretos al gobierno de turno, aunque sin respuestas concretas a la fecha (Imas, 1998). En esta perspectiva de estudio, se debe señalar que también las organizaciones no gubernamentales se han hecho eco de los problemas habitacionales de los ciudadanos, principalmente, a partir de la década del ’80. Estas organizaciones buscaban incorporar la participación activa de la población afectada con el fin de exponer alternativas que palien sus necesidades inmediatas de vivienda, dirigiendo proyectos para sectores populares, bajo la combinación de construcción con el sistema de ayuda mutua y promoviendo espacios de intercambio, debate y difusión sobre la problemática del hábitat popular (Sánchez, 2003). También, a finales del siglo XX, surgieron en el país las Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua (FUCVAM) que, durante los primeros años de ejecución, dieron como resultado la construcción del primer barrio cooperativo del país “Kuarahy Resê”, en la ciudad de Itá. Las posteriores iniciativas de cooperativas con este fin han propiciado el fortalecimiento y la articulación, dando lugar a la creación de las Cooperativas de Viviendas por Ayuda Mutua Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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del Paraguay (CCVAMP), que además han sido reconocidas por la Secretaría Nacional de la Vivienda y el Hábitat (SENAVITAT) como una propuesta válida para la solución de la vivienda social. En un periodo de 8 años, del 2003 al 2011, estas cooperativas han logrado otorgar más de 640 soluciones habitacionales en el país (Vila, 2012). En estas páginas se ha podido reiterar la vinculación constante que tienen la tierra, la vivienda y el desarrollo humano. La tierra, es el elemento que condiciona la producción y asentamiento de las personas, por ende, la relación que genera el desarrollo de ciudades con las dinámicas poblacionales es un factor determinante para los fenómenos sociales y económicos que se consolidan entorno a estos elementos. Ahora bien, es importante considerar que el déficit habitacional no constituye un problema que pueda ser modificado sustancialmente sin una intervención significativa de la estructura que genera esta situación alarmante de déficit a nivel país. En este sentido, la coordinación de políticas públicas debe ser una premisa desde el Estado para dar atención oportuna a las necesidades de los ciudadanos. En dicho sentido, respecto a la cuestión habitacional, en el año 1964 se crea el Instituto Paraguayo de Vivienda y Urbanismo (I.P.V.U.) que según manifiesta Martha Sánchez (2003) en su tesis de grado, este organismo se “convirtió simplemente en un intermediario entre los préstamos externos y los beneficiarios, cuando se terminaban de usar los créditos externos, terminaba también la construcción de las unidades habitacionales”. Posteriormente, en 1971, por la Ley 325, se crea el Banco Nacional de Ahorro y Préstamo para la Vivienda (BNV), como una entidad autárquica con personería jurídica y patrimonio propio, con el objetivo de facilitar y promover financiamientos para la adquisición, construcción, ampliación y refacción de viviendas, así como para la compra de terrenos donde construirlas. Posteriormente, con la promulgación de la Ley 118/90, se instituye El Consejo Nacional de la Vivienda (CONAVI), declarada ésta como una entidad autárquica, con personería jurídica y administración y patrimonio propio que tiene como finalidad “fijar la política nacional de la vivienda en el marco de las políticas macro-económicas y el Plan Nacional de Desarrollo que las expresa, tendientes a satisfacer las demandas de viviendas y de soluciones habitacionales” (Ley 118, 1990, art. 2). En el año 1988 se ampliaron las funciones del Banco Nacional de Ahorro y Préstamo para la Vivienda, y en ella se encontraba su facultad de financiar viviendas económicas y de interés social. En este sentido, a partir del año 1992 dicha entidad se constituyó como un agente financiero para El Consejo Nacional de la Vivienda (CONAVI), con la atribución de captar y proveer recursos financieros necesarios para dicho objetivo.
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Un hito importante de esta etapa de construcción de programas habitacionales es el ocurrido en el año 1996. En este periodo se promulgó la Ley 815, por la cual se regula el Sistema de Subsidio Habitacional Directo para la adquisición, construcción, ampliación o mejora de viviendas económicas y de interés social, estableciendo que “el Subsidio Habitacional Directo constituirá una ayuda estatal, sin cargo de restitución, que se otorgará por una sola vez a las personas naturales que sean beneficiarias de los planes del Consejo Nacional de la Vivienda (CONAVI), para posibilitar la adquisición, construcción, ampliación o mejora de una vivienda económica o de una vivienda de interés social, destinada a la habitación permanente del beneficiario y su grupo familiar” (Ley 118, 1990, art. 1). Iniciado el siglo XXI, Paraguay se encontró con la coyuntura de que el endeudamiento absorbido por las familias a través de los diferentes programas habitacionales no estaba siendo recuperado eficazmente, las tasas de morosidad se elevaron cuantiosamente, lo que se tradujo en la promulgación de dos nuevas leyes que incorporaron la restructuración de las deudas y las modalidades los financiamientos que habían contraído los grupos familiares directamente con la CONAVI o con la construcción de programas que esta institución realizó con cooperativas, sindicatos y asociaciones de empleados. La agudización de las debilidades operativas y la condición económica de las familias beneficiadas con los programas habitacionales se hacía más visible, por lo que en el año 2005 se promulga la Ley 2637 por la cual se crea un Sistema de Asistencia Social en el que se contemplan situaciones de excepción para quienes se encuentren en mora con los pagos comprometidos, estas excepciones incluyen tolerancia en los retrasos de pago, condonación de intereses moratorios y/o punitorios y hasta la cancelación total de la deuda en situaciones específicas. Consecuentemente a esta periodicidad histórica, se fueron promulgando otra batería de leyes que permitieron ir modificando, aunque no de manera sustancial, algunas modalidades de los programas y de las atribuciones de las instituciones creadas. Recientemente, en el año 2010, por la Ley 3.909, se crea la Secretaría Nacional de la Vivienda y el Hábitat (SENAVITAT), como reemplazo de la CONAVI y como una entidad descentralizada y autárquica, siendo ésta la única entidad rectora y responsable de las políticas habitacionales del país. Según dictamina el artículo 2 de la mencionada Ley, esta institución tiene como objetivo “la gestión e implementación de la política del sector habitacional y su correspondiente infraestructura de servicios básicos, viales y transporte, que permita el acceso universal a la vivienda digna a través de planes y programas que favorezcan especialmente a las familias de escasos recursos, en el marco de las políticas socio económicas del gobierno nacional, con el fin de disminuir el déficit habitacional; para el mejoramiento de la calidad de vida de Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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los habitantes de la República del Paraguay” (Ley 118, 1990, art. 2). La SENAVITAT, en el Informe Anual de Gestión 2015, expresa su compromiso en impulsar soluciones integrales a la problemática habitacional, que permita la construcción de ciudades eficientes, sostenibles e inclusivas, apostando por una mirada que trascienda la visión unidimensional de las políticas habitacionales. Dicha institución cuenta en la actualidad con 11 programas en ejecución que abarcan los 17 departamentos del país. De este total de programas, 7 se implementan exclusivamente en áreas urbanas, 1 exclusivamente en área rural, 1 con exclusividad para pueblos originarios. Por otro lado, esta cartera del Estado tiene un programa que implica la atención a las tres áreas citadas, urbana, rural y pueblos originarios y un programa abocado a áreas urbanas y pueblos originarios. Además, en este informe se destaca que, durante este periodo, hubo un aumento de la inversión presupuestaria del 140% respecto al promedio anual que se ejecutaba en años anteriores, inversión que significó una quintuplicación en la construcción de viviendas, logrando culminar 10.095 viviendas. Del total de viviendas construidas, el 18% se concentró en el Departamento Central y la Capital, siendo estos departamentos los de mayor inversión. Por otra parte, se destaca que esta perspectiva de trascender una visión unidimensional de la vivienda, se refleja en la concreción de proyectos estratégicos que acompañen el crecimiento urbano del país. Para concluir, se debe resaltar que, en vistas a que Paraguay experimenta un constante crecimiento poblacional, se debe considerar que las demandas sociales se acrecentarán concomitantemente con este proceso, por lo que, analizar los escenarios de la atención a estos requerimientos, es de esencial importancia. La vivienda constituye una necesidad indispensable durante todo el ciclo de vida de una persona que, especialmente, se acrecienta en las edades en que los habitantes conforman familias, es decir, nuevos hogares. Este panorama poblacional viene acompañado desde hace varias décadas de un sostenido incremento de los recursos destinados en concepto de gasto social, con el fin de mejorar la calidad de vida de los habitantes, en especial de aquellos que se encuentran en situación de pobreza y vulnerabilidad. No obstante en este escenario de inversión social, en el que abundan las deficiencias institucionales, las políticas habitacionales del país simulan una especie de improvisación sustentada en un discurso político que hace ver a la materia habitacional como de dificultoso abordaje, tanto por su complejidad estructural, como por la supuesta falta de recursos para su atención. De esta manera, técnicos y políticos esbozan en una retórica interminable sobre la supuesta inaccesibilidad para atacar los diferentes factores que limitan a la población a residir en viviendas y entornos adecuados, legitimando una problemática que 146
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se acrecienta año tras año.
5. Desafíos para una línea de investigación En definitiva, se puede afirmar que el crecimiento urbano de América Latina y el Caribe se dio como consecuencia de los procesos políticos y socioeconómicos que experimentó la región a partir de mediados del siglo pasado. Este nuevo panorama de concentración poblacional en las urbes no fue producto de la participación y planificación intencional, por lo que ha primado un proceso altamente desorganizado que se adecuó a la funcionalidad y capacidad de los habitantes que se integraban al nuevo entorno social. Este auge poblacional provocó la expansión urbana con elevada condiciones de vulnerabilidad, segregación y exclusión de los motores de desarrollo de las urbes, propagándose modelos residenciales con condiciones paupérrimas de vida para una gran proporción de sus ciudadanos. Pese a estas dificultades, las personas han configurado nuevas estructuras para paliar sus necesidades habitacionales, mostrando una fuerte cohesión social ante este objetivo desde una lógica de producción autogestionada del hábitat. Entonces, a partir de lo analizado en estas líneas y entendiendo que el estudio de la vivienda en sus marcos sociales no puede ser reducido a un análisis simplista de oferta y demanda, de modo que surgen diferentes interpelaciones en torno a las expresiones que hacen los individuos para identificarse con un modo particular de residir en sociedad, de configurar relaciones y de expresar acuerdos, que en muchos casos resultan tácitos, pero que operan con gran fortaleza sobre las experiencias de habitar. Es así que estas experiencias llevan a generar interrogantes sobre la manera en la que han incidido los contextos espaciales y los elementos que convergen en él, en la conformación de los hogares y las características residenciales de sus habitantes en las últimas décadas de agudización de las políticas neoliberales en el mundo. En este sentido se debe indagar ¿de qué modo las condiciones y los procesos objetivos de constitución de las realidades habitacionales configuran experiencias e interpretaciones intersubjetivas que disputan la significación del espacio urbano, según las posiciones en las que los agentes se sitúan en la sociedad?, ¿qué implicaciones tienen, para los grupos sociales en los espacios urbanos, los acelerados procesos de urbanización bajo una lógica de desigualdad social y segregación espacial, según la cual el mercado apuntala la política residencial urbana y el Estado interviene de manera moderada o incluso deficiente, en la implementación de un ordenamiento territorial con principios de inclusión, equidad y calidad? Es a partir de esta interpelación que se debe profundizar en un estudio inEstudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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terdisciplinario entre la economía, la sociología y la demografía, que permitan visibilizar los cambios residenciales de los hogares en espacios en donde el Estado y el mercado generan posibilidades, pero también restricciones para el ejercicio de derechos económicos, sociales y culturales en tanto y en cuanto derechos humanos.
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DUALIDAD EN LA DIVISIÓN DEL TRABAJO EN LA PRODUCCIÓN EN SOCIOLOGÍA SEGÚN UNIVERSIDADES Y LAS CAPILLAS (APUNTES DE INVESTIGACIÓN)
DUALITY IN THE DIVISION OF LABOR IN PRODUCTION IN SOCIOLOGY ACCORDING TO UNIVERSITIES AND THE CHAPELS (RESEARCH NOTES) Enviado: 27/07/2016 Aceptado: 10/12/2016
Javier Numan Caballero Merlo1
Resumen Los resultados que a seguir se comparten, se inscriben dentro de la línea de investigación que desarrollo sobre “Docencia e Investigación en Historia Sociológica de la Sociología en Paraguay”. La pregunta general problematizadora de partida que se trató de dar cuenta ha sido acerca de cuáles son las formas de producción en sociología en Paraguay. Ligada a ésta, si existe alguna correlación cualitativa fuerte entre dichas formas de producción y los espacios institucionales desde los cuales se produce. También me ha interesado conocer dentro de cada ámbito de producción y de la producción misma, tanto los números, como los temas y orientaciones. Las conclusiones parciales respecto a los objetivos definidos como programa de investigación en abierto señalan que existen dos modelos de producción históricamente definidos, el áulico profesionalizante universitario, y el de investigación consultoría por parte de los 1
Sociólogo por la UDELAR (Montevideo – Uruguay). Máster por la UFRGS (Porto Alegre - Brasil) y, candidato a Dr. por el Programa de Doctorado en Ciencias Sociales de la UNAM (Posadas – Argentina). Posgraduado en Derechos Humanos y ciudadanía IDH Costa Rica, y en Didáctica Universitaria en Brasil y Paraguay. Investigador Categorizado PRONII – CONACYT, Docente de la Escuela de Posgrado de la UNA. Autor de libros sobre la materia y artículos en revistas especializadas nacionales y extranjeras. Contacto: javiernuman18@hotmail.com Web: http://jnuman.blogspot.com/ Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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Dualidad en la división del trabajo en la producción en sociología según universidades y las capillas (apuntes de investigación)
centros privados o capillas. Los egresos de grado y posgrado muestran números bajos en términos relativos, asimismo en números absolutos. Expresión de la producción de tesis como resultados objetivables del modo áulico. Por parte de las capillas, salvo la excepción del Centro Paraguayo de Estudios Sociológicos (CPES), la producción es reciente y por tanto incipiente, con poco apoyo desde la esfera pública y siempre en riesgo. Con etapas marcantes y luego superpuestas de producción tipo investigación con otras tipo consultoría.
Palabras clave Sociología; división del trabajo; dualidad; temas; orientaciones.
Abstract The results that follow are shared within the line of research that develops on “Teaching and Research in Sociological History of Sociology in Paraguay”. The general problematizing question that has been tried to account has been about what are the forms of production in sociology in Paraguay. Linked to this, if there is any strong qualitative correlation between these forms of production and the institutional spaces from which it occurs. I have also been interested in knowing within each area of production and production itself, the numbers, the topics and orientations. The partial conclusions regarding the objectives defined as an open-ended research program indicate that there are two historically defined production models, the university vocational training, and the consulting research by private centers or chapels. Graduates and postgraduate students show low numbers in relative terms, also in absolute numbers. Expression of the thesis production as objective results in the aulic mode. On the part of the chapels, except for the exception of the Paraguayan Center for Sociological Studies (CPES), production is recent and therefore incipient, with little support from the public sphere and always at risk. With marked stages and then superimposed of production type research with other type consulting.
Keywords Sociology; division of job; duality; themes; orientations.
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Javier Numan Caballero Merlo
1. Introducción En el siguiente papel de trabajo se presentan conclusiones parciales dentro de un programa de investigación más amplio, parte de un programa doctoral en ciencias humanas y sociales respecto a las modalidades de producción de sociología en Paraguay, entre la profesionalización áulica y la investigación. Estos, ligados a instituciones, en una aparente división del trabajo dual histórica particular al desarrollo de la disciplina en este país. Asimismo, se abordan como parte del problema los temas más recurrentemente objetos de estudio por parte de la producción sociológica nacional, así como sus orientaciones teóricas en trazos generales. Por último, también se sintetizan los datos de investigadores en el área, de acuerdo al PRONII de CONACYT, que definen asimismo las instituciones reconocidas como productoras de conocimiento por dicho programa y entidad. Se suman los números de egresos de grado y posgrado en los únicos programas existentes de licenciatura y posgrado en sociología en el ámbito tanto asunceno como nacional, como indicadores asimismo parciales de la producción de conocimiento desde las universidades y carreras vinculadas a sociología.
2. Síntesis integrada interpretativa sobre Capillas, la Catedral y Universidades Me he propuesto primeramente describir la conexión entre los modelos de formación, ejercicio, producción de conocimiento en sociología según actividades y productos. Modelos de producción de conocimiento ligados a casos institucionales que hace emerger una división del trabajo dual, naturalizada de hecho, entre universidades que enseñan y capillas que investigan. Se accedió al universo bajo estudio a través de la puerta de entrada institucional a las actividades y productos que denotan una u otra modalidad asociada de producir conocimiento en sociología. Identificando, entre las universidades, particularmente la experiencia de la UCA y la UNA, en ese orden histórico cronológico, respecto a la apertura de carreras de licenciaturas en sociología. Con menor trayectoria, impacto y tiempos, se registraron asimismo las experiencias de posgrado de la UNA, de la UNE y de FLACSO. Entre los centros capillitas, la experiencia fundacional del CPES, devenida Catedral, y con trayectoria histórica y productiva mucho menor, la del CERI, BASE IS, y el CDE. Dando como resultado la asociación casi perfecta entre la modalidad aúEstudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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lica profesionalizante como forma de producción de conocimiento desde las universidades. Y, por otro lado, el de la modalidad de investigación-consultoría por parte de las capillas, con el CPES como ‘Catedral’ formadora, en gran parte, tanto de la modalidad de producción de conocimiento, como del estilo institucional capilla. A excepción del CPES, no se ha registrado modalidad aúlica académica significativa por parte de las demás capillitas, y aún así la del primero ha sido marginal e intermitente. Cuestiones de sostenibilidad-financiamiento, infraestructura, que hacen a las condiciones y cantidad de la demanda, le han obligado primero a asociarse con FLACSO en los años 70’, luego derivar la experiencia de enseñanza de grado en la creación de la carrera en la UCA (1972/86), y por último, ‘confundirse’ desde el año 2008, en el desdoble ‘Sede FLACSO Paraguay-CPES’, para cursos de posgrado. Compartiendo a modo de ore-Leviatán, director, autoridades y docentes investigadores/as bajo su égida. Si bien se solapan una y otra modalidad con el transcurrir del tiempo, y con posibilidades nuevas de ir incorporando otras experiencias, por contar con opciones de financiamiento interno o nuevas demandas, las actividades y productos se asocian a la división de trabajo institucional destacada. La marca aúlica a las prácticas de las universidades, y de investigación consultoría en las capillas.
3. La universidad como modelo de producción áulico Las actividades, productos relevados y cotejados con las prácticas, como datos, denotan que la modalidad áulica profesionalizante es la hegemónica asociada al ámbito institucional universitario. El lugar dado a la investigación en la universidades es tan poco relevante, que simplificó la tarea emprendida, haciendo no aplicable el registro de este tipo de experiencias, y por tanto, de los temas abordados en sus orientaciones. Concentrando su archivo estrictamente con lo que se pudo extraer e interpretar como productos dentro de la modalidad aúlica de la carrera, a través de tesis, reglamentos, mallas curriculares, matrículas, egresos, tipos y tiempos de los mismos. Es muy importante destacar ciertas debilidades que se deducen, tanto de los currículos, de los planes de estudio y materias de las carreras que ofrecen las universidades. E insistir por tanto en la necesaria profundización por separado, y en su articulación, entre la Teoría Social General (TSG), la Teoría Social Latinoamericana (TSL) y la ‘teoría y/o pensamiento social paraguayo’. Coincido en la percepción y análisis de otros colegas, que los diálogos con la teoría social latinoamericana son muy débiles, más desde la formación universitaria, así como con la producción de carácter nacional. 158
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En los cursos universitarios de grado y postgrado es muy poco lo que se lee y se utiliza posteriormente para producir e investigar respecto a autores nacionales o a los propios productos de las capillas, como ser las Revistas Paraguaya de Sociología (RPS), ‘Estudios Paraguayos’, y el ‘Suplemento Antropológico’, entre otras. Aquí, las tres más antiguas y con trayectoria en el medio e internacionalmente. Pero pueden y deben sumarse otras experiencias, que creo se irán desarrollando, sumando y afirmando en el tiempo, dentro de la misma lógica de interpretación, que para hacer dinero, hay que producir y darle visibilidad, muestra de las mismas son: la Revista Internacional de Investigación en Ciencias Sociales de la Universidad autónoma de Asunción (UAA), Revista Nuevas Fronteras de la Universidad Nacional del Este (UNE), Novapolis de Geo Germinal, de la Sociedad Científica del Paraguay, del Instituto de Ciencias Sociales (ICSO), Sociodata, etc. Que de manera conjunta deben potenciarse asimismo en su registro en la catalogación de ‘Revistas’ por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT). Lo mismo es válido para las publicaciones con carácter sistemático, de cada una de las capillas aquí abordadas. No es casual que salvo la RPS, las demás capillitas no presenten publicaciones regulares indexadas, o que estén en un proceso contemporáneo de registro. Una universidad profesionalizante bajo la modalidad aúlica, con debilidad institucional, con cursos de posgrados autosustentables, que dependen de sus propios ingresos por concepto de matriculación y permanencia, con incipiente actividad de investigación y publicación de nuevos conocimientos en el área. En este espacio, la formación más extendida y profunda se da en TSG, aunque señalada también en varias oportunidades como insuficiente, por déficits de comprensión-aprendizaje de la articulación de la misma con los supuestos tanto ontoepistémicos, como políticos, que como totalidad explican la orientación y carácter de la intervención, desde una u otra opción paradigmática. El peso a la TSL es mucho menor todavía, y menos aún, el de compartir los aportes desde el pensamiento social paraguayo. En las tesis, tanto de grado como de posgrado, se tiene un indicador objetivo al respecto, lo que se suma al número de materias y horas que se dedican a la formación en uno u otro caso en la carrera de sociología. Por ello, uno de los objetivos ha sido corroborar el banco de tesis tanto de la UCA, como de la UNA y de la UNE, para detectar estos vínculos, y disponer de elementos de prueba objetivos más allá del discurso. Abordajes teóricos privilegiados en las tesis que dan cuenta de un mayor peso de orientaciones desde la TSG, y dentro de la misma, del enfoque positivista, y en mucha menor medida se presentan casos de tesis con orientaciones que utilizan aportes tanto de la TSL, como de la Teoría Social Paraguaya (TSPy). Asimismo, de acuerdo a la prueba de los bancos de tesis, tanto de Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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grado como de posgrado, que es en la carrera de licenciatura de la UCA, donde mayor cabida se le da a éstas dos últimas, para el desarrollo de sus trabajos finales de grado. Entonces, se comprende que la producción desde las universidades, a través de sus carreras de sociología tanto de grado como en posgrado no presenten mayores diálogos, y discusiones paralelas con los pares regionales y latinoamericanos de manera sistemática, más allá de compartir objetos o líneas de investigación, como reconocido por todos los testimonios, sin señalar una sola vez, coincidencias en los sustentos teóricos y metodológicos. En relación a los temas abordados, existe una diferencia importante entre la experiencia de las universidades y capillas, expresa en una gran variedad temática por parte de las primeras. En aquellas la dispersión es mayor, coherente con no establecer líneas de investigación, tanto a nivel de grado como de postgrado. Futuramente podrán construirse algunas categorías de análisis a modo de común denominador a partir de la acumulación de ‘Defensas de Tesis de Grado y Postgrado’, que permitan abstraer algunas regularidades. Para el caso de FLACSO, ya es una experiencia un poco distinta, pues primero se desarrolla desde la ‘Catedral’, y segundo, tiene definidas ciertas líneas de especialización, lo que necesariamente encuadra las tesis que se presenten.
4. Las capillitas como modelo de producción investigación consultoría Respecto a la modalidad de producción de conocimiento por parte de las capillas, estas responden actualmente, de manera gradual y mayoritariamente, a la modalidad de consultoría. Esto, abstraído de los productos, así como de las actividades y del testimonio de los propios implicados, como tomadores de decisiones o ejecutores dentro de cada caso capilla, considerando para tal deducción, ciertos criterios: quiénes o desde dónde se deciden las agendas; cuáles son institucionalmente las fuentes de financiamiento fundamentalmente externo –fundaciones, organismos de cooperación, etc.; con qué exigencia de ceñirse a ciertos criterios como contrapartida al financiamiento; desde dónde se inicia la búsqueda permanente de sostenibilidad a cambio de, la dirección de la misma o vector es importante; el alcance e impacto de los proyectos– acotados, fragmentarios, focales; si siempre encuadrados dentro de las pautas del orden social vigente tipo PNUD; cuál es el ‘margen’ de control y tomas de decisión sobre el proyecto en sí y su resultado, etc. La mayoría de los informantes calificados coincidiendo en su conceptualización e implicancias respecto a las diferencias entre investigación y consultorías, pero no tanto a la hora de definir con precisión qué es lo que cada uno 160
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hace desde su respectiva capilla, justamente por querer hacer investigación, y al tiempo evadir la asunción de la práctica cada día más dependiente de sobrevivencia institucional de la consultoría. Lo que lleva a asociar la investigación incipiente con la institución universitaria, y la consultoría como el modus vivendi cada vez más arquetípico de las capillas, con agendas en cuya orientación se detecta el influjo de las pautas dictadas desde las fuentes de ‘cooperación externa’, constituyendo una marca fundamental el cambio temático temporal de las capillitas. De la problemática campesina estrictu sensu al medio ambiente, agrotóxicos, ligados asimismo al avance sojero, de los sindicatos a las cuestiones de género, de la dictadura y la transición a los derechos de las minorías, de la pobreza a las identidades trans. Se hace necesario destacar y ponderar asimismo, que particularmente el CPES, como beneficio de su pasado hegemónico como Catedral, y por un largo período de tiempo casi hasta las postrimerías de la dictadura a modo de espejo, usufructuó un abundante financiamiento para investigación. Así como las capillas han sufrido los vaivenes del mercado de cooperación, que las llevó a adaptarse a la modalidad consultoría para sobrevivir. La experiencia actual del CONACYT permite a través de sus convocatorias contemporáneas el compensar en parte este sesgo del mercado internacional de cooperación, al permitir presentar algunos proyectos de interés, diseño y ejecución autóctona con apoyo de fondos públicos. De su sostenibilidad depende el vaivén y combinación del perfil de la producción entre investigación y consultoría. Lo anterior también llevó a problematizar que se hace necesaria una discusión entre los cientistas sociales nacionales, para definir qué se entendería por una u otra sub-modalidad dentro de la modalidad de investigación. Y asimismo, qué se puede hacer al respecto, como contrapesos, resistencia y lucha por la autonomía presupuestaria, limitada, u aparentemente muy difícil de alcanzar. Asimismo, acerca de cuáles serían los límites y consecuencias de producir bajo esta submodalidad, haciendo necesaria una reflexión crítica sobre la propia actividad de producción, que ha adquirido hegemonía significativa sobre las relaciones laborales, de gestión y productivas de las capillas. Si se venden servicios o productos, y se presentan a licitaciones, la submodalidad de la consultoría manda. Esto no quiere decir, se reconoce y registra en el de correr de la indagación caso por caso, que las capillas no desarrollen también investigación, con mayor o menor intermitencia, abundancia y fluidez de caja, dependiendo de ciertos contextos socio históricos bien claros. Aún en estos casos, en la mayoría de las experiencias de los centros, habría que adentrarse en dicha problematización, hasta qué punto se tiene o no mayores márgenes de autonomía para producir nuevos conocimientos. Aquello que uno quiere o se define como necesario, sobre temas de problemas construidos Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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localmente, ligados con la realidad nacional y sus sujetos actores según ciertos criterios, hasta con otros tiempos y alcances.
5. Temas y orientaciones desde las capillas La experiencia de las capillas respecto a los temas abordados si bien presentan una variedad importante, dado el cambio de agenda antes destacado de acuerdo a coyunturas externas de financiamiento, puede diferenciarse de la experiencia desde las universidades. La cuestión de la definición es más simple desde los centros, pero sin perder asimismo la complejidad que el registro histórico permite. Es decir, cada capilla define sus áreas de acción así como sus objetivos, expresados en sus estatutos, a través del testimonio de sus ‘Directores’ o ‘Presidentes’, y avalados ambos discursos, por sus actividades y productos. Pero, asimismo, sería posible en estudios ulteriores, asociar la producción de cada caso, en la línea temporal de la cooperación internacional, las fuentes de financiamiento, y por tanto, la construcción de la agenda de manera objetiva e históricamente en dicha relación. Tal vez, y aquí se pueden apreciar ya ciertas coincidencias con cierta consistencia, como pocas capillas especializadas, comparten sin embargo, la disputa tanto por el objeto de estudio, como los financiamientos al efecto, dialéctica ineludible. Claro está, de acuerdo a las relaciones de saber poder, están las más hegemónicas como La Catedral de otrora, −hoy disputada por el Instituto de Desarrollo (ID) e Institutuo de Ciencias Sociales (ICSO)− y las más capillitas que compiten a su vez, por el resto. Migraciones y dinámica poblacional, cuestión rural, movimientos sociales, educación y género, han sido algunas de las temáticas más recurrentes entre los blancos de las agendas de las capillas, lo cual puede generar una lectura de los objetivos de los centros financiadores externos. Y asimismo, como fundamentación contextual histórica temática, financiera, intereses-agendas, agencias de cooperación, de lo que más arriba denominé hegemonía del modelo de producción de conocimiento por consultoría. Por otro lado, de manera necesaria, para el caso de los Centros Académicos Independientes, ‘CAI’ o capillas, la realidad de la orientación de sus abordajes es a priori diferente al de las universidades. Pues las capillas se ven obligadas a conocer las agendas y los principales debates dada su participación en redes, proyectos y convenios regionales e internacionales de los que forman parte y dependen para el financiamiento de ciertas actividades. Como miembros y representantes nacionales ante la CLACSO o FLACSO, deben estar al día acerca de los temas y los enfoques con los que se abordan. Considerando que tienen que presentar regularmente papeles de trabajo e informes de investigación o 162
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consultoría, así como desarrollar presentaciones en sus foros y eventos como dentro de ALAS, o ISA. De igual forma, es inevitable ligar con la producción nacional, pues cada ore capilla, produce consultoría desde un grupo autóctono, siendo por antonomasia, de alguna manera, obligados a darle un perfil, cariz o contextualización local. Aquí surge otra problematización acerca de la especie de desdoble u aparente esquizofrenia teórica con la que se produce desde las capillas asuncenas. Algunos/as investigadores/as circulan y tienen acceso a dicha actualización permanente, pero por un lado, son pocos, importante registrarlo. Asimismo, parecería existir rezago en el paralelismo de los temas y abordajes aplicados a los asuntos locales, estando mayormente al margen de su discusión teórica sistemática dentro de determinadas líneas de investigación, como de objetos de estudios concretos. Rezago temporal de abordajes temáticos comunes, debilidad de teorización más allá de lo operativo instrumental, vinculado al informe, a lo técnico, al marco lógico, a la rapidez y criterios de evaluación. Asociados a la imposibilidad desde los condicionamientos del medio, de un sostenido y sistemático diálogo teórico con los pares regionales y latinoamericanos. La memoria histórica heredada de la isla rodeada de tierra parecería todavía resistirse a construir puentes de comunicación que superen los desfases asistemáticos, sino de eterno retorno a un cierto aislamiento autocrático de la producción desde las capillas. Pero igualmente, tanto para los centros como para las universidades, hay que insistir en invertir epistemológicamente en el reforzamiento teórico de los cursos de formación, en contra del vaciamiento tecnicista, operativo instrumental, profesionalizante en la simplificación de un coleccionista de datos. Curso, que desde la educación superior, las universidades comienzan a diseñar en sus reformas curriculares. Así como en la inmediatez de la formación más práctica desde las capillas, más enfocadas a la modalidad del marco lógico, elaboración de proyectos, redacción de informes técnicos, bajo la invocada ‘objetividad de la consultoría’, y la figura ‘neutral’ del consultor. En uno u otro caso, hay que luchar, luchas de saber poder al fin, contra el vaciamiento epistémico y teórico de la producción sociológica, contra una cultura científica-académica cada vez más naturalizadora del universalismo positivista de la descripción, del método científico único, del dato y la reproducción.
6. Modalidades y dualidad en transición Dados los resultados presentados, se puede deducir una tendencia, que aunque débil y lenta, va a favor del desarrollo y complementación de la modalidad Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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aúlica con la de investigación-consultoría en el ámbito académico universitario. Esto, por un lado, según ciertos incentivos y requisitos tanto nacionales como internacionales para el acceso a fondos, visibilidad y rankings. Por otro, dado su porte institucional, con mayores recursos, que incluyen infraestructura, disponibilidad de recursos humanos, acceso a fondos, etc., a partir de una demanda cautiva áulica profesionalizante que de forma indirecta da mayores chances, al menos de sobrevivencia y permanencia institucional. Asimismo, con la obligada equiparación de las universidades al ‘Mercosur’, que demanda ciertos requisitos para la acreditación cruzada de carreras de grado. Como el criterio de progresiva contratación e incorporación institucional de docentes investigadores medio-tiempo y/o completo, el desarrollo de investigación como forma de producción de nuevos conocimientos, así como de práctica integrada en la formación del alumnado, como la publicación e intercambio de trabajos académicos cada vez más colaborativos y en redes. Como otro componente nacional-local, si bien independiente y autónomo ligado al proceso internacional anteriormente destacado, se debe considerar la nueva experiencia del influjo a la misma por parte del CONACYT. Particularmente a través de sus programas PRONII y PROCIENCIA, presentados como caso contralor y su experiencia particular. La búsqueda de recursos por parte de las universidades, así como de competir y captar demanda interna dependen en parte de su prestigio, visibilidad, y ‘ranking’ entre las mismas, lo cual va ligado a la producción de investigación, publicaciones, números crecientes de docentes investigadores, además con posgrados, etc. Lo mismo puede asociarse con el interés de los docentes vinculados a dichas instituciones, sean públicas o privadas, que necesitan como requisito invocar un vínculo institucional objetivo en el cual estar insertos y del cual sean dependientes, para poder acceder de esa forma a los fondos, incentivos, becas, llamados y convocatorias diversas abiertas desde dichos programas. Lo cual redunda, en los casos que se efectiviza, en la posibilidad del desarrollo de la carrera de investigador para los que hasta el momento solo se habían podido desempeñar básicamente como docentes universitarios, de educación secundaria, o de institutos docentes. Como contraparte, pasan a ser considerados docentes investigadores en sus respectivas instituciones de entrada a alguno de los programas como forma de asociación particular. El resultado general, sin embargo, es la expansión de las posibilidades de producción y objetivación del conocimiento, respecto a todo el período anterior, corte que de por sí constituye una marca histórica respecto al mejoramiento de las condiciones de producción en el área de las ciencias sociales, con fondos públicos. Podrá evaluarse, en el futuro próximo, el impacto de dichos 164
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programas, estímulo, especialización y competitividad, en la expansión, diversificación cantidad y calidad de la producción en ciencias sociales, y en particular en Sociología. O llevada a cabo por sociólogos/as profesionales, plasmada en publicaciones, circulación y participación en proyectos de investigación, actividades de mentorazgo y de gestión en espacios institucionales en el área. Todas las actividades y productos coincidentes con los criterios de evaluación y exigencias por parte de los propios programas de CONACYT, lo cual es objetivamente productivo y desarrollador del área.
7. Investigadores e instituciones por el programa PRONII La selección del PRONII del CONACYT, a manera de caso, se gestó en el devenir del propio estudio, como base de datos disponible a manera de contralor de varios de los objetivos propuestos en el proyecto. Particularmente en lo que respecta a la investigación, como una de las modalidades de producción en sociología, que se pretendió registrar como indicador, para cada archivo, del desarrollo de la sociología paraguaya. Y ha sido sustancialmente útil por su objetividad respecto a cantidades de investigadores, categorías, por áreas y subáreas, publicaciones indexadas, tanto de manera individual como por organismos públicos y privados académicos universitarios, así como privados no universitarios. Lo que permitió depurar y entrecruzar datos y casos, bajo el filtro tamiz de los requisitos para la categorización como investigadores del programa, así como de manera institucional, llegando a un exiguo peso cuantitativo tanto individual, como de las capillas-centros. Base de datos, que desde un comienzo sirvió, además, como criterio, por las mismas razones, de selección de estas y no de otras capillas. Considerando los criterios del programa, muestran números cuya significación llevan a escribir que ‘casi hablan por sí mismos’, con tan solo ocho sociólogos/as ‘categorizados’ como ‘Investigadores PRONII 2011’. Asimismo, que entre las instituciones, ninguna universitaria incluida como productora de conocimiento en el área, y entre las privadas, solo las pocas capillas que en este estudio constituyeron el acceso a los productos y actividades de una de las modalidades de la dualidad productiva asociada entre centros e investigación consultoría. Esto pondera la interpretación al interior de cada caso capilla, así como de cada caso universidad, la debilidad de la investigación y de las instituciones, unas y otras, que continúa dictando la supremacía aúlica-profesionalizante como forma de producción de desarrollo de la sociología nacional. Ahora se puede tener una mejor perspectiva y panorama acerca de la proEstudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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ducción nacional desde la práctica de la sociología. Pocas instituciones la enseñan, en grado y postgrado, los números son bajos y los egresados con títulos menos aún. Los espacios de producción, más allá de lo áulico, de la investigación académica o tipo consultoría, están limitados a pocas capillas con limitados recursos, y asimismo desde las universidades, en su promoción de la investigación, prácticamente insignificante, en particular la sociológica. El acceso, permanencia y promoción al programa son, por lo antes dicho limitados, tanto en número, cuanto en las posibilidades reales de poder cumplir con sus requisitos para el sub área de ciencias sociales, al margen de la consideración de las condicionantes del contexto. Lo que de forma conjunta se conjuga, en que por un lado, son pocos los que se forman y dedican profesionalmente a la sociología, y dentro de este listado-grupo reducido, menos los que se dedican a la producción más allá del modelo aúlico o de dar clases. De los que quedan, investigan y publican, a su vez, son pocos los que lo hacen de manera sistemática, pudiendo afrontar los criterios de ‘alto impacto’, léase libros originales y artículos en revistas indexadas de prestigio, principalmente internacionales. Recordando que la realización de estudios doctorales fuera del país es expresión y muestra de los condicionamientos de este contexto, que al mismo tiempo que exige titulaciones sucesivas y máximas, con lo cual se está de acuerdo, paradojalmente sin abrir u ofrecer un programa siquiera de ‘Doctorado’ en el área. Asimismo, desconsiderando la realidad del multi empleo e institucional, la simultaneidad de presentar artículos indexados, circular regional e internacionalmente, llevar adelante mentorazgo, aulas y seminarios, talleres y conferencias. Las condiciones de producción y la certificación académica exigida, deberían ir de la mano y no constituirse en una contradicción pragmática.
8. Entrada por Investigadores: los números Por la categoría de ‘Investigadores’, se ha entrado por el ‘Área - Ciencias Sociales y Humanísticas’, en principio única discriminación entre ‘Ciencias Sociales’ por un lado, y ‘Humanísticas’ por otro. Como intento de afinar más la asociación de los datos disponibles con las categorías de interés de acuerdo a los objetivos definidos, se entró en el link2 ‘Áreas de las Ciencias’, y de la ‘Lista de Postulados al Área de Humanidades’, así como a la de ‘Ciencias Sociales’. Analizando uno por uno los ‘CVPy’3 cargados, realizándose la contrastación 2 3
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Sitio web institucional: http://cv.conacyt.gov.py/postulados_pronii_areas.php?area=5 El ‘Currículum Vitae on line de Paraguay’ (CVPy) es un software para el ingreso del ‘Currículum Vitae’ de investigadores, que es administrado por el CONACYT, y constituye un instrumento de Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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por ‘Área y Titulación’ registrada, y por tanto, verificándose la cantidad en números absolutos de postulados, así como la carrera real de la que provienen. Cuadro Nº 1: Cantidad de investigadores categorizados por el PRONII, según área del conocimiento, año 2011. Investigadores categorizados por el PRONII Investigadores categorizados por disciplina científica
Cantidad
%
1. Humanidades
9
3,78
2. Ingeniería y Tecnología
28
11,76
3. Ciencias Sociales
29
12,18
4. Ciencias Agrarias
32
13,45
5. Ciencias Naturales
60
25,21
6. Ciencias Médicas
80
33,61
7. TOTAL
238
100
Fuente: CONACYT, 2013, p. 50. Considerando el ‘Área de Ciencias Sociales’, y dentro de la misma los que tienen formación en ‘Sociología’ estrictu sensu, se llega a 29 categorizados, 8 con formación en sociología. Ocho Sociólogos ‘Categorizados’ como ‘Investigadores PRONII 2011’ en todo el país, y por primera vez. El número absoluto al año de referencia se hace significativo. La debilidad institucional respecto a la investigación y sus productos se coteja con pocos sociólogos y actividad estrictu sensu, así mismo instituciones universitarias que se dediquen a la investigación. En el caso de las capillas, la situación es diferente, puesto que los centros surgen justamente en un contexto donde no había posibilidades de investigar, realizar consultoría o difundir conocimiento, por lo que todos sus recursos humanos de una u otra forma se ven implicados en procesos de producción de conocimiento, fundamentalmente no aúlico u académico. Asimismo, considerando la “Inversión en I+D, según disciplina científica”, como figura en el cuadro abajo, dentro de las ‘Ciencias Sociales’ que ocupan el 5º lugar de 6, con un magro 6%, que comprendería lo que a su vez se estaría invirtiendo particularmente en ‘Sociología’, aún menor.
todo el ‘Sistema Nacional de Investigadores’ del Paraguay. (CONACYT, sitio web institucional: http://cv.conacyt.gov.py/user). Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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Cuadro Nº 2: Inversión en I+D, según disciplina científica. Millones de Gs.
%
1. Ciencias Exactas y Naturales
5.566,08
5,80
2. Ingeniería y Tecnología
7.561,07
7,88
3. Ciencias Médicas
11.922,51
12,43
4. Ciencias Agrarias
63.349.56
66,03
5. Ciencias Sociales
5.760,57
6,00
6. Humanidades
Inversiones en I+D por Campo o Disciplina Científica
1.354,30
1,41
7. Sin asignar
433,61
0,45
TOTAL
95.947,69
100
Fuente: CONACYT, 2013, p. 39. Cantidad de investigadores con formación estrictu sensu en sociología, números absolutos y relativos de categorizados por ‘Nivel’, calidad de la titulación, cantidad y calidad de las publicaciones contrastan, en una conjugación expresiva, la incipiente y en desarrollo gradual, de la sociología como actividad científica, y la del/la sociólogo/a como investigador/a. “Esto no se contradice con el hecho de que en los años recientes se hayan dado algunos pasos significativos en la institucionalización de la ciencia en Paraguay, con la dotación histórica e inusitada de fondos para la investigación a través del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) desde el gobierno constitucional de 2008–2012 y el que le sucede, el de 2013–2018. Ahora bien, esta entidad y el proceso referido se inscriben también en la lógica socioeconómica esbozada más arriba4, lo que repercute en la financiación de los proyectos de investigación según las disciplinas científicas así como en la distribución de los investigadores categorizados en el Programa Nacional de Incentivo a la Investigación (PRONII), donde las ciencias “duras” (ciencias exactas, naturales, ciencias 4
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Hacen referencia a que la política científica está ligada con intereses objetivos sectoriales, que se refleja en que: “Cada vez más el interés de las inversiones privadas en la educación superior apunta a la apertura y potenciación de universidades que ponen el acento de la formación en las disciplinas y programas relacionados con la lógica empresarial, los agronegocios (como ejemplo y respuesta al proceso actual de impulso sojero) y el comercio internacional para responder a la predominancia de la importación de productos manufacturados en consonancia con la exportación de commodities agrícolas… Es por ello que la producción de conocimiento en ciencias sociales carece tanto de apoyo institucional y financiero: innecesaria en la inserción económica externa del país, se vuelve el campo de un sector minoritario de la población que recurre a ella más como una apuesta vocacional que como una proyección profesional.” (Ortíz y Galeano, 2015, p. 8). Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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agrarias y de la salud) cobraron mucho más peso que las sociales”. (Ortiz & Galeano, 2015, p. 8).
9. Cuadro de situación sintético por instituciones y grados de egresos con títulos A los tan solo ocho casos de sociólogos/as categorizados como investigadores/as por el PRONII de CONACYT al año 2011, para completar el panorama del desarrollo de la disciplina según los egresos con títulos de grado y posgrado, se tiene que, considerando todas las experiencias juntas de las universidades, capillas, FLACSO y CLACSO, al interior como experiencia nacional-local de oferta formación de recursos humanos, como medida de resumen, hasta el año 2014 y en algunos casos hasta inclusive el año 2015, los resultados a seguir: a) Por CLACSO, al no existir programa, no existe ningún egreso. b) Por la UNE, 5 nuevos/as ‘Magíster en Sociología’, en 19 matriculados (26%), y 14 Especialistas (74%). c) En la UNA Post, cero (0) (0%) de egreso con título de ‘Magíster en Sociología’ sobre 87 matriculados acumulados en los diversos cohortes (desde el año 2008 al 2015) y 14 especialistas, con mayoría con el ciclo básico de capacitación (52) que reafirma el peso de lo aúlico-teórico, en desmedro del desarrollo de la investigación, más no sea, al momento de cerrar el proceso con la elaboración de la tesis. d) Por la UCA, –34 egresos sobre 636 ingresantes licenciados en sociología de la generación ’92 (5%) en 22 años, más 17 egresos de la generación ’72 sobre 385 ingresantes (4,7%), en otros 17 años (en 40 años, con un total de 51 egresos sobre 1021 matriculados (5,1%), con tesis en sociología o ciencias sociales). En la UNA, – 25 egresos, sobre 235 ingresantes, según los registros de la institución (10,6%), como licenciados en ciencias sociales con o sin mención (generalista indefinido antes de la reforma curricular respectiva) en sociología (a partir de la reforma en sociología o ciencia política). e) Por el CPES, asociado a FLACSO-Paraguay, 1 egreso con defensa exitosa de tesis en posgrado (1,5%), sobre 67 ingresantes como total, tomando al programa de maestría considerando ambos énfasis; y/o, 0 caso (0%) en la maestría con ‘Énfasis en Sociología y Política de la Educación’ (SPE), con 30 ingresantes desde el año 2008; y/o, en ‘Desarrollo Social’ (DS), el único egreso (1) antes citado, sobre 37 ingresantes en este énfasis (1,9% si se toma como base solo los 54 ingresantes a DS), Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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desde el mismo año. Haciendo un total de 67 estudiantes sin registro institucional de egreso alguno con tesis, y cotejado de forma paralela un único caso ya explicado en el capítulo correspondiente, y referenciado aquí como correspondiente a un 1,5%, o a un 1,9%, dependiendo tan solo si se toma como base a la maestría en su conjunto, o solo a su énfasis de salida. Entonces, una síntesis panorámica de conjunto, permite acumular las experiencias de graduación y pos graduación en las diversas instituciones y programas. Para el período considerado de hecho, demarcado por la experiencia (1972-2015), para los cursos de graduación en sociología, considerando los dos cohortes de la UCA, así como el de la ‘Escuela’ de la UNA, acumulando un total de formación interna de 76 egresados autóctonos con título en sociología, sobre 1.256 matriculados acumulados, o un 6.05% de finalización. Mientras, la experiencia de posgrados se destaca, porque considerando el total de matriculados de todos los cursos en sociología u afines (203), han presentado y defendido con éxito su tesis en sociología, dentro de los períodos temporales referenciados, solo (5) de ellos/as, o lo que es lo mismo, en términos relativos, un (2.46%). Considerando tanto los números absolutos como los relativos, respecto a los egresos con tesis de grado y posgrado en sociología en las diversas instituciones abordadas, los mismos se hacen muy elocuentes como indicador objetivo del desarrollo de la sociología en el país, académica, institucional e históricamente hasta el presente. Que representan las dificultades formativas y las condiciones sociales en las que se produce la misma. Entre la deserción y el egreso con título de grado en tan sólo alrededor de un 10% sobre el total, tal como mostrado para los casos de la UNA y UCA. Igualmente bajos en posgrado, si se quiere con números más significativos todavía, dada una población de cursantes mucho menor, haciéndolo además en la mayoría de los casos pero con certificaciones intermedias que exigen estrictamente estrategias áulicas como asistencia y aprobar materias, marcadamente de ‘salida’ laboral, con aumentos salariales o requisitos de permanencia en sus respectivas instituciones de procedencia. Que también garantizan que tanto en número como en formación la sociología constituya por largo tiempo un baluarte de una elite. Por otro lado, merecen destaque entre las experiencias universitarias de grado y posgrado, primero la de la UCA, por ser la primera carrera del país, con dos períodos, uno dentro del propio orden dictatorial, y asimismo que ha conseguido permanecer y mantenerse hasta el presente, a partir de la segunda apertura ya en la transición. Siendo además, la que más aporta egresos con tesis, y con una formación más sistemática y diversa en sus enfoques, combinando actividades puntuales de publicación e investigación. 170
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Mientras, la experiencia de la UNE y su ‘Escuela de Posgrado’, se destaca porque, a pesar de ser novel, consiguió en pocos años posicionarse como un oasis para las ciencias sociales, expresado en los únicos 5 egresados con ‘Maestría en Sociología’ estrictu sensu hasta el presente en la historia del país. Más todavía, si el logro se compara con los de las otras prestigiosas escuelas de posgrado, como el de la UNA y FLACSO. Asimismo, su proyecto de desarrollo, ahora en rearticulación, conjuga potencialmente la docencia con investigación, una revista propia con proyección regional, y su funcionalidad como unidad académica autónoma en la generación de recursos propios, por ejemplo, a través de la presentación a las diversas convocatorias llevadas a cabo desde CONACYT.
10. Síntesis de algunas abstracciones y generalizaciones más allá de lo textual Teniendo que darle un cierre al papel de trabajo, si bien se ha logrado dar cuenta de los objetivos trazados, son asimismo varias las interrogantes que se han generado abriendo como previsible nuevos problemas, que interpelan y en cierta medida obligan provocativa y estimulantemente a ser más sistemático, y precisar más ciertas cuestiones, en pro del desarrollo de la propia sociología, como espacio de producción de conocimiento. Así, de lo investigado concreto real, desde la experiencia, emergen algunas cuestiones centrales que interesa compartir para su discusión: a) ¿Se puede conceptualizar teórica y operativamente con total precisión y delimitación el oficio del/la sociólogo/a, qué significa o es ser sociólogo/a?
O bien es solo un nominalismo, que contradice la cultura académica y la búsqueda de división del trabajo y consiguiente especialización. O, más allá de ciertos énfasis, todos los que se dedican a las ciencias sociales, de alguna manera, producirían sociología. De ser así, los títulos y nombres pasan a un notable segundo plano y se definiría más la especificidad por lo que éstos/as producen. Lo que lleva a la segunda cuestión.
b) Asimismo: ¿se puede definir objetivamente, y sus criterios, la identidad y distinción de la producción sociológica, de la que no lo es? Y, ¿cómo hacerlo?
Esto es, qué es lo que hace a un nuevo conocimiento sociológico, cuando la diversidad de temas, enfoques y fuentes, parecería hacer caer dentro de la misma bolsa, cualquier producción sobre la problemática ‘social’. Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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Cómo darle identidad a la disciplina, y ser precisos a la hora de reconocer o situar un tipo de producción de otras. Reconociendo la inter y transdisciplinariedad, pero entonces, redefinir, ora una perspectiva ora otra. O todo es sociológico, de alguna manera, o su aporte y área de concentración específica. Lo que se puede concluir parcialmente, dejando para sistematizaciones ulteriores, es la paradoja que optando por el criterio duro, que sociología es solamente lo que hacen los/as sociólogos/as, pero, volvemos al problema de origen, ¿cualquier cosa que hagan los sociólogos es entonces sociología? Es más, esta cuestión nos remite que de ser el caso, entonces tomando esto como criterios de demarcación del desarrollo de la disciplina en el país, así como de sus modalidades e institucionalización, sólo se podría considerar a partir de la formación de grado estrictu sensu de sociólogos en el país, o de postgrado como la experiencia del CPES. De ser así, recordamos que por el caso UCA (1971/72 al 84; y del 92 a la actualidad), su experiencia registrada es que los primeros diez egresados/as con defensa de tesis se sitúan entre el año 1978 y 1988. Para el caso del CPES (1964/71) y su programa de posgrado ‘Curso Avanzado Latinoamericano en Sociología Rural’ CLACSO-CPES (1974-1982). Y posteriormente, con la salida de algunos de sus primeros colaboradores y otros, que realizarán más tardíamente todavía formación en postgrados en ciencias sociales en el extranjero, a través del vínculo CPES-FLACSO Chile, como Ramón Fogel (1972/1973), Luis Galeano (1972/1973), Juan María Carrón (1970/1971), Guillermo Heisecke (1969), Melquíades Alonso (1970/1971) y Tomas Palau (1970/1971). Si se toman estas referencias, entonces solo habría sociología a partir de la producción aúlica, de investigación o consultoría y demás actividades conexas, a partir de la segunda mitad de la década de los ’70. Si consideramos el número exiguo de profesionales, se entiende por un lado el intento de entronamiento de cada uno en su propia Capilla. Por otro lado, que la modalidad desde las universidades continuase fundamentalmente áulica, sin contar con recursos humanos formados para desarrollar otra actividad sistemática. Esto, aunado a las condiciones de trabajo universitarias, reforzó la justificación de la división del trabajo entre capillas y universidades. Hoy en día, dicha relación se ha modificado y por tanto, objetivamente, es razonable esperar que unas y otras redefinan sus posiciones, así como sus lugares de poder. Los cambios contextuales ligados a la consolidación democrática, a la modernización económica, el crecimiento de la demanda social, así como 172
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educativa, le dan mayores oportunidades de desarrollo a las universidades, y de necesaria mayor especialización y competencia entre las capillas, que igualmente dependerán objetivamente de participar cada vez más asociadas en redes, inclusive para programas y proyectos con las propias o dentro de las universidades. c) ¿En qué reside, cuáles sus criterios, la diferencia entre la investigación estrictu sensu, académica y la consultoría? Qué criterios, y por qué, se pueden poner en discusión, de manera objetiva, práctica, concreto real, para más acá de las suspicacias, hacer reconocible, identificable y medible un estilo de producción del otro. Y no por mera distinción, una vez más de nomenclatura para el registro, sino por las implicancias que devienen de las condiciones objetivas de producción desde una u otra modalidad. Parecería finalmente asociarse lo académico con lo universitario, y lo que se hace en las capillas, con el estilo ‘ONG’.
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Referencias Bibliográficas Caballero Merlo, Javier. 2011. Cien años de desarrollo de la Sociología en Paraguay en el año de su Bicentenario. Del rezago histórico institucional en el pasado a la debilidad contemporánea. Revista Internacional Investigación en Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Asunción (UAA). 7 (2), 119160. Caballero Merlo, Javier. 2014. Descripción de la producción bibliográfica en ciencias sociales e insumo para la construcción de categorías sintéticas para la comprensión del desarrollo de la sociología paraguaya. Revista Internacional Investigación en Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Asunción (UAA). Caballero Merlo, Javier. 2014. Las ciencias humanas y sociales e investigación desde el CONACYT. Ponencia presentada en el VII Taller: “Paraguay desde las Ciencias Sociales”. Grupo de Estudios Sociales sobre Paraguay (GESP). http:// grupoparaguay.org/P_NumanCaballero_2014.pdf. Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya - Global Development Network (GDN/CADEP). 2016. Haciendo investigación en ciencias sociales en Paraguay. Asunción: Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya, CADEP. CONACYT. 2012. PARAGUAY. Libro Verde de la Política de Ciencia, Tecnología e Innovación. PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA. Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología CONACYT. PCTI. Graciela Duarte Aranda, Consultora Proyecto DeTIEC “Desarrollo Tecnológico, Innovación y Evaluación de la Conformidad”. Asunción: CONACYT. CONACYT. 2013. Estadísticas e Indicadores de Ciencia y Tecnología de Paraguay – 2012. Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) – Paraguay. Asunción: CONACYT. Cubilla, Aníbal. 2011. La universidad de investigación. (I). ABC Color. Recuperado de http://www.abc.com.py/edicion-impresa/suplementos/cultural/ la-universidad-de-investigacion--i-242536.html Cubilla, Aníbal. 2011. La universidad ideal para el Paraguay del siglo XXI: por qué la universidad de investigación. (II). ABC Color. Recuperado de http:// www.abc.com.py/edicion-impresa/suplementos/cultural/ii-la-universidadideal-para-el-paraguay-del-siglo.XXI-por-que-la-universidad-de-investigacion-248798.html
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Filártiga Callizo, Camilo. 2012. Rol de la universidad en la formulación y evaluación de políticas públicas, en Estudio de Políticas Públicas, (pp. 52-59). Centro de Políticas Públicas. Asunción: Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción. Año II, Primer Semestre/2012. Ortiz, Luis & Galeano, José. 2015. Rezago epistémico y (auto) exclusión académica: Las ciencias sociales paraguayas en el concierto internacional. Debates: Exclusiones. LASAFORUM winter 2015: volume xlvi: issue 1. Recuperado de http://icso.org.py/publicaciones/rezago-epistemico-y-autoexclusion-academica-las-ciencias-sociales-paraguayas-en-el-concierto-internacional/. Consultado el 23 de febrero de 2015. UNA - Consejo Superior Universitario. 2007. Resolución Nº 468-00-2007, Acta Nº. 21 (A.S. Nº 21/06/11/2007). Documento en pdf. Asunción: UNA. UNA - Consejo Superior Universitario. 2008. Resolución Nº 021-00-2008, Acta Nº 2 (A.S. Nº 2/31/01/2008). Por la cual se homologa el proyecto académico de la Maestría en Sociología y Ciencia Política, presentado por la Dirección General de Postgrado. Documento en pdf. Asunción: UNA.
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CEADUC - Centro de Estudios Antropológicos Universidad Católica “Nuestra Señora de la Asunción” Independencia Nacional y Comuneros Casilla 1718 - Tel./Fax: 595-21-44 10 44 - Int.: 252 web: www.ceaduc.uca.edu.py - e-mail: ceaduc@gmail.com Asunción - Paraguay
BIBLIOTECA PARAGUAYA DE ANTROPOLOGÍA 1.
Diccionario Nivaclé - Castellano, por José Seelwische, O.M.I.
2.
La comprensión del Ñe’ẽnga, por Clara Ruiz Ovelar
3.
La Construcción Guaraní de la Realidad, por Alfredo Vara
4.
Arqueología: Métodos y Técnicas en Superficies Amplias, por Luciana Pallestrini José Antonio Perasso
5.
El Guaraní Conquistado y Reducido, por Bartomeu Melià
6.
El Derecho Consuetudinario Indígena, por Miguel Chase-Sardi
7.
Indios Guaraníes y Chamanes Franciscanos, por Luís Nécker
8.
Raíz y Destino del Guaraní, por Marcos Morínigo
9.
Memorias, por León Cadogan
10. Diccionario Nivaclé-Castellano/Castellano-Nivaclé. Ed. completa, por José Seelwische, O.M.I. 11. Chamanismo y Religión entre los Ava-Katu-Ete, por Miguel A. Bartolomé 12. Ñane Ñe’ẽ Guaraníme, por Lino Trinidad Sanabria 13. El Guaraní Experiencia Religiosa, por Bartomeu Melià 14. El Precio de la Sangre, por Miguel Chase-Sardi 15. La Contabilidad en las Reducciones Guaraníes, por Teresa Blumers 16. Ayvu Rapyta, por León Cadogan 17. Diccionario Mbya Guaraní - Castellano, por León Cadogan 18. Los caminos que conducen a Jesús - Nava Noyishai. Nava Tajuiya pa Jesús,
por José Seelwische
19. Un Pueblo Desconocido en Tierra Desconocida, por W. B. Grubb 20. Revista Ñemitỹ - Tomo I 21. Testimonio Indígena, por Margarita Durán - José Luís Salas 22. Ecos de la Selva, por José Zanardini 23. Taruma Poty, por Lino Trinidad Sanabria 24. San José de Caazapá, por Margarita Durán Estragó
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25. Kurusu Ñe’ẽngatu, por Graciela Chamorro 26. San Lorenzo de Campo Grande, Memoria Histórica, por Margarita Durán 27. Moya ‘ansaeclha’ Nengelpayvaam Nengeltomba Enlhet, por Hannes Kalisch y Ernesto Unruh 28. Aspectos Fundamentales de la Cultura Guaraní, por Egon Schaden 29. Realidad Social del Paraguay, por Javier Numan Caballero - Roberto L. Céspedes R. 30. Textos Míticos de los Indígenas del Paraguay, por Miguel Chase-Sardi y José Zanardini 31. Mirando de Frente, por José Zanardini 32. Etnicidad, Tierra y Poder, por Wayne Robins 33. Ya’alva Pangcalhva. Biografías Enlhet, por Ernesto Unruh y Hannes Kalisch 34. El Encuentro de la Gente y los Insensatos, por Miguel A. Bartolomé 35. La Misión del Pilcomayo, por Margarita Durán Estragó 36. El Cesto y el Arco, por Carlos Mordo 37. Antropología y Filosofía de la Educación, por Roger Texier 38. Ya’alva Pangcalhva II. Biografías Enlhet, por Ernesto Unruh y Hannes Kalisch 39. Los Indígenas del Paraguay, por José Zanardini y Walter Biedermann 40. Relatos Bilingües Ayoreos, por Deisy Amarilla Stanley 41. Rocío Tropical, por José Zanardini 42. Guardianes de la Selva, por Richard Reed 43. Enenlhet Apaivoma - Gramática Toba, por Ernesto Unruh, Hannes Kalisch y Manolo Romero 44. Cultura del Pueblo Ayoreo, por José Zanardini 45. Palavai Nuu! - Etnografía Nivaclé, por Miguel Chase-Sardi 46. Sakoiahan - Relatos Toba, por Manolo Romero, Hannes Kalisch y Ernesto Unruh 47. Antropología Cultural Aplicada a las Ciencias de la Salud, por Sinforiano Rodríguez 48. Plantas Medicinales del Paraguay, por Ricardo Moreno Azorero 49. La Ínsula Paraguaya, por Eric Courthès 50. Moñe’ẽrã Guaraníme, por Lino Trinidad Sanabria 51. Tomarâho. La Resistencia Anticipada. Tomo I, por Guillermo Sequera 52. Lumnanas (gente del monte) los Manjui, por Andrea Chamorro 53. Vana pankek tata, por Ernesto Unruh, Hannes Kalisch y Manolo Romero 54. Angaité - Koahlvok - Las voces de un pueblo, por Mariana Franco y Gladys Imaz 55. Pueblo Angaité - Memoria Histórica, por Juan Pablo Amarilla 56. La etnia Manjui - Lumnanas del Chaco, por Víctor Bareiro 57. Máscaras y Espíritus, por Ilona Zindler 58. Tomarâho. La Resistencia Anticipada. Tomo II, por Guillermo Sequera
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59. Halhema Teves, por Hannes Kalisch 60. La Sabiduría de la Selva, por José Zanardini y Deisy Amarilla 61. El Origen de la Pintura, por Edgardo Jorge Cordeu 62. Agtemágháta Apqueh Hleanma - Pueblo Sanapaná, por Deisy Amarilla 63. Pai-Tavyterã, por Bartomeu Melià, Georg Grünberg y Friedl Grünberg 64. The roles of Medicinal Plants, por Norman Breuer Moreno 65. Cadogan, desde Abergavenny hasta Australia y más allá (1829-2005) Tomo I, por Jimmy Cadogan 66. Cadogan, desde Abergavenny hasta Australia y más allá (1829-2005) Tomo II, por Jimmy Cadogan 67. Cadogan, desde Abergavenny hasta Australia y más allá (1829-2005) Tomo III, por Jimmy Cadogan 68. En las calles de Ciudad del Este, por Fernando Rabossi 69. Yxyr Poruwo Ahwóso Jewo 1000 - Conjugación de 1000 verbos en ocho tiempos verbaculares, por Guillermo Sequera 70. Antropología Cultural aplicada a las Ciencias de la Salud - 2ª Edic., por Sinforiano Rodríguez 71. Antropología Paraguaya, por Izabel Malinowski 72. Parientes de la Selva. Los Guaraníes Mbyá de la Argentina, por Miguel A. Bartolomé 73. Ishiro ôreyuwo poruwo. Sabiduría de los Ishir del Chaco, por Andrés Ozuna 74. Pasado, presente y futuro de la lengua guaraní, por Bartomeu Melià, sj 75. Diversidad, Interculturalidad y Educación en Brasil y en Paraguay: Problemas, experiencias y realidades, por José Maria Rodrigues (org.) 76. The two Shamans and the owner of the cattle:Alterity, storytelling and shamanism amongst the Angaité of the Paraguayan Chaco, por Rodrigo Villagra Carron 77. Educación, lenguas y culturas en el Mercosur: Pluralidad cultural e inclusión social en Brasil y en Paraguay, por José Maria Rodrigues (org.) 78. Diccionario Mbya-Guaraní Castellano 3ª Edición actualizada, por León Cadogan 79. Lo que ellos dijeron. Sabiduría del Pueblo Sanapaná, por Deisy Amarilla y Civito
Monte Duarte
80. La captura del Ayoreo José Iquebi, por Deisy Amarilla y José Iquebi Posoraja 81. Cómo influye el Opy en la construcción de la identidad Mbya,
por Isaac Díaz-Ambrona Moreno
82. La lengua materna como facilitadora de la producción escrita en la segunda lengua, por Teresa D. González Ramos de Benítez 83. Bilingüismo y educación bilingüe: Un análisis sociolingüístico de contacto guaranícastellano en el Paraguay, por María Eva Mansfeld de Agüero, Carlos M. Lugo B.,
Karina E. Agüero M. y Shaw Nicholas Gynan Estudios Paraguayos - Vol. XXXIV, Nº 2 - Diciembre 2016
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84. Investigación cualitativa interpretativa. Una caja de herramientas, por Friedhelm Guttandin 85. Ciudadanía Democrática y Multilingüismo: La construcción de la identidad lingüística y cultural del Mercosur, por José Maria Rodrigues (org.) 86. Descubrimiento del castellano paraguayo a través del guaraní. Una historia de los enfoques lingüísticos, por Hedy Penner, Soledad Acosta y Malvina Segovia 87. Culturas Indígenas, por José Zanardini (comp.) 88. Franciscanos Vascos en Paraguay. Un estudio antropológico, por Jone Luna 89. Intervenciones del gobierno con pueblos indígenas entre 1989 y 2013, por Lorenza Benítez V. y Delia E. Castillo L. 90. Marcos Nujach’e Moreno: Côque yimônlhajayash - Testimonio de mi vida y de mis pensamientos, por Marcos Moreno y Verena Regehr 91. Un relato de la globalización desde el Chaco (entre otros lugares), por Mario Blaser 92. Sociedad y cultura en tiempos de desigualdad. Instituciones, contradicciones, legitimación, por Luis Ortiz Sandoval (coord.) 93. Políticas lingüísticas para la integración educativa y cultural en el Mercosur: Legislación, Planificación Idiomática y Glotopolítica, por José Maria Rodrigues (org.) 94. Diccionario Nivaclé-Castellano- 3ª Edición, por José Seelwische, O.M.I. 95. Los Caduveos. Diario de viaje, por Guido Boggiani 96. Reciprocidad y Economía en la pre historia e historia colonial del Paraguay. Una mirada a nuestras raíces a la luz de los valores de la Economía de Comunión, por Diana Durán 97. Sabiduría en la diversidad, por José Zanardini 98. Meike makha valayo. No habían paraguayos, por Rodrigo Villagra Carron 99. Ayvu Rapyta. Textos míticos de los Mbyá-Guaraní del Guairá - 4a Edición, por León Cadogan preparada por Bartomeu Melià y Antonio Caballos. 100. Edición Especial 50 años - Suplemento Antropológico, por José Zanardini (Coord.) 101. Voces de la Selva, por Deisy Amarilla y José Zanardini 102. Las Mujeres Ayoreas: De la Selva a la ciudad, por Deisy Amarilla 103. Inflectional morphology in the Zamucoan languages, por Luca Ciucci 104. Feria de lenguas en el Paraguay - Toiko ñe’ênguéra Paraguáipe, por PÑS-SPL y CEADUC 105. Familias paraguayas: Trabajo en la calle y conflictividad, por Cristina Bosselli C., Gloria Medina y Mariela Centurión
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BIBLIOTECA DE ESTUDIOS PARAGUAYOS 1.
La Constitución Paraguaya Concordada, por Justo J. Prieto
2.
Transporte Eléctrico en el Paraguay. Su conveniencia, por Ricardo Canese
3.
Iglesia y Estado en el Paraguay durante el gobierno de Carlos Antonio López, por Carlos Heyn Shupp, sdb
4.
La cultura paraguaya y el libro, por Josefina Plá
5.
Cien capítulos de Economía Paraguaya, por C. Fletschner
6.
Tratados y Actos Internacionales de la República del Paraguay - Tomo I, por E. Bordenave - L. Rachid R.
7.
Itaipú y la cuestión energética en el Paraguay, por Ricardo Canese
8.
La ciencia en Aristóteles, por Juan Enrique Bolzán
9.
Tratados y Actos Internacionales de la República del Paraguay - Tomo II, por E. Bordenave - L. Rachid R.
10. Temas Cervantinos y otros ensayos, por Mariano Morínigo 11. Apuntes de Historia Cultural de Paraguay, por Efraím Cardozo 12. 28 Entrevistas para este Tiempo, por Pepa Kostianovsky 13. Los cepos modernos de la dependencia, por Agustín Oscar Flecha 14. Tratados y Actos Internacionales de la República del Paraguay - Tomo III, por E. Bordenave - L. Rachid R. 15. Tratados y Actos Internacionales de la República del Paraguay - Tomo IV, por E. Bordenave - L. Rachid R. 16. Radio Cháritas. Medio siglo de historia, por Margarita Durán Estragó 17. Evangelización de la cultura y santuarios, por Claudio Giménez 18. La teoría Aristotélica de la vida y del calor vital, por Ángel J. Cappelletti 19. Presencia Franciscana en el Paraguay (1538-1824) - Tomo I, por Margarita Durán Estragó 20. Diálogo nacional. Urgencia de nuestro tiempo, por Margarita Durán Estragó 21. En la lucha por el derecho, por Vicente Zayas 22. Templos de Asunción, por Margarita Durán Estragó 23. Tratados y Actos Internacionales de la República del Paraguay - Tomo V,
por E. Bordenave - L. Rachid R.
24. Presencia Franciscana en el Paraguay - Tomo II, por Margarita Durán Estragó 25. Ciudadano y Soldado. Comentarios a la correspondencia de Justo Prieto con Arturo Bray, por Justo J. Prieto 26. El pensamiento y la acción pedagógica de Ramón I. Cardozo, por Justina Álvarez C. 27. Hispanoamérica en la Narrativa, por Mariano Morínigo
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28. La muralla robada, por Josefina Plá 29. Manual para didáctica universitaria, por Heinz Neuser 30. Monseñor Ramón Bogarín Argaña - Testimonios, por Emilio Fracchia y otros 31. Cartas y Decretos del Dictador Francia - Tomo I, por Alfredo Viola 32. Viaje a Destiempo, por Renée Ferrer de Arréllaga 33. Responsabilidad profesional de los médicos, por José Raúl Torres Kirmser 34. De nuestras lenguas y otros discursos, por Rubén Bareiro Saguier 35. El papel político de los militares en el Paraguay 1870-1990, por Gustavo Gatti 36. Tratados y Actos Internacionales de la República del Paraguay - Tomo VI, por E. Bordenave - L. Rachid R. 37. Cartas y Decretos del Dictador Francia - Tomo II, por Alfredo Viola 38. Educación y desarrollo rural en el Paraguay, por María M. Rivarola 39. Cartas y Decretos del Dictador Francia - Tomo III, por Alfredo Viola 40. Nuestro Mundo entre la Tierra y el Cielo, por Salvador Villagra Maffiodo 41. Mancuello y la Perdiz, por Carlos Villagra Marsal 42. Padre aquí estoy, por San Miguel Garicoits 43. A la búsqueda de un mercado común. MERCOSUR, por Gladys Benegas 44. Finanzas y Derecho Financiero - Tomo I, por Manuel Peña Villamil 45. El evangelio por los caminos del hombre, por Emilio Grasso 46. San Cosme y San Damián. Testimonio vivo del pasado jesuítico, por Blanca Amaral y Margarita Durán E. 47. Cien años de Doctrina Social de la Iglesia, por Ciro Martínez y Fermín Castellano 48. La América Latina Paradojal, por Alejandro Vial 49. Auge y crisis de un modelo económico: El caso paraguayo, por Dionisio Borda 50. Los Presidentes del Paraguay (1844-1954), por Raúl Amaral 51. Derecho Tributario - Tomo II, por Manuel Peña Villamil 52. Historia de la Educación en el Paraguay 1812-1932, por Juan Speratti 53. Al amanecer del Tercel Milenio, por Emilio Grasso 54. La Estancia Jesuítica de Paraguarí, por Margarita Durán Estragó 55. La Presencia Japonesa en el Paraguay, por Emi Kasamatsu 56. Derecho Administrativo - Tomo III, por Manuel Peña Villamil 57. El libro de Job, por César Alonso de las Heras 58. Filosofía y Pensamiento Democrático, por Mario Ramón Reyes 59. Cuentos de la Guerra y de la Paz, por José Santiago Villarejo 60. Cartas y Decretos del Dictador Francia. Tomo IV, por Alfredo Viola 61. Japón: mi mundo oriental, por Yolanda Gómez González
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62. San Francisco de Yuty. Origen y Desarrollo, por Mirta Caballero de Tessada 63. Villa Lombardía. Utopía hecha realidad, por Eduardo Ramírez Bordón 64. Ética y Filosofía. Ensayos dispersos, por Mario Ramos Reyes 65. Cultura de la Paz, por Edmundo Valenzuela, sdb 66. La Historia: Interpretación, Narración y Escritura en Paul Ricoeur, por Nilo Zárate 67. Lo transtextual en Roa Bastos, por Eric Courthès 68. Estado y Frontera en el Paraguay. Concepción durante el gobierno del Dr. Francia, por Nidia R. Areces 69. La Integración Nacional del Paraguay (1780-1850), por Ricardo Pavetti 70. Un Siglo de Expansión Colonizadora. Núcleo poblacional establecido en torno a la Villa Real de la Concepción. Origen y desarrollo socio-económico - 2ª Edición, por Renée Ferrer 71. Valores Tradicionales y Emergentes en la Universidad, por Ilde Silvero 72. La Experiencia Teologal del Hombre según Xavier Zubiri, por Teresa del Pilar Ríos 73. 25 poetas, músicos, compositores y cantores populares del Paraguay, por Ramón Giménez 74. Paraguay el camino hacia el Oeste, por Julia Velilla Laconich 75. Lo que el río se llevó. Estado y Comercio en Paraguay y Corrientes, 1776-1870, por Thomas Whigham 76. Tras los Expulsos. Cambios demográficos y territoriales en el Paraguay después de la expulsión de los jesuitas, por Ignacio Telesca 77. La República como tarea ética, por Mario Ramos Reyes 78. Realidad Social del Paraguay II, por Javier Numan Caballero M. 79. Villa Encarnación. Campamento de la Independencia 1843-1906, por Margarita Durán Estragó 80. El espacio jesuítico-guaraní. La formación de una región cultural, por Norberto Levinton 81. Dominación colonial y trabajo indígena, por María Laura Salinas 82. Una guerra total. Paraguay, 1864-1870: Ensayo de historia del tiempo presente, por Luc Capdevila 83. El sentido de la vida y la trascendencia en Viktor Frankl, por Teresa del Pilar Ríos 84. Escritos del Padre Fidel Maíz - II. Virgen de los Milagros, Sermones Religiosos y Discursos Patrióticos, por Carlos Heyn Schupp, sdb 85. Enseñanzas del Bicentenario ante los desafíos globales de hoy: Repensando el cambio para nuestra América, por Beatriz González de Bosio y José Zanardini (comp.) 86. La Independencia del Paraguay y el Imperio del Brasil, por R. Antonio Ramos 87. Sociología aplicada a la realidad social del Paraguay - 2da. Edición revisada, por Javier Numan Caballero
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88. La Independencia y sus Protagonistas: Aporte de Benjamín Velilla a la Historia del Paraguay, por Margarita Velilla (comp.) 89. El régimen de Stroessner y la resistencia indígena, por René D. Harder Horst 90. Machado de Assis: Cuentos para muchas voces, por Luís Eduardo Wexell Machado y Maria Rosa Duarte de Oliveira (org.) 91. Escritos del Padre Fidel Maíz - III, Otros escritos y artículos del libro. Desagrabio 1916, Biografía y juicio del P. Maiz, por Carlos Heyn Schupp, sdb 92. La Instrucción Pública en la Época Colonial, por Olinda Massare de Kostianovsky 93. Calidad de la información periodística. Responsabilidad social de la prensa, por Roque Acosta Ortíz 94. Jesuitas, Guaraníes y Emigrantes en las Reducciones del Paraguay, por Gianpaolo Romanato 95. Glosario de Paraguayismos en Hijo de Hombre de Augusto Roa Bastos, por Isabel Baca de Espínola y Ebelio Espínola Benítez 96. Radio Cáritas - Universidad Católica. Itinerario de los últimos 25 años, desde la visión de sus protagonistas (1986 – 2011), por Roque Acosta Ortíz y Mariano Mercado 97. La formación docente desde la perspectiva inclusiva. El caso concreto del Paraguay, por Luiz Albérico Barbosa Falcão 98. Historia, doctrina y principios cooperativos en los editoriales del Dr. Enzo Di Tore Chartrán, por José F. Samudio Falcón (comp.) 99. Educación y desigualdad. Las clases desfavorecidas frente al sistema educativo paraguayo, por Luis Ortiz Sandoval 100. Qué Onda. La radio en Paraguay en la post dictadura, por Rogelia E. Zarza Sanabria 101. La Iglesia y los partidos en la vida política del Paraguay desde la Independencia, por François Chartrain 102. Cartas Anuas de la provincia jesuítica del Paraguay. 1663-1666. 1667-1668. 16691672. 1672-1675, por María Laura Salinas (int.) y Julio Folkenand (col.) 103. Los que se fueron, Mario Ramos-Reyes 104. Cartas Anuas de la Provincia Jesuítica del Paraguay. 1681-1692. 1689-1692. 16891700, por María Laura Salinas (int.) y Julio Folkenand (col.) 105. Platero y yo - Platero ha che. Edic. bilingüe, por Juan Ramón Jiménez y Lino Trinidad Sanabria 106. El rol de la FF.AA. en la sociedad democrática. Historia, opiniones de expertos, reflexiones personales, por Silvio Torres Chávez. 107. El profesor de Matemáticas de Solano López. Iglesia-Estado-Educación (1843-1846), por Jorge García Riart 108. Alteraciones Auditivas, Nivel del Lenguaje en Niños y Adolecentes Concurrentes al Hospital Barrio Obrero y el Colegio de La Providencia, por Margarita Brizuela de Cabral, Elvira Villagra de Cerna, Gissel J. Benítez e Investigadores juniores
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109. Soldados de papel. La propaganda en la prensa paraguaya durante la guerra de la Triple Alianza (1864-1870), por María Lucrecia Johansson 110. La instrucción pública en el Paraguay. Período 1900-1940. Vol. I, por Juan Bautista Rivarola Paoli 111. ¿Cómo hablan los paraguayos con dos lenguas? Gramática del jopara, por Guido Kallfell 112. Cartas Anuas de la Provincia Jesuítica del Py (1714-1720. 1720-1730. 1730-1735. 1735-1743. 1750-1756. 1756-1762, por María Laura Salinas (introd.) y Julio Kolkenand (colab.) 113. Desigualdad y clases sociales. Estudios sobre la estructura social paraguaya, por Luis Ortiz Sandoval (Coord.) 114. Historia, pensamiento y cultura, por Seny Hernández Ledezma y Mario RamosReyes 115. La cultura en el aula. Material de apoyo didáctico para docentes- 2da. Edición, por Beatriz González de Bosio
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CENTRO DE ESTUDIOS ANTROPOLÓGICOS DE LA UNIVERSIDAD CATÓLICA “NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN”(CEADUC) NORMATIVAS GENERALES PARA PUBLICAR EN LA REVISTA ESTUDIOS PARAGUAYOS La Revista ESTUDIOS PARAGUAYOS es una publicación científica, relacionada a las temáticas de carácter filosófico, sociológico, histórico, pedagógico, político y otros afines, dirigida principalmente a investigadores, docentes y estudiantes de ciencias sociales. Los artículos que serán publicados en ESTUDIOS PARAGUAYOS, deberán reunir los siguientes requisitos: 1. El trabajo debe ser inédito. La Revista no acepta artículos que hayan sido enviados simultáneamente para su evaluación, y/o publicación, en otras revistas o libros, del país o del exterior. Los trabajos recibidos serán revisados por los integrantes del Comité Editorial y los aceptados serán evaluados por árbitros designados por dicho Comité Editorial. 2. Durante el proceso de evaluación por pares, se reservará la identidad del/ los autor/es, omitiendo la identificación como afiliación institucional. Tampoco será mencionado referencia alguna que le permitirá al evaluador inferir indirectamente la autoría del trabajo. Las informaciones autorales se registran aparte y solamente los editores tienen acceso a ellas. 3. En la evaluación se usa el método doble ciego. Se calificarán de Excelente, bueno, regular o deficiente los siguientes aspectos: relevancia del tema, originalidad y solidez en la interpretación, estructura lógica del discurso, coherencia argumentativa, redacción y estilo, documentación bibliográfica, cumplimiento de las normas editoriales, y éxito en el propósito comunicativo. El veredicto implica la publicación del artículo sin modificaciones, con ligeras modificaciones, con modificaciones sustanciales, o su NO publicación. 4. El plazo para responder varía conforme a la complejidad de las evaluaciones y de las eventuales modificaciones sugeridas y realizadas. Los datos de recepción y aprobación de cada colaboración será informado en el texto publicado.
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5. El texto se puede presentar en español, guaraní, portugués o inglés, teniendo en cuenta las siguientes orientaciones: - Debe incluir un resumen que explicite el tema general y el problema de la investigación, además de objetivos y/o hipótesis, metodología, análisis de material y principales conclusiones, con un máximo de 10 líneas y en dos lenguas. - Deberá incluir 4 o 5 palabras clave, también en dos idiomas, que le indique al lector los principales temas del trabajo. -
El articulo incluirá: a) un título y subtitulo, con un máximo de 25 palabras; b) nombres/s del/os autores, identificando/s al pie de página, con los datos relativos a la producción del artículo, e indicando la institución/universidad donde trabaja; c) deberá indicar las notas utilizadas, así como las referencias bibliográficas.
6. Todos los trabajos deben estar encaminados dentro del siguiente formato: - Emitido en cualquier procesador de textos, preferentemente Word, donde se permita su modificación/maquetado para la edición final. - Los artículos deberán contener un mínimo de 15 páginas, numeradas secuencialmente. - La fuente a utilizarse es Times New Roman, 12 Normal, para el texto y en negritas para los subtítulos. El título deberá estar en mayúsculas, Times New Roman, 12 y negritas. El espaciado es de 12 pts. O Automático entre títulos y subtítulos. El entrelineado de 1.5. - Las citas dentro del texto, en el siguiente formato: (Apellido, Año: Página Referenciada) - (Planás, 2014: p.45). - Las notas a pie de página deberán ser exclusivamente explicativas manteniendo el mismo formato de las referencias bibliográficas en el texto. - Las gráficas, tablas y figuras deberán ser integradas en el texto durante el proceso de recepción y dictamen. Solo en caso de ser aceptado el artículo, entonces deberán ser enviadas en archivo separado, en el formato original de su elaboración, y debidamente citados y numerados. La letra de los cuadros y gráficos debe ser Times New Roman, tamaño 10, los gráficos deben ir sin color, sin negritas y si están elaboradas en Excel deben ir sin borde. - Las imágenes, en JPG, preferentemente en blanco y negro. - La Bibliografía deberá ir al final, conteniendo solo las obras citadas, de la siguiente manera: 188
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Libros: Sartori, Giovanni. 1995. Ingeniería constitucional comparada. Una investigación de estructuras, incentivos y resultados, México, Fondo de Cultura Económica. Capítulo en libro: Kirchheimer, Otto. 1990. “The catch-allparty”, en Peter Mair (ed.), Thewesteuropeanpartysystem, Oxford, Oxford University Press, pp. 50-60. Artículo de revistas: O’Donnell, Guillermo. 1994. “Delegativedemocracy”, Journal of Democracia, Vol. 5, No. 1, pp. 55-69. Hemerografía: Lozano, Pilar. 2011. “Colombia lanza un plan de combate a cuatro años contra la guerrilla y los paramilitares”, El País, 25 de mayo, p. 20. Internet: Fundación Seguridad y Democracia. 2008. Sudamérica: ¿carrera armamentista o renovación militar?, en <http://www.seguridadydemocracia.org/articulos213> (Consultado el 15 de mayo de 2008) 7. EL trabajo deberá ser enviado a ceaduc@gmail.com o epedicion@gmail.com o al sistema OJS en www.respy.o 8. La Revista ESTUDIOS PARAGUAYOS se reserva todos los derechos autorales sobre los artículos publicados, inclusive su traducción, permitiendo por tanto su posterior reproducción o trascripción, con la debida citación de la fuente. PARA MAYOR INFORMACIÓN
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