La protecci´on de la poblaci´on paraguaya por los sistemas jubilatorios Emilio Ortiz Trepowski y Bernardo Navarro Amarilla Instituto Paraguayo de Investigaciones Econ´omicas1 14 de diciembre de 2012
1
Eligio Ayala 844 casi Tacuar´ı, Asunci´ on, Paraguay. Tel´efono 441.320
´Indice general 1. Introducci´ on
5
2. Definici´ on de los conceptos de cobertura 2.1. Cobertura en la edad econ´omicamente activa . . . . . 2.2. Cobertura ocupacional . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.3. Cobertura legal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.4. Cobertura en la tercera edad . . . . . . . . . . . . . . 2.5. La poblaci´ on dependiente y la dependencia del sistema 2.6. La cobertura indirecta en la edad mayor . . . . . . . .
. . . . . .
. . . . . .
. . . . . .
. . . . . .
. . . . . .
. . . . . .
13 13 14 15 16 17 17
3. La cobertura en la Encuesta de Hogares de 2011 18 3.1. Cobertura de la Fuerza de Trabajo 2011 . . . . . . . . . . . . . . 18 3.2. Estimaci´ on de los aportantes a trav´es de la Encuesta y comparaci´ on con los registros administrativos . . . . . . . . . . . . . . . . 20 3.3. Cobertura ocupacional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23 3.4. Cobertura legal en la Encuesta de Hogares del 2011 . . . . . . . 24 3.5. La cobertura en las categor´ıas de empleador o patr´on, trabajador por cuenta propia y trabajador familiar no remunerado . . . . . . 25 3.6. Conclusiones extra´ıdas a partir de estas tablas . . . . . . . . . . 25 3.7. Cobertura en la tercera edad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26 3.8. Evoluci´ on de los indicadores de cobertura durante la d´ecada de los 2000 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27 3.9. La poblaci´ on dependiente y la dependencia del sistema . . . . . . 31 4. Estudio de las causas posibles que pueden explicar la baja cobertura 4.1. Los factores estructurales de la baja cobertura . . . . . . . . . . 4.2. Las hip´ otesis explicativas de Iglesias, A. y Valdez, S. (1995) . . . 4.3. El comportamiento de los agentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4.4. La centralidad del producto interno bruto . . . . . . . . . . . . . 4.4.1. El caso de la producci´on est´atica . . . . . . . . . . . . . . 4.4.2. El caso de la producci´on din´amica . . . . . . . . . . . . . 4.5. Patrones recientes de especializaci´on de Am´erica Latina . . . . .
1
32 33 34 35 37 38 39 39
La protecci´ on de la poblaci´ on paraguaya por los sistemas jubilatorios
4.6. Cadenas internacionales de producci´on en la regi´on, modernizaci´ on “truncada” y sistemas de investigaci´on e innovaci´on . . . . . 4.7. Entonces, ¿qu´e hacer? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
2
40 42
5. Conclusiones y recomendaciones
44
A. Tablas de cobertura: diferentes criterios
46
´Indice de cuadros 3.1. Cobertura de jubilaciones en la fuerza de trabajo 2011: ecuaci´on 2.1 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.2. Aportes a las Cajas por ´area de residencia 2011 . . . . . . . . . . 3.3. Aportes a las Cajas: registros administrativos . . . . . . . . . . . 3.4. Preferencias por aportar a las Cajas por ´area de residencia 2011 . 3.5. Raz´ on por la que no aporta a las Cajas por ´area de residencia 2011 3.6. Cobertura ocupacional 2011: ecuaci´on 2.2 . . . . . . . . . . . . . 3.7. Cobertura legal 2011: asalariados, ecuaci´on 2.3 . . . . . . . . . . 3.8. Cobertura en la edad mayor: reciben jubilaciones, ecuaci´on 2.5 . 3.9. Cobertura en la edad mayor: reciben subsidios por la ley del adulto mayor, ecuaci´ on 2.6 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.10. Indicadores de cobertura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.11. Comparaci´ on: indicadores de cobertura en pa´ıses de la regi´on . . A.1. Cobertura de pensiones en la fuerza de trabajo 2011, derivada de la ocupaci´ on principal o de la secundaria, ecuaci´on 2.1 . . . . . . A.2. Cobertura ocupacional 2011, derivada de la ocupaci´on principal o de la secundaria, ecuaci´on 2.2 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . A.3. Cobertura de pensiones en la fuerza de trabajo 2011: urbana, rural, ecuaci´ on 2.1 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . A.4. Cobertura ocupacional 2011: urbana, rural, ecuaci´on 2.2 . . . . . A.5. Cobertura de pensiones en la fuerza de trabajo 2011: por sexo, ecuaci´ on 2.1 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . A.6. Cobertura ocupacional 2011: por sexo, ecuaci´on 2.2 . . . . . . . . A.7. Cobertura de pensiones en la fuerza de trabajo 2011: nivel aprobado de educaci´ on, ecuaci´on 2.1 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . A.8. Cobertura ocupacional 2011: nivel aprobado de educaci´on, ecuaci´ on 2.2 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . A.9. Cobertura ocupacional 2011: por rama de actividad en ocupaci´on principal, ecuaci´ on 2.2 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . A.10.Cobertura ocupacional 2011: por ocupaci´on principal, ecuaci´on 2.2 A.11.Cobertura ocupacional 2011: por quintiles de ingreso, ecuaci´on 2.2 A.12.Cobertura ocupacional 2011: tama˜ no de la empresa en la ocupaci´ on principal, ecuaci´on 2.2 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
3
19 21 21 22 22 23 24 27 27 29 30
47 47 48 49 50 51 52 53 54 55 56 56
La protecci´ on de la poblaci´ on paraguaya por los sistemas jubilatorios
A.13.Cobertura ocupacional 2011: tipo de contrato en ocupaci´on principal, ecuaci´ on 2.2 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . A.14.Cobertura ocupacional 2011: pertenece a un sindicato o asociaci´ on de empleados, ecuaci´on 2.2 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . A.15.Cobertura ocupacional 2011: el establecimiento donde trabaja, ¿emite factura legal o no?, ecuaci´on 2.2 . . . . . . . . . . . . . . A.16.Cobertura ocupacional 2011: condici´on jur´ıdica del establecimiento en la ocupaci´ on principal, ecuaci´on 2.2 . . . . . . . . . . . . . A.17.Cobertura de pensiones en la fuerza de trabajo 2011: categor´ıa laboral en la ocupaci´on principal, ecuaci´on 2.1 . . . . . . . . . . .
4
56 57 57 57 58
Cap´ıtulo 1
Introducci´ on “No tenemos una industria b´ asica, aunque contamos con una naciente siderurgia; no fabricamos m´ aquinas que fabriquen m´ aquinas y ni siquiera hacemos tractores; nos faltan todav´ıa caminos, puentes, ferrocarriles; nuestro comercio exterior se equilibra gracias al turismo y a los d´ olares que ganan en los EE.UU. nuestros “braceros”... En suma, aunque empezamos a contar con una industria, todav´ıa somos, esencialmente, un pa´ıs productor de materias primas. Y esto significa: dependencia de las oscilaciones del mercado mundial, en lo exterior; y en lo interior: pobreza, diferencias atroces entre la vida de los ricos y los despose´ıdos, desequilibrio”. El laberinto de la soledad. OCTAVIO PAZ
El objetivo de este estudio es evaluar cuantitativamente el grado de protecci´ on social de la poblaci´ on paraguaya por parte de los sistemas jubilatorios. Este tema tiene un inter´es pr´ actico relevante. Si la poblaci´on cubierta por el seguro jubilatorio es peque˜ na, es de esperar que en la medida que la poblaci´on envejezca y no pueda ya trabajar, se encontrar´a vulnerabilizada ante las necesidades de contar con ingresos para sufragar las necesidades m´as b´asicas, debido al alcance limitado de su protecci´ on. En adici´ on a esta vulnerabilidad en la vejez, la escasa cobertura introduce tambi´en un factor negativo sobre la sostenibilidad financiera del sistema jubilatorio en s´ı y sobre la equidad del mismo. Si, digamos, la cobertura es del orden del 20 %, esto implica que cuando un trabajador pierde su empleo y busca otro, la probabilidad de encontrar un nuevo empleo en el que su empleador realizar´ a contribuciones es del 20 %. Si suponemos que la cantidad total de a˜ nos que puede trabajar un individuo es de 40, con esta cobertura del 20 %, el trabajador medio s´ olo aportar´ a durante 8 a˜ nos, esto es, el 20 % de 40 a˜ nos. Estos 8 a˜ nos son muy inferiores a la cantidad m´ınima de a˜ nos de aportes requerido en el sistema jubilatorio, que es de 20 a˜ nos o m´as. En este escenario,
5
La protecci´ on de la poblaci´ on paraguaya por los sistemas jubilatorios
6
las jubilaciones que se obtengan con 8 a˜ nos de aportes deben ser bajas o, por el contrario, si se pagan jubilaciones altas, el sistema estar´a sustantivamente desfinanciado. Adicionalmente, s´ olo se jubilar´an con 20 a˜ nos de aportes aquellos que tuvieron empleos en los que los sucesivos empleadores contribuyeron al sistema jubilatorio. Estos trabajadores tender´an a ser aquellos con salarios promedios relativamente altos, que pudieron trabajar en el sector m´as formal y productivo de la econom´ıa, mientras que, en contraposici´on, los de bajos salarios relativos no se jubilar´ an debido al incumplimiento del n´ umero m´ınimo de a˜ nos de aportes. Esta dualidad, derivada del funcionamiento de los mercados de trabajo, acentuar´ a las desigualdades, ya que tender´an a jubilarse en una sustancial mayor´ıa relativa los trabajadores de los sectores m´as productivos, de mayores salarios y m´ as formalizados (Iglesias, A. y Valdez, S.; 1995). Es amplia la evidencia emp´ırica que sustenta la teor´ıa de que los agentes econ´ omicos tratan de “suavizar” sus patrones de consumo en el corto plazo. Esta teor´ıa “suavizadora” del consumo puede formalizarse de la siguiente forma. Sea zi un vector que contiene un conjunto de variables macroecon´omicas, el que incluye al consumo agregado ci para el per´ıodo i. Hall, R. (1978) considera que el consumo es una martingala con respecto a zi : E(ci |zi−1 , zi−2 , ..., z1 ) = ci−1 . Esta ecuaci´ on le otorga una expresi´on formal al comportamiento “suavizador” del consumo por parte del agente econ´omico: el consumidor, al querer evitar las fluctuaciones en su est´andar de vida, ajusta su consumo en el per´ıodo i − 1 de forma tal que ning´ un cambio en el consumo posterior es anticipado, (Hayashi, F., 2000). En principio, podr´ıamos esperar que este comportamiento “suavizador” del consumo se verifique tambi´en al considerar un horizonte mayor e incluir todo el ciclo de vida del agente econ´omico. Para sostener los niveles de consumo en la edad mayor, los agentes pueden tener incentivos para ahorrar e invertir en la fase activa de sus vidas laborales y tambi´en, en conjunto o alternativamente, realizar las contribuciones a un seguro jubilatorio que le proporcionar´a un flujo suficiente de renta en la vejez de manera que sus patrones de consumo no resulten disminuidos. Esta argumentaci´ on te´ orica no se sostiene s´olidamente ante la presencia de un ambiente generalizado de pobreza. Cuando el ingreso familiar alcanza s´olo para satisfacer las necesidades m´as inmediatas, las m´as b´asicas para sobrevivir, ahorrar para la edad mayor puede que no sea un comportamiento racional. Los hogares pobres pondr´ an mucho mayor valor en su consumo inmediato que en su consumo en la vejez, que est´a a´ un muy lejos en el futuro. Si la tasa de preferencia intertemporal es mayor que la tasa de inter´es de mercado y el cr´edito es caro o est´ a racionado, la tasa sombra de descuento es a´ un mayor. As´ı, para los hogares de ingresos bajos, las contribuciones obligatorias provenientes de un
La protecci´ on de la poblaci´ on paraguaya por los sistemas jubilatorios
7
seguro jubilatorio pueden poner una restricci´on intolerable sobre los esfuerzos de los hogares para “suavizar” su consumo, (James, E., 1999; y Packard, T. y otros, 2001). Adicionalmente, el comportamiento “suavizador” del consumo encuentra el obst´ aculo de que los sistemas de jubilaciones y pensiones son muy dependientes del grado de desarrollo del mercado laboral (Iglesias, A. y Valdez, S.; 1995). La mayor´ıa de los Estados se han mostrado incapaces de obligar a los individuos a cotizar y se han concentrado en obligar a los patrones del sector formal a cotizar por sus empleados. Cuando el mercado laboral est´a dominado por las caracter´ısticas que tiene el paraguayo, esto es, alta participaci´on relativa de trabajadores por cuenta propia, emigraci´on y por poblaci´on inactiva que f´acilmente rota hacia y desde la fuerza de trabajo, las contribuciones sobre los patrones del sector formal act´ uan como un impuesto al empleo formal. El efecto directo de estas imposiciones es reducir la cobertura, provocar evasi´on por parte de los patrones del sector formal y reducir el financiamiento del sistema (Iglesias, A. y Valdez, S.; 1995). Cualquiera sea el tipo de sistema previsional que se tenga, la demograf´ıa influye sobre el mismo, aunque los mecanismos a trav´es de los cu´ales se dan los efectos son diferentes en el sistema de reparto y en el sistema de capitalizaci´ on individual (Barr, N., 2000). El per´ıodo cr´ıtico demogr´afico para el sistema paraguayo de jubilaciones se encuentra entre los a˜ nos 2035-2040. Los efectos demogr´ aficos adversos no pueden evitarse con cambios de sistemas, ya que hay que considerar que una demograf´ıa adversa, en la que generaciones m´as grandes de trabajadores es sustituida por generaciones m´as peque˜ nas, ocasionan una disminuci´ on de la producci´ on real en la econom´ıa. De aqu´ı se deduce que lo principal para combatir los efectos negativos de esta demograf´ıa futura ser´a la del crecimiento econ´ omico sostenido (Barr, N., 2000). Conforme a las evaluaciones realizadas para d´ecadas anteriores, la protecci´ on jubilatoria en Paraguay correspond´ıa a la de un estrato intermedio entre los pa´ıses de la regi´ on. Esta protecci´on fue cuantificada para la d´ecada de los ochenta (Mesa-Lago, C., 1990) en el orden del 18 %, si se considera el indicador de Cobertura de la Fuerza Laboral, por lo que compart´ıamos el estrato intermedio con pa´ıses como Per´ u (17 %), Colombia (12 %), Bolivia (25 %), Panam´a (50 %) y M´exico (53 %). Los pa´ıses que integraban el estrato superior se encontraban en aquel tiempo con una cobertura por encima del 60 % de la fuerza laboral y eran los sistemas m´ as maduros que se hab´ıan introducido en general en la d´ecada de los veinte. Se encontraban en este estrato superior de cobertura Uruguay (69 %), Costa Rica (78 %), Argentina (79 %), Chile (67 %) y Brasil (96 %). El estrato m´ as bajo inclu´ıa a Honduras (7 %), Rep´ ublica Dominicana (8 %), Nicaragua (9 %) y Guatemala (14 %), los que eran los sistemas m´as incipientes ya que se hab´ıan constituido en la d´ecada de los sesenta. El inter´es de este estudio es evaluar c´omo se ha comportado esta cobertura
La protecci´ on de la poblaci´ on paraguaya por los sistemas jubilatorios
8
en la d´ecada pasada y calcular la misma para diferentes categor´ıas (urbana, rural; mujer, hombre; por estratos educacionales; por categor´ıas laborales en la ocupaci´ on principal; por sectores de la econom´ıa; por grados de informalidad; por tama˜ no de la empresa en la ocupaci´on principal; etc.), de forma tal que pueda obtenerse una visi´ on panor´amica de la cobertura del seguro jubilatorio en el pa´ıs a lo largo de una desagregaci´on de los indicadores de cobertura para estas diversas categor´ıas. El estudio estad´ıstico que se ha realizado permite concluir acerca de la permanencia estructural de esta cobertura jubilatoria en el pa´ıs en los u ´ltimos treinta a˜ nos. Los indicadores de cobertura no han cambiado en lo sustantivo en estas tres u ´ltimas d´ecadas y en alg´ un sentido permanecemos a´ un inmerso en la d´ecada de los ochenta, sin avances de importancia. M´ as all´ a de esta permanencia estructural del indicador de cobertura es notorio su co-movimiento de corto plazo con el crecimiento econ´omico. Podemos observar que el indicador de cobertura de la fuerza laboral comienza en la serie hist´ orica en el a˜ no 1995 en alrededor del 20 % para descender durante la d´ecada hacia un piso del orden del 13 %, a mediados de los 2000, y luego repuntar en la segunda mitad de esta d´ecada para recuperar los niveles de cobertura observados hacia el a˜ no 1995. Esta variabilidad de corto plazo del indicador de cobertura puede estar indic´ andonos que el mismo es tambi´en afectado por fen´onemos de este horizonte temporal, probablemente factores relacionados con el crecimiento econ´ omico y la variaci´ on de los empleos m´as formales en los mercados de trabajo. Esta forma de U en el comportamiento del indicador de cobertura durante la d´ecada se corresponde con el patr´on observado en el comportamiento del crecimiento econ´ omico durante este per´ıodo. Es probable que las tasas de crecimiento econ´omico afecten el ciclo de rotaci´ on hacia y desde el empleo formal en los mercados de trabajo, por lo que las tasas de crecimiento terminan afectando en definitiva los niveles de cobertura jubilatoria. En el 2011, el 19,7 % de la fuerza de trabajo estaba cubierta por un seguro jubilatorio en todo el pa´ıs mientras que en el sector rural la protecci´on social abarcaba al 7,3 % de la poblaci´on econ´omicamente activa (ocupada y desocupada). A nivel pa´ıs, el 12,3 % de los adultos mayores a 65 a˜ nos declaraba recibir alg´ un ingreso jubilatorio y el 2,5 % recibi´o transferencias en el 2011, en el marco del subsidio definido por la ley que establece el derecho a la pensi´on alimentaria para las personas adultas en situaci´on de pobreza. La cobertura indirecta en un hogar donde el esposo recibe jubilaci´on y la esposa no lo hace, o viceversa, indica que la poblaci´ on mayor de 65 a˜ nos cubierta de esta manera por el ingreso jubilatorio del c´ onyuge es del 1,7 %. Se estim´ o que en el 2011, el total de contribuyentes a alg´ un sistema jubilatorio (mayoritariamente, en casi un 95 %, lo son al Instituto de Previsi´on Social y
La protecci´ on de la poblaci´ on paraguaya por los sistemas jubilatorios
9
a la Caja Fiscal) era de 551.676 personas. La poblaci´on econ´omicamente activa fue estimada en 2.795.380 personas, de las cu´ales 2.655.221 estaban ocupadas y 130.159 se encontraban desocupadas. Si sumamos la cobertura de la fuerza de trabajo y la de la edad mayor, el total de paraguayos cubiertos (cotizantes, beneficiarios, jubilados y pensionados) por los programas jubilatorios no supera el 32 % de la poblaci´on total. Si sumamos a este resultado los mayores de 65 a˜ nos cubiertos por la ley que establece el derecho a la pensi´ on alimentaria para las personas adultas en situaci´on de pobreza y los cubiertos indirectamente, la cobertura total alcanza al 36,2 %. Estas cifras globales describen un pa´ıs que pr´acticamente se encuentra a´ un desprotegido con respecto a la cobertura de las necesidades de la tercera edad. Hay mucho que recorrer en cobertura sobre todo en el estrato de trabajadores por cuenta propia y, en particular, en el sector rural, categor´ıas ´estas que cuentan con gran n´ umero de participantes y con muy baja cobertura. Encontramos tambi´en sectores en los que la cobertura es pr´acticamente total (por ejemplo, maestros profesionales y empleados militares o policiales) de modo que en el pa´ıs se registra un patr´ on de muy desigual cobertura para diferentes sectores y categor´ıas. Estos indicadores de cobertura hacen que Paraguay ocupe los u ´ltimos lugares en la regi´ on en materia de cobertura jubilatoria. Las categor´ıas de empleador o patr´on, trabajador por cuenta propia y trabajador familiar no remunerado totalizan 1.253.618 personas, el 44,8 % de la poblaci´ on econ´ omicamente activa. En estas categor´ıas, el n´ umero de cotizantes a alguna Caja es s´ olo de 9.597 personas, lo que da como resultado un porcentaje de cobertura de 0,8. Es en ´estas categor´ıas d´onde la cobertura es pr´acticamente nula. Comparativamente, Paraguay se mantiene entre los pa´ıses menos cubiertos de la regi´ on, al ocupar las u ´ltimas posiciones con pa´ıses como Honduras, Nicarag¨ ua, Per´ u y Bolivia, todos ellos con ratios de cobertura de la fuerza de trabajo inferiores al 20 %. En el otro extremo del espectro de cobertura se encuentran Chile, Uruguay, Costa Rica, Brasil, Panam´a, y Argentina, con ratios superiores al 50 %. El ranking es encabezado por Chile con una cobertura de la fuerza de trabajo de m´ as del 70 %. Se ha encontrado evidencia estad´ıstica suficiente como para afirmar lo siguiente. 1. En general, la cobertura es mayor para los grupos de edad relativamente m´ as j´ ovenes. 2. La cobertura es mayor para los que tienen m´as educaci´on. 3. La falta de cobertura est´a asociada en lo sustantivo al trabajo por cuenta propia, al trabajo en peque˜ nas empresas informales y al trabajo familiar no
La protecci´ on de la poblaci´ on paraguaya por los sistemas jubilatorios
10
remunerado. S´ olo el 0,8 % de los trabajadores independientes, trabajadores familiares no remunerados y empleadores aportan a alguna Caja. 4. En el ´ area rural, la cobertura es sustancialmente menor. 5. Un perfil del descubierto puede ser descripto de la siguiente manera: (i) vive en el sector rural, d´onde trabaja en el sector informal o dom´esticamente, o en el sector urbano donde trabaja por su cuenta o en el hogar sin recibir remuneraci´ on; (ii) su educaci´on es muy elemental; (iii) no est´a sindicalizado; (iv) si no trabaja por su cuenta, trabaja en un establecimiento peque˜ no, donde no se emite factura legal; (v) pertenece a los quintiles m´as bajos de ingreso laboral; (vi) da lo mismo para el indicador de cobertura que sea hombre o mujer, esto es, no se observan estad´ısticamente diferencias de g´enero de relevancia en el indicador de la cobertura jubilatoria. 6. La situaci´ on de la poblaci´on en la tercera edad del pa´ıs es cr´ıtica. Se estim´ o que en el 2011, el total de la poblaci´on con 65 a˜ nos o m´as fue de 441.202 personas. De ´estas, s´olo 54.237 personas, el 12,9 %, recibe alg´ un beneficio jubilatorio o de pensi´on. 7. Se estim´ o que dentro de estas 441.202 personas pertenecientes a la tercera edad, 11.067 personas, el 2,5 %, recibi´o en el 2011 subsidios relacionados con la la ley que establece el derecho a la pensi´on alimentaria para las personas adultas en situaci´on de pobreza. 8. Se estim´ o que alrededor de 7.375 personas en la tercera edad, el 1,7 % del total, viv´ıan con un c´ onyuge que recib´ıa alguna jubilaci´on o pensi´on, sin recibir ´el o ella personalmente alg´ un beneficio jubilatorio. El perfil del descubierto que surge de estas estad´ısticas permite llegar a la conclusi´ on que la falta de cobertura est´a asociado al trabajo por cuenta propia, al m´ as precario y a los sectores sociales donde est´a concentrada la mayor necesidad econ´ omica relativa. Que la falta de cobertura est´e concentrada en este estrato da fuerza a la hip´ otesis te´orica de James, E. (1999) y tambi´en a la de Iglesias, A. y Valdez, S. (1995), mencionadas m´as arriba. En el sector de los asalariados, los que actualmente no aportan a ninguna Caja declaran mayoritariamente (en un 77 %) que no lo hacen porque la empresa en la que trabajan no aporta, lo que da fuerza a la tesis de Iglesias, A. y Valdez, S. (1995). Este estudio cuantifica tambi´en la evasi´on de aportes al Instituto de Previsi´ on Social (IPS) en el 62 %, dado que alrededor del 38 % de los asalariados del pa´ıs cumple realmente con sus aportes legales obligatorios al IPS. Se calculan tambi´en otros indicadores de cobertura. El ratio de la poblaci´on dependiente se estima dividiendo la poblaci´on mayor a 65 a˜ nos por el total de la poblaci´ on en la edad de trabajar, para nuestro caso, de 20 a menos de 65 a˜ nos. La dependencia del sistema se mide como el ratio entre jubilados y contribuyentes.
La protecci´ on de la poblaci´ on paraguaya por los sistemas jubilatorios
11
En un pa´ıs donde el sistema de seguridad social cubre a todos los potenciales contribuyentes y beneficiarios, los dos ratios tender´an a ser muy similares. Esto ocurre en los pa´ıses europeos, donde las capacidades administrativas y de controlar el cumplimiento de las normas es alta lo que asegura una tambi´en elevada participaci´ on en el sistema nacional de seguro social. En Am´erica Latina, los sistemas m´ as maduros de los pa´ıses como Uruguay, Argentina y Brasil son relativamente efectivos en cubrir al anciano pero reciben contribuciones de menos que la mitad de la poblaci´on. En pa´ıses como Colombia, El Salvador, Jamaica, Venezuela y Honduras, la mayor´ıa de la poblaci´on no recibe beneficios jubilatorios (Packard, T. y otros, 2001). La poblaci´ on dependiente, as´ı calculada, fue del 13,0 % en el 2011 mientras que la dependencia del sistema jubilatorio nacional fue de 9,8 %. Paraguay se encuentra entonces entre los pa´ıses con menos maduraci´on de la regi´on en materia de su sistema jubilatorio donde hay un d´eficit a´ un muy importante en la cobertura del adulto mayor. Evidentemente, la cobertura del sistema jubilatorio es s´olo uno de sus varios aspectos. Ser´ıa tonto tener la meta de aumentar la cobertura en un sistema que se encuentre desequilibrado actuarial y financieramente, y en el que existe una gran desproporci´ on entre las contribuciones y las prestaciones. Es importante tambi´en evaluar la calidad de los beneficios del sistema, su mayor o menor grado de progresividad y la eficiencia de su operaci´on, (Jim´enez, L. F. y Cuadros, J.; 2003). Al realizar una revisi´ on de los marcos te´oricos propuestos para explicar los niveles de cobertura jubilatoria, podemos decir, con una perspectiva general, que estos marcos te´ oricos corresponden a dos grandes conjuntos. En el primero de ellos, se considera que la cobertura es una consecuencia del funcionamiento de los mercados de trabajo y de diversos factores estructurales de la econom´ıa. Este primer conjunto de la literatura considera que la baja cobertura proviene de un problema m´ as grande de exclusi´on social, el que est´a ligado a mercados de trabajo discriminatorios, al fracaso de los gobiernos para proveer una educaci´ on mejor y a otros factores estructurales de la econom´ıa, como el grado de urbanizaci´ on, por ejemplo. Podr´ıamos llamar a este conjunto, la explicaci´on “estructuralista”. En un segundo conjunto, se encuentran los marcos te´oricos que proponen que la baja cobertura puede muy bien ser el resultado de las decisiones de individuos y hogares que racionalmente, y con una perspectiva de decisi´on de largo plazo, han elegido no contribuir a los sistemas formales de seguridad social. En otro ´ ambito, creemos tambi´en que es necesario fortalecer a las familias para poder enfrentar el gran desaf´ıo de la cobertura del adulto mayor. Para muchos de los hogares de los pa´ıses en desarrollo, los sistemas tradicionales y basados en la familia para la protecci´on de los ancianos pueden proveer la mejor cobertura contra el riesgo de la pobreza. Las estructuras tradicionales en las que el adulto mayor vive con miembros m´as j´ovenes de su familia (Becker, G.
La protecci´ on de la poblaci´ on paraguaya por los sistemas jubilatorios
12
y Tomes, N., 1976; Appelbaum, E. y Katz, E., 1991; y Hoddinott,J., 1992) son todav´ıa prevalecientes en Am´erica Latina (Banco Interamericano de Desarrollo, 2000; Packard, T. y otros, 2001) y pueden actuar como sustitutos eficaces para el sistema formal de seguridad social. Existen pa´ıses de desarrollo econ´omico avanzado que han confiado en el apoyo familiar en lugar de imponer sistemas obligatorios para la vejez, como es el caso de Australia (hasta el a˜ no 1992), Corea del Sur (hasta ahora para trabajadores en empresas con menos de 25 personas y hasta 1988 en los otros casos) y Taiwan (Iglesias, A. y Valdez,S.; 1995). Aunque varios de estos pa´ıses han adoptado relativamente hace poco tiempo sistemas de ahorro obligatorio, ello ha ocurrido en forma graduada en respuesta a aumentos significativos en el porcentaje de ancianos sin hijos o desvinculados de ellos, situaci´on que no se ha dado en el Paraguay. Nunca hay recetas f´ aciles para un problema complejo. Los factores de pobreza en la vejez est´ an directamente asociados a los factores de pobreza en la juventud. El principal desaf´ıo es el desarrollo, el crecimiento sostenido y equitativo del producto (Barr, N., 2000). Esta centralidad de la producci´on futura es crucial, ya que sobresale por encima incluso de las caracter´ısticas mismas de los sistemas jubilatorios. Este estudio est´ a organizado de la siguiente manera. En el Cap´ıtulo 2 se definen los principales indicadores de cobertura de los sistemas jubilatorios. En el Cap´ıtulo 3 se aplican estas definiciones a los datos estad´ısticos de la Encuesta de Hogares. En el Cap´ıtulo 4 se estudian los marcos te´oricos que explican las coberturas jubilatorias y se proponen algunas l´ıneas de acci´on. El Cap´ıtulo 5 recopila las principales conclusiones y recomendaciones. El Ap´endice es importante, en ´el se incluyen todas los cuadros y figuras que se obtuvieron en el trabajo de analizar la Encuesta de Hogares.
Cap´ıtulo 2
Definici´ on de los conceptos de cobertura “Estoy demasiado familiarizado con el comportamiento de confrontar los datos que se disponen con la sugerencia de que si otros datos adicionales fueran tambi´en recolectados podr´ıan demostrar algo m´ as s´ olido para creer, un argumento de mayor valor y fuerza. “Estad´ısticas sobre la mesa, por favor”, es mi u ´nica respuesta a este comportamiento confrontador”. —Karl Pearson, 1910
El objetivo de este Cap´ıtulo es el de establecer el marco conceptual para la cobertura del seguro jubilatorio en el Paraguay y definir la metodolog´ıa estad´ıstica a emplear en este estudio. Esta medici´on tiene inter´es porque constituye un indicador importante en la evaluaci´on de la protecci´on social de los habitantes del pa´ıs. Para conseguir este objetivo se usar´an los datos muestrales de la Encuesta de Hogares de la Direcci´ on General de Estad´ısticas, Encuestas y Censos. Esta Encuesta de Hogares es dise˜ nada e implementada con el prop´osito de que sea representativa de la poblaci´ on paraguaya. Se calcula por lo tanto la probabilidad que tiene cada individuo de la poblaci´on de formar parte de esta muestra. El inverso de esta probabilidad proporciona los factores de expansi´on de cada dato muestral. En el marco conceptual, las definiciones principales de cobertura provienen de Rofman, R. y Lucchetti, L. (2006), por un lado, y Packard, T. y otros (2001), por otro.
2.1.
Cobertura en la edad econ´ omicamente activa
A efectos de medir la cobertura del seguro de pensiones en la fuerza de trabajo, se medir´ a en primer lugar el n´ umero de individuos econ´omicamente activos.
13
La protecci´ on de la poblaci´ on paraguaya por los sistemas jubilatorios
14
Siguiendo a Rofman, R. y Lucchetti, L. (2006) y a Rofman, R. y Oliveira, M. L. (2008), y con el prop´ osito de comparar los resultados con los obtenidos por estos autores, definiremos a la poblaci´on econ´omicamente activa como aquella que tiene una edad mayor o igual a 20 a˜ nos y que, adem´as, se encuentra trabajando o buscando empleo activamente en los 7 d´ıas previos a la realizaci´on de la Encuesta. En este conjunto de individuos econ´omicamente activos, un subconjunto se encuentra pagando contribuciones a alguna Caja Jubilatoria y otro subconjunto no lo hace. Por lo tanto, se define a la Cobertura de la Fuerza de Trabajo como la raz´ on entre el subconjunto de la poblac´on econ´omicamente activa que contribuye actualmente a alguna Caja Jubilatoria y el n´ umero total de individuos de la poblaci´ on econ´omicamente activa. Dado que los datos de la Encuesta de Hogares son muestrales se utiliza al factor de expansi´on de cada dato como ponderador a efectos de que las inferencias poblacionales a partir de los estad´ısticos muestrales sea m´as efectiva. A = Cobertura P EA
(2.1)
En la ecuaci´ on 2.1 estamos usando las siguientes definiciones: A es el n´ umero de aportantes, el cu´ al es un subconjunto de la P EA, a la que definimos en este caso como la poblaci´ on mayor de 20 a˜ nos, que contaba con un empleo (ocupada) en el momento de la realizaci´on de la Encuesta o que estaba buscando activamente empleo (desocupada) en el per´ıodo de tiempo de 7 d´ıas previos a la realizaci´ on de la Encuesta.
2.2.
Cobertura ocupacional
Parte de la poblaci´ on econ´omicamente activa no trabaja pero busca empleo. La cobertura ocupacional s´ olo emplea como denominador en la raz´on de c´alculo a aquellos individuos con empleo actual. Por lo tanto, definimos a la Cobertura Ocupacional como la raz´ on geom´etrica o por cociente entre el n´ umero de contribuyentes y el n´ umero de personas efectivamente empleadas en el momento de la obtenci´ on de la muestra. Ahora bien, en el caso de la Encuesta de Hogares que se realiza en el Paraguay se realiza la pregunta de si aporta o no a alguna Caja de Jubilaciones s´olo en el caso de que el individuo se encuentre efectivamente ocupado. No obstante, los aportantes que no tienen empleo actualmente suelen ser pocos, por lo que la distorsi´ on proveniente de la forma de la pregunta en Paraguay, para fines comparativos, no tiene mayor relevancia, como bien lo se˜ nalan Rofman, R. y Lucchetti, L. (2006).
La protecci´ on de la poblaci´ on paraguaya por los sistemas jubilatorios
15
En efecto, la pregunta b11 ¿A cu´al Caja aporta? s´olo se hace al encuestado que estuvo trabajando en los 7 d´ıas previos a la Encuesta. La P EA incluye tanto a empleados como a desempleados que buscan activamente empleo, por lo tanto, si alguna persona se hallaba desempleada al momento de la encuesta, no fue tenida en cuenta para la realizaci´on de esta pregunta. Para la cobertura ocupacional se utiliza entonces la siguiente f´ormula de c´ alculo: A = Cobertura P EAO
(2.2)
En la ecuaci´ on 2.2 estamos usando las siguientes definiciones: A es el n´ umero de aportantes, el cu´ al es un subconjunto de la P EAO, a la que definimos en este caso como la poblaci´on mayor de 20 a˜ nos, que contaba con un empleo (ocupada) en el momento de la realizaci´on de la Encuesta. Se excluye a la poblaci´ on econ´ omicamente activa desocupada. Hemos dicho que los resultados de la ecuaci´ on 2.1 y 2.2 son pr´ acticamente iguales —la diferencia es de un punto porcentual— para el caso del Paraguay ya que la pregunta de si aporta o no a alguna Caja se realiza s´ olo a la poblaci´on ocupada.
2.3.
Cobertura legal
Puede ocurrir que un individuo de la muestra se encuentre trabajando pero que no reciba ninguna remuneraci´on salarial debido a que ´el es un empleador o un trabajador independiente. Definiremos a la Cobertura Legal como el ratio entre el n´ umero de contribuyentes y los ganadores de salarios, esto es, aquellos cuyos ingresos laborales sean superiores a cero y que sean efectivamente asalariados p´ ublicos o privados, o empleados dom´esticos. En concreto, el grado de Cobertura Legal estar´ a medido por el n´ umero de aportantes dividido el total de asalariados. Distinguiremos tambi´en el grado de cobertura de aquellos que son empleadores o trabajadores independientes o por cuenta propia. Utilizaremos entonces la siguiente f´ormula para medir la cobertura legal: A = Cobertura Asalariados
(2.3)
En la ecuaci´ on 2.3 usamos las siguientes definiciones: A es el n´ umero de aportantes, el cu´ al en este caso es un sub-conjunto del total de asalariados de la poblaci´ on econ´ omicamente activa, a los que definimos como aquellos que son empleados p´ ublicos o privados y tambi´en a aquellos que son empleados dom´esticos.
La protecci´ on de la poblaci´ on paraguaya por los sistemas jubilatorios
16
Calcularemos tambi´en la cobertura de los trabajadores independientes y empleadores con la expresi´ on 2.4: A = Cobertura ET I
(2.4)
En la ecuaci´ on 2.4 utilizamos las siguientes definiciones: A es el n´ umero de aportantes dentro del conjunto de aquellos que en la poblaci´on econ´omicamente activa son empleadores o trabajadores independientes (ET I).
2.4.
Cobertura en la tercera edad
En el estrato de la tercera edad, la raz´on que se utilizar´a es el n´ umero de recipientes de jubilaciones con respecto a los individuos que tienen una edad mayor o igual a 65 a˜ nos. Mediremos tambi´en el grado de cobertura de la pensi´ on no contributiva del adulto mayor en este estrato de edad. En la Encuesta de Hogares se pregunta al individuo el monto de los ingresos obtenido por jubilaci´ on. Por lo tanto, los beneficiarios o recipientes de jubilaciones son definidos como aquellos que obtienen un ingreso jubilatorio mayor que cero. Este tipo de pregunta puede sub-estimar la cobertura ya que hay encuestados que no podr´ıan no querer revelar el monto de sus ingresos jubilatorios, Rofman, R. y Oliveri, M. L. (2008). Usaremos la siguiente f´ormula de c´omputo: B = Cobertura TE
(2.5)
En la ecuaci´ on 2.5 B mide el n´ umero de adultos mayores a 65 a˜ nos de edad que reciben un ingreso jubilatorio superior a cero y T E es el total de la poblaci´ on con edad mayor o igual a 65 a˜ nos. Mediremos tambi´en la cobertura de los beneficiarios de la ley que establece el derecho a la pensi´ on alimentaria para las personas adultas en situaci´on de pobreza, una pensi´ on no contributiva recientemente establecida en el Paraguay, con la ecuaci´ on 2.6: BAM = Cobertura T EB
(2.6)
En la ecuaci´ on 2.6 BAM mide el n´ umero de beneficiarios de la ley que establece el derecho a la pensi´ on alimentaria para las personas adultas en situaci´on
La protecci´ on de la poblaci´ on paraguaya por los sistemas jubilatorios
17
de pobreza, esto es, el n´ umero de individuos que declaran estar recibiendo ingresos en este concepto, dentro del grupo de la tercera edad beneficiaria de la ley del adulto mayor (T EB).
2.5.
La poblaci´ on dependiente y la dependencia del sistema
Calcularemos tambi´en estos dos indicadores utilizados para medir la cobertura de los sistemas jubilatorios (Packard, T. y otros; 2001). El ratio de la poblaci´ on dependiente se calcula dividiendo la poblaci´on mayor a 65 a˜ nos por el total de la poblaci´ on en la edad de trabajar, para nuestro caso, de 20 a menos de 65 a˜ nos. La dependencia del sistema se mide como el ratio entre jubilados y contribuyentes. En un pa´ıs donde el sistema de seguridad social cubre a todos los potenciales contribuyentes y beneficiarios, los dos ratios tender´an a ser muy similares. Esto ocurre en los pa´ıses europeos, donde las capacidades administrativas y de controlar el cumplimiento de las normas es alta lo que asegura una tambi´en elevada participaci´ on en el sistema nacional de seguro social. En Am´erica Latina, los sistemas m´ as maduros de los pa´ıses como Uruguay, Argentina y Brasil son relativamente efectivos en cubrir al anciano pero reciben contribuciones de menos que la mitad de la poblaci´on. En pa´ıses como Colombia, El Salvador, Jamaica, Venezuela y Honduras, la mayor´ıa de la poblaci´on no recibe beneficios jubilatorios (Packard, T. y otros; 2001).
2.6.
La cobertura indirecta en la edad mayor
Calculamos tambi´en en este estudio, el ratio de cobertura indirecta en la edad mayor. A tal efecto, definimos al individuo cubierto indirecto como el c´ onyuge no-jubilado de un individuo mayor de 65 a˜ nos de edad, el que s´ı recibe alg´ un ingreso jubilatorio. En este caso, s´olo uno de los c´onyuges recibe el ingreso jubilatorio y el otro se beneficia indirectamente de la jubilaci´on del primero.
Cap´ıtulo 3
La cobertura en la Encuesta de Hogares de 2011 “En los trescientos a˜ nos que pasaron desde la publicaci´ on del libro Principia de Newton, la probabilidad matem´ atica y la estad´ıstica han encontrado aplicaciones en todas las ciencias —sociales, f´ısicas, biol´ ogicas. En cada a ´rea donde estas ideas han sido introducidas, ha habido resistencia... Esta tensi´ on, entre aquellos que aprecian y quieren extender el an´ alisis cuantitativo y aquellos que argumentan que s´ olo la descripci´ on cualitativa puede tratar con la esencia de todas las cosas que afectan nuestras vidas persiste hasta hoy”. —Stephen M. Stigler, 1999
3.1.
Cobertura de la Fuerza de Trabajo 2011
Aplicamos la ecuaci´ on 2.1 a los datos de la Encuesta de Hogares del 2011. Obtenemos as´ı el Cuadro 3.1 que se incluye a continuaci´on. Con esta Tabla podemos computar la ecuaci´ on 2.1 la que nos proporciona una Cobertura de la Fuerza de Trabajo de 19,7 % para el 2011. Esta tasa de cobertura hab´ıa sido calculada para el 2009 en 16,9 % por Rofman, R. y Oliveri, M. L. (2008), por lo que podemos concluir que ha habido un avance marginal en el ratio de cobertura de la fuerza de trabajo durante estos a˜ nos. Puede tambi´en observarse en este Cuadro 3.1 c´ omo la cobertura cambia en los diferentes grupos de edad. En general, para los estratos de menores edades, la cobertura es mayor que en los estratos de edad m´ as avanzada. La m´axima tasa de cobertura se registra para el grupo de edad de 31–40 a˜ nos con 25,6 %. A efectos de computar la Cobertura de la Fuerza de Trabajo se seleccionan los datos de la Encuesta de Hogares con edades iguales o mayores a 20 a˜ nos. Se establece la condici´ on adicional de que los datos deben pertener a individuos con empleo o que est´ an buscando activamente empleo en los u ´ltimos 7 d´ıas previos a la realizaci´ on de la Encuesta. En el sub-conjunto as´ı obtenido se diferencia
18
La protecci´ on de la poblaci´ on paraguaya por los sistemas jubilatorios
19
Cuadro 3.1: Cobertura de jubilaciones en la fuerza de trabajo 2011: ecuaci´on 2.1 Aporta a una caja de jubilaci´ on S´ı No No responde Total 20–30 a˜ nos 193.612 631.054 2.358 909.440 31–40 a˜ nos 162.110 453.052 1.480 634.394 41–50 a˜ nos 119.830 439.194 0 572.843 Grupos de edad 51–60 a˜ nos 64.804 359.163 0 435.229 61–70 a˜ nos 10.112 165.330 0 179.278 71–80 a˜ nos 1.208 54.129 0 56.518 81–m´ as a˜ nos 0 7.678 0 7.678 Total 551.676 2.109.600 3.838 2.795.380 Fuente: Elaboraci´ on propia con datos de la Encuesta de Hogares de la DGEEyC. aquellos que est´ an aportando actualmente a una caja de jubilaciones. Nos interesa exponer en detalle el algoritmo utilizado para la medici´on. La variable que mide la edad de los individuos encuestados en la base de datos de la Encuesta de Hogares del 2011 es p02. El primer paso del algoritmo fue seleccionar los datos de manera tal que p02 ≥ 20. Una vez obtenido el conjunto de los individuos en edad activa para el trabajo, seleccionamos dentro de este conjunto a aquellos individuos que formaban parte de la poblaci´on econ´omicamente activa, esto es, aquellos individuos que se encontraban en el rango de edad citado que estaban ocupados en un empleo o se encontraban desocupados pero buscando activamente un empleo. Para seleccionar estos casos, empleamos la variable P EAA, actividad econ´omica agrupada, con la codificaci´on 1 para ocupados y 2 para desocupados. Por consiguiente, el subconjunto de los datos originales utilizado para realizar la medici´on fue el que reun´ıa las siguientes condiciones: p02 ≥ 20 y (P EAA = 1 ´o P EAA = 2). En este sub-conjunto de datos, se utiliz´ o como ponderador al inverso de la probabilidad de cada dato de formar parte de la muestra, variable f ex, como ponderador. Se convirti´o luego a p02 en una variable categ´ orica para definir los diferentes grupos de edad. La tabla de contingencia fue posteriormente elaborada entre la variable p02 categ´orica y la variable b10 que codifica las respuestas a la pregunta de si el individuo aporta a alguna Caja por la ocupaci´on principal. Un punto importante, es que la pregunta de si aporta o no a alguna Caja se realiza s´olo a los individuos que se encuentran con un empleo actualmente. Con este algoritmo obtenemos el Cuadro 3.1. Hay un peque˜ no n´ umero de casos en la muestra, en los que el aporte no se da por la ocupaci´ on principal sino en la ocupaci´on secundaria. Los Cuadros A.1 y A.2 del Ap´endice compilan los casos de aportes por ocupaci´on principal, variable b10, y por ocupaci´ on secundaria, variable c07. Dado que el impacto sobre la cuantificaci´ on es marginal se conserva la importancia de la variable b10
Cobertura 21,3 % 25,6 % 20,9 % 14,9 % 5,6 % 2,1 % 0,0 % 19,7 %
La protecci´ on de la poblaci´ on paraguaya por los sistemas jubilatorios
20
para medir la cobertura. La cobertura derivada de las ocupaciones secundarias es de 0,3 puntos porcentuales por lo que los ratios de coberturas calculados con la ecuaci´ on 2.1 y con la ecuaci´on 2.2 suben en una cantidad muy peque˜ na como para ser relevante. Los Cuadros A.3 y A.4 del Ap´endice desagregan estas cuantificaciones para las categor´ıas de residencia urbana y residencia rural. Encontramos as´ı que la raz´ on de cobertura jubilatoria en el ´area rural es s´olo de 7,3 % mientras que la cobertura en el ´ area urbana crece a 27,3 %. A la luz de estos datos, puede observarse la cr´ıtica ausencia de protecci´on social en el ´area rural del pa´ıs, sobre todo en las edades m´ as avanzadas. A efectos de esta tabulaci´on se utiliz´o la variable AREA, que es codificada para indicar el ´area de residencia del individuo encuestado. Al interior de esta categor´ıa de residencia, se verifica el mismo patr´ on por grupo de edad: tienden a estar m´as cubiertos los grupos menores en edad. Las Tablas de contingencias A.5 y A.6 distinguen la cobertura por sexo. Pr´ acticamente la cobertura es la misma en ambos sexos. La variable p06 es la que se utiliza para distinguir a los datos muestrales por el sexo del individuo. Las Tablas A.7 y A.8 de contingencias de la cobertura por grado de educaci´ on nos indica que a mayor grado de educaci´on tiende a ser mayor el patr´on de cobertura. El indicador de cobertura var´ıa desde 0 % para aquellos que no cuentan con educaci´ on escolar b´asica hasta el 43 % para los que han obtenido una educaci´ on universitaria. Hay segmentos educacionales (maestros y formaci´ on militar) en los que la cobertura es pr´acticamente total. La variable usada para la educaci´ on fue ed05, nivel aprobado.
3.2.
Estimaci´ on de los aportantes a trav´ es de la Encuesta y comparaci´ on con los registros administrativos
Las dos Cajas principales son el Instituto de Previsi´on Social (IPS) y la Caja Fiscal. Las respuestas a la pregunta b11 ¿A cu´al Caja aporta? permite estimar que hay 551.676 aportantes a los sistemas jubilatorios del pa´ıs. A partir de los datos de la muestra, la poblaci´on que aporta al IPS se estima en 309.125 individuos, de los cu´ ales el 89 % corresponde al ´area urbana. Los contribuyentes de la Caja Fiscal se estiman en 213.718 individuos, el 83 % del ´area urbana. El Cuadro 3.2 resume la informaci´on de los aportantes a diferentes Cajas. Los cotizantes al IPS y a la Caja Fiscal totalizan el 94,8 % del total de cotizantes del pa´ıs. Los registros administrativos de aportantes de las diferentes Cajas tanto del sistema p´ ublico de jubilaciones como del sistema privado indican la existencia
La protecci´ on de la poblaci´ on paraguaya por los sistemas jubilatorios
21
Cuadro 3.2: Aportes a las Cajas por ´area de residencia 2011 ´ Area de residencia Total Urbana Rural IPS 275.379 33.746 309.125 Caja Fiscal 176.996 36.772 213.718 Caja Bancaria 5.955 0 5.955 ¿A cu´ al Caja aporta? Caja Municipal 7.102 1.461 8.563 Caja Privada 9.859 3.800 13.659 Otra 0 656 656 Total 475.291 76.385 551.676 Fuente: Elaboraci´ on propia con datos de la Encuesta de Hogares de la DGEEyC. Cuadro 3.3: Aportes a las Cajas: registros administrativos IPS (octubre 2012) 370.000 Caja Fiscal(octubre 2012) 172.856 Caja Bancaria (agosto 2011) 9.870 Caja Ande (octubre 2012) 5.200 Sistema p´ ublico Caja Municipal (2004) 6.750 Caja Parlamentaria (2004) 125 Caja Ferroviaria (2004) 6 Caja de Itaip´ u (2011) 1.896 Total 559.607 Caja Mutual de Cooperativistas (2011) 24.465 Sistema privado Caja M´edica (2011) 2.847 Caja de Profesores de la UCA (2011) 1.000 Total 27.312 Total general 586.919 Fuente: Cajas jubilatorias y Ministerio de Hacienda. Las Cajas de la ANDE, Itaip´u y la de Profesores de la Universidad Cat´ olica no se agregan ya que sus afiliados aportan al r´egimen general del IPS.
de 586.919 contribuyentes. Al comparar este n´ umero con los correspondientes a la estimaci´ on poblacional a partir de los datos muestrales, se cuantifica un error muestral del orden de 6 puntos porcentuales. El Cuadro 3.3. contiene la informaci´ on de los registros administrativos de los aportantes a las diferentes Cajas de jubilaciones. El Cuadro 3.4 muestra que a una gran parte de la poblaci´on econ´omicamente activa ocupada que actualmente no aporta le gustar´ıa aportar al IPS (pr´oximo al 58 %) mientras que a un 34,3 % no le interesa aportar a ninguna Caja. Esto es, a alrededor de 1.200.000 personas de la poblaci´on econ´omicamente activa ocupada le gustar´ıa aportar al IPS y a alrededor de 140.000 personas (alrededor del 7 %) les gustar´ıa aportar a un sistema de jubilaci´on privada. 720.000 personas no est´ an interesadas en aportar a ninguna Caja. Estos datos fueron
La protecci´ on de la poblaci´ on paraguaya por los sistemas jubilatorios
22
Cuadro 3.4: Preferencias por aportar a las Cajas por ´area de residencia 2011 ´ Area de residencia Total Urbana Rural S´ı, al IPS 679.799 535.638 1.215.437 S´ı, a la Caja Fiscal 18.090 4.252 22.342 S´ı, a Jub. Privada 87.688 50.096 137.784 ¿Le gustar´ıa aportar a una Caja? S´ı, otro 463 0 463 No le interesa 372.746 348.212 720.958 No responde 2.947 1.544 4.491 Total 984.251 766.361 2.101.475 Fuente: Elaboraci´ on propia con datos de la Encuesta de Hogares de la DGEEyC. Cuadro 3.5: Raz´ on por la que no aporta a las Cajas por ´area de residencia 2011 ´ Area de residencia Urbana Rural No est´a interesado 177.482 173.381 La empresa no aporta 495.464 224.760 Cuenta propista o patr´on 412.465 405.925 ¿Le gustar´ıa aportar a una Caja? Es jubilado 10.033 615 Otra raz´on 71.710 135.676 No responde 4.612 0 Total 1.171.766 940.357 Fuente: Elaboraci´ on propia con datos de la Encuesta de Hogares de la DGEEyC. obtenidos hecha con la variable b13 que codifica las respuestas a la pregunta: ¿Le gustar´ıa poder aportar a una Caja de Jubilaci´on?. El Cuadro 3.5 es importante para indagar las razones por las que no se aporta a una Caja Jubilatoria. Sobresalen el hecho de que se es cuenta-propista o patr´ on y tambi´en la raz´ on de que es la empresa en la que trabaja la que no aporta a ning´ un r´egimen. En total, estas dos razones alcanzan el 72,9 % de la poblaci´ on econ´ omicamente activa ocupada que declara no aportar a alguna Caja. Alrededor de 720.000 personas (el 34,1 % de la poblaci´on econ´omicamente activa ocupada que no aporta) declar´an en la Encuesta que no aportan a una Caja porqu´e la empresa en la que trabajan no aporta y 820.000 personas (el 38,8 % de la poblaci´ on econ´ omicamente activa ocupada) declaran que no aportan porqu´e es cuenta propista o patr´on. El 16,6 % de la poblaci´on econ´omicamente activa ocupada que no aporta, un total de cerca de 350.000 personas, indica que no est´ a interesado en aportar. Aqu´ı teorizamos, sobre la base de estas mediciones, que son dos las razones principales de la ausencia de aportes: (i) el hecho de ser un trabajador por cuenta propia, lo que puede estar correlacionado con la sub-ocupaci´on y la au-
Total 350.863 720.224 818.390 10.648 207.386 4.612 2.112.123
La protecci´ on de la poblaci´ on paraguaya por los sistemas jubilatorios
23
Cuadro 3.6: Cobertura ocupacional 2011: ecuaci´on 2.2 Aporta a una caja de jubilaci´ on S´ı No No responde Total 20–30 a˜ nos 193.612 631.054 2.358 827.024 31–40 a˜ nos 162.110 453.052 1.480 616.642 41–50 a˜ nos 119.830 439.194 0 559.024 Grupos de edad 51–60 a˜ nos 64.804 359.163 0 423.967 61–70 a˜ nos 10.112 165.330 0 175.442 71–80 a˜ nos 1.208 54.129 0 55.337 81–m´ as a˜ nos 0 7.678 0 7.678 Total 551.676 2.109.600 3.838 2.665.114 Fuente: Elaboraci´ on propia con datos de la Encuesta de Hogares de la DGEEyC. sencia de empleos de calidad; (ii) la raz´on derivada de que la empresa en la que se trabaja es informal y no aporta ella misma al seguro jubilatorio, a pesar de estar legalmente obligada a hacerlo. Estas dos causas est´an asociadas a la informalidad en el empleo, que elude de esta forma a las leyes laborales y de jubilaci´ on, y a la sub-ocupaci´on. La Tabla A.9 de la cobertura clasificada por tipo de ocupaci´on principal fue obtenida con la variable RB01. En el Ap´endice A se incorporan diversas Tablas de contingencia que resultan de cruzar la variable categ´orica de edad (p02), por un lado, y, por otro, las ramas de actividad en la ocupaci´on principal (RB02), la categor´ıa en la ocupaci´ on principal (b14), ¿usted forma parte de alg´ un sindicato o asociaci´ on de empleados? (b17), tipo de contrato en ocupaci´on principal (b28), ¿el establecimiento donde trabaja emite factura legal? (b32), condici´on jur´ıdica del establecimiento (b31), el tama˜ no del establecimiento en donde trabaja (T AM A), y los quintiles del ingreso laboral (quintili).
3.3.
Cobertura ocupacional
Se ha explicado con anterioridad que los ratios de cobertura calculados en la secci´ on anterior son pr´ acticamente los mismos que los ratios de la cobertura ocupacional debido a que la pregunta de si se aporta o no a alguna Caja Jubilatoria se hace en la Encuesta de Hogares s´olo a aquellas personas que declaran tener corrientemente un empleo, de forma tal que no distinguiremos realmente entre la cobertura de la fuerza de trabajo y la cobertura ocupacional. En concreto, los resultados obtenidos con la ecuaci´on 2.1 y 2.2 son muy similares; la diferencia entre ambos indicadores es del orden de 1 punto porcentual.
Cobertura 23,4 % 26,3 % 21,4 % 15,3 % 5,8 % 2,2 % 0,0 % 20,7 %
La protecci´ on de la poblaci´ on paraguaya por los sistemas jubilatorios
24
Cuadro 3.7: Cobertura legal 2011: asalariados, ecuaci´on 2.3 Aporta a una caja de jubilaci´ on S´ı No Total 20–30 a˜ nos 192.489 398.691 591.189 31–40 a˜ nos 160.834 197.316 358.150 41–50 a˜ nos 116.417 144.275 260.692 Grupos de edad 51–60 a˜ nos 62.219 89.993 152.212 61–70 a˜ nos 10.112 28.630 38.742 71–80 a˜ nos 552 6.781 7.333 81–m´ as a˜ nos 0 0 0 Total 542.623 865.686 1.408.309 Fuente: Elaboraci´ on propia con datos de la Encuesta de Hogares de la DGEEyC.
3.4.
Cobertura legal en la Encuesta de Hogares del 2011
Seguidamente, utilizaremos la ecuaci´on 2.3 a los efectos de calcular la cobertura jubilatoria de aquellos que reciben salarios. Empleamos el algoritmo de definir asalariados como aquellos que tienen una variable b14 = 1 ´o b14 = 2´ o b14 = 6, esto es, el individuo es un empleado u obrero p´ ublico, privado o un empleado dom´estico asalariado. Se excluyen de este concepto de asalariado al empleador y al trabajador independiente o por cuenta propia. Calculamos la cobertura legal del 2011 en 38,5 %, lo que permite deducir que la evasi´on de la ley del IPS es a´ un significativa y se sit´ ua cerca del 62 %. De acuerdo, con esta ley, todos los asalariados del pa´ıs deben estar cubiertos por el seguro jubilatorio y deben aportar tanto las empresas contratantes como los propios asalariados. El Cuadro 3.7 cuantifica la cobertura legal de conformidad con la ecuaci´on 2.3. En esta categor´ıa de asalariados la principal raz´on por la que no se aporta a alguna Caja es que la empresa en la que se trabaja no lo hace. El 16 % de los asalariados no se encuentra interesado realmente en aportar pero cerca del 77 % responde que no lo hace porque la empresa no aporta al seguro jubilatorio. Este resultado emp´ırico da fuerza a la hip´otesis explicativa de Iglesias, A. y Valdez, S. (1995): “Como la mayor´ıa de los sistemas jubilaciones y pensiones se han limitado a utilizar la herramienta del ahorro obligatorio y, a su vez, la mayor´ıa de los estados son incapaces de obligar a los individuos a cotizar, el sistema de jubilaciones y pensiones debe contentarse con obligar a los patrones del sector formal a cotizar por sus empleados, o a nombre de sus empleados”. “Si el mercado laboral est´a dominado por trabajadores independientes, por la emigraci´ on y por poblaci´on inactiva que f´acilmente rota
Cobertura 32,6 % 44,9 % 44,7 % 40,9 % 26,1 % 7,5 % 0% 38,5 %
La protecci´ on de la poblaci´ on paraguaya por los sistemas jubilatorios
25
hacia y desde la fuerza de trabajo, las imposiciones sobre los patrones del sector formal act´ uan como un impuesto al empleo formal. Su efecto directo es reducir la cobertura, provocar evasi´on por parte de los patrones del sector formal y reducir el financiamiento del sistema”. ...“La conclusi´ on es que el sistema paraguayo de jubilaciones y pensiones debe dise˜ narse tomando en cuenta la estructura laboral del pa´ıs. Ello significa que, a´ un despu´es de implementar reformas que reduzcan la tasa de cotizaci´on y aumenten la valoraci´on de la cotizaci´ on restante, la mayor´ıa de los trabajadores terminar´a su vida laboral con menos de 15 a˜ nos de cotizaciones y, por ende, con fondos insuficientes para financiar un beneficio razonable (por otra parte, los gastos administrativos por unidad de beneficio pagado ser´an altos en cualquier sistema que lleve registros individuales de los cotizantes).”
3.5.
La cobertura en las categor´ıas de empleador o patr´ on, trabajador por cuenta propia y trabajador familiar no remunerado
A continuaci´ on, usamos la ecuaci´on 2.4 para calcular la cobertura en la categor´ıa de empleador, trabajador por cuenta propia y trabajador familiar no remunerado. En estas categor´ıas la cobertura es muy peque˜ na e influye substantivamente al promedio general, por la importante cantidad relativa de individuos que se encuentran en esta categor´ıa. El n´ umero total de aportantes en estas categor´ıas es de 9.597 y el total de personas incluidas en ellas es de 1.253.618. Consecuentemente, el cuociente es de 0,8 %.
3.6.
Conclusiones extra´ıdas a partir de estas tablas
En esta parte, pretendemos hacer una evaluaci´on de lo que hemos encontrado como conclusiones con estas tablas de contingencia. 1. En general, la cobertura es mayor para los grupos de edad relativamente m´ as j´ ovenes. 2. La cobertura es mayor para los que tienen m´as educaci´on. 3. La falta de cobertura est´a asociada en lo sustantivo al trabajo por cuenta propia, al trabajo familiar no remunerado y al trabajo en peque˜ nas empresas informales. S´ olo el 0,8 % de los trabajadores independientes, trabajadores familiares no remunerados y empleadores aportan a alguna Caja.
La protecci´ on de la poblaci´ on paraguaya por los sistemas jubilatorios
26
4. En el ´ area rural, la cobertura es sustancialmente menor. 5. Un perfil del descubierto puede ser descripto de la siguiente manera: (i) vive en el sector rural o en el sector urbano donde trabaja por su cuenta o en el hogar sin recibir remuneraci´on formal; (ii) su educaci´on es muy elemental; (iii) no est´ a sindicalizado; (iv) si no trabaja por su cuenta, trabaja en un establecimiento peque˜ no, donde no se emite factura legal; (v) pertenece a los quintiles m´as bajos de ingreso laboral; (vi) da lo mismo para el indicador de cobertura que sea hombre o mujer. Este perfil del descubierto nos permite llegar a la conclusi´on que la falta de cobertura est´ a asociado al trabajo m´as precario y a los sectores sociales donde est´ a concentrada la mayor necesidad relativa.
3.7.
Cobertura en la tercera edad
El objetivo de esta secci´on es el de aplicar la ecuaci´on 2.5 a los efectos de medir el ratio de jubilados en el estrato poblacional de mayores de 65 a˜ nos. Espec´ıficamente, la variable e01gde mide el monto del ingreso jubilatorio que declara tener el individuo en el momento de la Encuesta. El Cuadro 3.8 mide la poblaci´ on mayor que recibe alg´ un ingreso jubilatorio, el cu´al es de 12,3 % para el a˜ no 2011. Se estim´ o que el total de poblaci´on con edad igual o mayor a 65 a˜ nos es de 441.202, de los cu´ ales reciben alg´ un ingreso jubilatorio 54.237, el 12,9 %. El n´ umero de beneficiarios de la ley que establece el derecho a la pensi´on alimentaria para las personas adultas en situaci´on de pobreza fue estimado en 11.067 individuos y el n´ umero de personas en la tercera edad que viven con c´onyuges jubilados pero que personalmente no reciben jubilaciones en 7.375 personas. De conformidad con los registros administrativos tanto del sistema jubilatorio p´ ublico como privado, se cuenta con un total de 91.983 jubilados y pensionados, por lo que la cobertura en la tercera edad podra subir desde el 12,3 % estimado por la Encuesta hasta el 20,8 % que resulta de computar el n´ umero de jubilados registrados dividido el n´ umero total de personas en la edad mayor. El Cuadro 3.9 calcula el porcentaje de la poblaci´on cuya edad es igual o mayor a 65 a˜ nos y que recibi´ o en el 2011 una transferencia desde el Estado como consecuencia de lo establecido en la ley del adulto mayor, el cu´al es una pensi´on por edad no-contributiva. La variable e01kde es la que cuantifica el monto de estas transferencias por cada individuo encuestado. La cobertura en este concepto es del 2,5 % para el 2011.
La protecci´ on de la poblaci´ on paraguaya por los sistemas jubilatorios
27
Cuadro 3.8: Cobertura en la edad mayor: reciben jubilaciones, ecuaci´on 2.5 Recibe una jubilaci´ on mayor a cero No S´ı Total 65–70 a˜ nos 152.334 21.493 173.827 71–75 a˜ nos 99.260 13.649 112.909 76–80 a˜ nos 61.282 8.963 70.245 Grupos de edad 81–85 a˜ nos 38.475 6.663 45.138 86–90 a˜ nos 24.470 1.514 25.984 91–95 a˜ nos 9.584 1.320 10.904 96–m´ as a˜ nos 1.560 635 2.195 Total 386.965 54.237 441.202 Fuente: Elaboraci´ on propia con datos de la Encuesta de Hogares de la DGEEyC.
Cobertura
Cuadro 3.9: Cobertura en la edad mayor: reciben subsidios por la ley del adulto mayor, ecuaci´ on 2.6 Recibe una transferencia mayor a cero No S´ı Total 65–70 a˜ nos 171.312 2.515 173.827 71–75 a˜ nos 110.102 2.807 112.909 76–80 a˜ nos 68.813 1.432 70.245 Grupos de edad 81–85 a˜ nos 44.463 675 45.138 86–90 a˜ nos 23.832 2.152 25.984 91–95 a˜ nos 9.418 1.486 10.904 96–m´ as a˜ nos 2.195 0 2.195 Total 430.135 11.067 441.202 Fuente: Elaboraci´ on propia con datos de la Encuesta de Hogares de la DGEEyC.
3.8.
Evoluci´ on de los indicadores de cobertura durante la d´ ecada de los 2000
El Cuadro 3.10 contiene la evoluci´on de los indicadores de cobertura durante la d´ecada de los 2000. Los datos hasta 2009 est´an tomados de Rofman, R. y Oliveri, M. L. (2012). Podemos observar que el indicador de cobertura de la fuerza laboral comienza en la serie hist´orica en el a˜ no 1995 en alrededor del 20 % para descender durante la d´ecada hacia un piso del orden del 13 %, a mediados de los 2000, y luego repuntar en la segunda mitad de esta d´ecada para recuperar los niveles de cobertura observados hacia el a˜ no 1995. Esta variabilidad de corto plazo del indicador de cobertura puede estar indic´andonos que el mismo es tambi´en afectado por fen´ onemos de este horizonte temporal, probablemente factores relacionados con el crecimiento econ´omico y la variaci´on de los empleos m´ as formales en los mercados de trabajo. Esta forma de U en el comportamiento del indicador de cobertura durante la d´ecada se corresponde con el patr´on observado en el comportamiento del crecimiento econ´omico durante este per´ıodo.
12,4 % 12,1 % 12,8 % 14,8 % 5,8 % 12,1 % 28,9 % 12,3 %
Cobertura 1,4 % 2,5 % 2,0 % 1,5 % 8,3 % 13,6 % 0,0 % 2,5 %
La protecci´ on de la poblaci´ on paraguaya por los sistemas jubilatorios
28
El Cuadro 3.11 compara los indicadores de cobertura a lo largo de los diferentes pa´ıses de la regi´ on. Paraguay se mantiene entre los pa´ıses menos cubiertos de la regi´ on al ocupar las u ´ltimas posiciones con pa´ıses como Honduras, Nicarag¨ ua, Per´ u y Bolivia, todos ellos con ratios de cobertura de la fuerza de trabajo inferiores al 20 %. En el otro extremo del espectro de cobertura se encuentran Chile, Uruguay, Costa Rica, Brasil, Panam´a, y Argentina, con ratios superiores al 50 %. El ranking es encabezado por Chile con una cobertura de la fuerza de trabajo de m´ as del 70 %.
Cuadro 3.10: Indicadores de cobertura Aportantes/PEA Aportantes/PEA ocupada Aportantes/asalariados Aportantes/ETI Beneficiarios/Poblaci´ on de 65+ (ecuaci´ on 2.1 en %) (ecuaci´on 2.2 en %) (ecuaci´on 2.3 en %) (ecuaci´ on 2.4 en %) (ecuaci´ on 2.5 en %) 1995 21,5 22,3 38,5 2,2 19,3 1997 17,9 19,1 33,2 1,2 18,4 1999 14,4 15,2 30,9 1,3 17,4 2000 13,9 14,8 32,5 0,0 19,6 2002 12,9 14,2 30,9 1,2 15,8 2003 13,0 13,9 29,5 1,3 16,6 2004 11,6 12,4 27,3 0,5 14,9 2005 15,0 15,8 32,8 0,4 18,2 2006 12,8 13,5 28,5 0,2 14,9 2007 16,2 17,0 33,7 0,5 n.d. 2008 16,9 17,7 34,5 0,3 12,9 2009 16,9 17,9 36,1 0,1 16,6 2010 17,8 18,6 35,8 n.d. 10,1 2011 19,7 20,7 38,5 0,7 12,3 Fuente: Elaboraci´ on propia con datos de la Encuesta de Hogares de la DGEEyC para el a˜ no 2011 y 2010. Hasta el 2009, los datos fueron tomados de Rofman, R. y Oliveri, M. L. (2012). n.d.: no disponible. A˜ no
29
30
Cuadro 3.11: Comparaci´on: indicadores de cobertura en pa´ıses de la regi´ on Pa´ıses Aportantes/PEA Aportantes/asalariados Beneficiarios/Poblaci´ on de 65+ Argentina (2010) 47,5 66,8 90,43 Bolivia (2007) 15,0 35,7 17,2 Brasil (2009) 52,0 74,0 86,3 Chile (2009) 73,1 89,8 57,2 Colombia (2009) 32,7 59,7 23,0 Costa Rica (2008-2009) 66,5 80,1 41,0 Ecuador (2009) 30,4 46,2 20,3 El Salvador (2009) 28,6 50,8 13,4 Guatemala (2006) 26,8 46,2 15,4 Honduras (2009) 19,1 42,0 5,1 M´exico (2010) 37,0 50,6 25,2 Nicarag¨ ua (2005) 18,5 37,5 18,7 Panam´ a (2009) 49,1 75,1 46,0 Paraguay (2011) 19,7 38,5 12,3 Per´ u (2010) 18,5 40,9 25,9 Rep. Dominic. (2009) 25,0 55,4 11,1 Uruguay (2010) 66,8 83,7 85,7 Venezuela (2006) 35,3 63,8 31,3 Fuente: Elaboraci´ on propia con datos de la Encuesta de Hogares de la DGEEyC para el a˜ no 2011 para Paraguay. Los dem´ as datos fueron tomados de Rofman, R. y Oliveri, M. L. (2012).
La protecci´ on de la poblaci´ on paraguaya por los sistemas jubilatorios
3.9.
31
La poblaci´ on dependiente y la dependencia del sistema
Calcularemos el ratio de la poblaci´on dependiente de la siguiente manera: P D = A/F T donde P D =ratio de la poblaci´on dependiente, A =poblaci´on con 65 a˜ nos y m´ as y F T =poblaci´ on con edad entre 20 a˜ nos y menos de 65 a˜ nos. La dependencia del sistema se calcula como: DS = J/C donde DS =dependencia del sistema, J =n´ umero de jubilados y C =n´ umero de contribuyentes. Al aplicar estas f´ ormulas a los datos anteriormente reportados podemos calcular que la poblaci´ on dependiente en el 2011 fue del 13 % mientras que la dependencia del sistema jubilatorio nacional fue de 9,8 %. La poblaci´on dependiente, con 65 a˜ nos y m´ as, es de 441.202 mientras que las personas en edad de trabajar, desde 20 a˜ nos hasta menos de 65 n ˜os, fue estimada en 3.394.597 personas. El cuociente entre dos valores arroja el resultado citado del 13 %. Si calculamos la poblaci´ on dependiente con respecto a la poblaci´on econ´omicamente activa este cuociente sube a 15,8 %. El n´ umero de jubilados con 65 a˜ nos y m´ as fue estimado a partir de datos muestrales en 54.237 personas y el n´ umero de aportantes a alg´ un sistema en 551.676 individuos. Paraguay se encuentra entonces entre los pa´ıses con menos maduraci´on de la regi´ on en materia de su sistema jubilatorio donde hay a´ un un d´eficit importante en la cobertura formal del adulto mayor (Packard, T. y otros; 2001).
Cap´ıtulo 4
Estudio de las causas posibles que pueden explicar la baja cobertura “La producci´ on agropecuaria, orientada hacia un reducido mercado interno, concentr´ o la poblaci´ on en las regiones rurales. Y este hecho geogr´ afico y econ´ omico tambi´en marca la manera de ver el mundo y de organizar la relaci´ on con los dem´ as, la cual suele exigir el agrupamiento en clanes, donde la familia nuclear se ampl´ıa con una serie de anillos conc´entricos de cu˜ nados, compadres y arrimados. As´ı se explica el fuerte gregarismo del paraguayo, que proyecta su influencia a todos los escenarios de la vida nacional. Por algo un antrop´ ologo ingl´es dec´ıa que en el Paraguay s´ olo funcionan tres instituciones: el parentesco, la amistad y el compadrazgo”. —Helio Vera, 2010
El objetivo de este cap´ıtulo es realizar una revisi´on de los marcos te´oricos propuestos para explicar los niveles de cobertura jubilatoria. Podemos decir, con una perspectiva general, que estos marcos te´oricos corresponden a dos grandes conjuntos. En el primero de ellos, se considera que la cobertura es una consecuencia del funcionamiento de los mercados de trabajo y de diversos factores estructurales de la econom´ıa. Este primer conjunto de la literatura considera que la baja cobertura proviene de un problema m´as grande de exclusi´on social, el que est´ a ligado a mercados de trabajo discriminatorios, al fracaso de los gobiernos para proveer una educaci´on mejor y a otros factores estructurales de la econom´ıa, como el grado de urbanizaci´on, por ejemplo. Podr´ıamos llamar a este conjunto, la explicaci´ on estructuralista. En un segundo conjunto, se encuentran los marcos te´ oricos que proponen que la baja cobertura puede ser el resultado de las decisiones de individuos y hogares que racionalmente, y con una perspectiva de decisi´ on de largo plazo, han elegido no contribuir a los sistemas formales de seguridad social. 32
La protecci´ on de la poblaci´ on paraguaya por los sistemas jubilatorios
33
La diferencia de enfoque te´orico no es de poca monta. En el primer marco te´ orico, el agente econ´ omico es visto, podr´ıa decirse, casi como un objeto que recibe las influencias abrumadoras de estructuras que est´an por fuera de ´el y que lo determinan substantivamente. En el segundo marco, el que define por completo la situaci´ on es el individuo y el hogar, los cu´ales recuperan su rol de verdaderos agentes, que con sus comportamientos y decisiones determinan las estructuras que lo rodean.
4.1.
Los factores estructurales de la baja cobertura
Jim´enez, L. F. y Cuadros, J. (2003) encuentran que la baja cobertura es explicada por una serie de factores estructurales. Entre ellos, el grado o nivel de desarrollo relativo est´ a asociado linealmente a la cobertura, de manera que a mayor desarrollo relativo corresponde una mayor cobertura. Obviamente, esta asociaci´ on no se deriva de una causalidad mec´anica sino m´as bien hay condiciones asociadas al mayor grado de desarrollo que dan como resultado una mayor cobertura. Jim´enez, L. F. y Cuadros, J. (2003) mencionan tres de estas condiciones. En primer lugar, se observa un cierto avance conjunto en los niveles de ingreso y en la transici´ on demogr´afica, con lo cual se expande la demanda de mecanismos de provisi´ on de ingresos para la vejez. En segundo lugar, un mayor desarrollo est´ a asociado a condiciones de oferta, especialmente la mayor cantidad de recursos p´ ublicos, que hacen m´as factible contar con una cobertura mayor. En tercer lugar, la urbanizaci´on aumenta con el grado de desarrollo y consecuentemente se generan condiciones m´as propicias para una cobertura mayor. Otra de las causas mencionadas por el enfoque estructuralista tiene que ver con la baja cobertura en el sector informal urbano y el de los trabajadores independientes y familiares no remunerados de la agricultura. Aqu´ı la idea es que en la medida que estos sectores tienen una mayor importancia relativa en el total de la econom´ıa, se reduce el porcentaje de contribuyentes a la seguridad social. En este conjunto de la literatura, se argumenta frecuentemente que los trabajadores acceden al seguro de protecci´on jubilatoria a trav´es de la sindicalizaci´on en un sector en particular. Muchos estudios han argumentado que con los cambios en la estructura ocupacional de Am´erica Latina de las dos u ´ltimas d´ecadas —con una participaci´ on creciente de la fuerza de trabajo en el trabajo por cuenta propia o en el trabajo en peque˜ nas empresas, (Organizaci´on Internacional del Trabajo, 1998)— un creciente n´ umero de estos trabajadores son exclu´ıdos de los programas de seguridad social, dado que la cobertura en estos sectores es muy inferior a lo que t´ıpicamente se encuentra en el sector p´ ublico y privado de mayor escala y en el servicio del funcionariado p´ ublico (Banco Interamericano
La protecci´ on de la poblaci´ on paraguaya por los sistemas jubilatorios
34
de Desarrollo, 2000). A este respecto, ver la cita en Packard, T. y otros (2001). Mesa-Lago, C. (1991) y Uthoff, A. (1997) proveyeron un perfil de aquellos que probablemente est´en cubiertos y de aquellos que probablemente no lo est´en en los pa´ıses de Am´erica Latina. El acceso a la seguridad social est´a determinada por la categor´ıa ocupacional del trabajador y por el taman˜ no de la firma en que se emplea. Los niveles de cobertura difieren de acuerdo con la cantidad de presi´ on pol´ıtica que ciertos grupos de trabajadores pueden generar para asegurarse de que sean incluidos en el sistema nacional (Mesa-Lago, C. 1991). Los pa´ıses con altas tasas de urbanizaci´on, industrializaci´on, sindicalizaci´on, y una mayor proporci´ on de empleo asalariado (en relaci´on al empleo por cuenta propia) tendr´ an tasas m´ as altas de cobertura. Los pa´ıses que todav´ıa sean predominantemente rurales, con econom´ıas agr´ıcolas donde el trabajo est´a menos sindicalizado y donde hay una porci´on m´as grande de empleados por cuenta propia en la fuerza de trabajo tendr´an bajos niveles de cobertura. Aquellos que est´ an sub-empleados en trabajos de tiempo parcial y aquellos que est´an temporariamente empleados sin un contrato tambi´en es probable que no est´en cubiertos.
4.2.
Las hip´ otesis explicativas de Iglesias, A. y Valdez, S. (1995)
Iglesias, A. y Valdez, S. (1995) identifican diversos problemas de dise˜ no estructural y espec´ıficos que hacen que las leyes actuales de jubilaciones y pensiones no produzcan resultados adecuados. Entre los problemas de dise˜ no estructural, Iglesias, A. y Valez, S. (1995) identifican a los siguientes: 1. El Paraguay ha sufrido el impacto de un defecto esencial del sistema de reparto, cual es su vulnerabilidad al grado de desarrollo del sistema pol´ıtico. Esta situaci´ on impide un funcionamiento eficiente en el largo plazo y hace que expandir el sistema de reparto sea extremadamente atractivo para las autoridades pol´ıticas en el corto plazo. 2. Dada la dualidad el mercado de trabajo, el que est´a dividido entre trabajadores formales e informales, y la importancia de los movimientos migratorios en el Paraguay, las contribuciones al sistema de jubilaciones y pensiones es considerado por los patrones del sector formal como un impuesto sobre el empleo formal. El efecto directo de este funcionamiento es reducir la cobertura, aumentar la evasi´on y reducir el financiamiento del sistema. 3. La baja cobertura del sistema jubilatorio, que es del orden del 20 % de la P EA, ocasiona que el n´ umero de a˜ nos de aporte en promedio sea s´olo de
La protecci´ on de la poblaci´ on paraguaya por los sistemas jubilatorios
35
8 a˜ nos por trabajador. Con este exig¨ uo n´ umero de a˜ nos de contribuciones, la jubilaci´ on a la que se puede acceder es tambi´en peque˜ na. 4. Las agencias estatales tienen tendencias hacia la burocracia y la ineficiencia. Por ello, las sociedades modernas est´an modificando el rol del Estado para retirarlo de las funciones de ejecuci´on y concentrarlo en las ´areas donde es insustituible, como lo son la producci´on de bienes p´ ublicos y la adaptaci´ on del marco legal. 5. El desarrollo adecuado del sistema de jubilaciones voluntarias requiere una supervisi´ on y regulaci´ on eficiente y un desarrollo paralelo en el mercado de capitales y en el de seguros de largo plazo. 6. El financiamiento sobre la marcha depende en alto grado de las cotizaciones de los trabajadores activos. En una econom´ıa abierta, donde la migraci´ on internacional es importante y la rotaci´on entre sectores cotizantes y no cotizantes es sustancial, esas cotizaciones son esencialmente inestables sobre per´ıodos de 5 o m´as a˜ nos. Si es que los contribuyentes tampoco est´ an dispuestos a absorber ese riesgo, el financiamiento sobre la marcha expone a los pasivos a fuertes fluctuaciones en sus beneficios. 7. El financiamiento sobre la marcha siempre reduce la tasa de ahorro durante las primeras d´ecadas de funcionamiento, porque transfiere recursos desde personas con tasas de ahorro positiva (los trabajadores) a agentes con tasa con tasa de ahorro negativa o muy baja (los ancianos y el Estado), lo que complica la productividad futura de la fuerza de trabajo, al reducir la dotaci´ on futura de capital por unidad de trabajador. Iglesias, A. y Valdez, S. (1995) proponen un ambicioso esquema de reformas orientado a financiar las jubilaciones y pensiones con reservas acumuladas en cuentas individuales gestionadas por el sector privado en sustituci´on parcial del r´egimen de reparto, el que se pondr´ıa en vigencia para las nuevas generaciones de trabajadores. Las reformas jubilatorias son pol´emicas. Otros autores (Barr, N., 2000, por ejemplo) desmitifican muchas de las ideas centrales que sostienen la base te´ orica de la propuesta de Iglesias, A. y Valdez, S. (1995), para proponer otro tipo de orientaci´ on a las reformas. M´as adelante estudiaremos en m´as detalle las ideas de Barr, N. (2000).
4.3.
El comportamiento de los agentes
Barrientos, A., (1998); James, E., (1999) y Holzmann, R. y otros (2000) proporcionan marcos te´ oricos que van m´as all´a del argumento de exclusi´on social y dan argumentaci´ on a razones por las que los individuos y hogares familiares, racionales y con perspectiva de decisi´on que incluyen a la edad mayor, pueden perfectamente decidir conscientemente no contribuir a los sistemas formales de
La protecci´ on de la poblaci´ on paraguaya por los sistemas jubilatorios
36
seguridad social (Packard, T. y otros, 2001). Cuando la seguridad en el sistema de pensiones est´a mezclada con regulaciones gubernamentales y programas laborales no relacionados, los costos de cumplimiento para el individuo (y las pequen˜as firmas) pueden ser prohibitamente altos (Packard, T. y otros 2001). La cobertura bajo el sistema de seguridad social est´ a a menudo incluida profundamente dentro de un esquema regulatorio y de tributaci´ on de la econom´ıa. Bajo este esquema regulatorio m´as amplio, los trabajadores pueden ser obligados a cumplir con regulaciones y est´andares laborales que no est´ an relacionados con la seguridad en la edad mayor, por lo que el trabajador percibe a las contribuciones m´as bien como un impuesto y regulaci´on adicional que como una contribuci´on para obtener un flujo de beneficios en la vejez. Los costos de contribuir a los sistemas formales de jubilaciones para muchos trabajadores, especialmente para los emprendedores m´as pobres, pueden evitar que ellos inviertan en insumos productivos y que sean h´abiles para suavizar su consumo. Para estos trabajadores por cuenta propia, evitar el sistema formal puede ser la decisi´ on ´ optima dadas sus restricciones de capital y de cr´edito para realizar inversiones productivas. Los costos de oportunidad para utilizar su escaso capital en un sistema de retiro, no importa cu´an bien financiado est´e, puede ser demasiado alto (Packard, T. y otros, 2001). En un argumento relacionado con el anterior, una tasa de contribuci´on fija y la imposibilidad de utilizar las contribuciones acumuladas para otros fines en tiempos de dificultad pueden imponer inaceptables restricciones financieras para los trabajadores —especialmente los emprendedores o trabajadores por cuenta propia— cuyos ingresos son variables y cuyas necesidades financieras son impredecibles. Esto es especialmente cierto para los agricultores y dem´as trabajadores rurales cuya riqueza es mantenida en forma il´ıquida y cuyo ingreso es estacional en lo fundamental (Packard, T. y otros 2001). Cuando el ingreso familiar alcanza s´olo para satisfacer las necesidades m´as inmediatas, las m´ as b´ asicas para sobrevivir, ahorrar para la edad mayor puede que no sea un comportamiento racional. Los hogares pobres pondr´an mucho mayor valor en su consumo inmediato que en su consumo en la vejez, que est´a a´ un muy lejos en el futuro. Si la tasa de preferencia intertemporal es mayor que la tasa de inter´es de mercado y el cr´edito es caro o est´a racionado, la tasa sombra de descuento es a´ un mayor. As´ı, para los hogares de ingresos bajos, las contribuciones obligatorias provenientes de un seguro jubilatorio pueden poner una restricci´ on intolerable sobre los esfuerzos de los hogares para suavizar su consumo, James, E., (1999) y Packard, T. y otros (2001). La seguridad del ingreso en la vejez puede que no sea el riesgo m´as importante que preocupe a los hogares pobres (Holzmann, R. y otros, 2000; Packard, T. y otros 2001). El conjunto de riesgos enfrentado por el pobre tiende a incluir
La protecci´ on de la poblaci´ on paraguaya por los sistemas jubilatorios
37
choques impredecibles tales como las enfermedades repentinas y las incapacidades laborales. La gente pobre podr´ıa preferir utilizar su ingreso hoy antes que ahorrar y consumir en el futuro cuando, debido a su relativamente alta probabilidad de muerte, ya no est´e vivo para disfrutar sus ahorros. Todos estos factores combinados refuerzan la idea de que las contribuciones obligatorias son un impuesto impl´ıcito para los hogares pobres, independientemente del tipo y de las caracter´ısticas del sistema jubilatorio al cual se destinen esas contribuciones. M´ as a´ un, para muchos de los hogares de los pa´ıses en desarrollo, los sistemas tradicionales y basados en la familia para la protecci´on de los ancianos pueden proveer la mejor cobertura contra el riesgo de la pobreza en la edad mayor. Las estructuras tradicionales en las que el adulto mayor vive con miembros m´as j´ovenes de su familia (Becker y Tomes, 1976; Appelbaum y Katz, 1991; y Hoddinott, 1992) son todav´ıa prevalecientes en Am´erica Latina (Banco Interamericano de Desarrollo, 2000; Packard, T. y otros, 2001) y pueden actuar como sustitutos para el sistema formal de seguridad social.
4.4.
La centralidad del producto interno bruto
Seguiremos a continuaci´ on a Barr, N. (2000) para estudiar c´omo es que la variable fundamental en el contexto del largo plazo es la din´amica del producto interno bruto. Suele considerarse que una de las razones para abandonar el sistema de reparto, es que ´este est´ a sustantivamente supeditado a las din´amicas demogr´aficas. Cuando la poblaci´ on es relativamente joven, el n´ umero de aportantes con respecto a jubilados es elevado y el sistema de reparto no tiene problemas para pagar las jubilaciones e incluso generar super´avits de caja. Con el tiempo, en la medida que la poblaci´ on envejece, el ratio aportantes sobre jubilados disminuye hasta generar significativos d´eficits de caja. El argumento que suele utilizarse para pasar a un r´egimen de capitalizaci´on individual es que ´este sistema permite superar los obst´ aculos provenientes desde la demograf´ıa. La afirmaci´ on anterior es verdadera en t´erminos nominales, pero no en t´erminos reales, ya que cuando la poblaci´on envejece, lo que en verdad ocurre es que disminuye la producci´ on real y, cualquiera sea el mecanismo de transmisi´on, la poblaci´ on de la tercera edad sufrir´a las consecuencias derivadas de la adversa demograf´ıa. Consideremos un esquema de reparto equilibrado donde: cSN = JR
(4.1)
En esta ecuaci´ on (4.1), las variables tienen los siguientes significados: (i)c =tasa de contribuci´ on al seguro social de reparto; (ii)S =el salario nominal promedio;
La protecci´ on de la poblaci´ on paraguaya por los sistemas jubilatorios
38
(iii) N =el n´ umero de los trabajadores en la econom´ıa; (iv)J =la jubilaci´on nominal promedio; y (v) R =el n´ umero de jubilados. En un esquema como ´este, las contribuciones actuales cubren exactamente los pagos corrientes de las jubilaciones. Para estudiar el efecto de una evoluci´on demogr´ afica adversa, supongamos que una generaci´on grande de trabajadores en el per´ıodo 1 es seguido por una generaci´on m´as peque˜ na en el per´ıodo 2. Como resultado, la generaci´ on m´as peque˜ na de la fuerza de trabajo en el per´ıodo 2 tendr´ a que soportar a la generaci´on retirada m´as grande de los trabajadores en el per´ıodo 1. Es u ´til considerar por separado el caso de una econom´ıa en que la producci´on es est´ atica y en el caso en el que la producci´on es din´amica.
4.4.1.
El caso de la producci´ on est´ atica
Supongamos que debido a la disminuci´on de la tasa de natalidad, N baja a la mitad. Si todas las dem´as cosas permanecen iguales, el sistema de reparto puede permanecer en equilibrio de varias formas. Una opci´on es bajar a la mitad la jubilaci´ on promedio J, imponiendo la totalidad del costo de ajuste a los jubilados. Esto es problem´ atico porque rompe la promesa hecha y puede tener efectos adversos sobre la equidad distributiva. Otra opci´on, es aumentar al doble las contribuciones, imponiendo todo el costo del ajuste a los trabajadores. Esto tambi´en es problem´ atico por los potenciales efectos adversos sobre la motivaci´on y el esfuerzo laboral. Puede tambi´en encontrarse una soluci´on mixta en la que el ajuste se reparte entre los trabajadores y los jubilados, corrigi´endose tanto las tasas de contribuciones como el monto promedio de las jubilaciones. En el fondo, el problema subyacente causado por un cambio demogr´afico es la ca´ıda del producto que impide hacer el ajuste si no es trav´es de las correcciones a c y/o J. Independientemente del tipo de sistema jubilatorio que se posea, sea ´este de reparto o de capitalizaci´ on, el problema que origina la ca´ıda de la producci´on terminar´ a afectando a los jubilados. Si el sistema es de reparto, la disminuci´on de la producci´ on real en la econom´ıa ocasionar´a una disminuci´on en SN , esto es, una disminuci´ on en los salarios totales. En el sistema de capitalizaci´on, el mecanismo de transmisi´on de la disminuci´ on de la producci´ on es m´ as sutil, pero igualmente inescapable. En este caso, podr´ıan darse dos mecanismos de transmisi´on alternativos: 1. Supongamos que los pensionados buscan poder sobre la producci´on futura acumulando dinero, por ejemplo, bonos del gobierno. En este caso, el nivel del consumo deseado del pensionado excede el ahorro deseado por los trabajadores activos, lo que genera un exceso de demanda por los bienes y servicios disponibles, y esta inflaci´on culmina reduciendo el poder de compra de las anualidades en poder de los jubilados.
La protecci´ on de la poblaci´ on paraguaya por los sistemas jubilatorios
39
2. Supongamos que los pensionados compran acciones para tener poder sobre la producci´ on futura, por la misma raz´on del ´ıtem anterior, se generar´a un exceso de oferta de las acciones con respecto a la demanda, produci´endose una disminuci´ on del precio de los activos, que termina tambi´en perjudicando la situaci´ on de los jubilados cuyo portafolio est´a compuesto de acciones.
4.4.2.
El caso de la producci´ on din´ amica
Volviendo a la ecuaci´ on (3.1), si el producto crece y consecuentemente los salarios reales y nominales suben, es posible acomodar un cambio demogr´afico adverso a trav´es del aumento en S sin tener que ajustar c ni J. Por lo tanto, en la presencia de problemas demogr´aficos, la variable clave pasa a ser la producci´ on real de la econom´ıa. Desde una perspectiva macroecon´omica, la elecci´ on entre un sistema de reparto y uno de capitalizaci´on es secundaria.
4.5.
Patrones recientes de especializaci´ on de Am´ erica Latina
Dado que el crecimiento es tan importante y la demograf´ıa cr´ıtica se presentar´ a para el Paraguay en el per´ıodo 2035-2040, interesa observar desde alguna perspectiva la magnitud del desaf´ıo de crecer. El crecer sostenida y equitativamente no es un desaf´ıo f´ acil para Am´erica Latina. La apertura al comercio internacional derivada de las reformas emprendidas en materia de reducciones arancelarias e integraci´ on y de las privatizaciones —las llamadas reformas estructurales—, en conjunto con las crecientes din´amicas de globalizaci´on de las dos u ´ltimas d´ecadas, han expuesto a la regi´on a una creciente competencia de empresas con altas capacidades relativas en materia cient´ıfica y tecnol´ogica. Esta exposici´ on a la competencia, ante tan formidables compa˜ n´ıas, ha producido un patr´ on m´ as acentuado de especializaci´on de las compa˜ n´ıas locales en base a las ventajas comparativas est´aticas de la regi´on. Esta especializaci´on reciente ha reforzado los patrones hist´oricos y se ha reconcentrado en sectores industriales de baja intensidad tecnol´ogica. En estos patrones de especializaci´on en sectores de baja intensidad en el uso de la ciencia y la tecnolog´ıa se observan dos grandes tendencias sub-regionales: los pa´ıses del Cono Sur, que se han especializado espec´ıficamente en sectores de producci´on de materias primas o de procesamiento industrial de sus recursos naturales, por un lado, y los pa´ıses de Am´erica Central y el Caribe, que se han especializado en actividades que son intensivas en trabajo, tipo maquila, por el otro (Cimoli, M.; Ferraz, J. y Primi, A.; 2005).
La protecci´ on de la poblaci´ on paraguaya por los sistemas jubilatorios
40
De esta manera, se fue configurando una estructura industrial en la regi´on que no es propicia para producir un aumento del empleo de calidad y una difusi´ on al resto de la econom´ıa de patrones productivos basados en una ciencia y tecnolog´ıa vigoroza. De acuerdo con Cimoli, M.; Ferraz, J. y Primi, A. (2005): “Estos cambios en los patrones de especializaci´on regional favorecieron la generaci´ on de una estructura industrial que, per se, limit´o las capacidades end´ ogenas y expresa una demanda deprimida por conocimiento, limitando as´ı el potencial est´ımulo productivo hacia la igualdad tecnol´ ogica con los pa´ıses m´as avanzados y hacia el incremento de la competencia. En contraste, los pa´ıses asi´aticos fueron exitosos en entrar y expandir industrias que son intensivas en tecnolog´ıa, combinando pol´ıticas de substituci´on de importaciones con estrategias orientadas a la exportaci´on agresivas pero graduales”. Como consecuencia de estos patrones recientes de especializaci´on de la regi´ on, no es de esperar que la econom´ıa pueda crecer en forma tal que genere empleos con alta productividad a lo largo de todo el sistema de producc´on y, como resultado, los indicadores de cobertura tender´an a estar estancados.
4.6.
Cadenas internacionales de producci´ on en la regi´ on, modernizaci´ on “truncada” y sistemas de investigaci´ on e innovaci´ on
En econom´ıas abiertas, las oportunidades y restricciones que enfrentan los agentes econ´ omicos no est´ an, obviamente, circunscritas a las fronteras nacionales. En las u ´ltimas d´ecadas se ha acentuado en Am´erica Latina la presencia de redes internacionales de producci´on. Las compa˜ n´ıas extranjeras, que ya ten´ıan una posici´ on importante en varios sectores de la econom´ıa, particularmente en bienes durables y bienes de capital, expandieron su presencia hacia otros sectores de la econom´ıa. Al t´ermino de la d´ecada de los noventa, alrededor del 40 % de las 500 corporaciones m´ as grandes de la regi´on eran propiedad extranjera, cifra que contrasta con el 30 % de comienzos de la d´ecada de los noventa, (Cimoli, M.; Ferraz, J. y Primi, A.; 2005). Las compa˜ n´ıas grandes de la regi´on, ante la competencia de las firmas extranjeras y las debilidades propias de las econom´ıas locales, enfrentaron la alternativa de expandirse hacia afuera o transferir su propiedad a las empresas extranjeras que estaban instalando sus cadenas de producci´on en la regi´on. Las compa˜ n´ıas regionales que pudieron posicionarse en estas cadenas, sin transferir su propiedad, lo hicieron en sectores de baja tecnolog´ıa, alejados de los liderazgos principales de control e innovaci´on, que permanecieron en propiedad de las compa˜ n´ıas extranjeras. Estas u ´ltimas compa˜ n´ıas son las que controlan y definen el patr´ on internacional de especializaci´on de la regi´on a trav´es de sus estrategias
La protecci´ on de la poblaci´ on paraguaya por los sistemas jubilatorios
41
de outsourcing y del establecimiento de redes. De acuerdo con Cimoli, M.; Ferraz, J. y Primi, A. (2005): “En paralelo, en la medida que las presiones competitivas se incrementaron, las firmas m´as grandes en la regi´on iniciaron procesos de modernizaci´ on, sesgados fuertemente hacia la racionalizaci´on. La racionalizaci´ on incluy´ o: la expansi´on de los componentes importados, el outsourcing de las actividades que no eran parte de los procesos centrales de estas compa˜ n´ıas, la adopci´on de nuevas t´ecnicas de organizaci´ on, como los sistemas de control de calidad y la administraci´ on de justo-a-tiempo, y la introducci´on localizada de nuevo equipamiento, especialmente aquellos que tienen una base microelectr´ onica. Las firmas l´ıderes de mayor tama˜ no fueron m´as capaces de entrar en estos procesos de modernizaci´on y ampliaron de esta manera la brecha de eficiencia en cada sector en relaci´on a aquellas de menor tama˜ no. Pero, adem´as del incremento de la heterogeneidad entre agentes econ´ omicos, la racionalizaci´on de los procesos de producci´ on result´ o en una modernizaci´on “truncada” porque el “salto” hacia sistemas tecnol´ ogicos dom´esticos que sean efectivos todav´ıa necesita ser hecho”. “En efecto, el mejoramiento tecnol´ogico implica el desarrollo de capacidades end´ ogenas a trav´es de procesos de prueba y error complejos, din´ amicos y asociativos. El desarrollo de capacidades de asimilaci´ on tecnol´ ogica, de la capacidad para realizar ingenier´ıa reversa y de la estructura y capacidad institucional para dominar y adaptar la tecnolog´ıa extranjera, puede ser un activo crucial para los pa´ıses que quieran superar la brecha que tienen en las econom´ıas abiertas”. En un escenario dominado por la capacidad competitiva de las empresas extranjeras, con grandes ventajas relativas en el campo cient´ıfico y tecnol´ogico, la inversi´ on en investigaci´ on y desarrollo en la regi´on es muy peque˜ na y, para empeorar m´ as la situaci´ on de por s´ı adversa, muchos centros se han cerrado en los u ´ltimos a˜ nos. M´ as a´ un, la poca investigaci´on que se realiza en la regi´on es transladada y aprovechada en los centros m´as desarrollados. Otro elemento que complica la situaci´on que se describe, es la emergencia en el panorama econ´ omico mundial de grandes ´areas de producci´on de alta intensidad en bienes tecnol´ ogicos, especialmente China, que no s´olo ha estado absorviendo las estructuras maquiladoras de la regi´on sino que adem´as ha estado recibiendo el transpaso de las estructuras de investigaci´on y desarrollo desde los centros productivos. Como lo refieren Cimoli, M.; Ferraz, J. ; y Primi, A. (2005), en a˜ nos recientes, cientos de empresas multinacionales han empezado a mirar a China como un lugar para la investigaci´on y el desarrollo. A t´ıtulo de ejemplo, Microsoft recientemente estableci´o un centro de investigaci´on en el distrito
La protecci´ on de la poblaci´ on paraguaya por los sistemas jubilatorios
42
tecnol´ ogico chino de Haidian en Beijing, donde un grupo de 40 universidades, 138 institutos tecnol´ ogicos y 810.000 cient´ıficos e ingenieros-investigadores interact´ uan entre s´ı. El conjunto de estos elementos configura un dif´ıcil escenario para el desarrollo cient´ıfico-tecnol´ ogico de la regi´on y para el incremento de los patrones de especializaci´ on hacia actividades productivas m´as intensivas en estos recursos. La vasta mayor´ıa de los pa´ıses de Am´erica Latina tienen una estructura econ´ omica dual en la que conviven, por un lado, un sector relativamente moderno, que se orienta hacia el exterior, y, por otro lado, un sector informal de baja productividad, que concentra la mayor parte de la ocupaci´on. Esta estructura dual hace que sea muy dif´ıcil la absorci´on de esquemas de producci´on m´as efectivos en el sector relativamente m´as rezagado, por lo que bien puede observarse una estructura parad´ojica de rezago conviviendo con la aplicaci´on de t´ecnicas m´ as avanzadas. Es en el segmento m´as rezagado de la econom´ıa donde la cobertura social jubilatoria es mucho m´as dif´ıcil.
4.7.
Entonces, ¿qu´ e hacer?
Nunca hay recetas f´ aciles para un problema complejo. Los factores de pobreza en la vejez est´ an directamente asociados a los factores de pobreza en la juventud. El principal desaf´ıo es el desarrollo, el crecimiento sostenido y equitativo del producto (Barr, N., 2000). Esta centralidad de la producci´on futura es crucial, ya que sobresale por encima incluso de las caracter´ısticas mismas de los sistemas jubilatorios. Hay dos grandes clases de pol´ıtica para promover la producci´on futura (Barr, N., 2000). Las acciones orientadas a incrementar la productividad del trabajador y las acciones orientadas a aumentar el n´ umero de participantes en la fuerza laboral en cada cohorte. Entre las pol´ıticas de la primera clase se encuentran: (i) m´ as y mejores equipamientos de capital; (ii) incrementar la calidad del trabajo a trav´es de inversiones en el capital humano de los trabajadores. Entre las segundas, (i) las pol´ıticas para incrementar la oferta de trabajo —como la de disponer de mejores albergues y facilidades para el cuidado de los ni˜ nos peque˜ nos), y (ii) aumentar la edad de retiro. Otra medida de pol´ıtica propuesta por Barr, N. (2000) es la ahorrar recursos ahora para poder hacer frente a las demandas futuras. Considerando que la tributaci´ on total (t) est´e dividida en dos partes como sigue: t=o+m
(4.2)
en la que t =tributaci´ on total, o =tasa de imposici´on requerida para los pagos a retirados en el seguro social de reparto y m =tasa de imposici´on reque-
La protecci´ on de la poblaci´ on paraguaya por los sistemas jubilatorios
43
rida para los pagos del sector p´ ublico en otros conceptos. Un incremento en o es posible con una reducci´ on en m. Noruega, por ejemplo, ahorra parte de sus ingresos por petr´ oleo en anticipaci´on de los mayores gastos que impondr´a su sistema de seguridad social en el futuro (Barr, N., 2000). En otra l´ınea, realmente opuesta, se propone gastar m´as recursos fiscales en el pago de jubilaciones m´ınimas no contributivas, en adici´on a las jubilaciones pagadas con contribuciones (Jim´enez, L. F. y Cuadros, J.; 2003), a los efectos de cubrir las falencias de coberturas en la regi´on. La propuesta aqu´ı consiste en mantener un sistema jubilatorio contributivo a la par de un sistema no contributivo. El problema de estos esquemas radica en su importante costo fiscal, ya que financiar una jubilaci´ on equivalente a la l´ınea de pobreza para los adultos mayores tiene en el Paraguay un costo del orden del 20 % de los ingresos corrientes del gobierno central (Jim´enez, L. F. y Cuadros, J.; 2003). Se argumenta tambi´en que la existencia de beneficiosos generosos pero claramente insostenibles por parte del r´egimen de reparto puede constituir un desincentivo para aumentar la incorporaci´on de los sujetos obligados. Es claro, que se necesita un sistema jubilatorio con eficiencia operativa y de costos, sostenible en materia de contribuciones y beneficios prometidos. No tendr´ıa ning´ un sentido aumentar la cobertura a un sistema desbalanceado financiera y actuarialmente, que prometa beneficios que con el transcurso del tiempo no se podr´an sostener. Una de las variables fundamentales es la efectividad del Gobierno, la cual es un prerrequisito para cualquier tipo de sistema jubilatorio bien administrado, independientemente de c´ omo est´e organizado. No es posible sacar al Gobierno del negocio de las pensiones. La argumentaci´ on de Barr, N. (2000) deja clara la idea que desde una perspectiva econ´ omica, la diferencia entre un r´egimen de reparto y de capitalizaci´on es secundaria. Entre tanta controversia, el Banco Mundial (1994) adopt´o una posici´ on media en un estudio ampliamente difundido y recomend´o la introducci´ on de un sistema con m´ ultiples pilares, consistente ´optimamente de un sistema p´ ublico de reparto, un sistema privado de capitalizaci´on y tambi´en de esquemas privados complementarios. Siguiendo esta l´ınea de ideas, se puede enfocar la construcci´on de un sistema en el que hay un sistema con tres estratos. El primero, en el que el objetivo es la reducci´ on de la pobreza en la vejez, que t´ıpicamente ser´a de reparto; el segundo, de suavizaci´ on del consumo; y el tercero, privado, regulado, para aumentar el n´ umero de opciones individuales. En el segundo estrato, el sistema podr´ıa ser de reparto o de capitalizaci´ on, ya que desde el punto de vista de la econom´ıa no hay razones fundamentales para la elecci´on de uno u otro sistema, (Barr, N., 2000).
Cap´ıtulo 5
Conclusiones y recomendaciones “El total de cotizantes a los programas de jubilaciones y pensiones no representa m´ as del 19 % de la poblaci´ on ocupada. El total de paraguayos cubiertos por estos programas (cotizantes, beneficiarios, jubilados y pensionados) no supera el 34 % de la poblaci´ on total. Estos porcentajes son bajos comparados con otros pa´ıses de la regi´ on, y tambi´en son muy inferiores a la participaci´ on de los sectores m´ as formales de la econom´ıa dentro de la P EA (que alcanzar´ıa al 42 %) lo que demuestra una alta evasi´ on. Adem´ as de una baja cobertura poblacional, el sistema muestra una muy desigual cobertura geogr´ afica y por sectores de actividad”. —Iglesias, A. y Valdez, S. (1995)
En esta secci´ on se realiza un recuento de las principales conclusiones y recomendaciones de este estudio. 1. La cobertura jubilatoria en el Paraguay es baja y permanece pr´acticamente en el mismo nivel de hace 30 a˜ nos atr´as. 2. Esta baja cobertura jubilatoria est´a asociada al nivel de desarrollo econ´omico del pa´ıs y, en particular, al funcionamiento dual de los mercados de trabajo. En estos mercados, una importante porci´on de la poblaci´on econ´omicamente activa trabaja en empleos informales en los cu´ales no se pagan las contribuciones a la seguridad social. 3. Estas contribuciones son percibidas por los empleadores como impuestos al trabajo formal y su evasi´on es muy alta. 4. La baja cobertura hace que el trabajador medio pueda aportar s´olo un n´ umero de a˜ nos que es insuficiente como para cumplir los requisitos jubilatorios m´ınimos. Debido a esto, s´olo pueden jubilarse los que han permanecido en empleos m´ as formales a lo largo de sus carreras laborales.
44
La protecci´ on de la poblaci´ on paraguaya por los sistemas jubilatorios
45
5. Para poder aumentar la cobertura, la variable fundamental es el crecimiento del producto real de la econom´ıa. Desde el punto de vista macroecon´ omico, la elecci´ on entre un sistema de reparto o de capitalizaci´on es secundaria. 6. Los patrones de especializaci´on de Am´erica Latina y el Paraguay dentro de la econom´ıa global no anticipan actualmente que pueda registrarse un cambio en el nivel del crecimiento econ´omico y es de esperar que la cobertura jubilatoria formal contin´ ue baja en el futuro. 7. Es necesario complementar los sistemas formales de protecci´on jubilatoria con esquemas que fortalecen los lazos familiares. En el caso del Paraguay, como en el de la mayor´ıa de la poblaci´on en tercera edad del mundo, los esquemas m´ as efectivos para mitigar la pobreza en la vejez son prove´ıdos por lazos familiares, en d´onde t´ıpicamente los hijos se encargan de los padres ancianos y proveen sus necesidades con eficiencia. 8. Una variable importante es la efectividad del Gobierno, el cual es un prerrequisito para cualquier sistema bien administrado, independientemente de c´ omo est´e organizado. No es posible sacar al Gobierno del negocio de las jubilaciones.
Ap´ endice A
Tablas de cobertura: diferentes criterios “ESTAD´ISTICAS. 1. Cifras que se parecen a la bikini: s´ olo muestran lo sugestivo y enconden lo vital (Roberto Campos). // 2. Cifras en busca de discusi´ on. // 3. ¿Sabes qu´e es la estad´ıstica? / Es una ciencia seg´ un la cual / te comes pollo y medio cada mes / mas, si el pollo en tu mesa / estuvo ausente entras en la estad´ıstica / igualmente / porque hubo otro / que se comi´ o tres (Trilusa)”. Diccionario del Paraguayo Estre˜ nido. HELIO VERA, 2008.
46
La protecci´ on de la poblaci´ on paraguaya por los sistemas jubilatorios
47
Cuadro A.1: Cobertura de pensiones en la fuerza de trabajo 2011, derivada de la ocupaci´ on principal o de la secundaria, ecuaci´on 2.1 Aporta a una caja de jubilaci´ on b10 = 1 c07 = 1 b10 = 1 y c07 = 1 Neto Total 20–30 a˜ nos 193.612 1.519 -1.043 194.088 909.440 31–40 a˜ nos 162.110 10.031 -5.689 166.452 634.394 41–50 a˜ nos 119.830 8.055 -6.710 121.175 572.843 Grupos 51–60 a˜ nos 64.804 1.658 -552 65.910 435.229 de edad 61–70 a˜ nos 10.112 1.092 -927 10.277 179.278 71–80 a˜ nos 1.208 0 -0 1.208 56.518 81–m´ as a˜ nos 0 0 -0 0 7.678 Total 551.676 22.355 -14.921 559.110 2.795.380 Fuente: Elaboraci´ on propia con datos de la Encuesta de Hogares de la DGEEyC.
Cuadro A.2: Cobertura ocupacional 2011, derivada de la ocupaci´on principal o de la secundaria, ecuaci´ on 2.2 Aporta a una caja de jubilaci´ on b10 = 1 c07 = 1 b10 = 1 y c07 = 1 Neto Total 20–30 a˜ nos 193.612 1.519 -1.043 194.088 827.024 31–40 a˜ nos 162.110 10.031 -5.689 166.452 616.642 41–50 a˜ nos 119.830 8.055 -6.710 121.175 559.024 Grupos 51–60 a˜ nos 64.804 1.658 -552 65.910 423.967 de edad 61–70 a˜ nos 10.112 1.092 -927 10.277 175.442 71–80 a˜ nos 1.208 0 -0 1.208 55.337 81–m´ as a˜ nos 0 0 -0 0 7.678 Total 551.676 22.355 -14.921 559.110 2.665.114 Fuente: Elaboraci´ on propia con datos de la Encuesta de Hogares de la DGEEyC.
Cobertura 21,3 % 26,2 % 21,2 % 15,1 % 5,7 % 2,1 % 0,0 % 20,0 %
Cobertura 23,5 % 27,0 % 21,7 % 15,6 % 5,9 % 2,2 % 0,0 % 21,0 %
La protecci´ on de la poblaci´ on paraguaya por los sistemas jubilatorios
48
Cuadro A.3: Cobertura de pensiones en la fuerza de trabajo 2011: urbana, rural, ecuaci´ on 2.1 Aporta a una caja de jubilaci´ on S´ı No No responde 20–30 a˜ nos 166.987 382.191 2.358 31–40 a˜ nos 133.415 241.221 936 41–50 a˜ nos 106.307 246.193 0 51–60 a˜ nos 58.452 195.073 0 Urbana Grupos de edad 61–70 a˜ nos 9.488 77.571 0 71–80 a˜ nos 552 25.437 0 81–m´as a˜ nos 0 2.101 0 Total 475.291 1.169.787 3.294 Aporta a una caja de jubilaci´ on S´ı No No responde 20–30 a˜ nos 26.625 248.863 0 31–40 a˜ nos 28.695 211.831 544 41–50 a˜ nos 13.523 193.001 0 51–60 a˜ nos 6.262 164.090 0 Rural Grupos de edad 61–70 a˜ nos 624 87.759 0 71–80 a˜ nos 656 28.692 0 81–m´as a˜ nos 0 5.577 0 Total 76.385 939.813 544 Fuente: Elaboraci´ on propia con datos de la Encuesta de Hogares de la DGEEyC.
Total 609.210 387.885 363.544 261.945 90.715 26.641 2.101 1.742.041 Total 300.230 246.509 209.299 173.284 88.563 29.877 5.577 1.053.339
Cobertura 27,4 % 34,4 % 29,2 % 22,3 % 10,5 % 2,1 % 0,0 % 27,3 % Cobertura 8,9 % 11,6 % 6,5 % 3,6 % 0,7 % 2,2 % 0,0 % 7,3 %
La protecci´ on de la poblaci´ on paraguaya por los sistemas jubilatorios
49
Cuadro A.4: Cobertura ocupacional 2011: urbana, rural, ecuaci´on 2.2 Aporta a una caja de jubilaci´ on S´ı No No responde 20–30 a˜ nos 166.987 382.191 2.358 31–40 a˜ nos 133.415 241.221 936 41–50 a˜ nos 106.307 246.193 0 51–60 a˜ nos 58.452 195.073 0 Urbana Grupos de edad 61–70 a˜ nos 9.488 77.571 0 71–80 a˜ nos 552 25.437 0 81–m´as a˜ nos 0 2.101 0 Total 475.291 1.169.787 3.294 Aporta a una caja de jubilaci´ on S´ı No No responde 20–30 a˜ nos 26.625 248.863 0 31–40 a˜ nos 28.695 211.831 544 41–50 a˜ nos 13.523 193.001 0 51–60 a˜ nos 6.262 164.090 0 Rural Grupos de edad 61–70 a˜ nos 624 87.759 0 71–80 a˜ nos 656 28.692 0 81–m´as a˜ nos 0 5.577 0 Total 76.385 939.813 544 Fuente: Elaboraci´ on propia con datos de la Encuesta de Hogares de la DGEEyC.
Total 551.536 375.572 352.500 253.615 87.059 25.989 2.101 1.648.372 Total 275.488 241.070 206.524 170.352 88.383 29.348 5.577 1.016.742
Cobertura 30,3 % 35,5 % 30,2 % 23,1 % 10,9 % 2,1 % 0,0 % 28,8 % Cobertura 9,7 % 11,9 % 6,5 % 3,7 % 0,7 % 2,2 % 0,0 % 7,5 %
La protecci´ on de la poblaci´ on paraguaya por los sistemas jubilatorios
50
Cuadro A.5: Cobertura de pensiones en la fuerza de trabajo 2011: por sexo, ecuaci´ on 2.1 Aporta a una caja de jubilaci´ on S´ı No No responde 20–30 a˜ nos 111.740 380.988 1.890 31–40 a˜ nos 88.764 258.379 936 41–50 a˜ nos 67.901 252.429 0 51–60 a˜ nos 42.358 220.199 0 Hombres Grupos de edad 61–70 a˜ nos 8.802 101.719 0 71–80 a˜ nos 1.080 36.766 0 81–m´as a˜ nos 0 5.284 0 Total 320.645 1.255.764 2.826 Aporta a una caja de jubilaci´ on S´ı No No responde 20–30 a˜ nos 81.872 250.066 468 31–40 a˜ nos 73.346 194.673 544 41–50 a˜ nos 51.929 186.765 0 51–60 a˜ nos 22.446 138.964 0 Mujeres Grupos de edad 61–70 a˜ nos 1.310 63.611 0 71–80 a˜ nos 128 17.363 0 81–m´as a˜ nos 0 2.394 0 Total 231.031 853.836 1.012 Fuente: Elaboraci´ on propia con datos de la Encuesta de Hogares de la DGEEyC.
Total 527.296 354.917 327.306 269.275 112.892 39.027 5.284 1.635.997 Total 382.144 279.477 245.537 165.954 66.386 17.491 2.394 1.159.383
Cobertura 21,2 % 25,0 % 20,7 % 15,7 % 7,8 % 2,8 % 0,0 % 19,6 % Cobertura 21,4 % 26,2 % 21,1 % 13,5 % 2,0 % 0,7 % 0,0 % 19,9 %
La protecci´ on de la poblaci´ on paraguaya por los sistemas jubilatorios
51
Cuadro A.6: Cobertura ocupacional 2011: por sexo, ecuaci´on 2.2 Aporta a una caja de jubilaci´ on S´ı No No responde 20–30 a˜ nos 111.740 380.988 1.890 31–40 a˜ nos 88.764 258.379 936 41–50 a˜ nos 67.901 252.429 0 51–60 a˜ nos 42.358 220.199 0 Hombres Grupos de edad 61–70 a˜ nos 8.802 101.719 0 71–80 a˜ nos 1.080 36.766 0 81–m´as a˜ nos 0 5.284 0 Total 320.645 1.255.764 2.826 Aporta a una caja de jubilaci´ on S´ı No No responde 20–30 a˜ nos 81.872 250.066 468 31–40 a˜ nos 73.346 194.673 544 41–50 a˜ nos 51.929 186.765 0 51–60 a˜ nos 22.446 138.964 0 Mujeres Grupos de edad 61–70 a˜ nos 1.310 63.611 0 71–80 a˜ nos 128 17.363 0 81–m´as a˜ nos 0 2.394 0 Total 231.031 853.836 1.012 Fuente: Elaboraci´ on propia con datos de la Encuesta de Hogares de la DGEEyC.
Total 494.618 348.079 320.330 262.557 110.521 37.846 5.284 1.579.235 Total 332.406 268.563 238.694 161.410 64.921 17.491 2.394 1.085.879
Cobertura 22,6 % 25,5 % 21,2 % 16,1 % 8,0 % 2,9 % 0,0 % 20,3 % Cobertura 24,6 % 27,3 % 21,8 % 13,9 % 2,0 % 0,7 % 0,0 % 21,3 %
52
Cuadro A.7: Cobertura de pensiones en la fuerza de trabajo 2011: nivel aprobado de educaci´ on, ecuaci´ on 2.1 Aporta a una caja de jubilaci´ on S´ı No No responde Sin instrucci´on 1.062 58.098 544 Educaci´on especial 0 1.046 0 Educaci´on escolar b´asica 1◦ -6 ◦ Primaria 48.973 1.037.660 0 Educaci´on escolar b´asica 7◦ -9◦ 4.905 71.640 0 Secundaria ciclo b´asico 31.673 203.731 0 Bachillerato human´ıstico/cient´ıfico 122.605 291.421 936 Bachillerato t´ecnico/comercial 10.372 25.938 0 Bachillerato a distancia 775 652 0 Educaci´on media cient´ıfica 20.094 104.558 0 Educaci´on media t´ecnica 12.032 25.998 0 Nivel aprobado de educaci´ on Educaci´on b´asica biling¨ ue de j´ovenes y adultos 265 2.713 0 Educaci´on media a distancia para j´ovenes y adultos 1.353 945 0 Educaci´on b´asica alternativa de j´ovenes y adultos 917 2.769 0 Educaci´on media alternativa para j´ovenes y adultos 780 3.228 0 Programa de alfabetizaci´on 301 964 0 Grado especial/programas especiales 0 816 0 T´ecnica superior 14.182 27.068 0 Formaci´on docente 65.495 19.128 0 Profesional docente 346 0 0 Formaci´on militar/policial 14.681 300 0 Superior universitario 200.606 230.428 2.358 No responde 259 499 0 Total 551.676 2.109.600 3.838 Fuente: Elaboraci´ on propia con datos de la Encuesta de Hogares de la DGEEyC.
Total 60.729 1.046 1.125.024 82.446 241.691 430.400 36.893 1.822 141.436 42.967 2.978 2.298 3.686 4.911 1.265 816 43.371 89.222 346 14.981 466.294 758 2.795.380
Cobertura 1,7 % 0,0 % 4,4 % 5,9 % 13,1 % 28,5 % 28,1 % 42,5 % 14,2 % 28,0 % 8,9 % 58,9 % 24,9 % 15,9 % 23,8 % 0,0 % 32,7 % 73,4 % 100,0 % 98,0 % 43,0 % 19,7 %
53
Cuadro A.8: Cobertura ocupacional 2011: nivel aprobado de educaci´ on, ecuaci´ on 2.2 Aporta a una caja de jubilaci´ on S´ı No No responde Sin instrucci´on 1.062 58.098 544 Educaci´on especial 0 1.046 0 Educaci´on escolar b´asica 1◦ -6 ◦ Primaria 48.973 1.037.660 0 Educaci´on escolar b´asica 7◦ -9◦ 4.905 71.640 0 Secundaria ciclo b´asico 31.673 203.731 0 Bachillerato human´ıstico/cient´ıfico 122.605 291.421 936 Bachillerato t´ecnico/comercial 10.372 25.938 0 Bachillerato a distancia 775 652 0 Educaci´on media cient´ıfica 20.094 104.558 0 Educaci´on media t´ecnica 12.032 25.998 0 Nivel aprobado de educaci´ on Educaci´on b´asica biling¨ ue de j´ovenes y adultos 265 2.713 0 Educaci´on media a distancia para j´ovenes y adultos 1.353 945 0 Educaci´on b´asica alternativa de j´ovenes y adultos 917 2.769 0 Educaci´on media alternativa para j´ovenes y adultos 780 3.228 0 Programa de alfabetizaci´on 301 964 0 Grado especial/programas especiales 0 816 0 T´ecnica superior 14.182 27.068 0 Formaci´on docente 65.495 19.128 0 Profesional docente 346 0 0 Formaci´on militar/policial 14.681 300 0 Superior universitario 200.606 230.428 2.358 No responde 259 499 0 Total 551.676 2.109.600 3.838 Fuente: Elaboraci´ on propia con datos de la Encuesta de Hogares de la DGEEyC.
Total 59.704 1.046 1.086.633 76.545 235.404 414.962 36.310 1.427 124.652 38.030 2.978 2.298 3.686 4.008 1.265 816 41.250 84.623 346 14.981 433.398 758 2.665.114
Cobertura 1,8 % 0,0 % 4,5 % 6,4 % 13,5 % 29,5 % 28,6 % 54,3 % 16,1 % 31,6 % 8,9 % 58,9 % 24,9 % 19,5 % 23,8 % 0,0 % 34,4 % 77,4 % 100,0 % 98,0 % 46,3 % 20,7 %
54
Cuadro A.9: Cobertura ocupacional 2011: por rama de actividad en ocupaci´on principal, ecuaci´ on 2.2 Aporta a una caja de jubilaci´ on S´ı No No responde Total Agricultura, ganader´ıa, caza y pezca 7.568 644.473 544 652.585 Minas y canteras, industrias manufactureras 90.219 194.468 0 284.687 Electricidad, gas y agua 9.317 3.643 0 12.960 Construcci´on 9.379 168.272 0 177.651 Actividad en ocupaci´ on principal Comercio, restaurantes y hoteles 101.030 582.274 0 683.304 Transporte, almacenamiento y comunicaciones 36.935 83.056 0 119.991 Finanzas, seguros, inmuebles 47.207 82.997 0 130.204 Servicios comunales, sociales y personales 250.021 350.417 0 600.438 No responde 0 0 3.294 3.294 Total 551.676 2.109.600 3.838 2.665.114 Fuente: Elaboraci´ on propia con datos de la Encuesta de Hogares de la DGEEyC. Esta desagregaci´ on s´ olo es posible para la P EA ocupada.
Cobertura 1,2 % 31,7 % 71,9 % 5,3 % 14,8 % 30,8 % 36,3 % 41,6 % 20,7 %
55
Cuadro A.10: Cobertura ocupacional 2011: por ocupaci´on principal, ecuaci´ on 2.2 Aporta a una caja de jubilaci´ on S´ı No No responde Total Miembros Poderes Ejec., Legisl. y Judicial, y Pers. Directivo 48.112 51.784 0 99.896 Profesionales cient´ıficos e intelectuales 126.683 71.190 0 197.873 T´ecnicos y profesionales de nivel medio 86.528 93.746 0 180.274 Empleados de oficina 70.291 57.226 0 127.517 Trabaj. de servicios y vendedores de comercios y mercados 76.310 449.890 0 526.200 Ocupaci´ on principal Agricultores y trabajadores agropecuarios y pesqueros 6.165 580.279 544 586.988 Oficiales, operarios y artesanos 44.869 329.346 0 374.215 Operadores de instalaciones, m´aquinas y montadores 47.431 87.211 0 134.642 Trabajadores no calificados 40.384 388.928 0 429.312 Fuerzas armadas 4.903 0 0 4.903 No responde 0 0 3.294 3.294 Total 551.676 2.109.600 3.838 2.665.114 Fuente: Elaboraci´ on propia con datos de la Encuesta de Hogares de la DGEEyC. Esta desagregaci´ on s´ olo es posible para la P EA ocupada.
Cobertura 48,2 % 64,0 % 48,0 % 55,1 % 14,5 % 1,1 % 12,0 % 35,2 % 9,4 % 100,0 % 20,7 %
La protecci´ on de la poblaci´ on paraguaya por los sistemas jubilatorios
56
Cuadro A.11: Cobertura ocupacional 2011: por quintiles de ingreso, ecuaci´on 2.2 Aporta a una caja de jubilaci´ on S´ı No No responde Total Primero 4.856 344.874 544 350.274 Segundo 44.447 375.791 0 420.238 Tercero 95.427 421.763 0 517.190 Quintiles de ingreso Cuarto 152.610 468.912 1.872 623.394 Quinto 254.336 482.546 1.422 738.304 Total 551.676 2.093.886 3.838 2.694.400 Fuente: Elaboraci´ on propia con datos de la Encuesta de Hogares de la DGEEyC. Esta desagregaci´ on s´ olo es posible para la P EA ocupada. Cuadro A.12: Cobertura ocupacional 2011: tama˜ no de la empresa en la ocupaci´ on principal, ecuaci´ on 2.2 Aporta a una caja de jubilaci´ on S´ı No No responde Total Solo 4.726 688.523 544 693.793 2-5 personas 77.955 877.983 0 955.938 6-10 personas 70.891 155.322 0 226.213 11-20 personas 90.707 91.925 0 182.632 21-50 personas 85.431 62.544 0 147.975 Tama˜ no 51-100 personas 86.117 36.717 0 122.834 101-500 personas 76.745 18.016 0 94.761 M´ as de 500 personas 45.941 8.602 0 54.543 Empleado dom´estico 107 153.724 0 153.831 No sabe 13.056 16.244 0 29.300 No responde 0 0 3.294 3.294 Total 551.676 2.109.600 3.838 2.665.114 Fuente: Elaboraci´ on propia con datos de la Encuesta de Hogares de la DGEEyC. Esta desagregaci´ on s´ olo es posible para la P EA ocupada.
Cobertura 1,4 % 10,6 % 18,5 % 24,5 % 34,4 % 20,8 %
Cobertura 0,7 % 8,2 % 31,3 % 49,7 % 57,7 % 70,1 % 81,0 % 84,2 % 0,1 % 44,6 % 20,7 %
Cuadro A.13: Cobertura ocupacional 2011: tipo de contrato en ocupaci´on principal, ecuaci´ on 2.2 Aporta a una caja de jubilaci´ on S´ı No No responde Total Indefinido (nombrado) 398.324 60.193 0 458.517 Definido (temporal) 102.735 203.685 0 306.420 Sin contrato (acuerdo verbal) 41.564 596.355 0 637.919 Contrato Per´ıodo de prueba 0 4.802 0 4.802 No responde 0 651 3.294 3.945 Total 542.623 865.686 3.294 1.411.603 Fuente: Elaboraci´ on propia con datos de la Encuesta de Hogares de la DGEEyC. Esta desagregaci´ on s´ olo es posible para la P EA ocupada.
Cobertura 86,9 % 33,5 % 6,5 % 0,0 % 38,4 %
La protecci´ on de la poblaci´ on paraguaya por los sistemas jubilatorios
57
Cuadro A.14: Cobertura ocupacional 2011: pertenece a un sindicato o asociaci´on de empleados, ecuaci´ on 2.2 Aporta a una caja de jubilaci´ on Cobertura S´ı No No responde Total S´ı 87.818 11.261 0 99.079 88,6 % No 454.805 853.575 0 1.308.380 34,8 % Pertenece No responde 0 850 3.294 4.144 Total 542.623 865.686 3.294 1.411.603 38,4 % Fuente: Elaboraci´ on propia con datos de la Encuesta de Hogares de la DGEEyC. Esta desagregaci´ on s´ olo es posible para la P EA ocupada.
Cuadro A.15: Cobertura ocupacional 2011: el establecimiento donde trabaja, ¿emite factura legal o no?, ecuaci´on 2.2 Aporta a una caja de jubilaci´ on S´ı No No responde Total S´ı 271.926 550.732 0 822.658 No sabe 19.742 92.667 0 112.409 ¿Factura legal? No 23.870 1.134.355 544 1.158.769 No responde 1.034 868 3.294 5.196 Total 316.572 1.778.622 3.838 2.099.032 Fuente: Elaboraci´ on propia con datos de la Encuesta de Hogares de la DGEEyC. Esta desagregaci´ on s´ olo es posible para la P EA ocupada.
Cobertura 33,1 % 17,6 % 2,1 % 15,1 %
Cuadro A.16: Cobertura ocupacional 2011: condici´on jur´ıdica del establecimiento en la ocupaci´ on principal, ecuaci´on 2.2 Aporta a una caja de jubilaci´ on Cobertura S´ı No No responde Total Unipersonal 52.758 370.870 0 423.628 12,5 % S.A. 125.293 93.163 0 218.456 57,4 % S.R.L. 31.831 23.610 0 55.441 57,4 % Cooperativa 8.690 3.167 0 11.857 73,3 % Forma jur´ıdica No sabe 69.096 148.299 0 217.395 31,8 % Otra 2.726 2.643 0 5.369 50,8 % No responde 1.034 1.440 3.294 5.768 Total 291.428 643.192 3.294 937.914 31,1 % Fuente: Elaboraci´ on propia con datos de la Encuesta de Hogares de la DGEEyC. Esta desagregaci´ on s´ olo es posible para la P EA ocupada.
58
Cuadro A.17: Cobertura de pensiones en la fuerza de trabajo 2011: categor´ıa laboral en la ocupaci´ on principal, ecuaci´ on 2.1 Aporta a una caja de jubilaci´ on S´ı No No responde Total Empleado/obrero p´ ublico 234.159 56.721 0 290.880 Empleado/obrero privado 308.357 655.241 0 963.598 Empleador o patr´on 4.743 146.568 0 151.311 Trabajador por cuenta propia 3.472 976.627 544 980.643 Categor´ıa laboral en ocupaci´ on principal Trabajador familiar no remunerado 838 120.719 0 121.557 Empleado dom´estico 107 153.724 0 153.831 No responde 0 0 3.294 3.294 Total 551.676 2.109.600 3.838 2.665.114 Fuente: Elaboraci´ on propia con datos de la Encuesta de Hogares de la DGEEyC.
Cobertura 80,5 % 32,0 % 3,1 % 0,4 % 0,7 % 0,1 % 20,7 %
Bibliograf´ıa [1] Appelbaum, E. y Katz, E. (1991). “The Demand for Children in the Absence of Capital and Risk Markets: A Portfolio Approach”, Oxford Economic Papers, Vol. 43, pp. 292-304. [2] Barr, N. (2000).“Reforming Pensions: Myths, Truths, and Policy Choices.”, International Monetary Fund, Working Paper 139. [3] Barrientos, A. (1998). “Pension Reform in Latin America”. Ashgate. Citado en Packard, Truman; Shinkai, Naoko y Fuentes, Ricardo. (2001) The reach of social security in Latin America and the Caribbean. The World Bank [4] Becker, G. y Tomes, N. (1976). “Child Endowments and the Quality and Quantity of Children”, Journal of Political Economy, Vol. 84, pp. 143-162. [5] Banco Interamericano de Desarrollo (2000). “Social Protection for Equity and Growth”, Poverty and Inequality Advisory Unit, Sustainable Development Department, Washington, D.C. [6] Banco Mundial (1994). “Averting the Old Age Crisis”, New York, Oxford University Press. [7] Cimoli, M.; Ferraz, J. C.; Primi, A. (2005) “Science and Technological Policies in Open Economies: the Case of Latin America and the Caribbean”, Serie Desarrollo Productivo N◦ 165, Comisi´on Econ´omica para Am´erica Latina y el Caribe (CEPAL). [8] Hall, R. (1978). “Stochastic Implications of the Life Cycle-permanent Income Hypothesis: Theory and Evidence”, Journal of Political Economy, Vol. 86, pp. 971-987. [9] Hayashi, F. (2000) “Econometrics”, Princeton Universtiy Press. [10] Hoddinott, J. (1992). “Rotten Kids or Manipulative Parents: Are Children Old Age Security in Wersten Kenya?”, Economic Development and Cultural Change, Vol 40(3):545-66. [11] Holzmann, R.; Packard, T. y Cuesta, J. (2000). “Extending Coverage in Multi Pillar Pension Systems: Constraints and Hypothesis, Preliminary 59
La protecci´ on de la poblaci´ on paraguaya por los sistemas jubilatorios
60
Evidence and Future Research Agenda”, New Ideas About Old Age Security, The World Bank. [12] Iglesias, A. y Valdez, S. (1995). “Conclusiones del Diagn´ostico al Sistema de Jubilaciones y Pensiones en Paraguay y Propuesta de Reforma”. Ministerio de Hacienda, Programa Sectorial de Inversiones. [13] James, E. (1999) “Coverage Under Old Age Security Systems and Protection for the Uninsured: What are the Issues?”, Washington, D.C. [14] Jim´enez, L. F. y Cuadros, J. (2003) “Ampliaci´on de la Cobertura de los Sistemas de Pensiones en Am´erica Latina”, Revista de la Comisi´on Econ´omica para Am´erica Latina y el Caribe (CEPAL) N◦ 29, pp. 117-132. [15] Mesa-Lago, C. (1990) “Aspectos Econ´omico-financieros de la Seguridad Social en Am´erica Latina y el Caribe”, Memoria del II Congreso Interamericano Jur´ıdico de Seguridad Social, Montevideo. [16] Mesa-Lago, C. (1991) “Social Security and Prospects for Equity in Latin America”, The World Bank, Discussion Paper N◦ 140, Washington, D.C. [17] Organizaci´ on Internacional del Trabajo. (1998). “Panorama Laboral: America Latina y el Caribe”. [18] Packard, T.; Shinkai, N. y Fuentes, R. (2001) “The Reach of Social Security in Latin America and the Caribbean”. The World Bank. [19] Paz, Octavio. “El Laberinto de la Soledad.”, versi´on digital no identificada. [20] Rofman, R. y Lucchetti, L. (2006) “Pension Systems in Latin America: Concepts and Measurements of Coverage”. The World Bank. Social Protection Discussion Paper N◦ 0616. [21] Rofman, R. y Oliveri, M. L. (2011) “La Cobertura de los Sistemas Previsionales en Am´erica Latina: Conceptos e Indicadores”. Banco Mundial. Serie de Documentos de Trabajo sobre Pol´ıticas Sociales N◦ 7. [22] Rofman, R. y Oliveri, M.L. (2012) “Pension coverage in Latin America: Trends and Determinants.” The World Bank. Social Protection and Labor Discussion Paper N◦ 1.217. [23] Stigler, S. M. (1999). “Statistics on the Table. The History of Statistical Concepts and Methods.”, Harvard University Press. [24] Uthoff, A. (1997) “Baja Cobertura de la Seguridad Social en Am´erica Latina: Un Problemas de Incentivos o de Exclusi´on Social?”, The World Bank. [25] Vera, Helio. (2008). “Diccionario del Paraguayo Estre˜ nido.”, Servi-Libro. [26] Vera, Helio. (2012). “El Pa´ıs de la Sopa Dura: Tratado de Paraguayolog´ıa.”, Servi-Libro.