Determinantes del empleo e ingreso rural no agropecuario en el Paraguay

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Pedro Daniel Correa

Determinantes del empleo e ingreso rural no agropecuario en el Paraguay

Determinantes del empleo e ingreso rural no agropecuario en el Paraguay

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PEDRO DANIEL CORREA RAMÍREZ es Economista por la Universidad Nacional de Asunción. PhD. in Applied Economics (Auburn University, Alabama, EE. UU., 2003) y Master of Science en Economía, con especialización en Economía Aplicada (Auburn University, Alabama, EE. UU., 2002-2003).

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Colaboraron en la elaboración de la presente investigación Pedro Garay Armoa y Ramón Ramírez.


1. Introducción

Es así que existen cada vez más señales de que el empleo rural no agropecuario es una importante fuente de ingresos para los hogares rurales de los países de la región, incluyendo aquellos que no tienen acceso a la tierra y otros sectores rurales pobres (Berdegué, 20011; Reardon, 20002). Sin embargo, las políticas de desarrollo rural, y especialmente aquellas orientadas a aliviar la pobreza rural, se concentran por lo general en el fomento agropecuario. En este contexto, lo habitual es escuchar que las autoridades de política económica conciban al sector rural como un sector impulsado casi por completo por la agricultura, considerando, por lo tanto, que las políticas para luchar contra la pobreza rural son aquellas que mejoran la productividad de las fincas. Pese a esta concepción estrecha, se torna cada vez más evidente en las regiones en desarrollo que el sector rural es mucho más que la agricultura solamente, existiendo una proporción relativamente importante de la población rural que realiza actividades no agropecuarias.

Berdegué, Julio et al.: Empleo e Ingreso no Agrícola en Chile. Red Internacional de Metodologías de Investigación de Sistemas de la Producción, Santiago de Chile, 2001. 2 Reardon, Thomas et al.: Empleo e Ingresos rurales no agrícolas en América Latina y el Caribe. Conferencia sobre Development of the Rural Economy and Poverty Reduction in Latin America and Caribbean. BID, New Orleans. Marzo 2000. 1

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No existen motivos que justifiquen hoy en día depender exclusivamente del desarrollo agropecuario para mejorar la calidad de vida en las zonas rurales o para avanzar en la superación de la pobreza rural. Más aún, el propio desarrollo agropecuario requiere necesariamente del crecimiento de la industria y los servicios. Como parte de esta visión, se ha tomado conciencia de que la economía rural es bastante más amplia que la producción primaria agrícola, ganadera o forestal.

Se entiende por actividades rurales no agropecuarias a aquellas desarrolladas por los individuos en tareas distintas al empleo en su propia explotación agropecuaria o como asalariado en otras explotaciones agropecuarias, abarcando la industria y la manufactura (sector secundario) y los servicios (sector terciario). Estos empleos corresponden a actividades que son importantes en el margen para: (a) escapar de la indigencia o la pobreza (Berdegué et al., 1999); (b) valorizar la mano de obra familiar disponible durante ciertas épocas del año en que baja la deman87


da de trabajo; (c) disminuir el riesgo de fluctuaciones en el ingreso. La Red Internacional de Metodología de Investigación de Sistemas de Producción, en un documento elaborado sobre países de la región, señala que en todos los países el empleo rural no agropecuario representa un porcentaje significativo del empleo rural total, encontrándose por lo general en un nivel superior al 20%. Mientras en el ingreso, la importancia del mismo dentro del ingreso rural total es aún mayor, contribuyendo inclusive con más del 40%. Es sabido que en los últimos 20 años ha aumentado el número de pobres rurales en el Paraguay. Según cifras de la Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos (DGEEC), hacia el 2002 el 51% de la población rural del país vivía en condición de pobreza y el 31%, en estado de indigencia3. Investigaciones realizadas para distintos países de la región coinciden en señalar que el ingreso rural no agropecuario representa un porcentaje muy alto –y creciente en las últimas décadas– del ingreso total de los hogares rurales. A pesar de la importancia de estas actividades, se sabe muy poco sobre ellas y sobre el papel que desempeñan en las estrategias de generación del ingreso de los hogares rurales en el Paraguay. Robles (1999), en un estudio realizado sobre la población rural en el Paraguay, encontró que los ingresos no agropecuarios son más importantes en individuos que muestran menor pobreza. Estos resultados revelan la importancia de esta fuente de ingresos dentro del sector rural paraguayo como una vía para salir de la pobreza.

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El presente estudio pretende proveer un panorama profundo de la importancia del empleo y del ingreso rural no agropecuario como estrategia para la reducción de la pobreza en el Paraguay, identificando cuáles son los principales determinantes y las restricciones para el acceso a dichas actividades. Para ello, seguidamente puntualizamos los alcances y objetivos que persigue esta investigación, realizando posteriormente una revisión de la literatura existente sobre la materia. En las siguientes secciones, se presenta una descripción de la metodología aplicada y los datos utilizados para el análisis. Posteriormente, a través de la estadística descriptiva y de modelos eco-

3 Indicadores de Bienestar 2002. Publicación anual de la Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos.


nométricos, se procederá a determinar los principales factores y su importancia relativa en la generación de este tipo de ingresos. Finalmente, con los resultados obtenidos se formulan las conclusiones y recomendaciones de política que podrían ser consideradas para la formulación de estrategias.

El objetivo principal del trabajo de investigación es el análisis de la importancia del empleo y del ingreso no agropecuario en el área rural, y de las variables sociodemográficas que inciden sobre la probabilidad de acceder a estos empleos y la incidencia de estos determinantes sobre los niveles de ingreso; es decir, los factores relevantes que influyen en las posibilidades de los individuos para realizar actividades que van más allá de la producción agropecuaria. Para ello, primeramente se hace un análisis de la estructura del empleo en el sector rural, y en particular del empleo no agropecuario, realizado en base a datos provenientes de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) 2003. Esta es la última EPH disponible en el país y posee una caracterización amplia de las variables sociodemográficas y económicas, que nos permitirán inferir resultados con mayor consistencia a nivel país. Con los resultados se buscará plantear alternativas que permitan encontrar estrategias de generación de ingresos en el sector, como potencial para mejorar las condiciones de vida y mitigar la pobreza en las zonas rurales deprimidas.

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2. Objetivos y alcances de la investigación

La línea de razonamiento es la siguiente: • El empleo y el nivel del ingreso rural no agropecuario están estrechamente relacionados con el nivel de educación de los individuos y con la infraestructura que poseen las familias en cuanto a la disponibilidad de bienes y al acceso a los servicios públicos y privados. • Los niveles de pobreza inciden sobre la diversificación de las fuentes de ingresos.

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3. Revisión de la literatura Uno de los trabajos iniciales hechos sobre este tema en países de la región fue realizado por Klein (1992), en el cual se muestra que en la década de los 80, casi en la totalidad de los países analizados, el empleo rural no agropecuario mostró tendencias crecientes, mientras que Reardon y Berdegué (1999) señalan que en promedio el ingreso rural no agropecuario representó el 47% de los ingresos de los hogares rurales en la región y que, en ausencia de las fuentes no agropecuarias de ingreso de los hogares rurales pobres, la magnitud de la pobreza sería varias veces mayor en estos países. En tanto que en otras regiones este tipo de ingreso muestra participaciones considerables en el ingreso rural (32% en Asia y 42% en África). Estos autores también hacen una distinción entre el comportamiento del ingreso asalariado no agropecuario y el ingreso por cuenta propia de fuente no agropecuaria. Los resultados muestran que el ingreso del empleo asalariado no agropecuario es más importante que el ingreso del empleo asalariado agropecuario, sobre todo en África y algo menor en Asia, aunque los hogares más pobres tienden a ser los que más dependen del empleo asalariado agropecuario, mientras que el ingreso proveniente de esta fuente tiende a ser inferior al ingreso no agropecuario. En dicho estudio, Reardon y Berdegué señalan también que si bien el patrón de diversificación del ingreso entre las actividades agropecuarias y no agropecuarias varía considerablemente entre las regiones, este patrón está estrechamente vinculado con los activos y las pertenencias de los hogares. Otro resultado encontrado en estos estudios es la vinculación no dinámica y directa entre la población rural pobre y empleos rurales no agropecuarios, debido a que los atributos necesarios para acceder a este tipo de empleos son escasos en la población rural pobre. Por lo cual, la mayor disponibilidad de activos, capital humano y social son características de poblaciones rurales no pobres. Echeverría (2000) y De Janvry (2001) estudiaron la dinámica de la pobreza en el sector rural, y los hallazgos 90


Estudios realizados sobre el tema4 sostienen que esta actividad constituye, para algunos hogares, un mecanismo de superación de la pobreza que el sector puramente agropecuario no ofrece, al permitir estabilizar los ingresos compensando la estacionalidad de la producción y del empleo agropecuario, y diversificar las fuentes de ingreso reduciendo los efectos de los riesgos inherentes a la agricultura. En estos mismos estudios no existe un consenso sobre si este tipo de empleos constituye un sustituto o complemento entre sí. Sin embargo, para el caso paraguayo, Robles (2000) indica que, más que una complementariedad entre los ingresos agropecuarios y no agropecuarios, existe una sustitución entre ambos. Así, la existencia de activos en los hogares y en comunidades rurales pobres relacionados con el empleo no agropecuario potencia los efectos multiplicadores de las actividades agropecuarias, y viceversa.

4 Desarrollo del empleo rural no agrícola en Latinoamérica y el Caribe. Documentos de Conclusiones y Recomendaciones. BID/ FAO/CEPAL. Santiago de Chile, setiembre 1999.

Reardon, Cruz y Berdegué (1998) confirman que los hogares rurales recurren al empleo no agropecuario no solo para elevar su ingreso total, sino para amortiguar durante el año las fuertes fluctuaciones en los flujos de ingreso, que son una de las principales características de la pobreza rural. Estos mismos autores junto con Elbers y Lanjouw (1999) llegan a la conclusión de que los hogares rurales de los países en desarrollo perciben más ingresos de las explotaciones de las fincas que de cualquier otra fuente, y que solo en países donde existe una amplia porción de campesinos sin tierra el ingreso no agropecuario reviste más importancia en el sector rural. Mientras que Escobar (2000) sigue encontrando suficiente evidencia para sostener que el empleo rural no agropecuario depende sustancialmente de los ingresos agropecuarios y de la demanda agropecuaria de bienes y servicios rurales no agropecuarios.

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indican que el empleo y los ingresos no agropecuarios constituyen una vía importante de salida de la pobreza para muchos hogares e individuos rurales que carecen de los recursos y de capital para intentar otras opciones de progreso, como puede ser observado principalmente en las mujeres rurales y en aquellos individuos que han accedido a mejores niveles de educación.

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Diversos estudios –como los de Da Silva, 1998 y Weller, 1997– han hecho hincapié en los motores como procesos de desarrollo del empleo no agropecuario. Estos motores, según dichos estudios, pueden caracterizarse por factores de origen endógeno y exógeno. La realidad de los casos de estudios en Centroamérica5 indica que los motores de desarrollo rural no agropecuario son diversos y con frecuencia tienen su origen fuera del sector rural. Los factores endógenos permiten la acumulación de capital (físico, humano, financiero) hasta un punto en que el estado de desarrollo hace atractiva la región para la inversión de capitales externos, que provocan un quiebre de las tendencias. Los determinantes exógenos del empleo no agropecuario incluyen la influencia de las grandes ciudades sobre su entorno rural. La ciudad demanda un conjunto de bienes y servicios, y ofrece un amplio mercado de trabajo. Con frecuencia, estos factores exógenos surgen cuando inversiones previas (infraestructura, servicios básicos, etc.) reducen la distancia económica que separa a una zona rural de las fuentes dinámicas de demanda de bienes y servicios originados en la actividad rural no agropecuaria. La penetración de los caminos, de la electricidad y otros servicios públicos ayuda a que la calidad de vida de los habitantes rurales comience lentamente a equipararse con la de sus conciudadanos urbanos. Así, los empleos en la industria, la manufactura, el comercio, el turismo y otros servicios ofrecen opciones de desarrollo laboral o profesional que para muchos resultan más atractivas que el trabajo agropecuario, especialmente para los jóvenes; es así que el estudio de la probabilidad de acceder a este tipo de ingresos tiene suma importancia en el diseño de estrategias de desarrollo rural.

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Para Islam (1977), el ingreso no agropecuario constituiría una opción para las generaciones jóvenes, con lo cual se estaría contribuyendo a disminuir la migración hacia las zonas urbanas. Esta permanencia de la población rural constituiría un factor de estabilidad de la agricultura y de impulso a la dinámica de producción-consumo, que tendería a crecer, provocando nuevas posibilidades de ingreso no agropecuario a través de la provisión en las zonas rurales.

5 Escobar, G.: Empleo Rural no Agropecuario: ¿Una Alternativa para el Desarrollo? RIMISP. 2000.


Estos autores plantean que estas expansiones se asocian a algunos aspectos que tienen relación con el crecimiento relativo de la migración rural-urbana, al resultado de políticas explícitas o como tendencias de estabilización y del desplazamiento de mano de obra de las actividades agropecuarias, principalmente a través de la mecanización y la creciente posibilidad de diferenciar y agregar valor a la producción primaria. Un estudio empírico realizado en Chile6 muestra que el empleo y el ingreso no agropecuario no solo son una fuente de empleos para los hogares, sino también son una estrategia de integración de las mujeres en el mundo laboral. También demuestra que la educación es un elemento central de incentivo al desarrollo de este tipo de empleos para los jóvenes y además rechaza la hipótesis de que en las zonas de mayor expansión económica se vería favorecido el empleo no agropecuario.

6 Empleo Rural no Agrícola: Resultados de la VII Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (CASEN 1998). Documentos de Trabajo. MIDEPLAN, Chile, agosto 2000.

Escobar (2001) ha demostrado, en Perú, que efectivamente el acceso a los activos y servicios públicos sumado a una dotación adecuada de activos privados (sobre todo educación y crédito) pueden mejorar el acceso al empleo no agropecuario y que los hogares no pobres tienden a depender más que los pobres de fuentes no agropecuarias. Mientras que los hallazgos en Brasil, mediante el estudio de Da Silva y Del Grossi (1997), demuestran que, a pesar del crecimiento del empleo no agropecuario, esto no necesariamente significa que los ingresos en general y las condiciones laborales de la población rural estén mejorando, sino más bien la creación de nuevas alternativas de empleo.

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Este mismo autor señala que esto tiene una explicación en la expansión del empleo no agropecuario. Una de ellas se refiere a la generación de empleo no agropecuario a partir de la demanda de bienes y servicios rurales no agropecuarios. Otra explicación tiene su fuente del lado de la oferta de mano de obra. El crecimiento de la fuerza laboral en el sector rural constituiría la fuente de crecimiento de este tipo de empleos, originada fundamentalmente por la falta de alternativas para la mano de obra en el medio rural. Esto puede notarse en Kartnarathe (1997), donde el empleo rural no agropecuario se convierte en una alternativa para la mano de obra no utilizada en actividades agropecuarias.

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4. Datos El presente estudio se efectúa sobre la base de la Encuesta Permanente de Hogares 2003 (EPH 2003), realizada por la Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos. Esta encuesta captura un conjunto de informaciones sociodemográficas y económicas representativas y confiables para el análisis. Las referencias generales de la muestra se presentan en el cuadro 1, observándose que el número total de individuos encuestados es de 43.161, de los cuales el 49,8% reside en áreas urbanas.

cuadro 1 Referencias de la muestra Descripción

Hombre

Tamaño de la muestra Urbana 10.273 Rural 11.338 Total país 21.611 Promedio de edad Urbana 26,1 Rural 25,2 Total país 25,6 Promedio de miembros por hogar Urbana 5,44 Rural 6,16 Total país 5,82 Población de 10 años y más Urbana 7.848 Rural 8.385 Total país 6.233

Mujer

Ambos sexos

11.214 10.336 21.550

21.487 21.674 43.161

27,2 24,8 26,1

26,7 25,0 25,8

5,41 6,16 5,77

5,43 6,16 5,79

8.759 7.651 16.320

16.607 15.946 32.553

Fuente: EPH/2003

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El número medio de personas por hogar es de 5,8 individuos, cuyas edades promedio a nivel país son de 25,8 años, notándose en la distribución por área de residencia una diferencia positiva de casi 2 años para los que residen en las áreas urbanas. En el análisis por género no se observan diferencias relevantes. En cuanto a la población de 10 años y más, que constituye la población en edad de trabajar, la muestra contiene información de un total de 32.553 individuos, con


una distribución por género y por área de residencia similar al total de individuos encuestados. A fin de tener una visión más amplia sobre ciertas características socioeconómicas y demográficas de la población, resulta de valor realizar una revisión de la población en su conjunto, en particular de los individuos mayores a 10 años, que constituyen la población en edad de trabajar.

Los niveles de desocupación alcanzan porcentajes similares en la discriminación por sexo, mientras que en la distribución por áreas, urbana y rural, se puede observar un porcentaje muy superior en el área urbana, en tanto que en el área rural este porcentaje llega a solo 2,3% de la población en estudio. En el caso de los inactivos, existe un sesgo marcado de estos hacia las mujeres, que es coherente teniendo en cuenta las actividades que ellas desarrollan en los hogares. cuadro 2 Porcentaje de población de 10 años y más según actividad, área de residencia y sexo Actividad

Área Urbana Rural Ocupados 52,5 58,4 Desocupados 6,6 2,3 Inactivos 40,8 39,2 Total población 2.466.771 1.806.571

Sexo Hombres Mujeres 69,3 41,1 5,0 4,6 25,7 54,3 2.108.794 2.164.550

Total país 55,0 4,8 40,2 100,0

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En el cuadro 2 se puede observar que a nivel país el 55% de la población se encuentra ocupada; efectuando el análisis por área de residencia, los niveles de ocupación denotan niveles similares, observándose diferencias en la distribución por género, donde el porcentaje de hombres ocupados alcanza el 69%, contra un nivel de ocupación de las mujeres del 41%.

2.350.595 206.048 1.716.701 4.273.344

Fuente: EPH/2003

Centrando el análisis sobre la población ocupada, considerando categoría ocupacional por área de residencia y sexo, se encuentra que el área rural muestra una importante proporción de trabajadores por cuenta propia, con el 49,3% de la población residente en esta área, superando ampliamente al porcentaje total de asalariados, que se

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encuentra solo en el orden del 26%. Este nivel de cuentapropistas rurales, que absorbe gran parte de la población no asalariada rural, al ser contrastada con el bajo porcentaje de empleadores y patrones, que se halla en el orden de 2,9%, indica que el esquema de explotación y, consecuentemente, las principales generadoras de empleo de los individuos residentes en el área rural siguen siendo las unidades productivas familiares, aunque en una proporción inferior a las alcanzadas años atrás, que se encontraban en el orden del 72%7. Sin embargo, este resultado sigue mostrando un tema resaltante que debe ser analizado y que se relaciona con el grado de formalidad del mercado laboral, ya que la actividad no asalariada se encuentra fuera del alcance del mismo y sirve como la principal válvula de ajuste para el desempleo. En tanto que dentro del grupo de asalariados del área rural, los obreros del sector privado serían los sectores de mayor absorción de mano de obra, con aproximadamente el 60% del total de dicho grupo. cuadro 3 Porcentaje de población de 10 años y más según categoría de ocupación, área de residencia y sexo Categoría

Área Urbana Rural Empleado público 10,4 3,0 Empleado privado 16,6 2,4 Obrero público 1,8 0,4 Obrero privado 19,3 16,1 Empleado doméstico 11,0 3,9 Asalariados 59,2 25,6 Empleador /Patrón 5,4 2,9 Por cuenta propia 31,0 49,3 Familiar no remunerado 4,4 22,2 No asalariado 40,8 74,4 Total población 1.295.654 1.054.940

Sexo Hombres Mujeres 5,5 9,6 10,1 10,4 1,5 0,7 25,1 6,0 1,2 18,8 43,4 45,4 5,4 2,4 37,4 42,1 13,8 10,0 56,6 54,6 1.461.043 889.552

Total país 7,1 166.394 10,2 240.060 1,2 27.640 17,9 419.530 7,8 184.052 44,2 1.037.676 4,3 100.895 39,2 921.090 12,4 290.934 55,9 1.312.919 100,0 2.350.595

Fuente: EPH/2003

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El análisis por género indica que aproximadamente 4 de cada 10 mujeres ocupadas se encuentran dentro de la categoría de cuentapropistas, siendo este porcentaje muy superior a las demás categorías ocupacionales desempeñadas por las mujeres a nivel país. Considerando a la po-

7 Robles, Marcos (2000).


Los cuadros 4 y 5 proporcionan información sobre la población mayor a 10 años, según la rama de actividad y el sector económico, clasificada por área de residencia y sexo. Como es de esperar, la población rural se caracteriza por la preeminencia de la agricultura, ganadería, caza y pesca. Sin embargo, es de valor notar que aproximadamente 4 de cada residente en el área rural se encuentran ocupados en otras ramas de actividades, debiendo mencionarse principalmente el comercio, los restaurantes y hoteles, y las industrias manufactureras como las ramas que ocupan a la mayor proporción de la población rural. Las mujeres preferentemente desarrollan sus actividades en la rama de servicios comunales, sociales y personales, siendo esta, con el 38,6%, la principal rama de actividad de las mujeres, seguida por el comercio, los restaurantes y hoteles con el 26,7%, y en menor medida, aunque llamativamente, por la agricultura, ganadería, caza y pesca con el 20,5%, nivel que guarda estrecha relación con el tipo de explotación familiar imperante en el área rural del país. cuadro 4 Porcentaje de población de 10 años y más según rama de actividad, por área de residencia y sexo Rama de actividad

Área Sexo Urbana Rural Hombres Mujeres Agricultura, ganadería, caza y pesca 5,5 65,7 39,8 20,5 Minas y canteras 0,1 0,2 0,2 Industrias manufactureras 13,0 7,3 10,9 9,6 Electricidad, gas y agua 1,0 0,3 0,9 0,4 Construcción 5,2 2,9 6,6 0,2 Comercio, restaurantes y hoteles 31,7 12,3 20,8 26,7 Transporte, almacenes y 5,5 1,5 5,2 1,3 comunicaciones Finanzas, seguros, inmuebles 5,4 0,4 3,4 2,8 Servicios comunales, sociales 32,5 9,5 12,2 38,6 y personales NR 0,0 0,0 Total población 1.295.654 1.054.940 1.461.043 889.552 Fuente: EPH/2003

Total país 32,5 0,1 10,4 0,7 4,2 23,0 3,7

764.325 2.742 244.536 16.202 98.334 541.282 86.778

3,2 22,2

74.428 521.552

0,0 100,0

414 2,350,595

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blación total ocupada en el país, esta misma categoría sigue representando una mayor proporción de la población, con el 39%, superando ampliamente a la categoría de obrero privado, que alcanza solo aproximadamente el 18% de la población ocupada total.

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Los resultados mostrados en el cuadro 5 demuestran la consistencia de los niveles porcentuales indicados en el cuadro anterior. Efectivamente, en el área rural, el sector primario, que incluye la agricultura, ganadería, caza y pesca, absorbe al 65,7% de los individuos residentes en esta área, mientras los sectores secundario y terciario, que incluyen las industrias manufactureras y la construcción, y los servicios tales como electricidad y agua, comercio, establecimientos financieros, servicios comunales y personales, respectivamente, ocupan en su conjunto el 34,3% de la población rural. En el análisis por género puede observarse una proporción similar de hombres que trabajan en los sectores primario y terciario, con el 40%, mientras el sector secundario ocupa solo al 18% de la población masculina. Sin embargo, para las mujeres, el sector terciario constituye el principal sector de ocupación, con aproximadamente el 70%. Con esto de alguna manera se demuestra que el sector secundario no constituye una demanda importante de mano de obra. cuadro 5 Porcentaje de población de 10 años y más por sector económico, área de residencia y sexo Categoría Primario Secundario Terciario ND Total población Fuente: EPH/2003

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Área Urbana Rural 5,5 65,7 18,3 10,3 76,2 24,0 0,0 0,0 1.295.654 1.054.940

Sexo Hombres Mujeres 39,8 20,5 17,7 9,8 42,5 69,7 0,0 0,0 1.461.043 889.552

Total 32,5 14,7 52,8 0,0 100,0

764.325 345.612 1.240.242 414 2.350.594


5. Estadística descriptiva del mercado laboral rural Centrando el análisis en la población rural ocupada, en esta sección se examinan las características del empleo y el ingreso rural agropecuario y no agropecuario, considerando aspectos sociodemográficos de los individuos, tales como género, educación, tamaño del hogar, edad, entre otros.

En cuando al nivel de instrucción de la población ocupada en el área rural, se observa una relación inversa entre la población dedicada a actividades agropecuarias y el nivel de instrucción. Se observa que el 80,1% de la población ocupada en actividades agropecuarias presenta un nivel de instrucción inferior al nivel secundario, del cual solo el 25,5% de la población ocupada en este sector concluyó efectivamente la primaria. Para los mismos niveles de instrucción, entre los que realizan actividades no agropecuarias se encuentran un 59,8% y un 26,2%, respectivamente, lo cual puede ser un indicador de correlación positiva entre la educación y el empleo rural no agropecuario. Para el nivel secundario, el 8,8% de las personas ocupadas en actividades agropecuarias no concluyeron ese nivel, y las que efectivamente lo hicieron, en aquellas personas ocupadas en actividades agropecuarias, alcanzaron 3%. Mientras que para niveles superiores al primario, el comportamiento en el sector rural no agropecuario para este nivel de instrucción es ligeramente superior al 40% y de aproximadamente 20% para mismos niveles de instrucción de personas ocupadas en actividades agropecuarias, lo que implicaría que dichas actividades requieren de una menor educación para el acceso a dichos empleos.

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En el cuadro 6 se muestra la población rural ocupada, agropecuaria y no agropecuaria, por sexo y nivel de instrucción. La observación por sexo denota que las mujeres trabajan proporcionalmente tanto en empleos agropecuarios como en los no agropecuarios, descartando la existencia de algún grado de especialización por sexo en el empleo rural. Contrariamente y como es de esperar, el empleo agropecuario ocupa a 7 de cada 10 hombres en el área rural, lo que sí muestra para el caso de los hombres un grado de especialización.

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cuadro 6 Porcentaje de población rural ocupada, agrícola y no agrícola, por sexo y nivel de instrucción Descripción Agropecuario No agropecuario Total Por sexo Hombre 73,0 27,0 100,0 725.070 Mujer 49,5 50,5 100,0 329.870 Total 65,6 34,4 100,0 1.054.940 Nivel de instrucción Sin instrucción 5,9 3,3 5,0 52.662 Primario incompleto 48,7 30,3 42,4 447.414 Primario completo 25,5 26,2 25,8 271.921 Secundario incompleto 16,3 22,8 18,5 195.352 Secundario completo 3,0 8,8 5,0 52.865 Terciario 0,4 8,6 3,2 34.110 No disponible 0,1 0,1 616 Total población 692.567 362.372 100,0 1.054.940 Fuente: EPH/2003

En el cuadro 7 se muestra la población rural ocupada, agropecuaria y no agropecuaria, por idioma hablado, número de miembros en el hogar y edad. Las observaciones por idioma hablado muestran que un 82,5% de la población rural dedicada a actividades agropecuarias solo hablan el guaraní, mientras que la población dedicada a actividades no agropecuarias que solo hablan este idioma asciende al 56,1% de la población. Si se consideran las personas que hablan tanto guaraní como castellano, encontramos que solo un 7,8% de la población dedicada a actividades agropecuarias lo hace, mientras que las personas dedicadas a actividades no agropecuarias que hablan ambos idiomas representan un 22,1% de estas. Si se observara el porcentaje de personas que solo hablan el castellano, encontramos que solo el 2,8% de la población dedicada a una actividad agropecuaria lo hace, mientras que entre la población dedicada a actividades no agropecuarias este porcentaje asciende al 14,8%.

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Considerando el número de miembros por familia, puede observarse una distribución semejante, con lo cual a priori no podemos inferir que el tamaño del hogar pueda constituirse en un determinante del empleo en una u otra actividad. El análisis por rango de edad arroja resultados


interesantes. Se nota que para el rango de edad de entre 10 y 24 años se da una diferencia negativa del 4% a favor de las actividades agropecuarias, pero esta diferencia empieza a revertirse a partir del segundo y tercer rango, que incluyen a las personas entre 25 y 34 años y a las de 35 y 44 años de edad; para estas, las diferencias positivas del sector no agropecuario llegan al 9,7% y al 4,9%, respectivamente. Esto refleja que gran parte de la población rural joven tiende a realizar actividades no agropecuarias, lo que implicaría que encuentra mayores incentivos en dichas actividades. Sin embargo, esta diferencia vuelve a revertirse a favor de las actividades agropecuarias en la medida en que las edades aumentan. En resumen, para las personas mayores se observa una diferencia positiva pero a favor de las actividades agropecuarias.

Descripción Idioma hablado Guaraní Guaraní/ castellano Castellano Otro idioma No habla Número de miembros en el hogar 1 2 3 4 y más Edad 10 a 24 25 a 34 35 a 44 45 a 54 55 a 64 65 y más.

Agropecuario

No agropecuario

Total

82,5 7,8 2,8 6,8 0,1

56,1 22,1 14,8 6,9 0,1

73,4 12,7 6,9 6,8 0,1

774.330 134.065 73.175 72.115 894

2,8 6,7 9,4 81,1

2,3 8,4 12,9 76,4

2,6 7,3 10,6 79,5

27.851 76.830 111.636 838.623

33,5 17,1 17,6 15,0 9,8 7,0

29,5 26,8 22,5 13,4 5,2 2,6

32,1 20,4 19,3 14,5 8,2 5,5

338.728 215.560 203.137 152.708 87.030 57.778

Determinantes del empleo e ingreso rural no agropecuario en el Paraguay

cuadro 7 Porcentaje de población rural ocupada, agrícola y no agrícola, por idioma hablado, número de miembros en el hogar y edad

Fuente: EPH/2003

101


En el cuadro 8 se describe a la población rural ocupada, agropecuaria y no agropecuaria, por quintil de ingresos y condición de pobreza. Se observa que en el quintil más bajo o más pobre se encuentra el 37,2% de la población que desarrolla tareas agropecuarias; mientras que para el mismo quintil la población que desarrolla trabajos no agropecuarios solo asciende al 9,9% del total de ese grupo. Esta situación se revierte en el quintil más alto de manera significativa, dado que del total de ocupados en el sector agropecuario, solo el 12,4% pertenece a este quintil, mientras que en el sector no agropecuario este porcentaje se eleva al 25,8%. Estos resultados son consistentes con los porcentajes obtenidos al clasificar la población por condición de pobreza.

cuadro 8 Porcentaje de población rural ocupada, agrícola y no agrícola, por quintil de ingresos y condición de pobreza Descripción

Agropecuario

Quintil de ingresos Más bajo Segundo Tercero Cuarto Más alto Condición de pobreza Pobre No pobre

No agropecuario

Total

37,2 21,4 15,6 13,4 12,4

9,9 16,6 22,1 25,5 25,8

27,8 19,8 17,8 17,5 17,0

293.669 208.535 188.072 185.101 179.564

47,9 52,1

17,0 83,0

37,3 62,7

661.566 393.374

Fuente: EPH/2003

Seguidamente se describen las características que muestra el ingreso rural para cada una de las variables sociodemográficas relevantes. El cuadro 9 presenta el promedio de ingresos según la rama de actividad y quintil de ingreso de la población ocupada.

102

Este cuadro muestra un aspecto relevante de la composición de los ingresos de la población ocupada del sector rural, dado que en todos los quintiles el ingreso de los individuos empleados en el sector no agropecuario es mayor al ingreso percibido en el sector agropecuario. Así, considerando la población rural ocupada total, el prome-


dio de ingreso de un individuo del sector no agropecuario es casi 1,4 veces más que el individuo empleado en el sector agropecuario. Analizando el ingreso por quintiles entre las ramas de actividad, se observa que el individuo del quintil más pobre percibe un ingreso promedio 26,5 veces menor que el individuo más rico, en el empleo agropecuario, siendo esta brecha muy inferior dentro del empleo no agropecuario, donde el ingreso promedio de un individuo del quintil más rico representa solo 6 veces más que el ingreso promedio que percibe un individuo en el quintil más pobre.

cuadro 9 Ingreso promedio de la población rural ocupada, agrícola y no agrícola, por quintiles, en Gs. corrientes de noviembre del 2003 Quintil de ingresos Agropecuario No agropecuario Más bajo 81.959 192.622 Segundo 178.323 302.657 Tercero 270.829 441.655 Cuarto 426.308 631.626 Más alto 2.169.558 1.159.122 Ingreso promedio total 437.585 627.373

Total 95.518 214.238 343.643 528.939 643.632 502.778

Fuente: EPH/2003

En el cuadro 10 se muestra el nivel de ingresos del empleo rural agropecuario y no agropecuario clasificado por género. Puede verse en el promedio general que las mujeres perciben ingresos menores que los hombres. Se observa que las diferencias del ingreso entre mujeres y hombres para el empleo agropecuario no son significativas; sin embargo, esto se observa dentro del ingreso no agropecuario, donde resulta interesante que el promedio de ingreso por sexo de los ocupados denota el típico patrón cultural, donde los hombres reciben mayor ingreso. Como se ha demostrado anteriormente, las mujeres que participan en la fuerza laboral acceden en mayor proporción a empleos no agropecuarios, pero los niveles de ingreso que perciben tienden a ser meno-

Determinantes del empleo e ingreso rural no agropecuario en el Paraguay

Si se compara cada uno de los quintiles, el ingreso no agropecuario es mayor en todos los casos, con excepción del quintil más rico. Si bien la diferencia no es significativa, este último quintil es importante debido a que aquí se recogen los grandes productores agropecuarios y ganaderos.

103


res, ya que en su mayor parte corresponden a empleo doméstico. La importancia de la acumulación de capital humano para lograr un nivel satisfactorio de bienestar económico y social se comprueba al analizar la PEA ocupada según nivel de instrucción. En la medida en que aumenta el nivel de instrucción, mayor es el nivel de ingresos percibidos por los individuos, pero esto es válido solo para aquellos individuos que están ocupados en el empleo no agropecuario. El ingreso promedio de una persona sin instrucción, empleada en el sector agropecuario, alcanza algo más de la mitad del ingreso de una persona con nivel de instrucción terciario ocupada en el mismo sector. En cuanto al ingreso promedio no agropecuario, esta brecha aumenta a casi la cuarta parte. Tal como se pudo observar en anteriores párrafos, el comportamiento de los ingresos con relación al nivel de instrucción es similar al encontrado en la relación existente entre los niveles de educación y tipos de empleos (agropecuario y no agropecuario). Para todos los niveles de instrucción, el ingreso promedio de los individuos del sector no agropecuario es mayor, aunque esta diferencia es importante para los dos niveles de instrucción más elevados.

cuadro 10 Ingreso promedio de la población rural ocupada, agrícola y no agrícola, por sexo y nivel de instrucción, en Gs. corrientes de noviembre del 2003 Descripción Agropecuario No agropecuario Total Por sexo Hombre 469.482 805.682 560.324 Mujer 334.299 417.510 376.288 Nivel de instrucción Sin instrucción 245.960 371.087 274.086 Primario incompleto 442.662 470.925 449.606 Primario completo 431.066 562.428 476.966 Secundario incompleto 502.206 589.771 539.164 Secundario completo 423.135 800.850 650.505 Terciario 578.524 1.393.012 1.326.457 No disponible 240.287 240.287 Fuente: EPH/2003

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La edad es otro factor que aparece como determinante del acceso al empleo no agropecuario, y en menor medida como determinante del nivel de ingreso. Se observa que la edad tiene un efecto positivo hacia individuos con ingresos no agropecuarios hasta el rango de edad de 35 a 44 años. Otro aspecto a considerar está relacionado a que para cada uno de los rangos de edad, el ingreso promedio de las actividades no agropecuarias es superior al ingreso promedio percibido por individuos ocupados en el sector agropecuario. A partir del rango 45 a 54 años, el ingreso agropecuario registra mayores niveles, mientras que para el último rango, el ingreso no agropecuario es 1,7 veces más. Esto se debe a que en su mayoría estos individuos, por sus edades, recurren a actividades agropecuarias, ya sea por su bajo nivel de instrucción o por la oferta laboral que poseen a sus edades. Lo resaltante es que los jóvenes reciben mayores retribuciones en actividades no agropecuarias. En cuanto a la condición de pobreza, los individuos pobres del sector agropecuario reciben 2,2 veces menos que aquellos con ingresos no agropecuarios. Mientras que para los individuos no pobres no se presentan grandes diferencias, aunque los ingresos agropecuarios son ligeramente superiores.

Determinantes del empleo e ingreso rural no agropecuario en el Paraguay

En cuanto al idioma hablado, puede observarse que tanto para el empleo agropecuario como para el no agropecuario, los individuos que hablan solo guaraní perciben los menores ingresos, siendo estos significativamente menores para aquellos que se dedican a actividades agropecuarias, representando la mitad del ingreso de los individuos que se dedican a actividades no agropecuarias. La diferencia en el ingreso promedio para los individuos que hablan guaraní/castellano no es muy significativa, pero sigue siendo positiva a favor de las actividades no agropecuarias. Cuando el idioma hablado es solo el castellano u otro idioma, el ingreso promedio es 1,6 y 2,7 veces más para los que se dedican a actividades agropecuarias. Esto tiene relación con los productores extranjeros que poseen grandes extensiones de tierra dedicadas a actividades agropecuarias.

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cuadro 11 Ingreso promedio de la población rural ocupada, agrícola y no agrícola, por idioma hablado, edad y condición de pobreza, en Gs. corrientes de noviembre del 2003 Descripción Agropecuario Idioma hablado Guaraní 239.829 Guaraní/castellano 618.375 Castellano 1.525.297 Otro idioma 2.187.133 No habla 161.553 Edad 10 a 24 130.725 24 a 34 511.116 35 a 44 575.742 45 a 54 831.171 55 a 64 600.404 65 y más 304.936 Condición Pobre 98.195 No pobre 749.966 Total 437.585

No agropecuario

Total

476.973 750.660 925.527 817.815 234.692

302.053 697.385 1.084.794 1.710.789 185.719

397.513 712.673 815.274 703.428 543.888 509.842

214.889 601.758 671.703 790.429 588.070 338.619

214.527 711.663 627373

116.364 732.543 502.778

Fuente: EPH/2003

6. Modelo econométrico Los datos obtenidos de la EPH 2003 han sido la base para estimar un modelo econométrico diseñado para estudiar los efectos de algunas características sociodemográficas, tanto de la cabeza del hogar como el de sus miembros, en la selección de las actividades productivas de los hogares y los efectos diferenciados de estas sobre las fuentes de ingreso de tales hogares. La posibilidad de acceder a un empleo, y especialmente a empleos no agropecuarios, en el sector rural, es una alternativa de generación de ingresos para la mano de obra rural, que podría desincentivar su salida al sector urbano. Como se ha visto en las secciones previas, existe una proporción de la población residente en el área rural que desarrolla sus actividades en el sector no agropecuario.

106

Aquí se analiza si esta participación se ha relacionado con atributos de capital humano, tales como la escolaridad u otras características, como el sexo de la cabeza de hogar, la edad de los individuos, el tamaño de los hoga-


res, entre otros factores que han posibilitado su incorporación a empleos rurales distintos a los agropecuarios. Adicionalmente, se examina si los atributos significativos en determinar el acceso a empleos no agropecuarios lo han sido también para determinar el nivel de ingreso una vez que se accede a este tipo de empleo.

La inexistencia de ingresos provenientes de algunas actividades para muchos individuos puede provocar sesgos de selectividad en la muestra, es decir, el usar solo la submuestra de los que reciben ingreso no agropecuario para el estudio de los rendimientos de la educación y de las demás características analizadas, puede producir resultados sesgados. En el análisis econométrico desarrollado en esta sección, se incluyen los datos de todos los individuos (residentes en el área rural) encuestados. Para verificar la eventual existencia de sesgos en la selectividad de las fuentes de ingreso, aplicando la metodología propuesta por Heckman (1979)8, se procederá a estimar una regresión en dos etapas, con la finalidad de determinar por separado los efectos de las características sociodemográficas de los individuos incluidos en la muestra, en el acceso y en el nivel de ingreso no agropecuario9.

Determinantes del empleo e ingreso rural no agropecuario en el Paraguay

En el diseño del modelo econométrico se ha tomado en cuenta que una parte importante de los hogares rurales no reciben ingresos provenientes de actividades desarrolladas en el sector no agropecuario. Esto se refleja en los datos del cuadro 6, que muestra, por ejemplo, que solo el 34,4% de los individuos se encuentran ocupados en el sector no agropecuario y, consecuentemente, podrían percibir ingresos de este sector. En este contexto, el ingreso del residente en el área rural, proporcionado por alguna actividad no agropecuaria, depende de si participa en la actividad y del ingreso neto que le reporta, condicionado a la participación.

En la primera etapa se evalúa la probabilidad de acceder a un empleo rural no agropecuario, por medio de una estimación PROBIT, tal que: 8 En el Anexo 3 se presenta una síntesis de la metodología aplicada. 9 Para las estimaciones econométricas se utilizan los programas econométricos EVIEWS 4.1 y SSPS 11.4.

Ei = αi + βi Xi + µi La variable dependiente es definida igual a 1 si el individuo se encuentra ocupado en un empleo no agropecua-

107


rio y 0 si no. La X constituye un vector que contiene las variables consideradas determinantes, que inciden en la probabilidad de que un individuo acceda al empleo no agropecuario. En los Anexos 1 y 2 se presentan las definiciones de las variables utilizadas y una descripción estadística de estas. Posteriormente, a través de una estimación de Mínimos Cuadrados Ordinarios (MCO), se calcula el nivel de ingreso en los empleos rurales no agropecuarios. La forma funcional del modelo queda especificada de la siguiente manera: InYi = αi + βi Xi + βi λi + µi La variable dependiente InYi es el logaritmo de los ingresos rurales no agropecuarios. Debido a que esta variable tiene algún valor solo cuando Ei, de la ecuación probabilística, toma valor 1, se incorpora la variable λ al modelo, el cual contiene información relevante de la población que ha sido censurada de la estimación MCO, por no presentar empleo rural no agropecuario.

7. Principales resultados Los resultados obtenidos del modelo econométrico son en general similares a investigaciones hechas a nivel regional sobre los determinantes del empleo rural no agrícola. En los cuadros 12 y 13 se presentan los resultados de los modelos de selección y del nivel de ingreso no agropecuario. El formato de presentación sigue la lógica de la estimación en dos etapas, es decir, primero se muestran los resultados del modelo de selección, esto es, presencia o no de empleo rural no agropecuario, para luego mostrar los resultados de la estimación MCO del nivel de ingreso de los que tienen empleo rural no agrícola.

108

El análisis empírico realizado sugiere que las mujeres cabezas de hogar se ven favorecidas en el acceso a empleos rurales no agrícolas. Con referencia a los ingresos no agropecuarios, la información estadística disponible indica que el ingreso promedio de las mujeres en el sector no agropecuario es significativamente menor que el de los hombres. Consistente con estos resultados, el co-


eficiente de la estimación MCO de la variable sexo de la cabeza de hogar, que toma valor 1 si es mujer, presenta el signo negativo, demostrando que tal condición tiene un efecto inverso sobre los niveles de ingreso no agropecuario. En cuanto a la variable que capta el nivel de pobreza de las familias10, los resultados obtenidos muestran una asociación negativa de estas tanto con la probabilidad de acceso al empleo rural no agropecuario como al nivel de ingresos provenientes de esta actividad. Contrariamente, el hecho de pertenecer a un hogar con mayor número de integrantes afecta positivamente a la probabilidad de estar empleado en el sector no agropecuario, observándose asimismo una incidencia positiva y significativa sobre el nivel porcentual de ingresos no agropecuarios.

Dependent Variable: ENOAGRO Meted: ML - Binary Probit Simple (adjusted): 1 9342 Included observations: 3859 QML (Huber/White) Standard Errors & Covariance

10 Construida en base a la clasificación establecida por la DGEEC.

Variable Pobreza Sexjef Tamhogar Educ Edad Idioma Lotprop Electr Maq_implem Migrac C

Coefficient -0,6386 0,7251 0,0457 0,1026 -0,0034 -0,3165 -0,1948 0,3908 -0,9996 -0,0313 -0,6496

Std. Error 0,0636 0,0694 0,0108 0,0085 0,0020 0,0536 0,0562 0,0748 0,0574 0,0762 0,1376

Mean dependent var S.E. of regression Sum squared resid Log likelihood Restr. log likelihood LR statistic (10 df) Probability(LR stat)

0,3063 0,3840 567,5394 -1755,7707 -2377,5518 1243,5622 0,0000

S.D. dependent var Akaike info criterion Schwarz criterion Hannan-Quinn criter. Avg. Log likelihood McFadden R-squared

* Estadísticamente significativo al 95% de confianza. ** Estadísticamente significativo al 90% de confianza.

z-Statistic -10,0431* 10,4443* 4,2110* 12,0943* -1,7079** -5,9019* -3,4632* 5,2218* -17,4191* -0,4103 -4,7206

Prob. 0,0000 0,0000 0,0000 0,0000 0,0876 0,0000 0,0005 0,0000 0,0000 0,6816 0,0000

Determinantes del empleo e ingreso rural no agropecuario en el Paraguay

cuadro 12 Modelo Probit. Determinantes del empleo rural no agropecuario

0,4610 0,9157 0,9335 0,9220 -0,4550 0,2615

109


La educación de los individuos residentes en el área rural, medida en el modelo por los años de escolaridad, presenta signos positivos y estadísticamente significativos, tanto para la probabilidad de acceso a empleos rurales no agrícolas como para el nivel de ingreso de esas personas. Sobre los rendimientos de la escolaridad, las estimaciones muestran que, manteniendo todas las demás constantes y controlando la selectividad, un año más de escolaridad hace que el ingreso no agropecuario se incremente en aproximadamente 6%, siendo estos resultados similares a los obtenidos en otros estudios realizados en la región y los obtenidos por Robles (2000), en cuanto a la dirección de sus efectos, no así por su intensidad. Por ejemplo, en un trabajo realizado por el Ministerio de Planificación y Cooperación de Chile11, los resultados mostraron que un año más de estudio aumenta el ingreso no agropecuario (por hora) en 12,5%, mientras que Taylor (1999), en un estudio sobre los determinantes de actividades no agrícolas rurales por hogares rurales en Michoacán, México, encontró que el impacto sobre estos ingresos mensualizados está en el orden del 9%. El hecho de que el empleo rural no agropecuario constituye una alternativa laboral para la población joven residente en esta área, se aprecia en los signos negativos de los coeficientes resultantes de las estimaciones en la variable edad. Si bien el impacto porcentual negativo de cada año adicional de los individuos sobre los ingresos no agropecuarios es relativamente bajo, este tiene significancia estadística y, consecuentemente, debe ser considerado en el diseño de las políticas orientadas al sector rural. El idioma mayormente hablado por el individuo cabeza de hogar también presenta efectos negativos y estadísticamente significativos sobre la probabilidad de tener un empleo no agropecuario y sobre el nivel de ingresos de este sector. Es decir, hablar solo el guaraní constituye una disminución de las posibilidades de emplearse en el sector no agropecuario, notándose también el mismo efecto negativo sobre el nivel porcentual de los ingresos percibidos en actividades no agropecuarias.

110

11 Resultados de la VII Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (CASEN 1998). Documento N° 17 - Empleo Rural no Agrícola, Santiago de Chile, agosto 2000.


cuadro 13 Modelo MCO. Ingreso del empleo rural no agropecuario Dependent Variable: LOG(ING_RNOA) Method: Least Squares Included observations: 1177 White Heteroskedasticity-Consistent Standard Errors & Covariance Coefficient -1,1029 -0,6309 0,0823 0,0638 -0,0093 -0,3108 -0,0925 0,1670 -0,2281 0,0768 0,2130 12,7513

Std. Error 0,1218 0,1118 0,0124 0,0145 0,0020 0,0655 0,0543 0,1076 0,1805 0,0624 0,2220 0,5517

t-Statistic -9,0537 * -5,6428 * 6,6412 * 4,4116 * -4,6103 * -4,7415 * -1,7026 ** 1,5522 -1,2638 1,2320 0,9596 23,1108

R-squared Adjusted R-squared S.E. of regression Sum squared resid Log likelihood Durbin-Watson stat

0,4276 0,4222 0,7518 658,4293 -1328,2504 1,0960

Mean dependent var S.D. dependent var Akaike info criterion Schwarz criterion F-statistic Prob(F-statistic)

Prob. 0,0000 0,0000 0,0000 0,0000 0,0000 0,0000 0,0889 0,1209 0,2066 0,2182 0,3375 0,0000 13,1676 0,9890 2,2774 2,3291 79,1174 0,0000

* Estadísticamente significativo al 95% de confianza. ** Estadísticamente significativo al 90% de confianza.

Finalmente, los coeficientes resultantes de las variables que captan la tenencia de activos de los individuos, así como el acceso al servicio de energía eléctrica tienen en común que no afectan significativamente el nivel de ingresos no agropecuarios, observándose sí impactos estadísticamente significativos sobre la probabilidad del empleo no agropecuario. Como es de esperar, la disponibilidad de lotes propios y la tenencia de maquinarias e implementos agrícolas inducen a los propietarios de estos a centrar sus actividades en el sector agropecuario, mientras que, contrariamente a este efecto negativo sobre el empleo no agropecuario, el acceso a los servicios de provisión de energía eléctrica favorece a este. De manera a complementar el análisis y considerando la importante proporción de la población ocupada rural

Determinantes del empleo e ingreso rural no agropecuario en el Paraguay

Variable Pobreza Sexjef Tamhogar Educ Edad Idioma Lotprop Electr Maq_implem Migrac Lambda1 C

111


que se encuentra dentro de la categoría de cuentapropistas, se han realizado las mismas estimaciones incorporando solo a este segmento de la población. Los resultados, que se presentan en el Anexo 4 - Tablas 1 y 2, en general muestran los mismos comportamientos observados en el modelo principal, notándose diferencias leves en cuanto a las intensidades de los parámetros. No obstante, se considera relevante mencionar algunos de los resultados sobre los cuales se observan tales diferencias. Por ejemplo, el efecto positivo de la edad sobre la probabilidad de acceso al empleo rural no agropecuario, a diferencia de los resultados obtenidos en el modelo principal, cuyo coeficiente refleja un impacto negativo sobre el empleo no agropecuario. Sin embargo, al analizar los efectos sobre el ingreso, los parámetros resultantes son coincidentes en el sentido de los impactos, no así en el nivel porcentual de estos. En cuanto a la variable que capta los efectos de los años de escolaridad, los resultados pierden significancia sobre la probabilidad de acceso al empleo rural no agropecuario por cuenta propia, mientras que el impacto de aquellos sobre el ingreso es significativamente inferior a lo observado en el modelo principal, constituyendo estos resultados un indicador del grado de calificación de los cuentapropistas rurales no agropecuarios.

8. Conclusiones y recomendaciones de política A la luz de los resultados y desde el punto de vista de la lucha contra la pobreza rural, la conclusión principal afirma que las mayores opciones de acceso al empleo e ingreso no agropecuario se concentran en los individuos menos pobres. Está demostrado que los individuos con mayores niveles de escolaridad tienen más y mejor posibilidad de acceder a empleos distintos al agropecuario.

112

Tal como muestra la evidencia, los individuos sin lotes propios poseen una mayor probabilidad de acceder a un empleo rural no agropecuario. Mientras que la migración no constituye, a priori, un factor estadísticamente signifi-


cativo a la hora de mejorar el nivel de ingresos de los individuos con empleos rurales no agropecuarios. Para aquellos individuos con familias numerosas representa ser un factor que aumenta la probabilidad de acceder a dichos empleos y mejorar sus ingresos provenientes de dicho sector.

Con base en estos resultados y en la nueva evidencia empírica, nos hemos permitido elaborar una serie de recomendaciones para el diseño e implementación de políticas y programas orientados a fomentar el desarrollo del empleo y el ingreso rural no agropecuario. La ventaja comparativa de las mujeres y la ausencia de barreras de entrada para los jóvenes en este tipo de empleos sugieren que una estrategia de intervención en este sentido tiene un doble beneficio: potenciales mayores ingresos para los individuos e incorporación de personas que habitualmente tienen limitaciones de acceso a recursos para ser incorporadas en los programas de apoyo productivo agropecuario. La educación es un elemento central de incentivo al desarrollo del empleo rural no agropecuario. Al nivel de políticas debe prestarse gran atención a la educación y a los programas de capacitación que faciliten el ingreso a las actividades no agropecuarias, ya que existe una restricción muy importante, que es la no existencia de recursos humanos para llevar a la práctica estos enfoques de desarrollo rural. Como la experiencia ha demostrado en nuestro país, los programas públicos de asistencia social no son muy efectivos para mejorar la participación en el empleo no agropecuario. Lograr la retención de jóvenes

Determinantes del empleo e ingreso rural no agropecuario en el Paraguay

El acceso a servicios públicos puede llegar a ser un elemento importante en la determinación de las estrategias de los individuos rurales para la generación de ingresos, debido a que aquellos que declararon poseer servicios de luz eléctrica tienden a aumentar la probabilidad de poseer empleos fuera del sector agropecuario. En tanto que la posesión de maquinarias y equipos disminuye la participación de los ingresos provenientes de este sector, evidencia que puede estar mostrando que dichos activos elevan la productividad en la actividad agropecuaria, incentivando dichas actividades en detrimento del sector no agropecuario.

113


rurales hasta el término de la enseñanza media es un desafío que se podría traducir en mayores ingresos para los hogares. La inversión en educación rural debiera radicarse en la promoción de planes de capacitación amplia y generalizada entre jóvenes del medio rural, de tal manera que se conforme una base de trabajadores con las herramientas mínimas que requieren los sectores secundarios y terciarios, principalmente, para establecerse y permanecer en operación. Existen estudios, tales como el Informe del Banco Mundial sobre Pobreza en África12, que atestiguan que la equidad de oportunidades para mujeres y hombres puede producir efectos en el crecimiento económico y la reducción de la pobreza. Las políticas y los programas de apoyo a la mujer rural deberían facilitar su acceso al mercado de trabajo asalariado en la agroindustria, el comercio y otros servicios, revisando el actual sesgo a favor de la creación de microempresas, que parecen ofrecer menos oportunidades para un desarrollo real de las mujeres rurales como agentes de procesos económicos sustentables en el tiempo. Un resultado que se ha observado en los últimos años es el crecimiento del empleo fuera de las fincas, que ha acelerado el abandono de los cultivos de subsistencia, tradicionalmente el eje central de la reproducción en la unidad productiva familiar campesina, con fuerte aporte del trabajo femenino, por la semi y subasalarización masculina. Esta situación desigual es interesante de considerar a la hora de elaborar políticas de disminución de la pobreza con perspectiva de equidad relacionada al género. Las políticas de empleo focalizadas hacia las mujeres rurales deberían considerar la alternativa del empleo fuera de las fincas como complemento significativo, por la baja productividad de las fincas campesinas.

114

Como se ha mencionado anteriormente, en muchos casos las políticas de desarrollo rural con la intención de incorporar a la mujer han considerado a la finca como el elemento principal de sus estrategias, dando como resultado el afianzamiento de su función económica, pero implicó mayores cargas de labores para las mujeres. Estas estrategias han estado vinculadas a la producción de autosubsistencia, así como de servicios sociales y comunitarios para el bienestar. Sin embargo, estas estrategias son

12 Compare World Bank, 1999.


Otro de los argumentos por los cuales se hace importante la necesidad de fomentar este tipo de empleos se refiere a que se presenta como una alternativa eficiente ante la contracción del segmento de los trabajadores agropecuarios. La unidad de análisis y del trabajo de los proyectos que deben ser encarados tienen que ser el hogar rural y no la finca. El avance de la agricultura mecanizada, la ineficiencia del mercado en la correcta asignación de las tierras, el deterioro de los suelos y la precarización impulsaron cada vez más a la fuerza de trabajo campesina fuera de sus fincas. Sin embargo, como se ha visto, el sector secundario tampoco muestra ser una alternativa viable, por lo menos por su capacidad instalada en el corto plazo, de absorber este exceso de oferta, aunque en el caso de que se optara por ampliar el empleo en los servicios (y no se está haciendo referencia al servicio doméstico), será necesario ampliar las capacidades de los trabajadores, en el plano educativo principalmente. Varios estudios han considerado que el fomento del arraigo de la familia rural es un aspecto importante en las políticas migratorias. En este sentido, se asumen como desafíos la institucionalización y el fortalecimiento de las instituciones encargadas de la creación de asentamientos rurales (Indert) y órganos afines. Tal fortalecimiento supone el trabajo coordinado de dicha institución con las dependencias gubernamentales encargadas de ejecutar programas de salud, educación, seguridad y otros.

Determinantes del empleo e ingreso rural no agropecuario en el Paraguay

más bien necesidades prácticas pero no sustentables, y con escasa posibilidad de generar cambios sustantivos en la igualdad de ingresos entre los géneros, aun cuando no se esté afirmando que dichas estrategias no tengan validez.

En materia de infraestructura, permitir el aumento del empleo rural no agropecuario y mejorar su productividad y retorno por parte de los trabajadores rurales requieren remover barreras de entrada importantes, tales como son la posibilidad de desplazamiento rápido y seguro hacia las fuentes de trabajo y un sistema de comunicaciones que permita mayores niveles de información. Otra estrategia importante es asumir un tratamiento diferenciado para las zonas rurales más ricas y las más pobres. En las primeras, lo esencial es la reducción de los

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costos de transacción, que enfrentan tanto los agentes que desarrollan inversiones en factores de impulso del empleo rural no agropecuario como los individuos que buscan participar en actividades no agropecuarias. En las zonas más pobres se requiere un papel más activo del sector público para elevar el atractivo de estas zonas para el sector privado (caminos, electrificación, otros servicios públicos), así como una fuerte focalización de inversiones públicas en el desarrollo de las capacidades de los individuos para poder participar en un rango más amplio de actividades remuneradas (educación, acceso a créditos, activación de los mercados de tierra, etc.). Además, es esencial corregir la frecuente distorsión de proyectos de desarrollo que promueven la iniciación de microempresas y otros emprendimientos familiares o asociativos, que terminan reducidos a empleos rurales no agropecuarios pero meramente de refugio, al no estar vinculados a mercados dinámicos. La evidencia de otros países también muestra que el empleo rural no agropecuario no debe ser planteado como la solución para todos aquellos campesinos pobres y minifundistas cuyo potencial de desarrollo agropecuario es bajo, ni, en el extremo opuesto, como el empleo refugio, mal remunerado, para la población más pobre. En la mayoría de las zonas marginales, el desarrollo de este tipo de empleos no puede visualizarse de forma aislada al desarrollo de la agricultura y del manejo de los recursos naturales, toda vez que estas zonas se caractericen precisamente por la ausencia de factores que dinamicen el consumo y la producción de bienes y servicios. En este sentido, para dar mayor fuerza es necesaria la vinculación del desarrollo productivo local o regional –territorial– con el proceso social de generación de políticas de desarrollo rural. Una visión multisectorial del desarrollo productivo territorial tiene evidentes puntos de conexión con los procesos de generación de políticas que se caracterizan por ser participativos, descentralizados y basados en instituciones locales y regionales (organizaciones de producción, cooperativas, municipios y gobernaciones), que permitan la negociación y conservación de múltiples sectores. 116

Con el enfoque multisectorial se pretende enriquecer el tradicional enfoque sectorial que imponen las institu-


Desde una perspectiva más macrorregional, surge la necesidad de una reforma institucional más profunda, debido a la existencia de instituciones con visiones sectoriales restringidas, procedimientos de planeación de arriba hacia abajo y con prácticas centralistas. Sigue siendo un tema pendiente el resolver cómo el Ministerio de Agricultura y Ganadería interactúa con el de Industria o la Secretaría de Turismo, o con los gobiernos municipales y regionales, o con las mesas de concertación social a nivel local. Por lo tanto, un grave problema seguirá siendo que el fomento del empleo rural no agropecuario es con frecuencia una tierra de nadie. De la misma manera, es una preocupación que aún carece de respuesta el explicar cómo estas instituciones o sus políticas están orientadas hacia un relacionamiento más cercano con los mercados financieros de crédito, teniendo en cuenta que estos siguen con un sesgo urbano muy marcado. Parte del proceso de reforma institucional es vincular lo micro con lo macro, lo local con lo nacional, con el propósito de crear canales de comunicación y que sirvan para dirigir recursos y otros apoyos de manera eficaz, algo muy importante para el desarrollo del empleo rural no agropecuario en los niveles locales. El conocimiento y las instituciones locales por sí mismas no son suficientes para pensar y actuar en un escenario de mercados globalizados, por lo que es necesario resolver cómo estas pueden vincularse efectivamente con las organizaciones capaces de proporcionar acceso al conocimiento técnico, a las habilidades y las redes que son indispensables para participar y competir en economías más relacionadas. Además, y particularmente en las regiones rurales pobres, los recursos humanos y de capital disponibles localmente serán insuficientes para poner en marcha dinámicas sostenidas

Determinantes del empleo e ingreso rural no agropecuario en el Paraguay

ciones y políticas nacionales. En el ámbito territorial local, los sectores productivos están entrelazados y las dimensiones económica, social y política estrechamente vinculadas. Plantearse el desarrollo territorial implica referirse a todos estos sectores y dimensiones, y a sus relaciones mutuas. Esto no implica que no continúe existiendo un espacio significativo para las políticas agropecuarias, sino simplemente optimizar dichas fuerzas para el desarrollo de otras formas de generación de ingresos.

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de crecimiento, de la envergadura necesaria para que tengan impacto sobre los niveles de pobreza y calidad de vida de los hogares. Por otra parte, se sabe que las políticas que se diseñan y se gestionan de manera centralizada, simple y llanamente son, por lo general, ineficientes e ineficaces. La creación de instancias locales de concertación público-privada, dotadas de suficiente autoridad para incidir sobre las decisiones de inversión y gasto público, ayudaría a generar un ambiente propicio para identificar y poner en marcha motores de crecimiento económico en las zonas rurales más pobres, complementando el papel que cumple el mercado en aquellas zonas en las que, por sus condiciones, hay una mayor inversión y dinamismo en este tipo de empleos.

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TAYLOR, J. Edward: Análisis de los determinantes de actividades no agrícolas rurales por hogares rurales en Michoacán, México, con énfasis en el papel de la educación. Universidad de California en Davis. 1999.


Anexo 1 Definición de las variables utilizadas Variables dependientes enoagro Variable dicotómica, valor 1, si está empleado en el sector secundario y terciario (empleo no agropecuario); valor 0, si no. ing_rnoa Ingreso per cápita de los individuos residentes en el área rural, ocupados en el sector secundario y terciario (empleo no agropecuario), en logaritmos.

Variables independientes pobreza Variable dicotómica, valor 1, si se encuentra por debajo de la línea de pobreza; valor 0, si no. sexjef Sexo de la cabeza de familia; toma valor 1, si es mujer; valor 0, si no.

educ Años de escolaridad. edad Edad en años. Idioma Idioma hablado mayormente por la cabeza de familia; toma valor 1, si habla solo guaraní; valor 0, otros idiomas. lotprop Tenencia de lotes propios, variable dicotómica; valor 1, si tiene; valor 0, si no. electr Disponibilidad de luz eléctrica, variable dicotómica; valor 1, si tiene; valor 0, si no.

Determinantes del empleo e ingreso rural no agropecuario en el Paraguay

tamhogar Número de integrantes en el hogar.

maq_implem Tenencia de equipos o implementos de su propiedad, variable dicotómica; valor 1, si tiene; valor 0, si no. migrac Variable dicotómica; valor 0, si residió “aquí en esta misma área”; valor 1, si no (cinco años atrás).

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Anexo 2 Descripción estadística de las variables utilizadas

Variables Pobreza Sexjef tamhogar Educ Edad Idioma Lotprop Electr maq_implem Migrac Lambda1 Lambda2

Media 0,3353 0,1340 4,8531 4,9565 45,1731 0,7209 0,6686 0,8362 0,4400 0,1179 1,3684 1,3527

Desvío estándar 0,4722 0,3407 2,5704 3,2245 14,2054 0,4486 0,4708 0,3701 0,4965 0,3225 0,5366 0,5534

Anexo 3 En el presente trabajo se han corroborado las hipótesis sobre la base de los resultados de un modelo econométrico. En términos generales, por medio de un modelo es factible encontrar las relaciones empíricas entre una variable dependiente, para este estudio el ingreso rural no agropecuario, y un conjunto de variables independientes o explicativas. El resultado es la validación estadística de las relaciones entre la variable de interés y el conjunto de variables explicativas; de esta manera, las conclusiones del trabajo, referidas a las políticas para la generación de empleo rural no agropecuario, están respaldadas por evidencia empírica estadísticamente validada. La dificultad que presenta la estimación econométrica, en este trabajo específico, radica en la naturaleza de los datos. En efecto, el empleo rural no agropecuario es desarrollado solo por una parte de la fuerza de trabajo empleada en el sector rural –lo que la literatura llama el truncamiento selectivo–; sin embargo, los trabajadores rurales que no realizan trabajo rural no agropecuario podrían eventualmente hacerlo, y por tanto pasar a formar parte del contingente que en la muestra aparece con ingresos por este tipo de empleos. La alternativa de estimar solo para la muestra que posee ingresos por empleo rural no agropecuario debe ser descartada, debido a que la aplicación de estimaciones econométricas por medio de mínimos cuadrados ordinarios entrega resultados inconsistentes, ya que se estaría omitiendo una variable relevante en el modelo (Greene, 1998). Para el caso de este trabajo, se estaría omitiendo la información de todos los trabajadores rurales que, aunque no realizan trabajo rural no agropecuario, eventualmente lo podrían efectuar, y por tanto los atributos (ej.: edad, educación, etc.) de este segmento de la población deben de alguna forma ser incorporados al modelo de estimación, de tal manera que los resultados sean consistentes con los datos.

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Formalmente, lo anterior viene dado por la siguiente demostración13. En primer lugar, existe una ecuación que determina la selección (en nuestro caso la

13 Greene (1998).


existencia de ingreso por empleo rural no agropecuario), la cual está dada por: Ecuación 1 zi = γi Li + µ i Luego, hay una ecuación de interés primordial (en este caso el nivel de ingreso del empleo rural no agropecuario), que está dada por: Yi = βi Xi + εi

Ecuación 2

Entonces, el ingreso del empleo rural no agropecuario es observado solo si existe empleo rural no agropecuario. Se debe suponer que la distribución conjunta de µ i y εi es normal, bivariante con vector de medias 0 y coeficiente de correlación ρ. Estos supuestos permiten obtener un modelo que describa el comportamiento de todas las observaciones contenidas en la muestra; tal que: E [yi|yi es observada]

= E [yi|z*i > 0] = E [yi |µi > - γi Li] = βi Xi + E [εi | µi > - γi L i] = βi Xi + ρσελi (αµ) = βi Xi + βλλi Xi (αµ),

siendo, αµ = - γi Li/σµ

Por lo tanto, yi|z*i > 0 = E [y i z* i > 0] + µi = βi Xi +βλ Xi (αµ) +µi

Ecuación 3

Lo que se obtiene en la última expresión es un segundo término en la ecuación de ingreso por el empleo rural no agropecuario (βλ X i (αµ)). Este parámetro contiene toda la información de las observaciones que no presentan empleo rural no agropecuario, es decir que han sido truncadas de la Ecuación 2, de estimación del ingreso rural no agropecuario. En resumen, la verificación de la incidencia de las variables sociodemográficas consideradas se realiza utilizando la técnica de Heckman (1979), que soluciona el problema del cálculo por medio de una estimación en dos etapas. La primera de ellas consiste en estimar un modelo PROBIT sobre todos los casos, es decir, sobre toda la población rural ocupada, ya sea en empleos agropecuarios o no agropecuarios. La variable dependiente toma valores iguales a 0 cuando no hay empleo rural no agropecuario, y toma valor 1 cuando existe el empleo rural no agropecuario. Finalmente, los resultados obtenidos permiten un análisis en dos niveles: el primero, dado por el proceso de selección; y el segundo permite evaluar el efecto de los diferentes atributos sobre el nivel de ingreso de los que realizan trabajo rural no agropecuario.

Determinantes del empleo e ingreso rural no agropecuario en el Paraguay

λi (αµ) = φ (γi Li /σµ) / φ (γi Li/σµ)

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Anexo 4 Tabla 1: Modelo Probit - Empleo rural no agropecuario por cuenta propia Dependent Variable: ERNA_CP Method: ML - Binary Probit Included observations: 3859 QML (Huber/White) Standard Errors & Covariance Variable Coefficient Pobreza -0,1498 Sexjef 0,7687 tamhogar 0,0221 Educ 0,0105 Edad 0,0063 Idioma -0,2215 Lotprop -0,0835 Electr 0,2381 maq_implem -0,5837 Migrac 0,0253 C -1,4765

Std. Error 0,0709 0,0676 0,0121 0,0086 0,0021 0,0624 0,0651 0,0826 0,0659 0,0846 0,1512

Mean dependent var 0,1278 S.E. of regression 0,3194 Sum squared resid 392,4960 Log likelihood -1321,3254 Restr. log likelihood -1474,4984 LR statistic (10 df) 306,3460 Probability(LR stat) 0,0000

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z-Statistic -2,1124 11,3791 1,8235 1,2155 2,9329 -3,5483 -1,2824 2,8827 -8,8618 0,2989 -9,7661

S.D. dependent var Akaike info criterion Schwarz criterion Hannan-Quinn criter. Avg. log likelihood McFadden R-squared

Prob. 0,0347 0,0000 0,0682 0,2242 0,0034 0,0004 0,1997 0,0039 0,0000 0,7650 0,0000 0,3339 0,6905 0,7083 0,6968 -0,3424 0,1039


Tabla 2: Modelo MCO - Ingreso rural no agropecuario por cuenta propia Dependent Variable: LOG(INGR_CP) Method: Least Squares Included observations: 493 White Heteroskedasticity-Consistent Standard Errors & Covariance

R-squared Adjusted R-squared S.E. of regression Sum squared resid Log likelihood Durbin-Watson stat

Std. Error 0,1412 0,6232 0,0233 0,0169 0,0059 0,1915 0,1060 0,2124 0,4095 0,1154 0,9576 3,0887

0,3763 0,3621 0,8517 348,9012 -614,3166 1,0732

t-Statistic -7,4278 -1,3091 4,2337 1,9267 -2,3970 -1,3003 -0,8873 0,2390 0,1305 -0,6322 -0,3398 4,6350

Mean dependent var S.D. dependent var Akaike info criterion Schwarz criterion F-statistic Prob(F-statistic)

Prob. 0,0000 0,1911 0,0000 0,0546 0,0169 0,1941 0,3754 0,8112 0,8962 0,5276 0,7342 0,0000 12,7113 1,0663 2,5408 2,6431 26,3847 0,0000

Determinantes del empleo e ingreso rural no agropecuario en el Paraguay

Variable Coefficient Pobreza -1,0489 Sexjef -0,8158 Tamhogar 0,0986 Educ 0,0326 Edad -0,0142 Idioma -0,2489 Lotprop -0,0941 Electr 0,0508 maq_implem 0,0534 Migrac -0,0730 Lambda2 -0,3254 C 14,3163

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Tabla 3: Modelo MCO - Ingreso rural Dependent Variable: LOG(INGR_RURAL) Method: Least Squares Included observations: 3843 White Heteroskedasticity-Consistent Standard Errors & Covariance Variable Coefficient Edad -0,0124 Educ 0,0434 Pobreza -1,2193 Tamhogar 0,0832 Sexjef -0,6296 Idioma -0,5580 Lotprop -0,0735 sup_lotprop 0,0026 Electr 0,0638 maq_implem 0,0942 Migrac -0,0321 C 13,4422

Std. Error 0,0014 0,0055 0,0385 0,0072 0,0502 0,0402 0,0370 0,0005 0,0426 0,0362 0,0515 0,0893

R-squared 0,4024 Adjusted R-squared 0,4007 S.E. of regression 0,9645 Sum squared resid 3563,7451 Log likelihood -5308,0202 Durbin-Watson stat 1,7615

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t-Statistic -9,1107 7,9304 -31,6964 11,5580 -12,5330 -13,8880 -1,9853 5,5064 1,4965 2,5988 -0,6235 150,4867

Prob. 0,0000 0,0000 0,0000 0,0000 0,0000 0,0000 0,0472 0,0000 0,1346 0,0094 0,5330 0,0000

Mean dependent var 12,6816 S.D. dependent var 1,2459 Akaike info criterion 2,7687 Schwarz criterion 2,7882 F-statistic 234,5536 Prob(F-statistic) 0,0000


Tabla 4: Modelo MCO - Ingreso rural agropecuario Dependent Variable: LOG(INRAGR) Method: Least Squares Included observations: 2665 White Heteroskedasticity-Consistent Standard Errors & Covariance Std. Error 0,00193 0,01033 0,00838 0,08108 0,06536 0,05545 0,05732 0,00051 0,04962 0,12956

R-squared 0,21652 Adjusted R-squared 0,21387 S.E. of regression 1,13737 Sum squared resid 3434,53298 Log likelihood -4119,49557 Durbin-Watson stat 1,89926

t-Statistic -5,51579 2,35504 -1,22374 -9,01259 -13,95759 2,77514 -0,38526 5,82133 6,86495 103,14733

Prob. 0,00000 0,01859 0,22116 0,00000 0,00000 0,00556 0,70008 0,00000 0,00000 0,00000

Mean dependent var 12,46502 S.D. dependent var 1,28278 Akaike info criterion 3,09906 Schwarz criterion 3,12115 F-statistic 81,52656 Prob(F-statistic) 0,00000

Determinantes del empleo e ingreso rural no agropecuario en el Paraguay

Variable Coefficient Edad -0,01065 Educ 0,02433 Tamhogar -0,01025 Sexjef -0,73076 Idioma -0,91221 Electr 0,15388 Lotprop -0,02208 sup_lotprop 0,00299 maq_implem 0,34061 C 13,36350

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