El Mercado Laboral en Paraguay, 1999-2003

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EL MERCADO LABORAL EN PARAGUAY, 1999-2003

Oscar Llamosas Roberto González 1 Marzo 2005

1

Este documento ha sido preparado por Oscar Llamosas y Roberto González en el marco de la cooperación entre la Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos (DGEEC) del Paraguay y la Oficina Subregional para el Cono Sur de América Latina de la OIT. Las expresiones aquí vertidas son de exclusiva responsabilidad de los autores y puede que no representen necesariamente el pensamiento de las instituciones.

CONTENIDO Página Prólogo Introducción Capítulo

3 4

1

Contexto macroeconómico y características de la población 1.1 Desempeño macroeconómico 1.2 Características demográficas 1.3 Características de la población 1.3.1 Población en edad de trabajar 1.3.2 Inactivos

5 7 8 8 9

Capítulo

2 2.1 2.2 2.2.1 2.2.2 2.2.3 2.2.4 2.2.5 2.2.6 2.2.7 2.3 2.4

Empleo Oferta laboral Características de la población ocupada Ramas de actividad Empleo por ocupación y categoría de ocupación Tamaño de la empresa Educación y empleo Protección social de los ocupados Ingreso de los ocupados Evolución del empleo Subocupación Sector informal

11 11 13 14 16 18 20 22 24 26 28

Capítulo

3 3.1 3.2 3.3 3.4 3.5 3.6 3.7 3.7.1 3.7.2 3.8

Desempleo Nociones sobre desempleo Desempleados por rango de edad Desempleo por actividad económica Educación de los desempleados Distribución geográfica de los desempleados Desempleados y sus métodos de búsqueda de empleo Grupos vulnerables dentro de los desempleados Desempleo juvenil Desempleo de las mujeres Desempleo e ingresos

31 33 34 35 38 38 40 40 41 42

Consideraciones finales

44

Bibliografía

45

Anexos A. B.

Datos macroeconómicos Empleo

47 51

2

Prólogo Con el presente documento se da continuidad al esfuerzo conjunto entre la Oficina Subregional de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT) para el Cono Sur de América Latina y la Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos (DGEEC) destinado a promover el conocimiento y el análisis del funcionamiento del mercado de trabajo en Paraguay.

Conscientes de que el abordaje de los cambios en la estructura del empleo sólo puede verse en un periodo de tiempo, el análisis de los datos estadísticos referidos al mercado laboral corresponde al periodo 1999 a 2003, años para los que se dispone información comparable a nivel nacional y por área de residencia.

En el primer apartado del documento se presenta un resumido marco macroeconómico para posteriormente, analizar aspectos sociodemográficos de la población paraguaya. En los capítulos 2 y 3, se analizan las principales características del empleo y desempleo, de modo a que los actores sociales puedan tener un panorama evolutivo y actual de los acontecimientos más resaltantes del mercado laboral paraguayo y su relación con el comportamiento macroeconómico.

Queda manifiesto, por un lado, que el volumen de empleo generado por la economía paraguaya durante los últimos años no ha sido suficiente como para absorber la mano de obra disponible y en especial, para incorporar a jóvenes que año a año se suman a la oferta laboral. Por otro lado, también se registra un marcado deterioro en la calidad del empleo, medido entre otros, por los indicadores del ingreso y la cobertura de seguridad social. Por tanto, existe un importante déficit de lo que la OIT denomina “trabajo decente”, es decir, aquel trabajo que permite satisfacer las necesidades personales y familiares básicas y asegura ingresos al llegar a la etapa de retiro del mercado laboral y en el que los derechos laborales fundamentales son respetados.

En este sentido, el rol de la OIT es el de apoyar a las autoridades y a los actores sociales en la discusión, el diseño y la aplicación de políticas que contribuyan a revertir el déficit de trabajo decente. Algunos elementos serían la aplicación de políticas activas del mercado laboral, el fortalecimiento de la institucionalidad laboral y mejoras en el sistema de protección social.

El presente estudio fue elaborado por Roberto González y Oscar Llamosas, investigadores de la Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos. La supervisión técnica y la edición estuvieron a cargo de Gerhard Reinecke, Especialista en Políticas de Empleo de la OIT, y María Elizabeth Barrios Kück, Coordinadora de Investigaciones de la DGEEC. Esperamos que el presente estudio se constituya en insumo para los debates acerca de las políticas de empleo y protección social en el Paraguay, que se traduzcan en medidas orientadas al mejoramiento de las condiciones de empleo y al combate del desempleo.

Zulma Sosa Directora Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos de Paraguay

Daniel Martínez Director Oficina Subregional para el Cono Sur de América Latina Oficina Internacional del Trabajo 3

Introducción El presente documento de trabajo realiza un análisis del mercado laboral en el Paraguay durante el período 1999-2003. Con este fin se utiliza la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del año 1999, la Encuesta Integrada de Hogares (EIH) de los años 2000/1 y las Encuestas Permanentes de Hogares de los años 2002 y 2003, ejecutadas por la DGEEC. Sin entender cómo funciona el mercado laboral —es decir, sin tener orientaciones teóricas de cómo los trabajadores y las firmas buscan algunas relaciones laborales y evitan otras— sería muy difícil predecir el impacto de las políticas de gobierno o de los cambios en la composición demográfica de la fuerza laboral. Es por ello que nos hemos esforzado en interpretar los hechos acontecidos en el período 1999-2003 en el contexto de la teoría de la economía laboral.

En la primera parte del trabajo se presenta un breve panorama de la situación macroeconómica del Paraguay donde se esbozan algunos de los principales problemas y factores que afectan al mercado laboral paraguayo. Es decir, se analiza el desempeño de algunas variables que tienen un impacto relevante sobre el mercado laboral. Además, se trata las características de la población en edad de trabajar y de los inactivos.

En el segundo capítulo se realiza un análisis pormenorizado de la fuerza laboral ocupada. Se examinan temas relacionados a la clasificación de la población ocupada por rama y categoría de ocupación, como así también el nivel educativo. Además, se analizan en forma separada las principales características referentes a la protección social, el sector informal, el subempleo y el ingreso de los ocupados.

En el último capítulo, se efectúa un análisis del desempleo y los grupos vulnerables (mujeres y jóvenes). Este capítulo trata el desempleo por rango de edad, actividad económica, nivel educativo, distribución geográfica de los desempleados, métodos de búsqueda de empleo e ingresos de los mismos.

Por último, se presentan las consideraciones finales del trabajo y un anexo estadístico sobre el empleo y datos macroeconómicos para el período de análisis mencionado.

Antes de iniciar el análisis de los datos, es muy importante señalar los períodos en los cuales fueron tomadas las informaciones referentes a cada encuesta. La EPH 1999, se realizó entre los meses de agosto y diciembre de ese año; la EIH 2000/1 entre los meses de septiembre del año 2000 y agosto del año 2001; la EPH 2002 abarcó los meses de noviembre y diciembre del año 2002, y la EPH 2003 se realizó entre los meses de agosto y diciembre de ese año. Esta diferencia en los períodos de recolección de los datos, podrían tener alguna incidencia en los resultados obtenidos al realizar comparaciones entre las mismas.

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CAPÍTULO UNO Contexto macroeconómico y características de la población 1.1

Desempeño macroeconómico

La economía paraguaya creció 0.6%, en promedio anual, durante el período de análisis que comprende los años 1999-2003 (ver anexo estadístico, cuadro A-1). Como consecuencia de la brecha entre el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) real, en guaraníes constantes, y la tasa de crecimiento poblacional, la economía ha experimentado un movimiento oscilante y decreciente del PIB por habitante.

El PIB por habitante (en dólares constantes) también experimentó un decrecimiento para el período de análisis (1999-2003) de 7.2%, en promedio. La variación más importante se registró en el año 2002 al compararlo con datos del 2001 donde la tasa de variación llegó a -4.7% (ver cuadro A-1). El PIB real debe crecer por lo menos a una tasa de 2.2%, aproximadamente, para compensar el crecimiento poblacional que registra el Paraguay anualmente. De otra forma, el PIB por habitante seguirá su senda decreciente.

Los resultados indican que el crecimiento económico no fue suficiente para mejorar los niveles de vida de los paraguayos. Hasta el momento, no se observan señales claras que conduzcan al país a una expansión prolongada, sumado a que los agentes económicos no esperan que esta situación se revierta rápidamente.

El crecimiento económico de la economía paraguaya en el año 2003 fue del 2.6% (ver cuadro A-1), hecho que compensó la caída ocurrida en el año 2002. Con esto se completa un quinquenio de muy bajo crecimiento económico.

Las cifras preliminares de crecimiento económico de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL, 2004a) para el año 2004 del 2.8% indican que la economía estaría iniciando una fase de recuperación. Esto no significa que necesariamente se incrementará la demanda de trabajo en forma significativa, sobre todo, porque el crecimiento que experimentó y experimentaría la economía es debido, en gran parte, al incremento de la exportación de soja, un rubro que es intensivo en capital físico y no en mano de obra (ver anexo, cuadro A-12).

En el gráfico 1 apreciamos tasas de crecimiento del PIB por sectores económicos, observándose tasas decrecientes para el sector servicios básicos. Llama la atención el comportamiento de las tasas de crecimiento del sector agrícola. Si bien tiene una tendencia creciente, demuestra que las tasas anuales de crecimiento son muy irregulares.

Probablemente, esto es atribuible al factor climático, a los precios internacionales, el tipo de cambio y las políticas comerciales. Por otra parte, las industrias manufactureras así como el sector comercio muestran un estancamiento durante el período de análisis.

Una de las explicaciones de este magro desempeño lo podemos atribuir al sector financiero (el cual representa el 20% del PIB total, aproximadamente). El mayor dinamismo de los depósitos bancarios no estuvo acompañado de una mejor asignación de

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los recursos financieros a la economía nacional en el año 2003, a través de la concesión de créditos al sector privado. En efecto, el saldo de créditos al sector privado, tanto en moneda nacional como en moneda extranjera, tiende a decrecer a pesar del aumento de los depósitos totales en ambos tipos de monedas. El sector productivo sigue enfrentando las altas tasas activas, además de la poca disponibilidad de créditos a pequeñas y medianas empresas. Como consecuencia, los planes de inversión del sector productivo se enfrentan a restricciones de liquidez o a dificultades para pedir préstamos.

Gráfico 1 Tasas de crecimiento del PIB en porcentaje, por grupos principales 12.0

Tasa de crecimiento

10.0 8.0 6.0 4.0 2.0 0.0 -2.0

199 9

200 0

200 1

2 002

2 003

-4.0 -6.0 -8.0 A grop ecu ario

Años In d ustrial

S ervicios b ásicos

S ervicios (otros)

Fuente: Informe Económico del Banco Central del Paraguay. Abril, 2004.

En cuanto a la evolución del comercio exterior, el 2003 fue bastante auspicioso para las exportaciones. Estas se incrementaron después de estancamientos registrados en los años 2001 y 2002 e impulsados por el buen dinamismo de la soja y el algodón que aumentaron en 52% y 62%, respectivamente (BCP, 2004). En el mismo año se produjo una apreciación del guaraní frente al dólar de casi un 24% y del tipo de cambio efectivo real de alrededor del 8% (ver cuadro A-6). Esto también favoreció el repunte de las importaciones (23%) que podría inducir a pensar en una leve recuperación de la demanda interna.

Otra variable clave para el mercado laboral es la Inversión Extranjera Directa (IED) que tiene el potencial de generar empleo, aumentar la productividad, transferir conocimientos y tecnología, incrementar las exportaciones y contribuir al desarrollo económico de largo plazo. Muchos países en todos los niveles de desarrollo buscan incrementar la IED para el desarrollo. En Paraguay, se observa un flujo de inversiones muy bajas, según datos de la CEPAL (50.4 millones en promedio en el último quinquenio) (ver cuadro A-4 en el anexo) convirtiéndose en el más bajo de América Latina, solamente superado por Haití.

En cuanto a la agenda del gobierno, éste manifestó su propósito de formalizar la economía, luchar contra la corrupción y la evasión fiscal. Además, se establecieron como

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objetivos prioritarios la reducción del déficit fiscal y la normalización de los compromisos de la deuda externa e interna. Por otra parte, en dicha agenda aún no se vislumbran acciones de política que puedan reactivar la economía lo suficiente como para dar soluciones a problemas relacionados con la pobreza, el subempleo por insuficiencia de horas, el desempleo y el trabajo infantil. Con respecto a esto, vale la pena resaltar que dejar de lado o posponer soluciones a estos problemas encamina a la sociedad paraguaya hacia un sendero donde se avizora un panorama económico y social crítico.

1.2

Características demográficas

Para caracterizar la evolución del empleo durante el período de análisis, previamente debemos revisar las necesidades correspondientes que surgen de la dinámica de la oferta laboral, la cual evoluciona de acuerdo al crecimiento demográfico. Dentro de este contexto, se reconoce la importancia que tienen las decisiones de fertilidad tomadas por las generaciones previas, sobre la oferta laboral agregada. Por lo tanto, el análisis de ciertos indicadores poblacionales puede ser un buen comienzo para entender el comportamiento del mercado laboral.

Cuadro 1 Características de las encuestas analizadas Variables EPH 1999 EIH 2000/1 EPH 2002 EPH 2003 Número de hogares encuestados 5 101 8 131 3 789 9 591 Número de individuos encuestados 24 193 37 437 17 600 43 161 Población urbana 2 783 380 2 855 958 3 136 281 3 186 893 Población rural 2 383 267 2 435 250 2 380 110 2 483 345 Hombres 2 543 111 2 621 178 2 733 523 2 810 765 Mujeres 2 623 536 2 670 030 2 782 868 2 859 473 Población total 5 166 647 5 291 208 5 516 391 5 670 238 Fuente: Elaboración propia con datos de la DGEEC. Varias encuestas.

Nota: A los integrantes de los hogares encuestados se les aplica un factor de expansión para obtener la población total.

Según datos de la Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos (DGEEC) la tasa de crecimiento poblacional promedio para el período 1992-2002 fue del 2.2%, siendo esta tasa muy superior en las áreas urbanas (3.4%) en comparación con las áreas rurales (0.8%) (DGEEC, 2004). La tasa de natalidad es bastante elevada, con una tasa bruta promedio proyectada para el período 2000-2005 de 29.6 por mil habitantes, y con una tasa de mortalidad de 5.1 por mil habitantes (DGEEC, 1994).

Al analizar la evolución y las características de la población en base a los resultados obtenidos de las encuestas utilizadas para el presente trabajo, podemos observar que los valores resultantes son consistentes con las tendencias mencionadas arriba, principalmente en cuanto al comportamiento de la población por área y sexo (ver cuadro 1).

Si bien se observa un aumento en el número de personas que viven en las áreas rurales, al analizar los porcentajes de participación con respecto a la población total, se observa que éstas han ido disminuyendo (del 46% al 43% entre los años 1999-2003). A pesar de esta tendencia decreciente en los porcentajes, el Paraguay continúa siendo uno de los países de la región con mayor porcentaje de población rural.

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1.3 Características de la población La población de un país se puede dividir en dos grandes grupos: La Población en Edad de Trabajar (PET) y la que no está en edad de trabajar (no PET). Dentro del presente trabajo se considera como población en edad de trabajar a las personas que tienen 15 años y más, siguiendo las recomendaciones de la OIT, de modo que los resultados obtenidos sean comparables con los de otros países, los cuales utilizan este mismo rango de edad.

Si bien la DGEEC considera como población en edad de trabajar a las personas que tienen 10 años y más de edad, esta modificación en el rango utilizado no afectaría sustancialmente a los resultados, teniendo en cuenta que la población comprendida entre los 10 y 14 años de edad, representa a menos del 5% de la población ocupada total (véase cuadro B-1 del anexo estadístico).

Partiendo de esta base, al analizar los valores absolutos presentados en el cuadro 2, resalta el crecimiento que tuvo la PET, de un 3% anual, aproximadamente, si tomamos para el cálculo los valores de los años 1999 y 2003. Además, en el año 2003 cerca de dos tercios de la población paraguaya estaba en edad de pertenecer al mercado laboral. Estos porcentajes de participación han ido creciendo levemente entre encuestas, conforme se puede observar en el cuadro y dicho crecimiento se distribuyó tanto en un aumento de la Población Económicamente Activa (PEA) como de la población desempleada.

La no PET, aunque tuvo una tendencia decreciente en los porcentajes de participación con respecto a la población total, al considerar los valores absolutos, ésta prácticamente no varió entre los años 1999 y 2003.

Cuadro 2 Clasificación de la población total (número y porcentaje)

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Fuente: Elaboración propia con datos de la DGEEC. Varias encuestas.

1.3.1 Población en edad de trabajar Seguidamente, se presentan datos y se analizan aspectos relacionados al desempeño de varios indicadores referentes al mercado laboral, como así también ciertas características distintivas de la población que participa en dicho mercado, sea en forma activa o inactiva.

En el cuadro 2 habíamos observado que gran parte del incremento ocurrido en la PET pasó a formar parte de la oferta laboral con un incremento en la participación de la PEA, en aproximadamente 3 puntos porcentuales (véase también cuadro B-3 del anexo estadístico).

Más adelante, cuando analicemos la evolución de la oferta laboral, notaremos que el incremento que se produjo en la PEA durante el período de análisis se ha volcado 8

principalmente hacia el subempleo, tanto visible como invisible,2 considerando que los porcentajes relacionados a la población ocupada han ido decreciendo paulatinamente durante el período analizado, cayendo en casi 4 puntos porcentuales (véase cuadro B-2 del anexo estadístico).

1.3.2 Inactivos Los inactivos son aquéllos que no trabajan ni buscan trabajo, realizando otro tipo de actividades como ser labores del hogar, estudiantes, jubilados y pensionados, etc.

Anteriormente mencionamos que los inactivos representan al 30%, aproximadamente, de la PET, donde seis de cada diez inactivos viven en áreas urbanas y más de las tres cuartas partes son mujeres. Las edades donde se agrupa la mayor parte de la población inactiva, son en el rango de 15 a 18 años y de 40 a 64 años, representando ambos casi el 50% (véase cuadro 3).

Cuadro 3 Clasificación de los inactivos por sexo, área y rango de edad como porcentaje del total Clasificación 1999 2000/1 Total en cifras 1 038 012 1 008 693 21.21 23.36 Hombre 78.79 76.64 Mujer Área urbana 55.7 59.9 Área rural 44.3 40.1 15 a 18 años 25.6 23.6 19 a 24 años 15.3 16.4 25 a 29 años 7.6 7.7 30 a 39 años 13.7 12.0 40 a 64 años 22.8 23.5 65 años y más 15.1 16.9 Fuente: Elaboración propia con datos de la DGEEC. Varias encuestas.

2002 1 044 828 21.64 78.36 61.4 38.6 22.2 15.6 7.3 13.4 24.7 16.8

2003 1 129 926 24.3 75.7 60.8 39.2 25.0 16.6 7.1 11.4 22.6 17.3

Al clasificar a la población inactiva de acuerdo a las razones del por qué están en esa condición, casi la mitad de los inactivos se dedican a labores del hogar, aumentando estos porcentajes a cerca del 60% si consideramos sólo a las mujeres (ver cuadro 4). Los estudiantes representan a más del 20% de los inactivos. Hasta el año 2002, la tendencia en la participación de los jóvenes como inactivos fue decreciente, con 24% en el año 1999, descendiendo a poco más del 20% en el año 2002.

Esto podría considerarse como una señal de que los jóvenes cada vez en mayor proporción van incursionando al mercado laboral, ejerciendo una presión cada vez mayor sobre el mismo. No obstante, para el año 2003 estos porcentajes se revirtieron bruscamente, quizás desalentados por no encontrar trabajo o por la baja calidad de los empleos.

2

Para dicha clasificación, se utilizaron como parámetro para la clasificación a las definiciones utilizadas por la Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos (DGEEC).

9

Cuadro 4 Clasificación de inactivos por razón de inactividad como porcentaje del total 6

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6

8

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7

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Fuente: Elaboración propia con datos de la DGEEC. Varias encuestas.

Nota: a/ Incluye a los no consiguen trabajo, los despedidos, los que se consideran demasiado jóvenes para trabajar, los enfermos, los ancianos, etc.

Al analizarlo por sexo, observamos que si bien casi el 60% de las mujeres inactivas se dedican a labores del hogar, el comportamiento de estos porcentajes es decreciente entre encuestas. Este fenómeno podría deberse al hecho de que las mujeres se van incorporando al mercado laboral cada vez en mayor cantidad, lo cual se refleja en el comportamiento observado en las tasas de participación femeninas, que durante el período analizado aumentó del 48% para el año 1999 al 53% en el año 2003.

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CAPÍTULO DOS Empleo 2.1 Oferta laboral El comportamiento de la PEA u oferta laboral ha sido irregular, pero en términos generales, la tasa de participación se ha incrementado en casi 2 puntos porcentuales entre 1999 y 2003. El comportamiento observado en las tasas de participación a nivel país durante el mismo período también se aprecia al analizarlos por área de residencia, con una leve superioridad en la tasa de participación de las áreas rurales. Destaca el aumento de la tasa de participación de las mujeres que aumentó del 48% en 1999 a casi el 53% en el 2003. Sin embargo, la tasa correspondiente a los hombres sigue 1.5 veces mayor que la de las mujeres (gráfico 2).

Gráfico 2 Tasa de Participación de la población de 15 años, por área de residencia y sexo 10 0

90

Porcentaje

80

70

60

50

40 19 9 9

TO TAL

2000/1

URBANO

2002

RURAL

2003

HO MBRE

MUJER

Fuente: Elaboración propia con datos de la DGEEC. Varias encuestas.

2.2

Características de la población ocupada

Según la definición de la DGEEC, la población ocupada es el conjunto de personas en la fuerza de trabajo que trabajaron, con o sin remuneración, por lo menos una hora en el período de referencia o que, aunque no hubieran trabajado, tenían empleo del cual estuvieron ausentes por motivos circunstanciales (enfermedad, licencia, vacaciones, paro, beca, etc.) y en el caso del empleo rural trabajaron al menos siete horas en su chacra o en el cuidado de sus animales.

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La población ocupada de 15 años y más, como mencionamos anteriormente, ha ido decreciendo en su participación, con relación a la población total, durante el período de análisis. Este comportamiento decreciente se refleja también si observamos las tasas de ocupación (ocupados/PEA). Sin embargo, en el año 2003 se observó un incremento significativo en dicha tasa, que aumentó del 89% en el 2002 al 92% en el 2003 (ver cuadro B-4 del anexo estadístico).

También se mantiene la mayor tasa de ocupación en los sectores rurales, notándose además, una pequeña caída de esta tasa en los sectores urbanos, en casi un punto porcentual durante el período de análisis. En cuanto a la distribución de la población ocupada por área de residencia, observamos que en promedio los sectores urbanos mantuvieron su preponderancia en cuanto a la absorción de la población ocupada, con un promedio del 56%, durante el período de análisis. Por sexo, el comportamiento también fue bastante estable, con un 62% de la población ocupada de sexo masculino, aproximadamente (véase cuadro 5).

Cuadro 5 Población ocupada por área de residencia y sexo como porcentaje del total Ocupados 1999 2000/1 Total 1 927 032 2 089 450 Urbano 56.1 55.4 Rural 43.9 44.6 Hombre 63.1 61.3 Mujer 36.9 38.7 Fuente: Elaboración propia con datos de la DGEEC. Varias encuestas.

2002 2 132 811 56.3 43.7 62.8 37.2

2003 2 247 378 56.2 43.8 61.6 38.5

Otro indicador bastante interesante que permite analizar la evolución de la demanda de trabajo está relacionando a la población ocupada con la PET. A este indicador se lo conoce generalmente como tasa bruta de empleo. En el cuadro 6 se presentan los valores correspondientes a dichos indicadores, observándose a nivel país prácticamente la misma participación en el mercado laboral durante el período de análisis. En cuanto a la evolución por área, lo resaltante es el aumento que se produjo en las áreas rurales, donde del 63% en el año 1999 se incrementó al 67% en el año 2003. Por sexo, la tasa de actividad de los hombres, sigue bastante superior a la de las mujeres, aunque la brecha se va acortando.

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Cuadro 6 Tasa bruta de empleo por área, sexo y rango de edad (En porcentaje) Tasa bruta de empleo 1999 2000/1 Total 62.1 63.9 Urbano 61.2 61.2 Rural 63.4 67.7 Hombre 80.3 79.6 Mujer 44.8 48.7 Rango de edad 15 a 18 años 37.7 44.4 19 a 24 años 60.5 60.2 25 a 29 años 71.9 70.5 30 a 39 años 75.0 76.8 40 a 64 años 70.0 72.6 65 años y más 36.6 38.1 Fuente: Elaboración propia con datos de la DGEEC. Varias encuestas.

2002 62.1 58.6 67.3 79.0 45.7

2003 62.9 60.0 67.2 78.8 47.6

43.5 58.7 70.6 72.9 70.0 37.7

39.0 58.6 71.5 77.2 72.7 36.4

Al desagregar el análisis por rango de edad, las tasas de actividad más altas se observan entre la población de 25 a 39 años, con tasas superiores al 70%. En cuanto al comportamiento entre encuestas, no se observan grandes variaciones en las tasas.

2.2.1 Ramas de actividad En cuanto a la distribución de la población ocupada según actividad económica, en promedio tres de cada diez personas se dedican a actividades agropecuarias. Le siguen en orden de importancia los sectores comercio, restaurantes y hoteles y los servicios comunales, sociales y personales, con un porcentaje, en promedio, superior al 20% para cada sector.

En referencia a la evolución de los porcentajes entre encuestas, se observa una tendencia decreciente en los sectores de industrias manufactureras, construcción y de electricidad, agua y gas (ver cuadro 7). A su vez, se observa una tendencia levemente creciente en el sector agrícola, ganadero, caza y pesca, como así también en el sector comercio al por mayor y menor, restaurantes y hoteles.

Estos comportamientos son consistentes con los observados en la evolución del PIB por sectores económicos. Según datos del Banco Central del Paraguay (BCP, 2004) la tasa de crecimiento del sector servicios básicos, que engloba los sectores de electricidad, agua y transporte, ha tenido una caída sostenida, principalmente a partir del año 2000; asimismo, el sector de producción de bienes, que incluye la minería, la industria y construcción, si bien su comportamiento fue bastante irregular durante el período de estudio, la tendencia observada es suavemente decreciente, con predominio de tasas de crecimiento negativas, principalmente entre los años 2000 y 2002. En cuanto al sector agropecuario, en términos generales, la tendencia observada fue creciente.

13

Cuadro 7 Clasificación de empleados según rama de actividad, total país y por área, como porcentaje del total Ramas de actividad Agricultura, ganadería, caza y pesca Minas y canteras Industrias manufactureras Electricidad, agua y gas Construcción Comercio, restaurantes y hoteles Transporte, almacenamiento y comunic.

Finanzas, seguros e inmuebles Servicios comunales, sociales y person.

NA/NR Totales

Urbano 3.8 0.0 15.2 0.8 6.7 28.2 6.3 5.7 31.0 2.2 100.0

1999 Rural 58.5 0.3 8.7 0.1 3.7 12.1 1.2 0.7 10.7 4.1 100.0

Total 29.4 0.2 12.6 0.5 5.4 21.4 4.4 3.5 22.5 0.0 100.0

Urbano 5.6 0.1 13.1 1.1 5.2 31.3 5.6 5.5 32.5 0.0 100.0

2003 Rural 64.8 0.2 7.5 0.3 3.1 12.5 1.5 0.4 9.7 0.0 100.0

Total 31.5 0.1 10.6 0.7 4.3 23.1 3.8 3.3 22.5 0.0 100.0

Fuente: Elaboración propia con datos de la DGEEC. Varias encuestas.

Al analizarlo por área de residencia, en el sector rural no se observan grandes sorpresas, manteniéndose el predominio del sector agropecuario, el cual absorbe a casi el 70% de la población rural total. Sin embargo, en las áreas urbanas, el empleo se distribuye entre los sectores servicios comunales, sociales, personales3 y comercio, restaurantes y hoteles, con porcentajes superiores al 30% en promedio en cada sector, seguido por el sector de industrias manufactureras con un porcentaje inferior al 15%.

En cuanto a la evolución de los porcentajes, en las áreas rurales se observa un incremento de más de 6 puntos porcentuales entre los años 1999 y 2003 en el sector agrícola y un comportamiento relativamente estable en los demás sectores.

En cuanto a la distribución por sexo, en el 2003, casi cuatro de cada diez hombres desarrollan sus actividades en el sector agrícola y más de tres de cada diez mujeres se dedican al sector servicios comunales, seguido muy de cerca por el comercio, restaurantes y hoteles, con un porcentaje ligeramente inferior (ver cuadro B-5 en el anexo).

2.2.2 Empleo por ocupación y categoría de ocupación Analizar la ocupación principal de los trabajadores nos da una idea no sólo de la actividad a la que se dedican las personas, sino también nos permite inferir acerca del nivel de capacitación de los mismos. Cabe resaltar que, debido a que la clasificación utilizada en el año 1999 es distinta a las utilizadas en las encuestas siguientes, no fue incluida en el cuadro comparativo.

En el año 2003, tres de cada diez ocupados eran agricultores y trabajadores agropecuarios y pesqueros, duplicándose este número si consideramos sólo a los ocupados rurales. Además, el 20% de los ocupados eran trabajadores no calificados, y si a este porcentaje le sumamos los correspondientes a los trabajadores de servicios y vendedores, como así también de los operarios y artesanos, resulta que cerca del 50% de los 3

Abarca desde servicios en las parroquias, las bibliotecas, así como el cuidado de enfermos en hospitales, asilos, centros de rehabilitación y hogares, hasta la recolección y transporte de basura y desperdicios.

14

trabajadores paraguayos tiene un bajo nivel de capacitación, o bien, se dedican a ocupaciones que requieren un bajo nivel de calificación.

Al desagregarlo por área de residencia, como se mencionó anteriormente, el 60% de los ocupados rurales son agricultores, trabajadores agropecuarios y pesqueros. En las áreas urbanas los porcentajes correspondientes a trabajadores no calificados, y aquéllos de servicios y vendedores adquieren mayor importancia, alcanzando el 24% y 20% respectivamente. Con relación a la evolución de los porcentajes entre encuestas, no se observan grandes variaciones en las participaciones.

Analizando la clasificación por sexo, si bien existen diferencias en los porcentajes, las ocupaciones principales son las mismas, tanto para hombres como para las mujeres. En cuanto a los hombres, casi el 35% de los ocupados son agricultores, trabajadores agropecuarios y pesqueros, siguiéndole en importancia los oficiales, operarios y artesanos, y los trabajadores no calificados con el 18% y el 16% respectivamente. Por el lado de las mujeres, cerca de tres de cada diez mujeres son trabajadoras no calificadas, y más del 20% son trabajadoras de servicios y vendedoras (ver cuadro B-6 del anexo).

Cuadro 8 Clasificación de empleados según ocupación, total país y por área, como porcentaje del total Ocupación

2000/1

2002

2003

Urbano

Rural

Total

Urbano

Rural

Total

Urbano

Rural

Miembros P.Ejec.,Leg./Jud. Personal Direct.

7.1

1.3

4.5

4.8

0.6

3.0

5.5

0.9

3.5

Profesion. científicos e intelect

7.0

1.8

4.7

6.2

1.6

4.2

7.6

1.9

5.1

Técnicos y prof, nivel medio

7.8

1.6

5.0

7.1

1.2

4.5

6.9

1.5

4.5

Empleados de oficina

6.2

0.8

3.8

7.4

0.7

4.5

7.6

1.0

4.7

21.0

7.9

15.2

21.3

8.7

15.8

20.5

8.6

15.3

4.1

55.6

27.0

5.1

62.0

29.9

5.3

57.7

28.3

17.1

10.9

14.3

17.7

7.5

13.3

17.1

9.9

13.9

Trabaj. de serv. y vendedores Agricultores y trab. agrop. y pesqueros Oficiales, operarios y artesanos Operadores de instal.y máq. y montadores

Total

5.1

2.2

3.8

5.2

2.0

3.8

5.1

2.1

3.8

24.5

17.9

21.6

24.9

15.5

20.8

24.3

16.4

20.8

Fuerzas Armadas

0.2

0.0

0.1

0.2

0.0

0.1

0.2

0.1

0.1

NR

0.0

0.0

0.0

0.2

0.1

0.2

0.0

0.0

0.0

100.0

100.0

100.0

100.0

100.0

100.0

100.0

100.0

100.0

Trabajadores no calificados

Totales

Fuente: Elaboración propia con datos de la DGEEC. Varias encuestas.

Otra forma de caracterizar a la población ocupada, es clasificándola de acuerdo a su categoría de ocupación. En promedio, casi cuatro de cada diez personas son trabajadores por cuenta propia, observándose una tendencia creciente en este porcentaje a lo largo del período de análisis. Le siguen en importancia los trabajadores privados, ya sean obreros o empleados, absorbiendo a un poco más de un cuarto de los ocupados. En las áreas rurales, estos porcentajes se incrementan, llegando a más del 50% para los trabajadores por cuenta propia, siguiéndole en importancia los obreros privados con un porcentaje promedio de casi el 20% con respecto a la población total. Podemos observar además, una tendencia decreciente en los porcentajes de las ocupaciones que podemos considerar más formales.

Al desagregar por área de residencia, se observa que en las áreas rurales, más de la mitad de los ocupados son trabajadores por cuenta propia, y donde casi dos de cada diez trabajadores lo hacen con algún familiar, pero sin ser remunerados por ello, notándose casi

15

igual porcentaje para los obreros privados. En los sectores urbanos, tres de cada diez ocupados son trabajadores por cuenta propia y dos de cada diez ocupados son obreros privados.

En cuanto al comportamiento entre encuestas, observamos una tendencia decreciente en las categorías consideradas como más formales, a excepción de los empleados públicos, cuyos porcentajes de absorción de la población ocupada se mantuvieron relativamente estables durante el período de análisis. Aparentemente, esta disminución en la capacidad de absorción, tanto del sector público como privado, hizo que el incremento de la oferta laboral vaya a parar a actividades menos formales, como ser, trabajadores por cuenta propia o familiar no remunerado, cuyos porcentajes se incrementaron en el período de referencia en el orden de 2 y 1 punto porcentual, respectivamente.

Cuadro 9 Clasificación de empleados según categoría ocupacional en porcentaje 1999 Categorías 2000/1 7.0 Empleado público 6.5 11.6 Empleado privado 10.8 1.3 Obrero público 1.0 20.6 Obrero privado 20.0 Empleador o patrón 5.4 6.1 Cuenta propia 37.7 38.3 Familiar no remunerado 9.7 9.8 Empleado doméstico 6.7 7.5 Total 100.0 100.0 Fuente: Elaboración propia con datos de la DGEEC. Varias encuestas.

2002 7.0 9.9 1.6 18.6 3.8 39.9 12.1 6.9 100.0

2003 7.4 10.4 1.2 18.2 4.5 40.4 10.1 7.8 100.0

Haciendo el análisis por sexo, los sectores que podemos considerar como más informales son predominantes, tanto para los hombres como para las mujeres, resaltando el empleo doméstico en la población ocupada femenina, en donde dos de cada diez mujeres ocupadas se dedican a dicha actividad (ver cuadro B-8 del anexo estadístico).

2.2.3 Tamaño de la empresa Si agrupamos a las empresas que ocupan de 1 a 50 empleados, las cuales son consideradas generalmente como MIPYMES (Micro, Pequeñas y Medianas Empresas), podemos observar que en el Paraguay este tipo de empresas son las que absorben a gran parte de la población ocupada (casi el 60% en el año 2003), contrario a las empresas de más de 50 empleados, con poco más del 6%. Cabe mencionar que las MIPYMES generan, habitualmente, empleos de baja calidad. Además, teniendo en cuenta que las tasas de entrada y salida de estas empresas son altas, arrojan como consecuencia que la sustentabilidad del empleo es reducida (OIT, 2003).

En el año 2003, más de las tres cuartas partes de la población trabajaba por cuenta propia, en empresas con menos de seis empleados, o como empleado doméstico. Estos porcentajes son aún mayores en las áreas rurales, llegando a casi el 90% de la población ocupada rural. Sin embargo, en las áreas urbanas las empresas pequeñas absorben a más del

16

65% de la población ocupada, toman preponderancia también las empresas relativamente grandes (ver gráfico 3).

Al clasificar por sexo, en el año 2003, siete de cada diez hombres trabajaba solo o en empresas con menos de seis empleados, en tanto que dos de cada diez mujeres ocupadas trabajaba en empleos domésticos (cuadro B-9 del anexo estadístico).

Gráfico 3 Distribución de la población ocupada de 15 años y más, según tamaño de la empresa, 2003

Más de 50 personas 6%

Empleado doméstico 8%

NR/NS 1%

21 a 50 personas 4%

Solo 27%

11 a 20 pe rsonas 5% 6 a 10 pe rsonas 8%

2 a 5 personas 41%

Fuente: Elaboración propia con datos de la DGEEC. EPH 2003.

Analizando la evolución de los porcentajes en el período de estudio, en el cuadro 10 se observa que en las áreas urbanas, las empresas relativamente grandes, es decir, las que cuentan con más de 50 empleados, han ido decreciendo en su capacidad de absorción de la población ocupada, cayendo del 14% en el año 1999 al 10% para el año 2003.

17

Cuadro 10 Clasificación de empleados según tamaño de empresa por área como porcentaje del total Tamaño de la empresa Sólo 2 a 5 personas 6 a 10 personas 11 a 20 personas 21 a 50 personas Más de 50 personas Empleado doméstico NS/NR Total

1999 Urbano Rural 20.2 31.5 31.9 53.2 9.2 5.4 7.2 7.5 13.9 9.0 1.2 100.0

2.4 1.8 1.6 3.8 0.3 100.0

2000/1 Urbano Rural 21.5 30.8 32.2 52.9 9.5 6.3 7.9 6.2 11.8 10.2 0.7 100.0

1.8 2.0 1.4 4.2 0.7 100.0

2002 Urbano Rural 23.0 31.4 8.7 6.6 6.2 11.0 9.8 3.4 100.0

Fuente: Elaboración propia con datos de la DGEEC. Varias encuestas.

26.1 57.9 7.2 2.3 1.4 1.5 3.3 0.4 100.0

2003 Urbano Rural 23.9 29.9 32.0 53.9 8.8 6.8 7.5 6.1 10.0 10.9 0.9 100.0

2.4 1.1 1.9 3.9 0.2 100.0

También se observa un aumento en los porcentajes de los ocupados que trabajan por su cuenta, en casi 4 puntos porcentuales. En general, las participaciones se mantuvieron relativamente estables, con una leve tendencia decreciente en las empresas relativamente grandes.

2.2.4 Educación y empleo Es bien sabido que los logros educacionales de los trabajadores tienen efectos beneficiosos sobre la tasa de participación en la fuerza laboral, sobre la tasa de desempleo y sobre los ingresos (Borjas, 1996). Además, está demostrada en la literatura especializada la existencia de una correlación positiva entre el nivel de instrucción con el empleo y los ingresos, que las personas más instruidas tienen mayores posibilidades de tener trabajo y, si son económicamente activas, es menos probable que estén desocupadas (CERI, 2001).

Teniendo en cuenta esto, el análisis del nivel educativo de la población ocupada puede explicar parte importante del comportamiento del mercado laboral.

18

Gráfico 4 Distribución de la población ocupada de 15 años y más, según años de educación, total país y por área de residencia, 2003

TOTAL

12.7 34.8 49.2 3.2

RURAL

3.5 24.1 67.2 5.2

URBANO

16.2 42.1 39.9 1.7 0

10

20 0 AÑOS

30 DE 1 A 6 AÑOS

40 DE 7 A 12 AÑOS

50

60

70

80

DE 13 Y MÁS AÑOS

Fuente: Elaboración propia con datos de la DGEEC. EPH 2003.

Más del 55% de la población ocupada tiene seis años de educación o menos, y aproximadamente el 13% tiene nivel universitario. Estos resultados son consistentes con los datos obtenidos al clasificar a la población ocupada por ocupación, donde cerca del 50% de la población se dedicaba a actividades que no requieren un nivel muy elevado de educación formal, como por ejemplo los agricultores, vendedores, artesanos o trabajadores no calificados.

Al desagregar el análisis por área de residencia, los porcentajes observados a nivel país varían sustancialmente. En el año 2003, en las áreas urbanas el 63% de la población ocupada tenía un nivel superior al primario, lo cual se contrapone totalmente con lo observado en las áreas rurales, donde el 72.5% de la población no tenía más de seis años de educación. Si bien los porcentajes observados en las áreas rurales son bastante bajos, se puede apreciar un incremento en los porcentajes, tanto para el rango de educación de siete a doce años como así también para los que tienen 13 años y más, del 8% y del 1% respectivamente, durante el período de análisis (véase cuadro 11).

19

Cuadro 11 Clasificación de empleados según años de educación por área como porcentaje del total Años de educación

1999 Urbano

Rural

2000/1

2002

2003

Total

Urbano

Rural

Total

Urbano

Rural

Total

Urbano

Rural

Total

1.5

7.3

4.1

2.0

7.5

4.4

1.7

6.1

3.6

1.6

5.2

3.2

1 a 6 años

37.8

73.3

53.4

36.7

71.2

52.1

39.9

71.4

53.6

35.2

67.3

49.2

7 a 12 años

44.9

16.9

32.6

42.7

18.1

31.7

42.1

20.2

32.5

43.3

24.1

34.8

13 y más

15.6

2.5

9.8

18.3

3.3

11.6

16.2

2.2

10.1

20.0

3.5

12.7

0 años

No responde Total

0.2

0.0

0.1

0.4

0.0

0.2

0.1

0.2

0.1

0.0

0.1

0.0

100.0

100.0

100.0

100.0

100.0

100.0

100.0

100.0

100.0

100.0

100.0

100.0

Fuente: Elaboración propia con datos de la DGEEC. Varias encuestas.

En cuanto al comportamiento por sexo, lo resaltante es el porcentaje superior para mujeres en el rango de educación de 13 años y más, superando al de los hombres en casi 6 puntos de por ciento en el año 2003 (ver cuadro B-10 del anexo estadístico).

2.2.5 Protección social de los ocupados La protección social de los trabajadores se encuentra estrechamente relacionada con las condiciones del mercado laboral y particularmente con las características del empleo.

En base a los resultados presentados en el cuadro 12, donde se observa una baja cobertura del sistema de jubilación o pensión, podemos afirmar que esto refleja el hecho de que un alto porcentaje de la población ocupada desarrolla sus actividades en el sector informal de la economía donde los trabajos son de baja calidad, desprovistos de algún sistema de cobertura, tanto de jubilación o pensión como de asistencia médica.

A nivel país, en el año 2003, sólo el 12.5% de la población ocupada estaba asociado a algún sistema de jubilación o pensión. Estos resultados son aún más críticos en las áreas rurales, donde los porcentajes de cobertura no alcanzan el 9%. En cuanto a la distribución por sexo, los porcentajes son bastante parejos, manteniéndose los resultados observados a nivel país.

En cuanto a la cobertura del seguro médico, se observan en general porcentajes más elevados que los del sistema de jubilación o pensión. A nivel país, dos de cada diez ocupados tiene algún seguro médico, donde nuevamente en las áreas rurales se observan los porcentajes más bajos, con una cobertura que no alcanza el 9%. Un hecho resaltante es que los porcentajes de las mujeres son en promedio 7 puntos de por ciento superiores a los de los hombres.

20

Cuadro 12 Clasificación de empleados por posesión de seguro médico, pensión o jubilación como porcentaje del total Seguro médico a/ Pensión o jubilación 1999 2000/1 2003 1999 2000/1 2002 2003 34.3 30.6 30.0 18.1 Urbana 20.5 19.7 18.1 7.5 8.3 8.9 5.3 Rural 4.2 4.7 5.4 Hombre 19.8 18.3 18.0 13.4 12.7 12.0 12.2 Mujer 27.1 24.4 25.1 13.3 13.5 13.4 13.1 Total empleados 22.5 20.8 21.1 13.4 13.0 12.5 12.5 Fuente: Elaboración propia con datos de la DGEEC. Varias encuestas.

Nota: a/ En la EPH 2002 no se captó datos referentes a seguro médico.

Clasificación

Al analizar los porcentajes de cobertura, principalmente del sistema de jubilación o pensión por categorías ocupacionales, los datos son aún más contundentes. En el cuadro 13 podemos observar que en el año 2003 la cobertura para los trabajadores privados apenas alcanzó el 20%, mientras que las tasas de cobertura para los empleados públicos eran prácticamente cuatro veces superior a las de los empleados privados. Estos porcentajes de cobertura tan elevados para los empleados y obreros públicos se deben a que la participación de los mismos dentro de los sistemas jubilatorios es obligatoria. Además, resalta el hecho de que los trabajadores por cuenta propia, empleados domésticos, familiar no remunerado y los empleadores o patrones están prácticamente fuera del sistema.

En cuanto al comportamiento de los porcentajes de cobertura, el único sector donde se observaron aumentos fue en los correspondientes al empleo público, mientras que en los sectores del empleo privado se observaron caídas de hasta 5 puntos porcentuales, comparando los años 1999 y 2003.

Cuadro 13 Tenencia de sistema de jubilación según categoría de ocupación como porcentaje del total Categoría de Ocupación Empleado público Empleado privado Obrero público Obrero privado Empleador o patrón Cuenta propia Famil. no remunerado Empleado doméstico NR

1999 Número 134 902 223 221 25 726 396 757 104 385 726 907 186 157 128 829 148

% 74.5 28.2 62.8 15.7 3.3 1.3 0.4 1.9 0.0

2000/1 Número 136 135 226 312 20 196 417 527 126 911 801 163 203 968 157 139 94

% 83.6 32.4 66.8 16.1 2.4 0.0 0.0 0.7 0.0

2002 Número 149 039 210 482 33 282 397 237 81 798 851 368 258 036 147 927 3 642

% 85.0 27.0 57.3 12.0 3.2 1.2 0.7 1.6 0.0

2003 Número 166 343 234 416 27 640 408 366 100 894 907 528 226 113 176 074 0

% 82.9 23.3 69.6 12.2 2.6 1.2 0.7 2.5 0.0

Fuente: Elaboración propia con datos de la DGEEC. Varias encuestas.

Si analizamos los porcentajes de tenencia de jubilación o pensión por quintil de ingresos, observamos que los sectores más vulnerables tienen menor protección.

Comparando los porcentajes de cobertura por quintil de ingresos, principalmente entre los años 1999 y 2003, en el gráfico 5 se observa claramente que los porcentajes de tenencia de algún sistema de jubilación o pensión crecen a medida que nos movemos hacia los quintiles 21

más altos. En el año 2003, las personas que pertenecían al quintil más pobre estaban prácticamente excluidas del sistema, con un porcentaje que no llegaba al 1%, mientras que para el quintil más rico era del 25%. Además se observa una baja en la cobertura para los quintiles medios.

Gráfico 5 Tasa de cobertura de sistema de jubilación para el total de empleados, según quintiles de ingreso (en porcentajes) 30

24.6 24.9

Tasa de cobertura

25

20

17.1

16.2 19 9 9

15

2003

10.3 10

7.5 3.9

5

0.5

2.7

0.9

0 I q ui nt il

II q ui nt il

III q ui nt il

IV q ui nt il

V q uint i l

Fuente: Elaboración propia con datos de la DGEEC. Varias encuestas.

2.2.6 Ingreso de los ocupados Un aspecto muy importante de la población ocupada que debe ser analizado es la evolución de sus ingresos laborales. En el cuadro 14 se presentan los porcentajes de variación en los ingresos laborales correspondientes a su actividad principal, entre los años 1999 y 2003. En dicho cuadro podemos apreciar una disminución significativa de los ingresos laborales de la población ocupada para dicho período, en aproximadamente el 11%.

Al analizar por categorías ocupacionales, los empleados públicos experimentaron una disminución de casi un 18% en sus ingresos laborales en el último quinquenio y los obreros públicos en un 21%. En el sector privado, los empleados y los obreros se vieron afectados por una disminución en sus ingresos laborales en 11% y 16%, respectivamente.

22

Cuadro 14 Promedio de ingreso mensual en la ocupación principal por categoría de ocupación, en guaraníes a total país Categoría Ocupacional

1999

2003

1 723 688 1 418 234 Empleado público 1 275 735 1 011 890 Obrero público 1 538 504 1 365 385 Empleado privado Solo 494 712 445 398 2 a 5 personas 927 259 872 654 6 a 10 personas 1 754 557 1 348 455 11 a 20 personas 1 384 281 1 477 542 21 a 50 personas 1 704 519 1 925 739 Más de 50 personas 2 294 253 2 349 568 Obrero privado 875 672 731 791 Solo 562 538 378 962 2 a 5 personas 699 513 596 077 6 a 10 personas 881 608 767 075 11 a 20 personas 1 252 926 858 267 21 a 50 personas 988 780 966 279 Más de 50 personas 1 175 045 1 056 090 Empleador o patrón 2 780 691 2 828 189 Cuenta propia 557 108 567 512 Familiar no remunerado 0 0 Empleado doméstico 607 485 492 152 Total 887 351 787 515 Fuente: Elaboración propia con datos de la DGEEC. Varias encuestas.

Nota: a/ En guaraníes de octubre de 2003.

Diferencia 2003 - 1999 Números % - 305 454 -17.7 - 263 844 -20.7 - 173 119 -11.3 -49 314 -10.0 -54 605 -5.9 -406 102 -23.1 93 261 6.7 221 219 13.0 55 315 2.4 - 143 880 -16.4 -183 576 -32.6 -103 436 -14.8 -114 533 -13.0 -394 659 -31.5 -22 502 -2.3 -118 956 -10.1 47 498 1.7 10 403 1.9 0 0.0 - 115 333 -19.0 - 99 836 -11.3

Si desagregamos aún más el análisis y clasificamos a los empleados privados por el tamaño de la empresa en la cual trabajan, estos porcentajes son aún mayores, principalmente para aquéllos que lo hacen en empresas de seis a diez empleados, con una disminución de sus ingresos que alcanza el 23%. Sin embargo, a medida que aumenta el número de empleados en la empresa, los porcentajes se vuelven incluso positivos. Para los obreros privados, independientemente del tamaño de la empresa, se observa una disminución de los salarios reales, pero los porcentajes en términos absolutos son menores para las empresas más grandes (ver cuadro 14).

Por otro lado, también resulta importante analizar la cantidad de ocupados distribuidos de acuerdo a ciertos rangos creados a partir de porcentajes de salario mínimo.4 En el cuadro 15 observamos que en el año 2003, el 87% de los trabajadores por cuenta propia y el 48% de los empleados privados ganaba menos de un salario mínimo. Para los empleados públicos, tanto empleados como obreros, cerca del 50% ganaba menos de un salario mínimo.

4

En el año 1999 (de enero a diciembre) el salario mínimo legal vigente fue de guaraníes 591 445 y en el año 2003 (de febrero a diciembre) fue de guaraníes 972 413.

23

Cuadro 15 Distribución de ocupados por categoría de ocupación de acuerdo a rangos de salario mínimo, año 2003 (en porcentajes)

Categoría Ocupacional Empleado público Empleado privado Obrero público Obrero privado Empleador o patrón Cuenta propia Famil. no remunerado Empleado doméstico

Sin ingresos

Menos del 50% del SM

Entre el 50 % y menos de 1 SM

Entre 1 y menos de 1.5 SM

Más de 1.5 y menos de 2 SM

0.0 0.0 0.0

6.3 17.6 9.3

33.7 29.1 50.6

30.6 26.9 25.3

13.3 12.2 7.4

0.0 0.0 0.0 100.0 0.0

33.0 18.4 66.7 0.0

42.7 22.2 19.5 0.0 40.9

19.0 13.3 6.5 0.0 4.7

3.3 9.0 2.5 0.0 0.4

53.8

Fuente: Elaboración propia con datos de la DGEEC. EPH 2003.

Más de 2 SM 16.0 14.2 7.5 2.0 37.1 4.8 0.0 0.2

Total 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0

Cabe mencionar que, si bien el salario mínimo aumentó en términos nominales en un 64% en el período 1999-2003 y el Índice de Precios al Consumidor (IPC) en un 48%, el salario mínimo experimentó un aumento de 11% en términos reales. Sin embargo, debemos recordar que el 76% de los ocupados ganan menos que el salario mínimo vigente. Es por ello que el aumento del salario mínimo en términos reales no benefició a gran parte de ese grupo poblacional.

2.2.7 Cambios en la estructura del empleo Realizado el análisis de las distintas características de la población ocupada, tanto en su composición y distribución, por categorías de ocupación, ramas de actividad, tamaño de la empresa, educación, etc., corresponde analizar la variación ocurrida en el empleo durante el período observado. Esto nos mostrará la capacidad que tiene la economía paraguaya para generar empleo, vista desde varios ángulos, y poder conocer, entre otras cosas, qué sectores económicos generaron empleos y cuáles lo destruyeron. Podemos definir el número total de trabajos creados (o destruidos) en la economía como la suma del cambio en el empleo ocurrido en un período de tiempo dado.

En el cuadro 16 presentamos las variaciones netas en el empleo durante el período 1999-2003. Podemos observar, como mencionamos arriba, que si bien en valores absolutos la economía creó empleos durante el período de análisis, esta generación de empleos ha sido insuficiente para absorber toda la mano de obra que se ha incorporado al mercado laboral, lo que se refleja en el aumento del número de desempleados durante el mismo período. Además, si consideramos que el sector comercio, restaurantes y hoteles, como así también el agropecuario, fueron los sectores que crearon más empleo, podemos tener una noción de qué tipo de empleos fueron creados por la economía. Muchos de estos trabajos no requieren mucha calificación educacional, y además son creados principalmente por iniciativa propia.

24

Cuadro 16 Creación y destrucción de empleos por rama de actividad en miles de personas Ocupados Agricultura, ganadería, caza y pesca Minas y canteras Industrias manufactureras Electricidad, agua y gas Construcción Comercio, restaurantes y hoteles Transporte, almacenamiento y comunicaciones Finanzas, seguros e inmuebles Servicios comunales, sociales y personales Total de empleos

2000/1 - 1999

2002 - 2000/1

2003 - 2002

76 516 -204 4 735

62 317 662

64 492 9

141 008 -195

- 28 763 2 229

-4 723 6 483 -7 791 105 939 622 6 153 72 583 320 346

182 - 2 314 90 885 - 8 932 4 937 - 3 588

- 2 152 - 17 088 798 3 471 18 120

- 9 458 6 302 - 5 477 15 054 9 554 1 216 76 171

162 418

43 361

157 928

2003 - 1999

Fuente: Elaboración propia con datos de la DGEEC. Varias encuestas.

Debemos destacar el hecho de que sectores tan importantes para la generación de productos para la economía, como las industrias manufactureras y el sector de la construcción, destruyeron empleo. Al observar las tasas de crecimiento del PIB desagregado por sectores económicos, se presenta el mismo comportamiento (véase cuadro A-1).

Haciendo el mismo análisis, pero desde la óptica de las categorías ocupacionales, y desagregando al empleo privado por el tamaño de la empresa, encontramos varios aspectos que valen la pena mencionar. En el cuadro 17 observamos la composición del empleo por categoría ocupacional, y la variación ocurrida entre los años 1999 y 2003. Si bien el empleo privado tuvo un aumento del 2.2%, al desagregarlo por tamaño de la empresa notamos que este aumento se dio principalmente en aquellas empresas de tamaño inferior o igual a 20 personas. En cambio, en aquellas empresas consideradas medianas o grandes (más de 20 personas) se produjo una importante disminución del empleo.

Del análisis anterior, y corroborando lo mencionado con respecto a la calidad del empleo creado por la economía, podemos afirmar que gran parte del empleo creado durante el período analizado fue generado por el sector informal (cuenta propia y empresas menores a cinco trabajadores), como así también por el sector público. Además podemos notar un importante crecimiento en el número de empleados domésticos y de familiares no remunerados.

25

Cuadro 17 Composición del empleo por categoría, en cifras y como porcentaje del total Categorías Empresa privada (empleados y empleadores) 2 a 5 personas 6 a 10 personas 11 a 20 personas 21 a 50 personas Más de 50 personas Sector Público

1999 Número

%

2003 Número

713 436 37.1 729 465 347 602 18.1 385 177 119 668 6.2 131 381 74 848 3.9 80 888 77 401 4.0 58 442 93 917 4.9 73 575 151 568 7.9 190 962 730 187 37.9 911 932 Cuenta propia a/ 128 829 6.7 176 075 Empleado doméstico 186 157 9.7 226 113 Familiar no remunerado 15 343 0.8 12 831 NR/NA 1 925 520 100.0 2 247 378 Total Fuente: Elaboración propia con datos de la DGEEC. Varias encuestas.

Nota: a/ También incluye a los empleados privados que trabajan solos.

2.3

% 32.5 17.1 5.8 3.6 2.6 3.3 8.5 40.6 7.8 10.1 0.6 100.0

Variación Número % 16 029 37 575 11 713 6 040 -18 959 -20 342 39 394 181 745 47 246 39 956 -2 512 321 858

2.2 10.8 9.8 8.1 -24.5 -21.7 26.0 24.9 36.7 21.5 -16.4 16.7

Subocupación

Teniendo en cuenta las definiciones de la DGEEC, se considera subocupado visible, a aquella persona que trabaja menos de 30 horas a la semana queriendo y pudiendo trabajar más tiempo, y subocupado invisible a aquella persona que trabaja 30 horas o más por semana, percibiendo un ingreso inferior al costo de una canasta básica de consumo.

Siguiendo estas definiciones, en el 2003, el 26% de la población ocupada estaba subempleada, de los cuales el 18% era invisible y el 8% visible, aproximadamente. Si comparamos estos porcentajes con los del año 1999, se observa un incremento de 8 puntos porcentuales, principalmente debido al aumento del subempleo invisible. Haciendo un análisis a nivel general, la subocupación ha tenido una tendencia creciente a lo largo del período de análisis, principalmente en lo que respecta al subempleo invisible.

Cuadro 18 Subempleados como porcentaje del total de ocupados, por área y sexo Clasificación 1999 2000/1 Total subempleados 18.2 23.7 Subocupados visibles 6.0 7.9 Subocupados invisibles 12.2 15.8 Área urbana 18.7 25.9 Área rural 17.6 20.9 Hombre 15.2 21.4 Mujer 23.4 27.3 Fuente: Elaboración propia con datos de la DGEEC. Varias encuestas.

2002 24.9 8.5 16.4 29.6 18.9 20.9 31.7

2003 26.1 7.9 18.2 30.3 20.6 22.7 31.4

26

Al analizar los porcentajes por área de residencia, observamos que cerca de un tercio de los ocupados urbanos son subocupados, porcentaje superior al de las áreas rurales donde el subempleo es del 20%. Estos datos nos dan la pauta que la subocupación es un fenómeno creciente principalmente en las áreas urbanas, con un incremento de más de 11 puntos porcentuales entre los años analizados. Al desagregarlo por sexo, los porcentajes de subempleo son superiores para las mujeres, con una diferencia de casi 9 puntos porcentuales en el año 2003 (véase cuadro 18).

El subempleo se da principalmente entre los obreros privados, los empleados domésticos y los trabajadores por cuenta propia, que sumados abarcan a más de dos tercios de la población subempleada (ver en anexo cuadro B-12).

Cuadro 19 Subempleo visible e invisible, como porcentaje del total de ocupados por rama de actividad 1999 Visibles Invisibles 8.2 Agricultura, ganadería, caza y pesca 5.3 18.0 Minas y canteras 0.0 15.2 Industrias manufactureras 5.2 Electricidad, agua y gas 0.7 5.9 Construcción 3.0 18.9 Comercio, restaurantes y hoteles 5.2 7.7 Transporte, almacenam. y comunicaciones 3.7 9.2 Finanzas, seguros e inmuebles 4.4 9.1 Servicios comunales, sociales y personales 9.9 19.7 NR/NA 0.0 0.0 Total 6.0 12.2 Fuente: Elaboración propia con datos de la DGEEC. Varias encuestas.

Categoría

2003 Visibles Invisibles 6.3 7.7 0.0 32.0 7.6 25.0 6.2 6.0 4.1 40.0 6.7 16.4 5.0 16.4 8.8 11.6 12.6 28.9 0.0 0.0 7.9 18.2

En el cuadro 19 se presentan los porcentajes de subempleo, tanto visible como invisible, con relación al total de ocupados, desagregados por rama de actividad. En general, se observan aumentos en los porcentajes de la población subocupada con relación al total de ocupados, si comparamos los años 1999 y 2003. En el subempleo visible se observa un aumento de casi 2 puntos porcentuales y en el invisible 6 puntos porcentuales.

Al analizar al subempleo visible por rama de actividad, se observan porcentajes de 13% en el sector servicios comunales, sociales y personales y 8% en el sector de industrias manufactureras, en el año 2003. Con relación al subempleo invisible, sí se observan porcentajes elevados, alcanzando en el año 2003 el 40% dentro del sector construcción, y con porcentajes por encima del 20% en los sectores minas y canteras, servicios comunales e industrias manufactureras.

Distribuyendo a la población subocupada de acuerdo a la rama de actividad a la que pertenece, en el año 2003, los servicios comunales absorbían a más de un tercio de los subocupados, seguidos en importancia por el sector comercio, restaurantes y hoteles, con más del 20% y por el sector agropecuario con el 17%. Cabe resaltar la preponderancia que adquirió el sector comercio, restaurantes y hoteles en los últimos años, desplazando incluso

27

en importancia de participación al sector agropecuario (ver cuadro B-12 del anexo estadístico).

2.4

Sector informal

El sector informal puede describirse en términos generales como un conjunto de unidades dedicadas a la producción de bienes o la prestación de servicios con la finalidad primordial de crear empleos y generar ingresos para las personas que participan en esa actividad. Estas unidades funcionan típicamente en pequeña escala, con una organización rudimentaria, en la que hay muy poca o ninguna distinción entre el trabajo y el capital como factores de producción. Las relaciones de empleo (en los casos que existan) se basan más bien en el empleo ocasional, el parentesco o las relaciones personales y sociales, y no en acuerdos contractuales que supongan garantías formales (OIT, 2000).

Es importante diferenciar el sector informal del subempleo de modo a no entrar en confusiones. El subempleo refleja la subutilización de la capacidad productiva de la población ocupada, incluyendo el que es causado por un sistema económico nacional o local deficiente. En cambio, el sector informal lo relacionamos con las organizaciones rudimentarias y la producción en pequeña escala.

Una demanda crucial de política en América Latina es el tamaño de las barreras a las cuales se enfrenta la movilidad del empleo informal al formal, indicando que los mercados laborales están segmentados. La segmentación del mercado laboral refleja que en los países de América Latina los trabajadores informales componen una parte significativa del total de empleados (Galli y Kucera, 2003).

El empleo informal es altamente heterogéneo, incluyendo unidades de producción de características diferentes y un amplio rango de actividades económicas, así como personas (trabajadores, empleadores, productores) trabajando o produciendo bajo diferentes tipos de relaciones de empleo y planes de producción.

El sector informal a menudo es caracterizado por las condiciones de trabajo muy pobres. El empleo informal puede funcionar como un absorbente macroeconómico que se incrementa en las recesiones absorbiendo trabajadores desplazados del empleo formal y disminuye en las recuperaciones cuando los trabajadores vuelven a entrar en el sector formal.

A pesar de su número (el 72% del total de los ocupados) y su contribución a la economía, la mayor parte de los trabajadores de la economía informal enfrentan mayores riesgos y gozan de menores oportunidades que los trabajadores de la economía formal. En primer lugar, los trabajadores informales enfrentan una mayor exposición a riesgos generales (tales como enfermedad, invalidez, vejez y muerte). En segundo lugar, los trabajadores informales enfrentan mayores riesgos relacionados con el trabajo (tales como contratos menos seguros, menos prestaciones y peores condiciones de trabajo para los trabajadores remunerados; menor información, acceso y poder de negociación en los mercados de capitales o de productos para los trabajadores por cuenta propia). En tercer lugar, los trabajadores de la economía informal normalmente cuentan con menos mecanismos para enfrentar riesgos (es decir, menos acceso a fuentes formales de financiamiento, protección laboral y protección social). Finalmente, los trabajadores remunerados informales gozan de menores oportunidades de carrera que los trabajadores

28

remunerados formales, y los empresarios informales gozan de menores oportunidades de mercado que los empresarios o las empresas formales (Alter Chen et al., 2002).

Los empleados en el sector informal, como porcentaje del total de empleados, han aumentado en 4 puntos porcentuales en el período 1999-2003. Las mayores alzas se registraron para los hombres que residen en áreas urbanas. Esta afirmación está acorde a la realidad que afronta el país puesto que se observa un gran incremento de las personas, especialmente varones, que trabajan por cuenta propia.

Cuadro 20 Personas ocupadas en el sector informal por área y sexo Ocupados en el sector informal como porcentaje del total de ocupados Área Total Hombres Mujeres 2003 1999 2003 1999 1999 2003 1999 2003 Total, 15 años y más 1 311 749 1 606 482 68.1 71.5 64.5 69.2 74.1 75.1 Urbana 599 046 746 088 55.4 59.1 47.0 53.7 66.8 66.1 Rural 712 703 860 394 84.3 87.4 83.0 85.8 87.4 90.9 Fuente: Elaboración propia con datos de la DGEEC. EPH 1999 y EPH 2003.

Nota: Se incluyen entre los ocupados informales a los asalariados y empleadores de empresas de menos de cinco trabajadores, los familiares no remunerados, los empleados domésticos, y los trabajadores por cuenta propia no profesionales.

Total

Efectivamente, podemos afirmar que los trabajadores de la economía informal enfrentan mayores riesgos y gozan de menores oportunidades que los trabajadores de la economía formal. El 91% de los trabajadores informales no cuentan con un seguro médico y sólo el 2% afirmó que está asociado a algún sistema de jubilación o pensión. Por otra parte, el 52% de los ocupados formales cuentan con un seguro médico. Además, el 30% de los ocupados informales afirman que durante los últimos 90 días sufrieron alguna enfermedad, en cambio, el 76% de los empleados formales aseveran que estuvieron sanos en el mismo lapso de tiempo.

Al referirnos al promedio de horas trabajadas en la ocupación principal encontramos que los ocupados informales de áreas urbanas trabajan en promedio dos horas más que los ocupados formales. En las áreas rurales, en cambio, los resultados muestran que los trabajadores formales, en promedio, trabajan seis horas más que los informales.

Así como habíamos concluido que el desempleo se concentra en el rango de edad de 15 y 24 años de edad, encontramos que el empleo informal se aglomera entre los 30 y 64 años de edad. Estos grupos etarios representan el 63% del total de empleados informales.

Esta cifra es muy similar a la registrada en el año 1999. El 42% de los empleados informales se dedican a actividades agrícolas y ganaderas y el 25% al comercio. Es así que el 33% de ellos se dedican a las demás actividades como ser industria, transporte, finanzas, etc.

Para concluir esta sección podemos afirmar que es necesario reducir los aspectos negativos de la informalidad como ser los riesgos generales, aquéllos relacionados al trabajo y facilitar los mecanismos que ayuden a enfrentarlos. A su vez, se debe fomentar las actividades emprendedoras de los pequeños empresarios y aquéllos que trabajan por cuenta 29

propia con el objeto de incrementar las oportunidades laborales y facilitarles el acceso a sistemas de protecciĂłn social. Estas medidas favorecerĂ­an sobremanera a promover el trabajo decente en el sector informal. En esta tarea deberĂ­an estar comprometidos tanto al gobierno como los trabajadores del sector informal.

30

CAPÍTULO TRES Desempleo 3.1

Nociones sobre desempleo

Cuando los trabajadores están desempleados, ellos, sus familias y el país como un todo pierden. Los trabajadores y sus familias pierden los salarios que percibirían al estar empleados y el país pierde los bienes o servicios que podían haber producido. Además, estas personas pueden adquirir menos bienes y servicios, lo que puede frenar el crecimiento de la economía y conducir al desempleo a otros trabajadores.

Según la definición del DGEEC del año 2003, las personas son desempleadas si ellas no tienen trabajo, han buscado activamente trabajo en los siete días previos a la encuesta y están disponibles para trabajar. Se excluye a las personas que trabajaron al menos una hora por cuenta propia, como patrón en una empresa no agropecuaria, o al menos siete horas en la chacra o cuidando animales. Por otra parte, la tasa de desempleo oculto se calcula como el ratio entre los inactivos que quisieran trabajar dividido por la PEA. Algunos economistas atribuyen las fluctuaciones en el desempleo a las malas interpretaciones de precios y salarios. Otros atribuyen tales fluctuaciones a los ajustes rezagados de los precios y salarios (incluyendo contratos solapados). En la opinión de muchos economistas, no existiría desempleo si los precios y salarios fueran completamente flexibles y correctamente percibidos (pero sí el desempleo friccional como consecuencia de la dinámica del mercado laboral). Una tercera causa del desempleo puede ser la dificultad en la coordinación del comercio en la economía (Diamond, 1982). En el caso paraguayo podemos afirmar que el desempleo es, en gran parte, debido a la pobre estructura económica, es decir, las inversiones son insuficientes, se cuenta con un bajo nivel de capital humano y una mala distribución de los recursos económicos. Esto hace que el producto esté por debajo del nivel potencial y como consecuencia produce desempleo del factor trabajo.

Entre los años 2002 y 2003 la tasa de desempleo se redujo en 2.8 puntos porcentuales.

Un aspecto muy importante que se debería tener en cuenta al analizar los resultados, es el período de captación de datos de las encuestas de los años 2002 y 2003. En el año 2002 la encuesta se realizó en los dos últimos meses del año mientras que en el año 2003 la encuesta se extendió entre los meses de agosto y diciembre, y la muestra es 2.5 veces mayor que la del año 2002. Es posible que esto haya sesgado los resultados del año 2002.

Además, la recolección de datos en el año 2003 se realizó en el tiempo de siembra de algodón, soja y otros rubros agrícolas.

Otras explicaciones apuntan a la hipótesis del ciclo político oportunista de Nordhaus que propone que los hacedores de política tienen incentivos para expandir la oferta monetaria antes de las elecciones para estimular la economía y así incrementar sus chances de mantener a su partido político en el poder (Lohmann, 1998). Los datos del Banco Central del Paraguay (BCP, 2004) parecerían respaldar esta teoría. En febrero del año 2003, la variación interanual de los billetes y monedas en circulación alcanzó 17.4% y en abril del mismo año ese porcentaje llegó al 30%. Es así que sin producirse un incremento

31

significativo de los precios (la inflación no llegó a superar los dos dígitos en ese año) el incremento de la oferta monetaria produjo un incremento de la producción. Por tanto, posiblemente, la inflación y el desempleo variaron en el tiempo como una función del ciclo electoral (elecciones presidenciales y de representantes del poder legislativo de mayo del 2003).

La dinámica de la oferta laboral también podría explicar parte de la baja de la tasa del desempleo registrado en el año 2003. A pesar de que no existen datos oficiales respecto a migración internacional, es sabido que en los últimos años se está incrementando el número de trabajadores (especialmente jóvenes) que están migrando a otros mercados como el español, el estadounidense, el argentino, y otros, en búsqueda de mejores oportunidades laborales. Esto ejerce una menor presión sobre el mercado laboral.

Gráfico 6 Tasas de desempleo abierto y oculto en porcentaje, 1999-2003 12

10.7 10

9.0 7.6

8

7.9

7.4

6.6 5.8

6

5.0 4

2

0 19 9 9

2000/2001

2002

Tasa de dese mpleo abierto

2003

Tasa de dese mpleo oculto

Fuente: Elaboración propia con datos de la DGEEC. Varias encuestas.

Por otra parte, la tasa de desempleo abierto experimentó un aumento de 1.3 puntos porcentuales para el período 1999-2003. Una explicación para este hecho es que observamos una disminución del desempleo oculto, de 9% en 1999 a 5% en el 2003, derivado del aumento de la tasa de participación de 66.5% en 1999 a 68.4% en el 2003.

A continuación se realiza un análisis del desempleo para el período 1999-2003 por edad, sectores económicos, nivel de educación, distribución por área (rural o urbana), 32

métodos de búsqueda de empleo, los grupos vulnerables dentro del desempleo (mujeres y jóvenes) y desempleo e ingresos.

3.2

Desempleados por rango de edad

En el año, 2004, se incorporaron a la PET alrededor de 135 000 personas, de las cuales alrededor del 40% (54 000 personas) decidieron participar del mercado laboral.

Gráfico 7 Desempleados por rango de edad y sexo, 2003

65 años y más

Edad

40 a 64 años

30 a 39 años Varones Mujeres 25 a 29 años

19 a 24 años

15 a 18 años

-30 30

-20 20

-10 10

0

10

20

30

P o rc e ntaje s

Fuente: Elaboración propia con datos de la DGEEC. EPH 2003.

En el gráfico 6 se observa la distribución de los desempleados por rango de edad y sexo para el año 2003. Aproximadamente el 48% del total de los desempleados varones se concentran entre los 15 y 24 años de edad, un porcentaje similar se observa para las mujeres. Los varones entre 40 y 64 años de edad tienen la más alta participación en el total de desempleados varones, superando el 26%.

Del total de desempleados, el 80% de ellos viven en áreas urbanas. Además, del mismo total, el 48% de ellos residen en Asunción y áreas urbanas del departamento central.

Estos porcentajes nos indican que existe una alta concentración del desempleo en las áreas urbanas. Al referirnos al total de desempleados, podemos señalar que el 52% de ellos se concentran en el rango de edad entre los 15 y 24 años de edad.

33

3.3

Desempleo por actividad económica

Desafortunadamente, no disponemos de datos con una periodicidad compatible entre la evolución del PIB y los datos del empleo. Además, es difícil identificar la estacionalidad de la industria y el comercio que generalmente se presenta en los últimos meses del año.

En esta sección, el análisis básicamente se basa en la regularidad empírica hallada por Arthur M. Okun que describe una relación lineal entre los cambios en las tasas de desempleo y las tasas de crecimiento del producto. Esta relación se espera sea negativa, es decir, ante una variación positiva del PIB el desempleo tiende a caer. El desempleo del factor trabajo es precisamente una de las razones por las que el PIB puede caer.

El desempleo en el sector agropecuario es muy bajo, alrededor de 1% para los años 1999 y 2003, aunque en cifras absolutas la cantidad de desempleados aumentó. Como se había dicho, el período de toma de datos de las encuestas fue durante la siembra de los rubros más importes como lo son la soja y el algodón. Por lo tanto, debemos tener en cuenta la estacionalidad del trabajo en este sector y no aferrarnos sobremanera a estos resultados.

La producción de algodón ha venido aumentando desde el año 1996 y la de la campaña 2003-2004 sería la más alta de las últimas ocho campañas. Esto es muy importante al considerar que el algodón es intensivo en trabajo y genera ingresos importantes para la población más desprotegida. También, la producción de mandioca ha experimentado aumentos sucesivos en las últimas cinco campañas (BCP, 2004).

Cuadro 21 Personas desempleadas por ramas de actividad a la que pertenecía y sexo Ramas de actividad Total, 15 años y más Agricultura, ganadería, caza y pesca Minas y canteras Industrias manufactureras Electricidad, agua y gas Construcción Comercio, restaurantes y hoteles Transporte, almacenamiento y comunicaciones Finanzas, seguros e inmuebles Servicios comunales, sociales y personales Desempleados por primera vez 15 a 18 años 19 a 24 años 25 a 29 años 30 a 39 años 40 a 64 años 65 y más

Total 1999 136 032

2003 193 723

6 742 0 13 785 1 219 22 044 24 490

Tasas de desempleo (en porcentaje) Total Hombres Mujeres 1999 2003 1999 2003 1999 2003 6.59

7.94

5.20

5.56

3.61

5.29

7 936 485 17 315 678 20 980 32 579

1.18 0 5.36 11.14 17.45 5.59

1.11 15.02 6.76 4.02 17.86 5.90

1.21 0 5.49 5.84 17.70 5.47

1.15 15.02 7.35 4.15 18.10 4.98

1.04 0 5.09 31.59 0 5.71

0.98 0 5.63 3.50 0 7.03

5 991 4 634

7 549 9 260

6.55 6.38

8.06 11.10

6.41 7.73

5.49 11.78

7.62 4.46

22.07 9.71

31 722 25 405 14 458 8 624 662 856 805 0

48 314 48 628 17 068 24 456 3 342 2 516 1 246 0

6.83 -

8.72 -

3.55 -

5.84 -

8.96 -

10.11 -

Fuente: Elaboración propia con datos de la DGEEC. EPH 1999 y EPH 2003.

34

El sector industrial no creció en el año 1999 y en los últimos dos años tuvo tasas de crecimiento negativas (ver cuadro A-1, en el anexo estadístico). La tasa de desempleo correspondiente experimentó un aumento muy significativo en el período analizado, en más de un punto porcentual. Este aumento fue más importante en los hombres que en las mujeres, así como lo podemos apreciar en el cuadro 21.

Otro sector importante dentro de la PEA paraguaya es la construcción. Este sector sufrió tasas de crecimiento negativas en el período 2001-2002 y una leve recuperación en el año 2003 (ver cuadro A-1 en el anexo estadístico). Las tasas de desempleo se mantuvieron altas al alcanzar los dos dígitos (17% aproximadamente) en los años 1999 y 2003.

El sector comercio y finanzas representa más del 20% del PIB y generó un alto número de desempleados (más de 40 000 en el año 2003 que representan más del 20% del total de desempleados). En el año 1995, la producción en este sector alcanzó su nivel más alto y desde entonces tiene un movimiento oscilante y decreciente. El incremento de las trabas comerciales por parte de los países vecinos, la disminución del ingreso per cápita que hizo que la demanda interna se contraiga y la crisis financiera que se inicia en dicho año son algunas de las razones de este hecho. La crisis financiera entre los años 1995 y 1998 y la última del año 2002 aún no fueron superadas totalmente y las secuelas continuarán por varios años.

Por último, cabe señalar que el número de personas que esperan una oportunidad de empleo (por primera vez) creció sustancialmente en el período de análisis. Estos se concentran en la población de 15 a 24 años de edad. Estos datos deberían ser una preocupación importante en la definición de políticas públicas. Más adelante nos concentraremos en el desempleo juvenil porque merece una sección aparte dentro de los grupos vulnerables.

3.4

Educación de los desempleados

Los conocimientos que adquirimos en las escuelas forman un componente muy importante de nuestro stock de conocimiento. Los trabajadores que invierten en educación son capaces de renunciar a las ganancias que podían haber ganado a cambio de ganancias más altas en el futuro. La disyuntiva entre las ganancias a las que renunciamos hoy mientras asistimos a la escuela y las ganancias incrementadas en el futuro, así como las restricciones financieras e institucionales las cuales limitan el acceso al aprendizaje y oportunidades de adiestramiento, determinan la distribución del nivel de educación obtenido por la población (Borjas, 1996).

La tasa de participación de las personas con menos de siete años de educación es solamente del 67% con respecto al 83% para los que tienen más de 12 años de educación.

Sin embargo, la tasa de desempleo es más baja para los trabajadores no calificados, 6%, comparando con los más calificados que tienen una tasa de más del 7%. La tasa de desempleo para el grupo que tiene entre 7 y 12 años de educación es la más alta del grupo y afecta principalmente a los que terminaron la secundaria y no poseen experiencia alguna.

Claramente podemos observar en el cuadro 22 que a medida que los trabajadores incrementan los años de estudio, la tasa de participación correspondiente aumenta.

35

Recientes estudios sugieren que la tasa de retorno a la educación está, en realidad, influenciada por los gastos en la educación pública (Borjas, 1996). La evidencia empírica, por lo tanto, sugiere que los gastos en educación pública, en relación con otros rubros, generan ganancias post-escuela más altas porque incrementan el pago por cada año de educación adicional. Según datos de la UNICEF el gobierno redujo drásticamente el gasto en educación y cultura en el año 2001, en un 26% con respecto al año 2000, y en el último año (2003) el gasto en educación no sufrió grandes variaciones con respecto al año precedente (UNICEF, 2004).

En un estudio realizado se encontró que para todos los individuos, el nivel de educación, la edad y la condición de jefe de hogar incrementan la posibilidad de estar empleados (Fernández, 2000).

Cuadro 22 Características del mercado laboral por grupo de educación, 2003 Todos los trabajadores Tasa de participación de la fuerza laboral (en porcentaje) Tasa de desempleo (en porcentaje) Fuente: Elaboración propia con datos de la DGEEC. EPH 2003.

Años de educación Menos de De 7 a 12 13 y 7 años años más años 67.3 68.1 83.0 5.7 9.6 7.4

Un dato muy interesante del mercado laboral paraguayo indica que el promedio de años de educación de la población desempleada es de 8.8 años, mientras que los empleados en promedio tienen 1.1 años de educación menos que los desempleados. Los desempleados incrementaron su promedio de años de educación en 1.1 años de educación en el lapso de tiempo 1999-2003. Por otra parte, los empleados sólo incrementaron su nivel educativo en medio año, aproximadamente (ver cuadro B-14 del anexo).

Estos datos se explican porque los desempleados se concentran en el rango de edad entre 15 a 24 años (52% del total de desempleados). Justamente, ésta es la edad donde se acumula capital humano al incrementar el nivel de educación. Ellos esperan que al incrementar los años de educación tendrán más posibilidades de conseguir un empleo.

Por supuesto, el incremento en los años de educación no implica que necesariamente se reducirá el desempleo agregado, porque el efecto que se observa puede venir simplemente por una distribución del desempleo entre los trabajadores (Ashenfelter and Ham, 1979). Lo que puede ocurrir es que se produzca una redistribución del desempleo de las personas con bajo nivel educativo hacia aquéllas con mayor educación.

La diferencia de 1.1 años de educación entre los desempleados y empleados no implica necesariamente que los primeros estén mejor capacitados. Deberíamos sospechar de la calidad de la educación (menos horas de clases, menos asignaturas) que reciben especialmente aquéllos que asisten a institutos o centros educativos que ofrecen cursos acelerados. Otro factor que puede explicar las tasas más elevadas de desempleo para las personas con mayor nivel educativo es que sus expectativas frente a un empleo en términos de remuneración y condiciones de trabajo son mayores.

36

Además, el 20% de los desempleados asisten a instituciones de enseñanza formal y el 33% realizó algún curso no formal (lenguas, computación, etc.). En cambio sólo el 10% de los empleados asiste a una institución de enseñanza formal mientras que el 27% de ellos realizan cursos no formales.

La mayoría de los trabajadores aumentan su stock de capital humano después de completar su educación formal, particularmente a través de cursos no formales. Podemos clasificar los cursos no formales en adiestramiento general y adiestramiento específico. El adiestramiento general se define como el adiestramiento que, una vez adquirido, es igualmente útil (es decir, aumenta la productividad) en todas las firmas (Borjas, 1996).

Estas habilidades generales, las cuales incluyen mecanografía, computación, cómo conducir un automóvil y otras se encuentran frecuentemente en el mercado laboral. El adiestramiento específico es el que aumenta la productividad solamente en algunas industrias. Entre estos podemos citar a los cursos de electricidad, carpintería, cocina, etc.

Entre los desempleados, en el año 2003, el 16% realizó algún curso de adiestramiento general mientras que sólo el 11% de los empleados lo hizo. Los desempleados dan importancia al adiestramiento específico en su afán de conseguir empleo, y es así que el 17% de ellos tiene al menos un curso no formal específico.

Finalmente, en el gráfico 8 podemos apreciar que más del 50% de los desempleados en el año 2003 tienen más que la educación primaria pero menos que la terciaria. Además, el 36% de éstos tienen entre uno y seis años de educación, y solamente el 12% tiene más de 13 años de estudio.

Gráfico 8 Desempleados por sexo y nivel de educación, 2003 1.2 Sin instrucción

1.2 1.3

35.5 1 a 6 años

34.4

Educación

36.7

51.3 7 a 12 años

Total Mujeres Varones

48.5 54.2

11.9 13 y más

16.0 7.9

Fuente: Elaboración propia con datos de la DGEEC. EPH 2003.

37

Al referirnos a los porcentajes por sexo, el 16% del total de mujeres desempleadas tienen más de 13 años de educación mientras que los hombres no llegan al 8%. Es decir, las mujeres apuestan más a la educación post-secundaria mientras que los hombres responden que dejaron de asistir a instituciones de enseñanza porque, principalmente, se enfrentan a restricciones de liquidez, necesitan trabajo o sencillamente no quieren estudiar.

3.5

Distribución geográfica de los desempleados

Los trabajadores a menudo no conocen sus talentos y habilidades, y están desinformados acerca de las oportunidades disponibles en sus actividades, o en otros mercados laborales. Por lo tanto, el lugar geográfico donde están los trabajadores y las firmas podría no ser eficiente por lo que otras ubicaciones incrementarían el ingreso nacional y reducirían el desempleo.

El laureado con el Premio Nobel en economía John Hicks afirmaba que “las diferencias en las ventajas económicas netas y las diferencias entre los salarios son las principales causas de la migración” (Borjas, 1996). Los motivos principales de la emigración de trabajadores son la falta de oportunidades en el mercado laboral interno y las mejores oportunidades económicas disponibles en el extranjero.

La ubicación de los desempleados es una muy buena información en el momento de confeccionar políticas de empleo. Al respecto, el 80% de los desempleados está residiendo en áreas urbanas en el año 2003. Este porcentaje es similar al que se registró en el año 1999. Los desempleados entre 15 y 24 años de edad que residen en áreas urbanas constituyen el 42% del total de desempleados mientras que los desempleados con el mismo rango de edad para áreas rurales llegan al 11% del total de desempleados.

En cuanto al promedio de años de educación de los desempleados en áreas urbanas encontramos que ellos cuentan con nueve años y los empleados urbanos llegan a 9.3 años en promedio. Sin embargo, las cifras cambian drásticamente para los desempleados y empleados de áreas rurales donde los primeros tienen 7.6 años y los últimos 5.7 años en promedio. Una explicación factible a estos resultados es que en las áreas urbanas se demanda a trabajadores más capacitados que en las áreas rurales por las actividades a las que se dedican.

Del total de desempleados, el 45% es hijo o hija del jefe de hogar. Además, el 34% del total de desempleados es hijo o hija del jefe de hogar que reside en áreas urbanas.

3.6

Desempleados y sus métodos de búsqueda de empleo

Osberg compara la búsqueda de empleo con la pesca. Así como un pescador, el buscador de empleo utiliza varias formas de carnadas y busca en diferentes lugares en su intento de cazar el pez más grande. La probabilidad de recibir una oferta probablemente depende de la estrategia de búsqueda de empleo individual—una mayor inversión en las actividades de búsqueda resultará en más información sobre vacantes lo cual es probable que resulte en un incremento de la probabilidad de recibir una oferta de trabajo. Los métodos de búsqueda de empleo difieren en sus costos monetarios, de tiempo y sus retornos esperados, mientras que los individuos difieren en los usos de uno u otro método y

38

en sus restricciones en el uso de los métodos (ya sea por restricciones de liquidez o poca interacción social, etc.) (Böheim and Taylor, 2002).

Los desempleados utilizan varias técnicas para encontrar empleo. Entre ellas están la de consultar directamente con el empleador o patrón, solicitar los servicios de una agencia de empleo privada, consultar con amigos o parientes, publicar o contestar anuncios en los periódicos o iniciar gestiones para un trabajo por cuenta propia. Cuando más eficientes sean estos métodos menos tiempo se requerirá para conseguir un empleo.

La consulta al empleador o patrón es el método de búsqueda de empleo más utilizado por los desempleados con un 43%. Seguidamente, encontramos los contactos de amigos y familiares como una opción muy utilizada. Este método sería más utilizado por las personas de 30 años y más, debido a que éstas poseerían mayor interacción social. Es así que, el 82% de los desempleados buscando empleo prefieren estos dos métodos para encontrar trabajo.

Cuadro 23 Personas desempleadas buscando empleo por sexo, edad y método principal de búsqueda de empleo utilizado, 2003

Edad y sexo Total, 15 años y más 15 a 18 años 19 a 24 años 25 a 29 años 30 a 39 años 40 a 64 años 65 y más Hombres, 15 años y más 15 a 18 años 19 a 24 años 25 a 29 años 30 a 39 años 40 a 64 años 65 y más Mujeres, 15 años y más 15 a 18 años 19 a 24 años 25 a 29 años 30 a 39 años 40 a 64 años 65 y más

Con empleador directamente 43.4 45.8 42.8 43.7 41.1 44.1 42.6 48.2 53.4 43.0 43.0 52.9 54.3 35.2 38.3 37.7 42.7 44.2 27.7 28.1 71.6

Método principal utilizado como porcentaje del total de desempleados buscando empleo Amigos Respondió Inició Agencia privada de o o colocó gestiones, empleo parientes anuncios cuenta propia 4.2 38.3 4.8 9.0 4.1 39.5 5.6 4.9 5.1 37.7 6.5 7.9 4.3 30.7 4.4 16.7 5.0 40.9 3.4 9.6 2.2 41.6 2.5 7.7 0.0 36.8 0.0 20.6 3.7 34.4 3.8 9.7 6.8 31.5 3.0 5.3 5.3 37.6 6.6 7.5 0.4 36.4 2.0 17.6 4.3 28.1 3.7 11.0 0.2 33.6 1.3 9.8 0.0 40.7 0.0 24.1 4.7 42.5 5.9 8.2 1.2 48.2 8.2 4.6 5.0 37.8 6.4 8.2 6.9 26.9 6.1 16.0 5.8 55.5 3.1 7.9 5.3 54.3 4.5 4.5 0.0 21.5 0.0 6.9

Fuente: Elaboración propia con datos de la DGEEC. EPH 2003.

Otros 0.3 0.0 0.0 0.2 0.0 1.8 0.0 0.2 0.0 0.0 0.6 0.0 0.8 0.0 0.5 0.0 0.0 0.0 0.0 3.4 0.0

En función del sexo, podemos señalar que los hombres prefieren contactar directamente con el empleador mientras que las mujeres acuden a sus amigos o familiares.

El iniciar gestiones para trabajar por cuenta propia constituye una opción valedera para ambos.

39

Es muy probable que los desempleados que viven en áreas donde la demanda laboral sea muy baja busquen menos intensamente que aquéllos que viven en lugares donde la demanda por trabajo es alta, o por lo menos mayor. Por lo tanto, es importante mejorar la efectividad de la búsqueda de empleo de los desempleados en las áreas de altas tasas de desempleo.

También, el estado del mercado laboral se espera influya en la elección del método de búsqueda de empleo. Las altas tasas de desempleo disminuyen la probabilidad de que un desempleado utilice métodos de búsqueda directa (contactar con el empleador) y en su reemplazo utilizaría otros métodos.

3.7

Grupos vulnerables dentro de los desempleados

No hay una definición universal o común de vulnerabilidad, pero, en relación con el empleo, el concepto de grupos vulnerables denota el riesgo de marginalización por parte del mercado laboral y la exclusión social. Tal concepto incluiría a las personas que están desempleadas por un largo tiempo, y también a aquellos inactivos que no están registrados como desempleados. Debería incluir a los trabajadores que están empleados pero que tienen un alto riesgo de perder su empleo. Es, por tanto, un grupo muy heterogéneo cuyos miembros comparten probablemente el carácter involuntario de su status presente (European Foundation, 2002).

El mejoramiento del empleo en los grupos vulnerables está relacionado al mercado laboral y las condiciones económicas. Mejorar el acceso al empleo, específicamente, a los grupos que tienen desventajas en el mercado laboral merece especial atención. En este análisis enfocaremos dentro de los grupos vulnerables a los jóvenes y a las mujeres.

3.7.1 Desempleo juvenil De acuerdo con la definición estándar de las Naciones Unidas, joven es aquel cuya edad esta comprendida entre 15 y 24 años de edad inclusive. Es el concepto que utilizamos en este análisis.

En el cuadro 24 podemos observar que la tasa de participación de la población joven aumentó entre 1999 y 2003, aunque el comportamiento no fue parejo a través de los años.

Cuadro 24 Estado del empleo de la población en edad de trabajar entre 15 y 24 años de edad y resto de la PET 1999 Juvenil Resto Población total 963 829 2 137 247 Población económicamente activa 539 454 1 523 610 Tasa de participación (en porcentaje) 56.0 71.3 Población económicamente inactiva 424 375 613 637 Empleados 475 204 1 451 828 Tasa de ocupación bruta (en porcentaje) 49.3 67.9 Desempleados 64 250 71 782 Tasa de desempleo (en porcentaje) 11.9 4.7 Fuente: Elaboración propia con datos de la DGEEC. Varias encuestas.

Características de la población

2003 Juvenil 1 133 539 663 954 58.6 469 585 562 609 49.6 101 345 15.3

Resto 2 437 493 1 777 148 72.9 660 342 1 684 769 69.1 92 379 5.2

40

La tasa de participación y la de desempleo tienen una relación compleja. Por una parte, un incremento de la tasa de participación laboral causado por un factor extraño, como ser mejores expectativas sobre el mercado laboral o salarios disponibles más altos, tenderán a incrementar el desempleo medido. Por otra parte, tasas de desempleo más altas tenderán a desanimar la participación en el mercado laboral y por tanto disminuir las tasas de actividad (ver cuadro 24).

Las tasas de desempleo juvenil son más altas que las tasas de los adultos, y probablemente son más volátiles cíclicamente. En el año 2003, la tasa de desempleo de las personas entre 15 a 18 años, 19 a 24 años y 25 a 65 años de edad fue de 14%, 16% y 5% respectivamente.

Existen ciertas razones por las cuales el desempleo juvenil sería más sensible que el desempleo de los adultos a cambios en la demanda agregada. Por el lado de la oferta de trabajo, los jóvenes tienden a abandonar voluntariamente su empleo más que los adultos. El costo de oportunidad es más bajo para los jóvenes porque ellos, en promedio, tienen menos necesidad u obligación de ser sustento de un hogar, ganan salarios menores y tienen menos experiencia y habilidades.

La demanda de trabajo tiene implicaciones más importantes sobre el desempleo juvenil. En el sector más formal, el costo de oportunidad de una firma de despedir un trabajador joven es más bajo que para los adultos. Este hecho tiene mucha relación con la antigüedad laboral y las leyes que amparan al trabajador. Una forma de hacer frente al desempleo juvenil es incrementando el capital humano de los participantes y reducir los salarios de reserva de los mismos.

Se debe prestar mucha atención a la calidad del trabajo que los jóvenes puedan ofrecer dentro del mercado laboral y no simplemente intentar emplear a la mayor cantidad posible. Cabe señalar que las políticas de empleo juvenil deben ir acompañadas de las condiciones macroeconómicas apropiadas. De otra forma, cualquier intento de mejorar los indicadores podría arrojar resultados inesperados.

3.7.2 Desempleo de las mujeres La familia es vista como una unidad económica que comparte el consumo y asigna la producción en el hogar y en el mercado, así como la inversión en capital humano y físico de sus miembros. La división del trabajo o “diferenciación de roles” emerge porque las intenciones de promover la vida familiar son restringidas por las relaciones de sustitución y complementariedad en el proceso de producción del hogar y por las ventajas comparativas debido a las diferentes habilidades y los potenciales de ganancias con las cuales cada miembro de la familia está dotado (Mincer and Polacheck, 1974).

Atkinson afirma que el acceso de las mujeres al empleo es significativamente inhibido por el pobre ajuste entre el compromiso que tienen de cuidar a sus hijos y la forma en que el trabajo está organizado (European Foundation, 2002).

Los datos del año 1999 reflejan que el 58% del total de desempleados eran hombres.

Paulatinamente, estas tasas se equilibraron hasta que en el año 2003 las tasas fueron muy

41

similares. El 51% del total de las mujeres desempleadas se concentran en la edad comprendida entre 19 y 29 años de edad.

El promedio de años de educación de las mujeres desempleadas es un año mayor que el correspondiente a las mujeres empleadas. Tal disparidad no se hallaba en el año 1999.

Además, las mujeres desempleadas cuentan con medio año de educación promedio más que los varones. Esta diferencia es mayor en las áreas urbanas que en las rurales (ver cuadro B14 en el anexo estadístico).

Un dato interesante es que del total de mujeres desempleadas que anteriormente contaban con un empleo, el 30% afirma que dejó su empleo por motivos familiares o labores del hogar. En cambio, entre los varones sólo un 4% afirma lo mismo. Es muy probable que las mujeres cuenten con una mayor productividad marginal en el hogar que los varones y es por ello que esperamos que las mujeres se especialicen en las tareas del hogar.

Indiscutiblemente, la tasa de participación de los varones es muy superior a la de las mujeres con 84% y 53%, respectivamente. Sin embargo, la tasa de participación de las mujeres ha aumentado en 4.5 puntos porcentuales entre 1999 y 2003. Las decisiones de las mujeres de participar en el mercado laboral pueden atribuirse no solamente a un aumento del salario de mercado sino también a una disminución del salario de reserva.

3.8 Desempleo e ingresos Hace 200 años, aproximadamente, Adam Smith arribó a la conclusión de que “Ninguna sociedad puede, definitivamente, ser próspera y feliz donde la mayor parte de sus miembros son pobres y miserables”.

La desigualdad tiene efectos negativos, pero también podría tener efectos positivos (incentivos para trabajar duro, innovar e invertir). Por el lado negativo, las diferencias en los ingresos que no están relacionados con la productividad (debido a la discriminación por sexo, por ejemplo) son dañinos para la sociedad civil y causan una mala asignación de recursos. La pobreza y la desigualdad en el ingreso crean externalidades negativas.

Consecuentemente, puede ser de interés de los ricos así como de los pobres aumentar los ingresos de los pobres.

Algunas de las externalidades que genera la distribución del ingreso son (Krueger, 2002): a)

Votantes más educados hacen que le proceso democrático funcione mejor. Es probable que las personas con más educación estén mejor informados y más dispuestos a participar en democracia. Además, ciudadanos más informados probablemente tomen mejores decisiones (al elegir sus gobernantes, al escoger una decisión familiar, etc.);

b)

La evidencia disponible sugiere un nexo entre crimen y desigualdad.

Manteniéndose lo demás constante, el incentivo para las personas con oportunidades de mercado (ya sea laboral o educacional) limitado para cometer crímenes aumenta a medida que la inequidad se agudiza, y

42

c)

Person y Tabellini desarrollaron un modelo de crecimiento económico en el cual la desigualdad influye negativamente sobre el crecimiento a través del proceso político.

Cuadro 25 Tasa de desempleo según quintil de ingreso por área y total

Área Urbana Rural 1999 2003 1999 2003 Primero (más pobre) 16.8 23.0 4.1 4.7 Segundo 12.6 12.0 2.3 4.5 Tercero 10.8 13.4 4.3 4.9 Cuarto 7.4 7.9 3.5 3.8 Quinto (más rico) 3.3 4.3 2.0 1.9 Fuente: Elaboración propia con datos de la DGEEC. EPH 1999 y EPH 2003.

Quintiles

Total 1999 11.2 8.3 8.0 5.9 2.8

2003 15.1 8.7 10.0 6.2 3.3

En el cuadro 25 observamos las tasas de desempleo total y por área según quintiles de ingreso. Las tasa de desempleo correspondiente al grupo del más alto quintil de ingreso es mucho menor que la del quintil más bajo. En el año 2003, para los trabajadores más pobres, la tasa de desempleo superó los dos dígitos mientras que en el grupo de los trabajadores más ricos la tasa de desempleo llegó sólo al 3%. En las áreas urbanas las tasas de desempleo son muy altas para los pobres llegando al 23%. En promedio, en las áreas urbanas, las tasas de desempleo para todos los quintiles aumentaron en el año 2003 con relación a 1999. Por otra parte, en las áreas rurales las tasas de desempleo no experimentaron cambios muy significativos.

Las diferencias en las tasas de desempleo entre los pobres y ricos demuestra que el desempleo afecta más a los pobres que a los ricos, también, más a los que moran en áreas urbanas que a aquéllos que residen en áreas rurales. Hasta cierto punto, las diferencias en las tasas de desempleo entre ricos y pobres son obvias ya que la pobreza se mide a través de los ingresos, los que provienen en un elevado porcentaje del mercado de trabajo. Otras explicaciones de estos hechos apuntan a que los ricos poseen una mayor interacción social con empleadores que los pobres y disponen de los recursos para realizar algún emprendimiento (abrir una empresa, por ejemplo), mientras que los pobres enfrentan restricciones de liquidez que establecen barreras a cualquier emprendimiento en el mercado laboral por cuenta propia.

43

Consideraciones finales La leve recuperación de la economía paraguaya no logra opacar los resultados macroeconómicos insuficientes que viene experimentando el país en los últimos años.

Existe una estructura política y macroeconómica que no está preparada para que en el país se produzca el desarrollo económico sostenible que ayudaría a generar empleos en el corto plazo.

Para la toma de decisiones de políticas de empleo se deben considerar las características distintivas del mercado laboral paraguayo, como ser la baja cobertura del salario mínimo, la alta proporción de ocupados que están excluidos del sistema de seguridad social, las altas tasas de subempleo y de empleo informal, entre otras características.

Estas políticas de empleo y de seguridad social deben ir acompañadas de las condiciones macroeconómicas apropiadas. De lo contrario, cualquier medida tomada no brindará los resultados esperados o deseados.

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ANEXO ESTADÍSTICO A.

Datos macroeconómicos Cuadro A-1 Evolución del PIB por sectores económicos (En porcentajes sobre la base de valores a precios de 1982)

Sector Económico Agricultura Ganadería Explotación Forestal Caza y Pesca Sub-total producción bienes agropecuarios Minería Industria Construcción Sub-total producción bienes Total producción bienes Electricidad Agua y Servicios Sanitarios Transporte y Comunicaciones Sub-total servicios básicos Comercio y Finanzas Gobierno General Viviendas Otros Servicios Sub-total servicios Total producción servicios PIB a precios de mercado

Tasas anuales de variación 1999 4.0 2.2 0.7 2.0 3.2 2.2 0.0 2.5 0.7 2.1 16.6 -3.8 2.6 9.1 -9.2 6.5 2.0 2.8 -3.6 -1.0 0.5

2000 -8.5 2.0 3.0 2.0 -4.4 2.5 1.0 2.0 1.4 -2.0 8.5 -0.5 10.9 9.2 -4.9 4.2 2.0 3.0 -1.1 1.2 -0.4

-2.1 -2.9 PIB por habitante (dólares constantes) b/ Fuente: Informe Económico del Banco Central del Paraguay. Varios números.

Notas: a/ Cifras preliminares. b/ Dólares constantes de 1982.

2001 18.7 -0.7 -3.0 1.5 10.5 -15.2 1.3 -22.7 -5.8 3.5 0.3 5.3 8.6 4.2 2.4 -3.3 1.0 2.0 1.3 2.0 2.7

2002 -0.2 -0.6 -7.0 1.6 -0.9 -13.0 -3.2 -11.0 -5.2 -2.6 -0.3 3.5 1.1 0.5 -3.5 -10.5 1.5 1.5 -2.9 -2.1 -2.3

2003 a/ 15.3 -2.0 3.0 -1.0 9.5 6.2 -1.0 5.7 0.6 6.1 -3.0 2.6 -2.0 -2.3 1.2 -7.7 1.0 1.0 -0.1 -0.7 2.6

0.2

-4.7

0.1

Cuadro A-2 Variaciones en el IPC por agrupación Área Metropolitana de Asunción (Series empalmadas, 1992 = 100) (Variaciones de diciembre a diciembre en %) Tasas anuales de variación 1999 2000 2001 2002 Alimentación 1.7 8.0 5.3 15.8 Vestido y calzado 3.4 2.6 4.2 7.2 Vivienda 4.9 8.4 11.1 18.1 Gastos en salud 13.5 4.5 6.3 2.3 Transporte 10.0 24.8 9.6 16.4 Educación y lectura 7.7 11.8 9.7 9.8 Gastos varios 10.4 3.4 13.5 15.6 General 5.4 8.6 8.4 14.7 Fuente: Informe Económico del Banco Central del Paraguay. Varios números.

Agrupación

2003 20.4 6.8 0.8 3.0 7.6 6.2 0.8 9.3

47

Cuadro A-3 Evolución del Salario Mínimo Nominal y Real, e inflación (Tasas de variación en porcentajes)

Variable Salario mínimo nominal

Tasas anuales de variación 2000 2001 13.8 11.2

2002 9.8

2003 17.4

3.7

-0.7

2.8

Variación del IPC 5.4 8.6 8.4 Fuente: Informe Económico del Banco Central del Paraguay. Abril, 2004.

Notas: a/ Deflactado por el Índice de Precios del Consumidor, año base 1980. b/ Variaciones de diciembre a diciembre.

14.7

9.3

Salario mínimo real a/

1999 1.8 -4.6

4.4

b/

Cuadro A–4 Inversión extranjera directa (Millones de dólares) Variable

1999 2000 IED para Paraguay 89 98 Promedio de IED para América Latina 4 159 3 624 Fuente: CEPAL, Anuario Estadístico de América Latina. Varios años.

Nota: a/ Cifras provisorias y sujetas a variación.

2001 77 3 685

2002 -26 2 062

2003 a/ 14 1 529

2002 34.2 12.3 21.9 9.9 1.6 8.3

2003 a/ 30.5 10.2 20.2 10.4 1.1 9.3

Cuadro A-5 Tasas Efectivas de Interés (En porcentaje nominal anual) Variable

1999 2000 Activas promedios ponderados en guaraníes 30.2 26.8 Pasivas promedios ponderados en guaraníes 8.7 9.7 Margen de intermediación en guaraníes 21.6 17.1 Activas promedios ponderados en dólares 12.1 11.9 Pasivas promedios ponderados en dólares 3.3 3.1 Margen de intermediación en dólares 8.8 8.8 Fuente: CEPAL, Anuario Estadístico de América Latina. Varios años.

Nota: a/ Cifras provisorias y sujetas a variación.

2001 28.2 9.8 18.4 11.2 2.7 8.5

Cuadro A-6 Tasa de variación del tipo de cambio efectivo real y real bilateral (Variaciones de diciembre a diciembre en %) Tipo de cambio

1999 2000 TCRB con respecto al dólar estadounidense 15.7 3.9 TCRB con respecto al real brasileño -4.0 1.1 TCRB con respecto al peso argentino 12.4 -0.2 Tipo de cambio efectivo real a/ 3.7 0.0 Fuente: Informe Económico del Banco Central del Paraguay. Abril, 2004.

Nota: a/ Ponderado por una canasta de 5 monedas.

2001 15.2 17.7 15.6 15.2

2002 37.4 13.5 -10.3 15.3

2003 a/ -23.9 1.0 -12.7 -7.8

48

Cuadro A-7 Balanza comercial anual (En miles de dólares, Free on Board) Variable

1999 2000 2001 740 769 869 357 990 205 Exportaciones 1 725 054 2 050 391 1 988 820 Importaciones Saldo de la balanza comercial -984 285 -1 181 034 -998 615 Fuente: Informe Económico del Banco Central del Paraguay. Abril, 2004.

Nota: a/ Cifras preliminares.

2002 950 600 1 510 249 -559 649

2003 a/ 1 241 504 1 862 036 -620 532

Cuadro A–8 Deuda externa (En miles de dólares) Variable 1999 2000 2001 Deuda externa bruta desembolsada 2 697 467 2 819 322 2 652 407 Sector público 2 111 467 2 234 322 2 162 407 Sector privado 586 000 585 000 490 000 Servicio bruto de la deuda externa 170 661 200 099 230 177 Amortizaciones 108 361 105 452 125 902 Intereses 62 300 94 647 104 275 Fuente: Informe Económico del Banco Central del Paraguay. Abril, 2004.

2002 2 700 051 2 283 051 417 000 189 806 114 881 74 925

2003 2 873 573 2 477 573 396 000 208 190 125 950 82 240

Cuadro A–9 Resultado financiero del Gobierno Central (En porcentaje del PIB, a precios corrientes) Variable

1999

2000

2001

2002

2003 a/

Déficit Presupuestario

-3.58

-4.27

-1.13

-2.95

-0.55

Fuente: Elaboración propia con datos del Informe Económico del Banco Central del Paraguay. Abril, 2004.

Nota: a/ Cifras preliminares y sujetas a variación.

49

Cuadro A–10 Gastos obligados del Gobierno Central según clasificación económica (Tasa de participación como porcentaje del total, a precios corrientes) Clasificación

1999 2000 2001 2002 2003 a/ Gastos corrientes 61.4 48.3 68.0 63.8 63.0 Servicios personales 37.8 29.6 41.2 38.5 38.5 Bienes y servicios 4.7 3.9 5.1 5.6 5.7 Transferencias corrientes 18.9 14.9 21.8 19.8 18.8 Gastos de capital 26.4 39.3 16.6 20.0 19.3 Inversión física 14.3 12.5 13.6 17.1 15.5 Inversión financiera 4.0 2.6 1.0 0.8 1.6 Transferencia de capital 8.0 1.5 2.0 2.1 2.2 Servicio de la deuda pública 10.9 11.9 14.9 15.3 17.3 Otros gastos ejecutados 1.4 0.5 0.5 0.9 0.4 Total gastos ejecutados como porcentaje del PIB 22.1 29.4 20.7 21.0 19.8 Fuente: Elaboración propia con datos del Informe Económico del Banco Central del Paraguay. Abril, 2004.

Nota: a/ Cifras provisorias y sujetas a variación.

Cuadro A-11 Exportaciones del Paraguay al MERCOSUR (Como porcentaje del total de exportaciones) País 1999 2000 2001 2002 2003 Argentina 7.2 10.6 6.1 3.7 5.3 Brasil 31.7 38.7 28.1 37.1 34.2 Uruguay 2.6 14.1 18.2 17.4 19.6 Total MERCOSUR 41.5 63.4 52.4 58.1 59.1 Fuente: Elaboración propia con datos del Informe Económico del Banco Central del Paraguay. Abril, 2004.

Cuadro A-12 Exportaciones de soja y algodón y totales (En miles de dólares, FOB) Rubro

1999 2000 2001 Fibras de algodón 61 546 78 493 83 469 Soja 307 135 285 924 356 315 Totales 740 769 869 357 990 205 Fuente: Informe Económico del Banco Central del Paraguay. Varios números.

Nota: a/ Cifras provisorias y sujetas a variación.

2002 35 961 340 684 950 600

2003 a/ 58 098 516 959 1 241 504

50

B.

Empleo Cuadro B-1 Población ocupada total por rango de edad

Rango de Edad Total 10 a 14 años 15 a 17 años 18 a 24 años 25 a 29 años 30 a 39 años 40 a 64 años 65 años y más

1999 Número 2 013 679 86 647 127 195 348 009 242 266 491 663 626 228 91 671

% 4.3 6.3 17.3 12.0 24.4 31.1 4.6

2000/1 Número 2 190 362 100 913 159 381 387 235 245 787 484 615 706 036 106 392

% 4.6 7.3 17.7 11.2 22.1 32.2 4.9

2002 Número 2 259 739 126 928 158 962 403 394 253 504 479 905 727 358 109 688

2003 Número

%

2 350 594 103 216 143 230

5.6 7.0 17.9 11.2 21.2 32.2 4.9

419 378 262 134 529 852 77 843 114 350

% 4.4 6.1 17.8 11.2 22.5 33.1 4.9

Fuente: Elaboración propia con datos de la DGEEC. Varias encuestas.

Cuadro B-2 Características de la Población en Edad de Trabajar como porcentaje del total Variables 1999 2000/1 Ocupados 50.8 48.8 Desocupados 3.6 4.2 Inactivos 27.5 25.7 Sub-ocupados visibles 3.7 5.1 Sub-ocupados invisibles 7.6 10.1 Desempleo oculto 6.0 5.1 Desocupados por primera vez 0.8 1.0 Fuente: Elaboración propia con datos de la DGEEC. Varias encuestas.

2002 46.7 5.8 26.4 5.3 10.2 4.0 1.7

2003 46.5 4.1 28.2 5.0 11.5 3.4 1.4

Cuadro B-3 Tasa de participación de la población ocupada, por área, sexo y rango de edad Tasa de actividad 1999 2000/1 Total 66.5 69.1 Urbano 67.3 68.1 Rural 65.5 70.6 Hombre 85.5 85.3 Mujer 48.4 53.5 Fuente: Elaboración propia con datos de la DGEEC. Varias encuestas.

2002 69.6 68.7 70.9 86.7 52.9

2003 68.4 67.4 69.8 84.4 52.9

51

Cuadro B–4 Tasa de ocupación de la población ocupada, por área, sexo y rango de edad Tasa de actividad 1999 2000/1 Total 93.4 92.4 Urbano 90.9 89.8 Rural 96.9 95.9 Hombre 93.9 93.3 Mujer 92.5 91.1 15 a 18 años 85.8 85.7 19 a 24 años 89.5 86.6 25 a 29 años 93.8 90.6 30 a 39 años 95.7 94.9 40 a 64 años 95.2 95.9 65 años y más 97.6 97.8 Fuente: Elaboración propia con datos de la DGEEC. Varias encuestas.

2002 89.3 85.4 95.0 91.1 86.4 82.1 81.0 89.6 92.7 93.1 94.9

2003 92.1 89.0 96.3 93.4 90.0 85.9 84.1 91.8 95.1 95.5 96.0

Cuadro B–5 Clasificación de ocupados según rama de actividad como porcentaje del total 1999

Rama de actividad

Hombre

2000/1 Mujer

2002

Hombre

Mujer

Hombre

2003 Mujer

Hombre

Mujer

35.0

15.4

37.7

19.8

41.3

19.2

38.7

20.0

0.2

0.0

0.2

0.0

0.2

0.0

0.2

0.0

13.1

10.9

13.0

10.2

10.7

9.6

11.2

9.6

Electricidad, agua y gas

0.7

0.2

0.6

0.3

0.9

0.1

0.9

0.4

Construcción

8.3

0.3

7.9

0.1

7.3

0.3

6.9

0.2

15.9

30.0

20.3

30.2

18.8

29.7

20.8

26.8

Transporte, almacenamiento y comunicac.

5.8

1.2

5.4

1.0

4.9

1.5

5.4

1.3

Finanzas, seguros e inmuebles

3.2

4.0

3.9

2.8

3.6

3.5

3.6

2.9

14.2

35.6

11.0

35.7

12.2

35.8

12.3

38.8

Agricultura, ganadería, caza y pesca Minas y canteras Industrias manufactureras

Comercio, restaurantes y hoteles

Servicios comunales, sociales y personales NR/NA Total

3.5

2.3

0.0

0.0

0.2

0.2

0.0

0.0

100.0

100.0

100.0

100.0

100.0

100.0

100.0

100.0

Fuente: Elaboración propia con datos de la DGEEC. Varias encuestas.

Cuadro B-6 Clasificación de ocupados según ocupación por sexo, como porcentaje del total Ocupación Miembros P.Ejec.,Leg./Jud. Personal Direct.

Profesion. Científicos e Intelect Técnicos y Prof, Nivel Medio Empleados de Oficina Trabaj. de Serv. y Vendedores Agricultores y Trab. Agrop. y Pesqueros Oficiales, Operarios y Artesanos Operador. de instalac.y máq. y montadores Trabajadores no calificados Fuerzas Armadas NR

2000/1 Hombre Mujer 4.5 4.5 3.3 6.8 5.2 4.7 2.8 9.2 32.1 18.4 6.1 18.3 0.2 0.0

5.3 24.6 19.1 8.0 0.3 26.7 0.0 0.0

2002 Hombre Mujer 3.1 2.8 2.6 6.8 4.8 4.0

Fuente: Elaboración propia con datos de la DGEEC. Varias encuestas.

3.3 9.7 36.7 16.8 5.9 16.6 0.2 0.2

6.4 26.0 18.4 7.3 0.2 27.9 0.1 0.1

2003 Hombre Mujer 3.6 3.3 4.6 4.1 10.3 33.8 17.7 6.0 16.4 0.2 0.0

3.2 8.0 4.4 5.7 23.2 19.5 7.9 0.2 27.9 0.0 0.0

52

Cuadro B–7 Clasificación de ocupados según categoría ocupacional como porcentaje del total Categoría Empleado público Empleado privado Obrero público Obrero privado Empleador o patrón Cuenta propia Famil. no remunerado Empleado doméstico

1999 Urbano Rural 10.1 3.0 18.4 2.9 1.9 0.6 23.1 17.4 6.8 3.6 27.4 50.9 3.3 17.8 9.0 3.8

2000/1 Urbano Rural 9.7 2.5 17.6 2.4 1.6 0.1 21.1 18.6 7.8 3.9 27.8 51.5 4.2 16.7 10.2 4.2

2002 Urbano Rural 10.2 2.8 16.2 1.7 2.4 0.5 21.3 15.2 4.1 3.5 31.4 50.9 4.4 22.0 9.8 3.3

2003 Urbano Rural 10.7 3.2 16.6 2.5 1.9 0.4 19.3 16.7 5.6 3.1 31.1 52.2 3.9 18.0 10.9 3.9

Fuente: Elaboración propia con datos de la DGEEC. Varias encuestas.

Cuadro B-8 Clasificación de ocupados según categoría ocupacional como porcentaje del total Categoría Empleado público Empleado privado Obrero público Obrero privado Empleador o patrón Cuenta propia Famil. no remunerado Empleado doméstico

1999 Hombre Mujer 6.0 8.7 10.0 14.2 1.7 0.8 28.7 6.7 7.0 2.7 35.1 42.2 10.9 7.5 0.5 17.2

2000/1 Hombre Mujer 5.0 9.0 10.1 12.0 1.1 0.7 28.8 6.0 8.0 3.1 35.5 42.8 10.5 8.6 1.0 17.8

2002 Hombre Mujer 5.8 9.0 8.5 12.2 1.9 0.9 26.0 6.1 5.1 1.7 38.0 43.2 13.6 9.5 0.8 17.3

2003 Hombre Mujer 5.8 9.9 10.4 10.6 1.6 0.7 25.7 6.1 5.7 2.5 38.7 43.1 10.9 8.7 1.2 18.5

Fuente: Elaboración propia con datos de la DGEEC. Varias encuestas.

Cuadro B–9 Clasificación de ocupados según tamaño de empresa por sexo, como porcentaje del total Tamaño de la Empresa

1999

2000/1

2002

Hombre

Mujer

Total

Hombre

Mujer

Total

Hombre

Solo

21.0

32.3

25.1

21.4

32.2

25.6

21.0

2 a 5 personas

48.4

29.1

41.3

49.1

29.3

41.4

6 a 10 personas

8.8

5.4

7.5

10.0

5.1

11 a 20 personas

5.6

4.2

5.1

5.7

21 a 50 personas

5.3

4.5

5.0

Más de 50 personas

9.5

6.8

Empleado doméstico

0.5

NS / NR

0.0

2003

Mujer

Total

Hombre

29.9

24.4

22.1

Mujer 33.6

Total 26.5

49.7

31.5

43.0

50.4

27.5

41.6

8.1

9.5

5.6

8.0

9.2

5.9

7.9

4.4

5.2

4.8

4.6

4.7

5.6

4.8

5.3

4.5

3.9

4.3

3.8

4.5

4.1

3.9

3.8

3.9

8.5

7.4

6.8

7.2

7.9

5.2

6.9

7.1

5.4

6.4

17.2

6.7

1.0

17.8

7.5

0.8

17.3

6.9

1.2

18.5

7.8

0.0

0.0

0.8

0.3

0.6

2.0

1.1

1.7

0.6

0.4

0.6

Fuente: Elaboración propia con datos de la DGEEC. Varias encuestas.

53

Cuadro B–10 Clasificación de ocupados según años de educación por sexo, como porcentaje del total

1999 2000/1 2002 Hombre Mujer Hombre Mujer Hombre Mujer 3.3 5.3 4.0 5.1 0 años 3.3 4.2 55.7 49.4 53.1 50.6 De 1 a 6 años 56.2 49.3 32.8 32.2 33.1 29.5 De 7 a 12 años 32.8 32.1 De 13 y más años 8.0 13.0 9.6 14.7 7.6 14.2 NA/NR 0.2 0.0 0.3 0.1 0.2 0.1 Fuente: Elaboración propia con datos de la DGEEC. Varias encuestas.

2003 Hombre Mujer 2.9 3.6 52.8 50.3 33.8 29.7 10.5 16.3 0.0 0.0

Años de Educación

Cuadro B–11 Variación del promedio de ingresos del 2003 con respecto a 1999 en la ocupación principal por categoría de ocupación y por tamaño de empresa, como porcentaje del total

Categoría de ocupación / tamaño de la empresa

Empleado público

Empleado privado

Total

-17.7

-11.3

Solo

-26.1

-10.0

2 a 5 personas

-17.0

-5.9

6 a 10 personas

-0.3

11 a 20 personas 21 a 50 personas Más de 50 pers.

Empleado doméstico

Obrero público

Obrero privado

Empleador o patrón

-20.7

-16.4

1.7

100.0

-32.6

0.0

0.6

-14.8

17.5

-23.1

24.4

-13.0

-22.1

6.7

-61.5

-17.0

13.0

-21.9

-17.2

2.4

0.0

0.0

Cuenta propia

Famil. no remunerado

Empleado doméstico

Total

1.9

0.0

-19.0

-11.3

-4.6

0.0

0.0

-5.0

13.1

0.0

0.0

0.3

-29.0

100.0

0.0

0.0

-23.2

-31.5

-17.7

-100.0

0.0

0.0

-19.7

-2.3

-20.5

0.0

0.0

0.0

-9.0

-9.5

-10.1

-69.3

0.0

0.0

0.0

-11.4

0.0

0.0

0.0

0.0

0.0

-19.0

-19.0

Fuente: Elaboración propia con datos de la DGEEC. Varias encuestas.

Cuadro B-12 Clasificación de subempleados según rama de actividad como porcentaje del total

1999 Categoría 21.7 Agricultura, ganadería, caza y pesca 0.2 Minas y canteras 14.1 Industrias manufactureras Electricidad, agua y gas 0.2 Construcción 6.5 Comercio, restaurantes y hoteles 15.1 Transporte, almacenamiento y comunicaciones 3.1 Finanzas, seguros e inmuebles 2.6 Servicios comunales, sociales y personales 36.4 Fuente: Elaboración propia con datos de la DGEEC. Varias encuestas.

2000/1 21.2 0.0 14.9 0.1 6.6 19.2 4.0 2.1 31.8

2002 18.0 0.2 12.8 0.4 8.3 19.3 3.2 3.9 34.0

2003 16.9 0.1 13.3 0.3 7.3 20.5 3.1 2.6 35.8

54

Cuadro B-13 Clasificación de subempleados según categoría ocupacional como porcentaje del total

Categoría Ocupacional 1999 2000/1 2.0 2.6 Empleado público 12.7 11.5 Empleado privado 1.2 0.7 Obrero público Obrero privado 41.8 42.6 Empleador o patrón 0.3 0.6 Cuenta propia 17.8 17.9 Famil. no remunerado 3.0 3.6 Empleado doméstico 21.2 20.5 Total en cifras 351 579 494 983 Fuente: Elaboración propia con datos de la DGEEC. Varias encuestas.

2002 3.1 12.1 1.4 38.7 0.3 19.0 4.1 21.3 531 289

2003 3.9 12.8 1.3 39.2 0.3 16.9 2.9 22.8 585 736

Cuadro B–14 Promedio de años de educación de los empleados y desempleados

Área

Hombre

1999 Mujer

Total

Desempleados Urbana 8.0 8.3 8.1 Rural 6.1 5.0 5.7 Total 7.6 7.7 7.7 Empleados Urbana 9.1 8.9 9.0 Rural 5.1 5.2 5.1 Total 7.2 7.6 7.3 Fuente: Elaboración propia con datos de la DGEEC. Varias encuestas.

Hombre

2003 Mujer

Total

8.7 7.5 8.5

9.4 7.8 9.1

9.1 7.7 8.8

9.2 5.8 7.6

9.3 5.6 8.0

9.3 5.7 7.7

55